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El Interprete de los Deseos (Turjuman al-Ashwâq) y su comentario ocupan un lugar destacado y original en la inmensa obra de Ibn Arabî. Estas poesías amorosas y místicas están dedicadas a Nizhâm, Harmonía, una joven mujer de una belleza y de una espiritualidad excepcional y que tipifica la Esencia absoluta y la Presencia divina en la Manifestación universal en todos los receptáculos que comporta esta. Compuso los comentarios a raíz de las críticas que oyeron sus dos discípulos Badr al Habashî e Ismâ’îl Ibn Sawdakîn, por parte de ciertos doctores de la ley (ulemas), que decían que estos poemas atentaban a la religión y al pudor. Nos dice el Maestro: “El motivo por el que he escrito estos comentarios es que mis discípulos Badr al Habashî e Ismâ’îl Ibn Sawdakîn me lo pidieron después de oír a uno de los doctores de la Ley, que enseñaba en Alepo, negar que estos versos fuesen el fruto de los Secretos divinos y decir que el Maestro (Ibn Arabi él mismo) se escondía detrás de este modo de expresión a causa de la ética y de la religión. Redacté el comentario y el qâdî Ibn al-‘Adîm leyó algunos pasajes delante de mí y en presencia de una asamblea de jurista. Cuando el calumniador hubo oído la lectura, se arrepintió ante Dios y renunció a desaprobar su contenido y hacer comentarios pocos elegantes sobre estos secretos divinos”
Ibn ‘Arabî El Interprete de los Deseos Turjumân al-Ashwâq Traducción del árabe por Maurice Gloton Traducción al español Francisco Javier González
XI
La religión de Amor 1. ¡Oh palomas de los bosques de arak y de bân! ¡Testimoniad mansedumbre! ¡No aumentéis mi pesadumbre Con vuestros lamentos! 2. Tened compasión, Y no desveléis con quejas y llantos El secreto de mi ferviente amor Y el objeto intimo de mi tristeza 3. Con ella converso Al crepúsculo y al alba Lleno de deseo de ternura Y de un amor desconsolado 4. Los espíritus en el bosque de tamarindo se avizoran faz a faz La inclinación de sus ramas sobre mí Provoca mi desaparición. 5. Con crueles deseos e intensa pasión, Con nuevas pruebas, Tomando múltiples formas vienen a mí. 6. ¿quién será conmigo en Jam En al Muhaççab cerca de Miná? ¿Quién será conmigo en Dhât al-Athl? ¿y en Namân?
7. Horas tras hora En torno a mi corazón giran, Por éxtasis y por aflicción Y para besar mis piedras angulares 8 Como el mejor de los Mensajeros Lo hizo con la Kaaba Ella, objeto de la que La razón se muestra deficiente 9. Él besó piedras inertes A la vez que permaneció lucido ¿Cuál es pues el valor del Templo Comparado al grado del Hombre? 10. ¡Cuántos deseos y promesas Hizo de no cambiar! ¡Sin embargo la que se tiño de promesa Fue infiel! 11.¡ qué más sorprendente que una gacela velada Indicando un azufaifo y señalándole con sus pestañas! 12. Una gacela cuyo pasto Se encuentra entre el pecho y las entrañas ¡ah qué prodigio! ¡Un jardín en medio de fuegos! 13. ¡Mi corazón es capaz De acoger todas las formas. Es pasto para gacelas Y abadía para monjes! 14. ¡Es un templo para ídolos Y la Kaaba para quien le circunvale, Él es las Tablas de la Tora Y las hojas del Corán! 15. La religión que profeso Es la del Amor. Ahí donde cabalguen sus monturas el amor es mi religión y mi fe. 16. Tenemos como ejemplo a Bishr, Enamorado de Hind y de sus semejantes, Y de Qays enamorado de Layla, Y el afecto de Ghaylân por Mayya
Comentario Dios autor de los actos Receptividad del corazón enamorado
