Publicación relato corto y poesía

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XLVI CERTAMEN DE POESÍA EN CASTELLANO XVIII CERTAMEN DE POESÍA EN EUSKERA XVI CERTAMEN DE RELATO CORTO EN CASTELLANO V CERTAMEN DE RELATO CORTO EN EUSKERA XVI CONCURSO DE POP-ROCK CANTAUTORES

Actividades Culturales. Universidad de Navarra


© Universidad de Navarra © De esta edición: Publicaciones Calle Mayor

© Jaime Azanza Soria © Irati Sesma Iruretagoyena © Pablo Ayerra Larráyoz © Aída Riancho López

Depósito legal: NA 3053-2006

Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción, almacenamiento en sistemas de recuperación de la información, transmisión de parte alguna de esta publicación sin obtener permiso de los titulares de los derechos de la propiedad intelectual.

Impreso en España - Printed in Spain

Diseño y realización: Publicaciones Calle Mayor www.callemayor.es - cm@callemayor.es


XLVI Certamen de PoesĂ­a Castellano Universidad de Navarra

Pamplona 2015


XLVI Certamen de Poesía Castellano XLVI Certamen de Poesía en Castellano de la Universidad de Navarra, organizado por Actividades Culturales, abierto a todos los estudiantes matriculados en universidades españolas y a los empleados y graduados de la Universidad de Navarra con edad inferior a 30 años. El 17 de marzo de 2015 tuvo lugar la deliberación del jurado compuesto por los profesores de la Facultad de Filosofía y Letras: Gabriel Insausti, Luis Galván y Víctor García Ruiz. En el fallo de dicho jurado se otorgó el primer premio a:

PRIMER PREMIO

“Extrazoom” Jaime Azanza Soria [Master Investigación, Desarrollo e Innovación de Medicamentos Universidad de Navarra]

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PRIMER PREMIO

“EXTRAZOOM” Jaime Azanza Soria

Panfletos antinucleares abandonados en una

Xerox, huele a rancio radioactivo en un ambiente de cal, las nubes recuerdan formas de biohazard. Vaho de las cloacas son respiraciones de Poltergeist, un ciudadano brega en el cruce de la 42, conversaciones lejanas deambulan entre rascacielos, sombras que doblan esquinas, rastros de gabardina. Funcionarios nocturnos revelan con chispas: ¡Cucarachas!

Business men en Singapur con cóctel y preludio de Bach, disturbios étnicos en barriadas de Nueva Dheli, sangre en mármol, proyecto de aseos turcos.

Los pocos que quedan luchan por repartir la culpa, unas fuman con bochorno, otras tras un burka. Sol abrasador acompaña suicidios en las murallas de Bérgamo, telones rojos gastados de idilio con texturas de giallo. Un nuevo crimen en las mansiones de Saint Tropez, mucho tiempo después ya nieva en julio en Marrakech.

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Todo ha perdido su ser como anocheceres de gallos, ya no se oye amanecer por culpa de gatos negros. ¿Cómo alimentarse si las reses pasan hambre antes de ser sacrificadas? Perforadoras maltusianas intentando separar los dos hemisferios. Polvo de estrellas en las farolas de Mulholland Drive. Manchas pegajosas de isostar en Berlín 36, piezas del delorian equivalen a oro en estraperlo.

Hordas se amontonan en abrevaderos de cloruro de litio, clones se reproducen con la mirada perdida, humanos se reproducen y no pueden dar ya vida.

Publicidad implantada en el núcleo accumbens, aconsejan frotar el córtex suave para desatar pasiones. Visiones retinianas sometidas a canon digital,

Tronic SA cambia lacrimales oxidados. El olor de los tilos solo permanece en aerosol, en el cielo nebulosas de diamantes, nubes interestelares. La tierra caduca a pesar de tanto conservante.

Virgin Galactic nos convertirá en diminutos turistas.

