Vicar铆a Pastoral Arquidi贸cesis de Cochabamba Gu铆a de reflexi贸n I Encuentro Retiro. Acoger a Cristo para acoger al hermano 1ed. Cochabamba. Arzobispado de Cochabamba, 2012.
2012 Segundo Año de la Primera Fase: “Acogernos”
ACOGER A CRISTO PARA ACOGER AL HERMANO INTRODUCCIÓN Jesús, no quiere que andemos solos por la vida, ni que la tristeza sea la compañera del camino. Él habita el mundo y siempre está llamando a la puerta de nuestro interior y lo reconocemos en el hermano que es nuestro compañero de camino. No olvidarnos su presencia por nuestros afanes un tanto egoístas, Él nos espera siempre en el hermano que nos necesita, para recorrer juntos nuevos caminos de ternura en el mundo. Por eso nos hemos reunido en comunidad para escuchar su Palabra, acoger su misericordia y celebrar la fiesta del amor gratuito y de la paz.
La historia de Zaqueo en el pasaje evangélico nos dará las pautas más importantes para nuestra reflexión: (Lucas.19:1-10) el Papa Benedicto XVI nos dice: «Zaqueo es un “publicano”, más aún, el jefe de los publicanos de Jericó, importante ciudad situada junto al río Jordán. Los publicanos eran los recaudadores de los impuestos que los judíos debían pagar al emperador romano y, por este motivo, ya eran considerados pecadores públicos. Además, aprovechaban con frecuencia su posición para sacar dinero a la gente mediante chantaje. Por eso Zaqueo era muy rico, pero sus
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conciudadanos lo despreciaban. Así, cuando Jesús, al atravesar Jericó, se detuvo precisamente en casa de Zaqueo, suscitó un escándalo general, pero el Señor sabía muy bien lo que hacía. Por decirlo así, quiso arriesgar y ganó la apuesta: Zaqueo, profundamente impresionado por la visita de Jesús, decide cambiar de vida, y promete restituir el cuádruplo de lo que ha robado. “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”, dice Jesús y concluye: “El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”» (Benedicto XVI, 31 de octubre de 2010). IMPORTANTE
La Reflexión la viviremos en tres momentos: Primer momento Consideraciones para poder acoger al hermano Segundo momento Acoger al hermano significa… Tercer momento Celebración de acogida: dejarse acoger por Jesús para saber acoger al hermano. Recordemos que lo más importante es sentirse acogidos por Jesús, para saber acoger al hermano sin reticencias (sin condiciones a su estilo).
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PRIMER MOMENTO Consideraciones para poder acoger al hermano Zaqueo, considerado un hombre de mala reputación, no se encuentra con Jesús de manera fortuita, al contrario, este encuentro es fruto de su curiosidad y posible admiración a Jesús en secreto. Cuando Jesús pasó por Jericó, había mucha gente reunida que tenía la esperanza de verlo para saber cómo era aquel profeta del que tanto se hablaba. Uno de ellos
era Zaqueo. Su baja estatura le impedía ver a Jesús, entonces corrió adelantándose a la multitud para subirse a un árbol y desde ahí poder contemplarlo. Jesús al pasar por ese lugar miró hacia arriba y le dijo “Zaqueo, baja enseguida, pues hoy tengo que quedarme en tu casa”. A partir de esta reflexión nos damos cuenta que para acoger a Jesús debemos:
A Abrir nuestros ojos a la luz En la vida diaria quedamos atrapados en las ofertas que nos hace la sociedad, muchas veces contrarias a los valores del Evangelio. Nos deslumbran los resultados inmediatos y nos resulta cada vez más extraño todo lo que exige generosidad, confianza y paciencia. Jesús en su enseñanza nos devuelve y limpia nuestros ojos interiores para ver a las personas como Él las ve, para acoger las pequeñas semillas del Reino escondido en lo cotidiano, y asombrarnos de que ese amor nos habite y nos vaya haciendo capaces de descubrir la novedad de cada persona y de cada cosa.
B Abrir nuestros oidos El derroche de los bienes superfluos y el afán de tener más y más ahoga y silencia la sed de Dios que brota en el interior de las personas, y cierra los oídos para escuchar las pequeñas voces de los hermanos que gritan desde las orillas de la vida. Jesús nos hace la invitación a entrar en la dinámica del desprendimiento, susurra en nuestros oídos una Palabra de vida que nos libere de nuestro afán de tener y retener, y nos pone en camino de generosidad hacia los demás.
