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El Descenso Mayo 2013 10 - II ETAPA EL DESCENSO
NÚMERO
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CREDITOS EDITA: Ilustre, Pontificia y Real Cofradía de Nuestra Señora de la Capilla. www.virgendelacapilla.es CONSEJO RECTOR:
Enrique Caro Cruz. Ana María Jaén Amate. Antonio Martínez Nieto. Jesús Llopis Olivera. María del Carmen Jiménez Cobo. José Antonio Martín Illescas. Lucas Guzmán Gutiérrez. María Teresa Calatayud Moreno. Eduardo López Pérez. María del Carmen Aranda Cerezo. Antonio Vega Rama. José Luis Guzmán Mansilla José María Sabariego García DIRECTOR: María del Carmen Aranda Cerezo. CONSEJO DE REDACCIÓN:
Enrique Caro Cruz. María Dolores Ocaña Tirado. Rafael Cañada López. Antonio Martínez Nieto.
José Antonio Martín Illescas. Jesús Llopis Olivera.
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María del Carmen Aranda Cerezo.
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FOTOGRAFÍAS: Archivo de la Cofradía. Rafael Cañada López. Lourdes Cañada López. Miguel Ángel Peragón. Eduardo Escalona Molina. Ramón Calatayud Lerma Manuel Contreras Diario Jaén MAQUETACIÓN E IMPRESIÓN Gráficas La Paz de Torredonjimeno DEPÓSITO LEGAL: J - 271 - 2007
SUMARIO Carta del Sr. Obispo de la Diócesis Carta del Capellán de la Cofradía Saluda del Alcalde de Jaén Carta del Hermano Mayor VIDA COFRADE Mes de Mayo, mes de María Procesión de la Virgen de la Cabeza Pregón 2012 en honor a Ntra. Señora de la Capilla Novena 2012 La Ciudad de Jaén honra a su Patrona Rosario de S. Bernabé Misa Cabildos Ofrenda Floral Magna Procesión 2012 Adquisición de nuevos enseres: La Umbrella Pontificia Cena Benéfica Ofrenda del Real Jaén Belén 2012 Día de la Inmaculada Concepción de María Retiro de Adviento y Comida de Navidad Audiencia con el Alcalde de Jaén Conferencia: “el Año de la Fe” Conferencia: “La Fe en la Simbología cofrade” Cruz de Mayo
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Apertura del Camarín
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ACTUALIDAD 2013 Enrique Caro Cruz, nuevo Hermano Mayor Nueva Junta de Gobierno Jura de Camareras Antonio Carrascosa, Pregonero de la Virgen de la Capilla 2013 Solemne Novena en honor a la Stma. Virgen de la Capilla Entrevista a Inca Quesada Bayona, autora del cartel anunciador de las Fiestas en honor a Ntra. Sra de la Capilla 2013. COLABORACIONES Homilía del Sr. Obispo día 11 de junio Pregón 2012 Toda una vida dedicada al servicio de la Virgen de la Capilla Quién soy yo para que la Madre de mi Señor venga a mí Sonetos Orar desde la Oscuridad Ese Pequeño Gran Desconocido Santa María de la Capilla, en el Año de la Fe Unidos a ti A la Virgen de la Capilla Personajes del Evangelio. Nicodemo FOTOS PARA EL RECUERDO
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60 aniversario de la Recoronación de la Santísima Virgen de la Capilla. 1953
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EN EL AÑO DE LA FE Ramón del Hoyo López. Obispo de Jaén
centro de nuestra vida (Audiencia a los periodistas del 16 de marzo). Son las mismas propuestas que llevaron al Papa emérito, Benedicto XVI, a proclamar el Año de la Fe que celebramos. “Hoy es necesario, nos dice, un compromiso eclesial más convencido a favor de una nueva evangelización, para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe”1. En la carta apostólica de esta convocatoria el Papa nos invitaba a recorrer, durante ese año, la historia de nuestra fe, contemplando a Jesucristo, a la Virgen María, a los apóstoles, a los primeros discípulos, a los santos y mártires, a los consagrados, a los hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida (cf. Ap 7, 9; 13-8)2.
A las puertas de la Fiesta anual de la Santísima Virgen de la Capilla, Patrona de la Ciudad de Jaén, me uno a sus miles de devotos, Presidencia, Junta Directiva de la Cofradía y fieles de la Parroquia de San Ildefonso para que, como Madre, nos ayude a caminar juntos al encuentro con su Hijo, en este Año de la Fe. En comunión con el nuevo Papa Francisco hagamos nuestras sus primeras palabras invitándonos a la oración, a caminar a la luz del Señor, edificar la Iglesia y confesar a Jesucristo (Homilía del 14 de marzo, en la Capilla Sixtina), a poner a Cristo en el
Así lo hace la Iglesia durante el año litúrgico. Esta Fiesta mariana, pórtico del mes de María, es buena ocasión para contemplar, como indica el Papa, a la que es modelo de fe y de las demás virtudes: La Virgen de la Capilla. En sus orígenes la Iglesia nació con el “fiat, hágase” que brotó del alma de la Virgen de Nazaret, como respuesta decisiva y libre a las palabras del ángel en la Anunciación. El amor a nuestra Madre del cielo es amor a la Iglesia de Jesucristo, su Hijo. Con ella, a quien invocamos en la Salve como “vida, dulzura y esperanza nuestra”, el futuro de la Iglesia está lleno de esperanza.
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BENEDICTO XVI, Carta Apostólica Porta fidei, 7
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Ibídem, n.13
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Decía el Papa León XIII, citando a San Bernardino de Siena, que: Toda gracia que se comunica al mundo tiene tres etapas: de Dios va a Cristo, de Cristo a María y de María baja hasta nosotros.
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“En el alba del nuevo misterio, vemos con alegría emerger el perfil mariano de la Iglesia, que comprende en sí el contenido más profundo de la renovación conciliar”3.
con la llamada que Dios le hace. No se trata de conocer a Dios sino, más bien, de reconocerlo. “Dios estaba ahí, y yo no lo sabía”6.
Por todo ello, de la mano de la Santísima Virgen de la Capilla, les invito a pensar, con toda la Comunidad diocesana y parroquial, en algunos aspectos concretos sobre la riqueza de nuestro ser de creyentes:
Quien orienta así su vida, pasa por una experiencia difícil de explicar, pero progresivamente cada vez es más inconfundible. Busca, pero sobre todo es buscado. Llama, pero sobre todo es llamado. No es él la fuente de la búsqueda. Lo que mejor define esta respuesta al don de la fe, es el término acogida.
1. LA FE ES LA RESPUESTA AL DON SOBRENATURAL DE DIOS: Todos los tiempos tienen sus luces y sombras. Las crisis e inseguridad de futuro que nos rodean, debe animarnos a confiar en el Señor, esperar en Él y crecer en la fe. La fe cristiana es un don personal que nace y se desarrolla, en cada persona, desde el Bautismo. Cada creyente ha de hacer su propio recorrido, sabiendo que la fe no se debe al esfuerzo personal, sino que es un regalo de Dios, don divino que nace y se alimenta de su gracia4. La iniciativa parte siempre de Dios, que sale a nuestro encuentro de mil maneras y de muchas formas5, a través de personas, experiencias y acontecimientos que alimentan nuestra existencia. En verdad tampoco depende exclusivamente de estas cosas el despertar de la fe. Ellas nos ayudan solo a escuchar al que está ya presente en nosotros. Lo decisivo es favorecer el encuentro con Dios, esos momentos de profunda sinceridad ante él, que cambian nuestra vida más que todas las razones y argumentos.
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La escucha de estas invitaciones es el camino más corto para despertar y avivar nuestra fe. El esfuerzo de la persona que quiere creer se orienta, sobre todo, a hacerse disponible, a acoger, a sintonizar
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cf. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Dominus Iesus, 6 de agosto de 2000. 5
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JUAN PABLO II, Catequesis del 26 de noviembre de 1998.
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cf. Hb 1,1
2. QUE NUESTRA FE CRISTIANA ESTÉ ENRAIZADA EN CRISTO: Es Cristo, en efecto, el amigo que se acerca, en nuestro camino, como a los discípulos de Emaús, y nos invita a construir nuestra vida con Él, sobre fundamentos sólidos. Ser cristiano quiere decir estar injertado en Cristo como los sarmientos a la vid. “Separados de mi no podéis hacer nada”7. “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”8. La fe, como encuentro con la persona de Cristo, asume la forma de relación íntima con Él, de memoria de Él en la Eucaristía y, en nosotros, de la mentalidad misma de Jesucristo. Y, “puesto que es Dios quien nos ha amado primero, escribe también el Papa Benedicto XVI, ahora el amor ya no solo es un ‘mandamiento’, sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro”9. Nuestra Madre, la Virgen de la Capilla, nos invita a tomar conciencia, como ella, del gran regalo de la fe, para actualizarla, hacerla nuestra y dar tes-
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SAN AGUSTÍN, Confesiones, Libro 12, cap.2, 2.
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Jn 15, 5.
Benedicto XVI, Carta Encíclica Deus caritas est, (25 de diciembre de 2005), n.1. 8
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Ibídem, n.1, AAS 98 (2005), 217.
timonio ante un mundo cada vez más necesitado de conocer el bello rostro de Jesucristo, de encontrarse con el Dios misericordioso que se preocupa y nos ama a cada uno de nosotros. Ella, que supo escuchar y estar muy atenta a la voz de Dios, nos ayuda y enseña a escuchar el Dios cercano y amoroso para luego dar testimonio de lo que hemos visto y oído.
Debemos vivir, por tanto, despiertos y vigilantes12, con las lámparas siempre encendidas y con provisión de aceite, como nos decía Jesús en la parábola de las vírgenes prudente. Mantenernos en el “sí” incondicional que vamos dándole a Dios en el discurso de nuestras vidas.
3. LA FUERZA DE NUESTRA FE.
Esta fue la actitud permanente de nuestra Madre la Santísima Virgen. Es la actitud del que se fía de Dios haciéndose testigo de la esperanza cristiana ante el hombre moderno, agobiado por tantas inquietudes y problemas que ponen en crisis los cimientos mismos de su ser y actuar.
Ante “la indiferencia religiosa que lleva a muchos hombres de hoy a vivir como si Dios no existiera o a conformarse con una religión vaga, incapaz de enfrentarse con el problema de la verdad y con el deber de coherencia”10, el objetivo de la vida del creyente es permanecer firme en su fe.
Virgen de la Capilla ¡Rogad por nosotros! Con mi saludo y bendiciones.
Esa firmeza hace que se interroguen muchos, aún sin decirlo. Ello debe llevarnos al reconocimiento humilde de que nos lo ha dado Dios. Nuestra respuesta agradecida ha de ser: dar razón de esta esperanza, ser sus testigos. En la pasada Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Madrid, el Papa Benedicto XVI advertía a los jóvenes, que no les iban a faltar dificultades por causa de la fe, pero que “nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor”. El Sumo Pontífice, señaló la clave fundamental y misión para nosotros cristianos: “es urgente ayudar a los jóvenes discípulos de Jesús a permanecer firmes en la fe y a asumir la bella aventura de anunciarla y testimoniarla abiertamente con la propia vida”11.
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Esta es la tarea en que estamos implicados todos los bautizados, de una manera responsable y creíble: Que en nuestro comportamiento diario y cuando hablemos de Dios, noten los demás, mirándonos a los ojos, si lo que vivimos y decimos nos lo creemos o no.
JUAN PABLO II. Carta Apostólica Tertio milenio adveniente, n.42.
BENEDICTO XVI, Discurso en el Aeropuerto de Barajas a la llegada a Madrid, 2011. 11
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1Pe 5, 8-9. 7
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LA ALEGRÍA DE LA FE Pedro Ortega Ulloa. Capellán de la Cofradía
¿Por qué saltó de alegría el niño, de seis meses? ¿Por qué le llama Isabel a Maria “dichosa” Isabel y Maria nos invitan a descubrir la alegría de creer, la dicha de la fe. Al decir “fe” o “creer” ¿qué decimos? En nosotros sucede algo desde donde es posible reconocer lo que es “fe” Si nos miramos a nosotros no damos cuenta que somos una esperanza permanente. ¿Se cumplirá esta esperanza que nos lleva? ¿Seremos amados sin condiciones, seremos más fuertes que las cruces, la muerte no nos vencerá? Y si miramos más allá de nosotros mismos seguimos deseando: que todos puedan comer, tener una casa y un trabajo digno, que sean respetados en su dignidad , que nadie abuse de nadie, que podamos vivir en paz con nosotros y con otros. ¿Se cumplirá todo esto?
Isabel llevaba ya seis meses embarazada. Y María fue a verla; se quedó con ella hasta que a Isabel le nació su niño. Cuando llegó María el niño de Isabel saltó de alegría en su seno. “Dichosa tú, que has creído”, le dijo Isabel a María (Lc 1, 45)
La fe es seguridad en la esperanza: se cumplirá lo que añoramos ya que Dios en su Hijo ha tomado nuestra existencia y así nuestra esperanza y nos ofrece otra esperanza mayor. La fe entonces es seguridad, no es nuestras manos sino en Dios. Alguien puede pensar que la esperanza que nos lleva, es una pasión inútil que sufrimos y que sólo hemos de dedicarnos a lo posible nuestro.
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Al reconocer la esperanza que nos lleva, comenzamos a saber qué es fe.
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Pero aunque tengamos respuestas para nuestras preguntas científicas, nuestros problemas vitales aún no se han tocado. La desesperación ante los problemas vitales hace imposible la fe y deja al “prójimo” sin salida. Y entonces no se dará la visita de María a Isabel hoy, pues cada uno se encerrará en su historia sin mirar más allá. Habría que ver si nuestra, tantas veces dicha, “crisis económica” no expresa nuestra desesperación que se muestra en el uso de los bienes sin responsabilidad. No es que no sepamos arreglar la economía, es algo más profundo: no sabemos arreglarnos nosotros.
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Ojalá que pudiéramos entrar en el corazón de María e Isabel.
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Nos daríamos cuenta cómo la fe rehace la vida, hace posible la alegría y asegura un futuro inesperado. Si “ fuimos salvados en la esperanza” (Rom 8, 24) podemos afrontar nuestro presento, amando “el cielo”. Si entráramos en el corazón de María e Isabel podríamos comprender su alegría de la esperanza y los “ayes” de Jesús: “Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya recibís vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque pasaréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque lloraréis y haréis duelo. ¡Ay de vosotros cuando todos hablen bien de vosotros! Del mismo modo trataron sus padres a los falsos profetas.” (Lc 6, 2426). Estas palabras de Jesús nos hacen pensar. Cabe una súplica: “Virgen santa, que seamos como tú ante Jesús, tu hijo e Hijo eterno de Dios”
Saluda del Alcalde de Jaén José Enrique Fernández de Moya Romero
He de agradecer que hayáis dejado este espacio en la revista para que lo ocupen mis palabras. Unas palabras que desean expresar mi enorme orgullo y satisfacción por haber creado este punto de información veraz, un testimonio más de la fe en Dios que promulga acciones humanitarias y sociales tan necesarias en estos tiempos de crisis que vivimos. Esta revista constituye un punto de encuentro entre los cofrades y un cauce de acercamiento a las acciones que lleváis a cabo.
Alabo vuestra caridad, pues vuestros actos en torno a estas virtudes son el impulso que necesitáis para iniciar esta nueva andadura de la que seguro cosecharéis numerosos beneficios sociales para los más débiles. La sociedad jiennense está ávida de personas como vosotros, que lucháis por el bien común, por una vida mejor para todos, con esperanza en la realización de buenas obras.
Mi ánimo por tanto para que continuéis venerando a la Patrona de Jaén y mi deseo de que cada año nos guíe por el camino de la fe Cristiana, y el fomento de esta devoción en los corazones de todos los jiennenses.
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Humildad y fe son dos virtudes con los que afronta esta nueva etapa la Cofradía de la Virgen de la Capilla y que, a buen seguro, supondrán un motor para la consecución de los objetivos propuestos: ayudar al prójimo y cubrir las demandas de los más necesitados.
Éstas alcanzan su máximo esplendor con la celebración de la festividad de la Patrona Mayor de Jaén, la Virgen de la Capilla, Alcaldesa Mayor de la ciudad, el 11 de junio, una tradición popular pero más aún una especial devoción de un pueblo a una bendita imagen que se exhibe en la Basílica Menor de San Ildefonso y que cada año recuerda a los que somos católicos y cristianos que el espíritu de Dios camina junto a nosotros y que no estamos solos en este arduo camino de la vida.
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Carta del hermano mayor Enrique Caro Cruz
Queridos cofrades y amigos: Se han cumplido ya casi cuatro meses de mi elección (confirmada a los pocos días por la máxima autoridad diocesana, nuestro Sr. Obispo) como Hermano Mayor de la Ilustre, Pontificia y Real Cofradía de la Patrona de Jaén, nuestra querida Virgen de la Capilla, Alcaldesa Mayor. Aunque para nosotros, con confianza, nuestra Madre de la Capilla, que quiso venir a infundir a nuestra ciudad ánimo y protección. Casi seiscientos años de permanencia en el acervo de nuestras tradiciones (que no leyendas) jaeneras, avalan la certeza de que la Virgen vino una noche a pasear, a consolar, con su Hijo en brazos, por
Recuerdo con bastante nitidez, como mi abuela me llevaba con frecuencia al altar de la Virgen y me contaba esas historias. La infancia marca mucho más de lo que habitualmente pensamos los adultos, y esas imágenes, que casi parecen olvidadas, ejercen una influencia decisiva en conductas posteriores. En ese sentido, resuena en mi cerebro la voz grave, potente, enérgica de nuestro querido Párroco, D. Manuel Maroto Castro, hablando de la Patrona de Jaén. Cuantas veces le ayudé a la Santa Misa bajo el Manto de la Virgen. Me exigía precisión en las maneras, en el rito, haciendo comprender que los gestos litúrgicos acercan a la devoción. De esa devoción a Nuestra Madre fue un claro ejemplo en su actitud personal y en su empeño en promocionarla en tantas homilías, desde el púlpito, creo recordar que sin micrófono. Vaya sobre todo a estas dos personas, mi abuela y mi antiguo párroco, mi agradecimiento por el germen de la devoción a la Patrona, que me pusieron de niño. Como muestra de agradecimiento, sigo encomendando sus almas en mis oraciones, con la sospecha (nunca certeza) de que ellos quizá no las necesiten, pero Nuestro Señor y su Santa Madre, como Mediadora, aplicarán esas preces por almas olvidadas en el Purgatorio. Por eso miro hacia la Virgen cada vez que veo unos abuelos acompañar a sus nietos por la Iglesia, con unos gestos que revelan sus intenciones: catequizarlos contemplando las imágenes.
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el arrabal de S. Ildefonso, a una ciudad triste, abandonada, en cuya memoria colectiva, casi se perdía la alegría que dos siglos antes produjo la llegada del Santo Rey Fernando, y consecuente liberación de nuestro pueblo de la morisma granadina.
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Fueron unos años de euforia pasajera y con el tiempo volvió a ser realidad, de cruda actualidad, como ya lo era antes, una pregunta que ha estado siempre flotando sobre Jaén: ¿por qué el Descenso es tan poco conocido? Parece que en nuestra ciudad se agiganta un defecto muy español. No conocemos nuestra historia y por tanto no la valoramos. Ante esta reflexión no podemos mirar a nuestro alrededor buscando culpables. Lo somos cada una y cada uno de nosotros, aunque, como explicó Jesús en la parábola de los talentos, a medida que nos vamos acercando a la Señora, mayor responsabilidad. En una Iglesia como la de ahora, en la que se ha recuperado la misión de los laicos, de su mayoría de edad, de su responsabilidad en la transmisión del patrimonio doctrinal recibido, no podemos pensar que es responsabilidad exclusiva del clero. Todos somos Iglesia y bastante trabajo tienen nuestros pastores con cuidar la transmisión global de la doctrina, lo que supone una ardua tarea, continuada, exigente, que obligatoriamente debe contar con nuestro respeto y admiración, así como de nuestras plegarias y ayuda material. Luego miremos a nuestro interior, buscando los talentos recibidos en relación con la devoción mariana. El pueblo de Jaén, los feligreses de su Parroquia (ahora Basílica como merece la Virgen), los cofrades, la junta de gobierno y su responsable, quien ostenta la carga mayor.
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Las Cofradías, sus tronos, sus imágenes son una catequesis esculpida e inmutable. La candelería que recuerda Pentecostés, su distribución, los varales, las coronas, en nuestro caso marianas, la presencia de ángeles como personificación visible de los que pululan por nuestros templos, alrededor del Sagrario, en adoración perpetua a Jesús Sacramentado. Todo ello plasticidad litúrgica que entra por las mayores ventanas del alma, los ojos. Máxime cuando las miradas son las infantiles, las que parecen estorbar con su inquietud y aparente indiferencia, pero que hicieron intervenir al Señor corrigiendo a los Apóstoles,
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mandando que los dejaran acercarse. Los niños cerca de Él y de Nuestra Señora, para que Ella los lleve a la meta final, el Hijo en la Santísima Trinidad. Qué bien conocen lo que significa catequizar con la vista y las costumbres a los pequeños, quienes se empeñan, de forma consciente, en difundir hábitos que no son nuestros, que en si no son malas, pero que en su aparente inocencia van desarraigando el cristianismo de nuestra vieja Europa. El desaforado culto casi idolátrico de don carnal o la inocente fiesta de brujas y fantasmas que tapa el culto y plegarias a nuestros difuntos, el pesudosanto de origen nórdico, patrón del consumismo desatinado, al que sólo pueden rendir culto completo los más ricos, mientras se impone al nacimiento de Nuestro Salvador y a los Reyes Magos. Los católicos no podemos dormirnos, tenemos la responsabilidad de cuidar nuestra formación, nuestra asistencia a las prácticas religiosas, nuestros cultos y acercar a los niños a Jesús. Esa ha sido una ilusión mantenida por las diversas Juntas de Gobierno y la actual, quiere aportar su granito de arena. ¿Cómo? Primero con el trabajo de la actual junta, de donde ya han nacido iniciativas, después con vuestro compromiso, cada uno en su medida. Si dentro de algunas décadas, un niño de ahora es capaz de recordar cómo empezó su devoción, algo habremos hecho entre todos. Quiero acabar agradeciendo a ese grupo de amigos que forman el nuevo equipo de responsables, su actitud positiva y abierta y su sentido de unión con todos y cada uno de los demás. Si algo sale bien en estos años, tendremos que dar gracias a Dios y a la Señora. Si algo se hace mal, será nuestra responsabilidad y sobre todo la del último en decidir. Esperamos vuestra colaboración y vuestras aportaciones constructivas. Unas se podrán admitir, otras… haremos lo posible para que también lo sean.
