Plin. Ep. II, 17 Gayo Plinio a Galo sobre la VILLA LAURENTUM
Caius Plinius Caecilius Secundus (Como, Italia, 61 dC – Bitina, 112), más conocido como Plinio el Joven, fue un distinguido oficial y escritor de la antigua Roma cuyo reconocimiento viene dado, por encima de su prestigiosa carrera en el campo de las leyes, por sus Cartas1, una recopilación epistolar que constituye una fuente imprescindible para el estudio de la historia de la Antigüedad Romana. Tras la desaparición de sus progenitores, fue adoptado por su tío Plinio el Viejo, reconocido filósofo y naturalista de la Antigüedad autor de Naturalis Historiae2, una enciclopedia de Historia Natural, quien se ocupó de su formación hasta su muerte por la erupción del volcán Vesubio el año 79 dC. Así, los últimos años de formación de Plinio el Joven en el campo de las leyes tuvieron lugar en Roma, donde desarrolló un exitoso cursus honorum3 en la vida política romana que le llevó, hacia 110 dC, a ser proclamado gobernador de la provincia de Bithynia-Pontus4, donde pasó los últimos años de su vida. Como rico representante de la clase política romana, Plinio el Joven invirtió buena parte de su patrimonio en tierras, convirtiéndose, de este modo y a lo largo de los años, en propietario de un importante número de Villas5. Destacan entre ellas la Villa Toscane6 y la Villa Laurentum7 (llamadas también “Villas de Plinio”) que, a través de las minuciosas descripciones que de ellas hace Plinio en sus cartas, han servido para el estudio tipológico de las villas romanas, así como para el desarrollo de numerosas hipótesis gráficas8 acerca de sus plantas, para las que no es posible ninguna verificación arqueológica. El cuerpo de la obra literaria de Plinio que ha llegado a nuestros días es, fundamentalmente, este conjunto de Epistulae, una serie de misivas personales escritas a amigos y compañeros. Organizadas en libros, las cartas de Plino son composiciones literarias formales, como pensadas para ser publicadas, de alto contenido descriptivo, que tratan temas políticos, cuestiones sociales y descripciones topográficas. Esta recopilación epistolar de Plinio el Joven constituye una importante fuente para el estudio de la historia de la administración provincial romana, así como de la arquitectura y la vida cotidiana durante el primer siglo de nuestra era. De entre las cartas de Plinio, destacan Gayo Plinio a Tácito9, dos misivas que describen la erupción del Monte Vesubio en agosto del 79 dC durante la cual murió su tío Plinio el Viejo; y Gayo Plinio al emperador Trajano10 en la que, con un formato menos literario y con vocación de dilucidar temas de administración de su provincia, discursa con el emperador Trajano sobre la política oficial concerniente al Cristianismo. Por otro lado, la carta número 17 del segundo libro, Gayo Plinio a Galo, es el texto del que se parte para este comentario y en ella Plinio el Joven
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Plin. Ep. Plin. Nat. Hist. N.A. En latín “sucesión de magistrados”, se refiere a una sucesión de cargos públicos, civiles y/o militares, ejercidos por personas con aspiraciones políticas en la Antigua Roma, tanto en Época Republicana como durante el Imperio. La carrera de Plinio el Joven puede considerarse una síntesis demostrativa de los cargos públicos más destacados de la Antigua Roma: Flamen Diuvi Augusti (sacerdote del culto al Emperador), Decemvir litibus iudicandis (juez civil), Tribuno Militar, Sevir equitum Romanorum (jefe de un escuadrón de caballería), Quaestor imperatoris, Tribuno de la plebe, Pretor, Prefecto, Cónsul Suffectusen, Supervisor y Legatus (gobernador o embajador). 4 N.A. Provincia romana de Asia Menor situada en la costa del Mar Negro correspondiente a Anatolia (actual Turquía). Se formó con la unión de los reinos de Bithyna (anexionada a Roma en el 74 aC) y Pontus (64 aC). 5 La Villa engloba todas las construcciones (aedificia) implantadas sobre una propiedad de tierra (fundus), así que sólo puede concebirse fuera de la ciudad y es estrictamente opuesta a las nociones de aedes o domus. (L, 16, 211). Para las personas distinguidas era importante tener varias Villas o residencias de campo, preferentemente con buenas vistas, apreciables desde los cryptoporticus. (Clarke 1991, 19-23). 6 Plin. Ep. V, 6. 7 Plin. Ep. II, 17. 8 N.A. Para visualizar algunas elucubraciones gráficas sobre la planta de la Villa Laurentum de Plinio el Joven, consultar el Aparato Gráfico adjunto al final de este texto. 9 Plin. Ep. VI, 16 y VI. 20. 10 Plin. Ep. X, 96.
