Un Pasquín

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Caricatura de Vladdo

EDICIÓN 107 ABRILDE 2022 || POLÍTICAMENTE INCORRECTO || VALOR: CIVIL || ISSN: 2805-9093 ||

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ABRIL DE 2022 — UN PASQUÍN


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UN PASQUÍN — ABRIL DE 2022

A TRAZO

La objetividad es un mito; la libertad, un derecho; la transparencia, un compromiso; la independencia, una obligación.

LIMPIO

E D I T O R I A L

Contra el populismo

Petro, Gutiérrez y Hernández, se presentan como abanderados de tres opciones políticas diferentes, pero en el fondo son tres modelos de populismo con distinto empaque.

Dibujan: Fontanarrosa, Bacteria, Betto, Jarape y Mheo. || Caricaturas de Vladdo, cortesía de El Papel Periódico y DW en Español. EL PERIÓDICO DE LA O VLADIMIR FLÓREZ —VLADD0— DIRECTOR / PROPIETARIO

Escriben: Martha Alzate, Ricardo Sánchez Ángel, Olgahelena Fernández, Juliana González, Gonzalo Guillén, Santiago Londoño Uribe, Juan Manuel López y Leopoldo Villar Borda.

Caricatura de Mheo

Caricatura de Vladdo

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n esta campaña presidencial se ha hablado mucho del populismo como un mal contra el cual debemos vacunarnos, para evitar contagiarnos de males como la miseria, el autoritarismo y el atraso. Desde luego, este es un discurso que seduce a las masas, da puntos en las encuestas y abre espacio en los medios. El problema, sin embargo, es que se suele etiquetar el populismo como una calamidad exclusiva de dirigentes de la izquierda, exculpando arteramente a todos los sátrapas de derecha que –a punta de populismo– han conquistado a la opinión y, una vez en el poder, han sumido a sus países en hondas crisis políticas, sociales y económicas. Y aunque el populimso de izquierda ha sido inclemente con Venezuela, Nicaragua, Argentina o Perú, hay que tener en cuenta que en países como Brasil, El Salvador, Filipinas, Hungría e, incluso, Estados Unidos –en la era Trump–, los populistas de derecha también han hecho de las suyas. Y si ese fenómeno causó tantos estragos en la democracia más emblemática de Occidente, ¿qué se podría esperar en un país como el nuestro, con unas instituciones tan frágiles? En su disputa por la Casa de Nariño, Gustavo Petro, Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández, se presentan como abanderados de tres opciones políticas diferentes, pero en el fondo son tres modelos de populismo con distinto empaque. El primero propone un cambio a fondo, sin explicar cómo ni con qué propósito se llevaría a cabo. El segundo, supuesto defensor de la institucionalidad, cuenta con el aval de un partido y una clase política que ha puesto esa institucionalidad al servicio de sus intereses. Y el tercero se declara como un dirigente impoluto, a pesar de que tiene sin resolver varios pleitos con la justicia. En contraste, Sergio Fajardo tiene un programa sustentado de reformas, en el cual predomina la sensatez. Y aunque el ruido de los medios y la tiranía de las encuestas prácticamente lo condenaron al destierro electoral, él no se da por vencido y, en medio de la adversidad, sigue predicando sin estridencias, pues, luego de dos décadas dedicado a la política, nunca ha permitido que lo importante sucumba ante lo impactante. Un buen antídoto contra el populismo.

Edición 107 — ABRIL DE 2022

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Asesor Gráfico: Gustavo del Castillo Armada electrónica: Francisco Robles Diseño de portada: Vladdo

ISSN: 2805-9093

Servicios de prensa: Agencia EFE Producción: VladdoStudio Impresión: La Imprenta Editores

Twitter: @unpasquin

Mail: correo@unpasquin.com

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EL MOMENTO ACTUAL

opinión de Ricardo Sánchez Ángel

Profesor emérito, Universidad Nacional. Profesor titular, Universidad Libre.

La adhesión a la OTAN y el apoyo a la guerra en Ucrania van en contra de los principios del no alineamiento, la neutralidad y el activismo a favor del cese de la confrontación con el derecho internacional de la paz, mediante negociaciones. Lo urgente es restablecer la vigencia del derecho internacional que incluyan el retiro de Rusia de ese país, asumir sus responsabilidades y la aceptación por parte de Ucrania del principio de la neutralidad y el castigo a las bandas paramilitares. En relación con nuestra América, hay que restablecer la unidad con el vecindario, asumiendo esto como el eje de la política internacional del país, para convocar una negociación en Bogotá de los países víctimas del

