Revista ultraversal edición número 6 (edición especial)

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ED I C IÓ N N RO . 6  MA YO 20 1 6  E S PE C IA L A N I V E RS AR IO  B IME NS U A R IO D IG I TA L G R AT U I TO D E E S C RI TO R ES U L TR A VE RS A LES

Homenaje  Artículos  Poesía  Novela  Prosa  Humanidades  Reseñas  Entrevista  Fotografías Ilustraciones



Staff

Sumario

EDICIÓN NRO. 6  MAYO 2016

Dirección general Gavrí Akhenazi Subdirección Silvio Manuel Rodríguez Carrillo Redacción Arantza Gonzalo Mondragón Eva Lucía Armas Isabel Reyes Elena Morgana de Palacios Rosario Alonso Diseño & diagramación Jorge Ángel Aussel Ilustración de tapa Ovidio Moré Autores que aparecen en esta edición Arantza Gonzalo Mondragón B.Kvekdze. Enrique Ramos Eva Lucía Armas Galefold Gald Gavrí Akhenazi Gonzalo Reyes John Madison Jorge Ángel Aussel Juliana Mediavilla Mar García Romero Mercedes Carrión Miguel Palacios Nesthor Olalla Orlando Estrella Rosario Alonso Silvio Manuel Rodríguez Carrillo

pág. 08 In memoriam » Homenaje a Vicente Mayoralas » Por autores ultraversales pág. 12 Artículo » Poesía abrazada o la magia del contrapunto » Por Juliana Mediavilla pág. 18 Poesía » Contingencia de los seres » Por Galefod Gal pág. 20 Novela » Introducción al género "culebrón" / El brillo en la mirada (primera entrega) » Por Eva Lucía Armas & Gavrí Akhenazi pág. 28 Poesía » La lluvia / Los gestos / Casilla en blanco / Por el margen del río » Por Rosario Alonso pág. 30 Prosa » El timbalero amigo de mi amigo (De un Anecdotario Carcelario) » Por Orlando Estrella pág. 32 Humanidades » Agricultura ecológica / Descubren un "planeta de diamantes", dos veces más grande que la Tierra » Por Miguel Ángel Palacios pág. 36 Poesía » La eternidad de un instante / Monólogo / Leslie J. / Soneto al hijo que no tuve » Por Gonzalo Reyes pág. 38 Prosa » Arte minimalista » Por John Madison pág. 42 Poesía » Aperi oculum / Soliloquio / La cárcel I, II & III » Por Mar García Romero pág. 44 Reseña » La muerte desde el páramo: un libro de Gavrí Akhenazi » Por B.Kvekdze. pág. 46 Artículo » Recursos literarios (sexta entrega) » Por Enrique Ramos pág. 48 Entrevista » Mercedes Carrión Masip » Por Rosario Alonso pág. 54 Poesía » Mi » Por Nesthor Olalla

Sitio web http://revista.ultraversal.com

2016 Revista Ultraversal está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 internacional (CC BYNC-ND 4.0). cc

pág. 56 Prosa » Análisis plausible / Como entonces » Por Mercedes Carrión Masip pág. 58 Reseña » Ritmo: un libro de Silvio Manuel Rodríguez Carrillo » Por Arantza Gonzalo Mondragón


Por Jorge テ]gel Aussel


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UANDO

mis compañeros me ce-

dieron el honor de la palabra para escribir el editorial aniversario de nuestra Revista, lo hicieron creyendo que era la persona más indicada para transmitir a nuestros lectores el proceso de creación y evolución de la misma a lo largo de su primer año de vida. No porque sea más o menos importante que ninguno de ellos, claro está, sino porque me desenvuelvo en un puesto del equipo que estriba de que todos los jugadores de todos los demás puestos hagan su trabajo antes que yo pueda hacer el mío, lo


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que me proporciona una vista panorámica del

do el foro poético y literario Ultraversal lleva-

juego y sus jugadas, por decirlo de algún mo-

ba más de una década de trayectoria en in-

do, privilegiada. Pero como cualquier honor,

ternet formando a escritores y poetas de to-

el que me otorgaron lleva implícita la respon-

das partes del mundo, y la Comunidad Ultra-

sabilidad de estar a la altura de las circuns-

versal en Google Plus acababa de cumplir su

tancias frente al compromiso que asumí y,

primer año de vida, y surgió la idea de crear

ante mis múltiples y fracasados intentos de

una revista de escritores para escritores, co-

escribir un editorial aniversario a la manera

mo la llamaría por primera vez Morgana de

convencional, como pensaba, quería y no pu-

Palacios, en la que poder publicar las mejores

de hacerlo a pesar de haberme empeñado en

obras de los autores ultraversales que dieran

ello, temo defraudar a las siete personas que

su consentimiento para dicho fin y, por su-

dejaron este encargo entre mis dedos. Y es

puesto, estuvieran comprometidos con el

que la tragedia, esa sinvergüenza que no sabe

proyecto. Quería escribir de cómo en princi-

de timbres ni de aldabas ni de puertas, que no

pio se pretendía que la Revista fuese publica-

pide ni espera el beneplácito de nadie cuando

da en un blog como único soporte digital, y

llega dispuesta a entrar en nuestras casas,

Gavrí Akhenazi, conocedor de mi afición por

respira en mi nuca en estos momentos y me

el diseño web, propuso que fuera yo quien me

recuerda las veces que ha escupido su nom-

encargara de la realización de la página, a

bre en nuestras caras en todos estos meses y,

pesar de que por entonces mis estudios me

testarudo como ella, quiero hacerle saber que

mantenían alejado de Ultraversal. Quería con-

no pudo con nosotros; recordarle cómo nos

tarles de cómo una vez creado el staff de

bebimos nuestras propias lágrimas cuando

planta permanente, en el cual me incluyeron

sembró en nuestras almas el desierto, pen-

como miembro, dicho con toda honestidad,

sando que moriríamos deshidratados.

para mi asombro, el primer punto de encuen-

La tragedia, esa que pasa furiosa con su mi-

tro del equipo editorial fue el correo electró-

rada de ocasos, los labios pintados de negro

nico, donde tuvieron lugar diversos debates,

caótico, la sombra del dalle entre sus falanges

acuerdos, desacuerdos y hasta alguna que

de tsunami, envuelta en otoños y calzada en

otra controversia en el apasionamiento gene-

unos borceguíes número cuarenta y siete,

rado por alcanzar la excelencia y entregar a

punta de duelo y suela de lona para grabar a

quienes serían nuestros lectores un producto

fuerza de infortunios las huellas de la nada y

digno y de buen gusto, donde la presentación

arrasar con todo lo que se interponga en su

estuviese a la altura del contenido en una

paso, desde que iniciáramos esta travesía a

mixtura que representara nuestro sello de

fines de dos mil catorce, se ha llevado a va-

calidad, puesto que sabíamos que revistas

rios de nuestros compañeros, amigos y fami-

digitales las hay como para forrar una nación

liares cercanos en complicidad con doña fría,

sólo con sus portadas, pero también que muy

e incluso puso en jaque la vida de más de uno

pocas de ellas expresan una imagen profe-

de nosotros, aunque no le permitimos que

sional o se toman con la seriedad que noso-

mate nuestra carne ni mucho menos nuestro

tros nos tomamos cada cosa que hacemos,

espíritu. Eso nunca.

porque aunque tengamos la capacidad de

Para el acontecimiento que nos convoca

improvisar sobre la marcha si la situación lo

quería escribir en detalle la historia de cuan-

amerita y seamos humanos, tengamos falen-


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cias y podamos equivocarnos como cualquie-

lanzamiento de nuestra Revista hasta la fe-

ra, no somos unos improvisados. Quería es-

cha. Detenernos en ese continente cuyo úni-

cribir de cuando el dos mil quince asomaba

co artífice es el tiempo, sería negarnos la po-

su cabeza como una criatura recién nacida y

sibilidad de bucear en el contenido con el que

con mis compañeros nos reunimos en suce-

nosotros llenamos dicho continente, dándole

sivas ocasiones por Hangouts para repartir

un sentido más profundo. Porque lo que cele-

democráticamente los cargos en los que se

bramos este primero de mayo, lo que yo parti-

desempeñaría cada uno de nosotros dentro

cularmente celebro, no es que llegamos hasta

de la Revista y esclarecer el modo en que lle-

aquí impelidos por la inercia del movimiento

varíamos a cabo nuestro plan. Escribir de

de rotación y traslación de la Tierra, sino que

cómo si bien el reparto fue sencillo, ya que

lo hicimos de pie, erguidos incluso cuando el

nos conocemos lo suficiente como para saber

agua empetrolada nos mordía las narices y

cuál es la tarea indicada para las aptitudes de

lidiando en simultáneo con circunstancias

cada cual, organizarnos de tal modo que fun-

personales de lo más adversas, pérfidos y un

cionáramos como una máquina humana con

séquito de opositores a los que ya les dediqué

todos sus engranajes perfectamente herma-

suficientes palabras en el primer editorial que

nados, como un auténtico equipo, tal y como

escribí para esta Revista como para darles

trabajamos en la actualidad, fue una labor

más cámara de la que de por sí roban cada

mucho más compleja que requirió tiempo de

vez que, salvo nobles excepciones, hacen su

adaptación, constancia y firmeza de ánimo

bufonesca aparición.

en esos momentos en que la meta parecía

Hoy celebro y agradezco la posibilidad de

inalcanzable ante la aparición de nuevos, y

formar parte de un proyecto cultural que es la

cada vez más complejos, obstáculos. Deseaba

prueba viviente de que el que quiere, si se es-

contarles de cómo teniendo nada más que

fuerza y sirve para lo que quiere, puede. Cele-

una vaga noción del modo en que se realiza

bro pertenecer a un grupo de personas talen-

una revista digital, nos formamos, estudia-

tosísimas con un nivel literario a la altura de

mos todo lo que teníamos que estudiar, hici-

cualquier gran escritor, cuya cualidad pre-

mos los deberes que nosotros mismos nos

ponderante no es el talento, a pesar de tenerlo

mandamos y desde las ganas mismas, con

de sobra, sino su formidable capacidad de

amor, inteligencia y muchísima voluntad lo-

resiliencia. Y celebro, además, en un mundo

gramos lo que nos propusimos. Quería, como

gobernado por el individualismo, que nuestra

ya dije, contar una historia, y en cierto modo

Revista simbolice una victoria del altruismo

lo hice con estas vagas pinceladas de remi-

frente al egoísmo, que aunque resulte de las

niscencia que acabo de dar, pero no es lo úni-

dimensiones de una partícula subatómica

co que tenía ni lo único que tengo para decir.

comparada con las innumerables batallas que

Cumplir nuestro primer aniversario es un

gana a diario su antagonista, sumada a un

motivo de celebración, no caben dudas de

montón de otros pequeños triunfos, nos pro-

ello, pero ante todo, la oportunidad de re-

porciona el oxígeno necesario para seguir

flexionar sobre aquello que celebramos que,

viviendo.

desde mi óptica, es mucho más que el simple

Hoy celebro y agradezco más que nunca ser ultraversal. ◣

hecho fortuito e inevitable de que transcurrieron trescientos sesenta y seis días desde el


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Por autores ultraversales

Homenaje a Este nudo que tengo, que quiebra mi garganta tan solo con tus voces de vida en el olvido. Este nudo que aprieta tan fuerte y tan perdido, este nudo de lágrima que en tu piel se levanta. Este nudo que rompe lastimando a quien canta porque no quiso herirme con todo su latido. Este nudo que grita, y que a mi lado ha sido, la pausa de tu pena sobre mi pena tanta. Este nudo que tengo y que sólo nos deja el cuerpo sin aliento y la mirada ausente. Nudo de compañero, bordando la guadaña. Este nudo que incide, y que en ti se refleja, que muerde y desbarata tus ganas de presente. Este nudo lo llevo metido en mis entrañas.

Vicente Vives


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La vida en ti dispara sus sagitas compañero del alma y te descubre mamando silencioso de la ubre de la desolación en que palpitas. La vida en tí aguza los sonidos del más allá que escribes inclemente como si recrearas en la mente la exacta dimensión de sus aullidos. Si sólo somos carne en las cunetas más negras de la muerte o marionetas que bailan en el filo del espanto, la vida en ti renace cada día en que le pones voz a la utopía y eres un hombre transmutado en canto.

