Revista Ultraversal edición número 1

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ED I C IÓ N N RO . 1  JU L IO 20 1 5  B I ME N S U AR IO D I G ITA L G R AT U I TO D E E S C RI TO R ES U L TR A VE RS A LES

Homenaje  Poesía  Artículos  Reseñas  Prosa  Entrevista  Fotografías  Humanidades



Staff

Sumario

EDICIÓN NRO. 1  JULIO 2015

Dirección general Gavrí Akhenazi Subdirección Silvio Manuel Rodríguez Carrillo Redacción Arantza Gonzalo Mondragón Eva Lucía Armas Isabel Reyes Elena Luis García Centoira Morgana de Palacios Rosario Alonso Diseño & diagramación Jorge Ángel Aussel Ilustración de tapa Ovidio Moré Autores que aparecen en esta edición Alejandro Sahoud Arantza Gonzalo Mondragón Ayla Michelle Daniel P. Ilardi Enrique Gutiérrez Isoba Enrique Ramos Gavrí Akhenazi Gerardo Campani Gildardo López Reyes Gonzalo Reyes Héctor Michivalka Isabel Reyes Elena Joan Casafont Gaspar Miguel Palacios Ovidio Moré Rosario Alonso Silvana Pressacco Silvio Manuel Rodríguez Carrillo Sitio web http://revista.ultraversal.com

cc 2015 Revista Ultraversal está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 internacional (CC BYNC-ND 4.0).

pág. 06 In memoriam » J. L. Jiménez Villena » Por Isabel Reyes Elena pág. 12 Prosa » Silvestre / Palabras para Ione » Textos y fotografías de Ayla Michelle pág. 16 Reseña » Diario: un libro de Silvio Manuel Rodríguez Carrillo » Por Gavrí Akhenazi pág. 18 Poesía » Mujeres en mi carne: Nadjejda / Trópico de Cáncer / Cabirio’s nights » Por Enrique Gutiérrez Isoba pág. 20 Prosa » La herencia intacta / Anécdotas de una docente: Marcelo » Por Silvana Pressacco pág. 24 Poesía » Ciudades / Recuerdos del hombre partido / Individuo 12 » Por Joan Casafont Gaspar pág. 26 Reseña » Barca varada: un libro de Arantza Gonzalo Mondragón » Por Silvio Manuel Rodríguez Carrillo pág. 28 Prosa » Bacanal » Por Gerardo Campani pág. 30 Poesía » Milagros I & II / Vos / Siete lunas » Por Daniel P. Ilardi pág. 32 Artículo » Acentuaciones posibles de la métrica española » Por Alejandro Sahoud pág. 36 Humanidades » Eufemismos » Por Gildardo López Reyes pág. 38 Poesía » Ejercicio de noche / Acto multidisciplinario / Fellare / Vocación de silencio » Por Gavrí Akhenazi pág. 42 Entrevista » Silvana Pressacco » Por Rosario Alonso pág. 46 Prosa » Sueño invernal / Recuerdos » Por Arantza Gonzalo Mondragón pág. 48 Reseña » Alegoritmos: un libro de Gavrí Akhenazi » Por Silvio Manuel Rodríguez Carrillo pág. 50 Poesía » Tinta china / Tinta verde » Por Héctor Michivalka pág. 54 Artículo » Recursos literarios » Por Enrique Ramos pág. 58 Poesía » Mariana / Preso de tu ausencia / Me recuerdas a Sabina » Por Gonzalo Reyes pág. 60 Artículo » El principio era el fin » Por Miguel Palacios pág. 62 Prosa » El comerciante » Texto de Ovidio Moré con fotografía de Arantza Gonzalo Mondragón pág. 64 Poesía » Náufrago en tierra / Romance de Noviembre / Dolor de luna rota / Vorágine » Por Isabel Reyes Elena


Por Silvio Manuel RodrĂ­guez Carrillo


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ÁS

allá del talento natural y del oficio que pueda

tener, todo escritor recurre a tres variables: la experiencia, el conocimiento teórico y la imaginación. Hasta aquí, viene a ser la justa combinación de estos tres elementos lo que hace posible redactar no un informe, sino un relato, o bien, un poema. Ahora, prescindiendo de la imaginación, podemos sopesar la realidad desde una visión dicotómica en donde hay aspectos tanto positivos como negativos, y donde, por ejemplo, lo positivo sería donar órganos y, lo negativo, traficar con ellos en el mercado negro para lucrar sin escrúpulos. Es, entonces, al escritor a quien le toca dar a conocer esta realidad junto con su impresión respecto de ella. Es así que un poema o una prosa se constituye en un testimonio, en la manifestación de lo que el escritor ve y siente sobre lo que le ocurre, sea esto una bala que pasa zumbando al lado de la oreja, el diagnóstico terrible que dicta el médico de cabecera, o la imperturbable fortaleza de la vida que diariamente se escribe con el rocío y el sereno. Y entonces apareces tú, lector, supremo juez, para considerar cada uno de los testimonios de este número de la Revista Ultraversal, en el que encontrarás un caleidoscopio de manifestaciones con las que habrás de converger o discrepar, pero que no te dejarán indiferente y que, quizás, te impulsen a escribir -o a continuar escribiendo- la manera en la que captas eso que llaman existencia. ◣


Por Isabel Reyes Elena

EER

la poesía de J. L. Jiménez Villena es viajar de las

luces del norte a la claridad del sur, su lugar de nacimiento. Poeta y maestro. Una armonía sutilmente clásica, bañada cada día en el presente al que Villena fue fiel y además le divertía: sonrió sin rupturas ante la mujer, el amor y el deseo. Sus poemas llevan implícitos tintes filosóficos y sutiles con un léxico extremadamente refinado, que se muestra en todo tipo de composiciones poéticas. Un profundo desasosiego metafísico enmarca su obra y todo ello definido por un acendrado sentimiento humanístico de su tiempo. Tuvo una idea clara acerca del rumbo de su andadura literaria. Fue el Albert Camus de su primera etapa de felicidad terrena, el invencible dichoso. Pero también mostró una claridad humana fuera de lo común cuando vio acercarse el final de su vida. Sus atardeceres no fueron finales; es más, su poesía transcurrió en un constante amanecer tomando la mayor cantidad de alegría y hermandad que este mundo agrio le permitió. ◣


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A veces el pasado es el destino del humo de la vida, de la farsa del amor que, sin serlo, nunca fragua, como nunca es el agua un espejismo. Dejaré en la tristeza un verso escrito, desamor, esperanza huera o vana e igual que su sentencia el reo acata yo quiero que después cunda el olvido. Huya el tiempo también y su premura por caminos o vientos muy lejanos, que yo quiero de nuevo la dulzura de tener el amor entre mis labios como el sediento que abre dulces frutas y se come la pulpa muy despacio. Tras el frío bruñido del espejo de alinde en que te miro, en el eco del silencio estás llorando y lloras lágrimas de cristal molido y lloras penas que son de hielo seco y lloras como un desterrado en el espejismo de tu dolor secreto. Vives en una ciudad de vidrio y viento que tintinea en mi cabeza, casi rompiéndose cada día, pero yo no sé quién eres tú y tú no sabes por qué lloras. Y yo que venía desarrimado a averiguarte la esencia del alma, héroe efímero de los escaparates... y yo que deseaba beber el aliento de cristal envenenado de tus labios, amor cercano e intocable... y yo que quería preguntarte mi nombre...


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La mujer que me lleva a la otra orilla es un puente de sombras deshiladas, un atajo a la gloria o al infierno de un querer que me quiere a vida o muerte. La mujer que me mata y me desea es la maga que embruja mis sentidos, la razón que se pierde con ungüentos aplicados de noche y a escondidas. La mujer que me guarda y que me aleja trae un río de ayeres altaneros, desaguando en las dudas del ahora lo cierto y lo seguido de su estirpe, y es un brote de piedra en el futuro. La mujer del secreto que ella sabe, lo desvela en las noches del instinto

La noche se abre en una flor de brea

y fía ciegamente a mi vigilia

que naciera del tallo de lo oscuro

su vida, que hace tiempo que es la mía.

y derrama su efluvio misterioso

Hay dos firmas de amor al pie de un trato

bajo una lluvia de marfil eléctrico,

avalando la sangre y su bullicio

de una luz que quizás sea de luna.

en los frágiles días que nos sueñan.

Camino en la quietud de las aceras buscando una guarida que me ampare y un bar es un lugar donde esconderse para encontrar sosiego en una copa y suponer tu cara entre las caras que me miran mirando lo que miro. No sabe nadie que te busco a tientas, que me parece verte en algún rostro o en el cristal narcótico de un beso que me devuelve a ti, a la derrota absurda de quererte en unos labios de carmín postizo. No estás y a la intemperie, cuando las putas vuelven del infierno, en esa hora turbia en que el delirio tiene un aroma de flor del trasmundo, sin aliento ni ruido vuela un ángel que desangra en palabras su agonía y un poeta se bebe los silencios del amargo licor de los crepúsculos. Nunca hubo un amor tan imposible.


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Dejé que el coche fuera despacio y sin destino hacia la noche albada del neón y el desvelo, igual que un ángel roto volando al ras del suelo la gloria me pillaba muy lejos del camino. Por las calles oscuras, por las sombras opacas, la gente de la noche peleaba su esquina con la sed insaciable del vicio y la ruina que, al hervir de la niebla, bullía en las cloacas. Yo, que buscaba el rastro y el perdón del olvido, devoraba kilómetros huyendo de lo inmundo y drogado de pánico, conduciendo errabundo, maldecía la suerte que tiene el forajido. Repartía el semáforo en tres luces el mundo y en la duda del ámbar me quedé detenido.

El alma huele al humo y la ceniza de los hombres, que inmolan su conciencia para hacer de la pura inconsistencia algo eterno sin linde fronteriza. Un alma es como un arma arrojadiza contra el miedo, pirueta de la urgencia, un mecanismo astral de nuestra esencia para fijar la vida, tan huidiza. Espíritu de seda incorruptible, parece lo divino en cautiverio, la materia en la luz de lo invisible. Veintiuno son los gramos del misterio fluyendo de un ahora imprevisible que anhela de lo eterno magisterio, un mágico criterio que hiciera del soñar algo preciso para trocar la nada en paraíso.


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La tarde, una más, se diluye en lo ausente, y esa vieja friolera está bordando un tul parecido a la noche. Un rescoldo de luz, de lumbre rubia, huye como huye el oeste. Y parece que el aire, furioso, mal esconda la mórbida soberbia de un relámpago oculto, por las venas de luz de azafrán, el crepúsculo, sutil, se desvanece en un pozo de sombra. Agua turbia de viento, la humedad de las nubes desemboca en la lenta serenidad del valle,

Vengo a decirte adiós

llueve sobre los casi desnudos abedules,

con un idioma de epitafio y mármol con el mal del silencio

y lloverá esta noche de aguacero y derrame,

alambrando de miedo mis palabras

y caerá la lluvia con peso transparente,

y de ácido la boca y la saliva.

cuando, cerca del fuego, yo mire cómo llueve. La ley inexorable de los nómadas sin compasión me rige y me sentencia a la innoble condena del traidor, a los fieros destierros del apátrida que conducen al sur de ningún sitio. Me voy con lo mejor de tus secretos, desparejo me voy, fugaz y múltiple, por la mansa costumbre de la ausencia, y te diré adiós mientras la culpa arde en los carbones y se deshila en humo. Contigo lloraré los funerales junto al tierno cadáver de nosotros expuesto a la oración y a la piedad de los desconocidos. Ni el dolor ni el consuelo son de aquí, aquí no queda nada, aquí no queda nadie que nos sepa, sólo yo que he robado lo que había y he enterrado el botín tras la derrota.


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los tratos que hemos cerrado los hemos mantenido… Charles Bukowski

eres un mamón, Chinaski,

es

un apartamento

te guardaste

talento.

para dos.

las palabras de amor

lo tuyo es

para hacerte viejo,

talento.

para morir apostado

en la radio suena Mahler a tu manera y

en todas las carreras

talento, man:

he bebido por ti

y con el sabor de lo bueno

has ganado.

mientras leía

en los labios.

“victoria”, has podido esperar,

un poema de gente

alguien me dijo de ti

a la muerte

con

que escondías el orden

sin que nadie,

palabra.

de la soledad

nadie,

debajo de la cama,

te reviente los cojones.

al lado

a tu salud, socio, aquí ando:

de las zapatillas

eso querías:

cumpliendo con lo mío.

y

esperarla vivo

aunque sé

las revistas guarras:

mientras te follabas

que nada de esta mierda

te felicito, tío,

a bebedoras de vino barato

te interesa.

no es mal

tan desesperadamente vivas

sitio

como

a mí también me da igual,

para estuchar el botín

tú,

pero

de lo inesperado.

tan ávidamente lúcidas

bebo por ti, Hank,

del resplandor

por lo bello,

y más

como

por lo suciamente bello,

si eres escritor y

tú.

por lo ciertamente bello

poeta de puros huevos

que

hasta el trago aquel

sí, amigo,

ha sido leerte:

de romperse

te las tiraste a todas,

el páncreas:

y fuiste un cabrón con ellas,

a cara de perro, tío,

eso

cuando el infierno era

a cara de perro.


