15 minute read
ENTREVISTA JOAN CARBONELL
from Revista TRAIL n.101
JOAN CARBONELL “Hay que potenciar la interacción entre organizadores.”
Texto: Quim Farrero Fotografía: Néstor Bohigas, Quim Farrero
Advertisement
Joan Carbonell (Reus, 1975) es una muestra de ese perfil de organizador que, sin una gran estructura detrás, lucha desde hace años para ofrecer a los aficionados al trail carreras en las que puedan disfrutar de lo que más les gusta. Y lo hace porque cree en ello. Iniciado en el mundo de los raids, el paso a la ultradistancia ha resultado una evolución natural, y la posibilidad de dar luz en forma de evento a aquellos proyectos que lo han ilusionado es su motor. Joan nos habla de su experiencia y sus puntos de vista, pero podríamos extrapolar sus palabras a muchos de esos organizadores que como todos, grandes o pequeños, están haciendo lo imposible para sobrevivir a la hecatombe que para el mundo moderno ha representado este 2020 y su pandemia.
¿Cuándo empiezas a organizar eventos? Empecé con un raid de aventura en 1997. Se llamaba Raid Institut. Entonces yo estaba en una escuela de vela y el ayuntamiento nos obligaba a cerrar el 31 de octubre, no podíamos cerrar antes, y por esas fechas y a esas alturas del año, ahí no quedaba nadie. Nos pusimos a pensar que hacer para dar sentido a esa época vacía y se nos ocurrió la idea del raid, dirigida a los chavales de los institutos de la zona. La primera vez tuvimos doce o quince equipos. Era prácticamente gratuito y perdimos dinero, pero la idea era básicamente estar activos en esas semanas de final de la temporada en la playa. Esa fue mi primera experiencia como organizador.
¿Por qué un raid de aventura? Porque en la época en que estudiaba en la universidad de Lleida, participe en un raid llamado Transpirineos creo recordar. Una prueba para empresas en la que participamos con un equipo de la universidad. Luego participé también en otras pruebas parecidas y tenia un poco la experiencia de lo que era participar en una prueba de estas características. Y llegué hasta ahí porque un día vi en la tele un reportaje de un raid y pensé que era lo que yo quería hacer. Empecé a prepararme, en buena parte en carreras de orientación, que fueron un factor clave para introducirme en este mundillo.
¿Cuál es tu origen deportivo? Vengo del mundo del baloncesto. Llegué a jugar a un cierto nivel, pero cuando me fui a Lleida a estudiar, tuve que decidir si quería priorizar los estudios o e baloncesto. Tiré por los estudios y cursé INEF. Una vez allí, el tema baloncesto se hizo muy difícil a nivel operativo y fue el punto de inflexión para dar por cerrada una etapa y empezar otra, con la montaña y las carreras de orientación. Desde un punto de vista más competitivo empiezo con la orientación y los raids, el trail viene después, y una de mis primeras pruebas únicamente de trail fue el UTMB, creo que en 2008. Un compañero de raids nos descubrió la prueba, una carrera alrededor del Mont-Blanc y eso, y viniendo de los raids tampoco era nada exagerado: en una de las etapas de un raid en el que habíamos participado, la competición a pie era prácticamente la CCC, de Courmayeur a Chamonix como una etapa más de un raid. Incluso sabía a poco. Supongo que desde el mundo de los raids parecía sólo una parte de la prueba. En ese momento, la mayoría de los “raiders” no participaban en pruebas puras de montaña, pero hubo un punto de inflexión cuando los raids empezaron a desaparecer y muchos descubrieron los ultras. Recuerdo que incluso en algún raid, creo que en Andorra, el equipo Salomon trajo a un joven Kilian para probar en el mundo de los raids y lo que se dio fue el efecto contrario: muchos de los de los raids se pasaron al trail. De hecho, buena parte de los que en aquella época empezaron a destacar en los ultras, venían de los raids de aventura. Esto ya está superado.