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C Abrir nuestro corazón al amor En la vida cotidiana quedamos encerrados en el individualismo de un mundo de confort y tecnología avanzada. La información bombardea nuestros sentidos dejándonos ciegos, sordos y mudos para el amor al prójimo. Jesús abre nuestro pequeño corazón al amor incondicional de Dios. Él derriba los muros del odio, de la envidia, de la tristeza, de la ira, que tantas veces levantamos frente a los que nos rodean. Jesús nos impulsa a buscar presencias alentadoras que nos ayudan a vivir y celebrar la experiencia de Dios, el camino de la oración, la vida en fraternidad.
D Abrir nuestras manos para la tarea El hambre y la miseria se extienden por la mayor parte de la población mundial; la cultura de la violencia y de la guerra azota constantemente entre los pueblos, devastando sus recursos ecológicos y humanos. Las manos, para el pueblo de Israel, son la exterioridad del corazón que recoge en su obrar la sensibilidad a toda la realidad humana. Jesús despierta nuestra sensibilidad ante el sufrimiento ajeno. Nos da entrañas de misericordia ante el dolor humano. Despierta nuestra creatividad para abrir las manos de forma solidaria.
Zaqueo bajó rapidamente y Jesús los recibió con alegría El pasaje evangélico nos dice que Zaqueo bajó rápidamente y Jesús lo recibió con alegría, y todo el pueblo murmuraba: “Se ha ido a casa de un rico pecador”. Esta acogida es mutua, pues también es Jesús quien se deja acoger por Zaqueo. Esta situación lleva a Zaqueo decir resueltamente: “Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres y a quien le haya exigido algo injustamente le devolveré cuatro veces más”. Jesús le contestó: “Hoy ha entrado la salvación a esta casa, pues también este hombre es un hijo de Abraham. El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”
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SEGUNDO MOMENTO Acoger al hermano significa... Cuán transformante habrá sido el encuentro de Zaqueo con Jesucristo para que este hombre decidiera corregir el rumbo de su vida. Probablemente Zaqueo, desde el momento en que con tanto interés buscó a Jesús, sabía que su modo de actuar no era el correcto y que conociendo a ese profeta su vida cambiaría, aunque
esto tuviera muchas consecuencias. Zaqueo al subir al árbol, vence el respeto humano, el “qué dirán”. Pone los medios necesarios para un encuentro cara a cara con el Señor. No imaginó que Jesucristo le pediría hospedarse en su casa. Y bajó del árbol rápidamente recibiéndolo con alegría. Así, acoger al hermano significa:
A Recibir a una persona en la casa Muchas veces nos es muy fácil recibir a nuestros amigos, familiares o algunas personas importantes para nosotros en nuestra casa, nuestro corazón. Pero a una prostituta, un ladrón, un drogadicto, ¿los recibiríamos en nuestro corazón, principal sala de nuestro hogar querido? Acoger significa recibir o admitir a una persona en la casa, esta casa es nuestro corazón, nuestra vida. Cuando acogemos, ofrecemos refugio y descanso para los que están de camino, o amparo y alivio para los que sufren: “vengan a mí los que están cansados, llevando pesadas cargas y los aliviaré” (Mt 11,28).
B Estar atentos a la presencia del otro Acoger implica estar siempre atentos a la presencia del otro, del prójimo, como Jesús lo hizo, incluso estando cansado no dudó en acoger y bendecir a los niños (Mc 10,13-16), dejando a un lado el cansancio socorrió a sus discípulos (Mc 4,35) y curó a la hija de una extranjera aun cuando necesitaba estar sólo (Mc 7, 24-30). En otras palabras, Acoger, es abrir espacio al prójimo, a nuestro hermano, es permitirle entrar en nuestra vida, es darle nuestro tiempo, es reconocer su dignidad y sus derechos como persona, pero sobre todo como hijo e hija de Dios.
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C No sólo por simpatía o amabilidad Acoger no es sólo simpatía o amabilidad, supone estar predispuesto a la apertura constante de conocidos y desconocidos, supone estar dispuesto a perder algo de uno mismo para aprender algo del prójimo, porque nos despojamos de nuestro egoísmo y damos lugar a la empatía con el hermano, con el prójimo.
