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EDITORIAL Amigos lectores, en esta edición de Vínculo Empresarial nos tomamos la libertad de hacerle un homenaje a uno de nuestros grandes empresarios, Don Javier Bernardo Usabiaga Arroyo, quien además de sus importantes aportaciones al sector empresarial, fue socio fundador de nuestra Asociación del Empresariado Celayense y miembro del Consejo Consultivo. Echamos un vistazo por su trayectoria empresarial, familiar, política y sobre todo a su labor filantrópica, a su excelente calidad humana. De Don Javier sabemos que fue un orgulloso promotor del campo mexicano, pero poco se habló en vida de su incansable labor en favor de los más necesitados, porque si algo lo distinguió fue su gusto por hacer triunfar a quienes lo rodeaban, lo mismo pagaba becas a jóvenes, que costosos tratamientos a personas enfermas y le tendía la mano a quien se lo pidiera. En este momento de cambio y transformación es importante dar un vistazo al pasado para recordar como un hombre a través de su esfuerzo, creatividad y mucho trabajo, logró transformar en forma positiva un sector, el cual aún ahora sigue en busca de más y mejores condiciones. Don Javier nos permite mostrarles en este breve homenaje como creando lazos fuertes con todos y cada uno de los actores de su historia logró beneficios y desarrollo conjunto. Les mostraremos una cara de él que muy pocos conocen y les aseguro que quedaremos cortos en cuanto a todas las buenas obras que hizo por la gente que lo rodeó y también la que no estuvo cerca de él pero que confió en su ayuda. Quiero agradecer a todos los que nos apoyaron para hacer posible esta labor, muy en especial a su familia a su esposa Doña Tere y a su hermano Don Ángel muchas gracias. A todos y cada uno de los que dieron voz a sus acciones nuestra gratitud porque a través de su voz podemos retratar un poco de lo mucho que fue Don Javier y de la huella que dejará por siempre.
ÍNDICE
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Estableció bases para un campo sustenble
6 Programa hidráulico de Guanajuato, UN ORGULLO PARA DON JAVIER
12 Reconocieron su trabajo
16 El Rey del Ajo... Producir para compartir
DIRECTORIO ASOCIACIÓN DEL EMPRESARIADO CELAYENSE CONSEJO EDITORIAL
Hemos escuchado que ya no existen héroes, que se han perdido los valores y que el tejido social está totalmente destruido, pues bien cuando vemos el cariño y reconocimiento de tal cantidad de personal por un gran hombre Celayense, les puedo asegurar que nada está perdido, solo es cuestión de generar una cadena de favores y hacer lo que se tenga que hacer igual por los demás que por los propios.
Ismael Pérez Ordaz Enrique Jiménez Lemus José Carlos Rivas Dávila Jorge Almanza Mosqueda Fernando Olivares Ramos Jaime Usabiaga González Jesús Eduardo Huacuja
Celaya es tierra de grandes hombres, hoy homenajeamos a uno Don Javier Usabiaga, porque sólo los grandes seres trascienden.
EDITOR Arlett Cárdenas
Arq. Ismael Pérez Ordaz PRESIDENTE
DIRECTORA EDITORIAL Sandra Lira Arzate
SÍGUENOS EN:
COMERCIALIZACIÓN Y VENTAS Ing. Lilia Edith Morin Martínez (461) 257 0353 DISEÑO D.G. Paola Torres Soto
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Estableció bases para un campo sustentable Impulsó políticas públicas para desarrollar un campo de calidad y sustentable.
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or dos periodos Don Javier Usabiaga Arroyo estuvo al frente de la Secretaría de Estado encargada en Guanajuato del sector agroalimentario.
Su paso por esta área sentó las bases para que hoy la agroindustria en Guanajuato camine a la sustentabilidad. José Francisco Gutiérrez Miguel, Secretario de Desarrollo Agroalimentario y Rural, nos narró su cercanía con Don Javier y los proyectos que impulsó el Rey del Ajo en el que fue su último cargo público. En 1995 Don Javier ocupó la entonces llamada Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Rural de Guanajuato SDAR, ese fue su primer cargo público, y también fue el último cuando en 2012 regresó a la titularidad para transformarla en la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR). González Miguel conoció precisamente a Don Javier cuando estaba en su primera encomienda, sin imaginar que 17 años después colaboraría con él. “A Don Javier lo conocí desde hace muchos años porque era toda una figura pública, recuerdo del año 1995 en una exposición ganadera en León él fue como Secretario y yo estaba del lado del sector privado de los ganaderos, y de ahí me daba cuenta de su trayectoria, no tuve una relación cercana con él en esos años”. “Cuando el gobernador Miguel Márquez me invitó hace 6 años a colaborar con él me tocó conocer a Don Javier. Me invitó a trabajar a la parte ganadera, no sabía que el Secretario iba a ser Don Javier, me dijo quiero que aprendas de él, unos días antes de que entrara como Secretario me presenté en su oficina y recuerdo que no le gustó mucho la idea de que el Gobernador me estuviera mandando, me dijo ya te mandaron pues vamos a trabajar pero de ahí realmente empezó una relación de trabajo que considero que a través de los años también fue de amistad”.
Su primer y último trabajo en el sector público fue estar al frente de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural de Guanajuato.
“Me sirvió muchísimo ese tiempo con Don Javier porque le aprendí muchas cosas de toda su experiencia. Me di cuenta del gran respeto que le tenían muchos funcionarios del gobierno federal, con cariño y admiración, ya sea porque había sido su jefe y los había guiado o acompañado en alguna función y entre ellos el propio José Antonio Meade. Recuerdo que cuando él estaba en SEDESOL teníamos un tema de la leche con LICONSA, y LICONSA dependía de SEDESOL y vino el Secretario en ese tiempo Meade y me di cuenta de esa relación y respeto hacia don Javier de todos los funcionarios de esos niveles, como un consejero lo veían a donde llegaba”. Explicó que Don Javier impulsó a creación de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario en la que estaban integrados los secretarios del país. “Todos los secretarios lo veían como un maestro a Don Javier y era muy padre acompañarlo, yo de alguna manera iba dándome cuenta de esas cosas, aprendiéndole y conociendo como era que él trabajaba”. Si en 1995 hizo una reestructuración importante al cambiar la sede de la SDAR, en 2012 transformó su forma de trabajar y cambio el nombre a Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural.
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“Tuvo muchas aportaciones muy importantes, para empezar diría que la reestructura de la Secretaría. Cuando llega Don Javier parte de decir tenemos que hablar de lo que es la ruralidad y las nuevas tendencias, hacia dónde va el desarrollo del sector y de ahí se adopta el nombre de Secretaría de Desarrollo Agroalimentario, ya no lo quería dejar limitado a lo agropecuario, sino que visualizaba que el futuro es la alimentación que la población, y que se requerirán más alimentos”. “Yo creo que él perfectamente visualizó ese boom que se vino después donde el sector agroalimentario empezó a cobrar más relevancia y fue en el 2015 cuando se le da la vuelta a la balanza comercial donde estamos exportando más alimentos del sector primario”. Guanajuato exporta anualmente mil 500 millones de dólares del sector de agroalimentos y registra un crecimiento anual de casi el 6 por ciento, está sólo por debajo del sector automotriz que exporta más de 6 mil millones de dólares y tiene un crecimiento del 8 por ciento. “Esa reestructura de la secretaría la dividió en 3 principales áreas de atención: la primera tiene que ver con los recursos naturales y al sustentabilidad en el sector rural; por otro lado el desarrollo de la sociedad rural que incluye la capacitación de las personas, la seguridad alimentaria y el extensionismo; y por otro lado las actividades económicas del sector rural”. “Esa visión de esas 3 áreas al pasar de los años vemos que son los temas que están importando en el mundo y es la proyección que logró Don Javier. Considero que fue una de sus principales aportaciones y fue al inicio de su gestión y ya de ahí se empezaron a desprenderse una serie de cosas donde él tenía una visión de futuro y modernidad”. En el tema ganadero dijo que, tras venir el estado de sequías muy fuertes que ocasionaron una disminución del hato ganadero, impulsó el “Programa de rescate de hembras”. “Mucha gente tuvo que vender sus animales al rastro y a otros se les murieron por falta de agua o alimento, Don Javier dijo -no es posible que estemos exportando hembras que se vayan a las engordas para carne cuando no están faltando vientres-. Entonces se genera este programa de rescate de hembras con el que buscó que la gente exportaba las hembras las dejara en el Estado y le sirviera a otra gente como pie de cría y repoblar y reactivar la ganadería, con eso se logró además una mejora genética. Fue tanto el impacto positivo del programa que el gobierno federal lo adoptó”. Otro Sello que dejó Don Javier se llama “Guanajuato zona Premium agrícola de México”. “Él con esa visión y conocimiento del sector, sabiendo que los productos de Guanajuato son reconocidos en el mundo por su inocuidad dijo necesitamos crear ese programa para que los alimentos del Estado tengan un reconocimiento y que los consumidores vean la marca zona Premium de Guanajuato y tengan la confianza de adquirir los productos; y gracias a esos programas el clúster de agroalimentos en temas de exportaciones se ubicó en el segundo lugar del estado sólo detrás del sector automotriz, el mérito es de los productores pero Don Javier tuvo la visión de acercarles las herramientas de inocuidad, calidad de producto y sanidad para que puedan acceder a los mercados”. “Acompañamos a los productores en mercados internacionales para diversificar el mercado y él hizo una misión a Japón y se empezamos a exportar productos guanajuatenses a Japón”. Impulsó el tema de identificación del ganado porque la gente quiere saber de dónde viene lo que estamos consumiendo.
