genera ED I C IÓ N N RO . 8 S E P T IE M B RE 2 0 1 6 B I ME N S U AR IO D I G IT A L GR AT U I TO D E ES C R I TO R ES U L TR A VE RS A LES
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Staff
Sumario
EDICIÓN NRO. 8 SEPTIEMBRE 2016
Dirección general Gavrí Akhenazi Subdirección Silvio Manuel Rodríguez Carrillo Redacción Arantza Gonzalo Mondragón Eva Lucía Armas Morgana de Palacios Rosario Alonso Diseño & diagramación Jorge Ángel Aussel Ilustración de tapa Ovidio Moré Autores que aparecen en esta edición Alejandro Salvador Sahoud Arantza Gonzalo Mondragón Enrique Ramos Eugenia Díaz Eva Lucía Armas Gavrí Akhenazi Idoia Laurenz Juliana Mediavilla Mariví González Mercedes Carrión Masip Morgana de Palacios Ricardo Fernández Esteban Rosario Alonso Ruffo Jara Silvana Pressacco Silvio Manuel Rodríguez Carrillo Sitio web http://revista.ultraversal.com
pág. 06 Poesía » Buscando el azul / Renacimiento / El olmo / A mi yo poeta » Por Arantza Gonzalo Mondragón, con fotografía de la autora pág. 08 Prosa » Polvo de yeso / Recuerdos de un inmigrante / Desequilibrios » Por Silvana Pressacco pág. 12 Poesía » Me reconozco fiera / El ojo de Satán / En(carnadas) / Al fondo de los hombres » Por Morgana de Palacios pág. 14 Reseña » Tierra: Un libro de Silvio Manuel Rodríguez Carrillo » Por Ruffo Jara pág. 16 Novela » El brillo en la mirada (tercera entrega) » Por Eva Lucía Armas & Gavrí Akhenazi pág. 24 Poesía » Lumínica / In-crédula / Pequeña infinitud / Nostalgia » Por Mariví González pág. 26 Artículo » Praxis poética » Por Alejandro Salvador Sahoud pág. 30 Poesía » Poeta no te calles / En remisión / Las tardes en espera / Solo sueños » Por Eugenia Díaz pág. 32 Reseña » Asesinando a mi madre (y otros poemas violentos) » Por Silvio Manuel Rodríguez Carrillo pág. 34 Poesía » Y si muero que no me repatrien / Anatema contra el mal versolibrismo / Hubo una vez una ciudad canalla / Décima sin nombre » Por Ricardo Fernández Esteban pág. 36 Humanidades » La canción: fusión de música y poesía » Por Mercedes Carrión Masip pág. 38 Poesía » ¿De qué presumes, Mayo? / Desmemoria / Lorquiana / La zarza y el tendedero » Por Juliana Mediavilla
cc 2016 Revista Ultraversal está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 internacional (CC BYNC-ND 4.0).
pág. 40 Prosa » La ventana de Ione » Por Idoia Laurenz pág. 42 Entrevista » Carmen Jiménez » Por Rosario Alonso pág. 46 Artículo » Recursos literarios (octava entrega) » Por Enrique Ramos
Por Gavrí Akhenazi los escritores ni los poetas tienen que encerrarse en una torre de marfil, argumentando como clave exculpatoria, que una inmensa masa no los comprende ni interpreta, cuando, lo que deberían hacer, en realidad, es analizar el porqué de que no se los entienda. Es mi prédica constante, saturante, hartante y siempre a contracorriente de los mundillos que terminan trenzando intelectualidades de salón, apasionadas exclusivamente por robustecer su distancia del resto de los mortales. Sostengo que las élites son tapones de basura en la boca de un caño público. Están ahí, entorpeciendo todo y sobre todo, impidiendo el acceso a su núcleo cerrado, a todo un público que termina clavándose con obras que son una verdadera porquería, escritas exclusivamente para satisfacción del ego personal y sus cuatro cultores que manejan la opinión crítica con el más absoluto descriterio. Cuánto más se aleja el escritor del núcleo social, cuánto más complejiza el diálogo con su lector, más recalcitrante se vuelve, apoyado por una corte que hace de lo que ellos entienden por cultura, un Olimpo de cuatro iluminados que miran a los otros desde lejos, no sea que alguno tenga un talismán místico o algún conjuro cabalístico, que les quite sus prerrogativas de élite. Se recocinan en su propio jugo y engordan con él esa idea difusa y casi mítica que se tiene de que los escritores reciben su poder emanado de Dios, como otrora los reyes. Luego, está el marketing, que deviene de la misma circunstancia, porque en la actualidad todo es un comercio y sacando las revistas independientes que apuestan por las culturas de resistencia o dan espacio a los que lo necesitan, todo lo demás pertenece al circuito comercial y se maneja con dinero y no con talento. Así, los bodrios que alcanzan el mercado y I
son publicitados hasta la insensatez por la
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opinión comprada de tres críticos de merchandaising. Yo creo que hay movimientos literarios que se gestan en una convicción de transmitir determinadas vertientes sociales e históricas. No se puede desvincular el arte de los cambios que la sociedad experimenta, como si fuera un objeto no representativo del hombre, sino de algún abstractismo ignoto al que se accede sólo por voluntad divina. El artista debe ser un testigo de su siglo, de su núcleo, de su historia de raza, de su historia de humanidad. En esa clase de movimientos creo yo. Los que marchan con el hombre y llevan sus banderas. También es cierto que no todo el que ponga letra en un papel puede llamarse escritor. Ese es un fenómeno obsceno que sucede en internet, mediante el cual, gente que no tiene puta idea de lo que es un oficio real y concreto, llama "poeta excelso" a cualquiera que pegue (porque pegar no es rimar) mañana con campana, sin la mínima noción de lo que es un desarrollo artístico en cualquiera sea el texto literario que encare ni tenga la más elemental base gramática (ya no pido talento) como para una redacción —por lo menos— coherente. Lo más trágico es que, en la compulsa, todos entran en el mismo saco internetero y es muy difícil establecer parámetros con aquellos que tienen el convencimiento de que son grandes escritores, porque otros, que no entienden nada de literatura (no me pongo elitista sino que hablo en base a los años de oficio que tengo encima) los convencieron de eso, alabando engendros que no resisten siquiera el más elemental análisis sintáctico. Como novelista, observo este fenómeno (el de internet) mucho más frecuentemente en poesía que en prosa, aunque ésta ya también vaya siguiendo el mal camino de otras circunstancias literarias, hasta que la literatura termine por convertirse en un subvertido arte menor (y no me estoy refiriendo precisamente a versos de "hasta ocho sílabas"). ◣
Por Arantza Gonzalo Mondragón, con fotografía de la autora
Hay gente que pasea el cuerpo y gente que pasea el alma. Unos corren por los andenes para no perder el tren de la primavera mientras otros esperan a que el invierno les estalle. Hay corazones que guardan billetes caducados en el fondo de un violín de tiempo, buscando un amor que les robe la memoria y así olvidar la soledad que borró días en el calendario. Quizás debamos restar a las estaciones los minutos en que las flores salen, arañar los perfumes y los colores dentro de un universo imaginario,
Volviste de las cosas dormidas, del silencio podrido de las sienes y los instrumentos cubiertos de polvo.
esperar que regrese del baúl escondido el impulso definitivo hacia azules más intensos.
Volviste del desierto olvidado por los dioses, del tren fantasma donde nadie viaja
Puedo perdonarlo todo,
y el sillón eterno donde yacen las flores.
excepto que no me quieran. Tu patria era el éxodo donde morían los vinilos. Pero resucitaron en tu garganta las cuerdas adormecidas por el humo, las cuerdas momificadas de ausencia. Pero volviste, sereno, renovado, malherido por el talento. Llegaste a mí con el perfume que toca todas las cosas, con la elegancia con que miran tus ojos. Qué decirte, que me gusta el lugar que ocupas en el mundo, qué decirte, que me gusta el que ocupo yo, prisionera de tu encanto.
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Una vez vi que un olmo dio una pera y me quedé atrapada en su prodigio, por eso vuelvo cada primavera a buscar en la rama algún vestigio. Por momentos parece que germina que quiere agradecer mi confianza pero pronto el amago se termina y vuelvo a mi normal desesperanza. Qué terca mi insistencia en lo imposible estando el campo lleno de perales. ¿Será la realidad tan insufrible que prefiero elegir mis propios males?
Te doy mi boca para que hables al mundo y te conviertas en domadora de relámpagos capaces de encender el fuego en los renglones. Esa que ves delante del espejo esconde la emoción de los perfumes que excitan el olfato buscando expectativas. Para hacer magia has de ser capaz de traducir el alma.
