Revista Universitaria nº161

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MIRAMUNDO

La imaginaciรณn del filรณsofo Juan Arnau ARGUMENTO

Los pueblos originarios en el debate constitucional ARTE FRESCO

La pandemia en lo cotidiano

?

DOSSIER

Cuรกnto

ESTADO para el

?

Bienestar



editorial

Luces y sombras del Estado de Bienestar El bienestar de la población ha sido en los últimos meses un tema que ha estado sobre la mesa. La crisis social evidenciada con las demandas que con fuerza se levantaron en octubre de 2019, y luego, la crisis sanitaria producida por el covid-19, nos han encaminado a una reflexión sobre la función social que le compete al Estado en la provisión de ciertos servicios a la población como son educación, seguridad social y salud, entre otros, garantizando que no estén sujetos a la capacidad de pago de las personas. ¿Cómo es el país que anhelamos? ¿cómo y quién debe atender las demandas básicas de los ciudadanos? ¿cómo financiamos las políticas que respondan a estas necesidades mínimas de dignidad? Estas son solo algunas de las preguntas que nos hemos planteado. La pandemia nos ha hecho reencontrarnos con nuestras familias, reevaluar nuestras prioridades y querer avanzar con una mirada más humanizadora, donde idealmente todos cuenten con las condiciones mínimas de dignidad. En este nuevo número de Revista Universitaria hemos querido analizar en qué consistió el modelo del Estado de Bienestar, sus luces y sombras en Chile. Desde nuestro rol público creemos que es nuestro deber contribuir al debate que se está dando en el país, de cara a un proceso constituyente, respecto de la sociedad que queremos construir hacia adelante. De allí que abordamos el modelo desde diferentes perspectivas. Es así como Osvaldo Larrañaga, economista y director de la Escuela de Gobierno, trata el tema del Estado proveedor y su financiamiento en el Chile actual. Desde una mirada distinta, como es ¿Cómo es el país que la del Evangelio, Samuel Fernández, sacerdote y académico de la Facultad de Teología, analiza anhelamos? ¿cómo y quién debe a lo largo de la historia de la Iglesia la búsqueda de un orden social-cristiano, orientado a la construcción de una sociedad más humana. atender las demandas básicas Por su parte, Olof Page, decano de la Facultad de Filosofía, analiza desde la perspectiva de moral las bases que han de sustentar las políticas públicas y su implementación. Con una de los ciudadanos? ¿cómo lamirada histórica, el profesor del Instituto de Historia y de la Facultad de Educación, Rodrigo financiamos las políticas que Henríquez, examina la experiencia del Estado de Bienestar en Chile y cómo hoy, de cara a un constituyente, se hace indispensable reflexionar en torno al bien común, la justicia y respondan a estas necesidades proceso el país que queremos. Finalmente, Francisca Rengifo, profesora de la Escuela de Gobierno de mínimas de dignidad? Estas son la Universidad Adolfo Ibáñez, nos presenta una reflexión en torno al alcance o los límites del Estado en cuanto a la seguridad social. solo algunas de las preguntas En nuestras secciones permanentes los invitamos a conocer más en profundidad al filósofo que nos hemos planteado. español Juan Arnau y su último libro Historia de la imaginación; a la arquitecta y paisajista Esmée Cromie y su pionero acercamiento a la ecología y el medio ambiente. También se presenta la experiencia de LAV UC, el Laboratorio de Antropología Visual que busca promover una mejor comprensión del nuestro entorno y la realidad que nos ha tocado vivir durante el último año; y en el marco del proceso constituyente, se incluye una interesante reflexión sobre el reconocimiento de los pueblos originarios. Espero que, junto con disfrutar la lectura de este dossier, encuentren en su contenido una invitación a la conversación y la reflexión.

Ignacio Sánchez DÍAZ Rector


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www.uc.cl/es/revista-universitaria

Comité editorial

María Elena Boisier Pons Alejandro Carrasco Rozas Luis Hernán Errázuriz Larraín Francisco Gallego Yáñez Ignacio Irarrázaval Llona Eliana Rozas Ortúzar

Vicerrectora de Comunicaciones Magdalena Amenábar Folch

Directora de Comunicaciones Verónica Guarda Poblete

Director Revista Universitaria Miguel Laborde Duronea

Directora creativa Soledad Hola Jacob

Editora general

Daniela Farías Gontupil

Asesora de contenidos

contenidos

Carolina Loyola Estay

Periodistas

Ana Callejas Bustos Marcela Guzmán Acevedo

Colaboración periodística Paulina Valenzuela Gerlach Carlos Reyes Barría

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Juan Arnau: “Es hora de una cultura de la empatía”

Diseño

POR MIGUEL LABORDE

Fernanda Ulloa Budinich María Inés Vargas de la Paz

Astrofísico decepcionado del pensamiento mecanicista, el español Arnau derivó a la filosofía. Su pensamiento releva el asombro, la intuición y la confianza. Su último libro, exitoso en críticas y lectoría, es Historia de la imaginación.

Ilustración

Catalina Fuentes Cano

Gestión y producción Magdalena Cobo Valdivieso

Fotografía

César Cortés Dellepiane Karina Fuenzalida Barraza Sebastián Utreras Lizana

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Corrección de textos Rodrigo Andrade Álvarez

Redacción

Casa Central, Av. Libertador Bernardo O’Higgins 340, Piso 3 Santiago, Chile Teléfono: 22354 2777 Email: runiversitaria@uc.cl

Venta publicidad

Dirección de Desarrollo Teléfono: 22354 6528

Impresión A Impresores

Las opiniones vertidas en los artículos no representan forzosamente el pensamiento de la Pontificia Universidad Católica de Chile o de la Revista Universitaria y son responsabilidad exclusiva de sus autores / ISSN 0250-3670 / ©Pontificia Universidad Católica de Chile, 1996|Prohibida su reproducción / Revista Universitaria es citada: ULRICH, International Periodicals Directory /

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24 Pilar Ducci:

“El circo es un espejo de la sociedad” POR CARLOS REYES

Aunque es científica de origen, el haber vivido en distintos países la llevó a dedicarse a investigar y difundir aspectos culturales de Chile, entre ellos, el peculiar mundo del circo que la llevó a ser coautora del libro Años de Circo. Historia de la actividad circense en Chile.

30 ARTE FRESCO

La coexistencia pacífica de las culturas

Leer el contexto: la pandemia en lo cotidiano

POR FERNANDO PAIRICAN

POR MAJORIE MURRAY Y PEDRO MEGE

De cara al proceso constituyente y en relación con los pueblos originarios –en especial en torno a la compleja situación en la Araucanía–, el autor aborda la necesidad de crear mecanismos que permitan iniciar una etapa nueva en las relaciones interculturales en nuestro país.

El profundo contraste de las dos crisis recientes, el estallido social en las calles y la situación sanitaria del covid-19 que llevó a la población a salir de ellas y replegarse en el espacio privado, fue el origen de este registro visual y antropológico con carácter de documento histórico, realizado por el Laboratorio de Antropología Visual (LAV UC), abierto al público como plataforma web.

SELLO DE ORIGEN

Víctor Bustos y su lucha contra el Alzheimer: Al rescate de los recuerdos POR ANA CALLEJAS

Bioquímico de la UC, oriundo de Ñuble, donde vivió una infancia que incluyó jugar a hacer experimentos. Hoy se encuentra en la Universidad de Rockefeller en Nueva York, como investigador de primera línea en el estudio del Alzheimer, enfermedad degenerativa cuya causa aún se desconoce.

36 PROTAGÓNICAS(OS)

Esmée Cromie: La emoción en el paisaje POR GONZALO SCHMEISSER

Pionera en América Latina, esta arquitecta y paisajista inglesa comenzó a enseñar su disciplina con criterios ambientales en los años 60, dejando su huella en la Escuela de Arquitectura de la UC.


40 DOSSIER ESTADO DE BIENESTAR

¿Cuánto Estado para el Bienestar? La arquitectura de la justicia social POR OLOF PAGE

La vulnerabilidad humana y, por ello, la necesidad de satisfacer ciertos mínimos para sostener un proyecto de vida, impulsa a las sociedades a promover acciones correctivas por respeto a la dignidad de las personas.

En busca de la equidad POR OSVALDO LARRAÑAGA

Las sociedades persiguen en el Estado de Bienestar –de tipo liberal como en los países anglosajones o socialdemócrata como en los nórdicos– un medio para que las personas no tengan privaciones en dimensiones esenciales, y para que las relaciones entre los actores económicos sean equitativas. Un ideal que, en países como Chile, por la estrechez fiscal y reducción de recursos como secuela de la pandemia, se hará más difícil.

El anclaje histórico de la desigualdad POR FRANCISCA RENGIFO

La pregunta sobre cuál tipo de Estado y cuánto debiera intervenir para garantizar derechos sociales, los que también están redefiniéndose, es una cuestión central a nuestra democracia, tanto la que hemos construido como la que deseamos. Chile, a lo largo de un siglo –desde 1920–, ya tiene una trayectoria en relación con los alcances o límites del Estado.

Chile: la fragilidad del modelo de bienestar POR RODRIGO HENRÍQUEZ

Frágil ha sido nuestra experiencia de Estado de Bienestar, una construcción de políticas que, en sintonía con la ampliación de derechos sociales, intentó reaccionar con estrategias como sucediera con la alimentación y una adecuada nutrición de la población, en la primera mitad del siglo XX.

El Reino, ¿en la Tierra? POR SAMUEL FERNÁNDEZ

La angustia por lograr la plenitud en esta Tierra o esperarla en la vida venidera, ha acompañado al cristianismo desde sus inicios. En los siglos recientes surgió el ideal del orden socialcristiano, no solo para los cristianos, lo que culmina con la reciente encíclica Frattelli Tutti, publicada por el Papa Francisco, que nos invita a la “fraternidad y la amistad social”.

76 EL LIBRO QUE ME MARCÓ

Romper la inercia del pasado POR ROSA WALKER

Este libro nos traslada a la historia de un vagabundo de las orillas del Sena, con la mente sumida en las tinieblas del alcohol, quien nos relata sus últimos días. Es la novela La leyenda del Santo Bebedor, de Joseph Roth.

77 RESEÑAS

Una muestra de títulos destacados en literatura en el país.

78 TRASTIENDA

La escena que captura un momento relevante detrás del acontecer del país, la UC y cada edición de Revista Universitaria. COLUMNISTAS

En esta edición se incluyen columnas de Patricio Fernández, Daniel Miranda y Carolina Loyola.

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Si tienes interés en colaborar en la revista o proponer algún tema, todas las opiniones son bienvenidas en el mail runiversitaria@uc.cl Revista Universitaria disponible en

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FotografĂ­a Archivo Juan Arnau


miramundo

JUAN ARNAU:

“Es hora de una

cultura de la

Este astrofísico y reconocido pensador español concita atención. No aceptó el universo mecanicista que le ofrecieron, donde la conciencia humana es un mero accidente. Derivó en la filosofía. Una donde el asombro, la imaginación y la confianza son esenciales. Por MIGUEL LABORDE

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ijo de una familia que pasaba sus vacaciones en una cabaña de montaña en Teruel, fue un niño deslumbrado con la bóveda estrellada y, a la hora de escoger su camino, estudió Astrofísica. Al final, decepcionado, se buscó otro destino. Lector de novelas de aventuras –Joseph Conrad, Herman Melville–, después de titularse anduvo un año y medio en un velero por el Mediterráneo, el Caribe y el Atlántico. Tras decidir alejarse del racionalismo europeo, estudió filosofía en la India y en México, para luego volver a Europa y comenzar a publicar libros muy celebrados, como Manual de filosofía portátil, Elogio del asombro y La invención de la libertad, en el que rinde homenaje a tres pensadores que no se sometieron a la dictadura de lo racional: William James, Henri Bergson y Alfred Whitehead. En España es reconocido como un pensador integral, cuyo mundo se parece al común, donde la espontaneidad, la simpatía y la imaginación son importantes; y la creatividad, la empatía y la confianza son medios para acceder al conocimiento.

—Usted ha hablado de “la sociedad de la distracción”. ¿Es optimista a pesar de que las plataformas tecnológicas no dejen de crecer y nos saturen? —Bueno, siempre que hay un imperio, surge una resistencia. Creo que somos muchos a los que no nos gusta llevar a PACA –Pantalla Autoiluminada Captadora de Atención–, que es como llamo a este pequeño invasor, táctil y luminoso, desde el que se escuchan voces. La imaginación creativa disminuye proporcionalmente a la avalancha de imágenes que recibimos, vivimos la imaginación de forma pasiva, y esto es desastroso para la psique que así no tiene tiempo de resolver sus propias inquietudes. —En su Manual de filosofía portátil destaca lo mucho que viajaron Platón, Tomás de Aquino, Montaigne. ¿Considera que el tiempo para estar consigo y el de asomarse a otras culturas son necesarios para sentir el mundo? —La búsqueda de aventuras es la búsqueda de los propios límites. Cuando estos ya son muy reconocibles, uno deja de buscarlos. Es una manera de ir conociéndose, un poco más cansadora quizás, y una forma estupenda de hacer amigos. Conservo los de entonces y aunque no nos vemos mucho, nos vigilamos desde la distancia. El mar es, además, un medio muy educativo, te enseña muy rápido a distinguir lo necesario de lo inútil.

“La civilización occidental ha recorrido un largo camino hasta separarse de la naturaleza (...). Ahora esta ha quedado reducida a ser una escenografía. Un agonizante ‘parque temático utilitario’”, afirma Arnau. la huella hindú. “Viajar a la India es como ir al pasado. Ciertos rincones de ese país tienen la virtud de ofrecer el paisaje de la Antigüedad, y no hablo de arquitecturas sino de formas de vida y pensamiento. En ese sentido, nos ayuda a saber de dónde venimos y si hemos perdido algo en el trayecto”, opina el filósofo.

Fotografía Reuters

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Fotografía filósofo Nagarjuna, Himalayan Art Resources


“No deja de ser curioso que el genio y la imaginación de Einstein, que abrieron las puertas a la física cuántica, no pudieran aceptar una de sus consecuencias: el universo abierto, que las leyes del mundo puedan cambiar”, opina el filósofo.

Fotografía Nebulosa de la Tarántula, European Southern Observatory

—¿Qué le llevó a la India? —La verdad es que no sé de dónde vino mi atracción por la India, quizás de los cuentos del Premio Nobel Tagore que mi madre me leía a orillas del río Turia. El caso es que tenía muy claro que acabaría viajando a la India, aunque no era hippie, no bebía té ni hacía yoga, prefería el whisky o la cerveza. Tuve la suerte de que Víctor Erice me escribiera una carta de recomendación y me dieron una beca para estudiar las películas de Calcuta, las llamadas Art movies. En la India viajé mucho, descubrí un país alucinante y antiguo, donde la modernidad parecía no haber llegado, era como visitar otro planeta. Empecé a investigar su cultura y filosofía en la Universidad de Benarés, allí conocí al sanscritista Óscar Pujol. Muchos paseos y conversaciones me decidieron a profundizar en el tema. Viajar a la India es como ir al pasado. Ciertos rincones de ese país tienen la virtud de ofrecer el paisaje de la Antigüedad, y no hablo de arquitecturas sino de formas de vida y pensamiento. En ese sentido, nos ayuda a saber de dónde venimos y si hemos perdido algo en el trayecto. A mi regreso solicité una beca para hacer un doctorado en indología en el Colegio de México, y me fui para allá a estudiar sánscrito y el pensamiento de brahmanes y budistas. En los noventa, para conocer la India en España había que irse a América, algo parecido a lo que hizo Colón. —Usted es filósofo, ¿por qué estudió Astrofísica? —De niño veraneaba en Rubielos de Mora, un pueblo de Teruel. Mis padres habían construido una casa de montaña alejada del pueblo y el cielo nocturno ofrecía un contraste excepcional. A veces subía unas mantas al tejado y dormía bajo las estrellas. Esa “atracción” fue la que decidió por mí. Al principio fue apasionante. Me interesaban la cosmología, el origen del universo y la vida de las estrellas que nacen, crecen, se reproducen y mueren, se comportan como seres vivos y esa idea me fascinaba. ¡Por algo

habían sido los domicilios simbólicos de la antigüedad! Pueden devorarse amorosamente o convivir pacíficamente durante mucho tiempo y morir emitiendo un destello de luz. La carrera era dura y exigía grandes conocimientos de análisis matemático, álgebra y geometría, eso ya no era tan divertido. Cuando terminé no me acabó de convencer, el universo parecía un lugar frío y desafecto, donde la vida y la conciencia no era más que un accidente.

Imaginar el futuro Bien recibido en el mundo de los humanistas, obtuvo el Premio de la Crítica Valenciana y fue finalista del Premio Nacional de Ensayo por su hoy célebre Manual de filosofía portátil. En su último libro, Historia de la imaginación (Espasa, 2020), apunta a un problema del pensamiento occidental que le parece grave: dejar de lado la imaginación, a la que considera indispensable para tener una mirada capaz de abordar un tema con todas sus relaciones y vínculos, y así superar el racionalismo que pretendió explicarlo todo, dejando fuera lo misterioso del mundo. —En ese libro dice que el destino del mundo dependerá de cómo seamos capaces de imaginarlo, y luego, de crearlo; ¿le preocupa el futuro? —Einstein, como todos aquellos que se han formado en las matemáticas, postulaba que había unas leyes inmutables de la naturaleza, afirmación que siguen la mayoría de los físicos. Creía en un universo en evolución donde todo cambia, pero donde algo permanecía igual: unas leyes escritas en un lenguaje simbólico y que habitaban, por así decirlo, un cielo matemático. No deja de ser curioso que el genio y la imaginación de Einstein, que abrieron las puertas a la física cuántica, no pudieran aceptar una de sus consecuencias: el universo abierto, que las leyes del mundo puedan cambiar, una evolución radical en la que ese dios simbólico no está hecho, sino 9


extensa bibliografía. Tras decidir alejarse del racionalismo europeo, estudió filosofía en la India y en México, para luego volver a Europa y comenzar a publicar libros muy destacados por la crítica. Fotografía Archivo Juan Arnau

“El mundo perfecto es la gran memez. No sabemos vivir en el paraíso. Fuimos una vez expulsados de él y no es un lugar que nos convenga. La vida es imperfecta, contradictoria”, opina Juan Arnau. que se va haciendo a medida que se hacen sus criaturas. Einstein prefería un mundo acabado, donde la partida ya estaba jugada, aunque no conociéramos su desenlace (solo Dios lo sabía). El filósofo Nagarjuna lo decía de un modo elocuente: “el padre hace al hijo tanto como el hijo al padre”. Esa participación radical es la que me interesa y a ella está dedicada la Historia de la imaginación, donde se apuesta por una imaginación activa y participativa que ayuda a construir mundo, a hacer mundo. —¿Cree usted que la especialización científica, con todos sus logros, tiene sus días contados? —Ella es una consecuencia de la especialización del trabajo y del conocimiento que se produjo tras la revolución científica e industrial. Hoy día, y esta es una cuestión de máxima importancia, el mundo libra una batalla latente entre tecnócratas y humanistas. Los primeros detentan el poder de lo cuantitativo, los números que rigen la economía y la riqueza de las sociedades, y creen tener ganada la batalla a los humanistas, cuya ingenuidad aboga por lo cualitativo y lo creativo. Pero en el fondo del motor interno del aparato financiero, ese que hoy devora la economía real, en su raíz más profunda no encontramos los algoritmos de los ordenadores que controlan los mercados bursátiles, sino pasiones como la codicia o la envidia. Y sobre estas los tecnócratas apenas saben 10 revista universitaria

nada, solo se dejan arrastrar. En ellas son los humanistas los expertos, de modo que los problemas generados por un mundo en brazos de la técnica solo podrán resolverse mediante el humanismo. —Al final de su libro menciona a los algoritmos como un pensar mecanicista que podría tener consecuencias catastróficas: ¿A qué se refiere? —En algunas disciplinas científicas, no solo el análisis de datos se deja en manos de los algoritmos, también su interpretación. Pero ellos no son neutrales, fueron creados por un programador que tiene una visión del mundo, generalmente mecanicista o cuantitativa, y esto supone un alejamiento completo de la naturaleza. La civilización occidental ha recorrido un largo camino hasta separarse de la naturaleza. Al principio, es el cristianismo el que la despoja de su valor sagrado; después el pensamiento cartesiano la reduce a una cosa inanimada; la revolución industrial exhorta su conquista y explotación indiscriminada; y ahora ha quedado reducida a ser una escenografía. Un agonizante “parque temático utilitario”. —En la Toledo de tiempos del Obispo Raimundo (año 1126) confluyeron lo cristiano, lo hebraico y lo árabe, con lo que se logró –en tolerancia– traspasar el mundo antiguo e inaugurar el europeo. ¿Nos hemos alejado unas culturas de otras? —Alguien dijo que quien no conoce una lengua extranjera no conoce la suya propia. Salir permite ver las cosas desde fuera. En mi primera estancia en India no dejé de pensar en la impronta del cristianismo en el pensamiento europeo (marxismo y positivismo). Nunca me había


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alejado de esa esfera de influencia y el desplazamiento me permitió ver por primera vez nuestra civilización (ese cruce de helenismo y judaísmo), por fuera. Desde entonces he vivido en Asia, América y Europa, y he pasado largas temporadas en África. Todas esas experiencias te arrojan a lo que yo llamo el “vértigo antropológico” y se corre el riesgo de no saber dónde se encuentra uno. Pero la Ilustración europea, que fue una Ilustración de salón, de gente muy poco viajada, derivó en el colonialismo y en el modelo que hoy quieren imponer el capital y las grandes corporaciones. En este sentido, los países con un pasado indígena vivo, como Chile, no tienen una perspectiva de la historia tan uniformada. —Usted se ha referido al impulso a la modernidad que significó la aparición de América; esa apertura contrasta con la destrucción de monumentos a los conquistadores. ¿Ha fallado España en ofrecer narrativas? —Cualquier persona bien informada sabe que se hicieron barbaridades, pero también se exportaron valores y formas de vida sin los cuales Latinoamérica no sería lo que es hoy. No podemos juzgar el pasado con las premisas del presente. Sería como pedir a italianos y griegos que pidieran perdón por las conquistas de César o Alejandro. El español fue el primer imperio moderno y sufrió embates que no recibieron otros imperios. —Es muy hermoso lo que cita del poeta Novalis, sobre la necesidad de “una ciencia que dé cuenta de las operaciones del espíritu”. —Si algo podemos aprender de la historia del pensamiento es que la solución al enigma del mundo no puede ser simbólica, una frase o un conjunto de frases, como tampoco una ecuación o un conjunto de ellas. Como decía David Bohm, las teorías son ventanas o no son nada. La pregunta filosófica por excelencia es: ¿En qué cultura mental debo ejercitarme para llevar una vida plena y sana? En este sentido muchos planteamientos científicos, sobre todo de las neurociencias, no ayudan.