1. Las palomas (hamâmât) son las inspiraciones (wâridât) frutos de la glorificación (taqdîs), de la satisfacción, de la luz y de la trascendencia (tanzih) La glorificación y la satisfacción están en relación con el arak que es un árbol del que se saca los maderillos de diente (siwâk) utilizados para purificar la boca y satisfacer el Señor (según un dicho profético) La luz y la incomparabilidad están simbolizados por el bân, arbusto que sirve de ungüento. El nombre bân toma en el uso corriente el sentido de alejamiento. ¡No aumentéis mi pesadumbre con vuestros lamentos!: las inspiraciones que se me muestran son dulces benevolencias (rifq); sin embargo, expresándose y proyectándose sobre mí, no me acrecientan los frutos de la dominación afectiva y del amor fatal de los amantes; sino que sus modos de expresiones, sean cuales sean, me causan una viva emoción (shajw) y redoblan mi conmoción. De la raíz del verbo acrecentar (da’afa) deriva el nombre doble (di’f), debido a que mi intensa emoción se acrecienta por las suyas. Esta interpretación es corroborada por el hadiz santo: “… Quien se acerca a Mi de un palmo (shibr), Yo me acerco a él de un codo…” 2. Sigue tratándose de las inspiraciones que anteriormente hemos mencionado. Las quejas que no deben divulgarse corresponden a las vivas emociones. Los llantos son lágrimas que se derraman provocadas por la llegada anticipada de los eventos predestinados (maqdûr), eventos que no pueden modificarse. Vi este fenómeno en una escena en un momento de contemplación. Alguien lloraba por el desamparo con el que la Ciencia (divina) preexistente afligía al Anticristo (dajjâl), Abu Lahab y Abû Jahl (los dos enemigos acérrimos del Profeta). (En el mismo orden de idea, en lo concerniente al inexorable Decreto divino), encontramos este hadiz santo donde Dios dice:” Nunca Mi vacilación es comparable a la que tengo cuando tomo el alma de Mi fiel servidor que detesta la muerte. ¡Yo detesto disgustarle aunque inevitablemente Me va a encontrar! “. Son en similares circunstancias cuando ocurren los lamentos. El secreto de mi ferviente amor expresa la dulzura del deseo (riqqat al-shawq) que implican las inclinaciones tenaces en el lugar de contemplación más irradiante (manzhar ajlî) El objeto de mi tristeza es una expresión que significa el dolor callado provocado por el deseo del alma en ausencia de la amada.
3. Con ella converso repitiendo lo que ella expresa, como por un fenómeno de resonancia (sadâ) que reenvía el sonido de la voz. Este caso presenta una analogía con lo que Dios dijo al alma en el momento de crearla:” ¿Quién Soy?” Y ella responderle debido a su transparente pureza:” ¿Quién soy?” Él la hizo entonces permanecer en reposo en el océano de la inanición durante cuarenta mil años. Entonces dijo ella:” ¡Tu eres mi Señor!” Al crepúsculo y al alba, a las dos extremidades del día, según estos versículos: “Glorifica a tu Señor con las alabanzas que le son debidas por la tarde y de madrugada” (C. 40:55) y también: “antes de la salida del sol y antes de su ocaso” (C.20:130). En estos versículos es Dios mismo que manifiesta Su santidad, y es Él que actúa en el otro, relacionando este orden (de glorificación) a Si mismo, sin encontrarse Él ahí; Dios habla por boca del servidor y es por Él que oye, y es por Él que ve. Lleno de deseo de ternura y de un amor desconsolado, según la palabra de Dios:” Él les ama y ellos Le aman” (C.5:54). Estas son las circunstancias en las que se desenvuelve, para el ardiente y desconsolado enamorado, el coloquio íntimo. 4. Los espíritus (arwâh, sing.: rûh) se avizoran faz a faz. Cuando el nombre arwâh tiene como singular rîh, hálito, viento, se trata del Mundo de los Hálitos animados (âlam al-anfâs); tamarindo indica los fuegos del amor (nîrân al-hubb) (porque este árbol arde rápidamente). Los matorrales están constituidos por arbustos. Los espíritus o hálitos espirituales tienen una atracción, una inclinación. El movimiento del aire que producido por el fuego es comparable al de las ramas del árbol (que agita el viento) que hacen oscilar el fuego como ramas. Existe por lo tanto una analogía entre el fuego, los arbustos (de tamarindo) y las ramas. La inclinación de esas ramas se relaciona con los ardientes deseos y se producen para provocar mi desaparición, para que Él (Dios) sea Él solo, y no yo (con Él), por celo (ghayba) con el amante, y para que este evite tener consciencia en su alma de otro (wujûd) que no sea su Bien Amado. Y es tal como se dice en ese verso: para derogarme a mí mismo, por el efecto de las ramas que se curvan. Faz a faz, porque el amor exige la unión de contrarios (al-jam’bayna ad-diddayn). 