Noviembre 2019 - Enero de 2020
No. 39
APRENDA HABLAR EN PÚBLICO nes,
Mejore sus exposicio
. comuniquese efectivamente Taller de expresión oral positiva
Objetivo: Lograr que los participantes utilicen la palabra hablada en todas sus formas, técnicas y circunstancias, alcanzando poco a poco una efectiva comunicación con los demás. Informes:
Contenido: Calle 55 #43 - 63 1. Expresión Oral Positiva. (Perú entre el Palo y Girardot) 2. Expresión Corporal: Kinesis y PBX 2396104- movil 3136150109 Proxemia. corporacionculturalvivapalabra@gmail.com 3. La Voz Humana. www.vivapalabra.com 4. Características Voz Humana. 5. Técnica Vocal. 6. Cómo Ordenar una exposición. 7. Comportamiento ante micrófonos
Intensidad:17 horas.
Clases Martes de 6:30 a 9:00 p.m.
Noviembre 2019 - Enero de 2020
No. 39
Contenido Editorial
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Cuenteros en la Mira Soledad Alzate G
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Teoricontando Contar para niños y niñas
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Hablemos de Libros Dulce de Caballito Artículo Quién es el cuentero CARACOLÍN Érase una vez Programación Vivapalabra
No. 39 Noviembre 2019 - Enero de 2020
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María Teresa Agudelo Verónica Madrid Betancur Corrección de estilo María Teresa Agudelo
Editorial
Por: Walter Alonso García Molina
ESCUCHAR
CUENTOS EN FAMILIA
La revista Contante y Soñante número 39 trata de un tema que me encanta: la cuentería infantil y familiar. No son lo mismo, pero se parecen, pues sí pienso en contrale a la familia debo tener claro que en el público habrá niños, y debo narrar de tal manera que los encante en primer lugar a ellos, sin olvidar al resto de la familia, porque si los niños no se sienten a gusto lo van a manifestar de una u otra manera, y la mayoría de las maneras en las que un niño manifiesta su descontento son altamente perjudiciales para un espectáculo de cuentería, es decir, si los niños no disfrutan el espectáculo van a destrozarlo. Contar para niños no es fácil, pero tampoco es difícil, implica ser capaz de ponerse en los zapatos de un niño y crear un espectáculo que lo cautive. Para cautivar a un niño hay que tomar en cuenta qué cosas mueven su vida, qué es para él importante. Él quiere que los cuentos le den pistas acerca de cómo vivir su cotidianidad, de cómo afrontar los problemas de la vida. No cuentos que le ayuden a ser un niño bueno, sino cuentos que le ayuden a ser feliz, y soy de los que creen que los malos no pueden ser felices, pero hay muchos buenos que tampoco lo son. Por eso es mágico cuando ves contar un cuento y este te da herramientas para que puedas construir tu propia felicidad. Para cautivar a un niño hay que tomar en cuenta que desea un espectáculo de cuentería que lo haga vibrar, le haga sentir cosas buenas y cosas malas. No solo quiere reír y soñar, también quiere llorar, sentir miedo, sentir rabia… quiere, a través de los cuentos, experimentar la complejidad de la vida y así aprender a manejar todos esos sentimientos. No quiere cuentos «políticamente correctos» sino cuentos complejos como la vida. ¡Qué rico que a la Reina Malvada de Blancanieves le pongan zapatos de hierro sobre carbones encendidos para que «baile hasta que le llegue la muerte»! ¡Qué rico que en la Cenicienta las aves les saquen los ojos a las hermanastras malvadas, que por su maldad queden condenadas a la ceguera para todos los días de su vida! Y es que, al menos en los cuentos de los niños, la maldad debe siempre recibir el mayor de los castigos. Para cautivar a un niño hay que permitirle que se refleje en los cuentos, por eso quiere héroes pequeños. Hay que permitirle que adivine la historia antes de que suceda, por eso quiere cuentos sencillos, predecibles. Hay que permitirle ser parte del espectáculo, por eso quiere cuentos con música, con juegos, con reiteraciones. Bueno, las ideas son muchas, pero el tamaño de una editorial no. Incluso el tamaño de la Revista no permite tratar el tema con mayor profundidad. Hasta un libro se quedaría corto. Pero, por lo menos esta Revista es un aperitivo para que todos nuestros lectores piensen en lo sumamente importante y beneficioso que es para la familia escuchar juntos narrar cuentos. Para despedirme, quiero invitarlos a que vengan a Vivapalabra los sábados en que haya “Cucú, contaba la rana” a escuchar cuentos en compañía de sus hijos (si eres un padre), a escuchar cuentos en compañía de tus padres (si eres un niño), y la invitación es también para tíos, sobrinos, abuelos… Quiero invitarlos también a venir de jueves a sábado, a las 7:30 p. m., cuando el espectáculo sea familiar (la mayoría de veces lo es).