—Hay que tener cuidado con lo que soñamos, pues podría hacerse realidad. Conviene desconfiar de estos grandes proyectos, de la solución total, tan americana. Hay que ir viviendo y avanzando, penetrando cada vez más en el sentir de la vida y el pensamiento, de un modo discreto, casi diría que íntimo. Todo lo demás es propaganda. Hemos abusado de la filosofía crítica, es hora de una cultura de la empatía, de ver con los ojos de otro, de congeniar. La filosofía debería ser un arte de la simpatía, y la simpatía nace en el corazón. —¿A propósito de este presente, cree que la ciencia podrá salvarnos de la pandemia? —Idolatrar la ciencia, como hacen algunos seguidores acientíficos, es tan necio como negar sus logros. Hoy vivimos en la época de la tecnolatría y todos estos matices se pierden en acalorados debates. No se trata de ciencia sí o ciencia no, se trata de qué queremos hacer, como especie, con los logros de las diversas ciencias y cómo han de orientarse estas. Cuando se pierde el sentido de pertenencia al orden natural, la ciencia desvaría. Arnau está de escritor residente en la Universidad de Granada y, como profesor de filosofía moral, sigue fiel a la idea de que su disciplina es para vivirla más que para estudiarla. Le viene bien esa casa de estudios, premiada con la Estrella de Oro del Programa Erasmus por la integración de profesores y alumnos de todos los continentes. Dice que a Chile no ha venido, pero tiene el desierto de Atacama entre sus destinos pendientes, un lugar donde, como en su infancia, las estrellas siguen siendo seres vivos.

pequeño invasor. “Creo que somos muchos a los que no nos gusta llevar a PACA –Pantalla Autoiluminada Captadora de Atención–, que es como llamo a este pequeño invasor, táctil y luminoso, desde el que se escuchan voces”, afirma el filósofo.

—Con relación a eso y al intento de avanzar hacia un mundo perfecto, usted reivindica lo inacabado, a Parménides diciendo que “todo está a la vez lleno de luz y de noche oscura”; ¿debiéramos asumirnos como tales los humanos, imperfectos, insatisfechos? —El mundo perfecto es la gran memez. No sabemos vivir en el paraíso. Fuimos una vez expulsados de él y no es un lugar que nos convenga. La vida es imperfecta, contradictoria. Esa utopía es una proyección del sueño matemático, de lo que yo llamo la tentación geométrica, en la que han caído grandes pensadores. La vía sana se ríe de la geometría y del álgebra, como nos lo enseñaron Diógenes y Empédocles, también Berkeley o Buda. —Si el hombre imagina el mundo, y luego procede a crearlo de acuerdo a esas imágenes, ¿diría usted que este mundo es su imagen y semejanza?

Fotografía UNSPLASH

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FOTOGRAFÍA JUANA CALFUNAO, WIKIPEDIA

UN DIÁLOGO NECESARIO. “Creo que es tiempo de crear una Comisión Política de alto nivel, que visite las experiencias internacionales que permitan lograr un acuerdo con las naciones originarias. Estas, por su parte, deberán comprometerse a poner fin a la violencia”, opina Pairican.

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argumento

La

coexistencia de las

culturas

El proceso constituyente que se avecina obliga al país a iniciar una nueva etapa en las relaciones interculturales con los pueblos originarios. A su vez, el complejo momento que se vive en la Araucanía hace necesario retornar a los padres y madres fundadores del movimiento mapuche. Con origen en 1910 y refundado en 1981, ellos pusieron a la palabra y la política como la vía para conquistar los derechos colectivos. ¿Cuál debiera ser ahora la solución integral? Políticamente debemos inventar los mecanismos para lograrlo. Por Fernando Pairican Fotografías museo chileno de arte Precolombino

Fernando Pairican. Es doctor en Historia y posdoctorante por el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR). Es académico de las universidades de Santiago y Diego Portales y director de la Colección de Pensamiento Mapuche de Pehuén Editores. Es autor de los libros: Malón. La rebelión del movimiento mapuche 1990-2014 y La biografía de Matías Catrileo. Actualmente se encuentra en proceso su tercer libro, titulado Toqui: guerra y tradición en el siglo XIX.

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a imagen del concepto de autonomía como una moda o una coyuntura aislada se ha modificado en Chile en las últimas décadas. Cambiar la naturaleza excluyente del Estado por su formación original es uno de los desafíos emprendidos por sectores del movimiento mapuche, rapa nui y aymara. La definición de autonomía es polisémica y eso hace que sea complejo plantear cuál es el significado más aplicable para el caso mapuche. Es más factible hablar de “autonomías”, es decir, experiencias en las que cada pueblo pueda pactar con el Estado sus derechos colectivos. En América Latina se han practicado a lo menos cuatro tipos de reconocimientos políticos por parte de los estados nacionales a los pueblos indígenas. De este concepto dependen sustantivamente las relaciones entre ambos, ya que aparece de manera central en las agendas de los movimientos; en específico, del mapuche. Estos últimos, por lo demás, son vistos como una amenaza por la clase política, que presupone de antemano que la integridad territorial y la soberanía estatal podrían estar en tensión.

Naciones preexistentes La nueva constitución debería considerar a los pueblos originarios como naciones preexistentes en su dimensión específica como pueblos. Tres aspectos nos hacen distintos: para algunos pueblos originarios como el kaweskar, rapa nui o lafkenche, el mar ha sido su “territorio” y de él dependen sus tradiciones y costumbres.

En ese sentido, el concepto que utilizan ellos es el de “maritorio”. Los pueblos andinos, por su parte, continúan viendo en las tierras para el pastoreo y la agricultura su fuente de desarrollo. Han logrado algunos acuerdos de frontera y un trato directo con algunas empresas, en particular con las mineras. La experiencia latinoamericana ha mostrado que es factible con ellos un pacto vía Estado Plurinacional. El caso mapuche es diferente, ya que en él se entrelaza la historia de la ocupación de la Araucanía en el siglo XIX, un movimiento que en la década de los 80, por sus relaciones internacionales y reflexiones propias propone la vía autonomista. No obstante, su proximidad al valle central del país dificulta una elaboración de ese carácter como tal vez se podría dar en Rapa Nui. Por ello, algunos líderes políticos de la provincia de Arauco, y también la Asociación de Municipalidades con Alcalde Mapuche (AMCAM), han planteado como camino político la plurinacionalidad. Si esto fuese factible, la pregunta sería: ¿Cómo crear un nuevo marco regulatorio en este contexto con ellos? El partido mapuche Wallmapuwen levantó a principios de este siglo una propuesta de autonomía local que seguía al modelo catalán. Para ellos, los no mapuches deberían hacer uso del mapudungun y escoger a autoridades indígenas. Otros, como la organización Identidad Territorial Lafkenche, desde el municipio de Tirúa, han planteado la plurinacionalidad como una vía para mover el “cerco” en la conquista de los derechos colectivos. Los datos elaborados por el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR), en su Estudio de Opinión Pública Pueblos Originarios y Nueva Constitución, en su segunda medición publicada en octubre de 2020,

A pesar de lo difícil que se observan las relaciones interculturales (...) hay optimismo por parte de algunos sectores del movimiento mapuche. El proceso constituyente parece ser un buen momento.

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fotografía Martín Gusinde

fotografía Nicolás Aguayo

fotografía sara larraín


argumento dan cuenta que un 95% de la población comparte la idea de un reconocimiento constitucional a los pueblos originarios, un 55% se muestra dispuesto a transitar a un estado multicultural. Sin embargo, un no despreciable 28% prefiere un solo estado nación. A su vez, un 55% declara a Chile multicultural y tan solo un 16% comparte la plurinacionalidad. A pesar de lo difícil que se observan las relaciones interculturales y que los pueblos originarios tomen decisiones como sujetos de derechos, hay optimismo por parte de algunos sectores del movimiento mapuche. El proceso constituyente parece ser un buen momento, así lo observa el alcalde de Tirúa, Adolfo Millabur, para quien la plurinacionalidad es “una especie de convergencia para dialogar”. Permitiría, a través de un concepto “encontrarnos políticamente con el otro que no es mapuche y, a partir de ese punto de discusión, hablar” (Millabur, A.; 2020).

El uso de la violencia Por su parte, la población no comparte el uso y ejercicio de la violencia como instrumento. Tal vez aquí radica la decisión que el movimiento mapuche debe tomar en consideración para un nuevo pacto. Con excepción de una encuesta de Libertad y Desarrollo de 1999, donde la violencia como instrumento de acción obtuvo apoyo, con el transitar de los años este ha ido descendiendo, tal como lo informa la Encuesta CEP del año 2006 y 2016 (Pairican, F.; 2008). A ello debemos agregar que el ser indígena se ha modificado en el plano de lo político y social. Existe un mayor número de profesionales que conviven entre lo urbano y rural. Esto último sigue siendo parte de la autoidentificación. No obstante, si las políticas indígenas continúan concentrándose exclusivamente en la ruralidad, la situación continuará sin alcanzar una solución real. Así dan cuenta los datos de ELRI (Estudio Longitudinal de Relaciones Interculturales) en el año 2019. Según estos, existe

La nueva constitución debería considerar a los pueblos originarios como naciones preexistentes en su dimensión específica como pueblos. Cada uno de ellos tiene el derecho de pactar una propia autonomía. un incremento de la autoidentificación indígena, lo que no significa en específico una pertenencia territorial, sino más bien una identidad continuamente recreada. ¿Qué hace falta para que un grupo de personas se sienta miembro de una nación? Un sentido de unidad social, cultural y política. No está de más volver a recordar a Eric Hobsbawm, cuando sostuvo que “el nacionalismo antecede a las naciones”. Para ello solo se hace necesario forjar una conciencia nacional. Tal como llamó la atención Eric Hobsbawm: “El nacionalismo requiere creer demasiado en lo que es evidente que no es como se pretende” (Hobsbawm, E.; 2000). Esto último es lo que se ha ido radicalizando luego del crimen del matrimonio Lucshinger-Mackay, antecedido por la muerte de miembros del movimiento mapuche como Lemun, Catrileo y Collío: el nacionalismo étnico mapuche. A estas alturas, lo que se inició como una defensa de la cultura, transitando a una disputa por autonomía, se fue volcando hacia el nuevo milenio como un proceso de liberación nacional. Eso no es extraño si lo ponemos en una dimensión global en que se desarrollaron nuevos tipos de conflictos que reunían en su seno al nacionalismo, la etnicidad y la religión: el conflicto en los Balcanes a principios de los años 90; la radicalización islámica luego del año 2001 y el ascenso de los movimientos indígenas a nivel continental con la autodeterminación vía zapatismo; el control territorial propiciado por la Coordinadora Arauco-Malleco o bien la vía plurinacional de-

Punto de encuentro. En América Latina se han practicado a lo menos cuatro tipos de reconocimientos políticos por parte de los Estados nacionales a los pueblos indígenas. Del concepto de autonomía dependen sustantivamente las relaciones entre ambos. Todas las imágenes son de la colección patrimonial del Museo Chileno de Arte Precolombino.

15 fotografía Martín Thomas

fotografía sara larraín


fotografía museo chileno de arte precolombino

argumento

PARA LEER MÁS • Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR), “Estudio de Opinión Pública: Pueblos Originarios y Nueva Constitución”, octubre de 2020. • Millabur, A.; “La plurinacionalidad es un concepto para hablar y comprendernos con el otro que no es mapuche”. En Wallmapu: Plurinacionalidad y nueva constitución. Pehuén Editores, CIIR, 2020. • Hobsbawm, E.; Nación y nacionalismo desde 1780. Ediciones Planeta, 2000. • CIIR, “Estudio Longitudinal de Relaciones Interculturales. Segunda Ola”, 2019. • Manquilef, M.; Comentarios del pueblo araucano (La faz social). Ser Indígena Ediciones, 2006. • En resumen.cl: “Conflicto Estado chileno-Pueblo mapuche, junto a Fernando Pairican”. • Kershaw, I.; Ascenso y crisis. Europa 1950-2017. Un camino incierto. Ediciones Crítica, 2020. • Chihuailaf, E.; Recado confidencial a los chilenos. LOM Ediciones, 1999. • Antileo, E.; ¡Aquí estamos todavía! Anticolonialismo y emancipación en los pensamientos políticos mapuche y aymara, (ChileBolivia, 19902006). Pehuén Editores, 2020.

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una luz de esperanza. Según el alcalde de Tirúa, Adolfo Millabur, la plurinacionalidad es “una especie de convergencia para dialogar”. La fotografía corresponde a una familia mapuche en 1900, en Mapuche. Fotografías siglos XIX y XX. Construcción y montaje de un imaginario, de Margarita Alvarado, Pedro Mege, Christian Báez. Editorial Pehuén, 2001.

sarrollada en Ecuador y Bolivia, mostraron la percepción de nuevos proyectos en un contexto de transición hacia un nuevo siglo. Si agregamos el marco de recesión económica percibido a principios del siglo XXI, las naciones respondieron maximizando la productividad a nivel global. A nivel local esto repercutió en la decisión de llevar adelante la Represa Hidroeléctrica Ralco. Ese contexto estructural fue en desmedro de las poblaciones indígenas, las que a nivel local comenzaron a sostener un nuevo tipo de “conquista”. Algunos intelectuales usaron el concepto de “multiculturalismo neoliberal” (Zapata: 2011; Antileo: 2020), que ha llevado adelante el incremento de la violencia del Estado y de los movimientos indígenas, en este caso mapuche. Si bien la población no comparte el uso y ejercicio de la violencia, no deja de ser cierto que los últimos casos sucedidos en Arauco y Araucanía dan cuenta de una radicalización de la misma. “Según los datos recogidos por el CIIR, la violencia ejercida tanto por los agricultores como por los mapuches no es compartida por la población. Tan solo un 10% de los no indígenas y un 4% de los indígenas están de acuerdo con los ataques incendiarios”.

Instaurar el diálogo ¿Por qué volver a los padres y madres fundadores del movimiento? Surgido en 1910 y refundado en 1981, este puso la palabra y la política como la vía para conquistar los derechos colectivos. Sin embargo, la ausencia de respeto a la palabra, empeñada por los mandatarios chilenos en los acuerdos con el pueblo mapuche, hizo perder el rumbo. Así lo dijo el profesor y político Manuel Manquilef en 1915, al expresar que escribía para que leyeran “unas cuantas verdades bien amargas” (Manquilef, M.; 2006). Penosamente, también fueron las palabras de uno de los últimos toqui del pueblo mapuche, Mañilwenü, quien en 1860 escribió una carta a Manuel Montt pidiéndole respetar los acuerdos firmados que ponían en el río Bío Bío una frontera entre ambos pueblos. Este líder lo llamó

a “escuchar razones” (Pairican, F.; 2020). No respetar los parlamentos los llevaron a una escalada de violencia que no cesó hasta la ocupación de La Araucanía que, en algún sentido, es la que funda el actual desencuentro. Los niveles de violencia están llegando a tal punto que es difícil de revertir sin una reforma política integral. La violencia política se ha instaurado y ninguna de las partes parece estar dispuesta a dejarla de lado. ¿Cómo hacerlo? La política y las experiencias internacionales pueden ayudar mucho (la vasca, la irlandesa o la afroamericana). Creo que es tiempo de crear una Comisión Política de alto nivel que visite las experiencias internacionales y que permita lograr un acuerdo con las naciones originarias. Estas, por su parte, deberán comprometerse a poner fin a la violencia. No obstante, no debemos dejar de considerar que la situación mundial, como da cuenta Kershaw en su último libro, el recrudecimiento de las identidades nacionales, una intensificación de ellas antes que un sentido de comunidad, han generado la crisis del multiculturalismo (Kershaw, I., 2020). Qué ejemplo es, sin duda, un machi que cae en torno a los terribles hechos sucedidos con un matrimonio de agricultores, por la incapacidad de resolver un tema político que comenzó con algo simple y tan complejo que se llama tierra. Por ello, debemos volver al verso del Premio Nacional Elicura Chihuailaf: “¿Cuánto conoce usted de nosotros? ¿Cuánto reconoce en usted de nosotros? ¿Cuánto sabe de los orígenes, las causas de los conflictos de nuestro Pueblo frente al Estado nacional? (…) ¡Nos conocemos tan poco!”, exclama nuestro poeta en su Recado Confidencial. La paradoja implícita es esa, dijo Chihuailaf en un lejano 1999: si no nos conocemos es muy difícil la “coexistencia de nuestras culturas, de nuestros pueblos”. Creo que es momento de abrirnos a una nueva etapa de las relaciones interculturales con los pueblos originarios. Políticamente debemos inventar los mecanismos para lograrlo. ¿Cuál debería ser el camino para buscar una solución integral? A mi juicio, en el proceso constituyente que se avecina está la respuesta.


argumento

Columna

Pueblos originarios y la Constitución Ignacio Sánchez.

Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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l estudio de Opinión Pública “Pueblos Originarios y nueva Constitución”, realizado por el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR), que coordina la UC con la participación de varias universidades, ha entregado una valiosa información a considerar en el avance hacia un país más inclusivo. Esta iniciativa surge en el marco del actual proceso constituyente y tiene por objetivo ser un aporte a la discusión pública en temas de interculturalidad y pueblos originarios. Los resultados corresponden a la segunda medición. En un momento en que nos encontramos en pleno proceso constituyente, el diálogo intercultural es de gran relevancia. En los resultados del presente estudio es posible apreciar que un 95% de los encuestados está de acuerdo con el reconocimiento constitucional a los pueblos originarios de Chile y sobre un 80% aprueba el otorgamiento de escaños reservados en el Congreso. Si bien ya fue aprobada la reforma que establece los escaños reservados para los pueblos originarios, es lamentable que aún no se haya logrado definir su número ni avanzado en su mecanismo. En la definición del número de escaños por pueblo originario resulta necesario tener claro que ninguno puede quedar excluido del proceso constituyente, pues se deben preservar los derechos, usos y costumbres de cada uno de ellos, lo que se puede realizar siguiendo el principio de proporcionalidad entre la población indígena y no indígena. Al

menos debe haber un representante por pueblo, de este modo estaremos garantizando que la elaboración de esta norma de convivencia, como es la nueva constitución, rija las relaciones de todos los integrantes del territorio. Es evidente que aún no hemos sido capaces de entender que, a lo largo de nuestro país, existen comunidades anteriores a la nación –los pueblos mapuche, aimara, rapa nui, atacameño, quechua, colla, diaguita, kawesqar y yagán–, y que la Ley Indígena 19.253, en su primer artículo señala: “Las diversas etnias son parte esencial de las raíces de la nación chilena, reconoce que existen en el territorio nacional desde tiempos precolombinos y que conservan manifestaciones culturales propias”. Estos pueblos cuentan desde hace siglos con una organización política, social y cultural propia, que como Estado no solo hemos ignorado, sino que incluso hemos contribuido en su deterioro. Por ejemplo, en el caso del pueblo mapuche resulta incomprensible que no puedan disponer libremente de sus inmuebles –las tierras que les son entregadas tienen restricciones y prohibiciones de gravar o enajenar–, por otra parte, en el ámbito de la educación, en esta región hay más de 500 escuelas rurales que están en estado deplorable, lo que solo contribuye a acrecentar las brechas de inequidad. En la encuesta descrita, el 95% de las personas considera que el Estado debe proteger la generación y difusión del conocimiento de los pueblos

indígenas, en especial su lengua materna, y un 93% apoya la idea de que el Estado debe asegurar que la explotación de los recursos naturales resguarde su integridad social y cultural. El preámbulo de la Declaración de la UNESCO sobre diversidad cultural (2001) define cultura como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social. Este abarca no solo las letras y las artes, sino también los modos de vida –enmarcados en el respeto irrestricto a los derechos de las personas–, así como los sistemas de

Estos pueblos cuentan desde hace siglos con una organización política, social y cultural propia, que como Estado no solo hemos ignorado, sino que incluso hemos contribuido en su deterioro. valores, tradiciones y creencias. Desde esta perspectiva, una constitución inclusiva debe permitir que todos quienes habitan un país puedan desarrollar su propia identidad cultural. En Chile habitan diversos pueblos indígenas, lo cual nos hace una nación heterogénea, con diversidad étnica y cultural. Este proceso constituyente se ofrece como una oportunidad única para provocar un diálogo en el que participen todos los pueblos originarios de nuestro país. Así, estaremos construyendo juntos un Chile más inclusivo donde se produzca un intercambio cultural que nos enriquezca.

Nota: esta columna fue publicada en el diario El Mostrador, el 11 de octubre de 2020.

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FOTOGRAFÍA UNSPLASH

LA GRAN PÉRDIDA. Muchos recuerdos desaparecen a medida que las neuronas van acumulando depósitos de placas de proteínas amiloide y TAU. Aquellas placas están presentes generalmente después de los 60 años, en las personas que desarrollan Alzheimer.

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VÍCTOR BUSTOS Y SU LUCHA CONTRA EL ALZHEIMER:

Al rescate de los

recuerdos

Este bioquímico chileno de la UC pasó su infancia jugando al laboratorio y haciendo explotar volcanes con lo que hubiera en su casa en San Carlos, región de Ñuble. Hoy, desde Nueva York, su rol de investigador en la Universidad de Rockefeller lo tiene en la primera línea del estudio de esta enfermedad degenerativa, cuya causa de origen actualmente se desconoce. Por ANA CALLEJAS

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veces es un sonido. A veces ocurre con una canción. A veces basta con sentir un aroma. Pequeñas pistas que quedan en el cerebro, como migas que guían a la persona hasta dar con un recuerdo. Como si fuera una bodega, la memoria individual va guardando esos momentos en cajones distintos. No se sabe el porqué, pero aquellos recuerdos de origen límbico –esos que despertaron respuestas emocionales como alegría o miedo–, se almacenan en espacios, de alguna forma, más imborrables. Otros recuerdos, en cambio, desaparecen a medida que las neuronas van acumulando depósitos de placas de proteínas amiloide y TAU. Aquellas placas están presentes generalmente después de los 60 años, en las personas que desarrollan Alzheimer. Al inicio, esta enfermedad hace borroso lo más inmediato. Esa memoria espacial de saber cómo ir de un lugar a otro o acordarte simplemente de dónde estás. Después empieza a fallar la memoria de corto plazo, y luego aquellos recuerdos de más larga data, esas historias que vivimos en nuestra juventud y niñez. “Una persona con Alzheimer está muy confundida. Imagínate estar con tu hija y tú no sabes quién es este ser que te demuestra tanto afecto. La pérdida de la memoria es la más importante que tenemos. Lo único que realmente es nuestro. Y vivir con esta afección es vivir en un estado permanente de confusión”, explica Víctor Bustos, egresado de Bioquímica de la UC, doctor en esta materia e investigador de la Universidad de Rockefeller. El científico chileno está radicado en Estados Unidos, donde lleva más de una década investigando sobre el Alzheimer en el Laboratorio de Neurociencia Molecular y Celular del Premio Nobel Paul Greengard. Actualmente, se encuentra en medio de dos investigaciones que esperan ayudar a detectar y prevenir esta afección, un tipo de demencia presente en 50 millones de perso-

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FOTOGRAFÍA GENTILEZA VÍCTOR BUSTOS

“Un profesor me dijo que la UC tenía el programa Padre Hurtado y que debía postular. Quedé entre los 200 seleccionados para esa beca. Cuando nos dimos cuenta de que yo iba a poder ir a la Universidad Católica –la mejor de Chile–, fue una cosa tremenda”, cuenta Víctor Bustos.

