SO AÑOS DE LA POBLACIÓN LA VICTORIA
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LA GEN' CION QUE BUSCO UN LUGAR DONDE CAERSE MUERTA Para muchos pasar toda la vida en ta Victoria es el símbolo más evidente de que se está marginado. No lo ve así el matrimonio Sil~. Costa, que ~rmó parte de las 3 ~il familias que se tomaro!l estos terrenos en 1~57. Aquí construyeron su c~~, criaron a sus h11os y a sus metos, ayudaron a paVlmentar la cálle. Cotnpart1eron lo P.OCo que teman en las ollas comunes e h1c1eron frente, junto a sus vecinos, a la dictadura. Los capítulos de su vida están tan ligailos a los avances y retrocesos de su comunidad que no pueden hablar de ellos mismo singue La Victoria y su gente se asomen en sus palabras. Por cierto1 no todo ha sido bueno. Los Silva Costa pasaron grandes pellejerías1 sufrieron persecución política, estig!Jlatización social y nan visto como parte de las nuevas generaciones se welve ,P,astanasera. Y sin embargo, al final del camino_, dos de sus nietos están estudiando en la univers1ilad. Los Silva Costa sienten que estos 50 años nan valido la pena. POR CATALINA MAY . n Galo González con 2 de Abril, en el corazón de la población la Victoria, hay un ciber caté que sirve de punto de reunión para los jóvenes. Allí chatean y juegan en red. Salen al mundo, aunque muchos no han salido nunca de la zona sur de Santiago. El local lo atiende Mario Silva hijo, (55) que después de manejar todo el día un radio taxi, continúa trabajando en el local que su padre construyó hace 20 años para tener algún ingreso estable. Fue una buena idea visionaria. Las · cosas hoy no están fáciles. Pero en la Victoria nunca lo han sido. Detrás del ciber, Mario Silva padre (75) y Alicia Costa(78) toman té con pan con palta. El comedor está lleno de afiches y retratos de Allende, Neruda, el Che y Hugo Chávez. Ambos son una de las parejas fundadoras de la población, actores de una toma que hace 50 años se transformó en un símbolo para miles de familias pobres que no tenían dónde vivir. Allí donde está su casa, hace 50 años había yuyos de un metro de alto y debieron abrirse paso como en la selva. Como en la selva también, los bichos
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se les metían en los oídos a los niños y las 3 mil 270 familias fundadoras durmieron varios días en carpas hechas con palos y sábanas. Muchas cosas han cambiado desde entonces. Hay pavimento, luz, alcantarillado. Pero eso que suena fácil de decir y que se puede considerar "mínimo" se hizo a pulso, muchas veces sin ayuda de nadie. De hecho los pobladores pueden jactarse de haber pagado ellos mismos la pavimentación, parn lograr que las micros entraran. Y, sin embargo, La Victoria sigue siendo "población" , con toda la carga que esa palabra tiene en Chile. Después de 50 años, aún se agolpan sobre ella los estigmas de un lugar que se presume violento, duro. A veces la presunción es prejuicio puro. A veces está muy bien fundada. Mario y Alicia cuentan que hace algunos años, Bresler y la Coca Cola se negaban a entrar a La Victoria por los asaltos. En 2002 la población fue intervenida policialmente debido al alza de la violencia y el narcotráfico. Pocas personas podrían desear vivir ahí. Sin
\ SABÍA USTED QUE: ... Iba a ser completamente calvo pero.me salvé por un pelo.
embargo, Mario y Alicia se sienten orgullosos. Para ellos el tema delictual, aunque existe, no es suficientemente relevante como para opacar otra historia: la de fundar una comunidad, la de haber logrado organizar a los que no tenían nada.
