Provoca 52

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PRO motores VOCA cionales

No 52 Abril-Mayo

ARQUIDIÓCESIS DE MÉXICO


EDITORIAL Cerca está la fecha de terminar la Cuaresma, la liturgia y los ejercicios propios nos habrán ayudado a vivirla plenamente, aún así me gustaría subrayar, junto con el P. Mauricio, que para terminar con broche de oro, y también para vivir intensamente la Pascua, podríamos dar un buen salto de calidad : el ser contemplativos en la contemplación y contemplar el misterio del Triduo Pascual y luego el Misterio de la Resurrección, para de ahí salir a ser contemplativos en la pastoral vocacional. Otra buena ayuda es dejarnos atrapar por la Red de San Pedro y meditar el mensaje pascual del Papa Francisco. Por cierto, ¿conoces la intención de oración que el Santo Padre propone para el mes de abril: Orar por los jóvenes, para que sepan responder con generosidad a su propia vocación considerando seriamente también la posibilidad de consagrarse al Señor en el sacerdocio o en la vida consagrada. ¡Ni hablar! ¡Hacemos nuestra esta intención! En este mismo mes de abril tendremos la oportunidad de visitar por segunda vez la CIRM, encomendemos también esta intención a nuestro Buen Pastor a quien te invitamos a celebrar en la próxima Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones (ver avisos). En La Brújula Ezequiel nos narra los detalles de nuestra primera visita a la CIRM. En la Voz de la Experiencia dos buenas reflexiones de Ewa: Decían que mi trabajo no impactaba por no dar vocaciones, pero yo sabía que no era así, pues ayudaba a los jóvenes a encontrarse con Dios… ya no trabajo en la Pastoral vocacional pero nunca dejamos de ser promotores vocacionales. Esto y más en el presente boletín Pro Voca. Todos los que lo conformamos pedimos a Dios que la reflexión de la Pasión del Señor renueve tu entrega y que la vivencia del tiempo Pascual te plenifique. Fraternalmente Pbro. Eduardo Llano de la Torre Director.


EL SALTO DE CALIDAD

SER JOVEN EN LA VIDA RELIGIOSA “Vivir la Alegría de la vocación”

III.

Por Mauricio Alarcon TOR. Parte 2

Por otro lado, la imagen de “Luz” es más bien referida a Jesús. Solamente a Jesús. Es el Señor “luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel” (Lc, 2,32). En cierta forma, los religiosos no tendríamos que apropiarnos de esa imagen. Todo fiel cristiano (desde el niño recién bautizado hasta el Papa) debe ser luz como lo es Jesús. Sin embargo, solo se puede ser luz como el Señor si damos ejemplo profético de radicalidad evangélica. Es decir, de pobreza de espíritu, de misericordia y construyendo la paz por mencionar algunas características. No hay lugar para medias tintas. Entre más reflexionemos sobre ser luz del mundo como el Señor, podemos vernos en la penosa realidad de descubrirnos incoherentes, ineficaces y lejanos de esa luz. Si nuestra vida no es radical, vivimos en la tinieblas. No nos engañemos. Ser luz del mundo representa una entrega total. Acomodados en nuestras casas, vivimos a la sombra.

Sin dar luz.


Desde luego, Jesucristo el Señor será siempre la luz que descubra nuestras infidelidades pero ¿hasta cuando vamos a despertar? El párrafo anterior puede sonar como un regaño o una queja. Pero no podemos quedarnos callados. Debemos ser realistas. El Niño fue presentado al Templo y se lee en boca de Simeón que Jesús aparece para la caída de muchos en Israel, incluso para poner al descubierto los pensamientos de todos los corazones. A María una espada le atravesará el corazón dejando en claro que no hay lugar para falsos triunfalismos (Lc, 2, 32-35).

