Un Pasquín — Ed. 108

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La hora del cambio [climático] Las movidas de Gustavo Petro traen un nuevo aire a la pesada atmósfera que dejó la campaña. ¿Cuánto durará este buen clima?

Caricatura de Osuna

EDICIÓN 108 MAYO DE 2022 || POLÍTICAMENTE INCORRECTO || VALOR: CIVIL || ISSN: 2805-9093 ||

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MAYO/JUNIO DE 2022 — UN PASQUÍN


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A TRAZO

La objetividad es un mito; la libertad, un derecho; la transparencia, un compromiso; la independencia, una obligación.

LIMPIO

La hora del cambio [climático] Las movidas de Gustavo Petro traen un nuevo aire a la pesada atmósfera que dejó la campaña. ¿Cuánto durará este buen clima?

Caricatura de Vladdo

E D I T O R I A L

Caricatura de Betto

Caricatura de Mheo

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a elección de Gustavo Petro está produciendo un cambio climático que no figuraba en las predicciones meteorológicas de nadie, y que ha despejado mucho la atmósfera social del país, luego de una tormentosa campaña presidencial, en la que llovieron rayos y centellas, en forma de insultos, denuncias, acusaciones y filtraciones. Pese a la discordia y los agites de la segunda vuelta, las fuerzas huracanadas del uribismo y el petrismo –que con tanto ímpetu han colisionado en las primeras dos décadas de este siglo–, parecieron apaciguarse luego del triunfo del candidato izquierdista, que a lo largo de su vida pública se ha caracterizado por la vehemencia de sus planteamientos y la acidez de su oratoria, a la hora de defender sus ideas. Sin embargo, desde la misma noche de la victoria, el líder del Pacto Histórico les ofreció una rama de olivo a sus adversarios. «La oposición será bienvenida al Palacio de Nariño, para conversar sobre los problemas del país», dijo en su primer discurso el mandatario electo, en un gesto que estaba lejos de la simple retórica, pues casi de inmediato él y sus alfiles se pusieron en contacto con dirigentes de diversos sectores políticos, en aras de establecer un gran acuerdo nacional; maniobra cuyos primeros resultados se han traducido en la conformación de una sólida bancada parlamentaria multipartidista, que puede facilitarle la gobernabilidad al nuevo mandatario. Por otra parte, los acercamientos de Petro con antiguos rivales y contradictores –incluido el encuentro franco y a la vez cordial de Petro con el expresidente Álvaro Uribe– han traído una corriente de aire fresco y han dejado en el ambiente un aroma de entendimiento, que ha complacido a unos, molestado a otros y desconcertado a otros más. Y aunque, por razones obvias, estas movidas no han sofocado del todo la polarización, sí han servido para disipar algunos nubarrones y despejar el clima político, al menos en el corto plazo; lo cual no quiere decir que nos tengamos que olvidar por completo del paraguas.

Dibujan: Fontanarrosa, Bacteria, Betto, Boligán, Mheo y Osuna. || Caricaturas de Vladdo, cortesía de El Papel Periódico y DW en Español. EL PERIÓDICO DE LA O VLADIMIR FLÓREZ —VLADD0— DIRECTOR / PROPIETARIO

Escriben: Martha Alzate, Felipe Bernabó, Juliana Bustamante, Olgahelena Fernández, Juliana González, Gonzalo Guillén, Santiago Londoño Uribe, Ricardo Sánchez Ángel, Angélica Suárez y Leopoldo Villar Borda.

Edición 108 — MAYO/JUNIO DE 2022

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Asesor Gráfico: Gustavo del Castillo Armada electrónica: Francisco Robles Diseño de portada: Vladdo

ISSN: 2805-9093

Servicios de prensa: Agencia EFE Producción: VladdoStudio Impresión: La Imprenta Editores

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EL CARNAVAL DEL AMOR. PERSPECTIVAS DEL NUEVO GOBIERNO

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l país democrático le dio el triunfo al Pacto Histórico y eligió como presidente a Gustavo Petro y como vicepresidenta a Francia Márquez. Los resultados de la votación produjeron una inmensa movilización popular en selvas, ríos, pueblos olvidados, regiones marginadas, campos y centros urbanos intermedios y populosos. La televisión, a regañadientes, lo mostró y las redes sociales fueron eficaces en el registro del acontecimiento. Fue una fiesta, un carnaval del amor, protagonizado por mujeres, negros, indígenas y jóvenes. En simultáneo, el resto del país político, con excepción de recalcitrantes y de poetas amarillos, plebiscitó la propuesta de acuerdo nacional del nuevo presidente de la república. En el tinglado de la política oficial, se van decantando las posturas y se esperan acuerdos

Son acertados los anuncios de política internacional –la respice fratelli– al reestablecer la amistad en el vecindario y potenciar la unidad latinoamericana, tal como está la Constitución, junto con la agenda ambiental. parlamentarios con el objetivo de lograr mejor gobernabilidad y aprobar las reformas propuestas en la campaña. Ellas serán sometidas a la discusión y a la mecánica política de unas corporaciones –Senado y Cámara–, cuya dinámica dista mucho de las expectativas populares. Es el escenario donde afloran los intereses diversos y antagónicos y donde el diálogo mostrará sus virtudes para el acuerdo necesario y útil o será un juego de máscaras en el que los contenidos reales de las reformas serán cambiados. Hay que evitar el gatopardismo: que todo cambie para que todo siga igual. Esta alternativa debe resolverla la opinión pública y la movilización

opinión de Ricardo Sánchez Ángel

Profesor emérito, Universidad Nacional. Profesor titular, Universidad Libre.

