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ENTREVISTA
from Revista TRAIL n.104
PERE RULLAN “En un mundo profesional, vales lo que puedes vender.”
Texto y fotografía: Quim Farrero
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Pere Rullan (Sóller, 1990) es lo que aparenta: un buen tipo, claro y cordial. Afable y buen conversador, es modesto en un mundo en que esa característica escasea, sobre todo cuando tienes méritos sobrados para no serlo. Hay que vender. Es obvio que posee una sensibilidad especial, tal vez herencia de esos años destinados a una disciplina muy dura, la danza, que suele estar -desconocimiento manda - inafravalorada a todos los niveles. Corredor de élite, con potencial para lo que en otro deporte sería una carrera profesional, es otro más que, a pesar de unos excelentes resultados deportivos e incluso del apoyo de un patrocinador, ha constatado que la profesionalización, en el mundo del trail, es prácticamente una entelequia.
Una década dedicada a la danza clásica… Yo había hecho de pequeño lo que en Mallorca se conoce como “Ball de Bot”, un baile popular, y a raíz de eso, como me gustaba, mi madre me propuso apuntarme a danza clásica por todo lo que además implicaba en cuanto a la postura y el trabajo físico e intelectual. Estuve dos años yendo a danza en mi pueblo, Sóller, y me gustó. La danza es una disciplina artística con un componente físico importante que te obliga a escuchar mucho tu cuerpo, a trabajar la coordinación y a mantener un nivel de disciplina muy alto. Tras estos dos años, mi profesora me propuso apuntarme a las pruebas de acceso al conservatorio profesional de danza. Conseguí entrar pero no en el nivel que yo pretendía: hice las pruebas para el grado medio y acabé entrando en el elemental. Lo dejé casi acabando el grado medio: son cuatro elementales y seis de grado medio y lo dejé en cuarto. En total son diez años de trabajo. Tras el grado medio vienen dos años de grado superior para impartir clases. Al empezar el bachillerato era muy difícil compaginarlo todo; la danza es la disciplina que me ha exigido más dedicación. Eran clases (¿Entrenamientos?) cada tarde de lunes a viernes y sábados por la mañana. Seis días trabajando el cuerpo con algunas clases teóricas de historia de la danza, etc. No sólo es bailar. Cada día era como entrenar dos o tres horas en una actividad físicamente muy dura, sin contar además la logística familiar de desplazamientos cuando dejé de estudiar danza en el pueblo, mis padres se hartaron de trayectos de media hora arriba y abajo. Pero llegó un momento que no pude combinar los estudios regulares con la danza: acababa a las tres del instituto y a las tres y media o cuatro entraba en danza. Entre una cosa y otra tenía un ratito para comer alguna cosa rápida en un “tupper” y aguantar hasta cerca de las ocho de la tarde a veces, con alguna pausa entre clases. En grado elemental haces un poco de todo, danza española, clásica… En grado medio yo elegí danza española porque la clásica me parecía muy encasillada y yo quería algo más abierto. Obviamente esto era imposible de compaginar con otra actividad física. Yo había jugado al fútbol como todos –la presión social puede –pero cuando empecé en el conservatorio lo dejé todo. Hasta los diecinueve no hice prácticamente nada más de actividad física. Sólo en verano, en vacaciones, hacía alguna carrera popular y, viviendo en Sóller, tienes la Serra de Tramuntana ahí mismo.
Y cuando decides qué estudiar no regresas a la danza… Repetí primero de bachillerato porque la agenda no me daba más de si, y en segundo vi que o dejaba un poco de lado la danza o me volvía a quedar por el camino o a sufrir mucho, y no me apetecía. El mundo de la danza es muy duro y a recompensa suele ser nula: o entras en un cuerpo de danza internacional – algo muy difícil – o sigues por la vía de la docencia. Yo sabía que no me veía en la docencia de la danza y, como la actividad física me gustaba, me decidí por lo que entonces era INEF. Fue ese invierno que me puse a preparar las pruebas de acceso y descubrí que eso de correr me gustaba, como a mi padre, que había corrido alguna maratón, y empecé a dar mis primeros pasos de verdad por la montaña, que es mucho más divertido para correr. Conseguí entrar a INEF en Madrid.
