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ESPECIAL LOS IMPACTOS DE LA PANDEMIA EN LA SALUD MENTAL Pág
Especial salud mental
Varios factores desmejoraron la calidad de vida de algunas poblaciones del mundo, pese a que antes de la pandemia se atendían enfermedades mentales. “El perfil de esas preocupaciones” era completamente distinto, pues hoy son más evidentes los trastornos depresivos y la ansiedad.
Por Laura Melissa Jiménez
La carga emocional de la pandemia ha dejado en las personas una fatiga psicológica relacionada con trastornos de ansiedad, estrés y depresión. Dos años después de que se conocieran los primeros casos de contagios en Colombia, hablar de salud mental se ha vuelto un tema común.
Afrontar los misterios y desafíos que trajo consigo la covid-19 ha sido difícil, aunque no para todos con igual intensidad. Pese a que antes de la pandemia ya se atendían múltiples enfermedades mentales, el perfil de esas preocupaciones era completamente distinto y en la actualidad existen nuevas sintomatologías producto de pérdidas cercanas, confinamiento, temor, incertidumbre y crisis financiera.
El análisis de los especialistas consultados para este artículo sugiere que el sistema de salud no ha hecho lo suficiente para afrontar esa situación emocional.
“Estamos haciendo básicamente lo mismo que antes: apagando incendios, atendiendo la enfermedad mental aguda. Sin embargo, ahora vemos otro tipo de enfermedades mentales a causa del estrés”, explica Sandra Mosquera, psiquiatra y profesora de la Universidad Simón Bolívar.
Aunque no desconoce que los planes para mejorar los índices de salud mental son interesantes y necesarios, cree que no son suficientes. Su afirmación responde a lo que se viene haciendo en Barranquilla y el departamento del Atlántico en la prevención de la salud mental Interfaz de Mary, un programa de inteligencia artificial que diagnostica señales de ansiedad y depresión. Sus desarrolladores fueron el médico Isaac Kuzmar e ingenieros de AudacIA, el centro de desarrollo tecnológico e innovación de inteligencia artificial y robótica de Unisimón.
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como consecuencia de la pandemia.
En esas políticas reconoce que hay un conocimiento y un protocolo para activar rutas de atención en temas como maltrato a mujeres, abandono de adultos mayores, violencia intrafamiliar y abuso sexual; sin embargo, urge prevenir.
“Los protocolos de manejo, cuando ya está hecho el daño, están bien establecidos, pero hacen falta muchas más estrategias para cuidar la salud mental desde la primera infancia”, dice Mosquera.
Un ejemplo es la cantidad de pacientes que ha asistido a citas de psiquiatría, con patologías que vienen arrastrando desde antes de la pandemia y detonaron con la crisis sanitaria. En su gran mayoría acuden por trastornos depresivos y de ansiedad. “La pandemia sobrepasó la capacidad de adaptarnos al estrés”, sintetiza la especialista.
Impacto: cifras y consideraciones En el Atlántico y el municipio de Soledad, el impacto emocional por efectos de la covid-19 fue analizado por la encuesta Pulso Social del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). La consulta, realizada a jefes de hogar (hombres y mujeres), arrojó en septiembre pasado que 6,4% de la población, unas 49.000 personas, había sufrido de tristeza; mientras que 2,8 % —más de 21.000— manifestó sentirse solo. Datos de la Gobernación del Atlántico reportaban la atención a más de 3.600 familias con problemas de salud mental.
“Aún quedan estadísticas alarmantes en cuanto al consumo de sustancias psicoactivas lícitas e ilícitas: hay una prevalencia del 36,7%, en tanto que la tasa de suicidios es del 60,7%”, comenta el psicólogo y profesor Johan Acosta López. “A escala departamental, esta política recién se está implementando”.
Según los expertos, tales indicadores son atribuidos a la deficiencia en el modelo de atención, la preparación de las instituciones médicas, la desigualdad cultural y social, que muestra desconfianza y desconocimiento sobre cómo enfrentar el estrés y otras situaciones inesperadas.
“Nos hace falta formar a más profesionales que detecten la salud mental, que llamen al paciente, lo sigan en el tiempo, le enseñen cómo trabajar en un estilo de vida saludable como parte de la prevención de la enfermedad mental”, asegura Mosquera.
6.4%
de la población (unas 49.000 personas) en Colombia han sufrido de tristeza durante la pandemia, según la encuesta Pulso Social del DANE.
Generar nuevo conocimiento No solo los datos clínicos y sociodemográficos son útiles para la construcción de estrategias en diagnóstico, tratamiento y seguimiento. La información genética de la población de estudio, así como los mecanismos biológicos que subyacen en estos trastornos, son re-
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levantes para la generación de nuevo conocimiento científico aplicado al diagnóstico molecular y la identificación de nuevas dianas terapéuticas.
La recomendación para aquellos que han atravesado por un momento difícil es buscar ayuda y estar alertas ante los primeros signos de alarma, que pueden asociarse a trastornos en el estado de ánimo, el apetito y alteraciones del sueño.
“Las estrategias para mitigar la prevalencia e incidencia de estos trastornos mentales pueden generar mejores desenlaces en la calidad de vida de las personas, favorecer la disminución de comorbilidades crónicas o infecciosas asociadas de los índices de violencia y de los casos de suicidios, así como también el aumento de la productividad social”, dice Acosta.
“Hay que estar más conectados con nuestras necesidades de salud mental y dejar un poco el tabú a un lado, atender esas necesidades a tiempo y en los espacios profesionales que están disponibles en las EPS, los colegios, las universidades y los recursos humanos en el área laboral”, recomienda Mosquera.
Ante la posibilidad de que se intensifique la angustia entre la población ante el riesgo de nuevas olas de contagios, la invitación a las autoridades es a realizar brigadas de salud mental similares a las de vacunación y salud física, y que las EPS faciliten la oportuna atención con psicólogos y psiquiatras cuando lo amerite. La investigación de Unisimón determinó que en su mayoría fueron hombres de 25 años, en promedio, los que más consumieron licor. Los resultados coinciden con otros análisis.
