Provoca 50

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PRO motores VOCA cionales

No. Dic-Ene

ARQUIDIÓCESIS DE MÉXICO


EDITORIAL

Termina un año más, y damos gracias a Dios por cumplir 9 años con nuestro Boletín, tienes en tus manos el Pro Voca #50, en el que se refleja que el trabajo vocacional realizado por todos nosotros ha sido muy fecundo, baste mencionar las visitas a colegios y universidades, que nos han puesto en contacto directo con los jóvenes y que hemos sabido aprovechar para suscitar el cuestionamiento vocacional, en este número la reseña de estas experiencias. También provechosa la actividad que, apenas el mes pasado, tuvimos muchos de nosotros, de conocer nuevas perspectivas en el trabajo vocacional, ahora desde el aspecto de la belleza que implica el llamado de Dios. Esto gracias a la oportunidad de escuchar al más reconocido promotor vocacional a nivel mundial, el Padre Amedeo Cencini, expositor del tema: “El animador Vocacional profundamente tocado por la belleza” en la Jornada Nacional de Pastoral Vocacional organizada en Guadalajara. Para quien no tuvo la oportunidad de asistir, en “El Salto de Calidad”, encontrará las direcciones electrónicas para ver y escuchar todas las conferencias de la semana. La Navidad está cerca, damos gracias a María Madre por aceptar su vocación. Por ello nos pareció oportuno hablar de la experiencia vocacional a ser madre, esto a través de la vivencia de Marisa, lo encontrarás en “Las Andadas de Marisa”. El número pasado iniciamos “La voz de la Experiencia” y conocimos las vivencias de Lupita España, quien ahora se vuelve responsable de la sección.Y ya encarrilados, en este número de aniversario inauguramos “Los jóvenes hoy” sección a cargo del RP Víctor Manuel, miembro de la familia Paulina y de nuestro Consejo Arquidiocesano. Acabamos el año con la agradable sorpresa de contar ya con el Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, conocélo en “La Red de San Pedro”. Que el Niño Dios que nos nace traiga numerosas bendiciones y vocaciones a tod@s. Fraternalmente Pbro. Eduardo Llano de la Torre Director.


LA BRUJULA

Por. Marcos Garduño SX

SEMBRANDO SEMILLAS DE VOCACION El pasado mes de octubre del presente año, los días 11, 12 y 13 los y las integrantes de la comisión de pastoral vocacional de la Arquidiócesis de México, tuvimos la grata oportunidad de participar en la Universidad Lasalle, en la Condesa, Ciudad de México. Iniciando con la preparación pertinente, se comenzó con la celebración de la eucaristía el día 7 de octubre, en donde se invitó a participar a todos los promotores de las congregaciones religiosas y en donde en uno de los auditorios de las instalaciones de la universidad se hizo oración y un pequeño convivio. Durante los días de la feria vocacional prevaleció un ambiente de alegría, fiesta, creatividad por parte de todas las congregaciones participantes, que mostró la pluralidad y diversidad de al menos unas treinta congregaciones. Después de la visita al colegio Villaseca, esta es la segunda actividad realizada en este año por la comisión de ferias vocacionales en los colegios, dirigida por Celeste Guzmán y padre Marcos SX (Misionero Xaveriano) miembros del consejo, pero que hubiera sido impensable esta actividad sin la colaboración de la hermana Petris, el maestro Miguel, el padre Walter y la participación alegre y activa de los miembros de todas las congregaciones religiosas.