de las gentes, en sintonía con el gobierno de Petro y Francia. La búsqueda de la paz es el gran propósito nacional aplazado que debe comenzar reviviendo el Acuerdo de la Habana, como lo anunció el presidente Petro, y, al mismo tiempo, dialogar con el ELN y los disidentes de las FARC. Para que esto avance, se requiere el desmantelamiento del paramilitarismo y la parapolítica, que tiene una indudable matriz en los políticos y las Fuerzas Armadas, con su doctrina y sus redes de poder corporativo. El no haber establecido esto en los acuerdos con las FARC, de manera obligatoria, es la más grande equivocación de lo acordado. Hay que aprender de la historia, y Petro como Francia apelan a ello correctamente para legitimar sus propósitos. Se trata de redimir a las víctimas de la violencia política y social, con las que se tiene una deuda moral que saldar. Sin esto, no habrá paz en la conciencia de la Colombia y el reinado del cinismo continuará. Nuestros muertos lucharon por la paz y la justicia social. La fórmula del presidente Petro de que su gobierno es de transición es afortunada, lo que no significa, como lo están orquestando distintas voces, aplazar lo urgente porque ahora no se puede. La casa colombiana está dividida por el hambre, las violencias, la destrucción de la natura y el modelo socioeconómico neoliberal, que nos ha sumido en la pro-

funda crisis estructural. También por la política exclusiva y excluyente. Son acertadas las medidas de emergencia anunciadas por el nuevo gobierno para conjurar el hambre, lograr la soberanía alimentaria y eliminar la pobreza extrema. Son objetivos que transitan en la dirección correcta de cambiar el modelo socioeconómico. De igual manera, son acertados los anuncios de política internacional –la respice fratelli– al reestablecer la amistad en el vecindario y potenciar la unidad latinoamericana, tal como está en el artículo 9 de la Constitución, junto con la agenda ambiental, que el presidente Petro está dimensionando a nivel internacional, con el lema «Colombia, potencia mundial de la vida». El diálogo nacional ayuda a atemperar la polarización política y es el comienzo para superar la casa dividida con una casa común y vivir sabroso. Hay que evitar la trampa del Canapé Republicano con el que se arroparon durante el republicanismo de Carlos E. Restrepo la concertación de Olaya Herrera y la pausa de Eduardo Santos para lograr la manguala de los de arriba, lo que inspiró al partido del orden burgués del Frente Nacional que condenó a la mitad de colombianos a ser exiliados en su propia patria. Coincide felizmente el momento con la publicación del Informe de la Comisión de la Verdad, cuyo contenido será valioso para la acción del gobierno, la justicia y la opinión nacional.


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ESTÁNDARES DE DECENCIA QUE AVANZAN

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Nunca antes se había dado una campaña más oscura» es una, entre muchas, de las expresiones que escuchamos durante la reciente campaña electoral. Esas sentencias radicales y contundentes son tan imprecisas como cómicas. En primer lugar, parten de una ceguera histórica descarada porque, desde los albores de la República, nuestra historia está plagada de ejemplos de jornadas electorales violentas, persecutorias, fraudulentas. Segundo, y como suele pasar con muchos temas, existe un sesgo territorial tremendo. «Nunca antes…», dicen acerca de lo que ocurre en el país urbano, el que normalmente se documenta, comenta y comparte, pero las campañas y las elecciones en grandes zonas del Cauca, Nariño, Putumayo, Catatumbo, Antioquia, Chocó y Bolívar, por mencionar sólo algunas, han sido bastante complejas y oscuras desde hace mucho tiempo.

La mentira, la manipulación, la instrumentalización de los entes de control y de la prensa y la destrucción moral del contendor fueron características deplorables de esta contienda. No tenemos que irnos al accidentado siglo XIX con sus Supremos y Palonegros, para cuestionar la tesis del «Nunca antes…». La campaña de 1989 y 1990 tiene todas las características de oscuridad necesarias para reclamar un lugar especial en el muro de la infamia nacional: cuatro candidatos presidenciales –Jaime Pardo Leal, Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro–, asesinados por la macabra alianza narcos-paras-políticos-DAS. Además, la campaña de exterminio de la UP, estaba en pleno auge; las FARC, el ELN y el EPL realizaron más de 400 acciones guerrilleras solo en el año 89; se recrudeció la guerra verde entre esmeralderos en Bogotá y en zonas de Boyacá y Cundinamarca. Y, como si esto no fuera poco, explotaron carros bomba en el

opinión de Santiago Londoño Uribe

Abogado; magister en Derecho Internacional.

DAS, en El Espectador y en El Tiempo, se asesinaron periodistas, magistrados, jueces (y sus familiares), sindicalistas, oficiales (Valdemar Franklin Quintero, para citar un caso) y agentes de policía. Una campaña que fue un infierno. No; la que acaba de pasar está lejos de ser la campaña más oscura. No es un hecho menor que, a pesar de algunas situaciones lamentables, esta haya sido una campaña pacífica en la que un excombatiente, exalcalde y excongresista, representando una amplia coalición de izquierda –y de políticos tradicionales–, gana la Presidencia, de la mano de una bancada de más de 50 congresistas. Tampoco es un hecho menor que, a pesar de especulaciones y señalamientos desde todos los frentes, el proceso electoral y sus instituciones funcionaron bien, los resultados se transmitieron rápida y claramente y, a pesar de una diferencia cercana al 4%, la campaña perdedora reconoció al ganador. En Estados Unidos, por ejemplo, cuando Trump perdió, la longeva democracia se tambaleó al son de mentiras, violentos y populistas. Ahora bien, superar en grandes espacios del territorio nacional la violencia armada y el asesinato durante la campaña electoral no quiere decir que la última haya sido ejemplar. La mentira, la manipulación, la instrumentalización de los entes de control y de la prensa y la destrucción moral del contendor fueron características deplorables de esta contienda. Igualmente resultan reprobables las propuestas populistas sin sustento técnico y sin posibilidades fiscales. Los partidos políticos, hoy casi todos