Consumo de alcohol en jóvenes durante el confinamiento
Una investigación de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Simón Bolívar evidenció el consumo de licor en jóvenes entre dos y cuatro veces al mes. Según la investigadora líder del trabajo, Martha Cervantes Henríquez, el resultado fue considerado un “riesgo significativo”, no solo porque favorece conductas adictivas,
SANDRA MOSQUERA
Médica especialista en Psiquiatría.
Grupo Neurociencias del Caribe Categoría A1 de Minciencias JOHAN ACOSTA LÓPEZ
Psicólogo, magíster en Neuropsicología y Ph. D. en Psicología.
Grupo Neurociencias del Caribe Categoría A1 de Minciencias MARTHA CERVANTES
Psicóloga y magíster en Genética.
Grupo Neurociencias del Caribe Categoría A1 de Minciencias
8 sino porque podría propiciar violencia doméstica. “Una persona bajo los efectos del alcohol no tiene las mismas precauciones de autocuidado”, advierte la psicóloga y magíster en Genética. La muestra determinó que en su mayoría fueron hombres de 25 años, en promedio, los que más consumieron licor. Los resultados coinciden con otros análisis asociados al aumento de la tasa de consumo de alcohol ligada a estados de ansiedad y depresión, así como a una relación de bienestar mental inferior a la habitual. De acuerdo con datos epidemiológicos de la Encuesta Nacional de Salud Mental, en el Atlántico, a medida que avanza la edad de la población se incrementa el consumo de sustancias como el alcohol.
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Sensaciones de estrés, desasosiego y ansiedad, entre las más comunes. También analizamos cómo encarar el regreso a la socialización.
El aislamiento social obligatorio, decretado por el Gobierno durante el comienzo de la pandemia, conllevó a muchos adultos mayores a mantenerse en una “burbuja” para su protección, alejados de sus familiares y amigos. Por Richard Aguirre Fernández
No es un secreto que la pandemia, además de millones de muertes en el mundo y los miles de decesos en Colombia, también dejó efectos en la salud mental de las personas, como estrés y ansiedad, que pueden desencadenar en depresión. Ante ese panorama y teniendo presentes los rastros generados por el confinamiento, al que se vieron obligados todos los países para mitigar el impacto de la pandemia de covid-19, analizamos sus efectos en niños, niñas, adolescentes y adultos mayores en el país.
Para tener una aproximación a este fenómeno, basta con mirar la Encuesta Pulso Social del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de septiembre pasado, la cual reseñó que, en promedio, el 33,8 % de los consultados sintió preocupación o nerviosismo en 23 ciudades capitales y sus áreas metropolitanas.
Ese dato presenta una radiografía de lo que, a dos años, sigue generando una pandemia que condiciona al mundo.
Para Elsy Mejía Segura, psicóloga especialista en Neuropsicología Infantil, el confinamiento y el posconfinamiento —proceso en el que está el país y que el Gobierno llama reactivación económica, social y cultural— son una ruptura con la con la cotidianidad.
“Es cierto que algunos consideran que los niños tienen una capacidad para adaptarse a los cambios muy rápidamente, pero hay algo que se ha afectado en gran medida y es el proceso de socialización, que se volcó a la casa, lo que les implicó a los padres alternar el tiempo entre trabajo, cuidado y atención a los niños, situación que antes de la pandemia pasaba por el colegio o los centros de cuidado”, dice Mejía.
Giomar Jiménez Figueroa
Psicóloga y magíster en Neuropsicología
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Comportamiento, emociones y actividad física Otro estudio que permite conocer estos efectos es “Impacto psicológico de la covid-19 en niños y adolescentes”, realizado por Isabel María Sánchez Boris, docente del Policlínico El Cristo, en Santiago de Cuba (Cuba). “Los problemas de salud mental en menores no solo tienen que ver con el miedo a un virus invisible, sino también con el distanciamiento social; la incapacidad para desarrollar las actividades cotidianas y participar en acciones gratificantes durante este período pueden ser desafiantes para niños y adolescentes e impactar negativamente en la capacidad para regular con éxito tanto el comportamiento como las emociones”, señala Sánchez.
Luz Mery Noguera Machacón, fisioterapeuta y profesora investigadora, también hace una reflexión en torno a lo que provocó el confinamiento, pero desde los adultos mayores, quienes fueron obligados a permanecer en casa —o en su habitación si estaban en asilos—, pues son el grupo más vulnerable ante la presencia del SARS-CoV-2.
“No pudieron tener salidas cuando ellos quisieran o necesitaran, sino cuando se les permitiera”, reitera Noguera para señalar que esto se reflejó en la reducción de su actividad física, pérdida de capacidad del movimiento, alteraciones del sueño y deterioro cognitivo “por haber dejado de hacer talleres o actividades que generaban estimulación cognitiva”.
El confinamiento los llevó además a reemplazar lo que hacían, simplemente, por la soledad de su habitación, pues estaban obligados a mantenerse en esa “burbuja” donde debían estar para su protección. “Esas restricciones llevaron a consecuencias en los abuelos por esa limitación social”, expone Noguera.
Luz Mery Noguera Machacón
Fisioterapeuta y profesora investigadora
¿Y la presencialidad? El regreso a la presencialidad académica, aunque es una necesidad preponderante, también plantea desafíos. De golpe, los niños estuvieron durante casi año y medio en sus casas cumpliendo con sus deberes, pero ahora deben regresar a compartir con sus pares. A juicio de Giomar Jiménez Figueroa, psicóloga y magíster en Neuropsicología, será fundamental la comunicación de los padres y la nueva interacción con sus pares.
“Lo que siempre se debe fortalecer es la comunicación, hablar con los chicos, que logren encontrar una fuente de apoyo en sus papás y que los padres estén realmente pendientes de ellos, hablando con los docentes o los psicólogos del colegio, para revisar cómo va su adaptación”, recomienda Jiménez.
