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BIBLIA Y MISIÓN Discípulas misioneras de Jesús
Una estrella cada vez más
San Daniel Comboni nació un 15 de marzo, y murió en Jartum, Sudán, el 10 de octubre de 1881. Era lógico que en 1981 los Misioneros Combonianos quisieran celebrar el primer centenario de su muerte. En todas las Provincias de la congregación se organizaron varias actividades…
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luminosa
«El carisma que el Espíritu Santo suscitó en el corazón de nuestro fundador, sigue mostrando su extraordinaria fecundidad»
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En 1995 el papa Juan Pablo II decía: «Por desgracia somos herederos de una historia de enormes condicionamientos que, en todos los tiempos y en cada lugar, han hecho difícil el camino de la mujer, despreciada en su dignidad, olvidada en sus prerrogativas, marginada frecuentemente e incluso reducida a esclavitud. Esto le ha impedido ser profundamente ella misma y ha empobrecido la humanidad entera de auténticas riquezas espirituales». Pero retomamos lo que expresa el Concilio Vaticano II: «Llega la hora, ha llegado la hora en que su vocación se cumpla en plenitud, la hora en que ella adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzados hasta ahora. Por eso, en este momento en que Por: Hna. Soledad SÁENZ, mc La otra ministerialidad 38 L a m u j e r L a s o c i e d a d c i v i l h a d e s t i n a d o u n d í a d e e s t e m e s d e m a r z o p a r a c e l e b r a r l a s . la humanidad conoce una mutación tan profunda, ellas, llenas del espíritu del Evangelio, pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga» (Mensaje del Concilio a las mujeres, 8 de diciembre de 1965).
El papa Francisco en uno de sus mensajes expresó: «Un mundo donde ellas son maginadas es un mundo estéril, porque no sólo traen la vida, sino que nos transmiten la capacidad de ver más allá, y de entender el mundo con ojos diversos, sentir las cosas con corazón más creativo, más paciente, más tierno. Es la que hace hermoso el mundo, lo preserva y lo mantiene vivo. Trae la gracia que hace nuevas las cosas, el abrazo que incluye, el valor de entregarse. La paz es una mujer. Nace y renace de la ternura de las madres. Por eso, el sueño de paz se realiza mirándola».
Que María, madre por excelencia, nos enseñe el camino a todas para ser promotoras de justicia, paz, reconciliación y amor en el mundo. V í c t o r H u g o G a r c í a