sumados a la coalición de gobierno, una parte importante del periodismo y los entes de control vivieron una campaña lamentable. Hace 50 años, en una pieza de jurisprudencia profunda y poderosa (la sentencia en que tumbó la aplicación discriminatoria de la pena de muerte, Furman v. Georgia), la hoy cuestionada Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos desarrolló la idea de los ‘estándares de decencia que avanzan’ en las sociedades que maduran. Con lo anterior en mente, nuestra sociedad, que parece estar en proceso, por fin, de señalar y condenar la mezcla entre política y violencia, debería aplicar nuevos estándares de decencia y proscribir el clientelismo y la corrupción como herramientas políticas. Antes que ‘mover la línea ética’ para ajustar las prácticas de siempre, tendríamos que avanzar en señalar y denunciar las acciones de los negociantes de la política que, más que un proyecto de sociedad, tienen empresas económicas que se lucran de dineros públicos vía nombramientos, contratos y comisiones. Así se desangra y se deslegitima nuestro sistema. Ni la campaña ni las negociaciones iniciales del gobierno entrante parecen ser ejemplos de nuevos ‘estándares de decencia’. Clanes regionales profundamente cuestionados y mentiras, en la nueva coalición de gobierno; y ataques rastreros (el tema de la desaparición de la hija de Rodolfo), en campaña. Claro, el discurso de la paz es bienvenido, pero su construcción no se puede hacer entregando clientela y comisiones a los de siempre. La preparación de la reforma tributaria ha estado acompañada de fe de erratas, adición de ceros (4.000 a 40.000 contribuyentes) y la gran negociación de la coalición del ‘nuevo’ presidente del Congreso, Roy Barreras. De cambio, pocón. La apertura democrática y el cambio de prioridades tienen que ir de la mano de una decisión clara sobre cómo se gobierna. Las transacciones clientelares para asegurar reformas son un lastre, un riesgo y un tiro en un pie (en un riñón). Para citar a un exministro de Salud, exrector y exprecandidato: «Uno no puede lavarse las manos cuando se ha dedicado sistemáticamente a ensuciar el aguamanil».


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FIN DE UNA ERA

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Caricatura de Betto

lega a su fin la edad de oro del meme político instantáneo y masivo en Colombia. No más «acción y prevención», no más «ajúas» y no más trinos de copy-paste. No más disfraces de la Primera Dama ni placas gigantescas conmemorativas. Concluye el mandato de la ligereza y torpeza a la hora de ocupar el solio de Bolívar. Y si uso este eufemismo es porque Duque no supo conjugar el verbo gobernar. A veces hay que admitirlo en sus memes había más de tragedia que de comedia. Se abre un nuevo capítulo que trae consigo miedo e ilusión. La premisa de «soy porque somos» permite vislumbrar una esperanza de que vamos a entendernos desde lo colectivo. Pero con Colombia nunca se sabe. Cuando menos se espera salta el falso positivo, asesinan al líder social, desplazan a la campesina o se roban 70.000 millones de pesos que iban destinados a la educación. Colombia es también ese delta en el que se encuentran dos ríos; o el mar y un río. Por un lado, van esas fuerzas retardatarias, que confunden

opinión de Juliana González

Analista Política; Máster en Políticas Públicas y Economía para el Desarrollo. @JuliGo4

cumplir la Constitución con comunismo porque se habla de derechos a la vida, al agua, a la educación. Unas fuerzas regionales que se han arrogado privilegios a través de la violencia gregaria. Una actitud bien feudal a partir del poder que otorga la tenencia de la tierra. Y por el otro, una Colombia con sed de modernización. Con ganas de expresarse libremente y de tener

oportunidades de prosperar y de generar conocimiento. Una Colombia que se toma las calles, que «se da garra» en twitter, pero que no se mata por imponer una idea (aunque a veces llegue el olor a chamuscado a través de las pantallas de uno u otro personaje). Pero que intenta canalizar sus diferencias sin que corra sangre. Los resultados electorales demuestran matemáticamente que el país está dividido casi en un cincuenta-cincuenta entre estas dos aguas. Pero si se observa de cerca se encuentra una corriente mayoritaria hastiada de la corrupción y de la concentración de privilegios. Hay una enorme mayoría que quiere un cambio porque ha entendido que esto que nos han vendido como proyecto de patria no es más que un rezago del espejito de los conquistadores españoles de antaño. Una gran parte del electorado salió masivamente a las urnas para decir ¡basta ya de que nos vean las caras! Hay un radicalismo en ese llamado, pero que no llama a la violencia sino a sanar heridas. Seis años después del plebiscito, Colombia ha cambiado. Las víctimas de las violencias múltiples de parte de la guerrilla, el Estado y los paramilitares han encontrado maneras de canalizar parte de su dolor, de reclamar a los victimarios por la verdad frente a las vejaciones de las que fueron víctimas, por sus biografías truncadas o vidas destruidas. Hoy hay un coro de voces en este país. En este proceso ha habido lugar para que perpetradores arrogantes y altivos reflexionen sobre la fuerza de la verdad, sobre sus irresponsabilidades y crímenes de guerra. Hay una transformación social en marcha, que viene de antes y sobrepasa lo electoral. Podemos darnos por bien servidos con las elecciones que definieron el triunfo de Gustavo Petro y de Francia Márquez de que Colombia va entrando en esa modalidad democrática en la que hay una alternancia del poder y en la que no asesinan a los candidatos por pensar distinto. Y en la que la ciudadanía y los medios ejercerán de escrutadores del poder. Y si esto último sale bien, servirá para construir sobre lo construido.más útil, motivados por el miedo.