explica las excelencias de su Villa Laurentum11 a su amigo Galo, constituyendo la fuente literaria principal para el estudio arquitectónico de la misma.
La carta de Plinio el Joven que nos atañe (Plin. Ep. II, 17), está dirigida a su buen amigo Galo, a quien trata de convencer de las excelencias de su Villa Laurentum, un reducto de paz según Plinio 12, excelentemente situado, con todas las comodidades deseables y un modesto costo de mantenimiento. Empieza Plinio su carta a Galo, explicando la situación aproximada de la Villa13: a diecisiete millas de Roma (ofrece la comodidad de poder desplazarse ahí a diario una vez finalizadas las actividades que deben realizarse en la ciudad), accesible tanto por la Via Laurentina como por la Via Ostiense, dos caminos arenosos que pueden resultar lentos y pesados para los carruajes, pero accesibles para los caballos. Destaca Lino de la ruta hasta la Villa la variedad paisajística y la abundancia de la ganadería, que amenizan el recorrido. De todos modos, la orientación exacta del lector respecto la ubicación de la firma, no es el objetivo último de Plinio, sino que más bien pretende impresionarle con las comodidades y servicios que encontraba ahí. A partir de este punto, Plinio el Joven pasa a hacer una detallada descripción de los espacios con los que cuenta su Villa Maritimae13, en un documento que resulta de vital importancia para el estudio de esta tipología de edificación romana (juntamente con la descripción de la Villa de Felix Polius en Sorrente escrita por Stace, Silves II,1), dado que las villas suficientemente bien conservadas para analizar la estructura a través de las ruinas son extremadamente escasas. Plinio define, en primer lugar, un Atrium14 o vestíbulo sencillo, seguido de un pórtico redondo en forma de D y rodeado por una Clastra o patio pequeño, protegido por cristales y techos voladizos. En medio de este jardín, describe el Cavedium15 o patio interior, seguido de un hermoso Triclinium16 o comedor que, ubicado a la orilla del mar y con todas las paredes llenas de puertas y grandes ventanas acristaladas17, tiene una preciosa panorámica marina por tres de sus costados y del patio interior por el otro. A la izquierda del Triclinium, describe Plinio dos Cubiculum18 o dormitorios 11 N.A. Situada, según las fuentes, dentro de la provincia romana del Latium, entre Ostia y Antium. A pesar de que la carta de Plinio no hace alusión a la ciudad de Laurentum, universalmente adoptada por los escritores romanos como la antigua capital de Latium, la villa con el mismo nombre podría ser próxima a ésta. 12 N.A. Las villas romanas se convirtieron, a partir del primer siglo de nuestra era, en lugar de retiro y reposo opuesto a la ajetreada vida de la ciudad. Estos complejos recintos independientes eran adecuados tanto para los ejercicios físicos como para el retiro y el trabajo intelectual y espiritual. Si además no se encontraban muy alejados de la ciudad, como es el caso de la Villa de Plinio, eran lugares ideales para retirarse al final de la jornada en la ciudad. 