Mateo 23:1-12 1
Entonces Jesús habló a la muchedumbre y a sus discípulos,
2
diciendo: Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de
Moisés. 3
De modo que haced y observad todo lo que os digan; pero no hagáis
conforme a sus obras, porque ellos dicen y no hacen. 4
Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas
de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. 5
Sino que hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; pues
ensanchan sus filacterias y alargan los flecos de sus mantos; 6
aman el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las
sinagogas, 7
y los saludos respetuosos en las plazas y ser llamados por los hombres
Rabí. 8
Pero vosotros no dejéis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro
Maestro y todos vosotros sois hermanos. 9
Y no llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno es vuestro
Padre, el que está en los cielos. 10
Ni dejéis que os llamen preceptores; porque uno es vuestro Preceptor,
Cristo. 11
Pero el mayor de vosotros será vuestro servidor.
12
Y cualquiera que se ensalce, será humillado, y cualquiera que se
humille, será ensalzado.
¿
Qué es una persona?
En el lenguaje cotidiano, la palabra persona hace referencia a un ser con poder de raciocinio que posee conciencia sobre sí mismo y que cuenta con su propia identidad. El ejemplo excluyente suele ser el hombre, aunque algunos extienden el concepto a otras especies que pueblan este planeta. Una persona es un ser capaz de vivir en sociedad y que tiene sensibilidad, además de contar con inteligencia y voluntad, aspectos típicos de la humanidad. Para la psicología, una persona es alguien específico (el concepto abarca los aspectos físicos y psíquicos del sujeto que lo definen en función de su condición de singular y único).
¿
Qué es la personalidad?
La personalidad es el conjunto de características físicas, genéticas y sociales que reúne un individuo, y que lo hacen diferente y único respecto del resto de los individuos. En tanto, la interrelación y la comunión de todas estas características, generalmente estables, serán las que determinarán la conducta y el comportamiento de una persona y porque no también, de acuerdo a la estabilidad de las mismas, predecir la respuesta que puede dar un individuo al cual conocemos ante determinada circunstancia o estímulo. La personalidad está compuesta por dos elementos: temperamento y carácter, uno tiene un origen genético y el otro de tipo social, es decir, lo determinará el ambiente en el cual vive el individuo, respectivamente. Por ejemplo, cuando una persona suele reaccionar y actuar muy duramente ante el fracaso de algo o alguien que lo rodea, se suele decir que tiene un temperamento fuerte, vendría a ser algo así como el grado de carga emotiva que le pone a las cosas, que claro puede ser fuerte, como mencionábamos, o muy blando. Y por el otro lado, el carácter indicará el modo a través del cual actuamos, nos expresamos y pensamos.
UNA PROFESIÓN ELEVADA SIN UN ANDAR CORRESPONDIENTE Los personajes del teatro FARISEO/S: era una comunidad judía que existió hasta el segundo siglo de la presente era. El grupo atribuía su inicio al período de la cautividad babilónica (587 a. C.-536 a. C.). Algunos sitúan su origen durante la dominación persa o los consideraban sucesores de los hasidim (devotos). Se definieron como partido durante la revuelta de los macabeos contra los invasores seleucidas (167 – 165 a. C.). Fueron coetáneos de saduceos, esenios y zelotes. Este grupo es citado numerosas veces en los Evangelios del Nuevo Testamento. ESCRIBA/S: era el copista o amanuense de la Antigüedad. La palabra española escriba procede del latín: scriba. En hebreo so·fér, procede de una raíz que significa “contar”, y se traduce “secretario”, “escribano”, “copista”; y la palabra griega gram·ma·téus se traduce “escriba”, “instructor público”; el término alude a una persona instruida. La gente respetaba a los escribas y los llamaba “Rabí” (gr. rhab·béi, “Mi Grande; Mi Excelso”; del heb. rav, que significa “muchos”, “grande”; era un título de respeto que se usaba para dirigirse a los maestros). Los escribas no solo eran responsables como “rabíes” de las aplicaciones teóricas de la Ley y de la enseñanza de esta, sino que también poseían autoridad judicial para dictar sentencias en tribunales de justicia. Había escribas en el tribunal supremo judío, el Sanedrín. (Mt 26:57; Mr 15:1.) No recibían ningún pago por juzgar, y la Ley prohibía los regalos y los sobornos. Puede ser que algunos rabíes poseyeran riquezas heredadas, pero casi todos tenían un oficio, del que se enorgullecían, puesto que les permitía mantenerse al margen de su servicio religioso.
