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Loíe Fuller

Loíe FULLER.

Directora escénica y bailarina. Una importante innovación: la utilización de los efectos de luz al servicio de la danza.

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2. Loie Fuller.

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Loíe FULLER.

(Fullersburg Illinois, 22 de enero de 1862 - París, 21 de enero 1928)

Loíe Fuller no fue una bailarina en el sentido estricto de la palabra; no obstante, debe ser considerada como una artista de gran talento, que, desde principios de siglo, marca la danza, contribuyendo considerablemente al desarrollo, si no de la danza propiamente dicha, por lo menos de su presentación.

Loi'e Fuller aparece en Europa antes que Isadora Duncan y Ruth St.Denis, y contribuye, gracias a sus innovaciones, a la corriente que desencadenaría una profunda revolución estética en el dominio de la danza.

Loi'e Fuller no estaba destinada a hacer una carrera de bailarina. Se convirtió en bailarina por casualidad. De todos modos, desde su más tierna infancia, acepta su destino, que, a los dos años y medio, la lleva, a escondidas de sus padres, a aparecer en escena para recitar una fábula que le han enseñado sus hermanos: «María tenía un corderito.» Este fue su primer contacto con el público y también su primer éxito. Desde los cuatro años, debuta verdaderamente en escena en Chicago. En 1883 efectúa una gira con Buffalo-Bill, y muy satisfecha de esta experiencia se pone a estudiar música. Al año siguiente la contratan para cantar en Fausto en la Hoolay's Opera House de Chicago.

En 1886 vuelve al teatro para interpretar papeles de chico, particularmente en Our Irish Visitors, Turned up y Humbug. Después interpreta varios vodeviles, y una serie de representaciones la llevan de gira a Londres. Fue en dicha ciudad, en 1889, donde su empresario la contrató para crear en Nueva York una nueva obra de M. Hoyt: Quack, M. D., y para Loi'e Fuller ésta fue la ocasión de empezar «accidentalmente» la carrera que la convertirá en una artista de reputación internacional.

En efecto, fue durante un ensayo en la Harlem Opera House cuando el autor de Quack, M. D. tuvo la idea de añadir a su obra una escena en la que el doctor Quack hipnotizaría a una joven viuda. Loi'e Fuller explica personalmente aquel incidente que para ella fue decisivo: «Pedimos al electricista del teatro que pusiera focos verdes en las candilejas, y al director de orquesta que tocara una melodía en sordina; el gran interrogante fue entonces saber qué vestido me pondría.» En vano Loi'e Fuller busca en su guardarropa un traje adecuado al papel, y de repente se acuerda de que había recibido un regalo que dos jóvenes oficiales ingleses conocidos en Londres en casa de unos amigos le habían mandado de la India. Se trata de una falda muy fina deseda blanca. Y se le ocurre entonces utilizar esta falda para su papel.

Su aparición fue una revelación. Ella misma nos describe su primera aparición vestida de esta guisa: «Mi falda era tan larga que me la pisaba constantemente y maquinalmente la sostenía con las dos manos y alzaba los brazos, mientras continuaba revoloteando por la escena como un espíritu alado. De repente un grito surgió de la

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sala: una mariposa, una mariposa. Me puse a dar vueltas sobre mí misma corriendo de un extremo al otro de la escena y hubo un segundo grito: una orquídea.»

Este acierto inesperado le permite concebir la idea de que puede sacar partido de la manipulación de este tejido. Entonces perfecciona el efecto que se puede obtener manipulando más metros de tela iluminada con luces de distintos colores. De este modo crea su Danza serpentina en el Casino Theater de Nueva York en 1891. Obtiene un éxito rotundo y prestigioso e inmediatamente se produce la consagración de Loíe Fuller.

Es la primera vez que en el teatro se utilizan al mismo tiempo los efectos de luz y de movimiento. Este triunfo de Loi'e Fuller no está directamente unido a la danza sino a los efectos que produce la luz al animar las evoluciones del artista cuya apariencia queda constantemente modificada.

A partir de aquí, tuvo la idea de desarrollar por medios distintos los efectos de la proyección de la luz sobre su silueta. Utiliza, por ejemplo, distintos focos de proyección. Principalmente, sustituye la proyección lateral por una proyección procedente de un foco situado bajo sus pies, sistema que explota para su Danza del fuego, lo cual a la larga tendrá desagradables consecuencias para Loi'e Fuller al comprobar que su vista se debilita.

Loi'e Fuller tiene también la idea de prolongar sus brazos mediante unos largos bastones, lo cual le permite hacer ondular amplios velos que producen extraordinarios efectos de ondulación creando extrañas e imprevisibles formas fantasmagóricas.