UN LUGAR DONDE CAERSE MUERTO El sábado 26 de octubre de 1957 los pobladores del Zanjón de la Aguada vieron, por cuarta vez, cómo un incendio se llevaba todo lo que tenían. Esa vez comenzó en el llamado "cuarto sector del Zanjón". Mario Silva, entonces de 25 años, militante de las Juventudes Comunistas y dirigente vecinal, corrió a ayudar a sus vecinos. Sacó a mujeres y niños y también algunos enseres, aunque en realidad nadie tenía muchos bienes que salva·r. Su esposa, Alicia Costa, se quedó en la casa con sus tres hijos, rescatando lo que pudiera. Después, parada en la puerta, vio cómo en solo una hora 150 viviendas se transformaban en ceniza. El incendio fue la gota que rebasó el vaso. Desde hacía dos años, los dirigentes vecinales
ligados principalmente al Partido Comunista, estaban organizando una posible toma de terrenos. Se habían reunido con pobladores que diez años antes se habían tomado el sector de La Legua y también con habitantes de la población Los Nogales. Ya habían elegido la chacra La Feria, un terreno agrícola que la Corporación de la Vivienda (Corvi) tenía destinado para la construcción de viviendas sociales. Pero los habitantes del zanjón sabían que esas casas no serían para ellos. Varias veces habían sido encuestados y el gobierno de Carlos lbáñez del Campo les prometía soluciones. Pero lo cierto es que las viviendas estaban dirigidas a trabajadores que pudieran endeudarse con el Estado. Y los "callamperos" del zanjón eran en su mayoría cesantes otenían trabajos precarios. Mario Silva, por ejemplo, era chofer de los regidores en la Municipalidad de San Miguel. En el zanjón se vivía con lo mínimo: en casas de material ligero, cocinando en "chonchos" de aserrín, a la orilla de un canal infecto, comiendo papas con chuchoca o mote y ulpo.
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Desde comienzos de los 50, Santiago vivía una crisis urbana por la escasez de viviendas, originada principalmente porla migración campo-ciudad. Esto hizo que los más pobres comenzaran a instalarse a vivir en orillas de ríos, laderas de cerros o cercanías de basurales. Mario y Alicia formaban parte los 150 mil "callamperos" de la capital. Después del incendio, los dirigentes vecinales bajo el mando del papá de Alicia, Juan· Costa, decidieron actuar. Sigilosamente se reunieron con los pobladores y les explicaron su idea: se tomarían por la fuerza los terrenos de Corvi. Los hombres se mostraban temerosos, principalmente de perder sus trabajos. Pero las mujeres, queenfrentaban el duró día a día · en el Zanjón con sus hijos, empujaron hacia la toma. "Si tú no quieres, yo igual me voy a ir con los niños", les decían a sus esposos. Los dirigentes hablaron con el alcalde de San Miguel Julio Palestro, su hermano Mario, ambos del PS, y los regidores de diferentes corrientes políticas. Todos los apoyaron y les prestaron los ocho camiones basureros para materializar el traslado. Mario Silva quedó a cargo de dirigir La idea era armar la casa con la misma Allende había perdido. a "los quemados" del sector cuatro, la noche madera de su casa en el zanjón, pero esta Pero en 1970 celebró en Ía calle junto a del 30 de octubre. Como arenga les dijo: "El vez forrada por dentro y con un piso de radier. Mario y sus vecinos el esperado triunfo. "Fue gobierno no va a solucionar nuestro problema, La construcción tendría 6x6 metros y después una fiesta, acá todos estaban felices", cuenta esta es nuestra única oportunidad de tener un . se dividiría por dentro. Para hacer el radier Mario. Ambos recuerdan la UP como un tiempo lugar donde caernos muertos". Alicia ayudaba a Mario acarreando carretillas de alegría, de esperanza en el futuro, y de A la una de la madrugada partieron. Los con piedras. Entonces tenía 32 años y seis especial organización entre los vecinos. Alicia camiones de basura llenos de palos quemados, meses de embarazo. El trabajo era duro, pero participaba de los centros de madres donde los carretones con las ruedas envueltas en fundamental. Un día, Alicia empezó a notar que se cosía, tejía y hacían cosas para los niños. paños para que no sonaran y los pobladores perdía sangre. No era mucha y prefirió no darle Reconocen haber sufrido la misma escasez con frazadas y banderas bajo el brazo. Los tres importancia. Siguió trabajando y haciendo que todo el país, pero para ellos no era ninguna hijos de Mario y Alicia tenían peste