Cuidado con estos Mateo 23: 1-5 “1 Entonces Jesús habló a la muchedumbre y a sus discípulos, 2 diciendo: Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés. 3 De modo que haced y observad todo lo que os digan; pero no hagáis conforme a sus obras, porque ellos dicen y no hacen. 4 Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. 5 Sino que hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; pues ensanchan sus filacterias y alargan los flecos de sus mantos;” Te has preguntado por qué Mateo enfatiza más la disputa entre escribas y fariseos ante los demás evangelios (Marc. 12:38-40; Luc. 11:39-52). La respuesta es simple, Mateo enfatiza más esta disputa porque escribas y fariseos constituían la principal oposición judía que enfrentaban sus lectores en Siria-Palestina. Los escribas y los fariseos eran grupos diferentes aunque de alguna manera tenían elementos en común, pero aquellos que amenazaban a los lectores de Mateo eran los sucesores conjuntos de estos dos grupos. En los primeros versículos de este capítulo, el Salvador advierte a las multitudes y a sus discípulos contra los escribas y los fariseos. Estos guías estaban sentados en la cátedra de Moisés, o sea, enseñaban la ley de Moisés. 2 diciendo: Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés. Algunos estudiosos han identificado una silla destacada en muchas sinagogas (La sinagoga es el lugar de fieles judíos y el lugar de culto y estudios de la más antigua de las religiones monoteístas.) como la “Silla de Moisés” (Cf. 23:6), pero Jesús presumiblemente use esta expresión de manera figurada. Los escribas y fariseos que declaraban la ley creían que sus tradiciones estaban fundadas en la propia enseñanza de Moisés, y se creían los sucesores de Moisés para su generación. Por lo general, su enseñanza era fiable, pero no su práctica. Su credo era mejor que su conducta. Era un caso de una elevada profesión y un andar
bajo. De modo que Jesús dijo: Todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; más no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Los maestros fariseos normalmente enseñaban que el conocimiento de las escrituras era más importante que obedecerlas, porque conocerlas era el requisito previo para obedecerlas; pero ellos mismos habrían aceptado que es necesario obedecerlas y no simplemente aprenderlas. Ellos imponían pesadas demandas (probablemente interpretaciones extremadas de la letra de la ley) sobre el pueblo, pero no ayudaban a nadie a levantar aquellas cargas intolerables. No les importaban los problemas que sus enseñanzas creaban para la población término medio que procuraba observarlas (las cargas pesadas del v.4 aluden a las demandas prácticas que la legislación de los escribas imponía sobre la vida diaria; cf. Mateo 11:28-30). Mateo 11: 28-29 “28Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. 29Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas.” Cumplían las observancias religiosas para ser vistos por los demás, no por una sinceridad interior. El empleo que hacían de las filacterias era un ejemplo de ello. Al mandar a Israel que ataran Sus palabras como señal sobre sus manos y como frontales delante de sus ojos (Éx. 13:9, 16; Dt. 6:8; 11:18), Dios significaba con ello que la ley debería estar constantemente delante de ellos, conduciendo sus actividades. Ellos redujeron este mandamiento espiritual a un sentido literal, físico. Éxodo 13:9,16 “9Y te será como una señal en tu mano, y como un recordatorio en tu frente, para que la ley del Señor esté en tu boca; porque con mano fuerte te sacó el Señor de Egipto. 16 Será, pues, como una señal en tu mano y como insignias entre tus ojos; porque con mano fuerte nos sacó el Señor de Egipto.” Deuteronomio 6:8 “Y las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos.”
