Revista Ultraversal edición número 3

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ED I C IÓ N N RO . 3  N O VI E MB RE 2 0 1 5  B IME N S U A RI O D IG I T A L G R AT U I TO D E ES CRI T O R ES U L TR A VE RS A LES

Homenaje  Prosa  Poesía  Artículos  Reseñas  Humanidades  Entrevista  Fotografías  Ilustraciones



Staff

Sumario

EDICIÓN NRO. 3  NOVIEMBRE 2015

Dirección general Gavrí Akhenazi

pág. 06 In memoriam » En torno a Manuel Martínez Barcia » Por Mercedes Carrión Masip

Subdirección Silvio Manuel Rodríguez Carrillo

pág. 14 Prosa » De: Diario de la gata / Breves » Por Morgana de Palacios

Redacción Arantza Gonzalo Mondragón Eva Lucía Armas Isabel Reyes Elena Morgana de Palacios Rosario Alonso Diseño & diagramación Jorge Ángel Aussel Ilustración de tapa Ovidio Moré Autores que aparecen en esta edición Enrique Ramos Gavrí Akhenazi Gerardo Campani Iosi Erdân Jorge Ángel Aussel Jorge Roussell Perla Mabel Lemos Manuel Martínez Barcia Mariví González Mercedes Carrión Masip Morgana de Palacios Ovidio Moré Rosario Alonso Rosario Vecino Ruffo Jara Silvio Manuel Rodríguez Carrillo Sitio web http://revista.ultraversal.com

2015 Revista Ultraversal está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 internacional (CC BYNC-ND 4.0). cc

pág. 18 Poesía » De mis errores / Quinteto sin nombre » Por Ovidio Moré pág. 20 Artículo » De odios necesarios y otras literaturas » Por Gavrí Akhenazi pág. 22 Reseña » Lejaim: un libro de Gavrí Akhenazi » Por Iosi Erdân pág. 24 Poesía » Escribo / Silencio / No siempre / Si lloran » Por Rosario Alonso pág. 26 Prosa » Pabellón 5 » Por Silvio Manuel Rodríguez Carrillo pág. 28 Humanidades » ¿Fashion victim o Fashion executioner? » Por Mabel Lemos pág. 30 Poesía » Yo elijo —siempre— I & II / De: Inventario / De: Dí-antes » Por Rosario Vecino pág. 32 Reseña » Aire: libro de poemas de Silvio Manuel Rodríguez Carrillo » Por Ruffo Jara pág. 34 Entrevista » Manuel Martínez Barcia » Por Rosario Alonso pág. 38 Artículo » A o B » Por Gerardo Campani pág. 40 Poesía » Cuestión de equilibrio / La libido textual / Ábrete vida / Vanguardia » Por Morgana de Palacios pág. 42 Prosa » Kalani: 1ª & 2ª parte » Por Jorge Roussell Perla pág. 50 Humanidades » Por qué y para qué comentar un texto » Por Silvio Manuel Rodríguez Carrillo pág. 52 Poesía » Rebelión / Honestidad / Insensibilidad / Resurrección » Por Mariví González pág. 54 Artículo » Recursos literarios (tercera entrega) » Por Enrique Ramos


Por Jorge Ángel Aussel

los cargos que pretenden imputarnos nuestros detractores, se encuentran los de tener “malos modales” para decir nuestra verdad, ser “criticones”, “insensibles”, “crueles”, “rígidos” y hasta “despóticos”, lo cual es erróneo en todas las acepciones de la palabra, por un lado porque el único “poder” del que hacemos uso y “abuso” los ultraversales, es el del conocimiento puesto al servicio de quien lo corresponda en reciprocidad, y, por otro, porque siempre actuamos en consecuencia al Ideario que es Nuestra Ley Suprema, al que nos atenemos en todo momento y bajo toda circunstancia, y al que cualquiera que esté interesado en leer puede acceder desde el enlace que destinamos para dicho fin en el menú principal de la cabecera de Ultraversal.com. Podría continuar con la vasta enumeración de agravios, ya que son múltiples los descalificativos que nos propinan ciertos individuos que caen en nuestros territorios como paracaidistas, pasándose nuestras normas de convivencia por donde no les da el sol y, encima, ofendiéndose como si les insultáramos a la madre que los parió cuando les impedimos hacer en nuestra casa lo que les nace de sus partes pudendas, pero todas las injurias habidas y por haber tienen su eje en la que, a mi entender, es la cualidad más valiosa e inherente a todo ultraversal, nunca entendida por los detractores ni mencionada por su nombre de pila: honestidad. En un mundo donde el doblez es el plato principal de cada día, no es de extrañar que se nos acuse por ser honestos, con calumnias de todas las calañas y una procacidad capaz de poner a prueba la tolerancia del más tolerante entre los tolerantes, puesto que es de la única forma que saben hacerlo los mediocres, para colmo de males, cobardes. Mas nótese que digo “saben” y no “pueden”, ya que por mucho NTRE

que quieran, con esa pertinacia que en ocasiones rebasa los límites del enseñamiento, no pudieron, no pueden ni podrán arremeter contra la transparencia de nuestras acciones. Sus desbocadas tentativas de descrédito hacia nuestro proceder no hacen otra cosa que atrincherarnos cada vez más en nuestro Ideario, que entre otras peculiaridades trata de compromiso y generosidad en la práctica continua, único modo en que entendemos que cobran sentido estos conceptos, hoy más que nunca opacados por sus antónimos imperantes, pero que, sin embargo, al hacerlos verbo desde el rincón en que nos toca desempeñarnos, posibilitan la supervivencia de nuestra civilización sobre la Tierra. Y dirán que exagero, pero ya Goethe, en uno de sus más célebres aforismos, dijo que si cada uno limpia su vereda, la calle estará limpia, y nosotros creemos desde lo más profundo que la labor por el bien común puede llevarse a cabo en cualquier ámbito de la vida, e Internet no deja de ser parte de la misma, ya que lo que hacemos en la virtualidad repercute de manera directa en la realidad y viceversa, hasta ese punto donde la línea que divide ambos mundos se difumina y tanto lo “virtual” como lo “real” dejan de ser compartimentos estancos en nuestras mentes. El problema surge cuando lo que para nosotros es hacer el bien común, como compartir nuestros conocimientos en defensa de la correcta ejecución del arte que amamos, para otros es poco más que un oprobio, porque ¿cómo podemos tener el tupé de señalar siquiera un fallo en el gato que venden por liebre como obra maestra inmaculada? ¡Qué desconsiderados! Con lo que les habrá costado escribir esas sin-cuenta sobras… Para cualquier aspirante a ser un buen escritor o poeta o ambos, el poco o mucho talento que posea y la perseverancia, no son suficientes. Se precisa, además, de una buena dosis de humildad para aceptar la crítica de aquellos que ya han hecho carrera en el oficio


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literario; escritores que actúen como espejos de los ojos incapaces de verse a sí mismos si no es a través de… Y de estos, está lleno Ultraversal. Y como aprendiz que soy, me excluyo de esa lista. Pero la honestidad de los ultraversales a la hora de transmitir lo que sabemos a través de la crítica constructiva, tras tomarnos el minucioso trabajo de leer una obra, desmenuzarla y analizarla por partes con todas las herramientas del saber con las que contamos, no sirve de mucho, por no decir de nada, si además no entran en juego la sensatez del autor para afrontar nuestra opinión y la honestidad para consigo mismo, así como su voluntad de ampliar el criterio literario y aplicarlo en la mejora de la obra en cuestión y las que le sucederán a partir de ese punto de inflexión que significa contar con la ayuda de personas idóneas que nos guíen en el campo de la literatura. Un escritor siempre debe saber “desprenderse” de su obra y estar dispuesto a editarla ante eventuales fallos estructurales o de cualquier otra índole, e incluso tener el valor de deshacerse de ella cuando esta sea insalvable. Porque un texto en prosa o en verso no es la canalización de un mensaje extraterrestre vomitada sobre una hoja, como para negarse a tocarle una vocal. Y aunque lo sea, seres de otros mundos no pondrán la cara por nosotros cuando haya que rendir cuentas sobre el mamarracho que escribimos, así que más vale atenernos a las normas terrícolas que pasar vergüenza delante de toda la clase. Que un texto nazca de nuestros corazones no nos imposibilita a depurarlo hasta obtener un fruto digno de degustación. Poner en un altar lo que escribimos y negarnos a corregirlo porque “así salió de nuestras almas y así se quedará”, es de una comodidad y una pedantería calamitosas. El autor incapaz de desdoblarse para verse y ver su obra con la mayor objetividad posible, se ve limitado en su capacidad de crecimien-

to por el continente al cual se halla ceñido, como un árbol que no puede seguir echando raíces si permanece plantado en la diminuta maceta donde germinó, y, por tanto, no desarrollará toda su capacidad de crecer en altura. La diferencia fundamental radica en que los seres humanos, la mayoría de las veces, podemos elegir entre permanecer circunscriptos a la mediocridad o expandir nuestros horizontes a través de la adquisición de nuevos conocimientos. Lamentablemente, por lo general, no es lo que eligen aquellos que nos difaman, cuyas obras, en casi la totalidad de los casos, fueron puestas en evidencia en comentarios que les realizamos, en contraposición a las alabanzas inmerecidas de incalculables aduladores que van por la red repartiendo quélindos a trabajos impresentables, como también a los que no lo son, devaluando así a estos últimos y enalteciendo aquellos dignos de la hoguera. No obstante, desde Ultraversal, nuestro hogar poético y literario, llámese Foro, Comunidad y/o Revista, estamos dispuestos a resistir, como lo hemos hechos hasta ahora, sin traicionarnos. Aunque borren con un dedo lo que escriben con sus manos y censuren los comentarios que realizamos con tanta dedicación y buena voluntad; aunque intenten afrentarnos en vez de enfrentarnos con la hidalguía que parece que no tienen; aunque vayamos contracorriente y las olas de la desidia amenacen con arrasarnos, seguiremos combatiendo el egoísmo e individualismo con altruismo y generosidad, y desempeñando la labor docente de llevar a cabo un taller literario como el que llevamos, totalmente gratuito y abierto a todo aquél que esté dispuesto a trabajar uniendo sus manos con las nuestras, con la decencia que nos caracteriza y en pos de aportar al desarrollo conjunto, por la firme, y mucho más que firme, inquebrantable convicción de que cuando crece el otro, también lo hacemos nosotros. ◣


Por Mercedes Carrión Masip / Ilustración: Ovidio Moré

El árbol del embrujo de fuego, en homenaje a Manuel Martínez Barcia


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E

nos han ido el hombre y el poeta. Y una estela de amor y ver-

so mantendrá por siempre su luz en esta casa. Manuel Martínez Barcia nos ha mostrado su alma con excelente calidad poética, desde la pausa y la pasión, en una aparente calma que tensa su discurso embelleciéndolo, igual que lo sujeta a una somera estructura entre el espacio y el lenguaje, de una plasticidad perfeccionista que roza en ocasiones la abstracción, especialmente en verso blanco, confiando no solo en la sensibilidad del lector sino también en su inteligencia. Hay en la poesía de Manuel una emoción latente, un amor incontenido, un ansia de hablar no satisfecha que le impele a escribir en tantas ocasiones de forma compulsiva, movido de una necesidad extrema que en estas tristes circunstancias parece revestir carácter premonitorio. No era muy dado a confidencias pero desde su actividad continua en el foro nos fue dejando ver su gran calidad humana, un talante sentimental, cercano, y aquella facilidad casi angustiosa para pedir perdón ante quien fuere si creía haber cruzado alguna puerta sin permiso. Amable y cariñoso para los veteranos como para quienes acudían al foro con la ilusión del principiante, no dejaba de mostrar su voz airada si pensaba que la ocasión lo requería. Entonces el color de su palabra se tornaba marea expresionista, espátula y pincel de trazo recio, dejándonos también sentir su fuerza. Su empatía, generosidad y afecto por Ultraversal, por todos nosotros, se ha mostrado en lo cotidiano de su participación, en sus comentarios acompañados tantas veces de exquisitos poemas, y en su entrega desde los contrapuntos que tanto provocó y llegó a disfrutar. Nos deja como herederos de su voz y su pasión poética sin límites. Algunos de nosotros, además, hemos ido recibiendo a título personal generosos legados de su arte, valiosísimos, que seguirán fructificando, irrenunciables ya, en memoria suya. Manuel amaba la vida en las personas y solicitaba abiertamente ser correspondido. Nos queda el consuelo de que sin duda se supo muy querido y admirado en este foro. Nunca le faltaron pruebas. Para Manuel éramos y para él seguiremos siendo, gozosamente, su familia poética, la madre Ultraversal. ◣