Iraka consultó al Ministerio de Educación Nacional (MEN) sobre cuál es el avance de reEn gran medida, el proceso de socialización en niños se afectó porque este se volcó a la casa.
greso a la presencialidad en los colegios en el país. En el reporte recibido en noviembre pasado, el MEN señaló que había regresado el 80 % de estudiantes del sector público, equivalente a 6,3 millones. En el sector privado el dato era superior, llegando al 87,9 %: 1,7 millones de alumnos.
La profesora Jiménez destaca que el retorno a las aulas es un desafío para todos, principalmente para los pequeños. También con quienes sufrían bullying porque es regresar a ese ambiente un poco áspero o grosero, lo que puede generar ansiedad.
“Los padres, independiente de la pandemia, deben conocer o estar pendientes de los amigos de sus hijos, para saber cómo están siendo tratados y cómo logran desenvolverse con los demás”, concluye la experta.
33.8%
de los colombianos sintió preocupación o nerviosismo en medio de la pandemia, según la encuesta Pulso Social del DANE de septiembre pasado.
Referencias
1. Encuesta Pulso Social del DANE (septiembre). 2. Impacto psicológico de la covid-19 en niños y adolescentes.
ELSY MEJÍA SEGURA
Psicóloga y especialista en Neuropsicología Infantil.
Grupo Neurociencias del Caribe Categoría A1 de Minciencias LUZ MERY NOGUERA
Fisioterapeuta, experta en Psicomotricidad, especialista en Pedagogía de las Ciencias y magíster en Educación.
Grupos Neurociencias del Caribe y Muévete Caribe
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Este síndrome, resultado de un estrés crónico en el lugar de trabajo, tomó relevancia durante la pandemia, bien sea por las nuevas dinámicas de trabajo en casa y teletrabajo, o por las arduas jornadas que han enfrentado los profesionales de la salud como consecuencia de la atención al Covid-19.
Por Estefanía Fajardo
El 6 de marzo de 2020, el Gobierno Nacional anunció el primer caso de covid-19 en el país, y cinco días después, el 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la caracterizó como una pandemia. Desde ese momento han sido más de 417 millones de casos a escala global y más de 5,8 millones de muertes, a causa de este virus. Sin embargo, en torno a esto se encuentran diferentes manifestaciones y síndromes a los que debemos estar alerta, como lo es el síndrome de desgaste ocupacional, más conocido como burnout.
Si bien es cierto que la OMS ya había abordado este tema antes de la pandemia, ha sido durante esta etapa cuando ha estado en el foco de la atención, especialmente en el talento humano en salud, cuyas habilidades, capacidad de respuesta e incluso su cuerpo se pusieron a prueba en los picos más altos de contagio; así como en los trabajadores que, desde casa, debieron adaptarse a una nueva normalidad.
En la lista de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), la OMS incluyó el síndrome de desgaste ocupacional o burnout, definido así: “Es un síndrome conceptualizado como resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito”.
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La Organización lo caracteriza por tres dimensiones: (1) sentimientos de falta de energía o agotamiento, (2) aumento de la distancia mental con respecto al trabajo, o sentimientos negativos o cínicos con respecto al trabajo, (3) y sensación de ineficacia y falta de realización.
Martha Martínez Banfi, psicóloga, Ph. D. en Neuropsicología Clínica, indica que en el contexto de pandemia “las nuevas dinámicas del trabajo en casa, junto con las tareas del hogar y la responsabilidad del cuidado de menores o adultos mayores, aumentaron las cargas de las personas”, lo que parece haber incrementado el desgaste físico y mental que guarda relación con el síndrome de burnout”.
En relación con esto, la psicóloga Mariana del Villar Estarita explica que la situación se presenta debido a que los tiempos de horas laborales se extienden más de lo normal, muy posiblemente por la falsa creencia de “no estar trabajando lo suficiente”, pensamiento y sentimiento generado por el trabajador.
“Y, por otra parte, el factor de presión o exigencia del empleador que, si bien tiene claro que el tiempo laboral es reglamentado (ocho horas), la pérdida del control la establecen
“Existe una gran diferencia entre el estrés laboral y el síndrome de agotamiento profesional. El segundo habitualmente es generado o precedido por períodos repetidos del primero”.
Mariana Del Villar, psicóloga o miden a través del seguimiento presencial y de la necesidad de ‘ver’ al trabajador en su puesto como evidencia de que sí está cumpliendo”, agrega Del Villar.
Esta serie de cambios generó una pérdida de control y organización en el manejo de las actividades. “Las demandas desbordadas atacan la salud mental de forma silenciosa, generando un estrés que termina volviéndose crónico y la antesala de otros trastornos mentales”, afirma Martínez Banfi.
Las dos expertas coinciden en que hay días en los cuales los síntomas se exacerban, generalmente asociados con demandas y exigencias puntuales. “La persona funciona y responde a las exigencias del medio, a pesar de sentirse desconcentrada, agotada, triste o ansiosa. Esto a largo plazo puede comprometer la salud”.
Personal de la salud
Se estima que la pandemia por covid-19 tiene cuatro olas o huellas en la salud de la humanidad.
“La primera es el impacto directo de morbimortalidad por contagios. La segunda es el impacto por la limitación de los recursos o atenciones a condiciones de salud que no son covid-19. La tercera se refiere a impactos que implican la interrupción de atención a pacientes con diagnóstico de enfermedades crónicas. Y la cuarta ola, que se advierte como la más grande, refiere al incremento sustancial de casos de burnout, trastornos mentales y traumas psíquicos derivados de todos los sucesos sociales y económicos relacionados con la pandemia”1.
Sandra Mosquera, médica psiquiatra, hace referencia al personal de salud, quienes han sido la primera línea de respuesta ante el SARS-CoV-2 en los sistemas de salud de todos los países. “Estamos sobrecargados de responsabilidad, constantemente estamos cumpliendo con horarios, y la pandemia sigue siendo un momento en el que se puso a prueba el rol de los médicos y, por supuesto, el desgaste emocional”.
