José de Sousa Saramago
(16 de noviembre de 1922, Azinhaga, Portugal - 18 de junio de 2010, Tías, Lanzarote, España)
Fue escritor, novelista, poeta, periodista y dramaturgo portugués. Uno de los novelistas más importantes de la literatura contemporánea. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1998, y el Premio Camoes, equivalente al Premio Cervantes en los países de lengua portuguesa, entre otros muchos galardones.
Géneros literarios: Novelas - Cuentos – EnsayosPoesía.
Un hombre con una sensibilidad y una capacidad de ver y de entender que están muy por encima de lo que, en general, vemos y entendemos los comunes mortales.
Escribió y reflexionó hasta el final de su existencia. Era un transgresor, transgresor en la literatura, en la vida y ante las normas de conducta marcadas por la burguesía.
Publicó su primera novela, Tierra de pecado, en 1947, hoy titulada La viuda Comunista, sufrió censura y persecución durante los años de la dictadura de Salazar. Se sumó a la llamada Revolución de los Claveles que llevó la democracia a Portugal, en el año 1974.
A sus obras póstumas Claraboya (escrita en los años 50 pero nunca antes publicada) y Alabaradas (la novela inacabada en la que trabajaba cuando falleció) se le suma ahora la presentación de El fin de la paciencia Hijo de una pareja de campesinos, sin tierras y con muy pocos recursos económicos, lo que influirá notablemente en los pensamientos del escritor, sobre todo en los políticos, cimentados estos en una vasta cultura formal y popular.
Hablar de Saramago es hablar de un escritor peculiar, tanto como su escritura. Y hablaros aquí de los 235 títulos sería impensable. Por eso, de algunos de sus libros, quiero haceros como un pequeño resumen entre el argumento y algunas frases que los mismos contienen. Así, entraría de lleno en un libro que me impactó, como es Ensayo sobre la ceguera, en el cual Saramago intenta descubrir el comportamiento humano en las condiciones más extremas, haciéndonos dudar si realmente somos tan civilizados como creemos.
José Saramago se rompió al escribir los episodios de crueldad absoluta, como la violación colectiva que sufrieron las mujeres ciegas por parte de los ciegos que se hacen con el poder. No quiso leerlos nunca más.
La caverna
Escribió La caverna mirando las figuras de barro creadas por Dorotea, alfarera de Lanzarote. Novela en la que narra la perplejidad de un ser humano que ha trabajado con sus manos y su sensibilidad y, de pronto, se da cuenta que ya no hay lugar para él en la sociedad tecnificada, donde lo que produce y lo que es, carece de utilidad. El alfarero y su perro, encontrado, vivirán una especie de peripecias en torno a un centro comercial, con personajes y situaciones distintas. Hay memoria, críticas de consumismo, angustia, esperanza, mitos y leyendas. Con un final inesperado. «El barro es como las personas, necesita que lo traten bien».
El Evangelio según Jesucristo Vayámonos ahora sobre El Evangelio según Jesucristo, un texto de ficción que aborda la historia de Jesucristo desde otro punto de vista, centrándose en sus años de infancia y juventud. Este libro no se acerca demasiado a los momentos clásicos que ya conocemos por los evangelios canónicos, y si lo hace, los presenta de otro modo.
Saramago nos dice en uno de sus textos: «Si existe dios tendrá que ser un único Señor, pero mejor sería que hubiese dos, así habría un dios para el lobo y otro para la oveja, uno para el que muere y otro para el que mata, un dios para el condenado y otro para el verdugo». Y ya para terminar con este libro: «Dios quiso lo que hizo e hizo lo que quiso».
Ensayo sobre la lucidez Ensayo sobre la lucidez nos presenta una ciudad, sin identificar, donde el Gobierno convoca elecciones, y
los ciudadanos deciden votar en blanco. Una semana después, el Gobierno vuelve a repetir las elecciones, y el voto en blanco aumenta. Ante este hecho el Gobierno decide tomar decisiones autoritarias e incluso ilegales, tratando de relacionar la victoria del voto en blanco con la llamada «ceguera blanca», enfermedad que había afectado a la población cuatro años atrás, y que fuera narrada en Ensayo sobre la ceguera La novela en sí es una reflexión sobre los mecanismos del poder y las actitudes gubernamentales ante una posible revolución pacífica de un pueblo desesperanzado e incrédulo en medio de unas elecciones que legitiman la democracia.