narcotráfico, que acuerden directamente con Estados Unidos el cese de la guerra contra las drogas y diseñen los nuevos tratados de extradición que se requieren. El debate electoral en curso muestra un torrente inequívoco de apoyo al relevo de las elites y los modelos económicos-políticos por parte del Pacto Histórico, con Petro y Francia. Nada descarta que ganen en la primera vuelta y de allí el desespero de los que se saben perdedores en crear el caos electoral y/o realizar el atentado contra Petro y Francia. El sonar de las trompetas llamando a un frente contra Petro y Francia es un anuncio del desespero del paraestado y la parapolítica, del Uribato, del liberalismo hipócrita, de los titiriteros del centrismo. Pero Colombia no es un país de mierda, como se repite con pesimismo y depresión. El pueblo aspira encontrar la ventana histórica, la oportunidad para lograr sus derechos aplazados y negados. Con el probable triunfo del Pacto Histórico no se llega a la tierra prometida, pero sí se abre la casa común a los vientos de unidad nacional, democracia política y social, así como al derecho internacional que restablezca la dignidad de Colombia. El momento es incierto, con su perplejidad pletórica de acechanzas y, sin embargo, el principio esperanza está presente cargado de futuro, reviviendo las mejores herencias.

Caricatura de Jarape

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olombia bien puede representarse como un gran teatro de la crueldad, donde las pesadillas de los crímenes de siempre se combinan con las formas modernas de exterminio: bombardeos con misiles de largo alcance, minados y armas automáticas. Las formas actuales de la muerte son las mismas de los tiempos infames. Se vive la continuidad del genocidio contra el pueblo, que, cuando amaina o cesa, es para planificar mejor las próximas oleadas de matanzas. Sigue vigente la tragedia shakesperiana cuando en Macbeth el personaje Malcolm pregunta a Ross “¿Cuál es la más reciente desgracia?” Y este, que trae terribles noticias, prefiere, inicialmente, precisar el tiempo de lo trágico: “La que data de una hora es ya tan antigua que olvida la que anuncia, pues cada minuto trae una nueva”. El momento político es violento, despiadado. Ante las muertes por doquier, las formas de la hipocresía ceden paso a la virulencia y se relacionan con los otros azotes: el de la pobreza y el desamparo de las mayorías nacionales. La violencia del lenguaje se corresponde con las violencias fácticas y la muerte en vida de los miserables, los parias de toda condición. Grandes personajes son el fraude electoral, el saqueo de los recursos públicos, la inmoralidad convertida en virtud, lo que confirma el acorralamiento de los valores éticos compartidos. Lo que reina es el cinismo político con sus tartufos, candidatos de paja, vendedores de ilusiones, estafadores de conciencias. Una realidad de inmundicia y un soso olor a matadero. Una época que aporta una nueva oleada de inmoralidad política en la sociedad del espectáculo. Hay que limpiar a Colombia del maquillaje y la impostura para que asuma su verdadera condición de desgracia en que la tienen sumida las clases y los partidos dominantes. La situación de Colombia en el escenario internacional es desastrosa. Las agresiones a Venezuela y a Cuba responden a conspiraciones de la ultraderecha norteamericana y están fracasando estruendosamente. El gobierno de Duque, después de conspirar contra la candidatura de Joe Biden, pasó a ser el más domesticado de los gobiernos de nuestra historia.

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¡NINGUNO!

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Caricatura de Betto

ienso, aun hoy con la inmensa variedad de oferta, que la mejor serie política de la televisión fue The West Wing (El Ala Oeste) que se transmitió entre 1999 y 2006 en NBC (hoy en HBO Max y Amazon). Escrita por Aaron Sorkin y con un abanico de grandes actores y actrices, la serie acompaña la presidencia del demócrata Joshia Bartlet (Martin Sheen) y de su equipo cercano. La profundidad de los personajes, la rigurosidad de la producción, la inteligencia de los diálogos, la complejidad de los problemas y la veracidad del conjunto, enganchan al espectador a un drama que desnuda la actividad política. Sin recurrir a generalizaciones o banalizaciones, desarrolla la idea, hermosa y poderosa, de que la política se puede hacer respetando la ley y combinando ética y estética para transformar vidas. En los 154 episodios hay de todo, pero recuerdo en esta última semana de campaña presidencial, uno que me impactó profundamente por la creatividad, la claridad y el poder de su mensaje. En medio de una reñida elección para la Cámara de Representantes en

opinión de Santiago Londoño Uribe

Abogado; magister en Derecho Internacional.