Morgana de Palacios

Mientras mire la vida por tus ojos no los cierres al sol de lo inmediato porque la muerte, por pasar el rato, se disfrace de musa con antojos. Ya conoces sus mañas, sus enojos, y cómo tergiversa tu arrebato para que trastabille el alegato de la hombría que elude sus cerrojos. Mientras una ventana sin cortinas de claridad seduzca tus retinas no emprendas ningún vuelo sin escalas ni siquiera al País de la Belleza. No tiene Carta de Naturaleza la muerte en el reinado de tus alas.

Morgana de Palacios


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El decaer jamás, no es permitido en esta gran contienda, en esta lucha en la que el alienígena que achucha ha de ser reducido, ser barrido. El decaer es darle a ese transido el arma que precisa y que serrucha truncando la moral, su saña es mucha, no es por lo tanto opción ni cometido. Me he puesto en tu lugar, si bien es duro, tampoco es imposible, y si maduro, aprenderé a afrontar lo que nos mata. No me es ajeno el Mal que bien conozco por haberlo enfrentado, y reconozco, si bien no fuera en mí do dio la lata. Y así, como una rata, hace unos treinta años lo he vivido, de experimentación a ser hundido.

Enrique Gutierrez Ísoba

¿Dónde iremos, amigo, cuando la vida cese? ¿Dónde estábamos antes de venir a este mundo? Tengo una teoría que me ayuda bastante: Iremos, justamente, allí donde estuvimos. La memoria del hombre solo abarca esta vida por lo tanto es inútil querer adivinar el antes y el después de lo que ahora somos. No le compete al hombre interpretar a Dios. ¿Fuimos olvido antes del latido uterino? ¿Es ciencia o es misterio la quiniela vital? Son preguntas al viento, sin respuesta certera. Pero todos tenemos la necesidad íntima de querer seguir siendo. No queremos perder en el silencio eterno la aventura del alma.

Arantza Gonzalo Mondragón


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Si pasto del olvido ha de ser nuestro paso por el breve paréntesis al que llamamos vida, si está ya de antemano la suerte repartida, ¿por qué llamar a Dios, si no nos hace caso? Si cargamos a cuestas con la cruz del fracaso y en los cuatro costados se nos abre la herida, si lo que fue mañana hoy es tarde aterida y nos despierta el alba esperando el ocaso. De la nada venimos y a la nada volvemos, aunque el hombre no quiera perderse con su huella, porque nació con sueños y le crecieron alas, y terca la esperanza, la que nunca perdemos, buscando va en el cielo el brillo de su estrella, mientras la tierra espera con sus mejores galas.

Juliana Mediavilla Mi querido Vicente, mil perdones por decirte en soneto lo que siento, no existen ni creencias ni argumento, ni males que se curen con razones. Te habla quien conoce el sufrimiento, mi gran invalidez fueron los dones que hicieron destrozar los corazones de mis pobres papás cada momento. Yo sé que sigo vivo en este instante, dicen que moriré y no me importa. pues si llego a morir mi mal se acorta. He sabido sufrir pero no obstante aprendí a sonreír estando enfermo para soñar despierto y cuando duermo.

Antonio Cárdenas


Por Juliana Mediavilla

Poesía abrazada

contrapunto A instigación del

tológicas y procedentes del atractivo mundo

viento entre Eva Lucía Armas y

de los corsarios. Pero la fuerza del contrapun-

John Madison se inicia a partir

to radica en que en esa epopeya, donde la po-

de un poema de John cuyo título

esía se nos muestra con todo su poderío y en

es El bello arte de la marinería,

la que las alas de la fantasía no tienen límites,

colgado también actualmente en

se desciende también a lo humano, al senti-

el Foro de verso libre y verso

miento desnudo y es esa cercanía, esa huma-

blanco de Ultraversal, en el que ya ambos in-

nidad, la que potencia la aventura y la hace

tercambian poemas. A instigación del viento

“creíble” desde el vuelo poético de los autores.

aparece por iniciativa de Eva Lucía y con una

He escogido dos poemas que estarían den-

L

dedicatoria a John.

tro de esta vertiente humana, en los que el

Los poemas se cruzan en una especie de

viaje parece detenerse para dar paso a la con-

viaje misterioso y legendario en el que se crea

fesión, al acercamiento en una especie de

una atmósfera envolvente que no descuida

descenso a lo cotidiano, manteniendo siem-

nunca lo poético. Hay referencias épicas, mi-

pre la tensión poética.


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(El manzano de Eva)

Ella me dice: usted. Ella me dice usted, que no es lo mismo que: "mister o Don Juan". Ella me habla de usted con la magnificencia y el noble poderío que alberga su palabra sanadora. Ella me reza: usted, y por supuesto, no es un alejamiento, una raya que parte en cien mitades nuestros mundos. Ella me nombra: usted como yo llamo "usted" a lo que es mío. Y entiéndase por mío lo sagrado lo auténtico, algo que sobrepasa lo efímero y carnal entre un macho y su hembra en estado animal y primitivo. Usted: ese barril de ron que emerge de la nada en medio del desastre del naufragio que todo náufrago- hombre soporta alguna vez cuando Neptuno baila.

John Madison


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¿Qué voy a hacer con la mujer que lleva sahumado el cabello con hollín de cebolla y las manos atadas al ajo y al romero? ¿Qué voy a hacer con la mujer de a pie que no usa zapatos de princesa de tacón elegante ni se pinta las uñas ni se pinta los labios y no se saca el jean ni bajo el agua? ¿Habrá alguna mujer en esta forma andrógina de muchacho prepúber, con la que me confunden por el pelo rapado a lo skinhead? Ya no tengo un cabello majestuoso desangrando sus ondas por mi espalda, ni esa franqueza húmeda en los ojos con que habla el corazón. Mis ojos están mudos de certezas. Guardé las alas en un baúl de trastos en el que nunca guardé muñecas rubias (yo no quise muñecas ni jueguitos de té porque jugaba al fútbol y a la guerra). ¿Mis amigos? Varones. Manejo una katana Ojo de Tigre y aprendí a usar el Klaukol y pegar azulejos, poner pisos, encolar los muebles, revocar la pared, pintarla luego, arreglar los enchufes, resolver los problemas de pérdida de agua. No me asusta una rata ni un murciélago ni me asusta una víbora ni un sapo. Llevo de maravillas la falta de comida y la falta de luz. No me gusta pescar. Hay que tener paciencia. Me gusta amasar pan. Requiere brío. Y usted, me llega hasta la isla amurallada con su mundo de remos ancestrales, capitán de la voz que no conozco y llama por su nombre a la mujer oculta, prohibida, a aquella que se fue o que no está.


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Me regala la caja de Pandora una vez ya vaciada sobre el mundo. ¿Ves lo que hay en el fondo? me pregunta. Yo veo la esperanza.

Eva Lucía Armas

El poema de John tiene 27 versos: está en-

nombre por el pronombre tiene un poder

cabezado por un heptasílabo suelto y dividido

enfático y singulariza al personaje. Dentro de

después en 6 estrofas con versos de 2, 3, 4, 2, 7

las repeticiones estaría también la palabra

y 8 versos. Queda bastante espaciado, con-

“usted” que aparece en siete ocasiones y que

centrándose en las dos últimas estrofas. Es

viene a ser el eje temático del poema, pues

un poema polimétrico con versos que van de

ese apelativo y el significado que tiene para el

las 2 a las 17 sílabas, con un predominio claro

poeta lo consolidan.

de heptasílabos. Está escrito en verso blanco,

Encontramos también la repetición de es-

aunque podemos encontrar varias asonan-

tructuras morfosintácticas en forma de para-

cias. El ritmo es endecasilábico.

lelismos, muchos presididos por la anáfora

El tema sería el sentimiento que despierta

como hemos visto en los ejemplos anteriores.

en el poeta la manera que “Ella” tiene de

Hay también una sustantivación de adjeti-

nombrarlo: “usted”. Es muy curioso porque

vos:

para el español nuestro sería un tratamiento de cortesía, sin embargo, ese usted argentino,

dicho por Ella tiene para el poeta todas las

entiéndase por mío lo sagrado / lo auténtico algo que sobrepasa lo efímero y carnal

connotaciones del cariño y de la exclusividad.

Puede observarse la antítesis entre las dos

En la estructura interna vemos cómo ese

primeras adjetivaciones que hablan del valor

apelativo va ganando en intensidad, para

espiritual, frente al valor material de las se-

convertirse en algo en propiedad, en algo su-

gundas.

yo, una llamada solo para él:

La última estrofa encabezada por el “usted” incluye una metáfora compleja:

   

Ella me dice usted Ella me habla de usted Ella me reza: usted Ella me nombra: usted

Usted: ese barril de ron que emerge de la nada…

El poema está basado en los recursos por

Estrofa que se resuelve muy bien poética-

repetición como la anáfora Ella, que ya apare-

mente y que cierra el poema a modo de con-

ce en el primer verso y encabezando las cua-

clusión, incluyendo otras metáforas y una

tro estrofas que le siguen. La sustitución del

personificación:


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…en medio del desatre del naufragio que todo náufrago-hombre soporta alguna vez cuando Neptuno baila.

de la ironía. En el retrato encontramos también cierta valentía y una autorreafirmación. Después de la descripción, las últimas estrofas las dirige la autora a ese "usted", en unos versos de agradecimiento por esa conexión espiritual, por llegar a "la mujer oculta". El

Es un poema ágil, con mucho ritmo, apoyado como hemos visto en los recursos de tipo

poema termina con unos versos preciosos en los que se asoma la esperanza:

fónico, pero también en la utilización del verso corto y en la musicalidad que le agregan las rimas, en algún caso palabras-rima, como

¿Ves lo que hay en el fondo? Me pregunta. Yo veo la esperanaza.

la repetición de “usted” a final de verso. Tiene un gran lirismo porque todo él está

En la utilización de recursos destacamos

presidido por el sentimiento del yo poético y

esas tres interrogaciones retóricas que intro-

lo que supone para él esa “llamada” de “Ella”.

ducen las tres primeras estrofas y que dan pie

Es también un poema de fácil lectura, que

al desarrollo de la descripción:

huye del retoricismo y adopta una forma natural en la transmisión de los sentimientos.

El poema de Eva Lucía tiene 40 versos, dis-

tribuidos en 12 estrofas, 5 de ellas formadas

¿Qué voy a hacer con la mujer que lleva... ¿Qué voy a hacer con la mujer de a pie... ¿Habrá alguna mujer en esta forma andrógina...

por solo 2 versos, incluye también dos versos aislados: uno entre la cuarta y la quinta estrofa y otro entre la sexta y la séptima. Está es-

Las dos primeras repiten anáfora y paralelismo.

crito en verso blanco. A pesar de que el poe-

Como elemento descriptivo se utiliza el re-

ma es polimétrico, tiene bastante regularidad

curso de la enumeración, a veces en asínde-

en la extensión de los versos, generalmente

ton:

endecasílabos, alejandrinos o bien versos más extensos que se componen de unidades afines: 11+7, 7+11, respetando el ritmo endeca-

poner pisos, encolar muebles, revocar la pared, pintarla luego...

silábico. Aunque encontramos también heptasílabos, incluso un verso de tres y otro de

Otras veces la enumeración se hace a través

cuatro sílabas, la gran mayoría son endecasí-

de puntos, lo que le da una mayor rotundidad:

labos propios. El poema no tiene título y se trata de un autorretrato, puesto que en él la autora describe

No me gusta pescar. Hay que tener paciencia. Me gusta amasar pan. Requiere brío.

rasgos físicos y rasgos psíquicos, en un ejercicio de desnudez total. Nos encontramos

(aquí podríamos señalar también las rela-

ante una "Eva al desnudo", desde una óptica

ciones de causa-consecuencia que se esta-

bastante realista porque en ningún momento

blecen entre las oraciones, incluso separadas

se omite la dureza de las circunstancias que

por los puntos).

conforman la vida de la poeta. No hay paliativos, aunque sí hay una mirada poética y en algunos casos, un distanciamiento a través

Otro tipo de enumeraciones aparecen en polisíndeton, unidas por la conjunción "ni":


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No me asusta una rata ni un murciélago ni me asusta una víbora ni un sapo...