Textos & fotografĂ­as de Ayla Michelle


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OMO

una doliente flor de secano heredé la semilla y

la forma de contemplar lo ausente, de separar el grano de la paja y echarme a dormir sin nada más sobre el heno. Estoy hecha al colchón de la piedra helada que forman las palabras que no se me dijeron y que ya no me piden sábana. Sólo preciso el riego del no te quiero con cerveza, la negación con whisky de palabra, de obra o por omisión, o el silencio del que calla y otorga pero con mucho vino tinto. Porque si son a palo seco me las esfumo al aire dibujando aros con el dióxido de carbono que me sobra por el día y que me sale por la noche con la boca muy redonda, y siempre consigo dormir caliente, como duerme una lengua en la cuna de su propio efecto invernadero. No soy la rosa y menos aún la espina de ningún poema perdido ni el geranio que cuelga de tus ventanas y te adorna los balcones para que otros lo miren. Sólo cardo mariano y silvestre con las hojas abiertas al rocío y al pulgón o mala hierba que no se ilusiona ni cree, porque sólo se deja llover si llueve o secarse al viento que da igual en qué sentido sople, siempre que sea en mi contra porque es así como mi raíz se crece. ◣


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Me desperté muy temprano y me invadió la

sábado. Mientras desayunaba me acordé de

sensación de que la vida me regalaba dos

una mañana lejana de mi pasado, diez años

horas de intimidad para pensar en mis erro-

atrás, en la que conversaba con mi padre.

res recientes. La tarde anterior había sido

Aquel día fui a buscarle a la clínica porque le

muy desconsiderada con mi abogado. Al

habían dado el alta hospitalaria, y quise

principio pensé en llamarle para disculparme,

acompañarle a casa porque él así me lo pidió.

pero era demasiado temprano y además,

Fuimos caminando y al llegar al primer banco


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del paseo se encontró cansado y con ganas

se elige a la persona a la que amas. Por eso,

de repasar su vida.

cuando llega sólo puedes decidir qué harás con tu vida al respecto. Podrás alejarte, pero

─Siéntate conmigo, Ione ─tuvo que insistir

no por eso va a desaparecer de tu corazón, ni

dos veces porque yo presentía el dolor y quer-

el dolor se borrará con el tiempo. Nadie lo

ía resistirme, aunque finalmente accedí.

sabe mejor que tú, que te fuiste un día ─dijo

─¿Estás cansado, papá? ¡Debí venir en co-

mirándome con los ojos aguados.

che! ─le dije cogiéndole la mano como queriendo abrazarle todo el cuerpo a través de los dedos de mi alma impotente.

Mi boca permanecía sellada. No podía añadir ni una sola palabra. En el pasado, creí que

─Escucha, Ione. No se trata de cansancio.

mi padre no se daba cuenta de mi dolor, y en

¿Recuerdas cuando era niño y estuve enfer-

ese momento sólo podía mirarle con los ojos

mo de tifus?

llenos de ternura, mientras él seguía hablan-

─¡Claro que sí! Lo recuerdo muy bien, pero cuéntamelo otra vez.

do porque sabía que sus palabras serían mi alivio en el futuro.

Lo pedí como si fuese una súplica que me sirviera para recordar el dolor superado de antes y desviar así el de ahora.

─Por eso elegí estar con tu madre ¿comprendes? ─siguió hablando de ella─. Tal vez si hubiese elegido a mi novia de San Sebastián

Lo cierto es que no quería pararme allí, a dos

hubiera tenido una relación menos tormento-

metros de casa, porque hay cosas demasiado

sa. Era muy dulce aquella mujer, pero no es-

difíciles para que una hija las tenga que escu-

taba enamorado, y además en ese caso no

char y después recordar toda la vida.

hubieras nacido tú. ─¡Gracias, papá! ─le dije en voz baja pero

─Entonces tenías ocho años, papá ─le dije con una leve sonrisa─ y como todos pensa-

con ganas, porque no hay nada más hermoso que agradecer la propia vida.

ban que ibas a morir, llamaron al cura para

─Tal vez hubiera sido más sensato tener

que te dieran la extremaunción. No veías na-

sólo un par de hijos en lugar de cinco ─me

da ni podías hablar pero podías oír las voces

dijo poniendo la misma cara de pillo con la

que sentenciaban que te morirías al día si-

que me miraba cuando jugábamos al mus─,

guiente ¿verdad?

pero entonces tampoco hubieras nacido tú.

─Claro ─contestó─, porque el sentido del oí-

Siento mucho todo el tiempo que estuviste

do es el último que se pierde. Y si estás atento

olvidada incluso de la mano de Dios, pero

y escuchas, te das cuenta de que la muerte

cuando ya no esté tu padre, tienes que atre-

también nos habla. Y entonces no, pero ahora

verte a seguir siendo tú. Conmigo siempre lo

sí que la estoy oyendo.

hiciste. Te atreviste y defendiste tu camino

─Eso no puede ser, no sigas por ahí que me

incluso frente a la depresión, a las bombas y a

voy ─le dije con tristeza porque no quería

la soledad. Acuérdate cuando yo no esté. Sé

aceptar la realidad.

tú misma y entonces el amor y la vida

─El tiempo que me queda voy a sufrir mucho ─continuó─. No hay nada más difícil en

tendrán sentido. Nunca le des la espalda a tu corazón.

este mundo que el amor. Se puede elegir con quien te casas, o a quien abandonas, pero no

Fragmento de “Por si te encuentro” ◣


Por Gavrí Akhenazi

Un libro de Silvio Manuel Rodríguez Carrillo

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de los hombres, porque para entender ciertos libros hay que conocer los semas de la vida o

Título: Diario Autor: Silvio Manuel Rodríguez Carrillo Año: 2013 Género: Novela Edición: Primera Editorial: Lulu Editores Páginas: 218 ISBN: 978-1-291-45861-9

al menos, lo que se ha opinado desde el mithos y desde el logos, acerca de esos semas. Dificultosamente se comprenda una arquitectura narrativa y poética que reúne la vastedad de los símbolos (místicos y míticos) e intenta ordenarlos en una confrontación de preguntas contra respuestas y de respuestas contra preguntas si no es poniendo la propia visión filosófica en juego, ya que Diario es un libro eminentemente confrontativo. Si el lector logra abstraerse de la controversia constante, de la no existencia de un punto medio referencial que combate al mismo

"Escribir lo que uno se propone escribir es ya desnudar de posibilidades a la empresa desde su principio mismo. Al contrario de lo que pudiera hallarse en la historia, el acometer una guerra plástica llena de finalidades y cronogramas sólo tiene sentido en la medida de la sucesión de traiciones."

tiempo con la coexistencia de infinitos puntos excéntricos que sirven de referencia, podrá apreciar en Diario la multiplicidad de sus variables, la proyección poética que tiene toda necesidad de expresión explosiva, el raciocinio abstracto de los números, la sabiduría de lo empírico, la empatía y la antipatía que surgen del análisis de una imponderable va-

Con estas palabras, Silvio Manuel Rodríguez Carrillo comienza su libro. Analizándolas, un

riedad de circunstancias entre las que el libro flota y se remece como el Arca en el Diluvio.

lector entusiasta se allega con rapidez a la

Creo que es una obra para que sólo un lector

intensidad temática que encontrará ya avan-

preparado en la lid de la complejidad navegue

zado en la lectura.

a fuerza de sortear Escilas y Caribdis, porque,

El sino del autor está determinado por la

convengamos, pocos son los dispuestos a

llave que facilita a su lector para implicarse

soportar esputos en el rostro y seguir adelan-

en la trama de sus búsquedas y anoticiarlo

te hasta el final para entender o para empati-

fehacientemente de su complejidad. O sea

zar con lo agresivo de la verdad de otro.

que el lector toca una llave que inmediatamente se le extravía sin entender ni el cómo ni el porqué; ni siquiera llega a comprender el momento en que el autor vuelve a tomar posesión de su libro y el lector queda afuera de él, sin ser contabilizado. Así de angustiante y desafiante es tratar de penetrar los ocultos arcanos de esta obra. Los libros que están hechos con símbolos, en un mundo en que los símbolos ya no representan un símbolo, excluyen a la mayoría

Diario no es un libro convencional. Es un desafío. ◣


Por Enrique Gutiérrez Isoba

Ay, niña de mi alma, a veces lloro cuando te veo ya mujer creciente; no sabes mi dolor inconsecuente cuando al mirarte gozo y no deploro ninguna atrocidad de las que moro, porque morar es hoy mi renüente, y escapo sin querer a esa vertiente en que queremos vernos con decoro. No sé si sé querer, a veces, dudo, gimo entre risas, canto enajenado en el que tantas veces yo me anudo. No sé si arreglaré el desaguisado que cierne en torno a mi ciclón ceñudo pero por emociones habitado.


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Se me quedó la voz entre un montón de astillas estalladas e intento resurgir desde un difícil vuelo entre chamizos queriendo alzar los ojos apoyado en la voz, la mano amiga y un impulso feroz por alcanzar un zenit y esa altura del sol aquel de Junio que entre azules, 'ejércitos de azules persiguiéndose', marcaba los estíos bañados por la luz plena y gloriosa del Trópico de Cáncer. Bajada a Capricornio es esta ciega huida entre huracanes que nos acercan, alma, y acortan las distancias transgredidas. El raudo resplandor

Si de mi estado lira

e intenso que del junio en el postigo

que no tuvo de calma ni un momento

va y me mantiene en alto

ornase yo la ira

tratando de ir haciendo las distancias

con algún instrumento

más llevaderas recto a sepultura.

como un Nobel del Simio en aspaviento.

Quizás después del sueño esté más descansado, hora fluctúo

Cual una prosa intento

entre sonidos próximos y tonos

pasando por Mykonos y sin guía

que por acomodarse se asimilan.

aeda de un adviento

De letra quiero hacer

de versos se diría

camino que me traga y cuadricula,

surtidos de un burdel de sodomía.

de asaduras haciendo voy destino y hoy se me queda el surco

Ver para ver los ojos

tras estas líneas tantas y jirones.

cuajados en instantes fiduciarios de hatajos de despojos de vientres fornicarios las noches de un Cabirio sin armarios. Cuajando en la bajura un cuento porque alcance más infame la gloria más oscura en ese toma y dame de algún Bocaccio efebénico al derrame.


Por Silvana Pressacco


21

AS

líneas del tiempo se pintaron simétricas alrededor

de tus ojos pero nunca lograron deslucir la luz de su picardía. Los años que se iban colgando de tu frente apenas pudieron refugiarse en surcos débiles y paralelos porque nunca los mal alimentaste con preocupaciones. Aprendí mucho de vos pero no tuve el tiempo suficiente para agradecer. Hubiera querido más horas a tu lado, viejo. Me salpicaste con tus experiencias desde pequeña y ocupé un lugar importante en todas tus decisiones. Me dejaste como herencia el coraje para enfrentar la vida, me enseñaste a sonreír desde adentro, a sacar afuera lo que duele y a expresar sin vergüenzas lo que siento. Aprendí a quererme cuando me sentí tan querida en tu abrazo. Tus manos siempre abrigaron las mías mientras tu espalda hacía de sostén para impedir mis posibles golpes. Me entregaste tus ojos cuando los míos eran dos huecos y aprendí a ver con optimismo. Aprendí –como vos decías– a descorrer los velos. Cuando me sorprendiste con tu repentina partida, el calor del hogar resultó insuficiente. A veces arde el frío, quema, pero ya no me lastima. En ocasiones me encierro entre mis propios brazos para reemplazarte, para sacar el aire que me sobra. Extraño tanto ser la princesa de tu cuento. Desde el espejo, una mujer me sonríe con las mismas líneas en los ojos, tan parecidos a los tuyos. Sonríe mientras anhela dejar a sus hijos tu herencia intacta. ◣


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psicopedagógico,

una realidad que no dilucidaba nadie, ni si-

Marcelo no tenía problemas de apren-

quiera él. Algo lo obligaba, en las horas nor-

dizaje, sino que era tímido y eso le im-

males de clase, a regresar al caparazón del

pedía interactuar con otros, incluso

que todos me hablaban.

EGÚN

el gabinete

con el conocimiento.

El recreo transcurría sin que él lo advirtiera

Sus familiares lo traían desde el campo a las

porque permanecía en el aula completando

clases de apoyo escolar y, en más de una

las tareas, o con la mirada fija en un sector

oportunidad, su madre me esperó a la salida

del pizarrón y, al terminar la jornada, se sen-

para transmitirme su preocupación. Según

taba en un banco del patio esperando que sus

ella, los profesionales del gabinete le describ-

padres vinieran por él. Nunca miraba hacia la

ían a un desconocido.

puerta de entrada, porque su atención estaba

Con el tiempo yo también llegué a pensar

en la punta de sus zapatos y permanecía aje-

que Marcelo no era tímido porque se desen-

no al movimiento del alumnado hasta que

volvía como uno más a pesar de que el grupo

alguien lo obligaba a salir de esa abstracción

estaba conformado por alumnos de distintas

tocando su hombro.

edades. Me gustaba verlo concentrado, con el

En una oportunidad, la Jefa de Cátedra me

ceño fruncido y sus ojitos fijos en los núme-

permitió analizar las evaluaciones de Marce-

ros que comenzaban a dejar de ser sus ene-

lo. La sorpresa fue comprobar que todas esta-

migos. Cuando completaba una de las tareas

ban incompletas y que en lo poco que hacía

me preguntaba entusiasmado con qué página

no evidenciaba problemas de comprensión.

del cuadernillo de actividades podía conti-

El tiempo no le era suficiente. Algo le impedía

nuar.

demostrar la capacidad que yo le conocía.