Y basándose en el contexto en el que se desenvuelve el personal de salud, pasando por turnos extenuantes, modelos de contratación por prestación de servicios y noticias falsas difundidas en redes, Mosquera sostiene que, “aunque esto no es una enfermedad como tal, es un fenómeno que se desarrolla en el contexto ocupacional y afecta tanto la sensación de bienestar psicológico y la pérdida de energía, que se traduce en agotamiento y desagrado, así como pérdida del placer”. Si bien es cierto que puntualmente no es una enfermedad, puede ser un desencadenante de enfermedades físicas o mentales.
La semaforización de síntomas es importante; sin embargo, no es lo único en este proceso. “Para dar el manejo a los médicos con burnout se recomienda rotar puestos, organizar turnos, garantizar días libres, dar espacios para dormir y alimentarse, así como el acompañamiento de psicoterapia y favorecer los tiempos en familia y sus redes de apoyo”, advierte Mosquera.
Del Villar concluye que el síndrome de burnout en el escenario laboral ha revelado la necesidad de revisar los protocolos de salud mental e incluso de la norma en cuanto a la disponibilidad del diagnóstico de los factores psicosociales de riesgo, a través de un instrumento que nos permitía aplicarlo para poder minimizar el riesgo en el desarrollo del síndrome”.
MARIANA DEL VILLAR ESTARITA
Psicóloga, especialista en Recursos Humanos y magíster en Administración de Empresas e Innovación.
Profesora del programa de Psicología de Unisimón
1 de cada 4 profesionales de la salud informó depresión y ansiedad. Uno de cada tres sufrió insomnio durante la pandemia por covid-19, según un metanálisis2 . Es el año para el que, estima la OMS, los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad global.
2030
Referencias
1. Juárez-García A. Síndrome de burnout en personal de salud durante la pandemia de covid-19: un semáforo naranja en la salud mental. Salud UIS. 2020; 53(4): 432-439. doi: https://doi.org/10.18273/revsal. v52n4-2020010 2. Sofia Pappa, Vasiliki Ntella, Timoleon Giannakas, Vassilis G. Giannakoulis, Eleni Papoutsi, Paraskevi Katsaounou. Prevalence of depression, anxiety, and insomnia among healthcare workers during the covid-19 pandemic: A systematic review and meta-analysis, Brain, Behavior, and Immunity, Volume 88, 2020, Pages 901-907, ISSN 08891591, https://doi.org/10.1016/j. bbi.2020.05.026. (https://www. sciencedirect.com/science/article/ pii/S088915912030845X).
MARTHA MARTÍNEZ BANFI
Psicóloga. Ph. D. en Neuropsicología Clínica.
Grupo Neurociencias del Caribe Categoría A1 de Minciencias
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El coronavirus ha generado un impacto biopsicosocial en el individuo que se manifiesta en trastornos del estado de ánimo, lo que conlleva a trastornos de sueño. Hay una relación bidireccional de causa-efecto.
Por Cristian Sánchez Barros, MD.
Durante la pandemia, el confinamiento ha provocado un aislamiento social con repercusiones en el sueño. La no exposición a la luz solar, el no tener contacto social e interrumpir nuestra rutina diaria por el trabajo desde casa alteró nuestro ritmo circadiano (ritmo endógeno que se sincroniza con la luz solar, la oscuridad, los horarios de alimentación, de acostarnos y despertarnos), lo que ha generado trastornos del sueño y el estado de ánimo.
Desde la neurofisiología clínica y la medicina del sueño, hemos notado un incremento de los trastornos del sueño, en especial del insomnio, así como trastornos del estado de ánimo, como ansiedad y depresión. Algunos de los factores que produjeron estas alteraciones son la pérdida de algún familiar y no haber cumplido un luto por esta pérdida; de igual forma, en el caso de los trabajadores de salud, hemos tenido repercusiones emocionales en nuestro trabajo por ver cómo nuestros pacientes enfermaban y algunos fallecían, sin poder ofrecer, en ocasiones, el manejo adecuado que necesitaban. En algunos hogares, el confinamiento ha generado estrés, ansiedad y depresión por el aislamiento social, la pérdida de rutinas, el miedo a la infección por covid-19 y sus complicaciones. Las consultas de sueño han estado saturadas y uno de los trastornos de sueño más frecuentes ha sido el insomnio.
El coronavirus ha generado un impacto biopsicosocial en el individuo que se manifiesta en enfermedades del estado de ánimo, como ansiedad y depresión, lo que conlleva alteraciones del sueño, entre las que se encuentran el insomnio y los trastornos del ritmo circadiano. Es aquí donde se genera una relación bidireccional de causa-efecto.
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¿Qué manifiestan los pacientes? Se han quejado de dificultades en la conciliación del sueño (insomnio de conciliación relacionado con estrés y ansiedad) y dificultades en el mantenimiento del sueño (insomnio de mantenimiento, que lleva relación con sintomatología depresiva). Para realizar un adecuado diagnóstico de insomnio, este se debe acompañar de repercusión diurna (signos o síntomas que alteran la calidad de vida durante el día), como irritabilidad, somnolencia, dificultades de concentración, de memoria y bajo desempeño laboral, entre otros.
Los pacientes también han manifestado retraso a la hora de acostarse y levantarse (trastorno del ritmo circadiano, tipo retraso de fase), más frecuente en adolescentes y pacientes jóvenes; o adelanto en la hora de acostarse y despertarse (trastorno del ritmo circadiano tipo adelanto de fase), más frecuente en personas ancianas.
Entre los síntomas asociados a los trastornos del ritmo circadiano se encuentran somnolencia diurna, alteraciones del estado de ánimo, dificultades de memoria, cansancio diurno y sensación de sueño no reparador. “Respecto a los niños, el sueño y la pandemia, el principal problema de esta población es el insomnio por hábitos inadecuados. Se presenta por falta de contacto social, aislamiento familiar, no ir al colegio, no recibir la luz solar, perder las rutinas y un mayor uso de dispositivos electrónicos”.
¿Cómo se han comportado los trastornos de sueño? En veinte años, la prevalencia del trastorno de insomnio crónico se ha duplicado en España. Se partía con cifras alrededor del 6 % al 7 % y, según un último estudio epidemiológico de prevalencia preliminar, hubo un incremento hasta del 14% en la población general.
