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WWW.RADIOEXITOSA.PE / LUNES 18 DE JULIO DE 2016
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CUATRO HORAS DE ASCENSO ENTRE ROCA, TIERRA Y ARENA PARA ROMPER LÍMITES FÍSICOS Y VER EN TODO SU ESPLENDOR A LA CIUDAD BLANCA
Arequipa a los
6075 msnm
Montañismo pleno en los dominios del apacible Chachani. ã
IVÁN CONTRERAS
A
70 metros de la cima, antes de hacer el último esfuerzo, Arequipa se ve como una cama de brasas que espera ser apagada por los pri-
meros rayos del sol. Son las 5.40 de la mañana y el cielo va perdiendo el tono oscuro para ir tiñéndose de celeste y de una primera capa inmensa de esmog que cubre toda la ciudad. A 6000 metros sobre el nivel del mar, en los do-
minios del apu Chachani, Arequipa se ve en todo su esplendor, grande, imponente, a merced de sus tres volcanes titulares. Esa es la imagen en el último descanso, antes del último ataque a la cumbre. Los 6000 msnm se sienten, no es un mito. Luego de una caminata que arrancó a las dos de la mañana desde el campamento base
(5150 msnm), las piernas van sintiendo el peso de un ascenso entre tierra, arena y roca. El corazón palpita más de la cuenta por el esfuerzo hecho y la adrenalina propia del momento, los pulmones sienten que el oxígeno se vuelve ralo. Es un ascenso de más de un kilómetro, todo es cuesta arriba, salvo un tramo de 50 metros antes de hacer
cumbre. Es una rampa sin fin que te desgasta física y mentalmente. El esfuerzo, el frío, el cansancio, todo se combina y son simplemente aplacados por la voluntad. “No es cuestión de altitud, es cuestión de actitud”, dicta un refrán montañista. Médicamente, experiencias como estas son prohibidas porque conllevan a
riesgos como pasar de un común mal de altura (soroche) a un edema pulmonar o cerebral y hasta a una insuficiencia cardiaca. Muy pocos se animan a superar los 6000 msnm que es calificada como extrema altura (más de 5400 msnm). Los fisiólogos explican que a medida que se asciende en altura va disminuyendo la oxigenación del
cerebro, empeora la coordinación motora, la capacidad de razonamiento, etc. AL ATAQUE La noche anterior, la mente se prepara y el cuerpo se asienta a su nuevo hábitat. Antes, en el almuerzo, las vizcachas, algunas aves de canto fino y un zorro curioso dan la bienvenida a los visitantes.
A las cinco de la tarde todos a descansar. Por la noche el viento crea sonidos extraños y por ahí un derrumbe de rocas, que se siente como una estampida de búfalos, te despierta. Se percibe como una advertencia de la montaña. El frío se siente. Fácilmente a la 1 de la mañana, hora del desayuno, estamos a -5ºC. Mate de coca
para unos, pero otros la pijchan para hacer más efectivo sus efectos milenarios que combaten el cansancio y regulan el cuerpo. A las 02:00 horas arranca el ascenso a paso de barro. Los guías que son los terratenientes del monte toman las decisiones. En este caso los experimentados Joel, Adrián y Gastón, todos de Waiky Adventours,
llevan la responsabilidad de que el final sea feliz: hacer cumbre. Italianos, alemanes, australianos suizos y canadienses conforman el grupo de experimentaros montañistas que quieren conquistar el Chachani. El último tramo, los 70 m finales de ascenso a 50º de inclinación, son de pura voluntad. El premio com-
pensa todo el esfuerzo. Cumbre y felicidad total. Sale el sol por la cara norte, sus rayos iluminan, pero no calientan a 6075 msnm, aunque algunos modernos GPS arrojan que estamos a más de 6150 msnm. La vista es increíble. Sobre Arequipa se posiciona una sombra en forma de piramide que se inicia en el pico del Chachani y cubre
hasta al Misti. El descenso, tras mediahora en la cima, es más rápido, pero a la vez más exigente para las rodillas. Alguna caída por ahí, un resbalón inoportuno, alguna roca desprendida, todos los imprevistos son poca cosa para tamaña sensación de ver a Arequipa a más de 6000 msnm.