Sin embargo, las notas escolares y la participación en clase no mejoraban.

Como mi desconcierto crecía a medida que Marcelo mejoraba en mis clases y no mostra-

Cuando tuve la oportunidad de ser ayudante

ba cambios en el colegio, decidí conversar

de cátedra, elegí hacerlo en el curso de Mar-

con docentes de otras áreas. Todo se aclaró

celo porque mi intuición me decía que había

cuando comprendí que las dificultades se le


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presentaban en las asignaturas donde el pi-

sólo se escuchaba su sollozo y, al separarnos,

zarrón era de uso corriente.

no fueron necesarias las palabras. En sus

Nunca olvidaré la mañana en que me crucé con su madre a la salida del colegio. Creo que

manos llevaba la libreta de calificaciones de su hijo como si se tratara de un trofeo.

la señora descargó todas sus tensiones al

Marcelo, apoyado en la camioneta, limpiaba

abrazarme, porque me hice pequeña contra

los cristales de sus gafas gruesas mientras

su pecho. En un principio sentí un descon-

protestaba por su demora. ◣

cierto prolongando ese momento en el que


Por Joan Casafont Gaspar

La ciudad mira al cielo, clama el cielo y se queja y en su queja se nubla y nublada se duerme. La ventana está fría desde el frío me llama y repuebla con labios mis silencios más crudos. Y me hablan con signos los neones, las sombras, las montañas distantes y esa aguja de luz que imagino curiosa que presiento a lo lejos cómo entra en mi casa e ilumina mi ausencia. La ciudad infeliz, taciturna, extranjera en el mundo oscurece en el llanto de los hijos del plomo y se acuesta conmigo, viajero incansable por las horas más torpes. Enredada en mis piernas esta ciudad oscura me conquista la piel y me asalta el espíritu. Hambrienta y desvestida la ciudad amanece, se despierta cercada, trinchera y cicatriz, con la lengua extenuada codiciando un mendrugo de otro sol y otro cielo y tú llegas con nombres y colocas las calles y embadurnas con soles el reguero de sombras que rodea mi casa y esperas.


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Tras una vida oculta y malherida, tras ser sólo la sombra, la sombra de un demente, clamé a los alquimistas de rostro indiferente y a esas luces rojas y a la luna suicida y a esa libertad mal entendida que fue de mi ignorancia la esposa complaciente y a la lluvia adictiva, continua, impertinente embargo de un pasado que hipotecó mi vida, a esos reclamé la fuerza de mis manos y ese tiempo perdido de un norte pervertido que enmarañó mis planos.

No sé si yo maté al individuo o a ese pensamiento que invadía

Hoy ya no pido nada y escapo decidido

mi mente con ideas delirantes

de esos días insanos,

y mis ojos con otros sin retina.

recuerdos aún cercanos de aquel hombre partido. Sólo sé que conservo manchas rojas en la piel y en las letras intranquilas y en la voz que compone telarañas y se pierde en sus trampas y mentiras. Después de este trastorno interminable soy esclavo de vivir en la rutina, de sentir que el porqué de mi existencia se apaga entre las nieblas y las brisas y cuanto más intento conocerme me siento más lejano de mi vida. No sé si el individuo es un estado de esta mente confusa y victimista o es tan solo una imagen proyectada de aquellas emociones que suplican librarse para siempre de los nudos que las lían, censuran y limitan. Por no saber ni sé si esta locura es real y tangible o es ficticia y en mi ignorancia sigo caminando, dudando si soy yo el que camina.


Por Silvio Manuel Rodríguez Carrillo

Un libro de Arantza Gonzalo Mondragón

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primer verso con el que el libro nos recibe y que nos ubica tanto en el estilo como en el

Título: Barca varada Autor: Arantza Gonzalo Mondragón

fondo general, en el que encontramos un intenso juego o lucha, entre el deseo de libertad y/o liberación nacido de la sensación de sujeción (“Somos fantasmas,/ enfermos del pasa-

Año: 2012 Género: Poesía Edición: Primera Editorial: Lulu Editores Páginas: 102

do,”), los posibles espejismos (“pero luego vino el hacedor de milagros/ que volvía cuadrados los círculos”), y la siempre terrible premonición de las concepciones ajenas “Creían que llevaba una estela/ y lo que arrastraba era una colección de nuncas.”, por una parte.

ISBN: 978-1-4717-1018-6

Por otra, Arantza logra construcciones como “y cuando más clara vemos la salida/ más aceleramos hacia el fondo del pozo”, o aquella

EGÚN leí

alguna vez, a Julio Cortázar le

“Y fue el mismo cielo su cariño,/ como fue el

dijeron que la novela siempre gana por

mismo infierno su locura.”, en donde, bien

puntos, mientras que el cuento debe

leído, tras haberlo vivido, uno se encuentra

ganar por Knockout. Cuando comencé

nadando en vitalidad pura, respirando con la

a leer a Arantza recordé esta sentencia por-

autora el intento y la apuesta, de repente sin

que una de las características de su expresi-

saber u olvidando que con solo poner un pie

vidad es la concreción sin rodeos del mensaje

adelante ya tenemos el camino ganado. De

que aborda, esto es, cuando un verso o una

sus alas, ella misma nos dice “Las utilizo para

estrofa transmiten con claridad una emoción

agrandar el salto/ que me libera de las heces

sin prescindir del marco espacio temporal en

que piso,/ siempre hacia adelante”.

el que ella sucede. Dentro de esta caracterís-

El detalle, nada pequeño, que enriquece el

tica cabe marcar que lo resolutivo no aguarda

libro, es la colección de fotografías de César

al final de un poema, sino que lo va constitu-

San Millán, las cuales, ya en colores, ya en

yendo, a manera de luces sin pestañeos.

escala de grises, acompañan y recrean en

Al tiempo, algo que no se debe dejar de con-

buena medida los textos, logrando un conjun-

siderar es el hecho de que la construcción de

to armónico y particular. Conjunto que nos

un poemario de por sí implica el riesgo de

lleva del mar al cielo en un vuelo en el que no

desgaste por parte del autor, porque mantener

se nos priva ni del dolor de las estrelladuras,

el enfoque en un cuadrante juega contra la

ni del placer de volver a superar una y otra

dispersión, falsa y natural amiga de la ampli-

vez a Cronos y a uno mismo. Todo, de la ma-

tud. En este sentido, Barca varada resulta en

no firme hasta la rudeza, y fraterna hasta la

una suerte de ejemplo de cómo es posible

ternura, de una poeta preñada de presente. ◣

girar y avanzar alrededor de un punto, explorando los diversos matices con los que se concibe la realidad, la cual muta, junto con quien la dice, en una interacción constante que fusiona a ambos en protagonismo. “El mar era emoción y yo era el mar”, es el


Por Gerardo Campani

STOY,

al fin, frente a la mesa que más

muy rica esta bondiola, y el pan, perfecto. Un

me gusta: una tabla de fiambre, con

sorbo generoso de vino me hace seguir pen-

bondiola y queso Chubut. Hay también

sando. ¿Habrá un crescendo en esta bacanal

un frasco de aceitunas verdes, morro-

secreta que me sitúe en una cúspide extática

nes, salsa golf, pan casero y una botella de

propicia a la trascendencia? ¿Habrá un mo-

cabernet. El vino tinto me hace doler la cabe-

mento en el que el placer me diga “este es el

za, pero al día siguiente. Por la tarde hice una

broche de oro” o “ahora o nunca”? ¡Qué tiernas

última incursión en la satisfacción de los

las aceitunas y qué grandes! La salsa golf les

sentidos más bajos (más abajo del estómago).

agrega un gusto exquisito. ¡Roquefort! ¿Cómo

No fue la plenitud que siempre busqué, pero al

me olvidé del roquefort? ¡Qué lástima! Con

menos ahora no la estoy buscando. El rostro

roquefort hubiera sido perfecto. Este pequeño

aniñado de ese cuerpo alquilado me acompa-

contratiempo le confiere al momento una

ña al costado de la escena, apagándose de a

nueva dimensión de realidad. Mastico y lu-

poco. De a ratos interrogo a mis imágenes,

cho, a la vez, contra frases que me acechan

acumuladas en tantos breves años: ¿debería

tercamente, pero que no voy a permitirles la

este momento postergado ser más patético o

entrada. Frases como “la última cena” o “el

más estremecedor? La verdad es que, hasta

canto del cisne”. El cabernet es ideal para

ahora, los colores que me rodean son los

componer esta obra de arte: separa los distin-

mismos, y la sangre fluye autónoma y ajena,

tos sabores de la comida como en párrafos, y

como siempre. Corto una rodaja de pan y un

a la vez los organiza como un texto. De una

trozo de bondiola. Como. Mastico. Paladeo. Es

cosa estoy seguro: este otro texto no va a re-


29

cibir corrección, no mía, por lo menos. Al-

gio el de tomar vino tinto sin el temor de la

guien va a descifrar esta letra garabateada, de

migraña del día siguiente! Neoplasia. No tiene

médico, extraña a este papel de envolver con

sentido; nunca, en realidad, tuvo sentido,

que traje los manjares del almacén. Después,

nunca tuvo significación por sí misma. Cia-

tal vez, serán mecanografiadas en una hoja

nuro. Tampoco. Es el nombre de un trámite

decente, y envejecerán en una carpeta en una

breve que reemplaza otros más fastidiosos.

comisaría, o en algún juzgado (tampoco le

Cabernet. Un símbolo, un tanto arbitrario, de

permití la entrada al ridículo encabezamiento

las cosas que van a quedarse de este lado.

“Señor Juez”). Los colores, qué extraño, siguen

Junto con el reloj pulsera, que dejé en el baño;

sin cobrar intensidad, no son los colores satu-

con los mocasines guinda que compré el mes

rados y definidos de los sueños. No sé si esto

pasado y no llegué a estrenar; con los recuer-

es mejor o peor, pero siento una leve decep-

dos de sueños terribles y maravillosos; con

ción. Neoplasia. No es una palabra tan terri-

diálogos fragmentados y escenas entrecorta-

ble. No tanto como cianuro de potasio, más

das, míos y ajenos; con lo que supuse que era

sonora, más real, más al alcance de mi mano.

el amor de Adriana; con la mirada incom-

Pero ninguna palabra es incompatible con la

prensible de la niña alquilada, con ese rostro

consistencia exacta de este bocado de queso.

que vuelve a hacerse nítido y me observa con

Sin embargo, este festín no tiene crescendo;

expresión de máscara, como destacado, tal

no habrá, ya lo sé, una cúspide extática propi-

vez por ser el último. Se acabó el vino, qué

cia a la trascendencia. El momento deberá ser

pena. Aunque el cianuro, me aseguraron, no

cualquiera. Cualquier momento entre los si-

da tiempo ni a un último sorbo de vino. ¡Qué

tuados más altos en esta sinusoide achapa-

extraordinario! Me acabo de dar cuenta de

rrada. De todos modos no está mal. ¡Qué ex-

que he dejado, al fin, de fumar. Los cigarrillos

quisito cabernet! Siento la libertad (qué curio-

están en el dormitorio, y no tengo ninguna

so que es sentirla en este momento) corres-

gana de fumar, a pesar de que acabo de co-

ponderse con lo fatal, y esto es un descubri-

mer. Mis últimos pensamientos no están, de-

miento que me conforma. Neoplasia es un

finitivamente, a la altura de las circunstan-

absurdo, una posibilidad desechada. Cianuro

cias, y a lo mejor es preferible. ¿Y qué siento,

es la elección y a la vez la predestinación. ¿Y

por lo menos? Nada. Se me está terminando

el momento exacto? Cualquiera, pero ¿cuán-

el papel. El registro de estos últimos instantes

do? Ya me he comido la bondiola y más de la

podría consolar a mis deudos, o tal vez infor-

mitad del queso. El frasco de aceitunas está

marle a quien lo lea que no es tan terrible esta

aún casi lleno, pero ya no me apetecen. Que-

determinación. Bajo la mesa me espera el

da un poco de pan, y un cuarto en la botella de

frasco mágico. Un ligero temblor en mi mano

vino. El momento será cualquiera, pero no

empeora la caligrafía de estos renglones fi-

dentro de mucho tiempo. Sigo ahora sólo con

nales. Miro con desgano a mi alrededor (los

el queso, que es lo que más me gusta. No sé si

anaqueles desordenados, el televisor apaga-

soy rata para la astrología china, y no voy a

do, las migas de pan desparramadas sobre la

averiguarlo. También aquí coinciden la liber-

mesa, la puerta entreabierta que da al baño),

tad y el determinismo: no me interesa saberlo

como echándole un último vistazo a este pe-

y no podré saberlo. ¡Qué sensación extraña y

queño rincón del universo.

agradable la de comer queso sin la preocupación de futuras constipaciones! ¡Qué privile-

1992 ◣


Poemas & óleo de Daniel P. Ilardi

Yo tengo esta razón para mis ojos y para mi balance, esta ganancia: la grata novedad, la relevancia urdida en el jardín de tus sonrojos.

