En la fuga de las Dendritas, especulación sobre un espacio de encuentro.

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En la fuga de las Dendritas Especulación sobre un espacio de encuentro D.I. Cristina Ruiz Bermúdez Bogotá D.C. 2010

Especialización en Educación Artística Integral Area Curricular Imagen y Creación Artística Directores: William Vásquez Rodríguez, Aurelio Horta, Miguel Huertas, Ricardo Rivadeneira, Zoitsa Noriega, Sofía Mejía

Las dendritas en fuga: Ana Paula Santander, estudiante de Diseño Gráfico; Carolina Cortés, Diseñadora Industrial; Carolina González, estudiante de Diseño Industrial; Cristina Ruiz, Diseñadora Industrial; Johanna Galindo, Diseñadora Industrial; Ícaro López de Mesa, estudiante de Diseño Industrial; Lizzeth Jaramillo, Diseñadora Gráfica; Alejandra Gómez Maya, estudiante de Diseño Industrial UJTL; Fernando Pérez, Diseñador Industrial PUJ


En la fuga de las Dendritas

Especulaci贸n sobre un espacio de encuentro

Cristina Ruiz Berm煤dez


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En la fuga de las Dendritas Especulaci贸n sobre un espacio de encuentro In the fugue of the Dendrites Speculation about a meeting space


Resumen

La fuga es la quinta iniciativa del grupo estudiantil Dendrita de la Facultad de Artes. Un proyecto de autoformación que ha tenido lugar desde el 2010 en un espacio abierto para encontrarnos a pensar, experimentar y desarrollar iniciativas que nos conduzcan a reflexionar sobre nosotros mismos. Es un movimiento que parte de los malestares propios de la condición en que hemos sido formados y busca llamar la atención sobre nuestras propias maneras de ser, de hacer, de mirar, que constituyan la base un aprendizaje mutuo. La fuga en tanto que reflexión estética, crítica, y política, ha encontrado un lugar pertinente dentro de la Educación Artística, un llamado a considerar el valor de la propia experiencia como potencia para actuar por sí mismo y rodeándose de otros con quienes pueda aventurarse a hacerlo. Abstract

La fuga is the fifth proposition of Dendrita student group of the Faculty of Arts. It is a project of self learning, which has developed since 2010 in an open space where we meet to think, to experience and to develop initiatives that lead us to reflect on ourselves. La fuga is a movement that begins from our discomforts of the condition that we have been educating. It finds out the attention about our own ways to be, to make, to see that establish the base of our a reciprocal learning. La Fuga as an aesthetic, critical and political reflection has found a relevance place inside the Artistic Education. It is a call to consider the value of our own experience as a potency to act by oneself and join with others who can take a risk of doing it. Palabras Clave

Fuga, Dendrita, Sí mismo, Malestar, Movimiento, Exposición, Actitud Key words

fugue, dendrite, oneself, discomfort, movement, expose, attitud

Firma del director

Adriana Cristina Ruiz Bermúdez. 1986.


CESIÓN DE DERECHOS PAR A PUBLICACIÓN EN LA RED

Señor Estudiante: La Universidad reconoce en todo momento los derechos morales y patrimoniales de autor sobre todo trabajo de tesis. Los derechos morales se refieren a que el nombre del autor debe aparecer vinculado a su trabajo de tesis y, sobre este derecho, no cabe cesión de ninguna especie. Los derechos patrimoniales pueden ser cedidos por el autor a la Universidad, mediante este documento y esta cesión se caracteriza por ser gratuita, indefinida y enmarcada en el contexto de la relación académica de la cual se desprende el trabajo de tesis. En el documento, queda consignado que la cesión del derecho patrimonial se da, en el entendido de que el trabajo no tendrá una destinación final con ánimo de lucro. Se pretende, solamente, darle una mayor difusión como aporte a la investigación. Yo, ADRIANA CRISTINA RUIZ BERMÚDEZ, manifiesto en este documento mi voluntad de ceder a la Universidad Nacional de Colombia los derechos patrimoniales, consagrados en el artículo 72 de la Ley 23 de 1982, del trabajo final de grado denominado: EN LA FUGA DE LAS DENDRITAS. ESPECULACIÓN SOBRE UN ESPACIO DE ENCUENTRO producto de mi actividad académica para optar el título de ESPECIALISTA EN EDUCACIÓN ARTÍSTICA INTEGRAL en la Universidad Nacional de Colombia. La Universidad Nacional de Colombia, entidad académica sin ánimo de lucro, queda por lo tanto facultada para ejercer plenamente los derechos anteriormente cedidos en su actividad ordinaria de investigación, docencia y publicación. La cesión otorgada se ajusta a lo que establece la Ley 23 de 1982. Con todo, en mi condición de autor me reservo los derechos morales de la obra antes citada con arreglo al artículo 30 de la Ley 23 de 1982. En concordancia suscribo este documento en el momento mismo que hago entrega del trabajo final a la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Colombia. N O M B R E FI R M A CÉDUL A

Bogotá, *”Los derechos de autor recaen sobre las obras científicas, literarias y artísticas en las cuales se comprenden las creaciones del espíritu en el campo científico, literario y artístico, cualquiera que sea el modo o forma de expresión y cualquiera que sea su destinación, tales como: los libros, folletos y otros escritos; las conferencias, alocuciones, sermones y otras obras de la misma naturaleza; las obras dramáticas o dramático-musicales; las obras coreográficas y las pantomimas; las composiciones musicales con letra o sin ella; las obras cinematográficas, a las cuales se asimilan las obras expresadas por procedimiento análogo a la cinematografía, inclusive los videogramas, las obras de dibujo, pintura, arquitectura, escultura, grabado, litografía; las obras fotográficas a las cuales se asimilan las expresas por procedimiento análogo o la fotografía; las obras de artes plásticas; las ilustraciones, mapas, planos, croquis y obras plásticas relativas a la geografía, a la topografía, a la arquitectura o a las ciencias, en fin, toda producción del dominio científico, literario o artístico que puedan producirse o definirse por cualquier forma de impresión o de reproducción, por fonografía, radiotelefonía o cualquier otro medio conocido o por conocer”. (artículo 2 de la Ley 23 de 1982).


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Dendritas

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Sobre este documento

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Cuestión

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Tema impreciso para una investigación incierta

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Teoría

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De la Teoría Atomista al movimiento de las Dendritas

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Fenómeno

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De vuelta al origen

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Malestar

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Atender a un llamado

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Educar

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Una respuesta natural ante el peligro

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Aventura

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Encontrar un punto de fuga

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Intersticio

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Encontrarnos

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Amistad

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Buscar un refugio

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Fuga

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El arte de aprender a enseñarnos

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Bibliografía general

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Agradecimientos



Las dendritas (del gr. δενδρίτης, dendron “árbol”) son estructuras arboriformes presentes en la conformación de la naturaleza. En las células nerviosas las dendritas son prolongaciones ramificadas especializadas en la comunicación o sinapsis con las células vecinas, un proceso en el cual el axón de una neurona se aproxima a otra generando un espacio de descarga eléctrica y química que es recibida por las dendritas conduciendo así los estímulos nerviosos que excitan o inhiben la acción de la neurona. En la conformación de los metales y las rocas ocurren fenómenos de filtración o solidificación de minerales en los intersticios o poros de su estructura cristalina, revelando hermosas formas dendríticas y fractales. Dendrita es un grupo de estudiantes, egresadas y amigos de la Facultad de Artes de la Universidad nacional de Colombia, que se gestó en la Escuela de Diseño Industrial cinco años atrás y ha realizado cuatro proyectos editoriales: El Origen, El Uso, El Patrimonio y La Academia. La fuga es el quinto proyecto de las Dendritas que en esta ocasión se ha llevado a cabo como un proceso de autoformación colectiva que será publicado durante el año 2011.

