Mujeres protagonistas de la perspectiva de género

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Miguel Angel Terrón Mendoza

 Derechos Reservados. Primera Edición, Septiembre 2014. Gobierno del Estado de México. Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México. Av. Morelos Pte. 732 Col. Centro, Toluca, México Correo Electrónico: gemtdlca@edomex.gob.mx Elaborada en Toluca, México. Los trabajos que aparecen en esta obra son responsabilidad de los autores, la reproducción total o parcial de este documento podrá efectuarse mediante la autorización exprofeso de la fuente y dándole el crédito correspondiente. Portada: Acuarela “Maternidad, Esperando tu Apoyo” de la Autora Virginia G. de Viveros, ganadora en el Concurso abierto de Acuarela “Mujeres en la Equidad de Género”, edición 2014 a convocatoria del TRICAEM.


Mujeres Protagonistas de la Equidad de Género

Índice Presentación. MIGUEL ANGEL TERRÓN MENDOZA Magistrado Presidente del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México.

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Mujeres Protagonistas de la Equidad de Género Las Mujeres en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. MARGARITA LUNA RAMOS Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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Transformando México: De la Mujer en Casa a la Mujer en la Universidad. ISIS ÁVILA MUÑOZ Presidenta Honoraria del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de México.

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Mujeres Protagonistas desde la Perspectiva de Género. DIVA HADAMIRA GASTELUM BAJO Presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género y Senadora de las LXII y LXIII Legislaturas del Senado de la República.

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La Perspectiva de Género en el Senado de la República: ¿Rumbo a la Equidad de Género? O ¿A la Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres? MARÍA ELENA BARRERA TAPIA Senadora. Secretaria de Mesa Directiva de la LXII Legislatura en el Senado de la República.

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Somos una Realidad Hagamos Posible la Equidad en México. ANA GABRIELA GUEVARA ESPINOZA Senadora de la LXII Legislatura de la República, Campeona Mundial de Atletismo en París 2003 y Medallista Olímpica en Atenas 2004.

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La Comprensión del Tema de la Equidad de Género. LUZ MARÍA ZARZA DELGADO Consejera Jurídica del Gobierno del Estado de México.

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Construyendo Igualdad en la Teoría y en la Praxis. LORENA CRUZ SÁNCHEZ Presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres.

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Ciudadanas: Las Verdaderas Protagonistas. MARÍA DEL CARMEN ALANIS FIGUEROA Magistrada de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

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Mujeres Protagonistas de la Perspectiva de Género. MONICA MACCISE DUAYHE Titular de la Unidad de Igualdad de Género de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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La Función Jurisdiccional y la Equidad de Género en el Estado Constitucional. GABRIELA MARÍA CHAÍN CASTRO Magistrada de la Sala Regional del Noroeste III, del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

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Equidad e Igualdad de Género en el Poder Judicial a las Mujeres Impartidoras de Justicia. ANA ROSA MIRANDA NAVA Magistrada del Tribunal Superior de Justicia de la Sala Familiar.

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Las Mujeres y el Deporte. BELEM GUERRERO MÉNDEZ Secretaria del Deporte del Partido Revolucionario Institucional del Estado de México y Medallista Olímpica en Atenas 2004.

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El Nuevo Rostro de la Mujer: Nuevos Modelos Directivos, Nuevas Formas de Contemplarse a sí misma y Nuevas Maneras de Concebir la Presencia de la Mujer en la Vida. ANA ARTÁZCOZ COLOMO Orientadora en el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra.

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La Equidad de Género es una Ocupación en el Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México. MARÍA TERESA HERNÁNDEZ SUÁREZ Magistrada Presidenta de la Primera Sección y Presidenta de la Comisión de Equidad de Género del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México.

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PRESENTACIÓN “Con el favor y el desdén tenéis condición igual, quejándoos, sin os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien.” Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana

La vida social, económica y política, han marcado la diferencia entre el género humano, o será quizá un talante fisiológico lo que ha ponderando nuestros contrastes, tolerados por mensajes ajenos a la verdadera condición humana, como lo mutuo, lo mercantil o gubernativo ¿Qué puede hacer él, que ella no puede? Ser equitativo, conlleva ser correcto, justo, respetuoso de los derechos ajenos, e iguales en oportunidades; si entre pares a veces es tortuoso, ni pensar siquiera hacerlo entre disimiles y es justo aquí donde encontramos la equidad de género, no por el hecho de que hombres y mujeres sean distintos sino porque la anatomía nos marca una línea endeble casi nula, pero tangible en distintas circunstancias dejándonos a veces arriba y otras abajo independientemente si somos hombres o mujeres; los que puede ella, no lo puede él y viceversa. Más allá de capacidades intelectuales o fortalezas físicas, fuimos concebidos en unidad y con propósitos en común, pero no la unidad considerada como la fusión o la mezcla, sino más bien como la conciencia de nuestras diferencias; los seres humanos por antonomasia buscamos siempre destacar dejando de lado las concurrencias del género al que pertenecemos; siendo las mujeres quienes por muchos años han padecido el sometimiento del varón. La equidad de género, supone la implantación de un nuevo paradigma que permite el acceso a las mujeres en espacios reservados sólo a los caballeros, donde ellas han logrado participar en aéreas de gobierno, sociales, económicas, culturales, intelectuales, tecnológicas; cuyos rubros de participación activa van desde la toma de decisiones, la conducción, el manejo de procesos la gestión de negocios y el liderazgo político, con el plus de la conciencia empírica derivada del manejo del hogar donde siempre han realizado esas tareas, porque administran su hogar, ayudan con las labores escolares, organizan fiestas infantiles y reuniones con amigos, toman decisiones sobre situaciones imprevistas y han impulsadas vidas desde una trinchera menospreciada; convirtiéndose ahora en todo eso y más, pero lejos de las paredes de su casa. Ya casi no existen damas sometidas al yugo del matrimonio, condenadas a un desigual nivel su pretexto de debilidad física o intelectual; ha sido al ejemplo de mujeres como Juana de Arco, combatiente francesa; Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, poetisa y gloria de las letras mexicanas; María Curie, 5


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doble premio de física; Frida Kahlo, pintora; Teresa de Calcuta, misionera; Indira Gandhi, política; Eva Perón, política y luchadoras social; Benazir Bhutto, primera mujer en ser ministro musulmán; entres muchas otras, quienes han revolucionado los estereotipos, cambiado mentes, y han fortalecido el espíritu humano en pro de un desarrollo mundial. No ha importado la arrogancia de aquel que vilipendia la figura femenina pues parafraseando a Sor Juana Inés del Cruz, puedo afirmar que grande ha sido la valentía por mantener viva la razón aunque a veces vencidas en lo físico, a la postre resultan victoriosas pues su fuerza tal vez no radica en el cuerpo, solo ahí se manifiesta, ya que la verdeara fortaleza reside en su alma y desde luego en su intelecto. Ser equitativos en cuanto al género implica no luchar, sino cooperar, buscar la igualdad de oportunidades en todos los sectores; en lo político para mover conciencias; en lo económico para impulsar el desarrollo del nivel de vida humano; en lo cultural y educativo para saber cuestionar y aprender de los errores, pero la base de todo desarrollo, parte de buscar juntos mujeres y hombres un mundo mejor. ¿Por qué se dirá que Dios creó al hombre antes que a la mujer? Sera tal vez porque la creación de todo lo que vemos y sentimos, de todo lo que somos y pretendemos ser, debía culminarse con quien engalana todo lo que es y existe “LA MUJER”. Lic. Miguel Angel Terrón Mendoza Magistrado Presidente del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México


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“Juntos Ante la Vida” /Autor: Ramón Larrauri Torroella

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LAS MUJERES EN LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN Margarita Luna Ramos1 Es un privilegio participar en este primer número de la Revista “Mujeres protagonistas de la perspectiva de género” que surge a iniciativa de la Comisión de Equidad de Género del Tribunal Contencioso Administrativo del Estado de México, con el propósito de reconocer la labor de las mujeres en los distintos ámbitos de la vida pública de nuestro país. La acción de la mujer le ha permitido ganar terreno y abrirse paso hacia nuevos horizontes; hoy en día las mujeres nos desarrollamos en múltiples actividades, como jefas de Estado y de gobierno, miembros destacados e influyentes en el gabinete de gobierno de varios países, en los parlamentos, en los tribunales, en la academia, como altas ejecutivas en la iniciativa privada y, muchas también, en el anonimato de los quehaceres cotidianos, pero todas con el mismo afán y talento. Esto que en la actualidad es una realidad, es fruto del trabajo, la dedicación y apasionada entrega de muchas mujeres que con la convicción en su capacidad asumieron el reto por la igualdad de oportunidades a través de su desempeño profesional. Son muchas las mujeres que en México han contribuido a ello; sin embargo, habiendo transcurrido toda mi carrera profesional al servicio del Poder Judicial de la Federación en el que me inicié en el año de 1975 como oficial judicial y, en esta última etapa, como Ministra en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, integrando el Pleno del Alto Tribunal, considero muy oportuno en este primer número de la Revista dedicar las líneas que generosamente se me han concedido para referirme a quienes me han precedido en este honroso encargo de Ministra, muy a propósito también estando próximo a cumplirse el segundo centenario de la existencia de nuestro Máximo Tribunal. A lo largo de mi estancia en el Poder Judicial de la Federación, además, tuve en suerte haber conocido a todas ellas, con excepción de la Ministra Livier Ayala Manzo. Así es, llegué a la Suprema Corte en el año de 1984 como Secretaria de Estudio y Cuenta en un inicio en la Primera Sala y luego en la Segunda, a instancias del señor Ministro, ahora en retiro, Don Carlos de Silva Nava. Durante mi permanencia en la Corte fue la época en que mayor número de mujeres Ministras se encontraban en funciones. Ahí estaban las Ministras María Cristina Salmorán de Tamayo, Gloria León Orantes y Fausta Moreno Flores; en 1985 ingresan las señoras Ministras Martha Chávez Padrón y Victoria Adato 1

Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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Green y, finalmente, las Ministras Irma Cué Sarquis y Clementina Gil de Lester, quienes aun sin imaginar que algún día yo ocuparía esa misma posición, marcaron fuertemente mi formación y trayectoria dentro del Poder Judicial. Todas ellas, admirables mujeres que sobreponiéndose al entorno socio-cultural que todavía privaba en nuestro país, con fortaleza de espíritu y gran carácter, ingresaron a las aulas universitarias, ejercieron exitosamente la abogacía y llegaron al Máximo Tribunal de la Nación. Recordemos que Doña Cristina Salmorán de Tamayo, primera mujer que ocupó un lugar dentro de la Suprema Corte, fue apenas designada Ministra en el año de 1961 por el entonces Presidente de la República, Adolfo López Mateos, casi una década después que se reconociera a las mujeres el derecho de voto que les abrió la puerta a la vida política en nuestro país. Se dice que en la intención del Presidente Adolfo Ruíz Cortines, al tiempo que promovía la iniciativa de reformas a la Constitución que les reconoció el sufragio, estaba también nombrar una mujer para la Corte; la historia, sin embargo, pospuso esta decisión hasta la década de los 60. Aquí, una breve semblanza de cada una de ellas. Doña María Cristina Salmorán de Tamayo nació en el estado de Oaxaca. Mujer de carácter firme y mesurado, tomó la decisión de estudiar Derecho, recibiendo su título profesional por la Universidad Autónoma de México en 1945 con la tesis “La condición de las mujeres en el Derecho del Trabajo”, advirtiéndose desde entonces su pasión por la materia laboral y una particular vocación por el estudio que la llevó a obtener el grado de Doctor en Derecho. En 1952 fue becada por la Organización Internacional del Trabajo para especializarse en materia laboral, presentando el ensayo “El trabajo a domicilio y el de los menores”. Mujer profundamente inquieta, fue maestra fundadora de la Escuela Preparatoria Número 5 e impartió cátedra en la Facultad de Derecho de su alma mater y en la Escuela Superior de Comercio y Administración del Instituto Politécnico Nacional. Fue miembro y presidenta de la Asociación Mexicana de Abogadas; representante de México como Jefa de la Delegación Mexicana Gubernamental en la 43ª Conferencia de la Oficina Internacional del Trabajo con sede en Ginebra Suiza, en donde por unanimidad de votos fue electa Presidenta de los países concurrentes, entre otras muchas comisiones más que ostentó. En la Administración Pública Federal tuvo diversos cargos dentro de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, hasta llegar a ser su Presidenta, convirtiéndose así en la primera mujer en presidirla, desempeñando un extraordinario papel. El 16 de mayo de 1961 arriba a la Corte como Ministra Numeraria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, convirtiéndose así en la primera mujer en ocupar dicho cargo, en el que permaneció a lo largo de casi 25 años, hasta su jubilación.


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Se cuenta que a su llegada a la Suprema Corte salieron a la luz muchos comentarios en sentido jocoso que no peyorativo, como aquél que aludía que ya no era la Suprema Corte de Justicia de la Nación sino de Corte y Confección, lo que nos habla del ambiente que entonces prevalecía en el Máximo Tribunal, un espacio de varones. Son conocidas también las palabras que dirigió ante el Tribunal Pleno al tomar posesión de su encargo, resaltando que concurrir a la integración del más Alto Tribunal, acrecentaba en ella la satisfacción de servir a la patria, y que encaminaría todos sus esfuerzos a lograr ese objetivo, en su doble carácter de mujer y de abogada. Reconocida por su firmeza de carácter y tenacidad, su estancia en la Corte enriqueció profundamente la labor jurisdiccional, particularmente dentro de la Cuarta Sala, haciendo gala de su vasta experiencia en materia laboral. Aun cuando no tuve la oportunidad de trabajar directamente con ella, recuerdo su afectuoso saludo al encontrarla en los pasillos de la Corte. La biblioteca de la Suprema Corte de Justicia de la Nación lleva desde 1987 su nombre y quienes visiten el edificio sede podrán descubrir su imagen en uno de los murales que embellecen el inmueble, plasmando la huella que dejara en este recinto. Años después, en 1975, llegó a la Corte la Ministra Livier Anaya Manzo, la primera mujer en ser designada Magistrada de Circuito en el Poder Judicial de la Federación, tras haberse desempeñado como Secretaria de Estudio y Cuenta adscrita al Pleno del Alto Tribunal. Cuando llega a la Suprema Corte formó parte de la Sala Auxiliar, sin embargo, tenía un problema muy fuerte de cáncer y muere al año siguiente, un día después de habérsele notificado su designación como Ministra Numeraria. En ese mismo año de 1976 es designada la Ministra Gloria León Orantes, orgullosamente chiapaneca al igual que yo, estuvo por más de una década en la Corte primero como supernumeraria luego como numeraria, haciendo un destacadísimo papel. Mujer de carrera judicial, contaba con una muy amplia experiencia, pues por más de veinte años fue Magistrada del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal. Fue Secretaria General de la Alianza de Mujeres de México, miembro honoraria de la Comunidad Mundial, de la Federación de Universitarias Mexicanas y de la Sociedad Mexicana de Abogadas y Presidenta de la Unión de Asociaciones Femeninas, lo que habla de sus inquietudes y sobre todo de su acción en favor del desenvolvimiento de las mujeres. 7


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Lamentablemente su carrera se vio truncada cuando sufre un infarto en las propias instalaciones de la Corte y muere justamente en cumplimiento de su trabajo en el año de 1984. Fue algo que nos marcó profundamente y una experiencia impresionante, pero nos da una idea de que era una mujer dedicada por completo a su trabajo, con una gran vocación y entrega, formadora además de jueces y magistrados de muy destacada trayectoria dentro del Poder Judicial Federal. Después de la Ministra León Orantes, entre 1983 y 1988, siendo Presidente de la República Miguel de la Madrid Hurtado, fue la época en que más mujeres llegaron a la Suprema Corte. En primer lugar, en 1983, la Ministra Fausta Moreno Flores de Corona, una gran mujer, también de carrera judicial, integró primero la Cuarta Sala de la Suprema Corte, y luego la Segunda, en su estructura anterior, en donde tuve el privilegio de trabajar como Secretaria de Estudio y Cuenta, y que años más tarde fuera mi Inspectora en el Juzgado Segundo de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal. Con motivo de la presentación de la Serie Semblanzas. Vida y obra de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se me confirió el honroso encargo de presentar justamente su semblanza, por lo que permítanme extender mis palabras acerca de esta distinguida jurista. Inicia su vida laboral en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en la que rápidamente escaló diversas posiciones gracias a su férrea disciplina y alto sentido de responsabilidad, adquiriendo una valiosa experiencia en la materia hacendaria. Su vocación de juzgadora se le reveló de manera sorpresiva cuando, en reconocimiento a sus méritos, en 1967 deja la Subsecretaría de Ingresos de la Secretaría de Hacienda y acepta una invitación para incorporarse a la Séptima Sala del entonces Tribunal Fiscal de la Federación. En 1969, su carrera tiene un importante giro cuando el Ministro Don Carlos del Río Rodríguez, conociendo su capacidad y profesionalismo, en un hecho inédito tratándose de una mujer, la nombra Secretaria de Estudio y Cuenta adscrita a su Ponencia en la Segunda Sala, iniciando una brillante trayectoria en el Poder Judicial de la Federación. En esta época la Segunda Sala se integraba por Ministros de la talla de Don Jorge Iñárritu y Ramírez de Aguilar, Don José Rivera Pérez-Campos, Don Felipe Tena Ramírez y Don Pedro Guerrero Martínez, en la que además, Doña Fausta coincidió con los entonces Secretarios de Estudio y cuenta Don Guillermo Ortiz Mayagoitia como compañero de Ponencia y Don Juan Díaz Romero como compañero de Sala. A solo 9 años de su ingreso a la Judicatura Federal, a propuesta del señor Ministro Jorge Iñarritu, es designada por el Pleno de la Suprema Corte como la


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primera mujer Juez de Distrito en el Distrito Federal, y segunda en toda la República, función que desempeñó con gran organización y buen criterio, destacando desde entonces por su conocimiento de la técnica y ciencia jurídica, y desde luego del juicio de amparo. Su camino profesional estuvo acompañado de la permanente preocupación por la condición de falta de equidad hacia la mujer, la cual había vivido en carne propia y superado con creces. Siendo Juez de Distrito, recibe la invitación para ser Ponente en la I Reunión Popular para la Planeación: “Participación de la Mujer en el Desarrollo”, que se llevó a cabo en Colima, en donde abordó el tema del “Tratamiento Jurídico de la Mujer”, en la que dirige una valiente exhortación a las mujeres para “ampliar su participación en las acciones ciudadanas, buscando el poder político y el ascenso económico y social, no como mujer, sino simplemente como ser humano pleno …”. Ya como Ministra, con la representación de la Corte, asiste a la Conferencia Internacional de la Mujer celebrada en Nairobi en 1985. Como mi visitadora, estricta pero justa, recuerdo decía que las visitas tenían por finalidad que el juzgador al prepararse para recibirla hacía un recuento de pendientes, subsanaba errores y fallaba asuntos rezagados, esto era lo que ella esperaba de cada visita, lo que constituyó un acicate para nosotros los jueces. En 1985 es designada la Ministra Martha Chávez Padrón, ilustre tamaulipeca, primera mujer de su estado natal en obtener el título de Licenciado en Derecho, y también primera mujer en obtener el grado de Doctor en Derecho, a la postre fundadora del Claustro de Doctores de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su pasión ha sido la materia agraria, de lo que da cuenta su muy abundante obra jurídica, referente obligado para quien incursiona en esta materia. Su obra literaria igualmente destacada alcanza casi una veintena. Toda una institución en el ámbito docente. Catedrática de Derecho Agrario en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional, cátedra obtenida por oposición, convirtiéndose en la primera persona que ganó ese examen en la Universidad. Ocupó diversos cargos en la Secretaría de la Reforma Agraria e incursionó en la vida política, siendo electa Senadora de la República por el Estado de Tamaulipas en la L y LI Legislaturas y Presidenta del Senado en 1980, y diputada federal en la LII Legislatura, presidiendo en ambas cámaras la Comisión de Reforma Agraria. Mujer de profundas convicciones, ejemplo de tenacidad y preparación, puso de manifiesto la capacidad de la mujer para desenvolverse en cualquier ámbito de la vida pública en nuestro país; luchó por el reconocimiento de su derecho al voto y por el reconocimiento a la capacidad jurídica de la mujer campesina, y participó 9


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como delegada oficial en la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas con motivo del Año Internacional de la Mujer en los años de 1975 y 1981. Merecedora de múltiples reconocimientos, en 1981 fue distinguida como “Mujer de la Década” por la Unión Femenina de Periodistas y Escritores, A.C.; en 2003 el Partido Revolucionario Institucional le otorgó medalla de oro por sus Méritos Civicos, la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma se impuso su nombre a un aula en la División de Estudios de Posgrado, el Tribunal Superior Agrario impuso su nombre en el Tribunal Unitario Agrario de Ciudad Victoria, Tamaulipas, y el Senado de la República le otorgó medalla por su labor como pionera del voto político federal para la mujer; en 2004 se le otorga la medalla de la Legión de Honor Nacional de México; en 2011 el Tribunal Superior de su natal Tamaulipas le otorga la medalla de oro Emilio Portes Gil, y en 2013 la ciudad de Tampico le impone la Presea Fray Andrés de Olmos, entre otras muchas distinciones. En ese año de 1985, llega a la Suprema Corte doña Victoria Adato Green, brillante veracruzana que ya desde que sustentó su tesis profesional para obtener el título profesional de la Universidad Nacional Autónoma de México, “Reflexiones sobre la Reforma Penal Mexicana. Parte General”, y con la que obtuvo Mención Honorífica, mostró su interés y pasión por el Derecho Penal. Su amplia trayectoria jurisdiccional la alternó con su vida política. Siendo Magistrada del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, dentro del cual se desenvolvió su carrera judicial, interrumpió sus funciones para ocupar el cargo, primero de Subprocuradora Segunda de Justicia y luego el de Procuradora General de Justicia del Distrito Federal, siendo la primera mujer en desempeñar ese encargo, dando muestra palpable del liderazgo y estatura política. Su vida académica no ha sido menos activa. En la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, impartió, por oposición la cátedra de Derecho Penal y de Derecho Procesal Penal, esta última la que también ha dictado en el Instituto Tecnológico Autónomo de México; ha participado como investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas, y como conferencista en un sinnúmero de eventos académicos. Su vasta experiencia en la materia penal la ha recogido en varias obras y publicaciones en revistas especializadas sobre Derecho Penal, Procesal Penal y Penitenciario, de Menores Infractores y de Derechos Humanos, además de participar en la Comisión Redactora de diversos Códigos de Procedimientos Penales para Estados de la República. Sin duda también pionera en la lucha por la equidad de género, representó al Gobierno de México en el Congreso de las Naciones Unidas sobre los Derechos de la Mujer, celebrado en Nairobi Kenia. Es además miembro de número de la Academia de Ciencias Penales, la que le


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otorgó en 2003 el doctorado Honoris Causa. Concluida su carrera jurisdiccional, incansable y siempre inquieta, se ha dedicado con la disciplina y entrega que en todas sus actividades le han caracterizado a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, a la investigación y la docencia. Un año más tarde, en 1987, es designada la Ministra Irma Cué Sarquis de Duarte, con una importante y destacada trayectoria en la Administración Pública y una brillante carrera política, Secretaria General del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional entre 1984 y 1987 y diputada federal por Veracruz, su estado natal. A ella correspondió contestar el Primer Informe de Gobierno del Presidente Miguel de la Madrid. Catedrática de la Universidad Nacional Autónoma de México y autora de diversos libros, también deja un importante legado de la proyección y liderazgo de la mujer en nuestro país. Su trayectoria profesional y en el ámbito de la investigación y la docencia le han valido sendos reconocimientos, como el “Premio de Investigación” que le confirió la Presidencia de la República; la “Presea al Mérito en Administración Pública” y “Presa al Mérito Legislativo” otorgadas por la Asociación Nacional de Abogados; segundo lugar del “Premio Nacional de Administración Pública” que le entregó el Instituto Nacional de Administración Pública, y la “Presea Foro México” con la que le distinguió el Colegio de Abogados. La última mujer en llegar en este afortunado bloque, fue la Ministra Clementina Gil de Lester, designada hacia finales de 1988 también por el Presidente Miguel de la Madrid, primero como supernumeraria y después ya como Ministra Numeraria en la Primera Sala, hasta 1994. Su destacada carrera judicial la inició en el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, del que llegó a ser Presidenta. A ella le tocó hacer frente a los grandes daños que ocasionó el terremoto de 1985 en la ciudad de México, particularmente la pérdida de los archivos judiciales, y con gran talento y capacidad de organización implementar las medidas que se requirieron para su reposición. En el ámbito académico fungió como profesora adjunta de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México en el Seminario de Derecho Penal, e impartiendo numerosas conferencias en temas relacionados con la mujer y los menores. Digna representante de la mujer mexicana, participó como delegada de nuestro país a la Primera Conferencia Internacional sobre la Mujer en 1975 y a varias conferencias de la Federación Internacional de Abogadas. 11


Margarita Luna Ramos

Fue fundadora de la Asociación Universitaria de Acción Jurídica y Social, Presidenta del grupo de Abogadas Mexicanas y Asociadas y es miembro de la Federación Internacional de Abogadas, de la Federación Nacional de Universitarias de México y de la Barra Nacional de Abogados. Así concluyó la Octava Época. La reforma constitucional en materia judicial de 1995 trajo consigo la modificación de la integración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y su competencia. A partir de entonces la Corte se integraría ya no con 26 Ministros sino solo con 11, los que serían designados por un período de 15 años y de manera escalonada. La única mujer designada en esta primera integración que inició funciones en febrero de 1995, fue la Ministra Olga Sánchez Cordero de García Villegas, egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México y con estudios de posgrado en Política Social y Administración en el University College of Swansea, en Gran Bretaña. Fue la primera mujer notaria en la historia del Distrito Federal y muy destacada académica, maestra titular por oposición de la cátedra de Sociología General y Jurídica en su alma mater y coordinadora de la cátedra de Derecho Notarial en la Academia Mexicana de Derecho Notarial. Su obra jurídica es muy vasta, tanto como su participación como conferencista, en temas particularmente de Derecho Constitucional y sobre equidad de género. Entre muchas otras, es autora de Prontuario de jurisprudencia. Acciones y controversias constitucionales y Magistratura Constitucional en México, y coautora además de La Constitución y los Tratados Internacionales. Un acercamiento a la interpretación judicial de la jerarquá de las normas y la aplicación de los tratados en la legislación nacional; Juzgar con perspectiva de género y Estatuto jurídico del Juez Constitucional en América Latina y Europa. Es, además, doctora Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Morelos y la Universidad Autónoma de Nuevo León, y miembro de la International Women’s Forum, la International Federation of University Women, la Internacional Association of Women Judges; la Federación Mexicana de Universitarias, de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados, del Colegio de Notarios del Distrito Federal y de la Asociación Nacional del Notariado Mexicano, entre otras membresías. Su trayectoria jurisdiccional la inicia en el año de 1993 en que fue designada Magistrada del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, cargo que desempeño hasta su designación en 1995 como Ministra de la Suprema Corte, integrando la Primera Sala. Son innumerables los reconocimientos que ha recibido, de los que solo destaco la “Presea Tepantlato” otorgada por el Instituto de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Campus Aragón; “Mujer del Año” otorgado por el Patronato de la Mujer del Año; la Presea entregada por haber


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cumplido con creces su presencia en el difícil camino de impartir justicia por el Colegio de Abogados de México; “Mujeres que hacen Diferencia” entregado en la Gala de la Conferencia Internacional del International Women’s Forum; la medalla Omecíhuatl 2008 entregada por el Gobierno y el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal; Presea Ignacio L. Vallarta otorgada también por el Gobierno del Distrito Federal, y la Presea Sor Juana Inés de la Cruz por la defensa del Estado de Derecho y por su lucha para que la justicia se imparta con una perspectiva de género, otorgada por la Universidad del Claustro de Sor Juana. En 2004 tuve el honor de ser designada la décima Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tras 29 años de carrera judicial en los que se me brindó la oportunidad de recorrer todos los escalafones que la integran. En 1975 ingresé como oficial judicial, después fui actuario judicial y secretaria proyectista de Juzgado de Distrito, de Tribunal Colegiado y luego en la Primera y Segunda Salas de la Corte. De ahí, fui designada Juez de Distrito y Magistrada de Tribunal Colegiado; también fui la primera mujer en integrar la Sala de Segunda Instancia del entonces Tribunal Federal Electoral y la primera mujer en ser designada Consejera de la Judicatura Federal por oposición, hasta el año de 2004 en que llego a la Corte. Tengo la fortuna de haber recorrido ese camino y consolidar a través de cada peldaño mi formación como juzgadora, hasta alcanzar esta muy digna y altísima responsabilidad que hoy desempeño. Hoy a punto de alcanzar la cuarta década al servicio del Poder Judicial de la Federación, estoy profundamente convencida que mi vocación es la de ser juzgadora y con la certeza, evocando las palabras que dirigí al recibir el Premio Nacional de Jurisprudencia 2012 que me entregó la Barra Mexicana Colegio de Abogados, que mi vida no representa ninguna actuación extraordinaria, sino únicamente el feliz desarrollo de actualmente 37 años de vida profesional dedicada a la noble tarea de impartir justicia. Tarea a la que, me encaminó la vida, generosa y pródiga conmigo. Tarea que desempeño con el legítimo orgullo que para mí representa, como abogada mexicana, ser integrante del Máximo Tribunal de mi País, en el cual, mi única pretensión consiste en que cuando mi gestión llegue a su término, pueda retirarme con la serena quietud de quien ha cumplido su misión, dejando como huella una actuación responsable y honesta.

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“Por Una Vida en Equidad” /Autor: Noemí Sánchez Vargas

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TRANSFORMANDO A MÉXICO: DE LA MUJER EN CASA A LA MUJER EN LA UNIVERSIDAD Isis Ávila Muñoz1 Introducción. Desde la consolidación de México como un país independiente en el siglo XIX, la mujer mexicana había asumido un rol pasivo en la vida económica, social y política del país, un rol que además le llevó a limitarse, prácticamente a una actividad: el cuidado del hogar. En el contexto nacional, los hombres participaban en las guerras, en la construcción de un naciente país, en la agricultura y en todas las actividades productivas, mientras que las mujeres administraban la economía familiar y protegían a las hijas e hijos, salvo algunos casos donde mujeres herederas de españoles tenían acceso a educación, ese era el estereotipo de género que prevaleció, al menos hasta las primeras décadas del siglo XX. El hecho histórico que marcó la pauta para la transformación de este modelo de género fue la inclusión de la mujer en los derechos sociales de la Revolución Mexicana, como el que estableció la igualdad entre hombres y mujeres, y de forma más específica el que establece desde aquella época, el acceso a la educación gratuita para los hombres y las mujeres en nuestro país. De esa manera la mujer mexicana encuentra en la educación, de manera personal conocimiento y desarrollo, y de manera colectiva la reestructuración de un modelo de género con mayor inclusión. A través de la educación, la mujer mexicana comienza a reconocer sus derechos, sus capacidades y el lugar que como cualquier otro ser humano, tiene en la sociedad. Un impulso adicional a la inclusión de la mujer en México, fue la consolidación de la Universidad en las tres primeras décadas del siglo XX. La educación superior, además de aportar conocimiento, hace que la mujer cuestione su entorno, que formule respuestas y soluciones, que fortalezca sus habilidades, la prepara para tomar parte en las decisiones de la vida social, económica y política del país, en otras palabras, el acceso de las mujeres a la universidad edificó una nueva perspectiva de género que contempla, la ciudadanía y el liderazgo, como características inherentes de la mujer del siglo XXI, misma que es pieza fundamental en la transformación de México.

Es Licenciada en Derecho por la Universidad Anáhuac. Ha participado activamente en el Programa Acción Social Universidad Anáhuac que promueve la responsabilidad social de estudiantes universitarios. Actualmente es la Presidenta Honoraria del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de México. 1

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Educación, factor clave en el empoderamiento de la mujer. “La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación como la hija de un campesino puede convertirse en una médica, el hijo de un minero puede convertirse en el jefe de la mina, o el hijo de trabajadores agrícolas puede llegar a ser presidente de una gran nación”. Nelson Mandela El ser humano y la educación se han enmarcado como una relación paralela, desde el momento en que el primero apareció en la tierra. Al buscar satisfacer sus necesidades y criar a los hijos para garantizar su supervivencia, el ser humano desarrolló técnicas que le permitieron lograr esos objetivos. A partir de ese momento, el género humano comenzó a educarse. Con el paso del tiempo, esas técnicas se fueron desarrollando y perfeccionando cada vez más, hasta que se constituyeron en la experiencia del ser humano, facilitando su forma de vida y también de quienes le rodeaban. Conforme la población creció, las necesidades hicieron lo propio, y el ser humano tuvo que compartir lo que sabía con otros, dejando ver que la educación tiene un proceso de socialización y además ejerce una función social, de lo cual hablaré más adelante. Con este breve esbozo sobre las primeras muestras de educación en la humanidad, comienzo a explicar por qué la educación es un factor clave en el empoderamiento de la mujer, y al señalar que la mujer se empodera, afirmo la existencia de dos modelos sociales de mujer: antes de acceder a la educación y después de acceder a la educación. Y para ello comenzaré por definir a qué le llamamos educación en la actualidad y la importancia que ésta tiene en la construcción de un sistema de valores. De entrada, la educación es un proceso humano y cultural. Aníbal León (2007) afirma que: “Educar es formar sujetos y no objetos, tiene el propósito de completar la condición humana del hombre…la educación forma al sujeto individual, subjetivo, responsable ante el mundo y del mundo que le han mostrado, enseñado. La educación no admite las pretensiones del pensamiento hegemónico que se propone imponerlo todo coercitivamente, ni tampoco a las ideologías únicas”. (Pág. 598) Por tanto, la educación es un medio para que la mujer y el hombre sean más humanos, con una perspectiva integral de equidad de género, igualdad, respeto, solidaridad y desarrollo. Los países que mayores niveles de vida tienen, han considerado a la educación como herramienta básica para el desarrollo de las personas y sus familias.