Deuteronomio 11:18 “Grabad, pues, estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma; atadlas como una señal a vuestra mano, y serán por insignias entre vuestros ojos.” FILACTERIA: (en hebreo: תפילין, Tefilín) es un término que deriva del griego phylakterion («protección, amuleto»), que pasó al latín como phylacterĭa y se refiere a unas pequeñas envolturas o cajitas de cuero donde se encuentran o guardan pasajes de las Escrituras en la religión judía. En el Judaísmo no se utiliza el nombre de "filacteria", ya que su significado original (amuleto) se considera idolatría, prohibida en esta religión. Una de las correas se ata sobre el brazo izquierdo (o derecho, si la persona es zurda) dando siete vueltas al mismo y la otra se coloca sobre la cabeza. Según Halajá, los varones judíos a partir de los trece años deben colocárselos diariamente, con excepción de Shabat y demás festividades judías. 5 Sino que hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; pues ensanchan sus filacterias y alargan los flecos de sus mantos;” Encerraban secciones de la Escritura en cápsulas de cuero y las ataban a sus frentes o brazos. No se preocupaban por obedecer la ley mientras que pareciesen superespirituales llevando unas filacterias ridículamente grandes. La práctica de usar estas cajitas de oración estaba basada en Deuteronomio 6:8 citado anteriormente. Estos pasajes entonces se recitaban como parte de las oraciones; las reglas con respecto a ellas se hicieron posteriormente más estrictas bajo los rabinos. La ley mandaba también a los judíos llevar flecos con cordones azules en las esquinas de sus mantos (Nm. 15:37–41; Dt. 22:12). Estos distintivos bordes tenían como objeto recordarles que eran un pueblo peculiar, y que debían andar separados de las naciones. Los fariseos pasaron por alto la lección espiritual y se contentaban con hacer flecos más grandes. Números 15:37-40 “37También habló el Señor a Moisés, diciendo: 38Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan flecos en los bordes de
sus vestidos, por sus generaciones, y que pongan en el fleco de cada borde un cordón azul. 39Y os servirá el fleco, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos del Señor, a fin de que los cumpláis y no sigáis vuestro corazón ni vuestros ojos, tras los cuales os habéis prostituido, 40para que os acordéis de cumplir todos mis mandamientos y seáis santos a vuestro Dios.” Deuteronomio 22:12 “Te harás borlas en las cuatro puntas del manto con que te cubras.” Sobre los flecos, el mismo Jesús usaba flecos. Mateo 9:20 “Y he aquí, una mujer que había estado sufriendo de flujo de sangre por doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;” Mateo 14:36 “Y le rogaban que les dejara tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que lo tocaban quedaban curados.” El usar flecos o borlas no era considerado pecado, esto se utilizaba para identificar su separación para Dios y su identificación con la santidad ante los mandamientos que Dios ha prescrito. La mayoría de las borlas o flecos eran realizados de múltiples colores para llamar la atención rápidamente y saber que la persona que lo porta está apartada para Dios y no puede cometer ningún acto de infidelidad o prostitución.
Lo que más nos gusta, el primer lugar Mateo 23: 6-8 “6aman el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, 7y los saludos respetuosos en las plazas y ser llamados por los hombres Rabí. 8Pero vosotros no dejéis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos.” El primer lugar nos atrae, nos envuelve en el deseo de obtenerlo rápido y que se note cuando lo poseemos. El primer lugar es un conjunto de dominio, poder y control superior para los que se quedan a nuestro mando. No existe una persona en el mundo que la influencia por el primer lugar no le atraiga, puede haber personas con mentalidad más humilde que conciben que el primer lugar no es necesario para sentirse felices pero una