Otros países también han mostrado un aumento en la prevalencia del insomnio en los últimos años. Entre los trastornos de sueño, el insomnio es uno de los que más se presenta en la consulta de sueño y, posiblemente, la pandemia haya generado el incremento en el número de consultas. ¿Y en Colombia? En la época del confinamiento, la Asociación Colombiana de Medicina del Sueño (ACMES) realizó un webinar, cuyo tema a exponer fueron los trastornos de sueño en época de confinamiento por covid-19. Los trastornos de sueño más frecuentes mencionados son el insomnio y los trastornos del ritmo circadiano.
Respecto a los datos demográficos sobre el insomnio, los adultos reportan el insomnio de manera crónica entre un 10% y 30%. Hay que tener en cuenta que esta cifra disminuye hasta un 10% cuando se aplican los criterios diagnósticos correctamente para este trastorno.
Quizás los trastornos de sueño se han presentado por la dinámica de teletrabajo durante el confinamiento, donde se perdieron las rutinas diarias como levantarse, bañarse, desayunar e ir al trabajo, lo que disminuyó la exposición a luz solar en la población. Estar expuestos tanto tiempo al computador durante el teletrabajo y no tener exposición a la luz del sol nos lleva a sufrir alteraciones del ritmo circadiano.
De los trastornos del estado de ánimo con mayor frecuencia asociados a los trastornos del sueño se referenciaron la ansiedad, la depresión y el trastorno por estrés postraumático.
Respecto a los niños, el sueño y la pandemia, el principal problema de esta población es el insomnio por hábitos inadecuados. Se presenta por falta de contacto social, aislamiento familiar, no ir al colegio, no recibir la luz solar, perder las rutinas y un mayor uso de dispositivos electrónicos.
“Las consultas de sueño están saturadas y uno de los trastornos de sueño que vemos con mayor frecuencia es el insomnio”.
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A futuro Desde que finalizó el confinamiento, haber retomado nuestro ritmo de vida, tener mayor contacto social y estar más expuestos a la luz solar se podría ver reflejado en un descenso de los trastornos de sueño y del estado de ánimo. Habría que realizar estudios de investigación para tener datos concluyentes.
Estamos volviendo a una nueva normalidad. Puede que no tengamos la misma de antes, pero el hecho de salir, socializar y recuperar sus hábitos de sueño nos permitirá mejorar nuestra calidad de vida. Es importante ir retomando nuestra vida poco a poco, reintroduciéndonos a nuestra rutina, pero siempre respetando las medidas preventivas y de bioseguridad vigentes.
Enseñanzas sobre la crisis sanitaria Al final, la pandemia ha propiciado que nos unamos como equipo para combatir esta gran enfermedad del covid-19, que nos ha afectado en todos los sentidos. Los trabajadores sanitarios intentamos buscar todas las alternativas para que el paciente se sintiera protegido tanto en hospitalización como en las unidades de cuidados intensivos, porque en estos últimos ambientes se genera una gran alteración en el estado de ánimo y del sueño, debido a la estancia prolongada y la larga fase de recuperación.
Al final esta unión ha conllevado a una alternativa importante de tratamiento, como la vacunación, que ha generado una situación de mayor tranquilidad en la población.
Otro aspecto positivo que ha dejado esta crisis sanitaria son los recursos para diagnosticar y tratar a nuestros pacientes, como la telemedicina (consultas vía telefónica, videollamada, etc.). Con la pandemia, tuvimos que valorar el riesgo-beneficio: La falta de sueño se manifiesta en síntomas como irritabilidad, somnolencia, dificultades de concentración, de memoria y bajo desempeño laboral, entre otros.
si nuestros pacientes no podían asistir al hospital y consultar al médico, no iban a tener su diagnóstico o seguimiento oportuno, por lo que finalmente esta situación haría colapsar al sistema sanitario más de lo que estaba. Con la telemedicina pudimos brindarles la posibilidad de sentirse atendidos, que no abandonaran los tratamientos y realizar seguimiento a su estado de ánimo y su sueño.
Quiero mencionar que hay estudios recientes que han reportado sobre el uso de la melatonina como posible tratamiento adyuvante en la infección por covid-19. Según estos estudios, la melatonina tiene un efecto inmunomodulador, antiinflamatorio y antioxidante al combatir la infección por covid-19. Por lo tanto, lleva a una mejor recuperación del paciente.
Es importante recalcar que son estudios preliminares y aleatorios, que el uso de este tratamiento con melatonina siempre debe ser controlado por un especialista y se debe evitar usar el medicamento de forma indiscriminada.
CRISTIAN SÁNCHEZ BARROS
Médico especialista en Neurofisiología Clínica del Hospital Universitario Clínico San Carlos, de Madrid (España). Ph. D. en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid. Facultativo especialista adjunto a cargo del Servicio de Neurofisiología Clínica del Hospital Juaneda Miramar, en Palma de Mallorca (España).
Grupo Neurociencias del Caribe de Unisimón, Categoría A1 de Minciencias
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Oftalmología
Dos médicos residentes de la Especialización en Oftalmología de la Universidad Simón Bolívar interactúan con el Eyesi, equipo que reproduce todos los ejercicios de cirugía de cataratas.
Un centro de entrenamiento con equipos de última tecnología fue abierto por la Clínica Oftalmológica del Caribe (Cofca). La nueva Especialización en Oftalmología de la Universidad Simón Bolívar es la única del país con este escenario de aprendizaje.
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Oftalmología
El uso de simuladores quirúrgicos en la formación de oftalmólogos es una metodología que, según indican diversos análisis académicos, eleva el grado de preparación de los profesionales de esta especialidad médica antes de afrontar casos reales.
“La simulación en la educación médica ha permitido al estudiante la repetición ilimitada de técnicas y procedimientos sin temor a dañar al paciente”, destaca un trabajo de expertos del Instituto Cubano de Oftalmología Ramón Pando Ferrer. “Además de constituir un medio de enseñanza, también se ha venido utilizando como un medio de evaluación y certificación de competencias”, añade la publicación.