Por Silvana Pressacco
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UE
oportuno estar ahí en el momento justo en el que
la estatua se trituró contra el piso a raíz del empuje que le dio tu soberbia. Pude ser testigo de cómo se elevaba por el aire el polvo del yeso mientras moría definitivamente el brillo de tu imagen. Nunca lograste conocerme —o tal vez nunca pudiste— porque caminabas frente a espejos recitando de memoria tu nombre. Te nutrías tan solo con los logros de tu propio huerto mientras una ciega con las rodillas lastimadas lo abonaba en los climas inadecuados. Ahora es inútil que hables de regreso porque me llevó mucho tiempo limpiar la basura. Además debo confesarte que ya no tengo altares, ni siquiera religión. Sinceramente —para qué mentir— no me seduce un dios craquelado. ◣
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O
podía saber cuántos momentos había borrado de
su memoria con los años, pero el primer día en Argentina seguía intacto y lo revivía como si fuese esa misma tarde. Volvía a ser un niño en las calles grises del puerto, sintiendo cosquillas de incertidumbre y un miedo indescriptible comiendo su hambre mientras se sujetaba a la mano callosa de su papá como lo único seguro. Dos días después de haberlo desembarcado el bergantín había vuelto a partir, y aún maldecía no haber seguido el impulso de subirse de nuevo olvidando lo que se esperaba de él. Comprendería después que por su cobardía había perdido la única oportunidad de volver a los brazos de su madre. Desde entonces, ningún barco se la trajo y ninguno lo regresó. El sueño de volver a Italia moriría con él, enterrado bajo una tierra que lo había cobijado pero en la que siempre se sintió un intruso. Una tierra en donde conoció temprano el abandono, la pobreza y el sacrificio. Aún le dolía la mano gruesa y firme de su padre posada en el hombro, la presión del moño que acomodó en su cuello y la caricia fría sobre el flequillo para despejar los ojos que vencían a las lágrimas. Él tenía tan solo 8 años cuando lo vio partir dejándole un montón de mentiras como única esperanza, un patrón severo, una cama dura y por techo un galpón que competía en crueldad con las temperaturas exteriores. El recuerdo venía acompañado siempre de los mismos dolores que validaban sus convicciones, no era bueno amar y mucho menos confiar. Había logrado sobrevivir sólo y en su corazón nunca hizo espacio para nadie. ◣
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UANDO
llego al colegio los problemas de mis alumnos pasan a
ser mis problemas. Mi mente se resetea como si fuera una máquina y el último paso que me pone en el umbral de la puerta es el interruptor que cierra el circuito en serie sin vestigios de conexiones en paralelo. La realidad pasa a ser un subconjunto sin intersecciones y me desenvuelvo en él como una huérfana sin necesidades. Soy la máquina que socialmente se espera. En esa rutina escuchar mi propia voz es una rutina. Siempre suena segura en las respuestas que doy o en lo que explico. Mi memoria no me traiciona porque siempre le da letra mientras manejo la situación con pasión disfrutando de la labor que elegí desde mi vocación hace años. Allí me desempeño sin historia personal. Algunas veces sin que lo desee se filtra alguna preocupación a ese conjunto aislado y mi alrededor se torna un caos porque el alrededor es la clase que depende de mi. Todo es ruido cuando no estoy donde estoy, un ruido que no altera el muro que edifico porque es un muro sordo donde todo rebota. Mis ojos miran pero no ven y ante las preguntas de mis alumnos , que en ese momento me resultan inapropiadas, respondo con una mirada que comunica sin voz porque ésta sencillamente no suena cuando sus dedos de aire se esfuerzan por pasar a través de las espinas que crecieron en mi garganta. Una simple dosis del afuera desvanece mi seguridad poniendo en duda mi vocación porque de pronto me fastidia el encierro en ese perímetro donde las horas consumen inexplicablemente más de sesenta minutos. Un simple recuerdo me invita a sobrevolar la clase para que nada me toque. En todos los años de servicio he lidiado muy pocas veces con esas infiltraciones pero últimamente se repiten con más frecuencia. Es como si de pronto la máquina social entrara en cortocircuito o estuviera susceptible a las interferencias. Es como si la ética profesional se transformara en una responsabilidad demasiado egoísta para ser sostenida durante tantos años. Los docentes no podemos permitirnos esos desequilibrios porque con todo lo bueno o todo lo malo que nuestras actitudes impliquen estamos influyendo siempre sobre los receptores que son esponjas. Será por eso que nos jubilan con menos años de edad que en otras profesiones. Hoy mis alumnos deben haber agradecido que me falte poco tiempo para marcharme. ◣
Por Morgana de Palacios
El problema es que yo no ofrezco nada, ni miel ni hiel ni carne de papel, ni meta que alcanzar ni andarivel ni siquiera una lengua amaestrada en violencias virtuales, abocada al más puro fracaso realista. Si peco de algo es de fetichista coleccionando versos asombrosos que cambio por los míos venenosos con quien no cree que me pasé de lista. Me reconozco fiera. De telones entiendo poco y nada. Boca adentro carezco de pudor y salgo y entro de mí sin timidez y a borbotones sin pretender de nadie absoluciones al pecado de serme en sinrazón. Tú cuida, si peligra, el corazón que conmigo te arriesgas al infarto.
Yo ya no me apaciguo ni en mis propias pulsiones y escribo desvaríos por encontrarme el centro, por transmitirme absurda desde el punto de encuentro
Sé que acabo doliendo como un parto y que termino siendo una adicción.
con otros ojos libres. Por amargas razones, ahondar en el útero de las desilusiones, les quita la coraza, el acero, la roca.
Y te estoy taladrando las neuronas sin pose, sin teatro, sin divismo, te estoy acompañando a ser tú mismo, a definirte sin las bravuconas
Catártico el instinto rebelde de una boca que desnuda tragedia para vestir consuelo. Yo uso la palabra como el largo escalpelo que limpia las heridas que el amor me provoca.
consignas de la hombría cabalística. Te estoy zarandeando con la mística de una mujer que está en huelga de hombre por motivos que no vienen al caso.
El verso me conduce a falsas posiciones y dejo que me roben lo que me pertenece pero no soy culpable si el desengaño crece como la mala hierba sobre los corazones.
Tan rebelada estoy contra el Parnaso como tú contra el filo de mi nombre.
Yo camino de vuelta de avernales razones y no hay sitar que imite la voz de mi armonía ni llama que se prenda en la noche vacía para paliar mi ausencia del ojo de Satán. Mi boca se rebosa de caliente champán cuando le miro fría, fría, fría.
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(
)
porque estás hecha de todas las histerias es que someto mi calma a tus estragos De A la mujer en su(s) día(s) (o tópico adorable) Ronald Harris
Será por algo, entonces, que las mujeres sangran cuando se caen desnudas desde el aire translúcido sin que las apuñalen. Será por algo que se derraman purpúreas y no verdes biliosas o ámbares seminales. Será por algo, digo, que como las mareas se van de sí, volviendo a sus adentros
Al fondo de los hombres, yo siempre llego tarde. A destiempo me gustan los que hubieran servido
con la luna regente en los instintos
para darle la vuelta a tanto amor fingido
y desbordan los cántaros terrestres
y desmontar los tópicos sin excesivo alarde.
de neuróticas aguas escarlatas.
Yo no salgo de mí si inquietante no arde la mente en una pira de surrealidad
Será que por sus venas corre el hombre de atávicos cuchillos afilados para la gran venganza de su génesis grabada en la memoria colectiva. Será que no hay amor sin sacrificio cruento
y resulta evidente que, pasada una edad, sin los inconvenientes que tiene la inocencia, sólo un antiguo preso, ahíto de experiencia puede acercarse un poco a mi exacta verdad. En eso me distingo de cualquier hombre al uso
en el altar de Cronos
que sueña a los cincuenta con dos de veinticinco,
ni vida sin la muerte
así que, siendo perra, no pego ningún brinco
de sus cárdenas rosas menstruales.
por una galletita que morder, ni me excuso por no ladrar eufórica ante el primer pituso
Será que se suicidan gota a gota, criaturas de sangre para el semen de un dios
que me rasque la panza que muestro generosa, con esa deferencia tan feble y cariñosa de quien para el paseo, no te pone bozal.
muerto de rojos. Pero eso ya lo sabes. Soy esa fleur du mal que llega siempre tarde, herida y sospechosa.
Por Ruffo Jara
Un libro de Silvio Manuel Rodríguez Carrillo
Título: Tierra Autor: Silvio Manuel Rodríguez Carrillo Publicado: 2007 Género: Poesía Editorial: LER Idioma: Español Páginas: 288 ISBN: 978-1-59754-298-2
N un época en que la humanidad vive
mienza con la instalación de una luz que
muchos de los más bellos espejis-
muestra a continuación el sendero. En Tierra,
mos de su historia, surge TIERRA,
continuación de una serie iniciada con Agua
sexto libro de poemas que nos ofrece
—y de trabajos anteriores— Rodríguez Carrillo
Rodríguez Carrillo, en el que confir-
va construyendo a lo largo de 100 poemas, un
ma una vez más su labor incesante, continua
universo que ofrece, frase tras frase, infinidad
y extraordinariamente prolífica, y la fuente
de llaves que van abriendo las puertas a una
inagotable de donde extrae las más sorpren-
luz distinta y las más de las veces poco de-
dentes ideas y su visión particular y profunda
seada: la del esfuerzo, voluntad, sacrificio. Un
de la realidad.
sitio donde se combinan lo estético, lo miste-
Dijo Bacon que el orden verdadero en el que
rioso, lo oculto, lo aparentemente contradic-
tiene que desarrollarse la experiencia, co-
torio, el fondo y la forma... La crisis del hom-
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bre, la conquista de sí mismo a través de la
y define la tensión de la vela / Que domina al
lucha, la presión apenas sostenible, ese rozar
viento cuyo origen jamás podrá conocer.
el borde del precipicio sin temor a la caída,
Ensaya con acierto formas de verso de lumi-
todo esto y más están presentes a lo largo del
nosa elaboración, encendido lirismo y pro-
libro, cuya complejidad y la profundidad del
fundidad, dando continuidad a sus historias
mensaje vuelan a una altura a veces inalcan-
—esta vez de tierra— ( pri hi d ti = primera
zable.
historia de tierra, etc.) donde, a manera de
Dice: Lugar cruel y a su medida puro, sin hue-
campo de batalla, entabla una guerra total,
llas en su camino / Que siempre es de ida y
una guerra de Rodríguez contra Rodríguez,
así va más allá del siempre de una niebla. La
donde la revolución de la vida personal es la
TIERRA de Rodríguez es un lugar que sólo
apuesta a la que arriesga todo. Lo hará con
posee rastros de la senda oculta, que va de-
otro, y a sí mismo habrá de dominar / Merced
velándose con cada espina que se clava en
a su existencia, el verdadero precio del resca-
los pies, donde el camino es cada quién y la
te. Estropeador de máscaras, el autor se ubica
fuerza no viene de afuera sino de dentro. No
dentro y fuera del tiempo, en la tierra y fuera
existe retorno, sólo un continuo ir hacia ade-
de ella, en las calles y en los templos, deve-
lante en un eterno volver a empezar, donde el
lando claves, abriendo nuevos surcos, nuevos
esfuerzo genuino manifiesta la senda verda-
campos de conciencia, esculpiendo la perso-
dera. El autor transita por derroteros sicológi-
nalidad para hacerla un instrumento de su
cos, emocionales, filosóficos en que se unen
alma. Alquimia espiritual: crítico severo e
todos los hechos registrables, los sentimien-
implacable y tirano inflexible para con su
tos comunes, los ignorados, los escondidos.
propio ser.