Esta oportunidad que nos ofreció la Universidad de Lasalle de encontrarnos en un ambiente con casi 3000 jovencitos alumnos de preparatoria, sin contar los que cursan las carreras de universidad, fue bien aprovechado pues a través de cantos, bailes, juegos, diálogos, preguntas-respuestas, pinturas, competencias para mostrar a los jóvenes que la opción de vida religiosa fundada en la alegría que produce el evangelio, destroza los prejuicios negativos que parecen imponer las ideologías post-modernas sobre las tiernas mentes juveniles en donde los valores humanos también entran en la dinámica de compraventa, la utilidad, la dinámica de cambios veloces aún sobre aspectos importantes de la vida, perdiendo o polarizando al ser humano en todas sus dimensiones especialmente en su aspecto espiritual y trascendente. Nuestra presencia, directa o indirectamente ha despertado en los jóvenes inquietudes positivas para ablandar la tierra de sus corazones y que en un mañana no muy lejano posibilite el germinar de la semilla vocacional. Pedimos a todos ustedes, que sigan teniendo presente en sus oraciones a todos estos jóvenes que hemos visitado y a los que están en proyecto de ser visitados para que el Espíritu de Dios que dirige los corazones y a la santa madre iglesia, siga suscitando vocaciones frescas para el servicio del anuncio del reino de Dios entre nosotros a través de su servicio atendiendo a las necesidades de su iglesia entre los más necesitados, que debido a la carencia de nuevas vocaciones es una tarea que día con día se vuelve una tarea cada vez más emergente.



LA RED DE SAN PEDRO

Por Hna. Petris Ovando MSCGpe

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA 54 JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES Empujados por el Espíritu para la Misión

Queridos hermanos y hermanas En los años anteriores, hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre dos aspectos de la vocación cristiana: la invitación a «salir de sí mismo», para escuchar la voz del Señor, y la importancia de la comunidad eclesial como lugar privilegiado en el que la llamada de Dios nace, se alimenta y se manifiesta Ahora, con ocasión de la 54 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, quisiera centrarme en la dimensión misionera de la llamada cristiana. Quien se deja atraer por la voz de Dios y se pone en camino para seguir a Jesús, descubre enseguida, dentro de él, un deseo incontenible de llevar la Buena Noticia a los hermanos, a través de la evangelización y el servicio movido por la caridad. Todos los cristianos han sido constituidos misioneros del Evangelio. El discípulo, en efecto, no recibe el don del amor de Dios como un consuelo privado, y no está llamado a anunciarse a sí mismo, ni a velar los intereses de un negocio; simplemente ha sido tocado y trasformado por la alegría de sentirse amado por Dios y no puede guardar esta experiencia solo para sí: «La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera» (Exht. Ap. Evangelium gaudium, 21). Por eso, el compromiso misionero no es algo que se añade a la vida cristiana, como si fuese un adorno, sino que, por el contrario, está en el corazón mismo de la fe: la relación con el Señor implica ser enviado al mundo como profeta de su palabra y testigo de su amor. Aunque experimentemos en nosotros muchas fragilidades y tal vez podamos sentirnos desanimados, debemos alzar la cabeza a Dios, sin dejarnos aplastar por la sensación de incapacidad o ceder al pesimismo, que nos convierte en espectadores pasivos de una vida cansada y rutinaria. No hay lugar para el temor: es Dios mismo el que viene a purificar nuestros «labios impuros», haciéndonos idóneos para la misión: «Ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado. Entonces escuché la voz del Señor, que decía: “¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?”. Contesté: “Aquí estoy, mándame”» (Is 6,7-8).