Creer en Jesús también significa ser atravesados por el filo de la autenticidad. Podemos no pasar la prueba. Podemos echarle la culpa a los jóvenes de la falta de vocaciones. Podemos culpar a nuestra autoridades o hermanos de comunidad como responsables de la aridez en la mies. No podemos engañarnos. Debemos ceñirnos de tal forma que nuestro testimonio supere el desafío y produzca resultados de fe. Que la espada que nos atraviese sea como un martirio espiritual que nos desangre y produzca semillas vocacionales. IV.

Gracias a Dios el camino es claro. Contemplemos a Simeón. De él se dice que era un hombre “recto, devoto y llevado por el Espíritu” (Lc 2, 25). ¿Podríamos permitirle ser nuestra inspiración? Contemplar el icono de Simeón es comprometernos a ser hombres y mujeres llevados por el Espíritu de Dios.


El Evangelio es nuestro radar de decisiones. Nuestro cúmulo de criterios del cual resultan decisiones y acciones llenas de Dios. Nada de superficialidades ni competencias. Solo devoción y piedad en nuestro corazón que nos obligan a vivir como Jesús nos dicta en el Evangelio. Como Simeón, tomar en los brazos a Jesús. Elevar un canto nuevo de alabanza a Dios. Conmovernos hasta el quicio de nuestra muerte al contemplar la belleza del niño que ha nacido. Dios que se hace una persona humana como nosotros. Dios está a nuestro favor. Paternidad espiritual que en un océano de decepciones nos permite contemplar la playa, la llegada a casa. Una vez más, como en un fresco o en una película. El icono de la Vida Consagrada puede ser un hombre o una mujer tomando en sus brazos a Jesús. Alabar a Dios por las maravillas realizadas. Desafiar al mundo con la profecía de que la verdad de la vida depende de que tan en sintonía se está con ese niño que es Luz. Y, por último, revelando la verdad de mi corazón, iluminar, ahora si a un mundo oscuro. Gracias a Dios también por Ana. De ella se lee en el Evangelio que no se separaba del templo adorando y sirviendo a Dios con ayunos y oraciones (Lc 2, 37). La Vida Consagrada podría alejarse del lenguaje de las apariencias, la competencia y los triunfalismos si se adecuara más al lenguaje de las “pequeñas victorias”, de “persona a persona” del que habla el Papa Francisco (Evangelii Gaudium 127).


Pasar mucho tiempo. Mucho tiempo. Toda la vida anclados al silencio sepulcral del sagrario. Toda la vida sin apartarnos del templo. Empezar cada trabajo de la vida desde la contemplación. Antes de ser contemplativos en la acción, debemos ser contemplativos en la contemplación. Sin esto no hay sustrato que sostenga la pastoral vocacional. Al final, nos daremos cuenta que el trabajo por las vocaciones es más una mística que un plan y acciones concretas. La verdadera oración se burla de la falsa oración, diría Pascal. No caigamos en la tentación de pensar que hacemos más por las vocaciones afuera que dentro de la capilla de nuestras fraternidades. Con una efervescencia inexplicable seremos testigos como Jesucristo, Luz del mundo, es el verdadero héroe de las vocaciones. Nosotros no somos los protagonistas. Somos solo obreros a la mitad de la jornada. Día y noche, sin separarnos del templo, sirviendo al Señor con ayunos y oraciones.

V. Una vez platicando con una hermana de contemplación, me compartía su deseo misionero de fundar un nuevo monasterio. Yo le comenté que me parecía bien, pero que como estaban las cosas deberían pensar un poco más antes de emprender tan grandes obras. Pocas vocaciones, poca economía, dificultades fraternas, etc. Tal vez era más prudente y organizado, según mi perspectiva, el detenerse un poco, dar un paso atrás y pensar bien las cosas. Ella me respondió sorprendida: “¡Pero cómo puede usted no querer erigir otro sagrario donde el Señor sea adorado!”