vez comprobado se nota el cambio. Estos pasajes de muestran típicamente como a los directores de la ley espiritual los fariseos, les atraía tanto el primer puesto en todas las cosas de superioridad, en nuestros días sería un poder gubernamental, un mando en la comunidad, poseer prestigio en todos los lugares de primera clase, tener más bienes que las demás personas y ser visto al público como el centro de atención y el paisaje más visto de todos los tiempos. Los escribas y fariseos… Exhibían su propia importancia buscando los puestos de honor en los banquetes y en las sinagogas. Alimentaban su ego con saludos en las plazas y disfrutaban especialmente siendo llamados Rabí (lo que significa «mi grande» o «maestro»). RABINO: En el judaísmo, rabino (en hebreo ִּיבַיrabī (en yidis se acuñó el término יבהRebeh)) es un tratamiento que denota respeto, equivalente a maestro o "su excelencia". La palabra rabino deriva de la raíz hebrea ִּיבrav, la cual significa, en hebreo bíblico, "abundante" o, en arameo, "distinguido". Es una figura netamente farisaica que en sus orígenes, hacia el siglo III a. C., perseguía desplazar a los falsos sumos sacerdotes del partido (Kat/Majlaqah) saduceo, a través del culto sinagogal, pero es desde el año 70 d. C., tras la desaparición del segundo templo a manos del ejército del "imperio impío" (imperio romano), que logró instaurarse como la nueva autoridad y escuela espiritual de los judíos. 6 aman el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, La ubicación en los banquetes era algo crítico; aquellos a quienes se les asignaban lugares de menor rango a menudo se quejaban, como puede corroborarse ampliamente en la literatura antigua. Los lugares más destacados (los “primeros”) en la sinagoga probablemente variaban en este período en que aún no se había estandarizado la arquitectura de la sinagoga. Los lugares probablemente estaban más a la vista cerca del bema, la plataforma utilizada para la lectura de la ley; quizá los invitados distinguidos recibían sillas en las sinagogas, en tanto que la mayoría de los
oyentes usaban esteras sobre el piso. En otras asambleas como Qumrán, el sanedrín y las escuelas rabínicas, la ubicación era por rango. 7y los saludos respetuosos en las plazas y ser llamados por los hombres Rabí. 8Pero vosotros no dejéis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. El saludo (“La paz sea con vosotros”) era tan importante socialmente que se desarrollaron reglas específicas acerca de cómo saludar a quién y cuándo; los saludos eran una cortesía fundamental en las culturas griega y judía. El no saludar con exaltación a una persona superior en el conocimiento de la ley era un insulto. Las plazas del mercado eran los lugares más concurridos en la ciudad. “Rabí” significa “mi maestro” y llegó a ser aplicado de manera general a los maestros como un título de respeto (algo así como “Reverendo” o “Padre” en la actualidad).
El título te va a dañar Mateo 23: 9-11 “9Y no llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. 10Ni dejéis que os llamen preceptores; porque uno es vuestro Preceptor, Cristo. 11Pero el mayor de vosotros será vuestro servidor.” Aquí el Señor advirtió a Sus discípulos en contra de emplear títulos distintivos, que deberían ser reservados para la Deidad. No hemos de ser llamados rabí como título distintivo, porque hay un Maestro, el Cristo. A nadie deberíamos llamar padre… porque uno solo es nuestro Padre, Dios. A los rabinos también se les llamaba afectuosamente “abba” o “Papá”; ellos se dirigían a sus discípulos como si fuesen sus hijos y la autoridad y honra de los rabinos los colocaba en un nivel muy superior al de sus discípulos. Jesús dice que solamente Dios debe recibir un respeto superior. Todos los cristianos son iguales. Weston escribe con perspicacia: Es una declaración de las relaciones esenciales del hombre con Dios.
Tres cosas constituyen a uno en cristiano: 1. Lo que es (doctrina) 2. Lo que cree (experiencia) 3. Lo que hace (práctica) El hombre necesita tres cosas para su ser espiritual: 1. Vida 2. Instrucción 3. Guía
Aquí se sube bajando Mateo 23: 12 “Y cualquiera que se ensalce, será humillado, y cualquiera que se humille, será ensalzado.” Una vez más se ve el carácter revolucionario del reino de los cielos en el hecho de que la verdadera grandeza es lo precisamente opuesto a lo que la gente supone. Jesús dijo: El mayor de vosotros, será vuestro servidor. Más cualquiera que se ensalce a sí mismo, será humillado; y cualquiera que se humille a sí mismo, será ensalzado. La verdadera grandeza se humilla para servir. Los fariseos que se exaltan a sí mismos serán abatidos. Los verdaderos discípulos que se humillan serán exaltados a su debido tiempo. Proverbios 25:6-7 “6No hagas ostentación ante el rey, y no te pongas en el lugar de los grandes; 7porque es mejor que te digan: Sube acá, a que te humillen delante del príncipe a quien tus ojos han visto.”