California, el candidato demócrata muere. Su equipo sigue en campaña contra un congresista republicano que lleva 7 periodos con la curul porque, según la ley, los votos por el candidato muerto cuentan y en caso de ser ganador se deberá desarrollar una nueva elección. El subdirector de comunicaciones de la Casa Blanca viaja al condado para intentar persuadir al animado equipo de detener lo que el gobierno considera un hecho vergonzoso. El intercambio entre el representante del presidente y el jefe de campaña del finado se desarrolla así: —Ustedes no pueden seguir haciendo campaña sin candidato. —Es una campaña de ideas. —Pero el candidato está muerto. —Sus ideas, no. En una rueda de prensa minutos después un periodista cuestiona al jefe de campaña: «Señor Bailey, usted es muy elocuente y estamos haciendo de cuenta que esto es una rueda de prensa normal, pero su candidato está muerto. ¿No es esto muy absurdo? —Chuck Webb, el congresista que enfrentamos, es presidente de dos subcomités de comercio y recibe donaciones de empresas que debería regular. Está en la Junta Directiva de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) y una vez retó a otro congresista a una pelea a puños en la plenaria por un artículo que buscaba exigir control de antecedentes judiciales para personas que quisieran comprar un fusil de asalto. También hizo parte de iniciativas para perseguir a mujeres embarazadas (que buscaban un aborto).

—No entiendo, ¿cuál es su punto? —Mi punto es que hay peores cosas en el mundo que no estar vivo. En Colombia han hecho carrera sentencias mentirosas y terriblemente nocivas. «La política se hace con políticos»; «todos los políticos son iguales» (corruptos y clientelistas). Es decir, estamos condenados a ser un país corrupto y violento. Los dos punteros en las encuestas han recurrido al viejo país político. Al país que ha desangrado las regiones con los carteles de contratación y que, de la mano de los organismos de control, han perseguido a opositores para ganar, sea cual sea el precio. Estos dos equipos quieren proteger el status quo (continuismo) o cambiarlo radicalmente (salto al vacío) pero, y acá está el meollo del asunto, ambos le apuestan al mismo modo de operar: clientelismo y politiquería. Familiares, amigos y colegas, ignorando el modus operandi, tratan de convencernos de que, dadas las circunstancias, «hay que pensar en el país» o «hay que salvar la democracia», y hasta nos invitan a ser «parte del cambio que es inevitable». Falso. Esta columna se publicará muy cerca al domingo 29 de mayo. En estas últimas semanas deportistas, artistas, empresarios y ciudadanos en general han «cantado» su voto. La semana anterior también se vivió la danza final de las encuestas. Precisamente a partir de estas encuestas políticos y periodistas quieren firmar el acta de defunción de varios candidatos. Conociendo la sinuosa ciencia de la probabilidad y con el obvio, pero caprichosamente ignorado hecho de que aún no hemos votado en primera vuelta, está claro que la candidatura de Sergio Fajardo representa hoy la única opción que nos saque de la política de los César Gaviria, los Char, los Aguilar, Roy, Benedetti, Julián Bedoya, Daniel Quintero y Zulema Jattin. Todo proceso electoral es una competencia con ganadores y perdedores. El temor no es a perder unas elecciones, El temor es continuar con todo aquello que nos ha traído hasta acá, se vista de Fico o de Petro. Mi punto, para recordar el capítulo televisivo, es que ningún voto se pierde cuando se hace desde los principios y la convicción. ¡Ninguno!


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EL MIEDO COMO PLAN A Y B

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Caricatura de Bacteria

i hay una buena e inaplazable noticia positiva en la víspera de las elecciones del 29 de mayo es que por fin se acabará de facto el gobierno mediocre de Iván Duque. Desde hace varias décadas se repetía que no había peor presidente que Andrés Pastrana. Hasta que un joven congresista, ungido por el uribismo, le respondió: “hold my beer” … Y así nos va. Un presidente de doble rasero, que quiere ser Uribe adentro y Santos afuera. Pero que en últimas no consigue ser sino un hombre-ajúa. Es decir, un grito de guerra que se descarga contra los de abajo y se hace el de la vista gorda con los poderosos. Para la muestra sus declaraciones y accionar frente al paro nacional de una sociedad sofocada por falta de oportunidades vs. su silencio con viaje a Costa Rica durante el paro armado decretado por el Clan del Golfo. El gobierno de Iván Duque tenía un reto difícil pero hermoso. El de llenar de vida a través de proyectos sociales y productivos ese acuerdo de

opinión de Juliana González

Analista Política; Máster en Políticas Públicas y Economía para el Desarrollo. @JuliGo4

paz. Difícil en un país con la extensión de Colombia, con unas finanzas públicas limitadas, y con una de las mayores tasas de inequidad de la región. Hermoso porque le daba al país la posibilidad de sacudirnos años de dolor, de violencia y de estigmas y de pensarnos diferente. En el corazón de todo este proceso había una tarea impostergable: erradicar la tesis del “enemigo interno”.