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SOBRE ESTE DOCUMENTO

Quién escribe

La naturaleza de este trabajo, como del tema de investigación, dejan clara una condición: la portadora del discurso soy yo y todo lo que me constituye y afecta como persona en esta época de mi vida. No realizo trabajos que no me involucren a mi misma, es decir, en los que no esté incluida mi historia personal, con los que no esté de acuerdo ideológicamente, en los que no encuentre la posibilidad de una experiencia significativa, en los que sirva útilmente a fines ajenos a mis propios intereses. Sí es un trabajo introspectivo, no podía dejar de ser así. Parte importante del método que ha seguido esta investigación tiene que ver conmigo misma, he llegado a pensar que todo parte de ahí pero, ¿cómo hablar de uno mismo?, ¿cómo deshago de mi educación previa el hecho de que hablar de los detalles de la vida privada no es relevante en una investigación objetiva? Mis últimas libretas contienen algunos diálogos interiores, listas de síntomas físicos y psíquicos, manías, adicciones, preocupaciones, reflexiones sobre las múltiples voces que me habitan, referencias a conversaciones estimulantes, notas metodológicas para la fuga y una cantidad de datos y pormenores de mi historia personal que intuyo son importantes para este trabajo porque no son otra cosa que yo misma, hablan de la exploración que he intentado hacer atentamente de mi vida desde hace ya un tiempo y en la que he ido haciendo descubrimientos que me motivan a seguir con esta investigación personal que ya está transformando mi vida. Sobre qué escribo

Intento rodear la idea de la fuga hablando de lo que ha sido mi historia con ella, mi manera de abordar su estudio y comprensión, mi versión de los hechos al interior del grupo Dendrita el cual coordiné estos últimos meses. Se trata de una reescritura sobre todo lo que ya ha acontecido, lo que se ha dicho y mostrado sobre tal fenómeno enigmático y curioso. Cuál es la naturaleza de este documento

Pretendo desarrollar un relato que muestre y exponga un trabajo en proceso, inacabado. No será precisamente un trabajo conclusivo o explicativo, más bien el documento dará cuenta de una manera de hablar de la fuga, una de otras posibles lógicas para entenderla y maneras de mostrarla, es en sí mismo parte, memoria y evidencia del proceso en que se inscribe.

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Cómo he querido elaborar este documento

Encuentro necesario hablar de y con las palabras que importan a la fuga. Intento configurar un lenguaje apropiado para hablar de eso que la fuga quiere expresar, un lenguaje que combina las ideas propias de la fuga con los conceptos de algunos autores, palabras cuyas definiciones amplían el sentido que adquieren para este trabajo, y frases que han acompañado este proceso, que constituyen una estructura en la que puedo tejer mi propia narración. En cuanto a la factura de este documento siempre me lo imaginé intervenido con mis manos, mis imágenes y mis materiales, también refleja una naciente motivación hacia volver al oficio, al hacer artístico creativo que había abandonado últimamente y con el que vuelvo a mí.

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Cuestión. Del lat. quaestĭo, -ōnis, quaerere. Acción de buscar, interrogar, examinar, indagar, averiguar, tratar de encontrar. Asunto o materia de carácter dudoso y problemático. «La investigación básica se produce cuando hago lo que no sé que hago» Hannah Arendt

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TEM A IM PREC ISO PAR A U NA I N V E S T I G AC I Ó N I N C I E R TA

Después de algunos acercamientos al universo enigmático y complejo de la fuga, intentos por conceptualizar y teorizar sobre ella, definirla con alguna precisión y determinarla lo suficientemente bien para comunicarla con claridad a otras personas y encontrar la satisfacción de entenderla y así, llevarla a la práctica como proyecto colectivo; lo que en realidad he aprendido de ella tiene que ver con su naturaleza caótica e incierta, su indefinición, su relatividad. La fuga como tema ha escapado de mi manera acostumbrada de investigar y proyectar, ha transgredido los márgenes estrechos con los cuales prejuzgaba los fenómenos a los que me enfrentaba, se ha deslizado entre las certezas con que solía moverme con alguna seguridad. La fuga ha sido la cuestión de las cuestiones, un pensamiento constante e insistente (no necesariamente conciente) que ha ido evitando toda explicación racional, objetiva e indicada. Un pensamiento desprevenido y atento cuyas reflexiones parecen adquirir algún sentido en el diálogo entorno a la fuga, de donde emergen diversas maneras de entenderla y posibilidades de manifestarla. ¿Qué es la fuga? se ha convertido en una auténtica pregunta que suscita relaciones donde todo está en todo, preguntas que llevan a otras y a otras, que se cruzan y se encuentran en hallazgos sorprendentes, se tropiezan con nudos problemáticos que las multiplican hasta perderse en la confusión, el sinsentido y el desorden de las ideas que navegan en esta especulación. Las preguntas básicas a las que volvemos regularmente han sido el motor del pensamiento que se desencadena en las prácticas que hemos imaginado para fugarnos: ¿quiénes somos los fugitivos? ¿De qué nos estamos fugando? ¿Cómo nos damos a la fuga? ¿Cuál es nuestro refugio?, indican que siempre estamos llevando con nosotros aquello contra lo cual chocamos. En otras palabras, la fuga podría determinarse por aquello que no es. Los fugitivos son por su relación con aquello de lo cual buscan separarse, aquello por lo que han llegado a ser fugitivos, aquello por lo que quieren fugarse y aquello por lo cual quizá puedan llegar a ser libres.

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Teoría. (Del gr. θεωρία). Conocimiento especulativo [mirar con atención] considerado con independencia de toda aplicación. Serie de las leyes que sirven para relacionar determinado orden de fenómenos. Hipótesis cuyas consecuencias se aplican a toda una ciencia o a parte muy importante de ella.

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D E L A T E O R Í A AT OM I S TA A L MOV I M I E N T O D E L A S D E N D R I TA S

Los atomistas nos presentaron un mundo en donde todo ocurre por azar (ausencia de finalidad) y contingencia (comportamiento inexorable a partir de las leyes físicas). Los epicúreos adoptaron las tesis materialistas del atomismo que postulaban que la realidad es una materia compuesta por átomos que se desplazan y combinan en el vacío, y agregaron una descripción detallada de los movimientos, comportamientos y relaciones de los mismos. Lucrecio escribe en su poema De la naturaleza de las cosas que los elementos esenciales realizan múltiples ensayos para dar determinada consistencia a una forma corporal, estos diversos ensayos o tentativas nos enseñan que el mundo no se ha configurado según un plan determinado y que por eso tampoco supone un fin al que progresa, más bien señala que estos ensayos muestran el carácter relacional de los elementos en su construcción de alianzas diversas, finitas y plurales cuyo aspecto se transforma con el tiempo. Por el contrario, todo aquello que no posee este carácter de relación, esta impedido de hacer alianzas y transformar su propia forma, por lo que está destinado a desaparecer de la naturaleza al no poder moverse, al no poder huir y al no poder alimentarse. Bajo esta perspectiva lo real se genera a partir del cambio, inclinación, transformación y desvío de un cierto estado de cosas dado, lo que hace posible pensar su devenir en la singularidad, diversidad y heterogeneidad de la naturaleza en general. El clinamen es la operación esencial que relaciona a unos átomos con otros. Según Lucrecio los átomos caen paralelos en el vacío por la fuerza de gravedad, pero si uno de ellos se desvía ligeramente de su trayectoria provoca un choque “secreto y clandestino”, un encuentro con el átomo vecino generando así combinaciones imprevisibles, y así de choque en choque la creación del mundo. Análogos a los átomos, los seres humanos también pueden comportarse políticamente a la manera de un clinamen resistiendo con su voluntad y su corazón a las fuerzas que reprimen su movimiento:

