"¡Ella ni siquiera es tan gorda!" Pero yo sí

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“¡Ella ni siquiera es tan gorda!” Pero yo sí.

por your fat friend traducción de jael caiero



Se me rompió un poco el corazón de una manera muy conocida cuando me enteré que existía Fat Chance. El show de TLC explora el camino de pérdida de peso de personas que buscan enamorarse. “¿Por qué alguien me amaría, viéndome así?” dice una de las participantes, mirando su cuerpo suave en un espejo de cuerpo entero. Donde sea que vayamos, alguien está hablando constantemente de una vida de soledad, aislamiento y desamor a la que l_s gord_s estamos condenad_s. Es descorazonador y es mentira. Pienso en los amores de todos los colores que he tenido; en las parejas que me amaron y me desearon. Pienso en la gente gorda de la que me enamoré; en l_s amig_s y familiares gord_s que están felizmente casad_s, saliendo con gente, enamorándose y recibiendo afecto en sus vidas. Indign_ de amor está presente en todos lados y es una profunda mentira. Después de todo si l_s gord_s fueran realmente imposibles de amar, dos tercios de este país estarían condenados a una vida de soledad y anhelo. Pero Indign_ de amor ha ganado tanta importancia que tiene vida propia, es una profecía que forma


el pensamiento de mis amig_s y familia, apareciendo afilado y doloroso en sus bocas tiernas. Incluso aquell_s amig_s que son crític_s acerca de las representaciones de l_s gord_s tienen dificultades para entenderlo. Cuando empezamos a hablar de Fat Chance sus respuestas fueron sorprendentemente parecidas. Un_ después de l_ otr_, viendo a l_s participantes: O sea, mirala, ni siquiera es tan gorda. Ahí está, Indign_ de amor, ese cuchillo serrucho cortando más profundo que nunca. Se que no es eso lo que quieren decir. Ell_s quieren decir “el mundo se fue al carajo si esta mujer es considerada gorda.” Ell_s quieren decir “hay un estándar imposible de cumplir si este tipo atractivo, de hombros anchos siente que es demasiado gordo.” Están sorprendid_s, viendo cuerpos que se parecen tanto a los suyos siendo expuestos y discutidos como irredimiblemente gordos, imposibles de amar.


Es una respuesta común al ver insultos hacia l_s gord_s. Ella ni siquiera es tan gorda. Porque si ella lo es, quizás ell_s también lo sean. Se despiertan a un nuevo nivel de autoconciencia, preguntándose si quizás deberían haberse sentido más avergonzad_s de sus cuerpos todo este tiempo. En ese momento, desaparecen hacia su interior, consumid_s por una nueva profundidad de sorpresa y vergüenza. Ella ni siquiera es tan gorda. Pero yo siempre soy tan gorda. Cuando extrañ_s traen a colación números caricaturescos –O sea, ¿estaría bien que sea gorda si pesara 150 kilos?- yo soy su ejemplo exagerado. Yo soy la persona con la que temen sentarse en un avión; la que evitó el contacto visual con extrañ_s por miedo a los insultos que seguirían; la que pidió ensaladas en público con la esperanza de que no se haga ningún juicio o comentario al respecto. Siempre fui tan gorda. Siempre estuvo bien avergonzarme.


Ella no es tan gorda. Pero entenderían si lo estuvieran diciendo sobre mi. Ella no se merece este desprecio, pero hay alguien que sí. Siempre hay alguien que es tan gorda. Estoy yo.

“Quiero decir, se que pensás que sabés lo que ves pero soy bastante gorda” me decís, arreglándote el labial y el vestido talle diez en el espejo de un baño de un shopping. Atrás tuyo, mi cuerpo blando, talle 26, en contraste. Levanto una ceja y otra vez, se me hunde el corazón. Vos, frágil y ligera. Vos, pómulos y clavícula. Vos, bastante gorda. Pero, querida amiga, nunca sos tan gorda. Repaso este momento en mi cabeza, examinándolo con cuidado. Me deja con un dolor terrible. Más tarde esa noche finalmente encuentro las palabras que te quiero decir. Quería decirte, querida amiga, que tu identidad es importante. Cuando decís que sos bastante gorda, te creo. Creo que te ves a vos misma como bastante gorda, y se que te importa tanto como


la mía me importa a mi. La forma en la que te ves a vos misma le da forma a la manera en la que te relacionás con el mundo que te rodea. Determina cuándo y cómo te sentís vista, cuándo y como te sentís invisible. Lo describís precisamente, con palabras que mantenés cerca de tu corazón. Es un amuleto que tu cuerpo entibiece; un recuerdo de quién sos y dónde te parás en el mundo. Pero tu identidad tiene una vida interna, bate sus alas dentro de tu plexo solar. Tu identidad puede no ser la forma en la que te ven quienes te rodean. Eso es percepción. Y la percepción crea experiencia. Tu identidad importa. También importan la percepción y la experiencia –como te ven otr_s y como te tratan en base a eso. Tu identidad define cómo te relacionás con el mundo; la percepción determina cómo ese mundo reacciona a vos. Aquí es, amiga querida, donde nuestras experiencias difieren. Vos te sentís bastante gorda. A mi me ven como tan gorda.