D Entregando la vida por los demás Empezamos a acoger a los otros cuando somos capaces de dar la vida por lo demás, en acciones concretas de servicio y entrega fraterna. Todo ser humano, por su dignidad, tiene la necesidad de ser acogido y tratado con amor en nombre de Dios que lo ama. Por todo eso, la actitud de acogernos la viviremos a la luz del Evangelio “entonces Jesús, mirando a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Cuando entré a tu casa, no me ofreciste agua para los pies; pero ella me ha lavado los pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. Tu no me has recibido con un beso, pero ella desde que entré no ha dejado cubrirme los pies con besos. Tu no me ungiste la cabeza con aceite; ella, en cambio, ha derramado perfume sobre mis pies” (Lc 7,44-47). Jesús a pesar de estar en la casa del fariseo no se siente acogido por él, sino por la pecadora arrepentida y humilde que se entregó fraternalmente a su servicio, sin importar las miradas que la juzgaban.
E Descubrir el amor de Cristo en el “otro” La actitud del Acoger nos invita a ir más allá de nuestras expectativas y deseos, nos anima a que podamos descubrir el amor de Cristo en el otro y seamos auténticos testigos de su Evangelio. Un claro ejemplo de esta actitud es nuestra madre, la Virgen María, que supo acoger en su corazón la Palabra de Dios: “conservaba todas estas cosas en su corazón. Jesús entre tanto crecía en sabiduría, en edad y gracia, delante de Dios y de los hombres” (Lc 2,51-52). Así como María, debemos vivir plenamente esta actitud del acogernos con humildad, sencillez, servicio y sobre todo Amor. 6
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TERCER MOMENTO Celebración. Dejarse acoger por Jesús para saber acoger al hermano ¡Qué actitud tan hermosa la de Zaqueo! que, conociendo sus pecados, acepta al Señor y atiende rápidamente a su petición. Todos los cristianos podemos imitar esta actitud de prontitud ante los reclamos del Señor y una prontitud alegre, porque no hay mayor motivo de felicidad y alegría que Jesús nos llame y nos acoja con todo su amor y que además lo hace todos los días. Zaqueo no podía seguir siendo el mismo después de conocer personalmente a Cristo. Decide restituir a toda persona que haya engañado. Y Cristo, que conoce el corazón de cada hombre, le da la buena noticia: “Hoy la salvación ha entrado a su casa”.
Este tercer momento, es para vivir la alegría de sabernos salvados. Por eso, callamos la reflexión y celebramos. Proponemos un momento de recogimiento, para dar gracias a Dios por todo lo que hemos vivido en este retiro y otro de fiesta de ágape, para encontrarnos mejor con el hermano y sentirnos todos acogidos como una sola familia. Familia de Dios.
1 Motivación El Espíritu Santo, Señor y dador de vida, continúa el proceso vivificador de Jesús. Él es quien transforma nuestros corazones de piedra en corazones nuevos, el que lleva todo hacia la nueva creación en la que el amor de Dios será todo en todos. Dispongamos nuestro interior para acoger a Cristo que está a la puerta y quiere entrar. Acojamos el amor incondicional de Jesús, que siempre permanece, la ternura que perdona siempre, la fidelidad propia de Dios Padre. Pidamos la gracia de un corazón abierto a los demás.
2 Exposición del Santísimo Canto: Dios está aquí 7
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3 Signos de reconciliación Pueden prepararse en papel, cartulina o plastoformo (Ojos tapados, oídos tapados, corazón atado y manos atadas.) Yo confieso ante Dios todopoderoso....
4 Motivación Génesis 18, 3-5. Salmo en busca de comunidad Lucas: 19,1-10
5 Silencio orante 6 Compartir la experiencia de oración 7 Peticiones espontáneas 8 Compromiso Que nuestra mirada descubra las cosas positivas de la vida, nuestros oídos escuchen a los necesitados, nuestras manos se junten para construir un mundo de corazón solidario, y nuestro corazón sea capaz de amar a cada hermano.
9 Oración Padre, lleno de bondad, Tú que no quieres que el pecador muera, sino que se convierta y viva, te pedimos por cuantos estamos aquí reunidos, después de haber escuchado tu Palabra. Danos a conocer cómo hemos de obrar. Concédenos la fuerza de tu Espíritu, para hacer lo que es justo. Y así, ir al encuentro del hermano con un corazón acogedor. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
10 Despedida Como el tema es de acogida, la despedida deberá ser alegre. Ejemplo: un baile. 8
Cochabamba - Bolivia marzo 2012