Así, con una sutil sensibilidad para captar los
Una atmósfera de tristeza rodea al libro, y a la
entramados más complejos de la existencia, y
vez de vitalidad y empuje, en un gran juego
valiéndose probablemente de su propia expe-
de luces y sombras que resalta lo esencial de
riencia, de la fuerza de la historia, del herme-
cada momento y la intensificación de ener-
tismo, de la kábala, de textos sagrados, va de-
gías mediante situaciones extremas. Rodrí-
jando ver el mensaje que guarda el observa-
guez sugiere, señala, enseña, da el golpe de
dor: su tristeza, testigo de todo, visión lejana,
martillo y esgrime la espada para alinear
morador en los confines del alma. El difícil
nuestra atención en la dirección que él con-
puente que se construye en la persistencia y
sidera correcta, ofreciendo sus palabras que
por el que todos habrán de pasar... No rehuye
pudieran ser el hilo conductor que, a manera
al dolor, porque sabe que es en el dolor donde
de hilo de Ariadna, sirvan para explorar sus
se construye un corazón puro; ni al cansan-
laberintos sin miedo a no encontrar la salida.
cio, pues en lo exhausto es donde nace la es-
Ve masticando la fatiga en los ojos / E intenta
peranza y en su agotamiento aprende sus
intuir el altanero espasmo / Que en la furiosa
reservas infinitas. La visión del poeta, ora
y continua corriente de agua / Representa
centralizándose, ora descentralizándose, mi-
una isla, pequeña por ser manifestación /
rando y viendo: el pasado, el futuro, la conti-
Enorme por a sí misma saberse.
nua posibilidad del ahora, la fortaleza de los
En suma, un libro tan fértil como la misma
que no sueltan la rienda. Acceder a la verdad
Tierra, donde cada palabra, como semilla caí-
para que surja el poder de la palabra que ayu-
da en el corazón, comienza a germinar desde
da, alienta, fortalece... La cuerda tensa que fija
el principio de la lectura. ◣
Por Eva LucĂa Armas
Tercera entrega
& Gavrí Akhenazi
Capítulo 5
Por Eva Lucía Armas Cayetana puso la tetera sobre el mantel bordado en encaje de la bandeja y sonrió. Solamente a ella le había contado que estaba frecuentando al "señor Irala" por ese cúmulo de casualidades que terminaron transformándose en un hábito y después, para mí, en una necesidad. Muchas cosas de mi propia naturaleza me identificaban con él y como a él parecía sucederle algo más o menos similar, encontrarnos para conversar o para no conversar y caminar en silencio —aunque yo demasiado silencio nunca pude hacer— era parte de nuestra rutina diaria. Si algo sucedía que nos impedía encontrarnos, entraba yo en una especie de necesidad difícil de explicar que no se calmaba hasta que conseguía dar con Irala en alguna parte. —De cualquier modo, cuídate, Luisi... No está bien visto en esta casa el señor Irala y no faltarán lenguas que traigan el rumor a los oídos de papá. Evítate un disgusto ... —me recomendó suavemente Cayetana, mientras regresábamos al saloncito llevando el té. Yo le había contado lo que me sucedía, porque mis hermanas estaban conversando sobre Genara, quien, como Irala iba seguido a cenar a su casa por asuntos de negocios con
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su padre, se consideraba candidata probable a
“de almíbar negro” según el decir de Genara, a
ser su futura esposa, porque, todo según mis
los ojos que lo contemplaban fascinados.
hermanas que contaba Genara, el tipo le esta-
—No te vayas a quemar con ese almíbar —le
blecía encima su negrísima mirada y no se la
dije—. Son fosos de brea más que almíbar
quitaba en toda la noche.
quemado —rompí al cabo la imagen poética
Hasta que ellas no me contaron eso, yo no había advertido cuanto me importaba Daniel Irala ni por qué me importaba tanto.
de la pobre Genara y mi mal humor empezó a ser más malo y más negro. —Nuestras familias están enemistadas —
Me había engañado a mí misma con una
terció Bernardina, mientras yo me levantaba
amistad sin implicancia, entre dos almas ge-
de la mecedora del jardín, donde escuchába-
melares que comparten su visión peculiar del
mos el relato de Genara y hería el pedregullo
mundo y sus habitantes.
del camino de acceso.
De pronto, sus ojos me importaban, su voz
Fue en el momento del beso, cuando decidí
me importaba, su vida me importaba. Lo ex-
purga y abstinencia “y si me quieres venir a
trañaba si no podía verlo todos los días y atri-
buscar, vas a tener que entrar por la puerta de
buía ésto a que él interpretaba mis sentimien-
mi casa, Daniel Irala, arriesgándote a que mi
tos y pensamientos como nadie. Era el mejor
padre te corra a escopetazos”.
de los amigos hasta que se transformó en la
El beso en cuestión fue en la mano.
más urgente de mis necesidades. Todo gra-
Yo no había sido merecedora de tal privile-
cias a Genara. Como si ella hubiese tenido la
gio ninguna de las veces en que estuvimos
sola misión de descorrerle un velo a mis ojos.
por allí conversando y riéndonos de nuestras
Sin duda, a la misa del domingo concurría
propias similitudes y diferencias.
todo el mundo y no se podía faltar a ella a
Tampoco vino a buscarme a la puerta de mi
menos que la enfermedad la diera a una por
casa ni en los siete días que transcurrieron
tierra y estuviera transformada en un ánima
desde aquel hasta el domingo en que debía
cercana al sepulcro.
enfrentar la misa, porque no había concurrido
Yo no me sentía en tal extremo de quebranto, pero la abstinencia obligada que me impu-
a ninguna durante la semana larga de recogimiento.
se para que el mal no acabara derribándome
Intenté una excusa para no ir al pueblo y
con peores consecuencias que las hasta aho-
encontrarme con Genara del brazo de Irala,
ra experimentadas, volvía el remedio de la
porque con la velocidad que él llevaba, ya
misma calaña que la enfermedad.
debían andar del brazo. Por supuesto, la misa
“Purga de Irala” me dije cuando Genara re-
estaba por encima de cualquier cosa, como
gresó a contarnos que había ejecutado en el
una condición para no ser acusada de hereje,
piano (para el buen partido que su padre pe-
plenamente. Ya tenía yo demasiadas diferen-
leaba por predestinarle) todo el repertorio que
cias con el señor cura que mi madre, sabia-
una señorita que se precie debe conocer.
mente, intuía que se mitigaban si me arras-
Ella misma había puesto sus manos de “no hacer nada” en la cocina, sólo para decírselo a
traba a la comunión y así hacía valer su buen juicio sobre el mío.
él, entre melosas sonrisas y gorjeos de calan-
Misa al fin.
dria atragantada y él había festejado su gusto
Genara estaba en el banco de su familia, sa-
culinario y musical, mientras conversaba de
ludándome con alegría. Irala no estaba con
negocios con don Fausto y ofrecía sus ojos
ella.
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En realidad, Daniel Irala no asistía a misa y según me había dicho, “porque explicaciones solamente le debo a mi Señor”
raban los caballos más allá de los coches, esperaba. Sus ojos recorrían parsimoniosamente al
Tenía sus convicciones el hombre. Había-
pueblo convocado por las campanas, sin
mos protagonizado algunos diálogos teológi-
hacer el menor caso de la conmoción que
cos muy interesantes, en los que demostró un
provocaba su presencia allí, porque se mos-
vasto conocimiento de La Biblia y la doctrina
traba tan poco, poquísimo en público, que
de la iglesia. Literalmente no comulgaba ni de
aquella actitud tan expuesta a los ojos de to-
hecho ni de derecho. Y no escatimaba epíte-
dos provocaba una ola de murmullos entre
tos para hablar del cura.
toda la masa que salía de la iglesia al mediodía.
Esa breve sabiduría sobre Daniel Irala me permitió considerarme a salvo. De cualquier manera, con fingida gentileza, le pregunté a Genara por qué Daniel no la acompañaba.
Me encontró enseguida. Sentí sus ojos adentro de los míos. Me empujaron sus ojos. Él, por un instante me quitó de encima la mirada y la fijó en el cura, que estaba despi-
Ella me dijo que desde la “segunda visita” no
diendo a la feligresía y haciendo las reco-
había vuelto a verlo porque el negocio que
mendaciones necesarias para un buen convi-
tenía con su padre ya estaba arreglado pero
vir cristiano en el infiernillo del pueblo. Del
que, probablemente, en el transcurso de la
rictus contrariado, sus labios pasaron a esa
semana volvería a cenar a su casa, según la
sonrisita sarcástica que bien yo le conocía.
invitación oportunamente cursada. —Y me cuentas... —le reclamé. Después de todo, éramos amigas antes de Irala.
El cura sintió los ojos que se le prendían y quedó también mirando al Irala, como si el tiempo se detuviera momentáneamente en-
Me acomodé la mantilla sobre la cabellera y
tre ellos y todos los demás que estábamos ahí,
dispuse mi ánimo aliviado a soportar estoi-
quedáramos excluídos de alguna ceremonia
camente el sermón del cura.
privada entre sus ojos.
Cuando salimos de soportar la ímproba re-
Mi madre, que me llevaba del brazo y notó
tahila de monseñor para quién nunca era su-
que yo me distraía en contemplar a aquel mo-
ficiente la limosna ni podía servir de absolu-
reno mugroso que no le sacaba los ojos de
ción a la lujuria y desenfreno que —según él y
encima al cura, tembló a mi costado.
sus sueños— acontecía en el pueblo, el sol
Fue tan notorio su temblor, que empezó a
estaba enorme sobre la plaza, pero para mí se
sacudirme también a mí, que la llevaba del
hizo de noche.
bracete.
Irala se había detenido justo frente a la puerta de la iglesia y a sus cuatro escalones. Apenas lucía la ropa de faena, aún sucia del barro y del sudor del día, como si su presencia
—Mamá... ¿qué le pasa? —acabé por preguntarle a tanto estremecimiento. —Es igual que Juan Luis... —balbuceó ella, como si yo debiera entender.
fuese algo casual allí y le diera lo mismo
—Juan Luis... ¿ quién es Juan Luis? —insistí
haber detenido el caballo frente a la iglesia
en preguntar, si aquello era lo que mantenía
que frente a lo del turco. Su actitud era la de
tan en vilo el ansia de mi madre.
quién está esperando alguna cosa que bien no
Ella no respondió.
sabe desde dónde debe aparecer.
Cuando regresé mis ojos a Irala, él ya no es-
Reclinado contra el palenque donde se hile-
taba más. ◣
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Capítulo 6
Por Gavrí Akhenazi Venían por el camino, al galope, midiendo la energía de un caballo nuevo que él le había obsequiado, porque según decía, el de Luisina era pesado como un odre de vino. Como el suyo era veloz por encima del viento, siempre la dejaba atrás y tenía que detenerse a esperarla, cuestión que lo malhumoraba porque interrumpía sus conversaciones (cuando todavía conversaban). Entonces, un buen día, le dio la montura de recambio. —Pruébate este... —le dijo, como si fuera un vestido y le dio las riendas. Igualmente, también la dejó atrás. O sea que el problema era él y no los caballos de la niña. Se había acostumbrado a ella, como quien se acostumbra a un perro noble, de esos que nos acompañan por la vida como una mudez
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presente y dulce a la que recurrir en los mo-
zo cuando él se puso a su par, regañándola
mentos de intensa soledad.
porque no le alcanzaba— Mira.
