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LIBRERÍA LINARDI Y RISSO
Su surgimiento data del año 1944 y se dio tras una asociación entre Rafael Quartino y Adolfo Linardi, ambos aficionados a los libros, bajo el nombre de Salamanca. Se encontraba, por entonces, a dos cuadras del actual local ubicado en Juan Carlos Gómez 1435 y contaba con un salón de exposiciones donde presentaron sus obras Joaquín Torres García y Amalia Nieto, entre otros artistas de relevancia.
Un par de años más adelante, Juan Ignacio Risso se incorporó a la asociación luego del alejamiento de Quartino, dando, de esta forma, lugar al actual nombre de la librería. Ocupa un edificio histórico llamado «Casa del Vicario» en la tradicional «Ciudad Vieja», a pocos pasos de la Plaza Matriz, la Catedral y el Cabildo.
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Este edificio y su solar fueron antiguamente posesión de importantes persona-lidades uruguayas, entre otras: del Dr. Nicolás Barrales, Primer Vicario de la ciudad en 1738; de Fray José Benito Lamas, cura artiguista y también Vicario en 1838 y de Monseñor Santiago Estrázulas.
En la librería nos encontramos con los misteriosos túneles, que nos permiten hacer un viaje hacia los primeros años de Montevideo . El cuerpo central tiene forma rectangular y tiene techo abovedado; de él salen dos alas, una hacia el oeste y otra hacia el este en una disposición un tanto particular.
La arqueóloga Ana Gamas, manejó tres hipótesis: túneles construidos por los jesuitas, túneles con fines de contrabando o para alojar esclavos o simplemente se trataba de una cisterna. En el correr del siglo XIX, el lugar sirvió como cister-na. Se observa claramente una marca de agua a los uno con setenta metros del piso. Donde hoy funciona la librería, se guardaba el carruaje y los caballos. Pero decir esto es empezar el cuento por la mitad. ―Generalmente, las cisternas eran de corte rectangular o circular. Ésta es totalmente atípica‖, dijo Gamas a El País. El edificio originalmente es de 1726. Su primer propietario fue Silvestre Pérez Bravo; a este le siguió Jacome Claramboux, hasta que José Nicolás Barrales, el primer vicario de la ciudad, lo ocupó entre 1738 y 1776.
Barrales era dueño de solo un cuarto de la manzana; el resto fue comprado posteriormente por la Compañía de Jesús, donde se erigió su colegio y una iglesia (emplazada donde ahora está la sede del Ministerio de Transporte y Obras Públicas).
Además de los túneles bajo el local de Linardi y Risso, hay muros de piedra en donde funcionaba el restaurante llamado La Silenciosa. Por lo que no es descabellado pensar que hay más túneles que podrían haber estado unidos. ―No se descarta la posibilidad del uso del espacio y su construcción como un sistema de resguardo civil utilizado por los propios jesuitas‖, contó Gamas.
Hay que tener en cuenta que los jesuitas vivían tiempos convulsos que terminaron en su expulsión en 1767 por orden real. Pero antes de eso, en los años en los que habitaron la casa Pérez Bravo y Claramboux, tampoco había tranquilidad. A una cuadra de allí pasaba la muralla de la ciudad concretamente estaba el portón de San Pedro ubicado en la actual esquina de 25 de Mayo y Bartolomé Mitre), por lo que Linardi cree que los túneles podrían haber servido como refugio frente a un ataque exterior. Cualquier bala de cañón podía llegar fácilmente a este punto.
Del siglo XVIII se ven ladrillos, baldosas y clavos. También se ve refacciones y agregados con materiales del siglo siguiente (por ejemplo, baldosas de un color parecido a las originales y que ya eran de fabricación nacional) e intervenciones muy posteriores.
Hay unos grafitis en la pared que fueron datados del siglo XX por estar escritos en letra de imprenta y no en cursiva como se estilaba en los siglos anteriores.
La hipótesis de los esclavos sí fue descartada por la arqueóloga. En primer lugar, no hay indicios de cadenas o grilletes o de cualquier material usado para recluir a individuos.
La sede actual de Linardi y Risso es la tercera que ocupa la histórica librería, que nació en 1944, con el nombre de Librería de Salamanca, en Bartolomé Mitre y Policía Vieja. Luego, en 1952 pasó a Juan Carlos Gómez 1418, y a mediados de esa década tomó el nombre de sus fundadores. En 1980 pasó a ocupar su actual sede, que antes había sido un cabaret. El colmado Sevilla fue un salón de espectáculos en vivo que funcionó allí durante los años 40, y del que todavía se conserva algunos vestigios.
A pesar de que Gamas consiguió alguna respuesta después de analizar meticulosamente el terreno, las paredes y los planos de la época, el verdadero fin de la construcción de los túneles es algo que aún no se sabe con exactitud.
Laura Russi
● Maestra
● Trabajó en Primaria y Colegio privado
● Experiencia como maestra en escuelas de contexto crítico, común y práctica docente.
● Colabora en los programas radiales: Mente Curiosa, Navidad de Jazmines y Con Aroma de Café.