MICHEL FOUCAULT: VIGILAR Y EXAMINAR

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VIGILAR Y EXAMINAR Ensayos sobre textos de Michel Foucault Víctor Marcos Hernández

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El examen en Michel Foucault* Texto tomado de Vigilar y castigar Foucault inicia su trabajo sobre el examen con un amplio párrafo donde introduce cada uno de los puntos a tratar en este apartado. Nos entrega una visión muy amplia sobre lo que realiza el examen: 1.- Combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que normaliza. 2.- Es una mirada que normaliza, mirada que regula, y de ese modo califica (da valor, pone nota al alumno), clasifica (ordena por clase, jerarquiza) y castiga (impone una sanción, un escarmiento o una corrección). 3.- Va a establecer sobre los individuos una visibilidad que diferenciará y sancionará. Será la posibilidad de observar al individuo, de percibirlo;1 4.- Los dispositivos de disciplina mantienen al examen altamente ritualizado a causa de lo anterior;2 5.- En el examen se unen: la ceremonia del poder y la forma de la experiencia, el despliegue de la fuerza y el establecimiento de la verdad;3 6.- En el centro mismo de los procedimientos de disciplina, “manifiesta el sometimiento de aquellos que se persiguen como objetos y la objetivación de aquellos que están sometidos”. Otra forma de decirlo sería: “se manifiesta el sometimiento de quienes se busca como objetos, como “cosas”, y la cosificación, es decir, la objetivación, de aquellos que están sometidos (vigilados, examinados, observados). 7.- En el examen es visible la superposición “de las relaciones de poder y de las relaciones de saber”.4

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Texto tomado de Michel Foucault, Vigilar y castigar, México, Siglo XXI editores, pp. 189-198 De cierta forma, el examen es la manera en que se aísla al sujeto, en que se le individualiza y, de ese modo, es analizado, diseccionado, y se observan sus conocimientos. 2 En los mecanismos de enseñanza, de reglamentación (mecanismos que examinan), el examen es parte del ritual de la educación, que se encuentre “altamente ritualizado”, como dice Foucault, da una visión de ceremonia, de tradición; punto central del proceso disciplinario. 3 La ceremonia del poder es “el examen altamente ritualizado”, y la forma de la experiencia es la conformación del conocimiento, “construcción curricular”, construcción de los saberes. Cuando se nos habla sobre “el establecimiento de la verdad” por medio del examen, debemos recordar que Foucault, en su primer conferencia dentro del libro La Verdad y las Formas Jurídicas, nos dice que la verdad se construye, se inventa, a partir de prácticas sociales que engendran dominios de saber. En este caso, estas prácticas sociales son prácticas discursivas disciplinaras que establecen la verdad. El uso constante del libro La Verdad y las Formas Jurídicas nos lleva a utilizar sus iniciales cada vez que sea citado (LVFJ). 1

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Describiendo cada uno de los puntos contenidos en su texto, Foucault inicia el desarrollo del tema. Nos dice que se realiza la historia de las experiencias sobre ciegos, niños-lobo e hipnosis, pero pregunta “¿quién hará la historia más general, más imprecisa, más determinante también del “examen”, de sus rituales, de sus métodos, de sus personajes y de su papel, de sus juegos de preguntas y respuestas, de sus sistemas de notación y de clasificación?” El examen es visto por Foucault como una pobre técnica que implica dominios de saber y cierto tipo de poder. El examen, según la anterior pregunta, conlleva: 1) rituales, 2) métodos, 3) personajes y su papel, 4) juegos de preguntas y respuestas y 5) sistemas de notación y de clasificación. Esta “pobre técnica” que es el examen, al desplegar todo su procedimiento, y continuando en el cuestionamiento foucaultiano, también puede llegar a tener una historia general, imprecisa y determinante. Según Foucault, se habla de la ideología que llevan las “ciencias” humanas, y su tecnología, que es un “pequeño esquema operatorio de difusión”, con su procedimiento, utiliza relaciones de poder que obtiene y constituye como saber. No es a un nivel de conciencia de las representaciones y de lo que se cree saber, sino a un nivel de lo que hace posible un saber donde se realiza la actuación política. Luego, inicia dos análisis, uno le pertenece al hospital como aparato de “examinar”, y el otro a la escuela como aparato de examen ininterrumpido. El desbloqueo epistemológico, es decir, el quitar los obstáculos para construir conocimientos, dentro de la medicina, se da gracias a la organización del hospital como aparato examinador. La construcción del hospital como una estructura compleja, que examina, que observa, que jerarquiza, que sanciona. Y dentro de este aparato que examina, esta estructura compleja, surge un ritual: la visita, que es una forma muy llamativa.

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Foucault nos dice (en LVFJ) que en el siglo XIX se forma “un cierto saber del hombre (…) saber este que, en verdad, nació de las prácticas sociales de control y vigilancia.” (pag. 14) Explicaríamos esta superposición de relaciones de poder y de saber, de la siguiente manera: relación que se lleva a cabo para construir la verdad escolar, misma que es construida a través del examen; este último como dispositivo disciplinario, como medio para llegar al conocimiento de los estudiantes. Los estudiantes, como sujetos aislados, individualizados, se mantienen en un estricto procedimiento de control y vigilancia.