Mercedes Carrión Masip Septiembre de 2015


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El 30 de Noviembre de 2013 Manuel Martínez Barcia escribió en el Foro:

Nunca he sido renglón de ningún libro, mi tiempo en poesía se limita al espacio de mi blog y, desde que descubrí el espacio Ultraversal, a compartir aquí vivencias y palabras con ánimo de ser encuentro en compañía. No aspiran estos versos que ahora escribo a dejar unos surcos profundos, ni a ser del día a día, deseo o frustración, ni del dolor infiel, futuro o despedida. Tan sólo en su interior, traspasar las fronteras de la luz, un viento del exilio que libere al lector de pesos y cadenas, acaso un desandar entre la gente, un bosque inesperado, una nueva galaxia o el brote de una estrella en éxtasis de dos... infinito su amor bajo palabra. Mi signo, sin embargo, es su eco, mi voz en el cristal y tras mis reflexiones un perfil. Bastaría un oasis oculto en mis quimeras, si no hubiese un mar de sensaciones que extiende su oleaje en la quietud, acariciando mis huellas en la arena... Ahora, con vuestro permiso, que no celosa complacencia, quisiera dejar aquí, estos trozos de alma que algún día sembré surcando con mi lápiz los papeles, como un tragaluz de mi memoria convertido en deseo. ◣

Ha vuelto a suceder. Me idean en la sombra unas voces que omiten la ilusión. Guiones de lo absurdo y páginas en blanco de otra edad que nunca leeré, mi pasado imperfecto. No tengo más historia que narrar, ni mitos, ni leyendas. Pero el amor no sabe de pedazos, sólo mi alma se mantiene a golpe de anhelos, sin culpa, sin plegarias. Aunque nadie comprenda que no es mía, que sangra la locura de un poeta, acá de lo versal, luz de otoño que aviva la nostalgia en las huellas del viento y aurora boreal de lo que nace tendido en las quimeras. Hay nubes con silueta de alimaña y buitres que carroñan la paz del creador, dejadme abrir la puerta hacia un mundo volátil, las órbitas del bien cuando despierte y devorad mis sueños, la noche os pertenece.


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Mientras son desnudez las iras aparentes que hicieron desabrigo en el amor, la querencia en el mal del yo más verdadero en alguien que no fui. Mientras, a media noche, me despierto con culpa, sin discernir apenas la antigua vocación de amanecer tan libre de pecado, la presencia de un dios entre mis sueños llevándome a la luz de los mundos nacientes... Mientras soy en la niebla testigo de mudez que se finge invisible para esquivar miradas al frente del espejo,

Es tiempo de elegir,

para ser corazón

una vida pendiente, suicidio en lo que fui,

que supo alguna vez tener amante

o la profanación del interior

con el alma versal,

saqueando del miedo la memoria.

tan palpable su espíritu en mí mismo,

Pero cómo olvidar la esclavitud,

tan inútiles justas que hicieron miserables

esta luz del otoño contigo en su lamento.

mis ansias de virtud.

Me hiere todavía tu impostura en brazos del amor.

Acaso regalé sin pretenderlo

Aquellos paraísos alcanzables

al manso más pueril

que dejamos caer

para que fueran otros

en profundos abismos de la noche,

causantes de la guerra.

como un temblor de cielo sin fronteras. No es preciso saber quién te convoca. Atravieso la esfera del reloj, tus huellas envejecen y escribo una historia sin recuerdos: Tan inútil costumbre fingir que soy poeta.


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La escucho conversar en un siseo, entrecortado y leve, como los pensamientos que rehúyen las razones de algún significado. Y sigilosamente abre mi corazón y se agiganta, expande la mandíbula hasta mí

Había en las palabras retazos de la noche

y ansía devorarme

con huellas de cristal

con signos de tarot entre mis sueños.

delirando la luz de mis pisadas.

Apenas soy del tiempo escaramuza,

(De mí mismo)

lugar donde expiar lo que no existe,

robótica también

para sobrevivir,

y abstracta, fantasía e intuición

para que su tesón no venza mi memoria,

según sea el cristal donde se mire.

ni me aprisione Brecht volteando los pájaros de luz

No hay en su destino fijaciones,

como si fueran dudas.

salvo el grito del mar, allí la voz es suya,

Acaso sea yo aquel Narciso que habita en el espejo.

—porque se siente libre—

Responde, criatura:

navegando espejismos del amor

¿Hablas tú con mi mente?

que avista horizontes con un verso cercado. No es fácil definir la resiliencia, pero ella lo sabe, para ser amazona sin espuelas, caminito del alma si hay hombre que le fuerce a ser guerrera. Y podría seguir difundiendo toda su antología mientras Tauro enrojece la sed de mis pupilas. Pero hubiere de robar su talento, ser letra de Morgana y yo sólo soy luz cuando me asombra, ardiendo entre mis ojos ese barro...


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Ya sé que tú conoces el alma de un poeta, su desnudo sutil y esa pretensión de libertades que buscan sobresalto si seducen lo que la mente quiera, —no hablo de recuerdos, ni de oír esa lenta llamada sin voz al otro lado— hablo de conversar en memorias de nadie, dormir las estaciones y viajarlas, a veces en lo cómplice del frío mientras la luna cae silencios de una noche rutinaria y otras con el fuego bajo piel, las súplicas a un dios que asombra y nunca llega. Es posible que tú, si eres juglar, conozcas en los signos del dolor a los otros poetas, a los que cada día el hambre sufren, secuelas de la guerra,

He cubierto la etapa, cada paso insalvable

el envejecimiento en la mirada,

durante el recorrido que transita la pena

la desesperación,

por espacios de amor y las huellas de arena

a los que el mundo da por excluidos

marcadas por relojes allá de lo insondable.

en cárceles sin sol mientras ellos vislumbran abundancias

Crepúsculos de ti me hacen vulnerable

de amor por compañía,

al sentir todavía esa piel tan morena tupiéndome de sol la noche que la estrena

esas etnias extrañas

con la ilusión de ser apetito insaciable.

donde palabra y luz son único deseo. Todo es silencio ahora, nadie suple tu luz, apenas los recuerdos asoman la testuz para dar apariencia de tristeza y olvido, la urgencia de latir el último reproche y la amortización de todo aquel derroche, inútil terminal del tiempo que se ha ido.


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Abril se ha encarnizado por tu boca, más caníbal que nunca, predador original del fuego, fingidor restañando la herida de la roca. De tu labio extensión que nos embroca, inútil el vacío de su ardor, generar en su instinto poblador ofrendas beatíficas si toca. Sólo resucitamos en la luz inframundos cubiertos por la espera, no existe muerte allí, ni laberinto. Mis brazos y tus piernas forman cruz, apasionadamente sementera, surcos nuevos de amor en tu recinto.

Porque tú eres la piedra donde yo soy tropiezo metafóricamente, diríase caer, a paso cambiado, sin riesgo a fracasar el límite absoluto, lo que repta el amor sin huella en las alturas. Porque ambos fingimos ser pálpito de luz mientras sueñan los cuervos el tiempo de un poema, porque yo soy guión y te conozco actriz, sobreactuando siempre, veraz a tu manera. Por estas tan inútiles razones hoy pretendo extravíos, la búsqueda de mí sin que sangren palomas los aires de mi vuelo.


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Los únicos demonios en este mundo son los que corren por nuestros propios corazones. Es allí donde se tiene que librar la batalla. Mahatma Gandhi Diles que mi vida fue maravillosa Imposible volver a los tiempos en calma,

Ludwig Wittgensten

abrir el corazón en lo contaminado

Antes de mí, tan sólo inspiraciones

sin que sangre la herida puñaladas recientes

copulando quietud,

en sonetos que nunca se atreven a callar.

palabras de papel con que burlar el asedio veloz

Hay una voz oscura transitando los versos,

de lo imaginario.

en sus huellas el frío desnuda la testuz fingiéndose verano, le arde la impaciencia

Mas no podré saber

con que ha de irruir poemas humillados.

quiénes fueron sembrando

Yo soy en esta guerra destino de finales,

plantaciones de abril

causa de la pasión que grita desde adentro

mientras la sombra finge medialuna

cuando sufre un amigo sin que nadie le atienda,

y un verso en lejanía.

como rinde blancura la paz en las batallas,

Soy margen desvalido en el final,

como si fuera olvido,

un apartado punto sin reseñas de musas que otorgar

inútil mi presente.

ni cárceles de piel que me cautiven. En esta ingravidez, en su calma sin noche, ecos del escritor que fue leyenda de lo que cumple luz por tiempo hereditario y me nombra, como un instante en ti, sonora libertad si enmudecieras la risa, el vientre y todo.

Mercedes Carrión Masip para Ultraversal, 20 de Septiembre de 2015


Por Morgana de Palacios

UBO

un tiempo en que la astenia

profesional pudo conmigo y la idea de un año sabático se fue abriendo camino entre otras menos apetecibles hasta que llegó a serme más necesaria que el beneficio económico que dejaría de percibir. Cuando me decidí, mi mayor ambición después de tantos años de trabajo incesante, era disfrutar una buena temporada actuando de florero, aunque tuviera que hacer un curso acelerado de mujer objeto por correspondencia, que siempre sería preferible a seguir actuando como hermafrodita funcional, sin ver las ventajas por ningún lado. Todavía me asombro de lo que se considera en nuestra sociedad, una mujer realizada. Internet se abrió ante mí como el cofre del tesoro que todo pirata sueña y, aunque posteriormente el cofre mutó en caja de Pandora, su atracción sigue en pie. Me costó caro llegar a puerto. Pagué un precio desmesurado a nivel personal por ser libre de palabra y obra en un lugar sin vasallajes ni estereotipos y comprobé que no es cierto que por tener derecho a la libertad ésta sea gratuita. Yo me gané la mía en una lucha que todavía continúa y me temo que no termine nunca aunque sé que valdrá la pena porque puedo ofrecérsela a los demás como me hubiera gustado recibirla a mí, cuando la necesité para poder expresarme. La mayoría de los sometidos en ciberlandia, lo son por decisión propia. Se pueden seguir


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quejando eternamente de su infortunio, victimizándose en busca de la piedad del prójimo de quien chupan energía como vampiros, porque, en definitiva, es mucho más cómodo que te lo den todo masticado. A pesar de mis sueños de florero minimalista, aún no he aprendido a ser cómoda. La lectura pasó de ser un vicio solitario a un diálogo con otros lectores y otras inquietudes, por lo que desemboqué en la poesía sin ser realmente consciente de lo que se me venía encima. Escribir era algo que de no ser por Internet, no me hubiera planteado jamás. Me gusta abrir la puerta del cielo o del infierno alternativamente y sentarme concentrada como una médium esperando una posesión espiritual que siempre llega en forma de palabras. Santas o diabólicas, palabras finalmente sagradas. Aprendí a darme desde la hondura y a recibir, gozosa, de otros la misma profundidad y me hubiera encantado reírme a carcajadas en la cara de Saramago cuando afirmó que es imposible llorar sobre un teclado, como si la emoción o el sufrimiento sólo pudieran manifestarse en lugares predeterminados por convencionalismos emocionales absurdos. —Está claro que los sabios tienen también sus momentos idiotas y los considerados grandes son, a menudo, patéticos en su enanismo—. El pensamiento del hombre avanza a lomos de un caballo interactivo al que nadie puede embridar. Hoy soy consciente del milagro y tengo un ente vivo entre los dedos, tan exigente y satisfactorio como un amante en celo. Somos muchos y hambrientos. Algunos crearon la leyenda que acabé asumiendo como propia. Nunca he sido "la gata" pero esa, es otra historia que alguien contará por mí. Guardar. ◣


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Quedarán los poemas cuando todo se acabe. Poemas en el aire como cartas absurdas que no esperan respuesta. O no, porque si tengo un resto de lucidez cuando llegue el momento, voy a quemarlo todo, hasta el recuerdo de la sangre con que le di la espalda a la que pude haber sido, de no empecinarme en la palabra. Nadie me va a heredar las noches de penumbra y párpados cosidos, la boca sin mordaza. Sólo el silencio es realmente mío y es humo inútil en el cristal del tiempo. Nadie va a pelear por él.

 Se me echó la palabra encima. Me cortó su ambigüedad con un filo mellado y corrosivo. Me aplastó el sueño contra la cama. Pocas veces he tenido menos ganas de levantarme y mirar. Por puta inercia me levanté y miré. Ella, desnuda en verso blanco, como si fuera yo, me levantó el alma. Nunca lo hubiera dicho mejor.

 Será porque ha pasado por demasiadas pérdidas, que no pasa por mí como algo inefable, como algo líquido y fluyente que arrastra la miseria de la memoria y alguna que otra brizna de esperanza.