13 Las Villas Maritimae ofrecen una serie de rasgos que permiten distinguirlas como una tipología de Villa independiente. El más característico, quizás, sea que estos edificios ofrecen dos cuartos: el principal situado en la rivera y un pabellón adentrado en el mar al que se llega por un corredor. Estos edificios ofrecen un programa estructural mínimo: dos pórticos exteriores (uno del lado mar y el otro en la montaña), diferentes apartamentos o cubicula, una sala de recepción y habitaciones de servicio, termas (caldarium y fornacce), organización de los baños en frigidarium, tepidarium y caldarium, así como la existencia de jardines rodeados o no por columnatas. Es a partir de este programa mínimo, reproducido una o varias veces, que se determina si una Villa Maritimae es “grande” o “pequeña”, aunque cualquiera de ellas será igual o más grande que cualquier Villa urbana lujosa. (Lafón 2001, 273285). 14 A diferencia de Vitruvio, para quien el Atrium era una parte necesaria de la Villa, Plinio lo veía como un requerimiento prescindible y pasado de moda. (Clarke 1991, 19-23). 15 Literalmente “Cavidad de la casa”. Primitivamente era una habitación o un patio central, en tiempos de Plinio este término tenía una significación menos clara. (Plin. Ep. II, 17. Edición 1927, Barcelona). 16 “Sala de comer”. Tenía en su centro una mesa cuadrada – de madera o de obra – rodeada por tres de los lados de camas de forma inclinada y con la parte más alta hacia la mesa. Estas camas iban cubiertas de colchones y cubrecamas y una vez arreglados eran más altos que la mesa central. Cada cama podía contener, normalmente, tres personas y estaba pensada para los grandes festines. (Plin. Ep. II, 17. Edición 1927, Barcelona). 17 N.A. A partir del primer siglo de nuestra era, empezó a alabarse sobremanera la belleza natural, de ahí la abundancia de puertas y ventanales con vistas a jardines y paisaje abierto para las villas de la gente apoderada, y la decoración natural pintada y en mosaico en las villas urbanas. 18 “Cámaras de dormir”. En este caso parece tratarse de dos habitaciones de reposo diurno. (Plin. Ep. II, 17. Edición 1927, Barcelona).
(uno más amplio y otro más pequeño) soleados, descritos como “cuarteles de invierno”, por ser los más soleados y cálidos de la Villa. En el ángulo izquierdo de la Villa hay una pequeña habitación con forma de ábside con un armario empotrado a modo de biblioteca de libros de estudio y consulta. Se encuentran también en esta ala de la villa los departamentos de la servidumbre. Al otro lado del Triclinium, encontramos otro dormitorio elegantemente decorado, seguido de otra cámara que puede ser un Triclinium mediano u otro Cubiculum grande. Seguidamente, describe la sala de los baños19, con dos bañeras redondeadas, y la cámara de calefacción. Adosada a estas salas hay una piscina20 de agua caliente desde la que puede contemplarse el mar, y la sala del juego de pelota21. Al lado de esta sala, se describe una torre 22 con dos estancias en la primera planta y dos más en la superior, un comedor, una bodega y un granero. El Triclinium de dicha torre, se asoma sobre un jardín rodeado por una avenida, plantada de boj, romero, una frondosa parra y árboles fruteros (moreras e higueras), una visión tan o más hermosa que la del propio mar. En la parte trasera de la torre, se encuentran dos habitaciones más, desde las cuales se divisa la entrada de la Villa y un frondoso huerto. En este punto, Plinio hace especial esmero en describir la galería 23 abovedada con ventanas acristaladas a ambos lados (más numerosas en el lado de mar y menos en el lado que da a los jardines) que, para la delicia del propio Plinio, resulta cálida en invierno y fresca en verano. Delante de esta preciada galería hay una terraza plantada de violetas y, seguidamente, un pabellón