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En el siglo XVII, afirma Foucault, el médico, que procede del exterior, va a unir su inspección con otros controles religiosos y administrativos, además de que casi no participa en cuanto a la gestión cotidiana en el hospital. Después, la visión se vuelve más regular, rigurosa y amplia, es decir, más sistemática.5 La visita cubre una parte importante dentro del funcionamiento del hospital. Luego veremos tres fechas que, en cuanto a lo que se ha explicado, son tres momentos que se viven dentro del sistema hospitalario.

1661: el médico del Hôtel-Dieu de París, está encargado de una visita diaria. 1687: un médico “expectante” examina en la tarde a los enfermos gravemente afectados.

Surge la visión del siglo XVIII en cuanto al reglamento dentro del hospital: se precisan horarios de visita que sean de dos horas como mínimo. El servicio de rotación en cuanto a la mirada médica es asegurado todos los días, aun en los días de descanso. Entonces volvemos a la última fecha. 1771: se instituye un médico residente, con una misión: “prestar todos los servicios de su profesión, tanto de noche como de día, en los intervalos de una visita a otra de un médico del exterior”. La inspección, que en otro tiempo era discontinua y rápida, se ha transformado en “observación regular”, que pone al enfermo en un “examen casi perpetuo”. Esto tiene dos consecuencias: en cuanto a la jerarquía interna, el médico, que es un elemento externo, adquiere preminencia sobre el personal religiosos, se le confía un papel determinado pero que se encuentra subordinado a la técnica del examen. En cuanto a la segunda consecuencia: aparece la categoría de “enfermero”. 5

Dice el texto “la visita se fue haciendo más regular, más rigurosa, más amplia sobre todo…”. Foucault explica la transformación de la visita médica como cambios surgidos, entre el siglo XVII y XVIII, sobre la mirada médica. Para explicar la concepción de esos cambios, nos remitimos a Popkewitz, en La producción de la razón y el poder, y nos dirá que “Los cambios en el significado de la historia no son una progresión en el entendimiento humano, sino cambios en los principios de clasificación y razonamiento que son socialmente construidos.” (pag. 101) Existen cambios en la historia de la mirada médica y se refieren a “los principios de clasificación y razonamiento” pero en cuanto a los “examinados” dentro del aparato de “examinar” que es el hospital.

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El hospital, según Foucault, antes era un lugar de asistencia, pero se ha convertido en un lugar de formación y confrontación de los conocimientos. Esto se da al invertir las relaciones de poder y la constitución de un saber. Desde esta perspectiva, el saber se constituye, es decir, se construye por medio de dicha formación y confrontación de los conocimientos. El hospital bien disciplinado constituye el lugar adecuado para la disciplina médica. La disciplina médica 1) podrá perder su “carácter textual”, 2) tomará sus referencias ya no tanto en los autores decisivos (autores clave, autores obligados) como en un dominio de objetos perpetuamente ofrecidos al examen.6 El segundo análisis que construye Foucault es con respecto a la escuela. En él nos dice que “la escuela pasa a ser una especie de aparato de examen ininterrumpido que acompaña en toda su longitud la operación de la enseñanza”. El examen ininterrumpido puede ser contemplado como examen casi perpetuo.7 La escuela es conceptualizada de dos formas: 1) aparato de examen ininterrumpido, casi perpetuo, y 2) una operación de enseñanza. En conjunto, la escuela es un aparato de enseñanza. Foucault habla de los hermanos de las Escuelas cristianas. Ellos querían que sus discípulos tuviesen composición todos los días de la semana. El primer día de ortografía, el segundo de aritmética, el tercero: canto en la mañana y en la tarde escritura. La composición se realizaba con el fin de designar a quién merecía someterse al examen del inspector.

1775: en este año, la Escuela de Caminos y Puentes contaba con dieciséis exámenes al año. 3 de matemáticas, 3 de arquitectura, 3 de dibujo, 2 de escritura, 1 de corte de piedra, 1

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Al principio de este texto, Foucault nos dice que los procedimientos de disciplina manifiestan “ el sometimiento de aquellos que se persiguen como objetos y la objetivación de aquellos que están sometidos”. Recordemos que el examen, en cuanto a Foucault, es una técnica que conlleva dominio de saber y cierto tipo de poder. Es la mirada vigilante que permite “calificar, clasificar y castigar; califica, clasifica y castiga por medio de este dominio de objetos que son perpetuamente examinados, jerarquizados, vigilados y normalizados. 7 Volviendo a la concepción del hospital, que ya estudiamos, para continuar con este análisis, retomaremos una cita. “La inspección de otro tiempo… se ha transformado en una observación regular que pone al enfermo en una situación de examen casi perpetuo.” Si comparamos lo que se nos dice del hospital, como aparato examinador, y de la escuela, como aparato de examen ininterrumpido, es decir, tanto en el hospital como en la escuela, el examen se vuelve casi perpetuo, diríamos que el alumno se encuentra en el mismo nivel que el enfermo; los dos son examinados constantemente. Diríamos, de manera metafórica, es un examen casi “eterno”, que es a lo que se refiere el examen casi perpetuo.