Me avergoncé en mi interior y me cuestioné a mi mismo qué tanta luz puede proyectar mi vida y vocación. Esta hermana tenía una luz encendida en su corazón con la cual yo no podía ni imaginar compararme. Sin embargo vino a mi mente una perspectiva diferente: la hermana tenía claro que la verdadera luz era Jesús. Por eso la necesidad de alabarlo en la custodia como Simeón lo hizo en la custodia de sus brazos. Desde su vocación contemplativa, como Ana se veía adorando día noche en el templo al Señor. Ambos, yo tan inadecuado y ella tan iluminada, aparecíamos arrebatados por la luz de Jesús. Esa lámpara del tabernáculo que guarda el Cuerpo y la Sangre del Señor. Al final, es la luz de esas lamparitas de aceite que nunca se apagan y que verdaderamente iluminan la noche. Ahí está toda la luz que necesitamos para iluminar el mundo y llenarlo de vocaciones.


LA BRUJULA

Por Ezequiel Rodríguez

HACIA UNA CULTURA VOCACIONAL Participación en la CIRM La fecha por fin había llegado. Fue el día 22 de febrero en el marco del “IV Seminario titulado Disponibilidad Radical en la Reconfiguración de la Vida Consagrada”, que organizó la Confederación Caribeña y Latinoamericana de Religiosas/os (CLAR) y que tuvo lugar en la sede de la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM), en la Ciudad de México. Los integrantes del Consejo de Pastoral Vocacional de la Arquidiócesis de México, que coordina el padre Eduardo Llano, junto con otros hermanos y hermanas de varias congregaciones religiosas y de laicos y laicas comprometidos con el trabajo vocacional en la Iglesia, se dieron cita en ése lugar. El objetivo fue el de presentar a todos los asistentes del seminario un video que lleva por título “Cultura Vocacional”, donde se abordan algunos temas concernientes a la promoción vocacional y así propiciar en cada uno de los asistentes la urgencia de continuar trabajando en el tema de las vocaciones en la Iglesia. En el video, se tocan puntos fundamentales en cuanto a las vocaciones, y el recorrido que ha hecho la Iglesia al tratar este tema. Se menciona por ejemplo, que el Concilio Vaticano II en al menos la mitad de sus Constituciones y Decretos muestran el interés en torno al tema vocacional. En Lumen Gentium, en el capítulo V por ejemplo, se hace mención de la vocación a la santidad en la Iglesia, “por eso, todos en la Iglesia, ya pertenezcan a la jerarquía, ya pertenezcan a la grey, son llamados a la santidad, según aquello del Apóstol: “Porque ésta es la voluntad de Dios, su santificación”.


De igual modo, se hace mención de lo que san Juan Pablo II denominó “cultura vocacional” en la XXX Jornada Mundial de Oración por las vocaciones del año 1993, donde expresa “la urgencia de promover las que podemos llamar “actitudes vocacionales de fondo”, que originan una auténtica “cultura vocacional”. Esas actitudes son: la formación de las conciencias, la sensibilidad ante los valores espirituales y morales, la promoción y defensa de los ideales de la fraternidad humana, del carácter sagrado de la vida humana, de la solidaridad social y del orden civil. Se trata de lograr una cultura que permita al hombre moderno volverse a encontrar a sí mismo, recuperando los valores superiores de amor, amistad, oración y contemplación” . Junto a esto, se recalcó también no olvidar que todos somos responsables de las vocaciones, no sólo los promotores vocaciones, y de forma especial, del modo en que el papa Francisco lo está promoviendo, no sólo con palabras, sino con un lenguaje de amor, ternura y misericordia. Llegados a este punto, resulta de especial interés que el papa Francisco haya convocado a una Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se celebrará en el mes de octubre de 2018 y cuyo tema es “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Con ello, demuestra que el santo Padre no está ajeno a estas nuevas situaciones que se presentan en nuestra sociedad y que tiene que ver con el así llamado problema vocacional.