cristal, así fuerza . La casa ya tenía el piso casi listo, tragedia. "Nos reíamos. Decíamos que estábaque ella no pudo participar de la toma. Pero cuando Alicia sintió dolores y comenzó con mos internacionales comiendo chancho chino veía partir a sus vecinas con los niños, les una hemorragia. Se fue al Hospital Barros y mantequilla holandesa. Todo depende cómo daba ánimo y se sentía orgullosa. El grupo Luco. Había perdido a su cuarto hijo. "Hubo uno se toma las cosas", recuerda Alicia. dirigido por Mario entró por lo que hoy es ave- cosas que tenían más prioridad en ese Lo importante era otra cosa: ellos eran prota-nida La Feria. Era de noche y no había luz, los "yuyos" medían metros de altura y la gente entraba corriendo a agarrar algún lugar. "¿¡Dónde · están los del cuarto sector!?", gritaba alguien y otros levantaban sus banderas para dirigir el camino. Cada familia paraba unos palos, armaba una carpa con sábanas e instalaba su bandera. Cuando llegó la policía ya estaba amaneciendo. La vista debe haber sido asombrosa. Miles de personas y cientos de banderas. Era el principio de La Victoria. Carabineros, superado eri número, decidió cercar el terreno. Adentro empezó el racionae acordó dejarlos y urbanizar/es los sitios. miento y la solidaridad. El que tenía convidaba. Niños solos cuidaban un pedazo de tierra para e llainará ahora "Campamento Victoria" --- · -Honda emoción palri6tiea invad~6 ayer a lo!.l°~ sus familias y a nadie se les ocurrió quitársedo~~s _q;, ~~;J~PC;-do;].!__t~maron _ lo_s~~ los. Pese al miedo de ser detenidos y al hambre Chac ra La Feria, cuando se les comun\c6 que te Iu U.. Ja-;.ia-eñ elloSPñr; q~~f;Q su¡ viYi•n 11, Como la gente estaba feliz. .A lo lejos empezaba a ; 1;c1rilldos, I!fespüeiiaTue la Canció'ñ acloul CO(llescucharse la canción nacional y pronto ya da-por miles-de voces. EN LAFOTO, •emos a at m..a. estaban todos cantando. '"'·º ,,, ,. ,u ..o . , ••. ·~~-- 1 Ch~deJ;ES'é~8TeMedicin11enmlnan~~"!. ' v ~~~~:.__::- .'~ -. ~ ~:::_T~:_. "•·""~~~ ~hos Üi ños enfermos de neumonía por haber donaklo El apoyo hacia la toma fue transversal. · ~perie: El cardenal José María Caro se reunió con el Presidente lbáñez ese mismo día. La izquierda - hizo todo tipo de gestiones. La CUT, dirigida por momento: ver a mis hijos y lo mal que vivía-· gonistas de la historia. Estaban haciendo que Clotario Blest, acudió rápidamente; también mos. Fue triste, pero hubo otra gente a la las cosas cambiaran. En esos años, ser de La la FECH con sus estudiantes de arquitectura que se le murieron sus.bebes grandecitos de Victoria era un orgullo. y medicina. "Todo eso generó un campo para neumonía. Lo tomé con serenidad, la vida es Del Golpe se enteraron por el Tito, un vecique en la medida que los pobladores ya habían dura para el pobre", dice Alicia, sentada en no que llegó gritando: "Están bombardeando hecho lo propio fuera del Estado, ahora dentro, · el comedor de su casa. La Moneda". Cuando se pusieron a ver la todos ellos se hicieron parte .de la negociación televisión, una bala entró por una ventana para ayudarlos. Para la gravedad que revestía LA VICTORIA ORGULLOSA y pasó a centímetros de la cabeza de Tito. el problema habitacional en Santiago, no había Alicia y Mario habían participado en las can- Habían llegado los militares y no se irían nadie que pudiera negarle legitimidad a la didaturas de Allende desde la primera, cuando en muchos años. Mario, Alicia y los niños toma", explica el profesor de Historia y pobla- ellos aún vivían en el Zanjón de la Aguada. se metieron debajo de la escalera para resdor de La Victoria, Julio Reyes. Ese mismo día "Siempre tuvimos mucha fe en él, .sus ideas guardarse. A Alicia se le caían las lágrimas. se decidió que los pobladores se quedaban. Se eran las nuestras", dice Alicia. Recuerdan con Corrieron a ésconderse al baño y ahí escu arreglarían con 1.a Corvi para pagar los terrenos especial emoción la vez que, como parte de charon el último discurso de Allende. en cuotas. su candidatura del año 64, Allende visitó La Alicia, sus tres hijos y todas sus cosas Victoria. La población lo esperaba expectante. LA VICTORIA llegaron cuatro días después. Mario ya tenía A la entrada de su calle, Alicia y sus vecinas ATERRORIZADA armado un techo con planchas de zinc para armaron un arco con hojás de palmeras, luces, A Mario lo despidieron de la Municipalidad que durmieran los niños que tenían entre