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Y has de entender también, ínclito Memmio, que aun cuando en el vacío se dirijan perpendicularmente los principios hacia abajo, no obstante, se desvían de línea recta en indeterminados tiempos y espacios, pero son tan leves estas declinaciones, que no deben apellidarse casi de este modo, pues si no declinaran los principios, en el vacío, paralelamente, cayeran como gotas de la lluvia; si no tuvieran su reencuentro y choque, nada criara la naturaleza. … Ya ves que el movimiento su principio tiene en el corazón, y que procede de la voluntad misma: de aquí gira por todo el cuerpo y miembros ciertamente. No sucede lo mismo cuando andamos impelidos de alguna fuerza extraña y superior; que entonces nuestra masa es arrastrada contra nuestro gusto, hasta que por los miembros reprimiere la voluntad extraños movimientos. Ya ves también, que aunque una fuerza extraña obligue a andar a muchos mal su grado; en nuestro pecho, sin embargo, queda un poder que combate y hace frente, a cuyo arbitrio muda la materia de dirección, sus ímpetus refrena, y la hace que por fuerza retroceda. Lucrecio

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Se trata de un proceso, una serie de factores espaciotemporales que hacen de la fuga un movimiento a la manera del clinamen, cuyo principio radica en la existencia de unos cuerpos potentes: las Dendritas, portadoras de la voluntad que anima sus acciones, receptoras y transmisoras de los impulsos y las iniciativas que comienzan a proyectarse en tiempo y espacio con una duración y curso inciertos, una sucesión de instantes fugaces que van dejando tras sí la huella del recorrido de su ejecución. Un movimiento puede manifestarse de modos distintos, algunos de esos tipos de movimiento han llamado nuestra atención por ser característicos del proceso que hemos llevado a cabo. En primer lugar, nuestra voluntad de fugarnos procede de/ con un movimiento de resistencia frente a aquello que va en contra de nuestro gusto, que nos provoca cierto malestar; segundo, cuando nos encontramos en fuga estamos abandonando algo y nos estamos aproximando a lo que deseamos acercarnos, se trata de un movimiento de alejamiento y acercamiento que pone en tensión nuestras inquietudes y certezas; finalmente, nuestra trayectoria tiende al desvío, tomar un curso distinto al rumbo trazado que nos permite encontrarnos con situaciones imprevistas. El aspecto visible de la fuga como movimiento se manifiesta desde/en/con los cuerpos que entran en acción. El espíritu que habita en ellos es animado por una fuerza, una emoción que se siente con tal magnitud que es transmitida en toda su extensión y liberada a través del gesto. Los cuerpos movientes son el umbral plástico y flexible de identidades singulares que se ven expuestas unas a otras en un intersticio de actitudes deliberadas o espontáneas con las cuales manifiestan sus estados de ánimo, opiniones, maneras de hacer etc. La fuga está en el movimiento de la vida misma, la de los seres que nacen, crecen y perecen, fugarse puede ser aprender a moverse con la vida propia, junto a la vida de los demás, en medio de lo que no está vivo, lo que se construye, transforma y deteriora para el sostenimiento de la vida.

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Fenómeno: (Del lat. phaenomĕnon, y este del gr. φαινόμενον). Toda manifestación que se hace presente a la consciencia de un sujeto y aparece como objeto de su percepción. Cosa extraordinaria y sorprendente. En la filosofía de Immanuel Kant, lo que es objeto de la experiencia sensible. «Así, una cierta historia de mis gustos (su permanencia, su evolución, sus fases) se inscribirá en este proyecto. Con una mayor precisión, se tratara una vez mas de un modo de delimitar mi espacio, de una aproximación algo oblicua a mi practica cotidiana, un modo de hablar de mi trabajo, mi historia, mis preocupaciones, un esfuerzo para asir algo que pertenece a mi experiencia, no en el nivel de sus recuerdos lejanos, sino en el corazón de su emergencia» Georges Perec

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D E V U E LTA A L O R I G E N

Para las Dendritas, que no hemos dejado de movernos por preguntas, insatisfacciones e intuiciones, nuestro trabajo colectivo ha sido una cuestión permanente, motivo de discusiones y decisiones entorno a los valores políticos y metodológicos de los proyectos que llevamos a cabo cada vez así como del lugar que nos reúne y propicia ese esfuerzo. Hemos llegado a la fuga movidos en buena parte por aquello que no queremos seguir haciendo como grupo, bien porque la dinámica del trabajo no nos complace del todo, ó porque no nos conformamos con las maneras de investigar que aplicamos, ó porque los mismos resultados no satisfacen nuestras aspiraciones creativas. El trabajo editorial que hemos producido para cuatro inquietudes importantes y pertinentes para las condiciones espaciotemporales en que las hemos desarrollado ha derivado unas en las otras siguiendo el hilo de nuestras preocupaciones como estudiantes, diseñadores y personas. Como diseñadores en formación, tomar distancia de las aulas con el propósito de reflexionar sobre el origen de nuestra disciplina concibió una sospecha sobre el carácter epistemológico y práctico que acompaña la producción material, así como de los valores que promueve, nuestra manera de acoger o rechazar esos productos culturales que comenzamos a considerar lejos de la mera técnica, la forma y la utilidad, dirigiéndonos a reflexionar sobre los afectos profundos que encarnan para las personas que los crean, los usan, los guardan y los cuidan; descubrimos lo relativos que son los valores patrimoniales a las dinámicas de su manipulación y circulación personal, social, comercial e institucional volviendo a la academia como institución responsable por la reproducción de las ideas y practicas que legitiman las decisiones sobre la realidad de la sociedad a la que se dirigen, encontrándonos con que esa actualidad desborda la aparente solidez y eficacia de su discurso. Ahora nuestras preocupaciones sobre todo lo que devoramos apasionadamente como estudiantes conservando la cordura del formato académico que nos reúne y ampara, se mueven una vez más. Creo que las Dendritas estamos emprendiendo una fuga que no es más que una vuelta al origen, a lo más importante: entendernos a nosotros mismos como punto al que todo converge y del que todo se proyecta. Protagonizar la vida, no ser un mero testigo de ella. Es difícil precisar cuándo comenzó la fuga de las Dendritas, lo cierto es que desde que la idea apareció por primera vez cuando finalizábamos la academia, esto de fugarse me sedujo tanto que se convirtió en una obsesión. Dudábamos constantemente de este nombre tan ambiguo pero aún así parecía ajustarse perfectamente a lo que teníamos en mente entonces, eso sí, sentíamos que debíamos encontrar las palabras indicadas para convocar a otros a la fuga, que

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debíamos buscar argumentos teóricos que sustentaran el proyecto, justificaciones serias para el carácter aparentemente violento del título. La fuga requería la conceptualización propia que todo proyecto académico exige para ser aceptada por la comunidad universitaria y ser susceptible de convertirse en una publicación oficial. Lo cierto es que el tiempo pasaba y la fuga emergía de vez en cuando en conversaciones cotidianas sobre un tema “tal” para el que adquiría un sentido claro y sencillo como “escapar de las culebras”, ó “irse de la casa”, ó “tomarse su tiempo”, que no requieren mayores explicaciones, simplemente obedecen a las intenciones a las circunstancias, al gusto de cada cual. En todo caso la fuga tiene que ver con uno mismo en relación con los demás, con lo que ya está y con los demás seres con los que vivimos. Entre tanto realicé mi trabajo de grado como diseñadora industrial que consistía justamente en un esfuerzo por comprender un malestar propio relacionado con mi formación profesional y el sentido de mi existencia. Llegué a pensar que lo realmente importante no es el diseño sino quién diseña, no es el método sino quién está detrás de esa manera de obrar, no es ocuparse de los fines y los medios sino ser consecuente con lo que se siente, se piensa y se hace. Que los diseñadores participamos activamente en la producción de las condiciones materiales que dan sentido a nuestra existencia en el mundo, no simplemente amoblamos la vida cotidiana, tenemos que ocuparnos de que la vida sea tan justa y respetuosa como productiva. He comprendido lo importante que es poner en movimiento los malestares que cargamos en soledad porque cuando los compartimos con otras personas podemos reunirnos a dialogar y actuar sobre ellos, llevándolos hacia la posibilidad de transformarlos en iniciativas críticas, acciones que no sólo reflexionen sobre lo que nos causa angustia sino que también propongan maneras de subvertirla. Poco después la fuga se convirtió en un problema de estética, una manera de abordarlo a partir de la reflexión sobre nuestras experiencias sensibles, en este caso tenía que ver con la exploración de un malestar insistente y el deseo por transformarlo en algo distinto aunque incierto. Todo indicaba que la fuga se situaba en el terreno de la indefinición artística, y mi búsqueda se orientaba hacia una teoría estética en la que lograba reunir nuestros motivos, la intención de experimentar con el lenguaje y con lo dado. La dificultad radicaba en la enunciación de la fuga como una idea estética puesto que comienza a adquirir matices críticos y políticos al hablar sobre la experiencia de verse afectado por las condiciones materiales y culturales en las que vivimos actualmente, la fuga es un llamado de atención. Comenzaba a moverme con alguna confianza en medio de las palabras que empezaba a coleccionar y ordenar unas junto a otras haciendo relaciones

