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GuArDiAnES DE LA TiErrA
Guardianes de la tierra La sabiduría de pueblos que aman la Tierra
Su sencillez, la claridad de su sabiduría conectada con las mismas raíces de la Tierra, su amor por lo vivo, su defensa por sus bosques, sus gritos de alarma ante un genocidio premeditado, son hoy las voces que se alzan en la espesura verde de las selvas, en las llanuras, en el desierto o en las tierras heladas. Los pueblos originarios, están siendo exterminados.
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No interesa su sabiduría, su relación con la Tierra, las lecciones que nos dan de cómo conservar los ecosistemas. Cerramos nuestros ojos, los ignoramos, no nos preocupan los asesinatos de sus líderes, de sus gentes, lo vemos lejano, ajeno a nuestro modo de vida. ¿Puede existir tanta ignorancia, resentimiento absurdo, egoísmo, deseo de venganza, de quitar la vida a los verdaderos defensores de nuestra propia vida…? La propia Naciones Unidas ha declarado que se ha dejado fuera muchos derechos colectivos de los pueblos indígenas en la famosa Agenda 2030. ¿Cómo puede ser eso posible? Los pueblos indígenas conservan íntegramente los conocimientos tradicionales para la conservación del medio ambiente y su relación respetuosa con la naturaleza. La citada Agenda, según el quinto informe sobre la situación de los pueblos indígenas «Derechos a tierras, territorios y recursos» divulgado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (DESA), afirma rotundamente que la Agenda no reconoce plenamente los derechos colectivos en relación con las tierras y los recursos o con la salud, la educación, la cultura y las formas de vida. Es decir, tachan a los pueblos originarios del desarrollo sostenible cuando ellos, desde hace miles de años, nos están dando la lección de sostenibilidad en sus vidas. ¿Vamos a darles lecciones ahora nosotros? Y mientras, permitimos que empresas europeas o multinacionales sigan expropiando los recursos de terceros países incumpliendo muchas veces los derechos humanos y el respeto por nuestro planeta. La FAO nos advierte que «el 28% de la superficie terrestre del planeta, incluidas algunas de las zonas forestales más intactas a nivel ecológico y con mayor biodiversidad, son gestionadas principalmente por pequeños campesinos y comunidades locales indígenas. Estos bosques son cruciales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para la conservación de la biodiversidad» y, sin embargo, los hemos excluido de la Agenda 2030. Qué vergüenza. Ya lo vimos en la COP25 en Madrid, donde las comunidades indígenas no pudieron exponer la situación de sus pueblos a los que estaban discutiendo la toma de decisiones contra el cambio climático y se tenían que manifestar en la calle o apartados muy lejos de la zona VIP de la COP25. Existen muchos ejemplos que son silenciados por la comunidad internacional sin darles importancia pero que, sin embargo, están ocurriendo de una forma masiva sin que se haga nada por evitarlo. El pasado 17 de marzo de 2021 fue asesinada en Colombia la alcaldesa indígena María Bernarda Juajibioy, del cabildo Camentza Biyá en Colombia. Le salieron al paso cuando iba por el camino con su hija y dos nietas. La mataron a tiros a ella y a una de sus nietas de solo un año y cinco meses de edad, quedando heridas de bala su otra nieta de 9 años y su hija Paola de 22. En Honduras, la última víctima conocida ha sido Juan Cerros Escalante, dirigente indígena Lenca y ambientalista. Las balas también acabaron con su vida. Era el coordinador de la Organización de Comunidades Unidas y luchaba contra la instalación de proyecto hidroeléctrico El Tornillito sobre el río Ulua, una obra que amenaza con hacer desaparecer gran parte del territorio municipal de Chinda y desplazar a cientos de familias. De acuerdo con un reciente informe de
Niño guaraní de Brasil | Foto: Tatiana Zanon (unsplash)
«Todos los esfuerzos que hagamos por mejorar la vida de los pueblos amazónicos serán siempre pocos. Felicito a aquellos que, por medio de la pintura, la literatura, la artesanía, la música, muestran su cosmovisión y su riqueza cultural» (Papa Francisco)
Global Witness «Defender el mañana», Honduras en 2019 se posicionó como el quinto país más letal del mundo para quienes defienden la Tierra y los bienes comunes. Un total de 26 personas defensoras han sido asesinadas que sean conocidas en los dos últimos años. 150 en la última década. El pasado 22 de febrero, la relatadora especial Mary Lawior, presentó ante el Consejo de Derechos Humanos un informe titulado «Última advertencia: los defensores de los derechos humanos, víctimas de amenazas de muerte y asesinatos». En Costa Rica, país que se supone que está abierto a la protección del medio ambiente, sin embargo, también son asesinados defensores de la naturaleza. El último que se conozca, el defensor y líder indígena Sergio Rojas. Solo en América latina, entre 2015-2019 fueron asesinadas 933 personas defensoras del medio ambiente. Y solo han sido las conocidas, sin contar las heridas o expulsadas de sus tierras. La ONU reconoce que los pueblos indígenas sufren cada vez más presión y violación de sus derechos humanos, pese a tener un papel crucial contra el cambio climático. La FAO insta a los financiadores climáticos, al sector privado y la sociedad civil a invertir en iniciativas que fortalezcan el papel de los pueblos indígenas y tribales en la gobernanza forestal y exhorta a reforzar los derechos territoriales comunales, compensar a las comunidades indígenas por su trabajo en el servicio ambiental y facilitar el manejo forestal comunitario. Y, sin embargo, Europa no los tiene incluidos como esenciales en la Agenda 2030 y permiten que multinacionales europeas arrasen los recursos naturales sin tener un control de sus actividades para que sean sostenibles. Por ello, desde esta ventana abierta a los guardianes de la Tierra quiero dar un homenaje merecido a todos los pueblos indígenas, a todos los defensores de la naturaleza que en primera línea trabajan por la conservación de nuestro planeta a sabiendas que en cualquier esquina, un sicario esperará en la nocturnidad de su cobardía para acabar con su vida. ¿Hasta cuándo? | Pedro Pozas
Homenaje a los defensores ambientales y de DDHH
Berta Cáceres (Honduras 1971-2016) Condenan a exdirectivo de la hidroeléctrica DESA como coautor intelectual (según la BBC de julio de 2021). Berta Cáceres se opuso a la construcción de la represa hidroeléctrica en el río Gualcarque, por los daños que podría causar en el medio ambiente. Ella lideró al pueblo lenca, la mayor étnia indígena de Honduras, contra dicha represa.