 

Son abundantes los recursos dentro del campo de la metáfora: 

(yo no quise muñecas ni jueguecitos de té porque jugaba al fútbol y a la guerra) y aprendí a usar el Klaukol y pegar azulejos, poner pisos, encolar los muebles, revocarlapared,pintarlaluego,arreglarlosenchufes, resolver los problemas de pérdida de agua.

…mujer que lleva sahumado el cabello con hollín de cebolla y las manos atadas al ajo y al romero… mujer de a pie... que sería una metáfora

nos muestra con el coraje y la fuerza de una

estereotipada y hace hincapié en la mu-

mujer excepcional, que contrasta con la fragi-

jer sencilla. La imagen de esa mujer que

lidad de la mujer "de forma andrógina de mu-

deja de lado toda ornamentación feme-

chacho prepúber", una mujer que toma las

nina se refuerza con expresiones como

riendas y asume todo tipo de trabajos, incluso

las siguientes:

aquellos que tradicionalmente se adjudicaban

…no usa zapatos de princesa de tacón elegante ni se pinta las uñas ni se pinta los labios y no se saca el jean ni bajo el agua...

a los hombres.

Con lo que esa mujer de a pie del inicio se

En las últimas estrofas reaparece con fuerza el lenguaje poético para agradecer esa llamada a "la mujer oculta". Las metáforas enlazan

El retrato se perfila muy bien cuando des-

aquí con ese mundo mágico que se crea en el

cribe "la forma andrógina / de muchacho pre-

contrapunto en el que los personajes adquie-

púber / con la que me confunden por el pelo

ren una nueva dimensión:

rapado...". Dentro de ese realismo, hay versos intensos en los que se da paso a la añoranza:

Ya no tengo un cabello majestuoso desangrando sus ondas por mi espalda ni esa franqueza húmeda en los ojos con que habla el corazón.

Y usted, me llega hasta la isla amurallada con su mundo de remos ancestrales, capitán de la voz que no conozco y llama por su nombre a la mujer oculta, prohibida, Es un poema bellísimo, porque más allá del

Las metáforas y los sentidos figurados adquieren ahora la fuerza de la renuncia:

retrato que refleja a esa mujer tan fuerte dentro de su aparente fragilidad, está ese agradecimiento final al hombre que ha sabido llegar

Mis ojos están llenos de certezas. Guardé las alas en un baúl de trastos en el que nunca guardé muñecas rubias...

"a aquella que se fue o que no está" y establecer esa conexión poético-espiritual en la que todo es posible. Mujer singular y polifacética: poeta fina y

La valentía va apareciendo a medida que la

aguda crítica literaria, Eva Luz es también

protagonista avanza en los rasgos de su

una mujer mágica, una especie de heroína

carácter y la descripción vuelve otra vez al

como se nos muestra en este contrapunto que comparte con John Madison. ◣

realismo:


Por Galefod Gal

El horizonte, nítida línea entre azules, muestra la certeza del día que en silencio avanza indiferente a las constelaciones y las puertas del destino. El Sol resplandece sobre pueblos que sestean en la orilla del mar inmenso donde las olas mueren desplomadas sobre sí mismas bajo el esfuerzo inútil contra la gravedad omnipresente. La vida bulle dentro y fuera de ese océano impasible. Nada importa al mundo ni mi vida, ni la tuya, pues nada somos y el mundo real, tangible, no el que inventamos con la razón equívoca y desnortada, es ajeno a todo. Sé que me ignora como instrumento superfluo destinado al vertedero donde el fuego lo purificará. ¿Te das cuenta cómo influyen simples colores en el ánimo? Afectado por el azul que fascina, la deslumbrante luz abrasadora, el rumor indefinido que burla los sentidos y el cerebro controlador, me siento nada en este universo que se autofagocita. ¿Qué sentido poseen las ciclopeas montañas formadas por innumerables microcaparazones de seres marinos? En ellas se lee la historia fugaz de los eones. Mármoles de sólida blancura precedieron las estatuas que halló el artista ocultas en su futuro contorno. Todo es contingente y caduco, hasta la obra más bella y la más triste, como gota de lluvia creadora de círculos evanescentes en el lago calmo mientras se ahoga. Al fin desaparecerán las cosas, todas las cosas, evaporadas por la expansión de estrellas rojas, la explosión de supernovas diluyéndose en el espacio ilimitado o engullidas por esos insaciables y oscuros agujeros puertas de otros mundos.


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¡Qué absurda la belleza si no se ve! ¡Qué absurda la vida si carece de sentido! Y, sin embargo, así se muestra en la aleatoria evolución de las especies transformándose, para permanecer, en la amoralidad perfecta de la Naturaleza. Si pudiera gritar..., gritaría con una voz que resonara en los confines del orbe llamando a maitines en la aurora de un nuevo día; cantaría un canto de alabanza con la nota, la única nota que vibra ubicua en el cosmos, la palabra que ordenó la creación y aún recorre su reino violeta; "fiat", un silbido de la serpiente uróbora, un dragón electromagnético que contiene el misterio en el que nos encontramos absortos de luz y fuego entrelazados en el espaciotiempo. Lo diré: no soy nada más que un suspiro congelado en el instante de nacer, un puñado de células armonizadas por la emoción en noches de perplejidad y asombro, una fugaz emoción capaz de vibrar en resonancia con el universo, la información acumulada en el alfabeto de la vida, un recuerdo avanzando hacia el olvido. Estoy hecho del polvo de la aurora cenital, sonrosado vacío, sonoridad silenciosa y apagada, nada al fin, nada. No me preguntes. Sé que no soy sino por la dignidad del que siendo Señor de los ejércitos, de las miríadas de ángeles que titilan en la bóveda celeste, de las fluctuaciones cuánticas y de las almas enamoradas, se abajó hasta ser de mi estatura y me elevó al cielo revelando su señorío. Sé de mí en cuanto soy en Él, abandonado a su providencia y misericordia, pues siendo nada hallaré el sentido último en la soledad de la profunda umbría de la noche.


Por Eva LucĂ­a Armas

Primera entrega


& Gavrí Akhenazi

L

género "culebrón" es también un tipo de novela

muy interesante. Como ejemplo de "escritor de culebrones" tenemos el del brasilero Jorge Amado quien lo utilizó (cuando ya no pudo escribir como su idea política le hacía escribir) para plasmar las realidades más crudas del Brasil. Denostado por los que se la dan de no sé qué culturosa reserva, el culebrón permite contar una realidad como si fuera un cuento de piratas, plasmar costumbres sin acomodarlas a la rigurosa norma de la crítica social y permitirle al autor que los buenos sean extraordinariamente buenos y los villanos denodadamente villanos, sin que por ello se tilde al que escribe de parcialidad. El culebrón, en general, siempre es una epopeya, una gran epopeya de las pasiones humanas bajas y altas, en las que el bien y el mal pueden combatir a gusto sin que se asombre nadie, relatando como cuestión pintoresca hechos y costumbres sin necesidad de moderarlos. En un culebrón, todo es simpático, porque el género así lo permite, ya que todo en él es grande: el amor, el odio, la nobleza, la furia, el egoísmo. Así que he aquí el culebrón. El que yo quise escribir alguna vez y que Gavrí Akhenazi gentilmente se ofreció a compartir. ◣


22

por parte de mi madre: El diablo sabe por dia-

Capítulo 1

blo, pero más sabe por viejo. No fue sino hasta que conocí a Daniel Irala, que tuve la explicación. Él reunía todas las características de un

Por Eva Lucía Armas

triste. Y además, era el primer triste desconocido que se cruzaba en mi camino. Alguien que yo no había visto antes. Alguien que no pertenecía a mi pueblo, que no estaba asociado a ningún recuerdo de la infancia ni a ninguna vivencia posterior. Alguien nuevo, sin historias compartidas, sin parientes ni amigos compartidos, sin nada compartido más que aquella primer mirada, una tarde, en el camino polvoriento, al paso de las vacas y que sostuvimos ambos, alambrado por medio,

Mi abuela tenía un don. Mi abuela predecía la tristeza. La adivinaba. La averiguaba detrás de las sonrisas, de la

descubriéndonos. Él, apenas se rozó el borde del sombrero que lo protegía del sol de la intemperie.

buena disposición y de las bromas. La des-

Yo, incliné la cabeza.

enmascaraba tras la carcajada y le decía a mi

Ambos decidimos un saludo, a pesar de que

madre, como un sutil consejo y si se trataba

no habíamos sido presentados formalmente y

de alguna de sus amigas “hazle una visita a...”

en un acto sin premeditación, nos fijamos los

Y me decía a mí: Es que está triste de esa tris-

ojos en una mezcla de curiosidad y falta de

teza que ya no se va.

recato.

A veces transcurría mucho tiempo antes de que aquella aseveración se confirmara pero

“Mirar así a un hombre no es de señorita decente” dirían las viejas de mi pueblo.

siempre era cierta. Nosotras nos preguntá-

“Mirar así a una señorita encierra intencio-

bamos como había hecho mi abuela para des-

nes inconfesables” agregarían después, antes

cubrirla en el mismo momento de su origen.

de enviarme al confesionario.

“Es bruja” decía mi padre.

Una opinión similar tuvo mi hermana Jose-

En vano oteaba yo resquicios e intersticios

fina cuando le comenté el encuentro, ya que

en risas y palabras, en bromas y silencios. No

Daniel Irala rozaba en mi pueblo, casi la ima-

conseguía la misma exactitud de mi abuela,

ginería.

que condescendía accediendo a que sí, del

Había llegado una tarde.

que le hablaba yo estaba triste “pero es un mal

No era un ser social.

pasajero”. Ella era experta en la otra tristeza.

Vivía encerrado en la gran casa de sus

La que se lleva con uno para siempre. En Villarrica, las cosas no pueden ocultarse mucho tiempo, así que siempre se confirmaba lo que ya sabíamos como presunción.

campos, que se extendían desde donde acaba Villarrica, a donde acaba la mirada. Lo que se sabía de él, era lo que se inventaba.

La pregunta de ¿cómo hace la abuela? re-

Pocos lo habían visto personalmente así que

cibía una respuesta más o menos uniforme

podía yo contarme como afortunada. Se había


23

expuesto a mi mirada más de lo necesario y

gentil, que, extraída del contexto de su rostro,

quizás más de lo que se había expuesto des-

no podría catalogarse de “sonrisa de hombre

de su llegada a la mirada de los pocos que lo

triste”. Siquiera su rostro era el de alguien

habían visto: el Jefe de Estación del Ferroca-

triste, con la boca hacia abajo y esa actitud de

rril, el turquito Abú de la proveeduría y don

cordero a degollar que caracteriza a esas per-

Fausto Mirándola, dueño del Banco, por cuyas

sonas.

hijas había trascendido la comidilla de su fortuna. De cualquier modo, un hombre rico no se comporta como un anacoreta. “Los hombres

Era un rostro sereno, de rasgos firmes, enérgico, huesudo, más cercano a la crueldad que a la tristeza. Agradable sin belleza. Un rostro personal.

ricos tienen comportamientos liberales”, de-

—No es un gesto en los ojos, Luisina —me di-

cía mi tía Felicitas y agregaba, “les gustan las

jo entonces mi abuela, concediéndome ser

fiestas, las mujeres, las reuniones donde pue-

partícipe de su sabiduría fabulosa.

dan exponer el poder que les otorga el dinero

—¿Pero, usted lo conoce, abuela? —pregunté,

y de seguro no estarán encerrados en un reti-

ya que no sabía que alguna vez ella hubiese

ro conventual donde su única compañía sean

sido de los pocos que alcanzaron a verlo.

un perro y una momia”.

—Sí... por supuesto. Su abuela y yo fuimos

Tal la descripción de Daniel Irala.

grandes amigas, aunque nuestras familias se

Un monje recluido en compañía de un perro

enemistaran hace mucho... El muchacho vino

y una sirvienta vieja que solita había mante-

a saludarme... Su abuela le había hablado de

nido la casa en pie durante medio siglo, hasta

mí... Fue una gran alegría que Oriana me re-

que apareció el heredero de tanta vastedad,

cordara con tanto afecto. Yo también la re-

de modo que podía considerársela parte del

cuerdo en forma sumamente afectuosa y así

mobiliario.

se lo dije a Daniel. Y le agradecí que hubiera

De ahí en más, el misterio.

logrado independizarse del odio familiar para

—Veo que más allá de lo mítico... causó en ti

transmitirme un cariño tan caro a mi co-

otra impresión... Fueron las palabras de mi abuela, cuando le comenté el encuentro. Muchas veces, se

razón... ¿Sabes... me preguntaba cuando ibas a descubrir el secreto?.. —y repitió— No es un gesto...

habla mejor con mi abuela que con cualquiera

—¿Y qué es, abuela?

de mis hermanas.