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Vida Cofrade
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Mes de Mayo, Mes de María
La Junta de Gobierno en su afán por aumentar el fervor Mariano, contó con la participación de alrededor de 100 grupos pertenecientes a parroquias, colegios religiosos, asociaciones, cofradías, congre-
gaciones religiosas, seminario diocesano y Cabildo Catedralicio, que acuden a la Basílica-Santuario a ofrendar sus flores a la Alcaldesa Mayor de Jaén. Masiva fue la asistencia de los distintos grupos invitados, entre los que destacaron los niños y niñas de los colegios de la ciudad, que con sus flores llenaban los bancos del Santuario. María Santísima de la Capilla lució espléndida en el presbiterio, portando dos bellísimos mantos que conserva en su ajuar. Uno de ellos fue el de terciopelo en color rojo con bordados en oro. Al centro lleva bordado, con sus colo-
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Como cada año al llegar el mes de Mayo, la Cofradía de la Santísima Virgen de la Capilla se vio inmersa en el calendario de actos y cultos en honor a su excelsa Patrona. La Basílica de San Ildefonso fue testigo de honor de la cantidad de personas que transitaban las naves para apreciar el Bendito rostro de la Virgen.
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res heráldicos, el escudo de los Condes de Corbul. Fue donado en 1908, por D. Antonio de Sanmartín y Contreras y su esposa Dª. Isabel de Contreras y Pérez de Herrasti, Condes de Corbul y por Dª Isabel de Sanmartín y Contreras y D. Fernando de Contreras y Pérez de Herrasti. Por su espléndido bordado fue durante muchos años el manto utilizado para las ocasiones solemnes. Anteriormente portó el manto de terciopelo blanco con bordados en oro. Va cuajado de estrellas —174— cada una de las cuales fue costeada por una familia. Al dorso, lleva la inscripción: “ 11 de Junio de 1979 / Donado por el Pueblo de Jaén”. Se costeó con donativos de devotos, a través de suscripción promovida por Dª Dolores Maza Selas. Fue confeccionado en Jaén, en el convento de M. M. Dominicas. Igualmente durante varios días en este mes dedicado a María, el pueblo de Jaén pudo posarse a las plantas de su Patrona y depositar su petición y acción de gracias. Se trata del Besamanto que esta Pontificia Cofradía celebra, para que todo aquel que lo desee se acerque a la Basílica y pueda contemplar Su rostro frente a frente. El 4 mayo la ofrenda corrió a cargo de los jóvenes que se confirmaban esa tarde. La Celebración estuvo presidida por el Excmo y Rvdmo. D. Antonio Ceballos Atienza, obispo emérito de Cádiz-Ceuta.
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Como todos los años, el 11 de Mayo, al finalizar la misa, se procedió a la imposición de medallas a los nuevos cofrades, acto que hace crecer con fuerza el grupo humano que forma la Cofradía.
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Procesión de la Virgen de la Cabeza
La Virgen de la Cabeza, acompañada por miles de devotos se fundió con su pueblo, pocas semanas después de su romería. Como en otras ocasiones, fueron muchas las atenciones que desde la Junta de Gobierno de la Hermandad Matriz de la Virgen de la Cabeza tuvieron con esta Junta de Gobierno. El entonces, Hermano Mayor, José María González, recientemente fallecido atendió y acogió a los representantes de la cofradía de la Patrona de Jaén
dándole, como en otras tantas ocasiones, un lugar privilegiado. Sirvan estas líneas para reconocer la gran labor que al frente de la cofradía ha llevado a cabo José María González. Un hombre bueno y fervoroso que en sus años de presidencia al frente de la cofradía de la Patrona de la Diócesis ha logrado un hermanamiento espiritual y muy especial entre la cofradía de la Virgen de la Cabeza y de la Capilla, una amistad que se hizo más profunda a raíz de la estancia en Jaén de la Virgen de la Cabeza en noviembre de 2009, cuando desde la Cofradía de la Virgen del la Capilla se ofreció toda la colaboración necesaria para que los cultos de la Patrona de la Diócesis lucieran con todo honor.
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La Ilustre, Pontificia y Real Cofradía de la Virgen de la Capilla fue invitada por la Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza a participar en la procesión de la Patrona de la Diócesis que cada mes de mayo se celebra en Andújar y que recorre las calles de la ciudad iliturgitana.
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Pregón 2012 en honor a Ntra. Sra. de la Capilla
El sábado 26 de Mayo, el teatro Darymelia, fue testigo del Pregón en honor a Ntra. Sra. De la Capilla. El escenario, en esta ocasión estuvo compartido por los Sres. D. Ramón Molina Navarrete y D. José Ramón Molina Hurtado. Y así, padre e hijo, “al alimón”, juntaron experiencia y juventud, poesía y reflexión e hicieron vibrar a un abundante público con sus bellas palabras dedicadas a la Patrona de Jaén.
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Ramón, de Úbeda y José Ramón, nacido en Úbeda y actualmente residente en Córdoba, siempre han demostrado tener una profunda devoción ma-
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riana, a la vez que son el reflejo de las creencias y valores de una familia cristiana. Los pregoneros contaron con una presentadora excepcional, la Sra. Dª. María Molina Hurtado, hija y hermana, respectivamente, de los pregoneros, que aparte de sus cualidades profesionales, nos mostró un perfil muy personal y cercano de ellos. Como es habitual, el acto del pregón concluyó con la actuación del Orfeón Santo Reino, que interpretaron un selecto y variado programa de música polifónica, dirigido por Inmaculada Jiménez Rodríguez.
Novena 2012
El novenario, que comienza con el rezo del Santo Rosario y termina con la exposición del Stmo. Sacramento, fue concelebrado por algunos sacerdotes de nuestra diócesis. El último día de la novena contó
con la presencia de algunos predicadores de los últimos años La Junta de Gobierno tuvo a bien que la imagen de Ntra. Sra. de la Capilla portara de forma extraordinaria, el capote de paseo donado por el diestro Enrique Ponce, adecuadamente adaptado por el cuerpo de Camareras de Ntra. Sra. Dicho capote fue donado el 15 de abril del año 2007 tras la corrida de toros benéfica organizada por la Asociación Española contra el Cáncer, de la que el torero es padrino de honor. Lleva bordado en el centro la imagen de la Patrona de la ciudad, y quedó rematado por una mantilla en color blanco sobre la sien de la Virgen. Participaron en el novenario diferentes coros que, de forma totalmente desinteresada, hicieron música las oraciones de los fieles y ayudaron a elevar nuestras súplicas a Dios Padre Celestial y Su Bendita Madre con sus cantos.
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Tras la celebración de las Flores en honor a Ntra. Sra. de la Capilla durante los 31 días de Mayo, la Basílica Menor de San Ildefonso y Santuario de María Santísima de la Capilla se preparaba para acoger el novenario en honor a la Stma. Virgen. El templo se quedó pequeño para recibir a todos los fieles y devotos que se dieron cita para asistir a la predicación del Ilmo. Sr. D. Pedro José Martínez Robles, Canónigo de la Santa Iglesia Catedral y Vicario Judicial, que este año presidía la sagrada cátedra. D. Pedro José hizo hincapié en el acercamiento a Dios mediante su Excelsa Madre, con una vida entregada a la caridad y culto a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
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Rosario de San Bernabé
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Un año más, la Cofradía de la Virgen de la Capilla, celebró este tradicional y piadoso acto para conmemorar, en su víspera, el Descenso de la Santísima Virgen de la Capilla a la ciudad de Jaén.
Este emotivo acto finalizó en la Reja de la Capilla – donde según la tradición, finalizó el Descenso de la Santísima Virgen María- con el canto de la Salve y el himno a la Patrona.
Tras la eucaristía celebrada en la Basílica de S. Ildefonso por el alma de los cofrades difuntos, se realizó esta particular peregrinación en la que cientos de fieles y devotos de Ntra. Señora de la Capilla, junto a la Junta de Gobierno rezaron el Santo Rosario por las calles de Jaén, rememorando el camino que recorrió Ntra. Madre la noche del 10 al 11 de junio de 1430.
En este día, en la Santa Misa, se procedió a la bendición, por parte de nuestro capellán el Rvdo. Sr. D. Pedro Ortega Ulloa, de una nueva insignia para nuestra cofradía, la “umbrella pontificia”, con los colores pontificios y los escudos de nuestro obispo, el de la basílica de S. Ildefonso, y el propio de nuestra hermandad.
Misa de Cabildos
La Misa de los Cabildos es el culmen de las celebraciones que desde el día 1 de Mayo tienen lugar
en la Basílica de San Ildefonso en honor a Ntra. Sra. de la Capilla. La Eucaristía, fue presidida, como es tradición, por el Sr. Obispo de la Diócesis, Monseñor D. Ramón del Hoyo López y concelebrada por Monseñor D. Antonio Ceballos Atienza y los demás sacerdotes de la ciudad, actuando como maestro de ceremonias el M. I. Sr. D. Manuel Carmona García. Presentes estuvieron los cabildos catedralicio y municipal, presididos por el Deán de la S.I.C., Ilmo. Sr. D. Fco. Juan Martínez Rojas y el Alcalde de la ciu-
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El pasado 11 de Junio de 2012, se celebraba en la Basílica de San Ildefonso, la tradicional Misa Votiva de los Cabildos, Catedral y Municipal, en honor a la Santísima Virgen de la Capilla, Patrona y Alcaldesa Mayor de la Ciudad de Jaén. La solemnidad de la Virgen de la Capilla comenzaba con la celebración eucarística a los pies de la Bendita Imagen, que igual que en los días previos del novenario portaba el capote de paseo donado por el diestro Enrique Ponce en abril de 2007.
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dad, Ilmo. Sr. D. José Enrique Fernández de Moya, respectivamente. También estuvieron presentes el Presidente de la Agrupación de Cofradías y Hermandades de la Ciudad de Jaén, Hermanos Mayores de las distintas cofradías de Pasión y Gloria, miembros de la Academia Bibliográfica Mariana, “Nuestra Señora de la Capilla”, Camareras de la Virgen, Caballeros Horquilleros, cofrades y fieles en general, que abarrotaban la Basílica Menor de San Ildefonso, Santuario de la Patrona de Jaén. San Ildefonso lucía sus mejores galas para recibir a todos los allí congregados, que con el Sacramento que es centro de nuestra vida y experiencia cristiana celebrábamos el Descenso de María Santísima a nuestra Ciudad.
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El acompañamiento musical corrió a cargo del Orfeón “Santo Reino”, solemnizando con sus melodías y cánticos propios de la Virgen en su Descenso esta Misa Votiva de los Cabildos Municipal y Catedralicio.
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Ofrenda Floral
Al finalizar la Misa Votiva de los Cabildos, la Junta de Gobierno se desplazó hasta la Puerta de la Basílica, donde tradicionalmente se hace la Ofrenda Floral del Pueblo de Jaén a su Patrona. Allí, ante el azulejo con la imagen de Ntra. Señora, fueron muchas las personas que, en forma de flor, decidieron presentar sus ofrendas ante la Virgen de la Capilla.
EL DESCENSO
Este acto organizado por la Cofradía, contó, como todos los años, con la indispensable colaboración de la Asociación Provincial de Coros y Danzas “Lola Torres”, que vestidos con los tradicionales trajes de pastira y chirri, adornaron la fachada con las miles de flores ofrecidas por niños y mayores a la Virgen de la Capilla.
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Magna Procesión 2012
Fiel a su cita anual por la calles de Jaén, éste 11 de Junio lució espléndido para que Nuestra Señora de la Capilla presidiera la Magna Procesión de 2.012. Manifestación pública de fe y devoción por nuestra ciudad del Santo Reino que un año más congregó al pueblo, mostrando con júbilo el amor a la Excelsa Patrona; la Santísima Virgen de la Capilla.
EL DESCENSO
Tras la cruz de guía, la Agrupación Musical Banda de la Estrella encabezaban el cortejo procesio-
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nal, en el que igualmente participaron las representaciones de las Cofradías y Hermandades de Pasión y Gloria de nuestra ciudad, ordenadas según su año fundacional, así como de la propia Agrupación de Cofradías. A continuación corporación municipal con el Sr. Alcalde al frente, -nuestras- mantillas blancas, el grupo de camareras que con tanto esmero cuidan a nuestra patrona a lo largo de todo el año. Y la Junta de Gobierno, junto con el Capellán de la cofradía, el Deán de la Santa Iglesia Catedral y el Vicario Judicial de la Diócesis y otros Sres. Capitulares del
Cabildo Catedralicio junto a otros sacerdotes, quienes precedían a los 84 caballeros horquilleros portando sobres sus hombros el trono de Nuestra Madre, que éste año estrenaba todos los cabezales ó terminales de los varales, realizados por el taller del jiennense Juan Francisco López Pareja. El exorno floral en tonos rosáceos y blancos estaba compuesto por peonías y rosas.
Cerrando tan solemne cortejo, la Banda Municipal de Música de Jaén y numerosos devotos. Otros enseres estrenados éste año, como continuación al incremento del patrimonio de la cofradía han sido las varas de la Junta de Gobierno y las que se ceden para las representaciones que nos acom-
pañan especialmente para el cabildo municipal, así como el tintinábulo o umbrela papal, confeccionada con motivo del nombramiento de la iglesia de San Ildefonso como Basílica-Santuario y tras obtener los permisos preceptivos del Sr. Obispo de la Diócesis. Y puntual, a las once y media de la calurosa noche suena el himno de Jaén en las puertas de su sede canónica, Basílica Menor de San Idelfonso, que ha abierto sus puertas de par en par para acoger en su camarín a la Madre de Dios y a Su Hijo, hasta que este año 2013, Año de la fe, la Ilustre, Pontificia y Real Cofradía de Nuestra Señora de la Capilla vuelva a cumplir con uno de sus fines: fomentar la devoción a la Santísima Virgen.
EL DESCENSO
En cuánto al manto elegido para la ocasión fue el conocido como de la Coronación, ya que fue el primero de la etapa de nuestro Hermano Mayor con el que procesionó nuestra Imagen, y al ser ésta la que cerraba éste ciclo de 6 años, tenía especial interés en que fuese el mismo. Dicho manto de color rosa, de 2 x 2,30 metros, de seda y los bordados y encajes en plata. Al dorso lleva la siguiente inscripción – Regalo de la Excma Sra Dª Teresa Fernández de Villalta, Marquesa viuda del Rincón de San Ildefonso en memoria de su difunto esposo (q.d.e.p.) Jaén, día de la Coronación de la Santísima Virgen de la Capilla, 11 de Junio de 1.930 -
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Adquisición de nuevos enseres: la umbrella pontificia
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El pasado día 10 de junio de 2012, durante la misa que nuestra Cofradía dedica a los fieles difuntos el día de San Bernabé, fue bendecida una nueva insignia que aumenta el patrimonio de la Santísima Virgen de la Capilla. Se trata de un tintinábulo, conocido también como umbrela papal.
donde la Patrona de Jaén ocupaba un lugar preferente en el presbiterio de San Ildefonso. Tras pedir los permisos preceptivos al Obispado de Jaén, nuestra Cofradía pudo realizar el tintinábulo y estrenarlo en el Rosario de San Bernabé y posterior procesión de Ntra. Sra. de la Capilla en el año 2012.
Dicho enser representa una sede a la cual el Romano Pontífice ha concedido el título de Basílica Menor, como fue nombrada la Iglesia de San Ildefonso el pasado 9 de junio de 2010. El citado reconocimiento se hizo efectivo en el mes de noviembre del mismo año, en una eucaristía presidida por Su Eminencia Reverendísima el Cardenal Antonio Cañizares Llovera, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos,
El tintinábulo, símbolo basilical, tiene impresos los colores rojo y amarillo, y cuenta con unas campanillas rematadas con una cruz parroquial. Bordados luce en cada una de las caídas el escudo de la Cofradía, el del Obispado, escudo Basilical y el de la Santa Sede. Su forma simula una campana, y las campanillas nos recuerdan al sonido de los toques de la Basílica de San Ildefonso y Santuario de Nuestra Señora de la Capilla.
Cena Benéfica 2012
El pasado 28 de Junio, adaptándonos a la visita un año más del misionero de África y Padre Blanco
D. Francisco Manuel Ostos Palma, quién gestiona personalmente dicha construcción. Pues no en vano lleva 40 años de su vida como misionero de la Congregación de los Padres Blancos en el Congo; muestra inequívoca de su espíritu de fraternidad y solidaridad con los verdaderamente más necesitados. A ninguno de los casi 300 asistentes dejó indiferente, antes todo lo contrario, las palabras que nos dirigió D. Francisco Ostos; así como el vídeo que se proyectó con las grabaciones (pues ya es una realidad) de dicho orfanato en la ciudad de Logo, que se llama Orfanato Virgen de la Capilla, cuya imagen
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Había que culminar el ambicioso proyecto de caridad iniciado hacía 3 años; atender por parte de la Cofradía de Nuestra Señora de la Capilla los gastos derivados de la construcción de un orfanato en la República Democrática del Congo. Concretamente en la región de Ituri, donde debido a las continuas guerras étnicas son innumerables los niños, bebés en la mayoría de los casos, que se quedan absolutamente desamparados, sin familia alguna que se haga cargo de su cuidado y atención más elementales.
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preside la entrada al mismo y cuyos pequeños moradores agradecieron que desde nuestra cofradía se colabore con la realización de tantos proyectos de vida.
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Se trataba de la tercera cena benéfica, cómo en las dos ediciones anteriores contamos con la colaboración de numerosos cofrades y amigos, decidimos ampliar las posibilidades de asistencia accediendo a un espacio más amplio, concretamente la plaza de toros de Jaén, cuya propiedad nos cedió de forma absolutamente desinteresada el uso de la misma durante los días necesarios para organizar tal evento. Con el encomiable esfuerzo y dedicación de la Junta de Gobierno, de algunos colaboradores que se volcaron para tal fin, así como de todos los asistentes, la cena resultó un éxito de participación, cumpliéndose con el objetivo de Caridad establecido.
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También contamos con la colaboración de Onda Jaén, prestando su ayuda con dos presentadore, del grupo musical Flamencubeando, que amenizó la velada, numerosas firmas comerciales con la donación de distintos artículos para su sorteo entre los asistentes, aportaciones a través de la “fila 0”,…, en definitiva nuestro agradecimiento a todos los que colaborasteis de una u otra forma pues citando palabras de D. Francisco Ostos “aunque en España llevéis unos años de crisis, en el Congo llevan toda la vida de crisis, de verdadera crisis” .
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Ofrenda del Real Jaén a la Virgen de la Capilla
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Como viene siendo tradición; todos los años al comienzo de la temporada, los jugadores del Real Jaén realizaron su ofrenda floral a la Patrona de Jaén. En un acto sencillo y entrañable, los miembros del primer equipo de la ciudad, se acogieron a la Patrona, ofreciéndole su trabajo y solicitándole protección para esta temporada 2012/2013
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El Capellán del equipo, Rvdo, Sr. D. Tomás Colmenero acompañó a jugadores, cuerpo técnico y directivo y dedicó unas palabras al equipo que empezaba la competición con ilusión mientras que desde la Cofradía se les animó a conseguir sus objetivos con trabajo y esfuerzo. El acto se realizó en la Capilla de la Virgen de la Basílica de San Ildefonso
Belén de la Cofradía
Durante el mes de diciembre y enero, fueron cientos los jienenses que diariamente visitaron la Casa Museo de nuestra cofradía para contemplar el precioso Belén que Dña. Ana María Mesa confeccionó para rememorar el nacimiento del Hijo de Dios. Un precioso Nacimiento, que como cada año está lleno de detalles de la vida de la Sagrada Familia, y que contó con la colaboración de Pedro Ortega en tan dura labor.
Entre todas las visitas, destacamos la que realizó el Grupo Panaceite, con los que compartimos una agradable tarde, amenizada con su tradicional ronda de villancicos populares rescatados de todos los puntos de la provincia de Jaén.
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La Cofradía quiere agradecer a Ana María Mesa su colaboración desinteresada para que esta tradición perdure, sirviendo como ejemplo en este año de la Fe para muchos hogares, y permitiéndonos observar la delicadeza del trabajo iniciado semanas atrás por ella y el resto de sus colaboradores.
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Día de la Inmaculada Concepción de María
El día 8 de diciembre, la Cofradía de la Patrona de Jaén, acompañada de gran número de fieles y devotos de la Santísima Virgen, celebró en la Basílica de San Ildefonso y Santuario de Nuestra Señora de la Capilla el día de la Inmaculada Concepción de María, que se celebra en el mundo desde que el 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX, promulgara el documento “Ineffabilis Deus” en el que estableció que el alma de María, en el momento en que fue creada e infundida, estaba adornada con la gracia santificante.
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Tras la eucaristía presidida por el Rvdo. Sr. D. Pedro Ortega Ulloa, Rector de la Basílica-Santuario y Capellán de esta Ilustre Cofradía, se procedió a la
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Ofrenda floral a la imagen de la Inmaculada Concepción que preside la plaza de San Ildefonso. Los allí presentes, portando los hacheros, participaron en la ofrenda del ramo de flores, seguida del canto solemne de la Salve, incensación y bendición en la plaza. El estandarte de Ntra. Sra. de la Capilla acompañó el acto delante de la Imagen de la Inmaculada Concepción, lo que se viene realizando desde hace décadas. De este modo, la Cofradía participa de forma activa en los cultos celebrados en la parroquia y santuario Mariano, que buscan el acercamiento a la vida cristiana mediante la observancia de la sencillez de María.
Retiro de Adviento
Continuando con el plan formativo de Nuestra Cofradía, el pasado mes de diciembre se celebró el retiro de adviento en la casa de Hermandad.
Agradecer al Ilmo. Sr. D. Francisco Juan Martínez Rojas, la dirección del retiro y la amable disponibilidad que muestra siempre con la cofradía de la Stma. Virgen de la Capilla.
COMIDA DE NAVIDAD Tras el retiro, los asistentes pudieron disfrutar de unos momentos de convivencia en la comida de Navidad, este año celebrada en el Restaurante “Casa Antonio” de la capital. Junta de Gobierno, Camareras de la Virgen, colaboradores y cofrades en general, celebraron estas fechas tan señaladas como son el Nacimiento del Niño Dios en un clima de fraternidad y cordialidad.