banderas y globos. Allende iba en una camiode San Miguel en agosto de 1974. Entonces, cinco años y seis meses. No había luz, agua neta descubierta, seguido por una gran cara- empezó a trabajar en un local que había consni alcantarillado. Pero se las arreglaban vana. Alicia se emociona cuando recuerda que truido en ·su casa. Los vecinos los apoyaron haciendo pozos. Alicia instaló su cocina a al dar la vuelta en la esquina, Allende sonrío al Mario no era el primero en quedarse cesante parafina y se dedicaba a cocinar, a lavar ver el arco y dijo: "Qué hermoso, gracias". Un y no sería el último. El carnicero le regaló una los pañales en un canal y a ayudar a Mario poco más allá, una vecina le gritó "una pala- estantería coja, otro vecino una hielera para a armar su primera casa. Toda la población brota" al candidato. Yél. la miró y le respondió: · enfriar las bebidas y los niños le llevaban rechazó cualquier ayuda del Estado para "Señora hermosa, gracias por la bienvenida". botellas. La confitería se llamó Susy, en honor la construcción. "Eso nos hizo sentir muy "Él era un galán", dice riendo. Ese año, Alicia · a Susana, su hija. orgullosos", recuerda Mario. lloró sentada en la cuneta cuando supo que En marzo de 1975, tenían de invitado a un
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amigo que vivía en el campo. Alicia preparó una rica comida, conversaron y tomaron vino. Mario y su amigo, medios copeteados, se fueron a acostar pasadas las ocho de la noche. Alicia estaba ordenando cuando sintió que golpeaban la puerta. Eran cinco hombres, entre civiles y militares, que buscaban a Mario. Alicia lo ayudó a levantarse y vestirse. Ya sabían lo que venía. No era el primer vecino que se llevaban ni sería el último. "El vino que había tomado me dio valor", recuerda Mario risueño. Antes de salir se alcanzó a sacar la argolla de matrimonio y se la pasó a Alicia. Se lo llevaron junto a otros diez vecinos. Durante tres días Alicia no supo nada de su esposo. Entonces un amigo le ofreció su auto para ir a buscarlo. Ella y Susana partieron al regimiento Buin, porque tenían un vecino que conocía a un militar. No lograron nada. Hoy Alicia recuerda haber escuchado disparos. "No les di el gusto de verme llorar", dice. Los días siguieron pasando sin noticias de Mario. Frente a sus hijos Alicia se mostraba dura, pero cuando estaba sola lloraba pensando en que no volvería a ver a su "viejo". También lo fue a buscar al regimiento Tacna donde Ún militar de bigotes la amenazó. Su último intento fue en la Municipalidad de San Miguel. Ahí la recibió un coronel que se echaba para atrás la chaqueta y mostraba su pistola. "Él era un muy buen trabajador, pero tiene un pecadito: que es marxista", le dijo. Alicia se largóa reír. La situación era demasiado ridícula y ya no daba más. El coronel hizo unas llamadas y le dijo que Mario estaba bien, que no se preocupara. Durante esos días, Alicia atendía la confitería que había abierto Mario. Los niños del barrio iban a com prarle láminas de un álbum de fútbol que se juntaban entonces y se quedaban jugando ahí, para acompañarla. Alicia veía pasar los buses llenos de vecinos detenidos. Los allanamientos eran diarios. Al mismo negocio llegaron los militares a llevarse a unos jóvenes. "¡ No se los lleven !", gritaba Alicia. "Usted no se asome", le decían los milicos. Mientras tanto, Mario había pasado del cuartel de calle Londres al regimiento de Tejas Verdes. Dormía en el suelo, tapado con su abrigo y los zapatos de almohada. Comía un pan al día y té. Se escuchaba que Manuel Contreras estaba a ca rgo del lugar. Cada cierto tiempo interrogaban a grupos de ocho o diez personas. Ahí estuvo un mes. "Yo pensaba en Alicia y en qué iba a hacer sola con los muchachos", recuerda Mario. Cuando supo que lo interrogarían, le man ó un recado a Alicia con un prisionero al que iban a soltar: que llegaría en un par de días más. Sabía que del interrogatorio se salía libre o m o. Un día Alicia recibió a un joven que preguntaba ella. Le aseguró que había estado deteni n ario, que él estaba bien y llegaría en unos días. Alicia mató una de sus gallinas, le preparó una cazuela y esperó. Dos días después, Mario llegó a casa. Alicia le reparó una duch a caliente, le sirvió la caru a la cam a y quemó la ropa que había i o puesta. Mario se duchó,
SABÍA USTEDQUE: ... El grupo de Raquelita se llama Sa Pack porque es pura lata.