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que fuesen “fácilmente” transmisibles a otros y entendibles para mí misma. Mis primeros escritos sobre la fuga reflejan un esfuerzo por entender y citar correctamente a los autores que estudiaba pero seguía sin poder decir algo sobre la fuga, yo creía entender de qué se trataba a través de esas ideas pero no podía formular las mías, no llegaba a esa teoría que necesitaba para sentirme satisfecha. Para entonces asumí la coordinación del grupo y redacté un breve proyecto estudiantil basado en la intención de involucrar la propia experiencia en un proceso de autoformación para desarrollar iniciativas críticas. De la fuga como concepto sólo podía decir que llamaba la atención sobre maneras de ser y hacer distintas de las convencionales. El resto eran suposiciones prospectivas que demostraran la seriedad del proyecto. Para el momento de presentarme a la Especialización en Educación Artística Integral escribí un ensayo que condensaba mis reflexiones estéticas previas y apuntaba al conflicto mismo en que me encontraba: la incapacidad de exponer verbalmente de manera clara y objetiva una idea estética como la fuga. El pensamiento Kantiano alrededor de la teoría como aplicación de conceptos objetivos y universales aptos para el entendimiento y la práctica como uso de la razón que se fundamenta en la libertad de actuar y desear; daba lugar a un punto de tránsito entre la primera a la que me aproximaba con dificultad y la segunda que aún no se había puesto en marcha y esperaba ansiosamente. Se trataba del juicio estético, una manera de reflexionar que se extiende desde lo particular para encontrar allí lo universal, que apela a la imaginación y es guiada por los sentimientos de placer y dolor que tienen lugar únicamente en quien que juzga. En ese entonces mi pregunta apuntaba a considerar a la fuga como un proyecto educativo que pudiera basar su aprendizaje en la reflexión sobre las experiencias sensibles, que pudiera despertar una conciencia individual y colectiva sobre las condiciones en que encontramos esa experiencia actualmente y que encontrara distintas maneras de dar sentido a esas experiencias. De ahí en adelante debía poner a prueba esa pregunta en la realidad práctica de la fuga. La fuga de las Dendritas comenzó oficialmente invitando a compañeros interesados en desarrollar proyectos propios que creyeran se salían del margen académico, con el propósito de compartirlos y elaborar entre todos el sentido de nuestra fuga en común, producirla y hacerla pública. Una vez más me encontraba frente al reto de comunicar lo que hasta el momento entendía de la fuga, buscar las analogías adecuadas, partir de las preguntas básicas, identificarnos con un malestar. Seguí hablando sobre la fuga, con las Dendritas, con los profesores y compañeros de la Especialización o con todo el que se mostrara interesado

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en saber sobre este proyecto. No sólo encontré afinidad con muchos de ellos sino que también comencé a encontrarles fugitivos, a descubrir fugas en otros lugares que llamaron mi atención. Comencé a verme reflejada en esas ideas y creer cada vez más que esto va muy en serio, que las Dendritas somos unas más de muchos que ya están moviéndose y que poco a poco vamos abriendo otros caminos que cambian discretamente el orden actual. Si bien coordinaba el grupo y era quien llevaba la fuga consigo desde hace tanto tiempo escarbando en busca de su sentido, lo que me interesaba era plantear algunas pautas sobre la naturaleza del tema que enfrentábamos y que dieran comienzo a la dinámica con la que trabajaríamos, después dejar que tomara su rumbo de acuerdo a la emergencia de las iniciativas y las decisiones que entre todos tomáramos. Recuerdo haber insistido sobre la idea de que mi proyecto en la Especialización consistía en la observación atenta de lo que sucediera en nuestro espacio de encuentro en relación con la reflexión que había adelantado sobre la fuga y las reflexiones propias de la Educación Artística. De ninguna manera pretendía dirigir el curso de la fuga a mi gusto, ni recrear unas condiciones bajo las cuales sucediera lo que yo esperaba o imponer una idea sobre la cual todos pensaran para mi, todo lo contrario, había llegado a un punto tal de saturación intelectual en mi empeño por descifrar la fuga que finalmente entendí que no podía atraparla sola, que mis ideas no eran suficientes, debían detenerse un momento y tomar cierta distancia, que la fuga era una acción incierta a la que debíamos dar comienzo de una vez por todas y que con toda seguridad durante el recorrido sucederían hallazgos sorprendentes. Lo más importante para mí era encontrar resonancia con las Dendritas, sentir que todos estuviésemos convencidos y comprometidos a tal punto que el proyecto se moviera gracias a la energía de todos, imaginaba una relación de complicidad en la que la dinámica de trabajo fuera una estrategia grupal eficaz y organizada donde cada miembro asume por iniciativa propia la responsabilidad sobre una parte del trabajo colectivo y así la responsabilidad no recae sobre una sola persona que lidera y ordena, sino sobre todos los que deciden y asumen las decisiones. La verdad es que necesitábamos un método para trabajar juntos pero en realidad sólo conocemos una manera de hacerlo que no es precisamente la de la iniciativa sino la de la obediencia.

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Malestar. // Desazón / inquietud / desasosiego / indisposición / intranquilidad / molestia / pesadumbre / angustia / enfermedad / mal / pesadez / preocupación / sufrimiento / incomodidad / descontento / disgusto / dolor / fastidio // «Si la cultura consumista es la forma en que los miembros de una sociedad de consumidores actúan “irreflexivamente” –o en otras palabras, sin pensar en aquello que consideran el propósito de sus vidas y en los medios mas adecuados para alcanzarlo, sin pensar en cómo distinguen todo aquello que es relevante para ese propósito de aquello que descartan por irrelevante, sin pensar en lo que los entusiasma y en lo que les resulta indiferente o desabrido, en lo que los atrae y en lo que les repele, en lo que les empuja a actuar y en lo que los llama a la fuga, en lo que desean y en lo que temen, sin pensar hasta qué punto temores y deseos se compensan unos a otros-, entonces la sociedad de consumidores (o de consumo) refiere a un conjunto especifico de condiciones de existencia bajo las cuales son muy altas las probabilidades de que la mayoría de los hombres y mujeres adopten el consumismo antes que cualquier otra cultura, así como las de que casi siempre hagan todo lo posible por obedecer sus preceptos.» Zygmunt Bauman

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AT E N D E R A U N LL A M A D O

