¿CÓMO SE ATREVEN? (Sobre el cambio climático) Dr. Marino Latorre Ariño Universidad Marcelino Champagnat, Octubre 2019
¿Cómo se atreven?, con estas palabras se dirigió Greta Thunberng, una adolescente sueca de 16 años, en un discurso desafiante y directo ante las autoridades políticas de las grandes potencias mundiales, reunidas en Nueva York en la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas, el 23 septiembre del 2019. La adolescente acusó a los líderes mundiales de traición por omisión frente al cambio climático. "Me han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías. Y, sin embargo, yo soy de los afortunados del planeta Tierra" [...] "La gente está sufriendo; la gente se está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando" [...] "Estamos en el comienzo de una extinción masiva y de lo único que hablan Uds. es de dinero y cuentos de hadas del crecimiento económico hasta el infinito...” [...] "Nos están fallando. Pero los jóvenes están empezando a entender su traición", dijo. Esta adolescente sueca comenzó a ser noticia cuando hace un año dejó de asistir a las clases del colegio para protestar frente al Parlamento de su país convirtiéndose, así, en una verdadera líder sobre el cambio climático. En diciembre de 2018, asistió a la 24 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP24), en Katowice, Polonia. Intervino el ella afirmando que hablaba en “nombre de la justicia climática” y acusó a los presentes de “hablar solo del crecimiento económico” y no del cambio climático, por miedo a ser impopulares. "No son lo suficientemente maduros para decir las cosas como son. Incluso esa carga nos la dejan a nosotros, los niños", agregó. "Pero a mí no me importa ser popular, me preocupo de la justicia climática y del planeta vivo". La adolescente Greta Thunberng terminó diciendo que "nuestra civilización está siendo sacrificada para que otros tengan la oportunidad de hacer grandes fortunas". En enero de 2019 habló ante el Foro Económico Mundial, en la ciudad suiza de Davos, frente a los líderes económicos del mundo. "Nuestra casa está en llamas. Estoy acá para decirles que nuestro hogar está ardiendo" […] "No quiero que tengan esperanza, quiero que entren en pánico. Quiero que sientan el miedo que yo siento todos los días y luego quiero que actúen", añadió Thunberg. "Me parece increíble que personas que están aquí para hablar del cambio climático lleguen en jets privados", agregó. Greta Thunberg, en un discurso, al borde de las lágrimas, captó la atención del Parlamento Europeo en abril del 2019. "Alrededor del año 2030, dentro de 10 años, 259 días y 10 horas, habremos llegado a un punto en el que desataremos una reacción en cadena que probablemente supondrá el fin de nuestra
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civilización", dijo la joven. "El cambio climático se está acelerando y en una dirección muy peligrosa"; el informe científico que alerta de cifras récord en el calentamiento global; y agregó: nos estamos "enfrentando a la sexta extinción masiva y el ritmo de extinción es 10.000 veces más rápido de lo normal", señalando que cada día desaparecen 200 especies. "La erosión del suelo fértil, la deforestación de los grandes bosques, la contaminación del aire, la pérdida de vida salvaje e insectos, la acidificación de los océanos, son problemas acelerados por un modo de vida que, los países del primer mundo, vemos como un derecho", afirmó. Poco después de su intervención en el Parlamento Europeo la adolescente habló en una entrevista a la BBC y abordó el tema de su síndrome de Asperger. "Mi asperger me ayuda a no creer en las mentiras" […] "Me hace diferente y ser diferente es un regalo" […] "El asperger me hace pensar y ver las cosas fuera del marco tradicional. Y no me creo mentiras fácilmente; puedo ver a través de esas mentiras", agregó. "Si hubiera sido como otros no hubiera comenzado la huelga escolar, no creo que me hubiera preocupado tanto por el cambio climático". En una entrevista a la agencia EFE en Roma, en abril (2019), dijo: "No podemos esperar a que gente como yo crezca y seamos los que estemos a cargo de todo; hay que actuar ahora". "Si no empezamos a cuidar la Tierra, moriremos". "Hay muchas cosas a las que quiero dedicarme cuando sea mayor" […] "La política me parece muy interesante y es una forma de marcar la diferencia, aparte de los actos de protesta. Pero insisto: cuando sea lo suficientemente mayor para convertirme en una persona política, ya será demasiado tarde", agregó. En mayo del año 2019, Greta Thunberg hizo un llamado para que personas adultas de todo el mundo se sumaran a la manifestación general contra el cambio climático, que se realizaría el 20 de septiembre. La adolescente escribió una carta en la que decía: "Hoy los niños y adolescentes estamos luchando por nosotros mismos, pero muchos de nuestros padres están ocupados discutiendo si tenemos buenas notas, una nueva dieta o el final de Juego de Tronos, mientras el planeta se quema" […] "Los políticos han sabido del cambio climático durante décadas, pero deliberadamente pasaron la responsabilidad de nuestro futuro a manos de especuladores cuya búsqueda de ganancias rápidas amenaza nada menos que nuestra existencia". […] "Hemos aprendido que, si no actuamos en favor de nuestro futuro, nadie dará el primer paso. Nosotros somos aquellos a quienes hemos estado esperando". En una conferencia organizada en Viena por el actor Arnold Schwarzenegger a finales de mayo del 2019, Thunberg afirmó: “Tenemos que cambiarlo todo” […] "Es la crisis más importante que la humanidad ha enfrentado jamás", y agregó que confiaba en la "capacidad de reacción de la humanidad", pues "los humanos tienen una gran capacidad de adaptación [...]. Cuando tomamos conciencia (del peligro), actuamos y cambiamos".