Esta forma de enseñanza basada en nuevas tecnologías aterrizó en el país en Barranquilla, donde la Cofca abrió su Centro Latinoamericano de Entrenamiento en Cirugía Oftalmológica: Matrix.
“Es un espacio dedicado a la enseñanza de la oftalmología quirúrgica con varias estaciones, que permite a varios médicos en formación interactuar de manera independiente con ojos artificiales o de cerdo, aprender las técnicas y adquirir las habilidades necesarias antes de enfrentar a un paciente”, dice Luis Escaf Jaraba, director científico de Cofca.
La necesidad de especialistas en esta área médica es más notoria en la región Caribe, donde la condición geográfica, la exposición constante a radiación UV y las influencias raciales específicas inciden en una alta prevalencia de ceguera y enfermedades prevenibles y tratables como la catarata, el glaucoma y el pterigión. De acuerdo con un estudio de disponibilidad y distribución de médicos especialistas en servicios de alta y mediana complejidad, hasta hace unos pocos años había dos oftalmólogos por cada 100.000 habitantes en Colombia (la cifra variaba dependiendo de la zona). Con ojos biónicos, en Matrix se aprende a resolver complicaciones de retina de segmento anterior, membranas epirretinianas y vitrectomía anterior y posterior.
2.200
millones son las personas que presentan deterioro de la visión cercana o distante. Al menos mil millones de esos casos se pudo haber evitado o no ha recibido tratamiento, indica un reciente reporte de la OMS.
Referente regional La puesta en funcionamiento de Matrix responde a dos de las principales demandas del mercado laboral de la medicina: las subespecializaciones y los procedimientos médicos menos riesgosos para los pacientes.
El Centro Latinoamericano de Entrenamiento en Cirugía Oftalmológica es un soporte clave de la nueva Especialización en Oftalmología que ofrecen la Universidad Simón Bolívar y Cofca, la cual recibió este año el registro calificado del Ministerio de Educación. “Con la alianza con Unisimón para formar nuevos oftalmólogos en estas instalaciones, seguramente seremos el principal centro de formación de oftalmólogos en el país y Latinoamérica”, aseguró el gerente general de la clínica, Jorge Martínez Ramírez, durante la bienvenida a Matrix a la primera cohorte de médicos residentes.
La iniciativa de abrir en Barranquilla un escenario científico y académico de última generación refuerza la importancia nacional e internacional de la región Caribe colombiana en la prestación de servicios y la enseñanza de la salud visual.
José Rafael Consuegra, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de Unisimón, resaltó que el centro Matrix es “único de su tipo en Suramérica” y sitúa “nuestro programa como uno de los mejores en Latinoamérica”.
Ejercicios completos o anterior, membranas epirretiMatrix es un espacio pionero en Colombia, a la vanguardia de los mejores en Latinoamérica, por
“Cuando los profesionales se entrenan en escenarios de simulación, se sienten más cómodos al iniciar sus cirugías y está demostrado que tienen un menor riesgo de complicaciones en los procedimientos”.
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Oftalmología
los equipos que lo conforman, en los cuales se obtienen los conocimientos y competencias para atender cirugías y casos complicados de cataratas o retina.
“Los cirujanos en formación podrán practicar las habilidades necesarias para enfrentar a un paciente real”, explica el especialista Melvin Gutiérrez, coordinador de Retina en Matrix.
El equipo de mayor importancia es el Eyesi, fabricado en Alemania, que consta de un software computarizado que reproduce todos los ejercicios de cirugía de cataratas.
“Los alumnos aprenden en él cada uno de los pasos de la cirugía de cataratas: desde capsulorrexis hasta fractura del núcleo y su aspiración, colocación de lentes y ejercicios con casos complicados”, precisa Bartolomé Valdemarín, coordinador en Matrix de Cirugía de Cataratas.
Además, el centro de entrenamiento posee estaciones con microscopios reales para resolver complicaciones de retina de segmento anterior, membranas epirretinianas y vitrectomía anterior y posterior, mediante la manipulación de ojos biónicos.
“La simulación es una ayuda increíble. No podemos hablar hoy de aprender a operar en cirugías reales; es como si un piloto aprendiera a volar con personas en el avión”, sintetiza Gutiérrez. El equipo de mayor importancia es el Eyesi, fabricado en Alemania, un simulador para el entrenamiento en cirugía de cataratas.
Un sector que necesita profesionales
De 16 instituciones de educación superior con Especialización en Oftalmología, la Universidad Simón Bolívar es la tercera de la costa que incluye la formación en un campo de la medicina necesitado de profesionales en todo el planeta, donde 2.200 millones de personas presenta deterioro de la visión cercana o distante y en al menos mil millones de esos casos el daño se pudo haber evitado o no ha recibido tratamiento, indica un reciente reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “El egresado de nuestra Especialización en Oftalmología ingresará al mundo laboral con las competencias necesarias y la noción inculcada de una permanente actualización profesional, para brindar siempre a los pacientes el tratamiento idóneo para su patología”, resalta el decano José Rafael Consuegra.
JOSÉ RAFAEL CONSUEGRA MACHADO
Médico, Ph.D. en Educación y doctorante en Administración. Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de Unisimón.
Grupo Innovación, Desarrollo, Biotecnología en Salud y Medio Ambiente
LUIS CARLOS ESCAF
Oftalmólogo. Especialista en Retina y Vítreo.
Director de investigación de la Clínica Oftalmológica del Caribe LUIS ESCAF JARABA
Especialista en Catarata y Córnea, Cirugía Refractiva, Retina y Vítreo, Segmento Anterior.
Director científico de la Clínica Oftalmológica del Caribe
MELVIN GUTIÉRREZ
Cirujano oftalmólogo, especialista en Retina y Vítreo.
Coordinador de Retina en Matrix - COFCA JORGE MARTÍNEZ RAMÍREZ
Ingeniero industrial, especialista en Gerencia de la Calidad y Auditoría en Salud.
Gerente general de la Clínica Oftalmológica del Caribe
BARTOLOMÉ VALDEMARÍN
Oftalmólogo. Especialista en segmento anterior.