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de estilo, 1 de levantamiento de planos, 1 de nivelación y 1 de medida y estimación de construcciones. En la escuela, el examen no se limita a sancionar el aprendizaje, pues sancionar es uno de sus factores ya permanentes, subyacentes, según un ritual de poder prorrogado constantemente. La sanción de un aprendizaje, desde lo que se vive en la escuela, y como dice Foucault, es permanente y subyacente, volvemos al punto de que el examen, en la educación, es permanente, casi perpetuo, y subyacente, “enterrado”, firmemente “anclado”, “sumido”. Nos dice Foucault que el examen permite al maestro, tanto transmitir su saber, como establecer un campo muy amplio de conocimientos y todo esto se lleva a cabo sobre el discípulo. Esto es de gran importancia para comprender la relación maestro-discípulo y el nexo que los une que es el examen. Foucault va a enfrentar dos ideas sobre el aprendizaje. La primera, nos dice, es la tradición corporativa, que es la prueba que se tiene para saber que el aprendizaje se había terminado, y se validaba toda la aptitud adquirida. La forma de validar era a través de “la obra maestra”; esta autentificaba una transmisión de saber ya hecha. Debemos pensar en “una transmisión de saber ya hecha”. La segunda idea es en la escuela. El examen crea un verdadero y constante intercambio de saberes.8 La escuela se transforma, hace eclosión, surge como lugar donde se lleva a cabo la pedagogía. El procedimiento del examen hospitalario sirve como desbloqueo epistemológico de la medicina; asimismo, la época de la escuela “examinatoria”, aparte de que también sirve

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Dice Foucault que “el examen, en la escuela, crea un verdadero y constante intercambio de saberes.” El examen, desde esta forma de ser entendido, es prueba de que nada está dado de forma definitiva. Es un “constante intercambio de saberes”, que es contrario a decir “una transmisión de saber ya hecha.” Sería pensar que existe un único saber y que se le posee, se le tiene, y que esa posesión del saber único es definitiva. La aprehensión de conocimientos no sería necesaria, pues se poseerían. Esto nos lleva a recordar la idea de Foucault: el sujeto de conocimiento dado definitivamente. Esta concepción del sujeto es de la tendencia marxista académica, señalada por Foucault (en LVFJ). Diríamos que el sujeto, como totalidad, como sujeto preexistente, ya dado, no existe, pues si existe un sujeto único dado de forma “eterna”, luego entonces es un sujeto que no necesita intercambio de saberes, pues ya los posee. Los saberes que se construyen por medio de prácticas discursivas son de constante intercambio, y esto da como resultado que se construyan nuevas concepciones de sujetos. “Las prácticas sociales (en este caso, el examen) pueden engendrar… formas totalmente nuevas de sujetos y sujetos del conocimiento.” (pag. 14, en LVFJ)

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como una forma, no tanto de bloquear, sino de construir una epistemológica sobre los alumnos, comienza a funcionar la pedagogía como una ciencia.9 Luego pasamos a una explicación, un tanto breve, sobre el ejército. Nos dice Foucault que la época de las inspecciones y de las maniobras indefinidamente repetidas en el ejército marcó el desarrollo de un saber inmenso sobre las tácticas que tuvo efecto en la época de las guerras napoleónicas.10 Volviendo al examen, Foucault nos dice que este lleva consigo un mecanismo que une “cierta forma de ejercicio del poder” (el poder se ejerce), y “cierto tipo de formación de saber” (el saber se construye). Diríamos, en esa doble función, que el poder se ejerce a fin de conformar ciertos saberes. El examen, dentro de la escuela como aparato disciplinario, es un dispositivo de disciplina. Pasamos, entonces, a la exposición de tres incisos, en los cuales Foucault desarrollará ideas bien específicas sobre el examen. Los incisos contienen lo siguiente: 1) El examen invierte la economía de la visibilidad en el ejercicio del poder. 2) El examen hace entrar también la individualidad en un campo documental. 3) El examen, rodeado de todas sus técnicas documentales, hace de cada individuo un “caso”. Los tres incisos contienen el resto de lo que Foucault planteó en el primer párrafo de su trabajo. Pasamos al análisis del primer párrafo.

1.- El examen invierte la economía de la visibilidad en el ejercicio del poder El poder que se ejerce hace visibles a los individuos. “Establece sobre los individuos una visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona.”

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Para entender la creación de la pedagogía como ciencia, nos remitimos a Popkewitz (pag. 112-113). “Las ciencias sociales fueron un invento importante del siglo XIX, a medida que la pregunta social de la modernidad se da a conocer… las ciencias sociales habrían de describir, explicar y dar direccionalidad a la resolución del problema social. Pero los sistemas de ideas en ciencias sociales no eran simplemente ideas que pensar y utilizar para interpretar la vida social. Los conceptos fueron recurrentemente traídos a las prácticas sociales. Podemos describir por lo menos tres dimensiones mediante las cuales las ciencias sociales circunscribieron el arte de gobernar – la gobernabilidad de que nos hablaba Foucault –. Primero: en algunas instancias, los conceptos morales y políticos fueron traídos a las ciencias sociales y reclasificados como aquéllos de la ciencia a través de reglas de expresión disciplinaria”. 10 Podríamos pensar, al leer aquí lo que nos dice Foucault sobre el “inmenso saber táctico” del ejercito, que contiene “inspecciones y maniobras indefinidamente repetidas”, puede ser aplicable al examen, si lo vemos como “técnica” que contiene “rituales, métodos, sistemas de notación y calificación” y que inspecciona, es decir, vigila; la escuela es un verdadero aparato que se dedica a examinar a los alumnos.