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En una intervención ante el Congreso de EE.UU., saltándose el protocolo, en vez de pronunciar un discurso, presentó el informe de 2018 sobre calentamien-to global, del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC). "Estoy presentando este informe como mi testimonio, porque no quiero que me escuchen a mí, quiero que escuchen a los científicos, y quiero que comprendan lo que dice la ciencia, y luego que actúen en consecuencia". Un día antes de su presentación frente al Congreso de Estados Unidos, la adolescente Thunberg dijo a los legisladores: "Por favor, guarden sus elogios. No los quiero" [...] "No nos inviten aquí para decirnos lo inspiradores que somos, sin que Uds. hagan nada al respecto, porque eso no conduce a nada". "Sé que lo están intentando, pero no lo suficiente. Lo siento", concluyó, ante un grupo de trabajo sobre la crisis climática en el Senado estadounidense. En la intervención de Thunberg el 23 de septiembre del 2019 durante la apertura de la Cumbre del clima en las Naciones Unidas, dijo: "Todo esto está al revés. Yo no debería estar aquí arriba. Debería estar de vuelta en la escuela, al otro lado del océano. Sin embargo, ¿ustedes vienen a nosotros, los jóvenes, en busca de esperanza? ¿Cómo se atreven?" Visiblemente emocionada y enojada al mismo tiempo, la adolescente sueca agregó: "Me han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías. Ecosistemas enteros están colapsando" [...] "Estamos en el comienzo de una extinción masiva. Y de lo único que hablan Uds. es de dinero y cuentos de hadas de crecimiento económico hasta el infinito...”. Palabras sabias y conducta asertiva las de esta adolescente; no podemos decir otra cosa y no tenemos palabras para expresar nuestra admiración. Václav Smil, un autor de mucha más edad que la adolescente Thunberg, es un científico y analista político checo-canadiense. Es profesor emérito de la Facultad de Medio Ambiente en la Universidad de Manitoba en Canadá. Su investigación es muy amplia y abarca el terreno de la energía, medio ambiente, comida, población, economía, historia y política pública. En el 2017 publicó el libro Energy and Civilization: A History. En 2019 ha publicado el libro Crecimiento: de microorganismos a megaciudades. Vaclav Smil (El Dominical del Comercio, 29/09/19, p. 14) ha estudiado el desarrollo sostenible y afirma que hay que reducir nuestras expectativas de consumo y de crecimiento global. Ha estudiado durante toda su vida (ha publicado más de 40 libros y centenares de artículos académicos) la relación entre nuestro planeta y sus recursos en la historia de la humanidad. La tesis de este autor es sencilla: el desarrollo de la especie humana y su crecimiento ha sido a costa de los recursos finitos del planeta Tierra y nos acercamos a un punto de no retorno sino no se detiene esa dinámica.