Pero en vez de eso, Duque lo promueve a través de los Zapateiro, Molano y Botero. Esos que con eufemismos, declaraciones anticonstitucionales y similares insisten en deshumanizar al otro. Eufemismos como “máquinas de guerra” para referirse a los menores combatientes (¿quizá ministro reclutados a la fuerza?) han hecho carrera. Los jóvenes y las madres de la primera línea que participaron en el paro nacional reclamando derechos a ser educados y a encontrar oportunidades laborales fueron estigmatizados desde el gobierno y desde los micrófonos de importantes medios de comunicación. Acusaciones que hicieron carrera en redes sociales, en los “yo no paro, yo produzco”. El ejercicio de ningunear encontró terreno fértil en este breve pero aterrador ducado, especialmente para los líderes sociales. La autocracia light de Duque deja una estela de instituciones politizadas y desdentadas. Las fuerzas armadas, la procuraduría, la fiscalía, la contraloría claves para garantizar el orden y la democracia han sido cooptadas por el partido de gobierno y sus alianzas. Esto nos lleva a que quien salga elegido como presidente de Colombia va a tener una férrea oposición si no comparte el mismo linaje del gobierno actual, o carta libre si es ungido por los mismos clanes que Duque, para saltarse hasta la mismísima constitución. Faltando tan poco para la primera vuelta existe el consenso de que Petro será uno de los contendores en la segunda vuelta. La duda a esta altura es ¿quién será su contrincante? Codo a codo ese lugar se lo disputan Gutiérrez y Hernández. Uno considerado la versión 2.0 de lo que tenemos ahora, y el otro que se presenta como una opción de cambio, pero que ha dejado claro entre uno y otro TikTok que lo que no le guste lo cambiará a través de golpe de decretos. Es una pena que nos guste tanto el melodrama y el show mediático, porque en otras condiciones deberíamos poder estar discutiendo propuestas de país y llevando al balotaje a candidatos sensatos, en vez de estar haciendo cuentas de qué voto resulta más útil, motivados por el miedo.


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DE TURISMO CON UN EXTERRORISTA

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a cita fue a las dos de la tarde. Nos estaba esperando Robert, un irlandés católico de unos sesenta años que nos explicó sus motivos para haber ingresado al Ejército Revolucionario Irlandés (IRA, por las siglas en inglés). Su plan era defender mediante ideas el derecho de su gente a no estar subyugados a la reina de Inglaterra, “pero cuando uno entra en un movimiento de esos, y el enemigo ataca con armas, uno no puede defenderse con palos. Termina uno aceptando la ayuda del que sea. A nosotros nos llegaron las armas de América y Libia”. “¿Estados Unidos y Libia?”, pregunto yo sorprendida, pues no me imagino al país del tío Sam del lado contrario del Reino Unido en ningún conflicto, y mucho menos haciendo parte del mismo equipo de benefactores que el general Gadaffi. Llegué al hotel a googlear, y allí estaba la respuesta (no está confirmado, pero parece

Pero cuando uno entra en un movimiento de esos, y el enemigo ataca con armas, uno no puede defenderse con palos. Termina uno aceptando la ayuda del que sea. A nosotros nos llegaron las armas de América y Libia”. que quien envió las armas fue el comité de ayuda norteamericana a Irlanda del Norte. O sea, no fue el gobierno. Libia, por su parte, les envió armas, no por solidaridad con la causa sino como venganza, porque el Reino Unido, como miembro de la Otan, participó en una ofensiva contra su gobierno.) Pero no me quiero poner a explicar detalles que pueden encontrar en google, mejor volvamos al tour. Decía que Robert nos explicaba por qué se unió al IRA: “porque ver cómo cada día francotiradores mataban personas a las que uno conoce, con las que juega o sale a comer, es

opinión de Olgahelena Fernández Periodista.

muy doloroso. No eran unos desconocidos, nos estaban matando a nuestros vecinos”. Muchos jóvenes se unieron al IRA y casi todos terminaron muertos o encarcelados. Al propio Robert lo sentenciaron a treinta años en prisión. Sin embargo, solo pagó doce, pues gracias al proceso de paz quedó amnistiado. Nos contó cómo fueron esos años en la cárcel, donde el idioma materno, el irish, los salvó, pues podían hablar entre ellos sin que los británicos entendieran. Ahí, encerrados en sus celdas, se propusieron que al salir seguirían luchando por una Irlanda unida, pero sin recurrir a las armas. El que nos hablaba es un exterrorista. Sin embargo, y para sorpresa mía, no me produjo rechazo. No sé si me dejo engañar muy fácil, pero comprendo su historia, y es que, en muchos casos, las razones por las que el pueblo se levanta son loables y entendibles. Pero de un momento a otro todo se sale de control y esos jóvenes soñadores terminan asesinando de forma salvaje, de la misma forma salvaje en que los invasores los atacan. En este momento se me viene a la cabeza el Hamás. Que un palestino que es sacado de su casa a las malas reaccione de forma violenta no me sorprende. Me imagino que yo haría lo mismo. ¿O es que alguno va a decir que se quedaría sumiso si vienen a expulsarlo de su casa, su tierra y su país? Pero de ahí a poner bombas hay mucho trecho. De los 12 años en los que Robert pasó encarcelado, tres fueron en celdas de aislamiento, desnudo y sin un lugar donde botar sus excrementos. Para no tener que pisar, sentarse y