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La jornada empezaba con la celebración de la Santa Misa en la capilla de la Virgen, para a continuación, juntos un grupo de cofrades, reflexionar sobre el sentido del Adviento. El retiro mismo fue impartido por el Ilmo. Sr. D. Francisco Juan Martínez Rojas, Deán de la Santa Iglesia Catedral de Jaén, que exaltaba la figura de María a través de las palabras del Papa Pablo VI “La Virgen es el modelo de Mujer Nueva y Cristiana Perfecta, tipo eminente de la condición femenina y modelo singularísimo de vida evangélica. En su condición concreta de vida, Ella se adhirió completa y responsablemente a la voluntad de Dios, porque acogió su palabra y la puso en práctica, porque su acción estuvo animada por la caridad y por el espíritu de servicio, porque, en fin, fue la primera y más perfecta seguidora de Cristo”.
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Audiencia con el alcalde
La nueva Junta de Gobierno de la Cofradía de la Virgen de la Capilla fue recibida en audiencia por el alcalde de la ciudad, don José Enrique Fernández de Moya, el pasado 3 de abril. Primer encuentro con el regidor municipal desde que Enrique Caro tomara posesión como Hermano Mayor de la cofradía de la Patrona Principal de Jaén.
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Durante la reunión, los miembros de la Junta de Gobierno tuvieron la oportunidad de charlar distendidamente con el primer edil sobre algunos de los proyectos que esta Junta tiene pensado desarrollar. De manera especial, y debido al gran calado que tendrá para la ciudad y para el turismo que visita Jaén se habló de la apertura de la Casa Museo de Nuestra Señora. El alcalde, como en anteriores ocasiones, vio con buenos ojos esta iniciativa y se comprometió a escuchar las necesidades de la Cofradía, y que en esta ocasión se concretaron en el estudio de viabilidad de dicho recinto por parte de técnicos municipales.
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De igual forma, se puso en conocimiento del Ayuntamiento el lamentable estado en que se encuentra la Reja de la Capilla, un lugar tan emblemático de la ciudad, porque según cuenta la tradición,
allí se detuvo la gloriosa procesión de la Virgen María a la ciudad de Jaén la noche del 10 al 11 de junio de 1430. En este sentido, el alcalde adquirió nuevamente el compromiso de adecentarlo, a ser posible, antes de las fiestas patronales de Junio. Otros de los asuntos que se trataron en la citada audiencia fue la posibilidad de que la Corporación Municipal pudiera participar con una ofrenda floral durante el mes de Mayo o un acto religioso para pedir la protección de Nuestra Señora de la Capilla como Alcaldesa Mayor de la ciudad para con sus ciudadanos.
Conferencia: “El año de la fe”
Para comenzar con el plan formativo que la Junta de Gobierno ha planificado y que está dirigido a cofrades y público en general, el 12 de abril se celebró una conferencia con motivo del Año de la Fe, impartida por el Deán de la Santa Iglesia Catedral de Jaén, el Ilmo. Sr. D. Francisco Juan Martínez Rojas
El acto, que congregó a un amplio número de cofrades y devotos de María Santísima, se celebró en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, a los que queremos agradecer que nos cedieran sus instalaciones para tal fin.
EL DESCENSO
En una brillante exposición, nos recordó el llamamiento de Benedicto XVI a la conversión en su carta apostólica Porta Fidei: “El Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados”, a la vez que resaltó la importancia de las Cofradías y de los laicos en general para impulsar este Año, confesando la Fe con plenitud, convicción, confianza y esperanza.
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Apertura del Camarín
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Una de las primeras iniciativas de la nueva Junta de Gobierno, encabezada por Enrique Caro, es la de seguir promoviendo el culto y la devoción a María Santísima en su advocación de la Capilla. Por ello, se decidió en Junta de Gobierno abrir, coincidiendo con el 11 de cada mes, el Camarín de la Virgen al pueblo de Jaén. Esto es, cada 11 de mes, aquellas personas que quieran venerar a la Patrona de la Ciudad podrán hacerlo acudiendo hasta su Camarín, en la Basílica de San Ildefonso para allí besar su manto.
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Esta novedosa iniciativa comenzó el 11 de abril, y fueron muchos los jiennenses que acompañaron en el Besamanto a la Virgen de la Capilla. El acto concluyó con la celebración de la Santa Misa, y la adoración al Santísimo Sacramento del Altar en su capilla. Tras los actos y cultos que con motivo del mes de las flores y los propios de la festividad de la Virgen de la Capilla, esta actividad volverá a ponerse en marcha el 11 de septiembre, y así cada 11 de mes.
Conferencia: “La Fe en la Simbología cofrade”
EL DESCENSO
El pasado viernes 26 de abril, continuando con el Plan formativo propuesto por la Junta de Gobierno para este año, se organizó una charla titulada “La Fe en la Simbología cofrade”, que corrió a cargo del Secretario de la Cofradía, Antonio Martínez Nieto. La conferencia se celebró en el salón de actos de la Casa de Hermandad. Ante un numeroso público, Antonio fue explicando con detenimiento la forma en la que estos símbolos influyen y actúan como mediadores entre Dios y los hombres a la misma vez que resaltó que la formación debe ser un pilar fundamental “Tal vez una de las desdichas de nuestro tiempo sea esa: pertenecer a una religión rica en símbolos y al mismo tiempo tener un desconocimiento casi completo de ellos; lo mismo que la fe, hay que comprenderlos para vivirlos”
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Cruz de Mayo 2013
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Uno de los objetivos fundamentales de la Junta de Gobierno de la Cofradía es la Solidaridad. Por ello, un año más, se realizó en la Plaza de San Ildefonso la tradicional Cruz de Mayo solidaria. La recaudación íntegra obtenida estos días ha ido al nuevo proyecto de Caridad que la Hermandad está llevando a cabo en Bamenda (Camerún): la construcción de un consultorio médico y una escuela
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Los jiennenses, que han demostrado su solidaridad acudiendo a dicha cruz durante los tres días que ha durado, del 3 al 5 de Mayo, han disfrutado de unos momentos de convivencia y entretenimiento. Desde la Cofradía se anima al pueblo de Jaén a continuar colaborando en próximos años
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El Descenso
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Actualidad 2013
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Enrique Caro, nuevo Hermano Mayor
La candidatura encabezada por el nuevo hermano mayor obtuvo el 19 de enero, el amplio respaldo de los cofrades que acudieron a votar a la sede de la Cofradía. Junto a él, completaron la terna Ana Mª Jaén Amate y Jesús Llopis Olivera, como vicehermana mayor y administrador, respectivamente. Enrique nació en el año 1944, frente a la Basílica de la Virgen de la Capilla, donde fue bautizado. Cofrade desde hace más de 60 años fue vicehermano en 1997 ocupando el cargo durante 6 años. Licenciado en Medicina Licenciado en Medicina, por la Universidad de Navarra en 1968, Especialista en Pediatría por la Universidad de Barcelona en el año 1970, Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada en el año 2008, grado que alcanzó con la calificación de sobresaliente con laude Miembro de número de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica desde el año 2000, Presidente y organizador del XXIX congreso de dicha Sociedad celebrado en Jaén en el Año 2007 y Jefe de Sección, hasta su jubilación, del Servicio de Pediatría del Hospital Materno Infantil de Jaén. Desde 1969 está casado con la Vicehermana, Ana María Jaén Amate, con la que comparte cinco hijos y ocho nietos. Enrique posee una amplia formación cristiana. Desde siempre, ha considerado
que su preparación profesional, quedaría incompleta sin una adecuada formación antropológica y teológica que le ayudase a tener una visión integral del hombre y le permitiese dar razón de su vida cristiana. Como universitario ha buscado una síntesis de la fe cristiana, captar a fondo la unidad de los diversos misterios e incrementar su amor a la Iglesia, al Romano Pontífice y a los Obispos en comunión con la Cabeza. Ha participado en cursos sobre Escritura, Teología fundamental, Teología dogmática, La creación y el conocimiento científico del mundo, Cristología, Mariología, Liturgia, Derecho Canónico, Catecismo de la Iglesia, Sacramentos e Historia de la Iglesia. Entre sus proyectos, pretende fomentar la devoción hacia la Virgen de la Capilla, dado una importancia a la formación a cofrades y devotos de Ntra. Señora.
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El día 24 de enero de 2013, Mons. D. Ramón del Hoyo López, Obispo de la Diócesis de Jaén, confirmó en el cargo de hermano mayor a D. Enrique Caro Cruz.
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Nueva Junta de Gobierno
La Ilustre, Pontificia y Real Cofradía de la Virgen de la Capilla, Patrona y Alcaldesa Mayor de la Ciudad de Jaén celebró el 3 de Febrero el acto de toma de posesión de la nueva Junta de Gobierno, que se hará cargo de la Cofradía de la Patrona de Jaén durante los próximos tres años. El nuevo Hermano Mayor de la Virgen de la Capilla, Enrique Caro Cruz, juró su cargo en la Capilla de la Virgen, en la Basílica de San Ildefonso, tras ser ratificado por el Señor Obispo de la Diócesis, don Ramón del Hoyo López, el pasado 24 de enero.
Los nuevos miembros de Junta de Gobierno inician una etapa en la Cofradía, llenos de ilusión y de proyectos que llevar a cabo. Una Junta, que como la anterior, tienen como prioridad seguir promoviendo la veneración a la Patrona de Jaén entre los jiennenses y en este año, de un modo particular
presentando una especial atención al año de la Fe que celebra la Iglesia. Hermano Mayor: Enrique Caro Cruz. Capellán: D. Pedro Ortega Ulloa Vicehermana Mayor: Ana Jaén Amate. Administrador: Jesús Llopis Olivera. Secretario: Antonio Martínez Nieto. Vocal de Cultos y Espiritualidad: María del Carmen Jiménez Cobo. Vocal de Caridad y Convivencia: José Antonio Martín Illescas. Vocal de Manifestaciones Públicas: Lucas Guzmán Gutiérrez. Vocal de Relaciones Públicas: María Teresa Calatayud Moreno. Vocal de Publicaciones: María del Carmen Aranda Cerezo. Vocal de Juventud: Eduardo López Pérez. Fabricano Mayor: Antonio Vega Rama.
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En el acto, que estuvo presidido por el capellán de la cofradía, D. Pedro Ortega Ulloa, también juraron su cargo el resto de la terna que concurrieron a las elecciones celebradas el 19 de enero, compuesta por la vice hermana, Ana Jaén Amate, el administrador, Jesús Llopis Olivera. Del mismo modo, a los pies de la Patrona, tomaron posesión el resto miembros de la Junta de Gobierno.
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Jura de las Camareras de Ntra. Señora de la Capilla
Enrique Caro Cruz, nuevo Hermano Mayor de la Virgen de la Capilla designó a 25 Camareras que juraron su cargo el pasado 11 de marzo en la Capilla de la Virgen, al término de la Santa Misa.
EL DESCENSO
Estas mujeres serán las encargadas de llevar a cabo las labores de cuidado de la Virgen Santísima de la Capilla y de su Camarín. Un trabajo que lleva aparejado una entrega a María que viene marcado por la devoción a la Señora. Tener preparado su ajuar, cuidar sus enseres y mantener limpio el Camarín también son parte de sus tareas, además de las de proteger el legado heredado de la tradición de todas aquellas mujeres que han estado al servicio de la Virgen de la Capilla.
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Las camareras, en su mayoría sin estar en la Junta de Gobierno, si participan de una manera activa con ella, colaborando en todas las tareas que le son requeridas como es la preparación de la Cruz de Mayo, la celebración de las Flores y todos los cultos y actos de mayo y junio. De las 25 Camareras que juraron su cargo, la gran mayoría ostentan el honor de este cargo por primera vez, aunque también cuentan con la experiencia de muchos años de otras, como Paquita Rueda o Maruja Amate que llevan toda una vida dedicadas al cuidado de la imagen santísima de la patrona de Jaén.
Antonio Carrascosa, Pregonero de la Virgen de la Capilla 2013
Antonio Carrascosa Anguita ha sido el elegido por la Junta de Gobierno de la Cofradía como pregonero de las fiestas en honor a la Patrona de Jaén para este año. Su devoción por la Virgen María, en su advocación de la Capilla se remonta a años atrás, pues como vecino de S. Ildefonso, la Virgen siempre ha estado presente en su vida, un amor que le inculcaron sus padres desde pequeño. Cofrade desde hace más de 40 años, ocupó el cargo de Hermano Mayor desde 1997 hasta 2003. Durante su mandato creó la revista “El Descenso” con el fin de informar detalladamente de todo lo concerniente a la vida cofrade y del trabajo de la Junta de Gobierno de la Cofradía Actualmente ocupa el cargo de Prioste de la Cofradía Sacramental de S. Ildefonso Antonio, naciste enfrente de la actual Basílica ¿qué vivencias tienes de tu infancia y la Virgen? ¿Algunas personas en especial predominan en esos recuerdos?
¿Cómo ves la presencia de la Patrona en su gente de Jaén? El pueblo de Jaén, sabe que su Patrona Principal es la Virgen de la Capilla. Otra cosa es como la sienten. Estos sentimientos afloran según las fechas, según los barrios y según su formación cris-
tiana. Cuando se acercan las fiestas sube el nivel sentimental. En el barrio de S. Ildefonso y aledaños, sus vecinos sienten a la Virgen de forma más especial que en otros distritos de la ciudad. Hablo de formación cristiana porque debe prevalecer el sentimiento mariano al sentimiento festivo popular, sin renunciar a éste.
EL DESCENSO
Muchas vivencias y todas muy entrañables. Precisamente parte de mi pregón está basado en esas vivencias infantiles. En segundo lugar te diré que fueron mis padres quienes me inculcaron el amor a la Virgen de la Capilla y les estoy muy agradecido.
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¿Hay a tu juicio algo más por hacer? Hay que hacer todo. El principal cometido de la Junta de Gobierno, después de cumplir los deberes litúrgicos de culto, es tratar de divulgar y extender la veneración a nuestra Patrona. Es esta misión no se puede desfallecer. ¿Cuáles fueron tus sensaciones cuando supiste qué ibas a ser Pregonero de Nuestra Patrona? Tú eres testigo de que dije que sí a la primera. Aunque no tengo vocación de pregonero, pensando que cualquier otro cofrade lo haría mejor, acepté encantado. Después de haber realizado el Pregón de Gloria y el de Costalero de la cofradía de la Expiración, te aseguro que el único que aspiraba dar algún día, era el de la Virgen de la Capilla. Habitualmente se reprocha superficialidad a las Cofradías en general y se califica de parafernalia lo que rodea al culto de nuestros titulares ¿qué piensas al respecto? Desde mi respeto a la forma de pensar de cada uno, discrepo cuando atacan y se quedan sólo en lo externo, sin profundizar en el interior, que es lo más importante. Creo que puede servir este ejemplo: todos los católicos sabemos que la Santa Misa es nuestro eje doctrinal. Sabemos que tan válida es una Misa sencilla, la que oímos a diario, como una canta y solemne, la que oímos en grandes celebraciones. Lo mismo pasa con Nuestra Señora de la Capilla, a diario podemos disfrutar de Ella en la sencillez de su camarín y el once de Junio el pueblo de Jaén la disfruta con todo su boato.
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Indudablemente los cofrades tienen presentes muchos aspectos de culto poco frecuentes fuera de
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su ambiente, triduos, quinarios, novenas, etc. ¿cuál es tu opinión en ese sentido? Hay cultos inamovibles, que perviven con las cofradías y hay que perseverar en ellos. También es deber de la Junta de Gobierno aportar nuevas ideas que ayuden a fomentar la devoción a la Virgen. ¿Crees que se presta suficiente atención al vivero que significan las Hermandades y sus cofrades, en cuanto a enriquecimiento de nuestra fe católica? En España en general y en Andalucía en particular, las Hermandades son fundamentales para la buena marcha en nuestro caminar cristiano. ¿Cual sería el mensaje, que desde tu experiencia como Hermano Mayor, querrías transmitir al actual Hermano y su Junta de Gobierno? Después de oír las opiniones de los cofrades, los consejos de su capellán y rezarle a la Santísima Virgen, una Junta de Gobierno, con su Hermano Mayor a la cabeza, lo que debe hacer es dirigir, sin temblar, los destinos de la Cofradía. ¿Alguna cosa en especial que quieras añadir a título personal o como Prioste de la Cofradía Sacramental? Cuando acabé mi mandato como Hermano Mayor, me prometí que jamás volvería a presentarme a ningún otro cargo directivo, ni de ésta ni de ninguna otra. Estoy de acuerdo con aquello de que ningunas segundas partes fueron buenas, pero hay otro dicho que también se cumple, nunca digas nunca jamás. Me pidieron de “instancias superiores” que fuera Prioste de la Sacramental y después de pensármelo unos días acepté, y aquí estoy, plenamente satisfecho de mi decisión.
Solemne Novena en honor a la Stma. Virgen de la Capilla, Patrona Principal de la ciudad de Jaén
La que es Reina, Madre y Patrona de nuestra ciudad, ha recibido desde el siglo XV el fervor y la devoción de miles y miles de personas, que implo-
rando su maternal protección, se han postrado ante sus plantas para rezar ante Ella. La novena a la Virgen de la Capilla que organiza nuestra Cofradía, no siempre se ha celebrado en los días previos a la conmemoración del glorioso Descenso de 1430, sino que no sería hasta la celebración del V Año Jubilar en el año 1972 cuando se tomó
EL DESCENSO
Como antesala de las fiestas patronales de nuestra ciudad, se celebra anualmente un solemne novenario en honor a María Santísima en su advocación jaenera de la Capilla.
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esta decisión para que sirviera así de introducción de las Fiestas del Descenso; pues hasta entonces se venían celebrando en el mes de noviembre. Para el año 1995 la Junta de Gobierno toma la iniciativa de que al finalizar la Eucaristía se realizara una exposición del Santísimo Sacramento. Esta decisión, que recibió el buen parecer del capellán, se ha mantenido afortunadamente hasta la actualidad. Este año del Señor 2013 proclamado Año de la Fe por el ahora Papa emérito Benedicto XVI, y en el que se cumple el 60º Aniversario de la Recoronación de la Virgen de la Capilla por los desagravios producidos en la contienda civil de 1936-1939, la Novena a la Santísima Virgen de la Capilla se celebrará (D.M) en la Basílica de S. Ildefonso. A su término, la Imagen de Ntra. Señora será trasladada en andas hasta el tempo catedralicio el día 10 de junio en el tradicional Rosario de San Bernabé y La Misa Votiva de los Cabildos Municipal y Catedralicio se celebrará en la Santa Iglesia Catedral, siendo presidida por la Imagen de Ntra. Señora. María, mujer de fe, que con su humilde aceptación responde a la invitación de lo que Dios le propone, nos acogerá bajo su manto protector para de esta manera conducirnos durante los nueve días hasta Jesucristo, su Hijo y nuestro Redentor.
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Hace ahora sesenta años, que la Patrona de la ciudad se trasladó a la Catedral el 7 de junio permaneciendo en ella hasta el día once, que partiría en procesión hasta la parroquia de San Ildefonso, una vez acabados los actos de la Recoronación, celebrando en el templo mayor de la diócesis la Misa Votiva de los Cabildos.
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Al igual que en aquella ocasión, la Virgen de la Capilla permanecerá en la seo giennense hasta el próximo 15 de junio, día en el que se celebrará en la Plaza Santa María una “Catequesis de la Fe”, organizada por la Agrupación de Cofradías y la Vicaría de Patrimonio y Fe. Una tradición mantenida durante cuatro siglos ha sido la costumbre trasladar a la Santísima Virgen de la Capilla hasta la Catedral por una variada secuencia de motivos.
En los últimos años, lo tenemos aún muy reciente en nuestro recuerdo, fue la realizada para presidir la Solemne Misa Votiva de los Cabildos del año 2010, cuando se celebraba el 350 aniversario de la Consagración del templo; coincidiendo además con el 50º aniversario del nombramiento del Excmo. Cabildo Catedralicio como Capellán Mayor Honorario. Anteriormente ha habido otras muchas ocasiones: el traslado con motivo de la toma de posesión de nuestro obispo don Ramón del Hoyo López. De igual forma, el realizado para la despedida de la Diócesis de Jaén al que fuera su pastor durante dieciséis años, don Santiago García Aracil. En lo que respecta a la Fiestas del Descenso, hay algunas fechas en la década de los 80 que se celebraron en el primer templo diocesano; como son las del 50º aniversario de la coronación canónica en 1980, en el año1981 y en 1988, esta última por ser Año Santo Mariano. Pero anterior a estas fechas, hubo multitud de ocasiones para estos traslados, que se realizaban bajo la fórmula de Procesión General. Entendiéndose por tal, a la que asistían ambos Cabildos, la Universidad de Priores, el clero en general y las comunidades religiosas de varones. Se diferenciaban de las procesiones ordinarias, en la oficialidad de las instituciones que la componían, que a su vez se reflejaba en el mayor boato y solemnidad del cortejo y fiestas religiosas que las completaban. Los motivos ofrecidos para tales Procesiones Generales eran en rogativas por infinidad de calamidades por la que atravesaba la ciudad, como sequía, peste, cólera, exceso de lluvias. Realizándose otras a favor de la corona, así como por las campañas del ejercito; y en acción de gracias por los favores recibidos. La primera Procesión General que se tiene constancia que se llevara a la Virgen de la Capilla hasta la Catedral se remonta al 9 de abril de 1616, para solicitar a Nuestra Señora la intercesión por las ansiadas lluvias. Ilustres sacerdotes han predicado ante “Nuestra Intercesora”. Son nombres históricos, hasta así
Para esta ocasión, la Junta de Gobierno que encabeza Enrique Caro Cruz ha querido que para cada día de la novena sea un predicador distinto; justo reconocimiento que desde la Cofradía se hace con los sacerdotes a los que se les ha ofrecido; para acabar con la Solemne Misa Votiva de los Cabildos el día Once de Junio, que presidirá nuestro Obispo D. Ramón del Hoyo López.
PREDICADORES DE ESTE AÑO: - Excmo. y Rvdmo. Mons. D. Antonio Ceballos Atienza. Obispo Emérito de Cádiz y Ceuta - Ilmo. Sr. D. Francisco Juan Martínez Rojas. Deán de la Santa Iglesia Catedral de Jaén - M. I. Sr. D. Santos Lorente Casáñez. Vicedeán de la Santa Iglesia Catedral de Jaén - M. I. Sr. D. Jesús Simón Peinado Mena, Canónigo de la S. I. Catedral - Ilmo. Sr. D. Pedro José Martínez Robles. Secretario del Cabildo Catedral
llegar a tiempos más recientes donde se han visto complementados con los predicadores de estos últimos años. Resaltando este año, de un modo especial, a dos de los de nombres que predicaron en 1923, que al igual que este año 2013 se repartió cada día de la novena entre varios sacerdotes. Fueron el obispo, don Manuel Basulto Jiménez, y el canónigo, don Félix Pérez Portela, mártires del siglo XX, quienes el próximo mes de octubre serán beatificados en Tarragona.