5. Los espíritus se desplazan con ella, la amada, hacia mí tomando múltiples formas por efecto del deseo lancinante; es decir ahí donde aparece a causa de la pasión que encubre mi corazón y la intensa pasión (jawâ) que es efecto de la efusión del alma (infisâh) en el amor; de hecho el termino jawâ deriva (indirectamente) de la raíz jaww que significa aire, atmosfera. La expresión turaf, nuevas es el plural de turfa que quiere decir nuevas primicias; y el inicio de toda prueba es lo más penoso. Cuando el alma permanece sosegada cerca de Dios, la prueba le es más fácil.
6. Quién será conmigo en Jam, con los enamorados en la morada de la Proximidad (qurba) que está en al-Muzdalifa (cerca de Minâ, durante los ritos de la Peregrinación), lugar donde uno se acerca (izdalafa) (según el sentido de la raíz ZLF que quiere decir: acercarse, aproximarse). Al-Muhaççab (1) es el lugar donde se aparta (tahçîb) (2) las insinuaciones que impiden a los enamorados alcanzar el objeto de su deseo. Quién será conmigo en Dhât al-Athl, ese lugar con raíces o principios (açl). Porque el principio en materia de amor es que tú seas la esencia misma de tu Bien Amado y que te absorbas en él, de tal manera que únicamente él permanezca y no tú. En Namân, el lugar donde se produce el Favor (na’îm) santo y divino. 7,8,9. En el primero de estos versos, los espíritus vuelven a mí, debido a los gemidos que afectan al amante, causados por su inconstancia o versatilidad (taqallub) en los estados (espirituales). Por esta razón se menciona aquí al corazón (qalb) (ya que esta expresión etimológicamente significa permutación, mudanza), y no el alma o el espíritu. Por el éxtasis (wajd) o la aflicción (tahrîh) en razón de lo que los espíritus inspiran (ilqâ’) durante el éxtasis, y el deseo casi obsesivo por él. Para besar (talthumu) mis piedras angulares o mis cuatro fundamentos elementales (arkân-î) sobre los que el Templo de la Kaaba se asienta (3). Este beso (lithâm) o abraso (taqbîl), se da por encima del velo que esconde el rostro. El amante no tiene otra posibilidad de contemplar estos espíritus más que a través de un intermediario (wâsita). No cesan de circunvalar su corazón subyugándole en su sensibilidad y sumergiéndole en los significados que conllevan las verdades esenciales. 10. Cabe la posibilidad que esas inspiraciones se alteren al infundirse en el complejo temperamental. Aquí hacen alusión a la que se tiño o impregnó, y por esta razón se les dice que son infieles. Se les denomina entonces inspiraciones psíquicas (wâdidât nafsiyya), y son las que alcanzan el alma en el momento, como las que Dios le dijo con estas palabras:” ¿Acaso no soy Yo vuestro Señor?” (C.7:172). Dios tomó con ella un compromiso y una alianza (mîthâq). Ocurrió que después de este acto solemne, ella ya no tuvo con Él, una actitud conveniente a las exigencias del grado de la Unicidad divina (tawhîd), sino que le asoció otros dioses en función de sus tendencias. Nadie se escapa a este acto de politeísmo (shirk), porque cada cual se dice a sí mismo: “soy yo quien ha actuado”, y en el momento en que descuida considerar Quien Se relaciona así con él, él se dice:” ¿Quién es Él que actúa en él y por él?” 11. Qué más sorprendente que una gacela velada, o que una sutileza divina (latîfa ilâhiyya), ocultada por el ropaje del efecto de un estado síquico (hâla nafsiyya) ¡Así son los estados de los gnósticos desconocidos! Contrariamente a los seres dotados de estados espirituales (açhab al-ahwâl), las personas iniciadas confirmadas (tâ’ifa muhaqqaqa) pueden a las demás personas aparecerle exteriormente como gente muy común. No entra en la facultad de los familiares de esta morada divulgar sus estados espirituales; se les objetaría al desvelar su caso, debido a que no encontrarían a nadie para atestiguar y afirmar su realización. Es por eso que con las personas que experimentan las primicias de los estados espirituales se expresan por alusiones y señales discretas.