Un tema que le preocupó enormemente a Don Javier fue el de la sustentabilidad del agua, por ello promovió la creación del Programa Hidráulico de Guanajuato. “Somos el único Estado que tiene un Programa Estatal hidráulico y él fue quien lo impulsó porque él sabe el problema que tenemos en el Estado con la sobreexplotación de los acuíferos, él dijo tenemos que encontrar la solución y la estrategia para contrarrestar el problema en el tema del agua”. Ahora este Programa Estatal Hidráulico marca una serie de planes y estratégicas que se tienen que ir implementando para lograr estabilizar los acuíferos. Algo importante es que logró que al campo se le dignificara el presupuesto, durante su gestión pasó de tener una asignación de 300 a mil millones de pesos anuales. “Impulsó el hecho de darle más recursos al sector sobre todo por la importancia en el tema económico y de cuánta gente trabaja en el sector. Ocupamos los primeros lugares nacionales en producción de brócoli, lechuga, maíz, sorgo, leche de cabra, leche de vaca, carne de cerdo, carne de ave y tenía que haber un reflejo en el presupuesto”. Y entre otros méritos mencionó la relación con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo que no se había hecho en ningún Estado. “Están promoviendo prácticas sustentables de agricultura por conservación, pero gracias a lo que hacen se ha logrado ya demostrar que podemos ahorrar recursos, ser más sustentables y al mismo tiempo elevar la productividad, cuidar los rendimientos de los cultivos y hacia allá van los retos”. Y aunque no fue en el estado sino en la Federación, Gutiérrez Michel recordó que Don Javier creó el programa de alianza para el campo, también le dio modernidad a la SAGARPA, apoyó la creación del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA). Señaló que de Don Javier además se debe valorar la creación de miles de empleos que hizo a través de sus empresas, y su inmensa labor social en apoyo a personas necesitadas. “Era una gente muy humana que le gustaba ayudar a las personas, es un tema que no andaba pregonando pero ayudaba a muchisísima gente”. “Como jefe era estricto, era un jefe exigente, le gustaba que las cosas se hicieran bien, le gustaba que la gente fuera trabajadora, pero tenía razón en la manera como él era porque era necesario exigir”. “Era muy cuidado de los recursos públicos, decía que el dinero para empezar no es de nosotros y tenemos que cuidarlo y utilizarlo para el bien de la sociedad”. Dijo que si bien el sector tiene muchos retos, la visión que tuvo de reestructurar la secretaría en esas 3 áreas y permite atender temas de actualidad. “A pesar de que él lo visualizó hace 6 años son temas que vienen ahora muy importantes como la sustentabilidad, innovación y tenemos que seguir produciendo alimentos porque el crecimiento de la población mundial es exponencial y tenemos que hacerlo con métodos amigables con el medio ambiente, alejarnos de los insecticidas químicos que de alguna forma son venenos, nos tenemos que alejar de los métodos que no cuidan a la tierra y generan erosión o que saturan a la tierra de fertilizantes nitrogenados, pero esta estructura que nos dejó don Javier nos permite enfrentarlos”.
“Desde que nace un animal se le pone un arete con un número irrepetible y eso le da una trazabilidad a toda la cadena, es decir se sabe donde nació, donde se desarrolló, donde se engordó, donde se sacrificó y que la carne que estemos comprando en el súper o un restaurante la podamos rastrear y conocer el origen, eso tiene mucho valor en temas sanitarios y de inocuidad”. OCTUBRE 2018
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Programa hidráulico de Guanajuato, UN ORGULLO PARA DON JAVIER
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no de los proyectos más queridos para Don Javier fue el Programa Hidráulico de Guanajuato, al que le dedicó tiempo especial. Como productor agrícola es conocedor del importante consumo de agua en los cultivos, el 85 por ciento de lo que se extrae de los acuíferos se va al campo y un 60 por ciento se pierde en fugas o se evapora. Cada año Guanajuato tiene un déficit de mil 500 millones de metros cúbicos en sus acuíferos, y esto representaba una serie preocupación para Don Javier quien advertía: “Ya aprendimos a producir sin tierra, pero sin agua imposible”. Roberto Castañeda Tejeda, dirigió en Guanajuato la Comisión Nacional del Agua, desde ese cargo conoció a Don Javier quien luego lo invitó a colaborar con él en la SDAyR, dependencia donde actualmente ocupa la Subsecretaría de Administración y Eficiencia de los Recursos Naturales del Sector Rural. “Desde que llegué a Celaya lo conocí de una manera muy especial, él era Diputado Federal y yo Director de la Conagua, a los días que llegué su gente solicitó una comida con su servidor y a partir de ahí nos estuvimos reuniendo cada 2 meses, era una mesa para tocar temas del agua, él me compartía su visión, su preocupación del agua y me daba tips a seguir, yo le asesoraba de las necesidades que tenía y así nos fuimos durante 3 años”. “Él y el Licenciado Márquez me invita a trabajar, yo salí el último de abril de Conagua y el 3 de mayo ya me estaba hablando Don Javier para trabajar en SDAyR”. Uno de los proyectos más importantes que juntos trabajaron fue el Programa Estatal Hidráulico. “Siempre me expresó que de alguna manera Guanajuato iba bien pero que el reto más importante es la sustentabilidad del agua y siempre le puso un interés especial y dentro de las creaciones que se pudieron concretar fue darle
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rumbo a la cuestión del agua y es así como surge el Programa Estatal Hidráulico”. “Este programa lo elaboramos en un año y durante ese tiempo nos reuníamos cada 15 días con la empresa que se contrató y Don Javier le dedicaba el día completo a revisar los avances. Don Javier tenía los elementos para corroborar que era correcto el avance o los argumentos para mejorarlo, nos reunimos cada 15 días y nunca faltó”. Este instrumentos es elemental para la sustentabilidad hídrica de Guanajuato porque el Estado trae una sobreexplotación anual de mil 500 millones de metros cúbicos de los acuíferos. “Sí se acaba el agua en Guanajuato ni la tierra vale, ni la agricultura vale, Don Javier tenía un dicho muy sencillo, él decía -hemos aprendido a hacer agricultura sin tierra pero no sin agua-, y Guanajuato es uno de los Estados que tiene un estrés hídrico importante y él lo vivía todos los días cuando te das cuenta que cada año tus pozos están 3 metros más abajo las matemáticas te dicen que te vas a quedar sin agua si no tomas acciones”. El Programa Estatal Hidráulico es único en el país y modelo para otros Estados, consta de un diagnóstico muy objetivo de los acuíferos y las estrategias de solución. “Por primera vez nos atrevimos a hacer un diagnóstico real de la sobreexplotación del agua, es decir el cálculo normal de la disposición del agua tiene que ver uno con el cálculo técnico de lo que llueve en promedio y entonces la capacidad de recarga que puede tener el estado en sus acuíferos y con eso determinamos la oferta. Y la demanda es la que a través de los títulos de concesión ha otorgado la Comisión Nacional del Agua, eso te da un balance”. “Desafortunadamente este primer balance te arroja que la Comisión Nacional del Agua otorgó mil millones de metros cúbicos de agua más que la capacidad de recarga que tiene el acuífero, en números oficiales hay un déficit de mil millones de metros cúbicos en 18 de los 20 acuíferos. Pero por primera vez nos atrevimos a utilizar
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la tecnología y a través de imágenes satelitales hicimos una evaluación de cultivos establecidos y nos dimos cuenta que mientras nos reportaron 30 mil hectáreas como sembradas a través de las imágenes observamos 75 mil hectáreas, vimos que tipo de cultivo era y como sabemos la demanda de agua por cultivo pudimos saber la demanda real de agua y eso nos dio otra sobre explotación de 500 millones de metros cúbicos adicionales. Entonces mil 500 millones de metros cúbicos es la sobreexplotación estimada”. A partir de estos estudios el Programa incluye una serie de estrategias en el Estado para lograr en unos años la estabilización de los acuíferos entre las que se encuentran: aplicar la ley para sólo permitir que operen los pozos con derecho y con extracción del volumen permitido, uso de eficiente del agua en la agricultura ya que actualmente está en el 40 por ciento (de cada 10 litros de agua que extraen para el campo 6 se pierden y sólo se aprovechan 4); entre otras. Todo este trabajo dijo fue motivo de orgullo y responsabilidad para Don Javier. “Yo lo veía muy orgulloso de la calidad del trabajo, en todo estaba su toque hasta el fondo, con muchos días invertidos para un secretario. Lo vi muy contento y como era un hombre muy inteligente con cierta preocupación porque los retos son muy grandes, fue el principio del orden” Castañeda dijo que pocos hombres hay como Don Javier, su visión sobre el campo iba más allá de lo que muchas personas conocían. “Fue un trabajo muy enriquecedor, exigente, Javier era un hombre muy exigente, era su estilo, Don Javier era un hombre muy visionario pero además ha tenido la oportunidad de recorrer mucho mundo, cuando tienes la oportunidad de recorrer el mundo pues la cancha es grande, si pasó por Holanda, España, Argentina, Canadá, a la vuelta del camino fue jalando ideas y era un hombre con una visión que verdaderamente no lo alcanzábamos, había cosas que te podía transmitir que de repente no dimensionabas de qué te estaba hablando porque traía un contexto
mucho mayor, siempre tuvo mucha claridad de a donde llevar el sector, era un hombre muy emprendedor”.
Salía mucho al campo, su política fue muy clara: “ni tanta oficina ni tanto campo”. “Siempre fue un empresario y funcionario público muy ejecutivo, su visión era mezclar la oficina con el campo, ver qué estaba pasando en el terreno de los hechos y se iba a ser todos los sectores, ve iba a ver cómo estaban funcionando los terrenos de fresa, se iba a revisar si estaba sano el brócoli, y con la unión ganadera absolutamente todos los sectores”.
“Pocas personas tienen esa combinación entre visión, planeación y ejecución, y Don Javier era de esas personas, visualizaba algo, pensaba algo ya mañana ya quería que se hiciera con una visión empresarial, la realidad es que el cuidado de los dineros y la rentabilidad que siempre tuvo en mente eran el tema, era uno de los factores que siempre nos ponía sobre la mesa, teníamos que ser muy cuidadosos con el ejercicio de los dineros, ser cuidadosos con que los programas que implementábamos y los apoyos que realmente generaran valor”.
Visionario, proactivo, emprendedor, impresionantemente disciplinado, con mucha determinación, apasionado de las cosas que creía, perseguía sus ideales y tenía una capacidad de concretar las cosas, así lo definió Roberto Castañeda.
Y como jefe siempre exigió resultados, y siempre fue abierto a atender todos los sectores, y niveles sociales.
“En la parte humana a primera apariencia era muy recio, incluso para algunas personas podría no ser agradable, pero los que lo conocimos desde el interior era un ser humano impresionante que por ejemplo le pagó los estudios a montón de personas, por supuesto nunca platicó nada, verdaderamente era impresionante la generosidad y bondad de Don Javier, ayudó a gente humilde y la hizo millonaria, muchos agricultores de los más exitosos de Guanajuato se deben a Don Javier”.
