Cartas con Geraldino Brasil (muestra)

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c o l e c c i 贸 n c a r t e r o

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© Jaime Jaramillo Escobar, 2011 / © Tragaluz editores S. A., 2011 / Calle 6 Sur 43A-200 Edificio Lugo, of. 1108. / Medellín - Colombia / www.tragaluzeditores.com Traducción de cartas y textos breves de Geraldino Brasil: Jaime Jaramillo Escobar Edición y diseño: Tragaluz editores S. A. Impresión: Editorial Artes y Letras S.A.S. ISBN: 978-958-8562-62-9 Impreso en Colombia / Printed in Colombia Queda prohibida, sin autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.


colecci贸n cartero

Cartas con Geraldino Brasil Jaime Jaramillo Escobar 1 9 7 9 - 1 9 9 6


Jaime Jaramillo Escobar


Geraldino Brasil


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Noticia preliminar

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Cartas

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Textos breves de Geraldino Brasil

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Posfacio


Conocí a Geraldino Brasil en su libro Poemas insólitos y desesperados, breve volumen que, ayudado por muchas manos, viajó desde Maceió hasta Bogotá y me perseguía por toda la casa sin que yo me animara a leerlo, por el título y la carátula. Un día le dije: “Ven acá, librito”, y al abrirlo fue como si hubiera partido un coco.

Jaime Jaramillo Escobar


Noticia preliminar


J a i m e J a ra m i l l o E s c o b a r

Geraldino Brasil se da a conocer en Colombia por traducciones que circularon profusamente en los diversos medios, reunidas en libro en 1982 (Tercer Mundo, Bogotá). En enero del 2000 la editorial Universidad de Antioquia realiza otra edición con el título de Poemas útiles, y en el 2003 la editorial Pre-Textos (España) presenta un excelente volumen internacional bilingüe. En el Brasil recibe múltiples impresiones, incluida una en braille para que los ciegos vean. Quienes lo leen no lo olvidan, por la cercanía que logra con el lector mediante el sencillo método de la amistad. Es un maestro al estilo oriental antiguo. Se limita a señalar: Vea usted. Periódicos y revistas del continente acogieron con amplio destaque los poemas de Geraldino. El interés por su obra generó una peregrinación a Recife, no sólo de Colombia, sino también del mismo Brasil, encabezada por Otto Morales Benítez, Fernando González Restrepo, Jorge Iván Correa, Luis Fernando Calderón y muchos otros. Dado el volumen del intercambio epistolar, entre los años 1979 y 1996, este volumen recoge sólo fragmentos seleccionados, a fin de llevar a sus numerosos lectores una semblanza de Geraldino Brasil que revela su personalidad, en el modo íntimo de la correspondencia postal que tanta importancia conservara hasta finales del siglo XX, reducida para el XXI a medias palabras y letras sueltas en las populares redes sociales. Jaime Jaramillo Escobar

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Cartas Geraldino Brasil - Jaime Jaramillo Escobar 1979 - 1996


Cartas con Geraldino Brasil

Bogotá, octubre 28 de 1979

Desde la altura de mi ventana veo algunas gentes lavar sus ropas, porque es domingo: soldados en la azotea de un cuartel que queda en frente, estudiantes en un patiecillo, una mujer tras una ventana. Domingo de lavar la ropa, de arreglar la casa, de escribir a los amigos. Domingo calmo, único día que tenemos para procurar ser lo que somos, pues el resto de la semana nuestra esclavitud es paciente y burra. Tu carta me trajo eso que amo en el Brasil: tu corazón, corazón de poeta que bala desesperadamente, acorralado, y a veces se disfraza con piel de lobo pero no asusta a nadie, poeta bendito que clama en el desierto, santo del infierno, el que opone su palabra a los vientos, su pecho, sus brazos delgados, pero nadie repara en él. En el mercado público el poeta es un espantapájaros. Poeta Geraldino: tú eres uno de los grandes del Brasil. Hay muchos grandes poetas en el Brasil, y tú estás en la lista de los primeros. Los de la llamada “Generación del 45 largo” no igualaron a sus maestros, los modernistas, aunque entre ellos hay muy buenos poetas, como Ledo Ivo.

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J a i m e J a ra m i l l o E s c o b a r