retirado dotado de un Heliocaminus24 o habitación soleada y un dormitorio para el descanso nocturno, ambos con vistas tanto a la terraza interior como al mar. En dicho Cubiculum (dotado de un Hipocausto o cámara de calefacción) hay un gabinete “elegantemente diseñado” y dotado de un lecho y dos sillones, que puede incluirse o independizarse en función de si se abren o no las ventanas acristaladas y las elegantes cortinas. Plinio pone especial interés en la descripción de este pequeño pabellón, que constituye un profundo y tranquilo retiro hasta de los ruidos de la propia villa en fechas de festividades populares25. Termina Plinio su carta a Galo, hablando de los exteriores de la Villa, repletos de manantiales, bosques que proporcionan leña en abundancia, rebaños que llegan ahí en busca de sombra y agua y que proporcionan abundante leche y el mar, plagado de lenguados y camarones de excelente calidad. Habla Plinio también de una pequeña aldea próxima, de donde puede obtenerse cualquier servicio o producto que puede necesitarse, así como la tranquilidad de tener cerca baños públicos para cuando no se pueda usar el propio. 19 Los baños privados se componían de tres piezas principales: Caldarium, Frigidarium y Tepidarium. La última, carente de bañeras, servía también para cambiarse de ropa y/o untarse, cuando el departamento carecía de Apodyterium y Unctorium. (Plin. Ep. II, 17. Edición 1927, Barcelona). 20 Los antiguos romanos solían tener dos bañeras, el Baptisteria (elevada e independiente, podía ser transportada de un sitio al otro) y la piscina (de mayor tamaño, excavada en el suelo y revestida de piedra o mármol). (Félibien des Avaux, 1699, 1-80). 21 El juego de la pelota era practicado por los romanos como preparación al baño y, por lo tanto, se jugaba con ropa ligera. Es por esto que la sala dedicada a este deporte tenía que ser cálida. (Plin. Ep. II, 17. Edición 1969, París). 22 Las torres son un elemento frecuente de las Villas romanas como elemento que ofrece una visión panorámica. En éstas, el Triclinium estaba orientado de una forma opuesta al principal, de esta manera podía usarse los días de mala mar para conseguir reposo y silencio. (Silu 2. 2. 50). 23 Las galerías o Cryptoporticus son elementos característicos de la obra pública romana que técnicamente se refieren a “pasillos cubiertos y cerrados, sean o no subterráneos” cuya anchura demuestra que no era un elemento meramente estructural. Este término puede ser usado en la carta de Plinio para impresionar a sus correspondientes cultivados. (Gros, 2001, 113). 24 Cámara expuesta al sol, diferente del solarium (pieza soleada inmediatamente bajo tejado). (Plin. Ep. II, 17. Edición 1927, Barcelona). 25 N.A. Plinio afirma que este pabellón le proporciona un gran placer, especialmente durante los Saturnales (fiesta popular de finales de diciembre). Con esta afirmación, demuestra que Plinio pasaba en su Villa Laurentum largos períodos que no se limitaban a las estaciones de Primavera y Verano, hecho posible gracias a dos importantes desarrollos técnicos: la calefacción con estufas y conductos de terracota y los cristales transparentes.
En su despedida, Plinio hace especial hincapié en la panorámica de la costa que desde la Villa se divisa, donde gran cantidad de mansiones contribuyen a embellecer lo pintoresco y encantador de la costa del Mar Tirreno, la mayoría de ellas tanto o más pretenciosas que la propia de Plinio.
