CSP / MiM

EL REGRESO

PENYAGOLOSA TRAILS: CSP / MiM

HISTORIA DEL TRAIL

La Marató i Mitja es una de las pruebas más veteranas del calendario y una de las que, históricamente, mueve más corredores en una zona con una gran afición por el deporte y, concretamente, la carrera a pie. Después de la primera cancelación de su larga historia, vuelve a la carga con su hermana pequeña (aunque más alta), la CSP.

Desde la primera edición en 1999, la MiM mueve pasiones, a nivel puramente deportivo e, incluso, como tradición local. La peregrinación original desde Castelló al santuario de Sant Joan de Penyagolosa, que derivó en prueba deportiva a finales del siglo pasado, forma ya parte de la cultura local en una zona en la que abundan los clubes de atletismo, running y montaña y en la que incluso los que no corren y sólo disfrutan del espectáculo, saben los nombre de los favoritos locales y los tiempos de cada uno en las diferentes ediciones. Este concepto ha sido entendido y asimilado por la Diputació de Castelló, que de la mano de los organizadores, el club Penyagolosa Trails, ha sabido apoyar de forma decidida un evento que se ha convertido en una marca de la provincia y una excelente forma de proyección al exterior de, valga el juego de palabras, el turismo en su área interior, más allá del omnipresente “turismo de sol y playa”. Y cuando las cosas se hacen bien y todas las piezas del engranaje cumplen con su función, al margen incluso de colores políticos en el caso de la administración implicada, el

Primeros kilómetros de la MiM. Caravana de frontales.

CSP / MiM resultado es bueno. La celebración de la MiM y la CSP, son un ejemplo de lo que podríamos llamar una “organización de diez”. Una estructura que, como todas, este año se ha tenido que emplear a fondo para salvar el escollo que la pandemia ha representado en nuestra vida y que en el caso de la celebración de la MiM y la CSP ha representado varios aplazamientos para pasar de la primavera de 2020 al otoño de 2021.

El reinicio Los que se han visto envueltos en alguna organización estos dos años tienen claro el infierno que han representado los aplazamientos y las cancelaciones a la hora de buscar nuevas fechas, renegociar permisos o llegar a algún compromiso satisfactorio con los corredores inscritos que, por cierto, están manteniendo un nivel de “no presentado” de entre un 25 y un 30% en las carreras en las que se les ha conservado el dorsal: la sobresaturación de carreras este otoño tiene sus consecuencias. El solo hecho del cambio de fecha representa, en una carrera con final en una zona protegida y muy demandada por diversos actos tradicionales de la zona, un problema mayúsculo, que este año se ha pagado en forma de limitaciones medioambientales más severas a causa de la época, y que han obligado a trasladar la ceremonia de entrega de premios a Vistabella (la población más cercana al santuario) dada la imposibilidad de hacerlo en la misma meta.

Las carreras A pesar del incipiente levantamiento de restricciones en la mayor parte de áreas de la península, el evento se celebró con todos los condicionantes a los que ya estamos acostumbrados: geles, mascarillas, posiciones marcadas en el suelo en la salida… Condicionantes que llevaron a la organización a sacrificar la tradicional feria de material en la plaza de Les Aules de Castelló, donde dicha feria suele compartir espacio con las carpas de entrega de dorsales, que esta vez se quedaron sin gran parte del ambiente habitual al estar organizada las entrega en base a horas convenidas, en un recinto vallado al que se accedía por un extremo, previa ablución en gel hidroalcohóloco, y se salía por el otro. Del mismo modo y por la misma razón, la tradicional salida de la CSP a medianoche desde el centro de Castelló,

La laguna Laarga marca el inicio del ascenso final al Pico Urbión. Los kilómetros van pasando y pesando....

en la mencionada plaza, se vió trasladada a las pistas universitarias de la UJI (Universitat Jaume I), de donde a las seis de la mañana parte habitualmente la MiM. Un lugar cómodo y amplio que ofrece una partida espectacular pero que, a medianoche, implica la pérdida del ambiente que se genera en la salida desde el centro. Pero contra viento y marea y a seis meses de la edición de 2022, que se celebrará el fin de semana del 23 de abril, ésta ha sido una edición redonda, de esas en las que todo va fluido: el premio a años de construir una estructura organizativa de primer nivel. De las de verdad, en las que todos los implicados: organizadores, voluntarios, gente del territorio, se sienten formar parte de un proyecto común. En definitiva, uno de los verdaderos secretos (que no el único) del éxito y la supervivencia de un evento. Con las modificaciones sanitarias pertinentes (a pesar de que el fin de semana coincidió con la relajación de limitaciones pandémicas en la mayor parte de territorios peninsulares) la carrera se celebró con mascarillas obligatorias, espacio entre corredores en la salida y voluntarios atendiendo a las necesidades de los corredores en los avituallamientos para que éstos no tuvieran la necesidad de tocar nada. Aspectos de la vida que esperamos perder de vista. Y a pesar de que la lista de súper estrellas fue menor que la de otros años – ya hemos mencionado la densidad del calendario de estos dos meses – no faltaron nombres que dieron color a las dos pruebas. Nombre entre los que destacó el de Miguel Caballero (5h34:16), veterano de la MiM, que hizo valer su estado de forma y su experiencia para mantenerse toda la carrera en un grupo de cabeza al que dio el hachazo cuando le pareció conveniente, compartiendo victoria con Marta Molist (6h28:04) que se impuso entre las mujeres, de forma que la MiM (60 kms) quedó para corredores nacionales y la CSP (109 Kms) se la llevaron los corredores del este de Europa, con Aleksei Tolstenko entrando en primera posición (11h48:45) y Anete Svilpe (14h44:08) imponiéndos entre las mujeres tras haber dominado toda la carrera con autoridad.

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