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Se ha vuelto consistente y necesario como un desayuno cotidiano para un estómago repleto de vacío. Podría prescindir de él hasta el almuerzo con sólo una molestia controlable, mas a la hora de la cena ya tendría un motivo imperioso para llevármelo a la boca de la desmotivación. Qué belleza letal la de su desnudez devolviéndole el ansia a mis papilas, desperezándose en blanco y negro sobre mi lengua. Qué extraño estar tan cerca con tan sólo el asombro de por medio para paliar el hambre.

 No hay en la muerte magia. Su sombra no proyecta más que abulia porque uno se aburre de sentirla rondar, semidesnuda, y termina tratándola de tú, con la confianza de un amante astragado. No hay en las penas magia ni metálicos peces de escamas fluorescentes que inciten a inmersiones deslenguadas y encandilen los marítimos ojos del silencio. La magia no está cerca ni se apoya en el hombro del miedo. He oído decir que cuando surge, se desdibujan todas las fronteras y caen estrellas rubias desde el cosmos, bellas desamparadas que exigen pleitesía, aunque nunca se mueran por un hombre. ¿Qué es lo que hacía yo en las trincheras de un agosto siniestro, que no sentí su rayo atravesar mi médula? Seguramente me sobremoría, con las letras heladas y la magia perdida en casa ajena, mientras el sol jugaba al escondite.

 Mi voz es solamente mía aunque yo la regale a borbotones. Mi voz de salamandra en la pared del tiempo. Mi voz de ventanales sin cortinas, de herida abierta en el muro de las lamentaciones. Qué desierto mi voz, soñando lluvia, mientras sangra arenales. ◣


Por Ovidio Moré

Me gustan mis errores, no quiero renunciar a la libertad deliciosa de equivocarme. Charles Chaplin

Me equivoco a conciencia muchas veces, no me importa mostrarme equivocado, no nací siendo un ente iluminado: fui borrego en rebaño de mil reses. Me arrepiento de algunas idioteces, porque vi que quedé bien retratado como el tonto del bote y esquilmado por meter la nariz en otras mieses. El consejo de Chaplin yo lo asumo, a mí también me gustan mis errores porque aprendo de ellos y me crezco. Me la suda el pastiche con su grumo, me han tirado otras cosas aun peores y aquí sigo, tan pancho y más que fresco.


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

Avatares del destino

Es cierto, la estrella está,

se enredan en nuestros pasos

aunque el cielo nuble todo,

y todos son como ocasos

pero siempre encuentra el modo

de soles en el camino.

de eclipsarse más allá.

El hombre es un inquilino

Ya nunca me alumbrará

en esta tierra marcada

con los ojos del amor,

por la desidia y la espada

porque sembrado el temor

de la inconsciencia de otrora.

Ha quedado en mi mirada.

Si queremos nueva aurora

Siento que no valgo nada,

hay que empezar de la nada.

que sólo fui un soñador.

 En este cielo trascribo con letra de nube clara que si en la lluvia bajara la montaña yo derribo. Con el pie sobre el estribo galopo en veloz caballo; gritando voy y no callo porque callar me hace vil. Atrás quedó lo servil, ya nunca seré un vasallo.





Espero la eternidad

Hablé del horror un día

como espero una palabra,

y tanto hablé que sentí

que surja al verso y se abra

el horror dentro de mí

tras cualquier adversidad.

dejando el alma vacía.

Las espero en la oscuridad

Lo recuerdo todavía

De los rincones vacíos Y la espero en los navíos Del corazón si zozobra.

bajando como un dolor, y a cada paso un temblor sacudía mis entrañas,

La espero aunque sé que cobra

como si miles de arañas

por todos los extravíos.

Crecieran en mi interior.


Por Gavrí Akhenazi

adultos que "se dicen a sí mismos"

de defenderse de la corrección. Si no somos

que "escriben" en la Red se compor-

enérgicos, probablemente incurrirá muchísi-

tan ante un comentario desfavorable,

mas veces en el mismo error hasta que un día

generalmente, como niños literarios.

nos preguntemos ¿pero qué hice mal yo para

Anteponen la validez de la emoción

que haya metido los dedos en el tomacorrien-

OS

(como si los escritores de oficio no supiéra-

te?

mos que es eso y el patrimonio emocional

Otros, como los adolescentes, prefieren el

fuera un gen ligado al bodrio) y arman berrin-

insulto ausente de argumento, porque al no

ches más o menos pueriles frente a una ob-

saber claramente cómo escribir, menos aún

servación negativa.

pueden hacer la defensa argumentativa de lo

Me recuerdan, en la mayoría de los casos, a

escrito. No tienen idea de los porqués íntimos

aquello de cuando los padres levantamos la

de su obra, parida a la que te criaste en medio

voz para reprender a nuestros hijos porque

de un charco de amnios emocional.

están haciendo algo mal y el niño empieza

Un adulto que escribe (ya sea de emociones

con pucheros y termina llorando. Es su forma

o de vampiros) es esencialmente un adulto y


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como un adulto debe razonar y no dejarse

hay como en todo y se destacan por sí mis-

llevar por la conmoción que pueda producirle

mas), en realidad no conciben a la escritura

una palabra u otra que la crítica esgrima

como una disciplina sino como "algo fácil de

hacia él y aferrarse a esa odiable palabra co-

hacer" ya que, para ellos, alcanza con saber el

mo a la excusa válida para no reflexionar so-

alfabeto y tener emociones, como si eso fuera,

bre sus falencias literarias.

lisa y llanamente, el oficio de escribir. El des-

Herirse por el modo en que las cosas nos

cuido no sólo en los contenidos sino en la

son dichas es no ver lo que se nos está di-

exposición de esos contenidos parece, a ojos

ciendo cuando se nos está diciendo algo, por-

vista, supeditado a la exigencia de que exista

que el objetivo "docente" de la cosa es llegar a

una emoción escrita, no importa cómo. Al-

poder dar la explicación de por qué se dice tal

canza con que sea una emoción y que (su-

o cuál cosa sobre un texto expuesto a la lectu-

puestamente para su autor) esté escrita, para

ra pública. Y eso queda automáticamente in-

que todo este grupo de terroristas literarios

validado por la reacción violenta del "autor"

piensen que han alcanzado el culmen de la

cuestionado.

obra impoluta y guay con que venga alguno

Cuando un trabajo literario no es bueno, no

de los demás a decirles que no es así o que el

lo es, así el autor suponga que con su emo-

hecho literario es un poco más complejo que

ción desbordada alcanza para que lo sea y por

soplar y hacer botellas deformes.

consiguiente, todos comulgaremos con ella.

La literatura es amplísima y todas sus ver-

La literatura "también" es un arte y como tal,

tientes son válidas. Todos los autores tene-

merece un respeto necesario que tanto

mos un lector. Por lo tanto se puede hacer

"pseudo" le resta diariamente.

todo tipo de literatura. Lo que no se puede ni

La Red, tan democrática como anárquica, tiende a emparejar todo hacia abajo.

se debe es hacerla mal. No hay nada más soberbio que la ignorancia y en las comunida-

Los lectores no diferencian lo bueno de lo

des literarias de internet este es el fenómeno

horrible y los autores son incapaces de la más

palpable y constante ya que no se apunta a

mínima autocrítica, amparándose en un "todo

sostener la literatura como el enorme arte

vale" que ha transformado al hecho literario

que es sino a fomentar el amiguismo median-

en un charco para cerdos donde todos chapo-

te la prostitución del arte.

tean con placer volviendose indistintos e indistinguibles.

La literatura es el arte reflexivo por excelencia aunque tanta marea roja en sus costas

Dar lo regular por bueno y lo malo por bueno

impida hasta la más insignificante creación

¿ayuda? ¿aporta algo? ¿estimula qué? Abunda

de pensamiento en pos del "todo está permi-

lo mediocre por la Red como la maleza crece

tido y avalado por ser una emoción". Nada

ahogando lo noble de un cultivar. Sin embar-

nuevo en el mundo que nos toca, por otro la-

go, la tendencia es a abonar la maleza siendo

do. ¿Para qué complicarse la vida pensando y

que convendría no fomentarla ya que, al

haciendo las cosas bien si es el mundo de lo

tiempo de la cosecha, veremos que está des-

más o menos y del tododalomismo?

haciendo la literatura que a los escritores nos

Ódienme con enjundia aquellos a los que

cuesta tanto en este momento mantener er-

este artículo refiere porque nunca llegarán a

guida y digna.

sentir por mí la honda repulsa que yo siento

El grupo de gatos pardos que se autotitulan "escritores y poetas" en internet (excepciones

por lo que acabo de describir que sucede con la disciplina artística que amo. ◣


Por Iosi Erdân

Un libro de Gavrí Akhenazi

Consíguelo en: http://www.bubok.com.ar / www.lulu.com L primero de mis recuerdos, si de

los emprendimientos, cumpliría su objetivo

Gaby Akhen se trata, es el de aquel

sin apartarse un ápice de su decisión.

Ulpán en el que todos los presentes

Sobre la producción literaria de Gaby puede

le escuchamos decir con un conven-

uno explayarse en infinidad de aspectos ya

cimiento profético: Mi próxima nove-

que ha demostrado un temperamento poco

la la escribiré en hebreo. Aclararemos que, por aquel entonces, su

usual y para nada convencional, dentro del ejercicio literario.

hebreo era nulo tal como lo era también el

Desde aquellas Tiendas de Desierto, en que

nuestro y nadie de nosotros podía imaginar

recopiló, en hebreo, anécdotas y percepciones

que ese joven introvertido de aspecto esmi-

durante el servicio militar, Gaby ha demos-

rriado pero de actitud voluntariosa para todos

trado en todos los planos su dominio del obje-


23

to estilístico, su apasionamiento narrativo y

Lejaim es una mezcla de arbitrariedad ex-

una voz definida, potente, clara y nunca atada

trema en la elección de la expresión sintácti-

a convencionalismos ni prejuicios.

ca hermanada a una desconcertante música

Ha sido un escritor descarnado, profunda-

sinfónica.

mente crítico, demostradamente incapaz de

El lector la recorre trabajosamente. Siente

acomodarse a “lo que conviene decir” y de esa

molestia, sensibilizado, fastidiado, dolorido,

actitud en algún modo arrogante e inquebran-

incómodo en sus párrafos, hasta que com-

table, han surgido obras de un valor humano

prende la sustancia final de esa despropor-

y poético que ejercen sobre los lectores una

cionada suma de errores y belleza, de des-

fascinación irremediable. Las voces de La

compostura y poesía. Comprende que está

Paradoja, aún hoy nos convencen por su es-

leyendo la única forma que Gaby Akhen en-

tremecida voluntad humanista.

contró para dar forma a esta novela.

Por eso, quien no haya leído con anterioridad a Gaby, choca con Lejaim.

Creo, ya para terminar, que Lejaim es una novela para pocos lectores, porque su contra-

Esta novela parece apartarse de la estructu-

postura narrativa es evidente y necesita de

ra de su obra y a nadie recomendaría que la

un lector perspicaz, que comprenda los al-

eligiera como el primero de los libros a leer de

cances del riesgo que el autor asume para

este autor si no se le conoce. Solamente co-

darle un cuerpo visible a su desesperada ne-

nociendo ya al escritor detrás de la obra, Le-

cesidad de decir.

jaim puede contabilizarse como “otra faceta

Escribir autobiográficamente requiere un

más” en la que el autor despliega su narrativa.

equilibrio entre talento y razón que en el caso

Lejaim es una novela alborotada, por mo-

de Lejaim, padece de un desborde impensable

mentos brusca. Ofrece la sensación de una

por sus espacios de caos narrativo y su ruptu-

novela descuidada, mal redactada, con un

ra de todo criterio gramatical o estético. Sin

manejo atolondrado del idioma que llega al

embargo, superada la barrera de la violencia a

punto de confundir a los lectores.

la que Gaby somete a la estilística, compene-

Lejaim parece efecto de un error, de un des-

trados ya con la arbitraria sintaxis y aten-

orden, de un rapto, pero no de una improvisa-

diendo a la incuestionable vertebralidad que

ción.

mantiene al texto en absoluta coherencia,

Sin embargo, aunque esa pudiera ser la im-

podemos afirmar que estamos ante el talento

presión de un desprevenido lector, es tan

innegable de un autor vehemente, convenci-

grande la intensidad emotiva volcada en sus

do y poderoso, que cree en lo que escribe y

páginas y tan desesperada la voz narradora,

que asume los riesgos de la impostura a la

que todo eso que pudiera parecernos una

que somete su obra.

forma poco criteriosa de tratar un texto, no es

Ni más ni menos que aquel muchacho de

más que la forma elegida por el autor para

poco más de 20 años, que sin pronunciar aún

transmitirnos el grito subyacente.

dos palabras en hebreo, afirmó que en hebreo

Lejaim, por tanto, con su formato anárquico,

iba a escribir su próxima novela y antes de

su adolescencia de puntuación, su nulo rigor

cumplirse un año de esos dichos había escri-

estético, es una novela que habla, que nos

to, derrotando toda nuestra incredulidad, sus

habla, que nos grita, que nos golpea, escupe,

Tiendas de desierto. ◣

sacude y busca nuestra complicidad a su alarido.