Aunque la chiquilla no llegaba ni a los vein-
Él miró.
te, era especialmente ubicada en ese mundo
—Virgen Santa... —alcanzó a decir y se lanzó
particular que le exigía ser de un montón al
al galope a través del campo hacia los árboles.
que ella parecía desesperada por no pertene-
Al muerto llegaron juntos.
cer.
Luisina se quedó allí, mirándolo desde abajo,
Era radicalmente diferente, desde sus vesti-
colgado de la rama con una gruesa soga de
dos hasta sus pensamientos y, quizás ese y
enlazar, con la cara hinchada como un sapo,
no otro, era el motivo íntimo por el cual él le
los ojos hacia fuera que se le saltaban de ella
permitía aquella cercanía cotidiana.
y la lengua morada. Si no hubiese sido un
Ni siquiera podría decirse que era hermosa.
hombre, bien podría haber sido un muñeco
Apenas alcanzaba a raspar lo bonita, cosa que
grotesco para espantar los pájaros del sem-
suplía grandemente con la chispa de su sim-
brado.
patía y su predisposición a la aventura y la
Pero era un ahorcado.
discusión.
En las ramas, se acomodaban los carroñe-
Pero él se sentía proclive a la muchacha y le
ros, graznando.
consentía la sencillez de una relación sin pre-
—Vete para atrás... —le ordenó Daniel y él,
tensiones como la que se ofrecían mutua-
desde su montura, tomó al cuerpo por las ca-
mente.
deras y con un certero golpe del machete que
Además, se confesaba Daniel consigo mismo, ella lo mantenía al tanto de todo lo que se
llevaba siempre colgando de la silla, cortó la soga.
cocinaba en la estrecha sociedad de Villarrica
Eustaquio Ocaña se desarmó como una co-
y como informadora oficial de los aconteci-
sa, de través entre el pescuezo del caballo y
mientos puebleros —como era tan dada a la
Daniel, quien desmontó de un salto y le quitó
conversación— le venía a él como anillo al
la soga del cuello lacerado.
dedo. No le costaba nada cultivar raptos de pa-
—¿ Está muerto? —preguntó Luisina, entre el espanto y la náusea.
ciencia, para ganar ese beneficio de saber
—¿Tú que crees? —le respondió él, como su
siempre los chismes sin tener que ir a buscar-
siempre tan autosuficiente acompañante,
los él.
acabando de acomodar el cuerpo para que no
Cuando regresó sobre el camino, porque Luisina no llegaba nunca a alcanzar su caba-
se cayera— Habrá que avisarle a su gente... ¿Sabes quién es?
llo, la encontró detenida con la vista fija en un
—No tiene familia. Es Eustaquio Ocaña. —
punto distante que oscilaba como un péndulo
respondió la muchacha— Era peón de los
pesado, colgando de la rama de un árbol.
Ibarguren... pero ya no trabaja para ellos.
Ella estaba inmóvil, con la vista absoluta-
—Bueno... pero alguien tendrá para avisar-
mente fija, negándose a admitir que lo que
le.— insistió Irala, que había atado el cadáver
estaba viendo fuera lo que estaba viendo, sino
sobre su montura— Lo llevaremos a la policía
que su gesto parecía querer imaginar alguna
y que ellos se encarguen.
otra cosa que se pareciera a lo que sus ojos no podían dejar de mirar. —Daniel... —balbuceó al fin, aferrando su bra-
Antes de que se complicara más la vida con el muerto, Luisina le contó la historia en dos palabras. Le dijo que su mujer se había tirado
23
al río en la olla unos días antes y que los peo-
—Pues no. Además... ustedes los hombres,
nes de don Huberto la habían sacado muerta.
por más que tengan una mujer bonita en la
Como parecían demasiados suicidios juntos
casa, siempre andan poniéndole los ojos a
sin una explicación que los justificara, Luisi-
otras —protestó la niña, según la sabiduría
na también la dio. Le contó la costumbre de
general.
don Ferdinando Ibarguren de quedarse con
—No es cuestión de que sea bonita. Es cues-
las mujeres bonitas de sus peones para hacer
tión de que te entienda, de que se lleve conti-
cosas con ellas que la beata de doña Matricia
go... —le explicó él, limpiándose las manos en
no le permite hacer y “que se dice por ahí que
la ropa, para quitarse la tierra y los restos de
si la mujer se le resiste, pues que es mucho
muerto— Alguien que sea como tú, que te
peor y que seguramente eso fue lo que pasó
comprenda como eres. Lo de bonita, bueno...
con Eustaquio... que cuando Ibarguren se la
si es bonita mejor... pero no es lo más impor-
devolvió, la pobre mujer...”
tante.
—Ya... ya... —la interrumpió Irala y de un sal-
Igual pasaron por el rancho donde Eusta-
to se acomodó en la grupa del caballo de ella.
quio vivía porque Daniel Irala no tenía mucha
Manoteó las riendas, quitándoselas de las
confianza en los dichos de Luisina sobre que
manos y se fueron de ahí con el muerto a la
no hubiera nada de familia del finado.
rastra. Daniel le cavó una fosa en sus propios campos y lo metió en ella. Luisina lo miraba
—Nos llevamos el perro —dijo, como excusa— porque seguro que si no estaba con su dueño, está atado.
cavándole una fosa al muerto sin creer casi lo
Se llevaron el perro y él se llevó un niño lle-
que veía. Tardó buen tiempo en hacer un
no de mocos que lloraba de hambre, frío y
hoyo en el que Eustaquio cupiera cómodo
mugre en un cajón.
mientras ella, que se había quedado con la
No opinó sobre las aseveraciones de Luisina
historia en la mitad, se la completaba para
sobre que no hubiera nadie, más que con el
entretenerle el trabajo que se estaba toman-
gesto de ponerle el niño en los brazos, que
do.
olía apestosamente y como no encontró más
Lo único que le interesó realmente es cómo era la doña Matricia esa que se la pasaba de jaculatorias con la tía de Luisina.
trapos con que envolverlo, lo lió dentro de sus propios abrigos. El niño murió a los días, a pesar de los cui-
Las paladas de tierra caían sobre Eustaquio.
dados que la nana Eleuteria le dio. Daniel an-
—¿Es vieja? —insistió Daniel en sus pregun-
duvo de diablos una buena semana en la que
tas, porque Luisina se abstraía en ver el cuerpo desapareciendo. Ella dijo que sí. “Debe tener tu edad” agregó. Él protestó porque lo consideraba viejo ya que no se consideraba así. —Bueno... tampoco eres joven —le respondió Luisina consiguiendo fastidiarle el orgullo
ni hablarle se podía. Luisina optó por seguir el consejo de la vieja mujer, ya que ella era quien había criado a Irala desde que nació y permanecía fiel allí, ancianamente fiel, envejeciendo con sus secretos dentro de la enorme casa de Las Sombras.
pero como el muerto no se enterraba nunca,
Y además, porque seguramente, la niña
Daniel dejó de discutir con ella para terminar
nunca había visto tantas tormentas juntas en
la poco grata tarea.
los ojos de él, que se quemaban y quemaban
—¿Es gorda? —preguntó al rato.
de fogatas negras. ◣
Por Mariví González
Dame un beso de agua en las pupilas que quiero ser un llanto de dulzura en tu boca de lluvia que murmura un vendaval de dudas intranquilas. Puedo hacer de tu espalda un mar de lilas que olorosas desanden tu tortura, transitar por detrás de la espesura de tus sienes si tiemblas o vacilas. Déjame ser la anchura de tus huecos, la verdad en tus noches de extravío, déjame disiparte lo sombrío y ser la voz de tus oídos secos. Como un sol que acaricia si hace frío mi piel suavizará tus recovecos.
Quiero desmantelar todos los limbos, extirparle su sílaba a la fe y que la ingenuidad cierre sus piernas de ninfómana virgen. Pero me está costando fusilar a la párvula que cree que una mota de arena puede agarrarse al mar como una isla. Siempre vuelve a confiar en un mayo minúsculo, en el hueso de un pétalo, en verbos inconclusos y en abortos de puentes. Y siempre la despista un sol de humo. No comprendo por qué no muere de una vez esta inocencia, si tiene el cuerpo lleno de disparos.
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No eres la mujer que habita la pequeña infinitud donde cabe un poema. Tú eres mucho más —o quizás mucho menos— que el verso más exacto y más desnudo sangrando sus verdades, o que la estrofa frágil golpeando como un látigo triste. Tú sólo estás viviendo. Y puedes ser
La nostalgia
la inquietud de una roca,
se desliza en mis hombros sin permiso,
la imperfección perfecta,
casi como una seda paulatina
la muchedumbre enardecida y débil
que tiñe de colores agridulces
de cualquier soledad,
el uniforme gris de la cautela.
la que improvisa olvidos, la que abre la ventana del deshielo, la que absorbe las alas de los pájaros,
A lo lejos escucho cómo hablabas de aquel vestido rojo que ceñía la piel de los instintos y que nunca llegaste a regalarme
la que mastica lágrimas de azúcar o se bebe la sal de una colmena,
porque entonces las horas abarcaban promesas y el tiempo era una prórroga infinita.
la que alisa los filos de la ira o araña mansedumbres.
Tengo un beso de lluvia en la memoria en esta noche ocre
Una contradicción que oscila entre la luz y la penumbra
y poco a poco empiezan a borrarse los suicidios del alma.
del viaje de la vida. A lo lejos la arena huele a hierba. Pero eres sobre todo una efímera fecha en un tiempo continuo.
Sacudo las cenizas del letargo y abro por fin los ojos, imprudente,
Así que no,
para mirar de cerca a la añoranza.
no ocupas su pequeña infinitud, porque tú morirás
La miro y lleva puesto aquel vestido rojo.
pero el poema queda. El que nunca llegaste a regalarme.
