Faraway Brother Style 54
Bienal de Venecia
Walterio Iraheta • El Salvador
Representación • El Salvador • 54 • Bienal de Venecia • junio de 2011
Faraway Brother Style W a l t e r i o I r a h e t a
Arquitecturas desplazadas. (nuevos escenarios de la costumbre) La arquitectura esta reprimida por la costumbre, los estilos son una mentira. Le Corbusier
La historia del arte,
como ciencia, presume en sus inicios de un recorrido por la más ‘sólida’ de sus manifestaciones: la arquitectura. Dicho como verdad de perogrullo, insistimos en que la historia de la humanidad está contenida en cada una de sus edificaciones: los símbolos culturales, religiosos, políticos, sociales y económicos traducidos a la perdurabilidad de la piedra, el hormigón, la madera, el hierro o el mármol. Lo que Octavio Paz resumió magistralmente en “la arquitectura es el testigo menos sobornable de la historia.”, no es más que el empoderamiento de esta para relatarnos. Visto desde otra perspectiva la historia del arte se bifurcó del camino conjunto y la arquitectura quedó con una autonomía flagrante con respecto a ella. No por eso, dejaron de compartir responsabilidades en el compendio estético humano.
Faraway brother style es un proyecto del artista Walterio Iraheta (El Salvador, 1968), donde toma como referente conceptual la autoridad del discurso arquitectónico en la construcción de un ideario socio-estético de El Salvador en las últimas décadas; (re)toma pues el camino emprendido por la arquitectura como lenguaje central del arte a partir de una formalidad ‘secundaria’ (no por menor, sino por llegar en segunda vuelta) como la fotografía. En este trabajo, se usa irónicamente una paráfrasis de los títulos de las publicaciones sobre arquitectura que sugieren con el término “style” la salvaguarda de una tipología y/o modo recurrente, mientras apela a ‘faraway brother’ (‘hermano lejano’ en español) refiriendo un asunto crucial de la historia de El Salvador contemporáneo: el proceso migratorio. El estilo del hermano lejano –traducción más o menos literal– reúne una serie de 10 fotografías de residencias de salvadoreños construidas con las remesas familiares, que es la primera fuente económica del país 1 y que Iraheta recupera en un trabajo de corte antropológico, entendido en su sentido más holístico. Habría que volver al contexto socio-económico y político en que se da la fragmentación de la sociedad salvadoreña y que no sólo se resume a época de la guerra civil entre 1980 y 1992,2 sino que se vislumbraba desde 1970 y persiste hoy día. Una migración continuada que se da antes, durante y después del conflicto armado y ha convertido a El Salvador en uno de los países con más alto índice migratorio de la región. Un proceso que no sólo provocó un enorme desarraigo en la restauración de las prácticas más ancestrales de los pueblos indígenas, o de las costumbres ‘coloniales’, sino que lo hizo forzosamente olvidar el proceso evolutivo moderno y entrar en una era postindustrial sin desarrollo,
postmoderna sin los fundamentos equitativos de la modernidad, y en una postguerra casi tan tenebrosa como la guerra misma. 3 Así, en esa ruptura personal y social que significa cualquier exilio, se funda una idea de país extendido con importaciones estéticas y culturales que adquieren la cualidad de ‘costumbre’. El gran teórico de la cultura, el búlgaro Tzvetan Todorov en un documento autobiográfico como El hombre desplazado, ejecuta con magistral sabiduría este corte en la conciencia del desencajado: “El hombre desarraigado, arrancado de su marco, de su medio, de su país, sufre al principio, pues es más agradable vivir entre los suyos. Sin embargo, puede sacar provecho de su experiencia. Aprende a dejar de confundir lo real con lo ideal, la cultura con la naturaleza. Pero si el hombre desplazado logra superar el resentimiento nacido del desprecio o de la hostilidad de sus huéspedes, descubre la curiosidad y aprende la tolerancia. Su presencia entre los ‘autóctonos’ ejerce a su vez un efecto desarraigante: al perturbar sus costumbres, al desconcertar por su comportamiento y sus juicios, puede ayudar a algunos de entre ellos a adentrarse en esta misma vía de desapego hacia lo convenido, una vía de interrogación y de asombro.” 4 Así pues, como bajo un principio de raíz cristiana, este pensamiento presume la cristalización del deseo a través del sacrificio, pero contradictoriamente también el exhibicionismo de ese deseo.
