84. alea | 2018ko azaroa
Artikulua: Gure mundu txikia
Beasain, la grave pandemia de 1918 Martín García Garmendia > historias cercanas
E
ste año se cumple el centenario de una gran epidemia de gripe que afectó de una u otra forma a gran parte del mundo civilizado. A diferencia de otras gripes, ésta, llamada también ‘española’, no solo afectó a niños y ancianos, sino también a jóvenes y adultos con buenas defensas. Las muertes producidas en el Estado español por dicha epidemia se estiman hoy en unas 250.000/300.000 personas. Dada la gravedad del momento, en S.O. del 17 de Julio de 1915 el Ayuntamiento de Beasain ya decidió la construcción urgente de un ‘Pabellón de Infecciosos’ por las
distintas epidemias que había además de la gripe, tales como la viruela, tifus, tuberculosis, etc. Entonces las aguas no se trataban todavía y era frecuente enfermar también por dichas afecciones. Estamos hablando de los años 1916, 1917, 1918 y 1919, y, dado que la máxima virulencia de la gripe se produjo en 1918, la historia médica la recuerda como la grave pandemia de ese año. Siendo entonces D. Hilario Urteaga médico titular de Beasain, a todas esas afecciones se las denominaba de forma genérica como enfermedades ‘infecto-contagiosas’. El costo del “Pabellón de Infecciosos” que vemos el
día de su inauguración, a la vez que señalado con una flecha en la otra imagen, fue de 18.482 ptas. Se observa al alcalde revestido con esa capa municipal que le daba una autoridad simbólica. El 21 de Noviembre de 1918, con el nuevo ‘Pabellón de Infecciosos’ ya en funcionamiento junto al Hospital Arangoiti, a su vez inaugurado en 1881, se recrudeció la epidemia, y hasta se abrieron las presas del Oria varias veces para reducir la incubación de más insectos en esas aguas remansadas. Con ello se pretendía frenar dichas enfermedades infecciosas. Según las Actas Municipales del 21/11/1918 y 3/12/1918, también se cerraron las escuelas y se vacunó con
urgencia a toda la población de Beasain, siempre con la valiosa ayuda de los médicos y practicantes que la ‘Fábrica de Vagones’ puso a disposición del Municipio. Durante esos dos últimos años, tan solo en Beasain fallecieron unas 80 personas. Hasta los barrenderos del Ayuntamiento, encargados entonces de trasladar a los fallecidos hasta el cementerio de Zelaeta recién construido, se negaban a efectuar el traslado de los fallecidos por miedo a un posible contagio, y así lo manifestaron por escrito a los regidores de la Villa; lo mismo sucedía con los barrenderos de Villafranca, según constan en las Actas Municipales de ambos municipios en 1917.
El pabellón, junto al Hospital, y el día de la inauguración con las autoridades.··· M.G.