LAMENTOS POR SU HIPOCRECIA Ayes contra los Escribas y Fariseos Los versículos anteriores iban dirigidos a las multitudes y a los discípulos. El Señor pronuncia a continuación ocho ayes contra los soberbios e hipócritas religiosos de Su época. No se trata de «maldiciones», sino más bien de expresiones de dolor ante la suerte de los mismos, no diferente de la expresión « ¡Qué lástima!». AL IGUAL QUE LAS BIENAVENTURANZAS (Mat. 5:3-12), los ayes eran una forma de oración del AT. Los profetas los utilizaban comúnmente y es algo similar a decir “Oh, sorpresa” o, quizá aquí, maldiciones (“Maldito el que… en contraste con la fórmula de bendición “Bienaventurados…”). Los fariseos no eran todos iguales, y los rabinos posteriores, que se consideraban herederos espirituales de los fariseos, señalan diversos tipos de críticas a los fariseos cuyos corazones no estaban en orden (p. ej., “el fariseo amoratado” que permanentemente chocaba con todo a su alrededor por cerrar sus ojos para evitar ver a una mujer). Estos relatos destacan que las motivaciones son críticas, la mejor motivación es el temor del señor, o el amor a Dios. La literatura rabínica condena de manera regular la hipocresía y exige motivos correctos. Los opositores de Jesús habrían estado de acuerdo con la mayor parte de su ética, quizá habrían replicado que no estaban en realidad violándola. Definición de hipocresía: La hipocresía es la actitud constante o esporádica de fingir creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades, o estándares que no se tienen o no se siguen. La persona hipócrita finge cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente tiene o experimenta. La hipocresía en si es un tipo de mentira o pantalla de reputación.
La hipocresía puede venir del deseo de esconder de los demás motivos reales, o sentimientos. La hipocresía no es simplemente la inconsistencia entre aquello que se defiende y aquello que se hace. Es decir, una persona hipócrita, es aquella que pretende que se vea la grandeza y bondad que construye con apariencias sobre sí misma, propagándose como ejemplo y pretendiendo o pidiendo que se actúe de la misma forma, además de que se glorifique su accionar, aunque sus fines y logros están alejados a la realidad. Hipócritas significaba originalmente actores de teatro, pero para este tiempo el término se usaba también peyorativamente para las personas de dos caras, cuya conducta era diferente de su creencia o que variaba según las personas con quienes se relacionaban.
LOS 8 AYES CONTRA LOS ESCRIBAS Y FARISEOS El primer ay, negar el reino de los cielos a otros. Mateo 23:13 “Pero, ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando.” El primer ay se dirige contra su obstinación y obstruccionismo. Ellos mismos rehusaban entrar en el reino, y estorbaban agresivamente a otros para no dejarlos entrar. Cosa extraña, los guías religiosos son frecuentemente los oponentes más activos del evangelio de la gracia. Pueden ser dulces y tolerantes con cualquier cosa menos con las buenas nuevas de la salvación. El hombre natural no quiere ser el objeto de la gracia de Dios y no quiere que Dios muestre gracia a otros. ¡Ay de vosotros, pastores y administradores, hipócritas, que predican sobre el amor de Cristo, pero que ni lo conocen por experiencia, ya que por dentro estáis llenos de egoísmo y arrogancia, y valorizáis a las personas sólo de acuerdo al dinero que tengan! Pervirtiendo las Escrituras, los sacerdotes y doctores de la ley cegaban la mente de aquellos que de otra manera habrían recibido un conocimiento del reino de Cristo y la vida interior y divina que es esencial para la verdadera santidad.
