11 minute read
MÚSiCAS DEL MunDO
ENTREVISTA: NURIA MARTÍNEZ
El viento tiene voz de mujer
Advertisement
Nuria Martínez nació en Buenos Aires el 21 de marzo de 1961. Desde pequeña le atrajeron todos los instrumentos de viento. «Hasta una flauta de plástico agarraba para tocar», asegura en diálogo con Ventanas Abiertas. Ha participado en proyectos con infinidad de artistas: León Gieco, Mercedes Sosa, Liliana Herrero, Nora Sarmonia, Fernando Kabusacki y Valdo Delgado y Alejandro Lerner. La gira en Italia de «Misa criolla». Tonolec Acústico y Tomás Lipan. Sus colaboraciones son imposibles de detallar. Como solista o con distintas formaciones ha recreado música folclórica argentina, andina, latinoamericana y de factura propia. Ha musicalizado documentales, obras de teatros y la celebración del Bicentenario de Argentina. Una mujer con una sensibilidad especial, que acaricia los instrumentos y saca todo lo que hay dentro suyo.
¿Qué te llevó a elegir los instrumentos de viento? Desde la escuela primaria los instrumentos de viento fueron un atractivo para mí. Siempre tenía una flautita al lado mío. Luego el estudio formal de la música lo comencé con la flauta traversa. Lo que ocurría en aquella época, te hablo de los años 70-80, todo lo que fueran instrumentos autóctonos, como la quena o el siku no se estudiaban. Tenías que tratar de conseguirte y hacer una carrera autodidacta. Así que fue en paralelo que hice las dos cosas. Hoy por hoy todos estos instrumentos que te digo ya están en los conservatorios. Yo desde hace 20 años estoy a cargo de la materia de siku en el Conservatorio Manuel de Falla de Buenos Aires.
¿Qué te atraía de estos instrumentos? No sé en particular. Fue algo que había dentro de mí. No te puedo decir el motivo, una explicación racional porque me gustó esto y le di para adelante. Hay algo paradójico. Yo creo que encontré algo de sanación en esto. Yo soy asmática y me atrajeron los instrumentos de vientos. Yo creo que en mi fibra más íntima busqué una sanación. ¿Qué significa ser mujer e interpretar instrumentos que, en general, tocan los hombres? Yo me sentí atraída totalmente por el sonido de estos instrumentos, por la musicalidad. Pero en las comunidades autóctonas, las mujeres no tocan, solo cantan. Fue todo un desafío. Siendo mujer y de la ciudad tomar instrumentos de otra cultura fue una locura. Pasé situaciones muy difíciles con los hombres de las comunidades andinas, he sentido mucho rechazo.
El folclore, ¿sigue siendo machista? Son aceptadas las cantoras, pero ser instrumentistas… es doble la dificultad. La voz de una mujer no la puede reemplazar un hombre. Pero a una instrumentista, sí. Las mujeres tenemos un toque distinto, transmitimos otra cosa: un sonido más suave, más amoroso. El hombre tiene un toque más fuerte, más bruto.
Nuria Martínez
En toda tu trayectoria ¿qué has aprendido de estas culturas?
Es muy mágico todo el mundo de los Andes, acercándome con respeto. Cada vez que viajo voy a aprender porque, como te decía, sigue molestando que una mujer, y que no es de su comunidad, toque instrumentos que son parte de su música. Hay gente que se siente incómoda cuando voy a tocar.
Cuando visitas los Andes, sentís que la naturaleza está tocando su propia música. Es un silencio que te atrapa, te envuelve... Es una geografía que te corta la respiración: la Quebrada de Humahuaca, el sur, los lagos. La montaña es mágica, tiene misterio y allí mezclada con la cultura andina es una combinación muy particular. Es atrapante. Cuando pasa mucho tiempo sin viajar necesito ver una montaña, un cerro. La herencia de las culturas comunitarias te cautiva. El individualismo no está tan presente como en otras regiones del planeta. Hay mucho que aprender de la cultura y la cosmovisión andina. Para mí es un referente de vida que, por supuesto, también se tiene que actualizar y ajustar a estos tiempos. No se puede comenzar a vivir como se vivía en el mundo nativo. Ir encontrando un promedio y yo creo que estamos todos, empezando a combinar de cada raza. Ya es tiempo de encontrar algo más universal. Como que también si vas allí como una turista, sos una fuente de ingresos para ellos y quieren que te acerques. Otra cosa es si te quieres instalar. Ya no es tan fácil. La cosmovisión andina es la cultura de la vida. Todo lo que tiene vida es importante. Yo creo que son las ideas que proponen todas las culturas originarias de casi todo el mundo. La cultura de occidente es destructiva: «Porque yo, hombre antropocéntrico, necesito de todo y puedo disponerlo». Yo estoy dando un taller extracurricular del conservatorio-online. Y tengo dos alumnos de Nueva Zelanda. Y allí tienen el mismo calendario de estaciones. Para los pueblos originarios el comienzo de año es el 21 de junio (calendario andino). Para este año, ¿cuáles son tus proyectos? Sobrevivir a esta incertidumbre. Hay que ver lo que la vida va poniendo adelante. Los proyectos que había se cayeron todos. Si tuviera que decirte algo sería aprender a vivir en la incertidumbre. Aquí está pasando un fenómeno, como mucha gente comenzó a trabajar online. Entonces está comenzando a alejarse de la ciudad, se van a vivir al campo, con más naturaleza. Se ésta generando un cambio subterráneo. Y parejas que se han roto o familias que han colapsado. Este virus vino a mostrar que este sistema no da para más. Yo percibo muchos cambios, señales positivas. Que en Perú haya ganado la presidencia un maestro rural indígena o que en Chile haya sido votada una mujer mapuche (Elisa Loncón) para presidir la redacción de la nueva constitución.
