Soy toxicómano (Adelanto). F.H. Freda

Page 1





Serie Tyché Directora: Damasia Amadeo de Freda Freda, Francisco-Hugo Soy toxicómano: cuatro referencias de Lacan y dos casos clínicos/ Francisco-Hugo Freda; prólogo de Bernard Lecœur. 1a edición-San Martín: UNSAM EDITA; CABA: Fundación CIPAC, 2016. 80 pp.; 21x15 cm. (Tyché /Amadeo de Freda, Damasia) ISBN 978-987-4027-28-3

1. Psicoanálisis. 2. Toxicomanía. I. Lecœur, Bernard, prolog. II. Título. CDD 150.195

1a edición, septiembre de 2016 © 2016 Francisco-Hugo Freda © 2016 UNSAM EDITA de Universidad Nacional de San Martín © 2016 Pasaje 865 UNSAM EDITA

Campus Miguelete, Edificio Tornavía Martín de Irigoyen 3100, San Martín (B1650HMK), prov. de Buenos Aires unsamedita@unsam.edu.ar www.unsamedita.unsam.edu.ar Pasaje 865 de la Fundación Centro Internacional para el Pensamiento y el Arte Contemporáneo (CIPAC) Humberto Primo 865 (CABA) Teléfono: (54 11) 4300-0531 pasaje865@gmail.com Diseño de interior y tapa: Ángel Vega Edición digital: María Laura Alori Corrección: Wanda Zoberman Ilustración de tapa: Francisco Hugo Freda, Líneas (fragmento), 2013. Se imprimieron 1000 ejemplares de esta obra durante el mes de septiembre de 2016 en Latingráfica SRL, Rocamora 4161, CABA, Argentina. Queda hecho el depósito que dispone la Ley 11.723 Prohibida la reproducción total o parcial, inluyendo fotocopia, sin la autorización expresa de sus editores.




Palabras previas Prólogo por Bernard Lecœur

Salir de la penumbra

9 11

Introducción

15

Capítulo 1

17

La intoxicación y la libertad Capítulo 2

Los estados de conocimiento Capítulo 3

La droga y la ciencia Capítulo 4

La droga psicoanalítica

27 41 49

Conclusión

59

Anexo: Casos clínicos

63

Bibliografía

75



PALABRAS PREVIAS

La decisión de publicar en español una tesis1 presentada hace veintiocho años se apoya en la convicción de que las referencias de Lacan sobre la toxicomanía, y en particular su definición de la droga, conservan hoy en día toda su actualidad. Se han incluido dos casos clínicos de esa misma época. El texto original fue escrito en francés; Patrick Almeida hizo una primera traducción y estuvo a cargo de buscar las referencias; Damasia Amadeo de Freda lo escribió en español. Es autora. Francisco-Hugo Freda Buenos Aires, 27 de agosto de 2016

1 Quatre remarques de Jacques Lacan a propos de la drogue, l´intoxication et la toxicomanie. Tesis de DEA, Universidad de París VIII, Saint Denis, 1988. Director de tesis: Serge Cottet.

9



Prólogo

SALIR DE LA PENUMBRA

Hablar del toxicómano y de la toxicomanía ¿presenta hoy en día algún interés, tiene todavía alguna pertinencia, dado que los términos “adicto” y “adicción” han invadido el espacio de una reflexión ligada al comportamentalismo? Sin duda, la toxicomanía fue lo que marcó el período reciente. Apareció en los años sesenta/setenta, para concluir en el siglo XXI. La toxicomanía, por su manía, se distinguía entonces del hábito, de la falta, del flagelo, y venía a adosarse al cambio, palabra-amo de toda una generación. Cambiar el mundo, cambiar la vida, cambiar la política, la educación, el partenaire… En síntesis, lo familiar era algo de lo cual había que escaparse, solo importaba lo desconocido. La toxicomanía fue el niño monstruoso de ese deseo de cambio, la cola del cometa de una esperanza que muy rápidamente se reveló mortífera. Fue el síntoma de una decepción frente a las promesas incumplidas de un mundo mecido por el progreso. Evidentemente, se trataba de una lectura realizada por el espíritu de la época. Aquella a cuyo alrededor florecieron los temas de Dichas y desdichas del toxicómano. Preocupada por explicar la amplitud de una manifestación social galopante, esa lectura asimilaba la toxicomanía a uno de los hechos de la modernidad. A pesar de las muchas e importantes publicaciones sobre el tema, esa lectura fracasó. Estamos obligados a constatar en el presente el error que alimentó. La lectura de la toxicomanía considerada como una revuelta individual se sostenía de una ilusión funesta, de la creencia en una posible salida del discurso. La toxicomanía valía entonces como testimonio del fracaso para desprenderse del orden establecido, y a ese título no podía ser más que un fracaso a cuestionar. Evidentemente, nada de eso se sostuvo. Fueron suficientes algunos años para mostrar hasta qué punto 11