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Cuenteros en la Mira
Por: Jota Villaza
Alzate
Soledad
Va por la vida con ese aire juvenil, casi infantil diría yo, con la despreocupación de cualquier adolescente. Uno siente que va gozando el eterno presente, que no tiene pasado y no le interesa el futuro, pero nos equivocamos: mientras ella camina con su paso arrebatado y ágil, con sus jeans desteñidos, alguna blusa algo hippie y un pircing en la nariz, su mente va a mil, repasando un libreto teatral de las múltiples obras en las que participa con Ziruma Teatro, o tarareando algún extraño ritmo de punk o reguetón —de los múltiples videos que ha grabado y que seguirá grabando con estos artistas—, o quizá repasando un texto que le toque decir en una publicidad de televisión, o de algún seriado de cine o tv, o pensando en el cuento que está preparando o el que le toca presentar esta semana en VIVAPALABRA. Así es Soledad Alzate, una mujer que un día lejano llegó a la Medellín que tantos años atrás había dejado. O no exactamente la misma, pues ahora vivían en ella sus dos hijos artistas, cuenteros y soñadores, haciendo fila para ser teatreros o músicos, eso sí, con toda la pila puesta en la cuentería que habían iniciado en la no tan lejana Bucaramanga, cercana en el tiempo, en la distancia y en el corazón. Me refiero a José Ricardo y Juan Diego, los gemelos Alzate, quienes ya se habían ganado un espacio en la narración oral de Medellín y especialmente entre la juventud universitaria. Todos veíamos a Soledad como una señora tranquila, solo la mamá de los Alzate, sin otro interés en el arte que aplaudir los logros de sus hijos. Pero un día Soledad llegó a VIVAPALABRA asombrándonos con su propuesta: quería estudiar cuentería en la Escuela nuestra. Allí se inició, al menos en la cuentería, demostrando talento y gran capacidad. Se graduó de cuarto semestre (que así era en ese entonces) con un bello espectáculo sobre García Lorca, dirigido por el maestro Ramón Delacruz, en el que abordó a Bodas
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Cuenteros en la Mira de sangre, Yerma y La Zapatera prodigiosa, tres textos dramáticos de unas diferencias abismales, para hacer uno solo, además transformado en narrativa, haciéndonos sentir las sutilezas del autor granadino, las peripecias del alma cuando el destino se empecina en cumplirse contra todo, y especialmente la angustia de la mujer en situaciones de madre, de la maternidad frustrada, y de la esposa amante, pero cansada de no lograr su gran aventura amorosa. Luego vimos a Soledad seguir su búsqueda en el Teatro Zebra, con Raúl Arias, también en sus apariciones en cine y televisión y, finalmente, en el reguetón. Ella es una mujer en una búsqueda incesante, que no le ha hecho el quite a ningún reto, que los acepta todos y va saliendo airosa en cada contada, en cada puesta en escena. Ahora retoma sus estudios de cuentería para avanzar más, para profundizar sus propuestas, para agudizar la vista frente al cuento, frente a la escena, frente a su propia esencia de ser MUJER ARTISTA, mientras continúa con su quehacer teatral en Ziruma, con el maestro Juan Álvaro Romero. Con los gemelos forma una verdadera familia de artistas, especialmente en la línea de la Narración Oral. Una familia como a las antiguas usanzas hereditarias, solo que ahora parece que la madre lo heredó de los hijos, pero seguramente ellos heredarán el coraje y el empeño que ha demostrado Sole en su enfrentamiento a las tablas y al público. Le auguramos larga vida en la cuentería, llena de éxitos y satisfacciones, pero especialmente del ejemplo que nos da, de entrega y pasión por un arte, por una vida.