Entonces, ella levantó sus dos manos y aca-

—Creo que sí... Es un hombre triste. —

rició mi cabello entre sus dedos.

aseveré con una convicción que me asombró

—Es un brillo en la mirada, Luisina. Es “el

a mí misma. Me descubrí, estupefacta, ese

brillo en la mirada”. Las personas tenemos luz

extraño poder que se le atribuía a mi abuela.

en los ojos, una luz que viene desde el alma. Y

Ella sonrió.

no es que los ojos están tristes... sino que se

—¿Ah... sí?¿Es triste? Y.. ¿Cómo sabes eso?

apagó el brillo en la mirada.

—Tiene... un gesto en los ojos... diferente...

Fue como si descubriera algo que íntima-

—¿Un gesto en los ojos?¿Qué clase de gesto?

mente ya sabía. Aún así le dije a mi abuela

No supe explicarle. Siquiera estaba segura

que Daniel Irala no era ningún muchacho.

de que fuera un gesto, porque no solamente se había rozado el sombrero, también me había sonreído con una sonrisa espléndida y

—A mi edad ya todos lo son. —respondió ella, sonriendo. ◣


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pueblo y el camino que llevaba desde su lugar al horizonte, comenzó a encender los candiles. La luminosidad impregnó el ámbito de un amarillento tembloroso en el que el humo de

Capítulo 2

las frituras de cocina tomó el aspecto de un velo impalpable suelto por el aire sobre todas las cosas. Algunos parroquianos bebían tragos de be-

Por Gavrí Akhenazi

bidas fuertes en la penumbra de candiles y humo. Había olor a tabacos, sudores y perfumes. Había algunas voces. Alfonsina había envejecido muchos más años en el alma que en el cuerpo. Ya casi no recordaba la risa explosiva de su juventud y su andar cadencioso sobre el que caían todas las miradas. No era el mismo su cabello negrísimo resbalando como una cascada por su espalda, ni el retintín de sus pulseras que había ido empeñando de a una en una, frente a la codicia infinita de don Fausto hasta que sus brazos perdieron la musicalidad característica. Pero no se quejaba. Su padre le había enseñado a no quejarse, mientras iban empobreciendo. Quizás, había sido tan rápido el proceso que no dio tiempo a la queja y ya consumado, solamente quedó la resignación, porque vuelta atrás no existiría. Se limitaron a salvar las ruinas que por ruinas no le interesaron a nadie en la rapiña. Así le había dicho ella alguna vez a Juan Luis Irala y él, que estaba tan golpeado o más que ella le había respondido “La dignidad, niña, no te la puede quitar ningún verdugo así que si te vas a morir, muere de pie sin pedir clemencia y con los ojos bien fijos en los ojos de tu asesino”. Esas palabras, las únicas de alguien que se acercó cuando todos se alejaron, le signaron

Alfonsina, que durante un buen rato estuvo mirando por la ventana el atardecer sobre el

la vida. Recordaba a Juan Luis el día de su muerte.


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Lloró junto al féretro como si se tratara de alguno de su propia familia. Ella, Eleuteria la criada y algún que otro peón que se había quedado junto a él, fueron los únicos.

Aquella actitud le valió a él la vindicta pública. Fue un acto de osadía oponerse al despojo consumado. Ella nunca había comprendido con claridad que cosa había pasado. Nadie se lo había ex-

De los del pueblo, solamente la señora Clari-

plicado tampoco. Sólo sabía de escuchar con-

sa y su hija María de los Milagros que se ha-

versaciones entre su madre y su padre, en

bía puesto de luto. Ni su hermanastro Fran-

voz baja, de algunos negocios que habían sa-

cisco se presentó a acompañar el cortejo al

lido mal.

campo santo. Mejor, porque a ella en especial no le hubiera gustado encontrarse a Francisco. Le hubiera dicho unas cuantas cosas sobre traiciones y falacias.

Francisco y Juan Luis no se parecían en nada el uno al otro. El menor había cargado toda la vida con el mote de “arrimado” porque a pesar de ostentar el apellido y vivir en la casa de los Irala,

La señora Clarisa se ocupó de todos los me-

nadie le perdonaba su origen clandestino.

nesteres del entierro sin cansarse de protes-

Quizás por eso tenía tanta vocación por arre-

tar: “Muchacho... muchacho... tan valiente y

glar las injusticias de los poderosos.

tan frágil...” María de los Milagros lloró todo el

La voz de Margarita, su ayudante, diciéndole

tiempo y anduvo de negro durante varios me-

“Doña Alfonsina, un señor pregunta por usted”

ses hasta que se casó.

interrumpió los recuerdos.

A los pocos días del entierro de Juan Luis, Francisco enterró también a su mujer. Alfonsina recordaba como ensoñaciones las fiestas del pueblo en su juventud. Recordaba a todos los actores de su vida.

Se acercó al salón en el que la luz amarilla y el humo formaban una niebla fantasmal ahora. Y el Jesús se le murió en los labios, porque se le subió el corazón a la garganta.

Aún a veces se soñaba bailando en el gran

“Jesús, María y José” se persignó unas cuan-

salón de su casa, cuando cumplió los quince

tas veces, detenida detrás del mostrador y

años y sus padres la presentaron en sociedad.

con los ojos fijos en la figura de pie casi a la

Luego, cuando llegó el desastre, todos se ol-

entrada.

vidaron de ellos y les dieron la espalda. La

“Ahí está mi patrona” le indicaba Margarita

echaron a un lado sus antiguas amigas. Sólo

al hombre de camisa blanca, que avanzó por

María de los Milagros y Felicitas De León con-

fin.

tinuaron visitándola, viéndola empobrecerse

—¿Juan Luis? —preguntó Alfonsina entre-

y envejecer día por día. La sostuvieron y apo-

cortadamente, sin detener la mano que la

yaron hasta donde les fue permitido hacerlo.

persignaba una y otra vez automáticamente y

Juan Luis Irala compró la casa donde ahora vivía porque ni casa les habían dejado. Llegó

agregó como si sollozara— Dios mío... no puede ser usted...

un día y le puso el acta del notario en las ma-

Daniel Irala se apoyó en el mostrador.

nos a su padre. Pero el padre de Alfonsina

—¿Perdón? —preguntó, viendo el efecto que

había quedado enfermo de tristeza y se moría

causaba en la mujer.

un poquito todas las mañanas. Ella, que tenía

—No puede ser usted... —le repitió Alfonsina,

diecisiete años, miró al hombre moreno allí

alargando sus manos para rozar el rostro

frente al viejo extendiéndole los papeles.

frente a ella.


26

Daniel Irala se echó hacia atrás, sorprendido.

Se hizo un silencio profundo. —Beba —murmuró Alfonsina al fin y le or-

—¿Señora Alfonsina Reguera? —insistió.

denó a Margarita un buen plato de la caldere-

—Juan Luis Irala... usted está muerto... ¿qué

ta de cerdo “y trae pan, bastante pan ¿No de-

está haciendo aquí, en la tierra de los vivos? —

cía que no había buena caldereta sin bastante

musitaba Alfonsina, luchando por rozar la

pan?.. Le extrañé durante treinta y cuatro

figura del hombre frente a ella que la miraba

años... Y si se ha cambiado el nombre, pues da

azorado.

igual. Este le sienta mejor para lo que le gusta

—Yo soy Daniel... Daniel Irala —replicó él y

hacer.”

por si faltara algún dato el dueño de “Las

Daniel se echó hacia atrás en la silla.

Sombras”.

Miró alrededor. Algunos indiscretos los ob-

Alfonsina salió del trance por un instante. Miró bien al hombre frente a ella y aún se cubrió la boca con ambas manos. Demoró un largo rato en reponerse y en poder hablar con normalidad.

servaban de soslayo. Había pensado explicarle a la mujer el motivo de su visita, pero bien se veía que la pobre estaba más anciana de lo que en realidad aparentaba y venirle con esos asuntos que

El corazón era un tumulto asfixiante en su

hasta a él le habían resultado siempre confu-

garganta y las lágrimas le caían por las meji-

sos de explicar, hubiera empeorado la situa-

llas, incontenibles. Aún así, tomó a Daniel por

ción.

una mano y lo condujo a la más apartada de

En una de esas, la doña se le moría por reci-

las mesas. Pidió para ellos un buen vino

bir otra emoción encima de la primera, que

“Brindaremos... ¿tiene usted hambre? Hay

aún no se le pasaba del todo, ya que conti-

buena comida hoy, una buena caldereta. Debe

nuaba persignándose de vez en cuando.

hacer frío allí donde está. Siempre me imaginé que hacía frío allí...”

—Milagros también ha envejecido. No se la vaya a confundir a usted con Luisina, su cuar-

Daniel la acompañó pensando que la pobre

ta hija. —le dijo de repente Alfonsina, lleván-

no estaba muy en su juicio. Le dijo que sí te-

dose la copa de vino a los labios— Es muy

nía un poco de frío porque había caído el rocío

parecida a ella, así que... yo sólo le digo... por-

de la tarde mientras venía a visitarla.

que a veces el tiempo hace que no recorde-

—Milagros no le ha visto aún ¿verdad? —

mos con claridad y han pasado treinta y cua-

preguntó Alfonsina de repente, con sobresalto

tro años. Así que bien puede habérsele desdi-

— No vaya a darle el susto que me ha dado a

bujado a usted Milagros y cuando vea a Luisi-

mí... Esas cosas no se hacen... de aparecerse

na... pensará...

así... Y sabe usted, la casaron con Huberto De

—Conozco a Luisina —la interrumpió Daniel

León así que no le vaya a dar esa serenata que

mientras Margarita situaba frente a su nariz

le daba. Aún la recuerdo... Dios mío ¡¿por qué

el plato de guisado humeante.

cantaba usted cosas tan tristes?! Allí donde

Alfonsina lo miró devorar la caldereta.

está no se envejece... Mírese, tiene todavía

—¡No ha perdido usted ese buen apetito! —

treinta y cuatro años.

exclamó, satisfecha, reconociendo los deta-

— Creo que me está confundiendo con otro

lles de su memoria uno por uno— Mírese qué

Irala, señora. —acabó Daniel con la disquisi-

bonito está... aunque el pelito un poquitín más

ción de Alfonsina— Yo soy Daniel Irala. Da-

largo le sentaba a usted mejor... pero bueno...

niel, el último hijo de Francisco.

si allá le piden de pelito corto, tendrán sus reglas...


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Daniel sonrió entre los bocados.

enseguida empezaron las curas, porque había

“Le hubiera mandado los papeles en vez de

llegado con el mote de “endemoniado”, así que

traerlos yo” pensó entre dientes aunque en el

cada cual podía probar en él el exorcismo que

fondo, la situación lo divertía.

le viniera en ganas, además de los que ya

Sin duda que se lo había confundido con el otro. Ya le había pasado antes con el banquero, que se quedó pasmado allí mirándolo como si

había probado todo el mundo. Pero ni todas las fórmulas de la Inquisición pudieron contra la fuerza poderosa de su naturaleza.

hubiese visto alguna aparición poco afortu-

Sí, en cambio, lo obligaron, para poder so-

nada, hasta que Daniel consiguió presentarse

brevivir, a manejarla. A que no se estuviera

y estrecharle la mano.

saliendo a cada rato. A controlarla segundo

El pobre hombre tenía las palmas empapadas de sudor frío y le temblaba tanto el cuerpo que le contagió a él el movimiento por todo el brazo.

por segundo. A saber sus secretos. A conocerla detallada e íntimamente. Aún así, pese al esmero furioso que ponía en ocultarla, los curas la descubrían.

Pero como don Fausto Mirándola era hom-

Hasta que un día, el padre Benedicto, harto

bre práctico, superada la primera emoción,

de tanta penitencia y exorcismo y convenci-

aceptó que Daniel fuera quién era y no el que

do de que tanta agresión era más perjudicial

él se había imaginado.

que beneficiosa, lo llamó al Refectorio.

Tiempo después, terminaron haciendo negocio.