Después del gran salto de Manuel Bandeira tú vienes despeñado, poeta caído del cielo. Tu poesía está hecha para todos, como el sol y el agua, y en eso se reconoce que eres grande, porque un verso tuyo les ayuda a vivir a las gentes, y el que no sabe hacer milagros no es poeta. Tenemos una discrepancia en la traducción de uno de tus versos, pero déjalo así, porque no son problemas del idioma, sino problemas de los pueblos. En mi país, como en otros países de América, la ley está hecha para perseguir a la gente, no para protegerla. Los jueces y gobernantes aplican lo que llaman “el espíritu de la ley”, y todas las interpretaciones resultan siempre en contra de los pobres, seguramente por coincidencia. El presidente dijo muy enfáticamente que él no tiene la culpa de nada. Según parece, la culpa es de los que no tuvieron un pedazo de pan esta mañana. Y por eso ahora nos están diciendo que si un poeta toma partido a favor de los pobres, en ese momento deja de ser poeta. Lo que más me gusta de los poetas del Brasil es su esqueleto quebradizo. Aquí el gobierno compra a cincuenta mil pesos estas bestias rosadas que se arrastran a poner sus huevos en las gradas del capitolio. Mejor nos iba cuando no teníamos dinero, pues no se podía comprar a nadie. En el Brasil, en cambio, cada poeta es como ese cactus de Bandeira: ¡Bello, áspero, intratable! Traducir tus poemas es para mí como participar en el acto de su creación. Verso que nos deje impasibles no fue escrito con arte, pues el arte tiene por objeto conmover. A medida que sale de sus fronteras, la poesía del Brasil sacude a América.

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Cartas con Geraldino Brasil

No dejo de pensar en ti, allá en Recife, escribiendo la más bella poesía sin aspirar a más reconocimiento que el corazón de los hombres y mujeres que te lean, y después de leerte no puedan olvidarte. J. J. E.

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J a i m e J a ra m i l l o E s c o b a r

Recife, 17 de noviembre de 1979

La empleada del servicio doméstico nos dejó, y estamos con ese problema. Es un gran problema, una empleada doméstica. Ella se levantaba más tarde que la dueña de casa, y el reclamo despertaba la mañana de lindo frío soñoliento. Mal servida la comida, ella se perfumaba y salía para encontrarse con su enamorado, pues tenía ese derecho que sus patrones no tienen. Esta vez no regresó de los brazos de su amor, y quedó el infierno de la ausencia de la que se levantaba tarde, la que no hacía nada, que sólo sabía maquillarse y salir para amar. Claro que yo me habría quedado sufriendo los infelices tiempos de soltero, si hubiese sabido que el matrimonio tenía ese problema insoluble. G. B.

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Cartas con Geraldino Brasil

Bogotá, junio 8 de 1980

Áspero, intratable, es también el carácter de las gentes acá, pero falta la belleza, que es lo que hace magnífico y formidable ese cactus de Bandeira ejerciendo su venganza como una divinidad con la cual nos sentimos solidarios. Áspero, intratable y mezquino es ya otra cosa, un defecto apabullante ante el que nos sentimos impotentes. No hay nada qué hacer, me digo leyendo escritos como el que, a manera de ejemplo, te hago llegar en una revista local. Por él te darás cuenta de cómo está fanatizada políticamente y a qué extremo la juventud universitaria, y podrás deducir con facilidad el sangriento futuro de Colombia. De Colombia, me dice mi querida amiga Elisa Mújica, no le dejes ver a Geraldino el lado malo. Muéstrale en cambio, pacífica y colonial, la blanca torre de la iglesia de La Candelaria, iluminada por la luz de Venus que luce esta noche en el cielo como una doble joya mística. Pero en Tunja un niño de siete años llamó a la puerta de una casa para pedir abrigo en esta fría noche, y el dueño de casa, que vio alterada su tranquilidad, para que el niño no sintiera frío lo bañó en gasolina y le prendió fuego. Y por eso es que la dulce torre de la iglesia colonial no me dice nada. J. J. E.

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J a i m e J a ra m i l l o E s c o b a r

Recife, 16 de agosto de 1980

Quien divise un avión, hacia el cielo dirá: Dios lo traiga, si viene; Dios lo lleve, si va. Aquel mismo, el mismísimo que roció gasolina a un niño y le prendió fuego, está por aquí amenazando. Si no son reajustados los precios mínimos del kilo de pollo en el Estado de Paraná, que Dios ha cubierto de tantas bendiciones, si no son reajustados los precios él ahogará, por semana, 850.000 pollitos amarillos. El poema no debe estar bajo una bandera ideológica, porque entonces tendremos sectarismo contra sectarismo, intolerancia contra intolerancia.

Implosión Para escribir un verso que te haga recordar las mañanas de la infancia basta escribir esta palabra: pájaro.

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Cartas con Geraldino Brasil

Para escribir un verso que te haga recordar la fuente donde iban las mujeres, basta escribir esta palabra: cรกntaro. Para escribir un verso que te haga recordar sombras en que el sol jugaba, basta escribir esta palabra: รกrbol. Para escribir un verso que te haga recordar รกrboles, cรกntaros y pรกjaros, basta escribir esta palabra: infancia. G. B.

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J a i m e J a ra m i l l o E s c o b a r

Bogotá, septiembre 7 de 1980

La lectura de tus poemas que iba yo a realizar en la Universidad Nacional fue prohibida por las autoridades militares. Con respecto a eso te incluyo un ejemplar del Magazín Dominical de El Espectador, en donde aparece parte de la introducción que había preparado para ese día, y al comienzo de la página 2 un comentario editorial. J. J. E.

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