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Una familia como a las antiguas usanzas hereditarias, solo que ahora parece que la madre lo heredó de los hijos
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Teoricontando Por: Mace la cuentera
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Contar para niños y niñas
Cuando un niño puede relacionar lo que aprende con sus propias experiencias, su interés vital se despierta, su memoria se activa y lo aprendido se vuelve suyo Rudolf Steiner, 1992
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Los niños son sensibles por naturaleza: reaccionan, descubren con todo su cuerpo, imitan los gestos de los adultos (aquellos que les son agradables y le brindan placer, y también los que no son agradables), primero, inconscientemente y luego los van haciendo más propios hasta convertirlos en parte de sus juegos y participaciones en la vida cotidiana. Para las niñas y los niños más pequeños, el mundo es bueno, por lo tanto todo lo que ven de los adultos y del medio que los rodea es bueno y lo imitan. Los niños más grandes hacen reflexiones, comparaciones, deducen y actúan de acuerdo a los ejemplos vividos, vistos, escuchados y sentidos. Por lo tanto, el cuentero o la cuentera que prepara una función para el público infantil debe estar preparado y consciente de lo que dice y hace frente a ellos, porque cada detalle va a ser fundamental en la vida de cada una de las niñas y niños a los que les cuenta. Cuando se piensa en preparar una función para las niñas y los niños, es necesario recrear diferentes posibilidades literarias, entre ellas los cuentos, poemas, juegos de palabras, retahílas, refranes, adivinanzas, jitanjáforas, mitos, leyendas, fabulas etc., y mezclarlas en un acto que hace manifiesta la capacidad de asombro, la sorpresa, el despliegue de los conocimientos y vivencias, la participación espontánea, el teatro, el juego y la diversión..
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Teoricontando La vivencia de la experiencia para quienes cuentan debe empezar desde el momento en que realizan su trabajo de escritorio y planean los cuentos que van a poner en escena. Deben pasar cada historia por sí mismos: el pensamiento, el movimiento y la quietud, los gestos, las acciones, los desplazamientos en el escenario, la proyección de la voz, los silencios, las dicciones lentas o rápidas, el cuerpo con sus figuras, las preguntas que hará y la participación que le dará al público infantil, la selección de palabras que utilizará y la manera como las va a expresar. Todo ello enmarcado en la intencionalidad y el deseo de contar para las niñas y los niños, dado que todo lo que se trabaja va a llegar directamente al ser de ellos, y lo van a sentir, a vivir y a guardar muy dentro de cada uno, en la intimidad de su ser, de su cuerpo y de su pensamiento. Posteriormente, cuando ya no esté el cuentero ni la historia, todo se reflejará en el hacer, sentir y pensar de cada uno, en sus vivencias y juegos, y se harán palabras, se transformarán en acciones y harán parte de sus vidas para siempre. El cuentero debe ser consciente del tiempo que permanece la atención de las niñas y los niños de acuerdo a la edad y la motivación frente a la diversidad de lo que se va a contar, cantar, recitar, decir, etc. El cuentero debe propiciar la participación a través de la escucha, el movimiento, los juegos de palabras acompañados con las manos, los pies, o con todo el cuerpo. Entonces surge el encantamiento cuando son ellos los que repiten palabras mágicas para lograr que continúe el cuento, para transformar objetos, para que aparezca algo nuevo y para que el «Sin sarabín» cobre vida y el «Abracadabra» tenga sentido. Diferente es contar un cuento infantil dentro de un espectáculo o una función para todo público. Este se prepara con todas las exigencias necesarias, el trabajo de escritorio y la puesta en escena. El contenido llega al público adulto de manera divertida, sentida, evoca la infancia, recrea el momento, trae emociones, aflora sentimientos, despierta ilusión. Todos pueden escucharlo y disfrutarlo, rechazarlo por traer recuerdos dolorosos o, por el contrario, sentir que nuevamente aman la historia y todo lo que vivieron alrededor de ella cuando lo escuchaban en su infancia. Un cuento atrae la energía para acercarse nuevamente a la familia y deja la emoción del pasado que permitió ser lo que cada persona del público es en ese momento. No es igual evocar algo vivido con los adultos que sembrar con cariño, en una función dedicada a las niñas y los niños, elementos que harán parte de su ser para siempre.
