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Las elementales: 7 científicas de la tabla periódica
Mayte García Ríos
Las elementales: El trabajo de siete científicas en el descubrimiento de los elementos químicos
Aunque en su mayoría desconocidas, las aportaciones de las científicas al desarrollo de la tabla periódica han sido múltiples y de gran relevancia, desde el hallazgo de nuevos elementos químicos, al asentamiento de conceptos fundamentales de la química. El artículo ‘The women behind the periodic table’ (Las mujeres detrás de la tabla periódica), publicado en la revista Nature, señala el extenso trabajo realizado por ellas en el laboratorio. Un trabajo que engloba desde el descubrimiento de elementos químicos hasta el desarrollo de teorías científicas novedosas para la época.
Es posible que nombrar a más de una mujer que sea considerada relevante para el desarrollo de la química, y en concreto, de la tabla periódica, se convierta en una tarea difícil. ¿Quiere eso decir que no existen científicas cuyas contribuciones hayan sido de gran importancia en este ámbito?
El profesor del Máster en Historia de la Ciencia y Comunicación Científica UMH-UV-UA Ignacio Suay-Matallana, quien ha colaborado en el artículo de Nature ‘The women behind the periodic table’ acerca de las contribuciones de las mujeres a la tabla periódica, se muestra convencido de que “existe un gran número de mujeres que han realizado notables contribuciones científicas cuyo trabajo no se conoce, y aún es mayor el número de aquellas que intervinieron en cuestiones relacionadas con la ciencia, la tecnología y la salud”.
Marie Curie (1867-1934), el radio y el polonio
Marie Curie es una de las científicas que goza de mayor reconocimiento. Curie fue galardonada con un Premio Nobel en Física y otro en Química por sus investigaciones sobre la radiactividad y el descubrimiento del radio y el polonio.
Julia Lermontova (1847-1919) y los metales del grupo del platino
Julia Lermontova estudió química en Heidelberg con Robert Bunsen. Después de que Dimitri Mendeleev elaborase su propuesta de tabla periódica, la científica le tomó el relevo: se encargó de mejorar el proceso aislamiento de los metales del platino con la intención de ordenar los elementos metálicos de dicho grupo, conformado por rutenio, rodio, paladio, osmio, iridio y platino. Obtener los elementos puros es un paso crucial en su identificación, y en consecuencia, su colocación en el sistema periódico. El único relato de su trabajo se encuentra en la correspondencia que intercambió con Mendeleev. Lermontova se convirtió en la primera mujer que obtuvo un doctorado en química en Alemania, en 1874.
Margaret Todd (1859-1918), Stefanie Horovitz (1887-1942) y los isótopos
El término griego «isótopo» significa «el mismo lugar». Este concepto solucionó el problema planteado por el descubrimiento de numerosos elementos cuya masa atómica era idéntica, y por tanto, no habría espacio para ellos en la tabla periódica, ya que distintos elementos ocuparían el mismo lugar en la tabla. Aunque el nombre «isótopo» fue establecido por el químico británico Frederick Soddy en 1913, fue la médica Margaret Todd quien sugirió el término durante una cena de trabajo.
Por su parte, la química polaco-judía Stefanie Horovitz, del Instituto del Radio de Viena, aportó la prueba experimental de la existencia de isótopos. Horovitz demostró que el plomo podía tener masas atómicas diferentes dependiendo de si se obtenía de la desintegración radiactiva del uranio o del torio.
Lise Meitner (1878-1968) y el proactinio
En 1907, Otto Hahn la admitió como colaboradora no remunerada en el Departamento de Química de la Universidad de Berlín. A pesar de su talento, Meitner tuvo que trabajar en el sótano porque las mujeres no tenían acceso al edificio principal. Durante su colaboración, Hahn y Meitner descubrieron el protactinio mientras investigaban la serie de desintegración del actinio. También investigaron sobre la fisión del núcleo. Sin embargo, en 1939, Hahn no incluyó a Meitner como coautora al publicar los resultados, y en 1945, durante su discurso de aceptación del Premio Nobel de Química, no reconoció el papel crucial de Meitner en la investigación. El elemento de la tabla periódica con número atómico 109 fue nombrado en su honor: Meitnerio.
Ida Noddack (1896-1978) y el renio
El renio fue descubierto en Berlín, en 1925, conjuntamente por la química alemana Ida Noddack y su marido, Walter Noddack. Ese mismo año, Ida se incorporó como investigadora no remunerada al Instituto Físico-Técnico Imperial de Berlín, donde Walter dirigía el Departamento de Química. Al trabajar como invitada en el laboratorio de su esposo, su sugerencia de que el núcleo podía partirse no fue tomada en serio. Hoy en día conocemos ese proceso físico como fisión.
Marguerite Perey (1909-1975) y el francio
A diferencia que el resto de casos nombrados hasta ahora, al francio solo se le asigna una única descubridora: Marguerite Perey, en 1939. Se incorporó al instituto de Marie Curie en París a los 19 años como técnica de laboratorio, bajo la dirección de Irène Joliot-Curie y André Debierne. Cuando Perey descubrió el francio, sus coordinadores no se pusieron de acuerdo sobre quién dirigía sus estudios, así que ninguno de ellos pudo reclamar su papel en el hallazgo. La científica fue directora en el Departamento de Química nuclear de la Universidad de Estrasburgo, y en 1962, se convirtió en la primera mujer en ser elegida como miembro correspondiente de la Academia de las Ciencias francesa.
Darleane Hoffman (n.1926), Dawn Shaughnessy y los elementos pesados
Actualmente, el descubrimiento de nuevos elementos requiere grandes y sofisticados equipos como los aceleradores de partículas. La química estadounidense Darleane Hoffman dio con el plutonio 244 natural haciendo uso de ellos. Fue la primera mujer en dirigir una división científica en el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México, donde formó a generaciones de científicas. Una de ellas, la química nuclear Dawn Shaughnessy, lidera actualmente un proyecto sobre elementos pesados en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore en California, donde se han descubierto seis elementos (del número 113 al 118).
Estudiar los datos sobre el premio Nobel en química puede arrojar luz sobre la problemática: de 189 premiados, solo 8 son mujeres, lo que supone un 4% de los premiados. Han sido cuatro las científicas galardonadas en esta disciplina durante los últimos 5 años, lo que puede indicar que quizá los tiempos estén cambiando, y con ello las dinámicas sociales dentro de la ciencia. En palabras de Suay-Matallana, “el trabajo de muchas mujeres fue realizado en un contexto científico y social en el que las normas eran decididas por los hombres”. Según el investigador de Historia de la Ciencia, en la actualidad, resulta crucial para el desarrollo de la ciencia luchar por un reparto equitativo de oportunidades en función de la nacionalidad, la edad, el idioma, así como el género.