Nos despedimos con ganas de más. De seguir conversando con alguien que sabe lo que quiere, lucha por ello y que con su música sigue desafiando los patrones que siguen todavía tan arraigados en la cultura. Ser mujer, seguir aprendiendo y disfrutar de lo que hace con toda su pasión.
www.webnuriamartinez.wixsite.com/nuria-martinez www.nuriamartinez.bandcamp.com www.youtube.com/user/nurimartinez www.facebook.com/NuriaMartinezVientos www.instagram.com/nuriamartinez.musica
por Betina F. Mattio
Volver a las raíces
por Redacción Ventanas Abiertas
La cantante argentina Miriam García saca a la luz tres adelantos de su primer disco solista Encienda el Fuego. Son canciones y danzas sudamericanas de tradición oral. Se trata de 16 temas que integran el material que la artista viene trabajando desde hace varios años. Los cortes que ya se pueden escuchar son: «Tonada de Pascua» (Tarija, Bolivia), «La 7 de Abril» (Tucumán, Argentina) y «Ya viene la triste noche» (Catamarca, Argentina). Encienda el Fuego propone recuperar una serie de antiguas especies líricas y danzas anónimas. Está basado e inspirado en las recopilaciones del Mapa Musical Argentino de Leda Valladares y de otros recopiladores que han trabajado de manera constante para no perder este gran tesoro musical que forma la esencia de los pueblos originarios de América. Pone el acento en el uso de la voz ancestral, práctica en la que esta cantora viene investigando, con un concepto contemporáneo de arreglos musicales e instrumentación. Se puede disfrutar del anticipo de este disco en el canal Youtube de la artista:
Miriam García
ENTREVISTA: CLAUDIO ALVARADO ANDRADE Madera para cuidar el planeta
El grupo Madera nace en el año 2004 en la ciudad de Castro (isla de Chiloé, Chile) con la idea de desarrollar una sonoridad propia, inspirada en la raíz folclórica de la isla y el continente latinoamericano. El nombre se debe a la fuerte identificación con la cultura isleña, también conocida como «cultura de la madera», posible gracias al generoso bosque. No han llegado a su mayoría de edad, pero sus 16 años de recorrido musical han dado fruto con cuatro trabajos discográficos: Savia de Chiloé (2008), Tristezas de una Pincoya (2014), Desde el Fiordo (2016) y Grupo Madera, 15 años (2020). En cada producción discográfica hacen un recorrido que despierta todos los sentidos del oyente; lo embrujan y lo atrapan como la isla donde habitan. Los sonidos y las letras permiten descubrir la maravillosa cultura de un archipiélago que tiene identidad propia. La palabra chiloé (voz huilliche) significa «lugar de Chelles», gaviota blanca con cabeza negra, propia de esa región.
Ventanas Abiertas disfrutó una generosa charla con Claudio Alvarado Andrade, director musical del grupo: ¿Que sienten, que llevan en Madera de las culturas originarias de la isla de Chiloé? Hay dos cosas. Primero: el amor, el cariño y el respeto absoluto por nuestro medio, por la naturaleza de la isla. En segundo lugar, la tradición musical en algunos ritmos de danza y músicas originarias, fruto de la mezcla del aporte europeo con los pueblos originarios. En el caso de Chiloé es el pueblo mapuche (huilliches) que se estableció en el sur del continente. En el primer disco tenemos canciones como «Amar la vida» o «Chiloé de guitarra y acordeón» que hablan del amor a la tierra. En el segundo disco: Tristezas de una Pincoya, la canción del mismo título, muestra nuestra preocupación por el medioambiente. Y en el tercero, Desde el fiordo, hay una canción, «Décimas por decisión», y otra «Pericona por olvido» que tienen una mirada crítica de los tiempos actuales que vivimos en la isla. En el cuarto disco, hay dos canciones «La tierra que heredamos» y «El alma de la palabra», que expresan nuestra preocupación por defender nuestro terruño, que nos preocupa mucho.