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Teoricontando Desde la experiencia de preparar cuentos infantiles y contarlos algunas veces para los adultos y otras veces para las niñas y los niños, Mace la cuentera expresa que no se siente lo mismo: la adrenalina es diferente, las sensaciones y el placer son otros. Al momento de contar, empieza a vivir emociones únicas: alegría, susto y pánico escénico en los primeros minutos (como en todas las funciones), y después siente que un espiral de la imaginación y la fantasía va entrando a su ser desde las percepciones térmicas de su cuerpo y los sentidos que se alertan en todas sus formas. Entonces puede sentirlos desde la leve tibieza que emana su presencia, escucharlos sin perder el hilo de las historias, verlos en el reflejo de las palabras y los gestos que hace, olerlos en el dulce y amargo disfrute del momento (porque no todos están todo el tiempo cómodos o tranquilos), gustarlos en el goce de las expresiones, de sus espontáneos «¡NO, ASÍ NO ES!», «¡LA HISTORIA DICE QUE…!», «¡NO ERA TECHO, ERA TEJADO!», «¡NO ES TERMINÓ, ES CONCLUYÓ!», pero también siente que las historias muchas veces tienen que modificarse mientras son contadas porque ellos quieren participar, contar como lo saben, y su espontaneidad es tal que la cuentera se tiene que quedar mirándolos un rato, sintiendo cómo debe improvisar en el acto, cómo los debe involucrar para que el cuento tenga sentido y no se dañe el mágico momento, para que sientan que también hacen parte de la función. Y qué decir de los adultos que los están acompañando: el disfrute, la emoción, la cara de felicidad, admiración y goce al ver a sus niñas y niños participando de los cuentos, de los movimientos a los que se invitan, les piden que vayan y que jueguen. Tienen una gran sonrisa que se vuelve cómplice de la acción de la cuentera y eso hace que todos se vuelvan uno con los cuentos y con las actividades propuestas y, sin darse cuenta, el público está dentro de la espiral, hasta que el último cuento va invitando a devolverse en la misma, y juntos sentimos dónde estamos, abrimos los ojos a la realidad, olemos el aquí y el ahora, el hechizo se guarda en el ser, y el “Colorín colorado esta función ha terminado” hace que todos lo expresemos en el aplauso y en la celebración conjunta. Contar para las niñas y los niños siempre debe ser un gusto para el cuentero o la cuentera, para que se disfrute por parte de todos los participantes.
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Hablemos De libros Por: María Teresa Agudelo A orillas del río Grande de la Magdalena hay un pueblo que huele a plátano maduro, mote de queso y dulce de caballito. En el pueblo hay una casa. En la casa hay una abuela que se mece en una mecedora y ama a través de la comida, una hija que cuida, un perro que envejece y olfatea, un papayo que llora y escucha tristezas y regala alegrías con su fruto, y un nieto que ama a través de las palabras. El pueblo se llama Magangué, la abuela se llama Micaela Rico, la hija se llama Lisbeth —pero le dicen La Niña, aunque hace tiempo dejó de serlo—, el perro se llama Chester, el papayo Papayo, y el nieto Leonardo Muñoz. El nieto fue quien escribió este libro, Dulce de Caballito, un libro con sabor a infancia y recuerdos; un libro con olor a especias, dulces, fruta madura y sangre de animales sacrificados; un libro dulce, salado y, a veces, amargo Con cada capítulo de su obra, Leonardo le va regalando al lector un pedacito de la receta de Dulce Caballito que le legó su abuela. Y a medida que se va cocinando el dulce, Leonardo recuerda trozos de su vida y los narra desde el punto de vista del niño que un día fue. A través de un lenguaje sencillo y auténtico cuenta cómo su abuela Micaela Rico —a quien siempre llamó Mami— va perdiendo la memoria por culpa de una extraña enfermedad, hasta olvidarse de cosas tan importantes como la fecha de cumpleaños de su hija, el nombre de su nieto, o la receta del Dulce de Caballito
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—El olvido que más le duele a Leonardo—. Cuenta la historia de La Niña, su tía, quien por ser la única hija mujer tuvo que cuidar a su madre Micaela, y lo hizo con todo el amor y paciencia del mundo, sin cuestionar su destino y sin amarguras. Cuenta el origen del árbol del papayo que le contó su abuela. También cuenta la historia de su perro Chester y de Doris —una gallina que se cree perro—. Siguiendo colores, texturas y esencias, Leonardo nos hace un recorrido por el Magangué de sus recuerdos. Y es inevitable recordar nuestra propia infancia. Yo, por ejemplo, con el olor de la piña recuerdo la lengua rajada de papá y sus travesuras; el sancocho de gallina me recuerda al abuelo, que nos visitaba cada mes en el pueblo el “día de los marranitos” (la feria de ganado); el olor a chócolo me recuerda a las arepas de mamá en esa cocina de la casa de tapias donde espantaban de noche. Dulce de Caballito es un libro que nos invita a viajar a la infancia a través de los olores y sabores. En él, Leonardo nos muestra los recuerdos que permanecen en su corazón (no como las respuestas a los exámenes de la escuela y las tablas de multiplicar que nunca pudo memorizar porque, según él, no estaban en su corazón). Muñoz Urueta, Leonardo. Dulce de Caballito, premio Barco de Vapor 2018, Editorial SM. Bogotá, 2018.
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Artículo
Por: Andrea Oyamburu
¿Quién es el cuentero de Caracolín?