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Retomando la relación ser humano-educación de la que hablé al inicio, ésta se mantuvo dinámica siempre, los factores que la determinaban en el contexto eran las ideologías, el desarrollo económico, los fenómenos sociopolíticos como las guerras, sin embargo, durante la mayor parte de la historia mundial, la mujer tuvo un acceso limitado a la educación, incluido nuestro país. Con la llegada de la modernidad, y en el caso de México, entrado el siglo XX, la mujer comenzó a tener una participación activa dentro de la esfera pública. En nuestro país, los derechos sociales de la Revolución Mexicana reconocían (y aun reconocen) la igualdad entre mujeres y hombres, y el derecho de la mujer a la educación. ¿Qué pasa cuando una mujer accede a la educación? Desde luego, obtiene conocimiento que le ayuda a percibir de una forma particular el mundo y su entorno, pero como dice Juan Delval, la convierte en “una persona capaz de pensar, de tomar decisiones, de buscar la información relevante que necesita, de relacionarse positivamente con los demás y cooperar con ellos”, es decir, la empodera, lo que significa que la transforma en una persona que participa, que decide sobre sí misma y sobre lo que afecta a los demás, le hace saber que pertenece a un país y que tiene derechos; desarrolla en ella la capacidad de asociarse, de relacionarse, de construirse una personalidad propia que tiene lugar en la vida política, económica y cultural. Es capaz de transformarse a sí misma y al mismo tiempo a su entorno; la educación como función social, abre una puerta hacia a las oportunidades. Los logros de una mujer preparada, repercuten en su familia y en las futuras generaciones. Las empodera para erradicar la ignorancia, la discriminación, la violencia y las prepara para ser partícipes del desarrollo y la transformación de su país. Del rol pasivo en casa al liderazgo en la Universidad, el papel de la mujer mexicana. “Una mujer con imaginación es una mujer que no solo sabe proyectar la vida de una familia, la de una sociedad, sino también el futuro de un milenio”. Rigoberta Menchú Situémonos en el México independiente. Durante la lucha y la conquista de la independencia el hombre es quien participa en las guerras, crea estrategias, firma acuerdos y tratados, decide quién y cómo se va a gobernar. Josefa Ortiz y Leona Vicario, participaron activamente en la lucha, pero sus decisiones fueron limitadas. Tenemos una deuda con Mariana Rodríguez del Toro, novohispana que conspiró contra el gobierno virreinal; con Antonia Peña que dotaba de materiales para facilitar la información contra el ejército realista; con Luisa Martínez quien literalmente luchó con armas al lado de su esposo hasta que fueron aprehendidos. 19


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El liderazgo de la mujer se hizo presente en ese momento crucial para México, sin embargo, el pensamiento colectivo y la cultura le dictaron que el hogar y la familia, eran el sitio y la actividad a la que debían dedicarse. La naciente industria, las decisiones políticas, el rumbo del país y la participación del hombre en estas esferas, creaban un estereotipo de género que predominaría hasta el siglo XX. Un estereotipo, que reducía al mínimo la participación de la mujer en la vida pública y que centraba toda su capacidad y esfuerzo en el mantenimiento de la casa, en la administración de la economía doméstica, así como en el cuidado y educación de los hijos. Este rol pasivo se adentró en el sistema de valores de la sociedad mexicana, que generacionalmente lo aceptó y además lo reprodujo. Hay que recordar que los valores que nos definen como personas y como país, cambian a lo largo del tiempo y hay hechos que aceleran su transformación. En el caso de cómo se veían las mujeres y cómo las veía la sociedad, la inclusión de los derechos sociales, producto de la Revolución Mexicana en el siglo XX, inició el rumbo que actualmente estamos viviendo. Al consumarse la revolución, la constitución estableció la igualdad entre mujeres y hombres, así como el derecho de las mujeres a la educación, comenzando una nueva era para nuestro género. Algunos años antes de que sucediera este hecho, se instalaba en México la Universidad Nacional, que durante la primera mitad del siglo concentraría la educación superior en México, así como la producción de conocimiento científico y tecnológico. También, cerca de esos años fue creada la Secretaría de Educación Pública (12 de octubre de 1821), que en su primera etapa, siendo José Vasconcelos su titular, se ocupó de alfabetizar en zonas rurales, abrir bibliotecas, editar libros y organizar cursos, en los que la mujer mexicana ya ejercía también su derecho a la educación. Estos dos hechos aceleraron el crecimiento de México, que para esta época iniciaba una etapa de estabilidad política y económica, misma que abría la puerta para que la mujer iniciara una participación activa en la sociedad, en ese primer momento para ayudar a su familia. Es durante estas décadas y gracias a la educación y el acceso a la universidad que la mujer mexicana comienza a ser protagonista, creando figuras como Matilde Montoya Lafragua (1859-1938), primera mujer mexicana que queda registrada en la Universidad de México con el Título de Médica Cirujana, Emma Godoy (1918-1989) maestra normalista y doctora en filosofía que trabajó por los derechos de los adultos mayores hasta crear el Instituto Nacional de la Senectud (INSEN), María Lavalle Urbina (19081996) defensora de los derechos humanos y de la mujer, o Rosario Castellanos (1925-1974) escritora, poeta y diplomática que defendió la equidad de género, solo por mencionar algunas. Su preparación y desarrollo de habilidades dentro de la educación superior derivó en actividades extra domésticas, que no solo buscaban un desarrollo individual


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sino la extensión del mismo a su familia. Cuando una mujer asiste a la universidad, también se está educando a una familia de manera indirecta, pues los patrones de comportamiento al interior del hogar también se transforman. De manera que podemos considerar a la mujer universitaria como piedra angular en la transformación y consolidación de un México incluyente y con equidad de género, sin dejar de lado que el camino por recorrer aun es largo, pues existen retos en cuanto al acceso a la educación superior. Para fortuna de quienes vivimos en el siglo XXI, esta situación está siendo cada vez más común y aceptada en la cultura mexicana; como decimos en el Estado de México, la educación no es un gasto, es una inversión y no hay mejor inversión que actuar pensando en el futuro. Conclusiones. “Un niño, un maestro, un libro y una pluma pueden cambiar al mundo”. Malala Yousafzai (Estudiante y activista paquistaní) En muchas ocasiones se piensa que la defensa de los derechos de las mujeres o la lucha por la equidad de género es un asunto feminista, sin embargo, mi primera consideración es, que más allá de un debate centrado en la perspectiva de género, es un asunto humanista; antes de considerar el género debemos contemplar la condición humana de las personas. Mi segunda consideración es que la educación nos abre las puertas al desarrollo. No es coincidencia que al ver cada vez más mujeres en las aulas universitarias, también veamos a más mujeres al frente de proyectos empresariales, de asociaciones civiles, de cargos públicos, triunfando en el deporte nacional e internacional, desarrollando grandes obras de arte, mujeres convirtiéndose en líderes de opinión, generadoras de empleo y muchas actividades más, que resumido en una frase, podemos asegurar que: las mujeres estamos transformando a México. Lo más importante es que esa transformación, no solo es de forma, también lo es de fondo. En nosotras hay un ejemplo y motivación para que más mujeres lleguen tan lejos como se lo propongan, y para que la condición de género no sea un obstáculo para el desarrollo; las nuevas generaciones empiezan a observar que los grandes logros de nosotras las mujeres no se limitan al hogar, de hecho, los mayores triunfos sociales de las mujeres están fuera de casa. Sin embargo, en el hogar es donde damos origen a estos cambios. Para quienes en la maternidad vemos cristalizado el sueño de formar una familia, acontecerá un fenómeno muy interesante: nuestros futuros hijos e hijas crecerán viendo que mamá y papá tienen las mismas oportunidades, que ambos trabajan, realizando cada uno sus propias actividades, asumiendo que la equidad de género es una condición natural en la familia, para las mujeres que hemos transitado por la universidad, y en determinado momento decidamos ser madres, tendremos la 21


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aspiración de que nuestros hijos, mujeres y hombres, encuentren en la educación la superación que nos dio a nosotras y repliquen este modelo de respeto, inclusión y equidad de género. Las oportunidades de ingresar a la educación superior existen en el país, y en el Estado de México. Quienes trabajamos desde las instituciones públicas, nos esforzamos para que cada vez seamos más las mujeres que accedamos a la universidad y orgullosamente podamos decir: soy ejemplo de la gran transformación que está viviendo México. Fuentes consultadas. 

Bustos, Olga. (2003). “Mujeres y educación superior en México”, UNAM.

Delval, Juan. (1990). “Los fines de la educación”. Ed. Siglo XXI, Madrid, España.

León, Aníbal. (2007). “¿Qué es la educación?” en Educere, Vol. 11, Núm. 39, pp. 595-604, Universidad de los Andes, Venezuela.

Torres, María Luisa. (2006). “Cultura y participación política de las mujeres” en Serie: reflexiones de política democrática, 1ª Ed, pp. 129-150, IEEM, México.

Vélez, Graciela. Coord. (2012). “Miradas de género sobre las mujeres mexiquenses”, Fondo Editorial Estado de México.

www.sep.gob.mx


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“Reflejando Equidad”/Autor: Sonia Cortés Villavicencio

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MUJERES PROTAGONISTAS DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Diva Hadamira Gastelum Bajo1 En la historia de México, las mujeres han tenido papeles protagonistas, sin embargo no se les ha dado el crédito que merecen, debido a que ésta se ha escrito bajo una visión androcentrista que deja de lado el gran aporte que han legado a lo largo de la historia. Las mujeres independentistas abonaron a la construcción de estrategias para la conformación de una nueva Nación, trabajaron de; informantes, financiando y conspirando en contra de la Corona Española, luchadoras como; María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, Carmen Camacho, Josefa Ortiz de Domínguez y Gertrudis Bocanegra entre muchas más, que participaron en la independencia de México. Durante la revolución mexicana, miles de soldaderas sacrificaron su vida, apoyando a los soldados y cuidando enfermos, y en ocasiones, como soldadas, tal es el caso de la Coronela Carmen Amelia Robles Ávila, quien vestida de soldado solicitó se le llamase Coronel Robles para que sus órdenes se acataran.2 Los años veinte, fue una época de grandes cambios y rupturas con ciertas tradiciones. Las mujeres se dan cuenta de la situación de desigualdad existente respecto al hombre, además comienzan a irrumpir en un ámbito que anteriormente era reservado únicamente para sus pares masculinos, siendo un claro ejemplo el deporte. En esta década comienza la lucha por los derechos reproductivos y se realiza el primer Congreso Feminista celebrado en la Ciudad de México en 1923, en donde la principal demanda fue la educación sexual para niños y jóvenes en las escuelas. Debido a la existencia de leyes locales que permitían el voto y ser votadas, en 1923, Elvia Carrillo Puerto se convierte en la primera diputada local por el V Distrito en Yucatán y Rosa Torres en la primera regidora de la ciudad de Mérida en el mismo estado. Sin embargo, y aun cuando desde 1946 se reconoció el derecho de las mujeres a votar y ser votadas, el logro real del voto femenino llegó hasta 1953, cuando el Presidente, Adolfo Ruiz Cortines expide la reforma constitucional que les otorga este derecho. En ese mismo año, Hermila Galindo fue nombrada como la primera congresista. 1Presidenta

de la Comisión para la Igualdad de Género y Senadora de las LXII y LXIII Legislaturas del Senado de la República. 2Información de http://museopalaciocanton.blogspot.mx/2010/11/el-papel-de-la-mujer-en-larevolucion.html, 18 de noviembre 2010.

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Las primeras elecciones donde las mujeres participaron fueron el 3 de julio de 1955, con una amplia participación femenina. En dicha elección se eligieron diputados federales para la XLIII Legislatura. Cabe destacar que un año antes, Aurora Jiménez de Palacios se distinguió como la primera diputada federal y es hasta 1964 que las primeras senadoras ocuparon un curul, María Lavalle Urbina y Alicia Arellano Tapia. Los años setenta se constituyen como la consolidación del movimiento feminista, movimiento conformado por jóvenes urbanas de clase media universitaria, particularmente de la Ciudad de México, quienes preocupadas por intervenir en la toma de decisiones y resolver los problemas y necesidades de las mujeres, se organizan. Sin duda, el objetivo del movimiento no ha cambiado sustancialmente, y aun cuando se han integrado gran cantidad de temas por resolver, la esencia del movimiento continúa en la búsqueda de la transformación de las relaciones desiguales entre los sexos y el logro de una condición de igualdad, con el fin de democratizar a la sociedad.3 En 1974, nuestro país se preparó para la reunión de la Organización de las Naciones Unidas sobre la Mujer, que se llevaría a cabo un año después. El movimiento feminista presionó para que se diera la reforma constitucional con la cual se otorgaba igualdad jurídica a la mujer, además de otros artículos y leyes secundarias que eliminaban restricciones para la población femenina. En 1975 se realiza la Conferencia del Año Internacional de la Mujer, donde hubo importantes logros, ya que fue la primera vez que los gobiernos debieron informar a la comunidad internacional y a la población en general, sobre el estado de la educación, el trabajo y la salud de la población femenina. Asimismo, se creó el Plan de Acción por medio del cual, se comprometieron a implementar políticas públicas para la eliminación de la desigualdad entre mujeres y hombres.4 Posterior a la Conferencia del Año Internacional de la Mujer, se han llevado a cabo ocho conferencias más. En 1980 en Copenhague, Dinamarca, la Segunda Conferencia revisó los temas de Igualdad, Desarrollo y Paz; en 1985, la Tercera Conferencia en Nairobi, Kenia, evaluó el decenio de las Naciones Unidas para la Mujer y adoptaron por consenso, las Estrategias hacia el Futuro; y la Cuarta Conferencia se realizó en 1995 en Beijing, China, en la que se adoptó la Declaración y Plataforma de Acción con 12 esferas de especial preocupación, centradas en los temas de: pobreza, educación, salud, violencia, economía, toma de decisiones, mecanismos para el adelanto de las mujeres, medios de difusión, medio ambiente y las niñas. La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing ha sido periódicamente evaluada, debido a esto, en el año 2000 se llevó a cabo “Beijing+5”, donde el tema de discusión fue "La Mujer en el año 2000: igualdad entre los géneros, desarrollo y 3BARTRA,

LAU Y FERNÁNDEZ; “Feminismo en México, Ayer y Hoy”, Colección Molinos, México 2002. p. 14. 4BARTRA, LAU Y FERNÁNDEZ; “Feminismo en México, Ayer y Hoy”, Colección Molinos, México 2002. p. 23.


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paz para el siglo XXI". Posteriormente en 2005 se celebró “Beijing+10”, en el que se dio el seguimiento y evaluación de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y del período extraordinario de la Asamblea General celebrada en el año 2000. Para “Beijing+15” realizada en 2010, se llevó a cabo la revisión de la Plataforma de Acción de Beijing y los resultados del Vigésimo Tercer Período Extraordinario de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, a quince años de su adopción.5 Sin duda, la Plataforma de Acción de Beijing revolucionó el diseño de estrategias para mejorar la situación de las mujeres, además de definir las esferas de alta prioridad a atender. Como podemos observar, el movimiento amplio feminista, las diferentes conferencias y su evaluación hacia los Estados parte de la ONU, entre ellos México, inciden oportunamente para comenzar la institucionalización de la perspectiva de género en nuestro país. Entre la década de los ochenta y noventa diferentes feministas se interesan en formar parte de los partidos políticos y organizaciones no gubernamentales, ellas son las “femócratas”, quienes sabían que el trabajo desde la academia y organizaciones de la sociedad civil no sería suficiente para eliminar las desigualdades de género existentes, sin mujeres incidiendo desde el gobierno. En conjunto las feministas académicas, de organizaciones de la sociedad civil, las que se habían integrado a organismos internacionales y las “femócratas”, comenzarían a trabajar por integración de una visión de género en las políticas públicas en las instituciones gubernamentales, y abonarían a la institucionalización de la perspectiva de género. En 1980 se estableció el Programa Nacional de Integración de la Mujer al Desarrollo (PRONAM), dentro del Consejo Nacional de Población y más tarde en 1983, se crea la Comisión Nacional de la Mujer, para dar cumplimiento a los objetivos establecidos en el Plan de Acción Gubernamental y al Programa de Acción orientado a la mujer. Para 1998 se crea la Comisión Nacional de la Mujer (CONMUJER) como un organismo desconcentrado de la Secretaría de Gobernación, la cual fue dirigida con amplia experiencia en el tema de género, por Guadalupe Gómez Maganda, antecedida por quien más tarde fuese Gobernadora de Yucatán, Dulce María Sauri Riancho.6 Paralelamente, en 1979 en el Estado de Colima, Griselda Álvarez Ponce de León, se perfiló como la primera Gobernadora en México, fue seguida por Beatriz Paredes electa gobernadora de Tlaxcala en 1987. Asimismo en 1988 Rosario Ibarra participó en las elecciones como candidata a la Presidencia de la República. 5Inmujeres,

Plataforma de Acción de Beijing, México D.F. 2014. de http://www.enf2013.mx/portal/descargas/00_Cronologia_Mujer_1910_2010.pdf, basa en la cronología de Catalina Pérez Osorio. 6Información

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A partir de 1993 las propuestas de varias diputadas comienzan a florecer con los cambios al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales para incrementar la participación de las mujeres en la vida política del país. En 1996 se integra por primera vez la cuota de género en este instrumento y más tarde en 2000 y 2002 se hacen modificaciones importantes para garantizar la participación femenina. En 2008 se incrementa la cuota de un 70/30 a un 60/40. En 2001 nace el Instituto Nacional de las Mujeres presidido por Patricia Espinosa. El instituto naciente buscaba convertirse en un referente y dirigir la política nacional de igualdad, lo cual va logrando paulatinamente en los sexenios siguientes con las titulares Rocío García Gaytán y actualmente con Lorena Cruz Sánchez. Nuevas gobernadoras aparecieron en la escena política, en 1999 Rosario Robles Berlanga se convierte en la primera Jefa de Gobierno del Distrito Federal, en 2004 Amalia García Medina gana las elecciones para gobernadora en Zacatecas y para 2007 Ivonne Ortega Pacheco gana las elecciones en Yucatán. La promulgación de leyes a favor de la igualdad de género, da un viraje a la forma de conducción de la política de igualdad de la interinstitucionalidad. En 2006 se publica en el Diario Oficial de la Federación, la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres y en 2007 se promulga la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Asimismo, la iniciativa para la generación de presupuestos públicos con perspectiva de género, comienza a dar resultados con la creación del primer apartado de presupuesto etiquetado para las mujeres, impulsado por la entonces Diputada Diva Hadamira Gastélum Bajo. Esta práctica se fue consolidando durante los siguientes años, las diputadas Maricela Contreras y Marta Tagle promueven la creación del Anexo 9 A y posteriormente el Anexo 10, los cuales integran el presupuesto etiquetado para la igualdad entre mujeres y hombres. Sin duda, la vida política ha presentado fuertes barreras para la participación femenina, tales como: “las juanitas”, la falta de presupuesto para las campañas, la nula capacitación por parte de los partidos políticos, entre muchas otras. Sin embargo, en 2011 un grupo de políticas, entre ellas, María de los Ángeles Moreno, María Elena Chapa y Silvia Hernández, consigue que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación obligue a los partidos políticos a cumplir con el 40 por ciento de espacios destinados para las mujeres, mediante la sentencia 12624. El 11 de octubre de 2013 un suceso histórico modifica de golpe la expectativa de participación de las mujeres en la vida política del país, el Presidente, Enrique Peña Nieto, firmó una iniciativa de ley que obliga a los partidos políticos a asignar a las mujeres 50 % de las candidaturas a diputaciones federales y senadurías, siendo aprobada unos meses después.


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Asimismo, Enrique Peña Nieto se apuntala como el Presidente de México que más iniciativas a favor de las mujeres ha generado. El Plan Nacional de Desarrollo (PND) por primera vez en la historia señala un eje transversal de Igualdad de Género, es decir, la igualdad de género permea el contenido y en especial los objetivos del PND. Sin duda, falta mucho por hacer. Alcanzar la igualdad sustantiva requiere de la implementación de más y mejores políticas públicas con enfoque de género, de un presupuesto federal con perspectiva de género transversal, no solo el 1 o 2 por ciento, del empoderamiento y capacitación de las mujeres, de mejorar las condiciones laborales para incrementar la participación femenina en el mercado laboral, de reducir la pobreza, entre muchas acciones más. Hablar de mujeres protagonistas de la perspectiva de género, es hablar de quienes durante muchos años han luchado porque los derechos humanos de las mujeres sean una realidad. Mujeres que han dejado de lado familias, que han sido perseguidas, atacadas y violentadas, en muchas ocasiones, por defender la igualdad de género, la no discriminación y la eliminación de la violencia en contra de las mujeres. La historia actual de las mujeres con sus avances y retos ha sido construida por todas y cada una de ellas, que día a día trabajan por que este país sea más igualitario: académicas, activistas, legisladoras, funcionarias públicas, amas de casa, trabajadoras, sindicalistas, estudiantes, profesionistas y niñas que quieren que su futuro sea diferente. Este documento únicamente nombra a algunas políticas que han incidido o continúan incidiendo en el proceso de la institucionalización de la perspectiva de género. Sin duda faltan muchas mujeres de nombrar. A todas y cada una de ellas, un homenaje. Bibliografía. Libros. 

BARTRA, LAU Y FERNÁNDEZ; “Feminismo en México, Ayer y Hoy”, Colección Molinos, México 2002.

MARCOS, Sylvia “Feminismos Ayer y Hoy”, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Sociales, México D.F. 2010.

Páginas WEB. 

http://museopalaciocanton.blogspot.mx/2010/11/el-papel-de-la-mujeren-la-revolucion.html, 18 de noviembre 2010. 29


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http://www.enf2013.mx/portal/descargas/00_Cronologia_Mujer_1910_20 10.pdf 17 de marzo de 2013.

Instrumentos Internacionales. 

Plataforma de Acción de Beijing.

Informe de México, síntesis, mayo 2000.

Informe sobre el 49º periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica de la Mujer (CSW).

Informe de la Mesa del 54º periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica de la Mujer (CSW).


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“De Esfuerzos y Logros” /Autor: Victoria E. Castañeda Siles

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LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN EL SENADO DE LA REPÚBLICA: ¿RUMBO A LA EQUIDAD DE GÉNERO? O ¿A LA IGUALDAD SUSTANTIVA ENTRE MUJERES Y HOMBRES? María Elena Barrera Tapia1 Resumen: El artículo visualiza un análisis general de los elementos que conllevan la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, particularmente en la armonización legislativa desde la perspectiva de género; así como la elaboración de estrategias coordinadas entre diversas autoridades estratégicas, la transversalización de la perspectiva de género, avances legislativos y la reflexión sobre los alcances y retos de definir claramente el objetivo que deseamos alcanzar: la equidad de género o la igualdad sustantiva. Palabras Clave: Perspectiva de género, equidad, igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, armonización legislativa. Durante los últimos años, uno de los papeles que he desempeñado, es la promoción, defensa y protección de los derechos humanos, particularmente de las mujeres, niñas y niños. Al llegar al Senado de la República, identifiqué que existen avances importantes, así como obstáculos que desafortunadamente impiden la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres y retos que se deben de cumplir para lograr eliminar cualquier forma de discriminación contra las mujeres. Uno de los primeros obstáculos, es el poder identificar y reconocer la diferencia de los términos de equidad de género y de igualdad entre mujeres y hombres, toda vez que han sido usados a lo largo de la última década, sin distinción alguna e incluso como sinónimos. Si bien es cierto, desde el siglo pasado, en la agenda internacional se ha observado una transformación en la estrategia de desarrollo de los países, fue hasta los años setentas que se reconoció la importancia de lograr la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres y de eliminar toda forma de discriminación contra las mujeres, así como el reconocimiento de sus derechos humanos. La desigualdad y la discriminación en contra de las mujeres impiden el desarrollo político, económico, social, cultural y medioambiental de todos los países. Es importante señalar, que en el Sistema Universal en el año de 1979, se adoptó la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), que establece la obligación de los estados parte de tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra las mujeres, la cual no se limita únicamente al ámbito público sino que también se extiende a la esfera privada, cubriendo la 1

Senadora. Secretaria de Mesa Directiva de la LXII Legislatura en el Senado de la República.

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discriminación practicada por cualquier persona, organización o empresa, que tenga la finalidad del desarrollo y el adelanto de las mujeres en igualdad de condiciones con respecto a los hombres. Durante las diferentes Conferencias Internacionales de las Mujeres se reconocieron cuáles son nuestros derechos, los objetivos estratégicos a cumplir, así como las esferas de preocupación2 en el marco de estos derechos. Estas conferencias internacionales permitieron establecer, como centro del debate, la normatividad necesaria para garantizar la protección de estos derechos, particularmente el derecho a la no discriminación y a tener una vida libre de violencia,3 como establece la Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida como “Convención de Belem do Pará”, adoptada en 1994 por la Organización de los Estados Americanos. Ésta considera que la violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales y limita total o parcialmente a la mujer su reconocimiento, goce y ejercicio. Esta Convención fue el principal avance para establecer en la legislación el concepto de la violencia contra la mujer4 y establecer el compromiso de los estados parte de condenar todas las formas de violencia contra nosotras las mujeres y convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilación, políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar esta violencia y en llevar a cabo lo siguiente: “a). Abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra la mujer y velar por que las autoridades, sus funcionarios, personal y agentes e instituciones se comporten de conformidad con esta obligación;… ...c). Incluir en su legislación interna normas penales, civiles y administrativas, así como las de otra naturaleza que sean necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y adoptar las medidas administrativas apropiadas que sean del caso.” En este sentido, y como base fundamental para la igualdad sustantiva y consecuencia de los grandes esfuerzos en la agenda internacional, se define en el año de 1997 por parte del Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas (ECOSOC), la estrategia de incorporación de la perspectiva de Esferas de Preocupación: La Mujer y la Pobreza, Educación y Capacitación de la Mujer, La Mujer y la Salud, La Violencia contra las Mujeres, la Mujer y los Conflictos Armados, La Mujer y la Economía, La Mujer en el Ejercicio del Poder y la Adopción de Decisiones, Mecanismos Institucionales para el Adelanto de la Mujer, Los Derechos Humanos de la Mujer, La Mujeres y los Medios de Difusión, La Mujer y el Medio Ambiente, La Niña. Organización de las Naciones Unidas, Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer y Plataforma de Acción de Beijing, 1995. 3 Artículo 4 de la Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. 4 Artículo 1 de la Convención para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. 2


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género como:“el proceso de evaluación de las consecuencias para las mujeres y los hombres de cualquier actividad planificada, inclusive las leyes, políticas o programas, en todos los sectores y a todos los niveles. Es una estrategia destinada a hacer que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, así como de los hombres, sean un elemento integrante de la elaboración, la aplicación, la supervisión y la evaluación de las políticas y los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, a fin de que las mujeres y los hombres se beneficien por igual y se impida que se perpetúe la desigualdad. El objetivo final es lograr la igualdad entre los géneros”5. Incorporar la perspectiva de género permite hacer visible las diferencias, desigualdades y la situación de las mujeres y hombres en los diversos ámbitos del desarrollo, se define como: “la metodología y los mecanismos que permiten identificar, cuestionar y valorar la discriminación, desigualdad y exclusión de las mujeres, que se pretende justificar con base en las diferencias biológicas entre mujeres y hombres, así como las acciones que deben emprenderse para actuar sobre los factores de género y crear las condiciones de cambio que permitan avanzar en la construcción de la igualdad de género”6. Esto, ha contribuido que en las Entidades Federativas también se establezcan conceptos clave para que en sus políticas internas realicen investigaciones y acciones dirigidas a coadyuvar la participación de las mujeres y la consolidación de oportunidades a los que antes no tenían acceso. En el Estado de México, entendemos la perspectiva de género como: “una visión científica, analítica y política sobre las mujeres y los hombres; se propone eliminar las causas de la opresión de género como la desigualdad, la injusticia y la jerarquización de las personas basada en el género. Promueve la igualdad entre los géneros a través de la equidad, el adelanto y el bienestar de las mujeres; contribuye a construir una sociedad en donde las mujeres y los hombres tengan el mismo valor, la igualdad de derechos y oportunidades para acceder a los recursos económicos y a la representación política y social en los ámbitos de toma de decisiones” 7. Para esto se debe partir de un proceso de transversalidad en el que todas las actoras y actores estratégicos/as tengan un rol fundamental en la incorporación de la perspectiva de género y en alcanzar la igualdad sustantiva. Es así que el Estado debe consolidar un proceso de transversalidad de la perspectiva de género “con el objetivo de valorar las implicaciones que tiene para las mujeres y hombres, cualquier acción que se programe, tratándose de legislación, políticas, actividades administrativas, económicas y culturales en las instituciones públicas y privadas8.

Organización de las Naciones Unidas, ECOSOC, Conclusiones convenidas, E/1997/L.30, 14 de julio de 1997. 6 Artículo 5, fracción VI de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. 7 Artículo 3, fracción XVIII de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de México. 8 Artículo 6, fracción XVIII de la Ley de Igualdad de Trato y Oportunidades entre Mujeres y Hombres del Estado de México. 5

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Sin embargo, desde la publicación de los diferentes ordenamientos jurídicos, se han realizado acciones, programas e incluso ordenamientos jurídicos, que han confundido la terminología, en los cuales se utiliza aun como sinónimos sexo/género, o igualdad entre mujeres y hombres con la equidad de género, por lo que aun se encuentran obstáculos que hagan visible las necesidades e intereses de las mujeres, y la sensibilización sobre la oportunidad de crear espacios importantes para escuchar las opiniones, proyectos y expectativas en la sociedad. Por tanto, debemos partir de la reflexión de lo que queremos lograr, la equidad de género, por un lado, o la igualdad sustantiva, por el otro. El primer ordenamiento a nivel nacional que estableció el concepto de equidad de género es el artículo 5 de la Ley del Instituto Nacional de las Mujeres, por el cual refiere que es el principio conforme al cual hombres y mujeres acceden con justicia e igualdad al uso, control y beneficios de los bienes y servicios de la sociedad, incluyendo aquéllos socialmente valorados, oportunidades y recompensas, con la finalidad de lograr la participación equitativa de las mujeres en la toma de decisiones en todos los ámbitos de la vida social, económica, política, cultural y familiar. Como se observa en la definición, la equidad de género constituye un medio para lograr la justicia e igualdad, de acuerdo a las necesidades de las mujeres y los hombres y las posibilidades de acceder a los elementos las cubran. Por su parte, la igualdad de género es considerada como: “la situación en la cual mujeres y hombres acceden con las mismas posibilidades y oportunidades al uso, control y beneficio de bienes, servicios y recursos de la sociedad, así como a la toma de decisiones en todos los ámbitos de la vida social, económica, política, cultural y familiar”9, e implica “la eliminación de toda forma de discriminación en cualquiera de los ámbitos de la vida, que se genere por pertenecer a cualquier sexo”10. Es decir, al interior del Senado de la República, la equidad de género debe configurarse como un medio, una forma de trabajar o las acciones específicas que deben seguirse para lograr igualdad sustantiva, convirtiendo ésta última en la finalidad. Hay que tomar en cuenta que para establecer el parámetro de la disyuntiva en la que se manejan, el Gobierno de México, desafortunadamente desde el año 2006 recibió entre otras observaciones y recomendaciones por parte del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, el análisis de la confusión entre conceptos lo siguiente: “El Comité observa con preocupación que, si bien la Convención se refiere al concepto de igualdad, en los planes y programas del estado parte se utiliza el 9

Artículo 5, fracción IV de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres. Artículo 6 de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres.

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término “equidad”. También preocupa al Comité que el estado parte entienda la equidad como un paso preliminar para el logro de la igualdad” 11. Por lo tanto recomienda que “tome nota de que los términos “equidad” e “igualdad” transmiten mensajes distintos, y su uso simultáneo puede dar lugar a una confusión conceptual. La Convención tiene por objeto eliminar la discriminación contra la mujer y asegurar la igualdad de hecho y de derecho (en la forma y el fondo) entre mujeres y hombres. El Comité recomienda al Estado Parte que en sus planes y programas utilice sistemáticamente el término “igualdad.”12 En este mismo orden de ideas, en el Proyecto de Recomendación General Número 28 del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, publicado en diciembre de 2010, ha exhortado a los estados parte a “utilizar exclusivamente los conceptos de igualdad entre la mujer y el hombre o la igualdad entre los géneros y no el concepto de equidad entre los géneros al cumplir con sus obligaciones en virtud de la Convención. En algunas jurisdicciones, este último concepto se utiliza para referirse al trato justo de la mujer y el hombre en función de sus necesidades respectivas. Esto puede incluir un trato igual, o un trato diferente pero considerado equivalente en cuanto a los derechos, los beneficios, las obligaciones y las oportunidades”13. Ahora bien, al entender el mandato internacional y lo establecido en diferentes ordenamientos jurídicos del país, es importante destacar el cómo incorporar la perspectiva de género en la elaboración de ordenamientos jurídicos, así como en las propuestas de reforma. No solo basta con armonizar o bien alinear la normatividad mexicana con aquellos tratados internacionales en la materia que México ha suscrito, lo importante es entender la situación y la posición de las mujeres, sus necesidades y sus requerimientos en materia de perspectiva de género. Asimismo, se debe entender lo que es la armonización legislativa con perspectiva de género, toda vez que no solo es homologar o copiar lo que se establece en la agenda internacional; sino conlleva un análisis de las necesidades e intereses de nosotras las mujeres, por ende, se entiende como: “establecer las necesidades y requerimientos de las mujeres y los hombres en la sociedad de conformidad con los compromisos adquiridos en los instrumentos internacionales de derechos humanos ratificados por el gobierno de México, a la norma interna a través de la concordancia de la norma jurídica mexicana en sus tres poderes y en sus órdenes de gobierno. El objetivo final es el armonizar las actividades diarias de la sociedad

ONU, Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Observaciones Finales a México, 2006. 12 Ibídem. 13 ONU, Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Proyecto de Recomendación General Número 28, 2010. 11

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con la norma jurídica vigente”14. Ahora bien, como parte de mi responsabilidad legislativa, como Secretaria de la Mesa Directiva de la LXII Legislatura en el Senado de la República, he impulsado todo trámite para establecer la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, así como el adelanto de las mujeres. Mi compromiso y desempeño laboral han sido diversos e importantes para coadyuvar, agilizar y pronunciarme a favor de los asuntos del Ejecutivo Federal, que han llegado de la Cámara de Diputados, y los presentados por Senadoras y Senadores de la República en relación a la promoción de la igualdad sustantiva, así como de la incorporación de la perspectiva de género. Uno de los primeros retos al interior del Senado de la República fue la reforma a la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos para modificar el cambio de nombre de la entonces Comisión de Equidad y Género. Como Senadora voté a favor de este cambio sustantivo, quedando la denominación de “Comisión para la Igualdad de Género”, por el cual, sin duda, quedó claro el objetivo de la Comisión, misma que impulsa el trabajo para la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres en el Senado15. También presenté la Iniciativa de Reforma por la que se adiciona un treceavo párrafo al artículo 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en octubre de 2013, que establece que toda persona tiene derecho a la seguridad social para lograr una vida digna y decorosa, precisando que el Estado garantizará el ejercicio de este derecho, como parte de las herramientas para alcanzar la igualdad sustantiva. En complemento a esta iniciativa, participé en diversas actividades tales como el “Encuentro con los Autores Legislativos de la Ley 1537 de 2012” (Ley de Vivienda) en Colombia, de marzo de 2014 en mi calidad de Presidenta de la Comisión de Vivienda, donde se establecieron instrumentos para garantizar el acceso efectivo a la vivienda por parte de la población en situación de vulnerabilidad, así como para facilitar la financiación de la vivienda. Como Senadora de la República, he luchado contra los estereotipos de género y la discriminación por sexo, en la que las mujeres aun nos encontramos inmersas al momento de participar en cargos públicos. Si bien ya se inició con este proceso de reconocimiento del trabajo de las mujeres, aun falta mucho por hacer. Convencida con la paridad de género, voté a favor de las reformas a la Rannauro Melgarejo, Elizardo, “Guía para la Armonización Legislativa con Perspectiva de Género al Derecho Interno del Estado de México”, Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social, México, 2010. 15 La Iniciativa se encuentra dirigida a dar cumplimiento a lo citado por el Comité de la CEDAW, la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Internacional de la Mujer, así como a las disposiciones previstas en los artículos 1, 4 y 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. 14


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Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos publicadas en febrero de 2014, para elevar a rango constitucional la paridad de género, que debe aplicarse a los partidos políticos y en el ejercicio del poder público, principalmente en candidaturas a las legislaturas federales y locales. Es decir, que las mujeres contemos con el mismo número de estas candidaturas y puestos dentro de los partidos políticos y en los espacios gubernamentales16. En materia de salud y el derecho de las mujeres al acceso de los servicios de salud, en marzo de 2014 presenté una iniciativa por la que se expide la Ley de Protección Materna y Neonatal que reforma, adiciona y deroga diversas Disposiciones de la Ley General de Salud. La iniciativa tiene por objeto expedir la normatividad encargada de garantizar el acceso universal a la salud materna y neonatal, así como promover el desarrollo social y laboral de las mujeres en edad fértil. Entre lo propuesto, destaca: 

Nombrar a las dependencias y organismos obligados a la colaboración intersectorial en la materia, detallando sus atribuciones;

Determinar que la Secretaría de Salud desarrollará un programa en todo el territorio nacional encaminado a mejorar la salud sexual y reproductiva de los adolescentes, así como uno nacional de prevención del embarazo en adolescentes y mujeres en riesgo;

Señalar las obligaciones que tendrán las instituciones responsables para garantizar la anticoncepción de emergencia, el autocuidado y prevención, y servicios de salud en general;

Indicar lo relativo a la prevención primaria, secundaria y terciaria de la salud materna y neonatal;

Crear el Sistema Nacional de Acceso Universal a los Servicios de Salud Materna y Neonatal, como una red articulada de servicios de salud y administrativos interinstitucionales, con instrumentos estandarizados que garantizan la atención de calidad, gratuita y universal;

Enlistar las acciones mínimas que deberán de observar los diferentes órdenes de gobierno a fin de lograr la universalidad y el acceso efectivo de la salud materna y neonatal;

Destacar que para el financiamiento de la salud materna y neonatal se constituirá un fideicomiso público;

Instituir Comités de Protección Materna y Neonatal en las entidades y uno de carácter nacional;

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Artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

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Referir que la CNDH y sus homólogas locales suscribirán convenios de coordinación para garantizar los derechos de la mujer embarazada y su producto;

Precisar que será materia de salubridad general y se considerarán servicios básicos de salud los relativos a la salud reproductiva, materna y neonatal; y

Derogar las disposiciones referentes a la atención materno-infantil.