Todo discípulo misionero siente en su corazón esta voz divina que lo invita a «pasar» en medio de la gente, como Jesús, «curando y haciendo el bien» a todos (cf. Hch 10,38). En efecto, como ya he recordado en otras ocasiones, todo cristiano, en virtud de su Bautismo, es un «cristóforo», es decir, «portador de Cristo» para los hermanos (cf. Catequesis, 30 enero 2016). Esto vale especialmente para los que han sido llamados a una vida de especial consagración y también para los sacerdotes, que con generosidad han respondido «aquí estoy, mándame». Con renovado entusiasmo misionero, están llamados a salir de los recintos sacros del templo, para dejar que la ternura de Dios se desborde en favor de los hombres (cf. Homilía durante la Santa Misa Crismal, 24 marzo 2016). La Iglesia tiene necesidad de sacerdotes así: confiados y serenos por haber descubierto el verdadero tesoro, ansiosos de ir a darlo a conocer con alegría a todos (cf. Mt 13,44). Ciertamente, son muchas las preguntas que se plantean cuando hablamos de la misión cristiana: ¿Qué significa ser misionero del Evangelio? ¿Quién nos da la fuerza y el valor para anunciar? ¿Cuál es la lógica evangélica que inspira la misión? A estos interrogantes podemos responder contemplando tres escenas evangélicas: el comienzo de la misión de Jesús en la sinagoga de Nazaret (cf. Lc 4,16-30), el camino que él hace, ya resucitado, junto a los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,13-35), y por último la parábola de la semilla (cf. Mc 4,26-27). Jesús es ungido por el Espíritu y enviado. Ser discípulo misionero significa participar activamente en la misión de Cristo, que Jesús mismo ha descrito en la sinagoga de Nazaret: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4,18). Esta es también nuestra misión: ser ungidos por el Espíritu e ir hacia los hermanos para anunciar la Palabra, siendo para ellos un instrumento de salvación. Jesús camina con nosotros. Ante los interrogantes que brotan del corazón del hombre y ante los retos que plantea la realidad, podemos sentir una sensación de extravío y percibir que nos faltan energías y esperanza. Existe el peligro de que veamos la misión cristiana como una mera utopía irrealizable o, en cualquier caso, como una realidad que supera nuestras fuerzas. Pero si contemplamos a Jesús Resucitado, que camina junto a los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,1315), nuestra confianza puede reavivarse; en esta escena evangélica tenemos una auténtica y propia «liturgia del camino», que precede a la de la Palabra y a la del Pan partido y nos comunica que, en cada uno de nuestros pasos, Jesús está a nuestro lado.


Los dos discípulos, golpeados por el escándalo de la Cruz, están volviendo a su casa recorriendo la vía de la derrota: llevan en el corazón una esperanza rota y un sueño que no se ha realizado. En ellos la alegría del Evangelio ha dejado espacio a la tristeza. ¿Qué hace Jesús? No los juzga, camina con ellos y, en vez de levantar un muro, abre una nueva brecha. Lentamente comienza a trasformar su desánimo, hace que arda su corazón y les abre sus ojos, anunciándoles la Palabra y partiendo el Pan. Del mismo modo, el cristiano no lleva adelante él solo la tarea de la misión, sino que experimenta, también en las fatigas y en las incomprensiones, «que Jesús camina con él, habla con él, respira con él, trabaja con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 266). Jesús hace germinar la semilla. Por último, es importante aprender del Evangelio el estilo del anuncio. Muchas veces sucede que, también con la mejor intención, se acabe cediendo a un cierto afán de poder, al proselitismo o al fanatismo intolerante. Sin embargo, el Evangelio nos invita a rechazar la idolatría del éxito y del poder, la preocupación excesiva por las estructuras, y una cierta ansia que responde más a un espíritu de conquista que de servicio. La semilla del Reino, aunque pequeña, invisible y tal vez insignificante, crece silenciosamente gracias a la obra incesante de Dios: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo» (Mc 4,26-27). Esta es nuestra principal confianza: Dios supera nuestras expectativas y nos sorprende con su generosidad, haciendo germinar los frutos de nuestro trabajo más allá de lo que se puede esperar de la eficiencia humana. Con esta confianza evangélica, nos abrimos a la acción silenciosa del Espíritu, que es el fundamento de la misión. Nunca podrá haber pastoral vocacional, ni misión cristiana, sin la oración asidua y contemplativa. En este sentido, es necesario alimentar la vida cristiana con la escucha de la Palabra de Dios y, sobre todo, cuidar la relación personal con el Señor en la adoración eucarística, «lugar» privilegiado del encuentro con Dios. Animo con fuerza a vivir esta profunda amistad con el Señor, sobre todo para implorar de Dios nuevas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. El Pueblo de Dios necesita ser guiado por pastores que gasten su vida al servicio del Evangelio. Por eso, pido a las comunidades parroquiales, a las asociaciones y a los numerosos grupos de oración presentes en la Iglesia que, frente a la tentación del desánimo, sigan pidiendo al Señor que mande obreros a su mies y nos dé sacerdotes enamorados del Evangelio, que sepan hacerse prójimos de los hermanos y ser, así, signo vivo del amor misericordioso de Dios.