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EL DERECHO A LA VERDAD: LA COMISIÓN ¡POR LOS OVARIOS! DE LA VERDAD Y LO QUE FALTA opinión de Angélica Suárez Consultora en DDHH.

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Caricatura de Boligán

l lugar temporal del derecho a la verdad, transita como un eje del pasado–futuro, del pasado vivido por las víctimas o los familiares, el futuro de los hechos de esclarecimiento y lugares de memoria; así mismo, la obligación que tienen los Estados de combatir la impunidad frente a las afectaciones que hayan sufrido en las situaciones

de conflicto armado no internacional, asimétrico e irregular, por ello, el papel de la Comisión de la Verdad debería tener un lugar permanente en la institucionalidad colombiana. El poder de la violencia simbólica que se ha registrado se compone de información recopilada de todos los territorios, y es por eso que una comunidad resulta afectada con la historia de desaparición de uno de sus miembros, o de una cadena de eventos que los rodea –como lo han sido las tomas guerrilleras, las masacres y los innumerables hechos registrados–. Estos símbolos sirven para mantener aterrorizada a la población en general, terminan con las creencias unidas a lo sagrado y desplaza a las comunidades, que quedan desoladas, desorientadas y en manos de la violencia estructural por muchos años. Es por ello, que el informe de la Comisión de la Verdad (2022) es el primer paso e instrumento de un diálogo proveniente de las luchas sociales, del resultado del sufrimiento colectivo y de la empatía con esa problemática, corrigiendo las desigualdades; la manifestación más sencilla y expedita que tienen los ciudadanos en el qué pasó del conflicto armado. Además, tienen el propósito de tener una posición dominante que lo hace exigible. El derecho a la verdad en los espacios de la justicia constitucional y transicional de derechos humanos (DD.HH.) no cuenta aún con un reconocimiento general sobre su carácter de ius cogens, como un derecho imperativo y autónomo. Por esta razón, su reclamo debe tener la efectividad del esclarecimiento de los hechos posteriores a un conflicto armado y cobra especial relevancia, ya que las voces de los sobrevivientes y sus vulneraciones a los DD.HH. y violaciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH) surgen como reclamo de una verdad de lo sucedido con sus familiares, sus líderes y la población en general, tanto en escenarios juridiciales como no judiciales, a los actores del conflicto. La verdad es un consenso de las prácticas, saberes y representaciones de los sujetos que requiere de diálogo y por ende de la participación de los individuos en una construcción social. En

dicho ejercicio, los integrantes ciudadanos de una sociedad serían susceptibles de gozar el pleno derecho a participar en él, en correspondencia con el principio democrático (Bernal Pulido, 2007); es decir, a una verdad construida en el diálogo y el consenso social. Desde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el texto «Derecho a la Verdad en las Américas» (2014) se indicó que el derecho individual o colectivo a la verdad es un derecho humano, necesario e imprescindible para el goce de otros derechos, como la justicia, para combatir la impunidad y garantizar la no repetición de hechos que han vulnerado o violado la dignidad humana. Su reconocimiento, protección judicial y garantías judiciales son obligaciones cardinales de los Estados, dada la importancia del derecho para el mantenimiento, desarrollo y bienestar de las sociedades, al punto de estar ligado a la libertad de expresión. Para el esclarecimiento de las acciones del pasado en un contexto de conflicto armado asimétrico e irregular, este nuevo gobierno debe preservar el trabajo de la Comisión de la Verdad y crear a partir de allí todo un sistema de acceso a la verdad sobre las violaciones graves, masivas y sistemáticas de los derechos humanos, y tener una base sólida para evitar que se repitan las acciones del pasado. En este proceso deben participar las distintas ramas del Estado y se deben coordinar esfuerzos para lograr el cumplimiento de las obligaciones derivadas de su contenido esencial: el legislativo debe lograr una adecuación normativa apropiada, evitando caer en algún tipo de regresión; el ejecutivo debe manifestarse a través de sus ministerios en la formulación de una política, y el funcionario judicial –junto con las fuerzas armadas adaptadas a una seguridad humana en los derechos humanos y el DIH– debe fortalecer sus mecanismos para garantía ese derecho.


CAMPAÑA CÍVICA DE UN PASQUÍN


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ADIÓS AL TRUMP COLOMBIANO

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a aparición de Donald Trump en el escenario político de Estados Unidos, que parecía haber sido un fenómeno pasajero por lo insólito, está adquiriendo un carácter cada día más sólido y permanente a juzgar por las tendencias políticas y las mediciones de opinión pública que se registran en la Unión Norteamericana. La más reciente de ellas fue la de las elecciones primarias realizadas el martes 14 de junio para escoger candidatos de los partidos para los comicios legislativos de noviembre próximo, en los cuales se renovará el total de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 34 de los cien escaños del Senado. Los resultados de las primarias en el Partido Republicano mostraron que los militantes de ese partido siguen ‘pegados’ a la figura de Trump, que dominó el panorama electoral y decidió con su influencia y su dinero varias de las principales competencias internas para escoger los candidatos. En estados claves como Carolina del Sur, Nevada, Pensilvania y Texas se impusieron los aspirantes que contaban con el apoyo del magnate y que continúan afirmando con él que los

Caricatura de Mheo

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opinión de Leopoldo Villar Borda Periodista.