Posteriormente, en noviembre de 2013, presenté una iniciativa para reformar la Ley General de Salud,17 la cual tuvo como objeto establecer diversas disposiciones médicas para la atención de pacientes con obesidad mórbida. Entre lo propuesto, destaca: 

Considerar de interés prioritario, la rehabilitación de pacientes que la padecen;

Definirla como la enfermedad metabólica crónica que se caracteriza por el incremento en el porcentaje de tejido adiposo corporal, que afecta la salud física y emocional de la persona;

Indicar que las instituciones públicas que forman parte del Sistema Nacional de Salud y del Sistema de Protección Social de Salud tendrán la obligación de cubrir los costos de los tratamientos y cirugías bariátricas para su atención; y,

Determinar que los sistemas hospitalarios y de salud pública deberán implementar unidades multidisciplinarias especializadas en el tratamiento de obesidad y obesidad mórbida, integrada por cirujanos, endocrinólogos, nutriólogos y psicólogos, que cuenten con la capacitación y herramientas necesarias para proporcionar un tratamiento adecuado.

prevención,

tratamiento

y

Sabedora del trabajo de las organizaciones de la sociedad civil en la defensa y promoción de los derechos humanos, bajo el principio de igualdad y no discriminación, como integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores, y de la de organismos no gubernamentales, he trabajado por la promoción del fomento de las actividades de las organizaciones de la sociedad civil, en coordinación con la participación de las instituciones públicas, por lo tanto, convencida de su trabajo, presenté con Senadoras y Senadores de la Comisión, la Iniciativa de Reforma por la que se adiciona una fracción al Artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el año 2013, por la que se faculta al Congreso para expedir leyes que establezcan la concurrencia entre la federación, los estados, el Distrito Federal y los municipios en materia de fomento a la Iniciativa de Reforma por la que se Adiciona un Capítulo VI Bis al Título Tercero de la Ley General de Salud. 17


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creación, organización y participación de las organizaciones de la sociedad civil. Asimismo impulsé que se declarara el 26 de septiembre de cada año como “Día Nacional de la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes” y presenté un Punto de Acuerdo por el que se solicita al Poder Ejecutivo Federal que declare en México el 28 de Mayo como el Día Nacional por la Salud de la Mujer, presentado el 28 de mayo de 2014, como un día para reflexionar y discutir sobre las políticas y programas, así como para proponer acciones concretas en favor de la salud de las mujeres en México. En el ámbito de la lucha contra la prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres, se exhortó al titular del Poder Ejecutivo Federal a suscribir el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica. Así como existen avances importantes en impulsar la igualdad entre mujeres y hombres, las autoridades gubernamentales y la sociedad civil se encuentran en la situación de afrontar los retos para cumplir con este objetivo. Para alcanzar la igualdad sustantiva es necesario fortalecer los diversos temas del desarrollo de las mujeres. Retomar la protección del derecho a la salud, a la vivienda, a la educación, a la participación política de las mujeres y al desarrollo económico, dentro de las agendas administrativas y legislativas, son imperativos para impulsar la transversalización de la perspectiva de género. A su vez, debemos estar conscientes que la igualdad sustantiva, conlleva la prevención y la eliminación de la discriminación por sexo, edad, condición y situación, entre otros; o la eliminación de la violencia contra las mujeres, por lo que las legislaciones en la materia no deben observarse separadamente, sino en todo un proceso de transversalidad. Las medidas que impulsé en el Senado de la República son un avance fundamental en la construcción de la igualdad sustantiva, sin embargo, conlleva el compromiso de todas las autoridades de garantizar los derechos humanos e investigar los actos que los violentan, vulneran o restrinjan, como lo marca el artículo primero constitucional. Desde la experiencia en el Senado de la República, la armonización legislativa con perspectiva de género, es una estrategia fundamental para lograr el reconocimiento de los objetivos de la igualdad y las implicaciones para el desarrollo del país y, por su supuesto, para mi Estado. Por lo que el estado debe enfocar todos sus esfuerzos en fortalecer la estrategia de transversalización de la perspectiva de género, en primer lugar, desde el conocimiento pleno de los conceptos ya establecidos en nuestra legislación, pero sobre todo, comprender sus alcances y sus resultados. 41


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Eliminar el uso indistinto de “equidad” e “igualdad” sugiere la necesidad de solventar mayores estrategias de sensibilización y capacitación del personal en los ámbitos federal, estatal y municipal, inclusive, llegar a los órganos legislativos y jurisdiccionales. A su vez, continuar fortaleciendo el cumplimiento de las Observaciones Finales del Comité de la CEDAW a México de 2012, por las que se emitieron diversas recomendaciones para la incorporación de la perspectiva de género, y las acciones afirmativas para el adelanto de las mujeres en el ámbito legislativo, administrativo y jurisdiccional. Como se observa, los retos son muchos, pero con la plena participación del gobierno y la sociedad civil, se vislumbra un futuro más que prometedor, uno en que la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres sea una realidad. Referencias. Estados Unidos Mexicanos. 

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación.

Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Ley General de Salud.

Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres.

Estado de México. 

Constitución Política del Estado Libre y Soberano de México.

Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Ley de Igualdad de Trato y Oportunidades entre Mujeres y Hombres.

Instancias Internacionales. 

Organización de Estados Americanos, Convención Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, 1994.

Organización de las Naciones Unidas, Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Observaciones Finales México, 2006.

Organización de las Naciones Unidas, Comité para la Eliminación de la

para

Prevenir,


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Discriminación contra la Mujer, Proyecto de Recomendación General Número 28, 2010. Organización de las Naciones Unidas, Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer y Plataforma de Acción de Beijing, 1995.

Organización de las Naciones Unidas, ECOSOC, Conclusiones convenidas, E/1997/L.30, 14 de julio de 1997.

Organización de las Naciones Unidas, Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer a México, 2012.

Bibliografía. 

RANNAURO Melgarejo, Elizardo, “Guía para la Armonización Legislativa con Perspectiva de Género al Derecho Interno del Estado de México”, Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social, México, 2010.

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“El Ganador”/Autor: Marion Gisela Long Pooch

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SOMOS UNA REALIDAD HAGAMOS POSIBLE LA EQUIDAD EN MÉXICO Ana Gabriela Guevara Espinoza1 Durante 2015 las mujeres mexicanas nos enfrentaremos ante la oportunidad de cambiar la historia política de nuestro país, ya que en 17 entidades federativas se celebrarán procesos electorales que habrán de regularse con las nuevas disposiciones legales, aprobadas en mayo pasado. El papel de la participación femenina durante las próximas elecciones estatales, será trascendental en el avance hacia la equidad política en México, ya que la Reforma Política obliga a que en el 50 por ciento de las candidaturas, se contemple a personas del sexo femenino. Suena bien y se dice fácil; pero la realidad es que nos enfrentaremos a una oportunidad en la que solo saldremos victoriosas si comenzamos a cambiar, en nosotras mismas y sin trasladarnos a extremos feministas, esa mentalidad que durante años hemos tenido adiestrada para estar al servicio de los hombres. De nada sirve instrumentar políticas que favorezcan el empoderamiento femenino si no comenzamos a trabajar para el bienestar de la mujer desde nuestra perspectiva de género y anteponiendo los intereses que propiciarán que la equidad política sea una realidad en México. La mujer mexicana tiene que aprender a trabajar por la mujer mexicana. Se aproxima la celebración de un proceso electoral que será histórico para México y nos encontramos ante la oportunidad de demostrar que hemos comprendido la esencia de la igualdad de género, en un sentido superior a las ideologías partidarias y sin perder nuestra esencia femenina. Ejemplo a seguir. Como integrante de Women in Parlaments, la fundación internacional que agrupa a legisladoras de diferentes países del mundo, he tenido la oportunidad de conocer experiencias que han permitido a muchas mujeres capaces, ocupar espacios políticos o empresariales, en los que históricamente se han desempeñado solo hombres. Tal es el caso de Islandia, una nación que va a la vanguardia en materia de igualdad de género y que fue el primer país en el mundo en elegir, de manera democrática, a una mujer como Jefa de Estado, Vigdis Finnbogatóttir, quien concluyó su primer periodo en 1996, luego de haber sido reelegida en tres Senadora de la LXII Legislatura de la República, Campeona Mundial de Atletismo en París 2003 y Medallista Olímpica en Atenas 2004. 1

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ocasiones. El caso de Islandia es digno de compartir, ya que nos muestra cómo, durante los últimos 10 años, sus legisladores se han abocado a hacer leyes que garanticen la equidad, tanto en el ámbito político como empresarial. Un país en donde la desigualdad de género no existe y el empoderamiento político de la mujer es una realidad. Pero ¿Cuál es la clave de este logro? En Islandia, desde 1850 las mujeres tienen derecho a recibir el 50% de la herencia de sus padres. Las mujeres islandesas tienen derecho a votar desde 1915 y a ocupar cargos de elección desde 1908. Desde 1975 Islandia cuenta con una Ley de Derechos Maternales, Ley sobre el Aborto y una Ley de Salud Reproductiva y Materna. El avance en las políticas públicas con un enfoque de equidad en Islandia, han sido inspiración de muchos movimientos feministas en todo el mundo, los cuales buscan sensibilizar a las masas respecto a la instrumentación de acciones que habrán de garantizar una real igualdad de género. Durante el 2013, 42% de las candidaturas de este país fueron representadas por mujeres y, actualmente, 25 de los 63 escaños del Parlamento de Islandia están ocupados por mujeres. Este país europeo cuenta con una Ley que obliga a las empresas a contar con mínimo el 40% de mujeres en sus consejos de administración. Al ser las mujeres importantes protagonistas en el desarrollo de las políticas públicas de Islandia, en 2010 se logró una prohibición total de la existencia de los clubes para caballeros (striptease), con lo que la compra-venta de servicios sexuales se convirtió en un delito y, aunado a este importante logro, fue necesaria la aprobación de un plan que permitiera la implementación de presupuestos de género que desalentaran el aprovechamiento de la desnudez como modo de vida para muchas mujeres. Visto desde esa perspectiva, sabemos que en México aun falta mucho por hacer. Participación femenina efectiva. La realidad de la igualdad de género en México, es que falta mucho por hacer. Recuerdo durante mi infancia cómo mi abuelita se oponía rotundamente a que yo practicara actividades deportivas, afortunadamente mis padres hicieron caso omiso a las recomendaciones de mi abuela y por el contrario, siempre me alentaron a luchar por alcanzar mis ideales. Haciendo un análisis en retrospectiva y, a manera de ejemplo, mi vida es la


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prueba fehaciente de que cuando una mujer es impulsada desde el seno familiar, es capaz de romper paradigmas y demostrar que, muchas de las actividades que se cree son exclusivas del hombre, las podemos desempeñar con la misma perseverancia y éxito que el sexo masculino. A 10 años de distancia no dejo de sentir esa adrenalina que recorrió mis venas al participar en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004; esa ocasión en que México hizo suyo mi triunfo, un sueño que concebí desde niña y que hice realidad pese al escepticismo de mucha gente. ¿Cuál fue el secreto? Nunca escuché a quienes decían que “era imposible que una mujer mexicana ganara en una prueba de atletismo”. ¿Qué pasaría si desde el seno materno se concibe la igualdad?, es decir, qué pasaría si desde la infancia se le enseña a la mujer que tiene derecho de elegir a que juega, como se viste y con quien quiere convivir. Porque limitarla a jugar a la comidita o con las muñecas o vestirla con ropa de tonalidades color pastel e incluso a separarla de los niños por la tosquedad con la que pudieran llegar a jugar. La verdadera equidad exige un cambio de cultura desde el núcleo familiar, un compromiso de los padres para que, con determinación y mucha cooperación, las mujeres mexicanas logremos cambiar los estereotipos impuestos por una sociedad que ha pasado por alto un sinfín de vejaciones a los derechos humanos del sexo femenino. Los hombres, ya sean padres de familia, hijos, hermanos o esposos, deben de estar conscientes de que cualquier tipo de maltrato que se propicie a una mujer, ya sea en el ámbito laboral, político, social o familiar; repercutirá negativamente en cada uno de los miembros de la familia. La igualdad de género no puede catalogarse como un “asunto de mujeres”, es un asunto básico para el desarrollo social. Al hablar de igualdad de género se está hablando de igualdad entre los seres humanos en todas las esferas de la vida. Una vez que se ha entendido esta concepción de la igualdad desde el seno familiar, es importante dotar de las herramientas que nos permitirán garantizar una participación femenina efectiva y, es en este rubro, donde la legislación juega un papel primordial. La tendencia mundial. Históricamente, en todas las naciones del mundo, el papel de la participación femenina ha sido remitido a cuestiones del hogar y la familia; no obstante, desde el surgimiento de la humanidad, la mujer ha demostrado gran capacidad al desempeñar actividades productivas, tareas manuales, retos deportivos y actividades de orden y buena administración; siempre supeditada a la dirección masculina. 49


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No existe ninguna sociedad del mundo en la que ambos sexos dispongan de las mismas oportunidades, ni en las economías más desarrolladas. La discriminación por condición de género propicia que la mujer se subordine a la dirección masculina; un sometimiento con el que se ha erigido un desarrollo social desde la visión del género masculino, lo que ha hecho invisibles los derechos de la mujer y ha alimentado, a lo largo de la historia, luchas que exigen igualdad. Durante las últimas décadas, en los países de Latinoamérica, se han registrado avances sustanciales en materia de equidad de género, lo que ha convertido en política de Estado que uno de los valores fundamentales a garantizar sea la igualdad entre mujeres y hombres. Este principio obliga a las naciones a adoptar medidas contra la discriminación y a favor de la incorporación de programas que generen acciones que favorezcan el desarrollo integral de la mujer. Actualmente el tema de la participación de las mujeres en la vida política y económica de un país, ya no es un tema de discusión. Lo que ahora merece toda nuestra atención es encontrar los mecanismos que permitan hacer de la participación femenina eficaz e influyente, lograrlo es crucial para impulsar el desarrollo humano. Como legisladora continuaré en la lucha para que la equidad de género sea prioridad en la agenda de gobierno y ésta responda a los intereses, necesidades y preocupaciones de nuestro género. Es por esto que hago un exhorto a las legisladoras mexicanas, ya que nosotras debemos ser las principales promotoras de las leyes que aprobamos, pregonando con el ejemplo y elevando la voz en contra de aquellas acciones que vayan en contra del desarrollo humano integral, ya que hablar de igualdad es hablar de respeto a los derechos humanos sin hacer distinción de género. Conozco muchas historias verídicas en las que la mujer ha demostrado su capacidad al ostentar puestos que van desde el Ejecutivo; como al frente de partidos políticos, como legisladoras y conformando organizaciones de la sociedad civil, realizando un trabajo incansable, con gran pasión, entrega y aportando lo mejor a su sociedad. En México, la mujer ha estado representada por hombres, cuando lo equitativo es que seamos las mujeres las promotoras de nuestros propios derechos; esta su representación debilita la democracia e inclina la balanza al género masculino y vicia el desarrollo político, económico y social de un país. La ausencia de representación femenina propicia la desigualdad en la toma de decisiones, en la impartición de justicia y en la gobernabilidad y, esta problemática no es exclusiva de México, ya que se mantiene presente en muchas naciones del mundo.


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El desafío hoy es lograr una presencia superior de mujeres victoriosas, mujeres capaces de enorgullecer a una nación y con pasión que exige el representar una nación, un estado, un municipio, una comunidad. La tendencia mundial es impulsar los cambios constitucionales que permitirán materializar el respeto a los derechos de la mujer y erradicar la violencia de género. México hacia el 2015. Actualmente nuestro Congreso de la Unión está integrado en un 37% por mujeres y, en el Senado de la República somos 33% senadoras, tan solo la tercera parte de los escaños, desde donde incansablemente buscamos acelerar el avance hacia la desigualdad en la participación política de la mujer. Para hacer que la nueva ley no sea “letra muerta” y que la igualdad de la participación de mujeres y hombres en la toma de decisiones de nuestro país, sea una realidad plena, quedó aprobada una ley con principio de paridad electoral. La nueva legislación busca acabar con una discriminación histórica que ha mantenido al margen de la vida pública a la mujer mexicana. Un país, en donde las mujeres somos mayoría y en el cual las políticas públicas tienen una perspectiva masculina. El próximo año, la participación de la mujer jugará un papel trascendental en las elecciones estatales, ya que, por primera vez se empleará el principio de paridad electoral. Estamos frente a la oportunidad de que los partidos políticos cumplan su compromiso de que san para mujeres el 50% de las candidaturas al Congreso de la Unión y los Congresos Estatales. Es por ello lo importante de que entendamos el verdadero concepto de liderazgo femenino; insisto nuevamente en hacer un llamado a la conciencia femenina e invitarlas a trabajar a favor de nosotras mismas. Al incrementar el número de escaños ocupados por mujeres en los congresos federal y locales, podremos trabajar para impulsar políticas públicas que garanticen la participación paritaria de hombres y mujeres en puestos públicos, en puestos de elección popular; una participación que debe ser secuencial y alternada, solo así habremos de garantizar el avance hacia la verdadera equidad de género en México. Al igual que yo hice un sueño realidad en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, muchas mexicanas nos encontramos ante la gran oportunidad de impulsar lo que tanto hemos anhelado; contar con mujeres capaces en puestos de vital importancia para definir el rumbo que queremos que tome México. 51


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A todos nos consta que, cada proceso electoral, son las mujeres la verdaderas promotoras del voto, las que casa por casa buscan incentivar la participación ciudadana de una sociedad que parece indiferente ante el impulso de un verdadero cambio; pero resulta deprimente ver cómo estas mujeres trabajan con especial ahínco, para lograr el triunfo de un hombre en el que han puesto todas sus esperanzas. Cada proceso electoral, son más las mujeres que acuden a las casillas a hacer valer su derecho a sufragar y, parece increíble que en ese loable esfuerzo de verdadera participación ciudadana, canalicen sus simpatías en favor de un representante del sexo masculino, al no haber otra opción. Es el momento de romper paradigmas y creer en nosotras mismas; tenemos que confiar en nuestras capacidades, nuestros valores, simple y sencillamente tenemos que apoyarnos y ayudarnos con esa devoción con la que históricamente hemos contribuido al empoderamiento masculino. 2015 será para México un año en el que habremos de medir nuestro verdadero potencial, la celebración de unas elecciones con una nueva reforma electoral con visión de género, es solo el principio. A nosotras nos toca trabajar para que ese 50% de candidatas logre el triunfo y, así lograr colocar en posiciones estratégicas a quienes habremos de impulsar las nuevas políticas públicas que favorecerán el empoderamiento femenino e invitando a las nuevas generaciones a que tomen parte activa en un desarrollo humano con igualdad. Concibiendo una generación igualitaria. En los países en los que se va a la vanguardia en materia de equidad de género, ha quedado demostrado que el principio de cuotas ha sido determinante para acelerar la participación de la mujer en política. Este hecho repercute de manera significativa y favorable en la vida de las familias de las mujeres que han asumido con éxito los retos de la igualdad. g El anhelo de demostrar que podemos hacer las cosas bien, nos permiten enfocar las políticas de equidad hacia la innovación y contra la corrupción, ya que con esto, pretendemos acentuar una diferencia positiva a favor de los miembros de la comunidad a la que pertenecemos. Tenemos que tener presente que más de la mitad de la población del mundo es femenina y, en países en los que se ha impulsado la participación femenina en posiciones políticas, ha quedado demostrado que se desempeñan con una mayor sensibilidad a las necesidades de los grupos más vulnerables. Según estudios realizados por el Banco Mundial, existen varios factores que limitan la participación femenina en el desarrollo de las naciones, entre los que destaca la falta de oportunidades ante el acaparamiento masculino y la inquebrantable barrera histórica que han creado el sexo masculino para no


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perder el control del poder. Las normas respecto a los roles propios de la mujer, representan otro gran obstáculo para lograr acentuar la participación femenina y, en comunidades en donde históricamente la mujer ha sido marginada de la vida pública, no existen oportunidades para avanzar en el empoderamiento femenino. Ante esta realidad, los partidos políticos representan una buena opción desde donde las mujeres pueden comenzar a incentivar la participación ciudadana con perspectiva de género y con la visión de incursionar en la toma de decisiones. La histórica violación a los derechos humanos, a los derechos civiles y políticos de la mujer, ha puesto al descubierto la carencia de redes que permitan el empoderamiento femenino. Un verdadero trabajo en equipo para construir los cimientos que garanticen a la mujer aumentar su voz pública para la concepción de una nueva generación con perspectiva de género. Es importante comenzar por la creación de espacios en los que las mujeres puedan tener acceso al poder y, para lograr la subsistencia de estos espacios, la creación de redes con objetivos definidos, son clave. Integrar estas redes de participación ciudadana, son una forma organizada para ayudarnos unas a otras, escuchándonos, apoyándonos, fortaleciéndonos y difundiendo ese mensaje femenino a través de las generaciones; solo así lograremos ese empoderamiento tan anhelado. En estas redes, la participación masculina no debe excluirse, ya que al sumarlos estamos contribuyendo al desarrollo humano y creando la verdadera alternancia de género. Una red ciudadana sin equilibrio de género se convierte en lo que exactamente ya no queremos, la falta de igualdad de oportunidades. Este es el reto, hacer que las nuevas generaciones reconozcan las capacidades de hombres y mujeres; dejando en el pasado estereotipos de género que han terminado por propiciar la violación de los derechos humanos. Las redes femeninas han demostrado en varios países del mundo la capacidad femenina de sumar y de representar, en términos de igualdad, la defensa de los derechos humanos, el desarrollo equitativo y proveer a cada individuo lo que en su justa dimensión requiere para disfrutar de una mejor calidad de vida. Basta ya de nosotras mismas ponernos limitaciones, tenemos la capacidad de tener grandes sueños y hacerlos realidad. La mujer tiene que dejar de sentir temor de hacer todo aquello que solo los hombres han hecho, esa es la esencia de la equidad de género; conduzcámonos como seres humanos en igualdad de circunstancias, con las mismas capacidades para aprovechar las mismas 53


Ana Gabriela Guevara Espinoza

oportunidades. Los tratados internacionales obligan a los Jefes de Estado garantizar la participación política de la mujer y, México no es la excepción; por ello tenemos que exigir el cumplimiento de todas aquellas disposiciones con las que se cuenta para posicionar a la mujer mexicana en la vida pública del nuestro país, no solo en política, en los ámbitos laboral, deportivo, religioso, económico, social, etc. Reduciendo la brecha. Un estudio publicado por la Social Wathch en marzo pasado, en el cual se otorga un valor de 100 a los países en el que las y los jóvenes tienen las mismas posibilidades de acceso a la universidad, México obtuvo una calificación de 64, con lo que nuestro país obtuvo la más baja calificación de América Latina y el Caribe, en cuanto a equidad de género de refiere. Esta calificación también coloca a nuestro país muy alejado de los países que encabezan la puntuación a nivel mundial, los líderes en desarrollo equitativo con perspectiva de género: Noruega, Finlandia, Islandia, Suecia, Dinamarca, Nueva Zelanda, España y Mongolia, todos ellos con más de 80 puntos de calificación. Esto nos da una idea de lo mucho que falta por hacer y, aunque se registran importantes avances en la igualdad de derechos en rubros como la salud y la educación, en México aun existe un gran rezago en la repartición de recursos que permiten tener acceso a una vida digna, lo que indudablemente limita el empoderamiento femenino. Estudios realizados en todo el mundo, demuestran que la pobreza y la falta de oportunidades para que la mujer participe en actividades económicas y políticas, son la principal causa de la existencia de la inequidad. En países como el nuestro, en donde la competencia de habilidades corresponde a las capacidades que desarrolla un individuo; la situación se complica para la mujer, ya que se enfrenta a obstáculos que van desde obtener un trabajo bien remunerado o contar con apoyos para la educación. Es inconcebible que la mujer, mal llamado sexo débil, tenga que realizar un esfuerzo adicional para lograr el mismo nivel de vida que obtiene un hombre con un solo trabajo y un solo ingreso; además de que en nuestro país aun sigue vigente la idea de que las tareas del hogar son exclusivas de la mujer. Para reducir esta brecha entre el empoderamiento masculino y femenino, es importante asumir los retos del nuevo milenio y ver que los nichos de oportunidad para la mujer no solo están en acciones políticas. Tenemos que ver a nuestro alrededor y desarrollar nuestras capacidades en otros ámbitos, dejando sembrada la semilla que nos permitirá cosechar en las nuevas


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generaciones un ramillete de mujeres capaces y seguras de conducir el destino de nuestra nación. Nosotras somos el motor que impulsa nuestro desarrollo con perspectiva de género, no tenemos por qué seguir supeditadas a la aprobación masculina ni permanecer en espera a que sean hombres quienes den el visto bueno de nuestros actos. Tenemos que reducir la brecha derribando los límites que nos han impuesto los roles históricos que enterraron nuestros derechos humanos.

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“Te Prohíbo que Salgas con Ellas”/ Autor María del Pilar Hinojosa Córdoba

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LA COMPRENSIÓN DEL TEMA DE LA EQUIDAD DE GÉNERO Luz María Zarza Delgado1 Considero que todavía actualmente, el tema de la equidad de género se ha entendido poco, a pesar de que se intentan y se ejecutan acciones al respecto. Me parece muy importante regresar e insistir en la problemática que da origen a esto, así como tener definido lo que se tiene que hacer al respecto porque, de otro modo, el avance que de por sí es lento, lo será aún más. De esta manera, a fin de dejar claro el escenario de la situación que viven las mujeres, realicé un ejercicio no original, lo escuché en algún curso sobre este tópico, al respecto. Esto, debido a que todavía existen muchos hombres e increíblemente, muchas mujeres, que niegan que se discrimina al género femenino, incluso hay quien de manera absurda habla de que existe ya discriminación de los hombres, y se generalizan o destacan cuestiones excepcionales que mucho contaminan y complican el desarrollo de la equidad de género. Es importante dejar bien claro que el relato, casi anecdótico, que va a leer no es un ideal de sociedad, ni a lo que las mujeres aspiramos. Es solo un juego de presentar las cosas al revés para facilitar la toma de conciencia sobre las estructuras sexistas de nuestra sociedad. Muchas veces, cuando se pone una/o en el lugar de otra/o se facilita reconocer y entender situaciones; de esta manera, se evitan discusiones en pro de convencer sobre realidades para avanzar mejor, en la toma de acciones conjuntas con un mismo fin. Cuando Mamá se despierta, Papá tiene ya mucho tiempo levantado, está arreglado y tiene ya preparado el desayuno para ella y el de las hijas, así como un lunch para todas (el término incluye también a los hijos). Él es el único que sabe cocinar, sus hijas no tienen por qué aprenderlo, para ello van a estar sus hombres cuando se casen, y su único hijo está todavía muy pequeño para ayudarle. Papá aprovecha que mamá está desayunando para meter ropa a la lavadora, recoger todo lo que dejaron tirado su esposa y sus hijas y lavar los trastes que quedaron de la cena, ya no le da tiempo de comer nada porque él también tiene que ir a trabajar y se hace ya tarde, a ver si no le molesta la gastritis que no se explica por qué tiene, seguro es hereditaria, porque su papá y su abuelo también la sufrieron. Mamá se va en el único carro de la familia, pero antes le dice a papá que no se le vaya a ocurrir cortarse el cabello y que se cambie esa corbata que no se le ve bien. 1

Consejera Jurídica del Gobierno del Estado de México.

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Luz María Zarza Delgado

Papá lleva corriendo a las hijas a la escuela y ahí toma el autobús para ir a la oficina. Siempre sufre un poco porque en el transporte no falta una mujer que le pellizca la pompa o se le pega de más. Él tiene la culpa, usa los pantalones demasiado apretados. Además las épocas cambiaron, ya las mujeres no les dan el lugar a los hombres, ni siquiera a los embarazados, los que van cargando a sus bebés o que están ya ancianos, producto de la igualdad que han conseguido después de tantos años de pelearla. A ver si así aprenden que estaban mejor antes. Finalmente papá llega a la oficina. Le llaman la atención por llegar unos minutos tarde, subió las escaleras lo más rápido que pudo, pero los tacones que usa no le permitieron ser más veloz y ahí solo hay escaleras. No entiende porqué se siente cansado si apenas va a empezar a trabajar. Es secretario, a pesar de que estudió una licenciatura, fue el mejor promedio de su generación y sabe inglés, pero tardó mucho tiempo sin trabajo porque es difícil que se contraten hombres, como se embarazan, tienen hijas y labores domésticas, siempre son más un problema que una ayuda. Ya se les ha dejado incursionar a ámbitos que son de mujeres, pero finalmente nunca pueden con los horarios y la carga de trabajo. Ellos quieren acceder a puestos más altos, pero carecen de la experiencia y la capacidad para ello, además son muy emocionales y subjetivos. Es un problema esa tendencia de obligar a las instituciones para que incorporen una cuota de hombres, de dónde los van a sacar si no hay y además lo importante es la capacidad, no que sea hombre o mujer. Papá está muy contento siendo secretario, le pagan menos que a las secretarias, un 30% menos, pero debe de estar agradecido porque tiene trabajo. También se le hace pesado que su jefa lo invite a salir a cada rato y lo chulee delante de todos, él ya le dijo una vez que es casado y que no tiene interés en otra relación, pero ella no hace caso y cada vez que se le acerca le roza el pecho o la pierna. Ni modo, así son las jefas. Cuando te toca uno de los pocos jefes que hay, siempre resultan peores que ellas. Ya las diputadas y senadoras legislaron en favor de los hombres, delitos como el acoso sexual, no hubo diputados que participaran en eso, pero seguro que el problema se resuelve pronto, ya está la ley. Cuando Papá quiere opinar sobre los asuntos que se llevan en la oficina nadie le hace caso, pero cuando hay que pintarla o hay que organizar


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una fiesta se lo encargan a él porque de eso, él sí sabe. A pesar de todo, Papá saca muy bien su trabajo. Se apura porque tiene que revisar también los libros de sus hijas que están en exámenes. Del de Historia hace un resumen con el nombre de todas las heroínas que lograron la independencia y la consolidación de nuestro país, casi no participaron hombres, los pocos que aparecen fueron esposos de las heroínas que hicieron lo que ellas les pidieron, como llevar mensajes o esconder a las mujeres que de verdad se arriesgaban. Del de Biología saca una copia del aparato digestivo de la mujer, el cuerpo que se utiliza para estudiar anatomía siempre es el de ella. En español, los plurales son femeninos, ahí están incluidos los hombres y los niños. El Día de la Niña hace referencia a los niños, no sé de dónde creen que no es así. Gramaticalmente es lo correcto. Cuántos logros de científicas y filósofas, sin duda todas brillantes. Casi no hay hombres, es que son áreas que a ellos no les interesan. Antes de salir, le da tiempo de darle una hojeada al periódico de su jefa, cuántos masculinicidios!! Seguro que están exagerando las cifras, ellos tienen la culpa, se visten de manera provocativa, salen de noche y hacen enojar a las mujeres porque se empeñan en trabajar o estudiar. Además, nunca se sabe si desaparecieron o se fueron con la novia. Está llena la prensa de anuncios de productos de todo tipo en los que sin justificación alguna se utilizan imágenes de hombres casi sin ropa. Cómo han aumentado los anuncios clasificados de chicos estudiantes que se dedican a la pornografía y a la prostitución. Ni modo, cada quien decide qué hacer, hay libertad de trabajo. Aunque cada vez hay más niños y jovencitos secuestrados para estos fines y se sabe que con esta actividad no son ellos los que se enriquecen, sino una mafia de mujeres. A Papá le llama la atención una noticia, más años de cárcel a los hombres que utilicen ciertos anticonceptivos, que intenten inseminaciones artificiales y que aborten. Ellos no pueden decidir sobre su cuerpo, qué lástima que no fueron mujeres. De esta manera, Diosa no los va a castigar y las sacerdotisas, pastoras y representantes de las diferentes iglesias van a estar más tranquilas. Papá tiene que salir corriendo a la misma hora que las mujeres, ellas se organizan para ir a comer juntas y a echarse unos tragos a un bar. Él tiene que ir a recoger a las hijas a la escuela, darles de comer y hacer 61


Luz María Zarza Delgado

tareas con ellas. En lo que hace eso, prepara la comida del otro día y revisa los papeles que se trajo de la oficina y que le encargó su jefa. Ojalá su esposa no llegue muy tarde y menos tomada porque luego se pone muy grosera. Como siempre, es el último en acostarse, nadie se da cuenta, a veces ni él, no entiende porqué se siente cansado y triste si en realidad, es un hombre muy afortunado. Generalmente, después de escuchar el ejercicio anterior, se dan unos minutos para reflexionar, sobre todo para contactar el sentimiento que genera. Cuando se cuestiona sobre este último, las y los participantes refieren tristeza, enojo, impotencia… algunos caballeros me han sorprendido diciendo incluso, que sintieron vergüenza. El ejercicio resulta bastante efectivo porque cuando se ve de esta manera una realidad que todavía es en gran porcentaje, habrá excepciones o se habrán logrado algunas situaciones de pareja distintas, se deja de negar, pudiendo pasar entonces a la siguiente etapa que es la de qué hay que hacer ahora. Como se pudo observar y es innegable, lo que impera es una tremenda invisibilidad de la mujer; no se le ve, no se le denomina, no se le considera, no se le escucha. Una de las principales tareas que tenemos las mujeres en esta época es, precisamente, la de hacernos ver. Cada vez estamos más en diferentes espacios, pero nos adaptamos a un mundo masculino en donde hasta nos da pena que nos vean como diferentes con situaciones diversas, entonces optamos por no hacernos notar mucho, adaptarnos a lo que existe y actuar como ellos. En este sentido, la etapa más básica para hacernos ver es el lenguaje. El principio es: “Si no la denominas, no existe.” Es decir, a pesar de que pareciera chistoso y hasta engorroso, la primera tarea consiste en empezar a hacer presente lo femenino, al menos en el lenguaje. Niñas y niños, la o el servidor público, las mujeres y los hombres, etc. Otra opción es utilizar sustantivos neutros; personas en lugar de hombres, por ejemplo. No entiendo por qué las notarias se dicen notarios, la jueza se dice la juez. Los gafetes, los nombramientos o incluso los títulos de muchas profesiones están en masculino, a pesar de que quien los ostenta es una mujer. Ortega y Gasset decía que en esta vida todo es cuestión de atención, es increíble que cuando empiezas a poner atención en la forma en que nos expresamos, en lo que se dice en los comerciales, en los espectaculares y en los discursos en general, las expresiones son totalmente sexistas, existe una grave invisibilidad de la mujer y cuando se refieren a nosotras es posible que sea en términos peyorativos, ubicadas solo en ciertos roles, como objeto o en desventaja con respecto al género masculino. Creo que es importante que evitemos argumentos en contra de lo anterior, tales como que la Academia de la Lengua Española o la gramática señalan que los