ENTREGA DE OPORTUNIDADES. El científico, radicado en Estados Unidos, agradece la posibilidad que le dio la UC para estudiar en sus aulas. Por ello, ha participado en campañas del proyecto Endowment UC, para que en el futuro, otros jóvenes como él “puedan seguir su vocación, cumplir sus sueños y llegar lejos”, afirma.

nas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Esta puede tener un origen tanto genético como esporádico y existe poca información sobre por qué ocurre en algunas personas. ¿Qué cosas sí se saben? el investigador, al teléfono desde Nueva York, enumera rápidamente las pocas certezas que hay con esta enfermedad: la diabetes empeora el Alzheimer, al igual que la obesidad. Pareciera tener una relación opuesta con el cáncer, y no suelen ocurrir en las mismas personas. Quienes viven solos tienen más propensión a desarrollar este tipo de demencia. También suele pasar que, en las personas con mayor nivel educacional, esta aflicción aparece un poco más tarde en la vida. En las pocas familias donde el Alzheimer se transmite genéticamente (solo un 1% de los casos), se ha descubierto que tienen una mutación en el gen que codifica la proteína amiloide. Durante mucho tiempo, los científicos trabajaron creyendo que esa era la principal causa del Alzheimer, porque el amiloide es tóxico: si se añade esa proteína en neuronas en cultivo, estas mueren. “Ha habido muchos avances, pero todavía no sabemos por qué a algunas personas les da esta enfermedad. La investigación que estamos desarrollando en la Universidad de Rockefeller apunta a saber por qué esos esfuerzos previos no han funcionado y qué hay que hacer para que resulten”, asegura Víctor Bustos.


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EXPERIMENTOS DESDE SAN CARLOS Con 53.000 habitantes, no hay muchos científicos en San Carlos, octava región de Chile. Para Víctor Bustos, las referencias sobre ese mundo de laboratorios y ciencia habían sido casi nulas. Los coterráneos icónicos de la ciudad ñublense estaban más ligados a la cultura, como lugar de nacimiento de Violeta Parra y Los Ángeles Negros. El científico, hoy de 42 años, tampoco estaba acostumbrado a una gran interacción tecnológica en sus primeras décadas de vida. Su hogar no contaba con teléfono de red fija, pero lo que no existía en términos materiales se complementaba con un espacio de campo y permisividad para jugar. “Desde que tengo memoria he querido ser científico. Era ese típico niño que hacía experimentos en la casa, que juntaba bicarbonato con vinagre, hacía volcanes y bombas. Es una gran ventaja ser de provincia y de una comuna agraria como San Carlos”, recuerda Víctor Bustos de su primer experimento. Así pasó una década de juegos, con acceso fácil a nitrato de sodio –usado como fertilizante y para combatir plagas en la agricultura–. Su papá era taxista y su mamá trabajaba en el hospital de San Carlos como auxiliar paramédico, pero nunca quiso estudiar Medicina. La estética de los tubos de ensayos, burbujas, cambios de colores y temperaturas le parecía mucho más fascinante. “Cuando mis papás me veían con ácido sulfúrico, ahí me decían algo, pero jamás uno deja de hacerlo. Esa permisividad fue súper positiva. En enseñanza media ya sabía toda la química que había que saber. La química la viví, fue mi compañera de juego”, dice Bustos.

Si a los 12 años ya tenía la seguridad de estudiar bioquímica, –tras conocer la palabra en una enciclopedia y encontrarla “linda”–, todo lo demás era un misterio. Era el mejor alumno del Liceo Politécnico de San Carlos, pero el segundo hermano entre tres hombres. “Siempre la gran pregunta fue si iba a poder ir a la universidad por un asunto económico, aunque tuviera las capacidades para acceder a ella”. Un profesor me dijo que la UC tenía el programa Padre Hurtado y que debía postular. Quedé entre los 200 seleccionados para esa beca. Cuando nos dimos cuenta de que yo efectivamente iba a poder ir a la Universidad Católica –la mejor de Chile– fue una cosa tremenda”, dice. De esos experimentos en San Carlos pasó a un pregrado en Bioquímica en la UC y a un doctorado en la Universidad de Chile, realizando su tesis con el Premio Nacional Jorge Allende. Luego sería el primero de su familia en viajar al extranjero, cuando en 2002 fue hasta Roma para participar de una investigación sobre el papel de las proteínas quinasas en el cáncer de tiroi-

“Ha habido muchos avances, pero todavía no sabemos por qué a algunas personas les da Alzheimer. La investigación que estamos desarrollando en la Universidad de Rockefeller apunta a saber por qué esos esfuerzos previos no han funcionado y qué hay que hacer para que resulten”, asegura el investigador. DESDE LA GRAN MANZANA. Tras postular y entrar al laboratorio de neurociencia celular y molecular de la Universidad de Rockefeller (Nueva York), Víctor Bustos lleva la última década conduciendo una investigación que pretende cambiar el tratamiento actual del Alzheimer.

FOTOGRAFÍA GENTILEZA VÍCTOR BUSTOS

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CON LA MONARQUÍA. Durante su trayectoria, el científico chileno ha tenido la posibilidad de compartir con destacadas personalidades a nivel mundial. En la imagen, con la Reina Sofía, exmonarca de la corona española.

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FOTOGRAFÍA GENTILEZA VÍCTOR BUSTOS

“Cuando mis papás me veían con ácido sulfúrico, ahí me decían algo, pero jamás uno deja de hacerlo. Esa permisividad fue súper positiva. En enseñanza media ya sabía toda la química que había que saber. La química la viví, fue mi compañera de juego”, dice Bustos. des. Anteriormente ya había trabajado en enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, por lo que su experiencia se volvió ideal cuando la Universidad de Rockefeller buscaba a un bioquímico para nuevos estudios del Alzheimer. Con 24 premios Nobel, esta institución ubicada en Manhattan es una de las más galardonadas en materia de ciencias biomédicas. Tras postular y entrar a su laboratorio de neurociencia celular y molecular, Víctor Bustos lleva la última década conduciendo una investigación que pretende cambiar el tratamiento actual del Alzheimer.

PREDICCIONES CIENTÍFICAS A inicios de marzo, la pandemia se sintió fuerte en Nueva York. Desde el 16 de ese mes, la Universidad de Rockefeller cerró. En el barrio de Bustos, el 60% de la gente se fue a otros sitios. En esta cuarentena, ha aprovechado de avanzar en su estudio del Alzheimer. “Estoy terminando una investigación sobre las bases moleculares de la enfermedad y, en específico, del rol que juega la proteína app (proteína precursora de amiloide) en esta neurodegeneración. Las compañías farmacéuticas se han enfocado en disminuir los ami22

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loides, tratando de inhibir las enzimas que producen estos depósitos en las neuronas. Esos ensayos clínicos con personas han fallado. Las drogas han funcionado –han disminuido el amiloide–, pero las personas siguen deteriorándose cognitivamente”, explica sobre los esfuerzos previos. El error, según lo que detectó la investigación del bioquímico, está en un pequeño detalle: concentrarse en el amiloide y no en otras partes de la proteína. El app tiene una forma alargada y Bustos con su equipo en la Universidad de Rockefeller han desarrollado tecnología para estudiar su metabolismo. Así, identificaron un fragmento más grande que el amiloide, llamado C99. “Ese pedazo correlaciona muy bien con los lugares en el cerebro donde las neuronas se están muriendo. Encontramos que el C99 puede ser el culpable del Alzheimer, por sobre el amiloide, como antes se creía. Además, estoy enfocándome en otra investigación que también va avanzada, en donde se intenta predecir quién va a desarrollar la enfermedad, porque hasta ahora no hay ningún test de sangre para eso”, dice. La idea es que en el futuro una persona pueda ordenar un examen desde su casa y saber que tendrá Alzheimer, a partir de la presencia de C99. “Eso lo comenzamos hace tres años, mi idea es crear una compañía basada en esa labor. Que haga un test de sangre como el que se hacen los diabéticos, midiendo la presencia de glucosa. Así la persona puede tomar decisiones previas. En el caso del Alzheimer, hacer ejercicio ayuda a reducir su probabilidad, por ejemplo. La otra meta es –sabiendo que el C99 es la causa de la enfermedad– diseñar una estrategia para disminuir esa producción en el cerebro”, explica Bustos sobre los siguientes pasos de su investigación.



talento pĂşblico

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Pilar Ducci:

“El circo es un

espejo de la sociedad”

La bióloga UC llegó a radicarse a Chile a los 18 años, luego de vivir en diversos países de Europa y América Latina. La búsqueda personal por encontrar un lugar propio en la identidad nacional y su pasión por la investigación la trasladaron de la ciencia hacia el folclor y este la llevó al mundo del circo. Fue así como se convirtió en coautora del libro Años de Circo. Historia de la actividad circense en Chile. Por CARLOS REYES Fotografías francisco bermejo

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“L

a patria es el paisaje de la infancia” –decía Mistral– y la de la investigadora Pilar Ducci estuvo particularmente en movimiento. Hija de un funcionario diplomático, su niñez y adolescencia transcurrieron entre Suecia, Italia, Rumania, Inglaterra, Estados Unidos, Argentina y Colombia, pasando por trece colegios diferentes antes de cumplir los 18 años y asentarse en Santiago a estudiar Biología en la UC. Este “desarraigo arraigado” –como ella lo llama– definió aquí su vida. Tanto así que, con el paso de los años, fue complementando su formación científica con un profundo asombro y curiosidad por Chile y el folclor nacional, lo que la llevó a encontrarse casualmente con el mundo del circo y a hallar en él un lenguaje, un nuevo foco de investigación y una ventana desde donde contemplar su propia identidad.

—¿Recuerdas cuál fue tu primera imagen de Chile en el extranjero? —Yo era muy pequeña y vivía en Italia cuando ocurrió el golpe militar. Recuerdo haber estado sentada en un auto escarabajo y, de pronto, vi unas banderas en las

calles de Roma. Sin entender nada del contexto, solo las miré y dije “¡Chile, Chile!”. Fue mi primer autorreconocimiento como chilena estando en el exterior. —¿De qué manera influyeron esos 18 años afuera en tu vida adulta? —Haber crecido fuera de Chile fue un gran motor para tratar de entender cómo encajo yo en el país. Volví para estudiar en la universidad y me costó mucho integrarme. Uno trata de hacerlo al comienzo desde las construcciones de la familia, que ya tiene una idea armada de lo que es ser chileno, de lo que hay que creer, de hacia dónde apuntar. Pero luego empiezas a descubrir por tu cuenta: es un proceso que me ha demorado la vida entera. —Parte de ese proceso es esa “transición” desde tu formación en biología hacia la investigación de la historia y folclor chilenos. —Yo siempre supe que quería estudiar biología. Era de esas niñas que coleccionaban dinosaurios y fósiles. Sin embargo, no creo en esa visión parcializada del conocimiento, en matemáticas por un lado, química por el otro, biología en un cajón, por allá historia... por eso decidí aprender una disciplina fundacional y no una ca-

“El payaso es el alma del circo, es su acróbata intelectual, capaz de recoger los temores, miserias y el sentir de la gente y mostrarlo a través de sus rutinas. Nosotros nos vemos reflejados en ellas y en los payasos”. El lente de Bermejo

la voz del pueblo. “Si hay un terremoto, si hay protestas o polémicas, la rutina del payaso, sin duda, los incluirá. Eso es el ‘canto del pueblo’”, explica Pilar.

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Francisco Bermejo es fotógrafo y se ha dedicado a retratar diferentes aspectos de la cultura popular chilena (cuecas, oficios tradicionales, cantoras de Chile, entre otros). La serie fotográfica “Circo hoy” que desplegamos en este artículo (análoga y en blanco y negro) comenzó en 2008 y ha sido expuesta en diversas salas del país (GAM, Biblioteca Nacional) y del extranjero. El artista se dedica también al cine documental y con la cinta El otro acaba de ser galardonado en el Festival de Cine “Visions du Reel” (Suiza) y en Biarritz (Francia).


“Haber crecido fuera de Chile fue un gran motor para tratar de entender cómo encajo yo en el país. Volví para estudiar en la universidad y me costó mucho integrarme. Uno trata de hacerlo al comienzo desde las construcciones de la familia, que ya tiene una idea armada de lo que es ser chileno”. rrera profesional que por definición está “encasillada”. La ciencia y la historia no son para nada excluyentes, y se complementan en la forma de abordar los objetos de estudio, te entregan una manera de ver y entender la vida y el entorno que me hicieron muy fácil y amable esta “transición”.

Que comience la función En el verano de 2007, Pilar recorría junto a su esposo, el fotógrafo Francisco Bermejo, la costa centro-sur de Chile. Ahí se encontraron con un pequeño circo, el del payaso Pimentón Gálvez: “Muy chiquitito, muy tradicional”, agrega Ducci. Entraron en él. Pancho sacó su cámara y Pilar comenzó a conversar con la Poli, la hija del Pimentón Gálvez. “Vayan al otro pueblo, ahí están nuestros primos”, le dijo a Pilar. Esa invitación fue el comienzo de una investigación que terminaría cuatro años después, con la publicación del libro Años de Circo. Historia de la actividad circense en Chile –realizado en coautoría con Francisco Bermejo–, lanzado en la Biblioteca Nacional y en la creación de un minisitio dedicado al tema en el portal digital Memoria Chilena. “Ese verano nos detuvimos en cada pueblo, a preguntar en la bomba de bencina ‘¿Hay circo?’ y si no había, seguíamos de largo hasta encontrarlo”. Así conocieron más de 20 carpas. Francisco comenzó con un gran registro fotográfico (ya lleva más de 10 años en esto) y Pilar a documentar su historia, su oficio y su tradición oral. —¿Qué fue lo que te conectó con este tema en particular? —Este mundo tiene varias características que me apelan. Una de ellas es esa cosa media nomádica, de estar un momento en un lugar y luego en otro –así fue como crecí– y, pese a ello, estar profundamente entramado en la fibra de nuestro territorio. Además, el circo es cosmopolita y a la vez muy local y particular, es sincretismo y mestizaje en todo su sentido: recoge lo mejor de todos lados, la sabiduría de la gente, y lo plasma en un escenario. Y no es un escenario cualquiera: es una

pista circular donde el público es parte del show y el show es parte del público. Yo lo entiendo como un espejo de la sociedad. —¿Y cuál es el rol del payaso en este espejo de la sociedad? —Sin payaso no hay circo. El payaso es el alma, es su acróbata intelectual, capaz de recoger los temores, miserias y el sentir de la gente y mostrarlo a través de sus rutinas. Nosotros nos vemos reflejados en ellas y en los payasos. No somos, en cambio, el trapecista, que es capaz de volar, que es un superhéroe con quien descubrimos los límites del cuerpo y la naturaleza humana. Ni tampoco soy el freak. Somos el payaso, el tipo que con torpeza, con cavilaciones, con tropiezos, se arma como puede. Con él me identifico. El payaso me muestra cómo soy, y a través del humor y la risa me permite reconfigurar mi realidad, lo que es altamente liberador. Lo hace a nivel personal y social: si hay un terremoto, si hay protestas o polémicas, la rutina del payaso, sin duda, los incluirá. Eso es el “canto del pueblo”, el folclor. Y el folclor está íntimamente ligado al circo.

proyectos actuales. “Estoy trabajando en torno al humor y los payasos en Chile. El circo es un tema continuo, sin fin. En paralelo realizo charlas, ensayos y gestiones. Adicionalmente, estoy armando con Francisco un proyecto documental en Chiloé”, cuenta Pilar.

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“El circo es el lugar perfecto. Es fiesta y es transgresión. Es un lugar donde todo está permitido: se vuela, se logran proezas sobrehumanas, pero sobre todo, también es un carnaval”. Cueca y circo A falta de un carnaval nacional en febrero, celebramos las Fiestas Patrias con entusiasmo y algarabía en septiembre. Y estos espectáculos, presentes durante todo el año en Chile, suelen confluir e instalarse en la capital –al menos hasta antes de la pandemia– como parte de la fiesta nacional y una antesala a la primavera. —¿Por qué hay una relación tan fuerte entre el circo y el Dieciocho? —Esto tiene que ver con lo “carnavalescas” que son nuestras Fiestas Patrias. No hay que olvidar que las Reformas Borbónicas intentaron prohibir el carnaval en diferentes sectores de América, hecho que se cumplió a cabalidad en Chile. Por lo tanto, es durante el Dieciocho que aparece todo lo festivo y transgresor del chileno. Al revisar los periódicos del siglo XIX, se puede constatar cómo las autoridades esperaban con temor cualquier celebración nacional: éramos muy arrojados y siempre estaba el riesgo de que quedara alguna embarrada. De hecho, históricamente observamos que siempre hubo un esfuerzo de contener las fiestas, de marginalizar e invisibilizarlas, promoviendo a un “chileno” comedido y ordenado. Y ahí tenemos a Diego Portales, tan formal y que valoraba tanto la institucionalidad, pero que, por otro lado, era el primero en 28

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partir a las chinganas a tocar el arpa y a bailar cuecas. La fiesta y lo festivo siempre han estado presentes en nuestra historia y cultura popular y son una parte inherente del chileno. En ese sentido, el circo es el lugar perfecto. Es fiesta y es transgresión. Es un lugar donde “todo está permitido”: se vuela, se logran proezas sobrehumanas, pero sobre todo, también es un carnaval no sometido a un espacio de tiempo –previo a la Cuaresma– sino que sometido a un espacio físico debajo de la carpa. En el circo se rompe el orden establecido, desaparecen las jerarquías, las personas salen de la normalidad, hay disfraces, máscaras, payasadas, locura, comicidad y risa… pero sometidos a técnica y disciplina. Es tremendamente liberador y siempre ha sido un panorama esencial de las celebraciones de Fiestas Patrias. —¿Y de qué otra manera está presente la cultura popular chilena en una manifestación tan universal como esta? —Hasta más o menos la década de los ochenta el circo se presentaba en dos partes: la primera era la función típica con malabares, payasos, acróbatas o cuerda floja y la segunda era una función de folclor y música chilena. Este era el escenario perfecto para los artistas nacionales, movible, flexible e itinerante a lo largo del país. Entonces, tenías al dúo Los Perlas, a Los Caporales, a Los Huasos de Pichidegua, a Guadalupe del Carmen (principal exponente chilena de rancheras), al Pollo Fuentes y la Nueva Ola y a Violeta de Mayo, nuestra Violeta Parra, presentándose en estas carpas. —Los Parra y el circo tenían una fuerte conexión, de hecho. —Por supuesto. La Violeta se presentaba ahí junto a Hilda Parra, que además estaba casada con una per-


sona del rubro. El Canarito Parra murió siendo payaso, Lalo Parra fue presidente del sindicato circense y fue enterrado por su cura párroco. Circo y folclor van de la mano. Nicanor Parra decía que no hay nada más folclórico que el circo. —¿Y cómo es percibido el circo chileno a nivel internacional? —Es profundamente admirado por otros similares del mundo, tiene más artistas nacionales brillando afuera en las ligas mayores como futbolistas chilenos en el extranjero: Los Farfán en el Ringling Circus, las acróbatas y trapecistas Catalina y Camila Palma, Pastelito, Los Ventura, por nombrar algunos, pero conocemos poco de eso. La Fédération Mondiale du Cirque, con sede en Montecarlo, destaca su enorme capacidad de gestión. El circo chileno, junto al húngaro y el holandés, son los únicos que han logrado ingresarlo en el registro de Patrimonio Cultural Inmaterial en su país. El nuestro tiene leyes, celebra congresos y festivales internacionales, cuenta con un mausoleo para sus artistas en el Cementerio General, tiene un Día Nacional del Circo Chileno –el primer sábado de septiembre– y ostenta el sindicato vigente más antiguo del país, fundado en 1935. Por eso me da tanta rabia cuando dicen “el Congreso es un circo” o “los políticos son payasos” o utilizan estos dos calificativos con una connotación negativa. Deberían ser todo lo contrario: sinónimos de trabajo, “ñecle”, disciplina, empuje y autogestión. —Y de reinvención, también. Con la pandemia, se han suspendido las funciones en el país. —Así es. Es tal la versatilidad de estos artistas que ahí están en estos días de pandemia. Algunos venden algodón de azúcar, otros frutas, hacen “bolos” –como ellos llaman a los trabajos de un solo día–. Muchos in-

cluso están ofreciendo funciones a través de las redes sociales. Todos hemos tenido que reinventarnos en estas nuevas circunstancias, y los artistas circenses han sabido hacerlo también.

mezcla virtuosa. “El circo es profundamente cosmopolita y a la vez muy local y particular, es sincretismo y mestizaje en todo su sentido: recoge lo mejor de todos lados”, afirma Pilar Ducci.

