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Ella entró por la ventana del baño

Diseñado Por: Karla González de los libros de Mendoza que había hecho su aparición en Balas de plata (2008) y prolongado su tarea en otras cuatro novelas. La nueva trama lo encuentra con la misma estampa, activo, impasible y sarcástico. Todo en ella hace eco a parte de la frase de Fernando del Paso que figura como epígrafe:

Algún día se escribirá la historia de ese subgénero de la literatura policial que podría bautizarse como narconovela, un arco variopinto que va –por citar dos ejemplos– de los libros de Don Winslow a La Reina del Sur, de Arturo Pérez-Reverte. El mexicano Élmer Mendoza (Culiacán, 1949) fue uno de los precursores de la tendencia. Ya en Un asesino solitario, de 1999, aparecía reflejada la preminencia de ese tipo de criminalidad en su país, que no haría más que acentuarse con el tiempo.

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Ella entró por la ventana es la nueva entrega protagonizada por el detective Edgar “el Zurdo” Mendieta, personaje recurrente

Impulsándose en un lenguaje escueto, con marcas del habla de Sinaloa (estado natal de Mendoza, arrasado por los capos), el libro logra en pocas páginas entreverar más de un argumento. El zurdo Mendieta debe atrapar a un peligroso criminal que se escapó de la cárcel, un exmilitar dedicado al tráfico de drogas. Al mismo tiempo, tiene que encontrar al viejo amor de un empresario octogenario y moribundo. En el medio, los mensajeros de una amiga –jefa del Cártel del Pacífico, para mayor equívoco– acuden a echarle una mano. Un policial seco, ásperamente mexicano, tan vertiginoso que los diálogos no llevan guiones.

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