“Aunque era fuerte conmigo siempre fue muy respetuoso, estoy muy agradecido con él porque al mismo tiempo que era muy directivo y en algunos momentos autocrático muchas veces te daba la confianza y la facultad de que tu decidieras, hicieras y propusieras, te dejaba hacer pero te evaluaba a la vuelta de la esquina”. “Para el sector sin duda de un valor muy fuerte, entre el incremento en presupuesto, programas nuevos y un tema muy relevante es que Don Javier tenía una visión integral del sector agroalimentario y del sector rural y en el rediseño de la Secretaría buscó que se atendieran todas las obras, era un hombre que hoy podía estar con el Consejo Estatal Agroalimentario donde están los empresarios que tienen mayor fuerza que están más organizados, que exportan y al siguiente día me acompañaba a las obras que traemos al noreste del estado con comunidades de 10 señores viejitos que lo más que le podían ofrecer era un chocolate y un pan y lo veías a las 8 de la mañana desayunando con ellos, me impresionaba porque después de saber su trayectoria, toda su historia, de repente verlo sentado en una piedra compartiendo con viejitos en el mundo perdido, genial, que visión de persona, que humanidad porque otras personas de repente con esa trayectoria se pierden y se mueven en otros mundos”.
La mayor preocupación de Don Javier en materia agrícola era el agua y se aseguró de buscar el cómo preservar este recurso natural
También en la Secretaría dio muestras de bondad, una anécdota que recuerda Castañeda es que cuando iban a reconocer a Miguel Ángel Solís en Vallarta, Don Javier se enteró del premio y rentó una avioneta para acompañarlo y llevarlo junto con su familia. “Hacía cosas profundas en temas como educación, salud, economía para muchas familias, pero también detalles como este con el Ingeniero Solís”. Agregó que estar cercano a Don Javier deja un compromiso de aspirar también a trascender en honor a ese hombre que dejó huella profunda.
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El Duero que viene...
El pasado 17 de Septiembre comenzó la cosecha en la Ribera del Duero, cuando las 285 bodegas inscritas, ante el Consejo Regulador de la Denominación de Origen, se dieron a la tarea de concluir el ciclo vegetativo de sus preciadas vides, plantadas sobre 22,522 has. Esta vendimia, retrasada 9 días respecto a 2017, se inició con un tono esperanzador pues el clima fue favorable durante el ciclo y la sanidad en las parcelas se decretó como óptima, factores evidentes para la excelencia del fruto. El ciclo inició con un invierno suave, seguido por una primavera húmeda y fresca que dio paso a un caliente y seco verano, algo tardío, para que en Octubre se dieran calurosos días y noches frescas, lo cual regala al fruto el rango de temperatura adecuado para que la maduración sea más lenta. El común denominador de las opiniones, que he leído y escuchado, establece que la madurez fenólica es notable, por lo que el volumen esperado en 2018 será de extrema calidad, aliviando así el desastre cuantitativo del año pasado. Hasta las 24 horas del 26 de octubre, el 88% de las bodegas habían finalizado con éxito sus operaciones y el órgano regulador reportaba más de 124 millones de kilos provisionales entregados, colocando el índice cerca del récord de 2016, cuando recogieron más de 133 millones. Para valorar este Duero en su justa medida habrá que esperar por lo menos hasta 2021, para vinos con mención Crianza, pero mientras tanto, con apertura y en pos de la diversidad que se torna conocimiento, podemos acudir a las añadas vigentes de bodegas cuyo sólido prestigio engrandece a la Ribera del Duero, algunas de las cuales le referiré brevemente. FINCA VILLACRECES. Al cobijo de un meandro del Duero, su viñedo se asienta en 64 has y 15 parcelas, dentro del enclave privilegiado de la Milla de Oro y colindante a Vega Sicilia. Forma parte del Grupo Artevino que dirige Lalo Antón, tercera generación de una familia dedicada al vino y a la restauración, iniciada por su abuelo Jesús Baigorri y continuada por su padre Gonzalo Antón, célebre propietario del Restaurante Zaldiaran, en Vitoria-Gasteiz. Su portafolio incluye 3 etiquetas: Pruno, un Crianza aclamado por Robert Parker, citándolo como “el pequeño Vega Sicilia”, y dos vinos de antología, el extraordinario Finca Villacreces y el súper exclusivo Nebro, del que solo se elaboran 1,000 botellas en campañas superlativas.
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ING. MATEO AGUILAR | mgas1958@hotmail.es
AALTO BODEGAS Y VIÑEDOS. Proyecto personal del respetadísimo Mariano García Fernández, Director Técnico de Vega Sicilia por 30 años, en el que controla 110 has repartidas en 7 municipios de Burgos y 20 has propias ubicadas en 2 municipios de Valladolid, todas ellas plantadas con cepas muy viejas, de muy bajo rendimiento y con edades que fluctúan entre 40 y 100 años. La vinificación y la crianza distinguen al terruño de donde proceden los frutos, pues se realizan de forma separada, para entonces en el ensamblaje obtener la retadora complejidad que sus 2 etiquetas exhiben, Aalto y Aalto PS (Pagos Seleccionados), para las cuales la crítica especializada solo tiene ovaciones que patentiza con altísimas puntuaciones, como la Guía Gourmets que otorgó 99 puntos al PS en 2015. BODEGAS FELIX CALLEJO. Con 100 has plantadas en Sotillo de la Ribera, una de las zonas más altas de la Ribera del Duero, muy cerca de donde mis recuerdos se agolpan, esta bodega familiar se luce al conducir su viñedo bajo los principios de la viticultura ecológica y presentar espectaculares vinos, en la que José Félix Callejo es el Director Técnico desde hace 19 años, luego de haber vinificado para Christian Moueix y Jean-Claude Berrouet en Pétrus. Su portafolio es amplio, pues elaboran Roble, Crianza, Reserva, Gran Reserva y Vino de Autor, con su Flores de Callejo, Callejo Crianza, Majuelos de Callejo, Gran Callejo y Félix Callejo, en una osada sinfonía de colores, aromas y sabores de gran riqueza que provocan los sentidos, desafío que se agradece ante la oportunidad de diferenciar la evolución de la cepa única, en función de su crianza. La grandeza de la Ribera del Duero es irrefutable, siempre reconocida por la elegancia y sedosidad de su Tinta Fina, la Tempranillo autóctona, pero también por la obsesión de aquellos que logran expresar la manera como el terruño distingue la personalidad de sus vinos y la convierte en única, para disfrute de paladares conocedores, como el suyo, o legos, como el mío. No lo dude, estimado lector, el Duero que viene será excepcional. Han sido muy amables y yo muy agradecido. Hasta la próxima entrega.
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DON JAVIER un padre en los Aguilares
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esde niña y hasta la fecha Paula tuvo siempre el apoyo de Don Javier, incluso le pagó la atención médica que le permitió recuperar la vista perdida por la diabetes. Apenas salía de la escuela, Paula de 9 años corría a desgranar ajos para recibir dinero en el Rancho los Aguilares, le pagaban 50 o 60 centavos, así empezó la relación laboral con Don Javier, el patrón, el que les enseñaba uno a uno a sus trabajadores cómo sembrar, cosechar y empacar ajo. Hace más de 50 años y entonces no había muchas oportunidades de estudio para las mujeres. Entrar al rancho los Aguilares resultó la oportunidad de salir adelante. Paula recuerda que en esos años toda la labor agrícola se hacía a mano, no había ni una sola máquina. “A los 9 años iba a la escuela pero salíamos 12 y media y nos íbamos a desgranar ajo a mano, todavía no había máquinas ni nada, empezábamos a desgranar la cabecita de ajo, a soplarlo, lo sacábamos a un patio grande, ya con los granos listos la gente se sembraba todo, se llenaban los campos de gente. Nos íbamos gustosos con 60 centavos porque en ese tiempo era mucho dinero y hay íbamos gustosos con nuestro dinero”. “Nosotros no conocíamos el ajo, no sabíamos nada de su siembra, él nos enseñó que hay enfermo, seco, morado, tierno, él nos enseñó todo”. A Paula le tocó ver como empezaron a usar la primera maquinaria, montacargas, diablitos, y después secadoras para el ajo, máquinas para hacer la separación de ajos por tamaños, y bandas para mover las cajas. Paula vivió el proceso que permitió a Do Javier hacer la primera exportación a Estados Unidos. “Me dijo Don Javier, me vas a escoger la semilla, el mejor ajo, a uno se le nombraba chileno y a otro criollo, el chileno era morado y grande con unos granos grandotes. Me pidió seleccionar puro ajo bueno, y yo temblaba porque tenía que hacer todo muy bien, pero él nos enseñó, él nos dijo qué hacer, nos acompañaba en todo, llegó
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y me dijo si este ajo es chileno yo soy criollo, y cuando vio que toda mi selección era de ajo chileno bromeó y dijo sabes qué sí soy criollo”. Fueron 38 años los que trabajó en Los Aguilares pero hasta la fecha Paula sigue recibiendo su pago en la nómina del rancho, nunca la desampararon. “Todo el tiempo a mí me gustaba andar en la capilla del rancho, casi cumplía los 50 años Don Javier me pidió que me encargara del templo nunca me ha dejado de dar mi raya. Eso ha significado mucho para mí porque cuando dejé de trabajar me desesperé y luego me enfermé porque me dio la diabetes, me quedé ciega, se me cayó el cabello, todo me pasó pero me ayudaron a salir adelante”. “Don Javier me dijo busca el mejor médico que te pueda atender y me llevaron con un doctor porque yo ya no me podía mover, ya no veía, me llevaron con un internista de Salamanca, se me cayeron los dientes, pero me dijo no te apures vamos a ayudarte”.
“Don Javier nunca nos dio la espalda, nunca nos habló mal, nunca nos faltó al respeto ni nosotros, siempre nos trató bien y yo digo él me ayudó, me quedé ciega y me ayudó con las operaciones de los ojos, me quebré hace como 2 años la rodilla y me pagaron la operación de la rodilla, o sea, yo no les voy a pagar nunca lo que me ayudaron y no sólo nada más a mí, había mucha gente que ayudó, muchos enfermos, muertos que no tenían para la caja él se las compraba, escuelantes (sic) que les da beca, Don Javier no quería ver un niño vago y les daba una beca para la escuela, ahorita todavía muchos muchachos tienen becas, muchos son doctores, ingenieros, Don Javier siempre les apoyó para su escuela”. De hecho Don Javier siempre fue buena con ella, el día que la sorprendió tomando sin permito un jitomate de un huerto para que su madre le hiciera una sopa cuando ella no pasaba los 8 años de edad, lejos de regañarla le pidió una cubeta para llenársela y tuviera que comer.
Haber tenido el respaldo siempre para salir delante de las dificultades le hizo sentir a Paula que en Don Javier tenía a un padre. “Dios nunca nos abandonó y ellos tampoco, siempre tuve el apoyo de ellos, todo el tiempo que les pedí un favor me lo hicieron y nunca me abandonaron, Don Javier fue personalmente a la clínica a ver si me podían ayudar o de lo contrario llevarme a México, siempre he tenido el apoyo de ellos, fue como un padre”.