Un puente con la comunidad local A dos días del terremoto de 2010 –recuerda Pilar– una empresa de servicios de alimentación ofrecía mil almuerzos diarios a los damnificados de Constitución. Para ello, necesitaban durante un mes una gran carpacomedor y gente más o menos preparada para entregar esos alimentos. Sin embargo, las carpas de eventos ya estaban todas ocupadas por la contingencia. Entonces, llamaron a su amigo Germán Aguirre, dueño del Golden Circus, que se encontraba por esos días en Iquique. “Llego en tres días”, les respondió, y apareció con carpa, generador, camiones y graderías para instalar este gran comedor provisional. —El circo, pese a ser nómade, tiene gran llegada con las comunidades locales. —Absolutamente. Es más, las personas que colaboraron sirviendo y atendiendo a las familias damnificadas en ese entonces fueron los propios artistas de un circo en Iloca, que también estaba afectado. Recibían a los niños, les pintaban la carita y los distraían para que sus padres pudieran limpiar sus casas. Su capacidad de gestión y respuesta es amplísima: hay más de 120 por todo el país. Son interlocutores que vale la pena escuchar, en especial en un país donde, lamentablemente, la brecha entre la institucionalidad y el sentir de las personas es patente. La desconexión existe. Lo que tenemos que hacer es buscar puentes que comprendan el lenguaje local de las comunidades. El circo es uno de ellos. Toda mi admiración a la familia circense chilena. 29


distancia social Autor(a): Soledad Mundaca Luengo, profesora de inglés. Lugar: Plaza de Armas, Copiapó. Fecha y hora: 19 de abril de 2020, 17:00 horas.

“Esta imagen refleja firmemente las condiciones en las que nos tenemos que relacionar hoy en día, a un metro de distancia y con mascarilla. Para mí, un registro histórico”.

Marjorie Murray. Es doctora en Antropología Social por la University College London. Actualmente se desempeña como directora de la Escuela de Antropología de la Universidad Católica, además es académica e investigadora del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas, CIIR. 30

revista universitaria

Pedro Mege. Es doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Chile, se ha especializado en las áreas de la Etnolingüística y Semiología. Su campo de trabajo ha sido la cultura mapuche, la cultura del desierto en asociación con la vida en los campamentos mineros y la fotografía indígena de Chile. Es académico de la Escuela de Antropología de la UC y es director del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas, CIIR.


arte fresco

Leer el contexto: la pandemia en lo cotidiano

En el trabajo “Microetnografías de la Pandemia”, del Laboratorio de Antropología Visual (LAV UC), los registros son breves y focalizados. Estos se centran en el ejercicio de la observación de aspectos sociales y culturales que aluden a la experiencia de confinamiento en el espacio doméstico y en ambientes públicos significativos. Son referentes de lo vivido por millones de personas a lo largo del mundo, que conforman un documento histórico para las generaciones posteriores. Por Marjorie Murray y Pedro Mege 31


LUIS VA AL SUPERMERCADO. Autor(a): Rocío Valenzuela, estudiante de Antropología de la UC. Lugar: Providencia, Santiago. Fecha: 27 de junio de 2020, 14:40 horas.

“Los medios visuales mostrados corresponden a visitas al supermercado en la comuna de Providencia. Además, estas fotos se complementan -en el estudio- con un medio sonoro: las ambulancias del hospital metropolitano saliendo a sus labores diarias y que son escoltadas por carabineros. La gente en el lugar se congrega y les aplaude, algunos levantan pañuelos blancos en apoyo al personal de salud. Las ambulancias se alejan, la gente congregada se disipa, todos volvemos a nuestros quehaceres, al colapso, a las filas, al miedo”.

CORONAVIRUS LLEGA A LA SERENA Autor(a): Claudia Cabrera, antropóloga. Lugar: Calles Gregorio Cordovez y Bernando O’Higgins, La Serena. Fecha: 23 de abril de 2020, 15:02 horas.

NIÑOS EN CUARENTENA Autor(a): Magdalena Gil, profesora universitaria. Lugar: Las Condes, Región Metropolitana. Fecha y hora: abril de 2020, 12:00 horas.

“Cuando ya has agotado todos los rincones de juego, hay que innovar buscando entretención”.

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“Calles vacías, pero lugares con filas. Se siente en los pasos de la clientela, el nerviosismo en risas, no han decretado aún la cuarentena. La gran mayoría con mascarilla, llenan los carros con mercadería. No quedan toallitas desinfectantes, dicen los reponedores distantes. Lo único normal es el nublado del cielo. Camino a través de líneas en el suelo. A medida que pasan los días la gente no cree que sea para tanto, argumentando sus propias teorías de cómo se están ‘cuidando’. A medida que pasan los días los casos siguen aumentando sin tomar otra medida”.

l estallido social de octubre de 2019 y la situación sanitaria del covid-19, en 2020, generaron dos estados de emergencia, ambos con un contexto de contraste abismal. Por una parte, el volcamiento masivo hacia las calles, por otra, el mandato imperioso de confinamiento y distanciamiento social. Ante estos momentos históricos, el Laboratorio de Antropología Visual de la UC (LAV UC) desarrolló “Cartografías de las Crisis” y “Microetnografías de la Pandemia”, dos plataformas web abiertas al público, que permiten al usuario compartir registros multimedia georreferenciados, que muestran cómo estos fenómenos están siendo experimentados por la población. El trabajo “Microetnografías de la Pandemia” (www.pandemia.cartografiadelacrisis.com), que se plasma en estas páginas, ha sido desarrollado por el equipo de investigadores formado por: Francisca Massone, Felipe Palma, Sofía del Pozo y Sofía Rodríguez. Aquí los registros son breves y focalizados, y se centran en el ejercicio de la observación de aspectos so32

REVISTA UNIVERSITARIA


arte fresco ciales y culturales que aluden a la experiencia de confinamiento en el espacio doméstico, y en ambientes públicos significativos (locales comerciales, centros de salud, la calle, etcétera) y los traslados esporádicos entre estos. En la plataforma web se integran los diferentes materiales fotográficos, audiovisuales, sonoros y de texto georreferenciados y son unificados en una ficha de trabajo. Luego de un proceso de selección, los insumos son incorporados al espacio digital común, un mapa multimedial colectivo que resulta de la observación de cada participante. Bajo este mismo fenómeno de la pandemia, el equipo de LAV UC también puso sus esfuerzos en un proyecto llamado “Etnografías de la Pandemia”, diferenciado del primero por la profundidad del estudio. Este último bus-

ca realizar un seguimiento a siete familias en distintos lugares de Chile, durante tres meses, con un trabajo de autoetnografía digital, en los que los miembros de cada una de ellas aportaron al proyecto con textos, fotos, videos y audios realizados con sus celulares. Periódicamente se realizaron entrevistas sobre ciertos temas relevantes, cuyas pautas se iban optimizando: relaciones familiares, formas de adquisición de insumos y alimentos, cómo estaban viviendo el aislamiento, entre otros aspectos. Estas dos iniciativas, que se conforman como mapas de miradas particulares desde la subjetividad de las vivencias de la pandemia, son producto de la adaptación de las metodologías utilizadas convencionalmente en la antropología y en las que LAV UC comienza a recorrer nuevos caminos.

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ANHELO DEL EXTERIOR Autor(a): Catalina Carrasco, estudiante. Lugar: Alcalde Jorge Monckeberg, Ñuñoa, Región Metropolitana. Fecha: 3 de julio de 2020, 14:30 horas.

“A cada minuto te observo, te busco con la mirada, te quieres escapar y te detengo. ¿Por qué preferirías el frío de la calle si aquí tienes comida y refugio? Afuera de estas paredes se encuentra un terreno hostil, abunda la desesperación, la pena y la muerte. Aun así, las ganas de salir no son pocas. La mascarilla que cubre mi boca me molesta, me incomoda, hasta me dificulta respirar. Al mismo tiempo me protege, me cuida. Cada día me acostumbro más a ella, su compañía me da seguridad. Los rayos no llegan más allá de tus ojos, desaparecen al encontrarse con ese frío plástico que, aunque te ahogue, te hace respirar tranquila. ¿Podrás encontrar libertad en este encierro? La verdad, eso anhelo”. 33


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ESCENARIO CORTE DE PELO Autor(a): Constanza Córdova, estudiante. Lugar del Registro: Manquehue Sur, esquina Francisco Bilbao, Las Condes, Región Metropolitana. Fecha y hora: 30 de junio de 2020, 12:50 horas.

“Ya han pasado 108 días de cuarentena. Cuatro desde que salí al supermercado. 67 desde que no veo a mi papá. 110 desde que no voy a la universidad. 224 desde mi última visita a la peluquería. No ha sido fácil llevar la cuenta y registrar todo lo que he hecho (y no he hecho) en este encierro. Solo veo que mi pelo crece y crece, es como mi noción del tiempo. Siempre asocio momentos o recuerdos con el largo de mi pelo. Hoy finalmente decidí cortármelo sola. Pensaba en esperar a que terminara la cuarentena, pero todo es incierto. Así que tomé una tijera, un peine y la máquina rasuradora de mi hermano y lo hice”.

arte fresco

Sobre LAV UC Creado en 2018, LAV UC es una iniciativa conjunta de la Escuela de Antropología y el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR). Es una unidad de investigación experimental dedicada al desarrollo de la Antropología, la investigación interdisciplinar, la formación de estudiantes y la transferencia de conocimiento. Explorar y expandir el lenguaje de la investigación, a través del diálogo entre distintas disciplinas para trascender las fronteras de la universidad, es considerado por sus académicos, estudiantes y exalumnos como su propósito fundamental, visión que ya comienza a dar sus primeros frutos con un sello particular. Uno de ellos es Kütral, miniserie documental sobre la identidad indígena en contextos urbanos. En esta misma línea se encuentra Jetarkte, un cortometraje documental que trata de un prototipo de lodge y estación científica en Puerto Edén, iniciativa que fue desarrollada por CIIR, la Escuela de Arquitectura de la UCV y la comunidad Kawésqar de Puerta Edén. Por otra parte, la transferencia del conocimiento adquirido por LAV UC ha sido plasmada en la creación de metodologías para implementar en los Centros de Creación del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, desarrolladas en alianza con la Escuela de Arte de la UC; y en el Diplomado en Antropología y Creación Audiovisual, realizado en conjunto con la Facultad de Comunicaciones de la UC.

LA PRIMERA SALIDA Autor(a): Sofía Rodríguez, estudiante. Fecha y hora: 5 de mayo de 2020, 17:39 - 18:02. Lugar: Avenida Vitacura con Las Catalpas, Región Metropolitana.

“Luego de varias semanas de encierro total, la primera salida al exterior sonaba muy prometedora. Era solamente ir a la farmacia. Nada más sencillo que comprar un antialérgico e ibuprofeno, pero parecía extremadamente maravillosa la humilde posibilidad de respirar fuera de los metros cuadrados de mi departamento. El paseo no estuvo exento de temor, de hecho, la sola idea de pisar la calle me hacía creer que estaba contagiándome. Nunca antes había tenido una sensación de peligro tan inmediato como cuando atravesé el hall de entrada de mi edificio para caminar por la vereda. Las calles estaban completamente despobladas, lo que hacía parecer aquel martes como un domingo inusualmente silencioso. El ambiente estaba envuelto por una tensión tácita. Las miradas entre las poquísimas personas con las que me crucé eran sostenidas por unos segundos para pronto desaparecer bajo el susto y el apuro”.

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36 revista universitaria


protagónicas(os)

Gonzalo Schmeisser. Es arquitecto de la Universidad Diego Portales y magíster en Arquitectura del Paisaje de la UC. Ha participado en diversos proyectos editoriales y publicaciones afines al quehacer arquitectónico y a la narrativa. Es profesor y coordinador de extensión en la Escuela de Arquitectura de la UDP y fundador del sitio web www.landie.cl.

Esmée Cromie:

La

emoción

en el

paisaje

El paso de la arquitecta y paisajista por Chile fue fundacional. Pionera en la enseñanza de temáticas de medioambiente, diseñó una ruta que hoy parece clave para comprender que habitamos un planeta vivo y que nuestros oficios no sirven si no contribuyen a que el sistema que nos mantiene existiendo, subsista. Esmée no se equivocó: nunca la ecología había estado tan visible y urgentemente en el centro del debate. Por Gonzalo Schmeisser Fotografías archivo josé vial armstrong, ucv

E

n los múltiples caminos que un arquitecto puede tomar cuando debe ejercer su oficio está uno que, de ocupar un espacio menor en el espectro de posibilidades, se ha convertido paulatinamente en uno de los más urgentes: la arquitectura del paisaje. Esta es una disciplina antigua, pero que se expande y se ha instalado casi como una necesidad, en un mundo que nos invita a ser globales y a actuar con consciencia

de escalas mayores. El territorio ya no es ese mundo que está allá afuera, es el escenario donde nos encontramos actuando hoy. Amplificar la mirada para comprender que nuestros actos, por pequeños y locales que sean, tienen su reflejo inmediato en el concierto mundial. Aun así, la arquitectura del paisaje todavía no suena –al menos en Chile– como un oficio único, sino que como una mezcla de otras dos profesiones: la arquitectura en un lado y el paisaje en el otro. La primera representa la técnica de materializar el espacio y la segunda el arte de programar lo no programable: la naturaleza. Eso sí, ambos oficios trabajan con el ejercicio de la for37


protagónicas(os)

La arquitectura en un lado y el paisaje en el otro. La primera representa la técnica de materializar el espacio y la segunda el arte de programar lo no programable: la naturaleza.

ma y vuelven posible lo que parece utópico. Son intentos del hombre por ejercitar su faceta más fructífera: el poder de crear. Eso lo comprendió rápido Esmée Cromie (1927-2007), pionera en introducir conceptos de la ecología en el trabajo de los arquitectos sobre el territorio. Una mujer adelantada y valiente que pasó por Chile a comienzos de los años 50 y que fundó, solo con la palabra, una corriente de pensamiento que hoy tiene sus frutos en el mundo de la academia.

Chile en su biografía

entorno familiar. Esmée Cromie nació en Londres en 1927. Más tarde se casó con Jaime Bellalta, arquitecto de la UC, con quien tuvo diez hijos.

Esmée Cromie nació en Londres en 1927 y emigró a Estados Unidos durante su juventud. Más tarde se casó con Jaime Bellalta, arquitecto chileno de la Universidad Católica, quien se convirtió en un ícono de la Universidad Católica de Valparaíso (UCV). Esmée se formó íntegramente en Harvard y tuvo diversas experiencias académicas en varias de las más prestigiosas universidades del país del norte. Él, que en Estados Unidos estudió con el arquitecto alemán Walter Gropius, nació y murió el mismo día, un 6 de septiembre, con exactos 90 años de diferencia. Ella, aunque nació un 6 también, murió varios días y años antes de alcanzar esa cifra. Mucho antes de eso, ambos participaron del amplio mundo intelectual que representaba ese rincón raro, a contracorriente y experimental que era la UCV, justo en la mitad del siglo XX, con Alberto Cruz y Godofredo Iommi a la cabeza. En algunas imágenes se puede encontrar a Esmée tendida con Iommi o con uno de sus hijos, con flores blancas en el moño, en alguna de las páginas del Archivo Histórico José Vial Armstrong de la UCV. En 1976, los Bellalta-Cromie emigraron a Estados Unidos. A esa altura, ella había sembrado una semilla en el país que daría sus frutos muchos años después, trabajando como profesora en la Escuela de Arquitectura de la UC, en un espacio pionero para la educación en Chile al que llamaron Departamento de Arquitectura del Paisaje y en el que ya se introducían conceptos como ecología, territorio y medioambiente en el mundo de esta profesión. Su curso, en particular, establecía que la disciplina debía entrar en diálogo con el entorno a través de la incorporación de un diseño paisajístico que, a su vez, tenía que considerar las variables medioambientales que la condicionan. No es posible que la arquitectura funcione en una dimensión paralela, sino que debe absorber y nutrirse del entorno material que se está construyendo. De esos días hay un dato que resulta revelador: por ese pequeño curso pasó un joven Juan Grimm, cuyo trabajo como paisajista ya lleva varios años encabezando la escena nacional. Grimm fue su estudiante primero y su ayudante después.


fiesta griega. Esmée Cromie y su marido Jaime Bellalta participaron del amplio mundo intelectual y experimental que era la UCV, justo en la mitad del siglo XX, con Alberto Cruz y Godofredo Iommi a la cabeza. En la imagen, la arquitecta junto a Godofredo Iommi en una celebración.

Una vuelta clave Esta historia inconclusa terminó de cuajar en 1997, cuando Esmée Cromie fue invitada a Chile como profesora visitante en la misma escuela. Tenía 70 años, diez hijos y una notable experiencia como docente e investigadora de la Universidad de Notre Dame, en Indiana, donde trabajó desde 1976 hasta 1995. Vino a dictar el seminario “El Paisaje en el Jardín”, retomando eso que había dejado abierto antes de partir y que el devenir de la historia devolvió a un segundo plano por largos años. Era un Chile distinto el que la recibió, un país en plena fase de apertura y en que toda idea nueva parecía realizable. Es en ese ambiente de efervescencia y expectación que sus planteamientos van a dejar una huella permanente, cuando nos revela el rol clave de la ecología como motor de procesos simbióticos en este sistema vivo en el que habitamos. Más allá de lo académico, detrás de esos conceptos parece haber en ella una convicción que está íntimamente ligada a sus orígenes británicos. El concepto del wilderness como ese territorio salvaje e ineludible que rige sus destinos y del que no se pueden separar emocionalmente, por muchos años que se pasen en América. Lo de Esmée Cromie en Chile testimonia un poco esa verdad, sin necesidad de nombrarla. Quienes pasaron por ese curso en la UC deben haberlo percibido. Más tarde, la misma escuela incorporó una línea de paisaje en su estructura curricular para que arquitectos en formación comprendieran temprano la verdadera dimensión en que nuestro oficio es capaz de

Esmée Cromie, pionera en introducir conceptos de la ecología en el trabajo de los arquitectos sobre el territorio. Una mujer adelantada y valiente, que pasó por Chile y que fundó, solo con la palabra, una corriente de pensamiento que hoy tiene sus frutos en el mundo de la academia. operar, reconociendo también que en Chile somos privilegiados testigos de lo exuberante de la naturaleza. Sin ser todavía una profesión, hoy los programas de Magíster en Arquitectura del Paisaje se han vuelto cada vez más relevantes y ocupan un espacio clave en los intereses de los arquitectos en formación. No es casualidad, ante el desborde de una realidad que nos muestra diariamente cómo nuestra acción destructiva y los modelos sobre los que basamos nuestro actuar han sido irremediablemente nocivos para el Planeta Tierra. Por ello, las disciplinas que trabajan la relación que establecemos con nuestro medio se vuelven esenciales. Ante ese escenario, el paso de Esmée Cromie por Chile aparece como fundacional. Nos enseñó una ruta que hoy, a fuerza de golpes y de constataciones que auguran un futuro negro, parecen claves para comprender que habitamos un organismo vivo y que nuestros oficios no sirven si no contribuyen a que el sistema que nos mantiene existiendo persista. Cromie no se equivocó: nunca la ecología había estado tan visible y urgentemente en el centro del debate. 39


Cuánto

?

ESTADO para el

?

Bienestar

Ante la crisis económica que golpea a miles de ciudadanos, los ojos se han vuelto hacia el Estado en demanda de ayuda, lo que ha reforzado la nostalgia por el Estado de Bienestar. Este modelo sería capaz de controlar el mercado, acoger a la sociedad civil, cobrar impuestos y ser equilibrado en los apoyos para que cada chileno tenga aseguradas sus necesidades básicas. Por eso, la pregunta sobre cuál tipo de Estado queremos y cuánto debiera intervenir para garantizar derechos sociales es una cuestión central en nuestra democracia. Detrás de todo está la comprensión de lo que significa vivir con dignidad.

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REVISTA UNIVERSITARIA


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REVISTA UNIVERSITARIA DOSSIER


fotografía sebastián utreras

La arqu

de la justicia Olof Page. Es decano y académico de la Facultad de Filosofía de la UC. Sus áreas de interés son la filosofía moral y política, particularmente, cuestiones de justicia distributiva, desigualdad, teoría democrática y ciudadanía.

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revista universitaria


DOSSIER ¿Cuánto estado para el bienestar?

uitectura social

La noción de vulnerabilidad* nos ayuda a entender que, a pesar de las diferencias que pudieran haber sobre la concepción de lo que sería una existencia realizada, hay ciertos mínimos que son necesarios para sostener cualquier proyecto de vida. Que el Estado de Bienestar se ocupe de ellos muestra que su propósito es más bien correctivo que radicalmente transformador o revolucionario. Detrás de este propósito está la comprensión de lo que significa ser parte de una sociedad decente, es decir, una en la que las vulnerabilidades son atendidas porque sus miembros creen que esa condición no es compatible con el respeto a la dignidad de la persona. Por olof page

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VULNERABILIDAD A pesar de las diversas formas que el Estado de Bienestar puede adoptar, no resulta del todo inapropiado considerar la atención a ciertos tipos de vulnerabilidad como uno de sus rasgos distintivos. Esto supone (entre otras cosas) la existencia, de parte del Estado, de un deber de provisión social de cierto tipo. Lo que justificaría este deber es la protección de algunas dimensiones de nuestra vida cuyo cuidado no debería depender del poder económico que se tiene, pues, si así fuera, quienes no gozan de ese poder o lo tienen en escaso grado, se encontrarán en una situación económica, social y política de gran debilidad. Quien se encuentra en una situación de vulnerabilidad carece de los mínimos constitutivos de toda vida que esté “en condiciones de poder ser realizada”, es decir, es vulnerable a todas esas cosas a las que la ausencia de esos mínimos la exponen. Por ejemplo, un niño

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revista universitaria

Hay quienes lo consideran un cómplice de las injusticias del capitalismo y otros una intervención indeseada y burocrática en lo que debería ser un mercado libre. El caso es que, no obstante estas críticas, el Estado de Bienestar es parte fundamental de la cultura democrática actual.

fotografía karina fuenzalida

el olvido. En un entorno en el cual las pensiones son bajas, un anciano es vulnerable al abandono y a la precariedad material.

en un contexto de precariedad sicológica y material es vulnerable a la manipulación de los adultos y a una baja escolarización; quien es anciano, en un contexto en el cual las pensiones son bajas y, en parte por eso, ser anciano es visto como una condición negativa (es decir, como una “carga”), es vulnerable al abandono y a la precariedad material; quien es pobre, en un contexto de economía capitalista en que el dinero es considerado un valioso símbolo de poder y estatus, es vulnerable a la explotación y al menosprecio clasista; quien sufre de una enfermedad que no tiene los medios para costear es, en una sociedad donde la salud depende de los recursos propios, vulnerable a un daño físico irreparable o a la muerte; quien pertenece a una determinada etnia, en un país en el que quienes detentan el poder político miran a dicha etnia con desdén e indiferencia, es vulnerable a la discriminación arbitraria.


fotografía sebastián utreras

más allá de la pobreza. En la medida en que en el Estado de Bienestar ya no se trata solo de asistir al pobre, se puede concluir que es necesario incorporar la entrega de servicios sociales públicamente financiados, tales como la educación, la salud o el transporte.