«La tierra que heredamos; es nuestro sustento/ Si no la protegemos, futuro tormento/ Hay que unir las miradas; para contemplar/ La flora, nuestra fauna, la tierra y el mar»
(La tierra que heredamos)
Integrantes del grupo Madera. Claudio Alvarado en el centro.
¿Hay una intención de transmitir en vuestra música, la cultura precolombina que define este archipiélago? Hacemos un repertorio donde recogemos la raíz de las tradiciones de Chiloé.
En vuestras letras se percibe mucha tristeza por lo que el ser humano ha hecho con la naturaleza. La tristeza de una Pincoya, por ejemplo. La Pincoya es una deidad muy importante en la cultura de la isla. Quienes siguen luchando por cuidar a la tierra, ¿siguen siendo quienes se sienten hijos de esas tierras?
La Pincoya es un ser mitológico que representa mucho para el isleño porque anuncia la abundancia o la escasez de los peces, tan importante para la isla y para los chilotes. Como se dice en la canción: «si baila mirando hacia al mar, habrá abundancia, y si baila mirando la montaña habrá escasez y pobreza». En la canción, la tristeza es tan grande que ya no quiere danzar, ya está un poco rendida. Esta canción hace alusión a lo que ha pasado en el mar de Chiloé que también se retoma un poco en «El alma de la palabra». Ocurrió que en la isla se instalaron salmoneras con muy poco respeto por el medioambiente. Han contaminado gravemente el fondo marino de la isla y han hecho un daño tremendo al ecosistema, se ha formado un sedimento en el fondo marino con muchas consecuencias lamentables.
¿Quiénes siguen luchando para cuidar la tierra? Hay gente joven: chilotes y también muchas personas que se han hecho hijos de esta tierra. Que han venido a la isla a vivir y se han puesto la camiseta. Pero claro, no hay esa fuerza frente a estas industrias y actividades productivas que como una gran máquina pareciera que pasan por encima de todo, sin mucha regulación tampoco.
¿Qué compromiso con el medioambiente tiene Madera? Desde el primer disco hemos venido hablando de nuestro territorio, de cómo lo amamos y hemos cantado canciones que tienen que ver con nuestra preocupación por el medioambiente. Y las cantamos para que la gente las escuche, las considere y se quede pensando en ese mensaje.
¿Con qué tradiciones del folclore y de la poesía chilena se sienten identificados? En parte del folclore tradicional que tenemos en la isla nosotros tenemos cuecas y tenemos periconas como danzas, que son propias de la zona. La cueca atraviesa todo Chile, pero en la isla tiene sus características propias. Hay mucho material que tiene que ver con nuestras raíces, nuestro folclore. Dentro de la poesía chilena, hemos seguido la línea de los cantautores, la nueva canción chilena, ellos han sido nuestra luz. Desde el origen de Madera, siempre quisimos hacer algo inspirado por esos grandes exponentes músicos chilenos: Inti Illimani, Illapu, Quilapayún, Víctor Jara y Violeta Parra, por supuesto. Somos un proyecto regional y no tenemos grandes proyecciones hasta el día de hoy. Tratamos de difundir nuestra música a través de plataformas, que hoy día es factible de hacer.
Una trayectoria de 15 años, ¿qué balance ofrece y que expectativas despiertan? Un balance es sentir alegría de haber cumplido un pequeño sueño que teníamos. De hacer un aporte, un granito de arena con una música hecha desde la isla de Chiloé que considera la raíz del folclore, pero con elementos de fusión. Si tuviera que pensar en el futuro, mi mayor sueño sería que el grupo se pudiera hacer más conocido, ser más apreciado en otras audiencias. Ya eso sería una felicidad total. Ahora mismo, que termine esta pandemia poder encontrarnos a ensayar, va a ser una gran fiesta. Ni hablar cuando haya una presentación.
«Van a matar nuestro suelo, como mataron el mar/ Ya no sirve lamentar, tampoco implorar al cielo»
(El Alma de la palabra)
www.facebook.com/grupo.madera.chiloe Spotify: www.bit.ly/GrupoMadera
por Betina F. Mattio
Integrantes del grupo Madera.