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plurales masculinos incluyen a lo femenino y que es incorrecto lo contrario, ya que como iremos viendo, estamos ante una serie de productos diseñados por el hombre para el hombre que requieren de una revisión y un rediseño, ya que las mujeres están más presentes y, obviamente, en otras condiciones. Antes de continuar, quiero señalar que si bien es cierto que todos los seres humanos estamos integrados por una parte femenina y una masculina, y que es sabido que lo femenino está en crisis en ambos géneros, cuando me refiera en este texto a lo femenino, será a las mujeres. Quiero abordar ahora, en términos generales también y solo con el objetivo de dejar plasmado lo que considero son los ámbitos en los que debemos trabajar en pro de la equidad de género, lo relativo al espacio privado y al público. El primero, entendido como lo que tiene que ver con la casa, la familia, los hijos, la cocina y a todo a lo que se desarrolle en ese espacio. El público; el trabajo, la política, la calle, los estudios, etc. En algún momento de la Historia, el espacio privado fue designado a las mujeres y el público a los hombres. Mucho tiempo funcionó así; sin embargo, el fenómeno social es cambiante y la mujer, por diversas razones, no todas personales, porque el contexto social y económico han influido mucho para ello, además del deseo y el ejercicio elemental de libertad, fue incursionando cada vez más al espacio público. En principio, el dejarlas entrar se ha visto como una graciosa concesión, y cada vez “nos dan más oportunidad”, pero el problema no es realmente eso, considero, sino que las mujeres entran a un espacio que fue diseñado por los hombres para los hombres que hasta ahora no ha sido replanteado. De esta manera, los horarios, las prácticas, los espacios físicos y todo, se han conservado como cuando era solo para ellos. Esto pareciera no tener importancia, pero para las mujeres resulta muy desgastante no solo estar y actuar en un escenario que no la contempla, que no la ve y que le exige ir contra su propia naturaleza y situación, sino que además el espacio privado se ha movido poco, y entonces sigue a cargo de ellas también. En diversas ocasiones cuando abordo estos temas, afirmo que esta es una época de mujeres muy cansadas que deben de actuar, como el ejercicio de reflexión lo deja ver, en lo público y en lo privado, en circunstancias muy adversas. ¿Qué implica rediseñar lo público? Revisar las normas, las prácticas, la infraestructura, todo, preguntando siempre ¿quién fue el modelo para esto? ¿fueron consideradas las mujeres?, en principio. Desde el punto de vista de la infraestructura, un ejemplo pueden ser las calles empedradas que reflejan que no se pensó en mujeres que iban a caminar por ahí en tacones, lo mismo en edificios donde hay puras escaleras, o baños donde los cambiadores de pañal solo están en los de las mujeres, lo que refleja estructuras que ignoran las circunstancias de las mujeres o que pretenden mantener ciertos estereotipos, como el que solo las mujeres traen bebés y necesitan cambiarlos. 63


Luz María Zarza Delgado

Una vez me comentó una madre soltera, que todos los papeles de la escuela de su hijo hacen referencia al “padre o tutor”, lo que implicaba confusión para su hijo y una total invisibilidad de las mujeres en su condición. Soy, por ejemplo, una firme convencida de que los horarios laborales deben de ser distintos. Las mujeres con hijos pequeños no pueden tener las mismas jornadas laborales que las mujeres con hijos mayores o sin hijos, o que los hombres. Lo privado, entendido esto como la familia y el cuidado de las y de los hijos, debe de dejar ser un asunto personal de las mujeres para convertirse en un tema prioritario del Estado, de salud pública, entendiendo esta como mejores condiciones físicas y emocionales de la sociedad. Las mujeres con hijos pequeños hacen una labor para toda la colectividad, forman a sus futuros ciudadanos. En el discurso, generalmente, de manera unánime, se coincide en que todos los problemas sociales tienen su origen en la familia, pero no se generan condiciones para mantenerla. En lo personal, no creo en el intercambio de roles para cuidar a una o un bebé, la relación de la madre con el hijo viene del propio embarazo. Esto no significa que el papá no sea importante, lo es y mucho, pero él va construyendo la relación con su hija/o. La estabilidad de una persona depende, fundamentalmente, de la relación que tuvo con su madre durante los primeros años de vida. El Estado debía de haber reconocido ya esto, debiendo generar las condiciones necesarias para fomentar o cuidar este aspecto básico para su desarrollo como sociedad. El hombre y la mujer son diferentes por naturaleza, creo que son complementarios, que deben de tener las mismas oportunidades de desarrollo y las mismas condiciones para ejercer su libertad y sus capacidades, pero su diversidad implica un trato y una regulación jurídica distintos, eso implica que revisemos todas nuestras disposiciones normativas para cambiar las que requieran especificaciones por género. En este sentido, considero que no ha quedado claro lo que es la equidad de género, ya que hay quien piensa que es igualdad de género; es decir, lo mismo para ambos, lo cual es erróneo. Una vez que uno escucha o lee el ejercicio de reflexión del inicio de este texto, queda convencido de que existe discriminación negativa hacia las mujeres. Para explicar esto, siempre uso como ejemplo la relación obrero-patronal, en donde es obvio que no hay igualdad, el trabajador siempre está en desventaja con respecto al patrón. El Derecho (el denominado Derecho Social), a través de una ficción jurídica, que consiste en otorgar más prerrogativas a los trabajadores, logra una igualdad entre ambos. Lo mismo sucede en la equidad de género, al estar en una desventaja histórica la mujer ante el hombre, el Derecho debe de darle mayores beneficios y oportunidades a ellas; cuotas de género, capacitación especial, mayores oportunidades, evaluaciones distintas; es decir, acciones de discriminación positiva, para construir una igualdad, que no existe actualmente, entre ambos. Afortunadamente, las acciones afirmativas a favor de la mujer son temporales, tienen como objetivo el cambio de modelo cultural, cuando esto se logra no hay


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más necesidad de forzar el equilibrio descrito porque se da ya de manera natural. Y entonces sí, que se decida conforme a la capacidad y no al género, que demuestre cada uno las razones por las que ocupan un puesto, que se evalúen y se traten igual a las personas, sin importar si son hombres o mujeres, pero mientras la casi totalidad de manifestaciones culturales sean discriminatorias del género femenino, no son válidas las expresiones de este tipo. Cuando uno se pone los lentes del género, empieza a ver una realidad distinta. Comerciales en los que se exhibe el cuerpo de la mujer, tratándola como objeto. Expresiones peyorativas cuando se refieren a mujeres. Trato distinto de la misma situación si se trata de un hombre o de una mujer. Expresiones e imágenes que pretenden mantener en ciertos roles a las mujeres. Derechos distintos y desfavorables para ellas con respecto a ellos. Las cuotas de género son fundamentales en este proceso, hay quien las considera discriminatorias y en efecto, lo son, pero es discriminación positiva; es decir, la necesaria para equilibrar lo que genera la negativa. La presencia de las mujeres en los niveles de toma de decisiones sigue siendo mínima debido al famoso techo de cristal. Hay quien afirma que existen instituciones integradas por el sesenta o setenta por ciento de mujeres, lo cual es cierto, pero cuando uno pregunta cuántas de ellas se encuentran en los niveles altos, como titulares o en los grupos colegiados de toma de decisiones, generalmente no hay, hay una o una minoría que no impacta en las decisiones. Existen estudios que acreditan que para que las mujeres impacten en el sentido de las decisiones deben, por lo menos, integrar el treinta por ciento de ese grupo. Esto, solo se logra actualmente, a través de las cuotas de género y aun así, como lo hemos visto, se busca cómo no acatarlas porque no existe la conciencia del problema ni de la situación, y mucho menos el convencimiento de que eso debe de cambiar. Una decisión tomada con una sola visión, la femenina o la masculina, va a ser incompleta y pobre porque nosotras vemos lo que ellos no ven, y viceversa. No hay nada como una decisión tomada con ambas perspectivas que permitirán, seguramente, que poco quede sin contemplarse. Existen ya empresas en diversas partes del mundo que, con base en esto, tienen gerente y gerenta, o director y directora, en el mismo nivel, y juntos toman las decisiones importantes. El tema de avanzar en la equidad de género no es algo que implique solo a las mujeres, es una tarea social, de hombres y de mujeres, a fin de contar con mejores niveles económicos, de justicia y de humanidad. Siempre he considerado que una colectividad que tiene al cincuenta por ciento de su población en condiciones de invisibilidad o de discriminación, no puede denominarse legal, justa o humana, y eso no nos conviene a nadie, esta es una tarea de todas y de todos para bien nuestro, del mundo y de las futuras generaciones. Ojalá lo podamos vivir todas y todos como una gran aventura de transformación personal y colectiva, interna y externa, cuyo proceso nos divierta y nos haga más plenas/os y más felices. 65



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“Marie Curie”/Autor: María Magdalena Moreno

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CONSTRUYENDO IGUALDAD EN LA TEORÍA Y EN LA PRAXIS Lorena Cruz Sánchez1 Uno de los principales retos de la democracia mexicana, es lograr la plena vigencia de los derechos humanos, entre ellos el derecho a la justicia que debe ser garantizado a mujeres y hombres por igual. Su procuración y administración son claras expresiones de un Estado de Derecho que establece la libertad, la igualdad y la solidaridad como pilares fundamentales para vivir en democracia. El acceso a la justicia es el medio del que disponen las personas para resolver conflictos y debiera ser, también, una eficaz herramienta para equilibrar las relaciones de poder que vulneran la dignidad de las mujeres o les impiden el ejercicio pleno de sus derechos. Lo primero que tenemos que saber es que una justicia que no mira a las mujeres, las aleja de la igualdad sustantiva. Por esta razón, la perspectiva de género es un elemento indispensable para garantizar una respuesta judicial idónea, inmediata, oportuna e imparcial para las víctimas de delitos de género, especialmente para las más vulnerables y vulneradas en sus derechos. Me refiero específicamente a las indígenas, a las mujeres mayores, a las que viven con alguna discapacidad y a las que habitan en el medio rural. También a aquellas que por su condición de migrantes sufren injusticias, vejaciones y la violación de sus derechos elementales; a quienes viven situaciones económicas desfavorables, por ejemplo las trabajadoras domésticas que laboran sin ninguna prestación social; a las que se encuentran insertas en la informalidad y a las jornaleras agrícolas, que viven condiciones de amplia desventaja en todos los sentidos. Hacerle justicia a las mujeres precisa la coordinación entre los tres poderes y los tres órdenes de gobierno, las organizaciones de la sociedad civil y la academia, pero además la acción oportuna de las servidoras y los servidores públicos comprometidos y dispuestos a dar una respuesta inmediata, con visión de género, para mitigar los efectos de los múltiples tipos de violencia que viven mujeres y niñas. LAS LEYES CUENTAN, PERO NO CAMBIAN INMEDIATAMENTE LA REALIDAD En la raíz de la violencia que enfrentan las mujeres en todos los ámbitos está la desigualdad de género. La asimetría de poder entre los sexos se expresa en la cotidianidad y se traduce en enormes obstáculos que debemos derribar para conseguir que todas las mujeres gocen de su derecho a vivir sin violencia. Ciertamente, hoy tenemos un marco jurídico que garantiza la igualdad entre mujeres y hombres, derivado de la voluntad nacional y de las convenciones e 1Presidenta

del Instituto Nacional de las Mujeres.

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Lorena Cruz Sánchez

instrumentos internacionales a cuyo cumplimiento se ha comprometido el Estado Mexicano. En este contexto, el acceso a la justicia es uno de los aspectos más importantes, destacado tanto en los instrumentos internacionales como en la legislación nacional que protege y garantiza los derechos de las mujeres y las niñas. Contamos con una estructura de protección sólida: la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres(2006) y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007) que marcan un antes y un después para las mujeres en México. Tenemos también leyes para prevenir y erradicar la discriminación y contra la trata de personas. Asimismo, y muy importante, es la tipificación del feminicidio a nivel federal y en las entidades federativas. Particularmente, con la reforma de junio de 2011 al Artículo Primero Constitucional, quienes integramos las instituciones públicas en México ─en el ámbito de nuestras respectivas competencias─ tenemos la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de las mujeres, de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, así como prevenir, atender, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los mismos. En 2013, la política nacional de igualdad recibió el extraordinario apoyo de dos instrumentos centrales: el Plan Nacional de Desarrollo que establece la erradicación de la violencia de género como elemento indispensable para lograr un México en paz, y la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres como horizonte; y el PROIGUALDAD, cuyas metas y líneas de acción incluyen el acceso de las mujeres a una justicia efectiva. De igual manera, el Programa Integral para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres 20132018 que elaboramos junto con la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) contiene todas las acciones necesarias para enfrentar con decisión el flagelo de la violencia de género. Sin embargo, a pesar de tener este sólido marco normativo y jurídico, a pesar de contar con mecanismos institucionales que se perfeccionan día a día, la justicia sigue siendo una aspiración, no una realidad, para millones de mujeres. ¿Por qué? En la respuesta al interrogante se encuentra una multitud de obstáculos para que las mujeres accedan a la justicia, identificados ya por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Entre ellos destacan: irregularidades en el manejo de evidencias; la fabricación de culpables; el retraso o la insuficiencia en las investigaciones; la falta de líneas de investigación que tengan en cuenta el contexto de violencia contra la mujer; la carencia de recursos económicos y humanos para llevar a cabo investigaciones efectivas, y para poder judicializar y sancionar los casos; el incumplimiento de la protección a las mujeres víctimas de violencia contra actos inminentes; la marcada ausencia de instancias de administración de la justicia en zonas rurales, pobres y marginadas; la falta de abogadas y abogados de oficio, de unidades especiales de fiscales y de policía con los conocimientos técnicos requeridos y la sensibilidad necesaria para coadyuvar


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en los procesos de procuración e impartición de justicia, así como la carencia de estadísticas y registros minuciosos sobre incidentes, casos y delitos contra las mujeres y las niñas. MUJERES Y HOMBRES COMPROMETIDOS CAMBIAN LA REALIDAD En el INMUJERES concordamos plenamente en que, mientras persistan estos obstáculos, mientras los sistemas de procuración e impartición de justicia no actúen eficazmente para sancionar la violencia que sufren mujeres y niñas, no tendremos igualdad sustantiva en México. Debemos atender, al mismo tiempo, los distintos factores que integran el complejo tema del acceso a la justicia para ellas. Necesitamos que las medidas de protección, el patrocinio jurídico gratuito y la reparación del daño sean herramientas con las que puedan contar todas aquellas que sean víctimas de violencia. Necesitamos que las mujeres denuncien, y que sus denuncias lleven a un proceso rápido y efectivo para detener la violencia. Es prioritario seguir modificando reglamentos, códigos civiles y penales, así como homologar conceptos, procedimientos y sanciones en el ámbito local y federal, conforme a los tratados y convenciones internacionales y conforme a la normatividad jurídica federal, considerando además a las entidades federativas que más han avanzado. De igual manera, es preciso derogar las disposiciones discriminatorias contra las mujeres, y contar con definiciones coherentes y sanciones ejemplares para los delitos que se cometen contra las mujeres, particularmente los sexuales, las desapariciones forzadas y la trata. Es necesario mejorar la provisión, calidad y cobertura de los servicios para las mujeres que viven o han sufrido violencia, y llevar un registro eficiente y de calidad. Necesitamos una justicia que coadyuve a cambiar el destino de una mujer, de una niña que vive aterrorizada por la violencia, porque una sentencia con enfoque de género no solo impacta a la persona directamente maltratada, sino que sienta precedente para hacer justicia a muchas más mujeres y niñas. Otro pendiente es ampliar la cobertura de los albergues, como parte de las acciones de prevención y atención de la violencia de género en el país. Tenemos que elaborar un Diagnóstico Nacional de Refugios y establecer los lineamientos para regular su creación y su operación; hay que cumplir con lo que en este tema mandata la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. En el ámbito de sus atribuciones, el INMUJERES está colaborando para profesionalizar su funcionamiento y manejo desde la perspectiva de género y de los derechos humanos; contamos con el Modelo de Atención en Refugios para Mujeres Víctimas de Violencia, sus hijas e hijos, desarrollado en el marco del Sistema Nacional para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia. Es fundamental superar las resistencias basadas en estereotipos y creencias 71


Lorena Cruz Sánchez

particulares, presentes en un buen número de operadoras y operadores de justicia. Necesitamos que ellas y ellos conozcan, discutan y manejen adecuadamente la esencia de tratados y convenciones, la precisión de la jurisprudencia nacional e internacional, para que consideren la situación y el contexto que viven las víctimas de delitos de género, así como las implicaciones y consecuencias que conlleva no hacerlo. Todas y todos, agentes del ministerio público, peritos, juezas y jueces, litigantes, los cuerpos policiales y quienes ejercen la medicina legal, el personal de trabajo social, todos sin excepción tienen la obligación de mejorar, revisar y adecuar sus procedimientos utilizando la perspectiva de género en el desempeño de sus labores, para evitar la doble victimización de mujeres, adolescentes y niñas que demandan justicia. Un agente, un investigador sexista, ahonda el daño que provocan los agresores de mujeres. Un perpetrador de violencia que no es puesto bajo control y debidamente sancionado, victimiza a más y más mujeres. Un policía o un fiscal misógino fomenta y potencia la violencia de género. Bien sabemos que, al dictar buenas sentencias, se sientan precedentes que pueden ser utilizados para que cada vez más mujeres accedan a la justicia y obtengan la reparación del daño. Necesitamos operadores de justicia que le pongan el nombre justo a la violencia que viven las mujeres, aplicando las medidas idóneas en el nuevo Sistema Penal Acusatorio. En una breve revisión, este artículo ofrece un reconocimiento a algunas personalidades que están abriendo brecha en el sistema de justicia con perspectiva de género en México. Al recordar aquí sus aportaciones, pretendo ofrecer una fuente de inspiración para muchísimas otras personas vinculadas al sistema de justicia, con la idea de fortalecer su compromiso con las mujeres y las niñas. PROTAGONISTAS DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LA IMPARTICIÓN DE JUSTICIA Olga Sánchez Cordero. Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. “En ocasiones, los estereotipos de género están presentes en quienes juzgamos y ello imposibilita el acceso a la justicia de las mujeres y las revictimiza”2. Estudió derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México y es doctora honoris causa por la Universidad Autónoma de Morelos y por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Madre de tres hijos y abuela de 7 pequeños, afirma que al concluir su responsabilidad en la Suprema Corte de Justicia de la Nación el 30 de noviembre de 2015, tiene planeado dedicarse a escribir. ¿El tema? Una revisión de su vida ligada a los muchos años de trabajo en la Corte, los casos más importantes y las razones que la llevaron a inclinarse por una decisión u otra. http://diariojuridico.com.mx/actualidad/noticias/estereotipos-de-genero-imposibilitan-el-accesoa-la-justicia-de-las-mujeres-y-las-revictimiza-olga-sanchez-cordero.html 2


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Se trata de la primera Notaria Pública en México y la novena mujer en ocupar un sillón del Tribunal Supremo de Justicia. Su voz ha roto tabúes al develar, por ejemplo, la violación sexual entre cónyuges.3 Considerada una de las ministras más incisivas de la Suprema Corte ─“esta posic ión me da la oportunidad de pelear porque lleguen más mujeres, y que las que sean procesadas sean juzgadas con equidad”4─, se ha enfrentado al reto de dar la última palabra en casos delicados y a la vez polémicos, como el aborto y la homosexualidad. En 2009 participó en una importante resolución cuando el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes Fernández y el Procurador General de México, Eduardo Medina Mora Icaza, solicitaron ante la Suprema Corte que las reformas del Código Penal y de la Ley de Salud para el Distrito Federal se declararan inconstitucionales, por considerar que violaban el derecho a la vida del no nacido, así como el derecho a la paternidad. La Corte declaró infundada la acción de inconstitucionalidad, validando la reforma y con ello los derechos reproductivos de millones de mujeres. Se trata de una sentencia histórica y vanguardista del sistema jurídico mexicano en cuanto a reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos; la sentencia se basó en el procedimiento de creación de leyes y facultades de los órganos legislativos, con lo que la Corte decidió que la interrupción del embarazo no es contraria a la Constitución Política Mexicana. Cabe destacar que la sentencia cita la Convención Internacional para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CEDAW), enfatizando la protección de la salud femenina. Sánchez Cordero ha puesto en primer plano la libertad de las mujeres, al afirmar que “ningún derecho es más básico que el derecho a la vida, pero nada es más devastador que la vida sin libertad, y esa es una vida en la que una se ve forzada a una maternidad que no quiere”5. Para el INMUJERES, la Ministra Sánchez Cordero es una fuente permanente de inspiración por su compromiso. Luz Estela Castro Rodríguez. Directora del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres. “En un mundo patriarcal, todavía se necesita hacer doble esfuerzo”6. Nació en Villa Ahumada, Chihuahua; es madre de un hijo y tres hijas, y la primera abogada que litiga bajo el nuevo sistema de juicios orales en materia de http://www.forbes.com.mx/sites/olga-sanchez-cordero-la-justicia-en-defensa-de-la-equidad/ Idem. 5http://sidoc.puntos.org.ni/isis_sidoc/documentos/13196/13196_00.pdf 6http://mexico.cnn.com/nacional/2012/03/07/las-mujeres-tienen-los-rasgos-para-ser-activistasdefensora-de-derechos 3 4

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violencia feminicida. Destaca su trayectoria de más de 15 años como defensora de los derechos humanos. Reconocida internacionalmente por su trabajo en favor de las mujeres en temas como feminicidio y violencia de género, es cofundadora de la Asociación Civil Justicia para Nuestras Hijas, en 2002, y fue abogada coadyuvante en el ampliamente conocido caso de Rubí Marisol Frayre Escobedo7. Castro Rodríguez ha documentado los feminicidios ocurridos en el estado de Chihuahua desde los años 90 del siglo pasado y es representante legal de familias de mujeres desaparecidas y asesinadas en Ciudad Juárez y Chihuahua. En 2005, cofundó el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres en la entidad norteña, para prevenir y documentar agresiones. Hoy también atiende a madres, esposas e hijas de hombres desaparecidos o muertos en la ola de violencia social provocada por el crimen organizado8. En el libro El acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia de género en el sistema penal acusatorio, Lucha Castro señala que los obstáculos para que las mujeres accedan a la justicia no tienen relación con el nuevo sistema de justicia penal, sino con operadoras y operadores jurídicos inmersos en una visión cultural excluyente y discriminatoria, de la que no están exentos los medios de comunicación.9De allí su insistencia en que el funcionariado y los medios se capaciten y difundan información de manera transparente sobre los casos, para que tengan un efecto formativo entre la ciudadanía. Castro Rodríguez formó parte de la lista de cinco personalidades postuladas para el sexto premio anual Front Line 2010, otorgado para honrar el trabajo de quienes, en el marco de riesgo personal, realizan una contundente contribución a la protección de los derechos humanos. La Asociación Pro Derechos Humanos de las Mujeres, de España, le entregó el Premio Internacional del Año 2012. La Rubí Marisol Frayre Escobedo, de 17 años, desapareció en agosto de 2008. Luego de buscarla incesantemente, en enero de 2009 su madre Marisela Escobedo Ortiz presentó una denuncia contra la pareja de Rubí, Sergio Rafael Barraza Bocanegra. Marisela Escobedo se convirtió en una importante activista luego de que, en mayo de 2009, Sergio Rafael Barraza Bocanegra, ya homicida confeso de su hija, fue puesto en libertad por un Tribunal Oral. El 20 de mayo de 2010, por unanimidad, magistrados del Tribunal de Casación (o apelación) declararon a Barraza Bocanegra culpable y ordenaron que se constituyera un Tribunal de Juicio Oral diferente al que el 29 de abril lo había exonerado. Esto dio paso a que, cuatro días después, se le impusiera en ausencia una condena de 50 años de cárcel, reiniciándose la búsqueda del homicida. Para reaprehenderlo se ofreció una recompensa que comenzó con una bolsa de 100 mil pesos y llegó a 5 millones de pesos.Marisela Escobedo Ortiz fue asesinada de un disparo en la cabeza con una pistola nueve milímetros. Sus últimos nueve días de vida, Marisela Escobedo los pasó frente al Palacio de Gobierno en la ciudad de Chihuahua, donde mantenía un plantón para exigir a las autoridades estatales que capturaran a Barraza Bocanegra quien, a la postre, fue abatido por elementos del Ejército Mexicano durante un enfrentamiento con el grupo delictivo denominado Los Zetas. http://www.grupoformula.com.mx/notas.asp?Idn=286184#sthash.ymZi2oca.dpuf 8http://mexico.cnn.com/nacional/2012/03/07/las-mujeres-tienen-los-rasgos-para-ser-activistasdefensora-de-derechos 9 http://www.poderjudicialmichoacan.gob.mx/web/noticias/Ver.aspx?idNota=126 7


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organización consideró que “personifica la lucha de las mujeres y de las organizaciones que las apoyan para que prevalezca su derecho a una vida digna y libre de violencia”. Para el INMUJERES, Lucha Castro es un ejemplo de profesionalismo, perseverancia y valor; gracias a ella, muchas mujeres han accedido a la justicia. Diva Hadamira Gastélum Bajo. Senadora de la República que preside la Comisión de Igualdad de Género. “En México, la mujer está preparada para asumir el poder presidencial” 10. Comenzó su carrera política muy joven, en su Sinaloa natal. Maestra en derecho social y familiar por la Universidad Autónoma de Sinaloa y con licenciatura en derecho por la Universidad de Occidente, fue la primera diputada en el Congreso de Sinaloa, desde donde luchó para lograr la creación del Instituto Sinaloense de las Mujeres, y la aprobación de la primera ley local para sancionar y prevenir la violencia familiar, logros que entonces se suponían imposibles. Diva Gastélum acumula una muy respetable lista de cargos públicos: diputada federal en las Legislaturas LIX y LXI, donde trabajó en la creación de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y en la reforma a la Ley General de Planeación para Desagregados y Etiquetados en Materia de Género; también en la aprobación de la reforma penal más ambiciosa de la historia en materia de género, con 15 nuevas figuras al código penal como el fraude familiar, la tipificación del feminicidio, la trata como delito, la desaparición del término lenocinio, la desaparición del estupro para convertirse en violación equiparada, la reparación del daño y también la discriminación como delito, entre otras. Su compromiso con el avance de las mujeres la llevó a formar parte de las comisiones especiales para dar seguimiento a las investigaciones relacionadas con los feminicidios en el país. La actual senadora preside la Red de Mujeres Parlamentarias de América Latina ante la ONU (segunda mexicana en ocupar este cargo) desde donde, como lo ha hecho a lo largo de su carrera, ha insistido en la urgencia de extender la red de mujeres apoyando a otras mujeres para remontar el machismo y la misoginia, diseñando reformas estructurales que eliminen las brechas de discriminación de género, “porque somos el grupo social más grande y el que sostiene la agenda” de los países en todos los sentidos11. Diva Gastélum es hoy el más valioso bono de género para las mujeres mexicanas por su profundo conocimiento, su justa vehemencia y su transparente compromiso con la igualdad sustantiva y la paridad. 10http://www.imagen.com.mx/en-mexico-la-mujer-esta-preparada-para-asumir-el-poder-

presidencial-diva-gastelum 11 http://www.noroeste.com.mx/publicaciones.php?id=856149&id_seccion=

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Baruch Delgado Carbajal. Presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura del Estado de México. "Cada caso específico se resolverá considerando circunstancias específicas de la mujer y del hombre”12. Nació en Toluca, Estado de México. Maestro en derecho constitucional y amparo por la Universidad Autónoma del Estado de México, tiene licenciatura en derecho por la Universidad del Valle de Toluca. Se ha desempeñado como apoderado legal del Gobierno del Estado de México, magistrado del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial, magistrado por oposición del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, y Presidente de la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia de los Estados Unidos Mexicanos (CONATRIB), entre otros cargos. Delgado Carbajal ratificó su posición de avanzada en un convenio con el Instituto Nacional de las Mujeres para desarrollar actividades tendientes a promover la transversalización e institucionalización de la perspectiva de género y los derechos humanos de las mujeres en los procesos, programas, políticas y acciones de los Tribunales Superiores de Justicia en México, porque –ha dicho– es indispensable “capacitarnos, y capacitar también a nuestros órganos de control interno para que cualquier denuncia de acoso sexual pueda tener seguimiento bajo un protocolo determinado."13 Tales acciones son urgentes a la luz de los resultados del Diagnóstico e Implementación de Acciones Básicas sobre Equidad de Género en la Impartición de Justicia, la Normatividad y la Cultura Organizacional de 15 Tribunales Superiores de Justicia (EPADEQ: 2012), que se llevó a cabo durante su gestión: 66.6% del personal encargado de la impartición de justicia no conoce ningún instrumento internacional de protección de los derechos de las mujeres, aun cuando legalmente los tribunales son los órganos encargados de garantizar la protección efectiva de las mujeres contra todo acto de discriminación. Alarma saber, también, que 37.9% del personal jurisdiccional señaló implícita o explícitamente que no sabe o no conoce las leyes nacionales o artículos constitucionales en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres. Por ello no es casual que, al momento de dictar un acuerdo, proyectar o dictar una sentencia, no se cuente con herramientas suficientes para garantizar justicia plena a las mujeres. Baruch Delgado construyó los cimientos institucionales para que los tribunales superiores de justicia de cada entidad federativa puedan avanzar en un nuevo esquema de justicia con perspectiva de género.

12 13

http://www.oem.com.mx/elsoldetoluca/notas/n2906855.htm http://www.oem.com.mx/elsoldetoluca/notas/n2906855.htm


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Teresa Ulloa Ziáurriz. Directora Regional de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC). "Se tendría que empezar a hablar de la pedagogía de la igualdad desde la perspectiva de género en todas las instituciones que forman parte del proceso de socialización de las niñas y los niños, para construir un mundo sin inferiores ni superiores, donde el poder sea ejercido horizontalmente entre mujeres y hombres”14. Licenciada en derecho y pedagogía, maestra en pedagogía por la Universidad de Londres, Inglaterra; fue la primera abogada en defender los derechos de reproducción y sexualidad femenina ante la justicia mexicana. Lleva 40 años en la lucha contra el tráfico y la violencia que sufren mujeres y niñas, lo que la hizo acreedora al Premio Internacional Gleistman al Activismo Social 2011 que otorga la Universidad de Harvard. En México, ha fundado las organizaciones civiles Compañeras y Defensoras Populares, que litigan casos de abuso sexual y representan a mujeres acusadas de crímenes que no cometieron. Su trabajo en la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe–que tiene redes en 19 países de la región– ha permitido rescatar con vida a víctimas de explotación sexual y trata de personas. El registro conocido como Alerta Roja fue creado por Teresa Ulloa con la colaboración de procuradurías de justicia, secretarías de seguridad pública y otras dependencias gubernamentales, y permite difundir imágenes e información disponible para ayudar a la localización de mujeres, niñas y niños desaparecidos. Entre sus aportes destaca también el “programa para reducir la demanda de sexo comercial dirigido a hombres jóvenes, que promueve una concepción alternativa de la sexualidad masculina, basada en la igualdad de género”. La especialista ha posicionado con claridad que el delito de trata es fomentado por sociedades machistas que consideran a las mujeres, niñas y niños como objetos sexuales que pueden comprarse; para erradicar este problema, es necesario trabajar intensamente con los varones para que no compren sexo, porque “sin demanda no hay oferta”. Su proyecto ha sido replicado en nueve países de Centro y Sudamérica. Teresa Ulloa es para el INMUJERES un ícono ciudadano de amplio espectro por su encomiable defensa de los derechos humanos y su incansable combate a la violencia de género.

http://mujeresporlademocracia.blogspot.mx/2009/03/prostitucion-obstaculo-para-unavida.html 14

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Mónica Maccise Duayhe. Titular de la Unidad de Igualdad de Género de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. “Es importante que quienes juzgan comprendan el gran potencial que tienen de cambiar la vida de las personas”15. Licenciada en ciencia política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y maestra en sociología política por el Instituto de Investigación Dr. José María Luis Mora, Maccise Duayhese ha desempeñado profesionalmente en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México y en organizaciones de la sociedad civil vinculadas a la defensa de los derechos humanos. Desde 2008 labora en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Entre las tesis que defiende, destaca que “debemos asegurar que todos los órganos jurisdiccionales, ministeriales y policiales actúen con la debida diligencia, que todas y todos los servidores públicos hagan de la igualdad no una frase sino una forma de vida. El acceso a la justicia para las mujeres se ha visto obstaculizado por distintos factores: costos económicos, falta de información, corrupción, formalismo excesivo y demoras en los procesos; también por el temor y la desconfianza hacia los sistemas, así como por causas geográficas. Es importante que, quienes juzgan, estén libres de estereotipos de género al juzgar”16. Para ella, tomar en cuenta la perspectiva de género “significa considerar la situación particular de las mujeres, la discriminación estructural que han padecido, la situación social en la que se desenvuelven y tomar en cuenta los impactos diferenciados que tiene una sentencia en hombres y en mujeres”17. El programa que coordina Mónica Maccise en el Poder Judicial de la Federación proporciona herramientas jurídicas al personal jurisdiccional para juzgar con visión de género y con base en estándares internacionales de derechos humanos. Al mismo tiempo, busca generar ambientes laborales libres de violencia y discriminación mediante el impulso de políticas institucionales para la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Su labor cultural de acercamiento y sensibilización sobre la igualdad y la no discriminación por género en el acceso a la justicia es un esfuerzo encomiable y digno de ser replicado, pues utiliza un lenguaje ciudadano comprensible y fresco que permite la comprensión de la complejidad jurídica para un amplio público. Para el INMUJERES, Mónica Maccise es un puente indispensable para la comprensión de los complejos entramados jurídicos desde la perspectiva de género. 15 16 17

http://www.stjsonora.gob.mx/Sintesis%20diaria/Sintesis%20130314.pdf http://foros.eluniversal.com.mx/entrevistas/detalles/19717.html Ídem.