Estos ejemplos muestran, además, que los tipos de vulnerabilidad pueden ser cualitativamente distintos en, al menos, dos sentidos. Uno guarda relación con cuestiones materiales (económicas o de acceso a bienes). El otro se refiere al no reconocimiento de aspectos de la propia identidad o la pertenencia a un determinado grupo (étnico, religioso o culturalmente definido). La noción de vulnerabilidad nos ayuda a entender que, a pesar de las diferencias que puedan existir respecto de qué es lo que sería una vida realizada, hay ciertos mínimos –vinculados con ciertas capacidades mínimas de agencia– que son condición de posibilidad de cualquier proyecto de vida. Aceptar que la atención a ciertos tipos de vulnerabilidad es uno de los rasgos distintivos del Estado de Bienestar, en cualquiera de sus posibles concreciones institucionales, pasa por entender que estos tipos de vulnerabilidad pueden implicar la destrucción de la autonomía personal que posibilita una vida digna. Que el Estado de Bienestar se ocupe de estos mínimos muestra que su propósito es más bien correctivo que radicalmente transformador o revolucionario. Recordemos que, en términos históricos, el Estado de Bienestar surge primero como mera asistencia al pobre, luego amplía su alcance implementando servicios y seguros sociales, consagrando derechos, para termi-

nar gobernando aspectos importantes de la economía mediante políticas regulatorias de diverso tipo (fiscales, monetarias o laborales), políticas procrecimiento e inversiones y provisión de empleos, entre otras. Todo esto, con el fin de asegurar la estabilidad de las políticas destinadas a la protección de aquellas dimensiones de la vida de las personas que no deberían estar sujetas a las oscilaciones del mercado (salud, familia, educación o ingreso, por ejemplo). Esta función del gobierno económico no fue el producto de una acción planificada, sino más bien el resultado de un conjunto de políticas de asistencia y protección cuya acumulación fue haciendo necesaria la creación de reglas e instituciones que ahora son parte importante de la arquitectura del Estado moderno. A pesar de la complejidad institucional que ha ido asumiendo, el propósito central (no necesariamente el único) del Estado de Bienestar es, como lo hemos dicho, la protección de la vulnerabilidad, cuestión que, como puede constatarse empíricamente, ha favorecido tanto a los más necesitados como a las clases medias. Es en este sentido que se afirma que el Estado de Bienestar procura controlar los daños que necesariamente produce el mercado (en su versión capitalista), tales como la inseguridad, la desigualdad y la inestabilidad, cosas que siguen de la “destrucción creativa” que, al decir de Joseph Schumpeter, caracteriza al capitalismo.

Es precisamente la justificación moral la que no debe perderse de vista a la hora de elaborar determinadas políticas públicas, tanto en lo que refiere a su propósito como al modo de implementarlas. 45


fotografía karina fuenzalida

infancia desvalida. Un niño en un contexto de precariedad sicológica y material es vulnerable a la manipulación de los adultos y a una baja escolarización.

Se afirma que el Estado de Bienestar procura controlar los daños que necesariamente produce el mercado (en su versión capitalista), tales como la inseguridad, la desigualdad y la inestabilidad. AUTONOMÍA Aunque la autonomía individual es un buen criterio para determinar por contraste lo que significa ser vulnerable, es importante no interpretar este concepto en términos individualistas. Una perspectiva individualista explica la autonomía como si esta fuera el resultado de un proceso en el que las relaciones con otros individuos tienen un rol más bien secundario; un proceso cuya meta última es un tipo de independencia de los demás, con el fin de que estos no sean un potencial obstáculo para mi propia felicidad. La visión contraria sostiene que la autonomía personal se alimenta positivamente de nuestra relación con los demás, al tiempo que, por cierto, puede verse también amenazada por ella. Por esta razón cabe aquí hablar de autonomía en sentido relacional y de dicha independencia como susceptible a fragilidades derivadas de su carácter relacional, es decir, de tipo social, económica o política. Es importante tener esto en mente, pues existe el peligro de que una atención exclusiva por satisfacer aque46

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llos mínimos que evitarían la vulnerabilidad pueda llevarnos a entender esta condición como si no tuviese un componente relacional vinculado a las condiciones sociales, políticas y económicas en las que tiene lugar. Esto explica en qué sentido los mínimos a los que se alude cuando se analiza la provisión social que le cabría al Estado de Bienestar no deberían ser entendidos únicamente en términos materiales. En la medida en que ya no se trata solo de asistir al pobre –pues aparecen como relevantes otras formas de vulnerabilidad– se puede concluir que es necesario incorporar la entrega de servicios sociales públicamente financiados, tales como la educación, la salud, el transporte y otros. Cuando, además, se considera que –no obstante su posible efecto regresivo– tales servicios deberían ser provistos universalmente, se apunta con ello a evidenciar que las diferencias de estatus pueden ser una fuente importante de vulnerabilidad en términos de reconocimiento.


VIDA DIGNA Y SOCIEDAD DECENTE Para ilustrar el tipo de mínimos que podrían tenerse en consideración a la hora de pensar en capacidades mínimas de agencia, algunas de las cuales tienen un componente relacional, se puede considerar la propuesta de Martha Nussbaum –basada en el trabajo previo del economista y filósofo Amartya Sen– de elaborar una lista de capacidades humanas básicas que pueda funcionar como parámetro normativo para la elaboración de políticas públicas. Esta lista de capacidades está compuesta, entre otras, por aquellas relativas a la salud física y todo lo que eso implica; a las emociones y su componente afectivo interpersonal; a la razón práctica y su capacidad para elaborar críticamente una cierta concepción del bien; al disfrute de actividades recreativas; al control sobre el propio entorno político, es decir, participación política y protección de la libertad de expresión y de asociación; a la afiliación o el poder vivir con otros y manifestar preocupación por sus necesidades (Nussbaum, M.; 2006, 88-89). Según Nussbaum, estas capacidades deberían ser entendidas como mínimos bajo los cuales la dignidad humana no sería respetada. Por esta razón es que deben ser protegidas, tanto mediante los derechos de primera generación (libertades políticas y civiles) como mediante los derechos de segunda generación (los derechos económicos y sociales). Como se puede ver, detrás de todo uso del concepto de vulnerabilidad existe una cierta imagen de lo que significa vivir una vida digna y en una sociedad decente, es decir, una en la que las vulnerabilidades son atendidas porque sus miembros creen que esa condición no es

compatible con el respeto a la dignidad de la persona. La decencia en cuestión no pasa entonces por el hecho de atender la vulnerabilidad, sino por el motivo que hay para hacerlo. Son los motivos de carácter moral los que están en la base de una comprensión no meramente técnica o instrumental del propósito del Estado de Bienestar. Es precisamente la justificación moral la que no debe perderse de vista a la hora de elaborar determinadas políticas públicas, tanto en lo que refiere a su propósito como al modo de implementarlas. Si la vulnerabilidad que hemos aquí tratado se vincula estrechamente con el sistema capitalista, entonces la relación entre el Estado de Bienestar y el capitalismo está basada en un equilibrio precario, pues el primero tiene el propósito de corregir algunos efectos del segundo, pero al ser estas consecuencias algo propio de la dinámica del mercado, su corrección es una amenaza a la vitalidad de esa misma dinámica que, de tanto en tanto, produce esos resultados. Esto muestra en qué sentido los defensores del Estado de Bienestar no buscan eliminar el capitalismo, sino más bien contener, desde el punto de vista social, sus efectos (de allí que se hable de distintos tipos de capitalismo). Es por esto que el Estado de Bienestar tiene críticos de ambos lados del espectro político. Hay quienes lo consideran un cómplice de las injusticias del capitalismo y otros una intervención indeseada y burocrática en lo que debería ser un mercado libre. El caso es que, no obstante estas críticas, el Estado de Bienestar –en sus diversas formas e intensidad– es parte fundamental de la cultura democrática actual.

PARA LEER MÁS. Nussbaum, M.; Las fronteras de la justicia. Consideraciones sobre la exclusión, Paidós, Barcelona, 2006.

asistir a la clase media. A pesar de la complejidad institucional que ha ido asumiendo, el propósito central (no necesariamente el único) del Estado de Bienestar es la protección de la vulnerabilidad, cuestión que ha favorecido tanto a los más necesitados como a las clases medias.

fotografía césar cortés

* Respecto del concepto de vulnerabilidad, este artículo contiene extractos (en algunos casos reformulándolos) de “Los usos y formas de la vulnerabilidad”, del libro Los invisibles. Por qué la pobreza y la exclusión social dejaron de ser prioridad, de Catalina Siles (ed.), IES, Santiago, pp. 30-47, 2015.

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fotografía felipe cantillana, Fundación Imagen de Chile

gasto público. Los países de desarrollo económico alto tienen, en promedio, un mayor nivel de gasto público social en relación con el tamaño de su economía. Además, hay diferencias significativas en el indicador entre países de similar desarrollo económico. En la imagen, un trabajador cosecha arándanos en Osorno.

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de la

equidad

El Estado de Bienestar cumple un rol distributivo, en tanto asegura que el conjunto de la población acceda a niveles aceptables de ingreso, consumo y seguridad económica, y que las relaciones entre los actores económicos tengan el balance necesario para que trabajadores y consumidores no sean sujetos de abuso. De no mediar la referida acción, segmentos significativos de las personas estarían sujetos a privaciones en dimensiones esenciales. Pero, ¿cómo se financia este modelo?

DOSSIER ¿Cuánto estado para el bienestar?

En busca

Por Osvaldo Larrañaga

Osvaldo Larrañaga. Es economista de la U. de Chile y doctorado en economía por la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos. Actualmente, es director de la Escuela de Gobierno de la UC y trabaja en temas de desigualdad y de políticas públicas. Ha sido profesor en la Universidad de Chile, el programa de postgrado Ilades Georgetown y en la Universidad de Concepción. Fue director del proyecto “Desiguales” en el PNUD, Chile, que dio origen al libro con igual nombre, en 2017.

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l término Estado de Bienestar se refiere a la función social que los gobiernos realizan a través de la provisión de seguridad social, educación, salud y otros servicios sociales. Cubre también el pago de transferencias monetarias a grupos de la población; la regulación de las relaciones entre trabajo y capital; la protección del consumidor y otras iniciativas de similar índole. La provisión pública de un servicio social busca que el acceso de la población sea digno y que no esté mediado por la capacidad de pago de las personas. Provisión pública no implica necesariamente producción estatal, como se muestra en los países con educación financiada por el Estado y provista por organizaciones no estatales. Por su parte, la seguridad social entrega protección para que se cuente con medios de vida en la vejez, desempleo, enfermedad, invalidez y otros eventos en los que no es posible realizar trabajo remunerado. Esto se logra a través de seguros de carácter obligatorio que son mandatados por los gobiernos y financiados por cotizaciones o impuestos. El Estado de Bienestar cumple un rol distributivo, en tanto asegura que el conjunto de la población acceda a niveles aceptables de ingreso, consumo y seguridad económica, y que las relaciones entre los actores económicos tengan el balance necesario para que tra-

La seguridad social entrega protección económica para que se cuente con medios de vida en la vejez, desempleo, enfermedad, invalidez y otros eventos en los que no es posible realizar trabajo remunerado. Esto se logra a través de seguros de carácter obligatorio. bajadores y consumidores no sean sujetos de abuso. De no mediar la referida acción del Estado, segmentos significativos de las personas estarían sujetas a privaciones en dimensiones esenciales del bienestar, puesto que el funcionamiento del mercado no asegura esos resultados. En tal sentido, se puede decir que el Estado de Bienestar torna social y políticamente factible el sistema de mercado, entendiendo por tal la predominancia de la empresa privada en la producción de bienes y servicios, de los mercados en la coordinación de actores económicos, y de la ganancia como motor de la innovación productiva. Un sistema que ha demostrado gran eficacia en la producción de bienes y servicios, de modo que prácticamente todos los países hoy desarrollados funcionan bajo tal esquema de organización económica.

rol distributivo. El Estado de Bienestar torna social y políticamente factible el sistema de mercado, el cual ha demostrado gran eficacia en la producción de bienes y servicios, de modo que prácticamente todos los países hoy desarrollados funcionan bajo tal esquema de organización económica. En la foto, la feria de Rahue Bajo, en Osorno.

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bajas pensiones. El gasto en pensiones de vejez y sobrevivencia en Chile representa solo la mitad del nivel promedio de la OCDE (4% versus 8% del PIB). En la foto, mujeres trabajan en la producción de choritos, en Chiloé.

fotografía felipe cantillana, Fundación Imagen de Chile

Gasto y financiamiento del Estado de Bienestar Una medida, si bien incompleta, de la importancia que tiene el Estado de Bienestar en un país es el nivel de gasto público social en relación con su PIB. Cuando se compara a los países de acuerdo a este indicador se constatan dos hechos: que los países de desarrollo económico alto tienen en promedio un mayor nivel de gasto público social en relación con el tamaño de su economía, y que hay diferencias significativas en el indicador entre países de similar desarrollo económico. El primer resultado se explica porque los países de desarrollo alto tienden a tener poblaciones más envejecidas, que requieren de un mayor gasto en salud y pensiones, y porque la producción de educación, salud y servicios de cuidado es altamente intensiva en mano de obra que se encarece con el desarrollo. Asimismo, los gobiernos de estos países tienen una mayor capacidad para recaudar impuestos y la población parece más dispuesta a pagarlos, posiblemente porque reconocen y legitiman las funciones que desempeñan sus Estados. En cambio, las diferencias de gasto público social entre países de similar nivel de desarrollo se explican porque existe más de un tipo de Estado de Bienestar. De hecho, la literatura especializada ha identificado un conjunto de tipos o modelos, los cuales difieren cualitativamente entre sí. Dos ejemplos principales son el modelo socialdemócrata, que agrupa a los países nórdicos, y el modelo liberal que incluye a Estados Unidos y otras naciones desarrolladas de origen anglosajón. En los países nórdicos el gasto público social asciende a un 33% del PIB (promedio de cuatro países), mientras que en Estados Unidos es alrededor de 24% (datos OCDE). El diferencial de gasto refleja distintas concepciones del rol del Estado en la provisión de bienestar. Así, los países nórdicos tienden a universalizar la cobertura de transferencias monetarias; dejan menos es-

En promedio, los gobiernos de la OCDE recaudan cotizaciones previsionales que representan un 36% del gasto público social, y el otro 64% se financia con recursos provenientes mayoritariamente de impuestos generales. pacio al mercado en la provisión de servicios sociales y ponen a un mayor número de servicios bajo provisión pública. Estas naciones destinan un porcentaje del PIB a pagos por discapacidad, desempleo y beneficios familiares que es cuatro veces mayor que en Estados Unidos. Por contraste, el gasto social privado representa solo un 3,5% del PIB en los países nórdicos, mientras que en el caso estadounidense asciende a un 14,5% (de los cuales salud explica casi dos tercios). El financiamiento del gasto social proviene en lo fundamental de recaudación tributaria y de contribuciones para la seguridad social. En promedio, los gobiernos de la OCDE recaudan cotizaciones previsionales que representan un 36% del gasto público social, y el otro 64% se financia con recursos provenientes mayoritariamente de impuestos generales.

Chile envejece En América Latina la acción social de los gobiernos ha sido menos profunda en cuanto al monto de los beneficios y de la población cubierta por los programas sociales. Quizás por ello se han usado otras denominaciones para la función social de los gobiernos, como “Estado proveedor”, “Estado de compromiso” o simplemente “políticas sociales”. El Estado de Chile destina a funciones sociales recursos del orden de un 16% del PIB. Esta cifra aumentó considerablemente en el tiempo y en la actualidad re-

PARA LEER MÁS • Esping Anderen, G.; The three worlds of welfare capitalism, Princeton University Press, 1990. • PNUD (2017): Desiguales. Orígenes, cambios y desafíos de la brecha social en Chile. Capítulo 9, “Redistribución de ingresos y seguridad social”.

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Gasto público social como % del PIB, países OCDE (incluye educación)

35,7 34,2 33,4 33,8

En Chile, dos de cada tres pesos del erario fiscal se destina a gasto social.

31,1 31,3 31,4 31,5 28,8

14,7

15,7

16,3

25,5 24,8 24,9 25,0

17,3

Francia

Bélgica

Finlandia

Noruega

Dinamarca

Suecia

Italia

Austria

España

Alemania

Portugal

Eslovenia

Luxemburgo

Polonia

Gran Bretaña

Nueva Zelanda

Hungría

Estados Unidos

Estonia

Canadá

Rep. Checa

Islandia

Israel

Holanda

Latvia

Eslovaquia

Lituania

Irlanda

Turquía

Chile

Corea

11,2

México

es el gasto social público de Chile

20,2 19,2 19,7

22,4 22,8 22,9 21,5 21,8 21,9 20,9 21,0

23,6

26,9 27,2

Fuente: Social Expenditure Database Ocde y Education at Glance 2020.

El nivel de recursos públicos que se destina a salud y educación en el país es similar al promedio de los países de la OCDE (entre 5 a 6% del PIB, cada sector). Sin embargo, Chile no ha logrado estándares de cobertura o de calidad similares a ellos. presenta dos terceras partes del total de gasto público. En otras palabras, dos de cada tres pesos del erario fiscal se destina a gasto social. El nivel de recursos públicos que se destina a salud y educación en el país es similar al promedio de los países de la OCDE (entre 5 a 6% del PIB, cada sector). Sin embargo, Chile no ha logrado estándares de cobertura o de calidad similares a ellos en estas materias, por lo que las mejoras necesarias no pasan por una mayor inversión de recursos. En cambio, el gasto en pensiones de vejez y sobrevivencia en Chile representa solo la mitad del nivel promedio de la OCDE (4% versus 8% del PIB). La cifra incluye el conjunto de pensiones pagadas en el país, incluyendo al sistema de AFP, ya que se trata de una política pública –solo el Estado puede hacer obligatorio el pago de cotizaciones– que es administrada por entidades privadas. En materia de las pensiones por causa de invalidez, el gasto en el país es una cuarta parte del promedio de la OCDE, en relación con el PIB respectivo. El menor gasto en pensiones se debe en parte a la ventaja que Chile presenta en el factor demográfico, que se perderá en los años próximos y, en parte, a problemas de cobertura y monto de las pensiones. 52

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El factor demográfico refiere a la relación que hay entre el gasto en pensiones y el porcentaje de población adulta mayor (65 y más años). En Chile, un 12% de la población es adulta mayor, mientras que el promedio de la OCDE alcanza a un 17%. El país más envejecido en la actualidad es Japón, con un 28% de sus habitantes por sobre 65 años. Esta es una ventaja que Chile perderá rápidamente, puesto que para el 2030 se alcanzaría el actual promedio de estas naciones y para 2050 se espera que una cuarta parte de la población nacional sea adulta mayor (INE). El segundo factor que subyace al bajo gasto en pensiones es el reducido monto de los pagos que reciben los pensionados en el país. Así, la pensión promedio en el sistema de AFP asciende a $220.000, mientras que la mediana de los pagos es solo $145.000. Estos montos son similares a los que paga el Instituto de Previsión Social (IPS) a los pensionados del antiguo sistema de reparto. Por su parte, el monto de la pensión básica solidaria (PBS) fluctúa entre $141.000 y $170.000, según tramo de edad. Las bajas pensiones en el sistema de AFP resultan de un diseño de política pública que no tuvo en cuenta que el mercado laboral funciona con períodos de desempleo, trabajo informal e inactividad laboral, de modo que el ahorro que se acumula en las cuentas individuales es insuficiente para financiar una pensión acorde a lo esperado. Estos factores explican también el elevado número de personas que accede al pilar solidario de vejez, casi un millón de personas en el aporte previsional solidario (APS) y 410.000 en la citada PBS. En cambio, el monto de las pensiones del ISP es, en parte, herencia del antiguo sistema y, en parte, decisión de política pública. El desafío que enfrenta la política pública en esta materia es reformar la arquitectura del sistema de pensio-


nes a objeto que cubra de modo mucho más eficiente y equitativo la provisión de ingresos en la vejez, y que ello sea sostenible en el tiempo. Al respecto, se dispone de suficiente conocimiento y evidencia internacional para poder diseñar un buen sistema de seguridad social en el país. También es posible contar con el apoyo político y social requerido para una reforma, dado el descrédito y falta de legitimidad social del sistema vigente. El nuevo esquema debe financiarse con un mayor volumen de recursos provenientes de impuestos, dada la insuficiencia de las cotizaciones en presencia de un mercado laboral que opera con un número significativo de trabajadores no asalariados. Aquí se incluye desde profesionales independientes que deciden ahorrar por cuenta propia para la vejez hasta trabajadores informales que no tienen otra opción que destinar todo su ingreso a financiar los gastos de vida. Es muy probable que a futuro aumente el porcentaje de trabajadores en esta condición. El trabajo independiente está creciendo fuertemente en las plataformas digitales, que ofrecen oportunidades de empleo a personas que no acceden a trabajo asalariado o que prefieren la autonomía y flexibilidad que les proporciona la actividad independiente. Pero sobre todo, por la automatización de los trabajos que se viene en el futuro próximo y que va a desplazar a importantes segmentos de trabajadores de sus ocupaciones.

La tarea inmediata No obstante lo anterior, es casi seguro que los problemas económicos y sociales derivados de la pandemia constituirán la primera prioridad en la política pública en los años venideros.

Las necesarias medidas de aislamiento han dejado en el país a millones de personas sin empleo y a numerosas empresas al borde de la quiebra. En respuesta, el gobierno ha distribuido un volumen considerable de recursos a las familias, que unido a la menor recaudación tributaria por la baja en la actividad económica se traducirá en un déficit fiscal de gran magnitud, cercano a un máximo histórico de 10% del PIB para este año. A ello se suma la secuela de efectos que la pandemia va a dejar en pobreza, abandono o retraso escolar, egresados de la educación que no encontrarán trabajo, enfermedades que no fueron tratadas, deterioro de salud mental, quiebres familiares y otros más. De esta manera, y aunque el país disponga de acceso masivo a una vacuna durante el primer semestre del 2021, se prevé que vienen años de privaciones sociales y mucha estrechez fiscal. Es indudable que el Estado ya no cuenta con los recursos para hacerse cargo del conjunto de demandas sociales que se expresaron en el estallido de octubre de 2019, pero se hace notar que parte de ellas son por dignidad y reconocimiento antes que por motivos económicos. Asimismo, hay muy poco espacio para aumentar los impuestos, si se considera la desmedrada situación de los hogares y la necesidad de que la actividad económica se reponga lo más rápido posible para que se empiece a recontratar trabajadores. La tarea de la recuperación se hace aún más difícil si se considera la debilidad del sistema político, la generalizada falta de confianza en las instituciones y la crispación social de los últimos tiempos. En este contexto, el proceso constituyente puede representar un espacio para recuperar confianzas y construir de manera conjunta los cimientos para una mejor y más inclusiva sociedad.

chile frente a su futuro. La tarea de la recuperación se hace difícil si se considera la debilidad del sistema político, la generalizada falta de confianza en las instituciones y la crispación social de los últimos tiempos. El proceso constituyente puede representar un espacio para recuperar confianzas.

fotografía codelco

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fotografía eliot elisofon

un hito clave. La Ley de Medicina Preventiva de 1938 estableció por primera vez un examen médico anual y gratuito en el sistema público de salud. En la imagen aparecen enfermeras realizando una vacunación masiva en la Estación Central de Santiago, en 1950.

