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Comunicación científica

La columna de Santi García

@SantiGarciaCC

Matemático y divulgador científico. Profesor de la UMH y autor de “Un Número Perfecto”.

No siempre lo urgente es importante

Estamos en pandemia y parece que no hay otro tema en los medios que las olas, las vacunas y los tejemanejes políticos. Eso es lo urgente (menos lo tercero), pero no olvidemos también lo importante. Hablemos del cambio climático, sin debatir sobre Greta Thunberg y sin negacionismos absurdos (con o sin voz). Concretamente, vamos a analizar la evolución de la temperatura global media, uno de los efectos del Cambio Climático, a través de las matemáticas.

En arte y en diseño hay un axioma: “Menos es más”. Cuanto más simple, mejor. Este es un principio aplicable a muchos ámbitos, el primero de ellos, la vida. Se le dice el principio de parsimonia o la navaja de Ockham, y quiere decir que, en igualdad de condiciones, la respuesta más sencilla es la mejor. En el caso de estudiar la evolución de cualquier suceso, lo más simple es lo lineal. De todas las ecuaciones y funciones, la ecuación lineal y las rectas son la expresión más simple, en la que se reducen todas las demás. Para describir una recta sólo necesitamos dos informaciones: un punto y la tendencia o, directamente, dos puntos. Vamos a intentar, por tanto, llevarnos todas las muestras al mundo lineal.

Para saber cómo se comportan los datos con respecto a otra variable (por ejemplo, el tiempo) basta con hacer una regresión, como en la vida. Para un estadístico, hacer regresión no es cerrar los ojos y tener una vivencia del pasado, en todo caso, sería abrir los ojos para ver lo que ha pasado antes. Porque si los cierras, no ves, básicamente. De las regresiones que existen (polinómica, logística…), vamos a hacer la más simple de todas: la regresión lineal. Esto es simplemente estudiar cuánto se parece lo que estudio a una línea. Y vamos a verlo con el calor.

Porque a ver, ya no es una percepción personal, ni de abuela que repite cada verano “hace más calor que nunca”, y en invierno “puede que sea mi última Navidad”. Es algo objetivo, hace mucho calor, de hecho, según la NASA, en 2015 la temperatura de la superficie terrestre y oceánica de la Tierra se situó 0,9 grados centígrados por encima de la media registrada durante el siglo XX, que fue de 13,9 grados centígrados, según el estudio. Para eso utilizamos la temperatura global media de todos los años registrados. Y vemos lo siguiente.

Es posible que con un gráfico pienses “ya está demostrado”, pero es sólo una gráfica. Esto lo sacan los políticos y lo petan, pero nosotros somos rigurosos y tenemos que sacar las cuentas y las conclusiones. ¿Está creciendo? Parece evidente que sí. Pero, ¿crece como una línea con una cierta pendiente positiva? Ahí está la cuestión. Vamos a verlo. Ponemos todos los datos y resulta que pasando un test estadístico vemos que sí. Se acepta con un 99,9% de significación, que la temperatura media de la Tierra, no confundir con la temperatura de la Tierra Media, aumenta 1 grado aproximadamente cada siglo. Aunque no todo es una línea.

Lo bueno de la regresión estadística es que te permite alejarte del problema de los datos y tratarlos como algo puramente teórico: su ecuación lineal. Gracias a esto, es posible realizar hasta predicciones futuras, es la única ciencia que es capaz de hacer esto. Si una variable se comporta como una línea y sabemos un punto y la pendiente, podemos estimar un acontecimiento posterior. Por ejemplo, en nuestro caso con la temperatura y pese a que en la cumbre del Cambio Climático hay líneas para luchar contra el aumento global de la temperatura, podemos estimar que en 100 años habrá una temperatura de 1ºC más que la de este siglo.

Estamos a tiempo de romper esta regresión, pero no tenemos mucho margen. Esto es importante y empieza a ser urgente para evitar su irreversibilidad. El problema es que la actualidad manda y es efímera. Los planes a medio plazo son escasos y si no somos capaces de unirnos ante un enemigo común como un virus, no hay buenas expectativas en que nos unamos para un problema global como este. Empecemos por nosotros mismos, por lo local, que “menos es más”. Y porque, aunque se empeñen en cada tertulia de darnos las cuestiones urgentes, ya lo decía Fito Cabrales: “No siempre lo urgente es importante…”

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