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XVIII Certamen de PoesĂ­a Euskera Universidad de Navarra

XVIII. Olerki Lehiaketa Euskara Nafarroako Unibertsitatea

Pamplona, IruĂąa 2015

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XVIII Certamen de Poesía Euskera XVIII Certamen de Poesía en Euskera de la Universidad de Navarra, organizado por Actividades Culturales, abierto a todos los estudiantes matriculados en universidades españolas y a los empleados y graduados de la Universidad de Navarra con edad inferior a 30 años. El 27 de marzo de 2015 tuvo lugar la deliberación del jurado compuesto por el los profesores Gabriel Insausti y Naiara Ardanaz. En el fallo de dicho jurado se otorgó el premio a: PRIMER PREMIO

“Beldur” Irati Sesma Iruretagoyena [Grado en Administración y Dirección de Empresas. Universidad del País Vasco]

XVIII. Olerki Lehiaketa Euskara Nafarroako Unibertsitatearen XVIII. Olerki Lehiaketa Kultur Jarduerak antolatu du eta Espainiako unibertsitateetan zein Nafarroako Unibertsitatean matrikulatutako 30 urte baino gutxiagoko ikasle guztiei irekia dago. 2015eko martxoaren 27an, Gabriel Insausti irakasleak eta ISSA ikasketen zuzendaritzako koordinatzailea den Naiara Ardanazek osatutako epaimakaiak erabakia hartu zuen. Epaimahai horrek ondorengo lanak saritu zituen: LEHENENGO SARIA

“Beldur” Irati Sesma Iruretagoyena [Enpresen Administrazio eta Zuzendaritzako Gradua. Euskal Herriko Unibertsitatea]

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PRIMER PREMIO / LEHENENGO SARIA

“BELDUR� Irati Sesma Iruretagoyena

Beldur nintzen eguna noiz iritsiko, beldur nintzen zuri egia esateko. Ez zara zu, ez naiz ni; bion artekoaz nintzen beldur ni. Argi nuen ezinezkoa zela, edo nahi nuen argi izan, zu eta ni apartekoak ginela; eta horrek beldurtzen ninduen ni. Zer egin eta zer ez, malkorik izan arte bizi edo malkoen uretan hil; beldur nintzen ni.

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Nire gezur-burbuila edo egi krudela; bietako bat aukeratzeak beldurtzen ninduen ni. Hartu arnas, esan zurea. Sentitu, bizitu, gozatu eta hala ez bada, tristetu; baina beldur nintzen ni. Zergatik ez? Agian bai, Beldurrak ausardi bihurtu eta zu nigana erakartu. Jada ez nintzen beldur ni. Ez nuen uste, Ez nuen pentsa. Baina zu ere‌ beldur zinen zu. Zure beldurra, nire beldurra; bion beldurrek beldurtzen gintuzten gu. Orain ordea, beldurrak, jada ez dira beldur; orain gure zoriona da beldurtzen nauena ni.

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XVI Certamen de Relato Corto Castellano Universidad de Navarra

Pamplona 2015

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XVI Certamen de Relato Corto Castellano XVI Certamen de Relato Corto en Castellano de la Universidad de Navarra, organizado por Actividades Culturales, abierto a todos los estudiantes matriculados en universidades Española y a los empleados y graduados de la Universidad de Navarra con edad inferior a 30 años. El 31 de marzo de 2015 tuvo lugar la deliberación del jurado compuesto por: el vicerrector de Alumnos Tomás Gómez-Acebo y los profesores de la Facultad de Filosofía y Letras; Rocío Davis, Rosa Fernández Urtasun, Miguel Zugasti y María Carmen Pinillos. En el fallo de dicho jurado se otorgó el premio a:

PRIMER PREMIO

“La última muñeca rusa” Pablo Ayerra Larráyoz [Grado en Filosofía y Periodismo. Universidad de Navarra]