Por Alejandro Salvador Sahoud
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L
vocablo “praxis” se utiliza para des-
cribir un saber hacer no ligado a la ciencia, distinto del conocimiento. Un saber que se sabe sin saberse. Más allá de lo simbólico, un hombre que sabe hacer es un artista. Poesía viene del griego “poiesis” que significa tanto acción, creación, fabricación, confección, como poesía, poema. Y, esta, del verbo poieo, que significa hacer, fabricar, ejecutar, engendrar, dar a luz, obtener, sacar, causar, obrar, ser eficaz. La poesía es un hacer con las palabras. El acto de la palabra poética es un acto creativo. Es una palabra particular, fuera del circuito de la comunicación, que, tomada en su materialidad deja de ser un medio para ser un fin en sí misma. Así, Sartre dirá que el poeta “no se sirve de las palabras, sino que las sirve.” y Bachellard dirá, en el mismo sentido: la
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palabra poética debe “crear su propio lector y
El origen de la palabra “mimesis”, a pesar de
de ninguna manera expresar ideas comunes.”
que se pierde en los anales del tiempo y cual-
Entonces, más allá del discurso cotidiano la
quier interpretación de la misma implicaría
palabra pierde su atadura con los sentidos
un empobrecimiento semántico, aparece en
prefijados para abrirse a la diversidad de
las artes expresivas. Platón introduce un
otros sentidos. Para ello, se produce una re-
cambio semántico, para darle un sentido re-
edificación de los sintagmas y su semántica,
presentacional y puede haber cambiado “mi-
convirtiéndose, éstos mismos sintagmas, en
mesis” por “metexis”.
ladrillos con otros nombres : metáfora, hipálage, oxímoron. Dice Lacán : “En cuanto al límite inefable de la palabra, éste radica en el hecho de que la
En las artes expresivas griegas aparece en el siglo VII vinculada a “mimos” (singular) y “mimoi” (plural) que eran artistas ambulantes o comediantes.
palabra crea la resonancia de todos sus senti-
Probablemente de allí, se deriva el concepto
dos. A fin de cuentas, somos remitidos al acto
de “el gay saber”de la tradición trovadoresca.
mismo de la palabra. Es el valor de este acto
Eran llamados trovadores y no poetas porque,
el que hace que la palabra sea vacía o plena.”
como antes referí, el término poetas se reser-
Lo primero a destacar en esta cita es “el
vaba para aquellos que escribian en latín y los
límite inefable de la palabra”. Inefable, es de-
trovadores cantaban en su lengua vernácula
cir in-affabilis. Lo que no puede ser descripto.
y no en latín.
Esto sucede cuando la palabra crea “la reso-
Siglos después en Tolosa, Ramón Vidal,
nancia de todos sus sentidos”, cuando abre
1323, funda el “Consistorio de la gaya ciencia”
tantas posibilidades, que al ampliar sentidos
dónde siete jueces mantenedores del gay sa-
roza lo indecible o indefinible.
ber ponderaban los méritos de las composi-
Las raíces de la poesía son orales ya que la
ciones presentadas. La gaya ciencia es la
poesía, originalmente, fue un canto. Canto, en
“ciencia de la poesía, o sea el conjunto doctri-
latín, se dice carmen. Y significa: canto,
nal de reglas y preceptos para trovar o com-
música, poema, composición en verso, fórmu-
poner poesías”. Se utiliza cómo sinónimo del
la mágica, sortilegio hechizo, respuesta de un
gay saber que es la ciencia de lo bello repre-
oráculo, predicción. La figura del poeta, se
sentado por la forma poética. A su vez este se
asocia, entonces, a la del chamán, del profeta
vincula al joi amor (el amor alegre). Y la exal-
o del vate. En el siglo VIII en Europa sólo se
tación del amor cortés. La poesía de estos
llamaba poetas a quienes escribían en Latín.
trovadores era poesía lírica. La poesía lírica,
Aquí, quizás cabría hacer un comentario so-
es la poesía hecha para el canto. En la anti-
bre “mimesis” (palabra aportada por Platón y
güedad se acompañaba con la lira, y canta los
Aristóteles) que los griegos aplicaban al arte
sentimientos o ideas del poeta. El verbo tro-
en general, cuando la estética griega arcaica
var significa tanto componer versos como
se dividía en dos ramas bien definidas : las
hallar, encontrar y tiene un parentesco
artes expresivas, que incluían poesía, música,
semántico con el verbo latino invenio que
danza, representaban sentimientos y eran
significa tanto encontrar, descubrir como in-
rituales y las artes constructivas, unificadas
ventar. Invenio es en latín, como poiesis en
en la arquitectura (que incluía pintura y es-
griego el verbo destinado a la creación poéti-
cultura) que luego se separan en el período
ca.
clásico.
Es la música, el sonido, el tono, la seducción
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de la voz, lo que fija el sentido a la palabra
rodillas, y la encontré amarga, y la injurié”.
otorgándole su fascinante poder.
Injuriar, mal-decir, en latín: maledicere, ultra-
Lejos de desconocer ese poder, la antigüe-
jar, denigrar. Serán Baudelaire, Rimbaud, Ar-
dad lo tuvo muy en cuenta: “No basta con que
taud y otros, los que deciden desgarrar la be-
una obra sea bella; ha de ser enternecedora y
lleza para construir otro mito, el del poeta
ha de poder llevar a dónde quiera el ánimo del
maldito. Cristina Piña afirma que estos poetas
oyente” dice Horacio en su Poética.
“concibieron a la poesía como un acto tras-
Aristóteles definirá a la tragedia como mi-
cendente y absoluto que implicaba una ver-
mesis, como la representación grave de una
dadera ética... ” luego agrega que el “mito del
acción memorable y perfecta, acción para ser
poeta maldito culmina con la muerte —real o
recitada cuyos protagonistas son los dioses y
metafórica, accidental o voluntaria— como
los héroes
gesto extremo ante la imposibilidad de con-
La tragedia perseguía un fin distinto al de
jugar la exigencia de absoluto que se le atri-
provocar placer estético. Provocaba placer
buye a la tarea poética con las limitaciones de
estético por ser una imitación de los hechos
la experiencia vital...”
que producen miedo o compasión. Pero a
A partir de Baudelaire, los poetas fueron los
través de eso tenía un fin moral, la purifica-
primeros en captar el desencanto por la vida
ción de las pasiones (catarsis) por la identifi-
en el mundo moderno que, al estar cada vez
cación con el héroe. En la tragedia, la poesía
más signado por la utilidad inmediata, ahu-
hace mover a compasión y temor. La compa-
yentaba a la poesía.
sión y el temor conmueven el tedium vitae y, justamente, para Aristóteles, el tedio es el justo medio. La tragedia para realizar la catarsis, necesita conmover el justo medio.
Luego, en la praxis poética, no sólo interviene el artista o artesano. Para aplicarle el concepto de mimesis, diríamos que en la poesía, lo observado se modifi-
Lo que caracteriza a la mimesis aristotélica
ca en el observador. Y es en éste, donde vaci-
es un proceso de construcción. No es la de-
lan las premisas ya que no importa el princi-
finción mimesis = copia, sino que al vincular-
pio que formula el autor, sino lo verdadera-
le a la mimesis la poiesis, con el caracter
mente importante es el instante de reunión
dinámico que este término implica, sitúa a la
entre el “yo poético” y su asombro y la emo-
mimesis en el ámbito de la praxis. Diría Rico-
ción del lector frente a esto.
eur: no hay mimesis sin hacer.
Todo lector vuelve a rescribir lo que el autor
“La realidad contemporánea, el presente in-
ha dicho, como un objeto en cuya construc-
estable y efímero, la vida sin comienzo ni fin,
ción puede participar también él, ya que en la
sólo era objeto de representación de los géne-
praxis poética, se rechaza lo representado por
ros inferiores.” (Bajtin)
lo real a través de una búsqueda cada vez
Es, en la comedia, en la parodia, donde se
más profunda en, volviendo al principio, “la
cuestiona eso absoluto y sublime que nos
resonancia de todos los sentidos” a través de
presentan la tragedia y la épica, porque todos
la palabra.
los personajes aparecen representados con sus debilidades, sus yerros y sus torpezas. No toda poesía sostiene necesariamente lo bello. Rimbaud escribió: “senté a la belleza sobre mis
La diferencia subyace entre pensar y percibir. La percepción de la palabra, es lo que permite que todos los sentidos busquen una pluralidad de imágenes que conformen, al fin, el acto creativo. ◣
Por Eugenia Díaz
Por qué callas los versos que me nombran. No sofoques palabras regresa los sonidos que con su aliento mueven la estática rutina de los días. Poeta paisajista y del amor se está difuminando la mujer que inventaste, la musa que te inspira y te imaginas con un mechón rebelde cubriéndole su rostro, caminando descalza por la hierba. No has visto los mensajes que inquietas mariposas trasmiten en su vuelo, que acompañan tus pasos lentos y taciturnos al despertar el alba. Poeta, no te calles, sígueme dibujando las calles de tu tierra, el rumor de su gente, tu café en la mañana y hasta ese cigarrillo que daña tu salud.
Se encuentra en remisión el intenso dolor que apagaba la luz de cada nuevo día,
Tengo necesidad del toque de tus versos, viajar en tus escritos como una mochilera que lleva en sus alforjas,
y sin reconocerse ve su imagen plasmada en la ventana tan serena y en paz.
todo el abecedario que has sembrado en mis ojos.
Escucha serenatas, las charlas y las risas y como en pasarela ve desfilar pasteles con los ramos de flores festejando a las madres. Y ahí, tras el balcón , cristal humedecido, esa mujer observa cómo se va mojando su reflejo tocando sus mejillas extrañamente secas. Camina de regreso pisando su presente, rozando con sus dedos los muros y tabiques que atesoran el eco de fantasmas. Se va dejando guiar por el fulgor de unas manos que esperan con anhelo logre cruzar el puente.
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Elimina temores, moviliza el presente y asómate a la vida con actitud de reto, toma unas pinceladas de la aurora y tiñe tus mejillas ocultando en tu piel ese pálido tono que apaga tu viveza. Llénate del bullicio del gentío y sal detrás del vidrio, de ese escaparate en que te has refugiado. La tarde está en pañales esperando por ti. Ya no tragues saliva y escupe las entrañas que se han contaminado con temores y odios, atusa tus cabellos, levanta la barbilla, endereza tu espalda y camina con hambre de dar mordida al mundo. Aunque mastiques guerras, trata de digerirlas degusta un caramelo que te quite lo amargo de las calamidades.