Esta carta de Plinio el Joven ha servido a numerosos estudiosos de épocas diversas, como base para el estudio de las construcciones romanas del primer siglo de nuestra era. Estudios, todos ellos, que a través de la comparación y el análisis pretenden vislumbrar la veracidad de dicho documento, así como, a falta de restos físicos que autentifiquen las informaciones del erudito, localizar, analizar, especular y elaborar propuestas gráficas sobre la Villa Laurentum. Cabe decir de la carta original, en primer lugar y como ya apunta Javier Lafón 26, que es importante tomar consciencia de la abundancia de partes literarias y enmascaramientos de la realidad producidos por la voluntad última de esta misiva: convencer a su amigo Galo para que haga una estada en la Villa. De esta predominancia del juego literario es resultado, como en el caso de la pintura, una selección de los elementos a presentar, y es por esto que, por ejemplo, apenas se mencionan las cámaras de los sirvientes, las zonas ajardinadas destinadas al cultivo, el funcionamiento de la calefacción, etc. Intencionalidades literarias aparte, y desde el punto de vista crítico que esta observación nos proporciona, la carta de Plinio nos aporta una serie de informaciones muy valiosas en dos sentidos principalmente. En primer lugar, y como documento costumbrista antes que técnico, contribuye enormemente a aclarar el papel que la Villa tenía para los romanos acomodados de principios de nuestra era, así como los modos de uso de la misma. En este sentido, las anotaciones a pie de página de la edición francesa de las Cartas de Plinio27, vinculan las detalladas explicaciones de Plinio (sobretodo acerca de la calidez e iluminación natural de las instalaciones de la Villa) con la pasión de los romanos meridionales por la luz y el calor, remarcando la poca cantidad de estancias con calor artificial que ofrecía la Villa Laurentum y el hecho que, a pesar de ello, Plinio pasara allí largas temporadas no solo en primavera y verano. Asimismo, como observa André Félibien des Avaux 28, el gran número de habitaciones contenidas en la Villa (y descritas por Plinio) 29 ofrecía la posibilidad de disfrutar tanto de la actividad del mar como de la calma de los jardines traseros e interiores. En cada uno de los espacios o pabellones, había cámaras de reposo diurno y nocturno, comedores, estancias privadas, etc, hecho que nos demuestra como los romanos gustaban de cambiar los espacios habitados según las estaciones del año, del mismo modo que lo hacían con las ropas y las joyas. Por otro lado, el párrafo 26 de esta misma edición de la carta de Plinio, nos muestra como los baños públicos no estaban reservados, en época romana, a las bajas esferas de la población sino que la dificultad de calentar el agua en una vivienda donde un apoderado no tenía intención de pasar muchas horas, era razón para que este personaje acudiera también a estas instalaciones. En segundo lugar y como ya se ha mencionado, las informaciones que Plinio da a su amigo Galo, son de gran utilidad para el estudio arquitectónico de esta tipología de edificio, y han servido para el desarrollo de propuestas gráficas muy diversas (Fig.1-4). Carlo Fèa30, en una crónica de viaje dirigida al Monseñor Antonio De'Marchesi Frosini, hace un repaso de los esfuerzos realizados por arqueólogos, arquitectos y eruditos para conseguir dibujar una planta lo más similar posible a la descrita por Plinio. 26 27 28 29
Lafón 2001, 273-285. Plin. Ep. II, 17. Edición 1969, París. Félibien des Avaux 699, 1-80. N.A. Resulta interesante aquí consultar la cuidadosa clasificación que hace Lafón de los 45 espacios de la Villa Laurentum citados por Plinio. El autor organiza en tablas según una serie de criterios (presencia o ausencia del mar, de viento, de ruido, de sol) que considera fundamentales a la hora de establecer en qué periodo del día o del año serán usadas las diferentes estancias. (Lafón 2001, 283-285, tablas 18, 19 y 20. 30 Fèa 1802, 66-78.