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PRIMER PREMIO

“LA ÚLTIMA MUÑECA RUSA” Pablo Ayerra Larráyoz

L

izaveta vive en un cuartucho tan pequeño que la cama monopoliza el espacio. Una luz anaranjada producida por una bombilla que cuelga del techo da a los muebles un color

irreal. Todo es pared, no hay ventanas que inviten a la luz natural a iluminar ese lugar con algo de realidad. Apenas hay objetos, tan solo la cama cubierta por una sábana roída de un color poco higiénico y una cómoda ajada. En un extremo, una silla llena de harapos. En los cajones de la cómoda Lizaveta guarda sábanas de recambio, paquetes de toallitas húmedas y preservativos baratos. Sí, Lizaveta es puta. Pero, en esos cajones, hay algo más, algo poco habitual para una puta. Escondida entre andrajos, Lizaveta atesora una muñeca rusa. “¿Muñeca rusa o muñecas rusas?” La muñeca rusa es una, pero en cuanto se abre, se subdivide en dos, en tres, en cuatro, y así, hasta en siete muñecas, a cada cual más diminuta. “¿Se dirá muñeca o muñecas?” En eso piensa Lizaveta mientras cien kilos de carne y pelo le envisten contra la cama. Ese es el tipo de preocupaciones que tiene Lizaveta. Preocupaciones de puta. Un intenso olor a cuerpo humano, como a habitación de adolescente, pero más sombrío y adulterado lo inunda todo. Los objetos, muy cerca unos de otros, crean un ambiente demasiado saturado, tan pesado que parece tener volumen. Lizaveta ya no sabe si el asma que le sofoca desde hace semanas es consecuencia de todo aquello o es

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que su cuerpo está llegando al límite de lo físicamente soportable. Probablemente todo lo que le obligan a esnifar tenga algo que ver. Tal vez su estado de ánimo, cada vez más destruido, esté afectando ya a su cuerpo. Vivir en ese cubículo es como un constante estado febril. Cuando le dan un descanso a su cuerpo, que cada vez lo siente más ajeno y hecho polvo, es capaz, en la soledad de su habitación, de recordar que es una persona, que un día jugó como una niña y que un día hizo el amor. En esos momentos es cuando Lizaveta se acerca a la cómoda y rescata de entre los trapos del cajón la muñeca rusa. “¿O muñecas?” Es una figura ovalada de unos 15 centímetros con una base que le permite mantenerse en pie. Está cubierta por colores vivos combinados de tal manera que dibujan en la superficie curva de madera una campesina rusa sonriente. Pero el barniz que protegía a la muñeca más grande, la que contiene a todas las demás, ha ido desgastándose con el paso del tiempo y apenas se distinguen ya los mofletes rosados de la campesina rusa. Lizaveta estira hacia arriba de la cabeza de la muñeca que contiene a todas las demás y de la base hacia abajo con las pocas fuerzas que le quedan a unos brazos demasiado delgados. Dentro aparece otra campesina rusa, más sonriente y reluciente que la anterior. Repite la operación hasta llegar a la última, la más diminuta de todas, redonda y brillante como un diminuto huevo de pascua. Los colores de la última muñeca rusa siguen manteniendo todo su esplendor y el barniz está impoluto. La trata con una delicadeza extrema. Mientras Lizaveta juega con las siete figuras, los recuerdos pasean por su cabeza. Las pone en orden de tamaño, formando una escalera en la que el primer escalón lo ostenta la diminuta y reluciente campesina, cuyos rasgos faciales están pintados con la delicadeza de la caligrafía oriental. “Matrioska proviene de Matriona, un nombre ruso que se asocia a una mujer fuerte, robusta y que hace alusión a la maternidad” –le dice una voz de varón que proviene desde algún lugar de su interior. “Mira, dale la vuelta” –retumba en su cabeza la misma voz. Lizave-

