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Re-Tratando Entornos
Nota editorial Mirar es preguntar (…) Es en la mirada donde el miedo anida, pero también donde puede nacer el respeto (…) Pero no sólo importa qué o a quién se mira. También, y, sobre todo, importa desde donde se mira. Ejército Zapatista de Liberación Nacional, Las miradas (fragmento).
México 7 de septiembre de 2017, un sismo se cimbra en Chiapas y Oaxaca, el miedo, la angustia y la impotencia se vierten sobre los habitantes. Escapa a la voluntad humana un evento natural, pero no escapa la posibilidad de aligerar el impacto sobre las personas que perdieron sus casas, su gente, su historia. En Juchitán, la ciudad más afectada por el sismo, la ayuda nunca llega de manera igual, “hay damnificados de primera y de segunda”, dicen, ahí donde la desigualdad lo ha marcado todo, donde los más pobres no reciben los apoyos. ¿Dónde irá a parar esta gente después del movimiento mediático del gobierno central? ¿Cuántas de estas familias no tendrán otra opción de migrar hacia el norte para tratar de reconstruir sus vidas? Mientras el sismo natural conmociona al sur, más allá de la frontera norte, dos días antes, el gobierno norteamericano anuncia el fin del programa daca (Acción Diferida para Llegados en la Infancia), el cuál permitía a jóvenes establecidos irregularmente en Estados Unidos estudiar en sus universidades. Esta acción causará la deportación de cerca de 800,000 jóvenes que se encontraban estudiando, de los cuales más de 620,000 son mexicanos, muchos de ellos hijos de migrantes provenientes de zonas empobrecidas del país. Y en tanto el 15 de septiembre la algarabía por las celebraciones de independencia transcurre, mientras se proclama la libertad y se grita en nombre de la justicia, el dolor parte la vida de los familiares y amigos de Mara Castilla, originaria de Puebla y estudiante de Ciencias Políticas de 19 años, presuntamente asesinada por el conductor del transporte que la llevaría segura a su casa. Ella, quien para el Estado sólo representa un número más y para los medios de comunicación el pretexto del amarillismo, tenía una historia que contar y que construir, al igual que las 7 víctimas de feminicidio que hay en el país cada día. El nombre de Mara nos duele, pero desconocemos el de las más de 300 mujeres asesinadas en Juárez, y tantas otras en distintos estados del país, que son secuestradas, flageladas y asesinadas, cuyos victimarios gozan de impunidad.