Al cabo de este andar que se aligera,

Del Verbo es el deseo de que explores

de un ángel entre encajes suspendido,

desde lo inaprendido a lo supuesto,

me ha sido este verdor irrepetido

y nuevas son las cosas —pormenores—

porque te quiera así, porque te quiera.

al desafiar tu boca aquello y esto.

Porque contigo todo se acelera,

Qué cónclave de lirios seductores

velocidad de instante y de latido,

en los jardines niños de tu gesto,

a tu sonrisa voy como hacia el nido

la viva perspicacia de las flores

aún a medio hacer en primavera.

en nítida ascendencia sobre el resto.

Y aún a medio hacer la flor y el gajo,

Qué inevitable asunto de la hierba

la sangre por las venas se reprisa

dirime entre tus dimes y diretes

motivo de frutal predicamento.

el aire emparentando epifanías.

Que arriba todo es como es abajo:

Cuanto tú dices —niña— se exacerba

a Dios en vecindad de tu sonrisa,

la dulce inequidad a que sometes

por un momento vi... por un momento.

el alma, los relojes... y los días.


31

Vos: del sueño dueña del párpado, reloj de sol de la vigilia. Cuadrante en que relata el morbo estancias de un espacioso despertar, donde los gestos te embleman fotón en caída vertical de un quásar lejano. Orden del prisma cayéndome en la cara, Vos. Vos: del vos con brillo, lúcido sextante midiendo en coordenadas ansias del ángulo imposible de un efímero vivir en luz, propicio a los encuentros

¿Ves aquélla mujer mecer la cuna?

cómplice al suspiro.

Parece tan posible, tan cercano

Lo posible y vos,

tocar el horizonte con la mano,

fugaz y eterna,

uncirle un cielo nuevo a la fortuna.

silencio... Vos.

Ha debido comerse siete lunas, ese vientre crecido del rellano; las tibias levaduras del arcano leudar en sus dos pechos como dunas. ¿Adviertes la patada inoportuna la nausea repentina y el desgano? ¿La larva del antojo a contramano, de ese cuerpo por dos que se le apuna? La punta del pezón como aceituna que espera el amasar de su artesano ya sueña con la vida mano a mano ¿Has visto esa mujer mecer la cuna?


Por Alejandro Sahoud

a estructura del verso español se inser-

sílabas acentuadas y no acentuadas. Según el

ta dentro del ámbito mayor de la

filólogo español Tomás Navarro Tomás, “la

métrica románica (en especial proven-

línea que separa el campo del verso del de la

zal y francesa), aunque con rasgos dis-

prosa se funda en la mayor o menor regulari-

tintivos. Los elementos más importantes son

dad de los apoyos acentuales”. Los acentos

el acento de intensidad, la pausa métrica (fi-

rítmicos pueden caer en el acento propio de

nal de verso o de hemistiquio), la cesura y, en

la palabra aislada, pero también en sílabas

última instancia, el número de sílabas. Exis-

cuyo acento original es débil. Cada grupo de

ten procedimientos variables, aunque no im-

dos, tres o cuatro sílabas, una de ellas tónica,

prescindibles, como la rima, las figuras de

recibe el nombre de pie de verso o cláusula

repetición fónica o sintáctica o la disposición

rítmica. El primer nombre proviene de la ana-

en estrofas.

logía que suele hacerse con la métrica clásica

El ritmo del verso reside en la sucesión de

y sus pies fundamentales:


33

 

Troqueo: formado por sílaba larga y síla-

cal (a, e, i, o, u, y) o de un diptongo o triptongo

ba breve (—È) o sílaba tónica y sílaba

y las consonantes que se agrupan alrededor

átona (óo).

de ella.

Dáctilo: larga y dos breves (—È È) o tónica y dos átonas (óoo).

sílaba de una vocal débil (i, u) con otra vocal

Yambo: breve y larga (È—) o átona y

fuerte (a, e, o) o débil.

tónica (oó). 

El diptongo es una combinación en una

Anfíbraco: breve, larga y breve (È — È) o átona, tónica y átona (oóo).

El triptongo es una combinación en una sílaba de tres vocales. Si la vocal débil está acentuada cuando está precedida o seguida por otra vocal, no se for-

Estos pies están basados en una sucesión de sílabas largas y breves (sistema cuantitati-

ma un diptongo, y cada vocal pertenece a una sílaba diferente:

vo) que la métrica española ha asimilado a

frío: frí-o

tónicas y átonas; en el esquema, u es una

día: dí-a

sílaba breve, - una sílaba larga, o una sílaba

veía: ve-í-a

átona, y ó una sílaba tónica. Pese a haberse intentado la asimilación de las versificaciones griega y latina a la espa-

Lo mismo ocurre cuando la sílaba termina con una vocal y comienza con una consonante:

ñola, al ser lenguas de distinta flexibilidad, no

casa: ca-sa

compatibilizan en la base de los pies (sílaba

florido: flo-ri-do

larga / sílaba corta) para ser nombradas. Por

Generalmente, cuando se juntan dos conso-

ende, la clasificación de Bello, mejorada por

nantes, son divididas; la primera pertenece a

Coll y Vehí, asentada sobre sílabas métricas y

la sílaba anterior y la segunda a la siguiente:

acentos, es la más recomendada y de hecho,

ascua: as-cua

la que mejor se adecua al tipo de lengua.

voluntad: vo-lun-tad

Las sílabas que quedan sueltas al principio del verso, hasta el primer acento, constituyen

Excepción: Las siguientes combinaciones

lo que se denomina anacrusis. Las cláusulas

de sílabas forman grupos que no pueden divi-

rítmicas reunidas forman el periodo rítmico,

dirse:

que se extiende hasta la última sílaba átona anterior al último acento del verso, el forzoso

Una combinación de f, p, b, t, d, g, c (k, qu)

de la penúltima sílaba. Este último, junto con

con r:

las átonas que lo siguen y la pausa de final de

cuatro: cua-tro

verso, forma el periodo de enlace con el verso

febrero: fe-bre-ro

siguiente.

grabado: gra-ba-do

Sabemos, pues, que los versos toman su

Una combinación de f, p, b, g, c (k, qu)

nombre de la cantidad de sílabas. La medida

con l:

o metro del verso depende del número de

hablar: ha-blar

sílabas métricas que tiene. Para contar las sílabas métricas hay que aplicar principios especiales, tales como el acento final y las licencias poéticas. Una sílaba, en español, consiste de una vo-

A partir del último acento del verso, una sílaba y solo una debe contarse. Si la palabra final es aguda (que recibe el acento en la última sílaba, como “domar” o


34

“albornoz” o “sofá”), al contar las sílabas se

Obligatorio al de penúltima sílaba

añade una.

Interiores a los rítmicos

Tetrasílabo: No necesitan acentos inte-

Cuando la palabra es esdrújula (que recibe el acento en la antepenúltima sílaba, como

riores. Se dan éstos sencillamente por

“libélula” o “círculo”), se descuenta una sílaba.

las palabras que se utilizan. Pero atendiendo a la norma expresada anteriormente, se considera de acentuación

Licencias poéticas

obligatoria en 3ra. 

Sinalefa: unión de las vocales finales e

el tetrasílabo, no necesita de acento in-

tivas en una sola sílaba métrica. (No se

terior, pero generalmente, además del

trata de una licencia o ruptura de las re-

obligatorio en 4ta, para que tenga un

glas normales de la pronunciación es-

ritmo correcto, el acento interior debe

pañola; es la norma prosódica de la len-

recaer en la 1ra. 

Sinéresis: unión de vocales en el interior de una palabra, vocales que de ordinario

3ra y 5ta

no formarían diptongo, como “caos” (que

2da y 5ta

en vez de dividirse en dos sílabas forma

1ra y 5ta

Sobreacentuado:

ejemplo: a/é/re/o podría dividirse aé/re/o

según las necesidades del poeta.

1ra, 3ra y 5ta

Con semirritmo:

Hiato: el opuesto de la sinalefa, mucho menos frecuente. Consiste en la separa-

 

ción de las vocales finales e iniciales de

Hexasílabo: Se consideran con buen ritmo los que acentúan en:

sólo una en virtud de la sinéresis). Otro

Pentasílabo: Es muy poco usado y como

iniciales de dos o más palabras consecu-

gua). 

sólo 5ta

Heptasílabo: Se consideran con buen ritmo los acentuados en:

dos palabras consecutivas. Casi siempre

3ra y 6ta

ocurre en la última sílaba acentuada del

4ta y 6ta

verso.

1ra, 3ra y 6ta

Diéresis: ocurre cuando se rompe un

Octosílabo: De todos los metros, es el que

diptongo; el procedimiento se marca cla-

más fácilmente puede seguirse con el

ramente por medio de un signo especial

oído, dada su musicalidad. Se conside-

de puntuación, llamado diéresis o crema

ran con buen ritmo, los que acentúan en:

(¨), que se coloca sobre la vocal débil o

2da, 5ta y 7ma

sobre la segunda vocal cuando ambas

3ra, 5ta y 7ma

son débiles.

3ra y 7ma

2da y 7ma

4ta y 7ma

Teniendo todo esto en cuenta, inferimos que una sílaba métrica no es lo mismo que una

Aunque éstos tres últimos podrían en-

sílaba gramatical.

trar en la clasificación de semirrítmicos. 

Acentuaciones rítmicas posibles para cada metro:

Eneasílabo: Si bien este es un verso de compleja acentuación, se consideran con buen ritmo los acentuados en:

Los acentos se denominan:

1ra, 4ta y 8va


35

2da. 4ta y 8va

A la francesa:

3ra, 6ta y 8va

4ta y 8va

aguda u otro acento en 6ta u 8va,

3ra y 8va

además del obligatorio de 10a.

Se consideran de semirritmo: 

5ta y 8va

2da y 8va

Semirrítmico: 

2da, 4ta, 6ta y 8va

1ra, 3ra, 5ta y 8va

 

3ra, 6ta, 8va y 10a

Dodecasílabo: Se encuentra formado por dos mitades o hemistiquios y tal como

No son recomendables los que acentúan

sucede en el alejandrino, según algunos

en:

autores, no se produce sinalefa entre las 

2da y 5ta y 8va

dos mitades del verso, para las cuales ri-

6ta y 8va

gen las reglas de silabeo correspondien-

Decasílabo: Se considera de acentuación

tes a los tipos de terminación de verso.

clásica el que lleva los acentos en:

Se consideran con buen ritmo los acen-

3ra, 6ta y 9na

tuados en:

Con buen ritmo los que acentúan en:

2da, 5ta, 8va, 11a

4ta, 6ta y 9na

3ra, 5ta, 8va, 11a

4ta, 7ma y 9na

3ra, 5ta, 7ma, 11a

3ra, 6ta, 9na, 11a

4ta y 9na

3ra, 6ta, 8va, 11a

Sobreacentuado:

3ra, 5ta, 9na, 11a

Semirrítmico: 

6ta y 10a

Sobreacentuado:

Se consideran sobreacentuados: 

Con acento en 4ta sobre palabra

1ra, 4ta, 7ma, 9na

2da, 5ta, 7ma, 11a

2da, 4ta, 7ma, 9na

1ra, 5ta, 7ma, 11a

2da, 4ta, 6ta, 9na

2da, 5ta, 9na, 11a

Endecasílabo: Presenta este metro una

Alejandrino: Considerando las mismas

diversa cantidad de acentuaciones, cada

reglas para los hemistiquios, la acentua-

una de las cuales recibe un nombre es-

ción de los alejandrinos es la siguiente:

pecífico, que se identifica con la nomen-

Clásico:

clatura de los versos griegos.