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ta repite el gesto que hizo hace más de quince años y le da la vuelta a la muñeca más grande de todas. En la base, escrito con tinta negra, se puede leer: “Matrioska”. Dos perlas diminutas se instalan en el rabillo de sus ojos y un espasmo le contrae el diafragma dejándole un instante sin respiración. Cuando se cansa de recordar –los recuerdos le duelen más que el sexo-, cambia las muñecas de orden y eso le divierte, como si estuviera alterando algún tipo de orden. La tercera, en primer lugar; la sexta, en el segundo; la más pequeña junto a la más grande, ¡menuda diferencia! Una sonrisa tímida –a pesar de todo, tímida- brota en su rostro. ¡Qué gracia le hace ese absurdo tan sencillo! Está sola en la habitación y adora esa soledad, le gustaría que fuera eterna. Su cuerpo delgado siente ahora menos molestias. Se le olvidan los cardenales que salpican su piel enfermiza, las heridas que supuran en lugares demasiado íntimos ya no le incomodan. Adora ese lugar pequeño e insignificante aislado del mundo. Nada le importa en ese instante más allá del juego de las muñecas rusas. ¡Pum! Suena un estruendo en el pasillo. “¡Zorra!” –grita alguien. Otro golpe: ¡pum! Y un gemido de dolor. Se oye un portazo, y unos pasos demasiado violentos, que hacen temblar el suelo, avanzan por el pasillo. No entiende qué pasa, pero Lizaveta se apresura a recoger sus muñecas, sabe lo que le puede pasar si le ven con ellas, aunque la paliza no le preocupa tanto como que le arrebaten la muñeca rusa que le regaló su padre antes de invitarla a escapar. “Ojalá nunca sepa donde acabó la muñeca”. ¡Pum! El enorme tío que no para de gritar “zorra” ha abierto de un golpe la puerta de la habitación contigua. Lizaveta sabe que la próxima puerta en abrirse será la suya. “¡Sal, puta!” –oye que gritan en la habitación de al lado. Tiene que darse prisa. Pero los nervios le hacen temblar y al recoger las muñecas desparrama las piezas por la superficie del mueble. Algunas caen al suelo, entre ellas, la más diminuta de las muñecas rusas, la que no se puede abrir. “No, no. Rápido. Corre” –se dice a sí misma. Los pasos de plomo avanzan ahora hacia su puerta. Lizaveta consigue abrir de una vez por todas el cajón, arrastra con

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el brazo las muñecas que han quedado encima de la cómoda hacia él y se pone de rodillas en el suelo para recoger rápido las que cayeron al suelo. Sus manos frías e insensibles tiemblan demasiado. Recoge una muñeca del suelo, luego otra, pero le falta la más importante. “¿¡Dónde está la última muñeca rusa!?” Los pasos se acercan. “¡Zorra!” Y un grito de dolor. “¡Ahí está!” Lizaveta ve la pequeña muñeca en un rincón. Pasos y gritos. Con la mano temblorosa coge por fin la última muñeca rusa, la mete en el cajón y lo cierra. Mira hacia la puerta y ¡pum! “Sal, zorra” –bufa una enorme silueta a contraluz que ocupa el marco de la puerta. La enorme silueta arrastra con su mano de ogro a una de las putas por la cabellera. Lizaveta sale asustada, nerviosa porque casi le cazan más por su vicio secreto que por el estruendo. Se asoma al umbral de la puerta y ve que las demás han hecho lo mismo. Comienza el espectáculo. El enorme tío abofetea a la chica hasta que cae al suelo. Luego, patadas y puñetazos. No existe la compasión. Más patadas y más puñetazos hasta que pierde la conciencia. Un escupitajo sobre ese cuerpo arrebatado y una advertencia: “¿Lo veis? La próxima que haga algo raro, acabará bajo tierra”. “Malditas zorras” –dice entre dientes mientras se aleja. Dos chicas recogen el cuerpo inconsciente y desnudo que chorrea sangre. Lizaveta se encierra de nuevo en su habitación con el corazón en la boca. Se apresura al mueblecito, abre el cajón y mira con pena la muñeca desparramada entre harapos y preservativos. Siente una lástima irracional por ello y con cuidado, pero con rapidez, introduce de nuevo cada muñeca en su predecesora y devuelve, al fin, el juguete a su escondite al fondo del cajón. Reza para que jamás le pillen la pequeña muñeca rusa. Tal vez en otras circunstancias podría haberse hecho amiga de alguna de aquellas chicas, pero no es ese un lugar para ninguna relación humana normal. Además, algunas ni siquiera hablan su idioma. No obstante, sabe que una de aquellas chicas comparte su acento. La ha oído hablar a través de los tabiques de papel. En las contadas ocasiones que se han visto de refilón, han intercambiado miradas cómpli-