Puede parecer pretencioso eso de querer fugarnos, sería mentiroso decir que lo habremos logrado una vez el proyecto se haya realizado, nada de eso. Se trata de una intuición y unas aspiraciones a las que decidimos prestar atención y que se encuentran en proceso de experimentación y cuestionamiento. Cuando hablamos de fugarnos no pretendemos salirnos de una vez por todas de un encierro, ni anular el pasado o ignorar por completo la realidad, cuando nos fugamos intentamos estar ahí mismo pero en condiciones distintas. La fuga es el origen de una aventura ambiciosa que busca lo que no conoce y no debe afanarse por encontrarlo ni frustrarse en el intento, que se toma el tiempo justo y necesario porque es nuestro, es el tiempo de la vida que tenemos, de la vida y muerte de los que estuvieron antes que nosotros y del nacimiento de los que vendrán. Será nuestro tiempo, nuestra oportunidad para reencontrarnos cada vez, aprender a enseñarnos sobre la vida y todo lo que pasa por nosotros dejando instantes de placer y momentos de dolor, ocurrencias inasibles y fugaces que nos dan mucho que pensar, que podemos registrar, recordar, reescribir y reproducir a nuestro gusto. Lo primero es intentar reconocer qué nos llama a la fuga, cuál es la incomodidad, por qué nos sentimos inconformes, intentar nombrar un malestar que es indefinible, por el que nos preguntamos de dónde proviene, qué lo ha detonado, hace cuánto está ahí, cómo lo sentimos, cómo lo aliviamos. Se trata de un llamado a explorar dentro y fuera de nosotros mismos, entender que todo converge a uno mismo, a la experiencia de la propia vida, que todo lo que somos, hacemos y decimos sale de allí también, de una voluntad teñida de afectos y desafectos que se ve expuesta en la compleja esfera de las relaciones humanas y es capaz de transformar la noción que tenemos de esa realidad.

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Educar. Del lat. Educāre, ducere, ex ducere. Guiar, conducir, encaminar desde la ignorancia a la sabiduría. Dar al que aprende los medios de abrirse al mundo, encauzarlo hacia el pleno desarrollo de sus posibilidades. Sacar desde dentro hacia fuera lo mejor de cada uno, sus virtudes, valores y potencialidades. «Estáis siendo indoctrinados. Todavía no hemos encontrado un sistema educativo que no sea de indoctrinación. Lo sentimos mucho pero es lo mejor que podemos hacer. Lo que aquí se os esta enseñando es una amalgama de los prejuicios en curso y las selecciones de esta cultura en particular. La más ligera ojeada a la historia os hará ver lo transitorios que pueden ser. Os educan personas que han sido capaces de habituarse a un régimen de pensamiento ya formulado por sus predecesores. Se trata de un sistema de autoperpetuación. A aquellos de vosotros que sean mas fuertes e individualistas que los otros, les animaremos para que se vayan y encuentren medios de educación por si mismos, educando su propio juicio» Doris Lessing

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U N A R E S PU E S TA N AT U R A L ANTE EL PELIGRO

Si la educación se tratara de conocerse a sí mismo y a su entorno en la medida que pueda asumir la responsabilidad de sus propias acciones y las consecuencias que puedan tener, hay algo que no me deja tranquila. Este predicado ampliamente difundido no parece ser fundamental en nuestra formación académica. En principio porque las consecuencias de toda acción son inciertas pero pretendemos controlarlas y determinarlas con exactitud para minimizar los errores, en segundo lugar lo que importa no son las consecuencias sino los fines que persiguen o los medios para alcanzarlos, y para eso ya no es necesario saber de sí mismo sino saber cómo se debe proceder para lograr el resultado esperado, ya no es necesario ser responsable porque todo esta calculado y previsto con certeza y precisión, ya no estamos hablando de acciones sino de meras operaciones mecánicas cuyo esfuerzo no compromete al ser que las realiza. Entonces ¿Cuál es el propósito de una formación académica si no le importa a quién está formando? Nuestra educación no ha sabido estimular el desarrollo de nuestra propia persona, desde el reconocimiento de nuestro cuerpo (cómo respirar, cómo alimentarnos, cómo ejercitarnos, cómo experimentamos nuestra sensibilidad, cómo nos afectan nuestras emociones, en qué actividades nos consumimos etc.) y el de las otras personas, nuestras maneras de relacionarnos cotidianamente, hasta la formación de nuestro propio criterio, el desarrollo de las propias iniciativas y las maneras de llevarlas a la práctica etc. No hemos sido educados para considerarnos a nosotros mismos como nuestro propio “objeto de estudio” ni como nuestro “material de trabajo”. Nuestra educación ha insistido en la acumulación de información y desarrollo de destrezas específicas para campos de acción exteriores a nosotros mismos. La aplicación de los conocimientos que nos son dados está pensada en función de ponerse al servicio de otros. Nosotros los portadores de esos conocimientos aplicables efectivamente, estamos preparados para emplearnos útilmente ante las exigencias del mercado y no ante nuestras propias aspiraciones, o mejor, nuestras aspiraciones también han sido moldeadas de tal manera que el emplearse sea un medio para alcanzarlas aunque sean de facto inalcanzables como la idea de éxito o progreso. Creo importante mirar cuál ha sido la versión del mundo que se nos ha mostrado a lo largo de nuestro proceso de educación, cuál ha sido la noción de verdad que nos han dado por cierta, cuáles los preceptos que nos han señalado seguir, cuáles los saberes necesarios para la vida, los conocimientos legitimados, los comportamientos aceptados, las ideas correctas, las imágenes dadas, el futuro prometido. Lo cierto es que cuestionar los prejuicios

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ideológicos de nuestra educación no ha sido precisamente un objetivo pero sí un efecto de la misma. Al parecer se ha confundido el educar con el adoctrinar, se nos ha formulado una manera de pensar y actuar conforme a rancias ideas morales y religiosas de un lado, y prometedoras prácticas económicas por otro, cuya obediente acogida refleja la eficacia de los medios retóricos que ha empleado para adiestrarnos y con los que perpetúa un régimen de dominación que ha resultado históricamente alienante. Estamos ante el peligro de perdernos a nosotros mismos. Nuestros sentimientos están siendo neutralizados, seguimos pautas de comportamiento que han sido previstas, ignoramos el complejo funcionamiento de nuestro cuerpo, no gobernamos nuestras propias acciones. Lo que está en juego es nuestra vida, nuestro autentico derecho a la diferencia, al desarrollo de nuestras capacidades creativas, a la libertad de expresarnos, a relacionarnos amistosamente. Nos encontramos viviendo una profunda crisis en el sentido de nuestra educación, ¿hacia dónde dirigir nuestros esfuerzos si los lugares señalados no satisfacen nuestras aspiraciones ni las exigencias del contexto? Cuál es el sentido que despierta este lugar del conocimiento para nuestra propia existencia, para todos aquellos que nos sentimos lejos de conocernos a nosotros mismos como para poder reparar, profesar y materializar nuestros propios y auténticos saberes, nuestra experiencia e imaginación, en el deteriorado tejido cultural de nuestra sociedad otrora unida por la tierra y el cielo, brutalmente sometida a creer y comportarse de acuerdo a fines ajenos, y ahora acostumbrada y sumisa ha perdido el sentido común en el olvido, la premura del tiempo y el abuso del poder. ¿Estamos conformes con una vida de servidumbre, obediencia y engaño? ¿Cómo nos sentimos siendo tratados de esa manera? ¿Cuál es nuestra responsabilidad frente esa condición? Son las preguntas que nos hacemos cuando advertimos el peligro. Lo cierto es que son varios los peligros que nos acechan, lo creemos así porque nos sentimos vulnerables o inferiores, dependientes de la influencia de un poder mayor, así que simplemente dejamos así y preferimos ignorar esa situación, no creemos que el malestar llegue a tocarnos, estamos muy ocupados para ello, y si llega a ser así lo mejor sería conformarse y aceptar que la vida es así, de todas maneras la responsabilidad no es nuestra sino de quienes detentan el poder, son ellos los encargados de prescribir cómo debe marchar el mundo mientras nos movemos zonzamente. Estar en fuga es resistirse a pensar así, es comenzar a zafarse de tales prejuicios, es moverse con gracia.