Entonces hay referentes corredores en tu familia… Mi padre corría, pero no lo recuerdo una actividad con mucho fanatismo, corría carreras populares,
básicamente de asfalto y, como he comentado, alguna maratón. De lo que si me llega una influencia de familia es con la navegación, que a mi padre siempre le había gustado mucho y tenía una pequeña barca, que, tras la indemnización por la expropiación de una casa, se convirtió en un pequeño velero. De aquí, cuando tenía doce años empecé a navegar con mi padre mientras estuve en la isla. Luego en Madrid la cosa se complicó, aunque allí me saqué el título de iniciación a la vela, en el embalse de Valmayor creo que era. De hecho, hay una Federación Madrileña de Vela. Cuando vuelvo a Mallorca en verano aprovecho para navegar. La navegación a vela es muy bonita, y vives también en un medio salvaje y natural al que hay que tener respeto. Volvamos a tus estudios deportivos Empiezo en Madrid porque, como no era un gran estudiante, mis padres tuvieron que hacer el esfuerzo de costearme un centro privado. Hice primero y segundo en Madrid, pero en cuanto pude me cambié, bueno de hecho nos cam-
biamos, porque éramos mi hermano y yo, a la pública por cuestiones obvias, y estuvimos un año en A Coruña, porque fue donde nos dieron el traslado. Tras este año, nos trasladamos a Lleida que es donde acabamos los estudios. Mi suerte fue que en Madrid empecé a entrenar por mi cuenta pero allí un entrenador de verdad me vio corriendo por la calle y me propuso entrenar con su grupo en un club de atletismo en Villaviciosa de Odón. El venía del atletismo pero fue cambiando a la montaña, ahora aún tengo relación con él: David Galindo, y estuvo vinculado también a la Federación Madrileña de Montaña. Ha tocado las dos federaciones, atletismo y montaña y su visión es crítica con las dos.
¿Y tú? ¿Qué visión tienes de ese mundo? Creo que este deporte ha crecido muy rápidamente y de forma muy desordenada y, al final, las federaciones lo que buscan son federados, vendiendo unos servicios y unas coberturas. Yo como deportista siempre me he relacionado con la de montaña porque es con
la que me siento más próximo y creo que es la que ha estado trabajando más por este deporte. Pero más allá de esto, las federaciones intentan ordenar un deporte que no debería verse mezclado en varias federaciones, pero una parte importante de los recursos los obtienen de las licencias federativas. Por otro lado, las federaciones están también para mirar por el deportista de alto nivel, que son los que les dan los resultados para después ir a llamar a la puerta del Consejo Superior de Deportes (CSD), esa es la razón. Unas lo hacen priorizando de verdad el deporte y otras sólo se preocupan por los resultados. Sólo es un punto de vista. Los deportistas de élite representamos una federación y eso les da una repercusión, del mismo modo que representamos una marca y ésta saca un rédito. Otra cosa es la compensación para el corredor de la parte de las federaciones, aquí el tema está, digamos,” interesante”. Nosotros intentamos maximizar una carrera deportiva que es breve y, entendiendo que ser profesional de este deporte es muy complicado, si que un soporte más sólido no estaría mal.