. comió y durmió toda la tarde. Ese año Susana se casó, sjn mucha celebración y sin fiesta. "No tenemos de qué alegrarnos después de tanto muerto", . pensaba la familia. A cambio, sus padres, con mucho esfuerzo, le regalaron pasajes a Venezuela, para que iniciara una nueva vida. YSusana se fue. Mario siguió trabajando en la confitería. Cada cierto tiempo se enteraban de que se habían vuelto a llevar a los mismos vecinos que habían sido detenidos con él. "Los estaban charqueando. Yo le dije a Mario que estos carajos iban a querer repetirse el plato con él", cuenta Alicia. Fueron años de terror en La Victoria. Decidieron partir también a Venezuela. La noche anterior al viaje, las cuadras · cercanas a la casa de los Silva estaban llenas de militares, así que no pudieron despedirse de sus vecinos. Sin,embargo, llegó una mujer con una maleta, diciendo que tenía una hija viviendo en Venezuela y que por favor se la llevaran, que estaba llena de arpilleras hechas por las mujeres de la Vicaría de la Solidaridad, con motivos que denunciaban lo que pasaba en Chile. No lo dudaron y partieron con tres maletas. Mario, el hijo mayor, se quedó a cuidar la casa.
LA VICTORIA EN VENEZUELA Llegaron a vivir a una ciudad llamada La Victoria, en el estado Aragua. Pura coincidencia, dicen. Susana vivía allá y ellos llegaron en un principio a instalarse a su casa. Mario empezó a trabajar como ayudante de albañil. Era un trabajo duro, pero él había sido toda la vida un hombre de trabajo y no resintió el cambio. Ganaba 18 bolívares diarios. "Con eso no se comía allá", dice. Alicia sí que lo pasó mal. Echaba de menos a sus hijos, a sus, vecinos, su casa, La Victoria chilena. Cree que los primeros tres años los pasó llorando. En la Victoria venezolana había unos 500 chilenos. La mayoría se había ido del país durante el gobierno de Frei. A los Silva les costó encontrar amigos, pero lo lograron. Con un grupo de unas diez personas armaron una ·colonia chilena. Se enteraban de todo lo que pasaba en Chile, gracias al diario El Nacional y las cartas que les escribía Mario. Él les contaba que la cesantía se estaba comiendo a la gente. Que había tenido que cerrar la confitería porque muchos cesantes se pusieron a vender en sus casas, sin boleta, y el negocio ya no funcionaba. Que los allanamientos seguían. Que los milicos llegaban en la madrugada y todos los hombres tenían que salir·a identificarse a la calle. Alicia había empezado a recortar las fotos sobre Chile que salían en el diario, las pegaba en unas cartulinas, las fotocopiaba y junto a Mario las entregaba a la gente en el sector industrial de la ciudad. Quería que todos supieran lo que pasaba acá. En septiembre de 1984 la portada del diario le dio una sorpresa horrorosa. André Jarlan, uno de los curas de la población La Victoria, había sido asesinado en