Se han quedado esperando dos copas, con un vino de mesa, pan y queso, música de guitarra acompañada por el ruido constante de los grillos,
Mientras siga la vida hay tardes que te esperan.
con gusanos de luz opacando la luz del firmamento, y embriagado el olfato de olor a hierba fresca. Una casa de campo en las montañas con la hoguera de leños ya en cenizas, un papalote roto colgando del encino, piedras enmohecidas por la falta de huellas. Dos locos soñadores vagando en la montaña riéndose de la vida, sin bullicio que altere el panorama sin cargas, sin apegos. Siguen tras bambalinas los dos protagonistas esperando, el guión de esa historia inconclusa que no llega a estrenarse por el bache en el tiempo cubierto por las hojas de un invierno temprano.
Por Silvio Manuel Rodríguez Carrillo
(y
otros poemas violentos) Un libro de Gavrí Akhenazi
Título: Asesinando a mi madre (y otros poemas violentos) Autor: Gavrí Akhenazi Publicado: 20 de mayo de 2013 Género: Novela Editorial: Lulu editores Idioma: Español Páginas: 70 ISBN: 9781304043719 Encuadernado: Libro en rústica con encuadernación americana Tinta interior: Blanco y negro Peso: 0,15 kg Dimensiones en centímetros: 14,81 de ancho x 20,98 de alto
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SESINANDO A MI MADRE.
Yo tenía alguna referencia respecto del
fondo de este poemario, como solemos tener referencias respecto del entorno de nuestros autores favoritos. Lo que entonces sabía lo supe de primera mano, leyendo al autor primero, chateando con él después. Creo que no me equivoco —y mi memoria suele ser muy buena— al decir que jamás le he preguntado nada sobre este tema, primero porque vengo de un lugar en donde hacer preguntas personales es una impertinencia, y segundo porque cuando te cuentan sin que preguntes es cuando realmente te dejan ver las aristas que tocan al que habla. De manera que cuando vi surgir estos poemas, uno tras otro, casi como un tornado a primera impresión, y como un sólido edificio ya bien mirado, reviví de golpe —cuánta razón tiene Morgana de Palacios en la diferencia de impacto entre prosa y poesía— aquellas referencias que tenía. Dura y cruelmente, sin asomo de maldad alguna, la realidad fue estallando, detonando en cada verso los ojos de un lector que debía y no quería seguir, que quería y dudaba de seguir. Porque, justamente, Akhenazi es de los que te obligan a ver, desde la convicción del que nunca apartó los ojos. Sin embargo, de ningún modo quiero decir que el que no conozca las obras anteriores del autor habrá de perderse en esta trama. Sí habré, si no recordar, al menos avisar que aunque se trata de poesía, y con ella se hace presente toda la capacidad metafórica de Akhenazi, nada es ficticio, ni dimensionado, no. Y esto es lo que duele, espanta y asombra hasta la admiración en este escritor, su capacidad de valerse de las palabras tratándolas con precisión cirujana para transmitir tanto la realidad de los hechos, como la de las emociones y sentimientos resultantes de acciones y omisiones. Los diarios del asco. Abstracto, no; cifrado, sí, pero esto tan sólo respecto del entorno en el que suceden estos textos que al autor prefiere llamar "no poemas". Mucha de la vitalidad y el inconformismo de Akhenazi está volcado aquí, a través de varias secuencias en las que razona cuál es la distancia entre él y ciertos entes, por qué esa distancia es necesaria, como también insalvable y a conciencia. Una distancia de auto ostracismo, propia de los que necesitan "no estar —solamente— en un papel secundario", de los que son dueños únicos de a quién o a qué le escriben. La temblorosa opacidad. En este último poemario, hay un dolor extraño, y casi inasible, un posible receptor recurrente —más allá de los nombres propios—. Racional y dramático, también en parte sabe a recuento, a sopesar lo andado y los cambios que fueron parte del viaje. Los dos versos de cierre del último poema del libro (Troncal), son de los que una vez leídos no se pueden olvidar La publicación de Asesinando a mi madre (y otros poemas violentos), ver a Gavrí como poeta, constituye un triunfo para los que disfrutamos de intentar comprender al hombre, y por extensión, de la literatura. ◣
Por Ricardo Fernández Esteban
Anclado en estas islas, abandono la búsqueda falaz del paraíso, tantas veces perdido en esa ruta del buscar imposibles y no ver que ya lo has encontrado, que lo habitas. Y luego… pues veremos si hay futuro más allá de este mundo. Por las dudas: Cuando muera que no me repatríen, que me entierren desnudo en suelo griego, en algún cementerio entre los pinos con amplias vistas al azul del mar, donde el cuerpo se mezcle con la tierra y acaso vuele el alma hacia sus musas. Así, si hay otra vida, cuando llegue esa resurrección y abra los ojos contemplaré mi amado mar Egeo, y sentiré mi psique enriquecida por los sabios consejos de los mitos con los que ha convivido en el Parnaso.
Aquí el autor, en el comunicado, reivindica la libertad del verso, la métrica es muy amplia, un universo de estructuras de armónico rimado. Desde la que es más simple, el pareado, a la altiva sextina todo cabe si se etiqueta bien. Como se sabe es básico “no dar gato por liebre”, que el ritmo del poema nunca quiebre y que la rima en ripio no se trabe. Mas dije libertad, que no libertinaje o anarquía pues algunos le llaman poesía a lo que es simple prosa de mala calidad. Decidme, o no, si os digo la verdad: El nuevo catecismo de gente que no sabe es el versolibrismo. Si algún pintor moderno prescindió de su época de escuela, no creó con alma un cuadro abstracto. Pues versando es lo mismo. Para romper las normas dominarlas primero es necesario, ya que para vencer al adversario hay que primero trabajar según sus hormas. La métrica y sintaxis, profundas plataformas, siempre subyacen, reinan por mucho que el poema aparente engañarlas. Anatema proclamo contra quienes sin entender de nada quieren darnos lecciones de libertad errada: ¡Echarlos del Parnaso!, es mi grito y mi lema.
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Hubo una vez una ciudad canalla con cabaret travesti como playa de Río, con Piaf y la Carme recordando a su hombre, con los niños terribles, con molinos sin viento, con local de voyeurs en tacita de plata, con el baile del Tigre entre chulos y arrugas, Hubo una vez una ciudad canalla que mojaba la pluma en el alcohol para escribir directamente en vena: como todos los jóvenes yo vine a llevarme la vida por delante; una ciudad en la que el bardo rechazaba el papel e improvisaba: versos de amor nunca serán literatura si no me dejas escribir sobre tu piel; una ciudad en la que ella, adivinad su nombre, unos años atrás: abriéndose su blusa —Neno, no digas nada—
con el arco kiosco en que el anís ardía, con aquella bodega donde el arte era eterno y una cava de Jazz que por suerte aún resiste, porque el otro el frontón, que era pista de baile, ya pasó a mejor vida y es un sano gimnasio. Hubo una vez una ciudad que hoy merece nuevo nombre: Barcelolandia eres pasto turístico de masas, puro producto Disney. Perdiste tus raíces, te has vendido hasta el alma, y de canalla nada, opositas a cursi. ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
le ofreció los durísimos botones de sus pechos.
No sé… O es la ciudad, o es que nosotros
Hubo una vez una ciudad canalla
Abierto queda el tema, se aceptan opiniones,
en que un tono del azul era más que un color era un templo pagano celestial donde un gato argentino
ya no podemos aguantar el canalleo. yo acabo con canción, como empecé y disculpad que desafine: …jóvenes…, éramos tan jóvenes…
maullaba en clave de rumba catalana y un cantautor galáctico consiguió hacer salir el sol a medianoche. Hubo una vez una ciudad canalla donde la sexta flota, en vez de hacer la guerra, hizo el amor en territorio chino; izas, rabizas y colipoterras en traje de faena les tiraban los tejos mientras agujereaban mármoles a golpes de tacón. Hubo una vez una ciudad canalla, mucho antes del turismo y de los juegos, donde la izquierda se divinizó bebiéndose las noches en la “boite” de rojos terciopelos, de copas infinitas, de taburetes que aún dominan escenarios; una ciudad que hacía equilibrios sobre sus propias luces, mientras un pijoaparte montaba un viejo Cadillac.
Hoy he encontrado un “te quiero” y dos cariños de dama escondidos en mi cama que me han hecho prisionero. No ha hecho falta usar acero, tu recuerdo es suficiente para atarme suavemente en la cárcel del amor, donde espero sin temor que tu vuelta me alimente.
Por Mercedes Carrión Masip
La canción:
A
música está presente desde los
primeros pasos de la humanidad en
culturas más antiguas se fueron desarrollando y organizando en sociedades.
todas las culturas conocidas, así co-
La misma evolución, con diferente crono-
mo la danza y el canto, aún en sus
logía, se produjo en el continente americano,
más rudimentarias expresiones.
donde han sido muy numerosos los hallazgos
Mucho antes de que aparecieran testimo-
de instrumentos musicales en los yacimien-
nios escritos dando fe de los primeros acon-
tos de las diversas culturas precolombinas.
tecimientos históricos relativos al hombre
También en la antiquísima cultura china.
sobre la tierra, ya se habían descubierto res-
La poesía nace como primera manifesta-
tos de instrumentos de percusión, viento y
ción de la literatura en las sociedades estruc-
cuerda en los yacimientos prehistóricos y
turadas, al menos en el Oriente Medio y Me-
protohistóricos de algunas culturas orientales
diterráneo Oriental, para ser cantada en ce-
y mediterráneas. Hemos de suponer que tam-
remonias religiosas, como primera manifes-
bién la voz humana habría protagonizado uno
tación del teatro en Grecia, en las celebracio-
de los primeros intentos en armonizar y or-
nes públicas exaltando la grandeza de sus
denar sonidos, seguramente imitando los
héroes. Y, excepcionalmente en sus comien-
cantos de las aves o los ritmos producidos por
zos, en el ámbito privado.
los elementos de la naturaleza en sus diferen-
Fue Aristóteles (384-322 a.C.) el que introdu-
tes manifestaciones. Podemos pensar que los
jo en el concepto de poesía escrita los ele-
resultados evolucionarían al tiempo que las
mentos de armonía y ritmo junto a la exclusi-
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vidad del lenguaje. Anteriormente la palabra
acentos en que se estructuran los versos y
“Poiesis” se refería al conjunto de actividades
también en las cadencias o cambios que pue-
creativas en cualquiera de sus manifestacio-
den combinar distintos elementos como son
nes.
las estrofas y estribillos; también algunos de
La canción es definida, en general, como
los recursos poéticos como la anáfora, parale-
una composición en verso destinada a ser
lismos o repeticiones, aquellos que inciden en
interpretada por la voz humana y susceptible
la estructura sonora de los poemas.
de ser acompañada por música, interdepen-
Si se poseen conocimientos técnicos de
dientes ambas. Esta es la definición que más
música la tarea será más sencilla y, desde
se ajusta a la canción popular o moderna y
luego, más eficaz. Pero se puede jugar a la
solo en parte a la contemporánea pues cada
composición dejándose llevar por la memoria
vez es más frecuente el uso de medios
musical y el instinto creativo de todo artista.
electrónicos en su composición, previa a la
Y hemos de entender que los poetas lo son.
incorporación de la letra.