Son incontables los casos de personas de las comunidades cercanas que tuvieron apoyo en becas, salud, trabajo, brindado por El Rey del Ajo, incluso apoyó a quienes eran ajenos al rancho.
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RECONOCIERON SU TRABAJO
Don Javier Usabiaga Arroyo fue reconocido por La Asociación Nacional de Especialistas en Irrigación, A.C., con el Premio Nacional de Irrigación 2017 por su labor en el cuidado y su preocupación por que la agricultura tenga un uso eficiente del agua.
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En 2017 la Asociación Nacional de Especialistas en Irrigación, A.C., entregó el Premio Nacional de Irrigación 2017 “Abelardo Amaya Brondo”, a Don Javier Usabiaga Arroyo, por su excelente trayectoria agrícola comprometido siempre por el uso sustentable, eficiente y rentable del Agua.
“Me dio mucho gusto que la gente reconozca el trabajo que se ha hecho en Guanajuato, en las dos oportunidades que tuve de servir en materia agrícola mi mayor preocupación fue en materia de agua. Podemos hacer muchas cosas, regalar fertilizante, tractores, hacer ochenta mil cosas, pero sin agua no puede haber nada y el problema de Guanajuato es precisamente la sustentabilidad de la agricultura basado en el buen uso del aprovechamiento integral del agua”.
Fue una ocasión especial en que el Premio fue entregado a una persona externa a la Asociación Civil.
Dijo que todos los ciudadanos y organismos que tienen agua concesionada deben comprometerse con su buen uso.
El galardón fue entregado en el marco del XVIII Congreso Nacional de Irrigación y la Fourth Interregional Conference on Land and Water Challenges de la International Commission of Agricultural and Biosystems Engineering, CIGR, en el Campus Montecillo del Colegio de Postgraduados.
“Cada día es mayor la demanda de la sociedad para que se utilice el agua de una manera eficiente y que sobre todo los que tenemos ese subsidio, esa bendición de Dios, esa suerte de contar con riego que hagamos de eso un uso responsable, que cada gota de agua en Guanajuato se convierta en una fuente de riqueza para los guanajuatenses y no solamente para el usuario, sino que seamos generadores de trabajo, empleo, riqueza, bienestar, infraestructura, de todo”.
on Javier recibió un sinfín de reconocimientos por su trabajo inmenso a favor del campo y lo que éste representaba.
Don Javier fue siempre un ejemplo y referente en el buen uso del agua. Ese año entrevistamos a Don Javier y esto nos comentó: “Mi relación con ellos viene de hace muchos años a través de mi pasión en el buen uso del agua y de convertir cada gota de agua en alimentos de una manera económica y que genere riqueza”, explicó don Javier Usabiaga Arroyo.
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Don Javier Usabiaga fue líder en establecer políticas públicas a nivel federal y estatal para el mejor uso del agua. Primero en su encargo federal impulsó la tecnificación del riego pero además la inclusión del fertilizante en el riego y de esta
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manera hacerlo más eficiente. En su paso por la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAYR) en Guanajuato impulsó un documento único en su tipo en el país, el Plan Estatal Hidráulico. “Me siento muy orgulloso y satisfecho de haber podido entregarle a mi Estado y haberlo podido incluir en el Programa de Gobierno del Gobernador Miguel Márquez el Plan Estatal Hidráulico que para mí es un verdadero testamente de lo que se debe hacer en materia hidráulica en Guanajuato”. “Es un trabajo que se hizo con toda la fuente de información y todo el acervo de conocimientos que existen en el Estado, hay una planeación, hay una política pública a seguir en materia hidráulica en cada uno de los acuíferos que conforma el Estado de Guanajuato y ese patrimonio es algo que para los especialistas en irrigación significó que por primera vez un documento de políticas públicas que realmente se enfoque en resolver la problemática del agua y que se enfoque en generar disciplina en el uso y aprovechamiento del agua”. “No existe un documento tan completo como esto porque en otros estados ven la temática del agua como una responsabilidad federal y Guanajuato es el único Estado donde los gobernadores han puesto un verdadero énfasis en hacer de la política del agua una política social porque es responsabilidad de los usuarios, porque la autoridad federal es la autoridad del
agua pero la sociedad y los usuarios tenemos la obligación de hacer un buen uso de los bienes que nos concesionaron y que son de la sociedad”, recalcó. Entonces explicó que cuando se establece una política pública en un Plan de Gobierno hay obligación de la autoridad y la sociedad en realizarlo. “Los estudios y programas políticas públicas si no se implementan son letra muerta, una cosa es la intencionalidad de generar una política pública que incluye un plan de trabajo, un área de responsabilidades, una alerta, los peligros la sobreexplotación, la sobre concesión, el mal uso y otra cosa es lo que puede ser y lo que debe significar el uso responsable y adecuado del agua y sobre todo la concientización de manejar un bien tan susceptible de un mal uso como es el agua”. “Todo el re uso está contemplado en el Plan Estatal Hidráulico, las consecuencias, los déficit reales que tiene cada uno de los acuíferos, las posibles soluciones, las inversiones que se tienen qué hacer, está todo planteado y es ahí donde la gente que hoy tiene la responsabilidad debería voltear los ojos y poner cuidado, y nosotros como asociación de empresarios de Celaya tenemos que obligar a la sociedad, usuarios y autoridades que hagan un buen uso del Plan Estatal Hidráulico y se convierta un arma de los guanajuatenses para darle sustentabilidad a la agricultura y a la industria y darle bienestar a los guanajuatenses”. Al final sentenció: “Soy un convencido de que es criminal el no tecnificar los sistemas de irrigación en nuestro Estado, tenemos dos distritos de riego donde el uso del agua es sumamente deficiente, para darte una idea se usa en promedio entre 12 y 15 mil metros cúbicos por hectárea cuando nosotros estamos convencidos que para hacer un buen cultivo en Guanajuato podríamos disponer de 6 o 7 mil metros cúbicos por hectárea. Estamos hablando de que pudiéramos ahorrar la mitad o un 30 por ciento de agua en el peor de los casos, si hacemos esto vamos a empezar a darle sustentabilidad o abatir la sobreexplotación.
Así lo dijo… “No podemos dejar de usar el agua pero si podemos usarla racionalmente y responsablemente de manera que genere riqueza. Mientras no haya una limitación ni una responsabilidad en los volúmenes concesionados que se usan no habrá realmente una verdadera intencionalidad de los productores de responsabilizarse con el uso del agua”.
A principios de este año fue reconocido entonces por el Gobernador y Directivos de Grupo Salinas como “Ciudadano del Año”. Este premio fue para agradecer y reconocer como sociedad el trabajo que hacen los ciudadanos en favor de la comunidad. Fue la primera edición de los reconocimientos en el que fueron integrados 5 guanajuatenses y 3 queretanos entre ellos Don Javier. “Ciudadano del Año es un reconocimiento a las historias de éxito y de personas que han transformado sus comunidades y son activos agentes de cambio”, exaltaron.
A principios de 2018 además fue nombrado como “Ciudadano del año” por Grupo Salinas. OCTUBRE 2018
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UNA ORQUESTA PARA E
n el Rancho Aguilares 150 niños y adolescentes ensayan en una orquesta, algunos usan violín, otros trombones, algunos batería, o pandero, trompetas, chelo y algunos instrumentos más. También toma clases un coro con unos 40 integrantes. Cuentan con maestros y clases gratuitas. Es un proyecto que Don Javier decidió impulsar para alejar a estos niños y jóvenes de la drogadicción. Mely Jiménez explicó que preocupados por dar un mejor futuro a los niños, le presentaron el proyecto a Don Javier quien no dudó en impulsarlo. “La empresa compra todos los instrumentos y los papás van pagando de 5 pesos, de 10 pesos, de 15 pesos, no importa que nos tardemos 3 años, 5 años, 10 años, el chiste es que los niños están en la música, los profesores son pagados por la empresa, es toda una logística”, explicó Mely. Y agregó: “Los profesores son del Conservatorio de Celaya, hicimos un intercambio que se llama orquestas comunitarias, nosotros les pagamos a determinado número de maestros y el programa del Conservatorio le paga a otros, y nos intercambiamos los maestros. Tenemos también un coro de niños”. Los niños suelen amenizar algunas festividades como la de navidad, es así que Mely contó una anécdota. “Mi tío Javier llegaba y algún día de navidad cuando estaban tocando en la iglesia de la Hacienda y le dijo al profesor -qué pasó profesor ni el saco nos podemos poner-, le acomodó la solapa, le dije al profesor que era Don Javier, le cambió la cara porque al principio no sabía quién era”, y es que quien estuvo cerca a Don Javier sabía que a él le gustaba tomar las cosas con humor.
Don Javier impulsó la creación de un coro y orquesta con niños de comunidades cercanas al rancho donde creció y de esa manera darles un mejor futuro.
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SALVAR A LOS NIÑOS Los niños llegan de comunidades como El Socorro, La Trinidad, San José de la Montaña, Santa Rita, San José de Merino y Aguilares, la empresa ha dispuesto un camión para que haga un recorrido por las comunidades para recoger a los niños y llevarlos al ensayo y después regresarlos. Pero ahí no se queda el apoyo a los menores, una trabajadora social realiza labor en sus comunidades a favor de la reconstrucción del tejido social. “Tenemos una trabajadora social que trabaja con las comunidades, nuestra gran sorpresa en un verano fue cuando hicimos algunas pláticas para los padres de familia y los niños, donde el resultado fue que los niños y papás nos dijeron qué es lo que más miedo les daba y qué era lo que les gustaría cambiar de sus comunidades; el 90 por ciento dijo -la seguridad-, y lo que los niños veían era hombres muertos ó familiares que ya no están con ellos, es la inseguridad, entonces la trabajadora social que está colaborando en la estructura social y está reestructurando eso a base de inculcar valores, invitar a los papás a la orquesta lo cuales tienen que venir siempre para que vean el comportamiento de los niños como, por ejemplo palabras altisonantes aquí no se permiten, y se le hace entender a los niños que las apalabras altisonantes no son buenas”. Tampoco hay rivalidad en los niños a pesar de que son de diversas comunidades, pues se les ha inculcado que son un equipo y como tal deben tratarse. “Aquí nada de que tú eres de una comunidad y yo de otra y no nos hablamos, aquí todos somos un equipo de trabajo, personas hermosas, todos valemos lo mismo, todos somos iguales y todos tenemos el valor de la rectitud el estudio y la educación”.