dormir sobre su propia mierda, la pegaba en las paredes. Después de decenas de preguntas mías, era hora de atravesar el muro que divide a Belfast. Pasábamos del lado occidental (irlandés, católico, pro república) al oriental, (británico, protestante, pro corona). Dejábamos atrás las casas con las banderas verde, blanco y naranja para entrar al territorio de la reina. Toca obligatoriamente cambiar de guía. Al otro lado saben que Robert es un activista y lo podrían atacar. El muro tiene 4 kilómetros y, aunque parece un juego de niños comparado con los que Israel ha construido para encerrar a los palestinos, no deja de ser impresionante. Este tiene cuatro puertas que son abiertas a las 6:30 de la mañana y cerradas a las 6:30 de la tarde, en épocas en las que no hay conflicto. Circular libremente durante el día permitiría que, lentamente, las dos sociedades compartan, pero eso no se ha logrado. No se mezclan, tienen colegios diferentes, almacenes distintos, no van a las mismas peluquerías, nada. Pasamos al otro lado y allí nos recibió Robert. Sí, Robert. Qué ironía que se llaman igual y que, tal vez, se odien igual. Este Robert es un exsoldado Británico. Desde el primer momento noté que sus comentarios son menos moderados y medidos que los de Robert el irlandés. El nuevo Robert hablaba durísimo, hacía muecas, lloraba, era teatral; tanto, que le queda a uno la duda de si lo que dice en realidad le afecta de tal forma, o si es parte de una estrategia. Si lleva veinte años echando ese mismo cuento todos los días, ¿las lágrimas seguirán siendo reales? Repetía y repetía que nunca olvidará. Ante cualquier pregunta su respuesta siempre era la misma: “Nunca vamos a olvidar a todos los inocentes que murieron bajo las bombas del IRA”. Se tocaba el corazón, hacía una pausa, sacaba el pañuelo y se secaba las lágrimas. Insistí en muchas preguntas que nunca tuvieron respuesta. ¿Ustedes son conscientes de que son los invasores? Se queja de que todo lo hacen por separado, que no comparten ni colegios, ni parques ni restau-


Caricatura de Betto

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rantes. ¿Usted estaría dispuesto a dar el primer paso? ¿Permitiría que su hijo juegue con un católico? “No puedo confiar en ellos”, fue lo único que respondió. De la boca de Robert, el británico, solo salía odio y más odio. ¡Qué absurdo! Robert el exterrorista se mostraba conciliador, con ganas de no heredarle a las nuevas generaciones esos resentimientos. En cambio, el exsoldado de la reina no tiene pinta de querer perdonar. Cuando veo este lío, se me viene a la cabeza la actual guerra en Ucrania. Putin dice que tiene que defender a los rusos que viven en esa zona de Ucrania, copia exacta de lo que pasó acá. Los británicos “sembraron” protestantes en Irlanda y ahora la disculpa es proteger a sus ciudadanos. ¿Algún día aprenderemos la lección? Se supone que el muro lo deben tumbar (según los acuerdos) el próximo año, pero ninguno de los dos

Roberts lo ve posible: “Podríamos empezar por dejarlo abierto unas horitas más”, es la gran oferta que hacen. El muro terminó convirtiéndose en una atracción turística, en un óleo para artistas y en un tablero para expresar los sentimientos. Si uno se toma el tiempo de analizar unos cuantos murales, rápidamente descubre que del lado de los católicos se apoya a los palestinos, a los ucranianos y, en general, a todos los pueblos invadidos. Del otro lado, en cambio, los murales son para recordar a las víctimas que cayeron por las bombas del IRA. Este mes se llevaron a cabo elecciones parlamentarias en Irlanda del norte y, por primera vez en la historia, un partido nacionalista (el Sinn Féin, que siempre ha sido asociadlo al IRA) logró las mayorías. Esto, en palabras sencillas, quiere decir que es muy probable que llamen a un referéndum para pregúntale a la gente si quiere ser parte

de Irlanda o seguir con Gran Bretaña. Lo clave acá es que cuando Irlanda del Norte se quedó como parte del Reino Unido, el 66% de la población era protestante. Ahora los números han cambiado y la mayoría es católica. Había oído y leído del exitosísimo proceso de paz en Irlanda. Pero una cosa es leerlo y otra sentirlo. Me parece (y ojalá me equivoque) que acá nadie ha sanado sus heridas, y que se pueden abrir nuevas a la menor provocación. Y si a eso le sumamos el Brexit y las medidas unilaterales que está tomando Boris Johnson, esto puede volver a estallar. Increíble. Increíble. Increíble que en pleno siglo XXI dos pueblos hermanos sigan metidos en una guerra religiosa, porque eso es lo que es. Claro, también es un conflicto por tierra y por poder, pero sobre todo es por religión. Y, ¿saben qué? Las dos religiones son cristianas.