¿Te has planteado alguna vez convertirte en profesional del trail? Mi planteamiento de profesional fue en 2015, cuando hice mi mejor temporada deportiva. Recuerdo que mi hermano me dijo “-podrás vivir de esto.” Y yo le dije que no, pero luego empecé a darle vueltas, a valorar mis resultados, y pasa que tú mismo te retroalimentas y te convences, pero luego vas a negociar con las marcas y te das cuenta de lo que hay, y te das cuenta de todo ayuda, pero entras en la dinámica del “algo es algo y profesional no seré”. Además, es muy difícil meter los periodos de lesión en todo esto, sobre todo cuando vienen después de un buen periodo. Es especialmente duro. Aquí si que hay que decir que mi patrocinador, La Sportiva, se han portado siempre bien. De hecho, sigo con ellos, no solo por las condiciones si no, sobre todo, por el trato y, más que con la marca, con la distribuidora, Snowfactory. Mi relación con ellos viene de 2013, creo, y hasta ahora bien.
¿Y cómo te ganas a vida? Con lo que yo llamo “mini jobs”. Hago de todo y nada. Soy entrenador personal, también trabajo para la federación catalana (FEEC) en temas de tecnificación de carreras por montaña y además tengo los ingresos de La Sportiva. Todo suma, y por lo menos todo lo que hago está relacionado con lo que estudié, para mi es una suerte.
¿Qué piensas que habría que hacer para que la profesionalización del trail fuera posible? Ahora mismo hay varias cosas que no funcionan. Una de ellas es que no hay un circuito único en el que medirse, sea un circuito de una federación o de una marca. Para poder rentabilizar mejor los resultados, debería existir este circuito único en el que coincidieran los mejores del mundo, y a partir de aquí se podría dar una mejor visibilidad a las carreras del circuito y a los resultados de los corredores. Supongo que esto cambiaría la forma de relacionarse comercialmente con las marcas. Últimamente se habla de la posibilidad de crear algo parecido a un sindicato de corredores, pero el gran inconveniente que yo le veo es justamente este: en qué te basas para cuantificar que un corredor vale tanto y otro vale cuanto ¿En seguidores? ¿En resultados? ¿De qué carreras? Al final, puedes crear ese sindicato o asociación pero, por ejemplo, en el fútbol, donde existe ese sindicato de jugadores, está cuantificado cuánto gana o debe ganar como mínimo un jugador en base a la categoría en que juega. Y ceo que algo parecido existe en el ciclismo. En trail no se cómo se haría, tal vez un supuesto top 20 debería estar en un nivel y así sucesivamente. Tal vez sería una manera de sentar las normas, pero si esos supuestos mejores no están, digamos, en una misma liga, es difícil.
Si pero ¿El dinero de dónde saldría? Ese es el gran problema., aunque hubiera un sindicato que exigiera unos mínimos, siempre aparecería alguien que a cambio de unas zapatillas y una camiseta y llamar-
se embajador haría difusión de la marca, al margen de sus resultados, tanto más cuanto no existe ese circuito único para estableces unos criterios objetivos. Lo que está claro es que cuanto más impacto social tienes, más apuestan las marcas, y ahí la difusión es importante, sea a nivel de prensa o, como se está empezando a hacer ahora con la retransmisión de algunas carreras por la televisión pública. Cuanto más espectáculo, más interesa a la gente. En cualquier caso, todo tiene de bueno y de malo, tal vez ahora no se puede llegar a ser verdaderamente profesional, pero por el contrario tampoco se dan en exceso otras situaciones vinculadas a la profesionalización como el dopaje. Cuando se llega a un cierto nivel se convierte en una especie de forma de representación del país, al punto que en algunos países, Italia por ejemplo, los deportistas de alto nivel tienen garantizado un trabajo como funcionarios, muchos corredores y esquiadores italianos son agentes rurales por ejemplo. En un mundo del trail profesionalizado no todo sería bonito.