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ces. Raminova –sí, probablemente se llame Raminova- sabe que ella existe. Es alta, delgada y de piel clara, como Lizaveta. Sin embargo, tiene unos rasgos arminoides que le recuerdan a su abuela, mientras que Lizaveta mantiene un rostro cerámico encuadrado en una melena de alquitrán. La soledad es lo que caracteriza esa vida indigna, soledad que, por otra parte, le encanta. No tiene otra alternativa que olvidarse de todo lo exterior: su cuerpo, el mundo, la vida pasando; de lo contrario, hace ya tiempo que nada tendría sentido. Lizaveta se mantiene aislada en algún lugar desde donde mira una realidad que tiene que ser mentirosa, en una dimensión hermética en la que lo físico ya no importa, tan recogida en su propia interioridad como la más pequeña de las muñecas rusas. Ese lugar es su seguro de vida, el bunker que le separa de lo exterior, el salvavidas al que se aferra para no acabar haciendo aquello que solo puede hacerse cuando la vida parece no merecer la pena. “Salid, zorras” –gruñe desde el pasillo un hombre enorme y calvo. Obedecen sumisas. Decenas de puertas que dan al mismo pasillo se abren descompasadas con el temor de lo inesperado. Se asoman como conejillos saliendo de sus madrigueras. El hombre enorme se pasea habitación por habitación mientras las chicas esperan de pie en el pasillo a que acabe la inspección carcelaria. Sus manos de ogro se detienen en la cómoda, allí donde se esconde la muñeca rusa. Está bien oculta en un falso fondo del segundo cajón del mueble, lo cual no evita que Lizaveta sienta pánico cada vez. Finalmente, respira reconfortada. Por un momento levanta la mirada hacia Raminova –definitivamente, se llama Raminova-, quien le devuelve una mueca fugaz. Entonces, decide que le enseñará la muñeca, por muy arriesgado que sea colarse en la habitación de una compañera y, aun más, poseer un objeto que le permite jugar a no estar allí. Tal vez pueda intercambiar con ella alguna palabra en el mismo dialecto. Bien avanzada la noche, cuando la cerveza y el vodka ya han afectado esos cuerpos enormes que ladran al fondo del pasillo, Lizaveta

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asoma la cabeza por la puerta y se desliza sigilosa. La luz del fondo es el único referente. Consigue llegar hasta el cuarto de su compatriota. - ¿¡Qué hace aquí!? –exclama Raminova. - No pasa nada –le tranquiliza-, están totalmente borrachos. ¡Mira lo que tengo! –dice mientras le muestra la muñeca. - ¡Ay, una matrioska! Pero… ¿Cómo? Una despreocupación infantil les hace olvidar el peligro. ¡Qué recuerdos! Lizaveta y Raminova comparten historias de vida y recuerdos del Cáucaso ruso mientras juegan despreocupadas con la muñeca entre susurros y sonrisas contenidas, como dos colegialas. Pero, mala suerte, uno de ellos se aburre. Escuchan cómo abandona la sala del fondo hacia el pasillo. Cuatro manos temblorosas y delgadas intentan reconstruir todo lo rápido que pueden el juguete. Él se detiene. Ellas dejan de escuchar pasos. Callan. Antes de tiempo: ¡pum! Él está tan borracho que no entiende qué está pasando allí, pero le da igual. Lizaveta coge las muñecas e intenta escabullirse por el hueco que queda entre su barriga y el umbral de la puerta con la esperanza de que sus reflejos estén anulados por el alcohol, pero una mano le engancha del pelo, le arrastra hasta el pasillo, la levanta por encima del suelo y la estampa contra la pared. El golpe hace que la matrioska caiga y se deshaga en decenas de piezas. “¡Noooooo!” –grita Lizaveta por la muñeca, aunque él piensa que es por el golpe. Lizaveta ve cómo la muñeca se deshace al caer al suelo hasta dejar al descubierto la última muñeca rusa, que ha ido a parar junto al rodapié, tan solo a dos metros de ella. Enseguida, el resto de hombres acuden al pasillo alertados por el ruido, uno de ellos casi pisa la última muñeca rusa. Encuentran a Lizaveta tirada en el suelo. Él está de pie mirándola con desprecio mientras piensa por dónde empezará. Lizaveta gatea hacia la muñeca y él piensa que quiere huir, así que le asesta una patada con todas sus fuerzas en el costado. Crack. “Ahhh” –gime Lizaveta. Pero en realidad, la única preocupación de Lizaveta es salvar a toda costa la más pequeña de las muñecas rusas. Él se agacha, vuelve a cogerle del pelo y le estampa contra el suelo como un niño una bombeta de feria. Otra patada, otro crack. Y otras dos más. Crack, crack. A