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DESBANDADA URIBISTA

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Caricatura de Betto

a elección presidencial de este 29 de mayo marcará el comienzo de la desintegración del uribismo, ese fenómeno de la política colombiana tan extraño que todavía no ha podido ser explicado a cabalidad por los científicos sociales. También confirmará la triste suerte de los partidos Liberal y Conservador, que después de ser por casi dos siglos los protagonistas centrales de la historia nacional pasaron a convertirse en sus vagones de cola. Sin sustento ideológico apreciable, sin plataforma racional, ni siquiera con un enfoque adecuado de la realidad, ese fenómeno básicamente emocional que capturó la imaginación de muchos colombianos se adueñó en los últimos veinte años de los principales espacios del poder y consiguió lo que ninguna otra empresa política disidente había alcanzado en Colombia: cooptar militantes en todas las clases sociales y en todos los partidos, comenzando por los que agrupaban la mayor cantidad de adherentes, hasta desdibujar su identidad y prácticamente hacerlos desaparecer. Esto es lo que ha ocurrido con los dos partidos que siempre se lla-

opinión de Leopoldo Villar Borda Periodista.

maron ‘tradicionales’ y que hoy no son ni la sombra de lo que fueron: el Liberal, encabezado por el adalid de la ideología neoliberal y unido a la campaña del candidato del continuismo uribista, y el Conservador, sometido a un papel secundario y pasando por la vergüenza de no tener un aspirante a la presidencia de la República, que muchos de sus dirigentes históricos ocuparon en el pasado. El éxito del uribismo, como el de la insurgencia de Donald Trump en

Estados Unidos, fue el resultado de un marketing engañoso que va mucho más allá de las fake news que su homólogo estadounidense sigue utilizando, lamentablemente con buenos resultados. Su sustento se fundamentó en una interpretación equivocada de la historia nacional, en la que según sus prosélitos nunca existieron la desigualdad, la injusticia y la pobreza, y todos los que han buscaron combatir esos males fueron considerados comunistas, terroristas o, más recientemente, castrochavistas. El debate público con los defensores de ese fenómeno resultó imposible porque su posición no tiene asidero en la razón. Es un fenómeno puramente emocional que apela a los instintos más primitivos y negativos de los seres humanos, a las que Mauricio García Villegas llama las emociones tristes, como el miedo, el odio y la codicia. Esta última está en la raíz del apoyo que encontró entre los grandes empresarios y la gente adinerada, que siempre ven sus intereses amenazados por cualquier intento de cambiar la inequitativa situación del país. No es muy difícil identificar a quienes han formado parte del fenómeno uribista, aunque se disfracen con distintos rótulos. Para nadie es un secreto que Federico Gutiérrez es el personaje escogido para mantener en los próximos cuatro años el control del Estado por parte de aquel movimiento. Quienes lo respaldan, como el desprestigiado César Gaviria, son conscientes de que están al servicio del propósito de la prolongar el mandato enmascarado del Presidente Eterno. La elección de este domingo servirá para medir hasta donde avanzó la metástasis del uribismo, o, lo que es igual, qué tanto hacia la derecha se ha inclinado el electorado colombiano. Las mediciones de opinión indican que la oposición a ese fenómeno ha crecido en forma sostenida y resultará vencedora en esta ocasión. El cambio de actitud de algunos sectores uribistas muestra que en ese movimiento se percibe la inminencia de la derrota. Un ejemplo es el giro de la revista Semana, que pasó de una agresiva campaña contra el candidato del Pacto Histórico a una posición más neutral, casi amable. Son señales de que la metástasis ya encontró su límite.