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En una entrevista concedida al The Guardian y New York Magazine, Smil ha señalado que la fe ciega en las nuevas tecnologías (como la inteligencia artificial) y el crecimiento hasta el infinito del PBI no solo son matemáticamente insostenibles, sino que son engaños patentes. Debemos consumir menos en el futuro porque ya hemos consumido de más en el pasado. “La única esperanza que nos queda, dice el autor, es que constato que nos estamos muriendo; cada vez hay más países en los que muere más gente de la que puede ser reemplazada por la que nace… En algunos años no consumiremos nada porque no habrá nadie para consumir. Eso me da esperanza”. Leonardo Boff (2010) habla de que hoy en día “existen dos visiones confrontadas acerca del planeta Tierra. La primera, que se autodenomina moderna y que ha sido dominante en los últimos 400 años, ve la Tierra como un arca llena de riquezas que el ser humano puede tomar para sí, para su uso y bienestar. La Tierra es algo material, exterior, entregado a nosotros para que hagamos de ella lo que queramos, pues nos sentimos por encima de ella, señores y reyes del universo.
La segunda visión, más ancestral, y todavía presente en los pueblos originarios como los indígenas, ve la Tierra como un ente vivo que produce todas las formas de vida; es la Gran Madre y Pacha Mama, como la llaman los pueblos andinos. Nosotros somos parte de ella […] No estamos encima de ella como quien domina, sino en medio de ella como quien convive”.
La sociedad industrial en que vivimos tiene primera visión, para la cual la Tierra es solo fuente de recursos (¿inagotables…?) agua, bosques, recursos minerales que hay que explotar de forma violenta excavando suelos, derrumbando montañas, cerrando el cauce de ríos, matando animales, etc. Lo peor es que utiliza agentes químicos (pesticidas) que envenenan los suelos y exterminan microorganismos, bacterias, hongos, virus y microorganismos vivos que conforman el 95% del reino de la vida animal y vegetal. Hay que acumular cuanta más riqueza mejor y en el tiempo más rápido y con la menor inversión posible. Tienen una visión utilitarista de los recursos naturales; las demás dimensiones de la vida humana, como la capacidad de admiración, la sensibilidad, La belleza, la vida vegetal y animal, etc. no cuentan. Nunca se ha formulado esta pregunta: ¿Cuánto cuesta una puesta de sol? ¿Cuánto vale la hermosura de la naturaleza que contemplamos en el planeta Tierra? Y todo ello hace referencia a personas del primer mundo, que se dicen civilizadas y cultas. Es una ciencia sin conciencia y sin corazón (Boff, 2010).
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Los seres humanos hemos exprimido los recursos y servicios de la Tierra. Desde el 2008 sabemos que la humanidad consume un 30% más de lo que la Tierra puede producir. Es decir, para atender las demandas de la sociedad actual se necesita lo que produce una Tierra y un 30% más de lo producido por otra Tierra. En consecuencia, la Tierra como un todo ya no es sostenible. O cambiamos nuestro estilo de vida y de consumo, o vamos al encuentro de una gran tragedia. La devastación de la Tierra ha producido el calentamiento planetario. No vamos hacia él; estamos ya dentro de él. La Tierra va a calentarse en torno a dos grados Celsius de temperatura. Esos dos grados de calentamiento van a diezmar la biodiversidad, provocarán el deshielo de los casquetes polares y hará crecer exponencialmente la desertificación de los suelos, subirán los niveles de los mares, y además de producir cambios climáticos que se manifiestan por tifones, grandes sequías en una parte de la Tierra e inundaciones al mismo tiempo en otras. La solución a este drama la proporciona la visión de los que son llamados incultos (¿salvajes…?), los mejor llamados, “pueblos originarios”; en el Perú habitan actualmente 55 pueblos originarios. De ellos, 51 son originarios de la Amazonía y 4 de los Andes. Cada uno tiene su historia, su cultura y su lengua, así como un mapa con su ubicación referencial. Citamos algunos de ellos: Achuares, Aimaras, Ashaninka, Awajún, Chapra, Jíbaro, Kandozi, Quechuas, Shawi, Shipibo-konibo, Uro, Wampis, etc. Todos estos pueblos y los mayas, los aztecas y los pueblos originarios de otras partes del mundo --según datos de la ONU son cerca de 300 millones de personas en el mundo entero-- deben ser oídos. Estos pueblos desarrollaron durante milenios una relación con la Tierra de profunda colaboración, respeto y veneración. Ella es la madre del indio, como muchos de ellos dicen. Se sienten unidos a la energía de las aguas, de las montañas, de las florestas, del fuego, de los vientos, del sol, de la luna y las estrellas. Todos son interdependientes y están conectados entre sí. Son miembros de este gran todo vivo y orgánico que es la Madre Tierra, la Pacha Mama. James Ephraim Lovelock, es un científico inglés independiente, meteorólogo, escritor, inventor, químico atmosférico, ambientalista, que visualiza a la Tierra como un sistema autorregulado. Es contrario al armamentismo nuclear, pero promueve un uso pacífico de la energía nuclear como único recurso para disminuir el abuso de los combustibles fósiles y evitar que el sistema atmosférico llegue a un punto sin retorno que lo desestabilice.