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EL REY DEL AJO... producir para compartir
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Esta es la historia de cómo un joven de 17 años, con estudios de contaduría, viajó a Canadá para conocer lo mejor del campo, que confió en los mayores para aprender a obtener lo mejor de la tierra, que se atrevió a cruzar fronteras y enfrentar conciencias, de cómo se convirtió en uno de los empresarios agroindustriales más exitosos del país y de lo mucho que hizo para compartir los frutos.
on Javier Bernardo Usabiaga Arroyo enseñó a su familia, amigos y colaboradores a hacer las cosas, a buscar el –cómo sí-, a no rendirse aun cuando enfrentaran una dificultad, una derrota, un mal resultado, a alcanzar el éxito. Pero sobre todo les demostró, a través de una callada pero profunda labor filantrópica, que se puede llegar a la cima compartiendo con los demás, porque él siempre decía: “Cuando hagas algo, ten cuidado de siempre salpicar a los demás”. Él tuvo la visión de migrar de una agricultura de sustento a una agricultura de alto valor, mediante el posicionamiento de este sector en mercados internacionales. Hoy en México, en especial en Guanajuato, el valor de las exportaciones no tiene precedentes y sin lugar a dudas uno de los principales promotores de la agricultura mexicana en el mundo fue Don Javier. Nació el 20 de agosto de 1939 como el segundo de los 5 hijos del matrimonio conformado por Don Ángel Usabiaga Villanueva y María de la Luz Arroyo Molina. Siempre fue cercano a su hermano mayor Ángel, y a sus hermanos menores Luz María de los Ángeles, José Antonio y Elia del Carmen. “Como hermano era un hombre muy afectuoso, muy preocupado por el bienestar sus hermanos, con una capacidad de trabajo difícil de imaginarse, una generosidad que alcanzaba a muchísimas personas, pero con gran modestia para que nadie se diera cuenta de eso”, así lo definió su hermano Ángel.
“Después de que Javier terminó su carrera, que entonces se llamaba Contador Privado porque era una carrera de un año menos que la de Contador Público, viene a Celaya a vivir en la casa familiar y empieza a trabajar con mi papá en el rancho, y nuestro padre decide mandarlo a Canadá con el ganadero al que le compraban el ganado lechero, que fuera y estuviera ahí un buen tiempo para que viera el manejo del ganado. Se fue a los 17 años y trabajó allá durante 2 años. Ahí empezó su intención de mejorar los hatos ganaderos que había en el rancho”. A su regreso se encargó del ganado, pero tuvo una cercanía importante con el mayordomo del rancho Pedro Martínez, quien le enseñó las labores necesarias para la producción de trigo, maíz y ajo que cultivaba en ese entonces su padre. “Pedro se encargaba del manejo agrícola del rancho, Javier estaba muy joven, le fue enseñando las técnicas que existían en ese entonces, la forma de llevar a cabo los cultivos desde la siembra hasta la cosecha, cómo rotar los cultivos para no dejar estéril la tierra, que siguieran produciendo todo lo que fuera y así empezó su carrera”. Los resultados se vieron: “Fue muy entusiasta en todo, inclusive en la cuestión ganadera llevó a tener el ganado con una calidad superlativa y a ganar una buena cantidad de trofeos y premios en exposiciones”. En el rancho su padre cultivaba, como casi en todo el Bajío, dos cultivos básicos, maíz y trigo, pero también se sembraba alfalfa como alimento del ganado. Entonces el ajo se sembraba poco en México, en la región sólo se conocían algunas hectáreas en Apaseo.
Sus inicios Estudió la carrera de Contador Privado en la Escuela Bancaria y Comercial de la Ciudad de México, pero enfocó sus esfuerzos para promover lo mejor de la agricultura nacional en el mundo. Su hermano, Don Ángel Usabiaga y su esposa la Sra. Tere González narraron para Vínculo Empresarial la historia del hombre que dejó una huella profunda en los sembradíos del Bajío.
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Don Ángel contó que el amor por el campo le llegó como herencia de su padre, quien fue agricultor y ganadero.
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“En esta zona únicamente se sembraba en Apaseo porque un tío de nosotros, español, que tuvo que venirse a México se encontró que no había ajo y empezó a traerlo y así mi papá empezó también a sembrar ajo”.
Así se hizo el Rey del Ajo En 1970 murió Ángel Usabiaga Villanueva y Don Javier asumió la responsabilidad de los negocios de su padre. Así fue por varios años hasta que algunos de sus hermanos se regresaron a vivir a Celaya, y él se quedó con la responsabilidad agrícola. A sus 31 años de edad, ya con una producción importante de ajo, Don Javier emprendió camino a Estados Unidos, llegó a California, uno de los más grandes mercados de granos y vegetales del mundo, a pesar de que ello representara enfrentar los reproches y obstáculos de los intermediarios que le compraban el ajo. “Javier le da un giro a la venta del ajo, se va a Estados Unidos a vender el ajo, llega allá y nadie lo conocía porque antes el ajo de mi padre se le entregaba a unos distribuidores, pero no tenía realmente margen de ganancia”. “Llegó a California, el centro de producción de la mayor cantidad de vegetales y verduras en Estados Unidos y de la comercialización del ajo, explicó que le vendía a tales distribuidores pero les dijo -vengo a que me lo compren directamente-, de alguna manera logró entrar ahí con uno de los brokers (persona que compra en gran volumen y distribuye en cierto mercado y con clientes definidos) principales en Estados Unidos”. Don Javier logró cerrar una gran negociación con un distribuidor importante del mercado de California y le cumplió con la entrega del producto en el tiempo pactado. En Celaya los acaparadores reaccionaron. “Le hablaron al broker, le dijeron que no les iba a cumplir, pero la realidad es que Javier siempre fue muy formal en todos sus negocios, ese año todo lo que se había sembrado se fue a California”, narró Ángel Usabiaga. “A medida que avanza el tiempo va teniendo más prestigio como un productor serio, en ese tipo de negocios donde siempre fue muy visionario es importante cumplir, era muy fácil firmar un contrato con el broker y si el precio del mercado era superior al del contrato desviar el producto para donde está el mayor precio y decir -fíjate que se me heló, se me granizó-, cualquier disculpa y lo mandas a otro lado, muchos productores así lo hacían, Javier siempre cumplió sus compromisos”. Pasaron muchos años hasta que se convirtió en el principal productor de ajo en México e incluso tuvo una producción importante para el mundo. Su esposa la Sra. Tere González no recuerda el año pero sí el momento en que por primera vez lo llamaron “El Rey del Ajo”. “Fuimos a un Congreso en California con productores y clientes de ajo, se juntan muchas personas productores, compradores, transportadores, para saber si en tal lugar vale más porque el transporte cuesta más. A esta persona que desde el principio le dio la oportunidad de entrar al mercado de Estados Unidos Javier siempre lo respetó mucho y le tuvo prioridad para la venta del ajo y un día en estas reuniones entró Javier y este señor dijo -ahí viene Javier, el Rey del Ajo-”.
“Venían desde muchos lados a ver sus cultivos y se iban fascinados. Javier decía, ya no me alcanza la producción voy a ver quién me quiere sembrar para cumplir”. “Pegaba unos saltos cuando recibía los telegramas de que le pedían tal cantidad de ajos, un día le llegó un telegrama de Francia donde le pedían ajo y entonces dijo vamos a cumplir con este pedido. Todos le entraron al trabajo incluso en horarios dobles, se contagiaron de la emoción. Todas las muchachas que le ayudaban a empacar estaban ahí hasta que se iba el último camión, luego nos íbamos a embarcarlos al puerto, yo lo acompañaba y ésas eran nuestras vacaciones, todo tenía que ver con trabajo si no, no había salida; se iba al puerto a ver cómo lo llevaban al barco, se metía hasta adentro de las bodegas y decía aquí no porque hay humedad y se va a llenar de hongos”. Don Javier se preocupó siempre por todo el proceso de producción, desde que tiraban la semilla en la tierra hasta que embarcaba el ajo en Manzanillo u otro puerto, él personalmente capacitaba a los trabajadores para que hicieran un trabajo “sin error”. Y a lo largo de los años no todo fue fácil, hubo tragos amargos, la señora Tere recuerda que un 24 de febrero Don Javier vio una de las escenas más tristes: toda su cosecha de ajo helada, inservible. “Recuerdo un 24 de febrero que iba a sacar los ajos y había sembrado mucho porque tenía muchos compromisos, le cae una helada y se le acabó toditito, me acuerdo que ya había dejado de fumar y volvió a fumar. Tenía un compromiso fuertísimo, yo le decía siembra menos, y dijo dónde crees, volvió a barbechar todo, y al ratito ya estaba otra vez sembrando. Yo decía que le iba a dar un infarto, de cómo estaba, porque a un mes de sacar el producto se te hela”. El clima de Celaya, muy parecido al de California, con días soleados y un número importante de horas del día con luz de sol, fue lo que le permitió a Don Javier visualizar que podría tener éxito también con los vegetales y, en lugar de maíz, frijol, trigo o cebada, empieza a sembrar espárragos, brócoli y coliflor. Al entrar al negocio de los vegetales vislumbra la necesidad de instalar una planta congeladora para poder hacer llegar el producto, ya procesado, hasta el consumidor final. Al paso de los años Don Javier ya era también uno de los principales productores de brócoli en México y exportador a Estados Unidos y otros países, se volvió también el rey de este producto, muy a pesar de los exhaustos requisitos de sanidad establecidos por el gobierno norteamericano. Años más tarde sus hijos, con la perspectiva de Don Javier, comienzan una exitosa carrera en la siembra de lechugas que ha llevado, a uno de sus hijos, a ser llamado “El Príncipe de la Lechuga”.
“Había cantidad de personas, italianos, franceses, que se juntaban porque cada ajo dependiendo de la forma y sabor se vende en diferentes lugares, había compradores de Nueva York, Chicago, California, Francia, Italia, y muchos destinos más y fue impresionante escuchar que se dirigieran a él de esa manera”. Tuvo pedidos de muchas partes del mundo, Doña Tere recuerda que Don Javier hizo un gran equipo con la gente del rancho, a todos contagiaba su emoción y entusiasmo para sembrar, cosechar y enviar el producto.