Iosi Erdân - Israel


Por Rosario Alonso

Escribo desde el alba de la vida con tantos claroscuros en los ojos que soy de luz y sombra. Me anclo en la blancura y me convierto en su extremo más claro y allí, hipersensible, escapo a otros contornos donde nada me duela. Escribo con la llaga de los días, con el blando almohadón de la ternura, con las manos abiertas, con la boca torcida, con mi poco universo donde a veces no quepo. —Un péndulo incansable que no para—. Escribo cuando lloro y cuando río, cuando cierro los puños, cuando pretendo abrirme las ventanas, cuando sueño, cuando salto al vacío de tus ojos como un suicidio blanco. Escribo porque sé que si no escribo los ojos se me cierran como a un muerto.

Todo es silencio aunque hable la noche con su lengua de agua riñendo con la acera, o escuche en mi ventana andares solitarios embriagados de alcohol o desconsuelo. Todo es silencio a pesar de los ruidos a pesar de los muebles que rasgan su madera y de los radiadores. Todo... porque ocupan mi mente tus últimas palabras, y hoy la noche no existe.


25

No siempre, pero a veces me enfrento con el fondo más triste de la noche desde el luto que cierra mi garganta. Todo se vuelve grito que callo entre las sombras arrullando en mis ojos los recuerdos de las noches en vela. Y es que no me acostumbro al vacío que mece en su butaca la orfandad que me envuelve como un viento que llora. Regresa la costumbre, la de siempre, y me trago los gestos y un complejo de claves, un idioma, que adapté a sus olvidos, Aún quedan palabras en mi lengua carentes de remite.

Si lloran por llorar, como costumbre, sin que haya motivo para el duelo fingiendo con la piel del desconsuelo que no existe una luz que los alumbre. Si llevan en la boca la quejumbre que escupen sobre ti y en su pañuelo a la espera de verte por el suelo muriéndote de pena y pesadumbre. No dudes en marchar con paso raudo y alejarte hasta estar a buen recaudo de su música gris y lastimera pues no cejan jamás, ni lo pretenden. Si ignoras su llantina hasta se ofenden al no saber vivir de otra manera.


Por Silvio Manuel Rodríguez Carrillo / Fotografía: Rosario Alonso

➎ UNES

y martes. Vamos exponiendo

nuestras

desgracias,

disciplinada-

mente. Cada cual, a su turno, va explicando por qué es el ser más infeliz del planeta y de la historia. Indiferencia, ingratitud, e incomprensión rellenan todos y cada uno de los discursos. La competencia es dura, dolor tras dolor edificamos una espiral de horror en la que sólo el más carenciado de todos podrá coronar lo ilimitado con un último destello, mediante un cartelito puesto al final que indica, a un mismo tiempo, tres mensajes: “hombres trabajando”, “curva peligrosa”, “camino en construcción”. Al final de cada jornada, comentamos lo agotador que resulta ser desgraciado. Miércoles y jueves. Ser elegido el más desgraciado del grupo, supone la frustración de todos los demás participantes, por lo que se genera un resentimiento colectivo que no tiene desperdicio. A manera de venganza, respuesta, o contraindicación, comenzamos entonces a buscar la peor desgracia ajena. Como lo que nos pasa no ganó la prueba anterior, exponemos simplemente desgracias ajenas. Aquí, aunque la línea es la misma, el color va definiendo a los campeones. Hambre, pestes, guerras, violencia, telenovelas, van siendo elaboradas con una marcada renovación, lo que nos permite sentirnos orgullosos, íntimamente, unos de otros. Finalmente, siempre declaramos este premio desierto.


27

Viernes y sábados, Ya todos estamos listos para el mejor de los juegos, el de los opuestos absurdos. Aquí nos juzgamos impúdicamente, y gana la partida quien destruye al oponente. Cada cual expone un discurso, que es contestado, y se participa en parejas. Hay discursos de una frase, que resulta en una contestación de una hora, y viceversa. La otra vez, por ejemplo, cuando Coplard expuso su teoría del suicidio de Storni, Yisel sólo contestó “yo tampoco”, y se ganaron la jornada. En otra oportunidad, Lili no dijo nada, y Wilfred, comenzando con un “¡Exacto!” contestó cincuenta minutos de respuesta. Ganaron. Domingos. Aquí se vuelven a revisar los procesos anteriores, pero resumidamente. Volvemos a repasar las desgracias de cada uno de nosotros, las ajenas, y los absurdos. Se revisan los resultados, se analizan las propuestas, y si cabe, se regulariza la situación. Luego de estas revisiones, los ganadores a veces son cambiados. Es la jornada más intensa, pues reescuchar, sobre todo aquello que no se quiere volver a escuchar jamás, sí que implica una capacidad de dación que sólo en este pabellón puede ocurrir. Es por esto que cuando terminan las revisiones, nos ponemos esa cara de docto que nos hace despreciables. “Fondo y forma” dicen nuestros uniformes, y las palabras “límite y distancia” están bordadas en la funda de nuestras almohadas. En un momento, que nadie sabe bien cuándo se da, nos quedamos en silencio, decimos “seis” (y, al hacerlo, decimos, adelante, atrás, izquierda, derecha, arriba, abajo) con los ojos cerrados, y correteamos en un espacio en el que ni vemos ni podemos ser vistos, pero en el que siempre podemos intuir y ser intuidos. Es ahí que lanzamos la cuerda y el gancho, una y otra vez, cada día de la semana, sabiendo, como sólo nosotros, que escapar difiere de buscar. ◣


Por Mabel Lemos


29

ABLANDO

en cristiano, ¿victima de la moda o verdu-

go de la moda?... ¡he ahí la cuestión!. Reflexionando sobre el mundo de la moda y la proliferación de blogueras, más que setas en el campo y al igual que éstas, difícil de discernir las venenosas de las inocuas. Cavilaba en las nuevas circunstancias que imperan, el poder del blog y sus designios, cuyo nivel de popularidad y referencias se basa en el mayor número de acólitos, fervientes seguidores de cada coma, punto y coma, especial hincapié en los dos puntos y punto, del nuevo gurú. Provistas todas ellas de dispositivo móvil, ordenador y espejo (sin este último, imposible hacerse hueco en los top ten), posando sublime ante él con el conjunto divino de la muerte que proponen. Si hubiera pillado estos tiempos la madrasta de Blanca Nieves, sin lugar a dudas, sería bloguera. Y no me estoy refiriendo, a aquellas que gestionan un comercio de moda y crean un blog con el fin de dar salida a sus colecciones. Estas merecen todo mi respeto, no engañan a nadie, ni tan siquiera a sí mismas. Defienden sus intereses, sus gustos y su medio de vida. Lo triste, injusto o tal vez engañoso, es que gran parte de la gente que se dedica a ese mundillo no tiene ni conocimientos, ni experiencia, ni tan siquiera criterio propio... Si, digo bien, porque el criterio que marca sus tendencias, sus fotos, escritos y alabanzas son los intereses comerciales de la industria de la moda: los regalos, promociones, invitaciones... Esas prebendas son las que hacen que inclinen su balanza a este o aquel producto. En fin, una lástima que las últimas tendencias, las ventas, los dictados de la moda, ya no dependan del buen hacer de profesionales, ni de la experiencia, ni de los expertos en crítica, ahora tan solo dependen del blog y el poder de convocatoria, oratoria y retórica de una maruja sin oficio pero está visto, que con mucho beneficio. Estamos en la era del MARUJAPOWER. ◣


Por Rosario Vecino

¿en qué momento les vendí mi plexo o dejé entrever que quería sus lisonjas? no necesito que nadie se meta en mi basura yo puedo ver en los ojos de los otros los puedo olfatear soy como el buitre nadie puede esconderme su carroña me agotan sus abrazos de caros perfumes me dan gracia esos pelos arreglados quietitos a la moda si acaso aguantaras uno o dos round no me torturen más ,yo no soy de su élite

sin axiomas que te quiten el riesgo a equivocarte

mis paredes se caen a cada rato

podrías sentir mi olor a nunca

no me molestan las cortinas rotas

quizás hasta rozaras

porque no las veo

esta lujuria anestesiada por el tiempo

creo que nadie me ha entendido aún

si acaso tuvieras adentro la pureza

no es cuento lo mío

de escupir con rabia esa hipocresía

soy alguien que muchos ni querrían ver podrías descubrir que en los subsuelos no me "creen" a su semejanza

también nace una flor en un "pecado"

no tengo referencias para mostrar pero eso no es posible y te juro que lo entiendo eso solo es para gente rara insanos, harapientos vivos no es para muertos tan sensatos como vos


31

en el país de mi esqueleto hoy no se le da asilo a la idiotez de ayeres y mañanas inasibles en mi nación sin líneas paralelas hoy caben todas las sensaciones todas las caricias que estaban empacadas en el país de mi autoestima hoy rompí mi pasaporte junto a un par de pasajes al apego hice implosión ¿Por qué estás cabizbaja,? Fue mucho lo que hiciste, y en cuestión de dos o tres suspiros

porque te diste toda y tu dolor de parto ya cumplió veinticinco, dejala que se busque,

murieron de polvo todas mis fronteras

mirá que todavía no estás muerta, metele. Hermana, la pifiamos; nos bajamos del mundo y hoy somos dos extrañas que no saben ni cómo encontrar el camino de aquellas mariposas. Ay, mujer, ¿dónde estamos? Se nos borró el sendero. La ignorancia ha logrado que siempre los prejuicios nos taparan con humo el derecho a ser hembras y no solo cordones dando vida a otra vida. Sé que te asusta mucho que te hable así, de bruta. Es que te veo, amiga, inventando emociones que hace rato perdimos. Pero dale, ¿quién sabe?


Por Ruffo Jara

Libro de poemas de Silvio Manuel Rodríguez Carrillo

Título: Aire Autor: Silvio Manuel Rodríguez Carrillo Publicado: 17 de Junio de 2014 Género: Poesía Edición: Primera Editor: Dualidad 101 217 Páginas: 226 Encuadernado: Libro en rústica con encuadernación americana Tinta interior: Blanco y negro Peso: 0,39 kg Dimensiones en cm: 14,81 de ancho x 20,98 de alto ISBN: 9781291890815 Consíguelo en: www.lulu.com cuantos han nacido en esta tierra sudamericana, a pesar de su juventud, que en este caso no es equivalente a inexperiencia. poesía paraguaya, a pesar de su to-

Conozco a Silvio desde hace mucho tiempo

davía relativamente escasa proyección

y aún recuerdo cuando ya de muy jovencito

a nivel internacional es, sin embargo,

garabateaba escritos en hojas de papel, en

rica en escritores que supieron plas-

alguna agenda, o en cualquier espacio en

mar los sentimientos y emociones tanto bue-

blanco que llegara a encontrar. Ese impulso

nos como malos, alegres o tristes, y las virtu-

de decir, esa sed que sólo se apaga con bolí-

des y hazañas que forjaron a su pueblo y su

grafo y papel en mano, ya los tenía incorpo-

historia, con la particularidad de que esa po-

rados desde siempre, digamos, como una

esía ha sido y es expresada tanto en castella-

suerte de estigma, como una urgencia apre-

no como en nuestro idioma vernáculo, el gua-

miante que lo lleva inevitablemente a un

raní, algo que le otorga una dimensión dife-

constante retorno a sí mismo, a sumergirse

rente, permitiendo elevar de esa manera su

dentro de sí una y otra vez para reencontrarse

poder de expresividad.

y encontrar en su alrededor nuevas facetas

A

Silvio Manuel Rodríguez Carrillo pertenece a la nueva generación de escritores paraguayos y es, sin lugar a dudas, el más prolífico de

que amplíen y afinen su mira de la realidad multidimensional. “Aire” es parte de una serie que el mismo au-


33

tor denomina “Los elementales”, de los cuales

y así, elabora una poesía que oscila entre lo

tres ya salieron a la luz y el cuarto está en

alto y lo bajo, entre el ruido del mercado y el

preparación. Pero este libro en particular es

silencio de una ermita, entre el ritual de las

una versión nueva y retocada del original y

ceremonias antiguas y el griterío de un gol en

nace doce años después de éste. Digo versión

las gradas; en fin, entre lo que él mismo gusta

nueva porque los poemas están estructurados

llamar “almacén y monasterio”, desmintiendo

en base a métricas bien definidas que dan

la creencia de que en lo burdo no se encuen-

lugar a diferentes formas poéticas a lo largo

tra también la divinidad.

de los cien poemas que componen el libro. El

A veces es difícil encontrar una exacta divi-

autor se propuso hacer esta revisión pero

sión entre lo concreto y lo metafísico, dado

conservando en lo posible el fondo que sub-

que lo que se ve obstaculiza de muchas for-

yace dentro de cada escrito y vistiéndole con

mas la captación de lo suprasensible. Sin em-

un ropaje nuevo. Una apuesta para nada fácil

bargo, siempre queda esa sensación de sor-

y una tarea que puede llegar a resultar ago-

presa al toparse con alguna idea o frase que

biante, si se tiene en cuenta lo complicado

remueve desde dentro una verdad que defini-

que debe ser volver a sintonizarse con ideas,

tivamente nos completa. La intuición dormi-

pensamientos y experiencias que se vivieron

da se despierta en esos momentos y es como

tanto tiempo atrás.

si cayéramos en cuenta de algo que ya sab-

De todas maneras el trabajo resultó óptimo.