Una frase que dice mucho sobre el libro puede ser esta: «Con los pensamientos todo cuidado es poco, algunos se nos presentan como un aire de inocencia hipócrita y luego, pero ya es demasiado tarde, manifiestan lo malvados que son». Termino este recorrido con una frase, también de este mismo libro: «El presidente soltó un suspiro que tenía atrapado en el pecho».
Centenario José Saramago Homenaje poético-musical
Con motivo del centenario del nacimiento de José Saramago, el 18 de noviembre en la Biblioteca Pública Municipal José Saramago, en colaboración con la escritora Carmen Santos Bonet y José Navarro, ofrecieron un encuentro poético que rinde homenaje al escritor portugués y Premio Nobel de Literatura y a quién nuestra Biblioteca debe su nombre.
La poesía de José Saramago es quizás la parte menos conocida de su producción literaria, por ello desde la Biblioteca hemos querido prestarle una mayor atención y visibilidad.
Sobre la poesía, José Saramago siempre decía: «Mi poesía es la que es limpia, honesta, y, en algún momento, habrá sido algo más que eso, pero (…) si pasa a la historia, será como la de un novelista que también escribió algunos versos».
La parte musical del homenaje corrió a cargo del cantante gaditano Iván Zacarías y la pianista Carolina Loureiro quienes nos deleitaron con diferentes fados en directo.
El acto arrancó con una breve introducción sobre el escritor y sinopsis de sus obras, para luego continuar con la proyección de diferentes vídeos que rinden culto a su figura y obra poética, así como a la relación del escritor con su esposa, la traductora de toda su obra al castellano y periodista Pilar del Río.
Carmen Santos y José Navarro recitaron diferentes poemas y también hubo tiempo de «micro abierto», incluso se recitó el poema infantil La flor más grande del mundo.
Por último, nos acompañó el presidente de la asociación de extrabajadores de la desaparecida empresa Sintel, Adolfo Jiménez, quién nos relató el importante apoyo que recibieron de José Saramago en los días en los que los trabajadores vivían en el «Campamento-protesta de la Esperanza».
CasasecaSaramago más intimo. Historia de amor
É
l decía que todo le había costado en la vida el doble, como a las mujeres y a los negros. Él no había pasado por la universidad, no formaba parte de las élites, tuvo dificultades para ser admitido en el mundo literario. No pertenecía a ninguna familia ni a ningún grupo intelectual. Era un pobre, un desarraigado. En una sociedad pequeña, en una dictadura portuguesa que terminó con la Revolución de los Claveles. José Saramago tenía un enorme sentido de clase. Él decía que «navegar hacia los otros, es un buen destino personal». Un ateo que enamora a los teólogos. Él dijo: «Dios es el silencio del universo y el ser humano, el grito que da sentido a ese silencio»
Viajando, viendo y escuchando configuraba su forma de estar en el mundo. En Argentina, acompañó a las madres y abuelas en la Plaza de Mayo. En Chile se reunió con los mapuches que reivindicaban sus tierras. En Colombia se manifestaba contra las guerrillas. En Cuba se manifestó contra la pena de muerte.
Pero no nos vayamos tan lejos, aquí en Madrid, estuvo en la manifestación de los atentados del 11-M y dijo que esa manifestación era una acción ciudadana, generosa, valiente y con necesidad de paz. También visitó en el año 2001, junto con José Luis Sampedro el «campamento de la esperanza», donde trabajadores de Sintel permanecieron en el paseo de la Castellana 187 días de penurias, reivindicando los puestos de trabajo que habían perdido. Recorrió todo el campamento, Habló con todos ellos, mujeres y niños, acompañado también por Pilar del Río. Fue un apoyo moral
y económico que tanto necesitaban. Luis Pastor, gran amigo del escritor, le hizo una canción en Balsa de piedra, contribuyendo también con ellos.