Gracias a estos procedimientos, Loíe Fuller origina una revolución que, en su época, se anticipa a las invenciones modernas más espectaculares sobre la presentación del espectáculo. En cuanto a la danza concierne, continúa siendo la primera que pone un acento dramático sobre los más mínimos movimientos naturales. Es también a partir de su aparición cuando se crea la costumbre de aparecer sobre un fondo liso y de utilizar proyectores en la escena. El uso de dicho procedimiento no cesará de desarrollarse y sustituirá progresivamente a los elementos del decorado.

La contribución de Loie Fuller a la evolución de la presentación de la obra teatral será tan importante y tan influyente como las teorías elaboradas y aplicadas por Gordon Craig o Adolphe Appia, por ejemplo, aunque Loie Fuller no se interesó jamás ni en la pintura ni en la arquitectura, sino exclusivamente en la luz.

Hacia el final de su carrera, en 1925, cuando presenta en París su danza titulada El mar, dentro del marco de las manifestaciones organizadas para la Exposición de las Artes Decorativas, se fija en ella el pintor decorador ruso Pavel Tchelichev, colaborador de los Ballets Rusos de Serge de Diaghilev. La emoción artística que Tchelichev experimenta ante Loie Fuller tendrá como consecuencia la influencia que esta última ejercerá sobre sus futuros trabajos, particularmente en los ballets Oda, 1928; Errante,

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1933; St. Francis, 1938; Balaustrada, 1941, para los cuales Tchelichev innovará sistemas de iluminación que deben su concepción a Loie Fuller.

Loie Fuller seguirá siendo inimitable y nadie conseguirá perpetuar las invenciones que desplegó en el curso de una carrera hecha de investigaciones basadas sobre el estudio de la distribución de la luz. Loie Fuller decía sobre el color que «es la luz descompuesta» y pretendía no merecer ningún elogio por haber sido la primera en emplear la luz de color, porque no era capaz de explicar las razones ni la manera en que lo hacía, pretendiendo que en su caso se trataba de un instinto, de una intuición.

Loie Fuller, que no poseía la morfología de una bailarina, no intentó afirmarse mediante una técnica corporal. Es incluso notable la poca importancia que daba a los estrictos movimientos del cuerpo, limitados a los brazos. Hablando del cuerpo del bailarín escribió: «¿Qué es el cuerpo del bailarín sino un instrumento mediante el cual lanza al espacio unas vibraciones, unas ondas musicales que le permiten expresar todas las emociones humanas?» El terreno explorado por Loie Fuller fue la animación del espacio gracias a medios extraños a la expresión corporal propiamente dicha.

Su carrera. En 1892, Loie Fuller llega a Europa después de firmar un contrato para Berlín, donde su decepción fue grande al comprobar que era para aparecer en un music-hall. Abandonada por su empresario, primero se dirige a Hamburgo, después a Colonia y finalmente llega a París. Después de solicitar un contrato en la Opera, que le es rechazado, se dirige al director del Folies Bergére, quien la acepta en su teatro.

Se pone entonces a trabajar en la creación de nuevas danzas: Danza blanca, Danza flor, Buenas noches. En París se impone y se convierte en la artista de su tiempo. Para todos sus admiradores será en lo sucesivo «La Loie». Jules Cheret y Toulouse-Lautrec dibujan sus carteles.

Vuelve varias veces a Estados unidos, a Nueva York en 1896, y en 1910 es contratada por la Metropolitan Opera; y a San Francisco en 1915. Aparece por última vez en escena en Londres, en 1927, en Shadow Ballet.

En Francia abre una escuela que reúne a las jóvenes que participan con ella en los espectáculos presentados por «Les Féeries Fantastiques de Loie Fuller» («El fantástico mundo de las hadas de Loie Fuller»). La proyección de Loie Fuller inspira a los más grandes artistas del momento, que son los creadores del Art Nouveau. El vidriero Emile Gallé queda profundamente impresionado por los efectos de luz ideados por Loie Fuller. En 1900, el arquitecto Henri Sauvage construye para ella un pequeño teatro en la Exposición Universal, y es en este teatro donde acoge a su compatriota Ruth St.Denis (1906). Mucho antes ya había conocido a Isadora Duncan, a quien propuso un contrato para una gira por Europa central; aparecen juntas en 1902.

En París, Loie Fuller se relaciona con un gran número de personalidades, como Camille Flammarion, Pierre y Marie Curie, los escultores Raoul Larche, Théodore Riviére y,

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sobre todo, Rodin, que la admira y escribe: «Madame Loie Fuller es para mí una mujer de genio con todos los recursos del talento.»

Su arte seduce a escritores como Yeats, Alejandro Dumas hijo y Jules Claretie, el cual la anima a escribir sus memorias, lo mismo que Anatole France; éste hace el prefacio de su obra: Quince años de mi vida (1908).

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