2da, 6ta, 9na, 13a

Clásico o melódico:

Con buen ritmo:

3ra, 6ta y 10a

3ra, 6ta, 9na, 13a

Dactílico o de gaita gallega:

3ra, 6ta, 10a, 13a

4ta, 6ta, 9na, 13a

Trocaico o heroico:

4ta, 6ta, 11a, 13a

2da, 6ta, 10ª

2da, 6ta, 10a, 13a

3ra, 6ta, 11a, 13a

  

1ra, 4ta, 7ma, 10a

Dáctilo, trocaico o enfático: 

1ra, 6ta y 10a

Sáfico: 

 4ta, 6ta y 10a

Otra forma de sáfico: 

Semirrítmico:

4ta, 8va y 10a

3ra, 6ta, 13a

No recomendable: 

2da, 6ta, 8va, 13a

1ra, 6ta, 9na, 13a ◣


Por Gildardo López Reyes

sé en otros países, pero, aquí en

jaja), y así lo aprendimos Daniel y yo. Para los

México, desde chicos nos enseñan a

demás compañeros del kínder era “el pilín”,

no llamar las cosas por su nombre. A

poca cosa frente a nuestros pajarracos. En

temerle a las palabras. A poner entre

una ocasión vino a jugar a la casa un compa-

ellas y nosotros una pared que se vuelve in-

ñero de Daniel, mientras los tres merendá-

franqueable al paso de los años, cuando al ser

bamos, comenzó entre ellos dos una de esas

adulto y querer hablar sobre algo, no encuen-

guerras de ofensas graciosas: tú tienes cara

tras las palabras necesarias para decir lo que

de elefante, tú tienes cara de moco, ah sí, pues

quieres decir y te ves rodeado de tabúes hacia

tú tienes ojos de sapo, hasta que Toño disparó

donde voltees. Tantas palabras nunca dichas,

nuestras sonoras y larguísimas carcajadas,

que ya no sabes pronunciar sin ruborizarte,

cuando esgrimió que mi hermano tenía nariz

sin sentirte culpable por pronunciarlas.

de pajarraco; obvio es que sin saber nuestro

O

No sé cuántos términos diferentes existen,

significado. Otra de esas divertidas palabras

por ejemplo, para nombrar al sexo, a la rela-

es cuando nos pedía que recogiéramos “las

ción sexual. Incluso en una reunión entre

cagarrutas del perro”.

puros adultos escuchas palabras como: aque-

Creo que entre los eufemismos más patéti-

llito, el traca traca, el prau prau, echar pasión,

cos están los referentes a la pobreza. “Perso-

echar pata, entre otros más que ahora no re-

nas de escasos recursos”, “gente humilde”: La

cuerdo. Nos cuesta tanto trabajo decir: tener

gente pobre es pobre. Tal vez algunos sean

sexo, o hacer el amor, en todo caso, que suena

humildes pero también habrá soberbios. Y el

incluso más romántico.

uso de un lenguaje supuestamente no ofensi-

Mi madre se ha sacado de no sé dónde pala-

vo, no les ayuda en lo más mínimo.

bras cagadísimas, que sólo nosotros usamos y

“Nosotros los indios”, decían muy normales

conocemos su significado familiar. De niños

mis amigos, Yulquila y Antolín, ante la mira-

nos enseñó que nuestro pene se llamaba “el

da incrédula de otros, esos otros, supongo, de

pajarraco” (quien sabe si inconscientemente

los que ofenden a los demás llamándolos “indio”. ◣

deseaba que fuéramos bien dotados, jajajaja-


37


Por Gavrí Akhenazi

Mientras Adi moría me fui cortando el alma en finas lonjas y las puse a secar de frente al viento que aniquila las alas. Mientras Adi moría el sol era un estético estallido en un cuadro amarillo. Goteaba sol sobre las carnes rotas y encima de la sangre y sus pedazos. Yo sólo estaba ahí. Mientras Adi moría la luz era un silencio de honrar las efemérides igual que un acto público. Recuerdo que veía en el reflejo del charco de su sangre una bandera rota. Flameaba como un ala que se aleja. Mientras Adi moría encontré entre las piedras a su pájaro. El pájaro aterrado y pequeñito que buscaban sus manos por dentro del estruendo. Ruth le tomó una foto al niño con su pájaro cuando ambos eran un niño con un pájaro. Luego, todos morimos. O nos fuimos.

(Del poemario: Nostalgia del Edén-poemas boca abajo)


39

Vienen con sus morales de reloj y sus cuadros de santos. Vienen a hablarme de la bondad como si yo todavía fuera un huérfano no prostituido, un huérfano recién orfanado, un cachorro de perro en un madero después de la zozobra de sus músculos. Vienen con sus morales de mural religioso y de osamenta de almanaque a hablarme de dolor desde su esfera de lidocaína osados anestésicos anacrónicos óptimamente acomodados al enamoramiento y a la silla ergonómica. Vienen con sus recitaciones de salón con beatos a hablarme de las políticas correctas para el género humano con sus bocas untadas de pan y sus dedos satisfechos de arroz con mejillones. Vienen a decirme lo que está bien con una Biblia costumbrista bajo el brazo blindado porque todavía hablar es gratis en algunos lugares.

(Del poemario: La temblorosa opacidad)


40

Ella baja despacio hasta lo más hirsuto y su lengua envolvente como una sierpe cálida reclina la inquietud lame lo más salado y lo más áspero lo bebible en los últimos sorbos y el temblor. Ella baja con un filo sin saña hasta mis propios filos y desliza la suave mojadura de sus ojos por los espacios libres donde mis ojos tiemblan. Carnosa mansedumbre traza sobre mi tronco un ronco mapa que no tiene islas y me cura en pasión sin egoísmo como una dulce sensación carnívora que bebe mis silencios mis gemidos sin orden mis antebrazos rotos sin abrazos. Ella baja y me lame las victorias mastica el cuero con sus dientes breves y arranca la derrota de mi cuerpo arde en mi Territorio y es una antorcha que no me pronuncia más que en la oscuridad. Ella tiene apretado entre sus labios mientras traga el llanto de mis letras.


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como un profundo voto de silencio. (Apúrate mujer, ponte bonita,

Yo me caigo en el arte de caerme como un fractal oscuro siempre huérfano o como una ecuación que no responde al alto resultado del silencio. Yo me arrodillo a veces, no me caigo, con la boca en la piel del desencuero para que uses tu látigo de seda en la sangre copiosa de mi cuerpo. Yo a veces me arrodillo y nunca en vano, porque me da la gana; nunca es miedo de que un día me escupas en la tumba o te escapes del piélago violento en una barca inútil de promesas con quién no sepa jota de sus remos. Yo agacho la cabeza si tu mano escribe en mi cabello un manifiesto donde el sol se haga frágil como un niño que cree en las promesas y en lo eterno, porque apuesta a saber que hay en tu idioma un río metalúrgico y sediento del agua de mi espada y la victoria de nuestro amor es cosa del destiempo. Y vos, entre la duda y la promesa, vas de la fruta al jugo o al pelecho si mi boca reclama, intempestiva, que por fin fructifiquen los anhelos. Vos sos esa raíz avariciosa que sostiene en la tierra todo el huerto y yo soy ese viento que deslinda la gran docilidad de los desiertos y un mar...un mar hecho con diques con arrecifes, pulpos y alfabetos en que el coral —en púrpura— madura y escribe que me encallo en los "te quiero" con esta vocación por lo inaudible,

no te tiñas el pelo y trae vino tinto y dos cebollas... Yo cacé dos conejos.)


Por Rosario Alonso

"En la poesía se juega con la imaginación, las rimas, el ritmo, la métrica y otras estructuras repetitivas que hacen escucharla como música”


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ILVANA

PRESSACCO,

argentina,

cordobesa, docente de profesión, es una mujer a la que le gustan los extremos y tal vez por eso a la vez que imparte clases de matemáticas explora el mundo de las letras. En un principio escribía solamente relatos, pero como mujer curiosa que es, se adentró en el mundo de la poesía escrutando, poco a poco y con paciencia (a pesar de que dice no tenerla), la técnica poética hasta lograr excelentes resultados. Disfruta tanto de la soledad como de la compañía. En sus ratos libres cuida el jardín de su casa, observa el mar con sus diferentes colores al atardecer, nada, camina y, amiga del bullicio, organiza reuniones en su domicilio tanto con amigos como con familiares. No le gusta el reloj. Como ella misma dice, es “perrera” y siempre que puede, sobre todo los fines de semana, trasnocha y se levanta muy tarde. Algo que admite con firmeza es que detesta no saber delegar. Según nos cuenta, le resulta imposible decir "no", "no puedo", "no quiero" y siempre que se compromete con alguna labor no descansa hasta terminarla y terminarla bien. En su trabajo disfruta del contacto con los jóvenes y nos aclara que, según sus alumnos, demuestra la pasión por lo que hace. Así, a grandes rasgos, es Silvana, pero vamos a conocerla un poquito más. ¿Qué es la literatura para ti? Es una forma de expresar a través de la escritura atendiendo a ciertas condiciones. No cualquier texto es literario. Recuerdo que en una oportunidad en la que compartí mis escritos con una docente de esa cátedra para que me hiciera una crítica, me sorprendió con su respuesta "te falta la literatura". Quedé esperando una explicación más am-


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plia porque para mí yo estaba haciendo literatura. Después de su aclaración supe de las

Ahora puedo decir que estoy aprendiendo a escribir literatura.

condiciones que menciono en el primer párrafo, los recursos literarios. Llegar al lector

¿Cómo definirías tu poesía?

sin decir todo coloquialmente, escarbando en

Si bien muchos me dicen que tengo mi propia

las imágenes que pueden hacer percibir más

voz, yo todavía no podría definirme. Sí puedo

allá de los sentidos, por supuesto ajustándose

decir que intento acercarme a ella, a conocer-

a las reglas gramaticales.

la para después poder definirme. Me gustan

Por lo tanto, no cualquier texto escrito es li-

los versos blancos, los alejandrinos y los so-

teratura. La diferencia está en el cómo lo ex-

netos porque sus estructuras me dan cierta

preso; hasta lo más simple puede serlo y lo

seguridad.

más complicado no serlo nunca.

Por lo general en mi poesía trato de dejar un mensaje pero me cuesta mucho encontrar la

¿Y la poesía?

manera de decirlo de otra forma que no se

Es una forma de hacer literatura. Tal vez la

haya dicho.

primera forma que se conoció. Yo era reacia a escribirla porque desconocía

¿Y tu prosa?

su estructura y variedades y porque suponía

Es de un lenguaje muy cotidiano, directo. An-

que debía hacerlo con un lenguaje rebuscado,

tes creía que no tenía reglas sino que era es-

alejado del que corrientemente uso.

cribir atendiendo a la gramática y con unos

En la poesía se juega con la imaginación, las

pocos recursos literarios. Era a lo que más me

rimas, el ritmo, la métrica y otras estructuras

dedicaba. Hoy siento que la tengo abandona-

repetitivas que hacen escucharla como si fue-

da no porque haya perdido el gusto por ella

ra música.

sino porque comprendí que no es sólo narrar

Muchos la recitan sin plasmarla en un papel.

como lo hacía. A veces escribo prosa poética y otras, cuentos o testimonios.

¿Desde cuándo escribes y qué motivación te impulsa a continuar?

¿Qué influencias literarias han marcado tu

Soy muy lectora y ese gusto me llevó a querer

manera de escribir?

cambiar las historias que leía, a decirlas de

Las únicas influencias son las que me otor-

otra manera. Así en el año 2009 comencé con

gan día a día los compañeros de Ultraversal, a

textos extensos que armaron novelas, sí ¡no-

ellos les debo todo lo que logré.

velas! , creé historias y personajes de los que me enamoraba, los sumergía en todo tipo de

¿A qué público pretendes llegar?

escenarios y contextos.

A cualquiera que sea capaz de emocionarse

Después vino el tiempo de evaluarme por-

con las cosas sencillas de la vida.

que comprendí que me dejaba llevar por mis impulsos a ciegas y comencé a participar del

Para ti, ¿qué condiciones debe cumplir el es-

foro literario Ultraversal desde donde estoy

critor para ser considerado como tal?

dando mis primeros pasos con conocimiento

No sabría decirte, pero creo que hay más es-

y ayuda de personas que saben guiarme a partir de su experiencia y preparación.

cribientes que lectores. Que cualquiera se autodenomina escritor sin hacer un gramo de


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literatura.

Siendo profesora de matemáticas, ¿piensas que los números y la poesía se complemen-

Cuál es tu proceso creativo, ¿te sientas a es-

tan?

cribir poesía o esperas que la inspiración

Siempre consideré que mi mundo numérico

llegue?

era muy lejano al de las letras. Fue una rareza

A veces me sorprende la necesidad de escri-

para mí y hasta para mis colegas que comen-

bir, me siento enfrente del teclado aún con

zara a cruzarme a la vereda de enfrente. Creo

otro trabajo pendiente en un rincón y surgen

que la poesía tiene mucha matemática en sus

los versos sin siquiera pensarlo. Al final me

estructuras y también siempre consideré que

llevan a contar la historia que ni sabía que

la matemática con su exactitud es una belle-

tenía en mente. Pasa un tiempo, me leo y me

za, es un arte. Así que sí, se complementan y

pregunto cómo se me ocurrió.

se acompañan.

Otras veces la pantalla queda en blanco. Creo que escribo más poesía de arrebato.

¿Crees que la poesía vende? ¿Cómo ves la poesía en la sociedad actual?

¿Piensas que hay mucho egocentrismo en el

Estas dos preguntas van de la mano. En la

mundo poético o que, por el contrario, es un

sociedad actual la poesía se escribe, no se lee

mito?

y menos se compra.

Hay de todo. Ya te confieso mi parecer cuan-

Cualquiera escribe y llama poesía a una su-

do afirmo que hay más escribientes que lec-

cesión de versos porque considera que es su-

tores. Otro ejemplo es la ausencia de comen-

ficiente volcar sentimientos en un papel para

tarios en las comunidades y la publicación

que sea un poema. Hay muy pocos que dis-

compulsiva para mostrar lo propio.

tinguen textos, de literatura.