El segundo ay, aprovecharse de lo ajeno. Mateo 23:14 “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, aun cuando por pretexto hacéis largas oraciones; por eso recibiréis mayor condenación.” El segundo ay censura que se apropiasen de las casas de las viudas y que lo encubriesen haciendo largas oraciones. Algunas sectas actuales emplean una técnica similar consiguiendo que viudas ancianas, a veces creyentes
con poco discernimiento, firmen la cesión de su propiedad a la «iglesia». Estos pretendientes de piedad recibirán mayor condenación. Los fariseos ejercían gran influencia sobre la gente, y la aprovechaban para servir sus propios intereses. Conquistaban la confianza de viudas piadosas, y les indicaban que era su deber dedicar su propiedad a fines religiosos. Habiendo conseguido el dominio de su dinero, los astutos maquinadores lo empleaban para su propio beneficio. Para cubrir su falta de honradez, ofrecían largas oraciones en público y hacían gran ostentación de piedad. Cristo declaró que esta hipocresía les atraería mayor condenación. La misma reprensión cae sobre muchos que en nuestro tiempo hacen alta profesión de piedad. Su vida está manchada de egoísmo y avaricia, pero arrojan sobre ella un manto de aparente pureza, y así por un tiempo engañan a sus semejantes. Pero no pueden engañar a Dios. El lee todo propósito del corazón, y juzgará a cada uno según sus obras. Cristo no escatimó la condenación de los abusos, pero se esmeró en no reducir las obligaciones. Reprendió el egoísmo que extorsionaba y aplicaba mal los donativos de la viuda. Al mismo tiempo, alabó a la viuda que había traído su ofrenda a la tesorería de Dios. El abuso que hacía el hombre del donativo no podía desviar la bendición que Dios concedía a la dadora.
El tercer ay, celo mal dirigido. Mateo 23:15 “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros” La tercera acusación contra ellos es su celo mal dirigido. Ellos llegaban a extremos inimaginables para conseguir un convertido, pero después de llegar a serlo le hacían dos veces más malvado que ellos mismos. Una analogía moderna es el celo de las falsas sectas. Un grupo está dispuesto a llamar a setecientas puertas para alcanzar una persona para su causa, pero el resultado final es malo. Como alguien ha dicho: «El más convertido llega frecuentemente a ser el más pervertido». Los fariseos no tenían misioneros en el sentido propiamente dicho, pero los judíos que vivían fuera de Palestina estaban siempre ansiosos por hacer
conversos entre los gentiles, tenían metas de convertir a no judíos al judaísmo según sus influencias de Hillel el abuelo de Gamaliel. ¿Históricamente quien fue Gamaliel? El rabí Gamaliel I, era un fariseo reconocido doctor de la ley y prominente miembro del sanedrín en la mitad del primer siglo. En Hechos de los apóstoles Gamaliel es descrito como fariseo con gran autoridad entre sus contemporáneos. Se afirma que fue maestro de Saulo de Tarso. En Hechos de los Apóstoles 22:3, San Pablo indica: "Yo soy judío. Nací en Tarso de Cilicia, pero me crié aquí en Jerusalén y estudié bajo la dirección de Gamaliel, muy de acuerdo con la ley de nuestros antepasados". Hijo de Simón y nieto de Hillel. Célebre fariseo, doctor de la Ley y miembro del sanedrín. Representante de los liberales en el fariseísmo (la escuela de Hillel era opuesta a la de Shammai), Gamaliel intervino con un razonable consejo en el concilio convocado contra los apóstoles y salvó a éstos de la muerte (Hch 5.33–42) Entre las tradiciones cristianas, Gamaliel I aceptó la fe cristiana, y permaneció como miembro del Sanedrín con el propósito de secretamente ayudar a los cristianos. De acuerdo con Focio, fue bautizado por San Pedro y San Juan, junto con su hijo y con Nicodemo. Su cuerpo, milagrosamente encontrado en el quinto siglo, se dice es resguardado en Pisa, en Italia. Y entonces Hiller ¿Quién fue? Hilel o Hillel, llamado el Viejo (ha-zaqen) o el Sabio (c. 70 a. C.-10 d. C.) fue un rabino y maestro judío, el primer erudito que sistematizó la interpretación de la ley escrita. Nació, según el Talmud, en Babilonia. Recibió su avanzada formación en Jerusalén, donde se convirtió en una autoridad sobre la ley judía, por lo que fue elegido jefe de su consejo religioso. El énfasis de Hilel en el cumplimiento de las normas éticas, en la piedad personal, en la humildad y en la preocupación por los demás fueron precursores de ciertas enseñanzas morales del cristianismo e islam.
