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Cerámica, el otro patrimonio de Lota
El académico e investigador de la Ucsc Héctor Uribe publicó su primer libro en 2011, y trabaja en un segundo proyecto editorial, el que contendrá material fotográfico inédito de estas piezas de loza decorativas.
Los registros indican que la producción de cerámica decorativa se desarrolló entre 1928 y 1929, pero fue a partir de 1937 cuando la producción de la Fábrica de Cerámica de Lota se comenzó a comercializar.
Se abría así un espacio para que las esposas de mineros participaran en el proceso productivo. Más de 200 mujeres trabajaron en diversas secciones de la fábrica desempeñándose como torneras, esmaltadoras y decoradoras.
El periodo de mayor auge de esta producción de cerámica fue entre 1940 y 1951, años en que se crearon jarrones, floreros, imágenes religiosas, platos decorativos y una infinidad de piezas que hasta el día de hoy se mantienen en los hogares de la comuna.
Sin embargo, en 1951 la empresa suspendió la producción artística de vajillas, azulejos y mosaicos, y redestinó las instalaciones a la fabricación de ladrillos refractarios. Por fortuna, el aporte patrimonial y cultural que dejó la producción de cerámicas está siendo rescatada por el investigador lotino Héctor Uribe Ulloa, quien ha dedicado gran parte de su vida al estudio del patrimonio cultural ligado a la cerámica en Chile, especialmente
EL PERIODO DE MAYOR AUGE DE LA PRODUCCIÓN DE CERÁMICA FUE ENTRE en la zona.
1940 Y 1951, AÑOS EN QUE SE CREARON UNA INFINIDAD DE PIEZAS QUE HASTA EL DÍA DE HOY SE MANTIENEN EN LOS HOGARES DE LOTA.
En 2011, Uribe publicó su primer libro “Cerámica de Lota: patrimonio cultural de un pueblo”, un estudio y catálogo fotográfico de gran variedad de piezas de loza. Hoy trabaja en un segundo proyecto editorial que promete material fotográfico inédito y nuevos hallazgos. “Es importante valorar la cultura y el patrimonio local desde el hogar”, dijo.
La prima del carbón
Desde sus inicios, la producción de cerámica en esta zona estuvo ligada a la minería del carbón, un recurso que se convirtió en el motor de la economía local a mediados del siglo XIX. Todo comenzó en 1854, con la creación de la Fábrica de Ladrillos Refractarios y su incentivo al consumo de carbón nacional. Con el paso del tiempo, la fábrica se expandió, modernizó, incorporó nuevas máquinas y contrató a expertos para ampliar la producción.
En este proceso de expansión, surgió la necesidad de crear una fábrica independiente para la producción de cerámica, En principio, fueron baldosas esmaltadas y aisladores. Más tarde se inició la producción de artículos de menaje y cerámica decorativa, piezas aún bien conservadas.
La historia de la cerámica en Lota es un recordatorio de la importancia del patrimonio cultural y su preservación, porque ella mantiene viva la memoria histórica y sus tradiciones, lo que permite apreciar y valorar aún más la riqueza cultural de la zona.