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Su familia
Su incursión en la Política
El Rancho Los Aguilares de la familia Usabiaga fue testigo del casamiento de Don Javier. El joven alegre, emprendedor, el que trabajaba hasta las 2 de la mañana acompañando a los peones en la trilla, el que le gustaba pasear a caballo por las tierras sembradas, después de su luna de miel llegó a vivir ahí, con su esposa la señora Tere. Tere fue su vecina y amiga de sus hermanas, los 4 años previos a la boda fueron novios. Doña Tere llegó al altar con 20 años de edad y don Javier con 23. “Él regresó de Canadá y yo había estado estudiando en Estados Unidos, hubo coincidencias, cosas que nos gustaban a los dos y nos comenzamos a tratar, nos casamos a los 4 años de novios, bien chiquillos en 1962. Regresamos a vivir al rancho, ahí toda la vida él hablando con los trabajadores, yo lo veía, desde en la noche hablaban de cómo iban a empezar el día, cada quien qué iba a hacer, se repartían las labores”. Procrearon 5 hijos, 4 hombres y una mujer, y la familia siempre estuvo involucrada en las actividades del campo. “Javier a todos nos involucró en lo que a él le gustaba, recuerdo que una vez que fuimos a California llevábamos una camarita de cine que yo le había regalado, y me dijo graba todo desde cómo suben la caja, cómo da la vuelta porque era todo automático y con esa grabación un ingeniero y un empleado del rancho hicieron la máquina que se necesitaba”. “El día que compró el primer montacargas no comimos como hasta las 5 de la tarde, hasta que se fue el que se lo demostró, era una emoción y cuando se puso el empaque todos le entrábamos hasta yo, porque allá veíamos cómo se pesaban las cajas, todo, todo”. Su primera hija Gabriela estudió en la Ciudad de México, ya no regresó a Celaya pues allá contrajo matrimonio. Para Javier, el mayor de los hombres, su fascinación eran los animales, estudio Ingeniero Agrónomo Zootecnista, pero cuando el ganado lechero dejó de ser negocio para la familia se dedicó a la producción agrícola. Jaime estudió Ingeniero Bioquímico en Alimentos, es el encargado de la planta congeladora. Miguel Ángel estudió en California la carrera de Ingeniero Agrónomo Administrador y también se introdujo en los negocios de la familia. Y al final nació Damián, cuando su hermano Miguel Ángel ya tenía 13 años. Tuvo menos contacto con el rancho y estudió Ingeniería en Audio, pero también terminó en los negocios agroindustriales de la familia. “Él era una persona que nunca nos dijo que algo no se podía, siempre nos dijo vamos a luchar por esto y nunca lo vimos renunciar, le pasaron 80 mil cosas durísimas y nunca dijo ya no lo voy a hacer, creo que era cuando más ganas le volvía a echar, sacaba coraje no sé de dónde”, comentó Doña Tere. “Yo le decía vete a jugar golf y él decía, claro que no, mi campo está más hermoso que eso, era feliz en su campo”, agregó.
Don Javier era ajeno a inmiscuirse en la vida política, por eso cuando Vicente Fox lo invitó a trabajar, como su Secretario de Desarrollo Agropecuario y Rural en 1995, su familia apostó a que no soportaría el cargo ni 2 meses, que pronto estaría de regreso. Pero contra todo pronóstico se mantuvo al frente de la Secretaría e hizo cambios trascendentales, hasta el 2000 cuando buscó la Diputación Federal. Don Ángel Usabiaga explicó que conoció a Vicente Fox porque ambos estaban en el negocio de la congelación de alimentos. “Vicente Fox fue Diputado y él iba a la oficina de Javier a pedirle consejos, su opinión de muchas cosas, ahí empezó su amistad y se dio cuenta Fox de cómo pensaba Javier en la cuestión agrícola, que era una persona que siempre estaba pensando cómo mejorar la productividad del campo, sabía que le restaba y que le abonaba al campo de tal forma que siempre tuviera un mayor rendimiento y cuándo es electo Gobernador le dice a Javier que le ayude en la Secretaría de Agricultura, Javier a regañadientes aceptó”. “Cuando Vicente lo invita él habla con sus hijos, Jaime y Javier quienes ya trabajaban con él, Miguel Ángel estaba en la escuela.” “Les dice, me voy a lanzar pero si ustedes le entran, porque cómo voy a dejar todo aquí. A mí me hizo favor de pedirme mi opinión”, comentó Don Ángel Usabiaga. “La Secretaría estaba en Guanajuato y dijo qué está haciendo una Secretaría de Agricultura en Guanajuato si ahí ni campo hay, hay pura piedra, y así los convence de cambiar la Secretaría a Celaya”. Vicente Fox pidió licencia a la gubernatura para buscar la Presidencia de la República, Javier a la par buscó la Diputación Federal por el Distrito XII de Celaya y triunfó, así que se integró por alrededor de dos meses a la LVII Legislatura. “Él entra a hacer campaña y empieza a recorrer su Distrito, la gente estaba tan entusiasmada con el cambio que todo fluyó, ganó pero con mucho margen”. Se integró al equipo de transición de Fox y posteriormente fue nombrado como Secretario de Agricultura Ganadería Desarrollo Rural Pesca y Alimentación (SAGARPA). “Fue difícil porque mucha gente estaba muy contenta con el cambio, pero los que estaban antes le hicieron la vida de cuadritos, los invitaba a comer, a desayunar para hablar con aquellos que le hacían un daño grandísimo, pero él que no era nada político de verdad que muy políticamente fue atendiendo todo”. Mientras trabajaba en la Ciudad de México todos los fines de semana regresaba a Celaya a trabajar. “Así como era con el rancho era igualito, allá para que no le tocara tráfico a las 7:30 de la mañana ya iba la oficina y le llamaba la atención a la gente en la Secretaría porque cuando llegaban, él ya estaba ahí. Para él si el día hubiera tenido 60 horas hubiera sido feliz, no le alcanzaba, de 7 de la mañana a 9 de la noche trabajaba y los fines de semana regresábamos a Celaya a trabajar”. Estuvo a la cabeza de la SAGARPA hasta 2005, cuando pidió licencia para buscar la gubernatura de Guanajuato, sin saber que eso le representaría uno de los tragos más amargos.
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“Fue muy poco tiempo el que le quedó para hacer campaña interna y se encuentra un escenario muy complicado, porque uno de los precandidatos empieza a hacer una campaña en base a determinadas propuestas como garantizar la permanencia de las gentes en los puestos, estoy hablando de puros miembros del partido, dentro del mismo partido fue muy poco ética la campaña que hicieron los adversarios. Otra persona dentro del partido se prestó a ser candidato y así restarle votos a Javier”, explicó Don Ángel. Don Javier en la contienda interna del PAN no ganó ni en su tierra natal, ese fue el titular de los periódicos. “Ese día que perdió ya que le dan los números a la hora que salimos de la casa del PAN, había cantidad de gente afuera y le aplaudió todo mundo”. Pero ahí no concluyó la carrera política, Felipe Calderón le propuso aceptar una Diputación Plurinominal. “Él no estaba nada de acuerdo en esas plurinominales, no le gustaban pero en esa época él había andado mucho con Felipe Calderón en su campaña y le pidió de favor que la aceptara, eso fue bueno para él porque había estado enfermo y se levantó, se volvió a sobreponer y otra vez empezó con todo y no se volvió a acordar que había estado enfermo”. Y aunque le entusiasmó legislar en temas del campo, también sufrió fuertes decepciones. “Decía que era lo más desesperante porque no lograban nada ahí, dejó iniciativas y propuestas muy buenas que esperaba que con el paso del tiempo las sacarán del archivo”.
Dar a manos llenas Don Javier nunca dejó sola a la gente que conoció, que colaboró con él, que se le acercó. Era una especie de patriarca en Los Aguilares. “Hacían fila los fines de semana, ya que sabían que llegaba cuando estaba en la Ciudad de México. Yo les decía toda esa gente va a salir con algo, nunca se va a ir alguien con las manos vacías y dicho y hecho. Le hacía citas a la gente para que fueran a ver a los mejores especialistas”, contó Don Ángel. “Hay personas que les ha pagado un tratamiento en Houston por años, personas que a través de Tere se les consiguió tratamiento en los hospitales del tercer nivel en México, o innumerables jóvenes a los que les pagó una beca para que pudieran estudiar”, agregó. Hace 10 años incluso impulsó un proyecto de vivienda, compró un terreno para desarrollo de vivienda, de modo que los trabajadores del campo pudieran tener una casa. “Habló con gente del INFONAVIT para hacer casas para los trabajadores, le dijo que la gente del campo y no sólo los obreros, merecían ese derecho porque pagamos Seguro Social, les hizo sus casas, son como 4 calles, cada calle tiene el nombre de uno de aquellos grandes hombres con los que Javier trabajaba en el rancho y se les entregó su casa con sus papeles”. Esta colonia fue construida en la comunidad El Nuevo Socorro, muy cerca de sus centros de trabajo, a los que incluso caminando llegan.
“Él trató mucho que los productores se unieran y juntaran sus granos y cuando haya buen precio se saca, es decir la comercialización directa, los silos, él hizo mucho en el estado y había veces que le decían de cosas”. Su último cargo público fue como Secretario de Desarrollo Agroalimentario y Rural de Guanajuato, de 2012 a septiembre de 2018.
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“DON JAVIER SE PREOCUPÓ SIEMPRE POR NOSOTROS”
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loria recuerda el rostro de Don Javier una semana antes de partir, hacía señas y movía los labios para decirles que nunca los iba a desproteger. Gloria vivió bajo el amparo de Don Javier, creció trabajando en el rancho los Aguilares donde llegó a ser supervisora. Cuando se casó Don Javier construyó un par de cuartos para que tuviera a dónde irse a vivir con su esposo. “Le decía a mi papá -Valente ya se te va a casar Gloria y dónde la va a meter si ni casa tiene-, entonces dijo -te voy a hacer dos cuartitos para que te meta este fregado que ya se está casando y ni casa tiene, él nos conocía porque entrábamos y salíamos de la hacienda, él decía que no nos quería como trabajadoras sino como sus hijas y sí cuando me casé ya tenía mis dos cuartitos”. Cuando se casó le dio un regalo, le dio a escoger a Gloria qué enser quería para su casa, y la mandó con su esposa a Celaya a escoger la televisión que quería, luego le pagó taxi para que se regresara a su casa con su nueva tele. Doña Gloria vio como Don Javier se preocupaba por la gente cercana a él pero también quienes no trabajaban en el rancho. “Don Javier nos quería mucho, quería que la gente del rancho nunca tuviera sufrimientos porque él miraba y sabía lo que cada quien padecía”. Aunque tuvo hijos Gloria siguió trabajando y un día Don Javier la llamó y le pidió que fuera supervisora, que aprendiera todo el proceso para que enseñara a la gente que contrataba. Gloria supo corresponder el apoyo. “Recuerdo que estábamos empacando el ajo para exportarlo, decía -cómo le hacemos es que tengo que acabalar el viaje del tráiler y tiene que ser hoy-, ya iba a ser la hora que salía la gente, pero entre la gente le entrábamos y estábamos todos apurados a completar el viaje, el
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también cargaba las cajas y si llovía ahí salía al patio corriendo metiendo el ajo”. “Yo le agradezco mucho a él y toda la vida que anduve trabajando con él nunca le mercó un grito ni una regañada, todos mis años que duré trabajando siempre trataba de que se hiciera todo bien y que la gente los respetara y se hiciera el trabajo bien”.