La combinación de todos estos elementos
Pero cantar es algo más que eso. El que lo ha
nos puede predisponer a algunos a acometer
intentado y perseverado en el empeño lo sa-
la tarea, con resultados impredecibles. Pero
be. Al cantar se experimenta como una libe-
siempre valdrá la pena haber hecho el inten-
ración de algo que nace en el instinto y se
to, por lo que sin duda se aprende y por las
muestra abriendo canales de expresión que
emociones que se pueden llegar a vivir du-
no siempre se identifican tan solo con el tex-
rante la experiencia y compartiendo después
to interpretado sino que se acercan al fondo
el resultado.
del sentimiento, aún más allá del placer esté-
En mi caso, acometí el empeño de un can-
tico. Hay algo metafísico en la experiencia, un
cionero poético al que di vida cuando anduve
milagro cuando sucede.
muy entretenida con las estrofas clásicas,
La emoción prima entonces sobre la razón
absolutamente arrebatada por los ritmos tan
y, sin embargo, hay que llevar a cabo un gran
integrables en la música, según así lo sentía,
esfuerzo de estudio y concentración previos
y echando mano de las líneas melódicas más
para poder cantar con un mínimo de confian-
previsibles, tan solo guiada por la intuición.
za y calidad sin importar en qué especialidad
Aprendí de mis limitaciones, las sufrí y luché
se intente. En esa conjunción conectan las
contra ellas pudiendo acercarme al corazón y
sensibilidades del intérprete y de quienes lo
comprensión de unos cuantos poetas a quie-
escuchan. La magia está servida en los tea-
nes confié los resultados y a los que quiero
tros, en un tablao, en una reunión informal de
aún más desde entonces.
amigos, en los estadios donde la multitud se
Me respetaron y entendieron justo en la di-
entrega sin reservas a su artista favorito…
mensión que les hace grandes también como
Donde quiera que suceda se reconoce y se
personas, calibrando el atrevimiento y es-
vive al instante.
fuerzo ajeno en lo que supone cuando la in-
Componer canciones puede llegar como algo instintivo, como lo es cantar en primera
formación de que el autor dispone no alcanza los mínimos razonables. Benditos sean.
instancia. Si damos, al modo tradicional, prio-
Salió ganando mi voz que hube de templar y
ridad al texto, quienes andamos metidos en
he seguido cuidando y mejorando para no
verso podemos tener alguna ventaja respecto
dejar de cantar nunca y sentir, en cada oca-
del oído, en el relativo dominio de los ritmos o
sión, ese milagro que limpia el alma. ◣
Por Juliana Mediavilla
De qué presumes, Mayo, con ese porte altivo porque estalló contigo toda la primavera: desde la más pequeña campanilla del campo hasta la rosaleda del cuidado jardín. En el monte se incendian las jaras y los brezos y el amarillo loco de la humilde retama. No es tuyo todo el mérito, por más que te engalanes, que los hielos de enero ya hicieron su labor, y en febrero la nieve nutricia y protectora guardaba los milagros debajo de su falda, sopló marzo con fuerza en su rito ancestral, te pusiste de parto con el llanto de abril. Desecha tu altivez, recolector de flores, la belleza requiere su tiempo y su proceso. Vendrá la sed de agosto, soñando con las fuentes y tú solo serás la cruz de un calendario.
El olvido, amarga enredadera tejiendo a la memoria su mortaja. Preludio de la muerte. Muerte en vida de la vida archivada en cofre frágil. Vivir con el recuerdo tan raído, sin poder remendarlo en el ayer. No hallar el horizonte tras el páramo del terco pensamiento en retroceso. Perder el patrimonio inventariado con la tinta febril de los sentires. Vivir con el pasado enmohecido, en furtivo presente sin sosiego. Las amarillas hojas de almanaque —mariposas del tiempo disecadas— van cayendo en el pozo del vacío. Llora la remembranza su destierro.
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¡Soledad, qué pena tienes! ¡Qué pena tan lastimosa! Lloras zumo de limón agrio de espera y de boca. (F. García Lorca) ¿De dónde llegó esta pena con su mordedura amarga? Te floreció en primavera como una rosa enlutada, te floreció en primavera, de la noche a la mañana.
Hizo la madre poner en el gran muro de piedra un sólido tendedero frente a la casona vieja. Remata el muro una valla y allí se acaba la cuesta que suben las viejecitas para rezar en la Iglesia, y se toman un respiro mientras tocan las terceras.
¿Pero por qué no se caen esos pétalos de escarcha? Porque tú la vas regando con el caudal de tus lágrimas, porque tú la vas regando y en tu pecho se agiganta.
Desde allí el pueblo se ve: tejados y chimeneas, como tendidas del cielo van y vienen las cigüeñas, de blanco y negro vestidas igual que si fueran prendas.
¿Pero es normal que en invierno la pena-rosa no caiga? Las penas-rosas resisten, ni el frío las acobarda, las penas-rosas resisten con sus púas aceradas.
El muro del tendedero cierra el recinto que fuera del conjunto parroquial el lugar de la huesera. Lo sabíamos de niñas que triscábamos la hierba, por ser en aquel cercado siempre másverde y másfresca. Bajo nuestros pies la muerte, tan cotidiana y eterna, escondía tierra adentro las tibias y calaveras.
¿Cómo cortar esta pena que ya ha arraigado en el alma? quiero arrancar de raíz la negra rosa enlutada, quiero arrancar de raíz igual que la hierba mala. Ay, pena de oscuro origen, pena que llevas a rastras, laurel que te crece y crece como a Apolo en su desgracia. Ay, que tu pena es un pozo sin fondo, Juli, Juliana.
Quedó fijo el tendedero, la madre quedó contenta. Ella se nos fue hace mucho. Tres generaciones cuelgan la ropa que ondea al viento: toallas y camisetas y de un blanco inmaculado las sábanas volanderas.
Hace unos años, arriba del corazón de la piedra, brotó una zarza, milagro que a la lógica desprecia. Y fue creciendo hacia abajo airosa y ufana y tierna. Echa su flor y atrevida, buscando con sus guedejas, se acerca hasta el tendedero, pretende arañar las prendas, quiere, con sus uñas párvulas, enredarse entre las cuerdas. El hermano la recorta justamente cuando llega para que no nos pinchemos con su fina enredadera, ni clave en la ropa limpia sus curiosas fauces nuevas. Pero es tenaz, ella vuelve al volver la primavera, desciende hacia el tendedero paso a paso, piedra a piedra. Zarzamora, zarzamora, que no naces en la tierra y brotas como las fuentes del corazón de las peñas, ¿dónde guardas tu semilla? ¿qué secreto te conserva?
Por Idoia Laurenz
EGRESO
a Albi como una turista más
y aunque conozco de sobra el arte que se prodiga aquí, me gusta volver porque así me permito recordar las emociones de mi pasado que se quedaron vinculadas sólo a esta tierra. Podría pensar en Pierre desde cualquier otra parte del mundo, pero no lo hago. No consiento que mi memoria pasee libremente por los cementerios del amor. Cuando mi mente necesita vengarse de esa tortura silenciosa que le impongo, se me ablanda el corazón, me subo al coche y conduzco de un tirón hasta llegar a mi plaza favorita en Albi. Una vez ahí, le doy rienda suelta a todos esos recuerdos agolpa-
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dos durante años. Me permito emborrachar-
Tres semanas después las campanas de la
me de ellos, y pienso que el dolor y la memo-
catedral del pueblo tocaron a boda. Se casaba
ria hacen muy buena pareja. Se beben los
una vecina de la villa con el hijo del dueño de
vientos mutuamente ese par de locos, pero
la antigua fábrica de chocolate. Al parecer, el
jamás dejé que vivieran su idilio tranquila-
padre del novio era un señor que iba en silla
mente en mi casa, del mismo modo que ellos
de ruedas. Su empresa había quebrado des-
tampoco me permitieron gozar del mío.
pués del fallecimiento de la esposa, en el
Cuando me encuentro ubicada en mi pasado, quiero decir, lo bastante ebria como para
mismo accidente que le causó la lesión medular.
resistir y lo suficientemente sobria como para
Por comentarios de los vecinos, me di cuen-
caminar, me acerco paseando hasta la que
ta de que se casaba Pierre. En ningún mo-
me gusta llamar, irónicamente, “La rue de
mento tuve deseos de entrar en la iglesia para
l’amour”, en la que está mi viejo apartamento
interrumpir el evento, así como suele suceder
de alquiler. Conserva todavía las mismas ven-
en algunas películas. Me mantuve en silencio
tanas por fuera y los mismos deseos intactos
durante meses, humillada por mis propios
por dentro.
sentimientos autodestructivos. Inmersa en
Recuerdo que Pierre vivía en Toulouse y
mi supuesta incapacidad para dejarme querer
sólo venía a verme los martes porque ése era
o sentirme querida. Analfabeta para decir y
mi único día festivo, además de algún domin-
escuchar las emociones. Inmóvil en mi ven-
go. Me llamaba por teléfono justo antes de
tana. Abandonada por los otros y por mí en
salir de su casa y llegaba a la mía una hora
esa angustia de acontecimientos que supues-
después, cosa que normalmente sucedía a las
tamente le pueden pasar a cualquiera. No su-
siete de la tarde. No salíamos del apartamen-
pe nada más de Pierre hasta que un año des-
to en toda la noche. Cenábamos desnudos y
pués volvió a sonar el teléfono.
hacíamos el amor durante horas. No había
─Allô? ─pregunté, pero sólo hubo silencio─.
tiempo ni ganas de hacer ninguna otra cosa.