Fue durante su estancia en varias universidades de EE.UU., (Baylor, Harvard, etc.) y sobre todo en Yale donde desarrolló su invento más famoso: el detector
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de captura de electrones que permitió detectar componentes tóxicos en regiones tan remotas como la Antártida. Según comentó en una entrevista concedida al diario El País, se vio obligado a ceder la patente al gobierno de los Estados Unidos, pero no está resentido por ello. La Geological Society of London lo galardonó con la medalla Wollaston en 2006 por la "creación de un campo de estudios enteramente nuevo en Ciencias de la tierra", la “ciencia del sistema Tierra”. Pues bien, este importante científico junto con otros muchos comprobó que los pueblos originarios tienen razón. La Tierra es de hecho un super-organismo vivo. Ella articula lo físico, lo químico y lo biológico de forma tan entrelazada que compone un todo orgánico, bueno y hasta excelente para mantener y reproducir la vida. No es sólo que hay vida sobre la Tierra, es que la Tierra misma está viva. Fue llamada Gaia, nombre que los griegos daban a la Tierra viviente. La Tierra está dotada de una vitalidad sobrecogedora.
Aunque no lo veamos, una cucharada de tierra contiene una media de entre 40 a 50 mil millones de microorganismos, bacterias, hongos y protozoos, que también están presentes, por miles de millones, dentro de nuestro cuerpo. Son ellos quienes garantizan la vitalidad del suelo y hacen que del mismo nazcan flores y plantas de las más variadas especies, árboles frutales y gramíneas. Son ellos quienes equilibran nuestro cuerpo de forma que mantenga su salud y vitalidad (Boff, 2010). Hombre viene de humus, que significa tierra fértil. Adán viene de adamah, que en hebreo significa tierra fecunda. O sea, los humanos venimos de la Tierra, más aún, somos la Tierra misma, que en un momento avanzado de su evolución comenzó a sentir, a pensar, a amar y a venerar. Ese es el momento en el que surgió el ser humano. Nunca debemos olvidar esta verdad: somos Tierra. Tenemos el mismo destino que la Tierra. Pero hemos recibido de Dios una misión: cuidar y guardar el jardín del Edén, la Tierra. Es nuestra dimensión ética, que sólo la especie humana tiene. Hay que cuidar a la Madre Tierra (la Pacha Mama de la que se habla en la sierra del Perú), protegerla y defenderla, pues solo ella nos garantiza un futuro con vida y esperanza.
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Conclusión: Presento textos sugerentes de la encíclica Laudato sí, (2015) del Papa Francisco: El santo Papa Juan XXIII […] dirigió su mensaje Pacem in terris (1963) a todo el “mundo católico”, pero agregaba “y a todos los hombres de buena voluntad”. Ahora, frente al deterioro ambiental global, quiero dirigirme a cada persona que habita este planeta (n 3). El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común (n 13). Se advierte una creciente sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta (n 19). Pero muchos síntomas indican que esos efectos podrán ser cada vez peores si continuamos con los actuales modelos de producción y de consumo. Por eso se ha vuelto urgente e imperioso el desarrollo de políticas para que en los próximos años la emisión de dióxido de carbono y de otros gases altamente contaminantes sea reducida drásticamente, (n 26). Los recursos de la tierra también están siendo depredados a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la actividad comercial y productiva. La pérdida de selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, no sólo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios (n 32). Posiblemente nos inquieta saber de la extinción de un mamífero o de un ave, por su mayor visibilidad. Pero para el buen funcionamiento de los ecosistemas también son necesarios los hongos, las algas, los gusanos, los insectos, los reptiles y la innumerable variedad de microorganismos. Algunas especies poco numerosas, que suelen pasar desapercibidas, juegan un rol crítico fundamental para estabilizar el equilibrio de un lugar (34). Mencionemos, por ejemplo, esos pulmones del planeta repletos de biodiversidad que son la Amazonia y la cuenca fluvial del Congo, o los grandes acuíferos y los glaciares. No se ignora la importancia de esos lugares para la totalidad del planeta y para el futuro de la humanidad. Los ecosistemas de las selvas