Daniel ya esperaba alguna nueva forma de quitarle el demonio, más sofisticada quizás

Don Fausto le dijo en confianza que “la pri-

que las burdas torturas y los interminables

mera vez que lo vi a usted, pensé que era el

rezos. No dijo, en consecuencia, ninguna pa-

difunto que me venía con reclamos".

labra, porque cada vez que hablaba, lo que

Daniel Irala no opinó sobre los decires de

decía se le venía en contra.

don Fausto. Tampoco opinó sobre “el difunto”

“Quedan muy pocos de tu especie... Pero el

que acabó muerto de varias puñaladas “aun-

Señor sabe que a cada cual su afán y por eso,

que realmente se estaba transformando en

todas las criaturas de su Creación tienen un

un problema, porque le había entrado voca-

propósito. Si me prometes manejar tus fuer-

ción por defender cosas indefendibles y en-

zas yo prometo educarte sin castigos. Y te

frentarse a nosotros...” le había aclarado don

aseguro que puedo hacer que te parezcas a

Fausto.

los demás hasta que el Señor disponga lo

Durante días Eleuteria lo miró revolverse como si se hubiera quedado enjaulado. Daniel conocía bien los síntomas. Sabía

contrario.” El padre Benedicto había cumplido y por eso él había podido regresar a Villarrica.

cómo empezaban a aparecer despacio pero

Mirando a Alfonsina, Daniel acabó la comi-

inexorablemente y se iban acomodando uno

da y luego de beber un largo sorbo de vino, se

por uno encima de sus días hasta que la fuer-

puso de pie.

za se le soltaba adentro y empezaba la lucha de quién gobernaba a quién. En el colegio religioso, donde su padre lo internó, seguramente con el afán oculto de salvarlo de aquel mal pernicioso y devorador,

Sobre la mesa le dejó algunos papeles con un apenas murmurado: “Para usted, señora...” Y esa noche, luego de varias sin hacerlo, durmió como un bendito. ◣


Por Rosario Alonso

Olor a tierra seca levantaba la lluvia. No existía otro aroma que tirara a mis pies, un cuerpo a tierra, los signos de tensión acumulados. Ni siquiera tus ojos. Mi mente era un imán que atrapaba trocitos de descanso y llenaba mi piel con otra piel distinta, con el agua tapando la impotencia. Porque yo era una herida en un grito callado y solamente tú percibías los sismos de todas las ventanas de mis miedos, hoy sabes que la lluvia me persigue para cobrar su deuda.

Cuando murió me quedé con las manos tan llenas de mis gestos que le contaba al aire el tacto de su cara, porque hubo un lenguaje que fui perfeccionando tan sólo para el rastro de su olvido. Y toda esa inventiva se quedó entre mi lengua sin nadie a quién pasarle aquellos códigos. Cualquiera no era apto. Tal vez por eso hoy me cansan los gestos, los estándares que esconden cortesías a granel y no van más allá de la mera palabra. Pero aquí sí consigo sepultar cada norma.


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Te vi a lo lejos sin sospechar la causa que me abría el instinto y mi piel se estiró como una duda haciéndose, sin más, casilla en blanco. Presentía tu dulce persistencia, tan firme y tan cercana que iba resolviendo las incógnitas clavadas, a la vez, sobre mi cuerpo. Todo se convirtió en sutura casando tu verdad como en un puzle a esa forma tan tuya de vivirme. Y me quedé mirándote a lo lejos

Salgo de noche al raso y con la brisa

convertida en sudoku.

que va peinando el río. Me cubro con el tacto de tu cuerpo porque tengo presente el calor de hace un rato. La senda es un misterio que me acoge y yo acojo su vida porque hay pulso de árboles y pájaros hablando junto a mí y así descubren que soy herida dentro de otra herida cuando echo de menos las manos de mi madre. Aparece la calma entre los márgenes que parten la ciudad con su vena de agua y mojo los pies y empapo los recuerdos con las sombras cubriendo cada paso. Sólo espero la luz que empieza en las farolas cuando pierden su auge. Sólo quiero que crezca junto a mí la mañana y me integre en su pecho como tú haces conmigo.


Por Orlando Estrella

De un Anecdotario Carcelario OS

primeros días de estancia de los

reclusos en los penales siempre son complicados, nunca faltan conflictos, cuando no es con los rateros, lo es con los manipuladores en busca de ventajas atento a ser presos viejos. Si en tu expediente figuras solo, la cosa es más compleja todavía. Eso es un signo de debilidad como lo fue en el mío. Tuve algunos conflictos menores y siempre hay que estar alerta, pues te quedas incluso sin cama, si es que has comprado una. Una mañana mientras compraba algo en el colmado de Adolfito, un ex preboste de varios años y hablábamos de algunos reclusos que conocíamos, mencioné a un compañero del ala sindical y él reaccionó sorprendido: — ¿Tú conoces a Nolasco? —me preguntó. Le contesté que sí, que era mi amigo. Entonces él brincó desde su mostrador (pensé que me iba agredir), se dirigió a mi sitio al otro extremo del pabellón, tomó la cama y la arrastró con violencia al medio del local. Luego la empujó hacia su frente, movió otras camas y la colocó, mientras me decía: "Este es tu sitio. Al que se meta contigo pártelo, no hay problema". Me explicó que aquel compa que yo le mencioné era su amigo de la infancia, y que se


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habían criado como hermanos. Luego agregó: "El que es amigo de Nolasco es mi amigo". Luego señaló la parte de abajo de su cama. —Ahí dormía él, una vez estuvo preso en el hospital y logré traerlo aquí, tuve que dar algún dinero. Me señaló que en lo único que no estaba de acuerdo con él es en la "maldita política, eso lo va a hundir a todos ustedes más tarde o más temprano". A partir de ahí mi situación cambió de manera notable. A la hora de cerrarse las puertas del pabellón, Adolfito colocaba unas latas y otros objetos y comenzaba a tocar y cantar, él era uno de los dos mejores timbaleros del país y había tocado con varias orquestas hasta el día de su problema. En una ocasión, un director musical visitó el penal a tratar de que las autoridades le facilitaran el músico por dos noches, pero la negociación no fue posible, eso demostró el nivel profesional de este hombre. Mientras tocaba parecía como poseído por el don musical y había que llamarle la atención para que los reclusos pudiéramos dormir. Tenía en sus espaldas unas cicatrices de heridas no bien atendidas y, más que cicatrices, parecían cordones de gran grosor, quizás de cortes de cuchillo o machete, lo que le daba una imagen grotesca. Como buen preso viejo siempre tenía guardadas bebidas, y me preguntaba: "romo o whisky", en son de broma le decía " hasta trementina que sea". Después de dos tragos dentro de un penal comienzas a ver los barrotes como de cartón y a los policías chiquiticos, pero cuidado con eso. No me imaginé que con la mención de un amigo común mi situación iba a cambiar para bien, lo que demostró que la amistad es un fenómeno que se puede transmitir más allá de lo personal. ◣


Por Miguel テ]gel Palacios


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AY

algo en común en la siguiente

enumeración de sustancias. La cicuta que mató a Sócrates, el ácido cianhídrico que produce algunas intoxicaciones no mortales y que se encuentra en la mandioca, el tremetol de la leche de vaca que dejó huérfano a Abraham Lincoln, la capsaicina que hace que piquen los pimientos y los chiles y que puede producir males graves si no se consume moderadamente y, la solalina de la patata, tóxico fungicida e insecticida que puede resultar venenoso al ingerirlo en la versión silvestre del tubérculo. Todos estos agentes son naturales. Tan naturales como la vida misma. Se encuentran en abundancia en estado salvaje. En muchas ocasiones anidan en alimentos que consumimos diariamente y si no nos contaminan, intoxican, envenenan o matan es porque hemos diseñado una batería de estrategias artificiales para eliminarlos. La pasteurización, el procesado de alimentos, la fertilización química, la domesticación de animales, la selección genética. Son todas ellas prácticas que no fueron diseñadas por la naturaleza sino por el ingenio del hombre. Sin embargo, uno de los mayores éxitos de la ideología ecologista contemporánea ha consistido en generalizar la injusta creencia de que lo natural siempre es sinónimo de limpieza, salud, seguridad y bienestar y lo artificial lo es de peligro, toxicidad, mala calidad. ◣


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"La superficie de este planeta parece estar cubierta de grafito y diamante en vez de agua y granito", señaló el investigador principal, Nikku Madhusudhan, de la Universidad de Yale.

L

planeta, llamado 55 Cancri e, es uno

de los cinco planetas que orbitan en torno a una estrella similar al Sol en la constelación de Cáncer, a 40 años luz de la Tierra, relativamente cerca, por lo que se puede ver a simple vista. El planeta orbita tan rápido que un año dura 18 días, frente a los 365 de la Tierra, es además extremadamente caliente ya que, según los investigadores, su temperatura alcanza los 2.148 grados centígrados. "Parece estar compuesto principalmente de carbono (como el grafito y el diamante), hierro, carburo de silicio, y, posiblemente, algunos silicatos". Se calcula que al menos un tercio de la masa del planeta, equivalente a tres veces la masa de la Tierra, podría ser diamante. Este descubrimiento significa que "ya no se puede asumir que los planetas rocosos distantes tienen componentes químicos, interiores, ambientes, o biologías similares a las de la Tierra". ◣


Por Gonzalo Reyes

A Mary J Varher

Estaba en la mitad de mi plegaria cuando llegó desde un balcón —balcón de la certeza y el ensueño— la imagen de tu rostro en mi delirio. Llegaron como potros a la pradera de la fiebre, a mi desierto de tu carne, los sueños que produce la heroína lanzándome a buscar, a perseguir “La rosa púrpura del Cairo”. Y saltaste a mis ojos: surrealismo del lenguaje corporal, paciencia de segundos en el río, rayo celeste que descarga en los dominios del asceta su anuncio de tormenta y de caricia. llegó tu luz

Sin proponérmelo hice de mí

palabra que se extingue y se reencarna,

el gran actor de una triste comedia;

principio y fin, eternidad de un solo instante,

caricatura con alto perfil

susurro del asombro que a mi asombro

que se reencuentra en un verso, un poema.

insufla vida, con algunos signos, la realidad de tu mirada.

Mi vocación de payaso es reír y hacer reír, una cruz que me pesa.

Estaba en la mitad de una oración

Mas un empeño retoca lo gris:

cuando de pronto recordé

todo el trabajo que pongo en las letras.

que soy agnóstico. La identidad de anormal y su credo, del trovador sin canción ni guitarra, del caballero que halaga a las damas son solo máscaras, trajes, relleno… y del conjunto de rostros que atisbas éste que escribe en tu piel, no es mentira.


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Ella es quien guía a su mamá, ella es sus ojos. Los pocos años no la frenan en su andar para salir y aventurarse —sin cerrojos— a una ciudad con mil enredos por salvar. Leslie dirige con la mano en el timón, y el mar se rinde a su niñez, un mar in-gente. Camina cándida y confiada en su intuición camina atenta a los obstáculos, valiente. Sus cinco años son la luz de una mirada, la madurez y la esperanza, la fortuna de aquellas luces en lo oscuro de la luna. Siendo una niña es la paloma no entrenada que vuela lejos con tres alas en el vuelo. Hoy su estatura no se mide desde el suelo sino a partir de dos mujeres y un anhelo:

No puedo imaginar cuánto es que dueles, crío

sumar su crónica, una más, a la memoria

porque me comporté como el mayor cobarde.

de sol y sombras que se tiñen de victoria.

Huí de nuestro pacto, sabiendo aquella tarde que decidí vivir sin ti, con un vacío, que con el tiempo yo me lo reprocharía. El día de la siembra se fue durante agosto y las lunas de octubre decretaron el costo. En mi río no hay peces, solo piedras y umbría. Acepto que mi ciclo se agotó y las horas corrieron sin el gozo de festejar tu santo y me perdí las noches de consolar tu llanto. He sido un hombre gris que se privó de auroras; errante solitario en su egoísmo preso que no movió montañas por un amor y un beso. Hoy me hace compañía un fiel sabueso y añoro de unos labios, su calor, su legado… un cachito de vientre sonriendo a mi costado.


