Mapudungun La tierra habla POR_ María Isabel Lara Millapan, doctora en Didáctica de la Lengua y Literatura, profesora del Campus Villarrica de la UC. Investigadora asociada del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas CIIR | mlaraa@uc.cl
“En mi misma tierra parecen extrañas mis palabras Parece extraño mi nombre y parece extraño tu nombre”. El mapudungun es una lengua milenaria y propia de esta tierra, sin embargo, cuando pronunciamos sus palabras, parecen nuevas y extrañas frente a un porcentaje importante de la sociedad chilena. Es preciso, entonces, comprender que lo normal de una sociedad es reconocer su pluralidad cultural y lingüística y mirarnos con horizontalidad.
Celebración de un We tripantu en el campus Villarrica.
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La historia y la memoria tendrán que abrazarse para reconocerse y reconocernos. El mapudungun es de aquí, vive aquí, es el habla de la tierra y es la tierra que habla a través de los árboles más antiguos que reclaman su existencia. La naturaleza siempre nos invita a contemplarla y contemplarnos. Hablan las aves, el agua, el viento. Así se expresa en el mundo mapuche, así nos enseñaron abuelos y abuelas. La tierra es más que el espacio físico: la tierra es la que nos hace
ser y sentirnos enraizados. Respiramos nuestra identidad. Junto a la tierra vive nuestra lengua, el mapudungun, para decir lo que pensamos, soñamos y sentimos, con amor y dolor al mismo tiempo, en equilibrio. Así ha sido gran parte de nuestra historia, luchando frente al exterminio, a la negación y a la asimilación cultural. Es preciso validarnos entre seres humanos y reconocer los infinitos saberes de los pueblos originarios. La humanidad se engrandece cuando se distancia de los prejuicios y observa cuánto puede aprender del otro. La lengua es un elemento poderoso de aprendizaje, pues ella es la que vehicula los saberes de la cultura de pertenencia; por eso existen las lenguas y por eso las traducciones literales no se observan. Cada palabra es un mensaje cargado de emociones. En el mapudungun hay diversos ejemplos. Tenemos nuestro saludo, mari mari, que significa “la unión de mis diez hermanos con tus diez hermanos”. La palabra pewkayal, que utilizamos para despedirnos, se describe como “otra vez nos volveremos a encontrar”. La palabra peñi se interpreta como “me encontré a mí mismo o me encontré con otro igual a mí”. Para preguntar “¿Cómo estás?” decimos chumleymi am, lo que se interpreta como “¿Cómo está tu espíritu?”. Nos interesa, en definitiva, la profundidad del ser humano. Frente a lo anterior, en el mapudungun, como en todas las lenguas del mundo, existen los planos instrumentales de la