Sus hijas también trabajaron con Don Javier, y a sus dos nietas les apoyó con becas para sus estudios una de agronomía en el Tecnológico de Roque y a la otra de enfermería en Morelia. “Siempre lo voy a recordar con amor, con cariño, porque él siempre nos dio su apoyo y protección”.
Ahora dice que siempre recordará a Don Javier como el hombre que nunca dejó de preocuparse por la gente necesitada. “Los últimos días lo fui a ver, ya no podía hablar pero él me decía a señas y sí le entendía lo que me hablaba y decía que siempre nos iba ayudar, que no nos iba a dejar”.
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De ayudante a Gerente gracias a Don Javier Muchos son los casos de jóvenes que con ganas de trabajar y prepararse fueron apoyados por Don Javier, Jorge es uno de ellos y ésta es su historia de progreso.
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a primera vez que Jorge trabajó en el rancho de Don Javier fue de ayudante, era estudiante de preparatoria y le dieron la oportunidad de colaborar, han pasado 23 años y ahora como ingeniero lleva el cargo de Gerente Operativo. El apoyo que recibió de “El Rey del Ajo” le permitió progresar. “Mis papás trabajaron aquí y yo entré a trabajar hace 23 años pero siendo estudiante de bachillerato y profesional me dieron la oportunidad de trabajar como ayudante de los mecánicos, ayudante del campo, en el empaque, lavando tráileres y ahorita soy Gerente Operativo de maquinaria”. “Saliendo de la secundaria le dije a mi papá que a ver si me ayudaban a estudiar, me dijo que fuera a ver a Don Javier, yo le pedí el favor y me dijo que sí me daba el apoyo para hacer el bachillerato y cuando terminé le dije que si me apoyaba en la profesional y me ayudó a estudiar la profesional de ingeniero mecánico”. Estudió en el Instituto Tecnológico de Celaya y la beca incluía no sólo el costo del semestre sino también el hospedaje, la alimentación, y alguno que otro libro que necesitaba. “Venía los fines de semana y me comprometí a trabajar en el rancho, venía y si los encargados me daban algo estaba bien, y si no se podía no les exigía porque para mí era suficiente pago todo el apoyo que me brindaba Don Javier”.
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Cuando terminó la ingeniería agradeció a Don Javier pero también le pidió un puesto de trabajo y se lo concedió. “Trabajé dos años con ellos en mantenimiento, viendo proyectos y algunas cosas para hacer planes de mantenimiento y poder crecer más en el negocio, ahí trabajé dos años, me fui 2 años a Celaya a dar clases, luego regresé y son 23 años ya los que llevo trabajando”. Recordó que si bien Don Javier siempre respaldó a las personas que lo necesitaban en el trabajo exigía resultados. “Siempre fue bien duro en el trabajo por eso crecimos, es una cosa que él tiene los gritos eran para el que sabía mucho como para el que sabía poco, pero eran en la función que él quería que creciéramos y que hiciéramos las cosas bien, era muy exigente, demasiado exigente”. Para Jorge, Don Javier fue una persona con liderazgo, conocimiento y un gran sentido de humanidad. “Es una personas que no creo que haya otro como él, ayuda mucho a la gente. Tiene mucha visión y proyección para sus negocios, en el tiempo que he estado aquí he visto el crecimiento de la empresa, es un lugar donde quisiera que mis hijos y compañeros estuvieran aquí. Además de capacitar a la gente para Don Javier haga de cuenta que nunca se acaba el proyecto de capacitación siempre va a uno aprendiendo y aprendiendo y al final del día pocos hay como él”.
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Un segundo PADRE
aúl Pérez “Pico” nació en el rancho la Trinidad, a unos metros de Los Aguilares, ahí conoció A Don Javier con quien jugaba al fútbol cuando eran apenas unos chamacos.
Pero eso no fue todo, cuando sus hijas quisieron estudiar Don Javier las impulsó, y cuando su hijo buscó estudiar la licenciatura en administración de empresas también lo respaldó.
“Todavía ni se casaba cuando lo conocimos, jugábamos ahí donde salíamos con las vacas ahí a los Laureles, frente a Aguilares”.
“Él me ayudó mucho con mi muchacho fue el que me lo sacó adelante, mi hijo no se tituló porque le faltó el inglés, pero gracias a sus estudios es que puede tener trabajo y actualmente está contratado en una empresa de Apaseo”.
Había una buena amistad, pero esa era independiente a su relación de trabajo donde Raúl se desempeñó primero como empacador y luego como encargado de hacer los pagos a los trabajadores. Pero incluso más allá de la relación laboral o de la amistad, Don Javier siempre trató a Pico como un hijo y él así lo vio… como un segundo padre. “Yo trabajé como 38 años con Don Javier, estuve en empaque, otro tiempo pagador y de ahí no me movió hasta que me jubilé. Don Javier una personas que para mí ahora que falleció lo sentimos mucho, siempre fue muy amable conmigo, son nuestros patrones y se les guarda el respeto pero aun así siempre era amable con todos”. “Fue hasta mi segundo padre, mi papá murió y él lo que le pedíamos nos ayudaba, Javier quedó para mí como segundo padre, él siempre estaba ahí bendito sea Dios”. Cuando el Padre de Pico murió Don Javier estuvo ahí para apoyarlo, pero también cuando su esposa murió, él se hizo cargo de los gastos funerarios. “Cuando murió mi esposa él pagó todo, era un pesar menos”, señaló. Y cuando sufrió un accidente y se fracturó la cadera no lo dejó solo, se preocupó por él hasta que sanó. “Me caí y me quebré la cadera y me pusieron una placa de platino hace 7 años, me llevaron a Celaya al centro de especialidades para que me atendieran, él me ayudó para que yo volviera a estar bien”.
“Pero no solo ayudó a mi muchacho, o a los hijos de los trabajadores del rancho, hubo mucha gente de fuera que ni siquiera trabajaban con él y les pagó su carrera, o con alguna operación, estamos agradecidos cómo no vamos a sentir ahora que nos fue”. “Recuerdo que un día me dijo -mira Pico dile a tu muchachos que le eche ganas el estudio es lo que vale, las palancas como que ya se me están perdiendo pero dile que le eche ganas y con sus documentos le va a ir bien y sí, y como tenía razón porque mi hijo ya ha trabajado en varias partes y le ha ido bien”. Así como jugaba con Don Javier al paso de los años Pico ya estaba jugando fútbol con un niño de 8 años al que llamaban Javiersito hijo de Don Javier. “Nos encontró jugando fútbol con un balón de papel, yo lo hice, llego y nos vio, me dijo -dónde están los balones- y le dije que era esa bola de papel, llamó a Javiersito su hijo y se apartaron y al día siguiente Javiersito que tenía como 8 años nos trajo dos balones de cuero”. “Cada que llegaba él al rancho con su familia era su casa y parecía que todos éramos sus hijos, y así como él su familia también siempre nos trató bien, su esposa y sus hijos”.
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Oportunidades para LAS MUJERES rifaba con nosotras, recuerdo que a mi prima Lupe y a mí nos decía que no le fuéramos a tirar su dinero porque nos iba a buscar y nos iba a cortar las orejas, sí terminamos de estudiar las 2 pero a mí fue la primera que me llamó y me trajo a trabajar, primero a oficinas centrales, y después me vine para acá”. Vicky encontró un trabajo en Aguilares en donde ha podido desarrollarse junto con el rancho, le tocó ver convertirse a Don Javier en “El Rey del Ajo”. “Entré cuando tenía 18 años y tengo 51 años y sigo trabajando aquí, cuando llegué era la encargada de los bodegas, mi trabajo consistía en llevar los inventarios y llevar los productos agroquímicos, mandar la maquinaria a los ranchos, ahorita soy coordinadora administrativa. Me ha tocado el crecimiento de la empresa porque cuando llegué no teníamos nada y era cuando apenas se estaban utilizando las computadoras y nosotros todavía no teníamos nada, como hasta un año después de entrar a trabajar llegó la primera computadora”. Siempre recordará la importancia que Don Javier le daba al estudio y en particular en apoyar a los jóvenes para que se prepararan.
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on Javier apoyó a muchas mujeres a que estudiaran, se prepararan y salieran adelante. Se puso de su lado en un tiempo en el que pocas salían a estudiar, en el que “no se usaba que trabajaran”. Uno de esos casos es Vicky. Recién terminó la preparatoria le pidió apoyo para estudiar la carrera de programador analista, luego él le dio un puesto de trabajo en el que ha estado por más de 30 años. “El señor Javier me dio la beca para estudiar programador analista, fui de las primeras
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en estudiar esa carrera, cuando terminé le pregunté que si nos iba a dar trabajo porque fui junto con mi prima Lupe y dijo que sí. Yo salí de la escuela en julio de 1986 y entré a trabajar el 2 de septiembre de ese mismo año, fue de andar detrás de él todos los días para que se acordara de nosotros y nos decía -sí hijas sí les voy a dar trabajo espérenme”. “Cuando estudiábamos nos pagaba la colegiatura cada mes porque era una escuela particular, en ese entonces no era común que las mujeres estudiáramos y trabajáramos, él se la
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“Don Javier era una gran persona, un señor muy humano, siempre lo que era la cuestión de apoyar él decía mucho lo de la escuela, decía que no quería que hubiera tantos burros, nos daba la oportunidad para que saliéramos adelante; y en la cuestión de trabajo sí era muy exigente, pero era de las personas que se enojaba en su momento pero así se le bajaba pronto el coraje y recuerdo que cuando regañaba a alguno de los trabajadores me decía tápate los oídos hija”. “Y también yo recuerdo que a toda la gente que salía de la escuela le daba la oportunidad, no era como ahorita que todo mundo pide experiencia, él daba la oportunidad si nada, todos nosotros entramos así y aquí nos venimos a enseñar la gran mayoría de los que estamos aquí”.
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EL TRASPLANTE que le salvó la vida
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ace 7 años a Don Javier Acosta le detectaron insuficiencia renal, el trabajador del rancho los Aguilares cercano siempre en cuestión laboral a Don Javier Usabiaga, se acercó a su jefe para despedirse porque pensó que moriría. Sin embargo, Usabiaga le dio esperanza, lo envió con los mejores médicos, le hicieron un trasplante y recuperó la salud, Javier Acosta sintió que le regresó la vida.