El cuentero de Caracolín soy yo, Juan Camilo Jaramillo Monsalve. Me hago llamar el cuentero de Caracolín porque soy de Caracolí, un pueblo de Antioquia ubicado a cuatro horas de Medellín, un lugar mágico donde ocurren las historias que yo me encargo de traer y contarlas a familias y niños. Yo soy contador público, pero me dediqué a contar cuentos, aunque no siempre fue así. Les voy a contar: cuando me gané mi primera moneda de mil pesos, de esas antiguas que dejaron de funcionar porque eran fáciles de falsificar, gracias a un mandado que le hice a mi papá compré un paquete de chocolatinas de diez pesos y lo repartí entre familia y amigos. Ahí me di cuenta de que eso de tener plata era muy bueno y empecé a trabajar pensando solo en la plata. Con ese criterio escogí mi carrera, pero cuando entré a la universidad supe que eso no daba plata, entonces me puse hacer empresa y me quebré varias veces. Así que empecé a preguntarme qué era lo que me gustaba y qué sabía hacer y encontré que yo sabía hablar, entonces pensé: «Bueno, hagámoslo bien». Y así llegué a la cuentería, y de una me recibió Jota Villaza. Empecé a venir a la Escuela de Cuentería de Vivapalabra, a ir a teatro, aprendí mucho de literatura, recuperé viejos hábitos como el saxofón, y estudié un poquito de Guion. ¿Cómo llegaste a la cuentería familiar? Cuando empecé a contar cuentos, yo me pegaba a lo que fuera. Robinson Posada decía: «cuenten muchachos, cuenten en donde sea, cuenten hasta debajo de las piedras, pero cuenten». Ahí fue cuando empecé a preguntarme a quien me gusta contarle y qué me gusta contar. Yo creo que todavía sigo respondiéndome a esa pregunta y lo haré hasta que me muera, puesto que la vida está viva y nosotros cambiamos, vamos resignificando y dándole nuevo sentido a las cosas. Desde que estaba en la Escuela de Cuentería me di cuenta de que me gustaba contarle a las familias porque actualmente, por el ritmo del trabajo y las ocupaciones, no tienen mucho tiempo para compartir. La comunicación se convierte en un asunto más de instrucción: «tienes que ir, debes hacer, toca que…». Entonces pensé: «Que tal si yo, a través de la narración, invito a las familias a que saquen tiempo para compartir sus historias, lo que hicieron hoy… que compartan un poco de ellos».
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Artículo ¿Qué debemos tener en cuenta en la cuentería familiar? Hay que ser conscientes del poder de la historia. No debemos perder de vista la intención con la que queremos narrar el cuento. Yo, por ejemplo, meto ganchos que van directo a los papás. Así yo sepa que el foco es el niño, trato de dirigir momentos a todos los que están en el público. Una fuente de inspiración para mí es Luis María Pescetti, un cantautor argentino que constantemente busca detectar los problemas de la familia y los lleva a la perspectiva del niño, tratando de poner en evidencia al adulto ante los ojos del niño. Su intención es crear otra visión que conecte con el niño y ayude al padre a empatizar con la historia. Por ejemplo, tiene una canción que habla de cómo se siente un niño pequeño cuando su madre se va a trabajar. Hemos visto que en tus espectáculos infantiles y familiares integras diferentes artes, ¿crees que es indispensable para la cuentería familiar? Ha sido una búsqueda. Cuantas más técnicas conozcas más herramientas tienes para ir a una función, pero no es necesario. Se puede lograr una muy buena función de cuentería con pocos recursos. Volvemos a lo de antes, lo importante es la intención que tengamos: qué quiero decir y cómo lo quiero contar, sabiendo que a los niños les encantan los objetos, los muñecos, los títeres… pero, insisto: no es necesario. Yo, por ejemplo, utilizo mucho el saxofón, ya sea a través de la técnica de transformación y manipulación de objetos, donde el instrumento puede convertirse en cualquier cosa, o bien para crear códigos, como una melodía que determine la entrada de algún personaje. Eso genera una recordación en la gente y anticipación, pues saben que va entrar o hablar determinado personaje. Es una forma de hacer que la gente se vincule más a la historia, a través del instrumento musical. Mi próximo reto es convertir el saxofón en un títere, pero sigo en la exploración. Sabemos que tienes un canal de Youtube ¿Qué uso haces de las redes sociales? En Facebook estamos haciendo, con mi esposa, un programa quincenal que se llama Miércoles para para leer, con el objetivo de que padres e hijos compartan tiempo e historias. Lo hacemos a partir de un tema determinado y luego buscamos cuentos que tengan que ver con este. Aunque, la verdad, este es un campo que está por explorar, pero creo que es interesante que en internet haya contenidos artísticos de fácil acceso.