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tropicales tienen una biodiversidad con una enorme complejidad, casi imposible de reconocer integral-mente… (n 38). Los océanos no sólo contienen la mayor parte del agua del planeta, sino también la mayor parte de la vasta variedad de seres vivientes, muchos de ellos todavía desconocidos para nosotros y amenazados por diversas causas (n 40). Muchas de las barreras de coral del mundo hoy ya son estériles o están en un continuo estado de declinación: “¿Quién ha convertido el maravilloso mundo marino en cementerios subacuáticos despojados de vida y de color?” (n 41). Hoy advertimos, por ejemplo, el crecimiento desmedido y desordenado de muchas ciudades que se han hecho insalubres para vivir, debido no solamente a la contaminación originada por las emisiones tóxicas, sino también al caos urbano, a los problemas del transporte y a la contaminación visual y acústica. Muchas ciudades son grandes estructuras ineficientes que gastan energía y agua en exceso (n 44). Cuando insistimos en decir que el ser humano es imagen de Dios, eso no debería llevarnos a olvidar que cada criatura tiene una función y ninguna es superflua. Todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros. El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios (n 84). Bien expresaron los Obispos de Canadá que ninguna criatura queda fuera de esta manifestación de Dios: “Desde los panoramas más amplios a la forma de vida más ínfima, la naturaleza es un continuo manantial de maravilla y de temor. Ella es, además, una continua revelación de lo divino”. Los Obispos de Japón, por su parte, dijeron algo muy sugestivo: “Percibir a cada criatura cantando el himno de su existencia es vivir gozosamente en el amor de Dios y en la esperanza” (n 85). El antropocentrismo moderno, paradójicamente, ha terminado colocando la razón técnica sobre la realidad, porque este ser humano “ni siente la naturaleza como norma válida, ni menos aún como refugio viviente. La ve sin hacer hipótesis, prácticamente, como lugar y objeto de una tarea en la que se encierra todo, siéndole indiferente lo que con ello suceda” (n 115). La ecología estudia las relaciones entre los organismos vivientes y el ambiente donde se desarrollan […] No está de más insistir en que todo está conectado. El tiempo y el espacio no son independientes entre sí, y ni siquiera los átomos o las partículas subatómicas se pueden considerar por separado. Así como los distintos componentes del planeta –físicos, químicos y biológicos– están relacionados entre sí, también las especies vivas conforman una red que nunca terminamos de reconocer y comprender (n 138).
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Dado que el mercado tiende a crear un mecanismo consumista compulsivo para colocar sus productos, las personas terminan sumergidas en la vorágine de las compras y los gastos innecesarios. El consumismo obsesivo es el reflejo subjetivo del paradigma tecno-económico. Ocurre lo que ya señalaba Romano Guardini: El ser humano “acepta los objetos y las formas de vida, tal como le son impuestos por la planificación y por los productos fabricados en serie y, después de todo, actúa así con el sentimiento de que eso es lo racional y lo acertado”. Tal paradigma hace creer a todos que son libres mientras tengan una supuesta libertad para consumir, cuando quienes en realidad poseen la libertad son los que integran la minoría que detenta el poder económico y financiero (203). Es un hecho que, cuando los hábitos de la sociedad afectan el rédito de las empresas, estas se ven presionadas a producir de otra manera. Ello nos recuerda la responsabilidad social de los consumidores. “Comprar es siempre un acto moral, y no sólo económico”. Por eso, hoy “el tema del deterioro ambiental cuestiona los comportamientos de cada uno de nosotros” (n 206). REFERENCIAS Boff, L. (2010). Pistas para una nueva visión ecológico-espiritual, recuperado de http://www.redescristianas.net/pistas-para-una-nueva-visionecologico-espiritualleonardo-boff/ Francisco, Papa (2015). Encíclica Laudato si. Vaticano, Roma. Smil, V. (2019). Hasta aquí no más. El Dominical del periódico El Comercio, 29/09/19. Lima, Perú. Smil, V. (2017). Energy and Civilization: A History. Massachusets, Cambridge: The MIT Press. Thunberng, G. (23019). Discurso ante la Cumbre del clima de las Naciones Unidas, recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticiasinternacional-49825855
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