Por John Madison

LADYS

llegó a Madrid como el

turrón, por Navidad, con su manada de bártulos y esa descarada impertinencia que la hace ser quién es: Gladys Sánchez. Por el volumen del equipaje deduje que aquella visita iba a durar mucho y que la convivencia sería difícil. Y camuflados entre los Manolos, los vestidos de Versace, los jeans de Gloria Vanderbilt, los pañuelos de seda, las tenazas del pelo, los rulos, el maquillaje, las pestañas postizas y toda esa marabunta de cosas propias del acicalamiento de mi señora mamá: los santos, porque no existe lugar ni galaxia dentro del universo donde Gladys Sánchez ponga el tacón en el que no estén ellos también. La verdad es que yo nunca he creído en esas paparruchas. Sí, ya sé, me veo en el deber de


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explicarles qué son los santos. Verán, hay una larga lista de deidades africanas a las que los cubanos y una buena parte del Caribe rinden culto. Así ha sido desde tiempos inmemoriales. Está Yemanyá, y Obbatalá y Oggún... Queridos lectores, estoy convencido de que sabrán darle un buen uso a la Wikipedia. Tengo un amigo escritor (escritorazo), de esos que cuentan la vida con auténtico talento y esplendor. El tipo no es muy partidario de los glosarios ni de las notas a pie de página. Vamos, que no hay que ponérselo en bandeja de plata a los lectores, eso dice. Si alguna palabra extraña despierta su interés sabrán tirar del diccionario. Culturizando a la peña, que con los tiempos que corren no viene nada mal. Pues eso, como les decía, no creo que los santos tengan el poder de solucionarme la vida. Sin embargo, allí estaba yo, desesperado, arrodillado (por amor) como un gilipollas ante una ollita sopera de porcelana ¿japonesa? adquirida en un mercadillo de barrio de artículos de segunda mano y colocada en el piso justo en el centro de una esterilla de bambú, rodeada de velas aromáticas, incienso y ofrendas florales, girasolares diría yo, porque lo que allí imperaba era el girasol a punta de pala. Una ollita a la que mi señora mamá – Gladys– llama ampulosa y misteriosamente: "Oshún", que para los cristianos corrientes de toda la vida no es otra que la Santísima Virgen de la Caridad, en este caso del Cobre, esa hermosa localidad santiaguera en la que se encuentra el santuario de la virgen. Una ollita sopera que, más que un receptáculo-contenedor para deidades, semeja un objeto minimalista japonés de exquisita sobriedad en el grabado floral que eligieron para decorarla. Ni puñetera idea de la relación entre la cultura nipona y las costumbres que nos dejaron nuestros ancestros: los esclavos africanos.


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Y allí estaba yo, rayando el mediodía, ante la

ría. Cualquier mortal sería capaz de colocarse

ollita sopera. Y en el interior de la ollita sope-

sólo con abrir la puerta y dejarse acariciar por

ra: agua. Agua corriente, del grifo, ni siquiera

la fragancia, que no es precisamente el per-

bendita. Y unas cuantas piedras lisas y grises

fume a santidad que se supone acompaña a la

que, según Gladys, recogieron los santeros del

madre de Jesús. De ser esa " María" lo habría

sedimento del río donde se llevó a cabo la

escrito con mayúscula.

ceremonia religiosa previa a la entrega de

—Con la de veces que me has dicho que ésto

dicho amuleto. Y el río, como todo cubano

de los santos era una auténtica mamarracha-

sabe, es el medio acuático de la Santa en

da, John —me soltó Gladys, la sarcástica. Y

cuestión: Oshún. La versión cubana de Afrodi-

luego un: ja, ja, ja, kilométrico. De unos tres o

ta.

cuatro renglones aproximadamente.

Lo cierto es que se me hizo un cacao mo-

Sí, ya sé. Jamás en la vida un escritor debe

numental sincretizar la ollita, el agua del

incurrir en la desfachatez de referir la efusiva

acueducto madrileño y las piedras con el río y

alegría de sus personajes con unos escuetos y

con la virgen mientras formulaba mi pedido

bochornosos "ja, ja, ja". Hay que ser algo más

especial.

creativo si se pretende al menos ser digno del

Yo hablo con Dios muy a menudo, pero es

oficio. Algo así como: lo agasajó con el desor-

un acto mucho más sencillo que hablarle a

den de su risa de opereta, el alto voltaje de su

una ollita japonesa. Y siempre miro al cielo

risa (puro 220 w) la electrizó hasta enamorar-

cuando lo invoco, que es siempre el techo de

la, su risa era un estruendo de cristales rotos,

mi cuarto (uno no habla con Dios en plena

su risa era la primavera echando a patadas,

calle). Sí. Es una estupidez. Según Juan María,

con su escandaloso apogeo, al invierno de sus

el pastor evangelista de mi congregación,

penas. O simple y crudamente: se partió el

Dios está en todas partes, pero a mí me con-

culo de risa, se partió la caja, se meó (de risa)

suela saber que Dios está en mi techo.

que para mi gusto va al pelo con mi persona-

Y como ya se sabe, nadie tiene ni zorra idea

lidad, porque les advierto: no soy un escritor,

del rostro que se gasta Dios así que cada cual

simplemente alguien que se lo pasa de puta

lo imagina como se le viene en gana. Por re-

madre soltando sus paridas estúpidas por la

gla general viejo, muy viejo, calvo y con las

red.

barbas como la cima del Everest, nevadas, mientras uno se lanza a pedir como un desquiciado sin la divina intervención del minimalismo japonés. —¿Hijo? —¿Mamá? ¿Es qué no sabes llamar antes de entrar?

—Vaya, sí que estás metido con esa enfermera —el imperio Gladys contraataca. —Como un camión en un bache. Y qué — contraataqué yo, el hijo del Imperio. —No sé yo. A esta muchacha la encuentro poca mujer para un viudo de cuarenta y seis años al que le apasionan los combates noc-

—La verdad, es absurdo llamar a la puerta

turnos cuerpo a cuerpo, estás muy al día. Se

del cuarto de una. Por si no te has dado cuen-

te va un dineral en putas. Como sigas así no

ta, este es mi cuarto, John.

va a quedar ni un solo peso de la herencia de

Y claro que me había dado cuenta. Y bien.

tu padre.

Existe una diferenciación muy clara entre el

—¡Gladys!

cuarto de mi madre y el mío y no me refiero

—Con la de veces que le pedí a Oshún que te

al mobiliario. Mi cuarto siempre huele a ma-

hiciera sentar la cabeza. Robertico necesita


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una mamá. —No digas estupideces. Él ya tiene una madre. —En el cementerio de Madrid. Desde hace quince años.

Pero fíjate qué sorpresa lo tuyo. Va a ser que Oshún ha oído mis rezos, de lo contrario no estarías ahí tan arregladito, arrodilladito y con las manos junticas sobre el regazo y esa carita de “no he roto un plato en toda mi vida”.

—Sí. Quince años de soledad.

Pero si vas a embarcarte en esa relación te

—Si no espabilas se te van a convertir en

aconsejo que seas el mismo canalla de siem-

cien como a García Márquez. Hijo, hasta cuándo vas a seguir venerando a una muerta. —Y mira quién fue a hablar. Tú tampoco has tenido hombre desde que murió papá.

pre. —¡Gladys, ya está bien de jueguecitos de palabras! —Bueno no lo niegues, amor mío y corazón

—Es diferente. Tu padre es irremplazable.

de otra, que tú eres muy canalla. Ahí saliste a

Con lo feo que era, pero luego era tan especial.

tu papá y cada madre sabe qué clase de hijo

Un pedacito de pan. Cantaba de escándalo por

tiene, pero un canalla atento y super simpáti-

Sinatra y bailaba tan bien los boleros. Apreta-

co. Y a las mujeres nos vuelve loca esa ver-

ditos. Ay, era tan romántico. Cada vez que

sión del canallismo. Y si ese hombre está,

visito el blog de tu amigo me acuerdo de tu

además, como para hacerle un par de home-

papá.

najes, así, uno detrás del otro y sin descanso

—¿El blog de mi amigo?

... y tú has nacido de pie, pero sólo porque te

—"La maldad aparente", que poemas que es-

pareces a mí en eso de la hermosura y no a tu

cribe ese hombre. Demasiado para este co-

papá. Gracias le doy a la Santísima Caridad

razón.

del Cobre. Los feos tienen que emplearse a

—Gladys, no sé qué bicho te habrá picado para que confundas de esa manera tan cruel la velocidad con el tocino. Papá era corredor

fondo y muy a fondo en el amor ... —Y las madres métome en todo y lengua larga muy a fondo en el silencio.

de apuestas. Sí. Hubiera sido un poeta tre-

—Porque un feo, re-feo, bueno, yo estuve ca-

mendo. Reconozco que se marcaba unos

sada cuarenta años con un feo maravilloso,

poemas de amor de campeonato. Pero a ex-

poco creativo en la cama...

cepción de los versos no entiendo la co-

—¡Mamá!

nexión entre un corredor de apuestas neo-

—De acuerdo, hijo, no te molesto más. Te de-

yorkino y la brillante carrera literaria de un

jo para que tengas unos minutos con Oshún.

señor de procedencia israelí.

Y ojito. No le prometas a cambio nada que no

—Bueno sí, sí, lo reconozco, Gavrí Akhenazi es más bueno que papá fabricando versos. Es por esa frase. —Ah, ya: "porque todos los monstruos somos, en el fondo, románticos"*.

seas capaz de cumplir. No sea que se ponga brava y se tome la revancha. —¿Cómo qué? —Despedirte de las putas y de la marihuana. ◣

—Sí. Tú papá era un monstruo muy romántico al que echo mucho de menos. Y ya estoy muy mayor para despertarme con esa deprimente visión de una dentadura flotando desfigurada en un vaso de cristal, lavar gayumbos y tomar sopa en compañía.

N. del A.: *La frase, del escritor argentino Israelí Gavrí Akhenazi, aparece encabezando la presentación de su blog, "La maldad aparente"


Por Mar García Romero

Aperi oculum, !abre el ojo! gritaban las cuencas de la noche, la telaraña azul del mediodía, mi guardaespaldas que cobra su salario cada mes aunque no haya saldo en mi memoria. !Abre el ojo!, el pañuelo de seda, un nido de humedad en el armario, el carmín que se oxida sin usar, el pelo que ya roza las clavículas. !Abre el ojo!, y esa mujer maldice, como un húngaro ciego, mientras muerde la rabia, ortigas, nombres sucios, y deja que los muertos se sienten en su mesa. —Hoy he vuelto a soñar con la franja de sol de tu sonrisa—. Hay una luna nueva que gira en algún sitio, !Abre el ojo!, y el cadáver de mi hermana

aquí, sobre el asfalto,

se abraza a mí temblando,

una calima ardiente e invisible

descorro los visillos del balcón,

se adueña del paisaje y nos abrasa

no existe oscuridad ni se ven las estrellas,

los ojos y la tarde.

y las dos nos reímos,

Mi cabeza cobija un pandemónium

es verdad.

de estridentes sonidos y voces de ceniza que me asaltan, cual brutos, en los largos paseos a solas con mi perro. No pondré por escrito la furia de un canalla ni el peligroso tour que surge en las aceras, no diré que he temblado, ni tampoco que muero de impotencia muchos días. Atardece, un sol débil traspasa los álamos y el río, como un cuadro exquisito de Monet. Me voy a caminar, quien sabe en qué momento no volveré jamás a escribir un poema.


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Atravesamos puertas y murallas,

He contado seis jueces

un cancerbero triste las protege

y una prenda le arrojo a cada uno.

con vocación de juez o de verdugo.

Mis ojos son dos puntas de alfiler,

No importa cuántas veces, cuántos años,

hormigas asustadas,

ellos siguen juzgándonos, canallas,

un jadeo sin aire, sin embargo,

presuntos asesinos o suicidas.

de mi rostro la máscara, no ha movido ni un

Este dolor endémico nos hace

músculo.

carne de muladar para los buitres. He sacado el revólver del corazón y los he ejecutado sonriendo; debí haber dejado uno vivo Azucenas y lirios mostramos en el pecho

todo reo merece escuchar su sentencia.

con un nudo gordiano en la palabra. Una breve visión, y el orbe hostil

!Lástima!

nos ilustra la frente de certezas;

Cárcel y poesía, nunca son compatibles…

tengo una flor de lis en mis pupilas y el viento que me empuja

Esa especie de eunucos adiestrados

abulta sin querer en mis bolsillos.

confundieron mi angustia con un hacha,

Cuando nos dejan solos,

merecían morir

nos volvemos un monte que solloza.

con la garganta llena de ababoles.