¿En qué momento decides dedicarte a la organización de eventos? En mi familia teníamos un negocio familiar de panadería y pastelería. Siempre había estado ayudando, con el concepto “empresa familiar” en mente. De todos modos, estudié INEF y monté la escuela de vela, a pesar de lo cual en un momento dado de mi vida decidí que lo suyo era ayudar a la familia. Estuve cuatro o cinco años montando un raid al año (Pineda Platja) al tiempo que trabajaba en la empresa familiar, hasta que en 2007 decido que lo que me apasiona realmente es el tema de la gestión deportiva, la
organización de eventos y encarrilo mis esfuerzos a mis proyectos deportivos. Aquí empiezo a dedicarme profesionalmente al tema, diseñando y organizando eventos que, por aquel entonces, eran básicamente raids de aventura. Al principio, lo que hacíamos era dedicar el sábado a organizar un raid y el domingo una prueba de trail. El sábado teníamos bastantes participantes y el domingo muy pocos. Recuerdo haber celebrado alguna carrera con treinta corredores, supongo que al sector de los raids no le interesaba mucho dedicar el domingo a una carrera de sólo diez o quince kilómetros. Cuando Salomon deja de apostar como estrategia por los raids, ese mundo se hunde, al tiempo que florecen los trails y, sobre todo, los ultras. Fue entonces cuando creamos el Ultra Trail de la Serra de Montsant, que este año celebrará su duodécima edición (debería ser la trigésima). En ese momento no había demasiadas carreras de esas características y, en poco tiempo, aparecieron varias. Ya existían marchas largas, pero no se organizaban como ultras. Supongo que son algunas de las claves del éxito de la prueba. En esos momentos, teníamos muchos más corredores en
las distancias largas que en las cortas, esto está cambiando. La empresa ya la monté al crear la escuela de vela, que ya se llamaba “Naturetime”. Al principio, en la escuela de vela éramos varios socios y al seguir yo solo, dimos la empresa de baja y seguí yo como autónomo con “naturetime” como nombre comercial.
¿Cómo era organizar entonces y cómo es organizar ahora? A nivel de corredores, antes éramos muchos menos. Esto es lo que más ha cambiado. Ahora casi todo el mundo corre más o menos. Antes organizabas para una cierta cantidad de gente y ahora esa cantidad ha aumentado mucho. A nivel de permisos y gestiones administrativas ha cambiado mucho, antes era todo un poco de palabra y con un permiso del ayuntamiento solía bastar. Yo he llegado a cruzar carreteras simplemente con una notificación a tráfico, sin siquiera permisos. Hoy es diferente, es importante disponer de autorizaciones escritas para todo, hay mucha más burocracia y, por tanto, muchas más horas de oficina. Antes
de dedicaba más horas a trabajar sobre el terreno. El perfil de corredor también ha cambiado. Antes era mucho más técnico, era un perfil más experimentado al que, por decirlo de alguna manera, se le podía dar más caña en el sentido de plantear recorridos más técnicamente más exigentes en terreno de montaña. Ahora esta gente sigue existiendo, pero el grueso de los corredores tiene una experiencia limitada en montaña y hay que adaptar un poco las exigencias de carrera. A mi no me gusta que en mis carreras haya pasos técnicos, y si hay alguno es porque no existe ninguna otra opción de paso. No me gusta hacerlo pasar mal a los corredores. A muchos les gusta, pero muchos otros lo pasan mal porque se ven en un terreno que no dominan. Y pienso hace años en eventos como el Raiverd, de No Limit (empresa editora de Revista TRAIL N.de la R.) en el que tenías tanto que escalar, como volar en parapente, como ir en btt. El nivel técnico de aquellos corredores era extraordinario. Ahora trabajamos mucho el tema de las emociones, del espectáculo, de que el corredor
se sienta recompensado al llegar a meta, con la música, el speaker llamándolo por el nombre… Para mi es importante que mis eventos sean asequibles.
Como organizador ¿Ha cambiado tu relación con los corredores? Las redes sociales lo marcan todo actualmente. Ha nivel comunicativo todo ha cambiado mucho. Yo a veces me obligo a mostrarme sonriente en las carreras, es una cuestión de relación con el corredor, que ha venido a pasarlo bien y no debe verse afectado de ninguna manera por mis problemas. Todo suma, la carrera tiene que estar bien organizada, pero es importante que, además, el corredor se sienta bien en ella, se sienta bien acogido. Se que a veces fallo en esto, y pierdo de vista que la carrera es una experiencia global, que no sólo se trata del momento de correr. Es importante saber escuchar lo que un corredor te cuenta al acabar la carrera, tanto si le ha ido bien como si no. Es importante tener a alguien en meta que pueda hacer esto si, como director de carrera, no puedes hacerlo porque tienes otras preocupaciones en ese momento. El corredor tiene que
sentir una relación próxima con el organizador, siempre, incluidas las redes, donde, por ejemplo, es interesante dar cancha a corredores que, aún no siendo élites, tienen un cierto nivel y se sentirán bien tratados si se les presenta antes de la carrera y este tipo de cosas. Normalmente recibes lo que das. Esta relación corredor-organizador es importante actualmente. Más que antes tal vez. A veces el speaker hace esta función, pero no es alguien que viva el día a día del evento como parte del equipo de organización. La figura de alguien que cuide este tipo de detalles creo que será importante en las organizaciones. Hay que tener un cierto carácter para eso.