El cuarto ay, razonamiento deshonesto. Mateo 23:16-22 “16¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: "No es nada el que alguno jure por el templo; pero el que jura por el oro del templo, contrae obligación." 17¡Insensatos y ciegos!, porque ¿qué es más importante: el oro, o el templo que santificó el oro? 18También decís: "No es nada el que alguno jure por el altar; pero el que jura por la ofrenda que está sobre él, contrae obligación." 19¡Ciegos!, porque ¿qué es más importante: la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? 20Por eso, el que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él; 21y el que jura por el templo, jura por él y por el que en él habita; 22y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él.” En cuarto lugar, el Señor los denuncia por su casuismo o razonamiento deliberadamente deshonesto. Ellos habían edificado un falso sistema de razonamiento para evadir el pago de los votos. Por ejemplo, ellos creían que si uno juraba por el templo, no se estaba obligado a pagar, pero que si se juraba por el oro del templo, que entonces se debía cumplir el juramento. Decían que el juramento por el don sobre el altar era vinculante, mientras que jurar por el altar vacío no lo era. De esta manera, ellos valoraban el oro por encima de Dios (el templo era la casa de Dios), y el don sobre el altar (riqueza en una u otra forma) por encima del altar mismo. Estaban más interesados en lo material que en lo espiritual. Estaban más interesados en recibir (el don) que en dar (el altar era el lugar donde se daba). En este período, los judíos ya no permitían que se pronunciara el nombre sagrado de Dios. Al realizar juramentos menores, algunas personas esperaban evitar las consecuencias de jurar por el nombre de Dios y no poder cumplir su compromiso, o s su juramento resultaba ser equivocado. A medida que las personas juraban o hacían votos por cosas relacionadas con Dios en lugar de Dios mismo, más y más cosas se convirtieron en sustitutos para el nombre de divino, y en consecuencias llegaron a ser maneras indirectas de aparentar jurar por Dios a la vez que esperaban amortiguar las consecuencias.
El quinto ay, ritualismo sin realidad. Mateo 23:23-24 “23¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas. 24¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!” El quinto ay es contra el ritualismo sin realidad. Los escribas y fariseos eran meticulosos en dar un diezmo al Señor de las plantas más insignificantes que cultivaban. Jesús no los condenó por este cuidado acerca de los pequeños detalles de la obediencia, pero les reprochó duramente que fuesen totalmente carentes de escrúpulos para lo que se refería a mostrar justicia, misericordia y fidelidad a otros. Empleando una figura de lenguaje insuperada por su expresividad, Jesús los describió colando el mosquito y tragando un camello. El mosquito era un diminuto insecto que a menudo caía en una copa de vino dulce, y que era colado sorbiendo el vino a través de los dientes. ¡Qué ridiculez cuidarse tanto de lo insignificante, y luego tragarse el animal inmundo más grande de Palestina! Los fariseos estaban infinitamente preocupados por las minucias, pero burdamente ciegos a enormes pecados, como la hipocresía, falta de honradez, crueldad y codicia. Habían perdido el sentido de la proporción. El principio de que las virtudes como la justicia, la misericordia y la fe eran las más importantes es familiar en las Escrituras: Deuteronomio 10:12, 13 “12Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el Señor tu Dios, sino que temas al Señor tu Dios, que andes en todos sus caminos, que le ames y que sirvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, 13y que guardes los mandamientos del Señor y sus estatutos que yo te ordeno hoy para tu bien?” Miqueas 6:8 “Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el Señor de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?”
Los rabinos mismos algunas veces resumían la ley desde el punto de vista de principios generales como el amor. La mayoría de los fariseos y otros intérpretes judíos como Filón estaban de acuerdo en que había partes más pesadas y más livianas en la ley. Ellos enseñaban que uno debía dedicar tanta atención a los detales pequeños como a los principios. Los diezmos se usaban de manera especial para el sostén de los sacerdotes y levitas. Sobre los insectos muertos: Al intentar evitar la impureza que causaba un insecto muerto en su bebida, los fariseos colarían un insecto tan pequeño como una mosca y aún más pequeño antes que muriera, a fin de resguardar el líquido Levítico 11:32, 34 “32También quedará inmunda cualquier cosa sobre la cual caiga muerto uno de ellos, incluso cualquier artículo de madera, ropa, piel, saco, o cualquier utensilio de trabajo; será puesto en el agua y quedará inmundo hasta el atardecer; entonces quedará limpio. 34"Todo alimento que se come, sobre el cual caiga de esta agua, quedará inmundo, y todo líquido que se beba en tales vasijas quedará inmundo.”