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cada cual, más fuerte. Varias costillas rotas. Una de ellas le perfora el pulmón. No puede respirar. Cada vez que inhala aire un relámpago le recorre las entrañas. Su tórax se hincha y deshincha con dificultad. Otra patada, esta vez en la tripa. Y después, en la vagina. Una arcada. Vomita sangre. Otras dos patadas que la estampan contra la pared. Sudor frío. Va demasiado borracho. Lizaveta comienza a ver borroso, pero su mirada no se aparta de un objeto. Es minúsculo y delicado, disonante en aquella escena. La

matrioska más pequeña de todas, esa que mantiene todo su color, el barniz impoluto, los mofletes sonrosados y está pintada con la delicadeza de la caligrafía oriental está tan solo a un metro, pero ese metro es un abismo. Estira el brazo para alcanzarla y otra vez los pinchazos. Dolor tormentoso. Más golpes. ¡Pum, pum! Cada vez más rabiosos e incontrolados. ¡Crack, crack! Pero Lizaveta ya no siente nada, hace tiempo que ha sobrepasado el límite de lo físicamente soportable. Y en ese límite estaba el olvido de todo lo exterior, de su cuerpo y del propio espacio. Se siente ya separada del mundo, anestesiada de un dolor demasiado grande para ser humano. Un cuerpo que ya no le responde se ríe de esas patadas, de la sangre, de los huesos rotos y del dolor. Y Lizaveta, flotando en la semiconsciencia, solo tiene una cosa en mente, una obsesión: la última

matrioska, de la que le separan unos pocos centímetros. Por fin, ese cuerpo que ya no es suyo, por casualidad, o por compasión de Dios, le responde. Logra alargar el brazo un poco más, supera el abismo de unos centímetros que le separan de la pequeña matrioska, la agarra con su mano enflaquecida, temblorosa y sangrienta, a punto de perder toda la energía vital, y se la lleva a la boca. Lizaveta se traga, con gran esfuerzo, el pequeño juguete, acompañado de sangre y saliva. Es ese el último impulso que le otorga su cuerpo, la última concesión que le proporciona su organismo, que ya no siente, ni ve, ni escucha, pero que antes de apagarse del todo esboza una sonrisa satisfecha, porque hay algo que nadie, nunca, le podrá arrebatar: la última muñeca rusa.

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V Certamen de Relato Corto Euskera Universidad de Navarra

V. Kontaketa Laburraren Lehiaketa Euskara Nafarroako Unibertsitatea

Pamplona, Iru単a 2015

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V Certamen de Relato Corto Euskera V Certamen de Relato Corto en Euskera de la Universidad de Navarra, organizado por Actividades Culturales, abierto a todos los estudiantes matriculados en universidades españolas y a los empleados y graduados de la Universidad de Navarra con edad inferior a 30 años. El 27 de marzo de 2015 tuvo lugar la deliberación del jurado compuesto por los profesores Gabriel Insausti y Naiara Ardanaz. En el fallo de dicho jurado se otorgó el premio a: PRIMER PREMIO

“Hausnarketa-eguna” Aída Riancho López [Grado en Bioquímica. Universidad de Navarra]

V. Kontaketa Laburraren Lehiaketa Euskara Nafarroako Unibertsitatearen Kontaketa Laburraren V. Lehiaketa Kultur Jarduerak antolatu du eta Espainiako unibertsitateetan zein Nafarroako Unibertsitatean matrikulatutako 30 urte baino gutxiagoko ikasle guztiei irekia dago. 2015eko martxoaren 27an, Gabriel Insausti irakasleak eta ISSA ikasketen zuzendaritzako koordinatzailea den Naiara Ardanazek osatutako epaimakaiak erabakia hartu zuen. Epaimahai horrek honako lanak saritu zituen: LEHENENGO SARIA

“Hausnarketa-eguna” Aída Riancho López [Bioquímicako Gradua . Nafarroako Unibertsitatea]

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PRIMER PREMIO / LEHENENGO SARIA

“HAUSNARKETA-EGUNA” Aída Riancho López

G

auza gehiegi egin behar ditut gaur. Ez dut astirik! Kontxo!