demócratas hicieron fraude en las elecciones presidenciales de 2020 para arrebatarle la victoria y elegir a Joe Biden. Aunque no todos los resultados lo favorecieron, pues algunos de sus candidatos fueron derrotados, como le ocurrió al el que aspiraba a postularse para a la gobernación de Georgia, la jornada electoral demostró que el futuro del Partido Republicano y posiblemente de Estados Unidos dependerá del poder y la influencia

de Trump. Su arrastre electoral reflejó el sello de aprobación que sigue teniendo en la base republicana a pesar de los escándalos y las investigaciones que lo afectan, incluyendo la que realiza el Congreso por su papel en el asalto del 6 de enero del año pasado al Capitolio de Washington. En cierto modo, la votación por sus candidatos, todos ellos situados en la extrema derecha del espectro político, fue una reivindicación de los asaltantes, que actuaron guiados por las provocaciones de Trump y sus alegatos de fraude. La presencia de Trump en los medios digitales, electrónicos e impresos de Estados Unidos sigue siendo dominante, hasta el punto de que las noticias que lo mencionan superan ampliamente en número a las que hablan del presidente Biden o a las relacionadas con la guerra en Ucrania. Programada o no, esa presencia mantiene la atención de los estadounidenses concentrada en su figura por encima de otras personalidades, incluyendo las de la farándula, con el resultado de afianzar la vigencia política de este personaje estrambótico seguido y admirado por una fanaticada incansable. En él se cumple el dicho de Oscar Wilde según el cual para que alguien sobresalga en el mundo lo que importa es que se hable de él, aunque sea mal. A los colombianos, como a todos los habitantes del planeta, nos concierne lo anterior por razones obvias. No solo por la influencia y el poder universales de Estados Unidos sino también por la capacidad de contagio que tiene el éxito obtenido allí por semejante personalidad. Abundan los ejemplos de políticos de otros países que han adoptado discursos y conductas semejantes a las del magnate estadounidense y con ellos han logrado hipnotizar multitudes. En Colombia nos libramos de un caso semejante, pues aquí se llegó a calificar a Rodolfo Hernández como ‘el Trump colombiano’ durante la reciente campaña electoral y al candidato no le molestó la comparación. Habla muy bien del electorado que descartara esa engañosa opción y se pronunciara tan rotundamente como lo hizo en favor del cambio real que representa Gustavo Petro.


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A TRAZO

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LIMPIO

TRES EN UNO Por Gonzalo Guillén Periodista

TODOS

Los enemigos de Gustavo Petro advertían enardecidos que, en caso de ganar la presidencia, no iba a poder gobernar un solo día con la oposición insuperable y demoledora que ellos le ejercerían, hasta ponerlo de rodillas y tumbarlo lo antes posible. Más o menos, en la primera semana caería, iría preso, el cargo quedaría en poder de la vicepresidenta Francia Márquez y, en cosa de días, ella también se iría humillada. En ese momento Uribe encontraría la manera de subir a alguno de los que no pudo imponer en las elecciones.

Caricatura de Bacteria

SON

Desde el instante en que fue claro e irreversible el triunfo de Petro, sus enemigos trataron de inventar un fraude electoral que no prosperó y optaron, inmediatamente después, por buscar razones legales que le impidieran tomar posesión; lo que incluyó denunciarlo en España por un secuestro imaginario que pudo haberse cometido hace cuarenta años, cuando el popular periodista colombo-español Fernando González Pacheco fue a entrevistar en la clandestinidad a Jaime Bateman Cayón, líder de la desaparecida guerrilla del M-19, a la que Petro perteneció. Este ardid también se malogró y, enseguida, contemplaron (por intermedio de la Policía Nacional) pedirles a las bandas criminales del narcotráfico –lideradas por Otoniel Úsuga– que lo asesinaran. Tampoco pudieron.

Caricatura de Vladdo

PETRISTAS

Una semana después del triunfo, los enemigos a muerte de Petro se declararon paulatinamente petristas, con lo cual el nuevo presidente ahora goza en el congreso de una mayoría bicameral inimaginable y abrumadora, de la que hacen parte sus enemigos del conservatismo, el liberalismo, los de la U, Cambio Radical, los verdes, los cristianos de toda laya y los narcotraficantes y ladrones del uribismo. La posible oposición quedó reducida a la señora María Fernanda Cabal y a los semovientes que lidera su marido en Fedegán. Es decir: a Petro no lo apabullaron de entrada con las estratagemas criminales que le tejieron sino que lo atraparon en sus redes con unos apoyos clásicos que, si se deja, lo hundirán prontamente en la corrupción, el desprestigio y el clientelismo, como ha ocurrido con todos los presidentes de este país.


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LO IMPENSABLE

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l 2 de octubre de 2016, madrugué a votar convencida de que ese día se cambiaría el destino de un país que unánimemente le diría sí a la paz. Había pasado apenas una semana del evento en Cartagena donde Timochenko y Santos se dieron la mano y simbolizaron lo que creíamos que era el comienzo de una nueva era para Colombia. Pese a estar en el otro lado del mundo, alcanzaba a percibir la polarización que había en el país; nunca imaginé, sin embargo, que fuera tanta y menos aún que llevaría a que el resultado fuera contrario a lo que tantos veíamos como seguro. Recuerdo viendo la transmisión de los resultados absolutamente incrédula de lo que estaban diciendo. Y luego las lágrimas, en familia, ante la perplejidad de que la mayoría de nuestro país le hubiera dicho NO al acuerdo de paz. ¿Qué decía eso de lo que nos esperaba? Eso lo vimos desde ese momento,