El sexto ay, externalismo. Mateo 23:25-26 “25¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno. 26¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de adentro del vaso y del plato, para que lo de afuera también quede limpio.” Los fariseos, cuidadosos por mantener una exhibición externa de religiosidad y moralidad, tenían los corazones llenos de rapiña y de injusticia. Tenían que limpiar primero lo de dentro del vaso y del plato, esto es, asegurar que sus corazones estaban limpios por el arrepentimiento y la fe. Entonces, y sólo entonces, sería aceptable su conducta exterior. Hay una diferencia entre nuestra persona y nuestra personalidad. Tenemos la tendencia a enfatizar la personalidad, esto es, aquello que queremos que
los otros crean que somos. Dios enfatiza la persona, lo que realmente somos. Él desea verdad en lo íntimo (Sal. 51:6). Salmos 51:6 “He aquí, tú deseas la verdad en lo más íntimo, y en lo secreto me harás conocer sabiduría.” La pureza ritual era importante para los fariseos, de manera que lavaban sus vasijas y se lavaban a sí mismos en baños rituales. La escuela de Shammai, la mayoría farisaica en este período, decía que la parte exterior de un vaso podía estar limpia aun cuando la parte interior no lo estuviera; el punto de vista minoritario de los seguidores de Hillel era que el interior de la copa debía limpiarse primero. Jesús se identifica con la escuela de Hillel en este punto, pero lo hace de manera que pueda realizar una declaración figurada con respecto al interior del corazón.
El séptimo ay, otro golpe de externalismo. Mateo 23:27-28 “27¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28Así también vosotros, por fuera parecéis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.” La diferencia es que el sexto ay ataca la ocultación de la avaricia, mientras que el séptimo condena el ocultamiento de la hipocresía e iniquidad. Los sepulcros eran blanqueados para que los judíos no los tocaran sin querer y quedasen así ceremonialmente contaminados. Jesús asemejó los escribas y fariseos a sepulcros blanqueados, que parecían limpios por fuera, pero que estaban llenos de corrupción por dentro. Los hombres creían que el contacto con estos guías religiosos sería santificador, pero en realidad era una experiencia contaminante, porque estaban llenos de hipocresía y de iniquidad. Nada contagiaba la impureza ritual tanto como un cadáver (hacía impuro durante una semana a cualquiera que lo tocara “El que toque el cadáver de una persona quedará inmundo por siete días.” Núm. 19:11); los fariseos creían que uno contraía la impureza si aún su sombra tocaba un cadáver o un sepulcro.
Los sepulcros que no estaban claramente identificados (o los osarios cubiertos de cal) se blanqueaban cada primavera antes de la Pascua, a fin de advertir a los transeúntes que los evitaran y de esta manera no se contaminarían; los fariseos o bien carecían de esta advertencia o querían actuar como si fuera una señal de distinción en lugar de una evidencia de impureza. Ezequiel 13:10-12 “10Sí, porque han engañado a mi pueblo, diciendo: "¡Paz!", cuando no hay paz. Y cuando alguien edifica un muro, he aquí, ellos lo recubren con cal; 11di, pues, a los que lo recubren con cal, que caerá; vendrá una lluvia torrencial y caeréis vosotras, piedras de granizo, y se desencadenará un viento huracanado. 12He aquí, cuando el muro haya caído, no se os preguntará: "¿Dónde está la cal con que lo recubristeis?” La blancura quizá sirviera para ocultar la debilidad de una pared, pero no impediría su caída.
El octavo ay, homenaje externo y un homicidio interior. Mateo 23:29-30 “29¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, 30y decís: "Si nosotros hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en derramar la sangre de los profetas."” Los escribas y fariseos pretendían honrar los profetas del AT edificando y/o reparando sus sepulcros y poniendo guirnaldas en sus monumentos. En discursos memoriales, decían que ellos no habrían sido cómplices de sus antecesores en la muerte de los profetas.