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Los aportes de todas estas personalidades corroboran que en México tenemos excelente capital humano, pero falta recorrer un largo camino para cambiar las visiones sexistas y discriminatorias que prevalecen no solo en la sociedad sino entre las y los servidores públicos que están obligados a respetar y a hacer respetar los derechos humanos de las mujeres. Urge un cambio cultural de fondo para hacer realidad los derechos de las mujeres a no ser discriminadas, al trabajo digno y remunerado, a los recursos productivos y a los créditos; a la salud integral, a la educación, a la cultura, a la alimentación y a la vivienda. México cuenta con leyes de avanzada contra la violencia de género y protocolos para el sistema de justicia. Deconstruir la impartición de justicia androcéntrica y construir un nuevo paradigma basado en los derechos humanos, en el apego a la ley con perspectiva de género, necesita el compromiso y la congruencia de funcionarias y funcionarios públicos, del cuerpo legislativo y de quienes ejercen la abogacía. El cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres depende crucialmente de una aplicación eficaz de las leyes. Es urgente que establezcamos remedios legales fiables para las mujeres cuando la policía y los fiscales les niegan una respuesta efectiva; tenemos que crear mecanismos que exijan cuentas a las y los funcionarios públicos cada vez que se rehúsen a actuar. En la larga cadena de la justicia, todos los eslabones son importantes: desde el agente que responde a una llamada de auxilio hasta el fiscal del tribunal, todos deben ser proactivos para erradicar la violencia de género. Lograr la igualdad sustantiva hoy es un mandato a nivel nacional que estableció el Presidente Enrique Peña Nieto al incluir la perspectiva de género como estrategia transversal en el Plan Nacional de Desarrollo. Para materializarlo, contamos con la importante guía del Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres 2013-2018, de observancia obligatoria y en el que participan todos los sectores de la administración pública federal, que se refuerza con el Programa Integral para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. Estamos conscientes de que los cambios no ocurren por decreto, sino por la acción decidida de mujeres y hombres comprometidos con la igualdad. La justicia denegada refuerza la opresión de todas las mujeres. Definitivamente, con los lentes del género se ve otra justicia, como asegura la connotada abogada feminista Alda Facio18. Repensar el derecho desde una perspectiva de género es una tarea indispensable para lograr la igualdad sustantiva, un compromiso personal y del A las y los lectores interesados en profundizar sobre la importancia de la perspectiva de género para construir un paradigma de justicia que considere a mujeres y hombres, este texto proporciona elementos claves: http://www.amij.org.mx/site/asambleas/4/antecedentes/mesa%20no%20descriminacion/OtroDer echoAldaFacio.pdf 18

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Instituto Nacional de las Mujeres que me honro en presidir. Bibliografía. 

Constitucionalidad de la Ley sobre aborto en la ciudad de México. Colección Temas para el Debate. Suprema Corte de Justicia de la Nación, Sentencia definitiva acerca de la Acción de Inconstitucionalidad 146/2007 y su acumulada 147/2007. Disponible en: http://informa.scjn.gob.mx/sentencia.html>

Páginas WEB. 

http://www.articulacionfeminista.org/a2/index.cfm?fuseaction=FILTRAR& aplicacion=app003&cnl=3&opc=4&fltrselect0008=44&fltrselect0006=7

http://www.onmpri.org.mx/PorEllas/NuestraPresidenta.aspx

http://sitl.diputados.gob.mx/LXI_leg/iniciativas_por_pernplxi.php?iddipt= 242&pert=7


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“Voto por la Igualdad”/Autor: Reyes Rayón Miranda

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CIUDADANAS: LAS VERDADERAS PROTAGONISTAS María del Carmen Alanís Figueroa1 Este artículo pretende ofrecer una contribución al debate sobre aquellas mujeres que más han influido en la inclusión de la perspectiva de género. No se centra en los aportes de mujeres específicas, a pesar de que existen académicas, congresistas y juristas destacadas que merecerían muchas líneas de análisis. Por el contrario, este texto pretende centrar la atención de las y los lectores en las ciudadanas, que – en su lucha por participar de la cuestión pública – han abierto brechas. Al hacerlo, han obligado a la reflexión y han provocado cambios institucionales importantes. La era de la paridad que está por comenzar es, en ese sentido, un peldaño más de aquel continuo que iniciaron las sufragistas en la primera mitad del siglo pasado, pero al que le han seguido batallas en las urnas, los partidos y los congresos. I.

LAS SUFRAGUISTAS: DE LA ACCIÓN AL DESENCANTO.

Hasta hace apenas medio siglo subsistían dudas en cuanto a si los derechos político–electorales podrían ser ubicados como derechos fundamentales. La herencia liberal del siglo XIX había dejado secuelas que privilegiaban a los derechos a la propiedad o a la libre expresión de ideas, por encima de la libertad a participar en los asuntos públicos del país. No obstante, el boom de generación de instrumentos internacionales posteriores a la segunda posguerra y la doctrina moderna dejaron claro que los derechos político–electorales tienen esa naturaleza fundamental. Se trata de la potestad ciudadana de participar en la construcción de sus gobiernos y en el destino de sus pueblos. Los derechos políticos son fundamentales para la convivencia social; son objeto de tratados y convenciones internacionales; y son precisamente los más efectivos para regular la interacción de los fuertes con los débiles, y una condición necesaria para la igualdad. De ahí la importancia de la lucha de las sufragistas que consiguieron el reconocimiento del derecho al voto de las mujeres en México en 1953. Si bien tarde, comenzó ahí una era de renovada participación en los asuntos públicos del país por parte de las mujeres. Pero fue después de publicada la reforma y una vez constatado que las mujeres estaban acudiendo a votar, que vino el desencanto. La victoria sufragista no había sido el final, sino apenas el principio de una lucha que continuaría por muchas décadas más. El razonamiento de la época había partido de un supuesto Magistrada de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Es Doctora en Derecho por la UNAM. 1

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erróneo. Se creía que el voto femenino implicaría automáticamente un incremento significativo en la cantidad de mujeres electas, lo que a su vez se traduciría en una nueva direccionalidad de las políticas y los servicios públicos. La historia mexicana y la de todos los países que transitaron por esa ruta probaron lo equivocado del supuesto, pues había barreras operando. Sobre la posibilidad de las mujeres para participar en política, influyen estereotipos de género y otras restricciones heredadas de la cultura patriarcal, lo que les impone límites que muy difícilmente se pueden superar. El voto femenino no es suficiente. Se requiere de la acción del Estado. II.

LAS MUJERES VOTANTES.

% Votos emitidos por mujeres

Desde 1953 las mujeres en México tienen el derecho a participar en las elecciones del país. Al día de hoy, las mujeres han votado ya en 20 elecciones federales y emitido, según una estimación conservadora, unos 380 millones de votos. Hoy las mujeres representan 41.6 millones de las inscritas en el listado nominal, lo que representa un 51.91% del total2.

Voto femenino como proporción del total de votos emitidos 60 55

53.8

55.7

56.1

2009

2012

50 45 40 2003

Lo que no se explica tan fácilmente es que los votos siempre provengan en mayor proporción de mujeres. En las tres elecciones de las que se tienen datos, las mujeres fueron las que más votos aportaron al total. La expectativa era que votaran en proporción similar a su peso en el listado nominal (51.84%), pero en tres observaciones seguidas lo superaron. De hecho, pasó de representar el 53.8% de los sufragios en 2003 a representar el 56.1% en 20123. Las mujeres no solo son más, sino que tienen una mayor propensión a votar que los varones. Datos obtenidos al 2 de marzo de 2014, el listado nominal tiene 80, 256,024 personas. De ese total, 41, 664,115 (51.91%) son mujeres. 3 FUENTE: Elaboración propia, con datos de los estudios muestrales del IFE sobre las elecciones 2003 y 2009, así como con datos del estudio censal del propio Instituto sobre las elecciones 2012. 2


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En la pasada elección federal, 66 de cada 100 mujeres votaron. 58 de cada 100 hombres sufragaron. Tendencias similares se están registrando en otros lugares del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, en elecciones presidenciales la tasa de participación electoral femenina ha superado a la masculina desde 1980 (tres décadas y media). No obstante, en el caso mexicano, es necesario estudiar el contexto en el que se emite el sufragio. Es posible advertir indicativos de presión. Muchas mujeres pudieran estar ejerciendo su voto sin gozar de plena libertad. Según datos de la Encuesta Nacional de Discriminación 2010, el 18% de las mujeres debe avisar por quién va a votar y el 7.7% debe pedir permiso para escoger. III.

CARRERAS PARTIDISTAS.

Pero en países que, como México, tienen sistemas de partidos desarrollados, la vida política no se da exclusivamente en las urnas. Es en los institutos políticos donde se construyen los liderazgos que podrían lograr que las mujeres influyan en la elaboración de políticas públicas. De hecho, cuando menos mujeres lograran construir serían innecesarias. Pero techos de cristal, lo que militantes.

en teoría, si al interior de los partidos políticos las carreras en forma equitativa, las acciones afirmativas muchas organizaciones siguen encerradas en sus les impide desplegar el potencial político de sus

Para romper esos techos, existen mejores prácticas en el mundo orientadas a la sensibilización o la recaudación de fondos. A ese panorama, América Latina aporta otro instrumento más: la obligatoriedad de Ley de destinar fondos públicos a promover el liderazgo de mujeres dentro de los partidos. El COFIPE obligaba a los partidos a destinar hasta el 2 por ciento de su financiamiento público al liderazgo de mujeres. Así lo hacen también Costa Rica, Brasil y Panamá. Un análisis del Consejo Ciudadano para la Promoción y Defensa de los Derechos Políticos de la Mujeres sobre cómo gastaron y comprobaron los partidos políticos su presupuesto, arrojó que en 2009, los partidos reportaron en este concepto desde gastos administrativos, nomina, artículos de limpieza, hasta impresos alusivos al día de la mujer.4 Al año siguiente, un partido presentó al IFE su informe anual de gastos del 2009. El instituto le impuso multas por haber intentado justificar el ejercicio de ese recurso con el pago de nómina de las secretarias, entre otros aspectos. “Género y Fiscalización”. Presentado por Natividad Cárdenas Morales, Presidenta del Consejo Ciudadano para la Promoción y Defensa de los Derechos Políticos de las Mujeres, presentado en el Foro Justicia Electoral y Equidad de Género, organizado por el TEPJF, el INMUJERES y el COLMEX 8 y 9 de marzo, México DF. 4

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María del Carmen Alanís Figueroa

El Tribunal desestimó ese argumento, pues las actividades de estas secretarias no estaban directamente vinculadas a programas o acciones tendentes a fortalecer los rubros de capacitación, promoción y desarrollo político de las mujeres. En consecuencia, solo los gastos que directamente impacten la capacitación y formación de liderazgos de mujeres pueden justificar el gasto etiquetado en ese rubro. Derivado de esa sentencia del Tribunal, el IFE se aprestó a realizar reuniones con los partidos políticos para definir con precisión cómo se puede ejercer el 2% de financiamiento e introdujo modificaciones al Reglamento de Fiscalización. De ahí la importancia de que en la nueva Ley General de Partidos Políticos, el gasto destinado al desarrollo del liderazgo político de las mujeres se haya incrementado en un 50%, para llegar a tres puntos porcentuales del financiamiento público ordinario. Incluyó ahora – a nivel de la ley – un catálogo de actividades que en las que se puede aplicar el 3% para el liderazgo femenino.5 IV.

MUJERES CANDIDATAS.

Pero el ámbito principal donde las mujeres podrían ejercer su liderazgo e influir en la toma de decisiones es en los órganos de representación popular. A través de los cargos electivos, las y los ciudadanos pueden desmitificar esas distorsionadas nociones que consideran que el liderazgo político es asunto de varones. Por eso es que muchos países del mundo han implantado cuotas de género y otras acciones afirmativas, a efecto de garantizar mayor representación de mujeres en los congresos y otros ámbitos. Desde la primera aparición de las cuotas en Argentina en 1991, los países las han ido adoptando, de manera que en la actualidad, más del 40% de las naciones del mundo las utilizan. En México, las cuotas obligatorias se instauraron en 2002. Treinta por ciento para el registro de candidatos en ambas cámaras. A su vez, se exigió que las listas de representación proporcional se integraran por segmentos de tres y en cada una haya una candidatura de sexo distinto. Con esa cuota, se alcanzaban apenas tasas de representación cercanas al 20% en ambas cámaras. Es decir, las cuotas tenían un desempeño bajísimo en ambos principios de elección. La cuota se incrementó al 40% con la reforma electoral de 2007–2008. En 2009, primer año en que se puso en marcha la nueva disposición, bajo el principio de representación proporcional, las mujeres alcanzaron el 49% de las diputaciones de representación y 31% de mayoría. Ello puso en evidencia la importancia de la justicia electoral. En aquel año, una 5Artículo

73 de la Ley General de Partidos Políticos.


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candidata había demandado la manera en que su partido entendía la alternancia de sexos en las listas de candidaturas, pues colocaba a varones al principio de cada segmento y a mujeres al final. El Tribunal interpretó que la ordenación de las candidaturas en razón del género debe ser repetida y sucesiva. Es decir, mediante la colocación intercalada de las candidaturas de sexo distinto, individualmente consideradas (hombre-mujer-hombre-mujer). Fue hasta la elección de 2012 que se corrigió el desempeño de la cuota bajo el principio de mayoría relativa. El COFIPE era una ley sui generis en el mundo, toda vez que después de establecer una cuota, fijaba como excepción aquellos procesos donde las candidaturas surgieran en forma democrática. En 2012 diez candidatas controvirtieron los “criterios aplicables para el registro de candidaturas” emitidos por el IFE. Argumentaban que el IFE dio una definición de “proceso democrático” no prevista en el COFIPE y que al precisarse que en la designación de candidatos a diputados o senadores, deberá procurarse que “la fórmula completa se integre por candidatos de un mismo género”, se limita la posibilidad de que las mujeres puedan ser consideradas como candidatas suplentes de hombres. El Tribunal resolvió requerir: en el caso de candidaturas de mayoría relativa, mínimo 120 candidaturas propietarias para cada sexo (40% de 300) y 26 candidatas propietarias a senadoras (40% de 64).Además, en cuanto a las suplencias, se especificó que las candidaturas propietarias de mujeres debían recaer en otra mujer. En el caso de los propietarios hombres sus suplentes sí podrían ser mujeres. El mayor logro de esta conquista de derecho se presentó en la reforma electoral de 2014, ya que en ella se consagró la paridad de género en las candidaturas. Mejor todavía, esta disposición se extendió también – constitucionalmente – para las candidaturas de congresistas locales. En algunos estados, el principio igualitario contenido en la Constitución se reflejó en cuotas para sus ayuntamientos, con lo cual existen condiciones para salir de ese 7% de representación de mujeres en Presidencias Municipales en el que han estado sumidos por algunos años. Sin embargo, en el modelo legal que se construyó a nivel federal, pueden detectarse cuestiones que podrían perjudicar el anhelo paritario. Ejemplo de ello es el caso del Senado. Los partidos deben integrar 32 listas de mayoría relativa y no existe, precepto alguno que impida que las 32 listas inicien con una fórmula de varones y terminen con una fórmula de mujeres. Si eso ocurre en un número importante de partidos, los partidos que ganen los estados contribuirán al Senado con una representación paritaria, pero los que pierdan aportarán simplemente fórmulas de varones, lo cual podría afectar el anhelo igualitario buscado en la representación. 87


María del Carmen Alanís Figueroa

LAS PROTAGONISTAS: MUJERES EN DEFENSA DE SUS DERECHOS Este artículo demuestra la importancia de que las mujeres hayan defendido sus derechos. Las sufragistas, las votantes, las militantes, las candidatas y hasta las congresistas – todas – han sido más efectivas en la transformación de paradigmas, cuando han defendido sus propios derechos político – electorales. De ahí, la importancia de la justicia electoral que tiene el potencial de restituir derechos a quienes les hayan sido violados. Es un eficaz catalizador de capacidades ciudadanas y por tanto, un reparador de relaciones sociales. Pero ese potencial de la impartición de justicia suele ser desaprovechado, ya sea por la estrechez en el acceso a la justicia o por la incapacidad de los órganos juzgadores para analizar los casos desde una visión de género. Como lo han hecho muchos poderes judiciales en el mundo, el de México ha iniciado desde 2007 un proceso transformador para cambiar ese estado, proponiéndose ser un aliado de las mujeres y los hombres en la construcción de relaciones igualitarias. Ese proceso ha sido el complemento ideal de más y más mujeres que se están decidiendo a solicitar el amparo de la justicia cuando consideran sus derechos violados. Como lo han hecho las mujeres de las que ha dado cuenta este ensayo, al hacerlo, han logrado ensanchar derechos no solo para ellas, sino para muchas otras que aun no se deciden a participar en política. Es un buen signo que casi la mitad de los asuntos ciudadanos que recibe el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sean promovidos por mujeres. Sean esas mujeres un incentivo para que otras se decidan a promover recursos cuando consideren que no están logrando participar en forma igualitaria en los asuntos públicos del país. Bibliografía. 

ALANIS, María del Carmen 2011, “Votar y Juzgar con Perspectiva de Género”, en Revista Quid Iuris, Número 14.

AQUINO de Souza, Cristiane. 2010. “La legitimidad de la democracia y la política de la presencia”. Doxa: Cuadernos de Filosofía del Derecho 33.

COOK, Rebeca, Cook y Simone CUSACK 2009. “Estereotipos de Género, Perspectivas Legales Transnacionales”. University of Pennsylvania Press, Estados Unidos.

FACIO, Aldana. 2002. “Con los lentes de género se ve otra justicia”, en El Otro Derecho, número 28, ILSA, Bogotá, Colombia.


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FERRAJOLI, Luigi, “La Igualdad y sus garantías”, en Oscar Sarlo y Andrés Blanco (coords), El principio de igualdad en la teoría del derecho y la dogmática jurídica, Fondo de Cultura Universitaria, Uruguay, 2008.

Género y Fiscalización. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, México DF, 2009.

Norris Pippa y Mona Lena, Igualdad de Género en la Oficina Elegido: Un plan de acción de seis pasos, Organización Editorial para la Seguridad y la Cooperación en Europa, Estados Unidos, 2011.

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“Transición”/Autor: Jesús Flavio Madrigal Barba

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“MUJERES PROTAGONISTAS DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO” Mónica Maccise Duayhe1 Desde 2008, los tres órganos que integran el Poder Judicial de la Federación -la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Consejo de la Judicatura Federal y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, cuentan con mecanismos de género para promover la igualdad entre hombres y mujeres. Soy una persona muy afortunada por haber participado, desde el principio, tanto en el diseño institucional de la Unidad de Igualdad de Género de la Suprema Corte, como en el planteamiento de sus objetivos y en el diseño, implementación y evaluación de su plan de trabajo por los últimos seis años. En este texto, quisiera compartir una parte de mi experiencia liderando este novedoso proyecto en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Me gustaría iniciar diciendo, que si bien desde hace varios años el tema de la igualdad de género está presente en la jurisprudencia y en las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es gracias a un presupuesto etiquetado de la H. Cámara de Diputados en dicho año, que se considera la pertinencia de crear una Unidad de Igualdad de Género en el Alto Tribunal; es decir crear un mecanismo especializado para enfocar los esfuerzos en abordar las problemáticas que plantea la desigualdad de género. Así las cosas, gracias al decidido apoyo institucional de los y las Ministras de la Suprema Corte es que surge una oficina especializada, con un equipo profesionalizado en el tema, con el mandato de cumplir dos objetivos concretos. Por un lado, introducir la metodología jurídica del análisis de género en los asuntos jurisdiccionales y, por el otro, generar ambientes laborales libres de violencia y discriminación al interior de la institución. Los objetivos responden a dos visiones claras. Primero, contar con resoluciones judiciales que garanticen la igualdad entre hombres y mujeres y, segundo, convertir a la Suprema Corte en una instancia ejemplar en términos de no discriminación y eliminación de estereotipos en su interior. La visión de incidir en los ámbitos jurisdiccional y administrativo responde a la idea de ser congruentes institucionalmente. Es decir, el máximo Tribunal del país debe ser garante de los derechos humanos hacia el exterior y en su interior. Para cumplir con dicho mandato, se diseñaron cinco estrategias de incidencia: Formación, Investigación, Difusión, Vinculación y Evaluación. A cada una de ellas, se le asignó presupuesto específico y se planeó claramente lo qué se debía conseguir. 1

Titular de la Unidad de Igualdad de Género de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

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Mónica Maccise Duayhe

En conjunto con dicha planeación estratégica, el proyecto inició con la realización de un diagnóstico cualitativo y cuantitativo al interior de la Suprema Corte. Con ello, quiero decir que se hicieron entrevistas en profundidad, grupos de enfoque y una encuesta en línea para todo el personal de la Corte, incluidos las y los Ministros, personal de altos mandos, de medios mandos y profesional operativo. Con ello, conseguimos tener un panorama claro de las áreas a fortalecer en la Corte y de las ventanas de oportunidad. El diagnóstico lo realizamos en conjunto con empresas serias, lo cual proporcionó credibilidad inmediata a los resultados. Dichos resultados fueron hechos públicos en presencia de las y los Ministros de la Corte y se encuentran a disposición de todas las personas que participaron. El diagnóstico permitió observar el gran orgullo que tiene la gente de trabajar en la Suprema Corte, la valoración positiva que tienen de la institución y de sus políticas laborales como el Centro de Desarrollo Infantil (CENDI), por ejemplo; asimismo, las personas mostraron mucho interés en conocer sobre el tema de género y, al mismo tiempo, un gran desconocimiento de cómo introducirlo en los asuntos jurisdiccionales y en las labores de trabajo cotidianas. Ahí mismo, observamos un área de oportunidad. La Corte se muestra como un espacio laboral que propicia la conciliación entre la vida laboral y la vida familiar para hombres y mujeres favoreciendo en mayor medida al personal del ámbito jurisdiccional y en menor medida del ámbito administrativo. Esta panorámica general permitió entonces la elaboración de un plan de trabajo, con metas a corto, mediano y largo plazo, basado en las líneas estrategias ya mencionadas. En el campo de formación, el personal jurisdiccional de la Corte cuenta con altos niveles de estudio. En promedio, tienen nivel de maestría y por lo tanto rebasan por mucho a la media nacional de educación. Esta condición es una ventana de oportunidad porque significa que la gente gusta de aprender, de capacitarse y renovarse académicamente. Con base en dichos datos, diseñamos un programa de formación de largo plazo y virtual. ¿Por qué con estas características? Porque quienes fungen como secretarios de estudio y cuenta forman parte de la carrera judicial y para ascender requieren puntos que solo las instituciones académicas pueden otorgar; asimismo, el tiempo es un recurso muy limitado dada la cantidad de asuntos que atienden diariamente por lo que la modalidad virtual permitiría cursarlo en sus horas disponibles. Partiendo de ello, y en alianza con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México, creamos un programa nuevo destinado al personal jurisdiccional del Poder Judicial de la Federación. En la creación de los materiales participaron las personas más expertas de la región en el tema de género y derechos humanos. Así las cosas, en 2010, iniciamos con un diplomado básico y concluimos, en 2014, con una maestría que tiene una duración aproximada de 2 años. Los resultados de esta actividad de capacitación están documentados gracias a mecanismos muy claros de evaluación que hemos


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establecido y existen datos que permiten observar modificaciones en la forma de abordar los casos que resuelven quienes fungen como jueces y magistrados. Es decir, damos un seguimiento puntual a quienes son egresados de este programa y a sus resoluciones. El Programa de Formación está destinado también al personal administrativo. Las temáticas pretenden ser menos técnicas y más vivenciales. Llevamos a cabo el Diplomado en Democratización Familiar impartido por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. El curso proporciona herramientas para mejorar los ambientes familiares y laborales aceptando las diferentes opiniones de las diversas personas que integran dichos ámbitos de nuestras vidas. Las evaluaciones mostraron gran satisfacción por el curso, por el personal que lo impartió y modificaciones sustantivas sobre la conceptualización de la familia y el trabajo en equipo por parte de las personas que lo cursaron. En el ámbito de investigación, el foco ha sido conocer las barreras estructurales que impiden que más mujeres accedan a puestos de decisión o a migrar como juezas o magistradas desde el puesto de secretarias de estudio y cuenta. Contamos ya con datos precisos sobre las causas que propician los “techos de cristal”. Es decir, las barreras invisibles y no explícitas que obstaculizan los ascensos, las cuales están vinculadas a las concepciones de que, por ejemplo, el tiempo -el pasar mucho tiempo en la oficina- es el principal factor que justifica un ascenso. Es decir, en el colectivo predomina el paradigma del “trabajador ideal”, es esa persona que sacrifica su vida familiar, personal, espiritual, deportiva y cultural, y dedica su vida entera al trabajo. Esas concepciones continúan permeando en el mundo laboral como la persona ideal para ser contratada y ascendida. En el caso de las mujeres, dado el rol asignado por el género en términos de que en ellas recae la responsabilidad del cuidado de los infantes, las personas enfermas, discapacitadas y adultas mayores, ello es imposible de cumplir. ¿Qué se requiere? Modificar esos paradigmas y concepciones y establecer lineamientos de contratación que garanticen la igualdad. En términos de la carrera judicial y la escasez en el número de mujeres juezas y magistradas en el ámbito federal, la investigación ha arrojado que el cambio de adscripción del lugar de residencia, una vez que se ha ganado la plaza de jueza, es un obstáculo para las mujeres. ¿La razón? El hecho de que una vez aprobados los exámenes, las mujeres deban mudarse de residencia hace muy difícil que participen, de entrada, en los concursos. Incluso personas con alta autonomía económica y altos conocimientos jurídicos, como las secretarias de estudio y cuenta de la Corte, se enfrentan a estas barreras que implican una gran capacidad de negociación con las parejas, mucho tiempo de inversión y una logística completa que incluye niños, niñas y adolescentes y personas adultas mayores. 95


Mónica Maccise Duayhe

La línea de vinculación ha sido estratégica para la Unidad de Igualdad de Género. Asociarse con los organismos internacionales como ONU Mujeres, la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito, ha sido vital para el avance del programa. No nada más por la legitimidad innata que estos organismos tienen, sino por la gran red de proyectos y personas expertas con las que cuentan. Desde el inicio, con los dos primeros organismos, hemos construido cursos de capacitación de gran calidad que son muy formativos y sustantivos. Con la última, convocamos a un seminario sobre trata de personas en la que participaron, por primera vez de forma conjunta, juezas/es y magistradas/os y ministerios públicos del ámbito federal para abordar la problemática de las personas víctimas de trata y su condición de vulnerabilidad particular. Asimismo, las instituciones académicas como la FLACSO, la UNAM, el ITAM, el Instituto Mora, la UAM, el CIDE, el Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Chile y el Instituto de Investigaciones Jurídicas, como las organizaciones de la sociedad civil como Fundar, CIDAC, Equis: Justicia para las Mujeres; Periodistas de a Pie, Mujeres en el Cine y la Televisión; Women´s Link Worldwide, Justicia y Género, Sin Fronteras, entre muchas otras, han sido cruciales para impulsar y difundir los proyectos de la Unidad de Igualdad de Género. En el ámbito de Difusión, nos hemos propuesto que el sitio www.equidad.scjn.gob.mx albergue lo más relevante del tema sobre género y justicia. Contamos con una gran biblioteca virtual y un número amplio de publicaciones e investigaciones que abordan las complejidades de la temática y que son accesibles a todo el público. Mensualmente, desde el año 2009, editamos un breve boletín titulado “Género y Justicia” que aborda de manera muy sencilla los debates de impartir justicia con perspectiva de género. Contamos con dos colecciones de publicaciones: la primera es la serie editorial titulada “Género, Derecho y Justicia” en coordinación con la editorial Fontamara que aborda con artículos académicos el reto del derecho y el género. Las temáticas abordadas son múltiples y todos los libros de la colección están disponibles gratuitamente. La segunda serie se titula “Voces sobre Justicia y Género” en la que escriben únicamente Jueces/as y Magistrados/as del Poder Judicial y expresan sus puntos de vista sobre el tema y analizan sus resoluciones. Personalmente, de las dos colecciones aprendo mucho y me maravillo de la complejidad del tema y de las transformaciones que son necesarias para el logro de la igualdad entre hombres y mujeres. A seis años de iniciado el proceso, la Unidad de Igualdad de Género cuenta con resultados interesantes: 1. Un protocolo para juzgar con perspectiva de género dirigido a quienes imparten justicia, que establece una metodología clara sobre cómo poner la mirada de género en las diversas etapas de todo proceso judicial.


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2. Dos acuerdos generales de administración de la Suprema Corte que establecen las políticas de igualdad que deben regir al interior, y las medidas de prevención y atención del acoso laboral y sexual. 3. Un manual de buenas prácticas para uso de la Contraloría en materia de acoso laboral y sexual. 4.

Licencias de paternidad por cinco días para los varones.

5. Seguimiento y análisis de la jurisprudencia de la Suprema Corte en materia de igualdad 6. Un concurso de “Género y Justicia” en categoría ensayo, documental y reportaje escrito que nos vincula a la sociedad. La línea estratégica de Evaluación cruza todos los proyectos que se realizan desde la Oficina de Igualdad de Género de la Corte. La evaluación abona no solo a la transparencia y a la rendición de cuentas, sino también a conocer el impacto del trabajo y las transformaciones que van ocurriendo. Sabemos que los procesos de cambio son lentos y toman tiempo, y por eso mismo, vale la pena documentarlos permanente. Con esta visión, por ejemplo, se contabiliza las veces que el protocolo para juzgar con perspectiva de género es descargado y la posible utilidad que le darán; se analizan las sentencias que utilizan dicho protocolo para conocer el impacto real del documento en el acceso a la justicia; se dan seguimiento a las denuncias de acoso laboral y sexual y el estatus en el que concluyen; se contacta a los hombres que tomaron la licencia de paternidad para conocer su experiencia. Todo ello ha permitido encauzar o mejorar los esfuerzos para el logro cabal de nuestros objetivos. Otra forma de evaluar el impacto del Programa de Igualdad de Género puede verse en la forma como otras instancias judiciales adoptan los productos surgidos tales como el Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género: “La Cámara de Senadores exhortó a los Tribunales Superiores de Justicia de las Entidades Federativas a que, conforme a los estándares internacionales existentes en la materia, establezcan e implementen protocolos para las y los juzgadores, con el propósito de incorporar la perspectiva de género en sus actividades. Para ello, deberán tomar como referente, en su caso, el Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género implementado por el Poder Judicial de la Federación” (Boletín 124 de la Coordinación de Comunicación Social del Senado, 13 de febrero de 2014). “La Diputada Érika Arroyo presenta exhortación de las y los diputados integrantes de la fracción parlamentaria del PRI de la LXII Legislatura del 97


Mónica Maccise Duayhe

Congreso del Estado de Guanajuato que consiste en un exhorto para que, dentro de sus facultades, el gobernador, la Procuraduría de Justicia, el Poder Judicial, ajusten sus funciones al "Protocolo para juzgar con perspectiva de género" que elaboró la Suprema Corte de Justicia de la Nación” (Iniciativa presentada el 6 de marzo de 2014). “El Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa (TFJFA) publicó el Acuerdo por el que da a conocer su adhesión al Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El documento establece que el protocolo es, para los magistrados y el personal jurisdiccional del tribunal, una guía de prácticas orientadoras para garantizar el acceso a la justicia en la instrucción y resolución de los juicios para eliminar diferencias arbitrarias e injustas entre hombres y mujeres”(publicado en el Diario Oficial de la Federación, el 10 de marzo de 2014). “En sesión ordinaria del Pleno verificada el 31 de marzo de 2014, se dictó y aprobó el “Acuerdo del Pleno del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Campeche por el que se adopta en el Poder Judicial del Estado de Campeche el Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, emitido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que deberán tomar en consideración los Órganos Jurisdiccionales que integran este Tribunal” (publicado en el Periódico Oficial del Estado de Campeche, el 9 de abril de 2014). En el informe “Eliminating judicial stereotyping. Equal access to justice for women in gender-based violence cases”, de la autoría de Simone Cusack.Documento presentado a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (publicado el 9 de junio de 2014) se dice: In 2013, the Gender Equality Unit published a protocol, entitled Judicial DecisionMaking with a Gender Perspective. Translated into English in 2014…it acknowledges that stereotypes permeate the work of courts and adjudicators. Stereotypes can cause personnel to expect certain types of behavior from certain people involved in a case; they can cause us to believe that ‘neutral’ norms are nondiscriminatory; and they can even influence the language that we use.The protocol’s chapter on stereotyping provides concrete guidance on how judges can identify stereotypes and avoid stereotyping in their legal reasoning. It also identifies examples of judicial stereotyping and outlines the human rights obligations imposed on judges to address stereotyping. The Unit is monitoring the protocol’s implementation and, to this end, has asked judges to provide copies of decisions applying the protocol. Una cuestión muy relevante es la tesis aislada XCIX/2014de la Primera Sala de la Suprema Corte que, retomando el contenido del Protocolo, ha señalado que para garantizar el derecho de las mujeres de acceso a una vida libre de violencia y dar cumplimiento al derecho a la igualdad, es necesario impartir justicia con perspectiva de género.


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“[…] Así, el reconocimiento de los derechos de la mujer a una vida libre de violencia y discriminación y de acceso a la justicia en condiciones de igualdad, exige que todos los órganos jurisdiccionales del país impartan justicia con perspectiva de género, que constituye un método que pretende detectar y eliminar todas las barreras y obstáculos que discriminan a las personas por condición de sexo o género, es decir, implica juzgar considerando las situaciones de desventaja que, por cuestiones de género, discriminan e impiden la igualdad. […].” Asimismo, en la Tesis aislada C/2014, la Primera Sala de la Corte establece los elementos para juzgar con perspectiva de género. Para concluir, quisiera decir que el resultado de este esfuerzo es producto de diversos factores que me gustaría mencionar ahora. En primer lugar, el decidido apoyo institucional por parte del Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de los Ministros y Ministras que integran este órgano colegiado. Resalta que al asumir su mandato como presidente, el Ministro Juan N. Silva Meza, decidió adscribir la Unidad de Igualdad de Género a la Coordinación de Derechos Humanos y Asesoría de la Presidencia de la Corte, trasversalizando así las tareas de la Unidad y cumpliendo con la buena práctica internacional que mandata hacer depender al mecanismo de género del órgano principal de decisión. La Unidad de Igualdad de Género se encuentra, sin duda alguna, institucionalizada en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La Coordinación de Derechos Humanos y Asesoría de la Presidencia, al mando del Dr. Carlos Pérez Vázquez, es la instancia responsable de hacer realidad el texto constitucional vigente que pone en el centro a la persona y sus derechos. Bajo el liderazgo del Dr. Peréz, los logros de la Unidad de Igualdad de Género crecieron exponencialmente estableciendo metas claras, asequibles y comprobables. Otro factor imprescindible en el avance del programa ha sido la posibilidad de contar con un equipo competente e interdisciplinario. El tipo de especialidad pero, sobre todo, el compromiso del equipo que trabaja en la Unidad de Igualdad de Género han permitido implementar un ambicioso proyecto. El conjunto de abogadas, politólogas, comunicólogas y administradoras que han trabajado en el equipo han sido las responsables de construir un mecanismo de género sólido y digno de replicarse. Resulta interesante hacer notar también que el presupuesto inicial para impulsar el tema de igualdad de género que se asignaba desde la Cámara de Diputados, desde el año de 2011, es un presupuesto ya integrado en la solicitud anual de la Suprema Corte. Es decir, ya no está sujeto a decisiones políticas sino que se asigna desde la propia institución. Esto significa que la Corte da cumplimiento a otra de las buenas prácticas en materia internacional que justamente determina 99


M贸nica Maccise Duayhe

la importancia de contar con un presupuesto propio y estable. Los retos siguen siendo grandes: es preciso realizar modificaciones al dise帽o institucional de la carrera judicial, establecer mecanismos informales de resoluci贸n de conflictos que eviten las quejas administrativas por casos de acoso laboral y sexual, y el establecimiento de un observatorio de sentencias judiciales, entre otros. Por lo pronto, es posible afirmar que la Suprema Corte de Justicia de la Naci贸n se constituye como un ejemplo para tomar medidas claras y precisas tendentes a lograr la igualdad entre hombres y mujeres.


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“Equidad al Trabajo”/Autor: Roy Suárez Patiño

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LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL Y LA EQUIDAD DE GÉNERO EN EL ESTADO CONSTITUCIONAL Gabriela María Chaín Castro1 1.