María Bernarda Juajibioy (Colombia) En marzo de este año 2021, Comandos de Frontera, disidentes de las FARC asesinaron a esta líder indígena junto a su nieta de un año. Ella era alcaldesa del Cabildo Camentzá Biyá, en Putumayo, donde hay disputas entre grupos paramilitares por el control territorial. Sergio Rojas (Costa Rica) En marzo de 2019, el líder indígena más destacado de la historia reciente del país, Sergio Rojas, fue atacado en su casa, en Salitre (Costa Rica). El caso, archivado por falta de pruebas, parece causado por el conflicto entre la población indígena y la no indígena por las tierras (Fuente: El País). Beatriz Cano (Colombia) B. Cano, de 34 años, trabajaba como periodista comunitaria en Radio Payumat, integrada el tejido de comunicaciones de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca. Fue asesinada este año por grupos armados enfrentados a la policía (Fuente: Prensa Latina). La lista sigue: Juan Cerros Escalante en Honduras (2021), ambientalista, presidente de comunidades indígenas. Julián Carrillo, México (2018), indígena rarámuri, ambientalista. Marielle Franco, Brasil (2018), concejala, feminista, defensora de los derechos de las mujeres negras de Brasil...
Guardianes de la tierra La naturaleza como parte de su ser y esencia (pueblos originarios)
«Pueblos originarios» es una denominación colectiva aplicada a las comunidades originarias de América, corresponde a los grupos de gente descendientes de culturas precolombinas que han mantenido sus características culturales y sociales.
Estos pueblos vienen reclamando sus derechos desde hace años, como por ejemplo: la autonomía jurisdiccional (derecho propio), la recuperación de tierras ancestrales, libertad económico-productiva y el reconocimiento de una identidad cultural. Las principales reivindicaciones por las que, en la actualidad, luchan los movimientos sociales indígenas son: el reconocimiento del derecho a la autonomía, la propiedad de la tierra y la reforma agraria; contra la discriminación y por la protección de las culturas e idiomas indígenas. Vale recordar que los pueblos originarios tienen derecho, entre otras cosas, a la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan; a tener instituciones políticas y sociales propias; a elegir sus prioridades en lo relativo a sus modos de vida y su bienestar. También resulta importante destacar que sufren discriminación por su cultura y marginación por su educación diferente. Las tierras en las que viven los pueblos indígenas suelen ser ricas en recursos y han sido apropiadas, vendidas, alquiladas o simplemente saqueadas y contaminadas por Gobiernos y empresas privadas; es así que sufren marginación, pobreza, enfermedades y violencia; y, en algunos casos, la extinción como pueblo. A ellos les debemos agradecer el cuidado de la Madre Tierra; el respeto por los mayores y los niños; el despliegue de una profunda espiritualidad; la conexión con el universo; el sentido comunitario de la vida, son algunos de esos valores que han posibilitado a estos pueblos sostenerse en el eje de sus identidades y, desde ahí, desplegar sus valores humanos más profundos, ellos conciben a la naturaleza como parte de su ser y esencia y se niegan a adoptar la lógica de la explotación y el usufructo económico, han establecido un vínculo con la tierra que entrega el sustento físico, el alimento, y comprenden que lo que se haga a la naturaleza se lo hacen a sí mismos. Por ejemplo, en el idioma mapuche mari mari es un saludo que, aunque puede interpretarse como «hola» o «buenos días», significa reciprocidad y libertad entre los artistas. Es mucho lo que se puede decir sobre estos pueblos, pero más allá de las palabras, lo que debe predominar en nuestros corazones es el profundo respeto por ellos. Dejo para el final estas palabras de una mujer que admiro profundamente, galardonada con el Premio Nobel de la Paz de 1992 en reconocimiento de su labor en pro de la justicia social y la reconciliación etnocultural de los pueblos de su país natal, Guatemala. Sin duda, nos invita a una profunda reflexión: «La paz no puede existir sin justicia, la justicia no puede existir sin equidad, la equidad no puede existir sin desarrollo, el desarrollo no puede existir sin democracia, la democracia no puede existir sin el respeto a la identidad y el valor de las culturas y los pueblos» (Rigoberta Menchú).
Gustavo Olivera
(Necochea, Argentina)
Alto Paraíso de Goiás, Estado de Goiás, Brasil | Foto: Giulia May (unsplash)