Por ello al sacrificio del hermano lejano hay que dotarlo del barniz de las historias exitosas, las que alimentan la pseudocristiandad de los manuales de ‘autoyuda’ en función del hijo pródigo. Si como bien dijo ese constante apóstata que fue Niestsche: “en la arquitectura, el orgullo del hombre, su triunfo sobre la gravitación, su voluntad de poder, asumen una forma visible”: ¿qué otro monumento podría relatar mejor la historia del exilio salvadoreño que la casa propia? 5 Esta tipificación –proceso de selección y clasificación de Iraheta– está caracterizada por ese desplazamiento, desde una actitud escultórica y objetual hasta una hibridación en la retórica de lo (post)fílmico; es preciso recordar que este artista ha definido su campo de obsesiones a partir de diferentes ángulos de la historia contemporánea salvadoreña y en muchas ocasiones usando el territorio de lo doméstico como alegoría de un falso autorretrato, en una estrategia documental. Manifiesta una intensa preocupación por el proyecto y el proceso, así como una predilección singular por el mundo de lo teatral en tanto representación; así que su obra pugna entre una idea de verdad (dada en ‘los documentos de lo real’ y una idea de lo fatuo dada en los escenarios). Por ello la definición de ‘nuevos escenarios de la costumbre’ remite a la farsa como forma de vida y al ‘no-estilo arquitectónico’ (el sugerido por Le Corbusier) como una práctica heredada. Las fotografías de ‘estas esculturas’ podrían presentarse como una disposición modular o recordando al contexto mismo; casas majestuosas construidas en pueblos cuyos nombres son Citalá, Ilobasco o Intipucá no pueden ser más que producto de esa broma permanente que es el trópico tenaz centroamericano.
Estas ‘arquitecturas’ son al mismo tiempo alegorías de casas ‘no-habitables’, pero no en tanto la traición moderna de la pragmática, sino por la sensación de estar usurpando con ejercicios burdos y domésticos el espacio sacro de la contemplación. Esas visiones (discontinuas) de las casas, de la arquitectura, de la cultura simulada (explícita en las soluciones climáticas e instalativas propias de países fríos o de ciudades postindustriales) se convierten en emblemas de un país que bascula entre el racionalismo y el juego. Partiendo de la interpretación de Baudrillard, de que lo hiperreal surge de la interacción entre lo real, lo social y lo simbólico, de modo que el simulacro termina remplazando lo real, asistimos entonces a una hipérbole de lo fatídico, donde entrecruzan caminos el barroco, kitsch, lo indígena y la necesidad: más que arquitecturas desplazadas, son arquitecturas de la necesidad, una fundada en la legitimación como ejercicio de visibilidad y autorreconocimiento. El gusto por la artificialidad, la concepción fragmentaria del espacio de la ‘representación’, la constate estética del bricolage (en el sentido antropológico y post-crítico del término) son plato fuerte en esta serie fotografías. En las casas aparece lo defectuoso tensado en relación con la idea de perfección, lo inacabado como una forma de estilo. Pero también remiten de inmediato a la pulsión de montar e inmediatamente desmontar una realidad o una escena. En su caso se trata de un combate rudo con el manierismo, una suerte de sobreexposición del poder en volutas, en la mixtura de un tejido arquitectónico exuberante, tropical y caótico. Es la pobreza de espíritu en hormigón y hierro.
Lo de Iraheta, desde una estructura cartográfica, sitúa el replanteamiento de un mapa visual de El Salvador migrante, un país –insisto– extendido; una mirada de gran angular que capta la focalización del desorden. Si en la obra de Beckett, Happy days, los personajes están hundidos, literalmente, en la basura, en Faraway brother style esta se restaura desde el subsuelo de lo estético. Este proyecto de Walterio Iraheta resume cierta poética que alude –no sin extrañeza– a esa vida, burguesa por excelencia, con todo los elementos del confort, advirtiendo que alguien está dentro de ese espacio, sintiéndose observado y disfrutándolo; mientras el artista se sitúa desde el espacio del que mira, no como voyeur, sino con curiosidad cívica, histórica y cientificista; una suerte de arqueólogo de ‘lo ordinario’. Está interesado en el punto de vista del que mira y se pregunta en qué consiste ese hábitat, qué hay detrás de esa especie de escenografía que es en sí misma un relato del viaje personal del hermano lejano; una casa no traiciona su destino de autobiografía. Cada construcción es en tanto narrativa una (micro)historia a contar, un simulacro objetual y en última instancia, un sistema para fijar la mirada en cosas exageradas, en el límite del delirio, justas respuestas escultóricas a un tiempo de mudanza. Es la respuesta que conlleva cualquier desplazamiento: un cambio de paradigma y de lugar; un nuevo escenario para la costumbre. Clara Astiasarán , Mayo, 2011
1Las remesas representaron el 2% del producto interno bruto (PIB) de todos los países en desarrollo en 2008, pero el 6% del PIB de los países de ingreso bajo. En varias naciones pequeñas de ingreso bajo, las remesas exceden un quinto del PIB y constituyen la mayor fuente de divisas extranjeras. El Salvador lidera la lista de los países que viven de la remesa en América Central. (Tomado del Informe sobre Migración y Remesas del Banco Mundial de abril de 2011, por J. Tuck-Primdahl y Rebecca Ong) 2 Entre 1980 y dor (FAES) y el entre muertos y que desmovilizó
1992 El Salvador sufrió un violento conflicto bélico interno entre la Fuerza Armada de El SalvaFrente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) que generó alrededor de 75,000 víctimas desaparecidos. La guerra tuvo fin con los Acuerdos de Paz de Chapultepec el 16 de enero de 1992, la guerrilla y la incorporó a la vida política del país.