Un preámbulo necesario.

Antes de entrar en materia, encuentro imprescindible dejar aquí este apunte preliminar. En primerísimo lugar, deseo agradecer en todo lo que vale la inmerecida distinción con que me honra el Magistrado Presidente del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México, licenciado Miguel Angel Terrón Mendoza, por la invitación a participar con esta colaboración en la Revista “Mujeres Protagonistas de la Perspectiva de Género”, cuya edición estará a cargo de la Comisión de Equidad de Género de ese honorable Tribunal Mexiquense. En segundo orden juzgo necesario expresar, también de inicio, respecto del tema que nos convoca, que bien podría ser un asunto políticamente correcto decantarse a priori a favor de todo cuanto abone en el corrientemente llamado “empoderamiento” de las mujeres; sin embargo, a virtud de mi condición de mujer resulta más comprometedor aun construir –lejos de mi persona la temeraria pretensión de convencer, antes bien no pretendo sino ofrecer argumentos para el debate sobre la materia– un discurso teórico o conceptual que ponga de relieve el estado de cosas que privan en lo que aquí respecta: la equidad de género y la función jurisdiccional del Estado; no obstante, nos embarcamos a ello con el júbilo que solo las tareas intelectuales –dicho sin pretensiones– dan al espíritu. Y en tercer sitio, que de ninguna manera menos importante pues constituye el repositorio doctrinal dentro del cual hemos de desarrollar el tema, he de adelantar que la equidad de género será tratada desde el enfoque conceptual del Estado constitucional contemporáneo, con una alusión brevísima a la construcción Estado moderno y sus bemoles. Entremos, pues, en materia. 2.

El Estado constitucional y la equidad de género.

A efectos de contextuar apropiadamente el tema, tal como es nuestra intención y como ya se adelantaba, ut supra, aludiremos a las características más notorias del Estado moderno para contrastarlo con el Estado constitucional contemporáneo y así estar en aptitud de introducirnos al tema que nos ocupa, que es el de la equidad de género desde la perspectiva del Estado constitucional y su relación con la función jurisdiccional en nuestros días.

Magistrada de la Sala Regional del Noroeste III, del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, con sede en Culiacán, Sinaloa, México. 1

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Gabriela María Chaín Castro

2.1. Del moderno contemporáneo.

Estado

de

Derecho

al

Estado

constitucional

El Estado de Derecho es, como gran parte de las construcciones sociales, un producto histórico. Surge como un intento de organización del poder. Mejor aun, para establecer límites y controles a su ejercicio. No olvidemos que el Estado como se lo conoce actualmente, tiene su génesis teórica en el pensamiento político del florentino Nicolás Maquiavelo,2 quien en su obra El Príncipe ofrece por primera vez un estudio concreto del poder separándolo de la ética –lo aborda tal como es y no como podría suponerse que debería de ser;3 aunque por ello hasta hoy le sean delegados una serie de injustos epítetos—.4Téngase en cuenta, entonces, que el elemento central del pensamiento político del florentino es el poder (elemento consustancial, como ningún otro, al Estado). En realidad, el objeto de la política (como teoría, como ciencia, como actividad o como se la quiera ver) es el poder. Casi medio siglo después, Juan Bodino agregó a la idea de la cosa pública la teoría de la soberanía del Estado, aunque referida al monarca y no, como se la conceptuaría después de la revolución de 1789, al pueblo.5 Un tercer elemento relacionado con el poder aunque ya no tanto con sus atributos – como lo fueron antes el carácter de res pública y la soberanía–, sino más bien como intento de contención, está dado por la teoría de la división de poderes que

Se ha dicho que el Estado moderno es fruto del pensamiento político de Nicolás Maquiavelo. Por ello Burckhardt, Jacob, Die Kultur der Renaissance in Italien (sin más referencia bibliográfica), citado por Cueva, Mario de la, La idea del Estado, 5ª. Ed., Fondo de Cultura Económica/Universidad Nacional Autónoma de México, 1996, p. 45, sostuvo que “El Estado moderno nació en Florencia como una obra de arte”. (Inspirada esa afirmación seguramente en las reflexiones políticas de Maquiavelo). Continúa en esa parte de su obra, a este mismo respecto, el prestigiado jurista Mario de la Cueva citando al historiador suizo Burckhardt, que “Florencia merece el nombre de primer estado moderno, porque ahí se iniciaron la más alta conciencia política y la mayor riqueza en formas de desarrollo”. Es altamente probable que la inclinación del maestro De la Cueva por la obra historiográfica de Burckhardt se haya incubado durante su estancia en la Universidad de Berlín, en la que también estudio Jacob Burckhardt casi un siglo antes. 3 Como defendía el célebre abogado y Canciller de Inglaterra, Francis Bacon: “debemos estar agradecidos con Maquiavelo por habernos mostrado, abiertamente y sin ningún disimulo (aperte et indissimulanter), lo que los hombres hacen y no lo que deben hacer”. Citado por Antonio Gómez Robledo en “Nicolás Maquiavelo en su 5º Aniversario”, en Maquiavelo, Nicolás, El Príncipe”, México, Porrúa, decimoctava edición, 2000, p. XXXVIII. 4 En la historiografía elaborada a partir de la obra de Maquiavelo es común encontrar que en gran parte ese prestigio se debe a las pugnas religiosas, pues igual lo tildaban de lo mismo la Iglesia Católica que la Luterana o Protestante. Así, por ejemplo, el Cardenal Pole escribió en 1534, 7 años después de la muerte del pensador florentino, que las obras de Maquiavelo estaban escritas con il digito diaboli (el dedo del diablo); mientras que, por su parte, “un calvinista suizo, Gellinet, ve en el Príncipe –del que dice haber sido el libre de chevetde Catalina de Médicis–, el autor intelectual de la Noche de San Bartolomé”. Cfr. Ídem, pp. XII y XIII. 5Bodino, como haría después Thomas Hobbes, tuvo como punto de referencia de su construcción teórica el estado de naturaleza del hombre y como centro del poder al rey. De ahí que Bodino no haya dado otros atributos de la soberanía que los únicos que su sentido de observación y análisis le permitieron en su tiempo: “dictar la justicia, declarar la guerra y hacer la paz, nombrar oficiales, exigir contribuciones e imponer gravámenes, acuñar medidas (…)” atribuidos al rey, es decir, al soberano. Cfr. a este respecto el extraordinario trabajo de Mateucci, Nicola, Organización del poder y libertad. Historia del constitucionalismo moderno, Madrid, Trotta, 1988, p. 67. 2


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encontró en Montesquieu a su más esclarecido expositor6. Así, junto a un poder legislativo y un poder ejecutivo, Montesquieu abordó por vez primera la existencia de un poder judicial. Sin demérito de su abundamiento más adelante, conviene aquí traer a colación la relevancia del poder judicial en tanto que es el elemento distintivo de la teoría de la división de poderes montesquiana. Ya en 1961, Dieter Brüggeman expresó lo que el maestro Mario de la Cueva califica como uno de los cantos más bellos al poder judicial de nuestro tiempo, a saber: Si aquí y ahora podemos atribuir un sentido a la división de los poderes, dicho sentido corresponde al oficio del juez. En función de él, la división del poder es hoy día más pura. Los poderes legislativo y ejecutivo aparecen en la actualidad entrecruzados; en las constituciones de nuestros días no se encuentran suficientemente separados; más aun, ahí donde se plantea la constitucionalidad de sus competencias, tienen que acudir al juez para que decida7. De esta evolución histórica es recipiendaria la Revolución Francesa y su sucedánea Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada por la Asamblea Nacional francesa de 26 de agosto de 1789.8 En el artículo 16 de la Declaración9 se encuentra el basamento del Estado de Derecho y de la Constitución misma, pues tales descansan, en ese primer momento, en garantizar la observancia de los derechos mediante un sistema de medios de defensa de naturaleza jurisdiccional (posterior es la construcción doctrinal de los medios de defensa de naturaleza administrativa) y en la división del poder público. Empero, no obstante las ideas políticas que inspiraron al Estado de Derecho, éste es producto innegable también de la ruptura violenta del Ancien régime cuyo punto álgido se localizó en la Francia del siglo XVIII, caracterizado por el despotismo ilustrado de Luis XVI. Las ideas políticas someramente reseñadas –con los riesgos que implica este apretadísimo ejercicio de síntesis– encontraron su acomodo o, mejor decir, las condiciones propicias para su florecimiento, en una sociedad oprimida, devastada moral y materialmente. Y Ya antes John Locke en el Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil se había adelantado a Montesquieu. En realidad se ha considerado más influyente la obra de Montesquieu en tanto que a diferencia de Locke, que dividió al poder en un poder legislativo, un poder ejecutivo y un poder federativo (encargado éste de las relaciones exteriores) inexistente a todas luces en la actualidad y en cualquier diseño constitucional del Estado, Montesquieu por el contrario, en su célebre obra “El espíritu de las leyes”, divide el poder en 3: el poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicial. 7Die RechtsprechendeGewalt, Verlag Walter de Gruyter, Berlín, 1962, p. 1. Citado por De la Cueva, Mario, op. cit., p. 94. No huelga apuntar, así sea de soslayo, que los actuales medios de defensa de la Constitución no han negado vigencia a la afirmación de Brüggeman sino que, por el contrario, el cada vez más complejo –en el sentido de sofisticado— sistema de medios de defensa de la Constitución, existentes en nuestro propio ordenamiento jurídico, han puesto de manifiesto la cada vez más creciente importancia de los órganos dotados de la potestad jurisdiccional del Estado, fundamentalmente, como ya se ha dicho, de aquéllos depositarios de la función tutelar que hace posible lo que Luigi Ferrajoli ha dado en llamar la regularidad constitucional. 8 Sin demeritar, claro está, la Constitución de los Estados Unidos de 1787 (la primera Constitución escrita del mundo moderno) y la Carta de Derechos de 1791. 9 El contenido literal del artículo 16 de la Declaración es el siguiente: “artículo 16: Toda sociedad en la cual la garantía de los derechos no esté asegurada, ni determinada la separación de los poderes, no tiene constitución”. 6

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justamente por esa opresión tiránica el primer postulado de la Revolución Francesa fue el de la libertad, seguiría después el de la igualdad y al último la fraternidad.10 Así, frente al despotismo se enarboló la libertad y frente a los privilegios se alzó la exigencia de la igualdad.11 No es casual entonces que la Asamblea Nacional (los Estados Generales) estableciera en la Declaración de Derechos, siguiendo casi literalmente el primer enunciado del Contrato Social de Juan Jacobo Rousseau, en el artículo 1, la libertad y la igualdad como derechos inmanentes de los hombres12 sin que existieran más distinciones que las derivadas de la utilidad común. La urgencia por la igualdad como antítesis de los privilegios no ha soportado el devenir histórico. La igualdad preconizada hasta con sentido dogmático en las constituciones posteriores a 1789 (la de 1791de Francia, por ejemplo; la de Cádiz de 1812, y con ellas el alud de constituciones escritas que luego surgirían) no pasó nunca más allá de una igualdad formal entre las personas y ante la ley (no abordamos aun esa otra vertiente antitética de la igualdad como la es la de las diferencias y, paradójicamente, con la equidad como dimensión material de aquélla). Ello tiene su explicación en la propia construcción liberal del Estado de Derecho, pues si bien constituyó un paso gigantesco dotar de temporalidad al ejercicio del poder, establecer la separación de poderes para evitar su abuso y hacer residir la soberanía en la nación y ya no en el rey, monarca o príncipe, fue con la radicación de ésta última categoría política –la soberanía– en un ente por igual inasequible, sea la nación o el pueblo, que se construyó un mito genial: si la soberanía residía en la nación, emanaba de ella y se ejercía en beneficio del pueblo, entonces las leyes que se dictarían en ejercicio de esa soberanía tendrían forzosamente que tratar a todos por igual: todos son –somos– iguales. Nada más alejado de la realidad puesto que cada uno y cada una de las personas son diferentes entre sí y que todos, prácticamente todos, los integrantes de una comunidad o sociedad, de alguna manera pertenecen a ciertos grupos minoritarios –seguramente a más de uno– por muy variadas causas13. Piénsese, por ejemplo, en una persona (hombre) de raza indígena y en condición de pobreza (hay ahí en una sola persona pertenencia a dos grupos minoritarios: a) a un grupo étnico, y b) al grupo ubicado en esa condición social, para emplear los términos del artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, (en adelante la Constitución). Y si esa persona fuera mujer, habría pertenencia entonces a 3 grupos desaventajados o minoritarios. He ahí el quid de la cuestión. Sobre este particular puede verse el breve pero extraordinario libro de Peter Häberle intitulado Libertad, igualdad, fraternidad: 1789 como historia, actualidad y futuro del Estado constitucional, Madrid, Trotta, 1998, 100 págs. 11 A virtud del tema que nos ocupa prescindiremos aquí del valor de la fraternidad igual preconizado por el movimiento revolucionario. 12 El énfasis es deliberado pues es la idea de la igualdad propia del Estado liberal del siglo XVIII la que luego incubaría enormes injusticias entre las personas y entre grupos sociales, en detrimento de los grupos desaventajados. Véase nota 13. 13 Sobre este tema puede consultarse, entre otros, a Gargarella, Roberto, comp., Derecho y grupos desaventajados, Barcelona, Gedisa, 1999, 220 p. 10


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La respuesta, entonces, habría que buscarla ahí mismo donde se generó el paradigma ahora insuficiente: en la exclusiva consideración de la soberanía del Estado que daba a los integrantes del pueblo o la nación la fría consideración de un número asexuado y homogéneo. Es decir, frente a los derechos ciudadanos derivados de aquélla los derechos de las personas derivados, justamente, de esos componentes del pueblo; pero ya no más de éste.14 Así, a la soberanía habría que completarla con la especial consideración de la dignidad humana, pues es la persona humana el centro neurálgico del que irradia y a partir del cual se tiene que levantar todo el andamiaje jurídico del Estado constitucional contemporáneo15. El Estado constitucional es partidario del pluralismo. Es una conquista cultural que se erige, se edifica, sobre dos columnas; se cimienta a partir de dos soportes. “El fundamento del Estado constitucional es doble –ha dicho Peter Häberle–: la soberanía del pueblo y la dignidad humana”.16 Y a este mismo respecto, más adelante expresa: “sigue siendo una tarea pendiente la de desprender a la soberanía popular de su origen histórico-polémico para verla en vinculación con la dignidad humana”17. Es la dignidad humana, entonces, fuente nutricia de la soberanía y destinataria del ordenamiento jurídico diferenciado. No por nada encuentra una vinculación más con otro valor irrenunciable de nuestras sociedades occidentales: la democracia. Aun más, se la considera –a la dignidad humana– premisa antropológico-cultural del Estado constitucional y en esa medida la democracia resulta su consecuencia organizativa. Es la dignidad humana, en consecuencia, el núcleo alrededor del cual ha de vertebrarse ese otro producto cultural que es el Derecho y la positivización de su ordenamiento jurídico, con los derechos fundamentales en la base de la construcción jurídica. Y en este contexto en que garantismo y constitucionalismo hacen frontera, es posible definir los derechos fundamentales como todos aquellos derechos subjetivos que corresponden universalmente a ‘todos’ los seres humanos en cuanto dotados del status de personas, de ciudadanos o personas con capacidad de obrar; entendiendo por ‘derecho subjetivo’ cualquier expectativa positiva (de prestaciones) o negativa (de no sufrir lesiones) adscrita a un sujeto por una norma jurídica; y por ‘status’ la condición de un sujeto, prevista así mismo por una norma jurídica positiva, como presupuesto de su idoneidad para ser titular de situaciones jurídicas y/o autor de los actos que son ejercicio de éstas18. Lo anterior, desde luego, no basta por en sí mismo. Precisa más adelante el propio Ferrajoli que la condición de los derechos humanos deriva en tanto estén “adscritos por un ordenamiento jurídico a todas las personas jurídicas en cuanto

Puede verse, a este respecto, el capítulo “De los derechos del ciudadano a los derechos de la persona”, en Ferrajoli, Luigi, Derechos y garantías. La ley del más débil, 4ª ed., Madrid, Trotta, 2004, pp. 97-124. 15 Es, otra vez como enseñara Protágoras, el hombre como la medida de todas las cosas. 16El Estado constitucional, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2003, p. 172. 17Ídem, p. 173. 18Ferrajoli, Luigi, Los fundamentos de los derechos fundamentales, Madrid, Trotta, 2001, p. 19. 14

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tales, en cuanto ciudadanos o en cuanto capaces de obrar”19. Y ese ordenamiento no puede ser otro que la Constitución. Solo entonces es posible que grupos sociales marginales sean destinatarios de normas jurídicas que salvaguarden sus derechos fundamentales, como es el caso de los homosexuales o los transexuales contra quienes está proscrita toda clase de discriminación pues atentaría contra su dignidad humana y haría nugatorios sus derechos. En ese contexto conceptual –el del Estado constitucional contemporáneo– se inscribe la reforma constitucional de gran calado de 10 de junio de 2011, al superponer a la dignidad humana como la ratio para prohibir la discriminación en nuestro país. Veamos el párrafo último del artículo 1º constitucional: Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas. Este párrafo constitucional a la par que prohíbe la discriminación, en realidad nos ofrece también un amplio catálogo de grupos minoritarios o desaventajados. Lo anterior obliga al Estado, ya entrado en el reconocimiento de las diferencias, a establecer medidas, sean legislativas o de políticas públicas, que estrechen, de hecho, las desigualdades, en aras justamente del principio de igualdad. 2.2.

El Estado Constitucional y el principio de igualdad.

Hemos visto, hasta aquí, que la Constitución hace eco de lo mejor del pluralismo del Estado constitucional contemporáneo. Y alude de manera taxativa – seguramente sin agotarlos– a las eventualmente existentes minorías reales en el país.20 Sin embargo, habida cuenta que el tema que nos ocupa es el de la equidad de género, prescindiremos en adelante de las demás diferencias para centrarnos únicamente en lo que a los hombres y las mujeres corresponde. La Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, decíamos ut supra, preconizó en su artículo primero que los hombres nacen libres e iguales. La filosofía liberal, orientadora de la convención fiel a su época, tuvo una connotación machista pues por hombre se refirió exclusivamente a los varones;

19Ídem,

p. 20. El proceso de reforma, sin embargo, no fue terso y ni siquiera fue de inicio decidido a favor de modificar el artículo 1º constitucional en el sentido reseñado. Ya no se diga sobre las discrepancias que hubo al interior de las bancadas de los partidos políticos representados en el H. Congreso de la Unión, sino que de las 33 iniciativas de esta llamada “reforma constitucional en derechos humanos”, solo el 24% de ellas (8) hacían referencia al artículo 1º constitucional. Cfr. Castilla Juárez, Karlos, Un nuevo panorama constitucional para el derecho internacional de los derechos humanos en México, en “Estudios Constitucionales”, vol. 9, núm., 2, Santiago 2011, pp. 123-164. 20


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pero no a todos, sino a los varones blancos y propietarios.21 Con ello se construyó todo el andamiaje jurídico superveniente. E imbuido de esa orientación ideológica soslayó las diferencias que, de inicio, devienen natural entre las personas por razón del sexo. No es sino hasta con la reforma de 31 de diciembre de 1974, en vigor a partir del 1º de enero de 1975, que se incluyó en la Constitución el principio de igualdad entre el hombre y la mujer en el orden jurídico mexicano. Esa igualdad no fue más que una igualdad “formal” ante la ley que de hecho prohijó que las mujeres fueran discriminadas “cuasi-legal-permisivamente” en prácticamente todas las actividades en que se desenvuelven. El principio de igualdad aquí abordado tiene que tratarse, por fuerza, simbióticamente con el principio de la diferencia. Pero no como mero reconocimiento de aquéllas, o acaso de su tolerancia –tal como hizo el modelo liberal referido en el párrafo anterior– sino a partir de “la igual valoración jurídica de las diferencias basada en el principio normativo de igualdad en los derechos fundamentales –políticos, civiles, de libertad y sociales– y al mismo tiempo en un sistema de garantías capaces de asegurar su efectividad”.22 La clave está en reconocernos iguales pero diferentes. No obstante pueda entenderse como abuso de la cita, haremos aquí reproducción de la magistral explicitación que a ese respecto nos ofrece Ferrajoli, a saber: La igualdad en los derechos fundamentales resulta así configurada como el igual derecho de todos a la afirmación y a la tutela de la propia identidad, en virtud del igual valor asociado a todas las diferencias que hacen de cada persona un individuo diverso de todos los otros y de cada individuo una persona como todas las demás (…) De ello se sigue que las diferentes identidades puedan ser reconocidas y valorizadas en la misma medida en que, partiendo no de la proclamación de su abstracta igualdad, sino del hecho de que pesan en las relaciones sociales como factores de desigualdad en violación de la norma sobre igualdad, se piensen y elaboren no solo las formulaciones normativas de los derechos sino también sus garantías de efectividad23. Una vez establecida la igualdad de todos a la diferencia y a ser tuteladas éstas e, incluso, garantizadas normativa y jurisdiccionalmente, corresponde trocándolas en igualdad material para darle dimensión sustancial o de contenido a la igualdad y trascender la mera formalidad ante la ley. Así, la normativa tanto internacional como nacional ha generado, de inicio, prohibiciones de discriminación, en lo que aquí importa, en razón del sexo.

Es abundante la bibliografía respecto de este tema que sería prolijo mencionarla, además de que distraería del hilo discursivo de lo que se pretende expresar. 22 Ferrajoli, Luigi, Derechos y garantías. La ley del más débil, p. 75. 23 Ídem, p. 76. 21

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2.3.

El principio de igualdad y la no discriminación.

La Organización de las Naciones Unidas aprobó, vía su órgano máximo, el 18 de diciembre de 1979, la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la mujer (CEDAW), instrumento internacional que, sujeto al procedimiento de recepción interna del derecho internacional previsto en el artículo 133 constitucional, es norma suprema en el Estado mexicano. La Convención parte del principio de la dignidad de todas las personas, hombres y mujeres, para ser sujetos de iguales derechos sin discriminarse por razón de su sexo. Por su parte, la reforma de 10 de junio de 2011 incorpora al texto constitucional, y con ello le coloca en el pináculo del ordenamiento jurídico, a la prohibición de discriminar entre hombres y mujeres. Aun más, y he aquí su verdadera trascendencia puesto que al constitucionalizar expresamente los derechos humanos los hace sujetos de tutela de los órganos jurisdiccionales del Estado,24 cuya actuación deberá siempre sujetarse a los instrumentos jurídicos, de orden internacional o nacional, que tutelen derechos humanos cuya interpretación deberá en todo momento favorecer a las personas la protección más amplia. Establecido el principio de la no discriminación en su sentido negativo, se han emprendido acciones de orden contrario para avanzar en el camino de la igualdad de contenido, como es el caso de las llamadas acciones afirmativas y la discriminación inversa25. 2.4.

La equidad de género y la función jurisdiccional.

No debe confundirse la equidad de género con la perspectiva de género en la función jurisdiccional. Por esta última ha de tenerse en consideración la particularidad de la persona –mujer– en la aplicación de los diferentes procesos jurisdiccionales en que aquéllas sean parte. Así se establece desde el artículo 2, inciso c) de la CEDAW, en que se establece que corresponde a los estados nacionales: “Establecer la protección de los derechos de la mujer sobre una base de igualdad con los de los hombres y garantizar, por conducto de los tribunales nacionales o competentes y de otras instituciones públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo acto de discriminación”. En este tema hay ya un camino andado en los órganos jurisdiccionales del país, pues la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por ejemplo, publicó en julio de 2013, el Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género. Haciendo realidad el Derecho a la Igualdad.26 Y a la fecha trabaja ya en la segunda edición de ese instrumento, con sus La expresión de garantías individuales anterior era, en este sentido, limitativa. Habida cuenta que adentrarnos en el tema excede los límites de este trabajo, me permito remitir al aleccionador estudio de casos formulados por Ronald Dworkin en Los derechos en serio, especialmente en el capítulo intitulado “La discriminación inversa”, contenida en la obra de la cita, Barcelona, Ariel, 2002, pp. 327 y sigs. 26 Puede consultarse en la dirección electrónica abajo expuesta: http://www.sitios.scjn.gob.mx/codhap/sites/default/files/archivos/PROTOCOLO_PARA_JUZGARCON_PERSPECTIVA_DE_GENERO.pdf 24 25


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consiguientes actualizaciones. La Asociación Mexicana de Impartidores de Justicia, por su parte, hace lo propio pues cuenta ya con la implementación de un Pacto para Introducir la Perspectiva de Género en los Órganos de Impartición de Justicia en México. Este Pacto tiene aplicación en todos los órganos jurisdiccionales mexicanos, entre los que destacan los órganos locales y, dentro de éstos, los Tribunales de lo Contencioso Administrativo, como se puede ver en el Primer Informe del Comité de Seguimiento y Evaluación del Pacto inmediatamente antes referido. La equidad de género, por su parte, atañe más bien a las oportunidades de acceso a favor de las mujeres a los órganos de impartición de justicia. Como es sabido, en la República, y Sinaloa no ha estado exento de ello, se ha legislado con la intención de alcanzar la paridad en materia política, con lo cual se pretende abonar en el campo de la equidad de género. De eso se trata la equidad, de alcanzar las mismas posiciones a través de las mismas oportunidades y, en este caso, a partir de las acciones afirmativas. 3. La equidad de género y la jurisdiccionales del estado de Sinaloa.

situación

actual

de

los

órganos

Para abordar este breve apartado de este trabajo, habré de referirme únicamente a los órganos supremos de los entes depositarios de la función jurisdiccional del estado de Sinaloa, concretamente al Supremo Tribunal de Justicia del Estado – STJE–, al Tribunal Electoral del Estado –TEE– y al Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de Sinaloa –TCA–. Antes de entrar en materia, ha de decirse que éste último es un órgano autónomo del Estado en cuyo proceso de integración no interviene el titular del Poder Ejecutivo. Así, el STJE se compone de 11 magistrados de los cuales 7 son hombres y 4 mujeres, lo que nos da una proporción del 63% a favor de los hombres contra un 36.3% de las mujeres. En el TEE, cuya composición alcanza los 9 magistrados, de los cuales 5 son numerarios y 4 supernumerarios, la proporción es mayor aun. El 100% de las magistraturas numerarias son ocupadas por hombres, mientras que apenas una mujer ocupa una magistratura supernumeraria, lo que hace bastante inequitativa la integración de ese Tribunal. Finalmente, toca el caso al TCA que cuenta con una Sala Superior integrada por 3 magistrados una mujer y dos hombres, lo que igualmente da una proporción inequitativa a favor de este género. 4.

Conclusiones.

La equidad de género y la perspectiva de género en la función jurisdiccional del Estado, si bien son dos temas diferentes no son excluyentes, sino al contrario. Podríamos decir que son dos temas que se interrelacionan mutua e íntimamente. Ambas transitan por la ruta de la construcción de una sociedad más justa que tenga en la dignidad humana el valor fundamental a tutelar, y a partir de la cual se levante toda la estructura del Estado. Con el nuevo paradigma del Estado 111


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constitucional y democrático de derecho, habremos de apostar, en la misma medida que transitamos de la idea de la soberanía y la división de poderes en beneficio del pueblo, a colocar en el núcleo vertebrador a la dignidad humana como atributo inmanente e irrenunciable de todas y de todos, hombres y mujeres por igual. Una igualdad fruto de una reconocida, tutelada y garantizada diferencia. De una nueva constitucionalidad cultural a una constitucionalidad humanista.


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“Mujeres Cosechando”/Autor: Mary Carmen Miranda Nava

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EQUIDAD E IGUALDAD DE GÉNERO EN EL PODER JUDICIAL A LAS MUJERES IMPARTIDORAS DE JUSTICIA Ana Rosa Miranda Nava1 Antecedentes. Es a partir de la Constitución de 1917, cuando la mujer mexicana, después de una intensa lucha para lograr cambios en su estatus jurídico y social, obtiene los derechos de igualdad y en leyes secundarias, la personalidad jurídica para firmar contratos y llevar sus propios negocios, pero continuó la lucha para que esta igualdad jurídica fuera reconocida. Por ejemplo, en la época Cardenista, las mujeres del campo se constituyeron en ligas femeninas bajo la dirección de Doña Refugio Rangel Olmedo, quien organizó manifestaciones de la Unión de Mujeres Americanas, para solicitar al Congreso, en 1936, la modificación del artículo 37 de la Ley Electoral de Poderes Federales, que señalaba como ciudadanos solamente a los varones. Por Decreto de 13 de julio de 1923, Don Aurelio Manrique, quien era Gobernador de San Luis Potosí, permitió la participación de las mujeres de ese Estado, en las elecciones municipales. Más tarde, en 1947, el Presidente Miguel Alemán también permitió el voto de la mujer en los comicios municipales y Adolfo Ruiz Cortines, en los nacionales en 1953, como consecuencia de la reforma constitucional por la que la mujer obtuvo la ciudadanía. Debe resaltarse que el derecho al sufragio se otorgó en México, mucho tiempo antes de que en otros países americanos y europeos; como ejemplo el caso de Suiza, que es hasta el año de 1971. Cabe destacar que, no obstante que en esa época la mujer ya poseía la calidad de ciudadana, misma que constituye la capacidad de ejercicio de los derechos políticos para votar y ser votada, no es sino hasta mucho tiempo después, cuando se ve reflejada tal situación, pues para el género opuesto, afortunadamente no en su totalidad, resultaba verdaderamente dócil aceptar que fueran mujeres quienes ocuparan cargos que representaran el ejercicio del poder. Es la reforma de 1974 al artículo 4º Constitucional, la que tiene por objeto la integración plena de la mujer a todas las actividades económicas, políticas y sociales de la vida nacional, pero poniendo especial atención en el cuidado que merece la familia, que es el núcleo social fundamental. La educación de la mujer ha sido un factor determinante en todas las actividades sociales, ya que la condición que había tenido en la sociedad, se ve modificada, de manera radical, con este acceso a las instituciones educativas, específicamente en la carrera de Derecho, hoy en día corresponde a más del 50 por ciento del total de los alumnos de las distintas instituciones que la imparten, lo cual Magistrada del Tribunal Superior de Justicia de la Sala Familiar en Tlalnepantla de Baz, Estado de México. 1

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necesariamente se ha de ver reflejado en una mayor presencia femenina en los distintos campos de la actividad profesional. En el poder Judicial de los Estados, más mujeres han ido ocupando cargos de Juezas y Magistradas, lo que es más, hemos visto que la Presidencia de distintos Tribunales Superiores de Justicia, ha sido ocupada en tiempos recientes, por mujeres. Tal es el caso actualmente, de Tamaulipas, Nuevo León y Yucatán, debiendo también mencionar, que en el caso del Distrito Federal, en donde a principios de los ochenta, la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia de esta entidad, fue ocupada por Doña Clementina Gil de Lester, posteriormente Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo que da un avance en la equidad de género e igualdad de las mujeres que imparten justicia, sin olvidar que todavía nos faltan 28 Estados de la república mexicana en incluir en su lista de las impartidoras de justicia a más mujeres. En la actualidad, el número de Magistradas y Juezas Federales corresponde, respectivamente, con relación al total, al 15 por ciento de Magistradas y 31.5 por ciento de Juezas. Cabe destacar, ¿Por qué es tan importante nuestra incorporación como mujeres en tareas de gran profundidad como el juzgar? Sobre el particular, un ex Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la instalación del Juzgado Quinto de Distrito en el Estado de México, con residencia en Tlalnepantla, cuya titular fue una Jueza, mencionó: "Lo jurídico está indisolublemente ligado a la emoción de lo justo y esta emoción debe inspirar el contenido normativo del derecho. Para la recta aplicación del derecho es indispensable emocionarse ante el caso concreto, sentir la solución justa, porque es la solución jurídica. Por ello la mujer está especialmente dotada para toda actividad jurídica; su natural capacidad emocional, que culturalmente está positivamente impulsada, le dan una percepción privilegiada de lo jurídico" Las mujeres contamos no solo con nuestra innata capacidad de intuición; sino que somos capaces de imprimirle a nuestros actos un nivel de análisis y sensibilidad que nos son sumamente útiles en la determinación de lo que es justo. Definiciones. 

¿Qué es perspectiva de género?

Es la categoría de análisis que permite visibilizar la asignación social diferenciada de roles y tareas en virtud del sexo; revela las diferencias en oportunidades y derechos que siguen a esta asignación; evidencia las relaciones de poder originadas en estas diferencias; y pregunta por los impactos diferenciados de las leyes y políticas públicas basadas en estas asignaciones, diferencias y relaciones


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de poder. 

¿Qué es equidad de género?

Es una estrategia para lograr la igualdad entre los sexos. Partiendo de la diferencia en oportunidades y derechos surgida de la asignación de roles sociales, establece mecanismos de compensación para lograr que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades, derechos y responsabilidades; acceso equivalente a los recursos, beneficios y servicios del Estado y alcancen una distribución equilibrada de poder. 

¿Qué es la igualdad formal y qué es la igualdad sustantiva?

La igualdad formal implica que la ley en su texto proteja a todas las personas sin distinción y requiere que esta protección sea igualmente accesible para todas las personas en la situación descrita por la norma jurídica. La igualdad formal parte de dos principios fundamentales: trato igual a los iguales y trato desigual a los desiguales. Por lo tanto, el derecho de igual protección de la ley, significa que ésta no puede ser aplicada de manera distinta a personas en situaciones similares e igualmente, que no puede ser aplicada de forma idéntica a personas en situaciones diferentes. La igualdad sustantiva es la igualdad de hecho o material por oposición a la igualdad de derecho o formal, supone la modificación de las circunstancias que impiden a las personas el ejercicio pleno de sus derechos y el acceso a las oportunidades a través de medidas estructurales, legales o de política pública. 

¿Qué es la transversalización de la perspectiva de género?