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Ilmo. Mons. D. Manuel Bueno Ortega. Canónigo emérito de la de la Santa Iglesia Catedral de Jaén y Párroco que fue de la Basílica de San Ildefonso
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Rvdo. Sr. D. Pedro Ortega Ulloa. Rector de la Basílica de San Ildefonso
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Rvdo. Sr. D. Manuel Morales García. Vicario parroquial de la Basílica de San Ildefonso
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- Ilmo. Mons. D. Jesús Moreno Lorente. Canónigo de la de la Santa Iglesia Catedral de Jaén y Párroco que fue de la Basílica de San Ildefonso
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Inca Quesada Bayona. Autora del cartel anunciador de las fiestas en honor de Ntra. Sra. de la Capilla, año 2013
Inca Quesada nace en Huelma, (Jaén) en 1955. Se inicia en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de esta capital, formándose con Fausto Olivares como profesor de Dibujo, estudios que compagina con los del Bachillerato en el Instituto Santa Catalina de Alejandría. Es Licenciada en Bellas Artes, en la Especialidad de Pintura, por la Facultad de Bellas Artes de San Jorge de Barcelona. Continúa estudiando los cursos del doctorado en la Facultad de Bellas Artes de Madrid, terminándolos en la Facultad de Bellas Artes de Granada
compaginando con la dedicación a la Enseñanza del Dibujo. Uno de esos cursos “La técnica Mixta” impartido por Pérez Pineda le influirá decisivamente en su pintura. Se ha dedicado a la enseñanza a diversos niveles, desde la antigua EGB, pasando por Bachillerato, COU, Escuela de Magisterio, Secundaria y las Escuelas de Arte de Úbeda, Jaén y Granada, ciudad donde se despide definitivamente de la Enseñanza el curso 2007-2008, siendo jubilada por causa de un accidente.
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¿Qué significa para usted la pintura?
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Pintar me hace feliz, es tan sencillo como eso, es lo que quise siempre, vivir en ese estado especial en el que te sumerges cuando estás frente al lienzo o tabla…, es una forma de vivir, de contemplar y descifrar el mundo a través de la pintura…, de crecer como persona…, es estar siempre aprendiendo
Me encantan los géneros tradicionales, empezando por el retrato que me parece el género más rico, más completo y pintarlos del natural, aunque también he utilizado la fotografía, personalmente el resultado que surge de pintar con el modelo frente a ti, me parece más interesante, más expresivo, es otra cosa. …, Me gusta el paisaje, el bodegón… interpreto mis propios dibujos al óleo en formatos grandes en un estilo mucho más expresionista… Y sigo aprendiendo, siempre que puedo, técnicas nuevas, para enriquecer mi lenguaje plástico, como por ejemplo la empleada en el cuadro que nos ocupa que hace solamente tres años que me inicié en ella. ¿Qué tiempo, técnicas y material ha empleado?
¿Cómo calificaría, a día de hoy, su estilo? Podríamos encuadrarlo dentro de la figuración con matices personales según el tema que esté pintando y la técnica que utilice. A veces puedo utilizar una figuración más realista y en otras ocasiones las imágenes o las figuras, aunque siendo reconocibles, son algo más subjetivas, las deformo o estilizo, según lo que intente expresar. El haberme dedicado a la enseñanza toda mi vida me ha dado una gran libertad a la hora de pintar, siempre he pintado lo que me dictaba mi interior en cada momento, sin importarme modas o estilos…, por eso me expreso con distintas técnicas y temáticas.
¿Qué le ha inspirado a la hora de representar a Ntra. Señora de la Capilla? Ella es mi inspiración, su historia con Jaén, lo aprendido desde pequeña en el colegio donde cantábamos cada día “Bendita sea la hora en que María Santísima descendió del cielo a la ciudad de Jaén….” Quería que Ella fuese la protagonista, quitar todo lo que pudiera para que la talla se viese más y ocupase el máximo espacio de la tabla, he reducido la corona, un poco y le he dejado solamente el cojín que forma parte de la talla gótica, he adaptado el manto y ya está, sencilla y elegante, eso creo, y guapísima, como yo imagino a la Virgen irradiando espiritualidad y Amor por sus hijos de las tierras de Jaén.
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nuevas técnicas, nuevos retos…, abstraerte de la realidad y llegar a un clima de total concentración, de creación…. La pintura para mi es necesaria como respirar, es el lenguaje con el que me relaciono con el exterior, con el mundo, con el que comunico mis emociones, mis ideas, pensamientos, mi mundo interior…
Para la ejecución del cuadro de la Virgen de la Capilla estoy utilizando la técnica de los iconos; que es muy delicada, muy artesanal y requiere mucho tiempo. Los materiales que he utilizados son una tabla de 50 X 75, preparada con cola de conejo y nueve capas de aparejo (sulfato cálcico y cola de conejo); sobre el aparejo el pan de oro y sobre el pan de oro la pintura de temple al huevo, el picado de lustre en la corona y partes del vestido para dar luz y vistosidad y leves veladuras de óleo al final de todo. Tiempo muchísimo, tres meses y muchas horas.
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¿Qué ha querido transmitir con su obra? Que todo aquel que la mire sienta una especial devoción y rece. Que vean en la pintura a nuestra Patrona la Santísima Virgen de la Capilla que está viva y que bajó del cielo a la ciudad de Jaén para protegernos, para estar con nosotros por Amor. ¿Qué significa para usted la Cofradía de la Virgen de la Capilla? Para mí, la cofradía de la Virgen de la Capilla es algo más que una hermandad de cofrades que se unen para venerar a una imagen, en este caso a nuestra Patrona. Pienso que es la cofradía de todos los jiennenses, porque todos los que vivimos en esta ciudad nos identificamos con nuestra Virgencita y siento que todos estamos amparados bajo su manto. ¿Le gustaría añadir algo más?
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Mi agradecimiento a la Cofradía que me ha hecho el encargo, es un honor para mí poder pintar a la Virgen de la Capilla.
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El Descenso
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Colaboraciones
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HOMILÍA de la misa votiva de cabildo 2012 Mons. de D. Ramón del Hoyo López Obispo de Jaén
“Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá” (Lc 1,45) Saludamos a Nuestra Señora de la Capilla, Patrona de la Ciudad de Jaén, con estas palabras de Santa Isabel dirigidas a la Virgen María en la escena de la Visitación. Saludos: Excmo. Sr. Obispo de Cádiz y Ceuta, Mons. Antonio Ceballos. Ilmos. Señores Vicario General, Deán – Presidente y M. Iltres. Capitulares del Excmo. Cabildo Catedralicio, Capellán Honorario de la Stma. Virgen de la Capilla. Ilmo. Señor Alcalde Presidente y Corporación Municipal del Excmo. Ayuntamiento de la Ciudad de Jaén, en su calidad de Hermano Mayor Honorario. Muy estimado Señor Párroco; Capellán Mayor y Clero parroquial de esta Comunidad Cristiana de San Ildefonso. Hermanos sacerdotes, Diáconos y Seminaristas. Nuestro saludo especial y agradecido al Hermano Mayor, Junta Directiva y Miembros de la Cofradía del a Virgen de la Capilla. Coral del Santo Reino, fieles devotos de la Virgen de la Capilla, hermanos y hermanas. 1. Ha llegado el 11 de junio, Solemnidad en Jaén de la Santísima Virgen de la Capilla. Día grande y
muy especial para los amantes y devotos de nuestra Madre del cielo la Virgen María que, en la noche del 10 al 11 de junio de 1430, se dignó descender del cielo y aparecerse a cuatro humildes moradores de esta Ciudad. Año tras año los giennenses tienen una cita muy especial, en esta fecha, con Cristo y su Santísima Madre en esta Basílica – Santuario de la Parroquia de San Ildefonso. Es en este día y en este lugar. El tiempo y el espacio son dimensiones fundamentales en la fe de un cristiano y, esta fiesta y este Templo, existen precisamente para recordárnoslo. La Santa Sede quiso destacar este lugar sagrado con el título de Basílica recientemente y, la comunidad parroquial, junto con sus sacerdotes, Cofradía de la Santísima Virgen de la Capilla y fieles, vienen logrando, año tras año, que esta fecha y este Templo no sean iguales a los demás días del año. Se prepara con un novenario y hoy llegan a la cima, diríamos, de este recorrido. Mañana emprenderán otro nuevo, con renovada ilusión, hasta el próximo 11 de junio. Es fecha y lugar propicio para, ante la mirada misericordiosa de la Virgen de la Capilla, pedir sus bendiciones e intercesión para todos los ciudadanos de Jaén y fieles diocesanos, por medio de su Hijo Jesucristo. Así lo haremos, sobre todo al hacerse presente de forma sacramental sobre la mesa del Altar. Les invito ahora a reflexionar brevemente sobre algunos de los contenidos más sobresalientes de las lecturas bíblicas que acabamos de proclamar. 2. El libro de las Crónicas (15,3-4; 15-16; 16,1-2), la Carta de San Pablo a los Efesios (Ef 1,3-6; 11-12)
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SOLEMNIDAD VIRGEN DE LA CAPILLA Jaén, Basílica de San Ildefonso 11 de junio de 2012
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y el Evangelio de San Lucas (Lc 1,39-47) nos presentan a la Virgen de Nazaret, como la verdadera arca de la alianza, morada de Dios en la tierra; el encuentro de dos madres hebreas de quienes depende la vida de Jesús de Nazaret y de su precursor, Juan el Bautista; se destaca a María Santísima como la llena de gracia de Dios, como mujer decidida para aquel viaje nada fácil a las montañas de Judá, para acompañar y ayudar a su prima Santa Isabel… pero, en esta ocasión, quisiera destacar especialmente su faceta de mujer creyente. “Bienaventurada la que ha creído”: Es una de las primeras alabanzas bíblicas a la Virgen María. Procede de su prima Isabel “llena del Espíritu Santo” (Lc 1,41), por tanto la alabanza viene de Dios. Isabel dice que María es la Madre del Hijo de Dios y que, en cuanto oyó su voz, el niño que llevaba en su seno, Juan el Bautista, había sido santificado. Pero la llama Bienaventurada porque había creído y precisamente, por esa fe, se cumplirían en ella las maravillas del Señor. Creyó lo que el ángel le dijo de parte de Dios, lo creyó sin vacilación, sin dudar en ello, a pesar de tratarse de una maravilla incomprensible para el entendimiento humano, como lo era una maternidad virginal. Notemos, además, que María creyó en una promesa: que sería madre del Mesías esperado si ella consentía. Creyó en la promesa, echándose, con plena confianza, en los brazos del Señor sin buscar sus propias fuerzas: “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38).
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3. Una gran lección para nosotros: creer sin vacilaciones, fiados completamente del Señor y no de nuestras fuerzas. Por encima de todo creer, confiar. Por encima de todo no dudar de la cercanía y el amor de Dios, en lo que Dios nos ha confiado.
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Dios es siempre fiel a su amor y se cumplen también en nosotros las palabras que Isabel dirige a María: Bienaventurado el que cree en Él, porque sus caminos se cumplirán en nosotros. También en los momentos de oscuridad y de duda, ante las dificultades exteriores e interiores, el Señor dice al creyente “Estoy contigo, estoy a tu lado”.
4. El pasado 17 de octubre de 2011 se hacía pública la Carta Apostólica “Porta Fidei” con la que Su Santidad Benedicto XVI, convocaba el AÑO DE LA FE, para toda la Iglesia, desde el próximo 11 de octubre, día del 50 Aniversario de la apertura del Vaticano II , hasta el 24 de noviembre de 2013, Solemnidad de Cristo Rey. Lo que el Papa se propone y nos propone con este acontecimiento es consolidar la certeza y contenidos de nuestra fe. Nos indica un camino: acercarnos de nuevo a las enseñanzas del Concilio Vaticano II, que no han perdido, ni mucho menos, su valor y esplendor, y a tomar en nuestras manos de nuevo el Catecismo de la Iglesia Católica, de cuya publicación se cumplen también veinte años, en la misma fecha del 11 de octubre. Decía Benedicto XVI en un Discurso reciente que dirigió a la Curia Romana, el 22 de diciembre pasado, “el núcleo de la crisis de la Iglesia en Europa es la crisis de fe. Si no encontramos una respuesta para ella, si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una convicción profunda y una fuerza real, gracias al encuentro con Jesucristo, todas las demás reformas serán ineficaces”. Se trata, por tanto, de inyectar esta fuerza vital y divina que nace de Cristo y su Evangelio en las venas de la comunidad humana actual, inclinada en muchos sectores, a prescindir e ignorar a Dios en sus proyectos y ordenamientos. Sólo desde la experiencia profunda de Dios en el creyente, como la tuvo siempre nuestra Madre la Virgen de la Capilla, será fecunda y eficaz la Nueva Evangelización a la que nos urge la Iglesia en estos momentos. 5. Termino mis palabras con el pasaje de la Carta de San Pablo a los fieles de Éfeso, como hemos escuchado: “Nos eligió en Cristo… para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor. El nos ha destinado por medio de Jesucristo según el beneplácito de su voluntad a ser sus hijos para alabanza de la gloria de su gracia” (Ef 1, 4-6). El Apóstol nos dice que estamos destinados a ser luces de esperanza, a ser santos, a ser sus hijos desde la fe en Dios y el amor a los hermanos. Que la Virgen de la Capilla bendiga, por su Hijo, nuestras vidas, para ser sus testigos en la Iglesia y en nuestra sociedad. Feliz Fiesta. Que así sea.
XLVIII Pregón en Honor a Ntra. Sra. de la Capilla Patrona y Alcaldesa Mayor de Jaén Por D. Ramón Molina Navarrete y D. José Ramón Molina Hurtado Presentados por: Dª. María Jesús Molina Hurtado Teatro Darymelia, 26 de mayo de 2012
Ser madre es profesar la vocación con templanza. Es saberse artífice del milagro de la vida. Es querer sin tregua cada jornada y ejercer de niñera, maestra, cocinera, médico... Ser madre significa desvelarse cada noche en busca de soluciones y respuestas, y temblar de incertidumbre cuando a quien se le dio la luz aprende a caminar solo y se marcha. Es llorar con él, o con ella, cuando está contento, y apretar los dientes y sonreír cuando un fracaso lo hunde o lo derrota. Es regalar tiempo sin pretender que nadie se lo agradezca y poseer la habilidad de darlo todo hasta perder el aliento. Ser madre es confiar. Es invertir en un proyecto sin calcular su rentabilidad y riesgo, y sentir a corazón abierto. Es amar, amar, AMAR hasta el extremo, y soñar con la única satisfacción de que la felicidad vista de realidad cada deseo. Es conocer a los hijos hasta adivinar lo que piensan, educarlos en valores y guiar sus pasos, rogando a Dios que jamás se tuerzan. Es incluso rebelarse contra la naturaleza y reprocharle, entre nostalgias, por qué apresura tanto el crecimiento. Ser madre es, en definitiva, un don: la consecuencia directa de la apertura de la existencia. Y un milagro tejido a base de alegrías y tristezas. Ser madre es imitar a María, protagonista de la historia de la Salvación. Qué difícil fue ser madre entonces. Cuando Ella, apenas una humilde muchacha de Nazaret, debió huir, recién nacido su Hijo, para evitar que lo mataran; cuando lo perdió en el templo y experimentó la desesperación de creer que no lo
encontraría; cuando lo dejó partir, sin retorno, para cumplir la misión del Padre que lo llevaría a morir en la Cruz, roto de dolor y sufrimiento. Qué complicado fue el papel de María. Y qué difícil ser Madre hoy, en esta sociedad sin virtudes, dominada por un relativismo moral y enfermizo, por el permanente cambio social y las corrientes culturales contrarias a la familia y desfavorables a la maternidad “por capricho”. Este nuevo período de la Historia en el que nos hallamos, está caracterizado por los cambios profundos y acelerados. Todos ellos originados por la inteligencia del ser humano, quien, con frecuencia, se olvida de que cada uno de esos cambios repercutirá directamente sobre él mismo, sobre sus juicios y deseos individuales y colectivos, su modo de pensar y comportamientos. Los avances tecnológicos y científicos, la globalización y la virtualidad han transformado la organización del mundo. Y el hombre actual se ha encandilado con el progreso sin ser consciente de que éste le ha generado una fuerte conflictividad en su interior. Ahora los valores son mudables y parecen determinados por modas pasajeras y aleatorias. La realidad pragmática lo controla todo. La economía es el motor de nuestra estabilidad emocional. Nada vale ya por sí mismo, sino por su utilidad. Sólo lo cuantificable es objeto de complacencia y el hombre un ser que no conoce adónde va ni quién es. Ya lo advirtió Ortega y Gasset: “Vivimos en un tiem-
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Presentación
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po que se siente fabulosamente capaz para realizar, pero no sabe qué realizar. Domina todas las cosas, pero no es dueño de sí mismo. Se siente perdido en su propia abundancia. Con más medios, más saber, más técnicas que nunca, resulta que el mundo actual va como el más desdichado que haya habido: puramente a la deriva”.Y, sin embargo, en medio de esta locura de realidad, aparece Ella, está Ella, siempre presente Ella: María, capaz de poner un poco de cordura y sensatez a tanto desconcierto. María es mujer inconmensurable, ejemplo de tesón, de valentía, de fuerza y de entrega. Consecuente y realista. Mujer adelantada a su época y a todas las venideras. Mujer que anduvo sin tregua por los caminos próxima a su Hijo, luchadora y cumplidora de los designios de Dios hasta el final. María es modelo de fe y de esperanza, y Patrona Principal y Alcaldesa Mayor de la ciudad de Jaén, bajo la advocación de “Santísima Virgen de la Capilla”, después de que, según la Historia documentada, descendiera, en la noche del 10 al 11 de junio de 1430, a la Iglesia del arrabal de San Ildefonso, acompañada por un cortejo celestial.
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Por eso, cuando mi padre, Ramón Molina Navarrete, hoy pregonero junto a mi hermano mayor, José Ramón, me propuso que les presentara en este pregón, acepté. Por dos motivos.
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Primero, debido a que me gustaría dejar constancia de quién es realmente Ramón Molina. Porque, fíjense, todos ustedes lo conocen como escritor, poeta y dramaturgo ubetense; como pregonero, conferenciante, maestro de profesión durante 40 años en Primaria y Secundaria hasta su prejubilación el pasado mes de septiembre; como un hombre amante de la Historia y de las Letras; como presidente de la Asociación Socio-Cultural Maranatha, director del Grupo de Teatro Santa Cena de esta ciudad y director durante tres décadas de la revista cultural Ibiut. Lo conocen como ganador de más de un centenar de premios literarios de carácter nacional e internacional, y como autor de alrededor de una veintena de libros. Pero es que Ramón Molina es, además, y sobre todo, mi padre. Y en eso, permítanmelo, es donde esta noche voy a hacer hincapié.
Y segundo, acepté porque no concibo la idea de negarle algo, aunque sea de forma indirecta, a una madre. Y menos aún si la madre es Ella, la que mira desde arriba, en este caso, llamada de la Capilla, titular de esta “Ilustre, Pontificia y Real Cofradía”, a cuya Junta de Gobierno, camareras, consejeros y horquilleros, hoy aquí sentados, agradeciéndoles el haber accedido a que yo participe en este acto, animo a no dejarse llevar por el presente y seguir trabajando por conservar la esencia del Cristianismo y hacer que el corazón de todo el pueblo de Jaén lata ante su Patrona, y siga siendo devoto no de la imagen, sino de la Madre a quien representa. Por ambas razones me sitúo frente a ustedes, con la responsabilidad de presentarles a dos hombres, padre e hijo. Dos personas que además de parecerse físicamente, caminan movidos por una misma fe en Cristo y entienden la existencia y la familia de forma idéntica. Dos hombres firmes y serios, tímidos en su día a día y muy unidos. Guardo cientos de imágenes grabadas en mi memoria de los dos juntos. He sido testigo de sus largas conversaciones sobre los temas más diversos, la admiración, el afecto y el respeto mutuo con los que siempre se tratan. He visto a José Ramón amar cada proyecto de mi padre y a mi padre permanecer, rebosante de satisfacción, atento a cada logro de mi hermano. Los he advertido reír, llorar, preguntarse por la existencia, charlar largos ratos sobre fútbol, política e Historia. Los he observado intercambiando intimidades en secreto... Sus vidas están entrelazadas, y no sólo por cuestión de sangre, sino de horas y momentos vividos. Son dos hombres, padre e hijo, y hermanos en Cristo, inmortalizados también como imágenes de la Santa Cena de Jaén, en los apóstoles Judas y Santiago el Mayor, y que han tenido el honor de representar sobre un escenario el papel del personaje histórico más determinante de la Historia de la Humanidad, el de Jesús de Nazaret, en Maranatha, un proyecto familiar que compartimos desde hace 31 años. He pensado mucho, se lo puedo asegurar, sobre qué decirles a ustedes de ellos y cómo hacerlo. Porque si presentar a un padre es complejo, hacerlo de un hermano, también. Y si ambas cosas deben ser al mismo tiempo, el reto se duplica. Es de esos ins-
A mi padre porque consiga que me sepa afortunada por tenerlo y orgullosa de cuánto me ha enseñado, de los valores contracorriente, pero tan válidos, que me ha inculcado y de cuánto por mí ha hecho. Por ser ejemplo, cimiento y junco. Por ser estela en el mar y luz en las tinieblas. Porque todo cuanto he conseguido, se lo debo. Por sus consejos, su sonrisa, su mirada y su franqueza.
pacientes. Lo he visto hundido cuando no era capaz de convertir la enfermedad en latido, lo he visto con la mirada perdida, triste, cuando algún paciente se le ha ido y lo he visto estudiar sin descanso intentando hallar, noche tras noche, tratamientos alternativos. Pero pocas veces lo he visto lamentarse. Es un hombre de profundas convicciones religiosas y muy cofrade. Desde niño pertenece, entre otras, a la Cofradía de Nuestro Señor en la Columna de Úbeda, de la que es portador, y a la Cofradía de la Santa Cena de Jaén.