Por azufaifo, se entiende la misma cosa que por al-Muhaççab, donde se recoge con la mano (las piedras para lapidar las estelas). Señalándole con sus pestañas (al-îmâ bi al-ajfân): esta expresión simboliza las pruebas especulativas que atañen a las disposiciones que afectan a los detentores de esta morada, que se presenta a los que experimentan en ellos mismos las primicias de la Realización espiritual. Este conocimiento se actualiza para ellos y en ellos a tal punto que si le confunden con el común de la gente en lo referente a las disposiciones exteriores, se distinguen de ellos por el principio mismo de su secreto. Existe una gran diferencia entre el que habla por sí mismo y el que se expresa por su Señor, aun cuando el lenguaje sea el mismo para el oyente. 12. El pasto de esta gacela se encuentra entre el pecho: hace referencia a las ciencias que moran en el pecho del amante, y las entrañas a la sabiduría y la fe que llenan su interior y su corazón, así como Ali lo expresó tocándose el pecho con la palma de la mano:”¡Aquí hay abundantes ciencias! ¡Ojala encontrase personas para compartirlas!”. Después se hace alusión al asombro del enamorado que arde con los fuegos del amor y del ferviente deseo. En efecto ¿cómo es que la sabiduría y las ciencias que se encuentran entre las costillas superiores o en el pecho y las entrañas no se consumen? El jardín, que la califica, contiene gran variedad de flores y frutos. Igualmente las ciencias son numerosas y variadas. Por otra parte la naturaleza del fuego cuando atrapa un árbol es consumirle. Se trata, de hecho, de las ciencias encerradas en ese individuo y del fuego del amor que abrasa su foro interno (dhâti-hi). (La pregunta que ahora se impone es): ¿cómo este fuego de amor no apresaría esas ciencias? ¡Pero entonces ninguna ciencia podría subsistir en este amante! La respuesta es que el fuego (de amor) produce esas ciencias. Y cuando una cosa es engendrada de otra, esta no puede aniquilarla. Este caso es como el de la salamandra, que en realidad es un animal que crece bajo la acción del calor y que para ella no es nocivo. Cuando estas ciencias y conocimientos resultan de los fuegos de la solicitación y del deseo, no desaparecen bajo la acción de estos. 13. Pasto para gacelas (mar’â li-ghizlân) está reservado a los pastores para gacelas y no a los de otros animales. Aquí nos expresamos con el lenguaje de la pasión amorosa y las gacelas simbolizan entonces el amor de las bien amadas por los amantes. Sin embargo no hay ninguna duda que el ojo del caballo es más negro y dilatado (que el de la gacela), pero esta analogía concierne al ojo de esta (gacela). Abadía para monjes (dayr li-ruhbân) porque lo mismo que comparamos a los enamorados con los monjes a causa de la vida monacal (que permite dedicarse por entero a Dios), de la misma manera el corazón se asimila a un templo consagrado hogar de los religiosos y lugar de adoración. 14. Este corazón es similar al templo para ídolos (bayt al-awthân) porque las Realidades esenciales (haqâ’iq) que los seres humanos piden y que son las causas por la que adoran a Dios, al apresarse reciben el nombre de ídolos. Cuando los espíritus sublimes rodean el corazón, se le llama Kaaba (o Templo de forma cubica según la etimología). Se trata de esos espíritus mencionados en el Corán “cuando una instigación del Saytán les toca” (ver C. 7:201). Son poseedores de aptitudes angélicas. Las Tablas de la Tora, porque el corazón del espiritual que realiza las ciencias mosaicas hebreas, se torna como una tabla reverberante de ciencias. Cuando hereda los perfectos conocimientos muhammadies, se vuelve como hojas. Se mantiene entonces en la estación del Corán en cuanto realiza:” Se me ha otorgado la totalidad de las Palabras”.