Creo que si deseas avanzar es necesario compartir lo que sabes y lo que no. El interac-

¿Qué opinas del formato digital con vistas al

tuar con otro permite crecer, pero la única

futuro?

manera de interactuar significativamente es

Creo que la tecnología está presente en mu-

siendo humilde, sincero, curioso y observa-

chos aspectos de nuestra vida. Que se instala

dor. Características muy alejadas de una per-

cómodamente y que debemos aceptarla y

sona egocéntrica.

manejarla porque, de otro modo, pasamos a

Una persona puede tener todas las cualida-

ser unos analfabetos.

des para ser considerado un escritor excelen-

Personalmente me gusta el papel pero en-

te pero sería muy bueno que toda esa capaci-

tiendo la comodidad que significa el formato

dad le sirviera para detectar potenciales nue-

digital. Pero de todas maneras, cuando leo

vos y ayudarlos en su crecimiento. Eso es lo

algún libro que me queda en la memoria por

que se hace en Ultraversal y te aseguro que

determinadas circunstancias, prefiero tenerlo

fui testigo del crecimiento de muchos com-

en mi biblioteca.

pañeros a los que particularmente en un principio no entendía ni uno solo de sus ver-

Silvana, agradezco tu implicación. Se me

sos. Aquí está presente la solidaridad y la pa-

hizo corta la entrevista. Ha sido estupendo

sión compartida. Por esa pasión a la que se

charlar contigo.

respeta, se enseña, se comparte, se guía. El

Gracias a vos, Rosario, has sido generosa al

egocentrismo no permite el crecimiento.

dedicarme tu tiempo e interesarte por mí. ◣


Textos & fotografía de Arantza Gonzalo Mondragón

Escucho esta canción y veo a la Pávlova bai-

el fondo de Dios. No hay público pero es la

lando en la Plaza Roja, en una noche invernal.

dueña del mundo porque allí están todas las

El cielo es un lamento ruso lleno de estre-

almas. Cuánta belleza hay en la extrema fra-

llas. Anna estira su mano para acariciar el canto de los pájaros nocturnos y sus ojos alcanzan

gilidad, en el movimiento lento de un cuerpo borracho de música y de nostalgia. El viento silba en re mayor. ◣


47

ACE

unos años trabajé en un quiosco

de revistas y periódicos, muy bien

Nunca estaba mucho tiempo, quizás porque percibía mi inquietud en su presencia.

situado y que tenía mucha clientela.

En su visita de todos los mediodías me ped-

Lo conocía porque desde niña com-

ía dinero para un café y yo se lo daba sin re-

praba golosinas antes de subir al autobús que

chistar. Se iba a la cafetería de enfrente y lo

me llevaba al colegio.

echaba a las máquinas tragaperras. Yo le vigi-

Lo regentaba un matrimonio desde hacía

laba a través de las cristaleras del bar. Nunca

más de veinte años. Acababan de separarse

estaba allí más de cinco minutos y salía, des-

de forma traumática y la mujer se había que-

apareciendo por la acera, sin despedirse.

dado con lo puesto, con cinco hijos muy problemáticos y el quiosco, que era de alquiler. Ella, totalmente desbordada por los acontecimientos, era incapaz de atenderlo por lo que me ofrecí a llevarle la contabilidad y ocuparme de la venta al público.

Cuando se lo dije a su madre me dijo que no le diera un duro, que ya le daba ella para café y más cosas y que lo mismo que me pedía a mí les pedía a sus hermanos. "Dame doscientas pesetas", era su soniquete.

El hijo mayor se llamaba Miguel y era esqui-

Daba igual que yo me negara porque se que-

zofrénico. Vivía con otros enfermos en un

daba allí delante, dos, tres, diez minutos hasta

piso tutelado por Asistencia Social donde les

que conseguía las monedas.

cubrían las necesidades básicas y les medicaban. Disponían de mucho tiempo libre porque allí

Llegó un momento en que tenía el dinero preparado para quitármelo de encima cuanto antes.

sólo estaban a la hora de las comidas y para

Un viernes le di trescientas pesetas. Cruzó

dormir. El resto de la jornada eran carne de

presuroso la carretera y entró en el bar. Estu-

calle, al no tener dinero para comprar el ocio

vo trasteando con la máquina y luego se

que les gustaba.

sentó a tomar un café.

De unos cuarenta años, por aquel entonces, Miguel era alto y fuerte y, a mí, me daba mie-

"Menos mal", me dije, "hoy al menos toma algo y estará un ratito entretenido".

do. No me atrevía a mirarle a los ojos porque

Pero cuando salió vino directo hacia mí. Se

estaban perdidos en una negritud que me

me plantó delante del mostrador y empezó a

asustaba. Él tampoco me miraba y cuando me

sacar monedas de los bolsillos.

quería decir algo hablaba muy deprisa, con

—Toma, me han tocado diez mil en la

sus ojos clavados en cualquier sitio, en mi

máquina. Cuéntalas y guárdalas para mi ma-

mano, en mi blusa o en el mostrador.

dre.

En las horas que yo atendía, podía aparecer hasta en seis ocasiones. A veces se sentaba en el quiosco conmigo y ojeaba alguna revista. Le apasionaban las de misterio o ciencias ocultas.

Fue la única vez que vi algo parecido a una sonrisa en su mirada de fría amargura. En la mía, lágrimas. No faltaba ni una sola moneda. ◣


Por Silvio Manuel Rodríguez Carrillo

Un libro de Gavrí Akhenazi


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Pero, más allá de la trama, hay algo que apuntala la novela, y este algo es el enorme

Título: Alegoritmos Autor: Gavrí Akhenazi Año: 2009 Género: Novela Editorial: Ediciones Juglaría Páginas: 94 ISBN: 978-987-1166-46-6

conocimiento que tiene el protagonista sobre sí mismo y sobre las circunstancias. Digo “sobre” y no “de”, para remarcar el factor experiencia que viene tácito en el relato, pero que no puede obviarse. Una experiencia vital que hace responda con aparente frialdad ante la atrocidad circunstancial, que hace lata prevenidamente todo el tiempo, como si no le cupiera ningún resto de asombro ante el desastre y, que sin embargo, hace que todavía guarde en lo íntimo, la emoción que genera la

NO

entra a esta novela como entra un

enemigo a territorio desconocido, con los sentidos en alerta y dispuesto a recibir el ataque. Desprovisto de adornos, el paisaje es hostil, casi inasible en lo descriptivo pero intensamente denso en las emociones que transmite, porque las secuencias las vive - mientras las dice en un lacónico diálogo - un protagonista oculto en sí mismo, protegido en una identidad que sin nombre propio va emanando todo cuanto le va sucediendo, pero como si no fuese parte de eso que le está pasando, como si la pasionalidad de los hechos fueran competencia del lector. La historia se da en algún lugar impreciso, pero real, y así es el planteo del relato, que transcurre en una geografía particular imposible de fijar, o, mejor dicho, innecesaria de precisar, pero que se entiende cierta desde el plano de la realidad en cada una de las situaciones. Las simbologías que parecieran ser tales, son más cercanas de lo habitual: cabezas, ojos y corazones cercenados, bombardeos y líneas demarcando límites, significan y simbolizan, parecen y realmente son; y es por esto que una “presencia” o un “ángel” devienen en protagonistas reales que sostienen los sucesos hasta el estremecimiento sin reparos.

inocencia. Con este autoconocimiento, comprende que vivir al límite es casi un no vivir, que en algún momento todo pudiera ser tanto que desearía desprenderse del propio cuerpo; mas, al no darse esto, y darse en cambio la persistencia de la vida, surgen las dos variables que cierran los cimientos del libro, la de la camaradería, y la del amor, pero, con un dramatismo fuera de norma. El círculo se hace tan breve y los sentimientos tan fuertes, que con el camarada vuelto “ángel” no precisa hablarse, ni dialogar con la “presencia”, porque el amor es una urgencia que vence al tiempo. Recorrer las páginas de Alegoritmos es recorrer ciertos abismos que pareciera sólo el hombre puede generar, encrucijadas que sólo ciertos sujetos elegidos por la vida están llamados a transitar, pero también es vivenciar de manos expertas el poderío de la fe, la razón hecha carne en cuanto se vuelve convicción y deviene en manera de actuar. Novela noble, narrada visceral y poéticamente, Alegoritmos es una belleza literaria desde cualquiera de los ángulos que quiera y pueda mirarse, donde escritor y protagonista, fundidos y velados, se descubren en su sencilla grandeza, porque es cierto, “Todos los monstruos somos en el fondo románticos”. ◣


Por Héctor Reyes Michivalka

“Y desde la llegada, el hombre es un ser en despedida.” Alejandro Salvador Sahoud

Como letra en cursiva

Escribo

y en sentido chino va mi vida

a la orilla del mar

decantada sobre la arena deprisa la densa marea Cuesta

acecha

a

un caracol

b

partió primero

a

dejando

j

su concha abandonada

o

es invierno

quien dice que es único

los peces están hambrientos

niega

el tiempo

a su otro yo

un cardumen de pirañas que me devora


51

a veces

el tiempo no existe

el camino más áspero solo la muerte es hacia adentro

y sus partidarios

volveré a ser bacteria

...noches sin más luna

mi vida es tan enana

que la del miedo

que cabe en una célula noches que decides y mi ego tan gigante

si sigues o no viviendo

que no cabe en el mundo ser el buitre capricho de molécula

o ser el muerto

he tenido

el enano cree

el orgullo de ser primero

que al caminar una milla

el arrepentimiento del soberbio

camina tres

el golpe mortal del ateísmo viaje del ego a la verdad de la verdad al polvo siempre al polvo


52

me voy

las dos velas

dijiste no te creí

que incendian tus ojos me señalan

ahora el dolor

el regreso a casa

alcanza orgasmo tras orgasmo

esta noche

cuando entré

la luna

al corazón de esa mujer

no es más que un adorno

aún olía

en el ático

a pintura fresca

de mis nostalgias y cuando ella entró al mío la luna llena se abría paso fue voyeur de mis aullidos

quitando telarañas


53

en un cuarto de hotel

ingresas en mi vida con pasos de asaltante

te acuerdas amor mío casi te hago mía

qué le puedes robar a un corazón en quiebra

una cordillera de botones nerviosos me impidieron el paso en ese cuarto amor mío este poema conoció el fracaso

amor

amor en tu piel aprendí el Braille

así desnuda no necesito un mapa para socavar tu deseo que tiembla por intimidarme

gritos de sirenas en celo

al infame camisa de fuerza en la lengua

someten a mi pluma a practicar

al político cadenas en las manos

el onanismo a mí con el preservativo es suficiente


Por Enrique Ramos

Primera entrega del estudio de Enrique Ramos publicado en el taller de Ultraversal L uso

literario del lenguaje implica una

forma lingüística como de la idea, del tema,

llamada de atención por parte del es-

del pensamiento, con independencia del or-

critor sobre el lenguaje mismo. El es-

den de las palabras. Las figuras del pensa-

critor utiliza el lenguaje generando

miento afectan al contenido, buscando la in-

extrañeza en el lector, sorpresa, llamando su

sistencia en el sentido de una parte del texto.

atención gracias al uso de palabras poco

Algunos autores distinguen, dentro de las

usuales (arcaísmos, neologismos), gracias al

figuras del pensamiento, entre “figuras paté-

empleo de construcciones sintácticas que se

ticas”, cuyo objetivo es despertar emociones,

distancian de las usadas en el lenguaje no

“figuras lógicas”, cuyo objetivo es poner de

literario, y también puede el escritor buscar

relieve una idea y “figuras oblicuas o inten-

ritmos marcados, utilizar epítetos o bien utili-

cionales”, para expresar los pensamientos de

zar otros recursos que generan extrañeza, que

forma indirecta.

se denominan de modo genérico “recursos

Entre las figuras del pensamiento encon-

literarios”, “recursos retóricos” o “recursos

tramos, por ejemplo (sin que la lista sea ex-

estilísticos”.

haustiva), las siguientes:

Se han hecho, para su estudio, muchas clasificaciones de estos recursos, casi todas

anfibología

aceptables (son pura convención), pero yo

antífrasis

voy a utilizar aquí una de las que tienen más

antítesis o contraste

tradición, que clasifica los recursos estilísti-

auxesis

cos de la siguiente manera:

apóstrofe

asteísmo

1. Figuras del pensamiento

carientismo

2. Figuras del lenguaje o de la dicción

cleuasmo

3. Tropos

comunicación

concesión

corrección

Se suele entender por “figuras del pensa-

deprecación

miento” aquellas que no dependen tanto de la

descripción

Figuras del pensamiento


55

diasirmo

complexión

écfrasis

calambur

enumeración clásica

concatenación

enumeración caótica

conduplicación

epifonema

conversión

epíteto

dilogía o silepsis

etopeya

elipsis

exclamación

endíadis

gradación o clímax

epanadiplosis

hipérbole

epífora

interrogación retórica

epímone

ironía

hipérbaton o anástrofe

lítotes o atenuación

onomatopeya

meiosis

paralelismo

mímesis

paranomasia

oxímoron

polisíndeton

paradoja

reduplicación o geminación

parresia

retruécano

perífrasis o circunlocución

similicadencia

pleonasmo

zeugma

preterición

prosopografía

prosopopeya o personificación

reticencia o aposiopesis

palabras o de las expresiones en sentido figu-

retrato

rado, es decir, en sentido distinto del que pro-

sarcasmo

piamente les corresponde, pero que tiene con

sentencia

éste alguna conexión, correspondencia o se-

símil o comparación

mejanza. Son tropos la sinécdoque, la meto-

sinestesia

nimia y la metáfora en todas sus variedades.

tapínosis

tautología

topografía

Figuras de la dicción

Tropos Los tropos consisten en la utilización de las

Algunos autores incluyen también como tropos la alegoría, la parábola y el símbolo.