el individuo de la sociedad moderna, e incluso de la posmoderna, se encontraba más que nunca confrontado a una imposibilidad de desencarcelamiento del discurso. Al mismo tiempo, su refugio y su prisión. El reconocimiento de esa constatación contribuyó en mucho a hacer de la toxicomanía un epifenómeno del consumismo. El uso extensivo del término “adicción” encontró ahí una de las razones de su éxito. La toxicomanía se ensombreció ante la fuerza del mercado y se redujo a no ser más que una de sus tristes consecuencias. La ingesta de droga, simple resultado de un comercio, excluía toda decisión que pudiera tener carácter de acto. El estrago de la dependencia y de la sobredosis desaparecía y se normalizaba enterrado en un diálogo ininterrumpido entre el dealer y su cliente.1 La lectura que propone Francisco-Hugo Freda es totalmente diferente. Su originalidad es todavía mucho más destacable, dado que se sitúa históricamente en una época, la que acabo de resumir de manera sucinta, y aborda ciertos prejuicios relativos a la toxicomanía. Los términos “toxicómano” y “toxicomanía” empleados en la obra que vamos a leer están sólidamente enraizados en una experiencia guiada por el encuentro con toxicos.2 Algunos casos van a testimoniar de eso. Sin duda, el esfuerzo mayor es proponer elementos teóricos y clínicos que permitan un abordaje psicoanalítico. Con dicho fin, se tomaron precauciones para deshacer el carácter segregativo que toda apelación hace correr la palabra. Se trata del decir del toxicómano. En efecto, la toxicomanía es un asunto de decires. Su objeto se atrapa a partir de la consistencia del decir. En primer lugar, el del sujeto, cuya formulación se enuncia de esta manera: “soy toxicómano”. Recogida muy frecuentemente en las entrevistas, esta expresión interroga. Constatación depresiva, provocación cínica, profesión de fe… poco importa; su insistencia hace síntoma. Una cosa es segura: en absoluto es una identificación. Es una nominación, afirma el autor; una nominación cuyos efectos permanecen extranjeros a todo forjamiento de una neoidentidad. El “soy toxicómano” es, ante todo, una elucubración que intenta ordenar una relación del sujeto con el goce manteniendo una distancia indispensable entre el cuerpo y lo que este experimenta. La nominación, que es también una autonominación, es un esfuerzo emprendido para obtener la ruptura entre un cuerpo y de 1 Ver el estreno de la obra de teatro de Bernard-Marie Koltes: La solitude des champs de coton. Paris, Éditions de Minuit, 1987. 2 Palabra en francés: manera de llamar a los toxicómanos, que se ha vuelto popular.

12


lo que este goza. “Soy toxicómano” asegura una auto-nomía. El sujeto busca transformar en hábito lo insoportable de un goce. Ese goce –las condiciones de su aparición, sus posibles transformaciones, su relación con la angustia…– Freud lo circunscribió sin nombrarlo realmente. Retomemos el trabajo hecho en colaboración con ese hombrecito de cinco años, Juanito. No es únicamente la concepción del mundo impuesta por el operador fálico la que se encuentra esclarecida, sino que lo esencial de la fobia interroga la discordancia abrumadora entre lo que se ve del cuerpo y el movimiento subrepticio que lo habita. Lacan arriesga el término “matrimonio” para temperar ese desacuerdo introduciendo, de hecho, la eventualidad de un divorcio. Con la aparición de este último adviene la posibilidad de una elección, de una decisión que compromete a quien la toma. Reformulado a partir de los términos de la experiencia clínica, esto significa que el sujeto no cae irremediablemente bajo la influencia de una determinación implacable, en particular la de tener que soportar la angustia de castración. Incluso si la estructura lo predispone. Las vías de salida son susceptibles de dibujar el contorno, y la droga puede pretender inscribirse ahí. El uso de la droga no es una simple sustitución, sino una disposición dentro de la cual se aloja ese inasible consentimiento de la libertad evocado por Lacan a propósito de la locura.3 Esta no debe reducirse a la psicosis; reconozcamos que es algo común a todos. Todo el mundo delira. Dentro del determinismo más exigente, existe un punto de no determinado. De ahí la evocación esencial al problema de la libertad que aquí nos es propuesto, sin el cual la toxicomanía no sería más que el fruto de un condicionamiento. Si la libertad es un problema filosófico por excelencia, para el psicoanálisis, tener en cuenta lo no determinado introduce una nueva dimensión: la del azar que impone lo real. En este contexto dominado por la complejidad de causas, de las cuales la ciencia está ávida, Lacan siempre hizo lugar a una indeterminación de principio, en particular cuando examina la causalidad en el campo de la clínica. Con ese fin, convoca la noción epicuriana del clinamen. Siempre se requiere una ligera desviación en la caída de los átomos para dar cuerpo al acontecimiento. Así se llega a la particularidad: siempre cae, pero siempre al lado. 3 Jacques Lacan. “Acerca de la causalidad psíquica”, en: Escritos 1. Buenos Aires, Siglo XXI, 2ª ed. revisada, 2008, p. 184.

13


Se podrá medir, en la lectura de este libro, hasta qué punto la reflexión llevada a cabo por Francisco-Hugo Freda es un trabajo de pionero. Fue una contribución determinante para renovar la clínica de la toxicomanía. Hoy permite evitar la trampa de un oscurantismo extensamente compartido, a la que, por otra parte, ciertas versiones del psicoanálisis poco han contribuido. Se trata de un oscurantismo que toca el goce. Con el pretexto de una alienación dictada por el consumismo, las paradojas del goce se ven reducidas a no ser más que hábitos estandarizados, como tantas otras adaptaciones al plus de gozar. El psicoanálisis sigue siendo el único discurso capaz de no alimentar semejante confusión. Bernard Lecœur Traducción: Damasia Amadeo de Freda

14


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.