Coordinador de Cirugía de Cataratas en Matrix - COFCA
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REVISTA DE PERIODISMO CIENTÍFICO
IA y Robótica
La innovación Rally está basada en la sustracción de fondo, metodología aplicada por los sistemas de visión artificial. Sus creadores son Leonardo Pacheco, Nataly Galán y Reynaldo Villarreal, científicos vinculados a Ciencias de la Vida y AudacIA, centros de investigación de Unisimón.
Es un sistema autónomo con cámaras que detectan en tiempo real partículas orgánicas e inorgánicas en el aire. La creación es de tres investigadores de la Universidad Simón Bolívar, cuyo trabajo mereció que la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) le otorgara la patente de invención.
De acuerdo con la resolución de la SIC, en Rally, como se denominó el software, “se evidencia el efecto de tener la capacidad de identificar el material particulado presente en el aire y ser capaz de definir la naturaleza de las partículas, estableciendo si es orgánico o inorgánico”.
El dispositivo es resultado de la labor de Reynaldo Villarreal González, Leonardo Pacheco Londoño y Nataly Galán Freyle, investigadores de los centros de investigación AudacIA y Ciencias de la Vida, de Unisimón.
La innovación se basa en la sustracción de fondo, una de las metodologías aplicadas por los sistemas de visión artificial que contabilizan el número de personas en un centro comercial o cuántos autos transitan por un peaje.
“En la inteligencia artificial, una de sus ramas más importantes es la visión artificial. Por eso enfocamos el reto de esta patente en contar partículas que se detecten a través de un haz de luz, que es un método que no existía en el mercado y por eso se nos concede la patente de invención”, explica el ingeniero Villarreal, director de AudacIA, centro de desarrollo tecnológico e innovación en inteligencia artificial y robótica. “Hacemos investigación clínica y científica con aplicabilidad en la vida cotidiana, siempre buscando el beneficio en la calidad de vida de la sociedad”.
Nataly Galán Freyle Directora de CICV
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REVISTA DE PERIODISMO CIENTÍFICO
El profesor Leonardo Pacheco Londoño, la profesora Nataly Galán Freyle y el ingeniero Reynaldo Villarreal González, creadores de Rally, a quienes se les reconoció la patente de invención.
IA y Robótica
Reynaldo Villarreal González Director de AudacIA
Así funciona La calidad inventiva de Rally está en su manera de analizar e identificar las partículas en el aire, por medio de un láser violeta de 405 nanómetros que ilumina una cámara cerrada oscura; además, el dispositivo tiene dos canales para la entrada y salida de aire, y dos cámaras de fotografía digital CCD que alimentan un algoritmo de procesamiento de imágenes. “Perpendicularmente hay una cámara que toma imágenes rápidas de las partículas que destellan al pasar por el haz de luz láser, luego las imágenes son analizadas por un algoritmo de procesamiento de imágenes que arroja cuántas están pasando”, detalla el profesor Pacheco, Ph. D., experto en Quimiometría y Sensores, y director del Doctorado en Genética y Biología Molecular.
Otra cámara tiene un filtro que obstaculiza la luz violeta y solo capta las partículas que emiten una luz diferente; es decir, que tienen fluorescencia, una característica propia de la mayoría de los microorganismos, como esporas y bacterias.
“Esa segunda cámara solo verá las partículas capaces de emitir fluorescencia y diferencia entre partículas inorgánicas y biológicas”, agrega Pacheco. “No indica el tipo de partícula, pero sí diferencia entre esos dos grupos”.
Rally está diseñado para identificar la posible contaminación de ambientes hospitalarios e industriales como el sector de alimentos; también permite medir la calidad del aire en espacios abiertos.
“Hacemos investigación clínica y científica con aplicabilidad en la vida cotidiana, siempre buscando el beneficio en la calidad de vida de la sociedad, que es el objetivo de esta inteligencia artificial que permite, de forma autónoma, detectar material particulado que puede afectar la salud pública”, destaca Galán, Ph. D. y directora del Centro de Investigaciones en Ciencias de la Vida (CICV).
NATALY GALÁN FREYLE
Química, Ph. D. en Química Aplicada y directora del Centro de Investigaciones en Ciencias de la Vida (CICV).
Grupo de Investigación en Genética (G=I=G) Categoría A1 de Minciencias REYNALDO VILLARREAL GONZÁLEZ
Ingeniero de sistemas, candidato a magíster en Gestión del Emprendimiento Tecnológico y director de AudacIA, centro de desarrollo tecnológico e innovación de inteligencia artificial y robótica.
Grupo Gestión de la Innovación y el Emprendimiento LEONARDO PACHECO LONDOÑO
Químico, Ph. D. en Química. experto en Quimiometría y Sensores, y director del Doctorado en Genética y Biología Molecular.
Grupo de Investigación en Ciencias Exactas, Físicas y Naturales Aplicadas (Gicefyna)
UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR
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Biología
Un proyecto en el departamento del Atlántico es pionero un combinar esta técnica, que integra la acuicultura y la hidroponía, con el uso de energía solar. Su propósito es generar alternativas de sostenibilidad y economía circular en negocios rurales.
Por Germán Corcho Tróchez
Un sistema acuapónico acoplado a un estanque en tierra se validó por primera vez en Colombia, en la estación piscícola del Bajo Magdalena de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), ubicada en el municipio de Repelón (Atlántico).
“No hay registros académicos de que en Colombia se haya desarrollado un proyecto con el modelo como el nuestro, 100% con energía solar”, comenta Andrés Felipe Martínez, director del proyecto e ingeniero experto en el área acuícola de la Fundación Agrotech BMA, que ejecutó el convenio 361 con la Aunap y el Grupo Bio-Organizaciones de la Universidad Simón Bolívar.
Revistas especializadas como RedicinaySa, de la Universidad de Guanajuato (México), explican que la acuaponía es un sistema de recirculación acuícola que, por medio de acción bacteriana, convierte los desechos de organismos acuáticos en nutrientes para el crecimiento de las plantas. Además, su consumo de agua es menor frente a los sistemas acuícolas convencionales, cultivos hidropónicos y cultivos en
24 tierra a cielo abierto.
