ONCE Un viaje a la No-Dualidad El único conocimiento absoluto que necesitas alcanzar, es que tu vida no significa nada. ¿Mi vida? Bueno, ésa es otra historia... Dr. Squid
EL GRAN BALANCEO Una imagen que encuentro particularmente útil es que esta vida y el vivir son como el movimiento de un péndulo entre dos polos opuestos. Al principio de mi búsqueda espiritual, me encontré un pequeño libro del Tercer Patriarca Zen llamado Hsin-Hsin Ming. En esa traducción decía: "El Gran Camino no es difícil para aquel que no tiene preferencias". Eso me llegó. Me di cuenta de que esta oscilación que estaba experimentando era porque quería algo. Me movía hacia aquello que quería, y esta energía que me movía tenía dentro de sí la energía que hacía que me volviese a mover hacia lo que no quería. La oscilación siempre volvía al polo opuesto de lo que yo quería, de lo que quería alcanzar. Experimenté, a través de la meditación y de espontáneos periodos afortunados, que la oscilación cesaba. Durante esos periodos, había paz, unión, me sentía centrado. Así que pensé:
"Bien, lo que debo hacer es detener esta oscilación y centrarme en esta presencia donde no hay movimiento". Comencé un periodo de práctica asceta, en el cual intenté eliminar todos los deseos y pasiones que sentía que me podían hacer mover en dirección hacia algo y luego en la dirección opuesta. Dejé de tomar carne roja porque me dijeron que contenía la emoción del animal al morir. Cambié la emisora de rock and roll que solía escuchar, porque me excitaba, por una de jazz suave. ¡Estaba seguro de que ese tipo de música no podía estimular las pasiones de nadie! Intenté vaga e infructuosamente suprimir mi sexualidad. ¡Hay algunas cosas que cierto tipo de gente simplemente no puede hacer! Realicé todos estos esfuerzos, y fue difícil, pero que muy difícil. Afortunadamente, antes de desarrollar un tic nervioso permanente, conocí a Ramesh. Le expliqué todo lo que estaba haciendo, cómo estaba intentando detener esta oscilación, y me dijo: "Wayne, detener el péndulo es lo que se conoce como muerte". Detener la oscilación es la muerte. La vida es el movimiento entre los polos opuestos. Me ayudó a entender que a lo que se refería el Tercer Patriarca Zen con "El Gran Camino no es difícil para aquel que no tiene preferencias" era a la implicación en el movimiento. De hecho, el mismo traductor del pequeño libro Hsin-Hsin Ming volvió a traducirlo unos treinta años después, y en su nueva traducción, cambió la frase de "El Gran Camino no es difícil para aquel que no tiene preferencias" por "El Gran Camino no es difícil para aquel que no se apega a las preferencias". Una enorme diferencia. ¿La ves? Las preferencias son una función del cuerpo. Si hay un cuerpo y una personalidad conectada a ese cuerpo, las preferencias ocurrirán. Le gustarán ciertas cosas y le disgustarán otras de acuerdo a los condicionamientos del organismo. Ahora,
la Enseñanza simplemente apunta hacia "lo que es". No te dice si te deberías implicar o no en tus preferencias. Simplemente apunta a lo obvio. Todo lo que hago es apuntar a lo que hay aquí ahora, de tal forma que tu atención se centre en "lo que es". Lo que describimos con este ejemplo del péndulo es la total identificación con lo que yo llamo el autor. Cuando hay identificación como autor, uno se identifica con lo más bajo del péndulo. De tal forma que cuando hay una oscilación hacia lo que a uno le gusta, hay un balanceo total del "tú" hacia lo que gusta. Cuando se balancea en la dirección opuesta, hay un balanceo absoluto hacia lo que no gusta. "Tú" pasas por enormes cambios dramáticos. Lo que ocurre a través de los organismos que llamamos buscadores es un proceso de desidentificación en donde hay un movimiento hacia arriba por la varilla del péndulo. Mientras uno asciende por la varilla del péndulo, la identificación como autor disminuye. La oscilación continúa, pero hacia la cima de la varilla, el arco subjetivo, el movimiento de la experiencia subjetiva a través del mismo suceso, es mucho menor. Hay un sentimiento de que "yo" como autor está menos implicado en esos sucesos. Ocasionalmente uno puede experimentar momentos en los que está en la cumbre de la varilla del péndulo. Durante esos momentos, la vida sigue, pero no hay un sentimiento de ser movido por ella.