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Artículo Finalmente, lo que quiero hacer a través de las redes sociales es invitar a contar historias. Hago lo mismo a través de diferentes canales o plataformas. ¿Qué aspectos tienes en cuenta a la hora de subir material a tus canales digitales? Ha sido una búsqueda de ensayo y error. Se trata de mezclar lo que yo quiero contar y me gusta, pero teniendo en cuenta también al oyente. No podemos ser sordos a las necesidades del público, finalmente es la gente quien está consumiendo los contenidos. Yo me siento como una resonancia de la sociedad en la que vivo, por eso trato de escuchar al público y ser consciente de lo que le gusta. ¿Cómo es tu proceso de investigación y selección de los cuentos? Yo voy a la biblioteca una vez a la semana y me quedo toda la tarde. Miro muchos libros, me llevo algunos a casa y les busco una intención a los que más me gustan. Al contar los cuentos los transformamos, los pasamos por nosotros, se convierten en relatos subjetivos. Por eso me gusta investigar: me pregunto qué voy a decir yo, qué ha dicho otra gente sobre el tema, cómo quiero contarlo, siempre buscando hacerlo bien. ¿Qué cuentos consideras que funcionan mejor en cuentería familiar? La tradición oral es una fuente inagotable de historias: hay para todo gusto y cabemos todos porque es algo que emerge del común, allí encontramos nuestras raíces y nos podemos sentir conectados. Para mí, la tradición oral tiene mucho valor y creo que se puede ajustar mucho a lo que el narrador quiera decir. Me gustan también los cuentos musicales o los que permiten organizarse de forma musical, por ejemplo, a través de la rima, la métrica… bueno, me gusta la literatura en general, y los mitos y leyendas. Luego, se trata del trabajo que uno haga para montarlo de forma chévere, por ejemplo, contar Antígona para niños sería todo un reto.
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Érase una vez Don Árbol y la Pajarita Viajadora Por: Fabián Choko Chokilla
Había una vez un árbol muy viejo y grande al que todos en el bosque de la montaña conocían como Don Árbol. Había también muchas aves en el bosque, pero había una que siempre aparecía después de las vacaciones: era la Pajarita Viajadora, que conocía muchos bosques, incluso de otros países, según decían algunos. Don Árbol había oído hablar de árboles gigantes y de árboles enanos, pero las noticias de árboles que le traía la Pajarita Viajadora parecían de otros mundos. —¡¿Árboles que crecen sobre el agua?! —No lo podía creer. —Sí, Don Árbol. En los manglares, cerquita del mar —la Pajarita Viajadora no mentía—. Dígame usted, Don Árbol, ¿cuáles son los animales que —En la selva de nuestro país, sépalo usted, hay árboles que cargan monos, pumas y serpientes —Don Árbol escuchaba sorprendido—. Cuando un árbol tiene la suerte de crecer en una escuela, todos los niños y las niñas lo cuidan, le hablan, y hasta le dibujan. En la ciudad hay un árbol en donde duermen los niños que no tienen casa. También hay árboles que no tienen tanta suerte. Los árboles que más sufren, sin discusión, son los árboles de navidad. —Cuéntame, Pajarita, ¿has visto en tu largo viajar algún árbol que pueda volar? —Hay árboles que dan perfume, como el Palo Santo. Otros tienen buen sabor, como la Canela. Hay árboles muy juguetones, que se esconden. Otros que cantan, con la ayuda del viento. Pero, árboles que vuelen… nunca los he visto. —¿Hay árboles en la luna, Pajarita? —La Pajarita Viajadora se ríe y vuela alrededor de su amigo. Pajarita se va volando y Don Árbol se queda solo. Pasará un buen tiempo antes de que regrese Pajarita con más noticias de otros mundos. Don Árbol nunca ha viajado, no sabe cómo son los árboles en el valle ni en el mar, pero sí sabe mucho de semillas. Cuando Pajarita regrese de sus vacaciones, Don Árbol la recibirá con un regalo.
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Érase una vez —Muchas gracias, Don Árbol, pero dígame ¿Qué es esto que usted me ha regalado? —Es una semilla, Pajarita. —¿Una semilla? Qué bueno, pero ¿Qué es una semilla? —Una semilla es un germen de vida. De cada semilla nace una nueva planta. —Aja, ya veo ¿Y qué haré con ella? —Llévala en tu viaje y siémbrala en un lugar donde jueguen muchos niños. Otra vez Pajarita está viajando, esta vez lleva en su pico una semilla, regalo de Don Árbol. Cuando la siembre, crecerán con el tiempo muchos árboles en los parques y en las escuelas. Pajarita se ha tardado en volver de sus últimas vacaciones. —¿Qué has traído, muchacha? —Semillas de árboles muy lindos, para sembrarlos aquí. Pajarita ha llegado con su novio. Don Árbol les brinda sus ramas para que hagan su nido y vivan allí con sus pajaritos. Los árboles del bosque están felices: esta noche, la Pajarita Viajadora contará sus historias de árboles fantásticos y de soles que nunca duermen. La Pajarita también está feliz: tiene un árbol donde vivir.