Afuera, sobre un pino de hierro, se reúne una bandada triste de estorninos.

Volveré, Dios mediante, con la hoz de la luna.


Por B.Kvekdze.

Un libro de Gavrí Akhenazi

Consíguelo en Lulu.com


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Título: La muerte desde el páramo Autor: Gavrí Akhenazi Publicado: 26 de diciembre de 2012 Género: Novela Idioma: Español Páginas: 227 ISBN: 9781300566601 Encuadernado: Libro en rústica con encuadernación americana Tinta interior: Blanco y negro Peso: 0,87 lb Dimensiones en pulgadas: 5.83 de ancho x 8.26 de alto

"Terminé el libro. Voy a enviártelo" fueron sus palabras y pensé: "no, por favor no", porque recordar una guerra como aquella es volver a morir. Pero no me negué. La cobardía es un acto que reservo solo para mí cuando debo enfrentar mi memoria. Llegó así a mis manos el manuscrito de "Relatos del páramo" y comprobé que mi amigo le había cambiado el título original y puesto en su lugar "La muerte desde el páramo". Inmediatamente acudieron aquellos momentos a esta cansada mente mía. Las palabras me trajeron olores, gritos, rostros que viajan junto al mío desde aquellos días de 20 años atrás y que no olvidaré porque es necesario mantenerlos vivos luego de que la guerra se los llevara como a un puñado de hojarasca. Los hombres en la guerra no son otra cosa que un puñado de hojarasca. Luego de leer el manuscrito, me pregunté cómo mi amigo puede hacer poesía con la guerra y cómo puede hacer que la guerra se transforme en un acto de humanidad y de horrenda belleza. Sólo lo hace. ◣


Por Enrique Ramos

Exclamación Sexta entrega del estudio de Enrique Ramos publicado en el taller de Ultraversal

del pensamiento con que se

sentencias exclamativas. Un poema cons-

manifiesta, expresándolo en forma

truido en un tono bajo dará una sensación de

exclamativa,

del

monotonía, de letanía o de intimidad, mien-

ánimo o una consideración de la

tras que uno construido a base de exclama-

mente. Es la intensificación de la

ciones tendrá un tono mucho más vivo y agi-

expresión emocionada de un juicio o senti-

tado y un efecto retórico, como el que adopta

miento.

un orador cuando está ante un oratorio y tie-

IGURA

un

movimiento

Véase el énfasis que imprimen las exclamaciones en estos versos de Garcilaso de la Vega:

ne un público abundante delante de sí. Las exclamaciones pueden servir para enfatizar el poema en su conjunto o bien para producir pequeñas elevaciones de tono que

¡Oh más dura que mármol a mis quejas, y al encendido fuego en que me quemo, más helada que la nieve, Galatea!

pueden romper la monotonía de una línea melódica baja. La primera opción no suele ser muy eficaz en la poesía actual, ya que el mantenimiento de un tono elevado durante mu-

La exclamación como figura tiene mucha

cho tiempo termina pareciendo monótono, no

relación con la entonación del poema. Una

menos que el mantenimiento de un tono bajo.

sentencia aseverativa se caracteriza por co-

Lo que rompe realmente la monotonía son los

menzar con un tono bajo que se eleva hasta

cambios, no el énfasis, al menos desde un

un tono medio, para terminar en un tono bajo.

punto de vista de la estética actual. Los poe-

La exclamación ofrece una línea melódica

tas románticos, sin duda, no estaban muy de

marcada por un tono más elevado y con más

acuerdo con esta afirmación.

altibajos en la modulación. Los cambios de

En nuestros días, un poema que abusa de la

modulación afectan al significado del poema,

exclamación nos parece pomposo, grandilo-

pero más aún al dinamismo que se aprecia en

cuente y hueco, rebuscado y poco natural.

la lectura. Un poema construido a base de

Fijaos en la sensación que produce la lectu-

frases aseverativas tendrá necesariamente

ra de los siguientes versos, del Canto a Tere-

un tono más bajo que otro construido con

sa, de José de Espronceda:


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(...) ¡Oh llama santa!, ¡celestial anhelo! ¡Sentimiento purísimo! ¡memoria acaso triste de un perdido cielo, quizá esperanza de futura gloria! ¡Huyes y dejas llanto y desconsuelo! ¡Oh, mujer!, ¡que en imagen ilusoria tan pura, tan feliz, tan placentera, brindó el amor a mi ilusión primera...! (...) La utilización de los signos de exclamación para proporcionar un énfasis sobredimensionado a los versos fue un recurso muy utiliza-

salpicando de sol y de verano. El siroco dejó un poco de arena, y el mistral era casi silencio, igual que los alisios. Pero escuchad, escuchad todavía el ramalazo, la poderosa ráfaga que trae gotas de azul y deja sobre la piel la húmeda caricia del salitre.

do en el romanticismo poético; hoy día la utilización desmedida de este recurso empobre-

Un grito agudo interrumpió la melodía.

ce el poema, pues éste deja de sonar natural, dando una sensación similar a la que dejan unos actores que sobreactúan, es decir, no convence. Obsérvese cómo en este poema Ángel

El artista, extrañado, agitó su instrumento, y cayó al suelo, yerta, rota, una brillante y negra golondrina.

González utiliza la exclamación con la máxima mesura, a fin de no comprometer la credibilidad del mensaje poético:

Es muy destacable la manera en que el poeta comienza empleando los signos de exclamación en la primera estrofa y cómo el lector,

La trompeta

casi sin darse cuenta, continúa exclamando según sigue leyendo, sin necesidad de que

(Louis Armstrong)

exista signo de exclamación alguno, pero siempre sin perder la sensación de honesti-

¡Qué hermoso era el sonido de la trompeta cuando el músico contuvo el aliento y el aire de todo el Universo entró por aquel tubo ya libre de obstáculos!

dad, de naturalidad que tiene el poema. Aprovecho la ocasión para recordar aquí que los signos de exclamación son dos, uno de apertura y otro de cierre, y que se colocan al principio y al final del enunciado exclamativo. En castellano es obligatorio poner el sig-

Qué bello resultaba el estremecimiento producido por el roce de los huracanes contra el metal, de los cálidos vientos del Sur, y luego del helado austral, que dio la vuelta al mundo.

no de apertura, a diferencia de lo que sucede en otras lenguas, como el inglés. No ponerlo implicará, además de tratarse de una falta de ortografía, que el lector entonará de forma errónea hasta el momento en que termine de leer la frase, momento en que verá el signo de cierre, por lo que estaremos forzando al lector

El viento solano llegó lleno de luz

a releer para volver a entonar correctamente. ◣


Por Rosario Alonso


49

“Sigo escribiendo porque cada paso, cada poema, es un gran premio emocional y estético y porque me siento parte de algo hermoso”


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ERCEDES

CARRIÓN es licenciada en Geografía e Histo-

ria por la Universidad Literaria de Valencia, su ciudad natal. Una vez afincada en Cataluña, dirigió un taller artesano de esmaltado a fuego durante muchos años, razón por la cual pudo enseñar el oficio a muchas mujeres. Se trata de una técnica milenaria que empleaban las civilizaciones egipcia, griega y bizantina para decorar metales preciosos. Las buenas costumbres no las pierde y tal vez por eso le sigue gustando estudiar y aprender en general. Nos cuenta que es disciplinada para las tareas intelectuales y no le duele el tiempo que les dedica. Le gusta mucho cantar, incluso ha musicalizado poemas propios acompañada por el guitarrista Kim Serrano. Disfruta de la música, del teatro y de la lectura siempre que puede. Ha gozado muchísimo del mar con su familia aunque ahora, ella y su marido, son más de tierra adentro. El campo y sus habitantes son la pasión de ambos. Adora las plantas y su cuidado, tanto que se conoce los nombres de cada una. Le gustan todos los días, con lluvia o sin ella. Para Mercedes cada jornada es un estrenar la vida: no le gusta hacer planes sino a muy corto plazo y espera a ver qué iniciativas tomará la propia vida. Tiene, dicen quienes han probado sus manjares, buena mano para la cocina. Le gusta inventar y combinar todo, desde las sobras hasta los alimentos más exóticos, probar cosas nuevas y desde luego la cocina familiar de toda la vida que su gente valora. De hecho tiene más de un poema gastronómico. Asiste los jueves a un taller de poesía (Metáfora) desde 2009. Allí conoció a la poeta Juliana Mediavilla que afortunadamente la trajo a Ultraversal. Esa reunión semanal es irrenunciable para Mercedes como lo son las páginas que comparte con los compañeros. Ha sido muy viajera pero ahora ya no siente esa inquietud. Se ha vuelto más contemplativa, menos curiosa y atrevida que años atrás. Dejó el deporte por el baile flamenco y el conocimiento de los palos y sus compases le ha aportado mucho. Toca además el cajón y los palillos y se le dan muy bien las palmas, nos dice. Colecciona abanicos y pequeños objetos variados, bagatelas generalmente viejas. Muchos de ellos son recuerdos de sus viajes. Le gustan mucho las muñecas, las peinetas, los pastilleros y conserva algunas piezas esmaltadas de su taller con mucho cariño. Reconoce que la vida le ha cundido mucho. Sus escenarios han sido tantos que cree que en ninguno ha llegado a aprender lo suficiente. No importa, nos dice, el tiempo sigue ahí, abierto a tantas posibilidades.


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1. ¿Qué es para ti la literatura?

resé por las actividades de un grupo de poetas

La entiendo como parte necesaria de la vida

de Barcelona (Metáfora), con espacio propio

pues a través de la palabra escrita se accede a

en la biblioteca Mercé Rodoreda, especializa-

todo conocimiento, a las diversas ciencias

da en poesía. Fueron generosos conmigo, me

que lo contienen, incluida la estructura y la

hicieron hueco de aprendiza y con ellos sigo,

historia del propio pensamiento humano.

aprendiendo.

También la vida del hombre en la tierra co-

Sigo escribiendo porque cada paso, cada

mienza a ser considerada como historia, pre-

poema, es un gran premio emocional y estéti-

cisamente, desde la aparición de los primeros

co y porque me siento parte de algo hermoso.

textos que la acreditan.

Sigo escribiendo por lo que descubro de mí y

La literatura es compendio pero también es una infinita posibilidad para la creación artís-

de los demás. Porque atrapo la vida en un papel. Por compartirlo.

tica a través del lenguaje en sus diversas ma-

Porque sigo en la investigación poética de

nifestaciones. En este sentido la literatura es,

todo lo que me rodea y siempre me parece

también, comunicación y oficio.

que acabo de empezar.

2. ¿Y la poesía?