Ramón Molina es un hombre bueno, libre e independiente, una persona que huye de dobleces, detesta la hipocresía y no conoce el significado de rencor. Capaz de perdonar lo imperdonable; callar, cuando debería haber gritado; recluirse en su despacho durante horas, sin tiempo, en busca de la palabra exacta; sufrir en silencio por tal de no hacer daño; dedicar gran parte de sus días a los demás, a hacer el bien, a compartir vivencias y talentos. Es feliz al perderse por los caminos, y ama a Dios sin medida, a quien le ha dedicado sus mejores versos. Te quiero, papá. Tú lo sabes. Tanto como a José Ramón, mi hermano, a quien también admiro por ser una persona que, bajo su semblante serio y distante, arde un corazón que late con fuerza y sufre como pocos. Te admiro, José Ramón, muchísimo, por tu fortaleza y constancia, por tus valores y tu fe, tu perseverancia y tu capacidad intelectual.
Ambos son para mí un ejemplo. Y hoy un motivo de felicidad y satisfacción más. Es la hora. Es vuestro día. Por primera vez, vais a compartir el estrado de un mismo pregón en un mismo tiempo. Y aquí estamos, aquí está el pueblo de Jaén para escucharos. Poneos en pie y acercaos. Ha llegado el instante de que yo guarde silencio y este teatro, que aguarda, valore lo que será, estoy segura, una gran lección. El atril os espera. Así que, mirad hacia arriba, encomendaos a Ella y rogad para que la Santísima Virgen de la Capilla inunde de emoción este pregón escrito a doble pluma y leído desde el corazón por dos personas ejemplares, cristianas y consecuentes que, por encima de todo, aman la vida. Ramón y José Ramón, la palabra, a partir de este momento, es ya sólo vuestra.
José Ramón, nacido en Úbeda hace 34 años, es Licenciado en Medicina por la Universidad de Granada, Doctor en Medicina por la Universidad de Córdoba y, si Dios quiere, el próximo año será también Licenciado en Historia por la misma Universidad, estudios que compagina en la actualidad con su plaza de médico hematólogo en el Hospital Universitario Reina Sofía de la Ciudad Califal, donde también trabaja su mujer, Nieves, como médico de Medicina Interna, con una dedicación idéntica. Y es creyente. José Ramón cree en Dios sin medias tintas y cree en la Medicina como la ciencia que salva vidas y una vocación de entrega. Sí, han escuchado bien, de entrega, porque pocas veces he observado a un médico desvelarse como él por un enfermo. Lo he visto adelgazar, caérsele el pelo y sufrir con sus
Pregón en Honor a Ntra. Sra. de la Capilla Tiene la noche su día. Tiene la hoguera su brasa. Tiene el ojo su pupila. Tiene el perfume su duende. Tiene el espacio su enigma. Tiene el sueño su esperanza. Tiene el beso su poesía. Tiene el mar su azul celeste. Tiene la espiga su harina. Y la lengua la palabra. Y el silencio su armonía. Y el aguadero su fuente. Y la montaña su cima... Pero Jaén más que nada
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tantes en los que sólo brotan de mí palabras bañadas del profundo amor que les profeso.
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de cuanto existe y exista. Más que nada porque tiene su Virgen de la Capilla. *** Tú que eres gozo y consuelo, y en Cristo todo lo puedes, te pedimos con anhelo bajes, María, del cielo y entre nosotros te quedes. Que tu presencia, hecha vida, sea licor que nos da calma, abrazo de bienvenida, ungüento para la herida, beso en las llagas del alma. Hazte luz, astro, fulgor, fuente, río, verbo, verso, barco, mar, paisaje, flor, corazón..., templo de amor que contiene al universo. Hazte capilla, Capilla, mientras pisamos el suelo. Y al ascender de esta orilla hazte, Madre, otra capilla donde vivir en el cielo.
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Ahora, hijo, que estamos aquí juntos por gracia de la Virgen y en su amparo, porque Ella lo ha dispuesto y ha querido hacernos por su amor este regalo que ya será por siempre inolvidable... Ahora, quiero yo decirte algo que llevo en lo más hondo de mí mismo. Ahora, que has crecido. Ahora, cuando roza tu juventud la madurez y ya no eres el niño que, descalzo, buscaba a Dios desnudo en la Columna para hablarle de sueños e invitarlo a casa a compartir nuestro alimento. Ahora, cuando ya andas trabajando, cual médico que eres y doctor,
presto siempre a la lucha sin descanso de sanar al enfermo que se duele y deja su esperanza entre tus manos. Ahora, que te has hecho todo un hombre, quiero decirte, hijo, lo que guardo en el fondo del alma, en la conciencia, en mi esencia de ser, fijo, clavado. José Ramón, se trata de un prodigio, de algo especial venido de lo alto: tu madre quedó encinta y hubo gozo, para tiempo después cruzar un rayo y arrebatarle el fruto de su vientre. Yo quedé roto, herido, destrozado. Y sufrí como sufren los humildes. Sin poder comprender adónde vamos, cómo alguien puede ir contra la vida impidiendo que nazca un ser humano. Y me cruzó la sangre un sol de hielo. Y lloré con pesar, desconsolado. Y más cuando dijeron los doctores de las dificultades de embarazo, y que sólo el Señor resolvería si es que quisiera hacernos el milagro. Y vagué un tiempo en noches sin estrellas, no amaba la mañana, ni los pájaros, ni el mar, ni los paisajes, ni los versos que eran el beso azul de mi descanso. Pero por más que el viento de las sombras me asfixiaba en el humo putrefacto de su hoguera prendida de cenizas, jamás dejé al Señor, de ir a su lado. Es por eso que al alba se hizo luz, cayó sobre la vida un nuevo canto y concibió tu madre... y fuiste tú. Para después nacernos tus hermanos, María y Juan David, tan bienvenidos, tan frutos del Señor, tan deseados. Y todo te lo di y te lo dimos. Educación y estudios necesarios, pero también te dimos lo mejor, el tesoro mayor que te guardábamos, el de tener a Cristo y a María dentro del corazón, explosionándolo. Ese Cristo que ahora es tu camino y te guía en la lucha de tus pasos, y esa Virgen que un día, aquí en Jaén, bella en su forma y tú con pocos años,
Ahora, hijo, hijo mío, con orgullo, ahora que tú y yo, ambos estamos pregonando a Capilla, nuestra Madre, la luz resplandeciente entre los astros, te digo que me alegro y soy feliz, que te llevo en mi adentro y que te amo. Pidiéndole al Señor que te bendiga y a la Virgen te guarde de lo malo todo el tiempo que vivas, y que luego, cuando toque a maitines tu cansancio, cuando llegue la hora de tu muerte, te lleve al paraíso entre sus brazos. Ahora, padre, ahora, que esta gran Hermandad que ha trascendido entre siglos de Historia y, por su gracia, ha decidido que yo esté aquí, contigo, pregonando a María Virgen de la Capilla, en este sitio donde sólo pisaron gloriosos personajes de honores merecidos. Ahora que este hecho me llega al corazón y siento un frío cruzándome los huesos porque pienso si yo, que en poco brillo, podré estar a la altura que este pueblo, que vio bajar del cielo un sol divino en forma de mujer, merece. Ahora, quiero que sepas, padre, que te admiro, y no por nombramientos, ni por premios, ni pregones, ni libros publicados, ni obras de teatro..., sino por darme amor, por tu infinito cantar de los cantares en valores, por darme, con mamá, tanto cariño, y comprensión y paz, y saber entender mis desvaríos. Pero más por sembrar en mi conciencia, en lo adentro del alma, vivo, el trigo de la fe y del amor. Y saber que sin Dios todo es extinto,
muerte, escombro, penumbra, soledad, vacío. Y saber que sin Ella, nuestra reina de reinas, que ha querido pisar el suelo firme de Jaén para nunca temer al enemigo, sólo seremos ciegos a otros ciegos llevando al precipicio. Ahora, he de decirte, sencillamente, gracias, porque has sido mi fuerza y mi templanza, el faro que alumbraba mi camino. Ahora, ya papá, cuando a tu madurez llega el estío, debes saber lo mucho que te quiero, lo mucho que te estoy agradecido. Y que es un gran orgullo estar aquí, contigo, cantándole a María, nuestra Madre, que, aparte de sabernos padre e hijo, nos hace ser hermanos en Cristo. Que Ella, cuando llegue tu final, te lleve al reino eterno en que has creído, y me haga a mí también, por fe, llegar para juntos estar entre los siglos. Que el Creador te ilumine, padre. Que seas por Él bendecido. Y bendito sea este día que, en Cristo y con María, compartimos. *** Gracias, gracias a Dios y a María por hacerse presentes continuamente en nuestras vidas. Gracias, Ilmo. Sr. Alcalde de la ciudad de Jaén por su comparecencia. Gracias, Sr. Capellán de la Hermandad, Hermano Mayor, Junta de Gobierno y cofrades de esta Ilustre, Pontificia y Real Cofradía de Nuestra Señora de la Capilla, Patrona y Alcaldesa Mayor de Jaén, por este honor inolvidable que nos habéis concedido. Gracias, Ilmo. Sr. Deán de la Catedral y demás autoridades civiles y religiosas, por esta presencia suya que dignifica aún más este acto. Gracias, Sr. Presidente de la Agrupación de Cofradías, por acompañarnos.
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muy cerca Ella de ti y tú de Ella, te presenté en su templo, en el espacio que una noche de junio la acogió cuando bajó del cielo a visitarnos.
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Gracias, querida María Jesús, hija y hermana nuestra, por tus palabras de presentación tan llenas de amor e infinita generosidad. Gracias especiales al pueblo de Jaén por hacer que mi padre pregone por segunda vez en su vida a nuestra amada Virgen María que descendió de lo alto para decirnos que es protección, amparo y fortaleza, y hacer que yo, humilde aprendiz de escritor y poeta, lo pueda acompañar. Y, sobre todo, gracias, gracias a ustedes que ahora están en este teatro, dejando descanso y comodidad. Gracias por venir a escucharnos. Pediremos a Dios y a María Santísima de la Capilla que a todos se lo tengan en cuenta y derramen sobre ustedes sus abundantes gracias, porque sólo Ellos son capaces de pagarles todo lo que merecen. Gracias a todos. Muchas gracias. Al pueblo de Jaén le doy las gracias porque me abrió sus brazos una tarde y me acogió de entrega en su regazo haciéndome de vuelo en su paisaje . ¡Ay Jaén!, la mirada que conquista. La hermosa sencillez en la que nadie se siente forastero. El corazón que prende el corazón de claridades. ¡Ay, Jaén!, la ciudad que sabe a beso, que se ahonda en la mina de su sangre y se eleva en la cima de su cerro coronado en diadema de alminares. Que se clava en su cruz de las alturas para más en amor crucificarse y menos muerte en vida tenga el sueño que se baña en su lago de olivares.
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¡Ay, Jaén!, cuánta pena y cuánta lucha sembradas en tus campos. Cuánta carne rajada por la espada del olvido y cosida con hilos de desaires.
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Cuánta desprotección e indiferencia a lo largo del tiempo, y cuánta infame oscuridad cayendo de tu espacio para ensuciar la luna de tus calles. No me callo, Jaén, ya no me callo. Porque me duele el alma de callarme,
y me cansan las uñas de desprecio que no han dejado nunca de arañarte. De arañarnos a todos los jiennenses. Los que fueron y somos. Los que antes labraron este suelo, y los que ahora andamos respirando el mismo aire. Y es así desde siempre, desde siglos, como una marca a fuego, un tatuaje, en la piel y en la hondura, que se hereda, como un destino propio, inalterable. Desde siempre, hasta el punto que María, la reina de los cielos, con sus ángeles, harta ya de abandonos, descendió para darnos su luz y aquí quedarse. Y es por Ella que en todo hemos vencido y nos hace salir de los embates. Y es Ella la que cuida de nosotros y por Ella quien vamos hacia el Padre. Cuánto amor, ¡ay, Jaén!, que te tenemos. Y cuánto amor, María, que entregarte. Gracias, Jaén, por ser la tierra nuestra. Y a ti, por ser, Capilla, nuestra Madre. Gracias por ser madre, Virgen de la Capilla, por ser madre que es lo más grande y hermoso que se puede ser. Tanto que hasta Dios, el Todopoderoso, necesitaba el amor de una madre por toda la eternidad. Y es que ser madre es ser luz, cobijo, paz, consuelo, fortaleza, ánimo, vida. Es estar aunque no se esté. Es ser, siempre ser. Nunca es fácil ser madre, ni siquiera en los momentos de alegría y felicidad, y es especialmente complicado serlo cuando llegan noticias inesperadas, cuando los sueños se marchitan con la cruda realidad, cuando los horizontes se difuminan y los caminos aparecen cortados, en ocasiones sin salidas ni alternativas. Dar malas noticias a una madre, y en particular respecto a una grave enfermedad de su hijo, es un trance tremendamente doloroso. Ver que ante una triste afirmación que tú le haces no puede contener las lágrimas, y se muerde
Y por eso también la Santísima Virgen María, Madre nuestra por las palabras de Jesús en la cruz, de un salto, decidió bajar a las calles de Jaén, entonces frontera con el reino nazarí, para estar a nuestro lado, para proteger a aquellas humildes gentes que estaban enfermas de desolación, persecuciones, destrozos en sus campos, terror y muerte. Y es por eso que, desde entonces, sigue a nuestro lado, dispuesta a entregarse por los que aquí estamos, a cobijarnos bajo su manto, a interceder por nuestra salvación, a descubrirse en nosotros. Ser madre, señoras y señores, es, en definitiva, un privilegio y un orgullo, es dar vida y amor. Tener, por lo tanto, una madre es uno de los más grandes dones que la vida nos regala. Tener dos es jugar con ventaja en el tablero de la alegría, y más cuando sabemos que esa otra madre no sólo es madre nuestra, sino que también lo es de Dios. De ahí que éste sea también uno de los motivos por los que, como decía el viejo cartujo ciego de “El gran silencio”: “Un cristiano nunca puede estar triste”. Gracias, madres de
Jaén y madres de la tierra, por tanto que nos habéis dado, nos dais y nos daréis por siempre, sin descanso... Y gracias, Madre del cielo, por lo mismo. Nada mayor que una madre. Que ser madre es todo entrega. Porque tan sólo es sentir que la luz se hace de siembra plantando un ser en su seno, y ya deja de ser ella para ser contigo un vuelo que sobre las nubes vuela. Y luego, al verte nacido, te toma en delicadeza y te besa con sus labios de azahar y de cereza. Y crece contigo siempre pendiente de tu existencia. “Come, hijo, aprende, duerme, mira, corre, salta, sueña...” Y si sufres, ella sufre, y si te alegras, se alegra. Y si te duele una herida ella se muere de pena. Y nunca puede pensar que tu muerte la preceda. Por eso se vuelve loca, como lluvia que cae ciega, si le dicen que has caído o la enfermedad te apresa. Y si pasas hambre, entonces, antes de decir ni ésta..., se quita el pan de su boca y te lo da satisfecha. Y hasta te da el corazón y su alma, total y entera, cuando le dices: “Mamá necesito que me quieras”. “¿Quererte yo, vida mía, amarte así, sin fronteras...?, pero si no he hecho otra cosa desde que estás en la tierra.” Y cuando al fin de sus días sabe que su hora está acerca, no pide a Dios otra cosa, ni de sí misma se acuerda, que por ti, porque no sufras,
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los labios, y aprieta los puños, y le tiembla el pulso, y pierde la mirada en el infinito..., y su rostro se viste de una palidez indescriptible..., es una experiencia desgarradora. Pero luego, instantes después, observas también cómo, tras no encontrar respuesta a miles de interrogantes y apreciar que su tiempo se ha detenido en el espacio, vuelve con su hijo, lo busca con desesperación, como María hizo con Jesús cuando quedó perdido en el Templo, y lo mira, y lo acaricia, y desearía cambiarse por él, cualquier madre daría todo lo que tiene porque así fuese. Y, ahí, en esa relación de descubrimiento íntimo de la madre al hijo, en ese desvelamiento, como dice Heidegger, hay verdad y hay amor... y si hay verdad y hay amor: hay Dios. Y entonces el niño vuelve a habitar nuevamente en el interior de su madre, y vuelve a aparecer un nuevo cordón umbilical que los mantiene unidos una hora tras otra, un día tras otro, una semana y la siguiente, un mes y otro más, y permite que no se separen..., y comen al mismo tiempo, y padecen y sienten dolor al mismo tiempo, y juegan y duermen y sueñan y viven al mismo tiempo, y hasta mueren en el mismo momento esperando que pase la noche oscura del alma.
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porque ningún mal te hiera. Y cuando cierre los ojos y ascienda al reino que espera, sólo pensará en el día que vuelva a ver tu presencia para abrazarte sin tiempo en un abrazo de estrellas. Y tú sabrás que una madre, la madre que te pariera, no deja jamás de serlo por mucha muerte que venga, por muchos siglos que pasen, por más que todo perezca. Que una madre lo es por siempre. Que una madre no es por fechas. Que una madre es un regalo por toda la vida eterna. ***
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Jaén, año del Señor de 1430. Gran parte de lo que ahora es la provincia de Jaén había sido ya reconquistada, dos siglos antes, por Fernando III el Santo, a los musulmanes del sur peninsular, firmando con Alhamar en 1246 el Pacto de Jaén por el que se establecieron las fronteras que permanecieron prácticamente inalteradas durante dos siglos y medio. Andújar, Úbeda, Baeza, Alcaudete y otros pueblos quedaban en territorio cristiano. Sin embargo, otros como Solera, Huelma, Jimena o Cambil, en la frontera, seguían perteneciendo al territorio nazarí.
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A medida que se iban reconquistando las ciudades, la Providencia les iba regalando el prodigio de la fe y se iban produciendo apariciones de imágenes, muchas de ellas enterradas con antelación en tiempos de la invasión árabe, y que no venían a otra cosa que a servir de ancla y raíz para que el pueblo no perdiera nunca la fortaleza ni la esperanza... Pero lo vuestro es más, lo de Jaén capital es de locura. No se trata de un pastorcillo o un labriego que, en su sencillez, se encuentra con el sorprendente hallazgo de una imagen de la Virgen María escondida en medio de unos riscos, o enterrada bajo tierra, u oculta dentro de una campana. Lo de Jaén es más, lo de Jaén no es una escultura, una delicada figura que se deja encontrar para ser venerada, sino que es nada
menos que la mismísima Virgen celestial, la excelsa Madre de Dios, en persona, la que baja de las alturas, la que desciende del cielo para recorrer en procesión sus calles. A Jaén, la Santísima Virgen María, le concede este privilegio. El privilegio de ser Ella misma quien se deja ver, en la noche del 10 al 11 de junio, por un puñado de jiennenses, cuatro elegidos, dos mujeres, que tienen por nombre el de dos de las seguidoras de Jesús: María y Juana. Y dos hombres, llamados igual que los dos apóstoles más importantes del Señor: Juan –el discípulo amado– y Pedro –a quien encomendó ser cabeza de la Iglesia–. Este hecho extraordinario fue, dos días después, ratificado oficialmente cuando los cuatro videntes testificaron, bajo solemne juramento, ante el vicario general y provisor del obispado don Juan Rodríguez de Villalpando y otros testigos de relevancia Las dos mujeres la vieron primero, a semejanza de María Magdalena con Jesús Resucitado. Los dos hombres la vieron después. Juan, cuando el cortejo se aproximaba a San Ildefonso, y Pedro, en el último tramo, cuando la Virgen se acercó a las espaldas de la capilla de la iglesia y se sentó en un sitial de plata en el altar que se elevaba adornado con paramentos blancos y rojos. Pedro, lo he visto. He visto algo sublime que me abrasa el corazón tan sólo en recordarlo. Andaba yo dormido en casa del molinero Alonso cuando me deslumbró la magia de un resplandor inmenso, semejante a un mar de ascuas. Pensé que era de día. Pero aquello era más, era una fragua de estrellas y galaxias, como si el sol cruzara la mirada y me cegara las pupilas. A lo lejos, ladraban, anunciadores de prodigios, unos perros de caza perdidos en su olvido, cual espectros hambrientos de esperanza.
Lo he visto, Juan. Después de tú decirme que a escondidas habías contemplado algo divino, me he levantado entonces y, deprisa, he cruzado el corral, y, subido a la tapia que nos linda con la parte de atrás de nuestro templo, he visto cuanto has dicho, que iba un cortejo formando procesión, y en él, deslumbradora, revestida de un blanco celestial, una dama de luz, alta, bellísima, llevando entre sus brazos otro sol que cegaba en su luz y que encendía las casas, y tejados, y la iglesia, como si fuera mediodía. Se trataba de un niño,
de un pequeño que mira al fondo de la entraña, al alma misma. Y he visto, igual, que muchos, todos de blanco, en gozo, los seguían. Y he visto, cómo a espaldas de la sencilla ermita de San Ildefonso, se levantaba, en el claro altozano en que se mira, un altar adornado de colores y sueños de vendimia. Y en un sitial de plata, alzado en él, se ha sentado la dueña por todos distinguida. Y he visto que su niño, de alrededor de un año, hermoso, sonreía, al tiempo que aumentaban los presentes, casi ochocientos ya. ¡Yo me moría! Porque aquello empezó a ser más sublime, hubo cantos a coro, hubo cantigas, hubo sones eternos, aleluyas, celestes sinfonías. La mujer era estrella entre la noche y el niño era de sol que relucía. La mujer lo miraba, y el niño la besaba y bendecía. La madre lo abrazaba contra el pecho, y el hijo se dejaba en su porfía. La madre lo alababa, y el hijo la elogiaba sin medida. Lo he visto, Juan. He visto el universo en mis pupilas. He visto que a esta tierra ha bajado de lo alto nuestra madre bendita, nuestra madre que aquí la llamaremos de la Capilla. Y Dios y Dios con Ella, el Creador y Señor, el que nos cuida, y nos ama, y nos quiere junto a Él, el que se da de uvas y de espigas. ¡Como para morirse, Juan, de tanta maravilla! Pedro, lo he visto. He visto la hermosura. Lo he visto Juan. He visto la alegría.
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Me levanté del lecho y fui a la puerta. Y entonces, escondido en mi ignorancia, temeroso, al abrirla, contemplé cómo pasaba un extraño cortejo. Primero cinco cruces blancas y en pos una mujer radiante, inmaculada, vestida de pureza, arrastrando un vestido de tres brazas, con un niño pequeño entre los brazos, esbelta, la más alta, irradiando luceros y destellos de plata. Y tras ella otros muchos cubiertos de blancura y de elegancia, con coronas de lumbre y sonando las armas que llevaban. Pedro, lo he visto... Y sé que era María, Virgen Santa, la radiante Señora de los cielos, la reina del amor, la que pasaba. La he visto con mis ojos, estos ojos mortales y de escarcha que por más que los coman los gusanos y los clave la muerte en su guadaña, a la Madre de Dios y Madre nuestra, ya nunca dejarán de contemplarla.