Sabemos que el trabajo vocacional no es nada fácil, sobre todo en nuestra sociedad actual que se mueve y que cambia rápidamente, pero lejos de percibir un desánimo en los participantes del seminario en la CIRM, podemos decir que le mensaje del video tuvo repercusiones positivas. Logramos el objetivo: el de despertar o el de prestar interés al tema de la vocaciones en la Iglesia. Así entonces, la invitación continúa, que se forme en todos nosotros una “cultura vocacional”. Animados todos, trabajemos por este salario maravilloso, en el cada uno encuentre su camino de felicidad y santificación, porque “la Iglesia quiere reiterar su deseo de encontrar, acompañar y cuidar de todos los jóvenes, sin excepción. No podemos ni queremos abandonarlos a las soledades y a las exclusiones a las que el mundo les expone. Que su vida sea experiencia buena, que no se pierdan en los caminos de la violencia o de la muerte, que la desilusión no los aprisione en la alienación: todo esto no puede dejar de ser motivo de gran preocupación para quien ha sido generado a la vida y a la fe y sabe que ha recibido un gran don” . Agradecemos de forma especial, a la presidenta de la CIRM, la hermana Juana Ángeles Zarate, csc, por permitirnos este espacio donde se presentó el video.


LA RED DE SAN PEDRO Cuando éste boletín se imprimió el Santo Padre aún no daba el mensaje de Pascua del 2017, es por ello que te proponemos recordar el mensaje del año pasado, ojalá lo disfrutes tanto como nosotros y te ayude a prepar las fiestas de éste año. “Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua! Jesucristo, encarnación de la misericordia de Dios, ha muerto en cruz por amor, y por amor ha resucitado. Por eso hoy proclamamos: ¡Jesús es el Señor! Su resurrección cumple plenamente la profecía del Salmo: «La misericordia de Dios es eterna», su amor es para siempre, nunca muere. Podemos confiar totalmente en él, y le damos gracias porque ha descendido por nosotros hasta el fondo del abismo. Ante las simas espirituales y morales de la humanidad, ante al vacío que se crea en el corazón y que provoca odio y muerte, solamente una infinita misericordia puede darnos la salvación. Sólo Dios puede llenar con su amor este vacío, estas fosas, y hacer que no nos hundamos, y que podamos seguir avanzando juntos hacia la tierra de la libertad y de la vida. El anuncio gozoso de la Pascua: Jesús, el crucificado, «no está aquí, ¡ha resucitado!» (Mt 28,6), nos ofrece la certeza consoladora de que se ha salvado el abismo de la muerte y, con ello, ha quedado derrotado el luto, el llanto y la angustia (cf. Ap 21,4). El Señor, que sufrió el abandono de sus discípulos, el peso de una condena injusta y la vergüenza de una muerte infame, nos hace ahora partícipes de su vida inmortal, y nos concede su mirada de ternura y compasión hacia los hambrientos y sedientos, los extranjeros y los encarcelados, los marginados y descartados, las víctimas del abuso y la violencia.