Saramago era
Hacedor (y buscador) de islas imposibles, pregonero de raíces, cultivador de miradas y cegueras, precisamente con la visita al oftalmólogo pensó ¿y si todos fuéramos ciegos? y surgió Ensayo para la ceguera. Escritor (y lector) autodidacta, Nunca fue a la universidad pero si a las bibliotecas. Escritor de los que van creciendo con cada página, de los que saben saborear cada palabra. Prefirió explotar su pasado como cerrajero para forzar la puerta de la libertad, a la que solo se tiene acceso desde los pasillos de la imaginación. Cómo una visita a un centro comercial puede crear la novela de La caverna. O El Evangelio según Jesucristo cuya idea original nació precisamente en un paseo del autor por la calle Sierpes de Sevilla. O buscando información sobre su hermano muerto cuya defunción no aparecía en el registro, surge la novela Todos los nombres. O en un viaje a Galicia, en Finisterre, llama su atención una piedra de forma extraña y pensó que bien podría ser una balsa para transportar personas y culturas de un lado a otro del mar, surge La balsa de piedra. Y un restaurante de Salzburgo le dio la idea diez años más tarde del libro El viaje del elefante, mientras se recuperaba de una grave bronquitis. Pese a las dificultades de varias hospitalizaciones, no se detuvo
y nos ofreció Caín. No buscaba ni fama ni dinero, solo escribir ¿No es rico?, le preguntaron. «No, mire, estas paredes, están hechas de libros. No tengo bienes de otra naturaleza».
Efectivamente tenía bienes de otra naturaleza: momentos vividos, emociones compartidas con Pilar del Río y escribir bajo la luz de la isla que escogió para vivir. Donde le llegaban las voces, pero no llegaban los ruidos.
Hoy hablamos de quien no hace falta recordar porque nunca se olvida. José se fue, pero Saramago, está presente.
Hay escritores que esconden a la mujer y no le dan su sitio. Pues Saramago hace esta declaración tan personal sobre su relación con Pilar del Rio, su compañera: «Una relación que quizá yo estaba esperando toda mi vida. No solo porque es la mujer que amo, ya en el casi cuarto de siglo que llevamos juntos, sino porque gracias a su inteligencia, a su capacidad creativa, a su sensibilidad, y también a su tenacidad, la vida de este escritor ha podido ser, más que la de un autor de razonable éxito, la de una continua ascensión humana». Escribió en Cuadernos de Lanzarote: «Habitamos físicamente un espacio, pero sentimentalmente habitamos una memoria».
Pilar del Rio, presidenta de la Fundación José Saramago, recibió la nacionalidad portuguesa y en 2016 el Premio Luso-Español de Artes y Cultura. Periodista, su traductora, su compañera. Dice sobre la poesía de Saramago: «Suele ocurrir que la poesía nazca para ser leída en silencio. La poesía es caprichosa, unas veces fortalece el alma, otras se empeña en medir la humana dimensión o la consistencia de los sueños. Alguna rara vez, y este es el caso, demanda una voz que la ponga en el aire.
Oír cómo se lee poesía: cerrando los ojos, mirando al infinito de una pared o al paisaje que se abre bajo las pinceladas de un cuadro. Es aire para respirar, un certificado de que la belleza existe y de que el juego creativo es la savia que nos permite pensar en ser capaces de tocar las estrellas».
La música fue su pasión y precisamente basado en texto del libro Memorial del convento, se estrenó en la Scala de Milán la ópera, Blimunda en 1990, que se está representando estos días en Lisboa.
Pero que nadie se olvide: leer y escuchar su obra, es el mejor de todos los homenajes.
Como diría José Saramago: Que en el mínimo espacio de este gesto se dibujen las formas del destino.
Campamento de la Esperanza: un testimonio
Conocimos a Saramago en pleno conflicto laboral, en el año 2001. Los medios de comunicación lo denominaron como el «caso Sintel». Fue un conflicto muy duro, largo en el tiempo y con muchos costes. La representación máxima fue el llamado «campamento de la esperanza», que instalamos los trabajadores en el Paseo de la Castellana, y lo convertimos en nuestra residencia de enero a agosto.
Ahí apareció Saramago. La idea que teníamos de él hasta entonces era que apoyaba estas causas perdidas, siempre estaba con los perdedores… Cómo íbamos a imaginar, que ese Saramago, premio Nobel, iba a perder un minuto por un problema laboral. Apareció primero con un artículo que publicó en los periódicos, en España y Portugal, denunciando la situación en la que nos encontrábamos. Se titulaba: «Merecen nuestra solidaridad». Donde, además de denunciar el abandono de las instituciones, decía «que éramos víctimas de la antihumana lógica capitalista, que convertía a las personas en material de desecho». No quedó su apoyo en unos artículos. Se presentó en el campamento acompañado, como siempre, de Pilar del Río, alzando su voz contra la injusticia social. En su intervención frente a los trabajadores dijo: «Podemos llegar a una situación que ya no tengamos casi nada, entonces se dice que, cuando no tenemos nada, nos queda la esperanza. Bueno, pues sí, pero yo diría que hay algo más importante que la esperanza, algo que permite sobrevivir a la pérdida de la esperanza y esa es la dignidad».