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Aventura. Del lat. Adventūra y advenīre. Las cosas que han de llegar, los hechos inciertos que están por venir. Un suceso extraño, casual y contingente que supone riesgo y emoción. Una relación amorosa ocasional. «¿Qué es uno y qué es el universo? ¿Qué es uno en el universo? Uno, me aventuro, es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios» Sergio Pitol

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ENCONTRAR UN PUNTO DE FUGA

¿Qué converge en/a un punto de fuga? ¿En dónde se le puede encontrar? Podría hallarse en el horizonte que se mueve con uno mismo, inalcanzable, infinito, indeterminado, ó en donde parecen cruzarse una serie de líneas y bordes que llevan una dirección y una trayectoria. Los puntos de fuga son convenciones usadas para representar una realidad que obedece a la visión humana, pero no existen en un lugar preciso y determinado. Al parecer el punto de fuga se encuentra absolutamente lejos de uno, donde todo lo que se ve comienza o se agota, apela a la extensión del tiempo como del espacio, a la ubicación de dos polos, un aquí-ahora y un allá en la lejanía separados por un intersticio, un espacio vacío que aparentemente no podemos ocupar. Aquí y ahora el cuerpo está en posición, mirando un allá incierto y un espacio que no puede llenar. Desearía atrapar lo que allí se encuentra, saber lo que allí sucederá, pero no puede asirlos, no puede abandonarse para ir tras una promesa inexistente, deberá moverse, mantenerse consigo y con la mirada bien atenta al camino, pronto dejará de preocuparse por mirar al horizonte, se ocupará de ese aquí y ahora moviente que captura con atención y curiosidad lo que se presenta al paso, aprenderá a orientarse o perderse. De pronto se encuentra con otros que también se aventuraron a desviarse del camino trazado que les llevaba al tan prometido punto de fuga, abrieron un espacio entre sus espacios, el intersticio se llenó con sus presencias potentes y diferentes, cada vez que celebran su reencuentro algo se crea y se transforma. ¿En qué otro lugar convergen las cosas si no en uno mismo? En donde está la vida, en donde está el cuerpo, el espíritu que lo anima, en la sensibilidad, la mirada, la manera de juzgar y transformar la realidad de la que es testigo y protagonista, en la propia memoria, la conciencia y la experiencia… ¿es uno mismo su propio punto de fuga? ¿No está en uno mismo su procedencia, su dirección y su refugio?

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Intersticio. (Del lat. interstitĭum). Hendidura o espacio, por lo común pequeño, que media entre dos cuerpos o entre dos partes de un mismo cuerpo. // Espacio vacío / espacio libre / cavidad / poro / falla / fisura / abertura / rendija / raja / grieta / hueco / resquicio // intervalo / transcurso / interludio / intermedio / pausa / descanso // «El artista es aquel que da a escuchar o ver aquello de lo cual teníamos la impresión de ser los únicos propietarios. Un sentimiento particular, una sensación; él nos muestra, a pesar de toda nuestra diversidad, nuestros puntos comunes. Él nos habla» Jean Geoffroy

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ENCONTRARNOS

Dimos apertura a un espacio de encuentro en el que pudiéramos expresar y exponer colectivamente tanto nuestros malestares como nuestras pasiones y gustos, un espacio para imaginar acciones y aventurarnos a realizarlas en compañía de unos cómplices con los cuales nos sintiéramos en confianza. Una de las premisas que guían a la fuga es: haga lo que quiera, hágalo como le gustaría. Cada uno asumiría esa idea particularmente pero como grupo nos orientamos por algunas condiciones fundamentales: pasarla bien, hacer y pensar, registrar y producir algo cada vez, y publicar nuestro trabajo. Todos los viernes a eso de las 4 de la tarde nos encontramos las dendritas en uno de los talleres de nuestro edificio o en algún otro espacio que consideremos apropiado para hablar tranquilamente, trabajar y realizar los ejercicios que proponemos. Las sesiones siempre están acompañadas de café (cortesía de ESPEDAI) y galletas, a veces con mantequilla y mermelada, otras veces barquillos de chocolate, ponqué ramo, frutas o lo que cada uno lleve para compartir, fumamos, a veces bebemos cachaça, o vamos por unas cervezas al terminar. Cada sesión está a cargo de una de las dendritas que nos propone un ejercicio para involucrarnos en su fuga. Los ejercicios comienzan con una primera instrucción a partir de la cual se despliegan una serie de acciones en las que intervienen diversos materiales. Durante el ejercicio quien lo coordina pone a prueba lo que se había imaginado previamente, lo que esperaba ver y encontrar, en algún punto pierde el control sobre su iniciativa, se encuentra con la actitud de los otros, sus propias maneras de abordar las instrucciones, manipular los materiales, responder a las preguntas. Con el transcurrir del tiempo la sesión toma rumbos inciertos, todo depende del curso que sigan los ejercicios, las conversaciones, de las emociones y pensamientos que susciten en nosotros. Llegamos con la curiosidad de experimentar algo inesperado, enunciamos algunas cuestiones, intuimos por dónde pueden ir las respuestas, el resto acontece, hemos aprendido a no preocuparnos demasiado por el control de la situación, sino más bien por estar atentos al plan y sus desvíos, a las palabras interesantes, las ideas emergentes, los videos de cada uno. Insisto, prestarnos atención: vernos, escucharnos, tratar de entendernos, conocernos. En el espacio de encuentro nos ponemos en juego a nosotros mismos. Desde que llegamos y nos vemos unos a otros comenzamos a mirarnos con algún detalle: cómo estamos vestidos, si lucimos cansados, enfermos, contentos, distraídos, hambrientos; durante los ejercicios podemos sorprendernos concentrados, confundidos, tímidos, minuciosos, ansiosos, entusiasmados,

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curiosos; en lo que hablamos revelamos nuestras opiniones, juzgamos cómo nos pareció lo que hicimos, intentamos expresar lo que hemos sentido, nombrar lo que hemos encontrado distinto o nuevo, contamos anécdotas de nuestra historia personal, hacemos referencia a otras cosas que hemos visto, leído, comido, escuchado, hecho. Nos exponemos unos a otros, lo que somos, lo que sentimos, lo que pensamos, lo que hacemos. Cada una de las dendritas experimenta la fuga con su cuerpo, un umbral a través del cual algo de sí escapa, se proyecta hacia el exterior exponiéndose a ser afectado y afectar a otros. Nuestra manera de fugarnos puede revelar de dónde procedemos como personas, quiénes somos los que nos presentamos unos a otras en la cotidianidad. En primer lugar habremos de considerar nuestra presencia corporal, nuestra identidad singular, por la que otras personas nos reconocen y nos conocen. Nuestros cuerpos son: voz, olor, piel, metabolismo, gestos, mañas, estilos, son superficie y apariencia que separa, contiene, expone, percibe, reacciona, crece, cambia, enferma, toca. Nuestros cuerpos son y portan las personas que somos y nos hemos formado, somos un espacio y tiempo vividos, experiencias, sueños, gustos, malestares, pasiones, creencias, saberes… Somos nuestras singulares maneras de ser y estar, somos nuestras actitudes manifiestas en el cuerpo, nuestra disposición a comportarnos u obrar. Somos nuestras maneras de mirar y juzgar; somos nuestras maneras de pensar y hablar, de expresar nuestras ideas; somos nuestras maneras de hacer, de diseñar, cocinar o peinar; somos nuestras maneras de relacionarnos con las otras personas, de escucharles, trabajar juntos, construir una amistad; somos nuestras maneras de tomar el mundo en marcha, dejarlo pasar, atraparlo en algo duradero, padecerlo y disfrutarlo, criticarlo, transformarlo, construirlo, habitarlo y pensarlo. En nuestro mundo de trabajo cada ejercicio plantea una elaboración plástica en la que se expresa lo sucedido, lo pensado y lo hablado. Los registros que han resultado de ello son instantáneas de lo ocurrido, imágenes hechas con materiales escolares o recursos encontrados que han sido intervenidas por todos, registros en audio, video y fotografía que captan a nuestros cuerpos en movimiento y actitud. Las decisiones sobre los materiales que usamos obedecen a lo que hay, lo que ya está y podemos usar para producir algo con ello nuevamente, se trata de aprender a interpretar las cualidades y posibilidades que ofrecen los materiales con que nos encontramos, experimentar con ellos y sorprendernos con los resultados. Hemos producido y recopilado un vasto material cuya forma presenta limitadamente lo que para nosotros es una experiencia que muchas veces nos toma tiempo asimilar, de la que no podemos decir mucho inmediatamente porque al parecer necesita transitar en uno mismo, decantarse; a la que podemos llamar nuevamente con nuestros recuerdos o con la memoria de

