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SALUD PERIOSTITIS TIBIAL

PERIOSTITIS TIBIAL

Texto: Equipo Quiro Clinic Fotografía: Quim Farrero

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Si no sabes de qué estamos hablando eres un corredor con suerte. Aunque lamento comunicarte que con esta lesión es como ir en moto: sólo hay dos tipos de moteros, los que se han caído y los que se van a caer. Si no la has sufrido, es muy posible que la vayas a sufrir. Siguiendo nuestra filosofía preventiva, vamos a combatirla con información; cuanto más informado estés sobre la periostitis tibial, más preparado estás para prevenirla.

Por la terminación en “itis” ya imaginas que estamos hablando de la inflamación del “periostio tibial”. El periostio es una membrana de tejido conectivo concentrada de tejido vascular, fibrosa y resistente, que cubre los huesos por su superficie externa excepto en lugares de inserción de ligamentos, tendones y superficies articulares. Esta membrana contiene vasos sanguíneos y nervios que nutren y dan sensibilidad al hueso. Separa la musculatura del hueso y si no existiera, el músculo sufriría un grave desgaste mecánico en la fricción con el hueso. El periostio envuelve a todos los músculos de nuestro cuerpo, pero en el caso de los corredores el que se lesiona con gran frecuencia es el periostio que envuelve a la tibia. La tibia está rodeada anterior y posteriormente por musculatura muy potente (peroneos, tibiales, grastrocnemios o gemelos, soleos) que participan de manera importantísima en la carrera a pie. La sobrecarga de esta musculatura aumenta el roce con el periostio provocando su inflamación.

El vendaje neuromuscular nos ayuda a relajar la musculatura asociada.

Estiramiento asistido del tibial anterior y extensor de los dedos.

Síntomas: Estamos hablando de una lesión muy dolorosa. En la exploración encontraremos una serie de puntos de dolor muy localizados en la cara anterointerna de la tibia. La sintomatología de la periostitis tibial tiende, por norma general, a aparecer en plena actividad física. Al principio con un leve dolor o quemazón que irá aumentando poco a poco a lo largo del esfuerzo. Cuando se añade a esta molestia una tensión muscular excesiva, acabaremos obligados a detener el entrenamiento por la aparición de rigidez muscular y calambres en la zona con el simple apoyo del pie en el suelo.

Causas: Diversos factores deportivos provocan la inflamación del periostio tibial: SOBREENTRENAMIENTO: Se produce por un esfuerzo excesivo durante un periodo continuado de entrenamiento. FALTA DE REPOSO: Necesitamos recuperar de algún modo las sobrecargas musculares. TERRENO: Los cambios de terreno en las sesiones de mayor carga muscular. CALZADO: La sustitución de zapatillas por unas nuevas sin haberlas adaptado aún a la estructura de nuestro pie hacen aparecer pequeñas molestias que al poco tiempo se convierten en un problema. BIOMECÁNICA: Las vibraciones al pisar pueden llegar a multiplicar por tres el impacto sobre las extremidades inferiores en relación con nuestro peso. Además, las sobrecargas musculares derivadas de la falta de reposo y el sobreentrenamiento en cuestas y suelos irregulares, la descompensación muscular, la excesiva rotación de cadera y las deficiencias biomecánicas de cada individuo al caminar, pueden ocasionar una carga superior del peso sobre

Quiromasaje como terápìa manual de descarga muscular.

una de las dos piernas y precipitar una periostitis tibial.