medio de una jornada de protesta. Se habló de una bala perdida, pero los vecinos no lo creyeron. Jarlan tenía un compromiso político con la democracia y la denuncia de la tortura y los asesinatos. Por esos motivos, era tildado de cura rojo. Esa tarde, Jarlan leía la Biblia cuan- · do una bala entró por la ventana y le dio justo en la cabeza. Recostado sobre la Biblia, ya sin vida, lo encontró el cura Pierre Dubois. Más tarde se comprobó judicialmente que la bala fue disparada por un carabinero desde la esquina, una estrategia usada para atemorizar a los pobladores y que según afirma el padre José Aldunate "causó una decena de muertos, casi todos dueñas de casa y niños, fuera de los que murieron en !a calle". El Salmo que estaba leyendo el cura al
plata y mandarla a Chile. Mario chico recibía cien dólares cada mes y se los entregaba al cura Dubois o a Oiga Cortés, encargada de las ollas comunes. "Después de haber llorado tres años, ya no tenía tiempo para llorar", recuerda Alicia. El año 89, el día antes del plebiscito del SI y el No, la colonia chilena organizó una elección propia. Prepararon empanadas para recibir a los votantes. Aún así, de los 500 chilenos, sólo votaron alrededor de 50. Arrasó' el NO con 49 votos. Mario yAlicia sueltan carcajadas cuando piensan en el único chileno que votó por el SÍ. Al otro día, cuando se enteraron del triunfo real, los chilenos "se soltaron las trenzas" y salieron en caravana a celebrar en el centro de La Victoria venezolana. Antes de volver, Mario y
"CADA FAMILI A PARAB A UNOS PALOS, ARMAB A,.UNA CARPA · .CON SABAN AS E INSTAL ABA SU BAffDE RA. CUANP O LLEGO LA POLICI A YA ESTABA AMANE CIENDO . LA VISTA DEBE HABER SIDO ASOMB ROSA. MILES DE PERSON AS Y CIENTO S DE BANDE RAS. ERA EL PRINCI PIO DE LA VICTORIA". recibir el impacto era "De Profundis": "Desde el abismo, clamo a ti Señor/ escucha mi clamor! ", que termina con la promesa del Señor: "El Señor dejará libre a Israel / 9e todos sus males". La población entró en cólera y varios decidieron quemar el retén ubicado en en el sector. Pero el cura Dubois impidió cualquier acción de violencia. En Venezuela, al leer la noticia, Alicia se echó a llorar. No podía creer lo que pasaba a cuadras de su casa. "Ayayai, nosotros sólo recortando y denunciando", recuerda apesadumbrada. Y así lo siguió haciendo. Recortó la imagen del cura muerto, la pegó en sus cartulinas y salió a entregarlas. También en Venezuela se enteraron de la pobreza que la cesantía había sembrado en La Victoria durante la crisis del '80. Supieron de las ollas comunes y se decidieron a ayudar. Armaron un comité de solidaridad. Cocinaban y vendían la comida para juntar
SABÍA USTED QUE: ... Pepe Antártico se llamará Joseph Antartic.
Alicia se encargaron personalmente de invitar y recibir en La Victoria con empanadas, vino y.cueca, al embajador nombrado por Aylwin, Aniceto Rodríguez.
