laus:Pauta viasual 2 columnas
30/6/10
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¿Debemos reclamar una centralidad del diseño en nuestras vidas?
Viaje al interior de los premios Laus. Texto: Aitor Méndez Esta edición de los premios Laus he sido invitado a participar como jurado en la categoría de “diseño para Administraciones Públicas”, categoría que me gusta especialmente porque tiene una relación directa con la política al plantear la cuestión de la pertinencia o no del diseño (o qué diseño es pertinente) en las instituciones que tratan de regular nuestra conducta en sociedad. Durante la deliberación he podido reafirmar de forma contundente la distancia que me separa de la ortodoxia del diseño gráfico, representada más o menos de forma homogénea en el resto de mis compañeros en el jurado, lo que no me ha impedido tomarme con entusiasmo la tarea, a la que he dedicado todo mi esfuerzo y atención. He decidido hacer públicas aquí algunas deliberaciones del jurado animado por un artículo de Jorge Luis Marzo y Mery Cuesta1 además de ciertos comentarios expresados en mi lista de correo para la discusión sobre diseño gráfico2. Con esto no pretendo echar balones fuera, simplemente expresar mi adhesión a ciertos argumentos planteados. La frivolización de las escenografías elaboradas durante la deliberación, banales escaramuzas por cuotas de poder inexistente y derivaciones hacia la hipocresía3. Sin embargo,
mi motivación última es cuestionar el sistema de premios Laus en su conjunto, el modelo de diseño que se defiende y, en definitiva, el modelo del cual es reflejo esta manera de diseñar. Las deliberaciones fueron largas, así que voy a comentar sólo aquellos puntos de inflexión que han adquirido especial significado dentro de mi experiencia. Mi primer encontronazo con la realidad del diseñador tipo se dio en la categoría de audiovisual (siempre para administraciones públicas). El problema evidente aquí era un jurado de diseñadores gráficos evaluando tra-
bajos audiovisuales. Aparentemente nadie allí tenía un criterio claro sobre el lenguaje cinematográfico, el montaje o la realización y menos aún sobre qué aspectos de estas competencias se deberían premiar. Uno de los trabajos que pasó desapercibido fue un breve documental de Álex de la Iglesia y Achero Mañas que aparentemente denunciaba el tabaquismo y los peligros del tabaquismo pasivo. Digo aparentemente porque los realizadores no se limitaban a denunciar dogmáticamente en función de los intereses de su cliente sino que se sumergían en una problemática compleja sin ofrecer con-
1 Sobre los jurados artísticos: la conveniencia de publicitar sus deliberaciones. Por Jorge Luis Marzo y Mery Cuesta, 2007. http://www.merycuesta.com/pdf/jurados.pdf 2 Ver en este enlace el hilo de discusión titulado “Revelando secretos de estado”. http://bit.ly/cf99WI 3 “Quien ha estado en un jurado, lo sabe: las sesiones de deliberación son, sobre todo, un encuentro entre unos cuantos profesionales que hablan y opinan, se contradicen, escarnecen o alaban. Simplemente, saliendo a fumar fuera, tomando café. Habitualmente no hay contubernios, como algunos quieren ver en todas partes. En todo caso, cuando los hay, nada mejor que la transparencia para evitarlos. Tampoco hay grandes revelaciones de folletín o sobre lo que se lleva hoy, como algunos desearían. Hay opiniones, cotorreos, argumentos más o menos sólidos y, como en todo grupo elector, sumas y restas de votos, cambios de parecer, apuestas largas, etc... Al fin y al cabo, uno quiere que salga lo que le gusta, o sobre lo que tiene interés (o intereses). […] Al tiempo, el argumento de que los miembros del jurado se sienten intolerantemente cohibidos, que cambian sus formas de expresarse, que suavizan su discurso, que, en pocas palabras, se convierten en unos hipócritas, es absurdo”. Sobre los jurados artísticos: la conveniencia de publicitar sus deliberaciones. Por Jorge Luis Marzo y Mery Cuesta, 2007. http://www.merycuesta.com/pdf/jurados.pdf
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