íamos o al menos lo sospechábamos. Así me

Desde mi punto de vista, “Aire” resulta un li-

ha venido ocurriendo desde que comencé a

bro que roza lo genial. La vastedad temática,

leer a este extraordinario escritor, un cons-

la densidad del contenido, la perfección del

tante hallazgo de perlas raras, colores inusua-

continente, el tremendo despliegue emocio-

les, imágenes de un “nosotros mismos” en

nal y la fuerza trascendente que arrojan las

otros planos.

ideas, hacen que el lector quede atrapado en

Y es eso lo que genera la lectura de “Aire”,

esa complejidad que se nutre de las espléndi-

un completarse cada vez más, momento a

das y misteriosas profundidades de lo más

momento, de manera recurrente y a interva-

íntimo del ser. Pero así, atrapado, es como

los cortos, porque lo que se dice aquí es mu-

uno debe estar para, a medida que se vayan

cho, quizá demasiado, y los endecas, alejan-

encontrando las claves a los complejos men-

drinos, sonetos, décimas, romances, etc., bri-

sajes que abundan en el poemario, poder ser

llan con una luz tan intensa que son capaces

capaz de comenzar también un crecimiento a

de cegar a quien no lleve algún tipo de “filtro”

la par de lo que Silvio propone, pues en mate-

para tamaña luminosidad.

ria de conciencia, lo difícil expande, mas lo ligero entorpece.

Poeta trascendental, así podría llamar a este sutil y profundísimo escritor, que en cada pa-

Silvio busca, recorre, bucea, serpentea, vuela

labra, en cada verso va dejando una parte de

y grita sus certezas. Todo para él puede con-

él, un pedazo de su propia vida, para que no-

vertirse en aprendizaje y desde ese aprendi-

sotros tengamos el beneficio inmenso que se

zaje generar una espiral ascendente en donde

obtiene de los que buscan, encuentran y en

el límite se pierde de vista en las alturas. Él

lugar de guardar ese hallazgo sólo para ellos,

tiene mucho de arcano, de hermético, de pro-

lo comparten. ◣

feta y de filósofo, pero sabe que lo espiritual no puede separarse demasiado de lo material

Ruffo Jara


Por Rosario Alonso

"La inspiración en mí es una constante, a veces una lucha irrefrenable que sólo puedo combatir con el silencio”


35

OY

en día la entrevista a Manuel

Martínez Barcia, un vigués que estuvo afincado en Sevilla, cobra un plus de interés por el hecho reciente de su fallecimiento el 13 de agosto de este mismo año. Él que tanto amaba el mar (murió estando de vacaciones en una localidad marítima de Huelva) me contaba para esta entrevista que le apasionaba “por arriba y por abajo” pues cualquier actividad marina le resultaba grata, ya fuese navegar, el surf, el buceo y sobre todo sentir las olas en los pies cuando atardecía. Contagiándome su entusiasmo nos hablaba también de Penélope, su moto. Perderse con ella era una de sus pasiones ya que descubría

Imagen extraída del perfil de Manuel M. Barcia en G+

sitios nuevos, fotografiaba a sus gentes, el paisaje, y conversaba en las plazas sin saber exactamente en qué lugar se encontraba. To-

1. ¿Qué es para ti la literatura?

do un aventurero.

Para mí es la frontera que une realidad y fan-

A Manuel, dentro de las manifestaciones del

tasía, la luz del pensamiento, el cobijo, la in-

lenguaje no verbal, le agradaba especialmente

yección de vitalismo en mi yo espiritual, el

la mirada cómplice compartida con un ami-

placer de saberme cordón umbilical entre el

go. Nos lo explicaba así “oír esas palabras que

hombre y su palabra, la búsqueda interior, eso

profesan los ojos sin que sea necesaria la ora-

diría.

ción ni siquiera el hablar y compartir los sentimientos a través de la mirada”. Resultaba

2. ¿Desde cuándo escribes y con qué motiva-

poético hasta para expresarse.

ción?

Era un espíritu inquieto. Aparte de escribir

No sabría decir con certeza cuando escribí

tenía otras muchas aficiones, entre ellas di-

por primera vez. De forma casual y tardía

bujar a carboncillo, el cine, escuchar música,

llegó hasta mis manos por azar una antología

casi toda, de hecho tenía miles de discos en

de Mario Benedetti, su lectura me fascinó, -

CD y no más por no disponer de sitio almace-

ese tío me lee el pensamiento-, pensaba cada

nable. También era un manitas al que le en-

vez que concluía un renglón, era como si yo

canta pintar paredes, muebles y cualquier

fuese inspiración interminable en su corrien-

cosa antigua que se pudiera restaurar.

te narrativa, y así empezó a fluir en mí esta

Le gustaba sentir el respeto a la vida de per-

pasión.

sonas y animales, por ello adoraba estar al

Sin poder evitarlo, mis letras empezaron a

aire libre y rodeado de verde “en la naturaleza

surgir, primero en bocetos de continua inspi-

encuentro comprensión y bienestar pues es

ración que yo iba haciendo párrafo en cual-

siempre fiel y está dispuesta al amor y a ser

quier cosa y lugar, kleenex, documento alre-

amada”, me contaba.

dedor o en la palma de mis manos, para luego,


36

siempre en la madrugada, juntar las hilaturas

6. Para ti, ¿qué condiciones debe cumplir el

de mi mente por ver si era capaz de tejer un

poeta para ser considerado como tal?

poema.

Más difícil que definir la poesía, es nombrar al poeta

3. ¿Cómo definirías tu poesía?

Para mí no es poeta quien escribe poesía.

Lo que escribo, no sé si realmente es poesía.

Detesto esos ámbitos de halago entre escrito-

Yo intento, con la técnica versal que de otros

res cuyo único fin es cultivar la vanidad en el

aprendí, conjugar reflexión con lo instrumen-

otro y viceversa y siempre con el término

tal del pensamiento y después ser la voz, a

poeta como nexo de un credo irrenunciable.

veces inaudita y puro asombro en mí, de algo

Poeta es quien escribe, o no, y trasciende

que parezca musical en la sonoridad de la

culturas y fronteras, quien hace el pensa-

expresión cuando el alma exterioriza y lo re-

miento universal y vínculo del hombre con la

cita.

historia, desde Homero hasta Borges, desde Ovidio hasta Morgana, hasta Gavrí... El estro

4. ¿Qué influencias literarias han marcado tu

desconoce su destino en lo versal, también

poesía?

nomenclaturas, nace y se hace voz, adquiere

A través de los últimos años he ido enrique-

disciplina de arte cuando alcanza pasiones

ciendo los instantes de mi biblioteca con

ocultas de un lector que percibe emoción,

multitud de autores, he leído tantos, que no

lenguaje compartido y sentimiento.

sabría decir si alguien me ha influenciado a la hora de escribir, o si yo soy ensayo perma-

7. ¿Cuáles son tus influencias poéticas?

nente pretendiendo una puerta de salida que

Aunque he dicho anteriormente que fue entre

conduzca hasta mí mismo.

las letras de Benedetti donde nació mi que-

¿Qué podría decir?, lo antiguo y lo nuevo, lo

rencia de escritor, yo me considero autodi-

puro, lo social, lo popular, lo romántico y la

dacta. Pero entre los escritores de la Genera-

vanguardia, el surrealismo... Todo es influen-

ción del 27, Salinas, Guillén, Cernuda, León

ciable en un autor a la hora de escribir poesía.

Felipe, Emilio Prados, Villalón y tantos otros,

Si pudiera elegir, quisiera haber nacido en la

es donde he pretendido captar un rasgo se-

generación del 27 y "escribirme". Seguro que

mejante que sirviera de guía a mi expresión,

sonará pedante lo que digo, pero no hay

no creo haberlo conseguido ni siquiera por

ningún otro capaz de recrear mis obsesiones,

asomo, pero en esa tesitura sigo siendo voca-

porque mi inspiración se nutre de mi propio

ción, acaso algún día un libro terminado.

pensamiento. 8. Dentro de todo el panorama, ¿con qué tipo 5. ¿A qué público pretendes llegar?

de poesía te sientes más cómodo?

A todos los que lean y a ninguno. No escribo

No sabría decir, nunca sabe uno al empezar a

para nadie, tan sólo para mí, pretendo una

escribir dónde termina, si feliz o encrucijada,

estación de luz siendo materia, si alguien me

si análisis o profunda conjetura, si viaje o re-

acompaña en esta espera le pongo corazón y

flexión. Lo poético es un difícil alcance, un

agradezco su latido en compañía. Acaso quie-

camino a través de un puente interminable, a

ra ser la pertenencia del lector por un instan-

veces conjunción con uno mismo, y otras un

te, con su complicidad, viajar a ningún sitio y

lugar de extrañeza y en solitario, pero en lo

sabernos.

surreal es donde hallo el medio de expresar


37

automatismos que hagan realidad la solución

mundo editorial anuncia magnitudes cuando

del libre pensamiento, sin que sean tropezón

la palabra es rentable negocio.

las razones morales en las conclusiones de un divague. Aunque, si he de ser franco, es en la poética amorosa donde encuentro la expresión de la palabra más cercana a mí y más próxima en el otro.

12. ¿Cómo ves la poesía en la sociedad actual? La poesía, hoy, vaya pregunta.... En una sociedad tan tecnológica, tan cómoda, tan al alcance del logro, casi todo es virtual, Sin embargo, el pensamiento es la ex-

9. ¿Cuál es tu proceso creativo, te sientas a

presión del propio ser en la experiencia, creo.

escribir o esperas que la inspiración llegue?

En un mundo donde impera el alcance mate-

Casi siempre camino detrás de sus pasos,

rial por la vía más rápida y corta, la poesía

persiguiéndolos, aún cuando resultan inal-

tiene poca cabida, es como un apartado en

canzables. Cuando me siento, tan solo es con

plena soledad, un sitio para locos vestidos de

el fin de detener tan veloz carrera, la inspira-

incógnito queriendo ser disfrute en minoría.

ción en mí es una constante, a veces una lucha irrefrenable que sólo puedo combatir con

13. ¿Qué opinas del formato digital con vistas

el silencio

al futuro? Pienso que es una necesidad que satisface las

10. ¿Piensas que hay mucho egocentrismo en el mundo poético, o por el contrario es un

corrientes del presente. Confío en que sea una puerta que permita el

mito?

acceso a muchos que pretenden escribir sin

Rotundamente. sí. Decirse poeta, es decirse

antes haber sido cercanía a la lectura. Tam-

clamor de vanidad.

bién me gustaría que tuviera en los otros esa

El mito es pensar que lo poético es razón.

impronta que la poesía tuvo en mí, esa capa-

Ningún poeta es desnudez, disfraza con pala-

cidad instantánea de atravesar el corazón

bras un mundo que refleja en los otros su

con un rayo de luz que revela lirismo para

propia egolatría. Seguro que habrá mucha

siempre.

opiniones contrarias, pero quien diga diga lo contrario finge.. (o simplemente dice ser poe-

14. ¿Hay alguna pregunta que te habría gus-

ta)

tado que te formulara? Sí, me habría gustado que me preguntaras por

11. ¿Crees que la poesía vende?

qué me siento Ultraversal.

Sí, como vende la riqueza, de forma despro-

Te diría que ese espacio es parte de mi vida,

porcionada, mucho para pocos, nada para

que sin él, no soy, que no ardería en mí el de-

muchos.

seo.