El sector que ganó el plebiscito lleva 6 años dedicado a devolvernos a los momentos más oscuros de nuestro conflicto. hasta ahora. El sector que ganó el plebiscito lleva 6 años dedicado a sabotear ese anhelo, a devolvernos a los momentos más oscuros de nuestro conflicto, tal vez con la idea de que el miedo permitiría seguir creyendo que la respuesta armada y violenta es la solución a nuestra tragedia. Colombia desde entonces, a pesar de todo, empezó a cambiar. El matoneo de quienes hablaban de ‘paz sí pero no así’ y ‘la paz de Santos’ se generalizó por años. El fin del gobierno Santos estuvo marcado por esa división profunda que el innecesario plebiscito produjo y estuvo seguido de la llegada al gobierno del representante de esos envalentonados ganadores de 2016, que se burlaban de quienes seguían(mos) abogando por acabar

opinión de Juliana Bustamante Reyes @julibustamante

la guerra, por recibir a los desmovilizados e incorporarlos en la política y por avanzar en los mecanismos de justicia transicional. El gobierno de Iván Duque, siempre errático y ambiguo, se dedicó a generar todo tipo de situaciones adversas a la construcción de paz: reducir presupuesto de las entidades del sistema integral para la paz; estigmatizar y abandonar a su suerte a los territorios, sin hacer nada por la muerte de los liderazgos sociales que se trataban de consolidar después del Acuerdo; promover la fumigación con glifosato; hacer bombardeos en territorios que atacaban a la población civil, asesinando con conocimiento a niños, niñas y adolescentes considerados ‘máquinas de guerra’; promoviendo acciones similares a los falsos positivos, y en fin, haciendo todo para bloquear la posibilidad esa paz que siempre nos ha sido esquiva. Todo esto fue calando en el otro sector del país, el del SI a los acuerdos, el que reclamaba la posibilidad de vivir de otra forma. En 2021, en seguimiento a un primer momento a fines de 2019, hastiado de hambre, desigualdad, inseguridad, represión y abandono estatal, el pueblo se volcó a las calles a gritar su inconformismo durante cerca de tres meses. Esa insatisfacción y frustración de siempre, y cada vez más evidente, fue la que se expresó en la votación del pasado 19 de junio. Fue un grito contundente de ¡no más! Esta segunda vuelta volví a votar con la misma convicción de octubre de 2016. Llegué de primera a mi mesa

de votación, reteñí con fuerza el recuadro de Petro y Francia y volví a mi casa con la ilusión de que esta vez sí nos alcanzara, pero también con el temor de repetir la decepción de entonces y de siempre. Desocupada desde las 8:30 de la mañana intenté sin éxito evadirme de los mensajes tóxicos algunos, esperanzadores otros, de los regaños de tantos conocidos que querían ‘explicarme’ lo que yo ‘no entendía’. Estuve todo el día, con la confianza pendiendo de un hilo, hablando con quienes es posible intercambiar ideas libre y desprevenidamente, y de cerca con aquéllos que soñábamos con un desenlace distinto a los de siempre. A las 4pm decidí ‘dormir’ con una serie de televisión de fondo que me distrajera de la ansiedad que me producía oír los resultados. Y antes de las 5, me desperté del letargo evasivo en el que me había sumido para encontrarme con lo impensable: que Colombia sí había podido alzar la voz mayoritariamente para recoger las banderas de la paz, los justos reclamos del paro nacional, para reivindicar los derechos de las mujeres y las poblaciones siempre excluidas, las victimizadas de siempre, en los territorios más remotos, y ser capaces, por fin, en colectivo y mediante la acción democrática, de poder imaginar a Colombia de manera distinta; como un país amplio, generoso en derechos y posibilidades, un país que honra la memoria de sus víctimas, que reconoce en la pluralidad y la diversidad nuestros mayores valores y que puede empezar a caminar hacia la justicia social y la reconciliación. Conmovida hasta las lágrimas por ese resultado hoy estoy convencida de que, la esperanza de tantas personas expresada en las urnas, debe llevarnos a apoyar, siempre con mirada crítica y exigente, el llamado a construir un país diferente, ojalá muy diferente, al que hemos sido hasta ahora.


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CRUCIDRAMA Si usted está más o menos al tanto de lo que se hace y deshace en Colombia, este crucidrama puede resultarle muy sencillo –y hasta entretenido–. Si se da por vencido, busque las respuestas en: www.unpasquin.com/crucigrama Por Catón

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HORIZONTALES 1 1. Estilo de gobierno que mira para atrás. 2 2. Lio para sobar la pita • Saludo que vuela. 3 3. Pegamento valluno. • Entrometido (inv.). 4 4. Desde ahora se le dice FANI • Grita el viento (Inv.). 5 5. Artículo que es nota. • sadapsE 6 6. Recomendación para la nueva política. 7. Ser descubierto. • Bola que 7 da nombre a ese juego (Inv.). 8 8. Acepto (Inv.). • Ciudad Belga propia para terapias 9 (Inv.). • Enfermo en USA. 9. Medio viaje • Guiso de 10 gran tamaño. 10. Amenazas que pueden mojar. VERTICALES 1. Vuelta y revuelta. 2. Posiciona. • Promesas de campaña. 3. Olvidado sistema de transporte. • Pide sin consonantes. • Repite al revés.

4. Habilitada para votar. 5. Poema para cantar. • Otra Alerta. • Igual. 6. Voto obligatorio. • Monedas de boda. 7. Cubo para rendir las bebidas (Inv.). • Mariano Ospina.

8. Intensidad. 9. Figura geométrica para correr • Pronombre neutro (Inv.). 10. Acreditables que no suena bien.

unanimismo. m. En un régimen de izquierda: peligrosa práctica política, por medio de la cual el primer mandatario se vuelve omnipotente, poniendo en peligro la democracia. || En un régimen de derecha: manifestación máxima de disciplina, decencia y patriotismo; herramienta indispensable para defender la democracia, maestro.