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Érase una vez
Hipólito y Leopoldo Por: Eduard Pereira J. Hipólito era un hipopótamo al que le gustaba cantar. Entrenaba su voz bajo el agua del río y los demás animales no entendían qué ocurría cuando las burbujas y la espuma crecían a su alrededor. Unos decían que era un hipopótamo loco, que lo más probable era que no sabía nadar y que todo ese agite en el agua era causado por sus pésimos intentos de hacerlo bien. A Hipólito no le importaba eso. Sabía muy bien que para nadar era bueno, para correr era bueno y para cantar era mejor. Cuando corría lejos del río y se adentraba en la pradera, solo, tranquilo, sin miradas, ni oídos, abría su enorme boca y cantaba canciones africanas que había aprendido de las mujeres que lavaban la ropa río abajo. Leopoldo, un leopardo de pelaje oscuro, lo había descubierto. Cada día se trepaba a un árbol, dispuesto a cazarlo, pero la letra de historias africanas y la voz del cantante lo atrapaban y se quedaba quieto escuchando las buenas canciones de Hipólito. Él también soñaba con cantar, pero su voz no le daba, aunque rugía muy bien. Había entendido que tenía otros talentos y otras opciones para su cena que no alteraran la música entre las ramas.
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Érase una vez Un día, que Hipólito iba tranquilo a su lugar de canto se encontró frente a frente con Leopoldo. No se sabe cuál de los dos se asustó más. Habría un muerto. Dos fieras no pueden verse y quedarse de ese modo. Cuando Hipólito abrió su gran boca para lanzar una mordida, Leopoldo lo detuvo dando una patada al piso que levantó trozos de hierba y polvo. —¿Vas a cantar? —dijo Leopoldo. —¿Qué? —Abriste la boca y cantas bien. ¿Vas a cantar? —¿Qué? —Que esta no es una pelea. No vengo a matarte. Cantaantes de que vengan los demás. He visto leones cerca y esos no tienen tan buen oído musical como yo, prefieren la carne a los placeres del alma. No encontrando respuesta a eso, Hipólito comenzó a cantar como cuando estaba solo. Leopoldo se trepó al árbol que utilizaba siempre para escuchar el concierto, atento a la música y atento al entorno para que el artista pudiera expresarse con naturalidad. Dicen que todavía canta Hipólito en las praderas y a veces el leopardo da pequeños golpes con su pata a un tronco seco. Hay voz y hay tambor. Así es África.
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Programación 31 de octubre Tertulia Cultural La Lengua 7:30 p. m. Código Pulep: JQQ125 Lugar: Calle 55 # 43 - 63 1 de Noviembre Viernes para contar Entrada Libre. 7:30 p. m. Código Pulep: NGA587 Lugar: Calle 55 # 43 - 63 2 de noviembre Cuenteros en Apuros $14.000 - $7.000 7:30 p. m. Código Pulep: WSU931 Lugar: Calle 55 # 43 - 63 7 y 8 de noviembre El cuento de los dioses,La Oreja Pía $14.000 - $7.000 7:30 p. m. Código Pulep:JUO272 Lugar: Calle 55 # 43 - 63 9 de noviembre Concierto Musica GOSPEL $14.000 - $8.000 7:30 p. m. Código Pulep: Lugar: Calle 55 # 43 - 63 14 al 16 de noviembre Desde la ventana, Soledad Alzate $14.000 - $8.000 7:30 p. m. Código Pulep:IEJ738 Lugar: Calle 55 # 43 - 63
21 al 23 de noviembre Las Once Mil con Karla Sepúlvda $14.000 - $7.000 7:30 p.m. Código Pulep:HHU621 Lugar: Calle 55 # 43 - 63
Ay el amor 27 de noviembre 2019 Entrada libre
7:30 p.m.