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El poder, según Foucault, tradicionalmente es lo que se ve, lo que se muestra, lo que se manifiesta, es un desplegado de fuerza. Todo esto forma el principio de su fuerza en el movimiento por el cual se despliega. Luego, el poder se ejerce, y sobre aquellos que se ejerce, pueden estar en la sombra; no reciben luz sino de parte del poder que les está concedido, o del reflejo que recae en ellos durante unos instantes. Pero el poder disciplinario es diferente. Se ejerce de manera invisible, y aquellos sobre los que se ejerce, los sometidos, tienen que ser vistos. Esto es el “principio de la visibilidad obligatoria”. La disciplina, entonces, ejercida sobre los individuos, es iluminación, y esto, a su vez, es garantía de que el dominio del poder sobre ellos, es realmente efectivo. Ser visto sin cesar, poder ser visto constantemente; mantienen en su sometimiento al sujeto de disciplina, al individuo sujeto a disciplina. El examen es una técnica de poder que, en lugar de emitir signos o marcas de su potencia sobre los sometidos, mantiene a los sometidos en un mecanismo de objetivación. Existe el espacio de dominio, el espacio donde el poder disciplinario existe. Desde ahí se manifiesta el poder que acondiciona objetos. Entonces, el examen es contemplado como “ceremonia de objetivación”. Foucault plantea que hasta este momento, el papel de la ceremonia política se aparejaba al triunfo, además de dar lugar a la manifestación del poder, de una manera excesiva y regulada. Luego nos comenta, que la manifestación también es suntuaria, que es una expresión de lujo del poder. Por medio de esta forma suntuaria del poder en la ceremonia, a través de este gasto exagerado y codificado, el poder recobraba su vigor. La aparición solemne del soberano, ante sus súbditos11, llevaba la consagración de la corona y el retorno de la victoria, y aun en los fastos funerarios se manifestaba un desarrollo majestuoso, fastuoso, suntuario, del poder. En cuanto a la disciplina, ejercida al mismo tiempo, existía una ceremonia propia. No era el triunfo lo que se veía, sino la revista, el “desfile”, y esto era una forma “fastuosa” del examen. Los súbditos eran como “objetos” dispuestos a la observación de un poder que se

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En una entrevista que aparece el 2 de septiembre de 1975, realizada por la revista Quel Corps a Foucault, el filósofo habla sobre el cuerpo del rey y nos dice que “En una sociedad como la del siglo XVII, el cuerpo del rey no era una metáfora, sino una realidad política; su presencia física era necesaria para el funcionamiento de la monarquía.” (La entrevista, Poder-cuerpo se encuentra en Microfísica del poder (MFP), pag. 111 ediciones La piqueta). De ahí que la presencia del soberano ante sus súbditos sea de vital importancia para la consagración de la corona.

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manifiesta únicamente por la mirada. La mirada del soberano. No reciben imagen del poder soberano, sino que se despliega un verdadero efecto sobre sus cuerpos, legibles y dóciles. Foucault hace el análisis a la medalla que conmemora la “primer revista militar” llevada a cabo por Luis XIV. A causa de que en nuestro análisis al texto de Foucault existen otros puntos que es necesario desarrollar, no se hace “comentario al comentario de Foucault”, sino que, en una nota al pie de página, se hace el desarrollo de otros puntos a partir del comentario de Foucault acerca de la medalla.12 Este primer inciso concluye con un párrafo que Foucault traza de forma perfecta. A efecto de continuar con nuestro análisis, veremos los fragmentos de dicho párrafo. 1.- Considerar la medalla como el “momento en que coinciden de una manera paradójica pero significativa la figura… del poder soberano y la emergencia de los rituales propios del poder disciplinario.” Dios tipos de ceremonias unidas de manera paradójica. Recordemos que Foucault realiza la separación de dos ceremonias: la que implica lujos y que evoca el triunfo, la victoria, y que contienen la aparición solemne del soberano; y la que implica la revista, el “desfile”, dirigida a una forma fastuosa del examen. 2.- “La visibilidad apenas soportable del monarca se vuelve visibilidad inevitable de los súbditos”. Volvemos a lo que Foucault nos dice al inicio de su trabajo sobre la “visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona.” El poder disciplinario se hace invisible y de ese modo se ejerce; luego impone el “principio de visibilidad obligatoria.” Se podría decir, “pero dice que el poder disciplinario se hace invisible, y nos está diciendo que la visibilidad viene del monarca, y además, nos dice que se vuelve ¡apenas soportable! Es una visibilidad, y no una invisibilidad, ¿qué podemos decir a esto?” La respuesta podría ser 12

Luis XIV, conocido como el “Rey sol”, fue quien dijo “El Estado soy yo.” Dice Foucault, en la entrevista de MFP, que “el cuerpo del rey no era una metáfora sino una realidad política.” Debemos recordar que Luis XIV conformó una monarquía absoluta. Él intentó dirigir todo su reinado. Su cuerpo era el símbolo de Dios en carne. Fue llamado por su músico de cabecera, Lully, “Dios Júpiter”. La manifestación del lujo, manifestación suntuaria, se puede ver en todo el arte barroco que encerraba esa época, a más de sus ejércitos. Incluso lo suntuario, lo “divino” en sí, se muestra en el nombre mismo: Rey sol; después, en su propia concepción de Monarca: El Estado soy yo. Una alusión perfecta a esa mirada disciplinaria en el texto de Foucault son las palabras “Está bien… pero respiran”. Ahí se muestra el poder que se manifiesta tan sólo por la mirada; ese poder, que se encuentra subyacente en los “súbditos”, en los “objetos” del soberano, el poder real y político, que se encuentra tejido a partir del cuerpo del rey. Foucault intenta “mostrar cómo las relaciones de poder pueden penetrar materialmente en el espesor mismo de los cuerpos sin tener incluso que ser sustituidos por la representación de los sujetos” (La relaciones de poder penetran en los cuerpos, pag. 166, MFP). La mirada del monarca, del soberano, era la fuente manifiesta de forma real y totalizante, de la subjetivación de los “súbditos.” La mirada disciplinaria era el sometimientos y la objetivación de los sometidos como objetos.