Es la incorporación de criterios administrativos y laborales en empresas o instituciones que toman en cuenta las discriminaciones arbitrarias que tradicionalmente se dan entre los sexos, para promover que éstas se reviertan a través de políticas de equidad y de igualdad de oportunidades. Marco Jurídico. México ha avanzado en la construcción de un marco normativo que obliga al Estado Mexicano a organizar acciones en los tres órdenes de gobierno y en los tres Podres de la Unión, para garantizar los derechos humanos de personas; esto hace necesario eliminar cualquier forma de discriminación y a garantizar la igualdad completa y plena entre mujeres y hombres. Por ello, y ante una realidad de desigualdad y enormes brechas de género, es necesaria la intervención pública a favor de la igualdad por medio de la transversalidad e institucionalización de la perspectiva de género. Esto exige ampliar y actualizar el marco jurídico normativo de manera constante para establecer, en términos de derechos humanos, el respeto, protección, 117


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garantía y promoción de la igualdad de oportunidades y la no discriminación. Todos estos principios son reconocidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como en los tratados y convenios internacionales que el país ha suscrito para promover la igualdad entre mujeres y hombres. En las últimas tres décadas del siglo XX, el Estado Mexicano ha venido realizado ajustes en términos de la implementación de políticas dirigidas a las mujeres; ello en respuesta a los requerimientos internacionales y las demandas de la sociedad civil, principalmente de los grupos feministas. La inclusión de las mujeres en los diagnósticos y pronósticos de política pública en México se ha dado de manera reciente, los marcos interpretativos de ésta definen la respuesta del Estado a las necesidades de las mujeres a través de determinadas líneas de actuación (CEAMEG, 2008). De acuerdo a un estudio del Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género realizado en el año 2008 (CEAMEG, 2008), las políticas a favor de las mujeres, implementadas por el gobierno mexicano en el siglo anterior se caracterizaron de la siguiente manera: A.- Primera generación de acciones de políticas en la década de los setenta: • Se propuso la incorporación de las mujeres al desarrollo a través de diferentes programas de enfoque paternalista y asistencial, donde éstas son visualizadas como población vulnerable y marginal. Las características de estos programas tienden a reforzar los roles tradicionales de las mujeres y no promueven la equidad de género. • Se originaron programas aparentemente dirigidos a mujeres, instrumentados con la finalidad última de contrarrestar problemas de orden poblacional y demográfico, su población objetivo es la familia. Estos programas fueron adscritos y operados por diferentes dependencias sin estar sujetos a un programa general y nacional con objetivos claros, duplicaban funciones y realizaban acciones dispersas y aisladas. Tuvieron una duración sexenal, con tendencia a modificarse, cambiar de adscripción y modelo de operación o bien desaparecer. B.- Década de los ochenta: • A finales de esta década en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, se incorpora por primera vez en los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo (PND) la promoción de la condición de las mujeres, asimismo se reconoce que no gozan de igualdad jurídica. • Se implementan programas de proyectos productivos y de organización comunitaria, dirigidos específicamente al alivio de la pobreza. • Los programas dirigidos a las mujeres están adscritos a otros más amplios


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como Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) que pretendía incidir en la condición de género de las mujeres con efectos poco visibles. C.- En los noventa • Progresa fue otro de los programas de política de combate a la pobreza, las mujeres son vistas como población vulnerable, por lo que son beneficiarias, se les asigna como las principales responsables del funcionamiento del programa. De acuerdo con las evaluaciones externas realizadas al mismo, se reconoce que la corresponsabilidad recae en las mujeres titulares que reciben el recurso, lo cual incrementa su carga de trabajo. • Se implementaron varios programas en materia de salud, dirigidos al descenso de la mortalidad materna y salud materno-infantil; y otros en atención a víctimas de violencia intrafamiliar y de delitos sexuales; e índole reproductiva dirigidos la creación de microempresas. • Se creó la Comisión Nacional de la Mujer. • Se implementa el Programa Asuntos de la Mujer, para atender quejas de actos que atenten contra la integridad y condición de la mujer en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en 2008, llamado Programa de Atención de los Asuntos de la Mujer, la Niñez y la Familia. • De acuerdo con las evaluaciones externas realizadas al mismo, se reconoce que la corresponsabilidad recae en las mujeres titulares que reciben el recurso, lo cual incrementa su carga de trabajo. Por otra parte en México, los instrumentos y convenios internacionales, han sido considerados claves en torno a la igualdad y equidad de género, ya que impulsan acciones para erradicar la discriminación y falta de acceso a oportunidades de las mujeres. En el ámbito internacional encontramos:  CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER (CEDAW) por sus siglas en inglés. La CEDAW es el primer tratado internacional que reconoce expresamente los derechos humanos de las mujeres. Fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1979 y México la suscribió en 1981. Mediante los 30 artículos que la integran y las recomendaciones que emite, establece obligaciones que los Estados parte deben cumplir para garantizar la no discriminación y una verdadera igualdad entre mujeres y hombres.

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 CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA PREVENIR, SANCIONAR ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER (BELÉM DO PARÁ).

Y

La Convención Belém do Pará, denominada así por haber sido suscrita en esta ciudad brasileña en 1994, reconoce y protege el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia tanto en el ámbito público como en el privado. Fue ratificada por México en 1998. 

DECLARACIÓN Y PLATAFORMA DE ACCIÓN DE BEIJING.

Adoptadas de manera unánime por 189 países, México entre ellos, durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer que se llevó a cabo en Beijing, China, en 1995. El objetivo es potenciar el papel de las mujeres en la sociedad, mediante un plan de acción integral para mejorar sustancialmente la situación de las mujeres en cada país, con especial atención en su desarrollo económico y político. Implica el compromiso de los gobiernos a incluir de manera efectiva la perspectiva de género en todas sus instituciones, políticas, procesos de planificación y de adopción de decisiones, razón por la que antes de tomar decisiones o ejecutar planes, deben realizar un análisis de los efectos sobre mujeres y hombres y de las necesidades diferenciadas de cada uno de los sexos.  CONVENIOS DE LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO (OIT). El convenio Internacional del Trabajo número 100, relativo a la igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina, por un trabajo de igual valor, es fundamental para alcanzar la igualdad real entre mujeres y hombres. Convocado en Ginebra, Suiza, en 1951. México lo adopta ese mismo año, y lo ratifica y promulga en 1952. Garantiza la aplicación a todas las personas trabajadoras del principio de igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor y promueve la evaluación objetiva del empleo para mujeres y hombres, al tiempo que propone una extensiva colaboración con las organizaciones de empleadores y trabajadores para vigilar, denunciar y sancionar situaciones que no la fomenten. Convenio Internacional del Trabajo número 111, relativo a la discriminación en materia de empleo y ocupación. Convocado en Ginebra, Suiza, en 1958. México lo adopta en ese mismo año y lo ratifica y promulga en 1962. Complementa al Convenio número 100 y se centra en la obligación de generar las mismas oportunidades laborales para mujeres y hombres. Alude al principio de igualdad de oportunidades, seguridad económica y no discriminación de las personas para perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad. Establece que la discriminación constituye una violación a los derechos enunciados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por lo que cualquier práctica que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo u ocupación deberá ser erradicada.


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 PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES. Adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1966, entró en vigor en 1976 y México se adhirió a él en 1981. Asegura a las mujeres y a los hombres derechos iguales e inalienables con respecto al goce de condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias de salario, seguridad e higiene, oportunidades de ascenso y remuneración, entre otros.  PROTOCOLO ADICIONAL A LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS EN MATERIA DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES (PROTOCOLO DE SAN SALVADOR). Adoptado en 1988 por la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, México lo ratifica en 1996. Considera la estrecha relación que existe entre la vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales, y la de los derechos civiles y políticos, cuya tutela y promoción permanentes deberán velarse en función de que no pueda justificarse la violación de unos en aras de la realización de otros. Instruye a ejecutar y fortalecer programas que coadyuven a una adecuada articulación entre las obligaciones familiares y una efectiva posibilidad de ejercer el derecho al trabajo. Por otra parte, los principales instrumentos nacionales que se han creado, a partir de la normativa internacional son: 

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.

La Constitución Mexicana reconoce los derechos humanos de todas las personas de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. 

LEY DEL INSTITUTO NACIONAL DE LAS MUJERES.

Vela por la promoción, protección y difusión de los derechos de las mujeres y de las niñas contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales ratificados por México, y en especial de aquellos que se traducen en esfuerzos y medidas concretas hacia los derechos humanos y libertades fundamentales de las mujeres.  LA LEY GENERAL PARA LA IGUALDAD ENTRE MUJERES Y HOMBRES DEL AÑO 2006. Regula y garantiza la igualdad entre mujeres y hombres, y propone los lineamientos y mecanismos institucionales que orienten a la nación hacia el cumplimiento de la igualdad sustantiva en los ámbitos público y privado, promoviendo el empoderamiento de las mujeres. 121


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LEY FEDERAL DE PRESUPUESTO Y RESPONSABILIDAD HACENDARIA.

Instruye que los anteproyectos de presupuesto consideren las acciones que promuevan la igualdad entre mujeres y hombres, la erradicación de la violencia y cualquier forma de discriminación de género.  LEY FEDERAL DE RESPONSABILIDADES ADMINISTRATIVAS DE LOS SERVIDORES PÚBLICOS. Determina los principios que rigen el servicio público, las obligaciones de las y los servidores públicos. 

LEY DE PLANEACIÓN.

Establece como uno de sus principios básicos la perspectiva de género a efecto de garantizar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres y promover el adelanto de las mujeres mediante el acceso equitativo a los bienes y recursos económicos en beneficio del desarrollo.  LEY DEL SERVICIO PÚBLICO DE CARRERA EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA FEDERAL. Enuncia como principios rectores la legalidad, eficiencia, objetividad, calidad, imparcialidad, equidad, competencia por mérito y equidad de género y garantiza la igualdad de oportunidades en el acceso a la función pública. Sobre el ingreso de personal, indica que no podrá existir discriminación por razón de género, edad, capacidades diferentes, condiciones de salud, religión, estado civil, origen étnico o condición social para la pertenencia al servicio. 

LEY FEDERAL DE TRABAJO.

Plantea el trabajo digno y decente, tutela la igualdad sustantiva o de hecho de trabajadores y trabajadoras frente al patrón y determina el trabajo como derecho y deber social y no como medio de comercio. Establece el principio de igualdad y no discriminación; y, entre las causas de rescisión de la relación laboral, señala actos de violencia, amenazas, injurias, hostigamiento y/o acoso sexual contra las y los trabajadores; y determina multas al patrón que efectúe o permita actos o conductas discriminatorias, de hostigamiento sexual o acoso. Además, señala modalidades para la protección de la maternidad, los derechos de las madres trabajadoras, el derecho a la capacitación y profesionalización y a las licencias de paternidad.  LEY GENERAL DE ACCESO DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA. Establece la coordinación entre los tres órdenes de gobierno para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, así como los


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principios y modalidades para garantizar su acceso a una vida libre de violencia, que favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los principios de igualdad y no discriminación.  PROGRAMA NACIONAL PARA LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES Y NO DISCRIMINACIÓN DE IGUALDAD ENTRE HOMBRES Y MUJERES (2013-2018). Define la política nacional en materia de igualdad para mujeres y hombres, cuya rectoría compete al Instituto Nacional de las Mujeres y Bienestar Social. Se propone alcanzar la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, en un marco de respeto irrestricto a los derechos humanos de las mujeres y las niñas, en un contexto de democracia participativa.  NORMA MEXICANA PARA LA CERTIFICACIÓN DE LAS PRÁCTICAS PARA LA IGUALDAD ENTRE MUJERES Y HOMBRES. Determina los requisitos de certificación sobre prácticas para la igualdad laboral y la no discriminación, la previsión social, el clima laboral adecuado, la libertad y la accesibilidad laborales entre mujeres y hombres. Esta norma es la que permite a cada dependencia demostrar que ha logrado un cambio de fondo en la organización y operación, y que éste garantiza la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres al interior de ella. La mujer en la impartición de Justicia (Poder Judicial). Dentro de los objetivos transversales del Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres 2013-2018,en su punto VI denominado Participación Política y Social, tiene como estrategia para lograr la perspectiva de género, de conformidad con la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, proponer los lineamientos y mecanismos institucionales que orienten el cumplimiento de la igualdad sustantiva en los ámbitos público y privado, promover el empoderamiento de las mujeres, así como la participación y representación política equilibrada de mujeres y hombres. El referido programa tiene como objetivo transversal, el alcanzar la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres y erradicar la violencia contra las mismas en la sociedad mexicana, exigiendo transformar estructuralmente, las diversas formas de relaciones de género imperantes que generan desigualdades entre mujeres y hombres y reconocer que la población femenina tiene los mismos derechos que los varones, lo cual impide que se les margine, discrimine, segregue, excluya o violente. Par ello, en el objetivo transversal 1 denominado: “Alcanzar la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres y propiciar un cambio cultural respetuoso de los derechos de las mujeres”, tiene como estrategia 1.3. “Promover el liderazgo y participación significativa de las mujeres en cargos y puestos de toma de decisiones” teniendo como líneas de acción, las siguientes: 123


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Lo anterior, obedece a que la participación política y social de las mujeres en el ámbito político a nivel federal en la Suprema Corte de Justicia Nacional, solo 2 de los 11 ministros son mujeres. De los magistrados del Pleno de los Tribunales Superiores de Justicia en 2012, 28.6% eran mujeres. En efecto, de acuerdo a un artículo del Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género (CEAMEG) realizado en el 2008, indica que el Poder Judicial refleja una limitada presencia de mujeres en puestos de primer nivel, ya que de un total de 946 puestos, las mujeres ocupan el 20.3 por ciento y los hombres el 79.7 por ciento. La única instancia de este poder con mayor número de mujeres se refiere a las de magistradas electorales con un 40 por ciento (CEAMEG, 2008). De lo anterior, es evidente que el Poder Judicial ha tardado en incorporar las Políticas de Igualdad y Género (PEG) a diferencia de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, en razón de que las tareas de estos dos iniciaron en el año 2000, sin embargo, la Suprema Corte de la Nación (SCJN) no se ha pronunciado sobre las mismas en el tema de equidad de género respecto de las mujeres impartidoras de justicia, pero sí por la igualdad de género en la resolución de casos que así lo demandan a partir de la interpretación constitucional y de las leyes. Esta institución considera que se ha erigido “como campo propicio para el desarrollo e igualdad de las mujeres ya que en el trabajo profesional se ha eliminado toda discrepancia basada en el género. La especialización de las labores jurisdiccionales ha impuesto un criterio selectivo sustentado en la preparación y capacidad personal, soslayando otro tipo de consideraciones”. Son producto de una carrera judicial exceptuando el puesto de Ministro (SCJ, 2006:98-99). Según el Poder Judicial, en el trabajo administrativo las condiciones de acceso son las mismas para mujeres y hombres. El ingreso y ascenso de éstas a los diferentes puestos institucionales se ha incrementado desde la década de los setentas. Particularmente en la década de los ochenta por primera vez en la historia de la Judicatura aumentó el número de mujeres con cargo de juezas y magistradas en un 20 por ciento del total para el puesto de ministra(o) (SCJN, 2006). Existen pocas fuentes que den cuenta de las acciones en torno al avance de las PEG en este poder, la obra publicada por esta instancia, ilustra la manera como la institución entiende la equidad de género, los autores recurren a una serie de datos numéricos para mostrar que institucionalmente existe igualdad entre mujeres y hombres. Otras acciones que ha realizado el poder judicial para incorporar la perspectiva de género, es la firma de un convenio de colaboración con el INMUJERES, en febrero de 2008, en donde se promueve que las y los responsables de aplicar las leyes lo hagan con un sentido de igualdad, emitan sentencias con perspectiva de género, para ello requieren de formación, capacitación y difusión de este enfoque 125


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dentro de sus órganos (SCJ, 2006). En el informe trimestral de la Secretaría de Hacienda, el Consejo de la Judicatura Federal a través de la Comisión de Equidad de Género, impulsa el desarrollo de una cultura de igualdad y no discriminación entre mujeres y hombres en los órganos jurisdiccionales, auxiliares y administrativos del propio Consejo, mediante su formación, capacitación, sensibilización y especialización; a través de las acciones contempladas en el Programa de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades a fin de hacer posible el acceso a un sistema de justicia eficaz, libre de cualquier discriminación por motivos de género (SHCP, 2008). En el 2008 se le asignó al Consejo de la Judicatura Federal presupuesto para el cumplimiento de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, dicha institución lo ha ejercido en acciones de capacitación al personal involucrado en la administración de la justicia de la siguiente manera: Este presupuesto fue ejercido en las acciones realizadas al segundo trimestre de 2008, reportadas por SHCP (2008), las cuales se describen a continuación: • El 6 de febrero de 2008, se firmó un Convenio de Colaboración con el Instituto Nacional de las Mujeres con el objeto que el INMUJERES y el Consejo de la Judicatura Federal, desarrollen y realicen, en el ámbito de sus concernientes competencias, la incorporación de la Perspectiva de Género, tanto en el Consejo como en los órganos jurisdiccionales. • Del 25 al 28 de marzo de 2008, en Panamá, Panamá; 4 magistradas y una jueza participaron en la Novena Conferencia Bienal Internacional de la Asociación Internacional de Jueces Mujeres: Justicia para todos: acceso, discriminación, violencia y corrupción. • Del 28 al 30 de mayo de 2008, en la Ciudad de México, se realizó el Primer Encuentro Nacional e Internacional de Magistradas y Juezas, participaron 137 magistradas y juezas y una de las Ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. • A partir del mes de enero de 2008, el Pleno del Consejo de la Judicatura Federal autorizó el otorgamiento de apoyos económicos para la realización de estudios, a las servidoras públicas adscritas a los órganos jurisdiccionales, auxiliares y administrativos, para facilitar su acceso a puestos mejor remunerados con mayor responsabilidad y poder de decisión dentro del Poder Judicial de la Federación, durante el primer semestre del año se benefició a 21 mujeres. • En el mes de mayo de 2008, se presentó ante el Pleno del Consejo de la Judicatura Federal el Programa de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades, que contempla las acciones de sensibilización, formación y capacitación en perspectiva de género dentro del Consejo.


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El ejercicio del presupuesto para el tercer trimestre de 2008, se llevó a cabo en los siguientes términos: La población objetivo de estas acciones para el ejercicio del presupuesto en los dos trimestres es de 300 mujeres y 300 hombres, la población atendida es de 163 mujeres y 1 hombre (SHCP, 2008). Cabe mencionar que el número de personas atendidas es el mismo para el tercer trimestre de este año (SHCP, 2008). En tanto las acciones para el tercer trimestre de 2008, se agregan el otorgamiento de becas para estudios profesionales, la realización de un taller sobre derechos humanos para lograr la equidad de género, en la ciudad de Guanajuato, con la asistencia de 84 personas dedicadas a la impartición de justicia. Y otros dos eventos sobre capacitación con perspectiva de género (SHCP, 2008). La información que reportan los informes trimestrales de la SHCP no es suficiente para dilucidar con exactitud cuánta población es atendida por los programas de capacitación con perspectiva de género de la Judicatura. Además de que el avance de los programas presupuestarios con recursos destinados a las mujeres reportan un número de población atendida y en el anexo 1 del mismo avance anotan otro número, asimismo en el apartado de las acciones realizadas al periodo del mismo documento. La lectura de estos datos genera varias interrogantes ¿Son las mismas personas las que se capacitan trimestralmente? ¿Por qué participa en estos eventos un solo hombre? ¿Cómo están entendiendo en la Judicatura y en sus diferentes instancias la perspectiva de género? Por otro lado, la información contenida en el formato Avance de Programas Presupuestarios contiene datos contradictorios, para el segundo trimestre anotan un presupuesto anual modificado de 18.6 mdp, en tanto en el tercer trimestre es de 31.0 mdp, cabe preguntar ¿Hubo ampliación del presupuesto? o ¿La información reportada tiene un error? En conclusión, el avance de la perspectiva de género en este poder es lento, sí bien se ha iniciado el proceso de incorporación de la perspectiva de género al interior de la institución, concretamente a través de las acciones a favor de sus empleadas para la ocupación de plazas en casi todos los niveles y la enseñanza con perspectiva de género dirigida a las y los impartidores de justicia; también lo es que, no solo es la capacitación, se deben tomar acciones en el clima laboral (en el que prevalezcan el respeto a los derechos humanos, la no discriminación y la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres), la corresponsabilidad (garantizar la vida laboral, personal, profesional y familiar de las servidoras y servidores públicos), atender el hostigamiento y acoso sexual, a los cuales se les debe dar la difusión permanente. Algunas de las funciones que se recomiendan pueda tener una Unidad de Género son: 127


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Impulsar la materialización del mandato político y la voluntad en materia de género, en estrategias y acciones concretas.

Elaborar un diagnóstico que dé cuenta de la situación de hombres y mujeres en el interior de la institución.

Dictar los lineamientos generales para que el desarrollo del quehacer institucional tenga como eje central la equidad.

Fomentar la elaboración de estudios e investigaciones en materia de género.

Coordinar los esfuerzos de sensibilización y capacitación que se requieran.

Coadyuvar con las áreas responsables, las acciones de difusión e imagen de la institución para que sus contenidos reflejen la equidad que vive la institución.

Realizar de manera constante el monitoreo y la evaluación de las acciones que se emprendan en materia de equidad de género.


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“Igualdad y Capacidad, Igual Reconocimiento”/Autor: Rocío Martínez Barra

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LAS MUJERES Y EL DEPORTE Belem Guerrero Méndez1 Cuando me invitaron a escribir sobre la lucha de la mujer para conseguir la equidad de género me llegaron mil ideas, pero lo primero que note es que pocas sabemos lo qué es género y peor aún qué, es la igualdad dentro de la sociedad; por eso me di a la tarea, de saber bien qué es género y encontré que éste se define como “un conjunto de ideas, creencias y atribuciones sociales, construidas en cada cultura y momento histórico, tomando como base la diferencia sexual; a partir de ello se elaboran los conceptos de “masculinidad y “feminidad” que determinan el comportamiento, las funciones, las oportunidades, la valoración y las relaciones entre mujeres y hombres”. (Fuente: INMUJERES, ABC de género en la Administración Pública Federal, 2007) Sobre la equidad, recopilé muchas definiciones, pero todas se resumen en la justicia, imparcialidad e igualdad social. Así que en resumen podemos decir que la “Equidad de Género” es el buscar tener la igualdad del hombre y la mujer con justicia, imparcialidad dentro de la sociedad. Ahora bien, esto en el papel es muy interesante y puede dar para miles de horas de reflexión, pero en la vida real es algo que desde el inicio de la sociedad se ha buscado, pero hasta mediados de la década de los 90’s del siglo pasado es cuando se dio un giro fuerte y orientado a lograr llegar a la anhelada meta de la equidad. Si bien en otros ámbitos como el político se ha luchado desde el siglo XVIII para tener esa igualdad, los primeros intentos como el de 1776 en Nueva Jersey, donde se dio el poder del voto a la mujer no prosperaron, (ya que se abolió en 1807), la historia en ese ámbito siguió hasta que en la segunda mitad del siglo XIX, varios países y estados reconocieron el sufragio femenino restringido, empezando por Australia del Sur en 1861 y fue en este mismo continente en donde en 1902 ya fue un derecho universal. Pero eso es a nivel de otras naciones, en nuestro país se tuvo que esperar, ser un observador y casi como por “moda” se logró un avance histórico cuando se otorgó el derecho al voto para la mujer en 1953; lo cual si bien fue algo tardío en comparación con otras naciones, nos dio un impulso relevante pues para 1955 con la elección de María del Socorro Blanc Ruiz, como primer presidenta municipal del país; se consolidó en cierta forma este avance en la igualdad. Pero en lo deportivo se tardó algo más pues incluso en la máxima justa del Secretaria del Deporte del Partido Revolucionario Institucional del Estado de México y Medallista Olímpica en Atenas 2004. 1

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deporte a nivel mundial, las olimpiadas, cuyo creador fue, el Barón Pierre de Coubertien, prohibió a las mujeres su participación en cualquier deporte, esto tomando como base la historia griega, ya que para los antiguos helenos si una mujer veía o participaba de los juegos en honor a Zeus era el insulto máximo y podría ser castigado con la muerte. Así con este veto y las creencias de que la mujer solo podía ser la encargada de las “cosas” de la casa, apartó a las mujeres de la oportunidad de poder destacar en ámbitos donde las capacidades físicas fueran puestas a prueba, no solo para poner en alto el nombre de una nación, sino para poner de manifiesto la capacidad de desarrollo y salud del llamado “sexo débil”. Dentro de esta lucha por demostrar la igualdad de la mujer en deporte, se logró tras una fuerte insistencia, que en los Juegos Olímpicos de 1900, se diera la participación femenina en exhibición exclusivamente en golf y tenis; pues como ya mencioné el Barón Pierre de Coubertien, afirmaba que la presencia de las mujeres en el deporte era poco estética e incorrecta. Pero esto no quebrantó el ánimo de las deportistas, y para 1917 surge Alice Melliat, francesa que además de obtener el diploma para remeros de larga distancia, funda la Federación de Sociedades Femeninas de Francia (FFSF) y el 31 de octubre de 1921, con el apoyo de Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Checoslovaquia y Francia, organiza la Federación Internacional Deportiva Femenina (FSFI). Con el surgimiento de este organismo el camino a la igualdad en el deporte estaba en marcha, no solo con ideas, sino con reglas y metas fijas. Pero este movimiento a pesar de contar con el apoyo de las grandes potencias de la época, no tuvo respuesta por parte de los organismos deportivos, así que para poder tener una respuesta positiva Alice decide organizar en 1930 y 1934 los Juegos Mundiales Femeninos en Praga y Londres respectivamente, hechos que ante su gran organización y excelente participación hicieron que las mujeres fueran incluidas en forma oficial en los Juegos Olímpicos. Pero ¿qué pasaba en nuestro país? si bien el estado mexicano ya estaba tomando al deporte como parte de sus planes para la educación; las mujeres seguían al margen, con participaciones de exhibición o bien como casos sorprendentes que eran parte de encabezados sensacionalistas en los medios. Fue la organización de los Juegos Olímpicos de 1968; lo que hizo que el gobierno impulsara a las mujeres para ser parte de las selecciones que estarían en la máxima justa, lo que hizo que se diera un salto cuántico en la igualdad deportiva. Esta oportunidad no fue desaprovechada por las deportistas nacionales como: Enriqueta Bacilio (primer mujer en cargar la antorcha y encender el pebetero olímpico, además de ser atleta en los 80 metros con obstáculos), María del Pilar


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Roldán (en florete individual y ganadora de medalla de plata) y María Teresa Ramírez (natación, 800m libres y ganadora de medalla de bronce). Así que nuestra historia para lograr la equidad en el deporte nace en forma a finales de los 60, y aquí debo decir que desde mi punto de vista ésta búsqueda de la equidad está divida en tres etapas: la primera inicia, a principios del siglo XX que es la libertad de la mujer, la siguiente abarca la segunda mitad del siglo pasado con la búsqueda de la igualdad y en este nuevo siglo la búsqueda de la equidad. Se preguntarán ¿Por qué pienso o digo que hay tres etapas? con base en lo que ya comenté se ha buscado en principio la libertad de la mujer para poder participar en competencias que fueron exclusivas de los hombres solo por capricho de unos cuantos; ésta meta se alcanzó con lo que dio en 1968 en nuestro México, pero a partir de aquí, esa libertad que, en pocos casos fue bien canalizada, se transformó en un libertinaje que retrasó el avance de los derechos de la mujer; ya que los logros como los de Bacilio, Roldán y Ramírez; fueron aprovechados por actores políticos para impulsar sus carreras y por algunas feministas como la muestra de que el hombre no era el ser dominante; en ambos casos fueron solo propaganda para ser usada y no plataforma para reformas de beneficio común. El camino para pasar de la libertad a la igualdad tomó casi 50 años para que se pudiera tener en la mira a las mujeres que pedían la igualdad en el deporte, pero ¿por qué es que esta igualdad tardo tanto en nuestro país?, la respuesta está lamentablemente en las tradiciones sociales. A la mujer en México, se cataloga ante todo como la madre de familia, la persona que debe estar en el hogar cuidando y educando a los hijos y esa parte de la sociedad que debe ser abnegada y entregada a su pareja, sacrificando todo solo para que su hombre logre sus metas. Todo este bagaje cultural fue y es aun en nuestros tiempos uno de los obstáculos más grandes para que se pueda tener una igualdad; pues si bien la libertad de la mujer se arraigó como parte de una moda que tenía el mundo, al querer llegar a la igualdad los padres de familia, hermanos, tíos, actores políticos y hasta las mismas madres, veían con desconfianza que una mujer buscara ser igual al corredor de 100 metros, al futbolista destacado o al boxeador estrella. Desde los 60’s, hasta finales de la década de los 90’s, del siglo pasado, los deportes para las mujeres fueron pocos, hasta en cierta, forma elegidos para que no se perdiera ese toque femenino que tanto es buscado por la sociedad. De nueva cuenta se dio la lucha por demostrar que la mujer no perdía nada al practicar un deporte de alto rendimiento; en el mal llamado “deporte nacional” el futbol, ya que la selección femenil de 1999 logró su pase al mundial de la especialidad, tras derrotar a Argentina en la cancha del estadio la Bombonera 133


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(hoy Nemesio Diez); momento en el que las autoridades y la sociedad, deciden dar igualdad a la mujer en el deporte. Llegando a un nuevo siglo y un nuevo milenio, en nuestro país todos nos damos cuenta de que no podemos seguir siendo una sociedad que se mantenga al margen de los avances en materia de derechos civiles y de equidad social. Es aquí donde he sido parte de esta historia, desde la trinchera del deporte, materia que hoy en día es más socorrida por los lamentables problemas de salud y problemas sociales que aquejan a nuestra niñez y juventud. He de comentar algo sobre mí para que puedan comprender mejor cómo veo, siento y lucho por la igualdad. Nací en el seno de una familia unida del Estado de México, desde pequeña tuve el impulso y apoyo de mis padres para practicar el deporte, lo cual agradezco en gran manera, pues ninguno de mis padres tuvo el estigma de encaminarme dentro de los patrones de educación tradicional o lo que se conoce como la clásica mujer mexicana que solo puede aspirar a lo que es bien visto. Con este impulso, pude entrar a natación, deporte en el que si bien tenía capacidad no me llenaba, así que un día opté por hacer de mi bici con la que iba por los mandados de la casa, un instrumento de competencia, así poco a poco, incursione en el ciclismo. Así que comencé en un deporte que es poco difundido en nuestro país y del que apenas se conoce algo por Raúl Alcalá, quien a mediados de los 80’s tuvo una participación en el Tour de Francia, donde logró posicionarse en 1987 en el octavo lugar; así mismo hay una infinidad de otros ciclistas como Miguel Arroyo, Francisco “Camarón” Lozano (ganador de plata en los Juegos Panamericanos de 1959), Ángel Zapopan, Manuel Hernández, Tito y Edgardo Lugo, Pérez Cuapio e Irving Aguilar por mencionar a algunos, pero como ven en la lista no hay ni una mujer. Así pues, inicie el camino en un deporte poco difundido y peor aun donde las mujeres tenían una participación por demás minúscula. Poco a poco comencé a rodar y entre los kilómetros que recorría, aprendía y al mismo tiempo, reflexionaba sobre, cuánto hay que hacer para que una mujer tenga equidad en un deporte tan difícil. Los apoyos venían poco a poco, pero veía como eran los hombres y en especial los futbolistas quienes más recibían, por lo que en momentos reflexionaba de porqué una selección que hasta entonces no había dado nada al país, recibía cantidades enormes de apoyos, patrocinios, viajes, entrenadores, fisioterapeutas, etc. Comparaba sus logros con los de las mujeres que salían con recursos que conseguían en ocasiones empeñando hasta la casa de los padres, esto me daba


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coraje, pero este coraje lo canalicé para ser mejor y para demostrar a los altos mandos y a nuestra sociedad que la mujer no solo podía entrar a un deporte dominado por los hombres, sino que podía lograr lo que muchos no habían alcanzado. Con el paso del tiempo, mi entrenador vio mi capacidad y me propuso que saliéramos al extranjero, en lo que se puede llamar una aventura, por lo que pensando en cómo podría mejorar al estar en otros países donde el ciclismo es un deporte bien apoyado y promocionado, acepté; así salí de mi querido México para llegar a Italia. Fue en el continente europeo donde vi como la equidad de género estaba siendo impulsada en todos los ámbitos, pero que no era cuestión de salir a parar el tráfico, pintar bardas o hacer escándalo en los medios de comunicación, por el contrario, a las mujeres se les daba la oportunidad de incursionar en cualquier deporte, no se ponen peros, se les entrena y se les da el apoyo más que suficiente, y es con los resultados que obtiene de todo este impulso, que se gana la equidad. Pude entrenar con las mejores de Europa, ver cómo las ciclistas italianas salían a rodar desde antes que saliera el sol y como al regresar no pensaban en cómo poder obtener algo de dinero para pagar esa llanta que se reventó o comprar un casco mejor para su protección; por el contrario llegaban a repasar estrategias junto a los hombres que llegaban de recorrer 200 kilómetros, comencé a ver que además de igualdad de oportunidades la equidad era compartir experiencias y trabajar en equipo. Todo esto me hizo ver que en mi país queríamos ver que las mujeres participaran en más deportes pero no pensábamos en cómo es que la equidad de género nos daría un impulso para alcanzar más y mejores metas. Regresé de Italia con pensamientos diferentes, con más visión, con las ganas de demostrar que la equidad se gana con esfuerzo, trabajo y resultados, ¿Pero cómo transmitir todo esto? Fue entonces que mis oportunidades en campeonatos del mundo comenzaron a surgir, fue ahí donde comencé a transformar mis pensamientos en hechos; comencé a escalar, pero no logré un campeonato, quedaba a unas centésimas de lograrlo, esto me pegó y por momentos sentí que no podría ser ese ejemplo de que la equidad es lograr metas. Pero con el tiempo comprendí que estas “caídas” me preparaban para algo más grande, esto era poder estar en los Juegos Olímpicos. Cuando llegué a la máxima justa mi primer incursión no fue lo que esperaba, pero regresé para ver que este primer paso dio frutos, ya que comenzaron a darme oportunidades y se me equiparaba con los hombres, tanto en oportunidades como reconocimientos. 135


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Vi que todo estaba siendo mejor, que estaba alcanzando la equidad que deseaba, no solo para mí, sino para todas que me seguían; el camino estaba siendo abierto y lo estaba cimentando en forma firme. En el 2004 cuando llegué de nuevo a los Juegos Olímpicos, contaba ya con todo el apoyo, donde pedía algo para poder tener mejor equipo o algo para salir a un campamento de entrenamiento lo obtenía; la parte de equidad en apoyos estaba lograda, ahora debía comenzar con la de regresar todo en forma de resultados. Llegó el gran día, salí a correr, mi mente estaba en lograr ver cómo se me ponía una medalla, cómo recibía la corona de laurel, cómo es que la bandera de México sería izada en un país extranjero. Cuando acabó la carrera y vi en la pantalla el nombre de México y el mío al lado, supe que estaba entregando lo que se me dio, sentí que al fin había logrado mi meta personal, pero sobre todo que ya estaba difundiendo el mensaje de que la equidad de género en el deporte estaba llegando. Al regresar a México, las puertas se abrieron de par en par para que mi carrera deportiva siguiera creciendo; fue entonces que decidí que esta igualdad que alcance con gran esfuerzo debía seguir. Tras seguir por algún tiempo activa en el deporte, me retiré, pero comencé una labor más para no dejar que lo logrado fuera solo una anécdota para la historia. Abrí una escuela de ciclismo, en la cual recibo a niños y niñas, les doy la misma enseñanza, los mismos apoyos, les trato por igual; comienzo a sembrar en ellos la equidad que deberán de cuidar y de alcanzar con su trabajo diario. Con todo lo que he mencionado solo puedo concluir que la equidad de género ha logrado grandes avances en el terreno político, en los derechos civiles y derechos humanos; ya hoy en día contamos con leyes que exigen un 50% de participación de la mujer en las candidaturas a los partidos políticos. Pero en el deporte aun estamos en el camino de alcanzarla, hemos tenido grandes ejemplos de que al dar equidad a la mujer los resultados son increíbles pero sobre todo son gratificantes; tenemos los logros de María Espinoza, (Tae kwon do), Ana Gabriela Guevara (Atletismo), Paola Espinosa (Clavados), Laura Sánchez (Clavados), Aída Román (Tiro con Arco), Iridia Salazar (Tae kwon do), Soraya Jiménez (Halterofilia Q.E.P.D), Enriqueta Basilio (primera mujer en la historia en llevar la antorcha olímpica y encender el pebetero), María Teresa Ramírez (Natación, ganó Bronce en los juegos olímpicos de 1968, en 800 metros libres) Paola Longoria (Raquetbol), Lorena Ochoa (Golf), Yolanda Ramírez (tenis, ganadora de 4 medallas de oro en Juegos Panamericanos en los años 60’s). Lista que podría seguir, pues hay quienes si bien no han destacado a nivel nacional o internacional si lo hacen a nivel local, pero estos nombres no deben ser parte de una lista de enciclopedia, ya que son ejemplos de que la equidad no


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puede esperar más, que es el momento de dar ese paso, de dejar de impulsar un deporte solo porque es practicado por hombres, de dejar de dar apoyo solo a un género por ser el que más tiempo ha estado activo. No debemos de ver solo que hay quienes llegan, debemos fomentar en nuestras hijas, hermanas, sobrinas, amigas o conocidas el deseo de luchar por la equidad. Pero no llevarles por el camino de la lucha con violencia, paros, ataques insultos o amenazas, pues este solo hace que la meta se aleje y que la sociedad se suma en la resistencia a un cambio que podría ser dañino. Debemos, ser guías en un camino donde, equidad, es recibir apoyo no porque se pida sino porque se merece y que este merecimiento tiene que ser retribuido con logros, con resultados que sean impulso para que más mujeres se integren a un deporte o una idea. Como he descrito el camino ha sido largo y se ha pasado de la lucha por la libertad femenina, por la igualdad femenina y ahora estamos en búsqueda de obtener la equidad de género. Todos debemos tener lo que viví en Europa, la equidad es trabajar juntos, estar unidos, intercambiar ideas, ser ejemplo no solo para un grupo, etnia o género, sino para todos, no se trata de llegar a una meta y “expropiarla”. Somos mujeres que están luchando en un país donde la idiosincrasia es de una mujer sumisa, compañera incondicional y abnegada, que cierra las puertas a un cambio, a un mundo donde las fronteras entre naciones son cada vez más delgadas. Hoy en día somos una generación de mujeres que están abriéndose paso entre hombres que temen ser apartados y marginados, idea que está mal concebida, lo cual nos da el deber y la responsabilidad de demostrar que la equidad es la oportunidad de avanzar juntos y en armonía. No podemos dejar de lado a nadie, no importa su raza, su género, sus creencias o educación. Está en cada una de nosotras el pedir la equidad, en unirnos y ser un grupo que comparta esa equidad, debemos ser esa selección que sale al campo de juego del mundo con una sola idea, una sola bandera y una sola convicción. México necesita la equidad más que nunca, pues la sociedad está en busca de una oportunidad para salir adelante en momentos en los que parece que la desintegración, el vandalismo, la vagancia y las adicciones son lo que esta dominando. No podemos dejar pasar esta oportunidad, en la que el deporte tiene una promoción como nunca, en la que se demuestra que es la actividad física, la 137


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mejor forma de mantener la salud física y mental. Estamos en un momento en que el gobierno pide que las mujeres sean ese engrane que haga girar la máquina de la sociedad. Tenemos las mejores oportunidades, ya hemos perdido más de un siglo en búsqueda de ese chance de crecer, ya tenemos y hemos creado mucha historia, estamos más que listas para dar el siguiente paso. En el deporte estamos avanzando, ya somos más las que logramos medallas, campeonatos, títulos, record de victorias, en fin, ya no somos el grupo que salía en una primera plana de periódico por ser la novedad, por ser el “fenómeno” deportivo. Hoy estamos no pidiendo una oportunidad de demostrar que merecemos un trato equitativo, hoy estamos moviéndonos hacía el derecho inalienable de contar con la equidad que se nos negó. Somos la generación deportiva con más proyección, contamos no solo con los medios impresos, un programa de radio o uno en la televisión, hoy contamos con la Internet, con las redes sociales, con medios no tradicionales de dar a conocer lo que logramos. Hoy estamos para crear la historia de una equidad que nos hará trascender para el bien y avance de nuestra sociedad. No desaprovechemos lo que hay, dejemos de ser la generación de los datos, de los chispazos, seamos la generación que hizo llegar, arraigar y transmitir la equidad de género en México.