Porque me ven como tan gorda, me tratan con todo el rechazo y desprecio que las personas que son tan gordas merecen. Las personas que son tan gordas son rechazadas en entrevistas de trabajo, ascensos e incluso consultorios médicos. Porque soy tan gorda, una enfermera me toma la presión cuatro veces antes de decirme que mi presión baja “no puede estar bien –no para una paciente obesa.” Entiendo que te sientas bastante gorda, pero l_s cajer_s de un tenedor libre no se horrorizan cuando entrás, y conocid_s no hacen bromas sobre terminar en una cita a ciegas con alguien como vos. Te ves gorda, y eso importa. Pero el mundo a tu alrededor no sabe cómo te ves a vos misma. Solo ven el cuerpo que tienen en frente y ese cuerpo no es tan gordo. Te quiero. Veo tu identidad. Y necesito que veas mi experiencia.

Estos dos momentos con amig_s que amo y en l_s que confío se quedaron conmigo. Amb_s amig_s son


considerad_s, incisiv_s y comprometid_s con hacer las cosas mejores para l_s gord_s. En ambos casos, sus valores fueron traicionados, atrapados en una corriente de rechazo por l_s gord_s. No quisieron, pero amb_s dejaron en claro que algunos cuerpos son aceptables y otros no. Much_s de nosotr_s nos sentimos cómod_s diciendo que algunos cuerpos gordos están bien. Esos cuerpos gordos casi siempre son excepcionales, atletas estrella o modelos impactantes. La clase de cuerpo que ves al lado de sus logros y sorprendid_ decís nunca me lo hubiera imaginado. La clase de cuerpo que puede marcar todas las cajitas: belleza, marcas visibles de salud, capacidad física, juventud. Las mujeres deben tener figura de reloj de arena, los hombres hombros anchos y panzas redondas. Nadie puede “verse obes_.” Sí, los cuerpos gordos están bien, pero solo si son inmaculados de todas las formas posibles, y solo si podemos ver su perfección. Los cuerpos gordos son lo mejor cuando no se ven gordos para nada.


Ella no es tan gorda y soy bastante gorda son duros recordatorios de esa línea. Nunca se del todo dónde está, pero se que siempre estoy afuera. Nunca fui una gorda aceptable. Aquell_s que son aceptables, aquell_s que son incluid_s son poc_s y están lejos. La mayoría de nosotr_s fallamos, no somos el tipo correcto de gord_s. Es por eso que la aceptación de las personas gordas que expanden el canon de belleza solo hasta un punto es inaceptable. No quiero que me acepten en un estándar de belleza que me traicionó. No quiero que mi aceptación esté basada en el rechazo de otr_s gord_s. Tod_s –si, tod_s- merecen respeto en el mundo. Nadie –ni una sola personamerece ser acosada, discriminada o herida por la forma o tamaño de su cuerpo. No importa si creés que podrían cambiar su cuerpo. No importa si pensás que tenés razón. Tod_s merecemos seguridad y tod_s merecemos amor. Es ahí, querid_s, que el trabajo se pone duro. Hay cuerpos que te


resultará difícil aceptar: la persona mas gorda del cine, que se atreve a comer pochoclo. La persona que lees como trans en el supermercado. La persona con una discapacidad visible que necesita que le des el asiento en el bondi. Voy a estar yo, una persona que sí es tan gorda. Para hacer espacio para tod_s nosotr_s, vas a tener que creer hasta los huesos que ell_s se merecen todo lo mismo que tenés vos. No algún_s. No solo l_s lind_s o l_s atléticos. No hasta un determinado talle, o solo si te tratan bien, o quienes te atraen. La dignidad no se gana. La seguridad no es una recompensa. Ningun_ de nosotr_s debería tener que superar nuestros cuerpos para estar segur_, ser amad_, o simplemente ser tratad_ como l_s demás. La seguridad, la aceptación y el amor son para tod_s. No solo quienes te hacen sentir cómod_. No solo quienes no son tan gord_s.


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