La acuaponía es una especie de pequeño ecosistema que integra la cría de peces (acuicultura) y al tiempo utiliza el agua residual de nutrientes que impactan el cultivo de plantas. Todo en una misma técnica que da un mejor aprovechamiento al agua y reduce el impacto ambiental de la producción pesquera y agrícola.
En Repelón, las aguas de un estanque de 200 metros en tierra –donde se cultivaron mojarras loras y bocachicos– fueron sometidas a un proceso de biofiltración. Luego, por medio de tuberías, irrigaron con nutrientes bioprocesados una cama de cultivo de maíz y vetiver. Al final, el agua regresó más limpia al estanque, lo que permitiría que negocios rurales combinen sostenibilidad y economía circular.
La iniciativa se extendió durante cinco meses y servirá de referencia para fomentar la acuaponía en otros municipios del país.
Producción Limpia Los resultados del proyecto de Agrotech, Unisimón y la Aunap, que fueron presentados en febrero último, demostraron que la acuaponía tiene una eficiencia similar a los modelos convencionales. El plus es que este modelo productivo no afecta al medioambiente ni requiere del uso de nutrientes sintéticos y plaguicidas o antibióticos, los cuales inciden en la calidad del agua y los productos.
Al cuarto mes de la iniciativa en Repelón fueron cultivados 8,5 peces por metro cuadrado de espejo de agua, a diferencia de un estanque meramente acuícola que en promedio cultiva de 2 a 4, y la producción de 1.350 tilapias criadas en estanque alcanzó los 477 kilogramos, con una supervivencia del 79%, y de 350 bocachicos se obtuvieron 336 peces con supervivencia del 96%.
El biólogo marino Germán Lozano Beltrán, profesor e investigador del Grupo Bio-Organizaciones, contextualizó cómo en las últimas dos décadas han surgido voces expertas que cuestionan la acuicultura
El panel solar en la estación de la Aunap, en Repelón (Atlántico), suministró energía a un aireador que aumentó el oxígeno de los peces en el estanque de agua.
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Biología
Por medio de tuberías, las aguas del estanque irrigaron con nutrientes bioprocesados una cama de cultivo de maíz y vetiver.
debido al deterioro de las aguas y los suelos. “La integración de la acuicultura y la hidroponía genera la acuaponía, con la meta de que las aguas efluentes de la acuicultura tuvieran una utilidad visible y viable para disminuir los impactos del vertimiento de aguas servidas de la acuicultura”, dice.
Sumado a una producción limpia, la acuaponía es una tecnología que potencia la productividad: cuánto alimento se obtiene por cada metro cúbico de agua. Así, por ejemplo, un cultivo tecnificado de ají genera unos 8 kilos bajo un modelo hidropónico, en tanto que un acuapónico alcanza hasta 20 kilos.
“El agua llega a las raíces de esos vegetales acelerando el crecimiento y desarrollo de los cultivos”, indica el profesor Lozano.
Bio-Organizaciones de Unisimón también aportó su capacidad a través de los microbiólogos Zamira Soto Varela y Hernando Bolívar Anillo, con la colaboración del practicante del programa de Microbiología, Moisés Badillo, responsables del análisis microbiológico del agua, y la administradora de empresas Ana Elvia Gutiérrez, quien se enfocó en los beneficios económicos del proyecto.
Energía solar El panel solar en la estación de la Aunap en Repelón suministró energía a un aireador que aumentó el oxígeno de los peces en el estanque de agua y a la motobomba que, a través de tubos, condujo el líquido a los tanques donde se realizó el proceso de biofiltración mediante el uso de bacterias nitrificantes y denitrificantes. Esto es lo que se cataloga acción bacteriana.
Ese proceso evita la eutrofización, que ocurre cuando hay altas concentraciones de nutrientes como nitrógeno y amonio, lo que reduce los niveles de oxígeno. Al ocurrir, el agua se torna espesa y con un color verde. Todo lo anterior repercute en que la acuaponía también sea una técnica que permite trabajar altas densidades que mejoran la producción acuícola. El ingeniero Martínez precisa que en el proyecto en Repelón se cultivaron 8,5 peces por metro cuadrado de espejo de agua, a diferencia de un estanque meramente acuícola que maneja un promedio de 2 a 4 peces por metro cuadrado de espejo de agua. “Estamos abriendo las puertas a un modelo de acuaponía diferente del que llegó al país, con la posibilidad de reducir costos de inversiones y generar alternativas de adaptación tecnológica bajo las condiciones propias de nuestro territorio”, destaca.
AL CUARTO MES, EL PROYECTO EN REPELÓN LOGRÓ:
• 8,5 peces cultivados por metro cuadrado de espejo de agua, a diferencia de un estanque meramente acuícola que en promedio cultiva de 2 a 4. • De 1.350 tilapias criadas en estanque, alcanzó los 477 kilogramos con una supervivencia del 79%.
• De 350 bocachicos criados en estanque, se obtuvieron 336 peces con supervivencia del 96%.
ANTECEDENTES DE LA ACUAPONÍA
Los orígenes de la acuaponía se relacionan con las ‘chinampas’, la técnica de cultivo que practicaba la civilización Azteca en islas agrícolas creadas en lagunas. También se le vincula con los arrozales situados en campos inundados, habitados por peces, en el sur de China y Tailandia. La acuaponía contemporánea, sin embargo, se atribuye a trabajos del Instituto de Nueva Alquimia y de la Universidad de Carolina del Sur.
ANDRÉS FELIPE MARTÍNEZ
Ingeniero de Producción Agroindustrial.
Director del proyecto y experto en el área acuícola de la Fundación Agrotech BMA
UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR GERMÁN LOZANO BELTRÁN
Biólogo marino y máster en Acuicultura Marina.
Grupo Bio-Organizaciones Categoría A1 de Minciencias ZAMIRA SOTO VARELA
Microbióloga, Ph. D. en Recursos Agroalimentarios.
Grupo Bio-Organizaciones Categoría A1 de Minciencias
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