Cuando hablamos de patrocinios, siempre hablamos de marcas, pero en muchos casos son distribuidoras… Esto es habitual. En muchos casos se trata con intermediarios en lugar de con la marca directamente. En mi caso, yo trato directamente con la distribuidora, y la distribuidora tiene que ir a llamar a la puerta de la marca. Pero, por ejemplo, el material de esquí me viene directamente de la marca, no de la distribuidora. Pero al final, todo es un tema de mercado, si existe un impacto real, a la marca le va a interesar, porque lo que quiere es que la distribuidora venda el máximo de equipamiento posible. Al final, guste o no, esto es lo que cuenta, incluso a la hora de diseñar el calendario. Al final, la manera de comunicarse con el destinatario final, el comprador, al fin y al cabo, actualmente son las redes, y ahí todo se cuantifica, sea verdadero o falso, tenga sentido deportivo o no. No sólo se trata de ganar carreras, hay que valorar qué carreras
son, y no siempre es así, la gente compra barato. Pero a pesar de todo, hay que estar ahí. Creo que el impacto que tengo les genera un retorno suficiente como para que les resulte interesante el patrocinio. No deja de ser un negocio, y si los números no salen… pues eso.
Pero luego también está el que, cuando ve de cerca qué es la profesionalización, no sabe gestionar la presión… Es bien cierto. Tienes, o deberías tener, un contrato con el patrocinador con unas condiciones por las dos partes, tanto en cuanto a imagen como a disponibilidad para la marca para sesiones de fotos o lo que sea. Bien pagado o no es un trabajo que aceptas. No sólo se trata de correr o de rendimiento, hay que contemplar la figura completa. En definitiva, los resultados son una herramienta, no la finalidad, para proyectar una imagen. En un mundo profesional, vales lo que puedes vender. Esto hay quién se le da mejor y a quien se le da peor. Yo intento ser lo más natural posible en mi proyección pública, no vender lo que no soy. Y no sacrificar mi intimidad. Podría publicar
más, pero también podría publicar menos. Lo hago cuando me apetece, a pesar de que mi contrato especifica un mínimo de actividad en redes, pero no es un punto que se lleve de forma demasiado estricta. A ellos también les gusta que sea yo mismo.
¿Qué obligaciones tienes con tu patrocinador? Tengo que presentar un calendario anual que ellos tienen que aprobar, tengo que cumplir con un mínimo de publicaciones mensuales en redes y además tengo la obligación de estar disponible unos días al año para la marca para sesiones fotográficas, charlas, eventos, etc. Estos serían los requisitos principales. Naturalmente, y dado que mi dedicación no puede ser exclusiva, esos días de disponibilidad se pactan y se organizan con antelación. El patrocinio no da para dedicación exclusiva. En cualquier caso creo que hay que ser serio y cumplir con las condiciones pactadas
¿Te llegan ofertas de otras marcas? En mi caso, sea porque tal vez no intereso a nadie más o porque en el mundo del trail hay un cierto “fair play” al respecto, la verdad es que no. Creo que en el mundo del trail, si no se corre la voz de que quieres cambiar, no te persiguen.
¿Cómo ves que, en algunos casos, el hecho de correr par una federación no te permita llevar equipamiento de tu patrocinador?
Puede parecer extraño, pero pienso que si queremos estandarizar el trail, tendremos que aceptar estas cosas. Cuando Messi juega para la selección argentina, no lleva camisetas con sus patrocinadores, tiene que llevar lo que le marca la federación. Si no es así, al final lo que domina son los circuitos privados. Si tienen que entrar las federaciones para que el trail tenga más visibilidad, habrá que aceptar estas cosas, pero las federaciones deberían ponerse las pilas y hacer lo que hasta ahora sólo han hecho algunos circuitos privados, es decir, hacerlo bien. En comunicación las marcas les dan mil vueltas a las federaciones, aunque hay que decir que algunas empiezan a hacerlo bien. Hay mucho trabajo por hacer, sobre todo a nivel de comunicación. Tal vez sea que las marcas trabajan con profesionales especializados en comunicación.