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Pueblo de Jaén. Pueblo de esperanza. Sabed cuantos estáis abiertos a la vida, que hemos visto los dos cómo del cielo, en la noche de amor de nuestros días, ha bajado un cortejo deslumbrante. Y hemos visto la gloria descendida. Y de todo hemos visto lo mejor: ¡Hemos visto a Jesús por medio de María! ***
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Y de llevar a Jesús por medio de María es de lo que se encarga fundamentalmente la Cofradía de Nuestra Señora de la Capilla de Jaén.
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Una cofradía de nuestro tiempo, que busca dar culto a Dios y a su Madre. Una cofradía responsable e ilusionada que, bajo la presidencia de su Hermano Mayor, José Humberto Montero, y la total entrega de su Junta de Gobierno, no escatima esfuerzos y sacrificios en unos tiempos difíciles. Una cofradía, además, que fomenta la fe y la esperanza, forma y se forma, predica el Evangelio, realiza peregrinaciones, retiros, ofrendas, belenes, hace cultura, arte, literatura, investigación y hasta tiene su Academia y sueña con su museo... Pero también una cofradía, y esto es algo de lo más hermoso y digno, que se da a los más pobres, preocupada por los débiles y necesitados, situada en la vanguardia del amor, de la caridad que busca desde la raíz no sólo dar el pez sino enseñar a pescar. Y de ahí esas fecundas aportaciones en alimentos, juguetes, atención a los sin techo, Cáritas, Manos Unidas... Y de ahí esos grandiosos proyectos que ha venido realizando, especialmente en los últimos años, tales como la construcción de escuelas en el sur de la India para acoger a medio centenar de niños, y un orfanato en la República Democrática del Congo, que se está concluyendo. ¡Casi nada! Todo un ejemplo de servicio y generosidad que hace que nos sintamos orgullosos, una vez más, de ser cristianos. Toda una luz dentro de nuestra Iglesia, siempre presta a los desvalidos y desamparados, a los que ayuda, socorre, alimenta..., sin preguntar quiénes son, ni qué ideología tienen, ni qué credo profesan... Toda una lección ésta, a la sociedad de hoy, de verdadero amor.
Una cofradía, la vuestra, hermanos, que venera una imagen centenaria que representa a María Santísima, la Dueña que descendió del cielo. Una imagen que presentáis casi siempre en su preciosa desnudez de talla. Una imagen de la Virgen con su Niño en brazos a la que ha acudido el pueblo de Jaén a lo largo de los siglos, padres e hijos, generación tras generación. Año tras año han acudido a Ella los jiennenses en sus pequeñas y grandes necesidades de cada día, exponiéndole, con mucha fe y devoción, sus problemas, sus preocupaciones, sus anhelos, sus sufrimientos, sus temores, sus sueños... Como también a Ella han acudido, de forma colectiva, en las grandes necesidades, buscando su intercesión para el bien común. Y Ella siempre ha respondido. Ella constantemente ha salido al paso de epidemias, temporales, grandes sequías, plagas, amenazas... Y es que Ella se presentó una noche para decirnos que es nuestra protectora, y no ha dejado de cumplirlo. ¡Ay, Dios! ¡Ay, si Ella, el espejo de los espejos, la caminante coronada, la labradora incansable, la aceitunera de luz, por medio de su talla conservada y heredada, pudiera hablarnos, contarnos experiencias, revelarnos los secretos...! Cuántas oraciones a sus pies, cuántas súplicas, cuántas ilusiones puestas... A Ella han acudido, y va ya para cerca de seis siglos, todos nuestros mayores, nuestros abuelos, nuestros padres..., en la paz y en la guerra, en la abundancia y en el hambre, en la riqueza y en la pobreza, en el gozo y en dolor... ¡Y cuántos milagros habrá hecho Dios por intercesión de esta bendita Madre nuestra! Milagros personales, extraordinarios, asombrosos, sublimes, que sólo quedaron guardados en la intimidad de los corazones. Mirar a esta preciosa imagen, dorada claridad que impresiona, verla, señoras y señores, es mirar y ver a todos nuestros antepasados y a todos los que nos sucederán. Es estar unidas todas las generaciones, pasadas, actuales y venideras, formando un impresionante río místico, una misteriosa cadena permanente de fe, de amor y de esperanza. En ella, en esta imagen bendita de la Virgen de la Capilla, están todas las miradas y todos los corazones en estado presente, y es así, por Ella, por lo que todos los jiennenses de todos los tiempos permanecemos vivos y unidos.
Mira, hijo, qué grandeza la de esta historia que asombra, la de Jaén cuando nombra a su Flor de la Pureza. Y mira el mar de sus venas desbordándose en cariño mientras consume las penas cuando contempla a Dios Niño. Y mira también, tú, padre, a esa pobre bondadosa que se sabe poca cosa, y le dice nuestra Madre: “Tú ya eres rica, mujer, en el todo de tu nada, que tu manera de ser es de bienaventurada”. Mira tú, ahora, hijo mío, a ese labriego que llora por coger nada en mal hora en sus campos de baldío. “¿Lloras tú, hijo del alma?” Dice la Madre en su altar. “Vete en paz, feliz y en calma, que el pan no te ha de faltar.” Mira, padre, a ese enfermo, cómo suplica y le implora, y con qué amor la Señora, sobre la escarcha del yermo, por el calor de su luz, reaviva un sueño de espera, y en donde estaba la cruz hay flores de primavera. Y también vienen a Ella jóvenes, niños y ancianos, todos llevando en sus manos una oración hecha estrella. Y para todos, María tiene un beso y un consuelo.
Y lo mejor, luego, un día, una morada en el cielo. Qué grande esta Virgen, padre, que nos hace tanto bien. Y qué grande que es Jaén, por tenerla como Madre. Pues sabiendo que tenemos este refugio que brilla, justo, hijo, que la llamemos “La Virgen de la Capilla”. *** No dejéis, pueblo de Jaén, de acudir a Ella, de necesitarla, de pedirle, de rogarle, de suplicarle, de agradecerle. No caigáis nunca en la deriva del hombre actual, que trata de arrinconar lo divino, de eliminarlo de sus vidas y prescindir de la fe y la espiritualidad. No entréis en el juego del endiosamiento, de los becerros de oro, de querer ser como Dios, de disponer incluso del derecho de quitar lo más sagrado que tenemos: la vida... Y no digamos cuando esa vida es la de un ser inocente, indefenso, la del que aún anda en el vientre y nada puede sin su cobijo y calor. No entiendo la medicina con este fin, tampoco la entendió así Hipócrates hace más de 2.500 años en un juramento impecable, hoy en día modificado y manipulado en este punto y en algún otro por una sociedad sin valores ni escrúpulos. Quitar la vida, arrancar la vida, cuando ésta ya se agarra con fuerza a las entrañas de una madre y de ellas se alimenta... ¡Cómo duele el alma, Dios, cómo duele! Ver a una madre pedir que eliminen a su hijo... ¡Qué desgracia! Y no sólo para el pequeño que ya crece y busca y es, sino para quien siendo no quiere que el que es, sea. Dios, en su infinita bondad, juzgará y no yo, afortunadamente. Ésta debe ser la principal misión en nuestros días de la Iglesia, siempre pionera en ayudar al necesitado, abriendo caminos a los estados (leprosos, ancianos, seropositivos…). No es necesario ya prestar determinados servicios de salud y prestaciones sociales desarrolladas como las que tenemos, es hora de colocar el aborto en el centro de la atención cris-
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Acudamos a María, amigos, porque María nos escucha y nos atiende, aunque a veces no seamos capaces de entenderla. Acudamos a María sin miedo, con gozo, con fe, con esperanza...
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tiana, cuidando a las mujeres para que no tengan necesidad de abortar, creando centros de ayuda en todos los sentidos… y acogiendo a niños y madres, diciéndoles que no están solos, buscando incluso adopciones en familias de bien, en las iglesias o en donde sea, garantizándoles el pan y la educación… En esto, como en tantas otras cosas, los cristianos de a pie van delante de la jerarquía. Cómo puedes, mujer, mirarte dentro y ver que late a vida una criatura ajena a tus miserias y grandezas, distinta, diferente, especial, única, asida a la existencia, y tú decidas cortar de un frío tajo su andadura, herirla, destrozarla y expulsarla como se escupe un hueso de aceituna. Cómo puedes, mujer, palpar que en ti, al fondo de tu seno ardiente, alumbra todo un sueño que sueña la esperanza, y lo apagues con lluvia de renuncias.
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Cómo puedes dejar que ese pequeño que alienta en ti y agranda tu cintura, buscándote en amor para llamarte “madre”, tú vayas, ciega, en tu penumbra, a arrancar su presencia en un descuido y arrojarla al olvido para nunca.
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Capilla, nos dice y nos marca con su ejemplo. No dejemos de acudir al Hijo que lleva entre sus brazos. Decía Aristóteles que el fin de nuestros actos es la felicidad... El fin de los actos de un cristiano es la felicidad eterna y es ahí donde tenemos que llegar. Mientras tanto, busquemos la felicidad acudiendo sin descanso a su presencia. Dediquemos un instante a hablar con Ella y con su Hijo. Pongamos nuestra vida en sus vidas. Demos testimonio ante el mundo. Seamos cristianos de catacumba. Valientes. Capaces de luchar contra las injusticias, las mentiras, las desigualdades, los robos, la corrupción, los defraudes, el abuso de poder..., la falta de verdadera libertad. Cristianos activos, coherentes, de clara mirada, lejos de hipocresías. Cristianos de verdad, de ésos que se aman los unos a los otros; y es precisamente en el amor, como dice Anthony de Mello, donde los demás nos tienen que reconocer como cristianos... Vayamos a María para que Ella nos ayude a ser así. Vayamos a su cielo, a ese cielo que levantó aquí, en su capilla de la iglesia de San Ildefonso. Vayamos a ese cielo que Ella levantó en Jaén para no irse nunca jamás de nuestro lado. La Virgen no está en el cielo. Vive en Jaén, con su gente. Que descendió con su Niño y aquí se quedó por siempre.
Cómo puedes hacer que a quien ya llevas lo lleves al hedor de sepultura. Cómo puedes hacer que otro no sea y luego no asfixiarte de la angustia.
Bajó de sol una noche, y claridad de repente se hizo todo el Santo Reino. Claridad azul celeste.
Agárrate a la luz en tu embarazo, al canto del color, a la ternura. Y da vida a la vida, verbo al verbo. Que siempre por tus noches haya luna. Y deja que te abrace ese hijo tuyo, que de nada, mujer, tiene la culpa, y sabrás de verdad lo que es amor más allá de la vida y de la tumba.
Claridad por sus sembrados, por sus torres y sus fuentes, por sus olivos de plata y por sus montes de verde.
No dejéis, no dejemos, pueblo de Jaén, de hacer lo que Ella, nuestra bendita Santa Madre de la
Claridad por su castillo. Por su catedral que tiene el Santo Rostro de Cristo como reliquia inherente. También por San Ildefonso, que es la ermita que prefiere.
Y aquí se detuvo Ella y el cortejo reluciente. Todo de luz. Siempre luz. Luz de eternidad presente. ¿Cómo llamarla nosotros? Pues como Ella misma quiere: La Virgen de la Capilla, porque capilla protege. Protege de tempestades, de la lluvia y de la nieve, de la angustia y de la pena, del dolor y de la muerte. Claridad por todas partes. Tanto fulgor emergente que hizo de la tierra el cielo y del cielo nuestra suerte. Aquí pisó nuestra Madre una noche que no duerme. Bajó cubierta de gloria, silenciosa, refulgente... Y vio en Jaén tanto amor y tanta fe en los jiennenses, que, bajando con su Niño, aquí se quedó por siempre.
Aquí se quedó, amigos. ¡Qué grandiosidad! ¡Qué gran milagro! Aquí se quedó para darnos el mensaje de que continúa bajando cada noche y cada mañana y cada hora y cada segundo. No nos quedemos dormidos como se quedaron muchos aquella noche del 10 al 11 de junio. Despertemos como despertaron María, Juana, Juan y Pedro. Asomémonos al balcón de nuestro corazón y admiremos la procesión que nos cruza, y no cesemos de alabar a María, la que alumbró este espacio para que nunca esté a oscuras. Lancémosle hosannas y aleluyas, piropos y alabanzas... Dediquémosle los versos más íntimos, esos versos que, de alguna manera, todos llevamos
dentro y que brotan de lo más hondo. Versos simples, sencillos, naturales, que no pretenden otra cosa que la de agradar a nuestra Madre y agradecerle cuanto ha hecho, hace y hará por todos nosotros y por toda la humanidad venidera. Para ti, Virgen de la Capilla, vayan también estos versos nuestros: Virgen de la Capilla descendida en suelo de Jaén por madrugada. Reluciente presencia iluminada alumbrando las almas sin medida. Virgen de la Capilla concebida sin mancha de pecado. Recatada mujer que se hace sí. La enamorada que a sus hijos espera y nunca olvida. Virgen de la Capilla bienhechora, que con hilos de amor la vida teje y nos lleva de vuelo en el adiós. Virgen de la Capilla protectora. Porque esta Virgen Santa nos protege lo mismo que protege al Niño Dios. Te quiero así, María, presencia que se queda en medio de mi vida de torpe hombre labriego que no sabe otra cosa que ser un pobre ciego limosneando un sueño en forma de moneda. Pero te quiero más. Tú que eres sol que hospeda el alma y la transforma, dame tu mano y luego alúmbrame de fe, hazme llama en tu fuego y no quiera otra cosa que ser centro en tu rueda. Centro siempre de ti, girando en tu alegría, rodando en el deseo que seas tú quien manejes el timón y la senda en la que siempre amarte. Cuida, Madre, de mí, Santa Virgen María. Y si me pierdo un día, tú, por Dios, no me dejes. Hazte eterna Capilla para en ella encontrarte. *** Y tanto quiere el pueblo de Jaén a su Virgen de la Capilla, Patrona y Alcaldesa Mayor, tanto la ama, que cuando la saca en procesión por sus calles el 11 de junio,
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Donde deseó llegar. Donde buscó detenerse.
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su barrio de San Ildefonso se hace fiesta por varios días y toda la ciudad con él lo celebra.
esta bendita mujer con la muerte de su hijo.
Y este año no puede ser menos. Dentro de dos semanas la imagen de
Camareras de la Virgen, cuidad su imagen con mimo, porque Ella os lo pagará con mil favores distintos. Ahora, con bendiciones. Mañana, al fin del camino, con un lugar en su reino lleno de amores divinos.
Nuestra Señora, ataviada majestuosamente por las manos honorables de sus camareras, de nuevo va a procesionar, como lo hizo hace exactamente 582 años, por las calles y plazas de Jaén. Saldrá una vez más con la dignidad que se merece. Portada por sus horquilleros de guante blanco. Camareras y horquilleros, he aquí dos símbolos en la Patrona, dos cantos de amor dignos de ser cantados. Para vosotras, camareras de la Virgen, estos versos merecidos:
EL DESCENSO
Camareras de la Virgen, cuidadoras de lo místico, cuidad su talla de historia, ésa a la que han acudido buscando su protección los jiennenses por los siglos, y en ella han visto por siempre, en su perfil de infinitos, a la dama que del cielo –que en brazos lleva a Dios mismo– quiso bajar a estas calles tan embriagadas de olvidos, para convertir Jaén en un nuevo paraíso, con sus montes vigilantes, con su cerro y su castillo, con su rostro del Señor y rodeado de olivos.
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Camareras de la Virgen, poned los cinco sentidos, poned los siete alfileres al colocar sus vestidos, pero que ninguno dañe su perfil limpio y sencillo, que ninguno toque el alma ni roce siquiera el filo de su corazón sin mancha, que ya bastante ha sufrido
Y, cómo no, para vosotros, horquilleros, esta oración a la Virgen de la Capilla a la que portáis, y que hago en vuestro nombre: Bendita seas, María, contigo tus horquilleros vestidos de punta en blanco, preparados y dispuestos a sostenerte en sus hombros y llevarte en sentimiento por nuestras calles y plazas, para que así el mundo entero sepa que tú, Virgen Santa, eres la luz de lo eterno, el resplandor en la noche, la descendida del sueño, la que se vino a Jaén, la que pisó nuestro suelo y se quedó para siempre liberando nuestros miedos. Contigo, Dueña del alma, contigo, tus horquilleros, para decirte que nunca jamás te abandonaremos, porque tú eres, entre todas, Señora del Santo Reino, Señora de la Capilla, la mujer que más queremos. Que aquí estamos sin descanso, aquí, a tu lado, sin tiempo, sosteniéndote, llevándote
Y ya sale la procesión, amigos, como cada año. Ya sale María Santísima de San Ildefonso acompañada por sus hijas ataviadas con mantilla, y por sus hijos cofrades, vestidos de elegancia, también por sus chirris y pastiras, pertigueros y acólitos, portadores de ciriales, guardias de honor, banda de tambores y cornetas, músicos, así como por numerosos miembros de las distintas hermandades y cofradías, autoridades religiosas, civiles y militares... Pueblo entero entre los que se incluyen aquéllos que desde la distancia, por enfermedad, trabajo u otras causas, la acompañan en el silencio con el corazón. Todos a una, todos con la bendita Capilla, luciendo las mejores galas, porque a quien se acompaña es nada menos que a la imagen que representa a la Madre de Dios, la Santísima Virgen María, la Bienaventurada entre las mujeres. Gloria a Ella. Gloria a nuestra Patrona. Gloria a la Virgen de la Capilla, en este día. Y gloria a cuantos la seguís formando el cortejo, el dignísimo cor tejo que, si antes fue del cielo a la tierra de Jaén, ahora es de la tierra de Jaén al cielo, hacia la luz perpetua, hacia la vida eterna. Mira, hijo mío, ya sale la Virgen de la Capilla. Mira su rostro de madre. Mira a su Hijo al que cuida, en sus brazos, junto al pecho, cerca de su alma bendita. Ya la veo, padre. Veo que sale de bienvenida, brillando más que cien soles deslumbrando el mediodía. La veo ardiendo de amor
que en amor se multiplica. Pues entonces, hijo mío, dile que somos vasijas esperando que su barca venga a varar a la orilla y haga de este barro nuestro alas de un vuelo hacia arriba. Se lo diré en cuanto llegue, ahora que hacia aquí camina. Pero tú dile también que somos triste ceniza esperando que su lumbre en hoguera la reviva. Ya se acerca. ¡Cuán hermosa y santa es! Hijo, mira cómo nos tiemblan las manos al verla que se aproxima. Anda, vamos a quererla postrándonos de rodillas. A quererla, padre, no, que ésa es muy poca medida. ¡A morirnos de quererla! Porque quien decide un día bajar del cielo a la tierra merece darle la vida. Pues la vida le daremos de forma definitiva. La vamos a desgastar dando a quien lo necesita. A ese pobre que no tiene más que desgracias encima. Y a ese enfermo que se aflige en su dolor y agonía. Y a esa muchacha apenada que anda descalza y perdida. Y a ese anciano que se muere de soledades indignas. La vamos a desgastar jugándonos la partida
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en lo más hondo del pecho, para que luego algún día, cuando la muerte, en su ciego asalto de fuerza negra y traición sin miramientos, nos arranque del varal en el que te sostenemos, tú, Madre nuestra, nos lleves, en tus brazos, hasta el cielo.
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de predicar la Palabra por mucho que nos persigan. Decir que Dios se hizo niño en su inocencia nacida.
Hasta que un día caigamos desechos en la caída y tenga Ella que venir a darnos su mano amiga.
Y que, haciéndose camino, se hizo racimo y espiga. Y se clavó en una cruz dando su sangre divina. Muriendo por los demás. Roto de clavos y espinas.
Y decirnos: Levantaos, os llevaré hasta la cima, más allá de lo visible, al reino que no termina, al reino donde está Dios y todo es luz y alegría.
Y que después de tres golpes del tiempo que nos vigila, salió glorioso del pozo de la mayor injusticia. Para así dejar marcado el sendero que nos guía.
Vamos, jiennenses, venid, que está la Virgen María paseando por las calles de esta ciudad protegida. De este Jaén bien nacido que ama por sus cuatro esquinas.
Vamos a quererla, padre, como se quiere, sin prisas... pero sin pausa, sabiendo que a quien queremos no olvida, porque es una madre buena que nos ampara y nos cuida.
Vamos jiennenses llegad al encuentro de María. De esta señora de estrellas sobre la luna ascendida, para gritarle de amores, con el alma y con la vida: ¡Que viva! ¡Que viva siempre la Virgen de la Capilla
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Vamos a quererla, hijo, sin descanso en la porfía.
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Toda una vida dedicada al servicio de la Virgen de la Capilla Ana María Jaén y María Teresa Calatayud Vicehermana Mayor y Vocal de Relaciones Públicas
Al ser ellas las camareras más antiguas que quedan en activo, la Junta de la Cofradía de Nuestra Señora de la Capilla les reconoce su labor y recoge en estas páginas el testimonio emocionado del gran amor que ambas profesan a Su Virgen de la Capilla. Para ello quedamos en casa de Maruja una mañana ya pasada la Semana Santa, donde ya nos esperaba también Paquita. ¿Cómo empieza en vosotras la devoción por la Virgen de la Capilla? Maruja: Por mi madre que de siempre en su familia se asistía a todos los actos y cultos celebrados por la cofradía. Después, gracias a Ramón Calatayud que era entonces Hermano Mayor y a su mujer Pilar, amigos de la familia, en una cena me ofrecieron ser
Camarera de la Virgen y yo claro, pensé que no podía ser pues no estaba casada pero Ramón me contestó que iba a haber una reforma para que eso no fuera problema de protocolo o de derecho de matrimonio. Paquita: Aunque nací en Fuerte del Rey me vine a estudiar a Jaén. Después fui profesora de la Económica y visitaba mucho la iglesia de S. Ildefonso donde conocí a Dña. Lola Maza de la que no me separaba, llevando las dos la contabilidad de la Parroquia. ¿Cómo era vuestro trabajo como Camarera? M: El cometido nos lo decía el Hermano Mayor y era atender las necesidades de la cofradía como repasar la ropa de la Virgen pues entonces era costumbre que la vistiera la mujer del Hermano Mayor. P: Cuando conocí a Dña. Lola también empecé a ayudarla a vestirla.