“Fue cambiando mi vida paso a paso y me ayudó mucho, aparte de que me gustaba ponerle atención, él me fue guiando paso a paso desde enseñarme cómo se agarraba la hoz para desquelitar, hasta que tenía que moverle al tractor para que sirviera, o cómo componer las sembradoras, todo lo aprendí con la supervisión de Don Javier”.
“Me volvió a revivir con el trasplante que me ayudó a salir adelante, me atendieron en Aguascalientes voy a cumplir 7 años en abril de la operación”. “Yo empecé a retener líquido y me mandó con un doctor particular y me dijo que necesitaba un trasplante, fue una noticia muy dura y lo peor es que después de eso trabajé 2 meses, y después ya no pude, me dializaron 4 meses, después encontré el donador y me hicieron el trasplante”. Desde los 14 años trabajó con Don Javier y sigue en las labores del rancho, porque si a los 57 años lo apoyó con el trasplante, antes le enseñó cómo ganarse la vida y progresar. “De 14 años empecé a trabajar con Don Javier juntando basura, juntando quelite, y ahorita soy coordinador operativo de varios ranchos, superviso plantaciones, preparaciones, riegos, cosechas, todo eso me lo enseñó el jefe”. “Todo eso lo fui aprendiendo paso a paso, tengo 64 años, eso quiere decir que tengo 50 años trabajando en Aguilares”. En esos primeros años de desarrollo, Don Javier lo preparó lo suficiente para conocer todo sobre el manejo de las siembras. “Yo conocí a don Javier cuando estaba más chico, después de que salí de la primaria empecé a trabajar porque ya no podía ir a la escuela y me ocupó y me enseñó a trabajar, primero anduve desquelitando, moviendo los lonches en la burra. A los 16 años agarré un tractor, duré 15 años de tractorista, él me enseñó a manejarlo, a arreglar las cultivadoras, a trabajar lo que es desde el desquelite me enseñó a agarrar la hoz, y de ahí anduve un tiempo regando y poco a poco fui progresando”.
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Don Javier era exigente en el trabajo, porque le gustaba entregar los mejores productos al mundo. “Él tenía que ser exigente para salir adelante, nos decía que siempre tratáramos de hacer las cosas bien, hubo hartos errores pero él nos decía ya cometimos el error ya necesitamos que
no nos vuelva a pasar, nos vamos a enseñar con el error pero ya no puede volver a pasar”. Javier Acosta tenía 18 años cuando llegó al rancho la primera máquina sembradora de ajo, a él le tocó manejarla. “Con esa sembradora de ajo me mandó a varios ranchos donde sembraba, era la única que había, me había enseñado ya bien a hacer la siembra y ya me tenía confianza”. Javier Acosta vio a Don Javier convertirse en el Rey del Ajo, pero sobre todo le tocó verlo cuando no lo era, cuando hizo todo su esfuerzo por tener una buena cosecha, cuando cargaba bultos. “A mí me tocó ver a Don Javier en el campo en la noche cuando la máquina estaba trillando y yo llevaba los lonches en la noche en un burro o en un caballo y me tocó verlo ahí pendiente, cargar los bultos y caminar por un tablón para
subirlos al camión, me tocó verlo hasta que se levantaba la cosecha a las 11 de la noche o 1 de la mañana; me tocó verlo regar y enseñarle al regador cómo se agarraba la pala para atorar el agua; me tocó ver que me enseñara a mí y mucha gente más a cortar el brócoli”. Le tocó verlo llegar a las 5 de la mañana cuando tenían un establo y desde temprano empezar las labores de ordeña de las vacas. “A las 5 ya estaba ordenando, para las 10 de la mañana salía al campo a caballo, en la tarde a las 3 era ordeñar otra vez y acabar a las 5 y a esa hora salía a caminar al campo, el caballo de repente lo dejaba y se iba solo al casco de la hacienda y él se quedaba hasta que se hacía noche trabajando con los regadores o manejando un tractor, a mí me tocó verlo manejar el tractor y la verdad todos los trabajos que se hacen él los sabía hacer y los hizo”.
Y cuando Don Javier Usabiaga progresó tanto hasta ser uno de los mayores productores de ajo a nivel mundial siguió siendo cercano a su gente. “Tengo 3 hijos y todos están trabajando en las empresas de Don Javier, él me apoyó con las universidades de los muchachos, una parte yo y otra él. Ahora uno es contador, otro es agrónomo y otro ingeniero industrial”. “No tengo palabras para decir lo que él fue para nosotros y lo que ahora significa su partida, yo trataba con él diario, todavía 8 días antes de que se fue estuve con él, no podía hablar pero a señas me decía cómo hacerlas cosas. Tuve contacto de él diario ya fuera por radio o en persona, lo conozco y sé cómo se fue haciendo y eso fue gracias a que siempre tuvo mucho agradecimiento con los hombres grandes que le ayudaron a salir adelante con el rancho y supo ganarse siempre a la gente y lo querían mucho porque Don Javier era una persona que con todo mundo se entendía”.
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Su vida gracias a DON JAVIER
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aría Elena no concibe su existencia sin la acción de don Javier. Desde antes de nacer ya la estaba ayudando.
“Mis papás me cuentan que mi hermano apenas tenía 3 meses cuando mi mamá se embarazó de mí y mi hermano se puso mal tuvo un problema intestinal. Don Javier ayudó a mi familia para la operación de mi hermano y le dio un dinero a mi papá y le dijo es para el parto y para el bautizo, todavía ni nacía yo y ya me estaba ayudando y desde entonces no dejó de hacerlo”, comentó. María estudió la primaria, y después de eso sus estudios corrieron a cuenta del siempre benefactor de Los Aguilares. “Iba a entrar a la secundaria y me acerqué a él en un evento en el Rancho y le pedí si me apoyaba a mí y mi hermano con una beca para estudiar, me dijo que llevara mis papeles y que con todo gusto”. “Fui con la persona encargada y me dijo que me iban a apoyar, que les ayudara los fines de semana llevando recados; salí de la secundaria y me preguntó si iba a seguir y me apoyaban para el bachillerato y luego la beca para la universidad. Como ahí daba mis prácticas iba a buscar trabajo y en menos de 3 meses ya me había dado trabajo”. María se casó y junto con su esposo gestionó una casa dentro del fraccionamiento El Nuevo Socorro cuya construcción impulsó Don Javier. “Siempre mi sueño había sido tener una casa, tenía poco tiempo de empezar a trabajar y pocos puntos en el Infonavit así que le pregunté
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si podía acceder a una casa y me dijo que le mandara un correo al ingeniero Javier su hijo, le envié un correo a corto plazo tuve la casa Infonavit, fue un sueño muy grande porque tener una casa y aparte que fuera aquí en el rancho”. El Fraccionamiento “El Nuevo Socorro” está en la comunidad Trinidad, la avenida Principal de llama Amando Alberto era el camionero que trasladaba la leche cuando Don Javier llegó al Rancho, está también la calle Pedro Martínez que era el mayordomo que fue como su maestro de Don Javier; de ahí sigue la calle Esteban Acosta hombre que era mayordomo adentro y afuera de la Hacienda; finalmente la calle Valente Alberto era la persona que se encargaba de la maquinaria. “Con esa gente inició don Javier en el campo y en home naje a ellos le puso al fraccionamiento los nombres de esas calles”. Pero ahí no terminó la ayuda para María Elena. En 2016 se hizo estudios de rutina en una campaña de salud, de forma sorpresiva le detectaron insuficiencia renal. “No me sentía mal o tal vez siempre me sentí mal y por eso no le ponía atención. Mi jefa le mandó un correo y don Javier dijo que de inmediato me atendieran. Me estuve preparando para mi trasplante pero sí don Javier se hizo cargo de todo gracias a Dios”. María sintió la partida de Don Javier, por eso seguido se acerca al sabino que fue plantado en Los Aguilares, debajo del cual reposan las cenizas de don Javier, le reza deseando que descanse en paz, y le agradece el apoyo que le permite hoy estar con vida.
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“Quería tener un cuarto de dinero para que toda la gente tuviera trabajo”
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azario Tovar llegó al rancho Los Aguilares cuando Don Javier todavía estudiaba, don Ángel Usabiaga lo contrató y mandó a capacitación a Celaya y Piedras Negras para que supiera manear y reparar maquinaria agrícola. Tiene ya 82 años pero recuerda con claridad aquellos primeros años cuando Don Javier llegó al rancho lleno de ilusiones. “Llegó más fregado que ni cualquier peón de aquí porque aunque era el hijo del patrón decía que le daba poco dinero así que le gustaba trabajar duro. Yo manejaba una trilladora y yo le decía ya vete a dormir, eres mi patrón y todavía andas en la trilla y me decía no, yo estoy aquí porque mi papá nada más me da 50 centavos, tu ganas más que yo. Decía no me puedo ir tengo que darle cuenta a mi papá de todo lo que se trilla y andaba con nosotros hasta la 1 o 2 de la mañana que paraban las maquinas”, recordó. “Él no creas que andaba con miedo a meterse a la tierra, no, él andaba con las bototas hasta la rodilla entre los surcos de agua”. Don Nazario recordó que Don Javier antes de sembrar ajos tuvo ingresos importantes al plantar huertas de jitomate. “A él lo que lo subió fue que puso todos sus terrenos de puro jitomate y luego agarró terreno afuera y le vendía las huertas en pie y nos platicaba ahora sí ya tengo dinero”.
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También comentó que Don Javier les hizo caso a los hombres mayores que manejaban el rancho, en particular a Pedro Martínez el mayordomo, “de quien aprendió”. “Estaba un mayordomo que sí lo sacaba bien el ajo, don Javier le compró un rancho en Salamanca, un terreno y unas casas porque fue el que lo levantó y lo enseñó a trabajar, pero también hay que reconocer que Don Javier dormía poco, andaba siempre en la noche trabajando de un lado para otro”. Cuando se incrementó la extensión de siembra a don Nazario lo mandaron a labrar en unos terrenos cerca de Irapuato, en esa ausencia su casa se quemó, pero no se quedó sólo. “Cuando terminamos el trabajo Don Javier fue por nosotros y me dijo ya se te quemó la casa pero ya vamos a hacer otra casa, y fue cuando me hizo la casa esta donde ahora vivo”, comentó. A Nazario don Javier le contó su más grande sueño. “Me dijo que tenía ganas de tener un cuarto grande decía que con hartas pacotas de dinero para agarrar puños y pagarle a la gente para que trabajara y a pagarle a toda la gente que ocupe”. El sueño se le cumplió a Don Javier: no sólo pudo contratar a toda la gente que quiso, sino ayudar a cientos de personas a que progresaran.
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