Arkatza galdu dut, kaka zaharra, …

Noiz nuen festa hori,…? Norbaiti galdetu beharko diot. Anderrek jakingo du. Bera zen gonbidatuta zegoena baina,… Dena den, gonbidatuta nagoela uste dut. Mariak, gutxienez, hori esan zidan. Nork daki! Eta hurrengo ostiralean zer? Ez dago planik? Neskalagun bat nahi dut nik! Hori bai izango zela ederra… Iruñea desberdin bat erakutsiko nioke, guztiz amaigabea dena, alderantzizkoa. Zorua buruarekin jo eta hankak gorantz jarri, hankaz-behera ibili eta txiribuelta baten ostean, barrez lehertu. Irribarre amaigabea erakutsi egunsenti gorri bati, zaldi txurin muxu eman eta korrika batean gaztelu enparantzara iritsi. Hori bai izango zela polita… Polit-polita dena benetan, amaren gosariak dira. Zein polita den etxean bazkaltzea, afaltzea, guztia prestatuta izatea,… Pisu nazkagarri honetan dena dago hankaz-gora. Txukuntasuna zer den ez dakigu. Lexia duela aspaldi agortu zitzaigun eta etxea txukuntzea asko kostatzen denez, jaten dugun mahaiaren gainean kristonezko hautsa dago. Behatza gainetik pasatzean marrazkiak egin ohi ditugu. Eguzkiak egiten ez dut parekorik! Oierrek barraskiloak egiten ditu. Hau izaten da egiten dugun txukunketa bakarra. Beno, egia esan hilean birritan zerbait gehiago garbitzen dugu,… Astirik badugu, noski! Gauza da astia, unibertsitatearekin agortzen zaigula. Nork agindu ote

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zidan niri zientzietan sartzeko! Oierrek bezala egin beharko nuke, gauzak lasaitasunez eta patxadaz hartu. Baina ez, ezinekoa da! Azterketak ikusterakoan, eta ikasi behar ditudan apunte guztiak irakurtzean bihotza bizkortu egiten zait, hankek dar-dar egiten didate, perla koloreko tantak agertzen zaizkit kopetan … Aitari gauza bera gertatzen zitzaiola esaten dit amak. Horiek bai direla zoriontsuak! 19 urterekin elkarrekin hasi ziren irteten, eta oraindik elkarrekin daude, lehenengo eguna izango balitz bezala. Elkar maite dutela nabaritzen da, haien arteko begiradak ikustean. Poztasuna, maitasuna, konplizitatea, … Hori bai dela zortea! Nik ere horrelako zerbait nahi dut. Baina neskalaguna izateko zer egin behar dut? A! Ander eta Mariak aipatu zidaten festa horretan zorte pixkat izango dut, espero. Txukun-txukun atonduko naiz. Bakero batzuk, zapata berriak… Bai! Amonak oparitu zizkidanak! Amona… Ene amona maitea… Txikitatik miretsi egin dut, maitatu… Nork esango lidake pertsona bat maitatzeko hainbeste era desberdin daudela. Arraioa! Kaleko jendea nahiko presaka dabil. Gainean daramaten arropa nahiko epela da. Arropa… A, bai, zera festa eta arropa. Alkandora. Dotore-dotore joango naiz jantzita. Kolorea… Arrosa! Hori da! Kolore horrekin suposatzen dut gutxienez begiratuko nautela! Dena den, arrosa den alkandorarik ez dut,… Erosketak egitera joan beharko dut ba. Baina, noiz? Astelehenean ez, praktikak zortzietan bukatzen ditudalako, asteartean ezta ere, asteazkenean ingelerako akademiarekin ezinezkoa, ostegunean juevintxora joan behar nuen … Bingo! Ostiralean joan beharko! A ze nolako plan puska, denda batera joan alkandora arrosa eros dezadan … Ai ene, hamabost urteko ostiraletara bueltatzeko gogoak ditut, pipak, lokala eta koadrila nagusi ziren ostiral horietara … Nork esango lidake txikia nintzen urte horietara bueltatu nahiko nukeenik? Txikiak garenean urte batzuk gehiago izan nahi ditugu, eta hazterakoan, umeak ginen urte horietara bueltatu nahi gara… Bizitzak dituen komeriak! Baina bizitza,… Zer ote da bizitza? Bizirik egotea? Bizirik gauden kontzientzia izatea? Aurrean ditudan gauza guzti hauek inspiratzen nautela uste dut! Eta orain badatoz,… Perla koloreko ura kopetatik behera sentitzen dut,