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que se ha dicho que “coinciden de manera paradójica” el poder soberano y el poder disciplinario. Foucault nos explica que convive la visibilidad con la invisibilidad; lo invisible se vuelve visible en el cuerpo del rey. Y esta visibilidad, apenas soportable, como luz que ilumina los rincones más oscuros de una casa, induce a la visibilidad de manera inevitable, coactiva, a los súbditos. 3.- Y esta forma de invertir la “visibilidad en el funcionamiento de las disciplinas es lo que habrá de garantizar hasta sus grados más bajos el ejercicio del poder”. Tanto la visibilidad del monarca como la visibilidad del súbditos permiten que la disciplina sea efectiva, y de ese modo se ejerce el poder. Volvemos al texto de Foucault, Las relaciones de poder penetran en los cuerpos, y al observar que “las relaciones de poder pueden penetrar realmente en el espesor mismo de los cuerpos…”, es esta disciplina, el poder disciplinario que contiene ambas visibilidades, la que permite que el poder se ejerza: ¡la mirada vigilante, que desfila ante los súbditos, construye, en el cuerpo mismo, el poder disciplinario que permitirá la vigilancia y la autovigilancia! “El poder hace blanco en el cuerpo…” nos dirá Foucault. 4.- “Entramos en la época del examen infinito y de la objetivación coactiva”. Los elementos importantes se encuentra entrelíneas dentro de lo que analiza Foucault: Luis XIV, el Rey sol y su declaración “El Estado soy yo”; la primera revista militar a 18, 000 hombres, fue tomada como una empresa brillante durante su reinado; los súbditos son ofrecidos ante él como “objetos” destinados a la observación de un poder que no se manifiesta sino tan sólo por la mirada. Todo lo anterior resulta en ese “examen infinito”; es el resultado de la objetivación, el volver objetos de sometimiento obligatorio, coactivo, a los súbditos. Hasta aquí se ha analizado el inciso primero, el siguiente análisis corresponde al segundo inciso que ve al examen como individualidad de un campo documental.

2.- El examen hace entrar también la individualidad en un campo documental El examen deja tras él un archivo completo, tenue y minucioso. Este archivo se constituye al ras de los cuerpos y los días. Este archivo se ha construido de una manera concienzuda, y su construcción es sobre los cuerpos y los días, es decir, en una situación espaciotemporal.

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Nos dice Foucault que el examen coloca a los individuos en un campo de vigilancia y los sitúa en una red de escritura. El examen introduce a los individuos en un espesor de documentos que los capta e inmoviliza. El examen tiene un procedimiento que es acompañado por un sistema de registro intenso y una acumulación documental. Así, se constituye el “poder de escritura”, que es una pieza esencial en los engranes de la disciplina. Este “poder de escritura” se construye sobre no pocos puntos y se modela de acuerdo con los métodos tradicionales de la documentación administrativa. Estos métodos se dan con técnicas particulares e innovaciones importantes. Al ser de este modo, a los métodos les conciernen la identificación, la señalización y la descripción. El “poder de escritura” encuentra tres problemas a tratar, desde la visión de Foucault. 1.- Problema del ejército: 1.1.- había que encontrar a los desertores; 1.2.- se debían evitar las repeticiones de los aislamientos; 1.3.- corregir los estados ficticios presentados por los oficiales; 1.4.- conocer los servicios y el valor de cada uno de los que ahí se encuentran; establecer, con certeza, el balance entre los muertos y los desaparecidos. 2.- Problema de los hospitales: 2.1.- había que reconocer a los enfermos; 2.2.- se tenía que expulsar a los simuladores; 2.3.- se debía seguir la evolución de las enfermedades; se necesitaba verificar la eficacia de los tratamientos; 2.4.- se necesitaba descubrir los casos análogos y los comienzos de una epidemia. 3.- Problema de los establecimientos de enseñanza: 3.1.- había que caracterizar las aptitudes de cada uno; 3.2.- situar su nivel y su capacidad; 3.3.- se necesitaba indicar la utilización eventual que se podía hacer de él; 3.4.- por último, “el registro sirve para recurrir a él en el tiempo y el lugar oportunos, para conocer las costumbres de los niños, su adelanto en el camino de la piedad, en el catecismo, en la letras, según el tiempo de la Escuela, su espíritu y juicio que encontrará marcado desde su entrada.” 10