Desconozco la escala de valores que llevan a un autor al estrellato de la fama. Yo nunca

Manu, con ese estupendo añadido hemos

he publicado, pero si lo hiciera, no sería pen-

finalizado la entrevista. Te agradezco tu gen-

sando que las letras pudieran sostener las

tileza y atención.

necesidades materiales de mi vida. Lo último

Gracias a ti por compartir ese mundo Ultra-

que compraría en una librería es aquello que

versal que tanto quiero, y por ser tan amigable

reclame mi atención como best-seller. El

compañía en estas letras que ahora finalizo. ◣


Por Gerardo Campani

quienes dicen que se nace (di-

instancia lógica, la de “indeterminado”. Por

gamos, de manera provisional y

supuesto que esta “Lógica trivalente” que pro-

suscinta)) A o B.

pone está basada en el Principio de Heisen-

AY

“A” sería, por ejemplo, ser mujer, y

berg (ver).

“B” varón (podría ser al revés; esta

La refutación a esta esforzada propuesta de

elemental taxonomía es más metafísica que

Reichenbach es que hace agua, porque sola-

genética).

mente con aceptarla o rechazarla, ya entra-

Otro ejemplo, de la misma guisa: “A” zurdos;

mos en la “superación abarcativa”, que nos

“B” diestros. Y también: “A” escépticos; “B”

obliga a considerar dicha propuesta como

crédulos.

verdadera o falsa, con lo cual volvemos (en un

Bien.

estadio superador, abarcativo de la anterior), a

¿Y qué de los hermafroditas, los ambidex-

la lógica bivalente que intenta impugnar.

tros y los budistas zen? Es difícil establecer un límite tajante cuando se divide por un factor tan mínimo.

Y es que la lógica, por más elementos matemáticos que contenga, es una disciplina tributaria de la filosofía (o si se prefiere de la

Sin embargo, es posible forzar la interpreta-

metafísica). Si no fuera así, no habría más

ción, y vaya como ejemplo una refutación de

remedio que expulsarla de la disciplina a la

la indeterminación en la Lógica de Hans Rei-

que pertenece.

chenbach.

Es muy curioso todo esto: Bertrand Russell

Este autor dice que la Lógica tradicional es

es célebre como filósofo; aportó más que nada

bivalente, toda vez que inclina cualquier in-

al campo de las Matemáticas y a la divulga-

terpretación en el sentido de “verdadero” o

ción de la Física; se lo premió con el Nobel de

“falso”. Y sin embargo -dice- hay una tercera

Literatura.


39

Volviendo al asunto de A y B, se dice también que nacemos alondras (hábiles bajo la

Todas estas funciones son producto del azar de las experiencias, o de la educación.

luz del sol) o búhos (cómodos en la nocturni-

Y así como se va conformado el hecho de

dad). Una interpretación fatalista de los bio-

ser zurdo o diestro, también el ser búho o pa-

rritmos.

loma. Una cuestión de conformación de un

Y también naceríamos aristotélicos o platónicos.

“tipo” mediante la acumulación de experiencias que han de determinarlo.

Yo creo que esas condenas congénitas per-

¿Aristotélicos o platónicos? No creo que se

tenecen a la Anatomía, menos a la Fisiología

nazca de una o de otra forma. Se va confor-

y casi nada a la Conducta.

mando (desde muy temprano, antes de saber

Un mexicano con bigotes es sin dudas muy

nada de Aristóteles o de Platón), porque no

machazo, pero basta mirar en el Youtube los

son más que arquetipos a posteriori de la ex-

Huevos Cartoons para tener un ejemplo de lo

periencia de cada uno.

que digo. Y quiero decir que el sexo, o el género, como se dice ahora, es fatal, aunque no lo sea el rédito que se logre de él. En cambio, ser zurdo o diestro (digo yo) es solamente el resultado de la acumulación

De la misma forma, nadie nace escéptico o crédulo, sino que se va haciendo a través del tiempo de maduración de la personalidad. Aunque estoy muy a la expectativa de no tener razón, porque la realidad es muy compleja y nadie tiene la última palabra.

temprana de azares en la conducta. Claro que

Además, no me parece que los condiciona-

esto es discutible, pero hay argumentos que

mientos congénitos pesen más que los adqui-

contradicen el determinismo de la función de

ridos. Tertuliano, con toda su apologética

los hemisferios cerebrales.

propia de un crédulo, no pudo dejar de señalar

A quien le interese el tema, podrá consultar bibliografía al respecto, que la hay y mucha.

su célebre frase: Credo quia absurdum, más en sintonía con el escepticismo racional.

La teta derecha o la izquierda, la distinta

No importa demasiado con qué inclinación

cantidad de leche que surte cada una al lac-

(en el caso de que la hubiera) nacemos. Cons-

tante, es un lugar común del psicoanálisis

truimos nuestra welltanschauung experi-

tradicional, por ejemplo.

mentando qué nos resulta mejor para des-

Otra ilustración podría hacerla yo mismo, que tiro con el rifle como diestro, y con el arco como zurdo, espontáneamente.

arrollar nuestras posibilidades expresivas. Resumiendo: soy varón, búho, aristotélico, escéptico.

Otra, el drama de los managers de box, que

Casi un prototipo de trasnochador de café,

encuentran pupilos diestros en la guardia,

relojeador de las mujeres que pasan, defensor

pero zurdos de piernas. Y viceversa.

del sentido común, descreído de cuentos.

Otra, las distintas habilidades de ambas

Las madrugadas me han sido más llevade-

manos para diferentes funciones (la mano

ras que las mañanas. Las mujeres más que

izquierda impura de los musulmanes, que es

los varones. Aristóteles más razonables que

más hábil para limpiarse el culo que la dere-

Platón, etc. Y todo por comodidad.

cha). Por último, y para no aburrir, la cuestión de los búhos y las alondras, que es la misma que todo lo anterior.

Así, el escepticismo me resulta más llevadero que la credulidad. Y digo “credulidad “ y no Fe, porque esta la tengo, como Tertuliano. ◣


Por Morgana de Palacios

A mí me tocan los malos como a las dulces los buenos, los asesinos me tocan los torcidos, los rastreros, los amargados profundos, los pozos de desespero. A mí me tocan los hombres más oscuros y siniestros, los de la ira en la boca y el maltrato entre los versos, angustiados dominantes con la lengua de escalpelo y una serpiente pitón durmiéndoles sobre el pecho. A mí me tocan halcones, cuervos, buitres carroñeros, como a otras con más suerte tortolitos abrileños con las tragaderas amplias, limpitos y bien dispuestos que no levantan la voz ni te alborotan los sueños. Me tocan los afilados, los que cargan los acentos en la cara de la vida que se oculta al pensamiento. Los torvos que deambulan por el bajo astral del cuento y ajustan todas sus cuentas sin pedir cuentas al viento. Los locos y los suicidas, los kamikazes de acero, los que esconden en el alma un arsenal de misterio, los malditos no poetas, los gurús de mal agüero, los arúspices que en prosa te desentrañan el cuerpo y se vengan del amor con los gritos del silencio.

Y así podría seguir hasta el fín del sentimiento hablando de hombres capaces de provocar aguaceros que te anegan los instintos mientras se arrancan el cuero y te lo ofrendan sangrante alguna vez que son tiernos. Y no me asusto ni espanto ni se me eriza el cabello ni trastabillo furiosa ni me acobardo ni rezo ni temo a dioses menores aunque tengan ojos negros, porque es cuestión de equilibrio y hasta es justo que en el tiempo a una muerta como yo sólo la quieran los muertos.

No toca techo la libido textual y sólo toca fondo si se abre de piernas a la muerte, deriva salta gira se deprime se le quitan las ganas y recupera el ansia violando silencios pese a las alambradas de la mente. Mata la realidad que no le excita y la recrea, tan en exclusiva, que entra en erección al roce de las letras suspira llora gime y se refleja en la húmeda piel de los orgasmos. Una sigue escribiendo, embarazada, vulnerabilidades y dando a luz los monstruos de la tinta como si un padre oscuro los amara.


41

Yo no voy con las modas, no me adapto a su veneno tópico y efímero. La vanguardia soy yo, desde intramuros, auriga de mi tempo y nadie va a decirme qué registros he de emplear, qué fibras he de tocar, qué pedante origami he de poner en vuelo para darle placer a algún estúpido aburrido, ni cómo seducir una mirada.

Ábrete, vida, y admite que la muerte va contigo, unida a la virtud como el pecado. No tengas miedo, vida, y ábrete, que no te desbarate el maltrato del tiempo imponiendo cerrojos a tus puertas. Humedécete, vida, ábrete de ojos y de piernas, de misterios, que tengo que explorarte todavía con la inocencia rota y los dedos de agua. Hasta el olvido, vida, á--------------bre--------------te y cumple tu función de prostituta que voy a penetrarte con todos los sentidos como si fuera un hombre enamorado. Ábrete, vida, ahora que tocan a rebato las campanas de todos mis silencios.

Yo salgo con mi jaula vacía a las calles de todos a los campos de nadie en busca de los pájaros del sueño que alguna vez insomnian en mi lengua antes de suicidarse en algún viento alisio atormentado. No me derramo en lágrimas por prescripción de algún facultativo ni río, escandalosa, después de haber vaciado la botella del ansia. No me sujeto a voces moralistas ni me escudo en la crudeza estética del trampantojo porno, y no ando, famélica, a la caza de reconocimiento, como pueda pensar la muchedumbre de poetas esclavos de la gloria. El rostro de la fama, inexpresivo, no me atrajo jamás. Soy la caligrafía del silencio que íntimo me grita, cuando quiere vivir de muerte súbita, orgasmo en la garganta. Un graffiti pulsante en algún muro que el tiempo borrará sin una duda. Ilustración: The Morrigan, por Jessica Galbreth


Por Jorge Roussell Perla


43

People don´t fail because they aim too high and miss, but because they aim too low and hit. Les Brown

ALANI

escuchó risas y conversacio-

nes subiendo por las escaleras. No tenía tiempo para pensar. No tenía tiempo… ¿Qué estaba bien, qué estaba mal? Pegó un tiro. Luego salió al sol. No sabía muy bien qué acababa de pasar. Sabía que las piernas le ardían mientras corría sobre el cemento de los tejados, y que sus hombros le dolían indeciblemente cuando trepaba hasta las escaleras de incendios después de atravesar de un salto un espacio vacío entre los edificios. Oía muchos pasos corriendo tras ella. Y entonces las piernas


44

volvían a quemar. Corría, se escabullía, saltaba, trepaba, corría…

Lanzó por ahí un par de botas destrozadas, una dentadura postiza, la funda vacía de unas

Apenas le llegaba el aire a los pulmones.

gafas, una venda muy usada y ennegrecida,

Se había dado un golpe en la carrera contra

algo parecido a pan duro enmohecido mien-

algo y notaba un moratón en el brazo. Aunque

tras ponía cara de asco, billetes, tarjetas,

dejó de oírles, no paró de correr. ¿Había salva-

carnés. Cogió unas aspirinas y la hebilla

do algo? El pellejo, claro, ¿pero aparte? Creía…

manchada y oxidada de un cinturón, la forma

creía que no se había equivocado. Seguía

del metal rezaba Kiss con letras angulosas.

siendo Kalani cuando, exhausta, trataba de

Era una hebilla antigua, probablemente tenía

recuperar el aliento, y el ritmo de su respira-

algún significado especial y seguro que al-

ción se asentaba con una tos, muy lejos de allí

guien pagaría por eso.

y muy aliviada. Seguía siendo Kalani, no hab-

Cuando acabó se quitó el casco de piloto, se

ía ninguna duda. Entonces… ¿podía caminar

pasó el dorso de la mano por la frente retirán-

como antes?

dose el sudor de sus cabellos y respiró hondo.

Las moscas zumbaban alrededor de los

Su pelo, corto y cortado caprichosamente, era

muertos. Una figura menuda con una mochila

rubio bajo la suciedad que lo cubría. Hacía

a cuestas rebuscaba entre la pila de cadáve-

mucho calor.

res. Se cubría la cara con un casco y unas ga-

La pequeña Kalani, esa figura menuda, miró

fas de piloto. Casi se había acostumbrado al

alrededor: hacía una buena mañana pese al

hedor de la descomposición y de la sangre

bochorno y la vegetación que había tomado la

reseca. Llevaba una camisa de tirantes man-

ciudad a unos kilómetros de allí respiraba

chada, un brazalete de cuero y otro hecho con

verde e intensa. Junto a la pila de cadáveres

hilo de cobre trenzado que le arrancaba des-

sobre la que se encontraba había un huerto

tellos rojizos al sol. Tenía una enorme cicatriz

arrasado y dos chozas construidas mayor-

en el hombro izquierdo, de una época en la

mente a base de planchas de uralita y madera

cual aún caminaba junto a gente que se había

adheridas de mala manera a los restos de una

preocupado por ella. Sus pantalones vaqueros

pared. No podía ser que todos los cadáveres

estaban desgarrados a la altura de las rodillas

correspondieran a los residentes del lugar

y sus deportivas, como sus calcetines, despa-

dado el número de cuerpos muertos y, aunque

rejadas. Su piel morena, al igual que sus ro-

había registrado las casas sin hallar nada útil,

pas, estaba salpicada por la mugre y los restos

sabía que debía andarse con ojo: había habido

de suciedad tras semanas en la meseta.

una lucha y numerosas bajas.