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hankak dar-dar egiten,… Hobe izango da tripari kasu egitea eta haren hasperenak isilaraztea. Sukaldean zerbait topatuko dut, nork daki? Ai ama, duela gehiegi ez dudala erosketarik egin, dena hutsik dago! Mikrouhinaren barnean baliteke zerbait aurkitzea,… Keba! Ezer ez! Zerbait erostera joango naiz. Etxe azpian dagoen supermerkatuan pizza handi bat erosiko dut afaltzeko, eta jogurt pare bat. Ez dakit zergatik ipintzen dituzten igogailuetan honelako ispiluak. Ez da inor ere munduan, bertan lirain ikusten denik. Ezinezkoa da! A zer nolako keinuak egiten ditudan mirail aurrean. Betidanik, txikitatik hartutako mania arraro horietako bat da. Bat-batean, bigarren solairuko auzotarra igo da. Egunero gehiago gustatzen zaidan neska hura bera, begi marroiak dituena, ile motz-motza eta parerik gabeko irribarrea luzatzen didana. Tamalgarria deritzodan irribarre bat luzatzen diot, ahora irekita nuelako, igogailuko mirarian tontakeriak egiteagatik. Ispilu nazkagarriak… Egunero gehiago gorrotatzen ditut. Masailak gorritzen zaizkidala nabaritzen dut bere irriaren soinua entzuten dudan bitartean. Tentsioa iruditzen zaidan zerbait sumatzen dut airean eta igogailuaren ateak irekitzean, kalera zuzentzen naiz. Korrika eta presaka supermerkatura ailegatzen naiz. Erlojuari begirada bat bota eta gero, jatekoak erosten ditut eta pisura noa bueltan. Igogailu ziztrin berberarekin topatzean, eskaileren bidea hartzen dut. Ene auzotarra etortzen zait gogora. Etxeko atea ireki eta erosketak sukaldean utzi ostean, egongelara banoa jogurt parearekin. Bakarra irensten dut telebistaren aurrean, zapping eginez, baina gustuko ezer ez dagoenez logelara banoa. Bertan jarraitzen dute, ez ditu inork eraman. Lavoisierrek esaten zuen ba, materia ez dela sortzen ez suntsitzen… Apunte nazkagarri horiek! Ohier deitzeko gogoak sumatzen ditut. Idazki horiek guztiak edonora eraman ditzan, bizitza patxadaz bizi dezadan. Biharko azterketa pikutara bidaltzeko gogoak…. Baina ez, hona datoz perla koloreko tantak, dardarak. Aitaren gene madarikatuak nire barnean dabiltza … Apunte ziztrinak!

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XVI Concurso de Pop-Rock Cantautores Universidad de Navarra

PRIMER PREMIO

PATTY OLMEDO "Rain" "You're still the ligth than shine in me"

SEGUNDO PREMIO

"THE SIS" Miriam e Isabel Fernández Rastrilla

"Melting Swallows" "Aires de Tormenta"

TERCER PREMIO

"H13" Juan González de Echavarri Orbaiz, Ander Eugui Gil, Julen Arbiol Oiz, Javier Vives Mañeru y Eduardo García Núñez "The following day" "Reality"

Pamplona 2015

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El fallo del jurado correspondiente a cada certamen se hizo pĂşblico el 16 de abril de 2015 en la gala de entrega de los PREMIOS VIDA UNIVERSITARIA de la Universidad de Navarra.

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