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de la

desigualdad

DOSSIER ¿Cuánto estado para el bienestar?

El anclaje La implementación de un sistema de bienestar en Chile a comienzos del siglo XX reprodujo la notoria estratificación social del país. Tanto las condiciones de acceso como la calidad de las prestaciones, y el mayor o menor beneficio que un trabajador podía obtener en salud y previsión dependieron de la aseguradora a la cual se perteneciera. Así, la pregunta sobre cuál tipo de Estado y cuánto debiera intervenir para garantizar derechos sociales, que también están redefiniéndose, es una cuestión central en la democracia que hemos construido y en la que deseamos. Por FRANCISCA RENGIFO

Francisca Rengifo. Es doctora en Historia por la Universidad Católica y profesora asociada de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez. Su línea de trabajo aborda la historia política y social de Chile, especializándose en temas de familia, género y políticas sociales. Es autora, entre otras publicaciones, de “Desigualdad e inclusión. La ruta del Estado de seguridad social chileno, 1920-1970” (de la Hispanic American Historical Review) y coautora de Historia de la educación en Chile, 1810-2010 (Taurus, 2012).

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la emergente clase media. En la imagen, la población Huemul en el barrio Franklin, inaugurada por el Presidente Ramón Barros Luco, en 1911, y levantada por la Caja de Crédito Hipotecario. La obra concluyó en octubre de 1918, cuando se entregó la Sección de Beneficencia Pública, que contemplaba, entre otros, pabellones destinados a asilo maternal, gota de leche y un hospital de niños.

Fotografía Santiago Nostálgico

H

oy es más fácil vivir que morir. Y esta es una evidencia que ni la pandemia por covid-19 derrumbó. Es así, en gran parte, gracias al llamado Estado de Bienestar, cuyas prestaciones sociales básicas explican que nuestra esperanza de vida alcance los 79,9 años y que la tasa bruta de mortalidad sea 5,8 por mil habitantes. Considerando estas y otras cifras demográficas en un marco temporal mayor, son indicadores del mejoramiento de las condiciones de vida y han sido criterios convencionales para evaluar la cobertura del sistema de bienestar, dimensionar sus beneficios y ponderar su efectividad como herramienta redistributiva. Pero, por sí solas, las estadísticas poseen escasa capacidad explicativa. La transformación del Estado liberal decimonónico hacia uno social, enmarcado en el paradigma de bienestar, significó también y, sobre todo, una nueva forma de pertenencia e inclusión política. Este cambio en la concepción y en el diseño estatal expresó un giro radical en la comprensión de nuestros vínculos sociales, en la consideración del otro como sujeto de derechos positivos, es decir, que debían garantizarse para que fueran efectivos.

La noción jurídica de protección vino a ser en sí misma un derecho y no solo una actividad pública discrecional que comprometía al Estado, pero que no obligaba a la gente. Por consiguiente, la pregunta sobre cuál tipo de Estado y cuánto debiera intervenir para garantizar unos derechos sociales, que también están redefiniéndose, es una cuestión central en nuestra democracia, tanto en la que hemos construido como en la que deseamos. Y esta doble dimensión del Estado de Bienestar, como proceso a la vez que proyecto sociopolítico, es la que exige abordar el actual debate sobre las posibles respuestas a dicha pregunta, ubicando los alcances o límites del Estado en la conclusión de la discusión pública y no en su punto de partida. Podremos concretar nuestros anhelos ciudadanos si conocemos cuál es el anclaje histórico para las reformas necesarias; porque el Estado de Bienestar es un modelo y hay de varios tipos. Este responde a un paradigma, pero no refiere a la totalidad del Estado y sus funciones. Por tanto, no es asimilable a la mera existencia de políticas sociales. Las políticas son anteriores, están en la formación de nuestra república como concreción de las libertades individuales. Por ejemplo, la educación pública fue la primera política social del país, pero no transformó la naturaleza del Estado liberal. Era su deber ofrecerla, pero no de los individuos recibirla sino hasta la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, de 1920.

Hoy es más fácil vivir que morir. Y esta es una evidencia que ni la pandemia del covid-19 derrumbó. Es así, en gran parte, gracias al llamado Estado de Bienestar, cuyas prestaciones sociales básicas explican que nuestra esperanza de vida alcance los 79,9 años y que la tasa bruta de mortalidad sea 5,8 por mil habitantes. 56

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El caso chileno Al igual que otros países latinoamericanos, Chile organizó durante las décadas de 1920 a 1950, entre los gobiernos de Arturo Alessandri Palma y el segundo de Carlos Ibáñez, un sistema de protección social sobre la base del empleo. El anhelo de garantizar un mínimo de bienestar a cada habitante fue acogido por la Constitución Política de 1925 y traducido en una legislación articulada por el Código del Trabajo de 1931. En este marco jurídico, el Estado experimentó una rearticulación institucional protagonizada por la Caja de Seguro Obligatorio (CSO, creada en 1924) y aspiró a un sistema comprehensivo de bienestar. Su posterior fracaso, en términos de igualdad social, fue inherente a la naturaleza corporativa del esquema, dividido entre un sistema público de régimen general –el de los obreros– y otro particular, correspondiente a los empleados. A partir de la década de 1940, más de dos tercios de los trabajadores estaban inscritos en el sistema, cotizando un porcentaje de su salario, complementado por uno equivalente provisto por el empleador y otro menor de aporte estatal. A cambio, el trabajador contaba con seguros de accidente laboral, de enfermedad profesional y maternidad, de invalidez, vejez y muerte. Estos seguros fueron concebidos como una válvula esencialmente económica y cubrieron prestaciones médicas. Los fondos reunidos permitieron extender una red territorial de centros de atención sanitaria que alcanzó a gran parte del territorio nacional y que constituyó la base del sistema de salud pública.

Podremos concretar nuestros anhelos ciudadanos si conocemos cuál es el anclaje histórico para las reformas necesarias; porque el Estado de Bienestar es un modelo y hay de varios tipos. Este responde a un paradigma, pero no refiere a la totalidad del Estado y sus funciones. Por tanto, no es asimilable a la mera existencia de políticas sociales. Un hito clave en la expansión social del sistema fue la Ley de Medicina Preventiva de 1938 que, por primera vez, estableció un examen médico anual y gratuito para los afiliados e incorporó a las mujeres legítimas de estos durante el embarazo y parto, y a sus hijos e hijas hasta los dos años de edad. A mediados de siglo, era notorio el mejoramiento de las condiciones vitales: la mortalidad general descendió de 26,6 a 8,7 muertos por mil habitantes; la infantil bajó de 257,8 niños muertos antes de cumplir un año de vida a 82,2; y la expectativa de vida al nacer se elevó de 31,5 a 62,6 años de edad. No obstante, esta evidencia estadística no ahorra la necesidad de explicar la expansión inclusiva, pero desigual, de nuestro Estado de Bienestar. Este fue uno de seguridad social con dos ejes de desarrollo: salud y previsión. La concepción diferenciada del sistema, que no es-

derecho a aprender. La educación pública fue la primera política social del país, pero no transformó la naturaleza del Estado liberal. Era su deber ofrecerla, pero no de los individuos recibirla sino hasta la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, de 1920. La imagen es de unos niños en la Vega, en 1937.

fotografía santiago nostálgico

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El Estado experimentó una rearticulación institucional protagonizada por la Caja de Seguro Obligatorio y aspiró a un sistema comprehensivo de bienestar. Su posterior fracaso, en términos de igualdad social, fue inherente a la naturaleza corporativa del esquema (obreros-empleados). PARA LEER MÁS • Rengifo, F.; “Desigualdad e inclusión. La ruta del Estado de seguridad social chileno, 19201970”, Hispanic American Historical Review, 97:3, Duke University Press, 2017. • Serrano, S.; Ponce de León, M. y Rengifo, F.; Historia de la educación en Chile (1810-2010), tomo I: Aprender a leer y escribir (1810-1880); tomo II: La educación nacional (18801930), Santiago, Taurus, 2012. Tomo III: Democracia, exclusión y crisis (1930-1964), Penguin Random House, 2018. • Borzutsky, S.; Vital connections: politics, social security and Chile, Notre Dame: Indiana University Press, 2002.

tableció la obligatoriedad universal y que permitió la administración privada de los seguros, operó una división tajante entre los obreros pertenecientes a la CSO y los empleados, que según su calidad correspondían a la Caja Nacional de Empleados Particulares, a la Caja de Empleados Públicos –aquellos civiles cuyos sueldos estaban contemplados en el presupuesto nacional– y a la Caja de Retiro y Previsión Social si eran municipales. El personal del Ejército y de la Armada poseía sus propias cajas administradoras. Esta división sectorial fue ahondada por la excepción de afiliación obligatoria, permitiendo la organización de otras cajas por industria, rubro o profesión que desarrollaron el negocio de seguros cobrando un porcentaje por su administración. En 1927, ya existían 44 cajas. Como resultado, la implementación del sistema reprodujo la notoria estratificación social del país y, así, la desigualdad. Tanto las condiciones de acceso como la calidad de las prestaciones y el mayor o menor beneficio que un trabajador podía obtener en salud y previsión dependieron de la aseguradora a la cual se perteneciera.

El privilegio de pocos Estas diferencias originales no fueron entendidas como una violación al principio de igualdad, sino que el razonamiento jurídico respondió a la libre elección. Pero la posibilidad de escoger fue una opción para algunos.

Todo trabajador menor de 65 años de edad y cuyo sueldo anual fuera menos de 8.000 pesos (US$861) estaba obligado a cotizar. Esto permitió que la CSO reuniera a la mayoría de los trabajadores del país, un millón de cotizantes en 1949 respecto de los 140.905 empleados particulares. Sin embargo, esta tuvo fondos muy reducidos que hacían imposible capitalizar, ya que sus integrantes recibían los salarios más bajos del país. Las mujeres fueron incorporadas en cuanto trabajadoras, pero la cantidad de obreras y empleadas era pequeña, en contraste con la gran mayoría que se ocupaba en actividades económicas informales y temporales. Esta distinción operada por el contrato de trabajo también excluyó, por mucho tiempo, a los trabajadores agrícolas, a pesar de que la ley los había considerado desde un principio. El sistema de inquilinaje o el trabajo a jornal dificultó enormemente asimilarlos a un empleo formal. En 1940, este grupo de trabajadores era casi un tercio de la población económicamente activa y, sin embargo, recibió una tardía y esporádica atención médica y la previsión fue casi nula. La creciente urbanización del país los acercaría a la seguridad social. Los familiares dependientes de los trabajadores fueron incluidos en las prestaciones sociales como cargas del cotizante si este voluntariamente los inscribía y pagaba un porcentaje adicional. Además, hubo restricciones legales que excluyeron a priori a la prole ilegítima y a las parejas consensuales. Así, las mujeres fueron objeto de múltiples distinciones como trabajadoras informales, temporeras, como relaciones ilegítimas o de hecho o por voluntariedad del marido.

La ausencia de voluntad política Si bien desde los orígenes del sistema, reformadores sociales, juristas y autoridades políticas debatieron sobre la necesidad de integrar este esquema con el fin de proveer una protección igualitaria a toda la población, el giro fue la reforma de 1952 y en esta fue preponderante el Estado. La CSO funcionaba como superintendencia,

Cronología del Estado de Bienestar en Chile 1920

1924

Se promulga la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria.

Se crean la Caja del Seguro Obrero, la Caja de Empleados Particulares y la Caja de Empleados Públicos, instituciones que otorgan previsión social a sus cotizantes a través del sistema de reparto. Se crea el Ministerio de Bienestar Social.

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1927 Se establece el Ministerio de Educación Pública.

1928

1931

1952

Se crea la Dirección General de Protección de Menores.

Se promulga el Código del Trabajo.

Se constituye el Servicio Nacional de Salud. Se forma el Servicio de Seguro Social, sucesor de la Caja del Seguro Obrero.


Asistencia y cuidado saNITARIO. Una visitadora social durante una inspección sanitaria escolar, en 1928, enseñando normas de higiene a la familia.

Fotografía La Escuela, 1927-1969. Santiago, Imprenta Universitaria, marzo 1928, página 27. Colección Biblioteca Nacional de Chile, disponible en Memoria Chilena.

pero también había abierto el espacio para una mayor acción estatal. La reforma refundó el sistema, creando el Servicio Nacional de Salud y el Servicio de Seguridad Social, ministerios de Salud Pública y del Trabajo y Previsión Social desde 1959. Estableció que en las mismas circunstancias laborales se debía proveer similar protección a los trabajadores. Con ello amplió la cobertura, pero remarcó las fronteras entre regímenes de seguros. Permitió la incorporación de la previsión, materia que no había comprendido el Código, las pensiones se hicieron reajustables y, en 1953, los obreros obtuvieron indemnización por años de servicios, asignación familiar –que era un beneficio solo para algunos grupos de empleados– y salario mínimo para los trabajadores agrícolas. El régimen financiero del sistema se transformó en uno de reparto, posibilitando el pago de pensiones de vejez, viudez y orfandad. Hasta entonces, había que optar entre la modalidad de fondo común con cuota reservada o la de capitalización individual. La primera opción permitía

1952 Se crean los Centros de Educación Fundamental, destinados a la alfabetización de adultos. Implementación efectiva de la Universidad Técnica del Estado (UTE).

1953 Entra en funcionamiento el Ministerio de Salud Pública y Previsión Social. Comienza a funcionar la Corporación para la Vivienda (CORVI).

1959 Organización del Ministerio de Salud Pública y del Ministerio del Trabajo y Previsión Social.

asegurar el monto de la pensión y su reajuste, mientras que la segunda no, pero era un ahorro forzoso. Esta reforma marcó un hito entre el primer periodo de carácter regulatorio y el rol subsidiario del Estado, y el siguiente de ampliación de sus funciones, interviniendo no solo como administrador y fiscalizador, sino también como principal sostén económico. Pero era un sistema quebrado, sin recursos, y que debió enfrentar intereses sectoriales reacios a ver afectados unos derechos ya adquiridos. Para concluir, la trayectoria del Estado de seguridad social chileno sugiere que los esfuerzos por superar la estratificación social preexistente no dependieron tanto de esta reforma, sino que de la voluntad política para concretizar la efectiva inclusión de los trabajadores rezagados. Si bien se priorizaron otros intereses, el sistema sí fue exitoso en incorporar a sectores sociales cada vez más amplios y la acción médica realizada por la CSO dio a conocer el sentido de la seguridad social a la población.

1964 Se funda la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb).

1965

1973

Se produce una reforma educacional que establece cuatro niveles en el sistema: educación parvularia, básica, media y superior.

11 de septiembre. Golpe de Estado en contra del gobierno del presidente Salvador Allende, último mandatario en presidir políticas sociales en favor del Estado de Bienestar social.

Se crea el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo.

Fuente: Memoria Chilena

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una alimentación balanceada. La autorización para el funcionamiento de las ferias libres en el país fue una medida fundamental para aumentar el acceso a alimentos a bajo costo de la población. En la imagen, el Mercado de Concepción, en 1965.

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fotografía achivo familiar guillermo hetzler


DOSSIER ¿Cuánto estado para el bienestar?

Chile: la

del modelo de

bienestar

Nuestra experiencia de Estado de Bienestar ha sido una débil construcción de políticas que han ido de la mano con la ampliación de derechos sociales. Entre ellos, la preocupación por la alimentación y una adecuada nutrición de la población tuvo un desarrollo importante durante la primera mitad del siglo XX. Por Rodrigo Henríquez

Rodrigo Henríquez. Es profesor asociado con doble nombramiento del Instituto de Historia y de la Facultad de Educación de la UC. Es doctor en Historia Contemporánea y doctor en Didáctica de las Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Barcelona. Su trabajo se ha enfocado en Literacidad Histórica, Historia Conceptual de la Historiografía e Historia Contemporánea de Chile.

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S

i bien Chile no ha tenido un Estado de Bienestar comparable al de países europeos, al menos en una parte del siglo XX desarrolló políticas estatales focalizadas en la idea del bienestar. Estas tuvieron un importante progreso y visibilización a partir de 1938, con el Frente Popular. Sin embargo, una mirada más detenida nos muestra que, de forma ininterrumpida, desde las primeras décadas del siglo XX el Estado chileno implementó políticas de bienestar cuyos rastros y transformaciones es posible seguir desde al menos 1906, hasta su ruptura en 1980. Las ideas del bienestar provenientes de la medicina, el derecho y las ciencias sociales fueron incorporadas en la política estatal y constituyeron su base de legitimación en el nuevo rol de dar protección y calidad de vida a la población.

El primer estudio sobre alimentación en Chile, conocido como La Encuesta Dragoni, de 1935, alertó de un grave déficit nutricional. Las familias pobres comían básicamente pan, papas y cebollas, y de forma esporádica carne, leche, huevos y frutas (...). En 1937 se creó el Consejo de Alimentación Nacional para el desarrollo de políticas educativas que promovieran la nutrición saludable.

El largo camino Nuestra experiencia de Estado de Bienestar ha sido una frágil construcción de políticas que han ido de la mano con la ampliación de derechos sociales. Luego

provisiones escasas. El abastecimiento de Santiago desde comienzos del siglo XX dependía en su totalidad de tres mercados: el Mercado de la Vega de Santiago, el Mercado Municipal y el Matadero Municipal del barrio Franklin. En la fotografía, una vista actual del edificio del Mercado Matadero, vista desde la calle Arturo Prat.

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del fin de la Primera Guerra Mundial y la formación de organismos internacionales –como la Organización Internacional del Trabajo y la Liga de las Naciones–, la promoción de la justicia social ha estado presente en la agenda de varios Estados latinoamericanos. En Chile, la creación de la Caja del Seguro Obrero, en 1924, inauguró en América Latina la institucionalización de los principios de la seguridad social, siguiendo de cerca la experiencia alemana de Weimar. Su importancia histórica es tremenda, pues definió las bases de la seguridad social en el país hasta 1980, cuando el Decreto Ley nº 3.500 modificó radicalmente el sistema y creó las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). A su vez, y de forma muy precaria, desde 1906 la Ley de Habitaciones Obreras y la Oficina del Trabajo, en 1913, comenzaron este proceso. Una segunda etapa, más cercana a la idea de un “Estado social”, se desarrolló a partir de la década de 1920 con la creación de la ya mencionada Caja del Seguro Obrero Obligatorio. Si bien el desarrollo de la seguridad social –corazón de un Estado de Bienestar– tuvo entre 1924 y 1980 un extraordinario aumento en cobertura, no estuvo exento de problemas como la evasión previsional, la inestabilidad del mercado laboral y un abultado déficit fiscal. A pesar del conflicto político en los años 60 y 70, sus problemas de factibilidad y la creciente politización sobre los alcances de la seguridad social, esta se mantuvo funcionando con relativa normalidad durante los últi-


nutrición escolar. Hacia 1930 comenzaron a manifestarse en el país los efectos de la Gran Depresión. La crisis provocó una escasez de alimentos. En la imagen, niñas en el comedor de una escuela básica durante esa época.

Fotografía disponible en Biblioteca Nacional Digital de Chile

mos días de la Unidad Popular y bien avanzada la dictadura, gracias a una eficiente burocracia estatal (según el relato de Marta Vásquez, exfuncionaria del Servicio de Seguro Social, sección Cesantía y Jubilaciones, entre 1969 y 1978). Con todo, es posible evaluar que desde 1920 y bajo gobiernos de diferente orientación, hubo un consenso social que dio continuidad a ideas del bien común, la solidaridad entre generaciones y la idea de que era posible dar bienestar a sus habitantes.

De cara a un proceso constituyente (...) resulta indispensable repensar nuestras ideas acerca del bien común, la justicia social y sobre nuestro futuro Estado de Bienestar, de forma tan parecida, pero, al mismo tiempo, tan distinta a como lo pensaron nuestros(as) antepasados(as), hace justamente cien años.

La protección ante el hambre ¿De qué otras cosas hay que hablar cuando hablamos de bienestar social? Hablamos de alimentación para los sectores populares, hablamos del hambre y del difícil acceso a alimentos nutritivos que amplios sectores de la población urbana y rural han vivido a lo largo de nuestra historia. Un importante papel jugaron en esto médicos salubristas que alertaron acerca de la desnutrición en los ciudadanos y en el importante déficit en la dieta de las vitaminas descubiertas en 1912 (Hopkins, F.; Journal of Physiology, 1912). Junto a eso, cientistas sociales ayudaron a modificar la idea del hambre como algo natural al fenómeno social e histórico, con causas y consecuencias conocibles y transformables (Vernon, J.; 2010). Recordemos, por ejemplo, la masiva movilización popular promovida por la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional

(1918), que denunció la escasez de alimentos y el alto precio de la carne, el pan, frutas y las verduras y sus consecuencias en las vidas de miles de habitantes urbanos y rurales. Dichos problemas se amplificaron con la crisis económica global de 1929 y la sostenida alza del costo de la vida. Saber cómo se manifestaba el hambre en la población requirió de datos fiables sobre la alimentación de los sectores populares. La primera medición realizada por el Estado chileno sobre el consumo de alimentos (Censo de 1928) indicó que las familias populares gastaban más de la mitad de su presupuesto en alimentación. En su mayoría, esta correspondía a víveres en mal estado y de escaso aporte nutricional. El primer estudio sobre nutrición en Chile, conocido como La Encuesta Dragoni, de 1935, alertó de este grave déficit. Las familias

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FotografíaS Editorial Zig-Zag, nº 1428, página 30, Santiago. Colección Biblioteca Nacional de Chile, disponible en Memoria Chilena.