Diagnóstico: Con frecuencia, la periostitis tibial se diagnostica según tu historia clínica y el resultado de un examen físico. En ciertos casos, una radiografía u otros estudios por imágenes pueden ayudar a identificar otras causas posibles del dolor, como una fractura por estrés. Ciertos signos durante la valoración palpatoria y visual permiten al especialista la detección de esta afección: Presencia de dolor a la palpación mayor a 5 cm del borde tibial posteromedial. La ausencia de la clínica que no está relacionada con la periostitis (inflamación o eritema visible y severo a lo largo del borde medial tibial). Si se presentan otros síntomas no típicos de esta afección: se debe considerar otra lesión que se reproduzca a nivel de la espinilla. Aunque tu historia clínica y el examen físico pueden ser suficientes para confirmar el diagnóstico, algunos estudios de imagen pueden ser útiles para determinar el grado de afectación ósea y muscular presente. Los más utilizados son: Ecografía o ultrasonido, que muestra un engrosamiento del periostio; Radiografías (RX) útiles para descartar fracturas por estrés; Resonancia magnética (RM) que hace visibles las inflamaciones del músculo y del periostio, y descarta la presencia de otras lesiones o enfermedades como fracturas por estrés o tumores; Gammagrafía especialmente indicada después de una periostitis tibial crónica.

Tratamiento: En la mayoría de los casos se puede tratar la periostitis tibial con medidas simples de cuidado personal:

Estiramiento asistido de gemelos.

Descanso: Evita las actividades que te causan dolor, hinchazón o molestia, pero no dejes de hacer actividad física por completo. Mientras te curas, prueba con ejercicios de bajo impacto, como nadar, bicicleta o correr en el agua. Hielo (crioterapia): Aplica bolsas de hielo en la zona afectada durante 15 a 20 minutos, de cuatro a ocho veces al día, durante varios días. Para proteger tu piel, envuelve las bolsas de hielo con una toalla delgada. Toma un analgésico de venta libre: Prueba con ibuprofeno, naproxeno sódico o paracetamol para calmar el dolor. Reanuda tus actividades habituales gradualmente, una vez que desaparezca el dolor. Desde la fisioterapia se busca tratar las causas que nos llevaron al aumento de tensión de la musculatura tibial, para lograrlo inicialmente el fisioterapeuta realizará una valoración biomecánica exhaustiva. Esto le permitirá diseñar un plan de tratamiento individualizado, enfocado principalmente en la reducción de la inflamación y en el alivio de los síntomas que estén afectando al corredor. Posterior al alivio de las molestias, el fisioterapeuta da inicio a un entrenamiento enfocado en la modificación de los factores biomecánicos que provocaron la periostitis tibial. En el proceso es muy eficaz trabajar en colaboración con un podólogo si fueran necesarias plantillas ortopédicas que corrijan las alteraciones presentes en la pisada y el pie. Aunque el abordaje terapéutico es diseñado de manera individual, se podrían definir unas etapas establecidas: fase aguda o inflamatoria, fase subaguda y fase de readaptación deportiva. Teniendo en cuenta que la sobrecarga muscular de la zona afectada es uno de los factores causales asociados a esta lesión, hay otras técnicas terapéuticas fáciles de aplicar para descargar y desinflamar. Son muy útiles técnicas como el quiromasaje, el vendaje neuromuscular o Kinesiotape y la crioterapia.

La técnica con Kinesiotape alivia la presión en el tejido y disminuye el dolor.

Conclusiones: La duración de las molestias varían en cada caso dependiendo de la gravedad de la lesión y las causas. Los dolorosos tan característicos pueden durar entre unas pocas horas y varias semanas. La periostitis tibial es una lesión por sobrecarga que suele ser fácil de controlar de forma conservadora. No suele ser necesario pasar por quirófano, aunque tenga una tasa de éxito alta, el retorno a la actividad tiene lugar con un nivel de rendimiento más bajo. No podemos estimar realmente un período exacto de curación de esta lesión, pero con la terapia adecuada, el estado de irritación del periostio generalmente se puede controlar rápidamente mediante el reposo y la terapia conservadora complementaria. El desafío real viene tras la recuperación para evitar la recurrencia, para ello es necesario minimizar los factores de riesgo lo mejor posible y optimizar la carga de entrenamiento. Es muy recomendable trabajar en adaptar nuestra técnica de carrera, prestar atención a la cadencia y la longitud de nuestra zancada para evitar que el vector de fuerza no se oponga a nuestra carrera si no que nos ayude en el avance reduciendo el impacto en la pisada.

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