Queridos hermanos y hermanas, también hoy podemos volver a encontrar el ardor del anuncio y proponer, sobre todo a los jóvenes, el seguimiento de Cristo. Ante la sensación generalizada de una fe cansada o reducida a meros «deberes que cumplir», nuestros jóvenes tienen el deseo de descubrir el atractivo, siempre actual, de la figura de Jesús, de dejarse interrogar y provocar por sus palabras y por sus gestos y, finalmente, de soñar, gracias a él, con una vida plenamente humana, dichosa de gastarse amando. María Santísima, Madre de nuestro Salvador, tuvo la audacia de abrazar este sueño de Dios, poniendo su juventud y su entusiasmo en sus manos. Que su intercesión nos obtenga su misma apertura de corazón, la disponibilidad para decir nuestro «aquí estoy» a la llamada del Señor y la alegría de ponernos en camino, como ella (cf. Lc 1,39), para anunciarlo al mundo entero. Vaticano, 27 de noviembre de 2016 Primer Domingo de Adviento Francisco


TRABAJANDO POR LA IGLESIA

Por Hna. Nicha

Congregación de Hermanas del Divino Pastor El P. Antonio Repiso Martínez de Orbe nació en Venta de Córdoba, Estado de México, el 8 de febrero de 1856, fue el más pequeño y único varón de su familia. A la edad de 12 años muere su madre y a los 14 años, contra la voluntad de su padre, se inscribió en el Seminario. Fue ordenado sacerdote el 20 de marzo de 1881. Después de 12 años de sacerdote, el 2 de agosto de 1893 decidió ingresar a la Compañía de Jesús. Después del noviciado el Padre fue enviado a Oaxaca donde fundó la Congregación de Hermanas Divino Pastor el 14 de enero de 1900. Pide a nuestro Señor lo asemeje a ÉL y le concede una llaga cancerosa en la espalda que sufrió por 27 años. Después de 5 años, fue a Nonovoa, Chihuahua donde trabajó 15 años. En 1923 pasó a León, Guanajuato, donde murió santamente el 27 de julio de 1929, en esa ciudad. Su identidad, sus valores, sus gustos y costumbres se desarrollaban tomando elementos del ambiente que lo rodeaba. En el templo hubo de oír:

“Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor da la vida por sus ovejas”


SALTO DE CALIDAD Para todos los que no pudieron asistir a la Jornada Nacional de Pastoral Vocacional que se llevó a cabo el pasado mes de noviembre en Guadalajara y que contó con la presencia del P. Amedeo Cencini, dejamos aquí los link donde pueden consultar cada una de las exposiciones. Esperamos las disfrutes!!!

https://youtu.be/uTMOPpzsP3k https://youtu.be/8Vfm_ng9HvY https://www.youtube.com/watch?v=pMI1wLuj1lo https://youtu.be/tIH0ldPPyks