Habla Fèa de unas excavaciones hechas por el Marqués Saccetti en 1713 cerca de la ciudad de Laurentum; También Furietti, en un ejemplar de la Biblioteca del Vaticano, habla de la descubierta de unas ruinas con una serie de espacios que podrían coincidir con la Villa de Plinio; Agostino Chigi es autor del descubrimiento de una pequeña cámara de calefacción subterránea con un pequeño horno y tubos de terracota para la distribución del calor, que podría también formar parte de las dependencias del Laurentum. Lo cierto es, pero, que a día de hoy no hay indicios de ningunas ruinas que puedan, efectivamente, corresponder a la Villa de Plinio, hecho que nos hace pensar en la posibilidad que, tras la muerte de Plinio, la Villa pasara a un nuevo propietario quien habría modificado la estructura original. Así pues, y como afirma Pierre Gros 31, a pesar que la Villa Laurentum no presenta el esquema de organización característico de una Villa Maritimae (Fig.5), disfruta de una situación privilegiada en el litoral y está dedicada al reposo y al estudio, por lo que puede ejemplificar perfectamente esta tipología de Villa. Recurriendo de nuevo al texto de Félibien des Avaux32, se nos redirige a un escrito de Vicenzo Scamozzi33 en el que, partiendo de los conocimientos adquiridos sobre las villas romanas y las excavaciones realizadas en búsqueda de la Villa Laurentum, observamos la pretensión de hacer una descripción de dicha Villa mejor que la del propio Plinio. En dicha descripción de Scamozzi se indican medidas y proporciones en base a una unidad de medida subjetiva, el espacio, que sirve para afirmar que “la figura de la Villa Laurentum era cuadrangular y 2,5 veces más ancha que larga” y medir todos los espacios de los que habla Plinio34. Resulta especialmente interesante la descripción de Scamozzi en dos aspectos: en cuanto a las escaleras de acceso a la planta superior y en cuanto a los huertos y jardines. En cuanto a las primeras, y como afirma Lafón, Plinio no habla en ningún momento de las escaleras que debían servir para acceder a las plantas superiores de la torre pero bien seguro que debían de existir. De ellas, dice Scamozzi que se encontraban en el lado izquierdo del Cavedium, junto a las cámaras de reposo y el Vaporarium, al lado del pasaje de acceso a los jardines. En cuanto a aquellos, dice Lafón que gozan de la descripción menos precisa y no se menciona ninguna tierra cultivable, pero en las notas de pie de página de la edición francesa de la carta de Plinio se distinguen dos tipos de jardines: el gran jardín del lado de montaña parecería estar destinado al cultivo, y el pequeño jardín de la fachada principal, tocando la playa, parece estar dotado de un parterre rodeado por una avenida con árboles en el que podía pasearse durante los días de sol. El propio Félibien des Avaux, afirma que esta descripción de Scamozzi es errónea en muchos sentidos, ya que está poco sujeta a la descripción original de Plinio y tiene poco que ver con ella. Habla, por ejemplo, de una segunda planta con camaras para dormir con una bella vista sobre el mar y sobre las tierras vecinas, que no es ni siquiera mencionada por el romano; asimismo la información que da del Cryptoporticus no tiene nada que ver con las vistas anunciadas por Plinio. Finalmente, resulta interesante la reflexión de Lafón35, que se basa en el reconocimiento de Plinio de la autoría del pabellón36, para dejar abierta la hipótesis de que esta es la única parte realizada durante la época, procediendo el resto, por lo tanto, de una época anterior.
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Gros 2001, 315. Félibien des Avaux 1699, 1-80. Scamozzi 1615, 3, XII. N.A. En el texto de Scamozzi encontramos afirmaciones del tipo: El Atrium tenía unas medidas de 5 espacios de ancho por 7 espacios de largo, el Area redonda estaba marcada por 9 espacios de diámetro marcadas por las 9 arcadas de los pórticos, el bello Triclinium tenía unas proporciones de 4 espacios de largo por 3 de ancho, etc. 35 Lafón 2001, 273-285. 36 Plin. Ep. II, 17, 20.
Aparato Gráfico
Fig. 1. Laurentini, Tabula I. Extraído de Félibien des Avaux, 1699, 9, Fig.1.
Fig. 2. Laurentini, Tabula II y Tabula III. Extraído de Félibien des Avaux, 1699, 10-12, Fig.2. y Fig.3.
Fig. 3. Dibujos de Laurentin hechos por Scamozzi. Extraído de Félibien des Avaux, 1699, 78, fig.4.
Fig. 4. Propuestas de reconstrucción en planta de la Villa Laurentum de Plinio, por H. Winnefeld arriba y por E. Salza
Princa Ricotti abajo. Extraído de Gros, 2001, 315, fig.343.
Fig. 5. Esquema de organización de las Villa Maritimae imperiales. A: Tipología “Sorente”. B: Tipología característica de las costas bajas. Extraído de Lafón, 2011, 294, fig.45.
Bibliografía
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Anna Roca Tuset http://historiasdearte.blogspot.com