Santos (Madrid, España)A ti, José Saramago
A ti, José Saramago que nos entregaste: tu anhelante elocuencia, tu conciencia existencial, la comunión de la lengua fuerza sublime en las palabras.
Ironía maestra a pesar de veinte años de silencio. Embajador cultural, alzando tu voz de que no hay libertad posible sin conciencia social y que la victoria individual de cada uno conduce a la derrota de todos como sociedad. Aire insular, fondear en el presente para que preparemos el rito a casa, y expandir sabores milenarios. Cuerpo de agua y tierra, y seguir navegando en La balsa de piedra para ver el sol cayendo en el mar, y meditar Ensayo sobre la ceguera para ver como se pierde la razón cuando se humilla miserablemente. No eras exiliado, eras compatriota, un ser humano responsable y digno. Vida literaria en el silencio volcánico, empatía con los seres humanos y con Pepe, cruce de caniche, el perro de las lágrimas que lamía a quien lloraba. Y tú, José, con «Camoens», el perro de la Caverna, el simpático «Encontrado», y el viento de Lanzarote con la quietud de las piedras fueron tus aliados para en El cuaderno del Nobel dejarlo reflejado desde el corazón.
En esta Esquina del tiempo entre rosas y claveles, cuando Las intermitencias del tiempo, en noches de verano, llenas tu biblioteca de literatura, reflexiones, el placer de la amistad, confidencias, sueños políticos, viajes… noches y días de vidas. Escuchar música en un atardecer en el Parque de Timanfaya, en los brazos de la mujer que conociste a las cuatro de la tarde, compañera de vida y sentimientos, de viajes y proyectos, para celebrar y conllevar los bienes de tu memoria.
Cogidos de la mano en un destino compartido de lazos vitales de inteligencia y sensibilidad como La intuición de la isla, Lanzarote, disfrutando del paseo y reposo sobre un mantel de cuadros rojos y un malvasía blanco contemplando La Graciosa . Vivencias que solo lo entenderán quienes de amor vivan y del respeto. Mientras, a través de la ventana la melodía de un fado les abraza, hasta la última noche. Y bajo ese olivo, mirar el mar, mojar los pies en sus aguas, en simbiosis con Pilar del Río.
La tierra volcánica protegerá tu cuerpo pero la brisa del Atlántico y los vientos alisios te seguirán elevando por todas las fronteras del mundo.
Tu alma siempre será esa isla habitada
España)
El ciprés vigila
El día de tu marcha el mundo se quedó un poco más huérfano, el hueco dejado fue amplio.
En el cielo aparecieron claveles rojos como el color de la sangre derramada a lo largo de una vida llena de cicatrices.
El viento arrastrará tus palabras de un lugar a otro, visitarán lugares en los que parecerá que estuviste.
Tu corazón aún palpitante se moverá inquieto, tus palabras gritarán para que todos las oigan.
Desde su altura el ciprés vigila tus movimientos, se cimbrea en sentido positivo. No estás en soledad.
José Navarro Pardo Madrid (España)Lisboa
¡Tan literario lugar! Saramago dice así: «En ella se acaba el mar, la tierra comienza allí».
Pereira y Rossi sostienen que es mágico. Y lo mantienen Luis Camoens y Pessoa, mi Antonio Tabucchi amado, Amalia, reina del fado… Ai, que bela que és, Lisboa!
Carmen San Peluffo “Menchi” Madrid (España)
Navarro y Carmen Santos.
Sanz.
Martín.
Calderón (izq.) y Juan Bautista (dcha.)
Ávila.
Jesús Albares.
Jiménez relata la ayuda de Saramago a los trabajadores de Sintel.
Loureiro e Iván Zacarías interpretan diferentes fados.
A ti regreso, mar
A ti regreso, mar, al sabor fuerte De la sal que el viento trae hasta mi boca, a tu claridad, a esta suerte que me fue dada de olvidar la muerte aun sabiendo que la vida es poca.