¿Qué es lo que más te gusta de organizar eventos? Creo que es como una enfermedad, como una droga. Planificar y ejecutar un proyecto te retroalimenta, cuando al final todo sale como lo has planificado es uno de los factores que más engancha. Tener la idea, plasmarla en un papel, conseguir que la gente pague por hacerlo… Y que además salga bien y la gente vuelva contenta a casa, motiva mucho. Pero cuando tras la carrera alguien, de forma espontánea, viene y me cuenta lo importante que ha sido para él y lo mucho que lo ha disfrutado, me siento recompensado de verdad. De todos modos, a veces da la sensación de que nos resulta difícil celebrar un éxito y tenemos más tendencia en cebarnos en el error. Vivimos tan pendientes de lo que puede fallar que nos olvidamos de lo que está yendo o ha ido bien, por eso a veces necesitamos que alguien de fuera venga a decirnos que las cosas han funcionado. Por otro lado, además, actualmente es muy fácil criticar desde las redes sociales, aunque creo intuir un cierto cambio, puede ser que a raíz de la pandemia, estamos recibiendo más mensajes de lo normal felicitándonos por conseguir tirar adelante con una carrera. Tal vez, como la situación es complicada, la gente es más consciente del esfuerzo. También hay que decir que a menudo, cuando un corredor es muy crítico con una carrera, suele coincidir con que a él la carrera no le ha ido bien. Eso no quiere decir que no cometamos
errores y que no se puedan comentar, pero, por ejemplo, a mi me ha pasado que un corredor al que no le ha ido bien la prueba y que se había quejado mucho de los avituallamientos, volviera al año siguiente y me dijera que ahora si que estaban bien, cuando no habíamos hecho ningún cambio. La diferencia es que un año hizo una mala carrera y al siguiente le había ido bien. Sólo por eso, su percepción de unos avituallamientos, que eran iguales, era radicalmente diferente.
¿Lo peor de organizar? Podría decirte que lo peor tal vez es la crítica no fundamentada, sobre todo cuando el recorrido de esa crítica se va de madre y se convierte en viral. Pero en realidad, para mi lo peor son los cambios de última hora provocados por terceros, eso desestabiliza mucho. En una edición del Montsant en la que había llovido mucho en los días previos, la noche antes de dar la salida preguntamos a todos los ayuntamientos cómo estaban los pasos de los ríos. Nos dijeron que bien, pero por la noche los ríos crecieron mucho, y una vez dada la salida nos dimos
cuenta de que no se podían cruzar. Gestionarlo no fue divertido. Otra vez, en un raid, un corredor se lesionó por un error técnico suyo y me demandó a mi porque era el que tenía seguro -así me lo dijo- Perdió el juicio, pero me amargó la vida. Empecé a tener canas en esa época. O, como ahora mismo, que te llamen dos días antes del Procicat (el ente que gestiona la pandemia en Catalunya) y te digan que no puedes celebrar la prueba. Este tipo de cosas son lo peor.