Arrojó a su espalda un destornillador, luego

Se dirigía a la ciudad. Era una decisión sui-

bajó corriendo a por él, levantando una nube

cida, sin duda, pero no todo eran inconve-

de polvo al llegar al suelo, riendo a carcajadas.

nientes. Para empezar allí sería más fácil

Volvió a trepar a la pila de cadáveres y metió

buscar comida y esconderse después de en-

el destornillador en su mochila. Tiró un pinta-

contrarla. Pero habría adultos y estarían me-

labios, cogió un reproductor de música estro-

jor organizados que los bandidos, tal vez no

peado, empujó con esfuerzo un par de cuer-

fuera tan fácil escapar de ellos si la veían

pos, los cuales apenas rodaron medio metro

aunque –pensándolo bien– seguramente le

hacia abajo, y trató de espantar a las moscas

iba a resultar más sencillo pasar desapercibi-

sin éxito dando manotazos al aire y gritándo-

da.

les cosas.

Ella se sentía más cómoda en bosques o en


45

ciudades que vagando por praderas y monta-

ron amables. Y Kalani se decía “eres ingenua,

ñas donde no era difícil toparse con indesea-

Kalani” porque creía en la justicia. No en la

bles si éstos se lo proponían. Y para ella todos

que había, sino en la que podría haber, “y

eran indeseables. Prefería trepar a correr.

además robas”. Pero ella sabía que había algo

Adultos… La última vez que se encontró a una

especial en la justicia, en el hecho de que no

de ellos diciéndole que no le pasaría nada,

había matado a nadie… algo puro que se man-

resultó que sí le iba a pasar algo. Aquella adul-

tenía intacto y cálido en su corazón. Porque,

ta iba con su hija en busca de algún poblado

¿debía ella haber matado a aquella madre?

en el que establecerse y Kalani se unió a ellos

Por un lado estaba bastante segura de que

por una cuestión de elemental seguridad: a

hubiera tenido que acabar también con la vi-

veces parecía que el mundo era un sitio de-

da de una hija que ya estaba acostumbrada a

masiado grande para haber pasado tan sólo

esa clase de relación con los demás a juzgar

doce veranos en él. Pero en cualquier caso

por cómo había estado mirando a la propia

Kalani sorprendió a aquella adulta dándole a

Kalani aquella tarde. Y por el otro, ¿cómo pod-

su hija una brutal paliza en la noche. Cogió el

ía ella ponderar primero y ejecutar después

revólver que llevaba siempre en la mochila,

algo así? Le daba la sensación de que algo

apuntó, tomó aire y decidió largarse sin pegar

profundo fallaba en todo eso. Sabía que, tal y

un solo tiro. Y sin dejar de apuntar.

como era la vida, casi nadie hubiera perdido

Lo cierto era que los niños tampoco eran

el tiempo con consideraciones como ésas y

mucho mejores, alguna vez había encontrado

habría disparado, que así se ganaba en tran-

bandas de ellos saqueando y degollando al

quilidad. Pero ella era Kalani, y no tenía ganas

abrigo de la oscuridad. Bah, adultos pequeñi-

de dejar de serlo. Además… no todos eran in-

tos. Y los pueblos… en fin, sólo había estado

deseables, aunque de entrada siempre fuese

en dos y los dos en el desierto –un lugar al

mejor considerarlos de ese modo. Hacía poco,

que se había jurado no volver–. Uno de los

mucho después de que le hicieran y le cura-

pueblos estaba gobernado por un cretino que

ran la cicatriz, había tenido un compañero. Y

tenía armas de fuego para proteger a su gente,

en realidad iba a la ciudad con la secreta es-

sí, pero podía emplearlas contra ellos indis-

peranza –velada incluso para sí misma– de

tintamente, todo dependía de si los demás se

encontrar a alguien, porque su cuerpo o sus

doblegaban o no a sus razonables deseos,

tripas o lo que fuera que hubiese dentro de

probablemente ya estaría muerto; el otro po-

ella sabía que necesitaba contacto humano.

blado estaba tomado por una familia gigan-

Abrió su mochila y sacó su botella de agua

tesca que la había invitado amablemente a

de río. Abrió el tapón y le dio un sorbo, se secó

que no se acercara a más de trescientos me-

los labios con la lengua, volvió a guardar la

tros del cercado que habían levantado alrede-

botella, se echó la mochila al hombro. Se puso

dor de los pocos edificios que por allí había so

la mano sobre la frente a modo de visera y

pena de volarle la tapa de los sesos.

calculó la distancia que la separaba de su des-

Más adultos, y encima armados con pólvora

tino. Luego se echó a andar sonriendo, a fin

–cada vez más difícil de encontrar–. Por si no

de cuentas hacía un día fenomenal. Cuando

era bastante insoportable ya la sola escasez

ella andaba también bailaba un poquito mien-

de agua. Únicamente en un puñado de oca-

tras se imaginaba canciones llenas de ritmo.

siones había podido hacer trueques en el camino. Adultos raros, tres o cuatro hasta fue-

Tenía que vivir un poco, ¿no? Se pasaba el día sobreviviendo… ◣


46

N

par de horas más tarde, al medio-

día, paseaba por las calles de la ciudad. Siempre que caminaba entre los edificios de una ciudad tan grande pensaba más o menos las mismas cosas: “¿quién habrá sido tan idiota como para construir algo así?” o “¿cómo será la cara del primer gilipollas que pensó en hacer un edificio de diez plantas?”, porque todo era inserviblemente descomunal y también bastante absurdo tal cual estaba: cubierto de hiedras y musgo. Aunque a decir verdad ella prefería con mucho esa alternativa verde a contemplar aceras grises y paredes sucias. Las plantas salvaban todo, quebraban el asfalto y las paredes y brotaban entre las grietas que se abrían en el orgullo del hombre antiguo. Kalani había oído que antes no había plantas en la ciudad. Qué asco. Tenía que buscar comida, así que rodeó un bloque de pisos que tenía buena pinta, por si acaso. Había una ruta de huída en el tercer piso hacia los tejados colindantes saliendo por una ventana. Entró en ese edificio de cuyas puertas hacía mucho que sólo quedaban los goznes y con el sonido de sus pasos unos pájaros alzaron el vuelo saliendo en desbandada por un enorme agujero en una de las paredes. Si había suerte, aún quedarían latas en conserva y si había gente, probablemente tendrían huertos en las azoteas y las plantas altas. Tenía que echar un vistazo. Vio un par de ascensores atascados entre los pisos, inaccesibles. Los observó recelosa, ella nunca le confiaría su vida a nada que funcionara con una batería o mecanismo alguno.


47

Bastante le disgustaba ya llevar ese revólver… tenía pocas balas y no quería usar ni una. Kalani llevaba cinco cargadas –y no seis, lo cual podía resultar peligroso si se disparaba el percutor, que era bastante sensible– y unas cuantas más en un bolsillo interior. Cogió su arma e intentó hacer el menor ruido posible mientras evitaba pisar los cascotes y piedras que había diseminados aquí y allí. Subió por las escaleras previendo que la tercera planta estaría tan desierta como parecía. Entre el tercer y el cuarto piso había un boquete infranqueable en lugar de escalones: cemento abierto y vacío. Pero la ruta de escape en principio era viable y, siempre y cuando tuviera un plan b, estaría más que dispuesta a continuar. Se internó por un pasillo entre luces y sombras y restos de escombros meticulosamente apartados contra las paredes –el sitio parecía habitado, desde luego–. Había una ventana al final, llevaba a los tejados. Miró al techo, en algunos puntos podía ver el cielo abierto a través de los pisos superiores. En el corredor había un horrible papel descolorido en algunos tramos de las paredes –desgarradas y desnudas por lo demás– y marcos de puertas. Sólo una de ellas tenía hoja: la penúltima a la derecha. Aguzó el oído. Creyó reconocer el sonido de un murmullo que procedía de la habitación cerrada. Nunca estaba de más saber a dónde no ir. Se metió en la primera puerta a la izquierda para encontrar una estancia vacía, moviéndose en silencio. No hubo buena suerte pero tampoco mala así que en su conjunto –y tal y como Kalani entendía las cosas– salía ganando. Comprobó que las habitaciones laterales estaban conectadas paralelamente al pasillo principal: de nuevo veía marcos de puertas, y a veces ni eso, sólo manchas blancas de pegamento rodeando los vanos. Cruzó el pasillo


48

un momento para echar una ojeada en la

obrar de otro modo no le parecía bien.

habitación de la derecha: vacía. A juzgar por

Se disponía a marcharse cuando escuchó

la primera, éstas no estaban conectadas entre

unos gritos… ¿eran de hombre? Sí, eran de

sí. Atravesó de nuevo el pasillo y volvió a las

hombre. Eran gritos de dolor cortos, constan-

de la izquierda. En el segundo cuartucho a la

tes, continuados. No era la primera vez que

izquierda había armarios.

Kalani los oía, y siempre que los oía acababa

Sigilosamente se deslizó hasta ellos y los

metiéndose en líos.

abrió con mucha calma, evitando que las

“Eres ingenua, Kalani”, se recordó, “pero… no

puertas chirriasen. Una considerable canti-

está mal, no está mal”. Una vez un viejo dis-

dad de latas de conserva apiladas fue lo que

puesto a intercambiar bienes le dijo “la curio-

encontraron las dilatadas pupilas de Kalani

sidad mató al gato” y ella pensó que menudo

que, emocionada y conteniendo una risotada

viejo. No recordaba de qué hablaban, pero se-

que quería escapársele entre los dedos, dejó

guro que el anciano no lo dijo al tuntún. Em-

después correr la cremallera de su mochila

pezaba a entender eso del gato muerto cada

cuidadosamente, sin bajar la guardia por un

vez más.

momento. Ya tenía una ceja arqueada y la

Avanzó silenciosa por el pasillo, cuidando

lengua sobresaliéndole sobre el labio superior

de dejar los vanos laterales a una distancia

–su habitual expresión de concentración–

prudencial por si la puerta que de verdad era

mientras comenzaba a extender los brazos

una puerta se abría de repente y tenía ella que

lentamente, cuando de repente su cuerpo re-

esconderse en alguna de las habitaciones.

accionó tensándose, alerta, sin espacio para

Estaba rompiendo sus propias reglas: aparte

un solo pensamiento, sin abismos en su men-

de la entrada, su ruta de huída estaba al fondo

te por los que cayeran las dudas, más allá del

del pasillo y no era muy sensato intentar es-

silencio para que ni solo ruido pudiera esca-

capar en la dirección de la que uno presumi-

par en él.

blemente tendría que huir.

Estaba oculta y muy erguida junto al marco

Deslizó el tambor de su revólver abriéndolo

de la puerta. Porque había escuchado algo.

con cautela. Colocó la primera bala sobre el

Miró de reojo hacia el pasillo y también hacia

percutor, despacito. Se quitó las gafas de pilo-

el resto de las habitaciones que se extendían

to, sus ojos de color azul oscuro brillaban al

hasta el fondo. Y allí pudo ver la figura de un

sol que se colaba por el tejado. Esas gafas de-

hombre sin camiseta que cogía algo que hab-

jaban un surco de suciedad, mugre y sudor

ía encima de lo que parecía ser un colchón

alrededor pero al menos sus ojos estaban

tirado en el suelo, una comodidad casi desco-

siempre limpios. Giró el picaporte, le dio un

nocida para la pequeña Kalani. El hombre,

empujón a la puerta y apuntó. El hombre que

con toda seguridad un adulto indeseable, se

viera hacía unos segundos estaba mirándola

marchó por donde había venido. Kalani es-

de frente, sobre otro colchón enmohecido,

cuchó un portazo, fenomenal, ¿sólo un adul-

dándole por culo a un tipo que habría estado

to?, fenomenal. Pero no pensaba confiarse

atado de pies y manos si no fuera porque ten-

demasiado. Ellos no solían estar solos.