LAS ANDADAS DE MARISA MI VOCACION HABEMOS PERSONAS QUE DESDE QUE NACEMOS SABEMOS CUAL ES NUESTRA MISION EN ESTE VALLE DE LAGRIMAS, SIN EMBARGO, EN EL CAMINO SE PRESENTAN OPORTUNIDADES INESPERADAS Y EL SENDERO SE VUELVE DIFERENTE A LO QUE TU SUPONIAS HARIAS DE POR VIDA, MUCHAS VECES TE LLEVAN A LA FELICIDAD AL ENCONTRAR LO INESPERADO Y OTRAS VECES DESCUBRES QUE PUEDES TENER VARIAS MISIONES Y TODAS TE LLEVAN AL MISMO FIN. ESTE FUE MI CASO, DESDE CHICA LA PROTAGONISTA DE MI VIDA ERA MI DOBLE IDENTIDAD, SIEMPRE ME CREI QUE YO ERA MARCELINO PAN Y VINO, QUE JUGABA A HACER COMIDITA Y JUGAR CON MI MUÑECO Y OBVIO QUE DIOS ME HABLABA. TUVE LA OPORTUNIDAD DE ESTUDIAR EN UNA ESCUELA DE MONJAS, LA “COMERCIAL FRANCESA”, AHORA “EL FRANCES DEL PEDREGAL”. LUGAR ILUMINADO DONDE ME ACERQUE AUN MAS A MI DIOS. PASADOS LOS AÑOS, SE ME APARECIO UN ANGEL QUE ME PROPUSO MATRIMONIO AL CUAL ACEPTE DE INMEDIATO, DIOS ME DIO LA RESPONSABILIDAD DE CUIDAR Y EDUCAR A DOS LINDAS QUERUBINAS. SIEMPRE FUI PARA MI FAMILIA LA TIA MAS QUERIDA Y MUCHACHERA, ¡BUENO EN REALIDAD NO HABIA MUCHAS TIAS! AL PASAR LOS AÑOS, MI PADRE QUE TANTO AMO, QUE AHORA VIVE EN EL CIELO, TUVO QUE HOSPITALIZARSE; AHÍ, ME DI CUENTA TODAS LAS NECESIDADES QUE REQUIERE UN HOSPITAL Y SUS COLABORADORES, ME HICE LA PROMESA DE AYUDAR AL QUE MAS NECESITA OFRECIENDO MI SERVICIO INCONDICIONAL. TAMBIEN TUVE LA OPORTUNIDAD DE IR DE MISIONES A OAXACA A UN LUGAR QUE SE LLAMA LA SOLEDAD, TAL Y COMO LO DICE SU NOMBRE, SOLO, SOLO! DESCUBRI, MAS NECESIDADES Y HUBIESE QUERIDO QUEDARME AHÍ. RECAPACITANDO Y DIALOGANDO CON MI DIOS, ME DI A LA TAREA DE SEGUIR PRESTANDO MI SERVICIO, PERO AHORA CON MAS AHINCO, PUES LAS NECESIDADES ESTAN EN TODOS LADOS. FORMAMOS UNA FUNDACION “GRUPO MAS CAPACIDAD, A.C.” PARA AYUDAR A PERSONAS CON CAPACIDADES DIFERENTES, EN PARTICULAR CON INVIDENTES. POR EL MOMENTO ESTA EN ESPERA ANTE EL SAT POR FALTA DE RECURSOS. AL PREPARARME PARA SER MINISTRA DE LA EUCARISTIA, FUI INVITADA PARA COLABORAR COMO PROMOTORA VOCACIONAL DE LA VIIIa. VICARIA A NIVEL VICARIAL, GRAN OPORTUNIDAD PARA SEGUIR EN CONTACTO CON LOS JOVENES Y GUIARLOS A ENCONTRAR SU PROPIA VOCACION, COLABORO EN EL CAV DESDE HACE ALGUN TIEMPO EN DONDE SE HAN REALIZADO INFINIDAD DE EVENTOS EN EL QUE SE HA TRABAJADO EN EQUIPO DE UNA MANERA SORPRENDENTE. COMO VEN FINALMENTE DESCUBRI MI VOCACION EN VARIAS ETAPAS DE MI VIDA, LO CUAL ME ORGULLESE EL HABERME DEJADO GUIAR POR MI DIOS EN TODOS SENTIDOS.


LA VOZ DE LA EXPERIENCIA

Por Pbro. Ma. Guadalupe España C.