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La camarera es una figura muy antigua y típica en las cofradías de Jaén. Se hicieron necesarias por la costumbre barroca y andaluza de vestir las imágenes, cuidar de las vestiduras, conservar enseres, altares y adornar los pasos de las procesiones. Tarea que ha sido llevada acabo a lo largo de estos siglos por mujeres casadas y solteras devotas y generosas en todos los sentidos y apasionadas de sus quehaceres por lo que son parte integrante y necesaria de una cofradía. Maruja Amate y Paquita Rueda son continuadoras de la labor iniciada por Dña. Mª Teresa Sáenz Morrondo y Dña. Dolores Maza Selas, nombradas Camareras Mayores Honoríficas en el año 2000 y han dedicado también muchos años de su vida a velar por la talla y enseres de la Virgen lo que ha sido para ellas un honor.
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¿Qué os gustaría que se repitiera de aquella época o se hiciera nuevo?
ha significado en vuestro matrimonio rezarlo a diario a la Virgen?
M: Siempre se ha hecho todo con mucho interés pues todos han puesto su alma. ¿Te gustaría que se pusiera una vela mientras se viste la Virgen? pues sí. Lo que hacíamos era rezar.
El ser cristianos los dos y la devoción a Ella me ha ayudado mucho por lo que he sido siempre muy generosa con Ella. Paco era muy cristiano y yo le consultaba todo y ahora que ya no está le pido que pida por mí.
P: Me gustaría que asistieran mas camareras al Rosario, misa y a la Sabatina, y a los actos de la cofradía porque hay días que a mí me cuesta ir y voy siempre y pediría también que se tuviera mas fe. ¿Qué es la Virgen en vuestra vida? M: Hice una oración según mi corazón me dijo y que la rezo cuando me levanto y me acuesto y dice así: “Madre mía estoy en tus manos. Santísima Madre de la Capilla, Madre de Dios y Madre mía que en las horas de mi vida y en la hora de mi muerte no me falte Tu compañía”. Los días que no puedo salir por la lluvia, veo desde mi balcón la esquina de la iglesia y es como si La viera a Ella y cuando estoy delante de Ella le pido que me perdone. P: Lo principal. Ella es mi vida y a cualquier hora le pido que aquí me tiene para hacer su voluntad y que me ayude para no pensar nada de nadie. ¿Qué momentos buenos guardáis que hayan tenido como centro a la Virgen y a la cofradía?
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M: Siempre que he tenido momentos bajos me he puesto a su amparo y le pido que si todavía no ha llegado mi momento que pueda seguir haciendo cosas. Pido por los matrimonios. La devoción y ofrecimiento a la Virgen es lo principal porque la vida viene muy dura. Tuve un contratiempo familiar y la Virgen me ayudó a ayudarles a salir adelante
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P: Lo que más cuesta es lo que hay que hacer para la Virgen. Todo viene por su camino por voluntad de la Virgen. Tengo mucha fe en Ella. Hasta una tienda que tuve le puse de nombre “El Descenso”. Paquita, nos acordamos mucho de Paco rezando el Santo Rosario todas las tardes en la capilla. ¿Qué
Como decíamos al principio, Maruja y Paquita nos han conmovido por su sentir hacia la Virgen de la Capilla, unas vidas dedicadas a Nuestra Patrona y de gran ejemplo a seguir por todas las demás camareras. Nos despedimos de ellas agradeciéndoles toda su labor y quedando ya parara el mes de Mayo, dentro de unos días, otro mes de Mayo en sus vidas.
¿QUIéN SOY YO PARA QUE LA MADRE DE MI SEÑOR VENGA A MI? Francisco José Carrillo Garrido Vestidor de Ntra. Señora de la Capilla
Toda mi vida ha ido ligada al amor y al cariño a la Virgen, Ya desde mi infancia en los Maristas, en los que los viernes del mes de mayo, me levantaba muy temprano para los rosarios de la aurora, que me encantaban, aquellos cantos dedicados a la Madre de Dios. Llevar flores cortadas de mi cortijo al altar mariano que había, durante este mes, en nuestra clase. Todo esto ya anunciaba la especial relación que iba a tener con la Santísima Virgen. Aún recuerdo, viviendo en la calle Fajardo, a espaldas de
camarín de Jesús, que asistía a misa asiduamente a la Merced, y en mayo le llevaba flores a la Virgen de las Lágrimas, Hermosa Rosa de Mayo, que fue una de mis primeras devociones pasionistas de Jaén. Mi padre y mi madre me inculcaron desde pequeño el cariño a las cosas de Dios y de su Madre. Recuerdo, entre sombras, mi primera imagen de Semana Santa, sobre los brazos de mi padre, en la esquina de la calle Maestra, un Martes Santo, viendo a la Hermandad de la Magdalena, desde aquel día nació un idilio difícil de describir entre el mundo cofrade y yo. Mi padre nos enseño a amar nuestras tradiciones, las cosas de Jaén, la Navidad, las cosas sencillas, las de siempre ligadas a nuestra ciudad, Nuestro Padre Jesús Nazareno. Y mi madre, ligada a otra devoción, nos enseño a querer a La Expiración, dos hermandades que desde mi inicios, estaban muy presentes en mi vida, y tantas cosas que han ido conformando mi forma de ser y de actuar. Y en este periplo Mariano que ha ido configurando mi vida llegamos a la adolescencia, y otra vez Ella merodeando en mi día a día, cuando a instancias de mi amigo Rafael Mariscal, me decidí a salir de costalero de La Virgen de la Esperanza, con apenas catorce años cumplidos, y desde aquí empecé a integrarme de forma intensa en el mundo cofrade. ¡Cuántas noches a las faldas de la Esperanza, trabajando en su paso durante la madrugadas de la cuaresma, preparando su día grande, aquellos Miércoles Santos maravillosos que configuraron mi trayectoria cofrade, aquellos viajes a Sevilla, paraíso cofrade inalcanzable, que descubrimos al lado de mi iniciador cofrade Francisco Palomo. Aquí nació mi inquietud por el aderezo y el vestir de la Madre de Dios. Esos Palios portentosos, aquellos Monumentos efímeros
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Discurrían los primeros días de Cuaresma, concretamente el primero del Solemne Septenario al Santísimo Cristo de la Expiración, en la sacristía de San Bartolomé las idas y venidas, los nervios propios de los comienzos de los cultos. Mientras me disponía a vestirme de acolito para el comienzo del mismo, me comentaron que la Hermandad de la Virgen de la Capilla se estaba intentando poner en contacto conmigo para hacerme una propuesta, y efectivamente, esta se hizo efectiva. Fue en el tercer día del Septenario, el que se encuadra, concretamente, dentro de la tercera palabra, en la que qué Jesús se dirige a su madre desde la Cruz, y que está dedicada a la Virgen, Ella, otra vez Ella, no en vano, La Madre de Dios está muy presente en mi vida y siempre he vivido muy unido a la Virgen. Cuando hablaron conmigo me propusieron que fuera el vestidor de Patrona de Jaén, algo que me dejó un poco sorprendido. Me sentí como Santa Isabel cuando recibió la visita de la Virgen María y de gozo exclamó, “¿quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor?”, Sin duda este ofrecimiento me supuso una alegría inmensa y un honor enorme, el que se hubieran fijado en mí para tal nombramiento. Me sentí halagado y lleno de felicidad.
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bellísimos, esas estructuras de plata adornados con aquellos terciopelos bordados que parecían parados en el tiempo, rescatados de las viejas fotografías que tantas veces había admirado. Aquellas caras morenas, guapas, embadurnadas de encaje, que me hicieron descubrir un mundo maravilloso que me fascinó desde entonces, y que hacía que cuando presenciaba los pasos de palio, mi fantasía se desbordaba, imaginándome estar algún día al lado de la Madre de Dios, vistiendo su belleza. Tuvo que pasar algún tiempo para poder hacer mi sueño realidad, y también muchos sin sabores, porque no decirlo. Entre tanto, al lado de mi Esperanza pude empezar a desarrollar mi inquietud creativa cofrade como mayordomo suyo, aunque faltaría todavía un tiempo hasta que yo llegara a ser su vestidor. Me estrené como vestidor con la imagen del Santísimo Cristo del Amor, en el año 1992, coincidente con el cambio de imagen que la Hermandad llevó a cabo en este año, una imagen que está muy ligada a mi familia y a mi querido padre. Con el viví los primeros escalofríos
de estar tan cerca de la unción de Dios depositada en una imagen, y fue maravilloso vivir aquellos primeros momentos de esta portentosa advocación que tanto bien y es tan querido en mi entorno familiar. Por azares de la vida, no sería hasta el año de 1995, concretamente en el mes de mayo, en mi otra Hermandad querida de la Expiración, Hermandad de mis abuelos maternos y de mi madre, con mi amada Virgen de las Siete Palabras a propuesta de Antonio Jesús Morago, otro gran personaje, junto al que he vivido muchos y entrañables momentos cofrades, cuando yo hiciera realidad mi gran ilusión de ser vestidor de La Santísima Virgen. Durante este tiempo, y de una forma intensa y directa, viví el cambio de imagen de nuestra Señora, que, en estas fechas, mediados de los años noventa, se llevo a cabo en mi querida Hermandad de la Expiración, y como en un sueño, una noche de mayo del año de 1995, me vi vistiendo a la que tanto me ha ayudado en mi vida, necesitaría otro artículo para expresar y de seguro, de una forma torpe, expresar todo lo que significa
No sería hasta el año 2004 cuando me eligieran como vestidor de mi querida Virgen de la Esperanza, este año será siempre inolvidable, por ser el año en que mi padre nos dejo una mañana de mayo, curiosamente el mes Mariano por excelencia, todo en torno a la Virgen, el día ocho concretamente, también un día relacionado con la Madre de Dios de igual forma. Gracias a este nombramiento, esta vez, al lado de mi Esperanza, esa ausencia y pérdida irreparable se pudo soportar mejor, y por fin llegó también ese gran momento de ser su vestidor, aunque fuera en tan tristes circunstancias para mí. Mi relación con la Virgen de la Capilla ha existido desde siempre en mi vida, como he dicho antes, mis padres siempre muy implicados con las devociones de nuestra ciudad, y la Patrona no iba a ser menos. Su fiesta en junio, la Procesión, a la que acudíamos siempre sin faltar, asistir a las flores en mayo o su novena, algo muy tradicional en mi familia, y que recuerdo con mucho cariño. Esos cantos de la salve de un San Ildefonso atestado de gente. Los sermones del tan recordado y añorado Maroto, gran impulsor de su devoción. Aquel templo tan maravilloso, antes de la remodelación, esos pulpitos desde donde se arengaba a la madre de Dios de la Capilla. Me acuerdo también de cuando vino después de su restauración de Madrid, totalmente renovada, ma-
ravillosa en su nueva apariencia, aquella procesión extraordinaria, y cuando pudimos admirarla con su carita de cristal y porcelana por primera vez. Ella siempre ha estado presente en mi día a día, me gusta ir a escuchar misa es su nave, en esa intimidad con Ella. Irme a su casa y en la penumbra estar con Ella largos ratos, Ella sabe de todo lo que me ha hecho mal y de todos mis anhelos, su presencia me calma y me sosiega, darle gracias por todo lo que recibo de su Hijo día a día. Desde niño ha estado presente en mi vida, aunque en los últimos años de una forma más intensa y directa, todo esto hizo que un día me planteara hacerme hermano de su Cofradía y que decidiera salir de costalero, llevarla sobre mis hombros, que es, sin duda, una forma de decirle cuanto la quiero y cuanto le doy las gracias por tantas cosas buenas que desde mi infancia me ha dado. Y ahora me llega este nombramiento, que lo interpreto como el mejor de los regalos que me hace su Dignidad a mi persona por mi cariño y devoción desde siempre. Para mi humilde parecer es el honor más grande que para mi cabe, no hay nada que tenga comparación con el hecho de ser vestidor de Nuestra Señora, sea la imagen que sea, y de seguro, esos momentos con Ella serán maravillosos, y al igual los que vivo y he vivido con mi querida Siete Palabras y mi Esperanza, con el Amor, no tengo con que pagar esos momentos únicos a su lado. Estas son algunas pinceladas de mi vida, de mi apego por el mundo cofrade, mi experiencia como vestidor de la Santísima Virgen, y de mi gran gozo por este reciente nombramiento. Ojala Dios y su Bendita Madre me den mucha salud para seguir siendo su vestidor y poder disfrutar de lo que más me gusta, engrandecer la belleza de la Madre de Dios.
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Las Siete Palabras para mi, Ella es consuelo, fuerza, refugio, ancla de salvación, paño de lagrimas y única luz en tantos momentos en los que solo parecía que reinaba la oscuridad. Ella me ha sostenido en tantas ocasiones que no tengo boca, palabras y frases para agradecer todo lo que me ha ayudado y todo lo que ha supuesto para mí esta advocación.
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sonetos Enrique Caro Cruz Hermano Mayor
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No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera. Original: Autor desconocido
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No me mueve mi Dios, para quererte… como reza el soneto tan leído, cuyo autor parece haber vivido el amor que versó para alabarte. Me emociona, Señor, el contemplarte suspendido del madero, decidido a salvar este mundo sumergido en el lodo del pecado y de la muerte. Ese premio, prometido en la otra vida, no resulta para mi tan deseable, como el fruto que destila de tu herida. Me conforta la amargura que, asumida por Amor, en el alma de tu Madre, dio lugar a la Luz de tu venida. Enrique Caro Cruz
ORAR DESDE LA OSCURIDAD Manuel López Pegalajar Cofrade y Miembro de la Academia Bibliográfica Mariana “Virgen de la Capilla”
Dios sigue siendo misterio que nos desborda. La presencia de Alguien que, de alguna manera, sigue ausente. Por eso, aprender a rezar es aprender a vivir ante el misterio que nos trasciende. La verdadera oración introduce siempre algo nuevo en la existencia. La vida adquiere una orientación nueva. Todo puede ser dirigido hacia un sentido último. El orante no se siente solo. Una luz nueva le permite descubrir lo esencial y el mundo de la fe se hace más vivo y real.
demás. Escribe por ejemplo: “Hago mi oración para que el Padre os conceda espíritu de sabiduría iluminando los ojos de vuestro corazón” (Efesios 1, 17 -18). “Doblo mis rodillas para que Dios os conceda ser fortalecidos” (Efesios 4, 16-19). “Lo que pido de corazón es que vuestro amor siga creciendo” (Filipenses 1, 9).
Pero puede llegar la duda y la inseguridad, ¿no será todo una ilusión? Muchos hemos vivido esta experiencia de la duda y de la oscuridad: “Ay, ¿serás tú para mí un espejismo, aguas no verdaderas?” (Jeremías 15,18).
¿Qué se siente algo? Pues se hace oración. ¿Qué no se siente nada o sólo frío o aturdimiento? Se sigue haciendo. Nunca fallaremos si se sigue esta regla. En la práctica, el problema teológico de la oración es hacerla todos los días. En momentos de entusiasmo y en momentos de frialdad. En días muy movidos y en días tranquilos y sosegados.
Se puede. Más aún, esa oración en medio de la oscuridad y las dudas es probablemente uno de los mejores caminos para crecer en la verdadera fe. Lo importante es seguir anhelando su presencia. Podemos gritarle: “Soy tuyo, sálvame” (Salmo 119, 94). No deberíamos contraponer nunca la oración a la lucha, pensando que la oración es una pérdida de tiempo en las luchas que estamos comprometidos. San Pablo les pedía a los romanos: “Os recomiendo que luchéis a mi lado rezando por mí a Dios” (Romanos 15, 30). La mejor manera de rezar es luchando. Continuamente pide a los demás su colaboración en la obra apostólica mediante la oración, y atribuye el éxito de sus planes apostólicos a la oración de sus hermanos. Y el mismo Pablo no deja de orar por los
Hacer oración, todos los días, en un tiempo fijo es muestra de sabiduría. Un magnífico modo de empezar es haciendo la señal de la Cruz. ¿Cuánto tiempo? En general es admitido que el día se divide en 24 horas. Bien, dejemos nada menos que 23 y quedémonos con una. Hay un procedimiento muy sencillo para que la hora de la oración no parezca tan tremenda, dividirla por la mitad, media hora por la mañana y media por la tarde. La cuestión es iniciar… Aunque se puede hacer oración en cualquier parte, es muy recomendable, cuando se pueda, hacerla junto al Sagrario.
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¿Se puede seguir orando a Dios cuando uno no se siente seguro de nada, ni siquiera de si cree o no en Él?
El camino más sencillo y profundo a la vez para hacer la oración es hacerla. Y no dejarla de hacer se vea o no se vea, se sienta o no se sienta.
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Hacer oración es hablar con Dios. Parece que, para algunos, hacer oración es casi todo, menos hablar con Dios. Menos, precisamente, en lo que consiste la oración. Y hablar con Dios es, ni más ni menos, eso: hablar con Dios. Dios nos está diciendo continuamente cosas interesantísimas. Antes de intentar nosotros hablar con Dios hemos de saber que Dios - primero- es el que nos habla. Nos llega se hablar de Dios a través de la fe -lo que se llama la Revelación sobrenatural- , y también a través de la inteligencia. La oración como diálogo que empieza a iniciativa divina no tiene problema, ni falta de tema. Por parte de Dios. Los problemas están por nuestra parte. No “vemos” que Dios está a nuestro lado, en el Sagrario, por falta de fe. No sabemos ver a la Humanidad de Cristo en el Evangelio, porque la “plenitud de la Revelación” nos puede pillar tan atontados por la soberbia como al boxeador sonado.
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Aunque no vemos nada ni sintamos nada, hagamos el rato fijo de oración todos los días. No lo dejemos y ya llegará el momento de ver y de sentir. ¿Qué vería Santa Teresa cuando empezó a rezar? Es consolador saber por ella misma, en la historia de su vida, que durante bastantes años, lo que “veía” era el número casi exacto de baldosas que había allí donde se hacía oración. Se distraía. Pero fue humilde y perseveró en la oración. Y llegó a ver muchas cosas. Sobre todo una: que las verdades de fe, resulta, que son verdad; y a sentir algo muy importante: que estaba en la presencia de Dios. Cosas muy importantes para comprometerse de verdad con un siglo.
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Cuando digo “soy cristiano” no estoy gritando que mi vida esté totalmente limpia, sino que estaba perdido, fui encontrado y perdonado. Cuando digo “soy cristiano”, no me refiero a ello con soberbia, sino que confieso que he ido dando tumbos en mi vida y necesito que Jesucristo sea mi guía. Cuando digo “soy cristiano”, no trato de aparecer como fuerte sino que proclamo que soy débil y necesito “su fuerza” para ir adelante. Cuando digo “soy cristiano”, no estoy jactándome de un éxito sino reconociendo que he pecado y que necesito que Dios limpie mis trapos sucios. Cuando digo “soy cristiano”, no estoy proclamando que sea perfecto, continuo sintiendo todavía el aguijón del sufrimiento, compartiendo quebrantos; por ello confío en El, no soy más santo que tú. Sencillamente soy un pecador que a pesar de todo recibe la gracia de Dios. El Señor nos invita a descansar en su presencia, esto es para mí en parte la Adoración Nocturna. A sentarnos sin prisa en actitud de discípulos. Cada vez que nos sentamos a orar podemos figurarnos que estamos a los pies del Maestro. Para meditar conviene sentarse. La postura de rodillas es buena para la adoración pero no para la meditación. ¿Necesitas un cambio de vida? Acude al Corazón de Cristo. ¿Estás cansado y agobiado? ¿Has buscado en muchas partes y no has encontrado la paz y el amor que solo Dios da? Recuerda lo que dijo Jesús: “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré”.
Ese Pequeño Gran Desconocido Marta Vílchez de la Torre Camarera de Ntra. Sra. de la Capilla
Sin embargo, cuando nace la gran noticia es que ha llegado la Navidad; los niños se portan bien porque se aproxima la visita de Sus Majestades los Reyes Magos, los centros comerciales se encuentran abarrotados de despistados en busca de sus últimas compras, las ciudades lucen sus mejores galas, la gente parece estar más feliz que de costumbre…, pero poca es la referencia que se hace a ese Niño que nació en un pesebre y murió por todos nosotros,
cambiando la historia de la humanidad. ¿Acaso olvidamos que con esta solemnidad conmemoramos el nacimiento de Jesucristo? En general vivimos preocupados por todo aquello que nos “entra por los ojos” y nos distrae de lo verdaderamente importante. Al fijarnos en la Imagen de María Santísima de la Capilla, quizás aparte nuestra atención su majestuosa corona, el fajín de Alcaldesa Mayor de Jaén concedido por el Excmo. Ayuntamiento, o el cetro que la acredita como Patrona de nuestra ciudad, obviando lo que debería de importarnos, Él, el hijo de Dios, la humildad hecha carne. Y así hacemos en muchos de los aspectos cotidianos, enfocamos nuestra vida según apariencias guiándonos hacia el peor de los caminos habidos y por haber; el engaño y la ignorancia. Si nos enseñaran de pequeños el valor y significado real de las cosas, seguramente la vida sería un poco menos injusta. Como cada día al salir de catequesis, los niños de nuestra parroquia se acercan a la capilla de la Virgen a rezar por todos aquellos que más lo necesitan; personas sin techo, familias pobres, niños enfermos…, aprendamos un poco más de ellos que sí conocen el verdadero sentido de las representaciones escultóricas de Cristo y María, y no se quedan en la mera imagen sino que van más allá. Bendita sea su inocencia que traspasa fronteras. Ahora que es tiempo de Gloria debemos rendirle culto y recordar que una vez fue niño, que no toda su vida fue perseguido, juzgado, azotado y crucificado sino que desde su niñez nos enseñó a amar, respetar y perdonar, olvidando matices como raza, color, sexo, religión, condición social…
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Bien es sabido por todos que mucha es la gente que conoce a tan venerada Imagen, Ntra. Sra. de la Capilla, aunque me atrevería a decir que pocos son aquellos que se fijan en esa pequeña figura humana acomodada entre Sus brazos y desnuda por completo, de dorados cabellos, feliz y despreocupado que sostiene el mundo en sus pequeñas manos. Sí amigos, me refiero al Niño, a Jesús, a nuestro Salvador en su más tierna infancia. El mismo Jesús que más tarde carga con la cruz hacia el Monte Calvario a sabiendas de que su muerte está cerca. Pero si hablamos del mismo Jesús, ¿por qué no se le trata de igual manera? Quizás el fallo sea nuestro, somos incapaces de reconocerlo sin la cruz sobre su hombro y sin una dolorosa que va tras de Él, acompañados ambos por una banda de Cornetas y Tambores y otra Banda de Música, respectivamente. Estamos acostumbrados a ver a Cristo entrando en Jerusalén, orando, instituyendo la Eucaristía, despojado de sus vestiduras, siendo prendido, atado a una columna, flagelado, crucificado o yacente en el Sepulcro ocupando páginas enteras en periódicos, programas completos en televisión, y calles engalanadas a su paso, flores y alegría a pesar de que celebramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
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SANTA MARÍA DE LA CAPILLA, EN EL AÑO DE LA FE Manuel López Pegalajar Cofrade y Miembro de la Academia Bibliográfica
Cuando se aproxima el mes de junio, Jaén manifiesta como en un estallido de colores, flores, alegría su fe en la Virgen María, Nuestra Patrona, la Santísima Virgen de la Capilla. Y en este año 2013, declarado por S.S. Benedicto XVI: Año de la Fe, se cumple el 583 aniversario de la venida de la Virgen María a la ciudad de Jaén “para socorrer a nuestros mayores” como reza el himno-plegaria. Porque la llegada de la Santísima Virgen a Jaén, no puede quedar para nosotros en un hecho aislado, en una efemérides gozosa para recordar una vez al año o para celebrar los aniversarios más cualificados. De poco servirían esos fervores esporádicos, serían como fuegos artificiales que se mueren en la noche.