Sin embargo, el hecho ineludible es que la varilla del péndulo es resbaladiza. Así que, como bien sabes, algo ocurre y el "yo" autor vuelve a resbalar dentro de la implicación. Se vuelve más fuerte y se implica más, después se vuelve más débil, y después más fuerte. Ésa es la experiencia del buscador. Seguramente te has encontrado con maestros y enseñanzas que dicen que este estado en la cima del péndulo -esta experiencia de unidad y de sentirse uno con todo- es la iluminación, y volver a resbalar dentro de la implicación, lo cual es inevitable, es "estabilizarse dentro de la iluminación" o "adentrarse en la iluminación". Aquí, en esta enseñanza, ese movimiento de entrar y salir de la implicación es simplemente una descripción del proceso de búsqueda. Esta enseñanza no está diseñada para provocar la iluminación en el buscador, lo que explica por qué hay tan poca gente interesada en la Enseñanza. Cuando la gente se da cuenta de lo que verdaderamente trata esta enseñanza, se da cuenta de que la Enseñanza no ofrece métodos para conseguir lo que piensa que quiere y necesita.
Lo que pueden "obtener" como buscadores es la experiencia de un desapego progresivo, lo cual es algo maravilloso mientras dure. Sin embargo, ¡se acabará! Cambiará. Algo dramático ocurrirá y precipitará un descenso hacia la implicación. Entonces están doblemente fastidiados, porque no sólo tienen que ocuparse del dolor de la implicación del momento, sino que también perdura el sentimiento de haber caído del estado de gracia. Han caído del sublime estado de unidad en el que había entendimiento y todo estaba conectado, y ahora se encuentran de nuevo dentro de la gran oscilación. Hay algunas historias dramáticas sobre este proceso de estar en la cima del péndulo durante un tiempo y después resbalar hasta lo más bajo. San Juan de la Cruz es un clásico ejemplo. Describía el estar en la cima de la varilla como "andar de la mano de Dios", y cuando resbaló sintió que Dios le había abandonado. Sintió la experiencia como una traición, por haber sido abandonado. Fue terrible para él; se convirtió en un inválido. Se sintió tan angustiado que sus hermanos tuvieron que darle de comer y mantenerle, y durante años se sintió completamente abatido. Las profundidades y la naturaleza de las experiencias espirituales varían desde las que se toca fondo y se vuelve a subir inmediatamente, hasta aquellas cuyos periodos duran más tiempo. Ésta es una parte muy común e inherente a la experiencia espiritual de los buscadores. La mayoría de las personas involucradas en este proceso la mencionan. La fantasía de los buscadores es que la iluminación significa quedarse en la cima del péndulo todo el tiempo. Sin embargo, ya que no existe un estado fijo en la dualidad, eso es imposible. Llegar y quedarse en la cima de la varilla del péndulo no es lo que los sabios indican como el despertar. El despertar es la completa disolución de eso
que recorre la varilla del péndulo de arriba abajo -eso que se identifica. Por supuesto, ¡no tienes control alguno sobre el proceso! Si lo tuvieras, te quedarías en la cima del péndulo todo el tiempo. Pero no lo puedes hacer; obviamente, no lo puedes hacer. Si pudieras, lo harías. Así que el que no lo hagas apunta al hecho de que hay alguna limitación en tu capacidad para hacer que las cosas ocurran, y ése es un buen lugar para empezar a investigar sobre qué poder tiene la autoría del yo. El sentimiento de que "yo" puedo hacer que ocurra a pesar de toda evidencia hacia lo contrario es lo que Ramesh llama la hipnosis divina. El buscador suele experimentar que la autoría disminuye y aumenta. Con el tiempo, puede notarse un progreso apreciable de tal forma que existe una implicación general menor como autor. La enseñanza tiene su propio efecto. Cuando eso que disminuye y aumenta muere por completo, es lo que llamamos la iluminación. Suele haber una experiencia sujeta al momento en el que esa desaparición se produce. Uno puede apuntar hacia ese momento, pero después no hay ninguna referencia experiencial hacia "eso que nunca ha sido". La experiencia de iluminación del sabio es como la experiencia que tienes hoy de caminar con una piedra en el zapato. Sabes cómo uno se siente al andar con una piedra en el zapato; no es divertido. Pero hoy has estado caminando todo el día sin una piedra en el zapato. Tu experiencia de eso -de la ausencia de la piedra- es idéntica a la experiencia del sabio de la ausencia del autor, me refiero a que no está. Uno no experimenta la ausencia de algo. Experimentas algo irse, experimentas la transición, y experimentas la presencia de algo. Sin embargo, no experimentas la ausencia de algo. En el sentido más profundo, no hay nada que experimentar.
*** De hecho, no sé si existo. Soy todos los autores que he leído, toda la gente que he conocido, todas las mujeres que he amado, todas las ciudades que he visitado, todos mis antepasados... Jorge Luis Borges.
(No le des Vueltas – Wayne Liquorman)