ABU508
Programa de Salas abiertas Cll 55 #43- 63 Info:2396104 Proyecto Ganador de la Convocatoria de Estímulos para el Arte y La Cultura 2019 Secretaría de Cultura de Medellín
28 al 30 de noviembre Criollos con Joel Sánchez y Mauricio Quintero $14.000 y $7.000 Adultos 7:30 p.m. Código Pulep: ABU508 Lugar: Calle 55 # 43 - 63 30 de noviembre Cucú contaba la Rana, progrmación Infantil Niños pagan con sonrisas/Adultos$7.000 4:00 p.m. Código Pulep:ITV657 Lugar: Calle 55 # 43 - 63
Calle 55 #43 - 63 (Perú entre el Palo y Girardot) PBX 2396104 movil 3136150109 www.vivapalabra.com Proyecto Ganador de la Convocatoria de Estímulos para el Arte y La Cultura 2019 Secretaría de Cultura de Medellín
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Programaciรณn 4 de diciembre Tertulia Cultural La Lengua 7:30 p. m. Cรณdigo Pulep: JQQ125 Lugar: Calle 55 # 43 - 63
5 de diciembre Viernes para contar Entrada Libre. 7:30 p. m. Cรณdigo Pulep: NGA587 Lugar: Calle 55 # 43 - 63
Cuenteros en Apuros
Viernes 6 de diciembre 7:30 p.m.
Gran Final Boleteria: $14.000 y $7.000 para estudiantes, Adulto mayor y personas en situacion de discapacidad.
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Programación 11 al 14 de diciembre Clausuras estudiantes Escuela de Cuentería y Oralidad 7:30 p. m. Lugar: Calle 55 # 43 - 63 19 al 20 de diciembre Fantasía de navidad $14.000 - $7.000 7:30 p.m Lugar: Calle 55 # 43 - 63
21 de diciembre
Fantasía de navidad 7:30 p.m. Entrada libre Ven y disfruta de una noche con la familia vivapalabra
23 al 25 de enero/2020 Sólo me pasa a mí, con Patricia Casas $14.000 - $7.000 7:30 p. m. Lugar: Calle 55 # 43 - 63 30, 31 de enero y 1 de febrero Gringada de Séfora, Con Patricia Casas $14.000 - $7.000 7:30 p. m. Código Pulep: HTG499 Lugar: Calle 55 # 43 - 63
En esta Navidad Regala un libro labutacaeditorial@gmail.com Pedidos:3113278170 21
Programación 6 de Febrero Tertulia Cultural La Lengüa 7:30 p.m. Lugar: Calle 55 # 43 - 63 7 de febrero Viernes para contar Entrada Libre. 7:30 p.m. Lugar: Calle 55 # 43 - 63 8 de febrero Cuenteros en Apuros $14.000 - $7.000 7:30 p.m. Lugar: Calle 55 # 43 - 63 Presentación de la beca de residencia internacional en teatro y circo del ministerio de cultura, realizado en Zámbiza Ecuador con el teatro La espada de Madera y con la dirección de Patricio Estrella, el montaje de narracion se titula GIANYGORGE cuentos de un mal vendedor, que se estrenará en la Corporación Cultural Canchimalos el 15 de noviembre a las 7:00 p.m.
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Inscripciones Abiertas Info: 2396104 - 313 6150109 www.vivapalabra.com comunicaviva@gmail.com
Es un proceso sabatino a 5 semestres, de los cuales los 4 primeros son presenciales y el 5° semipresencial, dictando dos cursos simultáneamente. Con una orientación técnica, teórica y práctica, al final de cada nivel los estudiantes presentan sus trabajos y puesta en escena de lo aprendido durante el semestre. Además, propiciamos analizar y canalizar las expresiones individuales de cada estudiante para ser recreadas a partir del lenguaje poético del arte de la Cuentería. NIVEL BÁSICO Esencialmente prepara para enfrentar al público, vencer el temor a expresarse, da herramientas para organizar el material a narrar propiciando una comunicación efectiva, divertida e interesante, además de brindarle un amplio repertorio de cuentos, mitos, leyendas, etc. con una duración de 180 horas presenciales y 80 horas prácticas. Comprende las siguientes áreas: expresión oral, expresión corporal, taller escénico, taller literario, ética, historia y producción. Esta primera fase o nivel esta compuesta por 2 semestres. NIVEL AVANZADO Prepara a un cuentero como profesional, en capacidad de hacer espectáculos y proyectos de modo que le permita participar en eventos nacionales e internacionales. Con una duración de 240 horas presenciales y 150 horas prácticas. Comprende las áreas de expresión oral, actuación, taller escénico, taller literario, ética, taller técnico y producción.
En navidad el mejor regalo son los cuentos En vivapalabra tenemos cuentos navideĂąos para instituciones educativas, empresas y eventos familiares, novenas navideĂąas, funciones de navidad.
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