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“Construyamos un Mundo Mejor”/Autor: María del Carmen Silva Mendieta

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EL NUEVO ROSTRO DE LA MUJER: NUEVOS MODELOS DIRECTIVOS, NUEVAS FORMAS DE CONTEMPLARSE A SÍ MISMA Y NUEVAS MANERAS DE CONCEBIR LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LA VIDA Ana Artázcoz Colomo1 Se ha repetido en muchas ocasiones que la pobreza tiene rostro de mujer. Pero también lo tiene el futuro. Y este rostro es un rostro nuevo. Múltiples condicionamientos históricos han impedido a la mujer ser profundamente ella misma, conocer la fecunda originalidad de su ser mujer y hacer de esa riqueza una decidida aportación al mundo. El “genio” de la mujer (la expresión es de Juan Pablo II), la riqueza de humanidad que en ella se atesora, la percepción intuitiva y honda, la sensibilidad por lo verdaderamente humano, están llamadas a enriquecer la comprensión del mundo y a contribuir a señalar dónde se halla la verdad, la bondad y la belleza de las relaciones humanas, así como sus peligros2. El nuevo milenio será, previsiblemente, el tiempo de las mujeres. Han pasado ya muchos años desde que Simone de Beauvoir formuló una difícil cuestión: “¿Qué es una mujer?” Señaló que “no se nace mujer sino que se llega a serlo”, y que ese hacerse histórico carece de arquetipo. Sorprendentemente, el feminismo radical cayó en el contrasentido de adoptar el arquetipo del homo faber forjado por la Modernidad, viéndose arrastrada a las contradicciones de una sociedad organizada sobre meros criterios de eficiencia y productividad, consumista y profundamente desorientada acerca de los valores de sentido3. Una sociedad, por lo demás, que ofrece múltiples imágenes engañosas del rostro de la mujer. Es necesario buscar un rostro nuevo y verdadero para la mujer, en el que pueda mirarse todo ser humano, y reconocerse humano. Licenciada en Psicopedagogía. Especializada en Logoterapia e Intervención Psico-Social. Especializada en Coaching e Inteligencia Emocional. Orientadora en el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra. Directora del Equipo Pedagógico Ágora y de la Comisión de Actividades Culturales del Complejo Hospitalario de Navarra. 2 La plena verdad sobre la mujer requiere que se resalte “el genio de la mujer, teniendo en cuenta no solo a las mujeres importantes y famosas del pasado o las contemporáneas, sino también a las sencillas, que expresan su talento femenino en el servicio a los demás en lo ordinario de cada día. En efecto, es dándose a los otros en la vida diaria como la mujer descubre la vocación profunda de su vida; ella que quizá más aun que el hombre ve al hombre, porque lo ve con el corazón. Lo ve independientemente de los diversos sistemas ideológicos y políticos. Lo ve en su grandeza y en sus límites, y trata de acercarse a él y serle de ayuda. De este modo, se realiza en la historia de la Humanidad el plan fundamental del Creador, e incesantemente viene a la luz la belleza –no solamente física, sino sobre todo espiritual- con que Dios ha dotado desde el principio a la criatura humana y especialmente a la mujer.” (Juan Pablo II, 1995, n. 12). 3 “Maureen Murdock, psicóloga estadounidense, relata en su libro Ser mujer: un viaje heroico, la insatisfacción que sienten muchas mujeres cuando han llegado a la madurez tras haber conseguido con muchos esfuerzos todas las metas profesionales que se habían marcado. En su infancia no les convencía el modelo de mujer subordinada que veían en sus madres. Entonces imitaron el modelo de sus padres y se dedicaron exclusivamente a su carrera profesional. Pero el precio pagado –dicen ellas- es demasiado caro: supone el sacrificio de todos los lazos sentimentales y el renunciar a la familia” (Castilla, B. 1993, 49). 1

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Desde el punto de vista social y antropológico, sin embargo, la situación ha evolucionado en estos años y vuelve a tener la certeza, en importantes núcleos de reflexión acerca de la mujer, de que para llegar a saber lo qué es ser mujer es imprescindible, simultáneamente, saber qué es ser varón, y a la recíproca. Solo gracias a la dualidad de lo masculino y de lo femenino es posible la realización plena de lo humano. Desde una antropología que haga justicia al varón y a la mujer y descubra su igual naturaleza y dignidad, a la vez que las aportaciones específicas de uno y otra, se podrán replantear los sistemas de convivencia y desarrollo de acuerdo con una verdadera humanización4. Existe una gran carga cultural, ciertamente, en la mayor parte de los estereotipos que se han vinculado habitualmente a la masculinidad y a la feminidad. Pero ni todo en el hombre y la mujer es cultural y fruto de la costumbre, ni todo en ellos es producto de la naturaleza constitutiva. La igualdad fundamental entre el hombre y la mujer ni se explica ni se configura –como tampoco puede suprimirseen virtud de sus roles sociales respectivos. Existen predisposiciones naturales en uno y otro sexo, de forma que las cualidades humanas suelen adquirir tonalidades diferentes en un caso y en el otro, pero también la educación y el entorno contribuyen a la configuración de cada personalidad. Toda persona, varón o mujer, puede y debe desarrollar una personalidad madura, lo que requiere el cultivo equilibrado de todas las cualidades humanas, y éstas son patrimonio tanto del varón como de la mujer. Se trata de que cada sexo aprenda del otro –no que lo imite-: la mujer del varón y éste de la mujer. Cabe así afirmar que el modo de ser masculino aporta a la naturaleza humana unas cualidades, necesarias para todas las personas, pero que se hacen más presentes por su aportación propia: capacidad de proyectos a largo plazo, cierta tendencia a la racionalización, la tendencia a la exactitud, el dominio sobre las cosas y la inclinación a la técnica, etc. Hay otras cualidades que, aunque las tienen que vivir también los varones, las aprenden por la aportación de la feminidad de la mujer. Entre otras cosas, es más espontáneo en la mujer una mayor facilidad para conocer a las personas, la delicadeza en el trato, la generosidad, la capacidad de estar en lo concreto, la agudeza de ingenio, la intuición o la tenacidad. (Cfr. Castila, B., 1993, 82-83) No hay cualidades “masculinas” ni cualidades “femeninas”. Las virtudes y los valores son humanos, y por ello todos, hombres y mujeres, están llamados a practicar y estimar cualidades que tradicionalmente se han podido atribuir a uno u otro sexo. Un varón, sin perder masculinidad, antes bien desarrollándola mejor, puede ser delicado y captar detalles concretos. De un varón con gran humanidad se puede “Normalmente el progreso se valora según categorías científicas y técnicas, y también desde este punto de vista no falta la aportación de la mujer. Sin embargo, no es ésta la única dimensión del progreso, es más, ni siquiera es la principal. Más importante es la dimensión ética y social, que afecta a las relaciones humanas y a los valores del espíritu: en esta dimensión, desarrollada a menudo sin clamor, a partir de las relaciones cotidianas entre las personas, especialmente dentro de la familia, la sociedad es en gran parte deudora precisamente al ‘genio de la mujer’.” (Juan Pablo II, 1995, n. 9) 4


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afirmar que tiene corazón de padre y de madre, como de hecho se afirma del propio Dios. Y una mujer, sin dejar de ser femenina, antes bien, aportando lo mejor de su condición, puede llevar al éxito a una pequeña o gran empresa, o estar responsable y eficientemente al frente de un país. Anteriormente hemos señalado que son cada vez más las empresas que se plantean seriamente la incorporación de “estilos femeninos” de dirección y de gestión y, aunque los “techos de cristal” siguen existiendo en el mundo occidental e impiden el avance de la mujer en el espacio de los negocios, también es cierto que cada vez son más las mujeres que van escalando puestos de importancia en este difícil terreno. “Emprender en femenino” es una magnífica forma de emprender (cfr. Chinchilla, Mª N.; García, P. y Mercadé, A., 2000; Loden, M, 1987; Evans, G., 2001; Pérez López, J.A. y Chinchilla, Mª N., 1999; Mercadé, A., 2000; Nicolson, P., 1997). El gran desafío estriba en no dejar de ser ellas mismas a la vez que ofrecen lo mejor de sí; con ello aportan valor añadido a sus empresas y contribuyen de forma importante a cambiar el rostro de este mundo hostil, marcado por la eficiencia a toda costa, el utilitarismo, el hedonismo y el individualismo. Así, importantes compañías como Hewlett Packard, Pepsi, Lotus y Du Pont, siguiendo propuestas de Marylin Loden, han creado modelos y programas de formación para que sus ejecutivos, hombres y mujeres, desarrollen capacidades como aprender a escuchar, valorar la opinión contraria o mejorar realmente las relaciones y el trato con los empleados. Judy Rosener, profesora en UCLA, define un nuevo estilo de dirección basado en las experiencias de mujeres que han triunfado gracias a –y no a pesar de- sus cualidades de mujer: realismo práctico, procurar transformar el interés individual de los trabajadores en preocupación por objetivos más amplios y profundos, reorientar los objetivos de la empresa hacia valores humanos reales y sentidos por los clientes, por la sociedad y los propios empleados, etc. (Cfr. Bel, Mª A., 1998, 164-165) Los campos de la actividad económica y otros ámbitos sociales son cada vez más interdependientes. El papel de las mujeres en el sector económico requiere una participación plena y equitativa, supuesta la capacidad, en los cargos de responsabilidad y que se les permita sacar partido de sus capacidades inexplotadas. De hecho, las mujeres constituyen una fuente esencial para la economía, son ya mayoría en la universidad, cuentan con un creciente poder adquisitivo y aportan perspectivas novedosas, e incluso olvidadas, como la atención personalizada y la perspectiva familiar. De su presencia en cargos directivos dependerá en gran medida, tanto el futuro acceso de más mujeres a los ámbitos de responsabilidad, como la consideración de aspectos, así la conciliación entre la vida familiar y la vida laboral, que por el momento no es tan fácil que perciban muchos directivos varones. Es de esperar, asimismo, que la presencia de la mujer en puestos de responsabilidad pública contribuya a la emergencia de valores en los que no prime lo cuantitativo sobre lo cualitativo, se equilibre la competencia con la 143


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compasión y la solidaridad, la eficiencia con el servicio y la honestidad, la justicia y la legalidad con la misericordia y la compasión..., se aprenda a gestionar los conflictos de manera positiva –yo gano y todos ganan-, se valoren las actividades y funciones de mediación interpersonal, y se entienda, en fin, la excelencia como el don de lo mejor de uno mismo. Se ha demostrado que la mujer, que sabe mejor ver con el corazón, es una buena gestora de paz, en la vida privada y en la pública, que se preocupa más por la calidad y la obra bien hecha, y que es más respetuosa con la naturaleza y el medio ambiente. Pero para que todo ello no sea un mero desideratum se exige que la mujer no deje de ser ella misma, que tenga el coraje de serlo, y que se le permita y se le ayude para ello.5 No es que la mujer sea autosuficiente, o que por naturaleza sea “mejor” que el varón. “Cabe preguntarse si las mujeres tienen que participar en la vida profesional y política solo por el hecho de haber sido excluidas de ellas hasta ahora” (Matláry, J.H., 2000, 199). Ha de prepararse adecuadamente, lo mismo que el varón. También ella necesita del varón para comprenderse mejor a sí misma y para dar lo mejor de sí. Pero una y otro no han de contemplarse en rivalidad sino en complementariedad mutua y en una llamada a la colaboración, al don de lo mejor de sí mismos. Se hace imprescindible, en todo caso, que la mujer acierte a contemplarse a sí misma al margen del dominio masculino y desde otras claves distintas de aquellas que asumen la lucha por el poder como lo esencial en la afirmación del sujeto humano. Porque la voluntad de poder, en la que se asienta el humanismo prometeico, deshumaniza a las personas y desertiza moralmente el mundo, lo hace inhóspito, vacía de contenido la necesaria solidaridad humana y hace incomprensible el amor. Por el contrario, solo éste, entendido como la sincera entrega de uno mismo para el bien de otras personas, puede fundamentar un desarrollo solidario, un bienestar verdadero y una convivencia en paz. Y de esto es prueba la genuina aportación de la mujer, demostrada lo mismo en la vida doméstica que en la vida pública. Es necesario incorporar otra lógica al desarrollo humano y a la convivencia. Los negocios no pueden funcionar bien sin confianza; pero el mero interés no es su mejor fuente inspiradora. La mujer, porque da más importancia al amor y porque sabe poner amor en su trabajo y en su relación, genera confianza, y la confianza es fuente de autoridad moral y de solidaridad. Este puede empezar a ser “el tiempo de las mujeres” porque nos hallamos en una etapa en la que éstas comienzan a estar tan preparadas como los hombres, e incluso mejor, y pueden intentar aprovechar la riqueza de sus propios talentos ofreciendo una importante contribución a los ámbitos económicos, culturales y “Los seminarios realizados por las escuelas de administración de los EEUU para la capacitación de los ejecutivos son un ámbito casi exclusivo de los varones: solo el 5% de las personas participantes en todo el país son mujeres. Mary Herbert, vicepresidenta de Motorola, anima a sus colegas femeninas a ir a la gerencia y decir: ‘Creo que yo puedo hacer eso, por las siguientes razones, déjeme intentarlo’; pero al mismo tiempo se lamenta de que algunas pretendan que se les dé el puesto solo por el hecho de que no hay mujeres en ese nivel de la compañía..., esas son las que no van a ningún sitio, comenta.” (Bel, Mª A. 1998, 161) 5


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políticos, pero evitando caer en la depauperación de la familia. (Cfr. Matláry, J.H., 2000) Para ello se hace necesario, además de la denuncia de las situaciones de discriminación e injusticia, profundizar en la riqueza específica que la mujer aporta al mundo con sus valores y cualidades propias, y potenciar al máximo su contribución. Juan Pablo II, en la Carta Apostólica Mulieris Dignitatem, sienta fuertemente la igualdad y al mismo tiempo la diferencia entre el hombre y la mujer, afirmando que la “ayuda adecuada” de la que habla el relato del Génesis ha de ser recíproca, y la “sumisión”, mutua. Considera que igualdad no es uniformidad, y sostiene que la feminidad realiza lo humano tanto como la masculinidad, pero con una modulación diversa y complementaria. Esta dualidad, afirma, hace que lo humano se realice en plenitud, de manera que masculinidad y feminidad se complementan y se explican mutuamente desde su originalidad propia (Juan Pablo II, 1988, n. 25). Hay algo en lo que, sin duda, la mujer aventaja al varón: “El varón, que no puede concebir, gestar y alumbrar seres humanos, parece muy satisfecho concibiendo, gestando y alumbrando ideas. Pero las ideas, desencarnadas del conocimiento experiencial de la persona humana singular e irrepetible, provocan con frecuencia inquietante el parto de lo inhumano y lo monstruoso... La maternidad no concibe ideas, sino personas humanas concretas, singulares, irrepetibles. Por eso la humanización del hombre –mejor, su personalización- viene por el don de la mujer y principia en la madre.” (Viladrich, P.-J., 2000, 16) La mujer aporta amor al mundo, un amor que consiste en el sincero y pleno don de sí misma. Desde la raíz de su singularidad como mujer, que es la maternidad, enseña a acoger y a amar al otro como persona concreta, aportando así una actitud dirigida hacia todo ser humano. Los recursos de la feminidad se pueden resumir en uno solo: sensibilidad por lo humano, una capacidad para conocer a las personas en lo que tienen de único e irrepetible, para acogerlas como son, quererlas por sí mismas y mostrar una generosa solicitud hacia lo que necesitan. Se trata de un don que posibilita el estar cerca de las personas, que se ejercita en todos los campos, en primer lugar en la familia, y se manifiesta de modo especial cuando las personas están necesitadas o marginadas, aunque ello no es ajeno a ningún ámbito social, privado o público. Por eso afirma el Papa que a la mujer Dios le ha confiado de un modo especial la humanidad, el ser humano concreto (cfr. Juan Pablo II, 1988, n. 29) Pero además, en virtud de su vocación a la maternidad –entendida ésta en toda su amplitud-, las mujeres tienen una inclinación natural hacia el aprecio por la vida, hacia las relaciones interpersonales y hacia los otros seres humanos, que los hombres poseen en menor grado. Y esto reviste una potencialidad política digna de mayor consideración: “La visión instrumental de la política considera la búsqueda del poder como un fin en sí mismo. Se trata de una herencia de Maquiavelo, Hobbes y de la tradición 145


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de la Realpolitik. La política se ha separado de la justicia y de la ética tan solo en los últimos siglos de la historia europea... En política, el poder reside en las altas esferas y suele implicar una lucha continua para mantenerse en él. Tan solo algunas de nosotras, las que posean cualidades naturales y formación, llegarán a la cima de la política. Pero todas las demás mujeres pueden participar en la política aunque sea a niveles más modestos. Necesitamos el poder, pero ¿para qué?... Queremos cambiar cosas como la valoración que se da al trabajo femenino, tanto el trabajo de ser madre como el trabajo profesional remunerado. Añadiremos también a nuestro programa las cuestiones humanas y sociales, como por ejemplo las condiciones de vida de los niños, el trabajo de los menores y la situación de las mujeres en otras partes del mundo. Queremos dar un rostro humano a la economía y favorecer los esfuerzos pacíficos para la reconciliación en los conflictos. Queremos demostrar la enorme importancia del factor humano y asegurar que la dignidad humana esté en el núcleo central de cualquier decisión política. Con esto no estoy diciendo que los hombres deban mantenerse al margen de los objetivos de este programa, sino que solo las mujeres tienen cualidades específicas para sacarlo adelante.” (Matláry, J.H., 2000, 69-71).


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“Alas de Equidad, Alas de Libertad”/Autor: Sandra Quiroz Delgado

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LA EQUIDAD DE GÉNERO ES UNA OCUPACIÓN EN EL TRIBUNAL DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DEL ESTADO DE MÉXICO. María Teresa Hernández Suárez1 A través de la historia de la humanidad los estereotipos, factores de cultura, idiosincrasia, religión, entre otros, han constituido obstáculos para lograr una equidad de género en las distintas actividades cotidianas, como lo son el deporte, la política, la docencia y la actividad jurisdiccional no es la excepción, sin embargo de manera pausada se ha avanzado en este tema. Lo anterior no significa que las mujeres habrán de estar por encima de su igual el hombre, sino a su lado, tampoco significa que será, como dicen, el tiempo de las mujeres, ya que solo se les debe colocar en igualdad de oportunidades a quienes se encuentren en situaciones de desventaja o de desigualdad, sean hombres o mujeres, es decir, sólo se requiere que estén en un plano de desigualdad frente a sus iguales para que sean beneficiadas de las condiciones de igualdad. En la medida en que se otorguen las herramientas necesarias para lograrlo, serán mayores las posibilidades de hacer realidad la igualdad o equidad de género en las distintas actividades de la vida diaria, desde la convivencia familiar, la escuela, la práctica de algún deporte, la política y la actividad jurisdiccional no puede ser la excepción, por el contrario debe estar a la vanguardia y hacer una realidad la equidad de género en el ámbito jurisdiccional, a fin de crear condiciones para reconocer este derecho fundamental y propiciar condiciones que garanticen que en un Tribunal donde se imparte justicia se reconozca ésta en favor del género. No se trata de una cuestión de sexo, sino de aptitud y capacidad bajo las mismas circunstancias o posibilidades de acción, partiendo de las diferencias entre la mujer y el hombre, asegurando condiciones que deben darse para procurar las igualdades, lo cual se logrará suprimiendo prácticas comunes, como son las siguientes afirmaciones: “las mujeres deben de estar en su casa y los hombres a trabajar”; “los hombres no lloran, sólo las mujeres”, “estos deportes, estas carreras son de hombres y no de mujeres” y “los cargos directivos solo son de hombres”. Por lo tanto, el objetivo es colocar en un plano de igualdad de oportunidades a hombres y mujeres, en consecuencia, generar un ambiente propicio de equidad de género en todas las diversas actividades de la vida y particularmente en la función jurisdiccional. Para lograr una equidad de género, debe reconocerse la existencia de una inequidad, de una desigualdad de circunstancias de tiempo, religión, cultura, familia e incluso fisiológicas de la mujer en relación al hombre, después, buscar Magistrada Presidenta de la Primera Sección y Presidenta de la Comisión de Equidad de Género del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México. 1

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los mecanismos que destruyan esos obstáculos y finalmente crear un ambiente propicio que reconozca este derecho. La mujer tiene la gran fortuna de dar vida a un ser, pero no lo hace sola, sino con la ayuda indispensable del hombre, sin embargo, el tiempo que transcurre para hacer realidad esta función, sin duda pone en desventaja a la mujer, quien durante los nueve meses tiene que reducir sus actividades diarias, deportivas, físicas e incluso profesionales; razón por la cual esta circunstancia de desigualdad justifica que se generen condiciones para lograr una igualdad, como la posibilidad de que durante este tiempo se consideren aspectos que puedan equilibrar estas diferencias, como lo es, la posibilidad de asistir a revisiones médicas periódicas, a través de la reducción en la jornada de trabajo y hacer realidad el trabajo a distancia o acercar el servicio médico a los lugares de trabajo. Solo estas acciones permitirán colocar en igualdad de circunstancias al hombre y a la mujer y desempeñar con igualdad de oportunidades la actividad encomendada a ambos. No solo las primeras etapas del ser humano como la niñez, sino la infancia y adolescencia requieren de la atención estrecha de la madre y del padre, sin embargo, éstas deben atenderse prioritariamente, razones por las cuales, durante estas primeras etapas de la vida deben buscarse las condiciones de igualdad a que me he referido, para que se dé, en consecuencia, una equidad de género en materia de trabajo, solo así verdaderamente las diferencias entre iguales podrán superarse. Lo anterior no significa que necesariamente sea la mujer la que ha de realizar las actividades comúnmente destinadas a la mujer y que las condiciones que se propicien sean exclusivas de la mujer, puede darse el caso que sea el hombre quien deberá atender al infante o al menor para su pleno desarrollo, por la ausencia de ésta o por su imposibilidad para hacerlo o incluso por así convenir a los intereses de la familia. En este caso la igualdad de género se da en favor del varón, a quien en igualdad de oportunidades se deberán acondicionar las circunstancias y con ello hacer una realidad la equidad de género. En la etapa de la adolescencia, sin duda, la equidad de género es un factor determinante que debe servir para superar los grandes problemas que se suscitan en esta etapa de crecimiento y formen parte de la educación con equidad de género, lo cual, sin duda solo se logrará si se implementan programas que impulsen en la actividad escolar, el reconocimiento a la equidad de género como una práctica diaria, a través de talleres, jornadas de trabajo e incluso actividades deportivas y artísticas que atraigan a los adolescentes hacia este tema y hagan de su cultura, la aceptación de que los deportes como el fútbol no es propio de niños o jóvenes, sino también de mujeres y en cambio la cocina o costura no son exclusivos de mujeres.


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La actividad jurisdiccional, como aquella función del Estado de impartir justicia no puede dejar a un lado este tema de actualidad, debe formar parte de los objetivos y ser tema de análisis e incluirse en las leyes o códigos que rijan su función. Debe procurarse la emisión de sentencias que reconozcan la equidad de género, aplicando la legislación que así lo prevea o interpretándola siempre a favor, si existe duda o contradicción; derogando disposiciones que atenten contra este derecho fundamental; creando jurisprudencia, además de impulsar programas específicos que procuren, fomenten y difundan la equidad de género. Para lograr esto, los tribunales jurisdiccionales deben aprobar programas de género como parte de su plan de trabajo que fijen las acciones a realizar. Sin duda, el ajuste y reducción de los horarios laborales es una medida necesaria para fomentar la equidad de género y permiten además, el desarrollo de distintas actividades que contribuyan a la especialización de la materia, esto es, que no solo se fomente el trabajo a distancia sino la capacitación y profesionalización del personal jurídico y administrativo que realice esta función, invirtiendo los tiempos ganados, en estudio, deporte, convivencia familiar y administrando el tiempo, de tal forma que se pueda realizar con mayor eficiencia y aptitud la función jurisdiccional. Los impartidores de justicia con mayor preparación, desempeñan sus funciones con mayor eficiencia, en cambio, los horarios prolongados de trabajo solo generan desatención en la función que se presta y utilización de tiempo en los lugares de trabajo, con actividades personales que no corresponden a la jurisdiccional y que lejos de abonar a una mejora continua, desalienta y se convierten en prácticas recurrentes que retrasan el trabajo y desacreditan la función jurisdiccional, además de utilizar recursos de luz, teléfono y computadoras. La implementación de actividades distintas, que se relacionen con la actividad jurisdiccional dentro de horarios de trabajo, como lo es la capacitación, la revisión médica, la asesoría jurídica y la atención psicológica, permitirán satisfacer necesidades propias de los individuos, que realizan la actividad jurisdiccional, en sus propios lugares de trabajo, con ello se evitarán las pérdidas de tiempos innecesarios y se ahorrarán recursos en beneficio del propio servicio público. Solo a través de una evaluación continua, una constante capacitación, actualización jurídica, revisión del marco legal, derogación de disposiciones que impidan la equidad de género y fortaleciendo los programas obligatorios de ésta en los órganos impartidores de justicia, considerando reconocimientos, apoyos y estímulos, se logrará el objetivo; hacer realidad la equidad de género e impartir justicia en mejores condiciones. En el Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México, este tópico es preocupación y ocupación de la Comisión de Equidad de Género, ya que ha sido un promotor activo para hacer realidad la equidad de género, a través de programas que atienden este tema de actualidad, lográndolo a través de las 151


María Teresa Hernández Suárez

siguientes acciones: 

El ocho de marzo del dos mil trece, para conmemorar el día internacional de la mujer, los órganos impartidores de justicia en el Estado de México, entre ellos, el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, se adhirieron al Pacto para Introducir la Perspectiva de Género en los Órganos Jurisdiccionales, el cual fue celebrado por la AMIJ.

Por acuerdo del pleno, de fecha veintinueve de marzo del dos mil doce y publicado en la Gaceta del Gobierno el diez de mayo del propio año, se aprueba la ampliación del plazo de la licencia de paternidad a los servidores públicos del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México, otorgando a los padres de familia que laboran en dicha institución, diez días hábiles continuos con goce de sueldo, contados a partir del nacimiento o adopción de su hijo o hija, el cual podrá ampliarse en tratándose de enfermedades graves o incapacidades de la hija o hijo recién nacido o de la madre que ponga en peligro su vida, a fin de que puedan disfrutar del nacimiento de sus hijos y compartir las tareas de dicho acontecimiento.

Con esta acción, se reconoce el derecho a la paternidad como derecho fundamental, encaminando esfuerzos desde la normativa, hasta el acceso real, para gozar de un período de licencia justo, que le permita al hombre compartir esta responsabilidad mutua. 

Se integra una Comisión de Equidad de Género que preside el titular de este órgano jurisdiccional, como presidente honorario y se integra además por una presidenta, una secretaria y tres vocales. La integración del Comité de Equidad de Género del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México, se publicó en la Gaceta del Gobierno de fecha treinta y uno de mayo de dos mil trece.

Se reformó el Reglamento Interior de este Tribunal, creando una Sección Tercera al Capítulo Décimo Segundo, para reglamentar la Comisión de Equidad de Género, como Órgano encargado de hacer efectivo el principio de igualdad de oportunidades y el derecho a la no discriminación; se fijaron sus objetivos; destacando la incorporación de la perspectiva de género en los trabajos de planeación, reforma y modernización del Tribunal.

Se realizó un diagnóstico sobre la situación del personal jurídico y administrativo a fin de eficientar la impartición de justicia con perspectiva de género, la estabilidad en los ambientes laborales y revisar las políticas laborales, para integrar la perspectiva de género en el desarrollo de las


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actividades jurisdiccionales. 

Se reformó el Reglamento Interior del Tribunal, en su artículo 5º, segundo párrafo, en relación al horario de labores del Tribunal, estableciendo que éste será de las nueve a las dieciséis horas, privilegiando el trabajo y organización diaria, las cargas de trabajo y los resultados de cada área, lo que implica hacer realidad el trabajo a distancia, sin entorpecer la función jurisdiccional, conservando el horario ordinario en las oficialías de partes y el establecimiento de guardias que garanticen la atención a los justiciables que acuden por una impartición de justicia administrativa.

Se recabó la información relativa al número de mujeres y hombres que se encuentran laborando en el Tribunal, los cargos que desempeñan y el número de hijos menores a diez años, de los servidores públicos que estén en ese supuesto, así como los domicilios de los servidores públicos, a fin de implementar las medidas pertinentes para un acercamiento a sus lugares de origen.

En el mes de febrero de este año, se llevó a cabo la conferencia “Transformación hacia una Nueva Cultura de Servicio con Perspectiva de Género”, a fin de cambiar paradigmas en la actuación de los servidores públicos, fijar lineamientos para el personal de reciente ingreso y para privilegiar la prestación del servicio, con una actitud diligente, cooperativa y entusiasta.

Se aprueba por el pleno del Tribunal, en sesión ordinaria de fecha once de febrero de dos mil catorce, el “Acuerdo para Crear y Preservar un Ambiente de Paz Laboral con Perspectiva de Género”, a fin de procurar una cultura de paz que trascienda en el ambiente laboral.

El catorce de marzo de este año, se llevó a cabo el foro “Perspectiva de Género en la Impartición de Justicia Administrativa”, en el que se disertaron dos conferencias magistrales, a cargo de la Dra. Luz María Zarza Delgado, Consejera Jurídica del Gobierno del Estado de México y del Dr. Héctor Hernández Tirado, Consejero de la Judicatura del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, asimismo, se desarrolló una mesa de diálogo sobre las acciones que han realizado los órganos impartidores de justicia, interviniendo los titulares de las Unidades de Equidad de Género del Tribunal Superior de Justicia, Tribunal Electoral y Juntas de Conciliación y Arbitraje. 153


María Teresa Hernández Suárez

El catorce de abril de este año, se realizó una conferencia virtual por parte de la Secretaría de Seguimiento de los programas de Equidad de Género del Poder Judicial de la Federación, dirigida al personal jurídico del Tribunal, en la que se analizó el “Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género”, a fin de fijar lineamientos para un esquema en el dictado de sentencias con perspectiva de género.

En el mes de mayo del dos mil catorce, se llevaron a cabo acciones preventivas de cáncer de mama y cervicouterino para las mujeres que integran este órgano jurisdiccional, además de estudios gratuitos a todo el personal del Tribunal, exámenes de glucosa, presión arterial, lípidos y otros, con el fin de detectar y canalizar a las áreas médicas respectivas.

En julio de este año, se emitió una convocatoria para el concurso de pintura en acuarela a fin de que la obra ganadora formara parte de la portada de la revista “Mujeres Protagonistas de la Equidad de Género”, que habría de contener distintos ensayos de destacadas mujeres protagonistas de la equidad de género y que hoy se hace realidad.

En el mes de agosto de este año, se llevó a cabo el concurso aludido, con una participación de treinta y un obras, relativas a mujeres protagonistas de la equidad de género y con estas obras se presentó una exposición temporal en el Museo de la Acuarela del Estado de México.

Finalmente en octubre de este año, se presenta esta revista “Mujeres Protagonistas de la Equidad de Género”, en la que tengo la oportunidad de reconocer a las verdaderas “MUJERES PROTAGONISTAS DE LA EQUIDAD DE GÉNERO EN EL TRIBUNAL DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DEL ESTADO DE MÉXICO”. Sin duda, son todas aquellas mujeres integrantes del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México que han formado parte de la vida institucional de este órgano jurisdiccional y han contribuido desde sus diferentes áreas a lograr una impartición de justicia administrativa, actual, rápida y gratuita a través de acciones, emisión de sentencias, participando en propuestas de reforma a leyes que garanticen la igualdad de género y el reconocimiento de este derecho fundamental. En suma, a todas aquellas mujeres que se preocupan por ser antecedentes para que otras mujeres y hombres accedan a la justicia y aseguren la defensa legítima de sus derechos, a aquéllas que se preocupan por ampliar sus herramientas de trabajo para facilitar el camino para que otros y otras lleguen con mayor facilidad. A todas las que desde sus diferentes áreas realizan acciones decisivas y


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comprometidas para lograr hacer de la equidad de gĂŠnero en la funciĂłn jurisdiccional, una realidad.

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“Neo-arquetipo”/ Autor: Alejandro Ramírez Nava


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