3 Una de las consecuencias más conocidas de la guerra y la posguerra, fue la migración salvadoreña de desmilitarizados jóvenes que forman parte más tarde en Los Ángeles de las gangs o pandillas, que más tarde exportarían su modelo a Centroamérica. Actualmente El Salvador vive también una guerra civil que lideran dos grupos pandilleros: La Mara Salvatrucha (también conocida como la 13) y La Mara 18. Las pandillas no controlan la estructura política del país, sino que son una mafia que controla la vida cotidiana con asaltos, secuestros, sobornos y mantienen a la sociedad civil sumida en el terror. 4 Todorov, Tzvetan. El hombre desplazado (trad. Juana Salabert). México: Santillana, 1998. Pág. 29 5 Consultar José Martí: La historia del hombre contada por sus casas. En La Edad de Oro, Revista Zunzún, Casa Editora Abril, La Habana, 2003.
casa en Intipucá • La Unión • El Salvador
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Agradecimientos: • AECID - CCESV. • Museo de Arte de El Salvador. • Revista Rara de Guatemala. • Andrés Asturias. • Mario Cader Frech. • Matxalen Diez. • Santiago Olmo. • Tamara Diaz. • Clara Astiasarán. walterio.com walterio_i@yahoo.com http://walterioinfoynoticias.blogspot.com/
Walterio Estudió Artes Aplicadas con especialidad en Diseño Gráfico en la Universidad Matías Delgado de El Salvador , Artes Gráficas en el Chicago Cultural Center, EE.UU. 1997 y en la Escuela de Artes Visuales, La Esmeralda, México 2000.
Su obra se encuentra en las colecciones del Museo de Arte y Diseño de Costa Rica, el Museo José Luis Cuevas, Ciudad de México, el Museo de Arte de El Salvador, MARTE, el Museo de Arte de Long Beach, Mola, entre otros.
Ha conseguido el primer lugar en la Bienal de Arte Paiz de El Salvador 2007, una Mención de Honor en el concurso de arte contemporáneo de Palma de Mallorca, España 2004, el primer premio en la Bienal de Arte Contemporáneo del Istmo Centroamericano, 1998, entre otros.
En los primeros años de su carrera se interesó por el dibujo como medio de expresión, recientemente se ha dedicado a la fotografía, el video y el objeto-instalación. En este momento está muy interesado en temas que tienen que ver con los desplazamientos humanos, el fenómeno de la migración y las culturas hibridas, se interesa también por las mezclas de valores y tradiciones entre personas de distintas regiones. Una de sus series emblemáticas es “Kriptonita”, en donde explora conceptos de género, masculinidad, heroísmo e identidad. Otras de sus series son: “Landschaft” y “Mis pies son mis alas”, entre otras.
Hasta este momento ha realizado más de 35 exposiciones individuales y ha participado en más de 100 colectivas como La Bienal de Pontevedra en Galicia, España 2010, la X Bienal de La Habana 2009, La Bienal de Valencia-São Paulo, 2008, la muestra de video latinoamericano “Visionarios” en el Itaú Cultural de Sao Pablo , Brasil, y el Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía, Madrid, 2009. Ha sido invitado a representar a El Salvador en la Bienal de Venecia 2011.
Lleva más de diez años combinando su trabajo artístico con la gestión cultural y la curaduría. Actualmente vive y trabaja en San Salvador.
Este catĂĄlogo ha sido producido gracias al apoyo del Centro Cultural de EspaĂąa en El Salvador. junio de 2011