LA VICTORIA NARCO En 1993, Mario y Alicia volvieron a Chile. En Venezuela dejaban a dos hijos- Esteban, el menor, se había ido hacía años-y varios nietos. Al llegar de vuelta, se sorprendieron al notar la frialdad con que los recibían sus vecinos de toda la vida. Los notaron atemorizados, cada uno encerrado en su casa. También les sorprendió ver dos o tres televisores y equipos de música en cada casa. "Estaban todos metidos en el consumismo", dice Mario. Recuerda que un día fue al centro y se sorprendió al ver' a los trabajadores entrar a las tiendas y sacar sus billeteras con hileras de tarjetas de crédito dentro. "¿Dónde las regalan?", le preguntó a su hijo. No podía creer cuando le dijo que había que pagarlas. A él
nunca le gustó endeudarse. En toda su vida, tuvo una sola tarjeta, que Hites le fue a ofrecer a su casa. Después de comprar algunas ollas y regalos para sus nietos, la cerró. "Es para que la gente se enferme de los nervios y lo han conseguido", dice. Cuando llegaron volvieron a abrir la confitéría . Varias veces, mientras Alicia atendía, llegaban los mismos niños que ·antes la acompañaban durante las noches de dictadura en que Mario no estaba , sólo que ahora eran jóvenes y siempre necesitaban 500 pesos: para ir a buscar un trabajo, para ir a ver a alguien al hospital. A cambio le ofrecían dejar su carnet. Alicia no entendía muy bien, pero los ayudaba. Tiempo después, su hijo le explicó. "Es para droga", le dijo. Y Alicia se horrorizó. Ya había escuchado en Venezuela que la droga había entrado en La Victoria, pero se negaba a creerlo. En 1998, la población tuvo su momento más peligroso. Existían dos importantes bandas de narcotraficantes armados que se peleaban por el territorio: los Tabilo y los Gaete. En septiembre de ese año, un tiroteo en plena calle dejó tres muertos. Mario y Alicia dicen que se solían escuchar tiros, pero que ellos no se metían. A las víctimas del tiroteo no las conocían, pero sí a los Tabilo. "Son muchachos que jugaban a la pelota con mis hijos. Auno le duele, muchachos que uno conóció de niños, conocer a los padres y que esté~ metidos en eso", dice Alicia. La familia Tabilo es una de las familias fundadoras de La Victoria. Algunos de sus hijos participaron de los grupos armados durante la dictadura y otros, en los años 90, se metieron en el narcotráfico. Los papás viven en la misma cuadra que los Silva. Se conocen de toda la vida, ellos también son militantes comunistas. · Pero los Silva nunca se atrevieron a tocar el tema con ellos. "Si los pisotean como han pisoteado a la gente, les hacen perder la dignidad, el respeto, los valores y ellos toman estos caminos y les cuesta mucho salirse", dice Alicia. Y Mario agrega: "El gobierno pregunta dónde están los padres. Están trabajando y los niños quedan solos. Ya no hay cariño de familia y eso Jo ha creado el sistema". Desde 2002 la poblaCión está intervenida. Hoy esas bandas están desbaratadas. Y, al contrario de lo que se pensaría, La Victoria vive un momento mucho más tranquilo que otras poblaciones de Santiago. No existen grandes bandas narcos, sólo pequeños grupos de micro traficantes, principalmente de pasta base. Tampoco son comunes los · delitos asociados al . narcotráfico: el hurto, el robo, las agresiones, el uso de armas de fuego. En mayo pasado se hizo el último gran allanamiento, en el que se detuvo a 21 personas. "Es un nivel de micro traficantes, que son generalmente grupos familiares. Esto no es a un nivel descontrolado, no se apoderan de cuadras o manzanas completas. En los operativos que hemos realizado, la comunidad no ha impedido la acción policial y eso demuestra que la actividad del micro tráfico no está aceptada por el resto de la población, sino que al contrario, el micro traficante no es un sujeto querido en La Victoria", asegura Héctor Barros, fiscal de la zona sur. Auna cuadra de la casa de Alicia yMario está . "la calle de la angustia". Ellos saben que ahí hay microtráfico. Hace un tiempo, Alicia vio que alguien había subido a la terraza de su casa y se había llevado una de sus azaleas. En la calle, un rastro de flores la llevó hacia "la angustia". Se paró en la esquina y gritó: "¿¡Cómo quieren que los respeten así!?". Nadie contestó y ella se fue furiosa. Hoy aseguran saber quién fue el ladrón y le quitaron el saludo. Saben que son estas cosas las que hacen que La Victoria gane mala fama. Pero aún así Mario repite: "Para mi es un orgullo muy grande ser de La Victoria". Y Alicia asiente con la· cabeza. Hoy, viven en una casa linda con patio y perro y con un presupuesto de 300 mil pesos al mes, que provienen de sus pensiones y de la ley Valech. Están orgullosos de que los dos hijos de Mario chico estén estudiando en la universidad. Son la primera generación de la familia que lo hace. .e