El mundo está lleno de personas que sufren en el cuerpo y en el espíritu, mientras que las crónicas diarias están repletas de informes sobre delitos brutales, que a menudo se cometen en el ámbito doméstico, y de conflictos armados a gran escala que someten a poblaciones enteras a pruebas indecibles. Cristo resucitado indica caminos de esperanza a la querida Siria, un país desgarrado por un largo conflicto, con su triste rastro de destrucción, muerte, desprecio por el derecho humanitario y la desintegración de la convivencia civil. Encomendamos al poder del Señor resucitado las conversaciones en curso, para que, con la buena voluntad y la cooperación de todos, se puedan recoger frutos de paz y emprender la construcción una sociedad fraterna, respetuosa de la dignidad y los derechos de todos los ciudadanos. Que el mensaje de vida, proclamado por el ángel junto a la piedra removida del sepulcro, aleje la dureza de nuestro corazón y promueva un intercambio fecundo entre pueblos y culturas en las zonas de la cuenca del Mediterráneo y de Medio Oriente, en particular en Irak, Yemen y Libia. Que la imagen del hombre nuevo, que resplandece en el rostro de Cristo, fomente la convivencia entre israelíes y palestinos en Tierra Santa, así como la disponibilidad paciente y el compromiso cotidiano de trabajar en la construcción de los cimientos de una paz justa y duradera a través de negociaciones directas y sinceras. Que el Señor de la vida acompañe los esfuerzos para alcanzar una solución definitiva de la guerra en Ucrania, inspirando y apoyando también las iniciativas de ayuda humanitaria, incluida la de liberar a las personas detenidas. Que el Señor Jesús, nuestra paz (cf. Ef 2,14), que con su resurrección ha vencido el mal y el pecado, avive en esta fiesta de Pascua nuestra cercanía a las víctimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo, como ha ocurrido en los recientes atentados en Bélgica, Turquía, Nigeria, Chad, Camerún y Costa de Marfil; que lleve a buen término el fermento de esperanza y las perspectivas de paz en África; pienso, en particular, en Burundi, Mozambique, la República Democrática del Congo y en el Sudán del Sur, lacerados por tensiones políticas y sociales.


Dios ha vencido el egoísmo y la muerte con las armas del amor; su Hijo, Jesús, es la puerta de la misericordia, abierta de par en par para todos. Que su mensaje pascual se proyecte cada vez más sobre el pueblo venezolano, en las difíciles condiciones en las que vive, así como sobre los que tienen en sus manos el destino del país, para que se trabaje en pos del bien común, buscando formas de diálogo y colaboración entre todos. Y que se promueva en todo lugar la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, lo único que puede asegurar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos. El Cristo resucitado, anuncio de vida para toda la humanidad que reverbera a través de los siglos, nos invita a no olvidar a los hombres y las mujeres en camino para buscar un futuro mejor. Son una muchedumbre cada vez más grande de emigrantes y refugiados —incluyendo muchos niños— que huyen de la guerra, el hambre, la pobreza y la injusticia social. Estos hermanos y hermanas nuestros, encuentran demasiado a menudo en su recorrido la muerte o, en todo caso, el rechazo de quien podrían ofrecerlos hospitalidad y ayuda. Que la cita de la próxima Cumbre Mundial Humanitaria no deje de poner en el centro a la persona humana, con su dignidad, y desarrollar políticas capaces de asistir y proteger a las víctimas de conflictos y otras situaciones de emergencia, especialmente a los más vulnerables y los que son perseguidos por motivos étnicos y religiosos. Que, en este día glorioso, «goce también la tierra, inundada de tanta claridad» (Pregón pascual), aunque sea tan maltratada y vilipendiada por una explotación ávida de ganancias, que altera el equilibrio de la naturaleza. Pienso en particular a las zonas afectadas por los efectos del cambio climático, que en ocasiones provoca sequía o inundaciones, con las consiguientes crisis alimentarias en diferentes partes del planeta.


Con nuestros hermanos y hermanas perseguidos por la fe y por su fidelidad al nombre de Cristo, y ante el mal que parece prevalecer en la vida de tantas personas, volvamos a escuchar las palabras consoladoras del Señor: «No tengáis miedo. ¡Yo he vencido al mundo!» (Jn 16,33). Hoy es el día brillante de esta victoria, porque Cristo ha derrotado a la muerte y su resurrección ha hecho resplandecer la vida y la inmortalidad (cf. 2 Tm 1,10). «Nos sacó de la esclavitud a la libertad, de la tristeza a la alegría, del luto a la celebración, de la oscuridad a la luz, de la servidumbre a la redención. Por eso decimos ante él: ¡Aleluya!» (Melitón de Sardes, Homilía Pascual). A quienes en nuestras sociedades han perdido toda esperanza y el gusto de vivir, a los ancianos abrumados que en la soledad sienten perder vigor, a los jóvenes a quienes parece faltarles el futuro, a todos dirijo una vez más las palabras del Señor resucitado: «Mira, hago nuevas todas las cosas... al que tenga sed yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente» (Ap 21,5-6). Que este mensaje consolador de Jesús nos ayude a todos nosotros a reanudar con mayor vigor la construcción de caminos de reconciliación con Dios y con los hermanos.