De todo lo anterior podemos ver que la formación de las series de códigos de la individualidad disciplinaria permite transcribir, homogeneizándolos, los rasgos de los individuos, establecidos por el examen. La serie de códigos que Foucault plantea son los siguientes: 1) códigos físicos de la señalización; 2) código médico de los síntomas; 3) código escolar o militar de las conductas y de los hechos destacados. Estos códigos son rudimentarios, y son de forma tanto cualitativa como cuantitativa; asimismo marcan el momento en que se iniciará la formalización inicial de los individuos, en el interior de las relaciones de poder. Siguiendo a Foucault, diríamos que existen otras innovaciones dentro de la escritura disciplinaria, y serían: 1) la puesta en correlación de los elementos; 2) la acumulación de los documentos; 3) el hecho de ponerlos en serie y 4) la organización de campos comparativos que permiten: clasificar, formar categorías, establecer medidas y fijar normas. Los hospitales del siglo XVIII, son grandes laboratorios que encierran métodos escriturarios y documentales. Sus registros contienen una gran lista de acciones. Veamos cuáles son: cuidados especificación, modos de transcripción de los otros, circulación durante las visitas, confrontación en el curso de las reuniones regulares de los médicos y de los administradores, la transmisión de sus datos a organismos centralizados tanto en el hospital como en la oficina central de los hospicios, la contabilidad de las enfermedades, de las curaciones, de los fallecimientos a nivel del hospital, nivel de la ciudad y nivel de la nación entera. Todo sirve para formar una parte integrante para el proceso por el cual los hospitales han estado sometidos al régimen disciplinario. Las condiciones fundamentales de la buena “disciplina” médica, en cuanto a los dos sentidos de la palabra disciplina, están para tener en cuenta los procedimientos de escritura que permitirán integrar, pero sin perderse, los datos individuales de los sistemas acumulativos. Este procedimiento de escritura se realiza, de tal modo que, a partir de cualquier registro, se pueda encontrar tanto un individuo como cada dato del examen individual que pueda repercutir en los cálculos de conjuntos. El examen, como aparato de escritura, abre dos posibles correlaciones: la primera, es la constitución del individuo como objeto descriptible y analizado. No se le reduce a rasgos específicos sino que se le mantiene en sus rasgos singulares, en su evolución particular y en su aptitud y capacidad propias; todo bajo la mirada de un saber permanente. La segunda, es 11


la constitución de un sistema comparativo que permite: medidas de fenómenos globales, la descripción de grupos, la característica de hechos colectivos, la estimación de las desviaciones de los individuos, unos respecto de los otros y la distribución en una población. La importancia decisiva de esas pequeñas técnicas de rotación, de registro, de constitución de expedientes, de disposición en columnas y en cuadros que, no son familiares, pero han permitido el desbloqueo epistemológico de las ciencias del individuo. Se tiene razón, dice Foucault, cuando se plantea el problema aristotélico, y que surge como pregunta, ¿es posible, y legítima, una ciencia del individuo?13 Hay un problema, nosotros diríamos, otro problema más, y que Foucault dice que es un problema histórico que plantea cómo emergen, a fines del siglo XVIII, lo que se podría colocar bajo las siglas de ciencias “clínicas”.14 13

Al entender lo que Foucault nos está explicando en este párrafo, sobre las “técnicas de notación, de registro, de constitución de expedientes, de disposición en columnas y en cuadros… que han permitido el desbloqueo epistemológico de las ciencias del individuo”, es decir, la construcción de un saber sobre el sujeto, la construcción de un sujeto del conocimiento por medio de estas anotaciones, nos es de vital importancia hacer una visita al libro Las Palabras y las Cosas (LPLC), y descubrir que se nos dice que “las ciencias humanas no han recibido como herencia un cierto dominio ya dibujado, medido quizá en su conjunto, pero que se ha dejado sin cultivo, y que tendrían la tarea de trabajar con conceptos científicos al fin y con métodos positivos… El campo epistemológico que recorren las ciencias humanas no ha sido prescrito de antemano.” (Capítulo 10, Las ciencias humanas, en Las Palabras y las Cosas, pag. 334) Es por medio de estas anotaciones que podemos comprobar que el desbloqueo epistemológico por medio de dichas técnicas se llevó a cabo y así se constituyeron las ciencias humanas o ciencias del individuo. 14 La información sobre el surgimiento, la creación de las ciencias “clínicas” a fines del siglo XVIII lo analizaremos, intentando comprender lo que nos está mencionando Foucault; es necesario retomar un término utilizado en LVFJ: Erfindung. También necesitamos volver a Popkewitz, cuando nos dice que “los cambios en el significado de la historia (son)… cambios en los principios de clasificación y razonamiento que son socialmente construidos.” Es decir, los cambios histórico-discursivos son construcciones de la sociedad. La palabra erfindung significa invento y ficción; dicho término lo usará Nietzsche, según Foucault, para explicar la eclosión del conocimiento. Diríamos, entonces, que las ciencias “clínicas”, de las que habla Foucault, su emergencia a fines del siglo XVIII, nos está hablando de erfindung, invención, creación, surgimiento, ficción, eclosión. Esta invención de las ciencias “clínicas”, que se da al final del siglo XVIII va acompañada de la descripción singular, del interrogatorio, de la amnesia, del “expediente” en el funcionamiento general del discurso científico. Ahora, mediante el uso del término erfindung veamos lo que dice Foucault en LVFJ. Dentro del siglo XIX “se inventaron también a partir de problemas jurídicos, judiciales y penales, formas de análisis muy curiosas que yo llamaría examen… Estas formas de examen dieron origen a la Sociología, la Psicología, la Psicopatología, la Criminología, el Psicoanálisis.” Según Foucault, “la indagación apareció en la Edad Media como forma de investigación de la verdad en el seno del orden jurídico. Fue para saber quién hizo qué cosa, en qué condiciones y en qué momento, que Occidente elaboró las complejas técnicas de indagación que casi en seguida pudieron ser empleadas en el orden científico y en la reflexión filosófica.” Para el siglo XVIII se inventan las ciencias “clínicas”; para fines del siglo XIX, el Psicoanálisis, la Sociología, etc. Nacen en conexión directa con la formación de un número de controles políticos y sociales; lo que en la Edad Media surge en el seno del orden jurídico, surge, al inicio de la sociedad capitalista, como control político y social. Lo que en la Edad Media es indagación, es decir, forma de investigación de la verdad, en el siglo XVIII son los procedimientos de escritura y de registro, mecanismos de examen,