4. ¿Qué influencias literarias han marcado tu

La poesía es la proyección literaria de una

poesía?

manera específica de sentir el entorno, los

Técnicamente ya tenía conocimientos aun-

acontecimientos y el propio bagaje cultural y

que archivados en la memoria desde mucho

espiritual de quien la escribe, sujetándose a

tiempo. Tuve una profesora en enseñanza

unas características y normas predetermina-

media que marcó mi amor por el idioma y el

das que la definen como tal.

cuidado del lenguaje, Doña Rosario... He sido

Personalmente la poesía me brinda una

hasta hace unos años una gran lectora, sobre

nueva mirada sobre mi mundo y lo que me

todo una apasionada lectora juvenil. Toda

concierne del mundo de los otros. Y es tam-

literatura que haya pasado por mis manos ha

bién una disciplina intelectual que modera mi

dejado poso, sin duda. Ahora que puedo leer

voz y la conduce en busca de los más preci-

menos, la poesía es mi campo de lectura. Su-

sos matices del lenguaje.

pongo que hay un currículum misceláneo entre muchos estilos, pero sobre todo creo

3. ¿Desde cuándo escribes y qué motivación

que la etapa clásica, la de formación, digamos

te impulsa a continuar escribiendo?

la más académica, es la que más me ha mar-

Escribo desde que sentí una especial necesi-

cado.

dad de introspección. Fue algo casual e inexplicable, en unos momentos en que pasaba

5. ¿Cómo definirías tu poesía?

por problemas de salud y las noches eran in-

Creo que es una poesía sencilla, intimista,

terminables. Llegué a creer que eran otras

muy apegada a la naturaleza, muy espontá-

voces en mí. Hace poco más de cinco años

nea también aunque me gusta cuidar el deta-

que ocurrió.

lle y ceñirme a las normas en cuanto a es-

Me sentí bien escribiendo por intuición y

tructura y sintaxis se refiere. En este sentido

enseguida quise aprender, pues los recuerdos

tengo la impresión de que cada vez es más

de mis estudios de Literatura comenzaron a

fluida, menos encorsetada. Es difícil opinar

aflorar claros y altos. Me informé y me inte-

sobre algo que me cuesta creer que de verdad


52

es mío, por lo que me sorprende.

siempre vienen dadas por las tareas de las que debo responder ante dicho grupo y mi

6. ¿A qué público pretendes llegar?

propia exigencia para responder al ritmo y

Me siento valorada por mis compañeros, tan-

nivel de trabajo de Ultraversal.

to de Metáfora como de Ultraversal. Es algo que me da mucha vida, los hace mis cómpli-

9. Dentro de todo el panorama ¿con qué tipo

ces y me anima a ser yo misma. Con nadie

de poesía te sientes más cómoda?

más comparto mis poemas (la familia no

Me escribo mejor en verso blanco y suelo par-

cuenta, son incondicionales). No me imagino

tir siempre de lugar, experiencia o sensación

cómo serán otras lecturas por parte de otras

ligados a la naturaleza porque siento que todo

personas y no pretendo nada al respecto. De

está contenido en ella, todo está explicado,

hecho estoy empezando a imprimirlos, ahora,

retratado en ella. Nosotros también. Yo tam-

luego de cinco años de camino…y casi me

bién. Los sentimientos encuentran en ella un

asusto cuando los veo sobre el papel, como

perfecto paralelismo.

queriendo emprender vuelo. 10. Cuál es tu proceso creativo, ¿te sientas a 7. Según tu punto de vista ¿qué condiciones

escribir poesía o esperas que la inspiración

debe cumplir el poeta para ser considerado

llegue?

como tal?

En ocasiones me siento a escribir poesía si-

Creo que el poeta debe alcanzar su propia voz

guiendo inspiración previa o simplemente

a través de su propia mirada: ser capaz de

por disciplina y gusto, pero reconozco que

reconocerse y aceptarse en sus diferencias,

tengo una actitud más bien voluntariosa. En

incluso en sus carencias. E intentar paliarlas

ocasiones los versos me despiertan y aunque

mediante el estudio y la caligrafía poética:

sea de madrugada me levanto para intentar

romper papeles y aceptar las críticas y co-

hilvanarlos: me duele mucho olvidarlos, aun-

rrecciones de aquellos poetas a quienes tiene

que luego yo misma acabe desechándolos.

la suerte de tener cerca y se interesan por él, como ocurre en Ultraversal. Conmigo, en esta

11. Tus poemas también los has cantado.

casa, todo ha sido generosidad desde el co-

Háblanos un poco de tu faceta como cantan-

mienzo.

te.

También creo que hay una condición innata

Es complicado. Me gusta mucho cantar, me

para llegar a eso: la poesía es también una

limpia el alma. Hubiera deseado aprender

manera de vivir y entender. Y de escuchar.

música para llegar a componer mejores canciones con mis letras o las de otros autores.

8. Si las hubiera, ¿cuáles son tus influencias

Hubo una etapa en que las circunstancias me

poéticas?

permitieron abordarlo y aprendí mucho en

Yo siento que mi evolución en poesía está

cuanto a técnica de voz y grabación, pero

presidida mayormente por los autores de Ul-

hube de dejar atrás el intento que ha quedado

traversal y por los poetas clásicos, latinos,

como una experiencia incompleta pero grati-

catalanes y castellanos que he tenido la opor-

ficante, aunque sea tan solo por el hecho de

tunidad de estudiar en Metáfora, dentro de la

haberla llevado a cabo y compartirla.

disciplina del grupo. Mis lecturas poéticas son variadas y casi

Mis canciones no han tenido difusión ni lo pretendo, pero me encanta que reposen entre


53

las páginas de Ultraversal: realmente son su

centrífuga respecto de la normativa. Creo que

origen ya que las letras también andan perdi-

se abusa desconsideradamente del verso libre

das entre algunos de mis poemas. Pero canto,

por desconocimiento de sus elementos esen-

en público o en privado, siempre que puedo. Y

ciales. Se cae así con demasiada frecuencia

con el tiempo se ha afianzado mi voz, la dis-

en una prosa entrecortada y demasiadas ve-

fruto más.

ces carente de musicalidad, precisamente la característica por antonomasia de la poesía.

12. ¿Piensas que hay mucho egocentrismo en el mundo poético o que por el contrario es un

15. ¿Qué opinas del formato digital con vistas

mito?

al futuro?

Creo que todo poeta tiene una carga de ego-

Pues que vamos cada vez más hacia ese in-

centrismo en mayor o menor medida, porque

evitable futuro.

se erige en voz abierta a los demás, a quienes

Bendito sea como elemento de salvación de

quieran escucharle. Otra cosa es la vanidad,

selvas y bosques, aunque el libro en su forma-

la egolatría que a veces subyace en algunas

to tradicional sea para tantos de nosotros

actitudes. Por mi experiencia me atrevo a

vehículo indispensable y materia de culto

decir que tampoco es tanta, que se ve venir de

justificadísimo. Y en parte lo seguirá siendo.

lejos y eso desarma su espoleta… En parte es mito: se ha de comprender que

Se impondrá el formato digital, es lo razonable.

la poesía nace de una necesidad subjetiva de compartirse y si no hay algo de amor propio,

16. ¿Hay alguna pregunta que no te hice y te

pues la voz se queda en nada…

gustaría que te formulara? Sí. ¿Consideras que el comentario sobre los

13. ¿Crees que la poesía vende?

poemas de los compañeros ultraversales

No creo que venda en el aspecto material,

puede llegar a ser una buena manera de me-

pero vende en el sentido de que se recurre a

jorar tu expresión literaria también en prosa?

ella en muchas ocasiones, como expresión

La respuesta es sí. Y deseo agradecer la

que supera a la prosa, en los medios públicos

oportunidad que tal escenario supone. Disfru-

de comunicación, en las celebraciones... Se la

to de explicar y explicarme, de dirigirme a los

protege poco desde los estamentos oficiales,

compañeros como si de una correspondencia

se le da poca difusión entre los jóvenes. No es

personal se tratara, en tantas ocasiones. Dis-

materia de enseñanza oficial. De hecho está

fruto de la cercanía que también se despren-

ocurriendo lo mismo en cualquier manifesta-

de de muchos de sus escritos. Lo considero

ción de lo que se entiende por Humanidades.

una oportunidad irrenunciable para conocer-

Solo hay que consultar los premios que se

se, apreciarse y remover a veces el baúl de los

publican: son pocos e insuficientemente do-

recuerdos, aprendiendo siempre.

tados. A excepción de las grandes convocatorias estatales que suelen tener, además, poca

Mercedes ya hemos llegado al final. Se me ha

repercusión editorial.

hecho muy corta la entrevista. Agradezco mucho tu atención.

14. ¿Cómo ves la poesía en la sociedad actual? La veo muy diversa pero con una tendencia

Admiro tu disposición para la revista Rosario y te agradezco el esfuerzo. ◣


Por Nesthor Olalla

Mi argumentario: un ardid Mi consigna: soltar lastre. Mi pudor: temeridad. Mi equilibrio: el desenfreno. Mi pesadumbre: doler. Mi asilo: la confusión. Mi excentricidad: pensar. Mi valor: a convenir. Mi emoción: siempre un conato. Mi morada: una trinchera. Mi turbulencia: ventral. Mi bandera: reversible. Mi patria: donde no hay culpa. Mi estímulo: conspirar. Mi convicción: sólo dudas. Mi anomalía: borrar huellas. Mi urgencia: desratizar. Mi identidad: un conflicto. Mi sosiego: en cualquier bar. Mi deber: según la urgencia. Mi existir: tribulación Mi reservorio: el azar Mi aislamiento: por desidia. Mi fineza: al delinquir. Mi pasión: con poca espuma. Mi pereza: desandar. Mi mentor: el desafuero. Mi filiación: dos zapatos. Mi trono: sobre un volcán. Mi pena: sin redimir. Mi credo: si hay palpación. Mi proyecto: despertar. Mi impaciencia: concluir. Mi pretendiente: el ocaso. Mi adscripción: a la escasez. Mi placebo: la razón. Mi repulsa: a lo grupal.


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Mi lado oscuro: a la vista. Mi extrañeza: respirar. Mi apostura: el desaliño. Mi ideología: barril. Mi regla: ser la excepción. Mi esperanza: ornamental. Mi honestidad: reductible. Mi ideal: de quita y pon. Mi mismidad: negligencia. Mi excitación: resbalar. Mi enemiga: la doblez. Mi opulencia: una erección. Mi privanza: lo fugaz. Mi señuelo: una alabanza. Mi agotamiento: ser yo. Mi perversidad: cabal. Mi tragedia: desistir. Mi ruta: la del cometa. Mi peripecia: volver. Mi reino: desbastecido. Mi comburente: la sed.


Por Mercedes Carrión Masip

Renacer desde el dolor nos convierte en reinsertados, hambrientos de días en los que reconstruirnos para dar sentido y dignidad a la experiencia. Si es el paso de la muerte por la casa, nos deja derrotados, desposeídos de la fe, revestidos de harapos emocionales, con la inseguridad como promesa de futuro. Sobrevivir, en cierto modo indemnes, requiere de grandes reservas de amor, también de tiempo. Nosotros las teníamos. Solo éramos dos adolescentes y un padre siempre triste, pero las teníamos. Me sentí reinsertada nuevamente mucho tiempo después, en plenitud vital, cuando la muerte acarició mi rostro y no me quiso para ella; o sí, porque está compartiendo el resto de mis días como vestal amable que me condona el miedo y me hace fuerte. Hay otra reinserción que agradecer al misterio que somos y vivimos: me aconteció la poesía como un cambio en la edad, como una nueva luz en la mirada. Mi escritura pulida de estudiante despertó avariciosa, sorprendiéndome inerme en el asalto. Y hube de correr, acogerme a vuestras filas para recuperar, precisamente, el sentido y dignidad que el desuso, como una muerte más, le había arrebatado. Correr a vuestras filas apretadas de saber y compartir, de amor también, poetas. Si quiero componer un sucinto balance, verter sobre mis versos análisis plausible, tendré que sujetarme tan solo a dos partidas: el amor y la muerte. ◣


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¿Recuerdas las ventanas? Se asomaban al jardín y un poco más allá paraban los tranvías. Su sonido metálico en la noche acunaba la nostalgia, desatando en nosotras tantos sueños que fueron quedando atrás por improbables. Y qué risueñas las luces de la calle sobre el cuarto, aquel pequeño mundo perfecto en su especial desorden. Y aquél sonido sordo de la lluvia en el sosiego de la casa, tan solas frente al callado dolor de nuestro padre, tan unidas frente al nuestro. Mis jirones de insomnio se han estremecido un día más ante este rezo que creía olvidado y me reclama ahora: por ti, como por Ella entonces, voy regresando torpemente a su regazo. ◣


Por Arantza Gonzalo Mondragón

Un libro de Silvio Manuel Rodríguez Carrillo

Título: Ritmo Autor: Silvio Manuel Rodríguez Carrillo Publicado: 11 de diciembre de 2013 Género: Poesía Idioma: Español Páginas: 114 ISBN: 9781105526107 Encuadernado: Libro en rústica con encuadernación americana Tinta interior: Blanco y negro Peso: 0,49 lb Dimensiones en pulgadas: 6 de ancho x 9 de alto Consíguelo en Lulu.com

ITMO

es el aprendizaje definitivo de la

forma poética en todas sus variantes.

man parte de la misma cosa, así como el cielo y el suelo delimitan el paisaje.

Adentrarse en este libro significa un

Silvio Manuel tiene una voz única, una for-

viaje por el amor y todos sus opuestos,

ma de contar y contarse que no deja indife-

desde la óptica rebelde y filosófica del autor.

rente. Es un explorador de sus propias caver-

Es un viaje interesante a través del talento,

nas que observa concienzudamente todas las

del yo consciente y subconsciente que pone

variables, los vínculos afectivos pasados, pre-

la palabra como arma de supervivencia.

sentes y futuros. Al fin y al cabo es lo que importa. ◣

Las fobias y las filias, paradójicamente, for-


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Por am♼r al arte


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