¿30 años de experiencia, o un año de experiencia repetido 30 veces?

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¿30 años de experiencia, o un año de experiencia repetido 30 veces? Por: Lic. Vladimir Deléyade Estrada Portales, MSc. ● Profesor. ● Consultor gerencial y académico. ● Comunicador y escritor. ________________________________________________________________ A propósito de la marca personal: el verdadero significado de la experiencia En el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, versión digital (disponible en http://lema.rae.es/drae/?val=EXPERIENCIA, consultado en 3012-2013), aparecen varias acepciones de la palabra experiencia (del latín experientia). Las dos que a mi juicio resultan válidas en función del tema que hoy me ocupa son las siguientes:

1. Práctica prolongada que proporciona conocimiento o habilidad para hacer algo.

2. Conocimiento de la vida adquirido por las circunstancias o situaciones vividas. Las negritas anteriores y en lo adelante son mías (V.D.E.P.), y con ellas destaco lo que me resulta esencial en cada definición, o lo que propongo para analizarla y contextualizarla. Veamos:

1. Práctica (o sea, hacer ciertas cosas), prolongada (es decir, por largo tiempo), que proporciona conocimiento o habilidad (o sea, que haciendo tales cosas por largo tiempo se aprende a hacerlo bien y se consolida ese conocimiento, transformándolo en habilidad; o lo que es lo mismo, se adquiere competencia profesional en el tema).

2. Conocimiento de la vida (o sea, saber lo que funciona y cómo funciona, sus causas y efectos, entre otras cosas, en la vida o determinadas esferas de ella), adquirido por las circunstancias o situaciones vividas (es decir, incorporado al acervo experiencial de cada quien a través de hechos de la historia individual o colectiva y sus efectos, que han dejado ciertas huellas en el ser individual o social; huellas que a mi juicio representan aprendizajes, que una vez procesados, consolidados y transformados en conocimiento, permiten analizar, diagnosticar y evaluar situaciones similares o parecidas en el futuro, pronosticar sus posibles cursos evolutivos y asumir las posiciones más convenientes o pertinentes, según proceda).


Si integramos y seguimos el sentido de ambas acepciones, tener experiencia significa mucho más que un periodo de tiempo transcurrido en alguna posición o circunstancia. Implica, entre otras muchas cosas, haber aprendido, haber aportado, haber crecido y haber aplicado todo ello a un desempeño dado; y a partir del conocimiento, habilidad o competencia, y/o de la profundidad y amplitud del acervo experiencial antes mencionado, asumir posiciones reflexivas, analíticas, críticas, activas y de toma de posición, puesto que no vale de nada tener la experiencia para no utilizarla en beneficio propio y colectivo, sea en el desempeño laboral-profesional o en la vida en general. Y en lo laboral-profesional, lo refiero al ejercicio de determinadas posiciones y funciones. En mi opinión, haber estado trabajando durante muchos años en un puesto o tipo de puesto dado no necesariamente aporta experiencia. Tampoco lo hace el haber transitado por varios puestos, sean de perfil similar o diferente. Considero que se adquiere experiencia si durante ese periodo de tiempo, sin importar cuánto sea, se han hecho o logrado algunas o todas estas cosas, entre otras posibles:

1. Haber aprendido, a nivel de experto o de buen especialista, entre otros elementos: cómo funciona el puesto en cuestión, lo que recibe de otros puestos y lo que les aporta, el impacto esperado de su desempeño y resultados, los requerimientos para alcanzar lo que se espera, las vías de acceso a los recursos que se requieren, las mejores maneras de utilizar y aplicar los recursos al desempeño, y los caminos y mecanismos de innovación y creatividad para su mejora continua.

2. Haber aportado resultados relevantes en cualesquiera de los términos pertinentes al desempeño del o los puestos desempeñados.

3. Haber cometido errores y aprendido de ellos, y participado consciente y activamente en las mejoras requeridas luego de los mismos.

4. Haber aprendido y seguir aprendiendo constantemente de los mejores en el campo profesional, sea por vías formales o informales.

5. Haber cuestionado y seguir cuestionando permanentemente su propio desempeño y resultados, y mantener una actitud de permanente insatisfacción con estos.