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nuestro archivo; de la que podemos hablar, o relatarla, o reescribirla, no sin antes vernos ante el desafío de encontrar las palabras, las imágenes, o los medios adecuados para hacerlo, para intentar presentar lo impresentable, la experiencia estética de habernos fugado juntos durante un momento y seguir pensando en ello tiempo después, pensar en una fuga personal que apenas comienza.

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Amistad: (Del lat. *amicĭtas, -ātis, por amicitĭa, amistad). Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Merced, favor. Afinidad, conexión entre cosas. Pacto amistoso entre dos o más personas. Deseo o gana de algo. «Nada cuenta tanto en el mundo como los amigos» Hannah Arendt

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BUSCAR UN REFUGIO

¿Sabemos de qué nos estamos fugando? Podría decir que al parecer cada vez nos fugamos de algo distinto, o de algo que ni siquiera sabemos qué es. No lo hemos tenido del todo claro, esta cuestión no responde a una reacción frente a algo específico en una relación de causalidad, sino más bien a un impulso, una acción deliberada y desinteresada que intuyo reacciona a varias cosas a la vez. Lo que importa es que la acción proviene de un deseo, una curiosidad, una idea insistente de la que no sabemos mucho, solamente que queremos ponerla en movimiento, que al realizarla puede decirnos algo, puede suscitar otras acciones, puede producir un efecto en nosotros, en nuestro colectivo, en el entorno inmediato, no se sabe. Creo que nos fugamos de nosotros mismos, de sentirnos acostumbrados o aburridos. Cuando dejamos de sentirnos a gusto con lo que hacemos algo nos llama la atención, tropezamos de nuevo con un malestar y en seguida nuestros reflejos nos dicen qué hacer, son una respuesta natural ante el peligro de dejarnos caer, de ser arrastrados por el tedio, absorbidos por el malestar, paralizados por la impotencia, estamos aprendiendo a saltar, a esquivar, a agarrarnos con fuerza, a resistir con convicción en las propias iniciativas, a cambiar de método, a intentarlo de nuevo. Estar en fuga ha significado encontrarme en un proceso de autodeterminación con el que he intentado reconocer facetas de mi ser artístico creativo y mi ser social. La intención permanente de saber de mí, de cuestionarme, de revisarme, de tratar de comprender cómo se relacionan mis sentimientos con mi manera de pensar y obrar, ha llegado a una reflexión sobre las relaciones que sostengo con otras personas, en este caso con las dendritas a quienes nos ha unido un vinculo de amistad desde hace algunos años. Las dendritas hemos sido cómplices, protagonistas y testigos de todas nuestras fugas, sabemos sobre las iniciativas de todos, hemos sido partícipes de ellas, colaboramos en sus procesos, juntos las encaminamos hacia su realización pública, todos asumimos la responsabilidad de las acciones que ponemos en movimiento. Además a las Dendritas nos vincula una amistad que para algunos apenas está comenzando y para otros ya lleva varios años madurando, relaciones que comenzaron en la Universidad en las aulas o en los espacios del proyecto Dendrita y que en mi opinión se han afianzado más estando en la fuga. Cuando pienso que he sido la cabecilla de esta operación, la líder de las dendritas fugitivas, esto me resulta contradictorio. Para mí ha sido un tanto conflictivo ese título, no me he sentido cómoda ocupando ese lugar, siento que sigue obedeciendo a una organización jerárquica de esas de las que me quiero fugar,

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siento que en un trabajo colectivo como este en el que cada uno participa con sus propias iniciativas la organización podría ser de otra naturaleza. Si bien he sido yo misma quien asumió el papel de coordinadora desde el principio de este proyecto, creo que me imaginaba algo distinto y quizá no supe cómo transmitírselo a los demás (de hecho aún sigo pensando en la estrategia adecuada para continuar nuestro trabajo). Varios factores han influido en esta situación de cuestionar mi liderazgo, el primero es que yo he sido quien ha llevado consigo la fuga permanentemente, la he estudiado, la he escrito, la he dibujado, me la he imaginado, ha sido como una obsesión pensar en ello; en segundo lugar he pertenecido a dendrita desde su fundación y permanecido activamente en todos sus proyectos; en tercer lugar desde que estaba en el colegio el liderazgo ha sido uno de mis rasgos característicos, por lo que no es la primera vez que asumo la coordinación de una actividad, cosa con la que no termino sintiéndome del todo cómoda, esa cuestión de sentirme extraña conmigo misma cuando me encuentro hablando a otras personas (en una reunión, una conferencia, una clase o una sesión de la fuga). Me refiero a una sensación de inseguridad y expectativa. A veces no sé si las personas entienden lo que estoy diciendo, si estoy siendo clara, si vocalizo bien, si luzco segura de lo que hablo, si les importa, o si asienten pero están pensando en otra cosa; me gustaría que me interpelaran más, que fuese más un diálogo que un monólogo, que no sucedieran estos silencios que me parecen eternos y no sé cómo interpretar, me gustaría sentirme más en confianza con mi palabra, creer con fuerza en lo que digo, tener el carácter para defender mis ideas, saber sobre lo que estoy hablando, tener la habilidad de involucrar a otros con el asunto que esté tratando, tener la gracia y seriedad que tanto admiro en la presencia corporal y oral de mis maestros. Probablemente esté exagerando, me esté preocupando más de la cuenta o esté siendo muy dura conmigo misma, apenas estoy comenzando a vislumbrar mi futuro como educadora y artista y debo decir que sí he tenido la fortuna de tener discusiones intensas, conversaciones reveladoras, y públicos participativos, que he elaborado piezas (graficas, escritas, y hasta musicales) que me han gustado mucho y me han invitado a pensar en más. Siento que la respuesta está en mí, sé que debo buscarla pacientemente y que quiero dedicar mi vida a ello: Deseo aprender a ser yo misma. Quiero encontrar mis propias maneras de obrar, desarrollar un arte propio, un tono mío, quiero recuperar la vida de mi cuerpo, aprender sobre él, sentirme cómoda en él, quiero desarrollar mis capacidades físicas, intelectuales y creativas, gobernar mis emociones, mis pensamientos y mis acciones, ser leal a mis propios valores morales, no mentirme, no contradecirme, no dañarme… Quiero enseñarme