LA VOZ DE LA EXPERIENCIA Por Lupita España Desde el año 2009 al 2015 trabajé como promotora vocacional de mi congregación de las Misioneras Siervas del Espíritu Santo. La congregación fue fundada en el 1889 por San Arnoldo Janssen para predicar el Evangelio donde aún no ha sido anunciado o lo ha sido en forma insuficiente y allí donde la Iglesia local no puede valerse por sí misma. Actualmente 3500 Siervas del Espíritu Santo trabajamos en 40 países en todos los continentes (en México desde el 1997). Vivimos en comunidades internacionales; yo, siendo polaca trabajo en Oaxaca, mientras las hermanas mexicanas trabajan en otros continentes. Queremos demostrar que la Iglesia acoge a todos por igual y que todos podemos vivir unidos….personas de diferentes nacionalidades, razas, culturas, etc. Me tocó compartir mi carisma e espiritualidad con los jóvenes y acompañar aquellos que querían conocer más de cerca la vida religiosa y/o misionera. He trabajado junto con los Misioneros del Verbo Divino (también fundados por San Arnoldo Janssen), como también con las diferentes congregaciones de la Arquidiócesis de México y Arquidiócesis de Tlalnepantla, organizamos los círculos vocacionales, retiros, talleres, encuentros y salidas de misión. Durante 2 años estuve cooperando en el Consejo de Pastoral Vocacional en la Arquidiócesis de México. Fue una experiencia muy bonita donde pude aprender y compartir mis conocimientos y experiencias. Se organizaban los encuentros de promotores vocacionales, un espacio de formación y organización de diferentes eventos, entre ellos y el más importante: “Joven Creyente”. Participé en este evento 6 veces, dos de ellos como responsable de alguna área, esto implicaba mucho trabajo, pero también mucha satisfacción, pues era una posibilidad de mostrar a los jóvenes una Iglesia diferente: abierta, acogedora y alegre, donde se salía de los esquemas, se presentaba a los jóvenes un Dios cercano, que entiende, ama y perdona.


Me llamaba atención que entre muchas atracciones de este día los espacios de PV estaban ocupados hasta los últimos momentos, los jóvenes no solamente venían a jugar sino también a reflexionar, confesar y orar. Escuchaba muchas veces que mi trabajo no tiene impacto porque no tenemos vocaciones en la congregación, diócesis, etc. Pero yo sé que eso no era cierto, gracias de mi trabajo y el trabajo de mis hermanas y hermanos en la congregación, diócesis y arquidiócesis, he visto a los jóvenes que buscaban a Dios, que se acercaban para platicar, para aclarar las dudas, para cambiar su vida, para buscar el sentido de aquella; encontré jóvenes entusiastas con ganas de hacer algo por los demás…Siempre tuve un buen equipo para ir a la misión, al principio estuve llevando a los jóvenes a los pueblos durante la SemanaSanta, después también durante las posadas y el tiempo de vacaciones de verano. Creo que mi trabajo dio muchos frutos, porque lo que me importaba era ayudar a los jóvenes a encontrar el camino que les acercaba a Dios, donde podían conocerse mejor, aceptarse a sí mismos y ayudar a los demás. Aunque ya pasaron 3 años que salí oficialmente de Pastoral Vocacional, sigo manteniendo contactos con varios jóvenes, me escriben, piden consejos, comparten lo que hacen, algunos han entrado a la vida religiosa y/o misionera.