A continuación, en sucesivos ítems iré ana-

Se suele entender por “figuras de la dicción”

lizando con más o menos profundidad algu-

aquellas que se basan en la colocación espe-

nos de los recursos estilísticos que se han

cial de las palabras en la oración.

enumerado anteriormente; no voy a seguir un

Como figuras de la dicción encontramos, entre otras, las siguientes:

orden concreto, ya que comenzaré con aquellos recursos que tienen más utilización, si bien indicaré siempre de qué tipo de recurso

aliteración

se trata en función de la clasificación ante-

anáfora

rior. Mi propósito es incluir varios ejemplos

asíndeton

de cada recurso.


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Anáfora La anáfora es una figura de la dicción que consiste en la repetición de una o varias palabras al principio de dos o más versos, frases

Cómo ríe triscando entre las piedras verdes de limo verde inmaculado, cómo susurra el agua su recado en el oído agreste de las hiedras.

o enunciados de la misma frase. La anáfora se utiliza para estructurar el poema o una parte de éste; es algo así como si a lo largo del poema pusiéramos pilares sobre los que éste se sustenta; la anáfora ayuda al

Cómo acaricia el aire, cómo medra entre la zarzamora y tu costado, cómo se solivianta casi alado y se enrosca en tu cuerpo y no se arredra.

lector a relacionar entre sí los fragmentos encabezados por las mismas palabras, de forma que aquel siente unidad en el escrito. Como veremos en otro apartado de este pe-

Cómo me quiere el río mientras pasa a través de mi piel, cómo me abrasa con su gélida mano atardecida.

queño análisis, la polisíndeton es un tipo particular de anáfora, en la que el término que se repite es una conjunción, es decir, es una anáfora leve, poco marcada. El efecto de la

Cómo nos mece en su vibrar sonoro —acuático ritual de sol y oro— de una vieja pasión, recién nacida

anáfora suele ser mucho más contundente que el de la polisíndeton, pues remarca mu-

Se puede apreciar perfectamente la manera

cho más cada uno de los miembros de la

en que “Cómo...” articula a la perfección el

enumeración.

soneto. En el segundo cuarteto y en el primer

Con frecuencia se utilizan expresiones de

terceto se pueden apreciar también perfec-

varias palabras para la construcción de la

tamente esas anáforas internas de las que

anáfora, pero aún es mucho más frecuente el

antes he hablado. Bellísimo.

uso de la anáfora breve, con repetición de una palabra corta Como “si...”, “donde...”, “cuando...”, “mientras...”, “dime...”, “como...”. La anáfora no exige que la palabra o peque-

Otro ejemplo de Anáfora, lo podemos distinguir con facilidad en estos versos de Rafaela Pinto, en un poema titulado A favor:

ño grupo de palabras que se repiten estén en el principio del verso, sino que deben estar al principio de cada enunciado, que es bien diferente. Así, se puede hablar de anáforas “inter-

A favor de nadar contracorriente en los mares del mal, venciendo al aire que amartilla impiadoso el desvarío.

nas”, de forma que la palabra que se repite se encuentra en medio de un verso y no al principio del mismo.

A favor de vivir rompiendo soles que queman la raíz del inconsciente y son el enemigo encadenado.

Veamos algunos ejemplos. El primer ejemplo que he traído es una anáfora continuada dentro de un bello soneto

A favor de ser látigo, castigo de los espurios dioses que lapidan la lábil voluntad, desfalleciente.

escrito por Morgana de Palacios, titulado

Eresma:

A favor de la luna, la inocente vigía del amor pulverizado


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en brazos de un ladrón y una poeta. A favor de los santos ideales del que ha sabido ser el combatiente del hambre, la bondad y el contracanto. A favor del instinto desvestido de ironías, fracasos, frustraciones decidido a ser él, impunemente. A favor de amarrar a un expediente al pérfido burócrata embebido de inútil presunción, y de indolencia.

Contra mis delirios, contra mis torpezas, contra mis palabras, contra quienes piensan que he venido al mundo para ser muñeca. Mirad estas carnes, mirad estas piernas, mirad este ombligo paridor de penas, mirad la locura, mirad la tristeza y no digáis nunca que el viento me lleva, pues soy esta cárcel en la que estoy presa. En este poema, Nieves utiliza el recurso de la anáfora en todas sus posibilidades: versos que comienzan por “contra...”, y anáforas internas con esta misma palabra; y también

A favor de encerrar en la clausura con su ominosa luz cuarto creciente al monje desvestido de entereza.

versos que comienzan por “mirad...” y anáforas internas con la misma palabra. El resultado, una estrofa perfectamente vertebrada y de gran belleza.

A favor del dolor descontrolado que parte ardores en la voz profunda de la entraña irreal, casi demente.

También utilizaron este recurso poetas consagrados, como Miguel Hernández en Reco-

ged esa voz: A favor de lo ausente. A favor de la noche a medianoche

Aquí tengo una voz decidida, aquí tengo una vida combatida y airada, aquí tengo un rumor, aquí tengo una vida.

De los fantasmas húmedos de alcoholes O como Amado Nervo:

De dividir hipócritas por besos De incendiar el cociente De tu voz (alarido)

Ha muchos años que busco el yermo, ha muchos años que vivo triste, ha muchos años que estoy enfermo, ¡y es por el libro que tú escribiste! O, por último, Federico García Lorca en su

Del murmullo (mi aliento). Encontramos también anáforas en este fragmento de un poema de Nieves A.M. (NALMAR), escrito sin título como contestación en el conjunto de poemas Días de ma-

rihuana:

“Oda a Walt Whitman”, de la que reproduzco un fragmento:

Pero ninguno se dormía, ninguno quería ser río, ninguno amaba las hojas grandes, ninguno la lengua azul de la playa. ◣


Por Gonzalo Reyes

Ya no eres esa niña que dormía sobre mis piernas, de regreso a casa del viejo sabio. Ya no eres bahía donde encallar mi mano, torpe y rasa. Vivo preso de tus ojos Ya no gozo tu Luz de hechicería

de gata juntando lunas

porque hace rato eres tú la brasa

trepada por el tejado

de tu aroma en tu nuevo hogar, el día,

de mis tontas desventuras.

empeño del futuro, cal y asa. Vivo preso de tu imagen Hoy que te sé y te encuentro más mujer

atrapada en una blusa,

-mi hermana, mi flaquita recia y chula-,

en un sueño complaciente

me enorgulleces corazón de tul.

que se ha vuelto una locura.

Soy feliz de mirar como tu ser

Vivo preso y condenado

ha cruzado la línea que triangula

a tu cama, mi cicuta,

la concreción de tu desvelo azul.

a tus reflejos de añil que retozan y hasta curan. Vivo preso en tus recuerdos viejas flores de mi tumba; de tu alma que se esconde en la sombra de las dunas porque te tornaste prófuga de mis brazos y mis dudas. Desde entonces vivo preso debatiéndome en preguntas, escribiéndote estos versos porque te has vuelto una musa y en el alma lloro tinta por no asir tu piel desnuda. Aquí sigo y sigo preso siempre en la constante lucha que termina en las mañanas y acomete en cada luna cuando llega la nostalgia del contorno que transmuta.


59

Siempre supiste huir con la fugacidad de tus silencios y la tenacidad de tus antojos por no saber que en el amor apenas empieza a germinar —igual que una punción para dejarse el alma— muy pocos son los que le huyen: solo el cobarde o el mentiroso. Por eso hoy puedo descifrar tu pacto con Cupido en la necesidad de la oquedad que te llevó a cazarme cuando la claridad del corazón te lo decía con franqueza “no es amor lo que buscas” y el juego terminó cuando ganaste el desafío, cuando te decidiste a botar el disfraz porque tu meta siempre fue muy clara: satisfacer tu ego de niña competente y colocar tu nuevo trofeo en la vitrina.

Fotografía de Michel Comte


Por Miguel Palacios

que se consiguió determinar 'la partícula de dios' –Bosón (*)- se abrió un nuevo campo para la especulación, ya que se entreabría una puerta muy peligrosa para el hombre (otro bocado a la manzana). En verdad la 'teoría del caos' es muy sugerente pero lo que muestra no demuestra nada; es mera especulación con una base matemática de 'alto standing'. Cuando se puso nombre a la pesantez (gravedad) y se pesó o se determinó la masa en un punto geográfico específico no se conocía me fue la mano a conciencia y sin

aún el Bosón, pero estaba allí, inmerso en un

'queriendo' aterricé aquí. El destino era

maremágnum de campos que le hacían ma-

otro.

nifestarse como masa. Los campos (o entor-

Cuando leí este ensayo, con un título

nos conocidos hasta principios del siglo XX)

tan atrayente, comprendí algo fundamental

eran el gravitacional de Newton y otros, y el

como lo es el mar al manantial y, a su vez,

electromagnético de Tesla y otros. En esa

éste al deshielo u otro principio conocido

época habían abierto ya dos puertas al campo

(p.ej. lago superior) o no. El libro trataba del

(o campos), realmente sólo uno, pues andan

origen de la inteligencia en el hombre (homí-

siempre concatenados e imbricados; son, de

nido más antiguo) -hoy sabemos que posi-

una forma absoluta, imposibles de separar.

E

blemente fue el homo-antecesor, que deam-

Entonces entra un tal Einstein en el juego y

buló por el entorno de Atapuerca hace

abre una tercera puerta, llena ésta de ambi-

1.200.000 años-. El autor era consciente en

güedades y paradojas, y nace la física cuánti-

sus aseveraciones "La raza humana alcanzó

ca.

su primer atisbo de inteligencia cuando em-

(*) El Bosón de Higgs, la mal llamada "partí-

pezó a comerse el cerebro de sus congéneres

cula de Dios" (¿qué habrán hecho los pobres

(supuestos enemigos de su grupo o familia)" y

electrones, neutrones, protones y otros para

desde entonces, y con esa base antropófaga,

no merecer ese nombre?) es un esquivo

no ha dejado de crecer aumentando su curio-

corpúsculo responsable de que la materia

sidad por lo que no entiende del todo (otra

tenga masa. Sabemos que existe porque sin

versión de la manzana bíblica). Un auténtico

ella no funcionaría el modelo estándar de

'brainstorm' para aquel que leyese el ensayo.

explicación del mundo físico. Es necesario

Si la gallina fue o no antes que el huevo ca-

que todos los cuerpos masivos interactúen

rece de importancia porque no se puede de-

unos con otros a través de algo. El físico Peter

mostrar, como tampoco se puede saber qué

Higgs demostró sobre el papel que ese algo es

ocurrió antes, si el principio o el fin. Desde

un campo cuántico que hoy conocemos como


61

campo de Higgs.

dad prácticamente vacía, como el átomo en el

Imaginemos que tenemos un frasco de miel

que unos electrones que en un espacio de

en nuestras manos e introducimos en él una

gran dimensión giran en torno a un minúscu-

cuchara. Al girar la cuchara, la miel ejerce

lo núcleo (donde se encuentra toda la masa)

resistencia, tanto mayor cuanto más grande

son neutralizados por los protones que con-

sea la cuchara –o más espesa la miel–. El

tiene. Pero aún nos quedan los neutrones

Campo de Higgs es a la miel lo que la cuchara

(neutros, sin carga) y muchas otras subpartí-

a cualquier cuerpo. Todas las partículas que

culas (neutrinos, fotones, taquiones, etc.) que

forman la materia son frenadas por el Campo

se van descubriendo porque cada vez son

de Higgs en mayor o menor medida. A esa

más sofisticados los equipos que miran al

interacción la llamamos masa. Y debe nacer

cielo (exterior e interior). En ambos, universo

de una partícula capaz de generar ese campo

y átomo, la materia está cuasiestabulada en

(como todos los campos conocidos). Sólo hay

un espacio que, digamos, es finito o no, pero

una partícula que no es afectada por él: el

que en términos de densidad de población,

fotón. Por eso puede viajar a la mayor veloci-

ésta no es apreciable, hay que medirla de una

dad posible, la de la luz. A ella, la miel no se le

forma muy sutil.

pega.