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La invención de las ciencias “clínicas es un problema sobre el individuo: su entrada al campo del saber. Este problema, diríamos, tienen sub-problemas, o mejor dicho, está constituido por otros problemas: la entrada de la descripción singular, el interrogatorio, la amnesia, el “expediente” en el funcionamiento general del discurso científico. Para responder a estos problemas, nos dice Foucault, es necesario mirara a la escritura y al registro, a los mecanismos de examen, la formación de dispositivos de disciplina y la formación de “un nuevo tipo de saber sobre los cuerpos.” Luego preguntará “¿El nacimiento de las ciencias del hombre?” A lo que ya hemos dado una amplia respuesta en la nota al pie número catorce. Pero aquí nos dice Foucault, “Hay… que buscarlo en esos archivos de poca gloria donde se elaboró el juego moderno de las coerciones sobre los cuerpos, gestos, comportamientos.” El surgimiento de las ciencias del hombre se dio a partir del control que se ejerció sobre el ser mismo del sujeto.

3.- El examen, rodeado de todas las técnicas documentales, hace de cada individuo un “caso” El individuo es un caso que constituye un objeto para un conocimiento y una presa para un poder. Esa doble función del caso, como objeto y como presa, de conocimiento y uso del poder, muestra que el individuo es un “caso” que está sometido. Nos dice Foucault que el caso no es ya como casuística o la jurisprudencia, que puede ser un conjunto de circunstancias que califican un acto y que pueden modificar la aplicación de una regla. El caso es el individuo mismo, tal como es, que se le puede describir, juzgar, medir, comparar a otros y esto en su individualidad misma. Es el individuo cuya conducta hay que encauzar o corregir, a quien hay que clasificar, normalizar, excluir, etc. Al inicio del texto

formación de los dispositivos de disciplina, formación de un nuevo tipo de poder sobre los cuerpos; y a finales del siglo XIX, según Foucault, se inventaron formas de análisis muy curiosas llamadas examen. Dice Foucault que el “problema de la entrada del individuo… en el campo del saber” es “problema de la entrada de la descripción singular, del interrogatorio, de la amnesia, del “expediente” en el funcionamiento general del discurso científico”. En cuanto a todo lo que hemos planteado aquí, por medio de los textos de Foucault, podemos observar que las formas de indagación, examinación y establecimiento científico de las ciencias, fue creación o invención; pero no surge o se inventa de modo originario, como si fueran actos aislados los tres momentos históricos (Edad Media, siglo XVIII y siglo XIX), sino que, como nos diría Popkewitz son “cambios en los principios de clasificación y razonamiento que son socialmente construidos.” La forma de investigación y examinación en estos tres momentos históricos son resultado de ese cambio en cuanto a la clasificación y razonamiento sociales.

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Foucault habla de la “mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar”; en este caso es hacia el examen, en aquel es hacia el caso. Pero como dice el inciso el examen hace de cada individuo un caso, así que examen y caso van hacia la misma dirección: señalar al individuo a fin de conocerle y de ejercer sobre él el poder. Durante mucho tiempo, la individualidad común se mantuvo bajo el umbral de la descripción. El ser mirado, observado, referido detalladamente, seguido a diario por una escritura ininterrumpida, era un privilegio. Parte del examen, su ritual de poderío, era la crónica de un hombre, relato de su vida, historiografía relatada al hilo de su existencia. Los procedimientos disciplinarios invierten esa relación, rebajan el umbral de la individualidad descriptible, hacen de esta descripción un medio de control y un método de dominación. No se construye un monumento para la memoria futura, sino se construye un documento para su utilización eventual. Foucault dice que esta descriptibilidad nueva, que está marcada por el encuadramiento disciplinario, es decir estricto, hacia el niño, el enfermo, el loco y el condenado, pasa a ser objeto de decisiones individuales y de relatos biográficos. Esta consignación que se da por escrito de las existencias reales, no es un procedimiento de heroicización; más bien funciona como un procedimiento de objetivación y sometimiento. El encuadramiento disciplinario trae una vida cotejada, cotejada de manera cuidadosa, en cuanto a los enfermos mentales y a los delincuentes. Esta forma de vida corresponde a cierta función política de la escritura. El examen es la fijación ritual y científica de las diferencias individuales; esta fijación es la adscripción de cada cual al rótulo de “propia singularidad”, que tienen como oposición la ceremonia en la que manifiestan los estatutos, los nacimientos, los privilegios, las funciones con resonancias de sus máscaras. El examen indica la aparición de una modalidad nueva de poder en la que cada uno recibe, como estatuto, la propia individualidad vinculada a los rasgos, las medidas, los desvíos, las “notas” que lo caracterizan y hacen de este individuo un caso de ese estatuto. Finalmente, diremos con Foucault, que el examen se encuentra en el centro de los procedimientos que constituyen al individuo como objeto y efecto de poder y efecto y objeto de saber.