La creación de la Caja del Seguro Obrero, en 1924, inauguró en América Latina la institucionalización de los principios de la seguridad social, siguiendo de cerca la experiencia alemana de Weimar. Su importancia histórica es tremenda, pues definió las bases de la seguridad social en el país hasta 1980.

combatir el hambre. La primera medición realizada por el Estado chileno sobre el consumo de alimentos (Censo de 1928) indicó que las familias populares gastaban más de la mitad de su presupuesto en alimentación. En las fotos, una olla común y una niña beneficiada por esta, en 1932.

pobres comían básicamente pan, papas y cebollas, y de forma esporádica carne, leche, huevos y frutas. ¿Que podía hacer el Estado ante esta situación? En 1937 se creó el Consejo de Alimentación Nacional, para el desarrollo de políticas educativas que promovieran la nutrición saludable. Una de las iniciativas más innovadoras de la época fue la creación de “restaurantes populares”, de comida nutritiva y a bajo costo. Se inauguraron en 1937, y para 1938 alcanzaron a ser 24 locales a lo largo del territorio nacional, entregando más de un

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millón de raciones a más de 330.000 personas (Yañez, J.C.; 2016). Al mismo tiempo, el Estado procuró atacar otro problema que afectaba a la alimentación popular: los excesivos precios y el difícil acceso a los productos. El abastecimiento de Santiago desde comienzos del siglo XX dependía en su totalidad de tres mercados: el Mercado de la Vega de Santiago, el Mercado Municipal y el Matadero Municipal del barrio Franklin. Las sostenidas alzas de precios y el constante desabastecimiento de diversos artículos –como las papas– motivó a nivel comunal la promoción de las “ferias libres”, inauguradas de forma provisional en 1915 y clausuradas por insalubres. Después, volvieron en la década del 30 como una opción municipal para hacer frente a la demanda por alimentación barata. Luego de algunos intentos en 1931 y 1935, se instalaron gracias a la alcaldesa de Santiago, Graciela Contreras, quien tuvo la visión y la buena gestión de retomar las ferias libres, reinaugurándolas en febrero de 1939. Para la alcaldesa Contreras la función primordial del municipio de Santiago era la de: “contribuir al abaratamiento de los artículos alimenticios que tradicionalmente se expenden en sus mercados, a través de la eliminación de los intermediarios y sirviendo de relacionador entre los productores e industriales y el público consumidor” (Boletín Municipalidad de Santiago, 1939). Un diario conservador, contrario a la línea política de la alcaldesa identificada con el flamante Frente Popular, comentó luego de visitar una feria y comparar sus precios con los de la Vega Central que: “... se pudo constatar que principalmente en el comercio de la fruta los precios favorecen marcadamente a la feria libre de un 30 a un 50 por ciento” (El Mercurio, 1939). A nivel nacional, el Estado promovió la creación de mercados “reguladores”. Instaurados algunos años atrás por el Comisariato General de Subsistencias y Precios –creado en 1932 por la República Socialista y que tuvo varios proyectos previos– su objetivo era vender alimentos a precios fijos. Uno de los más reconocidos fue el “Mercado regulador nº1 presidente


PARA LEER MÁS • Hopkins, F.; “Feeding experiments illustrating the importance of accessory factors in normal dietaries”; Journal of Physiology (44:425-460), 1912. • James, V.; El hambre. Una historia moderna. Universidad de Valencia, 2010. • Yáñez, J.C.; “Alimentación abundante, sana y barata: Los restaurantes populares en Santiago (19361942)”. Cuadernos de historia. Santiago, (45), 117-142, (2016). • Henríquez, R.; Estado sólido. Políticas y politización en la construcción estatal. Chile 19201950. Santiago, Ediciones UC, pp. 133-204, 2014. • López, I.; Las ferias libres de Santiago. Memoria de prueba para optar al título de profesora de Estado en la asignatura de Historia y Geografía y Educación Cívica. Santiago, Universidad de Chile, 88-95, 1955.

Ríos”, inaugurado en 1945, y que estuvo ubicado en las céntricas calles de Portugal con Marcoleta, hoy la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. El activo y no menos polémico “comisariato” desplegó una poderosa campaña de control de precios y promoción de alimentación popular. Para los controles de precios estableció una temida fiscalía y una extendida red de funcionarios y para la alimentación, la apertura de locales de venta a “precios justos” en numerosas comunas de Santiago (Henríquez, R.; 2014). Sumado a esto, aumentó significativamente la presencia de ferias libres. Para la década de 1950, Santiago contaba con más de 87 de estos lugares presentes en comunas como Conchalí, La Cisterna, Quinta Normal, San Miguel, junto a Santiago, Ñuñoa y Providencia (López, I.; 1955). La expansión de las políticas de consumo en Chile retomó un renovado impulso con la vuelta de Ibáñez en 1952, quien reajustó algunas piezas del Estado que él mismo había diseñado veinticinco años atrás. Reemplazó el Comisariato General de Subsistencias y Precios por la Superintendencia de Abastecimiento y Precios (SAP) en 1953, junto al Servicio de Seguro Social en 1952, descrito más arriba. Muchas de esas políticas continuaron bajo el gobierno de Jorge Alessandri, que transformó la SAP en 1960 en la Dirección de Industrias y Comercio (DIRINCO), de polémica actuación durante la Unidad Popular y cuyas funciones quedaron suspendidas en la dictadura. En 1990, esta renació como el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac).

Si bien el desarrollo de la seguridad social –corazón de un Estado de Bienestar– tuvo entre 1924 y 1980 un extraordinario aumento en cobertura, no estuvo exento de problemas como la evasión previsional, la inestabilidad del mercado laboral y un abultado déficit fiscal. Lo que viene del Estado de Bienestar El desmantelamiento de buena parte de las políticas del Estado de Bienestar durante la dictadura es un problema histórico aún no resuelto. No solo por los años que nos separan del golpe de Estado y la dictadura, sino por los periodos previos a él del cual, enhorabuena, cada vez hay más más y mejor investigación historiográfica. En la actualidad, y de cara a un proceso constituyente que nos brinde una nueva constitución política, resulta indispensable repensar nuestras ideas acerca del bien común, la justicia social y nuestro futuro Estado de Bienestar, de forma tan parecida, pero al mismo tiempo, tan distinta a como lo pensaron nuestros(as) antepasados(as) hace justamente cien años.

reparto de leche. En las primeras décadas de 1900, la preocupación por la maternidad y la lactancia dio origen a diversas publicaciones. Se instalaron Gotas de Leche en barrios populares para ofrecer educación, cuidados médicos y alimentos a las madres y a sus bebés.

Fotografía Almanaque del Patronato Nacional de la Infancia. Santiago, año 2, 1921, página 167. Colección Biblioteca Nacional de Chile, disponible en Memoria Chilena.

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Columna

Del Estado subsidiario al Estado mínimo Por Carolina Loyola

Historiadora UC

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l triunfo electoral de Eduardo Frei Montalva, en 1964, marca un punto de inflexión respecto del modelo económico chileno de la época. Por casi treinta años el intento, eficiente en algunos casos, pero fallido en términos estructurales, de implementar un Estado de Bienestar, tuvo por fin un momento esperanzador. La idea de revolución (influencia directa de la revolución cubana de 1953-1959) se instaló en el ideario democratacristiano, pero con los matices propios y necesarios para quitarle a la revolución toda su violencia. El programa de Frei, revolucionario (pero en libertad), contenía un provocador esbozo de reforma agraria y de nacionalización del cobre, un plan de participación ciudadana para incluir a todos aquellos excluidos de los beneficios del desarrollo, y hasta un incipiente acercamiento al problema mapuche. La importancia de este programa político recae en su profunda ideologización, mezcla de socialcristianismo y el modelo keynesiano. En efecto, las principales iniciativas del programa de Frei revelan una necesidad mesiánica de justicia social, mediante un Estado fuerte con la capacidad de intervenir las políticas económicas expansivas. En un principio, la mezcla dio resultado: el plan de promoción

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popular vigorizó las organizaciones de la sociedad civil para darle más participación a los sectores marginales; creó el Ministerio de Vivienda, cuyo principal objetivo fue controlar el déficit habitacional mediante la construcción de más de 200.000 viviendas populares. En seguridad social se instauró el Seguro de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales; se aumentó la cobertura en salud con la construcción de nuevos hospitales y la cobertura educacional mediante la promulgación de la Reforma Educacional (1965) que modificó la estructura, los contenidos y metodologías de la enseñanza. Sin embargo, la crisis económica que se suscitó desde 1967 socavó gran parte del programa de Frei. La frustración popular fue acompañada por una fuerte oleada de críticas al modelo intervencionista keynesiano. La principal de ellas provenía de la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago, la misma que en 1957 firmó un convenio con la UC para el intercambio de jóvenes estudiantes. En una posición completamente opuesta y retomando las ideas económicas clásicas, los economistas de Chicago promovían el libre mercado y las ideas del monetarismo. Para ellos, las disrupciones económicas eran producto, precisamente, de la

intervención obstinada de los organismos estatales. Los mil días del gobierno de Allende no permiten mayor análisis (en esta columna) de la praxis económica que pretendía, pero de igual manera hizo suyas y materializó, en parte, mucho de aquello que Frei no pudo. El

La privatización logró mayor eficiencia en el sistema, pero dejó a gran parte de la población marginada. Aquellos marginados no tuvieron siquiera el apoyo del Estado para surgir. El Estado no estaba para eso. Con la democracia en los años 90 comienza un nuevo y lento proceso por revertir las desigualdades. revés del estado de compromiso de estilo socialista/marxista del Frente Popular corrió por cuenta de la inteligencia estadounidense y la complacencia de los civiles y Fuerzas Armadas chilenas. El 11 de septiembre de 1973 puso fin a esa idea constante, pero frustrada, de instalar un Estado de Bienestar en Chile.


El modelo económico neoliberal de la dictadura comparte con el de Frei su profunda ideologización: logró la modernización (vía privatizaciones) de algunas áreas clave de la economía chilena y su mayor éxito fue el cambio del modelo mismo: desde una economía que giraba alrededor de la iniciativa, protección y gestión del Estado, se pasó a una economía liberal, según el modelo de la Escuela de Chicago, basada en el empuje del sector privado que demostró por algunos años ser eficiente. Podemos identificar dos etapas en la implementación de este modelo. Fases que transitaron “desde el neoliberalismo radical al neoliberalismo pragmático” (Gazmuri, J.; 2012). Pero, pese a este renovado laissez faire, el Estado siempre mantuvo una cuota de control focalizando la acción pública en áreas prioritarias. Algunos lo denominan Estado Residual (Larrañaga, O.; 2010-2014), otros Estado Mínimo (Valdés, J.G.; 2020). Lo cierto es que esta mínima acción estatal dio libertad para que los economistas lograran bajo una ortodoxia implacable frenar la inflación, impulsar las exportaciones de materias primas y las importaciones de productos elaborados, golpeando duramente a la industria nacional.

Con una economía más estabilizada y un escenario político-jurídico controlado por la Constitución de 1980 que le otorgó al ejecutivo un poder irrestricto, sobrevino la “terapia de shock”, aquella que habría de marcar el destino socioeconómico del país por más de treinta años: en 1980 fue promulgada la ley de municipalización de la educación, entregando la administración fiscal de la educación pública a las municipalidades; el mismo año el antiguo sistema de pensiones fue reemplazado por un fondo derivado de la capitalización individual en entes privados, las AFP; y en 1981 se promulgó la ley que faculta a las personas a depositar sus cotizaciones de salud en entes privados, las denominadas Instituciones de Salud Previsional (isapres). La ideología tras estas reformas

apostó sin resquemor por el enriquecimiento individual, sin contar con que muchos no poseían los medios para alcanzar esa porción de la torta. La privatización logró mayor eficiencia en el sistema, pero dejó a gran parte de la población marginada. Aquellos marginados no tuvieron siquiera el apoyo del Estado para surgir. Con la democracia en los años 90 comienza un nuevo y lento proceso por revertir las desigualdades. Tan lento e intrincado que el costo social de aquellas medidas económicas de los 80 aún lo estamos viviendo. El estallido de octubre pasado fue solo el inicio de una necesidad urgente de cambio. El proceso constitucional es su continuación. Solo la historia nos podrá relatar en unos años más si esta efervescencia actual nos condujo finalmente hacia el ansiado Estado de Bienestar o bien solo volvimos a vestir sus ropajes.

PARA LEER MÁS • Gazmuri, C., Historia de Chile, 1892-1994. Política, economía, sociedad, cultura, vida privada, episodios. Santiago, Ril Editores, 2012. • Larrañaga, O., “Las nuevas políticas de protección social en perspectiva histórica”, en Larrañaga, O.; Contreras, D., Las nuevas políticas de protección social. Santiago de Chile, 2010. • Valdés, J.G., Los Economistas de Pinochet. La Escuela de Chicago en Chile, Santiago, FCE, 2020. • Biblioteca del Congreso Nacional (sitio), Historia Política.

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matamoe, muerte. Paisaje con pavos reales. Es una obra de 1892. Actualmente, se encuentra en el Museo Pushkin, de MoscĂş.

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El Reino,

Tierra?

DOSSIER ¿Cuánto estado para el bienestar?

Samuel Fernández. Es sacerdote diocesano de Santiago y doctorado en Teología y Ciencias Patrísticas por el Instituto “Augustinianum” de Roma, en Italia. Fue decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica entre 2004 y 2009. Actualmente, es profesor titular de la UC y está dedicado a la enseñanza y la investigación del cristianismo antiguo.

La credibilidad y la relevancia social de la Iglesia han disminuido de manera drástica. En la misma institución se experimenta confusión y perplejidad... ¿De qué manera proponer hoy el Evangelio? ¿Qué podemos aportar a la sociedad? Sin embargo, la convicción de la vitalidad de la palabra de Dios, que es eterna buena noticia, y la certeza de que Jesús de Nazaret ilumina el misterio de todo ser humano exigen hoy pensar en nuevas formas de presencia del cristianismo en la sociedad. Por SAMUEL FERNÁNDEZ Obras de Paul gauguin

a vida humana está llena de tensiones, grises y ambigüedades que despiertan sentimientos de inseguridad. Al contrario, las visiones en blanco y negro provocan seguridad y certeza, pero siempre a costa de simplificar y reducir la realidad. Por ello, las mejores versiones del cristianismo han sido aquellas que se han hecho cargo y han intentado integrar los polos de los problemas, con todas las incomodidades que eso implica. Las peores, en cambio, han sido aquellas que, para evitar conflictos han excluido uno de los factores. De esta manera han logrado construir una certeza simple, que excluye las tensiones, pero resulta unilateral y engañosa.

La angustia por lograr la plenitud en esta Tierra o esperarla en la vida venidera ha acompañado al cristianismo desde sus inicios. Ya en boca de Jesús se encuentran afirmaciones como “el reino está entre ustedes“ (Lucas 17, 21) y ”mi reino no es de este mundo” (Juan 18, 36). La primera destaca que las promesas de Dios se cumplen, de hecho, en la historia de Jesús de Nazaret; la última recuerda que la plenitud no pertenece a este mundo. Lo que sucedió con la llegada de Jesús no coincidía con lo que se esperaba para los tiempos mesiánicos, por ello Juan Bautista, desde la cárcel, envía a algunos de sus discípulos a preguntarle a Jesús, “¿Eres tú el que debía venir o debemos esperar a otro?” (Lucas 7, 19). Asimismo, la síntesis de la predicación de Jesús, ofrecida por Marcos, integra esta tensión: “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca” (Marcos 1, 15). 69


El padre Hurtado participó de esta idea: la reforma de las estructuras sociales podía –y debía– favorecer un orden social que fuera coherente con la enseñanza de Jesús. De hecho, en 1947, publicó una obra que recogía, con un orden sistemático, los documentos de la doctrina social de la Iglesia, cuyo título era Orden social-cristiano. La primera frase supone la llegada del Reino, la segunda lo anuncia como un hecho futuro. Esta incertidumbre se desarrolló en los primeros siglos del cristianismo. El encuentro del mensaje evangélico con la cultura helenística implicó exigentes desafíos intelectuales para el pensamiento cristiano. Uno de los puntos de conflicto entre filosofía griega y cristianismo era, precisamente, el valor del mundo. El relato bíblico de la Creación declara que todo lo que creó Dios “era muy bueno” (Génesis 1, 31). La filosofía griega, en cambio, reconocía que este mundo era “sombra” de las realidades verdaderas (Platón, República, 514-517). Platón no afirmó que este mundo fuera lo contrario de la verdad, sino su sombra, una imagen debilitada del Bien. Como es natural, las diferentes corrientes cristianas, en este diálogo con la sabiduría griega, optaron por diferentes soluciones, otorgando mayor o menor valor a esta Tierra.

purificar y transformar En un extremo, un importante movimiento cristiano, conocido como el gnosticismo, afirmó que este mundo era fruto del pecado primordial y que, por ello, era fundamentalmente negativo. En consecuencia, Cristo –según ellos– no había venido a salvar “este” mundo, sino a salvar “de este” mundo a sus elegidos. Para ellos, el mundo no era salvable, la salvación consistía en apartarse de esta Tierra destinada a la disolución. En el extremo opuesto, los cristianos que declaraban con entusiasmo el valor del mundo –sobre la base de Apocalipsis, 20-21– esperaban que, antes del juicio final, ocurriera aquí la resurrección de los justos y la renovación del planeta. Papías, obispo de Hierápolis en torno al año 150, describió esta esperanza del Reino en la Tierra: “Llegarán días en los cuales cada viña tendrá diez mil cepas, cada cepa diez mil ramas, cada rama diez mil racimos, cada racimo diez mil uvas y cada uva exprimida producirá 25 medidas de vino. Y cuando uno de los santos corte un racimo, otro racimo le gritará: ‘¡Yo soy mejor racimo, cómeme y bendice por mí al Señor!’. De igual modo un grano de trigo producirá diez mil espigas, cada espiga a su vez diez mil granos y cada grano cinco libras de harina pura. Lo mismo sucederá con cada fruto, hierba y semilla, guardando cada uno la misma proporción. Y todos los animales que coman los alimentos de esta Tierra, se harán mansos y vivirán en paz entre sí, enteramente 70

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sujetos al hombre” (Ireneo, Contra las herejías). La Creación ya no será amenazante, sino que estará al servicio del ser humano. Este Reino duraría mil años en la Tierra y prepararía a los seres humanos a la plenitud de la salvación. Orígenes, por su parte, un autor cristiano que a mediados del siglo III dialogó con el platonismo, reserva en cambio la plena salvación para el final, pero –a diferencia de los gnósticos– espera una salvación que lleve a su plenitud la totalidad de la Creación. Con una mirada optimista, Orígenes supone que, al final, incluso el demonio, abandonando su maldad, se convertirá y participará del Reino. Leamos sus propias palabras: “También el último enemigo será destruido, a fin de que no haya nada contrario allí donde no existe el enemigo. Pero que el último enemigo sea destruido debe comprenderse de esta manera: no se trata de que perezca su sustancia, creada por Dios, sino que desaparezca su voluntad enemiga, que no provino de Dios, sino de él mismo. Por lo tanto, el enemigo es destruido no de modo que no exista, sino de modo que deje de ser enemigo. Pues, nada es imposible para el Omnipotente y nada es insanable para el Creador”, (Orígenes, Sobre los principios). Esta visión es grandiosa. Todo lo que ha sido creado por Dios deberá, sin duda, ser purificado, pero no destruido, sino transformado. Estos autores pertenecieron a un cristianismo minoritario, despreciado socialmente, que alternaba períodos de paz y persecución. Este contexto cultural, anterior a Constantino, impedía que los cristianos se empeñasen en transformar a la sociedad en su conjunto. Ellos se percibían a sí mismos como ajenos a este mundo. El siglo IV fue de enormes cambios. Al inicio, se destaca el emperador Diocleciano, que persiguió a los cristianos de manera sistemática; y, al final, se encuentra Teodosio, que persiguió a los herejes. De hecho, en el 385 el obispo Prisciliano de Ávila fue ejecutado por el poder civil, bajo el cargo de herejía (magia), ante la protesta de Ambrosio de Milán. El giro constantiniano inició un proceso de cristianización del Imperio Romano, que implicó la participación imperial en los sínodos, la construcción de iglesias, la asunción del calendario cristiano, la nominación imperial de los obispos, etcétera. Como se podía suponer, este proceso implicó una mundanización de la Iglesia, en especial, de la jerarquía. La “conversión” del Imperio estuvo lejos de concretar las expectativas de establecer el Reino de Dios en la Tierra. De hecho, en este contexto, los cristianos que aspiraban a una vida radicalmente evangélica huyeron de


la sociedad y se refugiaron en el desierto. La vida monástica, en especial la que se orientaba a la vida común, buscó realizar el Reino en el desierto, alejados de la sociedad.

El ideal del orden social-cristiano Acercándonos a nuestro contexto, a mediados del convulsionado siglo XX, Alberto Hurtado también enfrentó este problema. Una vez que la Iglesia Católica se comprometió oficialmente con la así llamada “cuestión obrera”, surgió el ideal del orden social-cristiano. Esta idea se sustentaba en la convicción de que la moral social-cristiana estaba en continuidad con la ley natural y, por ello, la enseñanza social católica podía ser propuesta como estructura para toda la sociedad, no solo para los cristianos. El padre Hurtado participó de esta idea: la reforma de las estructuras sociales podía –y debía– favorecer un orden social que fuera coherente con la enseñanza de Jesús. De hecho, en 1947, publicó una obra que recogía, con un orden sistemático, los documentos de la doctrina social de la Iglesia, cuyo título era Orden social-cristiano. El mundo de la postguerra debía ser conquistado para la enseñanza de Jesús. Sin embargo, Alberto Hurtado también percibió la complejidad del problema y sus paradojas. En un texto escrito en 1951, casi al final de su vida, con

autocrítica y perplejidad, el padre Hurtado compara el espíritu de las juventudes católicas antes y después de la guerra, a propósito del ideal de conquistar el mundo: “Incluso las juventudes católicas, antes de la guerra, participaban de este espíritu: los grandes congresos, los desfiles deslumbradores, las afirmaciones decididas. Los miembros de la Juventud Obrera Católica proclaman con seguridad en sus congresos: ‘Volveremos a hacer cristiano al mundo’. Diez años más tarde, al tomar de nuevo contacto con ellos en Francia, en vez de conquistar el mundo, se hablaba de ser fermento en la masa” (Hurtado, A.; revista Mensaje, 1951). Alberto Hurtado participó de esta tensión y los oscilantes textos de sus últimos años muestran hasta qué punto percibió la complejidad del problema y la insuficiencia de cualquier solución simple y unilateral. Una gran síntesis del pensamiento cristiano se encuentra en la constitución Gaudium et spes, del Concilio Vaticano II. El texto fue redactado en un ambiente de optimismo. En la década de los 60, el horror de las grandes guerras europeas parecía haber quedado atrás para siempre y el desarrollo de América Latina era promisorio: “La espera de una Tierra nueva, sin embargo, no debe debilitar, sino más bien avivar la preocupación de perfeccionar esta Tierra, donde crece el cuerpo de la nueva familia humana, el cual puede de alguna manera

montañas tahitianas. Original de 1893, actualmente la obra se encuentra en el Instituto de Artes de Minneapolis, Estados Unidos.