—Pequeño Larrisa Ilustrado


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RECETAS

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Caricatura de Mheo

scribo estas líneas recién llegado de Australia, donde el Laborismo en cabeza de Anthony Albanese le ha propinado una paliza de proporciones monumentales a los liberales del gobierno de Scott Morrison, cuyo partido estuvo casi diez años en el poder aplicando todas las recetas neoliberales conocidas y por conocer, con resultados desastrosos en medio ambiente, acceso a primera vivienda, salarios reales y migración, todo salpicado con un espeso jarabe de tráfico de influencias, gotas amargas de beneficios económicos para los amigotes y otra gran variedad de malas hierbas. En corto, pésima receta; entregan un país con una inequidad impensada hace una década. El resultado de las elecciones en Australia recuerda la votación histórica obtenida por Gabriel Boric hace unos meses, que lo instaló como el presidente más joven de la historia de Chile y uno de los más bisoños del mundo, triunfo obtenido con una gran cantidad de voto joven y, sobre todo, femenino, grupos sociales que esperan transformaciones tangibles con recetas innovadoras que se desmarquen de la vieja política; hay apetito por otros sabores y texturas. El triunfo de Gustavo Petro en territorios tradicionalmente hostiles lo confirma, proponiendo una receta para un platillo generoso de justicia

opinión de Felipe Bernabó

Periodista, gestor cultural.

social que ojalá resulte ser realmente sabroso para los comensales, les genere mucha conversación en el aperitivo, los deje paladeándose y tertuliando alegremente en la sobremesa. ¿Nuevas recetas? Por supuesto, esa es la clave en estos tiempos de inequidad, inflación desatada y desprestigio universal de la política y de las instituciones en el mundo entero. El péndulo se mueve hacia la izquierda en muchos rincones, marcando un compás de esperanza para muchos, de alarma para otros. En Andalucía, por ejemplo, tradicional bastión de la izquierda en España, la gente acaba de optar por la receta más bien rancia del Partido Popular.

Los ingredientes de las diversas preparaciones en ciernes varían en calidad, sostenibilidad y precio, lo que redunda en sabores inesperados para cada plato, algunos muy apetitosos, otros con desagradable sabor a menjurje populista. De sobra está decir que la gente está harta de comer lo mismo y desea probar otras cosas, ojalá antes de morirse. Están hasta el cuello de esos cocineros de pacotilla, graduados en algún antro estilo Academia Guisos Arboleda, que llevan años diciéndoles que su receta es la mejor, cuando la verdad es que no importa lo deliciosa que se vea en el menú, si los ingredientes son pésimos y la sazón del cocinero, inexistente. Sobran los chefs con ese talante embaucador que prometen revolucionarlo todo, sólo para terminar ofreciendo un platillo insulso o peor aún, de sabor intragable y consecuencias digestivas inimaginables. En épocas convulsas las promesas abundan, el optimismo se despereza, las expectativas se engordan y las ilusiones crecen, pero demasiado a menudo la receta sale pésima o se quema en la puerta del horno. Para crear un gran plato hay que usar bien los tiempos, ahí está el gazpacho, que es fabuloso, pero poco recomendable en un día estival, hay que entender que a veces el horno no está para bizcochos, y eso parece tarea imposible de entender para tanto guisandero improvisado. Ojalá estos nuevos cocineros preparen sus recetas con los mejores ingredientes, se ajusten al presupuesto, (porque hay que seguir comiendo), afinen los tiempos de cocción y presenten el cocido lo mejor que puedan, porque ya sabemos, la comida también entra por los ojos. Al respecto me viene a la memoria un grafiti brutalmente honesto que vi en Caracas hace muchos años que decía: «¡Las hallacas de mi mamá son una mierda!» Porque claro, todos dicen que la receta de su madre es la mejor. Habrá que hacer gala de un sano escepticismo hasta probar las primeras cucharadas de los nuevos potajes, la experiencia indica cautela para no atragantarse o terminar intoxicado de expectativas no cumplidas.


MAYO/JUNIO DE 2022 — UN PASQUÍN 13

LO QUE SOMOS, LO QUE HEMOS SIDO

opinión de Martha Alzate

Ingeniera civil, MBA, candidata a doctora en literatura. @MarthaAlzate_

sobre la población involucrada, y cómo las afrontaron las comunidades desde diferentes maneras de resistencias, o incluso mediante el exilio. El informe cuenta además con una trazabilidad que da contexto al conflicto en el marco de la historia nacional, así como una explicación territorial, tomando en cuenta las dinámicas particulares de la confrontación en cada región; y plantea al final una síntesis que consiste en postular unas claves para comprender las consecuencias de la guerra, en la búsqueda de sentar las bases para una convivencia pacífica y la garantía de la no repetición de lo sucedido. En la intervención pública del presi-

dente de la Comisión, Francisco de Roux, a propósito de la presentación del informe, este se preguntó “¿por qué el país no se detuvo para exigir a las guerrillas y al Estado parar la guerra política desde temprano y negociar una paz integral?”, y continuó cuestionando la participación (por acción u omisión) de las entidades del Estado, las instituciones, los líderes, los partidos políticos, los educadores, el aparato de justicia, los formadores de opinión y los medios de comunicación, entre otros. Una de las afirmaciones más contundentes de su discurso fue la siguiente: “¿Cómo nos atrevimos a dejar que pasara y a dejar que continúe?”. Asistimos a un momento de cambio de lo que hemos sido como nación, en el que coinciden en el tiempo la presentación de este histórico informe sobre la verdad del conflicto armado, y la elección de un gobierno de izquierda. Seguramente no volveremos a ser lo que hemos sido hasta ahora. No obstante, sin olvidar aquello, lo que decidamos ser en este preciso momento determinará lo que podamos llegar a ser en el futuro. Es este un instante para modificar nuestro presente, sin echar al olvido nuestro pasado, en aras de construir un nuevo porvenir, más justo, menos violento. Es tal vez una oportunidad única para dejar atrás tantas heridas, y comenzar a vernos a nosotros mismos como una sociedad próspera y en paz.