Caricatura de Bacteria

Caricatura de Vladdo

Caricatura de Betto

Caricatura de Mheo

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CAMPAÑA CÍVICA DE UN PASQUÍN


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A TRAZO

LIMPIO

TRES EN UNO Por Gonzalo Guillén Periodista

Caricatura de Mheo

ESTO

El gobierno que tomará el control del país el próximo 7 de agosto -con certeza el de Gustavo Petro-, deberá inaugurarse con un equipo de aseo gigantesco y eficaz, que le impida ahogarse entre las montañas de cochambre e inmoralidad que encontrará. La corrupción del cuatrienio de Iván Duque puso a Colombia en el primer lugar mundial, con las correspondientes secuelas de miseria y marginalidad social, hambre generalizada, violencia, impunidad y muerte. Antes de terminar mayo, por ejemplo, las masacres de 2022 sumaban 47 y la tradicional mortandad por hambre de niños indígenas wayúu, en La Guajira, se centuplicó, como consecuencia del hurto de los fondos públicos destinados para su alimentación y salubridad.

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El Ministerio de Defensa está convertido en una máquina formidable de saqueo de fondos públicos mediante compras y gastos secretos faraónicos. Los mal llamados “entes de control” (Defensoría del Pueblo, Fiscalía, Contraloría y Procuraduría) se convirtieron en oficinas de cobros de la mafia, funcionales al crimen organizado, al gobierno y a su corrupción impune. Nunca, verbigracia, se conocieron las cuentas del gasto descontrolado y de dimensiones extraordinarias que se escurrió a la sombra de la pandemia de Cóvid.

Caricatura de Vladdo

TRISTEZA

Entidades públicas como la Presidencia de la República, todos los ministerios, la Sociedad de Activos Especiales, la Dirección de Impuestos Nacionales, Ecopetrol o la Unidad Nacional de Protección, se transformaron en cuevas de Rolando, lo mismo que las corporaciones autónomas regionales. La destrucción del medio ambiente se desató como nunca y la producción y exportación de cocaína, aunque parezca increíble, creció de tal manera que Colombia hoy le surte al mundo, sin inconvenientes, el 90 por ciento de la que consume cada año, tanto así que de esa industria criminal depende la estabilidad económica nacional. Petro deberá decidir de entrada si el mismo 7 de agosto le pone la mano encima a la corrupción, sin vacilaciones, o si -incapaz- se pliega a ella.


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LOS ¿CON PETRO O ¡PORLIBERALES: LOS OVARIOS! CONTRA GAVIRIA?

Es esta la más reciente insurgencia, surgida incluso de entre quienes habían aceptado adaptarse o aguantar los manejos de quien abusaba del poder que se había auto otorgado. En dicho evento organizado por ‘liberales progresistas’ hicieron presencia solo los liberales que hasta hoy habían aceptado la validez de las maniobras tramposas con las cuales Gaviria había cambiado los estatutos para convertirse en un soberano del cual dependían todos los nombramientos, avales, e incluso la membresía misma, puesto que uno de las primeras resoluciones bajo tales ‘nuevos estatutos’ es que solo se reconocían como miembros del Partido a quienes tuvieran el carnet expedido por esa nueva Dirección. Es esta la más reciente insurgencia, surgida incluso de entre quienes habían aceptado adaptarse o aguantar los manejos de quien abusaba del poder que se había auto otorgado. Ya antes se había ido desgranando toda la dirigencia, formando nuevos partidos. Pero, para los últimos re-

opinión de Juan Manuel López Analista e investigador.

siduos sometidos a esa ‘direccion’ desbordó la copa la adhesión a la candidatura de ‘Fico’, produciendo el fenómeno que reflejan las encuestas. Además de los liberales organizados bajo el lema de “Liberales

con Petro” la mayoría de las otras corrientes contrarias al cambio de los estatutos como las ‘liberales social demócratas’, o ‘Comité Político Nacional Liberal’ (el encargado estutariamente de la dirección mientras es designada por el órgano competente), encontraron la motivación para decidir sobre las candidaturas en competencia. Hasta dónde acabará el apoyo de César Gaviria con las opciones de ‘Fico’, no se sabe… pero no es simple coincidencia que simultáneamente disminuyan los indecisos y aumente exponencialmente el respaldo a Hernandez sin que se dé ninguna disminución de quienes aseguran votarán por Petro. El ‘perfil bajo’ que ahora muestra César Gaviria – que se contradice con la afirmación de que estaría en campaña- es la única estrategia para intentar minimizar el daño que le causó a la candidatura ‘oficialista’.

Caricatura de Bacteria

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e produjo hace pocos días la presentación de los ‘liberales con Petro’. Eso permite actualizar la situación del Partido Liberal (si es que así se le puede llamar). El comunicado expedido por César Gaviria -supuestamente a nombre de Partido- desencadenó lo que se puede llamar la implosión de esa agrupación. Fuera de lo poco ajustado al ideario histórico, fue de destacar la ilegalidad del ‘comunicado’, puesto que no es potestativo del Director definir, sin acudir a ninguna instancia interna, ni la adhesión o fusión con alguna candidatura, ni comprometer lo programático a cambio de lo burocrático.