Allô? ─repetí─. Dis-moi! Qui est-ce? Papá,
Nos despedíamos a las ocho de la mañana del
¿eres tú? ─pasé a preguntar en castellano por
día siguiente. Dejaba que él se fuese primero
si era alguien de mi familia.
porque a mí me gustaba verle marchar en su coche desde esta misma ventana que observo
─¡Ione, no cuelgues! ─oí por fin del otro lado─. Soy Pierre.
ahora. Durante seis meses continuamos
Intuí que el amor no tiene nada de ciego y
nuestra relación de esa forma. Pierre viajaba
siempre detecta cuando no es correspondido.
mucho, unas veces por causas familiares (pa-
Lo supe, y viví sin hacer preguntas ni pedir
ra atender a su padre, afectado por una para-
explicaciones. Cuando el amor es un viaje
plejía debida a un accidente de tráfico) y otras
sólo de ida, se limita a esperar los aconteci-
por motivos de trabajo. También nos vimos
mientos hasta que finalmente muere de sole-
algún domingo en su casa de Toulouse.
dad. Mientras pensaba en ello Pierre conti-
Un martes ya no volvió. Tuvimos una breve
nuaba hablando solo, hasta que escuché.
conversación telefónica en la que me dijo que
─¿Me comprendes, Ione?
no podríamos vernos como de costumbre,
─No tengo nada que comprender. Te voy a
porque su trabajo atravesaba un momento muy crítico que requería todo su tiempo y su atención.
colgar ─le dije. Y después colgué. ◣
Por Rosario Alonso
"Creo que la inspiraciรณn es algo que estรก agitรกndose continuamente dentro de nosotros"
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ARMEN
JIMÉNEZ, manchega nacida en
el Tomelloso, trabaja en la actualidad en la administración local. Le apasiona viajar sobre todo a lugares donde haya mar y disfruta hasta tal punto que ella misma nos dice que “viajar la transforma”. Otras de sus pasiones es la lectura, a la que últimamente ha incorporado mucha poesía, pues precisamente por estar aprendiendo, practica cada vez mejor tan noble arte. El deporte entró un poco tarde en su vida por problemas de salud pero, una vez solucionados, al menos camina cuatro veces por semana y siempre que puede juega al padel .Ahora que se encuentra bien lo necesita para el cuerpo y la mente, nos dice. A Carmen le gusta cocinar y si tiene invitados se esmera todavía más. Pero no todo es cocinar, también disfruta cuando se va de vinos con los amigos, y los domingos son fijos para este menester en la pequeña tasca en la que todos se encuentran como en casa. Nos confiesa que esta actividad es casi, casi, lo mejor de la semana. Nos asegura que es una cinéfila por genética y que le gustan las películas que curiosamente no le gustan a la mayoría, aunque ve todo tipo de cine, o casi todo. Le gusta mucho hablar ,tanto como escuchar y se define a sí misma como una mujer demasiado extrovertida. Sin embargo los días lluviosos y/ o con frío no se encuentran entre sus preferidos, sobre todo, como buena friolera que es, si el frío se le cala entre los huesos. Carmen nos dice que no sabe tocar ningún instrumento, ni hacer ningún tipo de manualidad, ni pintar bien, aunque eso sí, como a los mejores críticos, le llega hondo todo lo relacionado con el arte y sabe apreciarlo. Con lo que disfruta, aparte de la música, es escuchando la radio los fines de semana.
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1. ¿Qué es la literatura para ti?
necesario, pero en general podría decir que
La literatura desde el lado del lector/a
es una poesía melancólica, nada fantasiosa,
siempre ha sido para mí una ventana abier-
sino todo lo contrario: llana, sencilla y con
ta al conocimiento de lugares, personas con
un léxico común.
diferentes culturas, expresión de sentimientos del ser humano, etc. Toda una experien-
5. ¿Y tu prosa?
cia extraordinaria la que se puede vivir con
Mi prosa está en una fase todavía más pre-
un libro en las manos que nos transmita
coz que la poesía, si cabe, porque debo inte-
sensaciones. Una buena novela es una de
riorizar que lo que escribimos será leído por
las aventuras más emocionantes que te
otros (cosa que no había hecho anterior-
pueden suceder.
mente porque siempre escribía para mí) y
Desde la parte del escritor, nunca escribí
que debemos comunicar y llegar. No sé, su-
demasiado a excepción de algún diario en la
pongo que sucede igual que en la poesía.
adolescencia y en etapas de cambios, en las
Pero como dije anteriormente todo es nuevo
que escribir era una forma de liberar a mis
para mí.
emociones, pero hasta que comencé en Ultra nunca había escrito para ser leída.
6. ¿Qué influencias literarias han marcado tu manera de escribir?
2. ¿Y la poesía?
No creo que tenga una influencia definida
La poesía es un descubrimiento que llegó
que me haya marcado. Mis gustos literarios
hace unos meses. En estos momentos es
fueron variando con los años y de joven leía
una “pasión” y como tal me tiene pensando
lo que caía en mis manos, a veces literatura
continuamente en ella. No dejo de contar
basura, afortunadamente vas evolucionan-
con los dedos las sílabas, y a cada acción
do y descubres que ya no quieres leer cual-
cotidiana de mi vida le encuentro algo de
quier libro, todo lo contrario, te vuelves exi-
poesía para contar, es un enganche inexpli-
gente y le pides al autor/a que te enganche,
cable.
que cuando lo estés leyendo pienses que esa es la mejor novela que vas a leer en tu
3. ¿Desde cuándo escribes y qué motivación
vida.
te impulsa a continuar? Llevo escribiendo desde que entré en el foro
7. ¿A qué público pretendes llegar?
de Ultraversal. Lo que me anima a seguir
No sé si pareceré sincera si digo que no me
principalmente es que me gusta escribir, de
he planteado llegar a un público determina-
hecho me pregunto a mí misma cómo he
do, pero es la verdad. Como dije anterior-
esperado tantos años para dar este paso. El
mente, estoy en un proceso de aprendizaje,
apoyo de los compañeros del foro de Ultra-
y mi ilusión es compartir con los compañe-
versal (imprescindible) y los progresos que
ros del Foro esta afición.
voy realizando, también, por supuesto. 8. ¿Cuál es tu proceso creativo? ¿Te sientas 4. ¿Cómo definirías tu poesía?
a escribir poesía o esperas que la inspira-
Creo que no puedo hacer aún una valora-
ción llegue?
ción muy acertada de mi poesía, porque es-
Me siento, creo que la inspiración es algo
toy en un proceso inicial de aprendizaje
que está agitándose continuamente dentro
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de nosotros y cuando nos sentamos a escri-
Creo que el poeta tiene una parte de perso-
bir, es cuando llega el momento de volcarla.
nalidad algo egocéntrica, por supuesto, pero
Otra cosa diferente es que unos días se es-
también pienso que es una condición nece-
criba mejor que otros.
saria para escribir. Otra cosa es el escritor o poeta vanidoso, que no ve más allá de sí
9. Para ti ¿qué condiciones debe cumplir el
mismo, y piensa que toda su obra es buena
escritor para ser considerado como tal?
y se siente incomprendido porque no le leen
Como lectora, la única condición que le pido
o porque le hacen saber que su obra no gus-
a un escritor es que consiga llegar a mi yo
ta.
más íntimo con su texto, que me haga sentir lo que él sintió cuando escribió esa novela.
12. ¿Crees que la poesía vende?
También es obvio que es necesario un léxi-
No rotundamente, no.
co muy rico que permita al autor poder expresarse de una forma determinada. De to-
13. ¿Cómo ves la poesía en la sociedad ac-
das formas debemos diferenciar los diferen-
tual?
tes géneros literarios, pues estos nos apor-
Pues mal, muy mal, la poesía es la eterna
taran sensaciones muy diferentes. Igual-
incomprendida, y sería necesario un refuer-
mente, un escritor siempre debe buscar la
zo en la Educación Pública, donde se presta-
interrelación con el lector.
ra una atención más profunda a su estudio y la importancia de esta, en nuestro creci-
10. ¿Qué significa para ti ser Ultraversal?
miento como seres humanos.
Recuerdo que en un comentario de la Comu sobre un texto que hablaba de pertenecer a
14. ¿Qué opinas del formato digital con vis-
algún grupo determinado, comenté que
tas al futuro?
nunca había tenido la necesidad de perte-
Lo veo algo totalmente necesario para una
necer a ningún tipo de movimiento. Pero
mayor difusión de la prosa y la poesía. En
desde que estoy en Ultraversal no puedo
mi caso sólo puedo hablar favorablemente,
opinar de la misma manera. Tampoco sé
pues mi afición a la poesía llegó de la mano
explicarlo muy bien, pero creo que el en-
de Internet. En estos momentos la sociedad
ganche se produce por el proyecto en sí; sus
se mueve y lee en Internet. “Si la montaña
fundamentos son totalmente solidarios, ba-
no viene a Mahoma, Mahoma va a la mon-
sados en un crecimiento en conjunto entre
taña”.
todos los miembros del Foro. La generosidad prima en Ultraversal con la gente que
Carmen, muchas gracias por concedernos
se va incorporando, y hay detrás un trabajo
la entrevista. Ha sido muy grato charlar
y un tiempo dedicado de unos a otros, todo
contigo.
en beneficio de la escritura. Eso es más que
Gracias a todos vosotros por el trabajo des-
suficiente para que uno quiera pertenecer a
interesado que estáis realizando, sumado a
Ultra.
todo el tiempo que habéis dedicado al proyecto de la edición de la revista con la única
11. Piensas que hay mucho egocentrismo en
intención de promover el arte de la comuni-
el mundo poético o que, por el contrario, es
cación a través de la palabra escrita.
un mito.
Un beso. ◣
Por Enrique Ramos
Gradación o clímax
Octava entrega del estudio de Enrique Ramos publicado en el taller de Ultraversal
A
GRADACIÓN o CLÍMAX es una
“(...)
figura retórica del pensamiento
allí los ríos caudales,
que consiste en juntar en el dis-
allí los otros medianos
curso palabras o frases que, con
e más chicos
respecto a su significación, vayan
(...)”
como ascendiendo o descendiendo por grados, de modo que cada una de ellas exprese algo más o menos que la
La gradación puede ser claramente ascendente, como en esta Rima XXIII de Bécquer:
anterior, o lo exprese con más o menos intensidad.
"Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo;
Por ejemplo, en este fragmento de Zorrilla:
por un beso..., yo no sé qué te diera por un beso"
“Rey sin vasallos, sin amigos hombre, en mi raza extinguido el reino godo, sin esperanza, sin honor, sin nombre,
O claramente descendente, como en el siguiente fragmento de un Soneto de Góngora:
perdido Teudia, para siempre todo” “... no sólo en plata y viola truncada o en este fragmento de una de las coplas de Jorge Manrique:
se vuelva, mas tú y ello juntamente en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada” ◣
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Por am♥r al arte