Caricatura de Betto

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o podemos olvidar lo que hemos sido, aunque no pocas veces nos gustaría hacerlo. Nuestra vida, individual y colectiva, es un agregado de sucesos que, según nuestra cultura racional occidental de la modernidad, se inscriben en una línea del tiempo. Es decir, lo que concebimos como la existencia está compuesto de un compendio de hechos dispuestos en una sucesión de momentos, que se cuentan por días, meses, años, décadas o siglos. En Colombia, recientemente asistimos a la presentación de un relato de muchos de esos acontecimientos que, debido al prolongado conflicto social que ha ocupado buena parte de nuestra vida republicana, se encontraban ocultos, o semi ocultos, o, al menos, no se habían reconocido como un compendio de asuntos sistemáticos, relacionados entre sí, con fuertes consecuencias sobre la sociedad en su conjunto. La Comisión de la Verdad es una entidad del Estado, creada a partir de los acuerdos de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, que busca explicaciones al conflicto armado interno, tomando en cuenta el derecho de las víctimas y de la sociedad a la verdad. Esta comisión, recientemente ha hecho la presentación de su informe final, cuyo nombre es “Hay Futuro Si Hay Verdad”, y que fue guiado por los siguientes objetivos: Esclarecimiento, Reconocimiento, Convivencia, y No Repetición. Cada uno de esos objetivos planteó inmensos retos, un extenso trabajo llevado a cabo durante cuatro años para llegar a establecer los patrones y causas explicativas del conflicto, lo que incluyó entre muchas otras actividades la recolección de cerca de 30 mil testimonios entre poblaciones indígenas, afro, miembros de la fuerza pública, empresarios, organizaciones de mujeres, excombatientes y campesinos, relacionados todos ellos de manera directa o indirecta con el conflicto. A partir de una escucha activa de estas comunidades desde el territorio, la Comisión ha abordado aspectos tan importantes como la violación a los derechos humanos, haciendo visible el impacto del conflicto en grupos como LGTBQ+, étnicos, mujeres, niños, niñas, y adolescentes. Igualmente, se ha encargado de sacar a la luz las afectaciones generadas


14 UN PASQUÍN — MAYO/JUNIO DE 2022

GOOGLE, ¿CÓMO SACO PASAPORTE?

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Caricatura de Mheo

l día siguiente del referéndum del Reino Unido para decidir si salían o no de la Unión Europea, la mayor búsqueda en Google de los británicos fue: «¿Qué es el brexit?» Pensaría uno que esa búsqueda han debido hacerla antes de votar y no después, pero lo más triste es que la gente suele informarse cuando «¡ya pa’qué!» Pero esa averiguación no es la más absurda que he visto; la que se gana mis carcajadas es la que pasó en Colombia al otro día de la segunda vuelta presidencial, cuando ganó Gustavo Petro. La búsqueda fue: ¿cómo se saca el pasaporte? ¿En serio? ¿Una persona que nunca en su vida ha tenido pasaporte está pensando en irse a vivir a otro país? Yo no sé a ustedes, pero a mí me surgen tantas preguntas... ¿Qué pensarán que es «vivir por fuera»? Con qué visa viajarán? ¿Se quedarán ilegales? ¿Cuántos ahorros tendrán para poder establecerse en otro país –casi todos muchísimos mas costosos que Colombia–? ¿Cómo harán para conseguir empleo en un mundo tan competido? ¿Hablarán tantos idiomas que se pueden dar el lujo de aceptar un trabajo en cualquier parte?

opinión de Olgahelena Fernández Periodista.

¿Tendrán idea de lo difícil que es ser expatriado? ¿Sabrán que vivirán por siempre como ciudadanos de segunda, no importa a que país vayan? En Colombia la gente tiene fascinación por el extranjero (especialmente por el gringo y el europeo) y por eso casi siempre lo tratan superbién. Como si fuese un ser superior. Pues les informo que eso no le va a pasar al colombiano. A nosotros nunca nos van a dejar de ver como los sudacas, los panchitos, los mafiosos, las mulas, los apartamenteros y las prepago, estigmas que se hicieron tristemente célebres en todas esas películas de cine que mostraban lo peor de la

sociedad colombIana y con las que se deleitan en el mundo. Además seamos sinceros, ¿acaso que creen que el resto del planeta está muy bien? Europa está viviendo una guerra, se les viene un invierno en el que se van a congelar por falta de gas y petróleo, la inflación sube a la velocidad de la luz y se aproxima una crisis alimentaria. Estados Unidos también tiene la inflación desbordada y los precios de la gasolina son de horror. La polarización política ha llevado a que temas que se creían superados, como el aborto, se vuelvan a prohibir, devolviendo al país 50 años, y ni qué decir de las balaceras que lo pueden matar el día menos pensado en cualquier esquina. África con sus problemas de siempre, obviamente tampoco es una opción y Asia... pues no sé a ustedes, pero a mí no se me facilita ni el mandarín, ni el thai, ni el coreano. La situación de América Latina la resumo con un chiste: «Emigrar dentro de América Latina es como estar en el Titanic y cambiar de habitación». Así que –aunque nadie me lo está pidiendo– aquí les doy un consejo: dejen de pensar pendejadas, entiendan que vivir por fuera requiere de unos permisos no siempre fáciles de conseguir y de una capacidad económica también muy difícil de tener. En vez de buscar «cómo sacar pasaporte», busquen más bien «cómo ser mejores ciudadanos», «cómo aportar al país en el que vivo», «cómo educarme» o «cómo ayudar con lo que sé». Nota. Todo este boom de querer irse del país, arrancó cuandoGustavo Petro empezó a liderar las encuestas. Cantantes como Marbell y políticos como María Fernanda Cabal amenazaban con salir corriendo. Una vez ganó Petro cambiaron de parecer y dijeron que se quedarían. No, señores: que cumplan, que se vayan. De lo contrario eso sería fraude... ¿y no dizque no hubo fraude?


MAYO/JUNIO DE 2022 — UN PASQUÍN 15


16 UN PASQUÍN — MAYO/JUNIO DE 2022


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