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generosamente con otras personas de las que quiero aprender, siento que eso lo he comenzado a notar en la presencia de mi familia y mis amigos. Lo que yo creo es que cuando me encuentro en un grupo de personas y nos enfrentamos a alguna tarea, hace parte de mi manera de ser el tomar la iniciativa, organizar las ideas de todos y conjugarlas en lo que considero es viable e interesante. Eso no quiere decir que en otros planos de mi vida personal y de mis relaciones con otras personas la iniciativa siga estando tan marcada, todo lo contrario, me considero una persona tímida, me cuesta trabajo entablar conversaciones fácilmente o ser muy sociable de entrada, quizá por eso a veces pase por antipática, fría o parca, cuando en realidad lo que sucede es que me tomo mi tiempo para escuchar a las otras personas, observarlas, tomarles respeto y afecto, sentirme en confianza para ir exponiendo parte de mi, construir conversaciones estimulantes, reír, tocar, hacer proposiciones, y con el tiempo termino siendo una persona tranquila, afectuosa, divertida y sociable muy a mi manera, eso lo saben las personas con las que he trabado una amistad, y yo se que para mi aprendizaje sobre cómo relacionarme con otros siempre ha sido importante reconocer cómo soy en mis relaciones personales, sentirme afortunada de tener a mis amigos y contenta de encontrarme con personas que pueden llegar a serlo. Encuentro en la amistad una potencia poderosa, uno crece junto a los amigos, son como una escuela de la vida, uno va identificando su propia personalidad, sus gustos, sus gestos, sus virtudes y defectos, es como si los amigos fuesen espejos en los que se ve reflejado lo íntimo y lo público de uno mismo. Los amigos dialogan, hablan extensamente sobre lo que tienen en común y lo que no, revelan sus opiniones que no son otra cosa que sus propias y singulares verdades, la comprensión que tienen del mundo en común tal y como se le presenta a cada uno. En la comprensión de la verdad inherente a la opinión de cada uno de los amigos, logran captarse distintas nociones de la realidad sobre el mundo que comparten, es un proceso de educación mutuo y emancipador en el que aprender y enseñar no implican la existencia de la figura del líder, el coordinador o el profesor que acaban con la posibilidad de considerarse iguales intelectualmente y relacionarse como tal. Las relaciones de amistad precisan un espacio de intercambio, un intersticio plástico en el que nosotros mismos somos los bordes, los umbrales que emanan lo que somos, donde nos ponemos en juego y nos tomamos en serio, nos movemos, vibramos y resonamos los unos en los otros, nos hacemos dignos de confianza y amor.

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Fuga. (del lat. “fuga”, del am. Raíz que “fuguere”). Evasión, huida, acción de fugarse. 1. (Psicopatología) evasión: desorden mental. P.ej. en la histeria, en que el enfermo, huyendo de la realidad, puede vagar durante días sin conciencia clara de sus actos. 2. Escape, pérdida: Salida de un gas o líquido por un orificio producido accidentalmente en el recipiente que lo contiene o en el conducto por el que circula. 3. Momento de auge de una cosecha: “en la fuga de la fresa”. 4. Composición musical, en que antes de acabar de desarrollarse un tema, se empieza a repetir por otro instrumento, en otra octava, etc. 5. Completado con “de consonantes” o “de vocales”, pasatiempo que consiste en completar un escrito en que se han suprimido estas letras. 6. Abandono inesperado del domicilio familiar o del ambiente habitual. 7. Momento de mayor fuerza o intensidad de una acción, de un ejercicio

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EL ARTE DE APRENDER A ENSEÑARNOS

En estas últimas páginas no dejaré de especular, ¿a caso podría redactar una conclusión para este trabajo? Sería un tanto engañoso decir la fuga es: …, más bien me gustaría pensar que usted ya se ha estado haciendo una idea, que se le han ocurrido un par de ejemplos o que sencillamente le quedó sonando. De ser así es posible que usted sea todo un fugitivo o que comience a identificar fugas en otras personas o proyectos de diversa índole que han estado en acción hace tiempo, en cualquier lugar del mundo, emergiendo en la cotidianidad. Fugarse no es cosa rara o excepcional, tampoco es un comportamiento común y corriente, es hacer parte de un movimiento estético, crítico y político que no tiene nombre o nacionalidad, obedece únicamente a la voluntad de cada fugitivo. Estar en fuga implicaría considerar la vida como el bien más alto, un bien potente y agotable que consumimos en las actividades que nos ocupan a diario. Al fugarnos intentaríamos ser los protagonistas de nuestra vida, dedicárnosla, aprovecharla, cuidarla. Encargarnos de llenarla de experiencias significativas para nosotros como para los que nos rodean, para el tiempo y el espacio en que la estamos viviendo. Es como si para ser fugitivo uno tuviera que desarrollar una conciencia reflexiva sobre las experiencias sensibles que le afectan y estimulan con el propósito imaginar y producir acciones que procuren una realidad agradable, justa y respetuosa. Sí, talvez esto debe sonarle un poco idealista y hasta utópico, demasiado fácil de predicar pero poco realista como para aplicar. Un poco de ambas. Yo prefiero pensar que la fuga se trata de un llamado de atención que cada quien verá si escuchar o ignorar, no puedo culpar a quienes están demasiado ocupados en sus asuntos cotidianos, que no tienen tiempo, no les interesa o no se les había ocurrido detenerse a pensar cómo se sienten respecto a la manera en que se desenvuelven sus vidas. Lo cierto es que sí habemos personas para quienes ésa es una pregunta frecuente, por no decir constante e incluso angustiante. Una pregunta cuya respuesta no es otra cosa que la búsqueda de vías de escape hacia posibilidades de encontrar actividades con las que uno se sienta apasionado, fluido, fructífero, en una palabra: libre. ¿Libre? Esa quizá sea la afirmación más problemática de esta investigación. No sé qué es la libertad, seguramente la he experimentado con intensidad por unos instantes pero aún así me veo incapaz de nombrarla o darle una forma concreta. No creo posible ahora hablar de ella más que para imaginarla o desearla, una idea fascinante al tiempo que peligrosa. Entonces fugarse podría ser un hacer incierto, intenso y resistente, una manera de hacer con uno mismo y a pesar de uno mismo, una manera de subvertir los malestares para descubrir situaciones placenteras, una manera de ser y estar teniéndose cerca y mirándose de lejos, una manera de aprender a ser uno mismo y desaprender a ser lo que prescriben las


Entonces fugarse podría ser un hacer incierto, intenso y resistente, una manera de hacer con uno mismo y a pesar de uno mismo, una manera de subvertir los malestares para descubrir situaciones placenteras, una manera de ser y estar teniéndose cerca y mirándose de lejos, una manera de aprender a ser uno mismo y desaprender a ser lo que prescriben las convenciones sociales de ésta época. Para fugarse lo que se necesita es estar en actitud de aprender. Uno puede fugarse estando en compañía de otros fugitivos. El encuentro de voluntades diferentes facilita la exposición y comprensión de las experiencias sensibles que compartimos, las opiniones que de ellas nos hemos hecho y las ideas que se nos ocurren para transformarlas en experiencias significativas. Al estar en compañía uno logra re-conocerse en el trato con los demás, es una manera interesante de aprender a relacionarse, a desenvolverse corporalmente, a pensar en el lugar propio y de los demás. La amistad es una relación de potentes fugitivos. Aprender a fugarse tiene que ver más precisamente con la urgencia de un aprendizaje corporal. Se trata de ejercitarse en un hacer que disponga el cuerpo hacia el desarrollo de sus capacidades sensibles y creativas: dibujar, bailar, hacer música, escribir, tomar fotografías, elaborar productos…, intentando dejar a un lado las maneras acostumbradas con las que solemos hacer esas actividades, en su lugar, plantearse ciertas condiciones o libertades, explorar un gusto o estilo propios, buscar inspiración en otros referentes etc. Ocupar el cuerpo -y con ello me refiero también a la mente- en oficios que involucren una conciencia sobre las operaciones, los materiales, las relaciones del todo con las partes, el descubrimiento y solución de problemas y la atención al proceso más que la fijación en un fin. Aprender junto a otros y alrededor de un hacer constituye un proceso en que nos enseñamos mutuamente a desarrollar nuestras personalidades y habilidades a través de la exposición y el ejercicio de nuestros cuerpos. Cada uno se fuga a su manera, hace una interpretación propia de su significado, siente su llamado, se la imagina, la realiza con sus manos, a lo largo de un dialogo, estando de viaje, apelando a todos los sentidos, en fin, poniendo en juego su vida, rodeado de otras personas. Fugarse es darle sentido a esa palabra.



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