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el árbol grande. “Te raau rahi”, de 1891. Actualmente, la obra se encuentra en el Museo de Arte de Cleveland, Estados Unidos.

anticipar un vislumbre del siglo nuevo. Por ello, aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del Reino de Cristo, sin embargo, el primero, en cuanto puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al Reino de Dios” (Gaudium et spes, 39). Esta hermosa y tensa síntesis confirmó e impulsó a muchos cristianos en el compromiso social. Un par de generaciones de políticos con audaces proyectos políticos de inspiración cristiana fueron relevantes en Latinoamérica. Es complejo describir y evaluar el momento histórico en que nos encontramos hoy. Sin duda, se necesita mayor perspectiva para hacerlo. En algunos ámbitos, la Iglesia universal ha tenido una voz relevante, como en la defensa de los migrantes y en el cuidado de la casa común. Sin embargo, en otros, se experimenta una honda desconexión. El contexto social ha cambiado. Las expectativas, los desafíos y los problemas sociales son otros. La credibilidad y la relevancia social de la Iglesia han disminuido de manera drástica debido a la crisis de los abusos sexuales y de conciencia. En el interior de la Iglesia se experimenta confusión y perplejidad... ¿Qué hacer?

Las mejores versiones del cristianismo han sido aquellas que se han hecho cargo y han intentado integrar los polos de los problemas, con todas las incomodidades que eso implica. 72

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¿De qué manera proponer hoy el Evangelio? ¿Qué podemos aportar a la sociedad? ¿Cómo comprender hoy la relación entre el Reino de Dios y el mundo? ¿Habrá que reeditar los esquemas fraguados en los primeros siglos? El modelo de la cristiandad parece agotado –a pesar de la porfiada insistencia de algunos– y la solución de replegarse en grupos pequeños contradice la vocación de universalidad del cristianismo. Sin embargo, la convicción de la vitalidad del Evangelio, que es eterna buena noticia, y la certeza de que Jesús de Nazaret ilumina el misterio de todo ser humano exigen hoy pensar en nuevas formas de presencia del cristianismo en la sociedad. Con ese espíritu, recientemente, la Santa Sede comenzó a difundir la Carta encíclica Fratelli Tutti, del Papa Francisco, un texto extenso e iluminador dedicado, precisamente, a “la fraternidad y la amistad social”. Con referencia a la parábola “El buen samaritano”, es un llamado abierto a que las personas mismas sean las que actúen, sin esperar más, para crear una “arquitectura económica y financiera internacional” en defensa de las naciones más débiles. Pide reconocer en cada ser humano a un hermano, por un acto de “conversión” que es personal, puesto que “nadie puede imponerla al conjunto de la sociedad, aun cuando deba promoverla”. El cristianismo no puede hoy renunciar a colaborar en la construcción de una sociedad más humana, es decir, más cercana al Reino, ni debe olvidar que el corazón humano encierra una esperanza de plenitud que no se logra con el propio esfuerzo, sino que se recibe como un don, junto con los cielos nuevos y la Tierra nueva.


Columna

Desafíos en la formación para la ciudadanía DANIEL MIRANDA

Es doctor en Sociología por la Universidad Católica, magíster en Psicología Social-Comunitaria, de la misma universidad y psicólogo de la Universidad de Talca. Actualmente, es investigador en el Centro de Medición MIDE UC e investigador adjunto en el Centro de Estudios de Cohesión y Conflictos Sociales (COES). También es investigador principal del Proyecto Fondecyt de Iniciación Nº11190508 “Participación ciudadana juvenil: entre la reproducción y la socialización política”.

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on múltiples los retos para la formación ciudadana en una sociedad como la nuestra. Los conocimientos, habilidades, creencias y comportamientos necesarios para involucrarse en la vida pública parecen ser más exigentes. La creciente diversidad sociocultural, el impresionante número de elecciones que ocurrirán en los próximos meses, las amplias movilizaciones sociales, el cambio constitucional en curso o la ineludible pandemia, sin duda, demandarán que las nuevas generaciones de ciudadanos den lo mejor de sí. Sin embargo, evaluaciones internacionales sobre ciudadanía muestran que los jóvenes chilenos tienen resultados poco alentadores. En el Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana –ICCS–, los estudiantes de octavo grado obtuvieron niveles por debajo del promedio internacional en una prueba de conocimiento cívico. La generación de 1999 tuvo el mismo puntaje que los evaluados en 2009, y estos últimos alcanzaron el mismo puntaje que los jóvenes evaluados en la versión 2016 del estudio. En resumen, en 20 años tres generaciones han logrado el mismo resultado: mejor que otros países en la región, pero bajo el promedio internacional. Estos análisis, junto con los desafíos actuales, plantean la pregunta: ¿Cómo se llega entonces a adquirir

lo necesario para ejercer el rol de ciudadanos? Para responderla, la atención ha sido puesta en dos fuentes de socialización: la escuela y la familia. Respecto de la escuela, la evidencia acumulada muestra consistentemente que las salas de clases abiertas a la discusión sobre temas sociales tienden a generar mejores resultados, en conocimiento y actitudes políticas. Respecto de la familia, se ha observado que el debate sobre temas sociales y políticos, así como mayores niveles de involucramiento político de los padres, llevan a elevar la participación de los jóvenes. Sin embargo, al igual que en otros temas, los recursos socioeconómicos condicionan los logros de la educación para la ciudadanía. Las personas que provienen de familias con mayor educación, con más libros o elevado estatus laboral, adquieren mayores niveles de conocimiento cívico o presentan mayor propensión a participar en elecciones. Asimismo, los escolares que asisten a establecimientos particulares pagados obtienen mejores calificaciones en pruebas de conocimiento cívico que quienes asisten a colegios particulares subvencionados o públicos. Además, la composición socioeconómica de los establecimientos educativos también sesga los resultados a favor de aquellos con más recursos. En 2016, se aprobó la ley 20.911

que establece el Plan de Formación Ciudadana a nivel parvulario, básico y de enseñanza media; además, repuso la asignatura de educación ciudadana en 3° y 4° medio desde este año. Sin duda una gran apuesta, no exenta de dificultades. Un estudio reciente concluye que la implementación de los

Al igual que en otros temas, los recursos socioeconómicos condicionan los logros de la educación para la ciudadanía. Las personas que provienen de familias con mayor educación, con más libros o elevado estatus laboral, adquieren niveles de conocimiento cívico superiores o presentan mayor propensión a participar en elecciones. planes se realiza principalmente para cumplir con la normativa (Zúñiga et al., 2020). Además, la implementación de la asignatura se ha visto alterada por las condiciones de pandemia. Considerando la evidencia, el desarrollo de actividades orientadas a la formación ciudadana debe considerar no solo las definiciones curriculares, transmisión de contenidos y el fomento de habilidades, sino también las diferencias socioeconómicas de origen, con la finalidad de compensar (y no reproducir) las ventajas de origen. Este es el mayor desafío.

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Columna

TRUMP: la caída de un ganador Por Patricio Fernández

Es escritor, periodista, fundador de The Clinic. Sus últimos libros son Cuba. Viaje al fin de la revolución y Sobre la marcha. Notas acerca del estallido social en Chile.

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onald Trump parece personaje de historieta. Todo en él tiende a lo dorado: su pelo, su piel, los edificios que manda a construir y las letras con que imprime su apellido sobre cualquier cosa que le pertenezca. Es cierto que los repetidores de buenos deseos agotan, que la cantinela políticamente correcta puede llegar a vaciar de sentido las causas transformadoras, convirtiéndolas en cuentos de hadas, muchas veces ciegas a las complejidades humanas. El hombre es “un embutido de ángel y bestia”, decía Nicanor Parra, y negar a la bestia no lleva a ninguna parte, pero hablarle solo a ella es renunciar a las más esenciales virtudes de la política. Y es lo que hace Donald Trump: elevar al nivel de políticas de estado los deseos menores, manipular los miedos –“el verdadero poder es el miedo”, le dijo a Bob Woodward–, exaltar el egoísmo, representar en el escenario del poder –el más grande y vistoso de Occidente– las pasiones más bajas, precisamente aquellas que la cultura está llamada a domesticar. “Tengo casinos ostentosos porque es lo que la gente espera…”, aseguró. Me cuesta verle a Trump un lado bueno. Puedo reconocer su

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asombrosa habilidad para llamar la atención. Recuerdo que durante los debates en la campaña con Hillary Clinton yo solo quería verlo a él. Hillary era la parte sosa del show. Pero ese es un talento sorprendente, mas no admirable. De hecho, lo esperaba para escuchar barbaridades. Protagonizó por años el espacio Quién quiere ser Donald Trump al interior de un reality show, con mucho éxito, pero nada memorable. Y, como dijo Obama en la Convención Demócrata: "Él no tiene ningún interés en tratar la presidencia como otra cosa que no sea un reality show". Cómo consiguió poner a la mayor parte del Partido Republicano detrás suyo es otro misterio que le podría valer el interés de estrategas profesionales, pero no de estadistas respetables. Al menos a mí, cada una de sus aspiraciones me espantan: un muro para cerrar el país; la expulsión de inmigrantes, incluso de aquellos nacidos ahí y de aviones repletos con haitianos y salvadoreños infectados de coronavirus enviados de vuelta a sus países; la complicidad con grupos racistas armados; bajar los impuestos para beneficiar a las grandes empresas y permitir la explotación petrolera del refugio ártico. Se declara enemigo de la

ecología, la ciencia y el periodismo. Parece broma, pero es cierto. Encandilado por sí mismo, confunde la verdad con “su verdad”. Uno de sus rasgos más característicos es la mitomanía. El exdirector del FBI, James Comey,

A su ego básico lo satisface más ganar guerras que construir acuerdos o salidas conjuntas. Es el paradigma del populista contemporáneo. Promete lo que sea, con tal de acceder al poder. No hay fondo en sus deseos, solo forma. O forma convertida en fondo. Show business, brillo, espejos. que lo conoció de cerca, en su primera entrevista luego de ser despedido describió a Trump como un mentiroso en serie, que dice mentiras “desconcertantes e innecesarias”. Glenn Kessler, verificador de datos para The Washington Post, aseguró en 2017 que no había comparación entre él y los otros políticos. Mal que mal es el primer norteamericano en llegar a la presidencia sin haber ocupado ningún cargo público con


anterioridad. A finales de 2018, Kessler proporcionó un resumen de las falsedades dichas por Trump durante ese año: “Hasta mayo, generalmente promediaba entre 200 y 250 anuncios falsos por mes. Pero su tasa explotó repentinamente en junio, cuando superó las 500 falsedades… Pronunció casi 500 más en julio y agosto, casi 600 en septiembre, más de 1.200 en octubre y casi 900 en noviembre. En diciembre, Trump retrocedió a un promedio de 200 mentiras mensuales”. Trump, el platinado, es la némesis de Barack Obama, el hombre de piel oscura. Todo lo que Obama deseaba, Trump lo detesta: el sistema público de salud, la lucha contra el calentamiento global, el restablecimiento de relaciones con Cuba y el entierro de la Guerra Fría. Yo estaba en La Habana cuando Obama visitó la isla. Llegó a coronar un largo camino de conversaciones que se tradujeron en una profunda esperanza de cambio. Soplaron fuerte los aires de apertura: se restablecieron varios vuelos periódicos entre Miami y La Habana, volvieron cubanos exiliados a invertir en su país, abrieron bares, restaurantes, hostales y todo indicaba que el camino de normalización no tendría vuelta atrás. Pero llegó él, con

su “Make América Great Again”, sus cálculos de rentabilidad electoral, y detuvo la historia. A su ego básico lo satisface más ganar guerras que construir acuerdos o salidas conjuntas. Es el paradigma del populista contemporáneo. Promete lo que sea, con tal de acceder al poder. No hay fondo en sus deseos, solo forma. O forma convertida en fondo. Show business, brillo, espejos. En un mundo incierto, de transformaciones inauditas, donde los grandes proyectos en torno a los cuales se alineó la política del siglo XX han perdido su sentido, donde la democracia representativa se halla en crisis y los grupos intermedios –iglesias, sindicatos, partidos políticos, entre otros– ya no parecen capaces de aunar voluntades y ordenar la discusión pública; en medio de una revolución tecnológica salvaje, donde furias ocultas circulan descuartizando verdades y demoliendo jerarquías; un mundo herido y empobrecido por la pandemia, donde la oferta de concordia puede resultar menos rentable que la del enfrentamiento y la imposición, aunque mucho más cruel; donde la peste consolidó el miedo al otro hasta poner las libertades en riesgo y las reacciones

autoritarias amenazan por doquier, la permanencia de Donald Trump produce escalofríos. Joe Biden parece un fantasma cansado al lado suyo. Trump no lo deja hablar. Lo mira con desprecio. “Se cree correcto”, parece pensar, “se cree mejor que nosotros, pero no sabe de lo que somos capaces”. En 2016, le confesó a Bob Woodward: “Yo saco la rabia afuera. Hago que salga. No sé si eso es un activo o un pasivo, pero como sea, lo hago”. La idea de comunidad no parece rondarlo. Es un tema del que no habla nunca, cuando algunos suponemos que la gran tarea del presente es ver cómo nos pondremos de acuerdo para enfrentar en conjunto el futuro que se nos vino encima. Encarna la degradación de las instituciones democráticas –incapaz de reconocer el triunfo de su contrincante en las elecciones que acaba de perder– y el desdén por los valores humanistas: lo suyo es ganar. Su negativa a salir de la Casa Blanca terminó de convertir a la política norteamericana en un espectáculo multimedial, sin ideas, pero con mucho grito y exaltación.

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el libro que me marcó

fotografía CÉSAR CORTÉS

Extracto de La leyenda del Santo Bebedor, de Joseph Roth.

Romper la inercia del pasado

U Rosa Walker Programa de Estudios Médicos Humanísticos de la Facultad de Medicina de la UC (PEMHUC). 76 revista revistauniversitaria universitaria

n vagabundo de las orillas del Sena, con la mente sumida en las tinieblas del alcohol, nos relata sus últimos días. Es una breve novela, la última de Joseph Roth. Quizás porque estaba también yo en ese tiempo afrontando lo que me parecía un fracaso, o porque no lograba acallar una vocecita interior maléfica que me repetía que “nada de lo que hiciera sería suficiente”, me hizo sentido la alusión a una extraña deuda imposible de pagar, y me emocionó el combate final de este antihéroe. Estuve varios años leyendo esta novela, con avidez o distancia, con aburrimiento, ojo crítico, amor o pura curiosidad. Volví a este narrador que me hacía guiños, dando por supuesto que yo conocía la vida de los clochards (vagabundos), la absenta, los escondrijos y tabernas de París, los crímenes pasionales y la lógica de los milagros. Andreas, con sus adicciones, había llegado a un punto de “no soportar verse en un espejo”, a la más baja valoración de sí mismo. Al comienzo del libro, aparece un personaje enigmático, que le pide cumplir un encargo imposible: llevar doscientos francos a la capilla de Santa Teresita de Lisieux. Quizás porque se da cuenta de que esta es su última posibilidad de reconquistar su dignidad o porque se le despierta otro apetito –el del cielo–, comienza su batalla para cumplir el encargo. Se le aparece en sueños la joven santa recriminándolo tiernamente: “Padre mío, ¿por qué no me has venido a ver?”. Sus esfuerzos

absurdos, tan frágiles frente a la inercia de su pasado, van mostrando una especie de atracción desde otra esfera, por un “alguien” que lo cuida y a quien parece pertenecer. Los doscientos francos se volvían a reponer milagrosamente, en un asombroso derroche de la Providencia. Andreas respondía con su débil “buena voluntad”, levantándose una y otra vez. Va redescubriendo su dignidad: “Hoy es jueves”; “entraré a un buen restaurante”; “soy de Polonia”. Este pequeño libro invita a explorar muchos temas. En una de estas búsquedas terminé leyendo sobre lo que Santa Teresita relata en sus memorias: su maestra de novicias se refirió a lo acaecido en un exorcismo. Los demonios habían dicho: “Salimos adelante con todo; lo único que no logramos hacer es resistir a esa perra de la buena voluntad”. Su maestra las animaba: “Si no tenéis la virtud, tenéis en cambio una perrita que os salvará de todos los peligros; ¡consolaos, ella os guiará al Paraíso!”. ¿Alucinaciones o milagros? Eso queda para nosotros, los lectores. Personalmente, este libro me ayudó a ver que la dignidad es una relación. Este hombre que aceptaba ser tratado como vagabundo empieza a atisbar que una Teresita lo llama a esa otra vida celestial a la que ella ya pertenece. No hay ninguna deuda que pagar, ni mérito que ganar. Una historia tan bella solo podría escribirse en prosa poética. Algunos críticos han dicho que la frase final del libro es de las más hermosas de la literatura contemporánea.


reseñas

Monumento vacío

L

a autora francesa fue mencionada entre las posibles ganadoras del Nobel antes de ser nombrada la estadounidense Louise Glück. Este libro de Annie Ernaux, incluso, había aparecido en la lista de los 50 mejores textos de los primeros 20 años del siglo XXI, según el diario El País, en 2019. Esta es la autobiografía de una mujer nacida en 1940, pero también es la historia de la generación que crece en la sombría posguerra francesa y vive las utopías de los años 60 hasta llegar al presente. Cada momento se inicia con una foto suya, la que analiza desde afuera, como si se tratara de un ser ajeno. Es un relato frío y desencantado. Comienzan las rutinas, las decepciones, la aparición de tecnologías que la distancian del mundo e incluso de sus hijos, a los que, cuando llegan a almorzar, siente sumidos en temas ajenos. El fin de la Unión Soviética, la caída del muro alemán, los centros comerciales enormes, Diana de Gales, todos los hechos que la sacudieron se suceden a lo largo de una vida, que parece ausente de sentido. ¿Y entonces? ¿Todo es para qué? No hace filosofía, ella solo registra lo que está ante ella, tal como la cámara fotográfica que le dejó, al final, una caja de momentos congelados. ¿Y qué justifica el esfuerzo del relato? Solo pretende “salvar algo del tiempo en el que ya no estaremos más”. Sin hacer una denuncia cultural, su libro es tanto o más potente que si lo fuera, porque hace visible que, luego de tantos hitos, épicos incluso, parece no quedar nada. Su desnudez resulta lapidaria, para dar cuenta de más de medio siglo de crisis cultural.

Los años Annie Ernaux Editorial Cabaret Voltaire 2019

La comunidad perdida Comunidad: la palabra que falta Joaquín García Huidobro Universidad de los Andes 2020

Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra y de Derecho por la Universidad Austral de Buenos Aires, el autor aborda un tema emergente, luego de la ruidosa explosión de demandas sociales a partir de octubre de 2019: la fragilidad de la comunidad chilena y la necesidad de fortalecer el tejido social. El individualismo de la época, la derecha que se olvida de la igualdad, la izquierda que se olvida de los pobres, son temas que se abordan para concluir con una reivindicación de la política y de la democracia representativa –más allá de “la voz de la calle”–. Esto sería necesario para reparar las fracturas sociales provocadas por el individualismo, en camino hacia una comunidad cuya presencia está más allá del Estado y el mercado.

Crisis latente Educación Católica en Latinoamérica. Un proyecto en marcha Patricia Imbarack y Cristóbal Madero s.j. Ediciones UC 2019

En medio de la crisis en la que se encuentran algunos establecimientos educativos católicos, por el actuar de religiosos responsables de abusos a menores, y por el encubrimiento en que cayeron las propias instituciones, este libro es un aporte que vuelve a poner la atención en la misión de la Iglesia al respecto. Los colegios son lugares donde se transmite la fe y se vive la experiencia religiosa. Además, poseen un rol formador de mujeres y hombres que, a través de ellos, se incorporan a una comunidad extendida que incluye la vida democrática y social, a las cuales se quiere llevar las enseñanzas de Jesús.

Por la vida El cambio climático y la biología funcional de los organismos Francisco Bozinovic & Lohengrin Cavieres (editores) Ediciones UC 2019

Calcular los efectos del cambio climático se ha transformado en un tema vital. De ahí que los expertos que trabajan modelando lo que está sucediendo a nivel climático, con enfermedades emergentes y de pérdidas de hábitat, despierten cada vez mayor interés. Especialmente, cuando implican el estudio de la gran multiplicidad de funciones que cumplen los seres vivos en sus interacciones con el ambiente. En el presente libro, se incluyen estudios que van desde el análisis del aumento de plagas e insectos nocivos a la aparición de nuevas patologías transmitidas por los animales a los humanos.

Ellas y ellos Lecturas de poesía chilena. De Altazor a La Bandera de Chile María Inés Zaldívar Ediciones UC 2019

En un año en que la designación del Premio Nacional de Literatura fue tema de interés público por la ausencia femenina, este libro aporta un recorrido personal por variadas figuras de la poesía chilena, pero con especial énfasis en sus mujeres. Desde la clásica Olga Acevedo, Chela Reyes y Winétt de Rokha, hasta algunas actuales que, como Elvira Hernández y Rosabetty Muñoz, estuvieron hasta última hora entre las favoritas para recibir el premio. Ellas, con seguridad, seguirán en las nóminas de los años venideros. Esta es la mirada de una poeta, necesaria en esta época de relecturas, con la atención puesta en el género. 77


El Papa Francisco firmó Fratelli tutti durante una visita a Asís, Italia. Esta es una encíclica (la tercera del actual pontificado) que invita a un nuevo sueño de fraternidad y amistad social, que no se quede solo en las palabras: “Cuidemos la fragilidad de cada hombre, de cada mujer, de cada niño y de cada anciano, con esa actitud solidaria y atenta, la actitud de proximidad del buen samaritano” (79). Un mensaje potente y necesario en momentos de crisis. 3 de octubre de 2020 78

revista universitaria

Fotografía: Reuters.



Desde el 26 de noviembre al 1 de diciembre


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