6. Haber enseñado a otros acerca del buen desempeño del o los puestos en cuestión y otros relacionados.


7. Haber asesorado, formalmente o no, a subordinados, colegas o superiores para un desempeño efectivo, y haber recibido asesoría en igual sentido, aplicando, contrastando y validando los aportes del asesor o asesores.

8. Haber documentado y/o formulado verbalmente (según sea el perfil del puesto y el contexto), propuestas, procedimientos, mejoras, proyectos, planes de acción. Todo ello contribuye a la creación, consolidación y proyección de la marca personal de un trabajador a partir de su experiencia, sea cual sea su nivel y ámbito de labor. ¿Veteranos o experimentados? Como fácilmente puede interpretarse, no es imprescindible tener largo tiempo laborando para cumplir la mayoría de estas condiciones. Conozco personalmente a empleados de enorme y diversa experiencia en una carrera profesional inferior a 5 años, porque pasan cada año de ese periodo buscando disímiles maneras de hacer cada día mejor lo que les toca, aprendiendo de lo que no les toca, aplicando constantemente lo aprendido, cuestionando las reglas establecidas y proponiendo nuevas formas de hacer y caminos para crecer, experimentando y creando maneras nuevas de hacer lo que hacen, y aportando para que otros crezcan; y conozco también a otros que en 20 y hasta más años de carrera no han logrado ninguna experiencia, porque se han limitado a cumplir lo que otros mandan y las reglas existentes, se han dedicado solamente a repetir y repetirse, año tras año, mandato tras mandato, jefe tras jefe, cuidando posiciones y protegiendo intereses, aferrándose a lo tradicional y resistiéndose a lo nuevo o diferente. La dimensión temporal es importante, pero no decisiva en este tema. Obviamente, quien haya laborado más tiempo habrá tenido muchas más oportunidades de adquirir experiencia; pero lograrlo o no depende de otros factores, entre ellos y esencialmente, su actitud personal. Para mí, un trabajador que tenga mucho tiempo en su cargo o en varios, y no cumpla algunas o todas estas condiciones, puede ser considerado un veterano; pero difícilmente será un empleado realmente experimentado. La verdadera experiencia supone conocimiento, habilidad, aporte, contribución, transformación y crecimiento propio, y de otros gracias al propio. Y si es verdadera y se la aplica, conduce de modo claro hacia la excelencia profesional. ¿Queremos ser considerados como empleados de gran experiencia y tratados como tales? De nosotros depende. He aquí, entre otras muchas posibles, algunas conductas sugeridas:


● Rompamos el paradigma de lo establecido. ● No seamos conformistas; retemos a la vida. ● No temamos al cambio, al contrario: promovámoslo con propuestas y acciones concretas.

● Compartamos sin límites lo que sabemos. ● Aprendamos de otros lo que no sabemos, o que ellos saben mejor que nosotros.

● Apliquemos lo que aprendemos, y aprendamos más al aplicarlo. ● Asumamos los riesgos necesarios. ● Adoptemos posiciones profesionales propias, igualmente firmes y flexibles, y defendámoslas con verbo y con hechos; pero estemos dispuestos a cambiarlas sin demora cuando se nos convenza claramente de que existe otra mejor o más pertinente. No recuerdo en qué obra o contexto conocí, hace ya bastante tiempo, una expresión que frecuentemente cito en clases, consultorías y otros espacios de intervención profesional: no es lo mismo tener 30 años de experiencia, que un año de experiencia repetido 30 veces. O tal vez sea simplemente fruto de la sabiduría popular... Mis estudiantes, colegas y clientes que lean estas líneas, seguramente la recordarán; la utilizo mucho, porque se relaciona mucho con mis áreas de desempeño y refleja de un modo muy preciso mi propio enfoque personal del tema, que ya he expuesto brevemente en este texto. Obviamente la expresión no es de mi autoría, y espero que su creador, si existe y alguna vez encuentra estas líneas en la web o donde sea, me excuse por usarla y no darle el merecido crédito, pues lamentablemente no recuerdo su origen. ¡Que sirva este texto para rendirle merecido homenaje, por la enorme sabiduría implícita en la frase!


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