¿Esto es lo que da sentido al “influencer” sin especial mérito deportivo? Supongo. Tengo sentimientos contrapuestos al respecto. A veces pienso “-Este tipo no tiene el motor que tienen otros, pero mueve mucha más gente” y, racionalmente, lo entiendo, pero como deportista, no deja de generarme un cierto resentimiento. Al final la idea es: no todo el mundo puede llegar a un cierto nivel, pero si que todo el mundo puede venderse. En cierta manera es como premiar los valores no deportivos, pero es también porque hay un público que lo compra. A lo mejor, cuando hay pretensión de profesionalización, de la misma manera que se recurre a un entrenador, un fisio, dietista etc, habría que pensar en alguien que gestionara las redes, o asesorara. Un coste más.
¿Te sientes reconocido en tu tierra, Mallorca? Uno de mis patrocinadores es un hotel de Mallorca. Hay un par de semanarios en mi pueblo y se suelen interesar por mi actividad, también del Diari de Mallorca suelen estar al tanto de mi actividad deportiva. Pero más allá de esto, a nivel institucional nunca me ha hecho ni caso de una forma operativa. Me dan algún premio, me envían cartas de felicitación, pero luego cuando vas a hablar con ellos de soporte, nadie sabe nada. También he de decir que yo ha ido cambiando de entorno, soy mallorquín y empecé en Mallorca, pero ahora llevo muchos años en Catalunya –de donde tampoco he recibido ningún soporte oficial - y es allí donde tengo la licencia. Nunca he recibido una ayuda oficial, y eso que en Mallorca hay un gran referente previo, que es Tòfol Castanyer. Las federaciones dicen que tienen el presupuesto que tienen y da para lo que da, pero al final todos se van pasando la pelota.
Tal vez otro de los problemas del trail es que se espera que el atleta esté siempre a tope… Aquí hay una influencia importante de cómo lo ve la sociedad. A un equipo de fútbol tal vez se le exige
mucho, pero son once jugando, y cuando uno flojea, otros dan más de sí. En los deportes individuales no es así, no se puede esperar que ganes siempre, y menos cuando no eres profesional. Luego, el calendario es un caos, es difícil planificar y parece que lo tengas que correr todo. Creo que ahora esto está cambiando. En cualquier caso, la valoración de un deportista debería ser en base a su trayectoria, no a temporadas concretas, porque, además, cuando uno empieza a destacar, suele llevar ya mucho trabajo detrás, y también hay muy poca cultura en general de deportes minoritarios, incluso entre profesionales de la información que deberían saber algo más de lo que saben, más allá del fútbol. En Italia, por ejemplo, hay una cultura mucho más extensa del deporte en general. Y se valora más al deportista. Aquí no hay mucha cultura de valoración del
esfuerzo, se valora sólo el resultado. Si se trata de ganar, la clave está simplemente en escoger bien las carreras, y todos te aclamarán. Pero cada uno sabe el nivel de la carrera donde va.
Como licenciado en educación física ¿Te entrenas tú mismo? Si. Tal vez no es la mejor opción para rendir, pero en la estructura, llamémosla “amateur”, que hay hoy en día en el mundo del trail, a mi es la que me aporta más tranquilidad y bienestar. La presión añadida de tener que estar a la altura del compromiso con alguien que te entrena a mi me estresa. Si me entreno yo me escucho más, y se cómo me encuentro en cada momento, no sólo físicamente. Sé que no es lo ideal porque a veces, el día que hay que apretar, pues no aprietas lo que deberías. Pero el resultado final es que estoy bien. Suelo ser exigente conmigo, pero también se descansar cuando creo que toca, y se responder ante un compromiso, pero yo me gestiono bien. Todos queremos dar lo mejor de nosotros, pero eso no quita que haya días que da pereza salir a entrenar.
Un libro: Los catorce de Iñaki, de jorge Nagore Una película: la serie Homeland
Música: Antonia Font
EL SUEÑO CUMPLIDO
Fotografía: Quim Farrero