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Hígado Graso ¡Al ataque!
El hígado graso es el depósito de grasa de al menos un 5% del peso corporal del órgano.
Es una condición frecuente en nuestra raza latina a pesar de que se extiende en todo el mundo y etnias. Esta condición perjudicial para la salud de los seres humanos, aparece comúnmente con otras anomalías:
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• Obesidad o sobrepeso
• Diabetes
• Dislipidemia
• Alcoholismo
Este problema hepático puede también ser provocado por el consumo frecuente de ciertos medicamentos. Cuando su causa no es la alcohólica, forma parte de la conocida Enfermedad del Hígado Graso no Alcohólico (NAFLD por sus siglas en inglés). El hígado graso es el estado inicial que puede progresar a “esteatohepatitis no alcohólica” y cirrosis como última instancia. También puede causar un hepatocarcinoma y se le puede asociar con enfermedades cardiovasculares.
Síntomas
Si buscamos síntomas, lastimosamente son escasos y realmente inexistentes. Uno puede alertarse cuando en un examen de imagen como un eco se le diagnostica hígado graso, o cuando existe elevación de enzimas del hígado como son la ALT y AST. También debe quedar claro que un gran porcentaje no progresa de la esteatosis hepática a otras fases, pero en un 20 a 30% aproximadamente puede conducir el daño a cirrosis. Inclusive en esta fase cuando se encuentra compensada por la regeneración del hígado no puede haber síntomas. Sin embargo, cuando la piel o la orina se pone amarilla, aparecen moretones en la piel o hay pre - sencia de ascitis o diagnostican várices en el esófago en una endoscopia, es probable que se encuentre en una fase adelantada, incluso cirrosis.

Tratamientos y complicaciones
Una de las medidas más importantes para el control del hígado graso, es la reducción del peso corporal en aquellas personas que tengan sobrepeso y obesidad. Otro pilar es la dieta y el ejercicio continuo. También se encuentran el uso de antioxidantes y de medicamentos que mejoran los estados diabéticos y de dislipidemia (niveles altos de colesterol o grasa en la sangre)
Alimentación:
Puede ser de gran ayuda acudir con un médico nutriólogo que nos sugiera las mejores alternativas en nutrición y que la dieta se pueda cumplir a través del tiempo. El consumo de grasas saturadas, carbohidratos refinados y el azúcar deben ser limitados al igual que las carnes rojas y embutidos. La hidratación es importante, al igual que el consumo de frutas y verduras. El alcohol debe evitarse al igual que ciertos medicamentos.
Los alimentos que debemos incluir para mejorar esta condición o evitarla son:
Aguacate
Fruta saludable que limpia el hígado de grasas negativas
Café
Debido a sus antioxidantes es una bebida recomendada por expertos, preferible sin azúcar añadida. De dos a tres tazas al día.
Manzana
Una fruta ideal que limpia el hígado de toxinas. Proporciona antioxidantes de primer nivel que benefician a este órgano vital.
Aceite de oliva
El mismo principio del aguacate, un aceite que combate las grasas saturadas del hígado.
Ajo
Tiene propiedades antiinflamatorias y beneficia directamente el funcionamiento correcto del mencionado órgano.
Zumo de limón y agua tibia
Estimula la producción de bilis y apoya el proceso de desintoxicación del hígado.
Cúrcuma
Una especie con alto poder desinflamatorio que actúa en beneficio de la salud en general y del hígado.
El té verde, al igual que la infusión de boldo, o té de “neem” resultan ser excelentes tónicos para el hígado, liberándolo de toxinas y grasas.
Vitaminas y antioxidantes


Algunos estudios han determinado que las siguientes vitaminas podrían apoyar en la salud hepática y combatir el hígado graso, sin embargo, antes de su inclusión, es importante consultar con un especialista:
• Vitaminas del complejo B
• Vitamina C
• Vitamina E
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