Con la aparición del Bosón se quiere demos-

Cómo es nuestro mundo: finito, infinito,

trar que se ha descubierto el agente que pro-

constante, mutante, todo depende. Cuántas

porciona la masa al universo, pero los núme-

puertas se le abrirán al hombre a partir de

ros son serios por naturaleza.

ahora, no se sabe. Lo que sí es cierto es que la

Cuando realmente son serios, son números,

naturaleza siempre ha dado pistas para ave-

vocales o consonantes, o grafías de otros al-

riguar de qué modo se formó y de qué manera

fabetos [0,1..., e, π, φ, g, etc.] y son serios por-

evolucionó. Entramos en el entorno de los

que en ellos está el principio y el fin, si acep-

fractales, verdaderos modelos de comporta-

tamos que la matemática es una ciencia

miento física y matemáticamente demostra-

exacta. Las ecuaciones dimensionales son

bles. Luego, entramos en un campo de pe-

correctas en la física convencional, la de an-

numbra, iteración, cómo se repite natura,

dar por casa, pero no así en la cuántica.

cuándo lo hace, por qué lo hace, dónde lo hace, etc. Este campo, como todos, puede ser cíclico o no, y si lo es, con qué cadencia se repite, es uniforme, es discontinuo, es de Fourier, tiene o no límite, es vectorial o tractorial, etc. Si hacemos caso a Edmundo Flores, la

Cuántas dimensiones existen: 3 (largo, ancho y profundo), no: 4(+tiempo), no: infinitas. Cuántos Grados de libertad: 3 (tren, barco, avión), no: 4(+tiempo), no: infinitos. Cuántas ecuaciones dimensionales existen: 3 (L, M, T), no: 5 (+eV,+B), no: infinitas.

propia entropía de los campos le llevan in-

De aquí pasamos a la física cuántica, al

exorablemente al desorden total (teoría del

principio de incertidumbre, a los plegamien-

caos), pero si no, a la armonía. Opino que a

tos en el espacio-tiempo, a los agujeros ne-

una mezcla de ambos como en la música que,

gros, a los de gusano... no de la manzana, etc.

después del desorden total (p.ej. frenético solo

y hasta a la teoría, con más adeptos, del Big-

de batería), se produce un punto de inflexión

Bang como principio, pero ¿y antes del prin-

y vuelve la armonía primitiva con o sin con-

cipio?, ¿hubo un fin? y, así, como cerrando

trapunto, luego estribillo o no.

una banda de Moebius, llegamos al título del

Mi parecer es que el universo es una enti-

libro. ◣


Texto de Ovidio Moré con fotografía de Arantza Gonzalo Mondragón

UENTAN

que en un pueblo de la campi-

pio Matusalén.

ña cubana vivió el viejo Celestino

Un día Celestino llegó a un pequeño pueblo

Mendoza. Un viejo desabrido y casca-

de apenas veinte bohíos en la falda de una

rrabias que siempre vestía de verde y

montaña del Escambray, y allí empezó a ofer-

llevaba un enorme sombrero alón de color

tar su mercancía.

naranja con flecos azules y magentas. Pero…

El pueblo estaba falto de palabras y todos

¿cómo era que tan pintoresco atavío, propio

fueron a por la que necesitaban y hasta algu-

de un payaso de feria, era el vestuario de

nos de los vecinos se llevaron de más, por si

aquel viejo malhumorado, gruñón y triste, que

las tenían que utilizar más adelante, cuando

se peleaba con todos por el más mínimo deta-

se les presentara la ocasión propicia, y otros,

lle? El dilema estaba en que el viejo Celestino

porque les sonaban tan raras y exóticas, que

era dueño de un secreto, y este secreto le hab-

quisieron guardarlas como un tesoro.

ía agriado el carácter arrebatándole la alegr-

Celestino estaba eufórico, había hecho una

ía. Celestino no podía sonreír aunque hiciese

buena venta. De todos los sitos visitados en lo

el intento, pues su boca se transformaba en

que iba del mes, era donde mejor había ven-

una mueca espantosa que no dejaba escapar

dido sus palabras. Con la bolsa llena y el co-

la risa.

razón feliz recogió todas sus pertenencias y,

El viejo Celestino no siempre había sido así.

montado en su carreta, se dispuso a partir. Y

Hubo una época en que era un hombre jovial,

partió, pero no había recorrido aún ni un

bonachón y botarate. Trabajaba como vende-

kilómetro desde la salida del pueblo cuando

dor ambulante y se hacía acompañar de una

se topó, a la orilla de la guardarraya, con un

cotorra, una jutía conga y una jicotea. El viejo

bohío solitario. El bohío era de tablas de pal-

Celestino vendía palabras. Sí, como lo oyen,

ma y techo de guano como todos los bohíos,

comerciaba con palabras, palabras fugaces y

pero llamaba poderosamente la atención por

palabras eternas, fáciles y difíciles, dulces y

un detalle en lo alto del techado, un cartel de

amargas, vacías y

yagua con letras en cal, rezaba: SE VENDEN

de intenso significado,

benditas y malditas, alegres y tristes, benéfi-

SECRETOS.

cas y ponzoñosas, y así, un larguísimo catálo-

Cuentan que Celestino, mordido por la cu-

go de palabras que no tenía fin. Iba de pueblo

riosidad o quizás por la perspicacia y la intui-

en pueblo con su mercancía, sus mascotas y

ción de comerciante presto a renovar su mer-

su llamativo vestuario en una carreta tirada

cancía y su oferta, se decidió a entrar en

por un buey más viejo y matungo que el pro-

aquel bohío con el ánimo de comprar algunos


63

secretos que luego pudiera revender. Palabras

—Lo sé, pero no me la venderás. Haremos un

y secretos hacían buenas migas, dicen que

trueque, yo te digo mi secreto, o sea, mi nom-

pensó. Al entrar en el bohío sólo encontró a

bre, y tú me das la palabra, y nunca, nunca

un viejo idéntico a él, vestido también de ver-

jamás, podrás venderla a nadie una vez que

de, sentado en medio del suelo de tierra y con

sea mía.

un gran tabaco en la boca. El viejo del bohío

Celestino accedió, pues pensó que hacía el

tenía la mirada más vacía que Celestino

mejor negocio de su vida. Por sólo una pala-

hubiera visto en su vida.

bra sería dueño del padre y de la madre de

—Buenos días, vengo a comprarle algunos secretos… señor… —dijo Celestino, dejando las

todos los secretos, conocería el secreto del Poder.

palabras en el aire, a la espera de que el otro

—Y cuál es la palabra —preguntó Celestino.

respondiera.

—La palabra LIBERTAD.

—Señor Sin Nombre —contestó el viejo sen-

Y cuentan que Celestino hizo el trueque, y al

tado—. Ese es el primer secreto, el único se-

oír el gran secreto éste se le coló por los oídos

creto, el secreto más grande, el secreto que

como un ciclón, alojándose en su cerebro pa-

tengo en venta.

ra luego bajarle por todo el cuerpo y meterse

—Sólo ese…, pero si el cartel dice secretos…

en su sangre convirtiéndola en plomo. El se-

no un secreto ¿Me toma usted por guanajo?

creto se hizo tan pesado que apenas podía

¿Qué de especial tiene su nombre para que

moverse, luego sintió como se retorcía en su

sea secreto?

boca privándole de la alegría. El viejo Sin

—Mi nombre es el padre y la madre de los secretos. Quien acceda a él conocerá la verdad y la mentira. —¿La verdad y la mentira...? ¿De qué? —dijo Celestino con incredulidad y sorpresa.

Nombre le dijo: —Ahora ya lo sabes todo, nunca podrás contar este secreto, pues, si intentas decirlo, morirás al instante; tampoco creo que puedas seguir comerciando con palabras, al darme la

—Ves, ya se ha desprendido otro secreto —

palabra libertad me has dado tu propia liber-

dijo el viejo del tabaco echando una inmensa

tad y yo te lo prohíbo, además, me quedo con

bocanada de humo—. Compre usted mi secre-

toda tu mercancía, ya no eres libre para utili-

to y sabrá todo sobre la vida y la muerte, sobre

zarla a tu antojo.

lo conocido y lo desconocido, sobre los dioses

El Viejo de Verde echó mano del gran saco

y los demonios, sobre el hombre y la mujer,

de palabras de Celestino, metió la mano y,

sobre el arte y la ciencia, sobre la modestia y

después de rebuscar un poco, dio con la pala-

la soberbia, sobre el amor y el desamor…

bra elegida: SILENCIO, y dibujando una sonri-

—¿Todo eso? —interrumpió Celestino.

sa sardónica en su rostro, la lanzó a los pies

—Todo eso y mucho más, porque conocerás

del, ya para siempre, amordazado Celestino.

el secreto del Poder, y de este deriva todo lo

Desde ese instante Celestino Mendoza dejó

que te he dicho. Mi nombre es la llave de ese

de comerciar con las palabras y arrastró el

cofre.

pesado secreto hasta la tumba. Y aunque si-

—¿El secreto del Poder? Suena interesante... y ¿cuánto pide por su secreto?

guió vistiendo con su alegre y comparsero traje hasta el día de su juicio final, denotando

—Una palabra.

una alegría superflua, por dentro la tristeza le

—¿Sólo una palabra? Pues ha dado usted con

corroía el alma. Celestino Mendoza había

la persona indicada, yo vendo palabras.

quedado “Fuera de Juego”. ◣


Por Isabel Reyes Elena

con toda mi inocencia en carne viva. Que nadie venga ¿Qué tiene dentro la paz de la palabra?

ahora a apedrearme la mirada

y muchas aguas

pues me sobra el arrojo

diluviaron encima de mis manos

para quebrar sus cántaros de sombra.

sin dar con la respuesta. Estoy muy sola con unos cuantos nombres desnudando mis ojos. Han huido de mí dejándome en los dedos un perfume de armas y ceniza Y soy una mujer imposible de atar

Siempre me lanza noviembre

que va dejando huellas por la arena,

los puñales de sus hielos

un perdido perfil en un retrato

y me atraviesan la piel

que no acierta la luz.

y se me clavan muy dentro en el corazón que late

Yo quemé mis pestañas y mis dientes

con sístoles a destiempo.

en las hondas hogueras del ocaso

Trae su cántaro de luto

con la misma pregunta. ¿Acaso puedo

con angostura repleto

variar de rumbo al mundo?

que se derrama silente por las lunas de mis pechos

Pero muchos maldicen mis palabras

y entre el vacío del aire

se juntan en las tardes sin peldaños

y el desconchón del silencio

conjuran al crepúsculo, se miran

con su gris deja grabados

buceando en los ojos y si oyen

en la cumbre de mis senos

un momento mi voz levantan árboles

los cánticos funerales

y el mar ponen en pie. Ya no hay orillas

que musitan los espejos.

para mí que soy náufrago de tierra.

Yo no sé quién habré sido ni hacia dónde va el revuelo

Ahora al mediodía de mis años

de la sombra de mis pasos

dejo que vengan otros a robarme

enlutados de silencio

lo que yo nunca tuve, que me exilien

sólo sé que entre mis ojos

a una tierra jamás pertenecida

llevo el alma al descubierto

y no sean las sombras

que huyendo de los otoños

quienes pongan mi grito en cuarentena.

se enamoró del invierno. Llevo clavos en las manos

Me he dado tanto

—crucificados mis sueños—

cuanto me fue posible, mas ignoro

mientras la rosa de pólvora

si me queda en los huesos algún haz

que alguna vez fue mi cuerpo

de luz por entregar. Mientras, persisto

se deshace en la derrota

luchando por un mundo más humano

de tanto morir por dentro.


65

Llueve sobre mi voz rumor de llanto y es el llanto la llama, que silente, transforma con su látigo candente la lluvia de una lágrima en quebranto. Llora sobre el amor un frío canto que corona de témpanos mi frente; mi voz es el silencio que va hiriente por la oscura salina del espanto. Se desnortan las sílabas y brota un íntimo aguacero sin sonido y en mi rostro un dolor de luna rota. Mis ojos son lagunas, hielo ardido amor que se desangra gota a gota en la garganta negra del olvido.


66

Estoy aquí de nuevo ante el cristal y no me reconocen y me basta sólo vuestro dolor, el que no tiene Aquí estoy de nuevo compañeros.

un quicio en el periódico,

Traigo la voz partida en mil pedazos,

No es el tiempo de hablar en singular,

en muchos almanaques.

hoy la tristeza

Estoy como una más, una cualquiera

tiene forma de mapa y es por eso

de todos los poetas del lugar

que revestida al cabo de mí misma

disfrazada de mí, con este agobio

vuelvo a la soledad a quien me debo.

que aguanta una mujer sobre su espalda con escasa esperanza, con sus párpados medrosamente abiertos y en silencio. A esta altura del año quién va a darse importancia, si no somos más que poquita cosa, un viento, un río, un gorrión de luto que no alcanza los astros, cada cual se queda solo aquí, no es para tanto la tragedia de una en voz primera, el primer chaparrón, diluvia el tedio por las calles de siempre, de hace siglos, sin variar un número, una esquina. En mi ventana ya no existen sorpresas, la costumbre de siempre es lo que hay, no va a ser todo solemne y en mayúscula, en mi vida no ocurre nunca nada. Compañeros he llegado de nuevo, me he quitado del corazón terrazas y crepúsculos, cuestas arriba y árboles, miradme, viva otra vez, normal, repatriada, las letras me dan vueltas, no detienen su vértigo un momento. Soy la mujer que siempre estuvo aquí —dadme ese nombre— que besó tanto el mar, que moriría como tiene que ser a la sombra de un verso.


Encuentra a Arantza Gonzalo Mondragón en: arantza-enunrincondelalma.blogspot.com Encuentra a Ayla Michelle en: laagoniadeayla.blogspot.com Encuentra a Daniel P. Illardi en: encuentros.webcindario.com Encuentra a Gavrí Akhenazi en: lamaldadaparente.blogspot.com Encuentra a Gildardo López Reyes en: lasletrasdelgilo.blogspot.com Encuentra a Gonzalo Reyes en: amarantemlm.blogspot.com Encuentra a Isabel Reyes Elena en: almaticamente.blogspot.com Encuentra a Miguel Palacios en: lumenalia.blogspot.com Encuentra a Ovidio Moré en: piramideacostada.blogspot.com Encuentra a Rosario Alonso en: rosarioalonso.blogspot.com Encuentra a Silvana Pressacco en: silpress.blogspot.com Encuentra a Silvio Manuel Rodríguez Carrillo en: www.dualidad101217.com


Por am♼r al arte


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