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CRUCIDRAMA Si usted está más o menos al tanto de lo que se hace y deshace en Colombia, este crucidrama puede resultarle muy sencillo –y hasta entretenido–. Si se da por vencido, busque las respuestas en: www.unpasquin.com/crucigrama Por Catón

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HORIZONTALES 1 1. Ejerce su derecho a elegir. 2. Botines de los corruptos. 2 • Actualizado. 3. Identificación 3 corporativa. • Pasa por la U, así no lo sea. • Síntoma que 4 asusta (inv.). 4. Falsos positivos y sus 5 deudos. 5. Se presta para los que se 6 quieren dar pantalla. 6. Mico que no califica para 7 el congreso (inv.) • Maestría para chicanear. 8 7. Operaciones caza sospechosos. • Republica 9 Dominicana. 8. Reciente enemigo de 10 Min defensa. • Delato en la fiscalía. 9. Arrebato para captar electores. • Uno de los lares. 10. Da sentido al leísmo. 4. Consonantes de rara. • Esparcir que no es • Trisno, que es enfermedad desparramar. infecciosa que se previene con vacuna. VERTICALES 5. Candidata convencida 1. Parlamentario. de que si lo hiciera vencería 2. ¿Falso, positivo o (inv.). desaforado? • Fallé al 6. Modelitos de Botero. derecho y al revés. 7. Carta que se debe 3. Sino desgraciado. saber jugar. • Pronombre

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episcopal. • La de instrucción es para los aforados. 8. Señorita invertida. • Clase de paloma. 9. Pariente alcahueta. • Rusa que construye. 10. Copetón que puede ser de buen color y con buena voz.

expresidente. m. Incómodo y cínico personaje que, independientemente de su filiación política, suele hablar muy bonito para proponer cómo se deben resolver los graves problemas que tiene el país, pero que no supo hacer nada cuando le tocó el turno. —Pequeño Larrisa Ilustrado


14 UN PASQUÍN — ABRIL DE 2022

EL MIEDO A PETRO

F

Caricatura de Betto

inaliza esta semana la última etapa de un período político difícil para Colombia. Lo que está sucediendo viene pasando desde la campaña presidencial anterior, cuyo resultado fue la elección de Iván Duque como presidente. Y existe esta continuidad porque el candidato que definió aquella contienda, y marcó el tono del debate, es el mismo que hace lo propio en estas elecciones: Gustavo Petro. Petro ha tenido la virtud de despertar en el sufrido pueblo colombiano la esperanza de que algo puede cambiar, en una sociedad en donde la pobreza no cede y más bien aumenta, en donde la clase, prácticamente, media ha desaparecido y donde la desigualdad es vulgar, con una concentración de los recursos económicos y de la propiedad más parecida a un régimen feudal que a uno capitalista. Muchos de nuestros problemas proceden de la ausencia de reformas que hayan introducido al país plena-

opinión de Martha Alzate

Ingeniera civil, MBA, candidata a doctora en literatura. @MarthaAlzate_

mente en una economía de mercado. Persisten los latifundios improductivos y las relaciones serviles, la informalidad en el trabajo que obliga a la mitad de los colombianos a vivir del rebusque y que los sitúa por fuera de la economía articulada y competitiva propia del sistema capitalista,

entre otras variables que nos sitúan como uno de los países atrasados del mundo. Allí radica, probablemente, el protagonismo definitivo que ha ejercido Petro en los más recientes debates electorales en Colombia. Por un lado, ha vendido ilusiones a diestra y siniestra, y para los que no tienen nada que perder esto significa no renunciar a una esperanza; al tiempo, para quienes saben hacer cuentas o para aquellos que representan el incipiente capitalismo nacional, no está claro cómo se pueden financiar las ambiciosas propuestas en tan sólo cuatro años, y entonces, sospechan que el señor Petro pretenderá perpetuarse en el poder, para justificar el incumplimiento de su repertorio de ilusiones incumplibles en un solo período presidencial. Nuestras instituciones son débiles y, sin embargo, es posible que resistan por un tiempo limitado aguerridos intentos de transformarlas radicalmente. Como si se tratara de Holanda y no de Colombia, queremos ser punta de lanza en cambiar una estructura global de producción a la cual ni los países desarrollados le encuentran aún una alternativa. Lo que parece generar mayor temor es que el candidato, una vez presidente, decida perpetuarse en el poder, al mejor estilo de los caudillos latinoamericanos que cruzan la historia de las naciones de esta parte del continente. Tal vez podríamos soportar cuatro años de malas decisiones, promesas incumplibles y acciones temerarias sin contexto; pero si este proceder errático e inconsulto se prolonga más allá de ese período, sobrevendrá la catástrofe. En eso consiste, precisamente, el miedo a Petro.


ABRIL DE 2022 — UN PASQUÍN 15


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