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Todos los hijos de Jaén, recibimos a nuestra Virgen de la Capilla, cada día, cuando hacemos de nuestra existencia un proyecto de vida en común, presidida por una inequívoca vocación trascendente, que supera las fronteras de los localismos, para colocar por encima de ella nuestro afán por conseguir un mundo mejor, más humano, más libre, con la libertad y la justicia de los hijos de Dios.
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Reflexionemos con las palabras de Benedicto XVI: “...escuchemos esta invitación como dirigida a cada uno de nosotros, para que nadie se vuelva perezoso en la fe. Ella es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros”. Sin duda para nosotros, una de esas maravillas es María, la mujer creyente, la primera creyen-
te, “bienaventurada por haber creído”; a la que el Papa encomienda los frutos de este año tan especial. En la Virgen de la Capilla, encontraremos eco jubiloso para nuestros triunfos y bálsamo y consuelo en nuestros fracasos y heridas. Basta con que nos acerquemos a sus plantas con la sencillez con que, de niños, rezábamos la salve con nuestra madre: “vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”... Sólo las ansias de poder, riquezas o placer pueden empañar la acogida a nuestra Virgen. Su presencia fue y debe ser una ofrenda diaria de paz, generosidad y solidaridad entre todos. La “Capilla” es el referente de todos los jiennenses. Ella nos une y nos da aliento. Nosotros debemos arraigar, fortalecer y extender esa unión propiciando una amistad abundante en bienes espirituales, culturales y solidarios. ¡Virgen de la Capilla! Nombre jaenero, sugeridor y sugerente. Nombre de madre, de hija, de esposa, de abuela...¡ Nombre bendito tantas veces en los labios de nuestras madres terrenas!. Estamos en un año propicio para transmitir a las futuras generaciones el legado que Ella vino a traernos y construyamos renovando cada día aquella devoción, aquella venida a la ciudad de Jaén, que con tanto fervor celebramos. ¡Virgen de la Capilla, Madre, reposar quiero en tus brazos hasta que en Dios despierte!.
Unidos a ti Familia Guzmán Mansilla
Tras mi paso por la Universidad de Granada e inicio de mi vida laboral, conocí a mi esposa Prado en tierras de Ciudad Real y ya hace más de quince años que residimos en Jaén. Desde nuestra llegada y por el mes de Junio acudíamos como muchos jienen-
ses a la ofrenda de flores a la Virgen de la Capilla y sobre todo a la procesión junto a nuestros hijos Juan Alfredo y José Luis. Cuánto me gustaba ver salir a la Virgen de San Ildefonso y entonar el himno a Jaén a su entrada al Templo. El tiempo va pasando y mis hijos en los primeros años se van haciendo mayores. Aún recuerdo la alegría que me produjo cuando Juan Alfredo allá por
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Cambileño de nacimiento, comencé mis estudios allá por los años 70 en el Colegio Santa María de la Capilla de Jaén.
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el mes de Noviembre de 2009 me dijo que sería el nuevo Fabricano de la Virgen de la Capilla, y como tras preguntarle cuáles eran sus funciones me explicaba con ilusión las ganas que tenía de hacer bien su trabajo. Durante varios años le vemos asistir a reuniones por la noche, a colaborar en la venta de lotería, a la limpieza, los cultos, a trabajar en la cruz solidaria para construcciones benéficas en países con auténtica necesidad y sobre todo a estar en un grupo humano de cofrades con valores morales para ayudar a los más necesitados. Nunca lo vimos quejarse por exceso de trabajo, ni por tener mucha responsabilidad, aun siendo un muchacho joven al que podían apetecerle también otras cosas por encima de atender a su Virgen y por hacer que se engrandeciese su fiesta y que brillase con más fuerza que nunca el 11 de Junio de cada año por las calles de Jaén. Qué emoción ver a nuestros hijos acompañando a la Virgen de la Capilla. La verdad es que también nosotros sin pensarlo nos hemos sentido hijos de Ella, hemos pasado de meros espectadores a parte integrante de una Cofradía que nos ha cautivado por su trabajo y dedicación , por su compañerismo y buen hacer y sobre todo por ser un grupo humano con el que puedes contar para las duras y para las maduras.
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A través de nuestros hijos la Virgen de la Capilla había entrado en nuestra casa.
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Cuánto ha confortado a nuestra familia el rezar a la Virgen en los malos momentos, en implorarle su ayuda y bendición y en rodearnos de un grupo de amigos que superpone los intereses generales a los particulares, que tiene junto con la devoción a la Virgen de la Capilla otros valores humanos de solidaridad, caridad y bien común, de los que tan necesitada está nuestra sociedad.
Qué alegría destinar parte de nuestro tiempo libre en compartir y trabajar por los demás, sentirnos útiles y a la vez remunerados sin percibir dinero alguno. Pronto llegará el mes de Junio y tras los cultos y rezos en su honor, como todos los años, asistiremos a la procesión de la Virgen de la Capilla, con traje, con mantilla o con chaqué, pero aun siendo su recorrido por los mismos lugares de costumbre nuestra familia lo sentirá y disfrutará de una forma diferente. Gracias por estar con nosotros.
A LA VIRGEN DE LA CAPILLA
El Amor que en Ti nació, la hermosura de su rostro, la palabra de vida, el Pan partido y repartido llega hasta mí gracias a Ti ¡Virgen de la Capilla! Cada amanecer es una mirada, un cantar, la sinfonía del amor que crepita, arde y devora en las raíces de la memoria, en los pensamientos y la voluntad para transformarse en sentimientos, viva fe, esperanza sin fin, amor fraterno. ¡Virgen de la Capilla! Señora y Madre de mi vida Gracias por todos y todo Tu presencia brilla y un sabor antiguo recrea una gama de amores que sacia el paladar, armoniza la vista, equilibra el oído y acaricia de fuera adentro las mimbres del ser, el alma del sentir, la voluntad de amar a esta ciudad singular.
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Manuel López Pegalajar Cofrade y Miembro de la Academia Bibliográfica Mariana “Virgen de la Capilla”
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PERSONAJES DEL EVANGELIO:
NICODEMO Enrique Caro Cruz Hermano Mayor
INTRODUCCIÓN
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De alguna de las personas que participaron en la Historia de la Salvación, apenas conocemos algo más que su nombre. Uno de esos personajes casi desconocidos, es Nicodemo. Sólo aparece en el cuarto Evangelio. San Juan completa con frecuencia los “silencios” de los otros tres Evangelios. Parece que cuando, ya anciano, se decidió a escribir el suyo, lo hizo con idea de ampliar muchos aspectos, algunos de gran profundidad como lo referente a la Eucaristía, otros no lo parecen tanto, pero los santos no escriben porque sí y menos aún si el soplo de la inspiración Divina empuja las plumas que forjaron la Sagrada Escritura.
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Nicodemo, hombre rico, culto, influyente, pertenece al Sanedrín. Aparece en la vida del Señor durante aquella noche de importantes revelaciones (nacer a nueva vida con el Bautismo) para después pasar desapercibido. Posiblemente por miedo, ya que recibió amenazas cuando volvieron al Sanedrín los guardias cuya misión había sido prenderle. Sólo al final se decide a acompañar a José de Arimatea y recoger el cuerpo del Maestro. Puede que por este largo tiempo de silencio, al principio, en los primeros momentos de soledad de los discípulos, días de miedo y desconcierto, con el Maestro muerto en el peor de los suplicios, estos primeros cristianos, pocos y asustados desconfiaran de él. Los tres primeros historiadores de Jesús: Mateo, Marcos y Lucas, no quisieron contarnos nada. Sólo Juan se decide, después de mucho tiempo, a rehabilitar su figura.
Nicodemo es un hombre normal, como tantos de nosotros, que conoce a Jesús y sabe que su palabra compromete, pero duda, se asusta, se oculta, se muestra reacio, aunque al final, quizá empujado por un alma amiga, la de José, da un paso importante y valiente. Sólo conocemos dos fragmentos de su vida y con esa base me aventuro a dar algunas pinceladas que completen su conocimiento.
NICODEMO Había dejado de temblar la tierra, apenas se había disipado la polvareda que levantó el velo del templo al rasgarse, todavía cubrían el cielo de Jerusalén densos nubarrones que daban la impresión de noche cerrada, todo estaba oscuro, pero más oscuridad había en el alma de Nicodemo. La enorme tristeza que sentía desde el día anterior, cuando supo que los soldados se habían llevado a Jesús, le iba cercando el corazón poco a poco, con una opresión que le impedía llorar y dar rienda suelta a la pena. El largo proceso que soportó Jesús esa noche, el martirio, la cruz infamante, todo se agolpaba en su mente. Mientras tanto, sus pasos y los de José de Arimatea resonaban en los cantos de las callejas de una Jerusalén desierta, que parecía querer ocultar en la negrura y el silencio, su horrendo crimen. Ese día, Nicodemo y José, dejaron de ser “prudentes”: vencieron su miedo, la “prudencia” que habitualmente usaron para seguir a Jesús sin comprometerse y se unieron para pedir el cuerpo del querido Maestro.
Tiempo atrás oyó hablar de Juan, un hombre austero que predicaba en el desierto y le seguía mucha gente. Estuvo de acuerdo con el Sanedrín cuando enviaron algunos a informarse de quién era. Volvieron diciendo que hablaba de otro más grande que él, que vendría pronto. Predicaba el arrepentimiento, como preparación a la venida de ese gran Profeta, y purificaba con agua. La expectación creció en el alma de Nicodemo. Conocía el destino de su pueblo, que: había sido elegido para mantener viva en el mundo la idea de un Mesías, de un Libertador. En el ambiente contemporáneo flotaba una sensación de inminencia, de cercanía a la plenitud de los tiempos, que él compartía. Un día vio al Nazareno y le escuchó. Cuando hablaba de las Escrituras, sus pa-labras trascendían el simple conocimiento de los textos. No explicaba detalles banales, no repetía “lo mismo pero de otra manera”. Mencionaba a un Padre que le había enviado para que transmitiese su doctrina, no relatos ni interpretaciones que no llevaban a nada. El pueblo se dividía al escucharle y muchos le seguían. Por eso, los de siempre, los que controlaban al pueblo sencillo, altivos e intransigentes, los que se creían
los únicos “portadores de la verdad y de la interpretación de las Escrituras”, tuvieron miedo de perder al pueblo y con ello sus prebendas. Enviaron alguaciles para prenderle. Cuando volvieron sin Él ante el Sanedrín, pudo presenciar la furia, la ira, conque los sacerdotes recibieron la sencilla repuesta de los enviados: “jamás hombre alguno habló como éste”. No pudo más y tuvo que intervenir, “¿condena la ley a nadie sin haberle escuchado?”. Le sorprendieron las veladas amenazas que le dirigieron: “¿Acaso algún magistrado o fariseo ha creído en Él? ¿Tú también eres galileo?”. Sintió miedo y decidió dejar pasar el tiempo. Lo seguiría desde lejos. Aún recordaba los latidos de su corazón el día que presenció aquel hecho inexplicable durante uno de sus viajes a Galilea. Eran muchos los reunidos en una pequeña casa para escuchar al Maestro; él, Nicodemo, como siempre en un discreto rincón. Una buena gente descolgó por el techo la camilla de un impedido, el Nazareno lo miró con ternura y le ordenó levantarse. Al mismo tiempo le aseguró que “sus pecados quedaban perdonados”. No fue una blasfemia, como quisieron ver los malintencionados, fue algo cierto, algo que procede de quien es Señor de la salud de alma y cuerpo. Las cosas no podían seguir así, sabía que estaba perdiendo el tiempo, la vida y quizá el alma. Empezó a pensar en un encuentro con Él. Los que acompañaban al Maestro desconfiaban, pero al final lo consiguió. El Señor tomó la iniciativa y permitió que por el temor de Nicodemo al Sanedrín, la cita fuese nocturna, en la casa. La noche era agradable, la brisa esparcía mil fragancias en el patio de su hogar, que distraían la impaciencia. De pronto lo vio en el quicio de la puerta, alto, pelo largo, el rostro hermoso, barba poblada, porte sencillo y a la vez majestuoso, marcha pausada y firme. La voz cálida, profunda, segura, acompañada por una mirada procedente de unos ojos que cautivaban. Venía a buscarlo a él, no podía desperdiciar esa ocasión. Se dirigió a Jesús con respeto: “Rabbí, nadie puede hacer esos milagros si Dios no está con él”. El Maestro
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Nicodemo, siempre se había esforzado por conocer a fondo la Palabra de Dios, más aún perteneciendo al Sanedrín. Los Sagrados Textos le eran familiares y participaba en las largas discusiones con que los fariseos trataban de descifrar lo que Dios había querido transmitirles en esos escritos. Con frecuencia se desesperaba pensando que se perdían en detalles inútiles, interpretaciones cultas, pero vacías, difuminando el auténtico sentido del mensaje y, en el fondo de su corazón, seguía anidando un desasosiego que no terminaba de explicarse. Tenía por cierto que Jehová hablaba por sus profetas, pero ¿donde estaba Él?, ¿dónde estaba Jehová mismo? Quería conocerlo más a fondo, quería... (¿sería posible?), notar más palpablemente su presencia. Sabía que no era habitual entre los judíos tal pretensión y que eso (querer conocer a Dios) rondaba la blasfemia, pero él no se veía blasfemo por esa ilusión, que le nacía desde el amor a un Dios al que sentía a la vez cercano y lejano.
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no contestó directamente y siguió: “quien no naciere de nuevo, no podrá entrar en el reino de Dios”. Nicodemo se desconcertó: “¿había que volver a entrar en el seno materno?”. No era eso lo que quiso decirle el Señor: “quien no naciere del agua y del Espíritu...”. Recordó el rito que hacía el hombre del desierto, Juan, con agua purificadora, pero seguía si ver del todo claro. Siguió preguntando: “¿cómo puede ser eso?”. No se sintió ofendido por la respuesta: “¿no lo sabes siendo maestro de Israel?”. No, no lo sabía, necesitaba aprender: nacer de nuevo, despojarse de la sabiduría terrena, hacerse como un niño, nacer a la Palabra, dejarse guiar por el Espíritu de Dios. Perdió la noción del tiempo absorto en lo que oía. Cosas más o menos conocidas, le sonaron distintas en los labios de Jesús: el Cielo, el Hijo del hombre, el amor de Dios que nos envió a su Hijo. No entendió la alusión que hizo el Maestro a “la serpiente que Moisés levantó en el desierto”, para curación de los israelitas mordidos por los reptiles, tampoco acababa de entender lo del “agua para nacer de nuevo”. Algo quiso decir Jesús con eso, pero no le importó de momento, sabía que no debía interrumpir más, sólo escuchar y abrir humildemente el corazón.
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La aurora iba tiñendo de azules y rojos el negro de la noche. Cuando los primeros rayos doraron las torres del templo, le pareció que reflejaban la nueva luz de su alma. El día era de otro color, más diáfano. Supo que Dios había venido a su encuentro y ya no era él quien tenía que buscar, que indagar; lo habían buscado a él. Desde entonces siguió a Jesús en la distancia. Se horrorizó cuando supo de la triste noche en que lo prendieron. Sólo fue ayer y parecía una eternidad, En el huerto, entre olivos, los “suyos”, sus compañeros del Sanedrín, consiguieron finalmente su propósito. Sólo con treinta monedas y la avaricia de un alma traidora, bastaron para prenderle. No se había defendido, se entregó mansamente y reprendió a uno de los que iban con Él que usó la espada contra un soldado.
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Una pequeña gota, una lágrima, hizo brillar la luna en los cantos de la calleja. Se dio cuenta que por fin estaba llorando, como José, silencioso a su lado. Se acercaban a la casa del gobernador romano.
Era inusual el enorme trajín, el ir y venir de gente y soldados. No pensaron en volverse atrás, ya estaban decididos y entraron. Uno de los soldados pasó rápido a su lado llevando una túnica ensangrentada que Nicodemo reconoció, era la de Jesús, y sintió una punzada en su interior. Algunos del Sanedrín también pululaban por allí y lo miraron con fijeza, entre extrañados y amenazantes. Esta vez no le intimidaron, continuó con decisión a lo que iba con José. La entrevista con el Gobernador fue corta. Pilatos sumamente nervioso, quería desembarazarse pronto del cuerpo del Reo. Sólo podía traerle problemas que quizá minaran su posición. Había querido quitarse de en medio en el proceso, aunque reconocía que el Reo era justo. No quiso involucrarse en el problema y se había lavado las manos, con un gesto que ha quedado para la posteridad como el del poderoso que no quiere comprometer su posición con decisiones difíciles. Pero su esposa estaba allí para recordarle que con tal actitud, no había obrado bien. El Procurador, dio enseguida autorización. La subida hacia el montículo fue lenta, recorriendo los lugares que en la mañana vieron pasar al Maestro. Quedaba muy poca gente arriba, con el Señor, apenas algunas mujeres, valientes como siempre, y aquel muchacho que acompañaba a la Madre. Cuando miró arriba y vio la Cruz erguida entre las sombras, entendió la analogía de “la serpiente levantada” en el desierto para curación del pueblo, y se asombró al comprender que Jesús conocía su propio destino, que sabía que acabaría “levantado”, a la vista de todos, en el madero redentor. La cabeza del Señor descansaba mansamente, destacando en el rostro una profunda sensación de paz, no acorde con la dureza del suplicio. Fue difícil desprender los clavos y bajar el cuerpo. Lo entregaron a su Madre y en su regazo descansó mientras ellos preparaban la mortaja. Muy despacio, la Señora fue desprendiendo la enorme corona clavada en la cabeza, depositó un beso en la frente de su Hijo, acercó a su corazón de Madre las manos que se habían manchado con la Sangre redentora y los dejó hacer su trabajo. No había tiempo para mucho, los impelía la proximidad del sábado. Untaron el cuerpo con los
la rigidez del precepto del descanso, no habían terminado de limpiar el cuerpo. El ruido de la losa del sepulcro al cerrarse, golpeó su corazón. Allí quedaba el Hombre de su vida, sólo, sin amigos, custodiado como malhechor por los guardias del Sanedrín. ¿Habría sido en vano? Se volvió y vio una luz de esperanza en los ojos de la Madre, que le hizo entender que aquello no era el fin. Pero no podía más, estaba agotado y emprendió el regreso hacia su casa. El patio, el olor de los jazmines, la brisa, todo le recordó aquella noche cercana y lejana a la vez. Volvió a escuchar las palabras: “nacer de nuevo” y comprendió que, efectivamente, no había sido el fin, quedaba mucho por hacer.
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perfumes que él, Nicodemo, había traído. Rodearon cuidadosamente el cuerpo con una larga sábana del mejor lino y, mientras colocaban unas pequeñas monedas, unos leptones, que cerraran los ojos de Jesús, pudo ver algunos de los crueles detalles del trabajo de los verdugos. Mechones de pelo arrancados, los párpados hinchados por los golpes, la nariz rota por el cartílago, en una de las caídas bajo el peso del madero, la espalda indescriptiblemente surcada por los flagelos, las rodillas descarnadas, la lanzada en el costado... Envolvieron el mentón con un sudario, que recogiese la sangre derramada y emprendieron el camino hacia el sepulcro propiedad de José. Lo dejaron cuidadosamente, pensando en volver después del sábado para completar el trabajo inacabado. Por
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Unas Sevillanas en honor a la Santísima Virgen de la Capilla
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Enrique Caro Cruz Hermano Mayor
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Domingo Echevarría, cordobés aficionado al cante y experto en tauromaquia estuvo destinado durante más de dos décadas al Instituto de Educación Secundaria Obulco de Porcuna, donde además de grandes amistades se nutrió de las costumbres y tradiciones de Jaén y su provincia. Fue en esa época donde compuso distintas letras dedicadas a las advocaciones marianas más relevantes de la provincia: La Virgen de la Alharilla, La Virgen de la Cabeza, La Virgen de la Capilla y también la venerada Santa
Ana. A continuación, con unas pequeñas pinceladas se explica cómo nace esa sevillana dedicada a la Patrona de Jaén, Nuestra Señora de la Capilla, texto extraído de Pepe Toscano. Decano del periodismo taurino cordobés. Las cualidades personales, artísticas y poéticas de Domingo Echevarrían, encuentran profunda inspiración, fruto que se ve reflejado en su obra literaria “Alharilla en mis Coplas”, un compendio de poe-
a mi pueblo” (1987) y “Seguimos Cantando” (1988), junto al intérprete local José Cobo Alba, y “Buenos recuerdos” (1989), realizada junto al cordobés José Luis Castejón “Josefo”. Dentro del trabajo “Seguimos cantando”, se incluía igualmente en su libro “Alharilla en mis Coplas”, dedicó una sevillana, con letra y música, a nuestra patrona la Virgen de la Capilla. De la que extraemos su partitura.
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mas flamencos y romeros, dedicados a las fiestas de nuestra comarca, donde recuerda sus vivencias con los Hermanos Mayores de la Virgen de Alharilla de aquellos años y otras personas relevantes por distintas actividades, con las que Domingo compartió muchos momentos que le inspiraron la música y la poesía que desarrolla, tanto en la ya citada obra “Alharilla en mis Coplas”, allá por el año 2000, y auspiciada por la Caja de Jaén, como en las tres grabaciones discográficas que la precedieron: “Sevillanas
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60 aniversario de la reconoraci贸n de la sant铆sima virgen de la capilla. 1953
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