ía los codos seccionados, ahora muñones

Volvió a sus quehaceres entre los armarios

surcados por puntos de sutura.

y cogió siete latas. Cuando se trataba de co-

Había una mesita de noche sobre la que

mida nunca tomaba más de un cuarto de lo

descansaba un revólver y nada más que me-

que se encontraba, quizás era arbitrario, pero

reciera la pena. Paredes sucias, suelo agrieta-


49

do, vómito, heces y agujeros en el techo, no

troceso tomó la forma de un tirón en sus bra-

eran detalles en los que en aquellos momen-

zos, dio un par de pasos hacia atrás por el im-

tos ella fuera a reparar. Sin embargo la mano

pulso. La sangre manchó la pared y el cuerpo

del hombre aproximándose lentamente a la

se desplomó inerte contra el colchón.

pistola no le pasó desapercibida, aunque a la

El indeseable –el que estaba violando al de

distancia que estaba le iba a costar mucho a

los brazos amputados– aún tenía su miembro

aquel imbécil alcanzarla.

introducido en lo que ya era un cadáver. La

–Aléjate del arma antes de que te mate –le

sangre tibia también le había salpicado a él,

advirtió Kalani arrugando la nariz, parapetada

que miraba inexpresivo, con los ojos muy

tras el cañón de la suya.

abiertos, como si intentara dilucidar si aún

–No quieres hacerlo, niña –observó el hombre, quizás leyendo algo en su rostro.

seguía vivo o no, sin lograr conectar con la realidad. Pero a ella se le acababa el tiempo:

–Eso no significa que sea idiota –aseveró

como a través de una sordina oía el sonido de

ella dando un paso adelante, frunciendo el

pasos que aligeraban y distinguía voces de

ceño, concentrada y convencida.

alarma que se acercaban al pasillo, alertadas

Kalani se acercó poco a poco al revólver de

por el ensordecedor estruendo del disparo.

la mesita, vigilante, lo cogió sin dejar de

Mientras tanto su consciencia trataba sin

apuntar a aquel tipo, volvió a la puerta lenta-

éxito de salir de una nube de incomprensible

mente y allí contó las balas que tenía, se las

y nítida comprensión, pero Kalani, dándose

quedó y guardó la pistola en su mochila. Ten-

cuenta, se escabulló de sí misma. Y su mente

ía que rescatar a ese hombre sometido, no

y su cuerpo reaccionaron por ella y salió dis-

podía dejarle allí, para eso se la estaba jugan-

parada de allí.

do, ¿no?

Corrió y trepó y saltó ágilmente entre teja-

Podía decir simplemente “dámelo”, quizás

dos, vallas y escaleras que se precipitaban al

una frase más efectista como “ahora ese

vacío del asfalto. Era rápida huyendo y ellos

hombre me pertenece”, que molaba bastante,

terminaron por dejar de perseguirla. Aunque

o algo así...

dejó de oírles, no paró de correr.

–Mátame –dijo no obstante el hombre mutilado en un hilo de voz quebrada. –¿Q-qué? –se le escapó a Kalani, como si se le hubiera atragantado la realidad. “No ha dicho mátale, ha dicho mátame…”, se aseguraba a sí misma. –Mátame, por favor –repitió aquel hombre roncamente, sollozando, con una expresión

Después de un buen rato, apoyada sobre una valla, exhausta y tratando de recuperar el aliento, se puso a pensar entre bocanadas ahogadas y toses de agotamiento… Y lloró, porque cada lágrima tenía que liberar un pensamiento triste. Cada lágrima era el mundo muriendo una y otra vez. Tenía que rendirse cuentas a sí misma.

de extrema angustia y perdición cincelada en

Reflexionó y descansó, y reflexionó. Cada

el rostro, implorando una salvación de plomo.

lágrima era el mundo naciendo una y otra

Kalani escuchó risas y conversaciones su-

vez. Creía… creía que no se había equivocado.

biendo por las escaleras. No podía permane-

Así que, aunque vaciló unos instantes antes

cer allí ni un segundo más. Tenía que volar.

de hacerlo, empezó a bailar mientras cami-

No tenía tiempo para pensar. ¿Qué estaba

naba. Primero con timidez, luego como siempre. ◣

bien, qué estaba mal? Sujetó con fuerza la culata del arma. Apuntó. Pegó un tiro. El re-


Por Silvio Manuel Rodríguez Carrillo

O

podría entender a nadie si prime-

ro no me entiendo, por lo que parto de mí, sin partirme. Y entonces, ¿por qué y para qué comentar? Yo estoy muy bien con mi ombligo, redondito, hundido y en su lugar gracias al ombliguero que me puso mi abuela, por lo que a primera vista no tengo porqué salir de él, menos cuando tengo pelusas con las cuales hago bolitas pelusianas mientras me cuestiono porqué el mundo no se detiene a ser feliz en la contemplación de mi ombligo, tal como lo hago yo todo el tiempo que puedo sin molestar a nadie. Porque comentando se aprende, me respondo. Aprendo vocabulario, primero, porque uno intenta decir exactamente lo que está pensando y, a veces, falta esa palabrita que hay que rebuscar para que no sea rebuscada, justamente. Como ejemplo, ¿cuántos discursos serían un torrente de palabras de no ser por el vocablo “empatía”? Y partiendo del ejemplo, uno aprende a ponerse en el lugar del otro, porque uno no sólo quiere escribir lo que está pensando, sino que quiere ser entendido,


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de manera que el esfuerzo es doble. Aquí, si el lector es más activo que el escritor, el comentador lo es aún más. Para que el texto comentado mejore en estética o en intensidad, me sigo respondiendo, y aquí, vuelvo a mi ombligo, dado que cumplido el “para qué” existe una cuota de placer ganada, gracias al esfuerzo puesto en funcionamiento y que responde a por qué comentar. Obviamente el para qué de las cosas es más difícil de lograr que el por qué, y ahí, si me permiten, la chiquita distancia entre la filosofía y la teología. Aún cuando la Historia explique el presente y permita visualizar un futuro, no lo determina. Sabemos por qué se enfermó Juan, ignoramos para qué se enferma. Ahora, desde el por qué y el para qué que yo me planteo y yo me respondo, queda entrar en el fangoso terreno de “los otros”, es decir, llegar a sus por qués y sus para qués, y para hacerlo no hay otra herramienta que leer sus comentarios y desde ahí juzgar la intensidad de sus propios planteamientos a la hora de comentar. Como también aparecen “los otros” a nivel de comentados, que exponen sus propios postulados a través de sus respuestas, que van desde un “me chupa un huevo” hasta un “me importa”. Así, partiendo de uno todo es sencillo. Por otra parte, hay que recordar que existe una diferencia entre crítica y comentario, que ya es otro cantar; diferencia que derivó en ciertos currículos escolares a cambiar el nombre de la materia “música”, por el de “apreciación musical”. Y es que cuando uno está frente a un texto, y/o o frente a un comentario realmente siente la tenencia o carencia de las herramientas para juzgar o apreciar lo que tiene enfrente. Y ahí, en ese frente a frente, si se tiene un mínimo no de erudición, sino de ese sencillo don de gente, no se puede salir ileso casi nunca. ◣


Por Mariví González

Hoy no voy a fingir, no voy a ser un pilar de cordura que soporta toneladas de escombros. Mi boca es un cajón lleno de bastas. No tengo ganas de volverme lluvia ni de inventarme dócil, ni quiero ser el apellido manso del nombre de un ciclón. Me duelen demasiado las rodillas

Se ha vuelto a quedar sola, despojada,

de arrastrarme en el barro del aguante

en otro déjà vu descalabrado,

sin pegar cuatro tiros al silencio.

con los dedos vacíos de otros dedos y los ojos resecos de costumbre.

No contaré hasta diez una vez más, se sublevó el hartazgo de mis hombros

Sólo dice verdades sin rincones,

de tanta sumisión que se callaba

sin escudos ni sombra agazapada,

todos los desacatos.

pero vierte su voz en solitario e insiste en despeñarse en precipicios

Hoy

donde aguardan melosas las mentiras.

no tengo ganas de morir de espera ni de atrapar distancias,

No logra acostumbrarse a tanta trampa

ni de abrirme las venas de la angustia.

enterrada en esperas, ni comprende tanto mayo matando mariposas,

Ni quiero otra tristeza para la colección.

tanta esquina vestida de llanura.

Así que me proclamo como un grito,

Quizás es porque siempre fue descalza

una enajenación que no concluye,

y no sabe jugar a los disfraces

un huracán de olores a tormenta.

ni a promesas con sílabas de olvido.

Un espécimen raro que se atreve

Quizás sea su eterna desnudez.

a romper el estúpido sosiego de la resignación.

Pero a estas alturas de la nada conoce cada palmo de la ausencia y se muerde los labios de la fe tragándose su sangre entristecida. Y encuentra su refugio en la indulgencia de su nombre limpio.


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Empieza a hacerse tarde en lo sensible, se endurecen las cosas y los mundos de tanto no abrazarlos, de tanta dejadez acumulada en las esquinas frígidas por las que el tiempo huye. Ya no hay templos que recen al futuro, ya no hay que llamar a gritos al olvido. Va pasando el silencio y a su paso deja un rastro de frío inconmovible que impide transparencias. Se erosiona la magia, palidece el asombro, se congelan los ojos de la sangre. Empieza a hacerse tarde en los recuerdos y hay una piedra más sobre la nada.

Cuando todo parece inevitable y nacen madrugadas de mis dedos, cuando toco la sombra de los miedos justo entonces me vuelvo inagotable. Cuando quieren hacerme despreciable y se anudan con fuerza los enredos, cuando el negro me cubre hasta los credos resurjo como un ave, inexorable. Y aunque puedan mis alas de cristal parecer cicatrices que naufragan la ternura del viento me hace fuerte. Porque no existe nada más real que estas ganas de vida que me embriagan después de cada herida y cada muerte.


Por Enrique Ramos

Tercera entrega del estudio de Enrique Ramos publicado en el taller de Ultraversal

“un minúsculo quejido hecho lágrima, el chasquido resignado de los pétalos en otoño y un ángel que se olvida que es un ángel y asesina a la luz del sol con su plumaje y se derrite en el intento y no brota de su cera la esperanza, ¡tan estéril! tampoco el cobijo alado de su hálito”

Polisíndeton También muy interesante es este fragmento El POLISÍNDETON es un recurso de la dicción que consiste en emplear repetidamente las conjunciones para dar fuerza o energía a la expresión de los conceptos. En ocasiones se utiliza el polisíndeton para ralentizar el ritmo del poema, dotándole de mayor solemnidad. El hecho de que el polisíndeton reste velocidad a la expresión hace que se subraye la emotividad de los elementos unidos por las conjunciones. El uso exagerado de las conjunciones provoca en el lector la sensación de que el autor del poema está presente en el poema, es parte activa en él, ya que este uso se desvía muy marcadamente del uso no literario del lenguaje. Si bien en el lenguaje coloquial puede resultar natural la omisión de las conjunciones (incluso de las necesarias), la sobreabundancia de conjunciones genera en el lector

de un poema de Miles Davis llamado Infiel:

“Y pensabas mi vida, que no caerías, que la rutina te podría cubrir, que la decencia se habría de imponer, que Dios siempre te iba a proteger” Vicente Aleixandre nos invita disfrutar de la lectura de un polisíndeton en este precioso fragmento de su poema La oreja – La palabra:

"La palabra es un hilo de voz, y es una madre. Y es un niño esperando. Y es un padre en su fragua. Y es un carbón brillando. Y es un hogar que ardiendo quema las voluntades, y nace el hombre nuevo.”

una sensación de cierta artificiosidad, de pesadez, y en muchas ocasiones de gran belle-

También de gran factura el polisíndeton en

za. El polisíndeton eleva la expresión del

este fragmento del poema de Benedetti lla-

poema, concentra la atención en el personaje que habla y hace más lenta la enumeración de los elementos, dotándoles de más peso, aunque también puede terminar agotando sicológicamente al lector. Veamos algunos ejemplos. El primero que vamos a ver, un fragmento de un poema de Aspideviper llamado Sé de la

locura:

mado Parpadeo:

“(...) voy a cerrar los ojos y tapiar los oídos y verter otro mar sobre mis redes y enderezar un pino imaginario y desatar un viento que me arrastre lejos de las intrigas y las máquinas lejos de los horarios y los pelmas (...)” ◣


Encuentra a Gavrí Akhenazi en: lamaldadaparente.blogspot.com Encuentra a Jorge Ángel Aussel en: www.jorgeaussel.com Encuentra a Jorge Roussell Perla en: parafernaliablablabla.blogspot.com Encuentra a Mabel Lemos en: sensesopen.blogspot.com Encuentra a Manuel Martínez Barcia en: unembrujodefuego.blogspot.com Encuentra a Mariví González en: marivigonzalezsaez.blogspot.com Encuentra a Morgana de Palacios en: ultraversalia.blogspot.com Encuentra a Ovidio Moré en: piramideacostada.blogspot.com Encuentra a Rosario Alonso en: rosarioalonso.blogspot.com Encuentra a Rosario Vecino en: rosariovecino.blogspot.com Encuentra a Silvio Manuel Rodríguez Carrillo en: www.dualidad101217.com


Por am♼r al arte


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