PARA DIOS NO HAY IMPOSIBLES

Soy María Eugenia Villegas Navarrete, oriunda de un pueblecito del Estado de México llamado San Juan Jiquipilco. El Señor me llamo desde muy temprana edad a la Vida Religiosa, ingresé a la Congregación de Religiosas Agustinas de Nuestra Señora del Socorro a los 15 años cuando termine la secundaria, aunque el primer llamado lo recibí cuando solo tenía 12 años. Recuerdo que el formar parte de la Congregación de las Hermanas Agustinas más que la realización de un sueño fue la posibilidad de ser feliz y hacer el bien. Después de los años de formación religiosa y académica, recibí el nombramiento de Promotora Vocacional, bello apostolado que realice durante cuatro años. Siempre considere esta labor como una bendición pero también como un gran compromiso, ya que el Señor Jesús al mismo tiempo que me daba la posibilidad de ayudar a los jóvenes a descubrir y responder al llamado de Jesús, me comprometía a dar testimonio y como decía la Fundadora de “mi” congregación a sentir y agradecer a Dios “el ser esposa del Rey de Reyes”.  


Como Promotora Vocacional, Dios me dio la posibilidad de llevar a cabo las actividades propias de este apostolado: encuentros juveniles, retiros, visitas a jóvenes seguimiento vocacional con jóvenes y padres de familia, pero también Dios me dio la oportunidad de colaborar en el equipo de Pastoral Vocacional de la Arquidiócesis de México y en la CIRM, en donde además de organizar encuentros de jóvenes religiosos también colaboré en la formación de los jóvenes formando impartiendo algunos cursos. Por lo anterior debo decir que para mí el ser Promotora Vocacional, significo renovar mi propio llamado, discernir y descubrir mi verdadera vocación, pero sobre todo conocer y entrar en contacto con personas maravillosas que me ayudaron a encontrar la misión que mi Señor tenía destinada para mi dentro de la Iglesia. Desde hace ocho años trabajo en el Colegio Indoamericano, institución educativa privada de nivel medio superior, en cual imparto la materia deHistoria Universal, H. de México e Historia de la Cultura, además de la formación académica todos los días lo que más me importa es la formación humana y espiritual de los jóvenes (aunque no se los digo abiertamente). Muchos de ellos saben que fui religiosa y esperan mucho de mí, por lo que le pido a Dios que no los defraude. Cuando tienen la oportunidad me preguntan acerca de la vida religiosa y a más de alguno tengo la certeza que le he dejado la inquietud de encontrarse con Dios. Además sigo colaborando en mi parroquia apoyando con clases de Biblia y la vida de Comunidad desde la lectura y meditación de la Palabra de Dios. En este momento puedo concluir que aunque quizá no logré que muchas jóvenes ingresaran a la Congregación, estoy segura que a muchas les transmití la alegría de encontrarse con el proyecto que Dios tenía para cada una de ellas. Lo único que te puedo expresar en este momento es que si Dios te llama no temas sé valiente y aunque mi vida no es el mejor ejemplo, quiero que sepas que el cambio de rumbo nunca significó dejar de ser fiel al llamado que Dios me ha hecho desde siempre ¡Ser feliz!. Mil gracias, Maru por compartirnos... Nos vemos en la próxima experiencia!!!