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El examen, combinando la vigilancia jerárquica y la sanción normalizadora, garantiza las grandes funciones disciplinarias de distribución y clasificación, extracción máxima de las fuerzas y el tiempo, acumulación genética continua y composición óptima de las aptitudes de fabricación de la individualidad celular, orgánica, genética y combinatoria. Por medio de todo lo que constituye el examen, se ritualizan esas disciplinas que se pueden caracterizar con una palabra diciendo que “son modalidades de poder para el que la diferencia individual es pertinente.” En cuanto a la conclusión del tercer inciso, podemos observar que es uno de los más completos, además de que se hace un recuento rápido de todo lo planteado en este texto. Veamos, pues, todo lo que Foucault nos plantea sobre las disciplinas. Las disciplinas marcan el momento en que se efectúa lo que se podría llamar “la inversión del eje político de la individualización.” Las sociedades del régimen feudal, como ejemplo, construyen la individualidad como la máxima del lado en que se ejerce la soberanía y en las regiones superiores del poder. Diremos que, el individuo, a mayor cantidad de poderío o privilegio, será más marcado por rituales, discursos y representaciones plásticas. Vemos dos tipos de individualización, la ascendente y la descendente. Todo se da por la construcción de los discursos, por las representaciones plásticas, por medio de esos rituales. La individualización ascendente se da de esta manera: 1.- El nombre y la genealogía que sitúan en el interior de un conjunto de parentela; 2.- La realización de proezas que manifiestan la superioridad por medio de las fuerzas y los relatos que inmortalizan. 3.- Las ceremonias que marcan, por su ordenación, las relaciones de poder; 4.- Los monumentos o las donaciones que aseguran la supervivencia tras la muerte; 5.- El fausto y el derroche, los vínculos múltiples de vasallaje y de soberanía que se entrecruzan. La individualización descendente surge de esta manera: Por el régimen disciplinario, y a medida que: 1.- El poder se vuelve más anónimo y más funcional sobre aquellos en los que se ejerce y que están más fuertemente individualizados; 2.- Por la vigilancia más que por las ceremonias; 15


3.- Por observaciones más que por relatos conmemorativos; 4.- Por medidas comparativas que tienen la “norma” por referencia, y no por genealogías que dan los antepasados como puntos de mira; 5.- Por “desviaciones” más que por hechos señalados. En un sistema disciplinario, donde el niño está más individualizado que el adulto, el enfermo más que el hombre sano, el loco y el delincuente más que el normal y el no delincuente, es hacia los primeros a los que se dirige nuestra civilización como “mecanismos individualizantes.” Pero cuando se individualiza al adulto sano normal y legalista, será porque se está buscando en él lo que aun existe de niño, aquella locura secreta, el crimen que ha querido cometer. Foucault llega a un momento interesante, y es al plantear que las ciencias, el análisis y las prácticas que contengan la raíz “psico-“ tendrán lugar en esta inversión histórica de los “procedimientos de individualización.” Diremos que los “mecanismos individualizantes” están constituidos por “procedimientos individualizantes.” El momento en que se ha pasado por los mecanismos históricos-rituales de formación de la individualidad a los mecanismos científico-disciplinarios, donde lo normal ha revelado lo ancestral, y la medida al estatuto, sustituyendo así la individualidad del nombre memorable por la del hombre calculable; el momento en que las ciencias del hombre llegan a ser posibles; estos momentos son aquello en que se utilizaron las nuevas tecnologías del poder y otra anatomía política del cuerpo. Desde el fondo, en la Edad Media hasta hoy, la “aventura” es realmente el relato de la individualidad. Es el paso de lo épico a lo novelesco, del hecho hazañoso a la secreta singularidad, de los largos exilios a la búsqueda interior de la infancia, de los torneos a los fantasmas. Todo esto se inscribe a la formación de una sociedad disciplinaria. Entonces, al comprender lo que Foucault nos explica, diríamos que es una especie de paso, donde se va del mito al logos. Para concluir, Foucault nos dice que el modelo de una sociedad que tuviera por elementos constitutivos unos individuos, está tomado de las formas jurídicas abstractas del contrato y del cambio. La sociedad mercantil habría sido representada como una asociación contractual de sujetos jurídicos aislados. Todo esto es posible que haya sido realizado. 16


La teoría política de los siglos XVII y XVIII parece que obedecía a este esquema. No se debe olvidar que ha existido, en la misma época, una técnica para constituir, efectivamente, a los individuos como elementos correlativos de un poder y de un saber. Tratado aparte, el siguiente párrafo encierra una de las visiones más brillantes que se pueden encontrar en todo el desarrollo del texto. He aquí la explicación. El individuo es un átomo ficticio, es invención (erfindung) de una representación “ideológica” de la sociedad. El individuo es construcción social. Pero también, el mismo individuo, es una realidad fabricada por esa “tecnología específica de poder llamada disciplina”. Hay que cesar de describir los efectos de poder en términos negativos, como exclusión, rechazo, censura, abstracción, disimulación, ocultamiento. De hecho, el poder produce: realidad y ámbitos de objetos y rituales de verdad. El individuo y el conocimiento que de él se puede obtener, corresponden a esta producción. Producción que el poder, ejercido, transforma en positiva.

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