15. La religión que profeso es la del Amor, en referencia a esta palabra divina: “Si amáis a Dios, seguidme, que Dios os amará y perdonará vuestras faltas” (C. 3:31). Por esto se le llamó religión del amor (dîn al-hubb). La práctican para cumplir las obligaciones impuestas por su bien amado, y esto con aceptación y satisfacción, con amor y desaparición de la pena y de la fatiga que acompañan esas obligaciones, sean cuales sean. En consecuencia se precisan en esos versos: ahí donde cabalguen sus monturas, o también cuales que sean los caminos que toman, sean aprobados o no. El amor es mi religión y mi fe, porque no hay religión más elevada que la que se fundamenta en el amor y el deseo de Dios, cuya religión yo profeso y Él Es Quien la ordena misteriosamente. Esta es la característica de los espirituales del tipo muhammadi. Porque Muhammad – la Gracia y la Paz de Dios sean con él –tiene sobre los otros profetas el privilegio de la estación del amor perfecto; y bien que sea también elegido, confidente, amigo intimo y otras cualificaciones reconocidas a los profetas, Dios le concede un favor suplementario, la de escogerle como enamorado (habîb), es decir amante (muhibb) y amado (mahbûb). Y yo he heredado esa vía. 16. Se trata de los enamorados árabes que en el mundo de la generación (âlam al-kawn) se encontraban bajo el imperio de la pasión por las castas criaturas fijadas en formas. Por sus semejantes ha de comprenderse seres como Jamil b. Mu’ammar y Buthayna, Bayâd y Riyâd, Ibn ad-Durayj y Lubnâ y muchos otros. El amor como tal es para nosotros y para todo estos una realidad única, aunque estos enamorados sean de todo tipo; porque al ser seres creados, ellos están enamorados de seres creados, mientras que nosotros estamos enamorados de una realidad esencial (‘ayn). Las circunstancias, las necesidades y las motivaciones se resumen en una única: el amor. Tenemos por eso un ejemplo en estos enamorados. En efecto, Dios ha transformado así estos seres y les ha probado en el amor que portan a sus semejantes para que Él aprecie por el ejemplo los argumentos del que pretende amarLe y quien sin embargo no está prendado como estos enamorados o alienados en su razón y aniquilados a ellos mismo a causa de las marcas del testimonio que sus bien amados dejan en su imaginación. Es más justo que un enamorado así pretenda amar a Ese que se ha vuelto su oído y su vista, es decir a Dios que se ha acercado a él mucho más que él se ha acercado a Dios (según los hadices conocidos)
(1)Al-Muhaççab es el lugar de la Peregrinación donde se recoge piedras que mas tarde serán lanzadas contra las estelas de lapidación en Minâ, donde se pasará parte de la noche. (2)Tahçîb, que viene de la misma raíz que Muhaççab a la misma forma verbal, conlleva dos significados: el hecho de lanzar piedras y el hecho de dormir en el lugar denominado Muhaççab durante la noche que precede a la lapidación de las estelas. (3)Otra posible lectura: sobre los que se asienta la constitución humana.