Vaya año de locos ¿No? Si, pero en nuestro caso, aún podríamos decir que hemos tenido suerte: de las 19 carreras celebradas en aquí (Catalunya), dos son nuestras. Tal como han ido las cosas, eso es mucho. Pero todo es una locura, por un lado, te dicen que la organización está muy bien, que las medidas tomadas son muy acertadas y que el evento es seguro, y luego no te dejan celebrarlo. Yo entiendo que provocamos movilidad y en algunos momentos eso es un riesgo, pero a veces son medidas absurdas; en unos eventos puede haber público y en otro idén-
tico, pero de otra liga no. Es un sinsentido. Por otro lado, nadie sabe exactamente quien tomas las decisiones, no hay donde quejarse o preguntar. Y hay muy poca comunicación entre ayuntamientos y el resto de órganos. Tras el verano, se abrió la posibilidad de celebrar eventos estatales, internacionales y profesionales, ahí una “y” o una “o” es una diferencia enorme, nosotros preguntábamos y cada uno nos decía una cosa diferente. Y así todo. A nosotros formar parte de la ITRA nos ha salvado los platos en algún caso. Aquí la gestión de los eventos deportivos se ha vinculado esencialmente a las federaciones, y éstas han aprovechado para poner en valor sus carreras, sin tener en cuenta al resto. En algunos deportes tal vez tenga sentido. Un ejemplo sería la esgrima. No hay eventos de esgrima no vinculados a una federación, pero en el trail y en general los deportes al aire libre, eso es otra historia. Ahí hay un mundo de organización federada y otro paralelo de organización privada -que somos los que pagamos impuestos-. Esto las federaciones no lo han contado y si lo han hecho, no han sido escuchadas. Ahí, acogernos a la ITRA nos ha ido bien y en pruebas en las que no tenemos nada que ver con una federación – porque no nos representan- la ITRA nos ha servido de soporte.
¿Todo esto ha sido el desencadenante de la creación de la APEEC? Si. Durante los tres meses de confinamiento tuvimos tiempo de pensar y tras el confinamiento constatamos que la radiografía del mundo de los eventos deportivos que hacen los organismos oficiales sólo hace referencia al mundo federado, y al resto se refiere como “actividades de promoción de los ayuntamientos”. No estamos ni catalogados. Cuando se dan las primeras ayudas para e mundo del deporte, nadie nos tiene en cuenta, a pesar de que, por ejemplo, movemos muchos más dorsales. Eso provocó nuestra unión, al principio
con un simple grupo de Whatsapp y luego con a creación de la “Asociació de Promotors d’Esdeveniments Esportius de Catalunya” (Asociación de Promotores de Eventos Deportivos de Cataluña). Desde la administración, contemplan el deporte sólo desde el punto de vista de lo que ellos llaman entidades sin ánimo de lucro, que son los que, sin generar impuestos, reciben las ayudas. En este caso el error de la administración viene del desconocimiento y de no querer enfrentarse a las federaciones. En este mundillo hay dos sectores: las federaciones (clubes) y el sector profesional. Lo bueno es que, en muchos casos, el sector federativo tiene que recurrir al profesional para poder organizar sus eventos. Pero a la hora de ayudar, nos han dejado de lado. Todas las medidas sobre la permisividad en el deporte han sido vinculadas al hecho federativo. A nivel de práctica deportiva pura – que es lo que debería importarle a la administración- nosotros movemos mucha más gente que las federaciones. El primer objetivo de la APEEC es dejar de ser invisibles.
¿Qué perfil de organizador forma la APEEC? El perfil de organizador es muy diverso: autónomos, empresas, clubes que en realidad son empresas, empresas que funcionan como clubes… Eso implica realidades fiscales muy diversas. Nosotros hemos decidido que formen parte de la APEEC aquellos que funcionen como empresa o como autónomo, pensamos que los clubes ya están cubiertos por las federaciones. Ahora somos unas veinte empresas, pero hay cerca de cuarenta potenciales asociados más. Y aquellos clubes que funcionan como empresa, tal vez deberían pensar dónde quieren estar. Nosotros tenemos que trabajar en nuestra dirección, no se trata de una pataleta puntual por la coyuntura actual. Y aquí estamos implicados no sólo organizadores, si no todos aquellos que de alguna manera nos dan soporte profesional: montadores, speakers, fotógrafos… Nos tienen más en cuenta desde turismo que desde deportes. En términos de turismo hoy en día, empieza a ser más importante qué vas a hacer por delante del dónde, que viene condicionado por ese “que”: si quiero hacer un deporte determinado, voy a unos sitios concretos. Ese “que voy a hacer” en algunos lugares ha alargado la temporada turística significativamente (curiosamente, 2020 era el año del turismo deportivo en Catalunya). Tenemos pendiente contactar con organizadores canarios que están trabajando en una dirección parecida y han creado también su propia asociación. Hay que potenciar la interacción entre organizadores.
¿Ves luz al final del túnel? Soy optimista hasta octubre y creo que los grandes eventos lo tienen difícil, y los más pequeños tendrán que adaptarse.
Un libro: Incertidumbre positiva, de Andrés Pascual Una película: La fuerza del viento, de Carrol Ballard Música: La del país por donde viajo