EL JOVEN HOY

Por P. Víctor Manuel Ramírez

“Todo lo que podamos perder, no se compara en lo más mínimo con la riqueza que Cristo nos puede dar al responder a su llamado.” Mi nombre es Damián Pérez, tengo 23 años, soy originario de una comunidad al sur del Estado de Puebla, soy Aspirante Mayor de la Sociedad de San Pablo desde hace dieciséis meses. ¿Cómo fue que descubriste tu llamado? El llamado lo descubrí a través de muchas cosas, considero que no fue un suceso especial o fantasioso, el decir que un día desperté con la convicción de querer ser religioso. Es un proceso que de inicio, para dar el primer paso, me llevo cuatro años, tiempo en el que fui descubriendo diversos signos que me conducían a dar esta respuesta. El ver la necesidad de compartir y anunciar el Evangelio, pero no solo en las celebraciones como en la misa, sino también a través de los libros que pueden ser una herramienta que perdura a través del tiempo y puede llegar a mucha gente. Mi vocación surge en medio de muchos conflictos, al darse así, la certeza de que esto es lo que quiero se hace más fuerte. Considero que las cosas que realimente importan o merecen la pena en la vida, exigen o demandan una entrega de sí mismo. ¿Cómo has vivido tu vocación? He vivido mi vocación como una escala de colores. Así como un color va teniendo diferentes tonos y matices, considero que la vocación es así, porque hay momentos en los que se llega vislumbrar un poquito de color, pero ese color es muy sustancioso, ese pequeño detalle es muy satisfactorio y me hace consciente de que estoy haciendo las cosas que debo hacer. También hay momentos no tan claros pero que son necesarios porque un color no tan claro se da como consecuencia de ir reduciendo las sombras o las tonalidades oscuras. Mi vocación la he vivido como lo que es, un camino no recto, no del todo sin obstáculos, pero que a fin de cuentas si es lo que yo quiero y me hace sentir pleno, vale la pena ir esquivando los obstáculos, las piedras, y si nos llegamos a caer hay que levantarse y continuar.


¿A qué tuviste que enfrentarte para seguir este camino? En primera al poco apoyo de mi familia, soy hijo único. El dejar a la familia fue uno de los principales obstáculos. Era una situación en la que yo quería apoyo, y encontré todo lo contrario, siempre que yo les hablaba de mi vocación había rechazo, enojo y una situación no tan agradable. Ese fue el principal obstáculo. ¿Cómo es el día a día de un seminarista? No quisiera generalizar, pero al menos para mí es un continuo aprendizaje de todo, aprendes desde tus sentimientos. Un día puedes estar contento, otro enojado, otro indiferente, pero de todo eso vas aprendiendo. La relación con los hermanos es un aprendizaje que nunca se detiene de cómo ir tratando y vivir la religiosidad en un entorno en el que no todos piensan igual, no todos tienen los mismos gustos, pero finalmente lo resumo a un aprendizaje continuo. ¿Qué ha significado para ti ser paulino? Un compromiso muy grande porque si pones frente a la vocación paulina, la imagen de san Pablo, jamás vamos a poder igualar lo que él hizo, nos esforzamos, quizá no lo necesario o lo ideal. ¿A qué te llama Dios? A ser pleno, a ser feliz y servir a mis hermanos. ¿Qué mensaje darías aquellos que sienten inquietud por la vida religiosa? Que se den la oportunidad de conocerla, descubrirán que no es como todos creemos. Tiene cosas muy apasionantes que te hacen decir, esto es lo que me motiva a estar aquí, por esto quiero ser religioso. Que se den la oportunidad de descubrir más allá de lo que podemos ver. A no tener miedo, hay muy pocas cosas que perder y muchas qué ganar. Santa Teresa del Niño Jesús, cuando estaba en el monasterio carmelitano, tenía varias hermanas, la mayor de ellas, Celina, ingresó cuando ella era asistente de la maestra de novicias. Celina le dijo en una ocasión: “Siento emoción cuando pienso en todo lo que voy a recibir”. Entonces Santa Teresa la corrigió diciendo: “deberías más bien decir, lo que vas a perder…”. Y es que yo considero que todo lo que podamos perder, no se compara en lo más mínimo con la riqueza que Cristo nos puede dar al responder a su llamado.


ENTERATE

DIA DEL JOVEN Y ADOLESCENTE CREYENTE Sábado 04: Seminario Menor de 9 a 17 hrs Domingo 05 Misa en Catedral: 11:30 hrs.

Próxima Reunión El Miércoles 8 de febrero

Arquidiocesis Primada de México Emmo. Sr Card. Norberto Rivera Carrera Pastoral Vocacional Pbro. Lic. Eduardo Llano de la Torre Comentarios: discovervoc@gmail.com


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