El maestro ignorante (La mayor dificultad para el aprendizaje de los estudiantes es el parloteo incesante del profesor) Dr. Marino Latorre Universidad Marcelino Champagnat Lima, Perú - 2019 1. Introducción Comencemos haciéndonos una simple pregunta: ¿Cuál es la tarea del profesor? La respuesta parece sencilla, pero no lo es. Si la pregunta se formula a los docentes contestarán que su tarea es enseñar a los estudiantes. Siempre ha sido así, dirán. Sin embargo, yo creo que la tarea del profesor no es enseñar; es algo más complejo y difícil. La tarea del docente es “poner a los estudiantes en situaciones en que quieran y puedan aprender”. Recordemos que el verbo enseñar, utilizado en el contexto pedagógico, es un verbo intransitivo (se enseña a alguien) y el verbo aprender es transitivo (se aprende algo). 2. Un hecho histórico Rancière, (2007) ha escrito un libro titulado El maestro ignorante. Cinco lecciones para la emancipación intelectual en el que relata y analiza un hecho histórico ocurrido entre los siglos XVIII y XIX en Francia y Bélgica. El artillero francés Joseph Jacotot, (1770-1840), secretario del Ministerio de Guerra, director de la Escuela Politécnica en París y profesor universitario, fue un revolucionario que cuando se reinstauró la monarquía en Francia, tras la caída de Napoleón, tuvo que emigrar a Bélgica. Trabajó en la Universidad Católica de Lovaina, donde se descubrió a sí mismo como “el maestro ignorante”. Jacotot debía enseñar la lengua francesa a estudiantes de Lovaina. El profesor no sabía flamenco, --lengua utilizada por los belgas de su tiempo--, y los estudiantes no sabían francés. Para poder enseñar debía haber algo en común entre el docente y los estudiantes. Forzado por la situación, y a través de un intérprete, propuso a los estudiantes que aprendieran la lengua francesa leyendo una edición bilingüe de Telémaco, una obra de François Fénelon, basada en la Odisea. Cuando llegaron a la mitad del primer libro les hizo repetir varias veces lo que habían aprendido. Los estudiantes memorizaban frases del francés escritas en una página del libro y las comparaban con el flamenco, escrito en la página opuesta. La ayuda de Jacotot consistía en convocar a los estudiantes día tras día y pedirles que leyeran, escribieran, memorizaran y utilizaran lo que habían aprendido. No había exámenes ni explicaciones de ningún tipo. “Esperaba barbarismos horrorosos…”, pensaba el maestro. La experiencia sobrepasó sus expectativas. ¿Cómo todos