Siempre he dicho que nunca dejamos de ser promotores vocacionales, importante es, más que nada, nuestro testimonio; como religiosas estamos invitadas a seguir a Jesús de una manera radicar y así guiar a los demás. Actualmente doy servicio en una estancia infantil, el trabajo con los niños absorbe todo mi tiempo; no tengo mucho contacto con los jóvenes, pero acompaño a los padres de familia y a los matrimonios de MFC. Antes me tocó ayudar a los chicos y chicas en la búsqueda de su vocación, ahora me toca ayudar a las parejas cuidar su vocación, vocación laical. No es fácil formar una buena familia, los matrimonios necesitan ser acompañados, necesitan de nuestra oración. Sin buenos matrimonios no hay buenas familias, donde los niños van a conocer lo que es el amor, donde van a conocer a Dios, y un día van a tener que reconocer su vocación….a lo mejor la vocación a la vida religiosa/misionera…. ¿por qué no? Hna. Ewa Rudzka SSpS


EL JOVEN DE HOY

Por P. Víctor Manuel Ramírez

Juan Pablo Originario de Perote, Veracruz edad 14 años estudia el tercero año de secundaria. ¿Cuál crees que sea tu vocación? - Me gusta mucho la Iglesia, y me han invitado a encuentro vocacionales, pero mi papá no está de acuerdo, no le gusta y yo siento que Dios me llama a ser sacerdote ¿Te gustaría ser sacerdote? - Si me gustaría mucho, aunque mi papá se opone mucho, pero no me dice por qué y eso me duele mucho. El empezar un proceso vocacional en el ámbito religioso ¿no te agradaría? - Si me encantaría, ya me habían invitado los sacerdotes legionarios pero mi padre dijo que no, y tampoco me dejó ir a un encuentro con ellos. ¿Te gustaría ser legionario? - No sé, lo que me interesa es ser sacerdote pero he visto que hay muchos tipos de vida en la que puedo ser sacerdote y servir a Dios. Siempre me ha gustado como hay sacerdotes que se entregan a Dios y los que conozco los veo muy felices.


¿Si tu padre te diera la oportunidad de ingresar al seminario en cual estilo de vida te gustaría? - No conozco muchos, pero yo me imagino que debe ser muy padre la vida de sacerdote y más cuando dejan todo y siguen a Dios, he visto muchas vidas de santos que me ha prestado el P. Jesús que es mi padrino, y la verdad me gustaría tanto ser como muchos de ellos, yo creo que los santos fueron felices y por eso llegaron a ser santos, y también creo que los sacerdotes son felices con la vida que eligieron. ¿Y crees que todos son felices? - Por lo menos los que he conocido se ven felices, y yo quiero con todas mis fuerzas ser muy feliz igual que ellos, cuando conviven con la gente que se acerca a ellos y más cuando veo como los ayudan con sus problemas. Yo si quisiera ser sacerdote y ojalá y mi papá me dejará ser feliz siendo sacerdote.


ENTERATE * P. Marcos Garduño 25 de abril

ANIVERSARIO SACERDOTAL * P. Miguel Flores 10 de mayo * P. Eduardo Llano 22 de mayo * P. Hugo Martínez 23 de mayo

Próxima reunión General: miércoles 14 de Junio de 10 a 13 hrs. En las instalaciones del Arzobispado. Asamblea Nacional de Pastoral Vocacional, del 15 al 19de mayo en la Ciudad de Mérida.

Si gustas colaborar con el boletín ProVoca o quieres poner algún aviso, no dudes en ponerte en contacto con nosotros!!

discovervoc@gmail.com



ArquidiĂłcesis Primada de MĂŠxico Emmo. Sr Card. Norberto Rivera Carrera Pastoral Vocacional Pbro. Lic. Eduardo Llano de la Torre Comentarios: discovervoc@gmail.com


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